16 de juny 2019

PAPA VERANO


Visita a Camerino, Italia: “Después del terremoto, haz un poco de bien sin esperar a que otros comiencen”

Homilía del Papa
(16 junio 2019).- “Todos pueden hacer un poco de bien, sin esperar a que otros comiencen … Todos pueden consolar a alguien, sin esperar a que se resuelvan sus problemas”, alentó el Papa Francisco después del terremoto que azotó el centro de Italia en agosto de 2016. Desde Camerino, en las Marcas, este 16 de junio de 2019, llamó a no olvidar estas tierras devastadas y apenas reconstruidas.
En una visita de un día a la diócesis de Camerino-San Severino, el Papa celebró la Misa en la Plaza Cavour después de encontrarse con los desplazados en sus viviendas de emergencia.
Homilía del Papa Francisco
¿Qué es el hombre para que pienses en él?”, hemos orado en el Salmo (8,5). Estas palabras me vinieron a la mente pensando en vosotros. Ante lo que habéis experimentado y sufrido, frente a casas derrumbadas y edificios reducidos a escombros, surge la pregunta: ¿qué es el hombre? ¿Qué es, si lo que plantea puede desmoronarse en un instante? ¿Qué es, si la esperanza puede terminar en polvo?.
Que es el hombre La respuesta parece llegar en la continuación de la oración: (¿qué es) el hijo del hombre, del cuál tu te preocupas? Dios nos recuerda, como somos, con nuestras debilidades. En la incertidumbre que sentimos fuera de nosotros mismos y en nosotros, el Señor nos da una certeza: nos recuerda. Recuerda (ri-corda), es decir, vuelve a nosotros con el corazón, porque nos preocupamos por Él. Y mientras aquí abajo demasiadas cosas se olvidan, Dios no nos deja caer en el olvido. Nadie es despreciable a sus ojos, todos tienen un valor infinito para Él: somos pequeños bajo el cielo e indefensos cuando la tierra tiembla, pero para Dios somos más preciosos que cualquier otra cosa.
Recordar” es una palabra clave para la vida. Pidamos la gracia de recordar cada día que no somos olvidados por Dios, que somos sus hijos amados, únicos e irreemplazables: recordarlo nos da la fuerza para no abandonar las adversidades de la vida. Recordemos cuánto valemos ante la tentación de llorar y continuamos insistiendo en lo peor que parece no terminar nunca. Los malos recuerdos vienen incluso cuando no pensamos en ello; pero pagan mal: solo dejan melancolía y nostalgia. ¡Pero qué difícil es liberarse de los malos recuerdos! Como dice esta frase, es más fácil para Dios sacar a Israel de Egipto que a Egipto del corazón de Israel.
Para liberar el corazón del pasado que regresa, los recuerdos negativos que mantienen prisioneros, los arrepentimientos que paralizan, necesitamos a alguien que nos ayude a cargar los pesos que tenemos en nosotros. Hoy, Jesús nos dice precisamente que no podemos llevar el peso de tantas cosas (Jn 16,12). ¿Y qué enfrentar nuestra debilidad? No quita el peso, como nos gustaría, nosotros que siempre estamos buscando soluciones rápidas y superficiales; No, el Señor nos da el Espíritu Santo. Lo necesitamos porque Él es el Consolador, es decir, el que no nos deja solos bajo el peso de la vida. Es Él quien transforma nuestra memoria de esclavos en memoria libre, las heridas del pasado en recuerdos de salvación. Él cumple en nosotros lo que hizo Jesús: sus heridas,  heridas malignas, ahuecadas por la maldad, se han convertido, a través del poder del Espíritu, en canales de misericordia, heridas luminosas en las que brilla el amor de Dios, un amor que se eleva, que da nueva vida. El Espíritu Santo hace esto cuando lo invitamos a que entre en nuestras heridas. Unge malos recuerdos con el bálsamo de la esperanza, porque el Espíritu Santo es el que reconstruye la esperanza.
Esperanza”. ¿Qué esperanza es? No es una esperanza pasajera. Las expectativas terrenales son fugaces, pero siempre tienen una fecha de caducidad: están hechas de ingredientes terrenales, que tarde o temprano se echan a perder. La esperanza del Espíritu es duradera. No caduca porque se basa en la fidelidad de Dios. La esperanza del Espíritu tampoco es optimismo. Nace más profundamente, reaviva en el fondo del corazón la certeza de ser precioso porque es amado. Infunde confianza para no estar solo. Es una esperanza que deja paz y alegría en nosotros, independientemente de lo que ocurra afuera. Es una esperanza que tiene raíces fuertes, que ninguna tormenta puede desarraigar en la vida. Es una esperanza, dice San Pablo hoy, que “no decepciona” (Rom 5,5), lo que da la fuerza para vencer toda tribulación (vv 2-3). Cuando estamos perturbados o heridos, nos vemos obligados a “anidar” alrededor de nuestra tristeza y nuestros miedos. El Espíritu Santo, por el contrario, nos libera de nuestros nidos, nos hace volar, nos revela el maravilloso destino para el cual nacemos. El Espíritu nos nutre con esperanza viva. Pidámosle que venga en nosotros y estará cerca.
La” proximidad” es la tercera palabra que me gustaría compartir con ustedes. Hoy celebramos la Santísima Trinidad. La Trinidad no es un rompecabezas teológico sino el espléndido misterio de la cercanía de Dios. La Trinidad nos dice que no tenemos un Dios solitario arriba en el cielo, distante e indiferente; No, es el Padre que nos dio a su Hijo, que se hizo hombre como nosotros, y que, para estar aún más cerca de nosotros, nos ayuda a llevar el peso de la vida, nos envía su propio Espíritu. El que es Espíritu, viene en medio de nosotros y, así nos consuela desde dentro, nos trae la ternura de Dios a lo más íntimo. Con Dios, los pesos de la vida no permanecen sobre nuestros hombros: el Espíritu, a quien nombramos cada vez que hacemos la señal de la cruz, cuando tocamos nuestros hombros, viene a darnos fuerza, a alentarnos y a apoyarnos. De hecho, es un especialista para reanimar, para recuperar, para reconstruir. Se necesita más fuerza para reparar que para construir, para comenzar de nuevo que para volver a comenzar, para reconciliarse que para llevarse bien. Esta es la fuerza que Dios nos da. Por tanto, el que viene a Dios no cae, va hacia delante; logra comenzar de nuevo, intentando de nuevo, reconstruyendo.
Queridos hermanos y hermanas, he venido hoy para estar cerca de vosotros; Estoy aquí para orar con vosotros a Dios, para que nos recuerde, para que nadie se olvide de quién está en problemas. Ruego al Dios de la esperanza, para que lo que es inestable en la tierra no haga dudar de la certeza que tenemos en nosotros. Ruego al Dios cercano, para que provoque acciones concretas de proximidad. Han pasado casi tres años y el riesgo es que, después de la primera participación emocional y de los medios de comunicación, la atención caerá y las promesas terminarán en el olvido, aumentando la frustración de quien ve que el territorio se está despoblando más y más. El Señor, por el contrario, nos insta a recordar para reparar, reconstruir y hacerlo juntos, sin olvidar nunca al que sufre.
¿Qué es el hombre para que pienses en él? Dios nos recuerda, Dios que sana nuestros recuerdos heridos ungiéndolos con esperanza, Dios que está cerca de nosotros para levantarnos desde dentro, nos ayuda a ser constructores del bien, consoladores de corazones. Todos pueden hacer un poco de bien, sin esperar a que otros empiecen … Yo comienzo … Todos pueden consolar a alguien, sin esperar a que se resuelvan sus problemas … ¿Qué es el hombre? … Es tu gran sueño, Señor, lo que siempre recuerdas. Que nosotros también recordemos que vinimos al mundo para dar esperanza y cercanía, porque somos tus hijos, “Dios de toda consolación” (2 Corintios 1,3).
17.06.19




Una formación “a la fidelidad” frente a la “cultura de lo provisional” 

Francisco a los Frailes Menores

Participantes en el Capítulo General de la Orden


(17 junio 2019).- El Papa Francisco ha subrayado la importancia de una formación “personalizada y permanente”, durante toda la vida, para los consagrados: “Una formación del corazón que cambie nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos. Una formación a la fidelidad, bien conscientes de que hoy vivimos en la cultura de lo provisional, de que el ‘para siempre’ es muy difícil y de que las opciones definitivas no están de moda”.
Hoy, 17 de junio de 2019, el Santo Padre se ha reunido en audiencia con los participantes en el Capítulo General de la Orden de los Frailes Menores Conventuales y les ha dirigido un discurso.
El Papa ha hecho alusión a cómo el año pasado dichas órdenes renovaron sus Constituciones y en este momento se encuentran discutiendo y aprobando los nuevos Estatutos Generales, que abordan elementos esenciales de su vida fraterna y misionera, tales como la formación, la interculturalidad, el intercambio y la transparencia en la gestión económica.
Discurso del Santo Padre
¡Queridos hermanos!
Os doy cordialmente la bienvenida, miembros del Capítulo General de vuestra Orden. Doy las gracias al nuevo ministro general, Fra. Carlo Trovarelli. Mis felicitaciones a él y a los Definidores Generales por la confianza que los hermanos han depositado en ellos.
Recientemente, la Santa Sede aprobó vuestras Constituciones renovadas en el Capítulo General Extraordinario el verano pasado. Para incorporar esta revisión, ahora habéis discutido y aprobado los nuevos Estatutos Generales, que abordan elementos esenciales de vuestra vida fraterna y misionera, como la formación, la interculturalidad, el intercambio y la transparencia en la gestión económica. Este trabajo es fatigoso, pero es una fatiga bien empleada. Las Constituciones, efectivamente,  son el instrumento necesario para proteger el patrimonio carismático de un Instituto y asegurar su transmisión futura. De hecho, expresan la manera concreta de seguir a Cristo propuesta por el Evangelio, la regla de vida absoluta para todas las personas consagradas y, en particular, para los seguidores de San Francisco de Asís, quienes, en su profesión, se comprometen a “vivir según la forma del santo evangelio “(ver S. Francisco, Testamento, 14). Me impresiona mucho ese consejo de Francisco a los frailes: “Predicad el Evangelio, si fuera necesario también con las palabras”: es una forma de vida. Si toda vida consagrada “surge de escuchar la Palabra de Dios y de aceptar el Evangelio como norma de vida” (Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, Propósito 24), la vida franciscana en todas sus manifestaciones surge de la escucha del santo Evangelio, como nos muestra el Pobrecillo en la Porciúncula cuando, después de escuchar el relato de la secuela, exclama: “Esto es lo que yo quiero, esto es  lo que yo busco, esto es lo que en lo más íntimo del corazón anhelo poner en práctica” (Tommaso Da Celano, Vida Primera, IX, 22).
El Evangelio es para vosotros, queridos hermanos, “regla y vida” (San Francisco, Regla bulada, I, 1) y vuestra misión no es otra que la de ser un evangelio vivo, “exégesis viva de la Palabra”, decía Benedicto XVI. (Exhort ap. postsin. Verbum Domini, 83). El evangelio debe ser vuestro vademécum. Escuchadlo siempre con atención; rezad con él  y según el ejemplo de María, “Virgen hecha Iglesia ” (ver San Francisco, Saludo a la Bienaventurada Virgen María, 1), meditadlo asiduamente, para que, asimilándolo, conforméis vuestra vida con la vida de Cristo.
Este camino de secuela se caracteriza en primer lugar por la fraternidad que Francisco sentía como un don: “El Señor me dio hermanos” (Testamento, 14). La fraternidad es un don para ser recibido con gratitud. Es una realidad que siempre está “en camino”, en construcción, y por lo tanto solicita la contribución de todos, sin que nadie se excluya o sea excluido; en el que no hay “consumidores” sino constructores (ver Constit. gen. OFMConv, 55, 5). Una realidad en la que se puedan  vivir  caminos de aprendizaje continuo, de apertura al otro, de intercambio mutuo; una realidad acogedora, dispuesta y disponible a acompañar, una realidad en la que es posible hacer una pausa en la vida cotidiana para cultivar el silencio y la mirada contemplativa y reconocer así la huella de Dios en ella; una realidad en la que todos os consideráis hermanos, tanto los ministros como los otros miembros de la fraternidad; una experiencia en la que cada uno está llamado a amar y cuidar a su hermano, como la madre ama y cuida a su hijo (ver S. Francisco, Regla no bulada IX, 11).Os exhorto a que alimentéis vuestra fraternidad con el espíritu de la santa oración y devoción” al  que deben servir todas las demás cosas temporales” (ID., Regla bulada, V, 2). De esta manera, vuestra vida fraterna en comunidad se convierte en una forma de profecía en la Iglesia y en el mundo  y se transforma en escuela de comunión que siempre hay que ejercitar, siguiendo el ejemplo de Francisco, en una relación de amor y obediencia con los pastores.
Otra característica de vuestra forma de vida es la minoridad. A mí me gusta mucho esto: pensar en vuestra minoridad. Esta es una elección difícil porque se opone a la lógica del mundo que busca el éxito a cualquier costo, desea ocupar los primeros lugares, ser considerado como señores. Francisco os pide que seáis menores siguiendo el ejemplo de Jesús, que no vino para ser servido sino para servir (ver Mt 20: 27-28) y que nos dice: “El que quiera llegar a ser grande entre vosotros será vuestro servidor sirviente, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será el esclavo de todos “(Mc 10, 43-44). Que esta sea vuestra única ambición: ser siervos, servir los unos a los otros. Así vivida, vuestra existencia será una profecía en este mundo donde la ambición de poder es una gran tentación.
Predicad la paz. El saludo franciscano que os distingue es “¡Paz y bien!”, “Shalom we tob”, en hebreo, que bien podemos traducir con reconciliación: reconciliación con uno mismo, con Dios, con los demás y con las criaturas, es decir vivir en armonía: paz que te da la armonía. Es una reconciliación en círculos concéntricos, que comienza desde el corazón y se extiende al universo, pero en realidad comienza desde el corazón de Dios, desde el corazón de Cristo. La reconciliación es el preludio de la paz que Jesús  nos dejó (cf. Jn 14, 27). Una paz que no es la ausencia de problemas, sino que viene con la presencia de Dios en nosotros mismos y se manifiesta en todo lo que somos, lo que hacemos y lo que decimos. Sed mensajeros de paz, primero con la vida y luego con las palabras.  Sed instrumentos de perdón y misericordia en todo momento. Vuestras comunidades sean lugares donde se experimenta la misericordia, como pide San Francisco en la Carta a un ministro: ” Y en esto quiero saber si tú amas al Señor y a mí, siervo suyo y tuyo, si haces esto, o sea que no haya ningún hermano en el mundo que, habiendo pecado todo lo que se puede pecar, y después de haber visto tus ojos, no se vaya nunca sin tu misericordia, si pidió misericordia. Y si no la pide, pregúntale tú a él si la quiere. Y si luego pecara mil veces ante tus ojos, ámalo más que a mí, para que lo atraigas al Señor; y compadécete siempre de esos tales” (9-11). No hay paz sin reconciliación, sin perdón, sin misericordia. Solo aquellos que tienen un corazón reconciliado pueden ser “ministros” de misericordia, constructores de paz.
Para todo esto, se requiere una formación adecuada. Un camino formativo que favorezca en los hermanos la conformación cada vez más plena con Cristo. Una formación integral que involucra todas las dimensiones de la persona. Una formación personalizada y permanente, en cuanto itinerario que dura toda la vida. Una formación del corazón que cambie nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos. Una formación a la fidelidad, bien conscientes de que hoy vivimos en la cultura de lo provisional,  de que el “para siempre” es muy difícil y de que las opciones definitivas no están de moda. En este contexto, hay necesidad de formadores sólidos y experimentados en la escucha y en los caminos que conducen a Dios, capaces de acompañar a otros en este camino (ver San Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Vita Consecrata, 65-66), formadores que conocen el arte del discernimiento y el acompañamiento. Solo así podremos contener, al menos en parte, la hemorragia de los abandonos que afectan a la vida sacerdotal y consagrada.
Queridos hermanos, os imparto de todo corazón la bendición apostólica así como a todas las comunidades de vuestra Orden. Rezo por vosotros. Y me consuela que el Ministro General haya dicho que vosotros rezaréis por mí. Gracias.
18.06.19




Papa Francisco: “No hay inútiles en ‘Fe y Alegría’, todo se incluye”

Encuentro con la junta directiva

(18 junio 2019).- El Papa Francisco recibió en el Vaticano el lunes, 17 de junio de 2019, a la Junta Directiva de la Federación Internacional de “Fe y Alegría”, un Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social que promueve el desarrollo de hombres y mujeres trabajando especialmente en los ámbitos más marginados, asumiendo que la educación debe transformar la realidad y el crecimiento de las personas en humanidad.
La Federación Internacional está formada por un coordinador general y un equipo directivo. Algunos representantes de esta Federación han estado en Roma unos días para realizar encuentros con los diversos niveles de gobierno de la Compañía de Jesús, la vida religiosa, a través de la Secretaria Ejecutiva de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) –Hna Patricia Murray–, y algunas congregaciones dedicadas a la educación.
Durante el encuentro con el Santo Padre, el pasado lunes, estos representantes de la “Fe y Alegría” mantuvieron un diálogo con él para “explicarle en qué momento está el Movimiento”, señala María Luiza Berzosa, colaboradora en “Entre culturas”, que en España forma parte de “Fe y Alegría” y antigua coordinadora de “Fe y Alegría” Italia, cuyas escuelas atienden a inmigrantes latinoamericanos.
Protagonismo de los jóvenes
Asimismo, al final del encuentro, los miembros de la junta directiva pidieron a Francisco que enviara un mensaje en video para todos los que forman parte del movimiento, a lo que él accedió sin problema.
El Pontífice señala en el video mensaje que “el protagonismo no lo tienen los organizadores. El protagonismo en ‘Fe y Alegría’ no lo tiene el encargado de cada sitio y de cada lugar. ¡El protagonismo lo tienen todos ustedes! Y como la mayoría son los jóvenes y las jóvenes… el protagonismo en ‘Fe y Alegría’ lo tienen los jóvenes y las jóvenes. ¡Está en vuestras manos! El protagonismo del futuro, no sólo de Fe y Alegría, sino de la humanidad lo tienen ustedes”.
De este modo, el Papa los animó a seguir adelante: “O lo llevan ustedes adelante o se acabó el futuro. Ustedes son el futuro pero también son el presente y tienen que tomar hoy día las cosas y llevarlas adelante con esa ilusión, con esa juventud, con esa capacidad de incluir”.
Llamada a incluir
El Papa ha expresado que lamentablemente, la cultura de hoy día “es más bien exclusiva: para conservar cierto orden se excluyen las cosas que crean desorden”, ha explicado. “Se excluyen tantos chicos por eso no hay educación, se excluyen los ancianos porque molestan, no producen… se excluyen los enfermos. Todo aquello que no sirve a un desarrollo de tipo económico, financiero y tecnológico, hoy día se excluye”.
“‘Fe y Alegría’ es la propuesta contraria”, afirma Francisco. “Acá se incluye todo. ¿Al inútil? También al inútil. A todos. ¿Quién es el inútil? ¿Se ofrece alguno de ustedes? ¡Que lo diga!, bromea. “No hay inútiles en ‘Fe y Alegría’, todo es incluido, todo se incluye. Es un poco la mística de incluir para que haya más”.
Fundación de “Fe y Alegría”
La agrupación nació hace 66 años en Venezuela, con el objetivo de dar una educación de calidad a las personas más necesitadas.
Fundado por el jesuita José María Vélaz, se extendió enseguida por muchos países de América Latina, pero con paso del tiempo su expansión ha seguido en aumento y ahora estamos en 22 países, porque de América Latina pasó a Europa con las escuelas en Roma, Génova y Milán para inmigrantes latinoamericanos que pueden estudiar mientras trabajan; también ha crecido en África y en Asia.
19.06.19



Hechos de los apóstoles: “Los seguidores de Jesús son los que viven según el Espíritu”

Palabras del Papa en español

19 junio 2019).- “La Iglesia nace del fuego del amor –ha expuesto el Papa en la audiencia general– de un ‘incendio’ que arde en Pentecostés y que manifiesta la fuerza de la Palabra del Resucitado, llena de Espíritu Santo”.
Esta mañana, en la plaza de San Pedro, ante miles de visitantes y peregrinos, el Santo Padre ha celebrado la audiencia general, centrándose en el tema “Lenguas como el fuego” Pentecostés y la dinámica del Espíritu que inflama la palabra humana y la convierte en el Evangelio.
De este modo, el Pontífice ha continuado este miércoles, 19 de junio de 2019, el ciclo de catequesis sobre el libro bíblico de los Hechos de los Apóstoles.
Espíritu, artífice de comunión
El Espíritu Santo es el “artífice de la comunión” y “de la reconciliación que sabe derribar las barreras que dividen y hace crecer a la Iglesia más allá de los límites humanos”, ha señalado el Papa, diez días después de la solemnidad de Pentecostés.
Los seguidores de Jesús son los que viven según el Espíritu, porque Él es quien mueve los corazones para acoger la salvación que viene a través de Jesucristo”, ha asegurado.
En el fuego, Dios da su palabra
Al viento del Espíritu”, ha anunciado Francisco, “se une el fuego que recuerda la zarza ardiente en el Sinaí, donde Dios habló y dio los diez mandamientos”. Y ha enseñado que “En el fuego, Dios da su palabra viva y eficaz, que anima, iluminay prueba los corazones”.
Esto se da en el contexto de los 50 días después de la Pascua –ha aclarado el Papa–, cuando los Apóstoles “vivieron un evento que superaba sus expectativas”. Ellos estaban reunidos en oración y fueron sorprendidos por la irrupción de Dios, “que no tolera las puertas cerradas”; las abrió con un viento impetuoso que llenó toda la casa, ha relatado.
Idioma universal
En este sentido, Francisco ha ilustrado la novedad que este acontecimiento supuso para los Apóstoles: “La palabra de los Apóstoles se llena del Espíritu del Señor y es palabra nueva, como si fuera traducida en todas las lenguas posibles; es el lenguaje de la verdad y del amor, que es el idioma universal, que todos pueden comprender”.
20.06.19



Corpus Christi: La Iglesia celebra la fiesta de la Eucaristía

El Papa la celebrará el domingo en Roma

(20 junio 2019).- Hoy, jueves 20 de junio de 2019, es la fiesta del Corpus Christi, del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.
En esta fecha, 60 días después del Domingo de Resurrección, se rememora la institución de la Eucaristía, que tuvo lugar el Jueves Santo durante la Última Cena, cuando Jesús convirtió el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.
Se trata de una festividad muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos dejó para poder quedarse con nosotros después de la Ascensión.
El principal objetivo de esta celebración es proclamar y aumentar la fe de los católicos en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, dándole públicamente culto de adoración (latría) el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, conmemorada, a su vez, el domingo siguiente a Pentecostés.
Celebración
Desde el año 2017, la procesión romana del Corpus Christi, que tradicionalmente se realizaba desde la Basílica de San Juan de Letrán hasta la Basílica de Santa María Mayor, ya no se programa para el jueves, sino para el domingo. De esta manera, es posible una mayor afluencia de fieles a la procesión con el Santísimo Sacramento, ya que, en Italia, el jueves es un día laborable.
Este cambio se ha efectuado también en otros países y regiones del mundo, mientras que en aquellos lugares en los que el jueves es día festivo, la procesión se celebra en el día de hoy, como era costumbre.
Palabras del Papa sobre el Corpus
Ayer, miércoles 19 de junio, durante la audiencia general, al dirigirse a los peregrinos polacos, el Santo Padre recordó que hoy se celebra la fiesta del Corpus Christi: “Una oportunidad especial para reavivar nuestra fe en la presencia real del Señor en la Eucaristía. La celebración de la Santa Misa, la adoración eucarística y las procesiones en las calles de ciudades y pueblos son el testimonio de nuestra veneración y adhesión a Cristo que nos da su Cuerpo y Sangre, para nutrirnos con su amor  y hacernos partícipes de su vida en la gloria del Padre”.
El próximo domingo, 23 de junio, el Obispo de Roma celebrará la Santa Misa en la iglesia de Santa Maria Consolatrice, en el barrio romano de Casal Bertone, a las 18 horas. Al final de la celebración eucarística, la procesión con el Santísimo Sacramento recorrerá las calles del barrio y concluirá con la bendición eucarística impartida por el Papa Francisco.
El año pasado, el Santo Padre celebró la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo en Ostia, localidad romana, en las afueras de la capital, el 3 de junio de 2018.
21.06.19



La tarea de la teología debe ser “sintonizarse con el Espíritu de Jesús Resucitado”

Después de la ‘Veritatis gaudim’


(21 junio 2019).- La tarea de la teología después de Veritatis gaudium en el contexto del Mediterráneo debe ser “sintonizarse con el Espíritu de Jesús Resucitado, con su libertad de recorrer el mundo y de llegar a las periferias, incluso a las de los pensamientos”, según el Papa Francisco.
En el acalorado mediodía de Nápoles, el Papa Francisco ha ofrecido este viernes, 21 de junio de 2019, a las 11:45 horas, una profunda reflexión sobre “la teología después de Veritatis gaudium en el contexto del Mediterráneo”, con el que ha clausurado un encuentro de días organizado por la Pontificia Facultad de Teología del sur de Italia – Sección de San Luis, celebrado del 20 al 21 de junio de 2019.
El Papa ha devuelto “de todo corazón” el saludo del querido hermano, el Patriarca Bartolomé, quien ha agradecido a Francisco su participación en este Congreso a través de un mensaje personal. El Pontífice ha dicho de él que “un gran precursor de la Laudato si’“: “Gracias, Bartolomé, hermano querido”.
Después de “Veritatis gaudium” 
El Papa ha agradecido a Mons. Zani, presente en el encuentro, su trabajo para elaborar la Veritatis gaudium.
A los teólogos toca siempre la tarea de alentar el encuentro de las culturas con las fuentes de la Revelación y la Tradición”, ha recordado el Santo Padre. Así, ha aclarado que en primer lugar, “es necesario partir del Evangelio de la misericordia”; y en segundo lugar, “se necesita una seria asunción de la historia dentro de la teología, como un espacio abierto al encuentro con el Señor”.
Libertad teológica 
El Papa ha afirmado que es necesaria la libertad teológica. “Sin la posibilidad de experimentar nuevos caminos, no se crea nada nuevo, y no queda espacio para la novedad del Espíritu del Resucitado”, ha indicado Francisco.
A quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta dispersión. Pero la realidad es que esa variedad ayuda a que se manifiesten y desarrollen mejor los diversos aspectos de la inagotable riqueza del Evangelioo “(Ex. ap. Evangelii gaudium, 40).
Sobre la libertad de reflexión teológica, el Papa ha hecho una distinción: “Entre los estudiosos, debemos avanzar con libertad; luego, en última instancia, será el magisterio el que diga algo, pero no se puede hacer una teología sin esta libertad. Pero al predicar al Pueblo de Dios, por favor, ¡no hagáis daño a la fe del Pueblo de Dios con cuestiones disputadas! Las cuestiones disputadas deben quedarse solamente entre los teólogos. Es vuestra tarea Pero al Pueblo de Dios es necesario darle la sustancia que alimenta la fe y que no la relativice”.
Aporte indispensable de la mujer
De manera esencial, el Papa ha llamado a “dotarse de estructuras ligeras y flexibles“, que manifiesten la prioridad otorgada “a la acogida y al diálogo”, al trabajo inter y trans- disciplinario y en la red.
Los estatutos, la organización interna, el método de enseñanza, la organización de los estudios deberían reflejar la fisonomía de la Iglesia “en salida”. Todo debe orientarse en los horarios y en las formas destinadas a favorecer lo más posible la “participación de aquellos que desean estudiar teología: además de seminaristas y religiosos, también los laicos y las mujeres sea laicas que religiosas”.
En particular, ha solicitado el apoyo a la participación de las mujeres en el estudio de teología, pues el aporte que ellas están dando y pueden dar a la teología es “indispensable”, ha matizado. Cabe mencionar que precisamente antes del discurso del Papa, ha hablado la profesora Anna Carfora, de la sección de San Luis de dicha Facultad, ubicada en Nápoles.
Tras casi una hora de discurso, el Santo Padre ha expuesto la conclusión de que la teología después de Veritatis gaudium es una teología “kerygmática” (en busca del kerigma) una “teología del discernimiento”, de la “misericordia” y de la “acogida”, que se coloca “en diálogo con la sociedad, las culturas y las religiones para la construcción de la coexistencia pacífica de personas y pueblos”.
Seis premisas
¿Cómo hacer que prevalezca en nuestras comunidades la acogida del otro y de los que son diferentes a porque pertenecen a una tradición religiosa y cultural diferente de la nuestra?”; “¿Cómo pueden las religiones ser caminos de hermandad en lugar de muros de separación?”, ha planteado Francisco.
En respuesta a estas cuestiones, el Pontífice ha estructurado su discurso en seis premisas: Una teología de la acogida y el diálogo; Ejemplos de diálogo para una teología de la acogida; Una teología de la acogida es una teología de la escucha; Una teología interdisciplinaria; Una teología en red y La teología después de “Veritatis gaudium” en el contexto del Mediterráneo.
En el centro, la evangelización
El Papa se refiere en este punto a una acogida y un diálogo “sincero” con las instituciones sociales y civiles, con la universidad y los centros de investigación, con los líderes religiosos y con todas las mujeres y hombres de buena voluntad, para construir en la paz de una “sociedad inclusiva y fraterna” y también para la “custodia de la creación”.
Cuando el Proemio de Veritatis gaudium menciona la “profundización del kerygma” y el “diálogo” como “criterios para renovar los estudios”, se quiere decir  que están al servicio del camino de una Iglesia que coloca cada vez más la “evangelización en el centro”, ha señalado. “No la apologética, no los manuales: evangelizar. En el centro está la evangelización, que no significa proselitismo”.
El discernimiento es “un don”
Del mismo modo, Francisco ha aclarado que el “discernimiento espiritual” no excluye los aportes de sabidurías humanas, existenciales, psicológicas, sociológicas o morales. “Pero las trasciende”. Ni siquiera le bastan las sabias normas de la Iglesia. “Recordemos siempre que el discernimiento es una gracia, un don”, ha descrito.
Y así, ha explicado que las escuelas de teología se renuevan “con la práctica del discernimiento y con un modo de proceder dialógico capaz de crear un clima correspondiente de práctica espiritual e intelectual”: Un diálogo “capaz de integrar el criterio vivo de la Pascua de Jesús” con el movimiento de analogía, que “lee en la realidad”, en la creación y en la historia, nexos, signos y referencias teológicas.
Síndrome de Babel”
Francisco ha hecho referencia a San Francisco de Asís en este importante acontecimiento teológico e intelectual. “Me impresiona tanto aquel consejo de Francisco a los frailes: ‘Predicad el Evangelio; si fuera necesario también con las palabras’. ¡Es el testimonio!”, ha expuesto a los académicos, teólogos y profesores, reunidos en Nápoles esta mañana.
Asimismo, el Papa ha alertado contra un “síndrome peligroso”, que es el “síndrome de Babel”. “Nosotros pensamos que el “síndrome de Babel” sea la confusión que se origina en no entender lo que dice el otro. Este es el primer paso. Pero el verdadero ‘síndrome de Babel’, es el de no escuchar lo que dice el otro y creer que yo sé lo que el otro piensa y lo que el otro dirá. ¡Esto es la peste!”.
Fraternidad, convivencia
Los estudiantes de teología tendrían que educarse al diálogo con el judaísmo y el islamismo “para comprender las raíces comunes y las diferencias de nuestras identidades religiosas”, y así contribuir más eficazmente a construir una sociedad que “aprecia la diversidad y favorece el respeto, la fraternidad y la convivencia pacífica”, ha expuesto.
En este contexto, ha sido presentado en la Conferencia el documento sobre “Fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia” que el Santo Padre firmó junto con su hermano y amigo, el Gran Imán de Al-Azhar, el 4 de febrero de 2019, en Abu Dhabi, primera visita de un Papa a la península arábiga.
Dos ejemplos de diálogo 
De este modo, el Pontífice ha dado dos ejemplos concretos de cómo el diálogo que caracteriza a una teología de la acogida puede aplicarse a los estudios eclesiásticos.
El diálogo puede ser un método de estudio, así como de enseñanza, ha dicho en primer lugar. Los textos de las grandes tradiciones monoteístas –la Biblia, el Talmud y el Corán– en algunos casos son “el resultado de un diálogo entre ellas”, ha asegurado.
El segundo ejemplo es que el diálogo se puede cumplir como “hermenéutica teológica en un tiempo y lugar específicos”. En nuestro caso: el Mediterráneo a principios del tercer milenio. “No es posible leer este espacio de manera realista si no es en diálogo y como un puente -histórico, geográfico, humano- entre Europa, África y Asia”.
Escucha consciente”
El Papa apunta a una “escucha consciente”, como una de las principales claves para seguir avanzando en el campo de la teología.
Pienso en los estudiantes de nuestras facultades de teología –ha indicado– o de las universidades “laicas” o de otras inspiraciones religiosas. “Cuando la Iglesia – y, podemos agregar, la teología – abandona esquemas rígidos y se abre a la escucha disponible y atenta de los jóvenes, esta empatía la enriquece, porque “permite que los jóvenes den su aportación a la comunidad, ayudándola a abrirse a nuevas sensibilidades y plantearse preguntas “inéditas”.
Teología “de rodillas”
Es importante que los teólogos “sean hombres y mujeres compasivos”, ha anunciado Francisco, deteniéndose a subrayarlo. Así, sean “tocados por la vida oprimida de muchos, por la esclavitud de hoy, por las heridas sociales, por la violencia, por las guerras y de las enormes injusticias sufridas por tantos pobres que viven en las orillas de este ‘mar común'”.
Sin comunión y sin compasión –ha reiterado– nutrida constantemente por la oración, -esto es importante: se puede hacer teología solamente “de rodillas”- la teología no solo pierde su alma, sino que pierde su inteligencia y su capacidad para interpretar la realidad de una manera cristiana”.
Teología abierta a la transdisciplinariedad
El Papa ha hecho un llamamiento a los teólogos a trabajar juntos y de forma interdisciplinaria. “Necesitamos teólogos (hombres y mujeres, presbíteros, laicos y religiosos) que, en un profundo arraigo histórico y eclesial y, al mismo tiempo, abiertos a las inagotables innovaciones del Espíritu, sepan cómo escapar de la lógica autorreferencial, competitiva y, de hecho, cegadora que a menudo también existen en nuestras instituciones académicas y escondidas, tantas veces, entre las escuelas teológicas”.
La interdisciplinariedad que interpreta la historia “puede ser una profundización del kerygma y, si está animada por la misericordia, puede estar abierta a la transdisciplinariedad”, ha dicho Francisco refiriéndose “en particular a todas las actitudes agresivas y guerreras que han marcado la manera de habitar el espacio mediterráneo de los pueblos que se llamaban a sí mismos cristianos”, y ha añadido: “También nosotros hemos sido persecutores”.
La interdisciplinariedad “como criterio para la renovación de la teología” y los estudios eclesiásticos implica el “compromiso de revisitar y re-interrogar continuamente la  tradición”. “¡Revisitar la tradición! Y reinterrogar”, ha exhortado el Papa.
Teología en red
No se puede hacer teología en un clima de miedo ” ha enunciado el Papa. La teología después de la Veritatis gaudium puede ayudar a la Iglesia y la sociedad civil a “reanudar el camino en compañía de muchos náufragos”, alentando a las poblaciones mediterráneas a “rechazar cualquier tentación de reconquista y cierre de identidad”.
El trabajo de las facultades de teología y de las universidades eclesiásticas debe llevar a trabajar en la “red evangélica” –ha señalado– es decir, en comunión con el Espíritu de Jesús, que es el Espíritu de paz, el Espíritu de amor que actúa en la creación y en los corazones de los hombres y las mujeres de buena voluntad de todas las razas, culturas y religiones… “Partiendo de la comprensión de la Palabra de Dios en su contexto mediterráneo original, es posible discernir los signos de los tiempos en nuevos contextos”.
22.06.19




Corpus Christi: “La Eucaristía es una escuela de bendición” – Homilía del Papa

En el barrio romano de Casal Bertone

( 23 junio 2019).- Con motivo de la misa del Corpus Christi, el Papa Francisco invitó a los bautizados a “redescubrir dos verbos simples y esenciales para la vida cotidiana: decir y dar”. La vida eucarística, como un antídoto en cierto modo, a la “voracidad”.
El Papa Francisco presidió la Misa del “Corpus Christi”, en la explanada de la iglesia de Santa María Consolatrice, en el barrio romano de Casal Bertone, a las 18 horas. Decir, para el Papa, por lo tanto es “bendecir” y “decir bien”.
Es importante que nosotros los pastores recordemos bendecir al pueblo de Dios. “Queridos sacerdotes, no tengan miedo de bendecir, el Señor quiere decir cosas buenas sobre su pueblo, se complace en hacer sentir su amor por nosotros”, dijo el Papa.
Homilía del Papa Francisco
La Palabra de Dios nos ayuda hoy a redescubrir dos verbos sencillos y al mismo tiempo esenciales para la vida de cada día: decir y dar.

Decir. En la primera lectura, Melquisedec dice: «Bendito sea Abrám por el Dios altísimo […]; bendito sea el Dios altísimo» (Gn 14,19-20). El decir de Melquisedec es bendecir. Él bendice a Abraham, en quien todas las familias de la tierra serán bendecidas (cf. Gn 12,3; Ga 3,8). Todo comienza desde la bendición: las palabras de bien engendran una historia de bien. Lo mismo sucede en el Evangelio: antes de multiplicar los panes, Jesús los bendice: «tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos» (Lc 9,16). La bendición hace que cinco panes sean alimento para una multitud: hace brotar una cascada de bien.
¿Por qué bendecir hace bien? Porque es la transformación de la palabra en don. Cuando se bendice, no se hace algo para sí mismo, sino para los demás. Bendecir no es decir palabras bonitas, no es usar palabras de circunstancia; es decir bien, decir con amor. Así lo hizo Melquisedec, diciendo espontáneamente bien de Abraham, sin que él hubiera dicho ni hecho nada por él. Esto es lo que hizo Jesús, mostrando el significado de la bendición con la distribución gratuita de los panes. Cuántas veces también nosotros hemos sido bendecidos, en la iglesia o en nuestras casas, cuántas veces hemos escuchado palabras que nos han hecho bien, o una señal de la cruz en la frente… Nos hemos convertido en bendecidos el día del Bautismo, y al final de cada misa somos bendecidos. La Eucaristía es una escuela de bendición. Dios dice bien de nosotros, sus hijos amados, y así nos anima a seguir adelante. Y nosotros bendecimos a Dios en nuestras asambleas (cf. Sal 68,27), recuperando el sabor de la alabanza, que libera y sana el corazón. Vamos a Misa con la certeza de ser bendecidos por el Señor, y salimos para bendecir nosotros a su vez, para ser canales de bien en el mundo.
Es importante que los pastores nos acordemos de bendecir al pueblo de Dios. Queridos sacerdotes, no tengáis miedo de bendecir, el Señor desea decir bien de su pueblo, está feliz de que sintamos su afecto por nosotros. Y solo en cuanto bendecidos podremos bendecir a los demás con la misma unción de amor. Es triste ver con qué facilidad hoy se maldice, se desprecia, se insulta. Presos de un excesivo arrebato, no se consigue aguantar y se descarga la ira con cualquiera y por cualquier cosa. A menudo, por desgracia, el que grita más y con más fuerza, el que está más enfadado, parece que tiene razón y recibe la aprobación de los demás. Nosotros,  que comemos el Pan que contiene en sí todo deleite, no nos dejemos contagiar por la arrogancia, no dejemos que la amargura nos llene. El pueblo de Dios ama la alabanza, no vive de quejas; está hecho para las bendiciones, no para las lamentaciones. Ante la Eucaristía, ante Jesús convertido en Pan, ante este Pan humilde que contiene todo el bien de la Iglesia, aprendamos a bendecir lo que tenemos, a alabar a Dios, a bendecir y no a maldecir nuestro pasado, a regalar palabras buenas a los demás.
El segundo verbo es dar. El “decir” va seguido del “dar”, como Abraham que, bendecido por Melquisedec, «le dio el diezmo de todo» (Gn 14,20). Como Jesús que, después de recitar la bendición, dio el pan para ser distribuido, revelando así el significado más hermoso: el pan no es solo un producto de consumo, sino también un modo de compartir. En efecto, sorprende que en la narración de la multiplicación de los panes nunca se habla de multiplicar. Por el contrario, los verbos utilizados son “partir, dar, distribuir” (cf. Lc 9,16). En resumen, no se destaca la multiplicación, sino el compartir. Es importante: Jesús no hace magia, no transforma los cinco panes en cinco mil y luego dice: “Ahora, distribuidlos”. No. Jesús reza, bendice esos cinco panes y comienza a partirlos, confiando en el Padre. Y esos  cinco panes no se acaban. Esto no es magia, es confianza en Dios y en su providencia. En el mundo siempre se busca aumentar las ganancias, incrementar la facturación… Sí, pero, ¿cuál es el propósito? ¿Es dar o tener? ¿Compartir o acumular? La “economía” del Evangelio multiplica compartiendo, nutre distribuyendo, no satisface la voracidad de unos pocos, sino que da vida al mundo (cf. Jn 6,33). El verbo de Jesús no es tener, sino dar.
La petición que él hace a los discípulos es perentoria: «Dadles vosotros de comer» (Lc 9,13). Tratemos de imaginar el razonamiento que habrán hecho los discípulos: “¿No tenemos pan para nosotros y debemos pensar en los demás? ¿Por qué deberíamos darles nosotros de comer, si a lo que  han venido es a escuchar a nuestro Maestro? Si no han traído comida, que vuelvan a casa o que nos den dinero y lo compraremos”. No son razonamientos equivocados, pero no son los de Jesús, que no escucha otras razones: Dadles vosotros de comer. Lo que tenemos da fruto si lo damos —esto es lo que Jesús quiere decirnos—; y no importa si es poco o mucho. El Señor hace cosas grandes con nuestra pequeñez, como hizo con los cinco panes. No realiza milagros con acciones espectaculares, sino con gestos humildes, partiendo con sus manos, dando, repartiendo, compartiendo. La omnipotencia de Dios es humilde, hecha sólo de amor. Y el amor hace obras grandes con lo pequeño. La Eucaristía nos los enseña: allí está Dios encerrado en un pedacito de pan. Sencillo y esencial, Pan partido y compartido, la Eucaristía que recibimos nos transmite la mentalidad de Dios. Y nos lleva a entregarnos a los demás. Es antídoto contra el “lo siento, pero no me concierne",  contra el “no tengo tiempo, no puedo, no es asunto mío”.
En nuestra ciudad, hambrienta de amor y atención, que sufre la degradación y el abandono, frente a tantas personas ancianas y solas, familias en dificultad, jóvenes que luchan con dificultad para ganarse el pan y alimentar sus sueños, el Señor te dice: “Tú mismo, dales de comer”. Y tú puedes responder: “Tengo poco, no soy capaz”. No es verdad, lo poco que tienes es mucho a los ojos de Jesús si no lo guardas para ti mismo, si lo arriesgas. Y no estás solo: tienes la Eucaristía, el Pan del camino, el Pan de Jesús. También esta tarde nos nutriremos de su Cuerpo entregado. Si lo recibimos con el corazón, este Pan desatará en nosotros la fuerza del amor: nos sentiremos bendecidos y amados, y querremos bendecir y amar, comenzando desde aquí, desde nuestra ciudad, desde las calles que recorreremos esta tarde. El Señor viene a nuestras calles para decir-bien de nosotros y para darnos ánimo. También nos pide que seamos don y bendición.
24.06.19



Alimenten y propaguen el fuego de Cristo” – El Papa Francisco a los jóvenes

Participantes en el Foro Internacional

(24 junio 2019).- “El texto de Emaús dice que Jesús encendió un fuego en los corazones de los discípulos (cf. Lc 24,32). Como saben, el fuego, para que no se apague, tiene que expandirse, sino se convierte en cenizas, tiene que propagarse. Por ello, ¡alimenten y propaguen el fuego de Cristo que tienen en ustedes!”, explicó el Papa Francisco a los jóvenes.
Discurso del Santo Padre
Queridos jóvenes:
Estoy muy contento de encontrarlos al finalizar el XI Fórum Internacional de los Jóvenes, organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, con el objetivo de promover la implementación del Sínodo 2018 sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Felicito al Cardenal Farrell y a todos sus colaboradores por esta iniciativa, que reconoce en ustedes, jóvenes, los primeros protagonistas de la conversión pastoral tanto deseada por los padres sinodales. Esta palabra “protagonista” no es un gesto de diplomacia y buena voluntad, o son protagonistas o no son nada; o van delante del tren o terminarán siendo vagón de cola, arrastrados por la marea. Protagonistas. Ustedes son jóvenes y jóvenes en acción en una Iglesia sinodal, y por eso han meditado y reflexionado en los últimos días.
Agradezco al cardenal Farrell sus palabras, a vos la lectura de la proclamación final y al cardenal Baldisseri, que fue el que llevó el Sínodo adelante, su presencia. Gracias.
El Documento final de la última Asamblea sinodal ve «el episodio de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-35) como un texto paradigmático, o sea, modélico, para comprender la misión eclesial en relación a las jóvenes generaciones» (n. 4). Cuando los dos discípulos estaban sentados a la mesa con Jesús, él «tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron» (Lc 24,30s). No es casualidad que hayan podido celebrar la solemnidad del Corpus Christi precisamente los días en que estaban reunidos en este encuentro. ¿No será que el Señor quiera abrir una vez más sus corazones y hablarles mediante este pasaje del Evangelio?

La experiencia que vivieron los discípulos de Emaús los empujó de modo irresistible a ponerse de nuevo en camino, a pesar de haber recorrido once kilómetros. Está oscureciendo, pero ya no tienen miedo de caminar de noche, pues es Cristo quien ilumina su vida. También nosotros, un día, encontramos al Señor en el camino de nuestra vida. Como los discípulos de Emaús, fuimos llamados para llevar la luz de Cristo en la noche del mundo. Ustedes, queridos jóvenes, están llamados a ser la luz en la obscuridad de la noche de tantos compañeros que aún no conocen la alegría de la vida nueva en Jesús.
Cleofás y el otro discípulo, después de haber encontrado a Jesús, sintieron la necesidad vital de estar con su comunidad. No hay verdadera alegría si no la compartimos con los demás. «¡Qué bueno y qué agradable es que los hermanos vivan unidos!» (Sal 133,1). Me imagino que están contentos de haber participado en este Fórum. Y ahora que llega el momento de despedirse, quizás sientan cierta nostalgia… Y Roma estará más tranquila. Es normal que suceda así. Forma parte de la experiencia humana. Tampoco los discípulos de Emaús querían que su “huésped misterioso” se fuera… «Quédate con nosotros», decían, intentando convencerlo de que se quedara con ellos. En otros episodios del Evangelio también aflora este mismo sentimiento. Recordemos, por ejemplo, la transfiguración, cuando Pedro, Santiago y Juan querían hacer tiendas, carpas, y quedarse en el monte. O cuando María Magdalena se encontró con el Resucitado y quería retenerlo. Pero «su Cuerpo resucitado no es un tesoro para retener, sino un Misterio para compartir» (Documento Final del Sínodo, 115). A Jesús lo encontramos, sobre todo, en la comunidad y por los caminos del mundo. Cuanto más lo llevemos a los demás, más lo sentiremos presente en nuestras vidas. Y estoy seguro de que ustedes lo harán cuando vuelvan a sus lugares de origen. El texto de Emaús dice que Jesús encendió un fuego en los corazones de los discípulos (cf. Lc 24,32). Como saben, el fuego, para que no se apague, tiene que expandirse, sino se convierte en cenizas, tiene que propagarse. Por ello, ¡alimenten y propaguen el fuego de Cristo que tienen en ustedes!
Queridos jóvenes, les repito una vez más: ¡Ustedes son el hoy de Dios, el hoy de la Iglesia! No sólo el futuro, no, el hoy. O la juegan hoy o perdieron el partido. Hoy. La Iglesia los necesita para ser plenamente ella misma. Como Iglesia, ustedes son el Cuerpo del Señor Resucitado presente en el mundo. Quiero que recuerden siempre que ustedes son miembros de un único cuerpo, de esta comunidad. Están unidos el uno al otro y solos no sobrevivirían. Se necesitan mutuamente para marcar, de verdad, la diferencia en un mundo cada vez más tentado por las divisiones. Piensen esto: En el mundo cada vez más son las divisiones; y las divisiones traen guerras, traen enemistad. Y ustedes tienen que ser el mensaje de la unidad. Que vale la pena andar por este camino. Solo caminando juntos seremos de verdad fuertes. ¡Con Cristo, Pan de Vida que nos da fuerza para el camino, llevemos la luz de su fuego a las noches de este mundo!
Quisiera aprovechar esta oportunidad para hacerles un anuncio importante. Como ustedes saben, el camino de preparación al Sínodo de 2018 coincidió en gran parte con el itinerario de la JMJ de Panamá, que tuvo lugar solo 3 meses después. En mi mensaje a los jóvenes de 2017 expresé la esperanza de que hubiera una gran armonía entre estos dos caminos (cf. también Documento Preparatorio, III, 5) ¡Pues bien!, la próxima edición internacional de la JMJ será en Lisboa en 2022. Y hay una portuguesa entusiasta allí… Para esta etapa de peregrinación intercontinental de los jóvenes elegí como tema: “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1,39). Y para los dos años precedentes los invito a meditar sobre los versículos: ¡Joven, a ti te digo, levántate! (cf. Lc 7,14; Christus vivit, 20) y ¡Levántate! ¡Te hago testigo de las cosas que has visto! (cf. Hch 26,16). Con esto, deseo también esta vez que haya sintonía entre el itinerario hacia la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa y el camino post-sinodal. No ignoren la voz de Dios que los empuja a levantarse y a seguir los caminos que Él preparó para ustedes. Como María, y junto a ella, sean cada día portadores de su alegría y de su amor. Dice que María se levantó sin demora y apurada fue a ver a su prima. Siempre dispuestos, siempre apurados, pero no ansiosos, no ansiosos. Les pido que recen por mí y ahora les doy la bendición. Todos juntos, cada uno en su lengua, pero todos juntos, recemos el Ave María: Dios te salve María
25.06.19




Loreto: Francisco declara un Jubileo Lauretano para los viajeros aéreos

Firma del acuerdo con la Fuerza Aérea Italiana

(25 junio 2019).- Monseñor Fabio Dal Cin, arzobispo delegado de Loreto, anunció que el Santo Padre ha concedido “el Jubileo Lauretano para todos los viajeros aéreos, militares y civiles, y para todos aquellos que llegarán como peregrinos al Santuario de la Santa Casa desde todas las partes del mundo”.
Este jubileo se celebrará desde el 8 de diciembre de 2019 hasta el 10 de diciembre de 2020 en el consabido santuario de la Santa Casa (Loreto, Italia), dedicado a la Virgen de Loreto, patrona de los viajeros en avión.
Así informó la Delegación Pontificia para el santuario de la Santa Casa a través de un comunicado difundido el pasado 21 de junio de 2019.
El Jubileo Lauretano
Agradecemos al Papa Francisco por este gran regalo del Jubileo”, indicó el arzobispo Fabio Dal Cin, “que se inaugurará el próximo 8 de diciembre, la solemnidad de la Inmaculada Concepción”, añadió.
Igualmente, el prelado señaló que, en esa fecha, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Santo Padre, presidirá la celebración inaugural de apertura de la Puerta Santa del Jubileo.
Asimismo, comunicó que la indulgencia plenaria del año jubilar se concederá a los fieles que atraviesen la Puerta Santa para “pedir el don de la conversión a Dios y reavivar la propia devoción filial hacia Aquella que nos protege en los viajes aéreos”, la Virgen de Loreto.
Igualmente, el arzobispo subrayó que María “nos ayudará a vivir espiritualmente la gracia del Jubileo para construir juntos la gran casa del mundo para la gloria de Dios y la concordia de todos los hombres”.
Firma del Acuerdo Técnico
El 21 de junio tuvo lugar la ceremonia en la que se aprobó el Acuerdo Técnico entre la Delegación Pontificia para el santuario de la Santa Casa y la Fuerza Aérea Italiana, con el objetivo de coordinar y promover eventos para 2020, año del centenario del anuncio de la Virgen de Loreto.
La ceremonia fue presidida por el arzobispo delegado de Loreto, Mons. Dal Cin, y el comandante del Centro de Formación Aviation English de Loreto, el coronel Davide Salerno. Para rubricar el acuerdo utilizaron la misma pluma empleada por el Papa Francisco el 25 de marzo, en en el santuario de Santa Casa, para hacer lo mismo con la primera copia de la Exhortación Apostólica Christus Vivit.
En el acto estuvieron también presentes el consejero regional de Cultura y Turismo, Moreno Pieroni, el alcalde de Loreto, Paolo Niccoletti, y representantes de la Asociación Arma Aeronautica Marche, de la Asociación Arma Aeronáutica Loreto y del Avioclub de Ancona.
El coronel Salerno destacó en su discurso que la firma de este acuerdo constituye un evento “particularmente significativo”: “Es la firma de un acto formal que sella un vínculo que ha durado cien años. Un vínculo que se extiende a todo el territorio que nos acoge y que nos observa presentes durante los diversos eventos religiosos, como la reciente peregrinación Macerata-Loreto, pero también en sucesos que, en cambio, nos involucran activamente, como en el caso de los ejercicios o desastres naturales, a brindar apoyo a la población”.
Al final de la ceremonia, los presentes se trasladaron a la basílica para rezar el Ángelus en la Santa Casa.
26.06.19




Las cuatro huellas de un buen cristiano” – Catequesis completa

La vida de los primeros cristianos

(26 junio 2019).- Para el Papa Francisco, las cuatro actitudes, “las cuatro huellas de un buen cristiano”, son las prácticas que realizaban las primeras comunidades de creyentes: escuchar asiduamente la enseñanza apostólica; establecer unas relaciones interpersonales de gran calidad, también por medio de la “comunión de bienes espirituales y materiales”; rememorar al Señor a través de la Eucaristía; y dialogar con Dios en la oración.
Hoy, miércoles 26 de junio de 2019, el Santo Padre ha continuado con la serie de catequesis sobre el Libro de los Hechos de los Apóstoles, centrándose en el tema “Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. La vida de la comunidad primitiva entre el amor de Dios y el amor por los hermanos” (Hechos de los Apóstoles 2,  42. 44-45).
La audiencia general ha tenido lugar esta mañana en la plaza de San Pedro. No obstante, antes de acudir a la plaza, el Papa ha saludado a los enfermos que, a causa del calor, participaban en la misma desde el Aula Pablo VI.
Esta ha sido la última audiencia general antes del descanso estival. Las audiencias generales de los miércoles se suspenden durante todo el mes de julio y se reanudarán en el mes de agosto.
El fruto de Pentecostés

En primer lugar, durante la catequesis, el Pontífice ha destacado que el fruto de Pentecostés, de la venida del Espíritu Santo, fue que cerca de tres mil personas se bautizaran para adherirse a Cristo, pasando a formar parte de la comunidad cristiana, “esa fraternidad que es el hábitat de los creyentes y el fermento eclesial de la obra de evangelización”.
La fraternidad
Según el Papa Francisco, la gracia del Bautismo revela, en consecuencia, un vínculo intrínseco entre los hermanos que “están llamados a compartir, a identificarse con los demás y a dar ‘según la necesidad de cada uno’ (Hechos 2:45), es decir, la generosidad, la limosna, el preocuparse por el otro, visitar a los enfermos, ir a ver a quienes pasan necesidades, a los que necesitan consuelo”.
***
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El fruto de Pentecostés, la poderosa efusión del Espíritu de Dios sobre la primera comunidad cristiana, fue que muchas personas sintieron sus corazones traspasados ​​por el feliz anuncio – el kerigma- de  la salvación en Cristo y se adhirieron a Él libremente, convirtiéndose, recibiendo el bautismo en su nombre y recibiendo a su vez el don del Espíritu Santo. Cerca de tres mil personas entran a formar parte de esa fraternidad que es el hábitat de los creyentes y el fermento eclesial de la obra de evangelización. El calor de la fe de estos hermanos y hermanas en Cristo hace de sus vidas el escenario de la obra de Dios que se manifiesta con prodigios y  señales por medio de los apóstoles. Lo extraordinario se vuelve ordinario y la vida cotidiana se convierte en el espacio de la manifestación del Cristo viviente.
El evangelista Lucas nos lo cuenta mostrándonos a la iglesia de Jerusalén como el paradigma de cada comunidad cristiana, como el ícono de una fraternidad que fascina y que no debe  convertirse en mito pero tampoco hay que  minimizar. El relato de los Hechos deja que miremos entre las paredes de la domus donde los primeros cristianos se reúnen como familia de Dios, espacio de koinonia, es decir, de la comunión de amor entre hermanos y hermanas en Cristo.  Vemos que viven de una manera precisa: acudiendo a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión, a la fracción del pan y al as oraciones” (Hechos 2:42). Los cristianos escuchan asiduamente el didaché o la enseñanza apostólica; practican unas relaciones interpersonales de gran calidad  también a través de la comunión de bienes espirituales y materiales; recuerdan al Señor a través de la “fracción del pan“, es decir, de la Eucaristía, y dialogan con Dios en la oración. Estas son las actitudes del cristiano, las cuatro huellas de un buen cristiano.
A diferencia de la sociedad humana, donde se tiende a hacer los propios intereses,  independientemente o incluso a expensas de los otros, la comunidad de creyentes ahuyenta el individualismo para fomentar el compartir y la solidaridad.  No hay lugar para el egoísmo en el alma de un cristiano: si tu corazón es egoísta, no eres cristiano, eres mundano, que busca solo tu favor, tu beneficio. Y Lucas nos dice que los creyentes están juntos (ver Hechos 2:44), La cercanía y la unidad son el estilo de los creyentes: cercanos, preocupados unos de otros, no para chismorrear del otro, no, para ayudar, para acercarse.
La gracia del bautismo revela,  por lo tanto, el vínculo íntimo entre los hermanos en Cristo que están llamados a compartir, a identificarse con los demás y a dar “según la necesidad de cada uno” (Hechos 2:45), es decir, la generosidad, la limosna, el preocuparse por el otro, visitar a los enfermos, ir a ver a quienes pasan necesidades, a los que necesitan consuelo.
Y precisamente esta fraternidad porque elige el camino de la comunión y  de la atención a los necesitados, esta fraternidad que es la Iglesia puede vivir una vida litúrgica verdadera y auténtica: “Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón.  Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo”. Hechos 2,46-47).
Por último, el relato de los Hechos nos recuerda que el Señor garantiza el crecimiento de la comunidad (vea 2:47): la perseverancia de los creyentes en la alianza genuina con Dios y con los hermanos se convierte en una fuerza atractiva que fascina y conquista a muchos (ver Evangelii gaudium, 14), un principio gracias al cual vive la comunidad creyente de cada época.
Pidamos al Espíritu Santo que haga de nuestras comunidades lugares donde recibir  y practicar la nueva vida, las obras de solidaridad y de comunión, lugares donde las liturgias sean un encuentro con Dios, que se convierte en comunión con los hermanos y las hermanas, lugares que sean puertas abiertas a la Jerusalén celestial.
27.06.19




Todos colaboramos en la lucha contra el hambre – Discurso a los participantes en la Conferencia de la FAO

Reducir el derroche de alimentos y agua

(27 junio 2019).- Para el Papa Francisco, la carencia de alimento y agua no solo concierne a los países que la sufren, pobres y frágiles, sino a todas las personas “porque todos con nuestra actitud participamos de una u otra forma favoreciendo o frenando el sufrimiento de muchos hermanos nuestros” (cf. Discurso a los miembros de la Federación Europea de Bancos de Alimentos, 18 mayo 2019) y todos estamos llamados a “escuchar el grito desesperado de nuestros hermanos”.
Hoy, 27 de junio de 2019, el Santo Padre ha recibido en audiencia a los participantes en el XLI sesión de la Conferencia de la la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), en curso del 22 al 29 de junio de 2019 en Roma.
En su discurso, el Pontífice ha manifestado su deseo de que “con la ayuda de todos” se pueda trabajar para alcanzar los objetivos 1 y 2 de la Agenda 2030 y “así erradicar con mayor rapidez y con fuerza los complejos, graves e inaceptables flagelos del hambre y de la inseguridad alimentaria”.
El Obispo de Roma ha señalado que, a pesar de que en los últimos decenios se ha avanzado en este punto, el objetivo “Hambre Cero” en el mundo constituye todavía un gran desafío. Igualmente, ha apuntado que el origen de la carencia de alimentos y agua potable se encuentra “la falta de compasión, el desinterés de muchos y una escasa voluntad social y política a la hora de responder a las obligaciones internacionales”.
En cuanto a las medidas a nuestro alcance para contribuir a eliminar el problema del hambre, el Papa ha señalado que la reducción del despilfarro de alimentos y agua es una de ellas y ha subrayado la necesidad de educación y sensibilización de la población, tanto para la generación actual como para las futuras.

Por otra parte, Francisco ha hablado de la conexión entre la inseguridad alimentaria y los fenómenos migratorios y, ante el aumento de los refugiados en los últimos años, es necesario “promover un desarrollo agrícola en las regiones más vulnerables, fortaleciendo la resiliencia y la sostenibilidad del territorio. Y esto solo se logrará, por una parte, invirtiendo y desarrollando tecnologías, y por otra, ideando políticas innovadoras y solidarias para el desarrollo”.
Finalmente, el Santo Padre ha reafirmado el compromiso de cooperación de la Santa Sede con la FAO “apoyando el esfuerzo internacional hacia la eliminación del hambre en el mundo y garantizando un futuro mejor para nuestro planeta y para la humanidad entera”.
***
Discurso del Santo Padre
Saludo al Presidente, el señor Enzo Benech, a los honorables delegados de las diversas naciones y entidades, y a todos los presentes en esta cuadragésima primera sesión de la Conferencia de la FAO. De manera particular, quisiera dirigir mi saludo y mi reconocimiento al Director General, profesor José Graziano da Silva, que dentro de pocas semanas terminará su servicio al frente de esta Organización. Gracias de corazón por su trabajo. Y expreso mi felicitación por la elección del Director General de la FAO, Su Excelencia el señor Qu Dongyu. Espero que con la ayuda de todos podamos seguir trabajando conjuntamente para profundizar e incrementar, con responsabilidad y determinación, los esfuerzos dirigidos a alcanzar los objetivos 1 y 2 de la Agenda 2030 y así erradicar con mayor rapidez y con fuerza los complejos, graves e inaceptables flagelos del hambre y de la inseguridad alimentaria.
El objetivo “Hambre Cero” en el mundo es todavía un gran desafío, aun cuando se debe reconocer que en los últimos decenios se ha visto un gran avance. Para combatir la falta de alimento y de acceso al agua potable, es necesario actuar sobre las causas que las provocan. En el origen de este drama se halla sobre todo la falta de compasión, el desinterés de muchos y una escasa voluntad social y política a la hora de responder a las obligaciones internacionales.
La falta de alimento y de agua no es un asunto interno y exclusivo de los países más pobres y frágiles, sino que concierne a cada uno de nosotros, porque todos con nuestra actitud participamos de una u otra forma favoreciendo o frenando el sufrimiento de muchos hermanos nuestros (cf. Discurso a los miembros de la Federación Europea de Bancos de Alimentos, 18 mayo 2019). Todos estamos llamados a escuchar el grito desesperado de nuestros hermanos y a poner los medios para que puedan vivir, viendo respetados sus derechos más básicos.
Uno de los medios que está a nuestro alcance es la reducción del derroche de alimentos y de agua; para ello la educación y la sensibilización social es una inversión tanto a corto como a largo plazo; pues las nuevas generaciones pasarán este testigo a las futuras, sabiendo que este drama social no puede ser tolerado por más tiempo (cf. Carta enc. Laudato si’, 50).
Es evidente la conexión entre fragilidad ambiental, la inseguridad alimentaria y los movimientos migratorios. El aumento del número de refugiados en el mundo durante los últimos años ―es impresionante la última estadística de las Naciones Unidas― nos ha demostrado que el problema de un país es el problema de toda la familia humana. Para ello se necesita promover un desarrollo agrícola en las regiones más vulnerables, fortaleciendo la resiliencia y la sostenibilidad del territorio. Y esto solo se logrará, por una parte, invirtiendo y desarrollando tecnologías, y por otra, ideando políticas innovadoras y solidarias para el desarrollo.
La FAO, como también otras organizaciones internacionales, son actores idóneos para coordinar medidas perentorias e incisivas que aseguren a todos, particularmente a los más pobres, el acceso a los bienes básicos. Estas entidades multilaterales deben estar acompañadas por el compromiso de los gobiernos, las empresas, el mundo académico, las instituciones de la sociedad civil y las personas individuales. El esfuerzo conjunto de todos logrará hacer realidad las metas y compromisos asumidos a través de programas y políticas que ayuden a la población local a adquirir responsabilidades con su propio país, con sus comunidades y, por último, con sus propias vidas.
Quiero concluir reafirmando el compromiso de la Santa Sede a cooperar con la FAO, apoyando el esfuerzo internacional hacia la eliminación del hambre en el mundo y garantizando un futuro mejor para nuestro planeta y para la humanidad entera. Que Dios los bendiga en sus trabajos, en sus desvelos en favor de un auténtico progreso de nuestra gran familia humana. Muchas gracias.
28.06.19


La oración, “corazón de la misión de la iglesia” – Red Mundial de Oración del Papa

Discurso en el Encuentro Internacional


(28 junio 2019).- “Prestad atención: el corazón de la misión de la Iglesia es la oración. Podemos hacer muchas cosas, pero sin oración no funciona… El corazón es la oración”, dijo el Santo Padre para animar en su labor a los participantes en el encuentro de la Red Mundial de Oración del Papa.
Hoy, 28 de junio de 2019, el Papa Francisco ha recibido en el Aula Pablo VI a las delegaciones de la Red mundial de oración del Papa (Apostolado de la oración) con motivo del comienzo de su Encuentro Internacional en ocasión el 175 aniversario de su fundación, celebrado el 28 y el 29 de junio en Roma.
Esta reunión ha contado con testimonios y oraciones así como un discurso del Papa en el que continuó con las reflexiones de las personas que compartieron sus experiencias y ha reconocido que la Red Mundial de Oración del Papa “es un servicio muy necesario que subraya la primacía de Dios en las vidas de las personas, favoreciendo la comunión en la Iglesia”.
Con respecto al padre Matthew, que trabaja en Taiwán y ha informado sobre la versión en chino de Click to prayuna iniciativa que ayuda a las personas a cultivar el hábito de la oración en su vida diariaFrancisco ha resaltado que le resulta hermoso saber que los chinos pueden sentirse unidos a través de la oración: “La oración siempre despierta sentimientos de fraternidad, rompe barreras, supera fronteras, crea puentes invisibles pero reales y efectivos, abre horizontes de esperanza”.
Marie Dominique, de Francia, ha contado la misión del Apostolado de la Oración en Francia, lugar de nacimiento de esta realidad eclesial. Para Francisco, este testimonio ha ayudado a entender que las intenciones que la Iglesia confía cada mes hablan “a los corazones de los hombres y mujeres de nuestro tiempo”. Por otro lado, también indicó que todos los fieles “estamos llamados” a preocuparnos por los que nos rodean y a asumir en la oración “sus alegrías y sufrimientos”.
Bettina, de Argentina, ha hablado sobre la Escuela del Corazón, una iniciativa que ayuda a poner el corazón en sintonía con el de Jesús y que el Obispo de Roma ha relacionado con la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, celebrada hoy. Así, ha definido que “estamos llamados a ser testigos y mensajeros de la misericordia de Dios” en un mundo donde existe la oscuridad, la desesperación y el pecado.


Diego, de Guatemala, ha contado el impacto de esta red de oración en su país, que ha calado entre jóvenes y ancianos. El Santo Padre ha hablado de la sabiduría de los más mayores, de “su experiencia y su capacidad de ‘razonar’ con el corazón” y de la necesidad de desarrollar dicho razonamiento. De la experiencia de los ancianos también se puede aprender la metodología de la oración de intercesión: “Señor te pido por este, por ese, por aquel..”.
Por último, el padre Antonio, de Portugal,
Discurso del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas,
Aprovecho esta oportunidad para renovaros mi gratitud por vuestro compromiso de oración y apostolado en favor de la misión de la Iglesia. Os agradezco también los testimonios , que ya había leído, si no, el chino no lo habría entendido. Y por eso contestaré, más o menos, o continuaré la reflexión de todos vosotros. El vuestro es un servicio muy necesario que subraya la primacía de Dios en las vidas de las personas, favoreciendo la comunión en la Iglesia.
  1. El padre Matthew, que trabaja en Taiwán, nos ha brindado  informaciones interesantes sobre la versión de Click to prayen chino. Es hermoso saber que los chinos, más allá de las dificultades de diferente tipo, pueden sentirse realmente unidos en la oración, encontrando en ella un apoyo válido para el conocimiento y el testimonio del Evangelio. La oración siempre despierta sentimientos de fraternidad, rompe barreras, supera fronteras, crea puentes invisibles pero reales y efectivos, abre horizontes de esperanza.
  2. Marie Dominique nos ha contado  la misión del Apostolado de la Oración en Francia, donde esta realidad surgió hace 175 años. Con su testimonio, hemos entendido que las intenciones de oración hacen concreta la misión de Jesús en el mundo. La Iglesia, a través de su red de oración y las intenciones que ella confía cada mes, habla a los corazones de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Todos nosotros, pastores, consagrados y fieles laicos, estamos llamados a calarnos en la historia concreta de las personas que están a nuestro lado, sobre todo rezando por ellos, asumiendo en la oración sus alegrías y sufrimientos. Así responderemos a la llamada de Jesús que nos pide que abramos nuestros corazones a nuestros hermanos, especialmente a los probados en el cuerpo y en el espíritu. Es importante hablar de los hermanos, pero hay dos maneras de hablar de los hermanos: o bendecir a los hermanos que es hablar bien de los hermanos o chismorrear, hablar mal de ellos. Chismorrear, en este sentido, es malo, no es algo de Jesús. Jesús nunca chismorreaba. En cambio, hablar, sí. Y la oración es hablar a Jesús sobre los hermanos, diciendo: “Señor, por este problema, por esta dificultad, por esta situación …”. Y este es un camino de unión, de comunidad. En cambio, hablar mal de los demás es un camino de destrucción.
  3. Es bueno, en este día de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, recordar el fundamento de nuestra misión, como ha hecho Bettina (Argentina). Se trata de una misión de compasión por el mundo, podríamos decir un “camino del corazón”, es decir, un itinerario de oración que transforma las vidas de las personas. El Corazón de Cristo es tan grande que desea acogernos a todos en la revolución de la ternura. La cercanía al Corazón del Señor anima a nuestros corazones a acercarse con amor al hermano y ayuda a entrar en esta compasión por el mundo. Estamos llamados a ser testigos y mensajeros de la misericordia de Dios, a ofrecer al mundo una perspectiva de la luz donde haya tinieblas,  de  esperanza donde reina la desesperación, de salvación donde abunda el pecado. Entrar en oración es entrar con mi corazón en el corazón de Jesús, abrir un camino dentro del corazón de Jesús, lo que Jesús siente, los sentimientos de compasión de Jesús y también hacer un viaje dentro de mi corazón para cambiarlo en esta relación con el corazón de Jesús.
  4. El testimonio de Sor Selam (Etiopía) con los jóvenes del Movimiento Eucarístico Juvenil ayuda a contemplar la acción del Espíritu Santo en esa tierra. Es importante ayudar a las nuevas generaciones a crecer en amistad con Jesús a través de un encuentro íntimo con él en la oración, en la escucha de su Palabra, acercándonos a la Eucaristía para ser don de amor al prójimo. La oración personal o comunitaria nos anima a dedicarnos a la evangelización y nos empuja a buscar el bien de los demás. Debemos ofrecer a los jóvenes oportunidades de interioridad, momentos de espiritualidad, escuelas de la Palabra, para que puedan ser misioneros entusiastas en los diferentes entornos. Así descubrirán que rezar no los separa de la vida real, sino que les ayuda a interpretar los eventos existenciales a la luz





  • de Dios. Enseñar a los niños a rezar. Me duele mucho cuando veo a tantos niños que no saben ni siquiera persignarse. Digo :”Hazte la señal de la cruz” y hacen así (un gesto confuso)… No saben. Enseñar a los niños a rezar. Porque ellos llegan enseguida al corazón de Jesús, enseguida. Jesús los quiere. Y a los jóvenes, enseñar que la oración es un gran camino para ir adelante en la vida. Gracias, hermana, por lo que hace. Gracias.

      1. Me ha gustado escuchar el entusiasmo de Diego (Guatemala) por favorecer el encuentro entre abuelos y nietos en oración por la paz en el mundo  y por los grandes desafíos de la humanidad de hoy. Varias generaciones se encuentran en la Red de oración del Papa; es bueno pensar que los abuelos pueden dar ejemplo a los jóvenes, diciéndoles que caminen por la senda de la oración. La sabiduría de los ancianos, su experiencia y su capacidad de “razonar” con el corazón. Alguno podría decir: “Pero, padre, se razona con la cabeza. No, no es verdad: se razona con la cabeza y con el corazón, es una capacidad que tenemos que desarrollar. Capacidad de razonar con el corazón. Y estas experiencias de los ancianos constituyen una enseñanza preciosa para aprender una metodología fecunda en la oración de intercesión.  Y la de intercesión es una gran oración: “Señor te pido por este, por ese, por aquel..” E interceder es lo que hace Jesús en el cielo, porque la Biblia nos dice que  Jesús está ante el Padre e intercede por nosotros, es nuestro intercesor, y nosotros tenemos que imitar a Jesús, ser intercesores. A lo largo de la historia, los más grandes hombres y mujeres de Dios han sido intercesores como Jesús. Interceder.
      1. Finalmente, gracias al testimonio del Padre Antonio (Portugal)
        1. Finalmente, gracias al testimonio del Padre Antonio (Portugal). Nos ha contado cómo el Apostolado de la oración, entrando en el mundo digital, acerca a ancianos y  jóvenes, ayudándoles a dar nueva vitalidad al apostolado tradicional de la oración. Es necesario que la misión de la Iglesia se adapte a los tiempos y utilice las herrade Dios. Enseñar a los niños a rezar. Me duele mucho cuando veo a tantos niños que no saben ni siquiera persignarse. Digo :”Hazte la señal de la cruz” y hacen así (un gesto confuso)… No saben. Enseñar a los niños a rezar. Porque ellos llegan enseguida al corazón de Jesús, enseguida. Jesús los quiere. Y a los jóvenes, enseñar que la oración es un gran camino para ir adelante en la vida. Gracias, hermana, por lo que hace. Gracias.
        2. mientas modernas que la técnica pone a disposición. Se trata dmientas modernas que la técnica pone a disposición. Se trata de entrar en el areópago moderno para anunciar la misericordia y la bondad de Dios. Sin embargo, hay que prestar atención cuando se  utilizan estos medios, especialmente Internet, para no convertirse en siervos suyos. Debemos evitar convertirnos en rehenes de una red que nos atrapa, en lugar de “pescar peces”, es decir, de atraer almas para llevarlas al Señor.
        Renuevo mi sincero agradecimiento a cada uno de vosotros por su preciosa actividad, que brota de un corazón verdaderamente atento a los demás. El Apostolado de la Oración, con su Red mundial de oración por el Papa y en comunión con él, recuerda que el corazón de la misión de la Iglesia es la oración. Prestad atención: el corazón de la misión de la Iglesia es la oración. Podemos hacer muchas cosas, pero sin oración no funciona.. El corazón es la oración. Os animo a continuar con alegría en la conciencia de la importancia y de la necesidad de vuestro trabajo. Ayudáis  a las personas a tener una mirada espiritual, una mirada de fe sobre la realidad que las rodea, para reconocer lo que Dios mismo obra en ellas; ¡Es una gran mirada de esperanza! Gracias.
        También me gustaría dar las gracias  a la Compañía de Jesús. Se piensa que los jesuitas son los intelectuales, los que piensan … Pero fueron los jesuitas quienes crearon esta red de oración. Los jesuitas son hombres que rezan, y esto es grande. Y luego, de una manera especial, me gustaría agradecer la dedicación y creatividad del Padre Fornos: ¡gracias, hermano!
        1. Ahora tendremos un momento de oración todos juntos, para indicar su importancia y para interceder todos juntos dirigidos a Jesús. En primer lugar, lo haremos en silencio, todos,  cada uno reza con su corazón.
        [oración silenciosa] [oración de la Red mundial de oración]
        Y ahora recemos por las intenciones que he propuesto a toda la Iglesia para el mes de julio:
        Oremos por los sacerdotes, para que con la sobriedad y humildad de sus vidas se comprometan en una solidaridad activa, especialmente hacia los pobres. Todos juntos decimos: “Oremos”. Y en silencio rezamos …
        Oremos para que todos los que administran la justicia trabajen con integridad, y para que  la injusticia, que corre por el mundo, no tenga la última palabra. Oremos.
        [Padrenuestro y bendición]

        29.06.19





    Ángelus: Redescubrir “la alegría de ser hermanos y hermanas en la Iglesia”

    Amar a nuestra Iglesia”

    (29 junio 2019).- El Papa considera que los apóstoles Pedro y Pablo nos invitan en su fiesta a “redescubrir la alegría de ser hermanos y hermanas en la Iglesia” y a dar gracias por las personas que son diferentes a nosotros, considerándolas “un don” para nuestra Iglesia, según indica Vatican News.
    Hoy, 29 de junio, en la solemnidad de san Pedro y san Pablo, el Papa ha rezado el Ángelus junto a los fieles congregados en la plaza de San Pedro y les ha dirigido unas palabras antes y después de esta oración mariana.
    En las palabras previas al rezo, de acuerdo al medio vaticano, el Santo Padre ha centrado su reflexión en los santos apóstoles y en cómo se representan en la iconografía.
    Jesús ama a su Iglesia
    En primer lugar, se ha referido a los iconos de estos dos santos que aparecen sosteniendo el edificio de la Iglesia, que llevaron a Francisco a rememorar las palabras del Evangelio de hoy, en las que Jesús se dirige a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18)”.
    El Pontífice se centró en el hecho de que Jesús se refiera a la Iglesia con el adjetivo posesivo “mi”: “Jesús no habla de la Iglesia como una realidad externa, sino que expresa el gran amor que siente por ella: mi Iglesia”.
    El Obispo de Roma remarcó que Jesús ama a la Iglesia y nos ama a nosotros, pues para Cristo “no somos un grupo de creyentes ni una organización religiosa”, sino “su esposa”. Además, es capaz de amarla “con absoluta fidelidad”, “a pesar de nuestros errores y traiciones”.
    Asimismo, el Santo Padre indicó que nosotros también podemos llamar a la Iglesia nuestra, desde la perspectiva de un “amor inclusivo”. “La Iglesia, en efecto, no es ‘mía’ porque responde a mi yo, a mis deseos, sino para que derrame en ella mi afecto. Es mía para que yo la cuide, para que, como los Apóstoles en el icono, yo también la sostenga. ¿Cómo? Con el amor fraterno”, explicó.
    Redescubrir la alegría de la fraternidad
    Con respecto a los iconos en los que los santos Pedro y Pablo aparecen abrazados, el Papa aludió a las diferencias patentes entre ambos. Aunque eran muy distintos, tanto en carácter como en forma de vida, describió, estaban unidos por algo “infinitamente mayor”, por Jesús.
    Por otro lado, recordó que es bueno valorar las cualidades y dones del prójimo, sin envidia, porque esta “hace la vida amarga” y que, como parte del misterio de la Iglesia, “nos pertenecemos los unos a los otros, porque compartimos la misma fe, el mismo amor, la misma esperanza, el mismo Señor”.
    Y por ello exhortó a pedir hoy la gracia de “amar a nuestra Iglesia”, de manera que seamos capaces de ver en los demás hermanos y hermanas, de acogerlos en nuestro corazón con el amor que Jesús tiene por nosotros y de obtener fuerza para rezar por los que piensan distinto.
    Agradecimientos y saludos
    Después de rezar el Ángelus, de acuerdo también a la información ofrecida por Vatican News, el Santo Padre volvió a agradecer la visita de la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y envió su saludo cordial y fraterno a Su Santidad Bartolomé I.
    También saludó a los peregrinos que habían acudido a acompañar a los arzobispos metropolitanos para los que hoy bendijo los Palios y manifestó su agradecimiento a los floricultores que han decorado la via della Conziliazione con una bella alfombra de flores.
    También saludó a todos los peregrinos, especialmente a los de Vietnam, Eslovaquia, El Paso (Texas), Kansas City y Alemania, a la Yago School de Sevilla, al Colegio Ahlzahir de Córdoba; al grupo de la Radio Voix de la Charité del Líbano, al Movimiento Eucarístico Juvenil de España, a los sacerdotes Resurreccionistas, a los fieles de Donori, Forlì, Lanciano, Brindisi y Castelfranco Veneto, y al coro Francisco de Asís de Mesagne.
    Por último, ha deseado a todos un feliz día de fiesta y ha demandado oraciones por él a través de la intercesión de san Pedro y San Pablo.
    30.06.19





    Ángelus: “La urgencia de comunicar el Evangelio no admite demoras”

    Palabras del Papa antes de la oración mariana

    (30 junio 2019).- A las 12 del mediodía de hoy, 13º domingo del tiempo ordinario, el Santo Padre Francisco
    desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano se dirige a los peregrinos y fieles reunidos en la Plaza San Pedro para recitar el Ángelus.
    Palabras del Papa antes del Ángelus
    Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
    En el Evangelio de hoy (cf. Lc 9, 51-62), san Lucas comienza el relato del último viaje de Jesús a Jerusalén, que concluirá en el capítulo 19. Es una larga marcha no sólo geográfica sino espiritual y teológica una marcha hacia el cumplimiento de la misión del Mesías. La decisión de Jesús fue total, y los que le siguieron fueron llamados a medirse con Él. El evangelista presenta hoy tres personajes -tres casos de vocación, podríamos decir- que ponen de relieve lo que se pide a quien quiere seguir a Jesús hasta el final, totalmente.
    El primer personaje le promete: “Te seguiré dondequiera que vayas”. (v. 57). Pero Jesús responde que el Hijo del Hombre, a diferencia de los zorros que tienen madrigueras y los pájaros que tienen nidos, “no tiene donde reclinar la cabeza” (ver 58), la pobreza absoluta de Jesús. Jesús, de hecho, dejó la casa de su padre y renunció a toda seguridad para anunciar el Reino de Dios a las ovejas perdidas de su pueblo. Así Jesús señaló a sus discípulos que nuestra misión en el mundo no puede ser estática, sino itinerante. El cristiano es un itinerante. La Iglesia por su naturaleza está en movimiento, no es sedentaria y no se queda tranquila en su propio recinto. Está abierta a los horizontes más amplios, enviada, la Iglesia es enviada a llevar el Evangelio a las calles y llegar a las periferias humanas y a asistenciales. Este es el primer personaje.
    El segundo personaje con el que Jesús se encuentra recibe la llamada directamente de Él, pero responde: “Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre” (v. 59). Es una petición legítima, basada en el mandamiento de honrar al padre y a la madre (cf. Ex 20,12). Sin embargo, Jesús responde: “Deja que los muertos entierren a sus muertos” (v. 60). Con estas palabras, deliberadamente provocadas Él tiene la intención de reafirmar la primacía del seguimiento y la proclamación del Reino de Dios, incluso por encima de las realidades más importantes, como la familia. La urgencia de comunicar el Evangelio, que rompe la cadena de la muerte e inaugura la vida eterna, no admite demoras, pero requiere inmediatez y disponibilidad, es decir, la Iglesia es itinerante, pero también la Iglesia es decidida, va con prontitud, al momento, sin esperar.
    El tercer personaje también quiere seguir a Jesús pero con una condición, después de haber ido a despedirse de sus parientes, por eso se escucha decir al Maestro: “El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios” (v. 62). Seguir a Jesús excluye las nostalgias y las miradas hacia atrás, sino que requiere la virtud de la decisión.
    La Iglesia para seguir a Jesús es itinerante, con prontitud, enseguida lo hace y decidida. El valor de estas tres condiciones planteadas por Jesús – itinerancia, prontitud y decisión – no radica en una serie de dichos de “no” a las cosas buenas e importantes de la vida. El acento, más bien, debe ser colocado sobre el objetivo principal: ¡llegar a ser discípulo de Cristo! Una elección libre y consciente, hecha por amor, para corresponder a la gracia inestimable de Dios, y no hecha de una manera de promoverse a sí mismo. Esto es triste, atención a aquellos que piensan que están siguiendo a Jesús para promoverse a sí mismos, es decir, para hacer carrera, para sentirse importantes o adquirir un puesto de prestigio. Jesús quiere que sean apasionados de él y del Evangelio. Una pasión del corazón que se traduce en gestos concretos de proximidad, de cercanía a los hermanos más necesitados de acogida y cuidados. Como él mismo lo vivió.
    Que la Virgen María, icono de la Iglesia en camino, nos ayude a seguir con alegría al Señor Jesús y proclamar a nuestros  hermanos y hermanas, con renovado amor, la Buena Nueva de la salvación
    01.07.19




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