21 de nov. 2014

PAPA FRANCESC (7)







El Papa advierte: 'El problema no es el dinero, sino las personas'
En su ví­deo-mensaje al Festival de la Doctrina Social de la Iglesia en Verona, el Santo Padre invita a tener iniciativa para crear desarrollo
CIUDAD DEL VATICANO, 21 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco ha advertido sobre el riesgo de la indiferencia, que nos puede hacer ciegos, sordos y mudos. Lo ha hecho en un vídeo-mensaje a la IV edición del Festival de la Doctrina Social de la Iglesia, que se celebra en Verona del 20 al 23 de noviembre y que reflexiona sobre el tema "Mas allá de los lugares dentro del tiempo''.
Sobre este tema del Festival, el Papa hace algunas reflexiones en el vídeo. En primer lugar señala que la situación de crisis social y económica en la que nos encontramos puede "asustar, desorientar, o hacernos pensar que la situación es tan difícil que no podemos hacer nada al respecto". Por eso, "la gran tentación es pararse a curar las propias heridas y encontrar una excusa para no escuchar el grito de los pobres y el sufrimiento de aquellos que han perdido la dignidad de traer a casa el pan porque se han quedado sin trabajo". De este modo, indica que los que sólo buscan sanar sus heridas, terminan maquillándose. Por esta razón, Francisco advierte que "el riesgo es que la indiferencia nos haga ciegos, sordos y mudos, presentes sólo en nosotros mismos, frente al espejo, y que todo lo que sucede nos sea extraño". Había alguien así, se llamaba Narciso, y este ejemplo no funciona, afirma el Papa.
En su mensaje, el Pontífice recuerda que "estamos llamados a ir más allá y abordar las necesidades reales". Por eso, "es urgente abandonar los lugares comunes, que se consideran seguros y garantizados, para liberar las muchas energías escondidas y no conocidas que están presentes y trabajan muy concretamente". Ir más allá, asegura el Papa, quiere decir "agrandar y no restringir, crear espacio y no limitarse a su control". Y para ir más allá hay que tomar la iniciativa.
Por otro lado, el Francisco asegura que "también hoy en el ámbito económico es urgente tomar esa iniciativa, porque el sistema tiende a homologar todo y el dinero se vuelve el dueño. El sistema te lleva a esta globalización que no es buena, que homologa todo." ¿Y quién es el dueño de esta homologación?, se pregunta. A lo que responde: "El dinero". Tomar la iniciativa en estas áreas -explica el Santo Padre- es tener el valor de no dejarse atrapar por el dinero y por los resultados a corto plazo que te convierten en esclavo.
Señalando que hoy se dice que muchas cosas no se pueden hacer "porque falta dinero" pero siempre hay dinero para hacer otras cosas, "comprar armas", "hacer la guerra", "operaciones financieras sin escrúpulos"; el Papa advierte que "el verdadero problema no es el dinero, sino las personas".
Al respecto, explica que "el dinero por sí solo no crea desarrollo, para crear desarrollo son necesarias personas que tengan la valentía de tomar la iniciativa".
Y tomar la iniciativa -matiza en su discurso el Santo Padre- significa desarrollar una empresa capaz de innovación no sólo tecnológica; se deben renovar también las relaciones de trabajo experimentando nuevas formas de participación y responsabilidad de los trabajadores, inventando nuevas formas de acceder al mundo del trabajo, creando una relación solidaria entre la empresa y el territorio.
A este punto, el Pontífice pone el ejemplo del padre de un niño con síndrome de down que se inventó una cooperativa constituida por chicos con síndrome de down, "estudió un trabajo apto para ello, hizo un acuerdo con una empresa para la venta de sus productos...". Esto es un ejemplo de ir más allá, "moverse significa crear nuevos procesos". Tomar la iniciativa- asegura- significa también considerar el amor como la verdad fuerza para el cambio. Facilitar la expresión y el crecimiento de los talentos es lo que estamos llamados a hacer y para hacer eso es necesario abrir espacios, explica el Papa. Por eso, "liberar los talentos es el comienzo del cambio". Y hablando de talentos, el Santo Padre observa que el tema atañe sobre todo a los jóvenes. "Si queremos ir más lejos tenemos que invertir decididamente en ellos y darles mucha confianza".
Finalmente, para concluir el vídeo-mensaje, el Pontífice afirma que "ir más allá de los lugares no es el resultado de la casualidad individual, sino de compartir un único fin: la historia es un camino hacia la realización. Si nos movemos como un pueblo, si vamos juntos hacia adelante, nuestra existencia pondrá en evidencia este significado y esta plenitud''.
22.11.14



Movimientos y comunidades, el Papa pide: frescura, libertad y comunión
Les recibe en el Vaticano. No defender los métodos a ultranza, porque se vuelven ideológicos y cerrados al Espíritu. Buscar la comunión con la Iglesia jerárquica
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco recibió este sábado por la mañana en el Vaticano, a los participantes del III Congreso mundial de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades, que tuvo como tema: “La alegría del evangelio: una alegría misionera”, y exhortó a los presentes a “mantener la frescura del carisma, respetar la libertad de las personas y buscar siempre la comunión con la santa madre Iglesia jerárquica”. Para ello les invitó a no quedarse solamente en los métodos y formas, sino una conversión misionera.
El congreso que se realizó del 20 al 22 de noviembre fue promovido por el Pontificio Consejo para los Laicos.
El papa Francisco recordó que en el centro del encuentro de estos días estuvieron dos elementos: la conversión y la misión. “Estos están íntimamente relacionados, porque sin una auténtica conversión del corazón y de la mente no se anuncia el evangelio, y si no nos abrimos a la misión no es posible la conversión y la fe se vuelve estéril”.
Tras esta consideración el Santo Padre evaluó que las nuevas comunidades se están proyectando hacia una la fase de la madurez, y por lo tanto les ofreció “algunas sugerencias para el camino de fe y de vida eclesial”.
Como primera cosa les indicó “la frescura del carisma”, porque con el tiempo “aumenta la tentación de contentarse, de volverse rígido en esquemas tranquilizantes pero estériles”. Porque el carisma es necesario para la supervivencia, y no son las estructuras las que garantizan la acción del Espíritu Santo.
Les invitó a no quedarse solamente en los “métodos y formas”, sino en “responder con renovado entusiasmo a la llamada del Señor” porque “fue el coraje evangélico el que permitió el nacimiento de los movimientos” y porque si los métodos se defienden a ultranza “se vuelven ideológicos” y “cerrados a la novedad del Espíritu y acabarán por sofocar al carisma que los ha generado”.
“Otro punto -añadió el Pontífice- es el modo de acompañar a los hombres de nuestro tiempo, en particular a los jóvenes”. Porque en el mundo “todos los medios educativos, en particular el más importante, la familia, tienen graves dificultades”.
Por ello invitó a “resistir a la tentación de sustituirse a la libertad de las personas, a dirigirlas sin esperar que maduren realmente”. Porque asegura el Papa, “un progreso espiritual obtenido aprovechando la inmadurez de las personas es un éxito aparente, destinado a naufragar”. Porque asegura Francisco, “la educación cristiana” sabe “esperar los tiempos de cada uno, como hace con cada uno de nosotros el Señor”.
Otra indicación dada por el Papa a los movimientos y comunidades eclesiales, es la de “no olvidarse que el bien más precioso, el sigilo del Espíritu Santo, es la comunión. Es la gracia más grande que Jesús nos ha conquistado en la cruz”.
Y subrayó que “para que el mundo crea que Jesús es el Señor, es necesario que vea la comunión entre los cristianos”. Y reiteró el principio: “La unidad prevalece sobre el conflicto” porque “el hermano vale mucho más que nuestras posiciones personales”.
Además, añadió el Pontífice, porque “la verdadera comunión no puede existir en un movimiento o en una nueva comunidad, si no se integra en la comunión más grande que es nuestra santa madre la Iglesia jerárquica”.
Además porque “la comunión consiste en enfrentar juntos y unidos los temas más importantes, como la vida, la familia, la paz, la lucha a la pobreza en todas sus formas, la libertad religiosa y de educación”.
En particular, precisa el Pontífice, “los movimientos y las comunidades están llamados a colaborar para contribuir a curar las heridas producidas por una mentalidad globalizada que pone en el centro el consumo, olvidando los valores esenciales de la existencia.
El papa concluyó recordando que los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades ya han “traído muchos, frutos a la Iglesia y al mundo entero” pero señaló que los “traerán todavía más grandes con la ayuda del Espíritu Santo” que suscita “dones y carismas, y con la intercesión de María”.  
 23.11.14


Texto completo de la homilía del Papa en la festividad de Cristo Rey
El Santo Padre canonizó a seis beatos y recordó que seremos juzgados sobre el amor, sobre la proximidad y la ternura hacia nuestros hermanos.
CIUDAD DEL VATICANO, 23 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - En el día de la solemnidad de Cristo Rey, el santo padre Francisco celebró la santa en la explanada de la basílica de San Pedro, y canonizó a los beatos Giovanni Antonio Farina (1803-1888); Kuriakose Elias Chavara della Sacra Famiglia (1805-1871); Ludovico da Casoria (1814-1885); Nicola da Longobardi (1650- 1709); Eufrasia Eluvathingal del Sacro Cuore (1877-1952); Amato Ronconi (1226-1292).
Concluidas las lecturas, y la proclamación del Evangelio, el papa Francisco dirigió la siguiente homilía:
«La liturgia de hoy nos ivita a fijar la mirada en Jesús como Rey del Universo. La hermosa oración del prefacio nos recuerda que su reino es 'reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia , de amor y de paz». Las lecturas que hemos escuchado nos muestran como Jesús ha realizado su reino, como lo realiza durante la historia, y qué nos pide a nosotros.
Sobre todo, cómo Jesús ha realizado el reino: lo ha hecho con cercanía y ternura hacia nosotros. Él es el pastor del cual ha hablado el profeta Ezequiel en la Primera lectura. Todo este párrafo se encuentra entrelazado de verbos que indican la premura y el amor del pastor hacia su rebaño: buscar, controlar, reunir a los dispersos, conducir al prado, hacer reposar, buscar a la oveja perdida, reconducir la, fajar la herida, curar a la enferma, tomarse cuidado, pastorear. Todas estas actitudes se volvieron realidad en Jesucristo: Él realmente es el 'gran pastor de las ovejas y cuidador de nuestras almas'.
Y todos los que en la Iglesia estamos llamados a ser pastores, no podemos apartarnos de este modelo, si no queremos volvernos mercenarios. Sobre esto el pueblo de Dios posee un olfato infalible para reconocer los buenos pastores y distinguirlos de los mercenarios.
Después de su victoria, o sea después de su Resurrección, ¿cómo Jesús realiza su reino?
El apóstol Pablo, en la Primera carta a los Corintios dice: 'Es necesario que Él reine hasta que no haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies'. Es el Padre que poco a poco somete todo al Hijo, y al mismo tiempo el Hijo somete todo al Padre. Jesús no es un rey como los de este mundo. Para Él reinar no es mandar, pero obedecer al Padre, entregarse a Él, para que se cumpla su designio de amor y salvación. Así hay plena reciprocidad entre el Padre y el Hijo. Por lo tanto el tiempo del reino de Cristo es el largo tiempo de la sumisión de todo al Hijo y de la entrega de todo al Padre.
'El último enemigo a ser aniquilado será la muerte'. Y al final, cuando todo habrá sido puesto bajo la realeza de Jesús, y todo, también el mismo Jesús, habrá sido sometido al Padre, Dios será todo en todos. (cfr 1 Cor 15, 28).
El Evangelio nos dice lo qué nos pide el reino de Jesús: nos recuerda que la cercanía y la ternura son la regla de la vida también para nosotros, y sobre esto seremos juzgados. Este será el protocolo de nuestro juicio. Es la gran parábola del juicio final de Mateo 25.
El rey dice: 'Venid benditos del Padre mio, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo, porque tuve hambre y me dieronde comer, tuve sed y me dieron de beber, era un extranjero y me acogieron, estaba desnudo y me vistieron, enfermo y visitado, en la cárcel y me visitaron. Los justos preguntarán: ¿cuándo hemos hecho todo esto? Y Él responderá: 'En verdad yo les digo: todo lo que han hecho a uno solo de estos mis hermanos más pequeños lo han hecho a mi'. (Mt 25,40).
La salvación no inicia por la confesión de la realeza de Cristo, sino de la imitación de las obras de misericordia mediante las cuales Él ha realizado el Reino. Quien las cumple demuestra de haber acogido la realeza de Jesús, porque ha hecho espacio en su corazón a la caridad de Dios. En el ocaso de la vida seremos juzgados sobre el amor, sobre la proximidad y la ternura hacia nuestros hermanos. De esto dependerá nuestro ingreso o menos en el reino de Dios, nuestra colocación en uno o en otro lado. Jesús con su victoria nos ha abierto su reino, pero depende de cada uno de nosotros entrar, ya iniciando en esta vida. El reino inicia ahora, haciéndonos concretamente cercanos al hermano que nos pide pan, vestido, acogida y solidaridad. Y si realmente amaremos a aquel hermano, a aquella hermana, seremos empujados a compartir con él o con ella lo que tenemos de más hermoso, o sea Jesucristo y su Evangelio.
Hoy la Iglesia nos pone a los nuevos santos como modelos, que justamente mediante las obras de una generosa dedicación a Dios y a los hermanos, han servido, cada uno en el propio ámbito, al reino de Dios y se han vuelto herederos. Cada uno de estos ha respondido con extraordinaria creatividad al mandamiento del amor de Dios y del prójimo.

Se han dedicado sin ahorrar esfuerzo, al servicio de los últimos, asistiendo a los indigentes, enfermos, ancianos, peregrinos. Su predilección para los pequeños y los pobres fue el reflejo y la medida del amor incondicional a Dios. De hecho han buscado y descubierto la caridad en la relación fuerte y personal con Dios, de la cual se desprende el verdadero amor al prójimo. Por ello en la hora del juicio, han escuchado esta dulce invitación: 'Venid, bendecidos del Padre mio, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde el inicio del mundo”. (Mt 25,34).
Con el rito de canonización, una vez más hemos confesado el misterio del reino de Dios y horado a Cristo Rey, pastor lleno de amor por su rebaño. Que los nuevos santos con su ejemplo e intercesión, hagan crecer en nosotros la alegría de caminar en la vía del Evangelio, la decisión de tomarlo como brújula de nuestra vida. Sigamos sus huellas, imitemos su fe y su caridad, para que nuestra esperanza se revista de inmortalidad. No nos dejemos distraer por otros intereses terrenos pasajeros. Y nos guíe hacia el reino de los cielos, la Madre, María, Reina de todos los santos. Amén".
 24.11.14

El Papa encomienda a María su viaje al Parlamento Europeo
En la iglesia de Santa María la Mayor, reza en silencio y deposita a los pies de la imagen de la Virgen, un bouquet de rosas con los colores de Europa
Por Redacción
ROMA, 24 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - Este martes 25 de noviembre el santo padre Francisco realiza el viaje a Estrasburgo, Francia, sede del Parlamento Europeo, y como ya se ha vuelto tradición, el Papa antes de partir va a la basílica de Santa María la Mayor, para rezar delante de la imagen de María “Salus Populi Romani”.
El portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, comunicó esta tarde que el Papa se acercó a la basílica, hoy lunes a eso de las 17,30, “para pedir la intercesión de María por el buen resultado del viaje apostólico a Estrasburgo, sede de las instituciones europeas”.
Añadió que Francisco “se ha quedado en oración silenciosa delante de la Virgen por una media hora y le ha ofrecido un ramo de flores con los colores de Europa: rosas amarillas y azules”.
El Santo Padre fue como pontífice a la basílica de 'Santa Maria Maggiore' el día después de su elección,  y rezó además en el altar de la capilla situada a la derecha, en donde san Ignacio de Loyola celebró su primera misa, en la Navidad de 1538.
25.11.14




El papa ha parlat al cor d’Europa
Dimarts, 25/11/2014 - Jordi Llisterri i Boix
Ja em perdonaran que recorri a l’adjectiu històric. Però avui s’ho val. Qui vulgui trobar un relat i un full de ruta pel futur d’Europa s’haurà de confrontar amb l'històric discurs del papa Francesc d’aquest dimarts al plenari del Parlament Europeu. A una Europa desorientada arriba un argentí i la posa davant del mirall. Remarcant la grandesa del projecte europeu, furgant en les seves ferides més profundes i, sobretot, proposant un enfocament de futur que no és nou: recuperar les intuïcions dels seus fundadors.
Crec que el gran mèrit del discurs del papa és ha estat posar veu al que pensen la majoria dels ciutadans europeus. Que no anem bé per aquest camí. Que Europa ha de ser una família de pobles i persones. No una multinacional. Unitat en la diversitat. La dignitat de la persona en el centre. La vida humana com a centre. Els polítics com els que tenen cura de la gent. Els joves com a esperança. El treball com a font de dignitat. Les institucions com a garant dels drets de les famílies. La persona com un subjecte social i de no de consum. Aportant cadascú la seva identitat. L’Europa solidària i un model davant del món. On el mediterrani no sigui un gran cementiri. Recuperar el poder polític davant del poder financer. L’Europa protagonista... Una Europa on el cristianisme, lluny dels fonamentalismes, s’ofereix com “una ànima bona”. Una proposta transcendent que no s’ha de veure com un perill per la laïcitat, sinó com un enriquiment.
Hi ha tot un projecte per Europa que avui ha recuperat el papa Francesc. Aplaudit per la dreta i per l'esquerra. Ha fet un exercici de lideratge moral que avui cap altre agent polític i social està exercint. Més enllà del populisme o del anar tirant.
I si la proposta del papa és alguna cosa més, és perquè ha parlat al cor d’Europa. Al cor institucional, donant al Parlament Europeu la centralitat de la construcció europea. I al cor de les persones que formen Europa. I ha parlat proposant un projecte des del cor. Que és el llenguatge amb el que ens podem acabar entenent i construïnt alguna cosa amb futur. Aquesta és la força que tenen les paraules del papa.

"Es hora de favorecer las políticas de empleo y de volver a darle dignidad"

"No se puede tolerar que el Mediterráneo se convierta en un gran cementerio"

“No se puede tolerar millones de muertos de hambre mientras se desechan alimentos”

Algunos eurodiputados abandonaron la sala en el momento en el que comenzaba su discurso


"No se puede tolerar que el Mediterráneo se convierta en un gran cementerio". El Papa Francisco hizo un llamamiento a la solidaridad y a construir una Europa que "no gire en torno a la economía", durante su intervención ante el Parlamento Europeo. En la sede de Estrasburgo (algunos diputados abandonaron la sala en protesta por su presencia), Bergoglio denunció la enfermedad de "la soledad", y advirtió que "el ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje".
"Al dirigirme hoy a ustedes -comenzó Francisco, en un discurso duro, pero esperanzado- desde mi vocación de Pastor, deseo enviar a todos los ciudadanos europeos un mensaje de esperanza y de aliento. Un mensaje de esperanza basado en la confianza de que las dificultades puedan convertirse en fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa - junto a todo el mundo - está atravesando. Esperanza en el Señor, que transforma el mal en bien y la muerte en vida".
Con su gratitud por la invitación a tomar la palabra, dirigiéndose a los más de quinientos millones de ciudadanos, de los 28 Estados miembros, el Papa Bergoglio pronunció un denso discurso reflexionando sobre los diversos desafíos que afronta el continente europeo en este momento histórico. Para construir una Europa que «no gire entorno a la economía», sino a la «sacralidad de la persona humana», de los «valores inalienables»; que abrace «con valentía su pasado», con su «patrimonio cristiano», y mire con «confianza al futuro», viviendo el «presente con esperanza»; que abandone la idea de una Europa atemorizada y replegada en sí misma. Para impulsar una Europa transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y no olvide la fe: «La Europa que contempla el cielo y persigue ideales», que «mira, defiende y tutela al hombre», que «camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad».
Tras evocar a San Juan Pablo II, que visitó el Parlamento en 1988, el Papa Bergoglio hizo hincapié en la centralidad de la persona humana, derechos humanos, la tutela de la dignidad de la vida humana en todas sus etapas, derechos y deberes, dignidad trascendente del hombre.
Ante una Europa que parece cansada y anciana, ya no fértil, recordó los grandes ideales y los peligros de los tecnicismos burocráticos de sus instituciones, de los estilos de vida egoístas, de una opulencia insostenible, indiferente respecto al mundo circunstante, y sobre todo a los más pobres:
«El ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado, de modo que - lamentablemente lo percibimos a menudo -, cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo se la descarta sin tantos reparos, como en el caso de los enfermos terminales, de los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer».
«Cuando prevalece la absolutización de la técnica», que termina por causar «una confusión entre los fines y los medios».
¿Cómo devolver la esperanza al futuro, de manera que, partiendo de las jóvenes generaciones, se encuentre la confianza para perseguir el gran ideal de una Europa unida y en paz, creativa y emprendedora, respetuosa de los derechos y consciente de los propios deberes? Para responder a esta pregunta, el Papa Francisco recordó uno célebre fresco de Rafael, que se encuentra en el Vaticano.... imagen que describe bien a Europa en su historia hecha de un permanente encuentro entre el cielo y la tierra, donde el cielo indica la apertura a lo trascendente, a Dios, que ha caracterizado desde siempre al hombre europeo, y la tierra representa su capacidad práctica y concreta de afrontar las situaciones y los problemas.
«El futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable entre estos dos elementos. Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder lentamente la propia alma y también aquel «espíritu humanista» que, sin embargo, ama y defiende».
Reiterando la disponibilidad de la Santa Sede y de la Iglesia católica, a través de la Comisión de las Conferencias Episcopales Europeas - Comece - el Obispo de Roma se refirió al olvido de Dios, que engendra la violencia:
«No podemos olvidar aquí las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas y particularmente cristianas, en diversas partes del mundo. Comunidades y personas que son objeto de crueles violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas; asesinadas, decapitadas, crucificadas y quemadas vivas, bajo el vergonzoso y cómplice silencio de tantos».
«Unidad en la diversidad», con el lema de la Unión Europea, el Papa señaló que considera que Europa es una familia de pueblos, alentando a «valorar todas las tradiciones»; «tomando conciencia de su historia y de sus raíces». También la importancia de los principios de solidaridad y subsidiariedad. Y de mantener viva la democracia en Europa, evitando «maneras globalizantes» de diluir la realidad: «los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría».
También destacó el Santo Padre la importancia de la familia, célula fundamental y elemento precioso de toda sociedad y de las instituciones educativas: las escuelas y universidades.
Para luego reiterar asimismo la necesidad de impulsar la ecología, la custodia de la creación, de la naturaleza, de la que debemos ser «custodios» y «no dueños». Recordando el sector agrícola «llamado a dar sustento y alimento al hombre. No se puede tolerar que millones de personas en el mundo mueran de hambre, mientras toneladas de restos de alimentos se desechan cada día de nuestras mesas. Además, el respeto por la naturaleza nos recuerda que el hombre mismo es parte fundamental de ella. Junto a una ecología ambiental, se necesita una ecología humana, hecha del respeto de la persona, que hoy he querido recordar dirigiéndome a ustedes».
«Es igualmente necesario afrontar juntos la cuestión migratoria», enfatizó el Papa Francisco: «No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio. En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda. La ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales».
Francisco ha denunciado durante su discurso que «una de las enfermedades más extendidas en Europa es la soledad, propia de quien no tiene lazo alguno». «Se ve particulartmente en los ancianos, y los jóvenes, sin puntos de refeerencia y oportunidades para el futuro; los pobres que pueblan nuestras ciudades y los ojos perdidos de los inmigrantes que vienen en busca de un futuro mejor», ha señalado el Pontífice, quien ha advertido de que esta soledad «se ha agudizado por la crisis económica, cuyos efectos perduran con consecuencias dramáticas desde el punto de vista social».
El Pontífice ha sido recibido en las puertas del Parlamento Europeo (PE) por el presidente de la institución, Martin Schulz, entre gran expectación de fieles, periodistas y personal de la Eurocámara. A su llegada, directamente desde el aeropuerto de Estrasburgo, donde ha aterrizado a las 09.00 GMT como estaba previsto, se ha celebrado una breve ceremonia de acogida, con los himnos del Vaticano y de la Unión Europea (UE), interpretados por la orquesta del Eurocuerpo.
Tras el recibimiento, el Papa ha recorrido en automóvil el tramo que hay hasta el espacio Mariana Pineda (aproximadamente unos 700 metros), donde Schulz le ha presentado a los vicepresidentes del PE y a los presidentes de los grupos políticos. Posteriormente, el Papa Francisco y Martin Schulz han entrado en la sala de protocolos, donde se han intercambiado regalos.
Schulz le ha regalado al Pontífice una edición española de las memorias de Jean Monnet, uno de los fundadores de las comunidades europeas, que tienen un prólogo escrito por el político español José María Gil Robles.
Este fue el discurso del papa:                  

Señor Presidente, Señoras y Señores Vicepresidentes,
Señoras y Señores Eurodiputados,
Trabajadores en los distintos ámbitos de este hemiciclo,
Queridos amigos

Les agradezco que me hayan invitado a tomar la palabra ante esta institución fundamental de la vida de la Unión Europea, y por la oportunidad que me ofrecen de dirigirme, a través de ustedes, a los más de quinientos millones de ciudadanos de los 28 Estados miembros a quienes representan. Agradezco particularmente a usted, Señor Presidente del Parlamento, las cordiales palabras de bienvenida que me ha dirigido en nombre de todos los miembros de la Asamblea.
Mi visita tiene lugar más de un cuarto de siglo después de la del Papa Juan Pablo II. Muchas cosas han cambiado desde entonces, en Europa y en todo el mundo. No existen los bloques contrapuestos que antes dividían el Continente en dos, y se está cumpliendo lentamente el deseo de que «Europa, dándose soberanamente instituciones libres, pueda un día ampliarse a las dimensiones que le han dado la geografía y aún más la historia».
Junto a una Unión Europea más amplia, existe un mundo más complejo y en rápido movimiento. Un mundo cada vez más interconectado y global, y, por eso, siempre menos «eurocéntrico». Sin embargo, una Unión más amplia, más influyente, parece ir acompañada de la imagen de una Europa un poco envejecida y reducida, que tiende a sentirse menos protagonista en un contexto que la contempla a menudo con distancia, desconfianza y, tal vez, con sospecha.
Al dirigirme hoy a ustedes desde mi vocación de Pastor, deseo enviar a todos los ciudadanos europeos un mensaje de esperanza y de aliento.
Un mensaje de esperanza basado en la confianza de que las dificultades puedan convertirse en fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa - junto a todo el mundo - está atravesando. Esperanza en el Señor, que transforma el mal en bien y la muerte en vida.
Un mensaje de aliento para volver a la firme convicción de los Padres fundadores de la Unión Europea, los cuales deseaban un futuro basado en la capacidad de trabajar juntos para superar las divisiones, favoreciendo la paz y la comunión entre todos los pueblos del Continente. En el centro de este ambicioso proyecto político se encontraba la confianza en el hombre, no tanto como ciudadano o sujeto económico, sino en el hombre como persona dotada de una dignidad trascendente.
Quisiera subrayar, ante todo, el estrecho vínculo que existe entre estas dos palabras: «dignidad» y «trascendente».
La «dignidad» es la palabra clave que ha caracterizado el proceso de recuperación en la segunda postguerra. Nuestra historia reciente se distingue por la indudable centralidad de la promoción de la dignidad humana contra las múltiples violencias y discriminaciones, que no han faltado, tampoco en Europa, a lo largo de los siglos. La percepción de la importancia de los derechos humanos nace precisamente como resultado de un largo camino, hecho también de muchos sufrimientos y sacrificios, que ha contribuido a formar la conciencia del valor de cada persona humana, única e irrepetible. Esta conciencia cultural encuentra su fundamento no sólo en los eventos históricos, sino, sobre todo, en el pensamiento europeo, caracterizado por un rico encuentro, cuyas múltiples y lejanas fuentes provienen de Grecia y Roma, de los ambientes celtas, germánicos y eslavos, y del cristianismo que los marcó profundamente, dando lugar al concepto de «persona».
Hoy, la promoción de los derechos humanos desempeña un papel central en el compromiso de la Unión Europea, con el fin de favorecer la dignidad de la persona, tanto en su seno como en las relaciones con los otros países. Se trata de un compromiso importante y admirable, pues persisten demasiadas situaciones en las que los seres humanos son tratados como objetos, de los cuales se puede programar la concepción, la configuración y la utilidad, y que después pueden ser desechados cuando ya no sirven, por ser débiles, enfermos o ancianos.
Efectivamente, ¿qué dignidad existe cuando falta la posibilidad de expresar libremente el propio pensamiento o de profesar sin constricción la propia fe religiosa? ¿Qué dignidad es posible sin un marco jurídico claro, que limite el dominio de la fuerza y haga prevalecer la ley sobre la tiranía del poder? ¿Qué dignidad puede tener un hombre o una mujer cuando es objeto de todo tipo de discriminación? ¿Qué dignidad podrá encontrar una persona que no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir o, todavía peor, el trabajo que le otorga dignidad?
Promover la dignidad de la persona significa reconocer que posee derechos inalienables, de los cuales no puede ser privada arbitrariamente por nadie y, menos aún, en beneficio de intereses económicos.
Es necesario prestar atención para no caer en algunos errores que pueden nacer de una mala comprensión de los derechos humanos y de un paradójico mal uso de los mismos. Existe hoy, en efecto, la tendencia hacia una reivindicación siempre más amplia de los derechos individuales, que esconde una concepción de persona humana desligada de todo contexto social y antropológico, casi como una «mónada» (μονάς), cada vez más insensible a las otras «mónadas» de su alrededor. Parece que el concepto de derecho ya no se asocia al de deber, igualmente esencial y complementario, de modo que se afirman los derechos del individuo sin tener en cuenta que cada ser humano está unido a un contexto social, en el cual sus derechos y deberes están conectados a los de los demás y al bien común de la sociedad misma.
Considero por esto que es vital profundizar hoy en una cultura de los derechos humanos que pueda unir sabiamente la dimensión individual, o mejor, personal, con la del bien común, con ese «todos nosotros» formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. En efecto, si el derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de conflictos y de violencias.
Así, hablar de la dignidad trascendente del hombre, significa apelarse a su naturaleza, a su innata capacidad de distinguir el bien del mal, a esa «brújula» inscrita en nuestros corazones y que Dios ha impreso en el universo creado; significa sobre todo mirar al hombre no como un absoluto, sino como un ser relacional. Una de las enfermedades que veo más extendidas hoy en Europa es la soledad, propia de quien no tiene lazo alguno. Se ve particularmente en los ancianos, a menudo abandonados a su destino, como también en los jóvenes sin puntos de referencia y de oportunidades para el futuro; se ve igualmente en los numerosos pobres que pueblan nuestras ciudades y en los ojos perdidos de los inmigrantes que han venido aquí en busca de un futuro mejor.
Esta soledad se ha agudizado por la crisis económica, cuyos efectos perduran todavía con consecuencias dramáticas desde el punto de vista social. Se puede constatar que, en el curso de los últimos años, junto al proceso de ampliación de la Unión Europea, ha ido creciendo la desconfianza de los ciudadanos respecto a instituciones consideradas distantes, dedicadas a establecer reglas que se sienten lejanas de la sensibilidad de cada pueblo, e incluso dañinas. Desde muchas partes se recibe una impresión general de cansancio y de envejecimiento, de una Europa anciana que ya no es fértil ni vivaz. Por lo que los grandes ideales que han inspirado Europa parecen haber perdido fuerza de atracción, en favor de los tecnicismos burocráticos de sus instituciones.
A eso se asocian algunos estilos de vida un tanto egoístas, caracterizados por una opulencia insostenible y a menudo indiferente respecto al mundo circunstante, y sobre todo a los más pobres. Se constata amargamente el predominio de las cuestiones técnicas y económicas en el centro del debate político, en detrimento de una orientación antropológica auténtica. El ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado, de modo que - lamentablemente lo percibimos a menudo -, cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo se la descarta sin tantos reparos, como en el caso de los enfermos terminales, de los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer.
Este es el gran equívoco que se produce «cuando prevalece la absolutización de la técnica», que termina por causar «una confusión entre los fines y los medios». Es el resultado inevitable de la «cultura del descarte» y del «consumismo exasperado». Al contrario, afirmar la dignidad de la persona significa reconocer el valor de la vida humana, que se nos da gratuitamente y, por eso, no puede ser objeto de intercambio o de comercio. Ustedes, en su vocación de parlamentarios, están llamados también a una gran misión, aunque pueda parecer inútil: Preocuparse de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la «cultura del descarte». Cuidar de la fragilidad de las personas y de los pueblos significa proteger la memoria y la esperanza; significa hacerse cargo del presente en su situación más marginal y angustiante, y ser capaz de dotarlo de dignidad.
Por lo tanto, ¿cómo devolver la esperanza al futuro, de manera que, partiendo de las jóvenes generaciones, se encuentre la confianza para perseguir el gran ideal de una Europa unida y en paz, creativa y emprendedora, respetuosa de los derechos y consciente de los propios deberes?
Para responder a esta pregunta, permítanme recurrir a una imagen. Uno de los más célebres frescos de Rafael que se encuentra en el Vaticano representa la Escuela de Atenas. En el centro están Platón y Aristóteles. El primero con el dedo apunta hacia lo alto, hacia el mundo de las ideas, podríamos decir hacia el cielo; el segundo tiende la mano hacia delante, hacia el observador, hacia la tierra, la realidad concreta. Me parece una imagen que describe bien a Europa en su historia, hecha de un permanente encuentro entre el cielo y la tierra, donde el cielo indica la apertura a lo trascendente, a Dios, que ha caracterizado desde siempre al hombre europeo, y la tierra representa su capacidad práctica y concreta de afrontar las situaciones y los problemas.
El futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable entre estos dos elementos. Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder lentamente la propia alma y también aquel «espíritu humanista» que, sin embargo, ama y defiende.
Precisamente a partir de la necesidad de una apertura a la trascendencia, deseo afirmar la centralidad de la persona humana, que de otro modo estaría en manos de las modas y poderes del momento. En este sentido, considero fundamental no sólo el patrimonio que el cristianismo ha dejado en el pasado para la formación cultural del continente, sino, sobre todo, la contribución que pretende dar hoy y en el futuro para su crecimiento. Dicha contribución no constituye un peligro para la laicidad de los Estados y para la independencia de las instituciones de la Unión, sino que es un enriquecimiento. Nos lo indican los ideales que la han formado desde el principio, como son: la paz, la subsidiariedad, la solidaridad recíproca y un humanismo centrado sobre el respeto de la dignidad de la persona.
Por ello, quisiera renovar la disponibilidad de la Santa Sede y de la Iglesia Católica, a través de la Comisión de las Conferencias Episcopales Europeas (COMECE), para mantener un diálogo provechoso, abierto y trasparente con las instituciones de la Unión Europea. Estoy igualmente convencido de que una Europa capaz de apreciar las propias raíces religiosas, sabiendo aprovechar su riqueza y potencialidad, puede ser también más fácilmente inmune a tantos extremismos que se expanden en el mundo actual, también por el gran vacío en el ámbito de los ideales, como lo vemos en el así llamado Occidente, porque «es precisamente este olvido de Dios, en lugar de su glorificación, lo que engendra la violencia».
A este respecto, no podemos olvidar aquí las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas, y particularmente cristianas, en diversas partes del mundo. Comunidades y personas que son objeto de crueles violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas; asesinadas, decapitadas, crucificadas y quemadas vivas, bajo el vergonzoso y cómplice silencio de tantos.
El lema de la Unión Europea es Unidad en la diversidad, pero la unidad no significa uniformidad política, económica, cultural, o de pensamiento. En realidad, toda auténtica unidad vive de la riqueza de la diversidad que la compone: como una familia, que está tanto más unida cuanto cada uno de sus miembros puede ser más plenamente sí mismo sin temor. En este sentido, considero que Europa es una familia de pueblos, que podrán sentir cercanas las instituciones de la Unión si estas saben conjugar sabiamente el anhelado ideal de la unidad, con la diversidad propia de cada uno, valorando todas las tradiciones; tomando conciencia de su historia y de sus raíces; liberándose de tantas manipulaciones y fobias. Poner en el centro la persona humana significa sobre todo dejar que muestre libremente el propio rostro y la propia creatividad, sea en el ámbito particular que como pueblo.
Por otra parte, las peculiaridades de cada uno constituyen una auténtica riqueza en la medida en que se ponen al servicio de todos. Es preciso recordar siempre la arquitectura propia de la Unión Europea, construida sobre los principios de solidaridad y subsidiariedad, de modo que prevalezca la ayuda mutua y se pueda caminar, animados por la confianza recíproca.
En esta dinámica de unidad-particularidad, se les plantea también, Señores y Señoras Eurodiputados, la exigencia de hacerse cargo de mantener viva la democracia de los pueblos de Europa. No se nos oculta que una concepción uniformadora de la globalidad daña la vitalidad del sistema democrático, debilitando el contraste rico, fecundo y constructivo, de las organizaciones y de los partidos políticos entre sí. De esta manera se corre el riesgo de vivir en el reino de la idea, de la mera palabra, de la imagen, del sofisma... y se termina por confundir la realidad de la democracia con un nuevo nominalismo político. Mantener viva la democracia en Europa exige evitar tantas «maneras globalizantes» de diluir la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría.
Mantener viva la realidad de las democracias es un reto de este momento histórico, evitando que su fuerza real - fuerza política expresiva de los pueblos - sea desplazada ante las presiones de intereses multinacionales no universales, que las hacen más débiles y las trasforman en sistemas uniformadores de poder financiero al servicio de imperios desconocidos. Este es un reto que hoy la historia nos ofrece.
Dar esperanza a Europa no significa sólo reconocer la centralidad de la persona humana, sino que implica también favorecer sus cualidades. Se trata por eso de invertir en ella y en todos los ámbitos en los que sus talentos se forman y dan fruto. El primer ámbito es seguramente el de la educación, a partir de la familia, célula fundamental y elemento precioso de toda sociedad. La familia unida, fértil e indisoluble trae consigo los elementos fundamentales para dar esperanza al futuro. Sin esta solidez se acaba construyendo sobre arena, con graves consecuencias sociales. Por otra parte, subrayar la importancia de la familia, no sólo ayuda a dar prospectivas y esperanza a las nuevas generaciones, sino también a los numerosos ancianos, muchas veces obligados a vivir en condiciones de soledad y de abandono porque no existe el calor de un hogar familiar capaz de acompañarles y sostenerles.
Junto a la familia están las instituciones educativas: las escuelas y universidades. La educación no puede limitarse a ofrecer un conjunto de conocimientos técnicos, sino que debe favorecer un proceso más complejo de crecimiento de la persona humana en su totalidad. Los jóvenes de hoy piden poder tener una formación adecuada y completa para mirar al futuro con esperanza, y no con desilusión. Numerosas son las potencialidades creativas de Europa en varios campos de la investigación científica, algunos de los cuales no están explorados todavía completamente. Baste pensar, por ejemplo, en las fuentes alternativas de energía, cuyo desarrollo contribuiría mucho a la defensa del ambiente.
Europa ha estado siempre en primera línea de un loable compromiso en favor de la ecología. En efecto, esta tierra nuestra necesita de continuos cuidados y atenciones, y cada uno tiene una responsabilidad personal en la custodia de la creación, don precioso que Dios ha puesto en las manos de los hombres. Esto significa, por una parte, que la naturaleza está a nuestra disposición, podemos disfrutarla y hacer buen uso de ella; por otra parte, significa que no somos los dueños. Custodios, pero no dueños. Por eso la debemos amar y respetar. «Nosotros en cambio nos guiamos a menudo por la soberbia de dominar, de poseer, de manipular, de explotar; no la "custodiamos", no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que hay que cuidar». Respetar el ambiente no significa sólo limitarse a evitar estropearlo, sino también utilizarlo para el bien. Pienso sobre todo en el sector agrícola, llamado a dar sustento y alimento al hombre. No se puede tolerar que millones de personas en el mundo mueran de hambre, mientras toneladas de restos de alimentos se desechan cada día de nuestras mesas. Además, el respeto por la naturaleza nos recuerda que el hombre mismo es parte fundamental de ella. Junto a una ecología ambiental, se necesita una ecología humana, hecha del respeto de la persona, que hoy he querido recordar dirigiéndome a ustedes.
El segundo ámbito en el que florecen los talentos de la persona humana es el trabajo. Es hora de favorecer las políticas de empleo, pero es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo, garantizando también las condiciones adecuadas para su desarrollo. Esto implica, por un lado, buscar nuevos modos para conjugar la flexibilidad del mercado con la necesaria estabilidad y seguridad de las perspectivas laborales, indispensables para el desarrollo humano de los trabajadores; por otro lado, significa favorecer un adecuado contexto social, que no apunte a la explotación de las personas, sino a garantizar, a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y de educar los hijos.
Es igualmente necesario afrontar juntos la cuestión migratoria. No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio. En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda. La ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales. Europa será capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración si es capaz de proponer con claridad su propia identidad cultural y poner en práctica legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes; si es capaz de adoptar políticas correctas, valientes y concretas que ayuden a los países de origen en su desarrollo sociopolítico y a la superación de sus conflictos internos - causa principal de este fenómeno -, en lugar de políticas de interés, que aumentan y alimentan estos conflictos. Es necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos.
Señor Presidente, Excelencias, Señoras y Señores Diputados:
Ser conscientes de la propia identidad es necesario también para dialogar en modo propositivo con los Estados que han solicitado entrar a formar parte de la Unión en el futuro. Pienso sobre todo en los del área balcánica, para los que el ingreso en la Unión Europea puede responder al ideal de paz en una región que ha sufrido mucho por los conflictos del pasado. Por último, la conciencia de la propia identidad es indispensable en las relaciones con los otros países vecinos, particularmente con aquellos de la cuenca mediterránea, muchos de los cuales sufren a causa de conflictos internos y por la presión del fundamentalismo religioso y del terrorismo internacional.
A ustedes, legisladores, les corresponde la tarea de custodiar y hacer crecer la identidad europea, de modo que los ciudadanos encuentren de nuevo la confianza en las instituciones de la Unión y en el proyecto de paz y de amistad en el que se fundamentan. Sabiendo que «cuanto más se acrecienta el poder del hombre, más amplia es su responsabilidad individual y colectiva». Les exhorto, pues, a trabajar para que Europa redescubra su alma buena.
Un autor anónimo del s. II escribió que «los cristianos representan en el mundo lo que el alma al cuerpo». La función del alma es la de sostener el cuerpo, ser su conciencia y la memoria histórica. Y dos mil años de historia unen a Europa y al cristianismo. Una historia en la que no han faltado conflictos y errores, pero siempre animada por el deseo de construir para el bien. Lo vemos en la belleza de nuestras ciudades, y más aún, en la de múltiples obras de caridad y de edificación común que constelan el Continente. Esta historia, en gran parte, debe ser todavía escrita. Es nuestro presente y también nuestro futuro. Es nuestra identidad. Europa tiene una gran necesidad de redescubrir su rostro para crecer, según el espíritu de sus Padres fundadores, en la paz y en la concordia, porque ella misma no está todavía libre de conflictos.
Queridos Eurodiputados, ha llegado la hora de construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, de los valores inalienables; la Europa que abrace con valentía su pasado, y mire con confianza su futuro para vivir plenamente y con esperanza su presente. Ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa atemorizada y replegada sobre sí misma, para suscitar y promover una Europa protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira, defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad.
Gracias.
 25.11.14


El Papa en Estrasburgo: 'La persona sea el centro y no la economía'
Las raíces cristianas favorecen la identidad de Europa y la protegen del utilitarismo, terrorismo y cultura del descarte. Invita a defender la vida, la familia, lo creado. Crear trabajo para los jóvenes y acoger a los inmigrantes
ROMA, 25 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo Padre Francisco hoy en Estrasburgo realiza el viaje papal más corto de la historia. En total, estará menos de cuatro horas en la ciudad francesa.


Tras el aterrizaje a las 10.00, el Papa se ha trasladado en coche a la sede del Parlamento Europeo, donde ha sido recibido por el presidente, Martin Schulz. Allí también una multitud le esperaba, emocionada y con vivas al Papa. También algunos funcionarios curiosos se han asomados a las ventanas para presenciar la llegada del Santo Padre e inmortalizar el momento tomando fotos con los teléfonos móviles.
Después de escuchar los himnos, el del Vaticano, y el de la Unión Europea, tocados por la banda militar francesa mientras se izaba la bandera vaticana, el Papa se ha dirigido en coche al ingreso de honor del Parlamento: Espace Mariana de Pineda. Aquí ha tenido lugar la presentación de las dos delegaciones, de los 14 miembros del Bureau del Parlamento y de los 8 presidente de los grupos políticos de la Asamblea.

Entre los saludos del Papa a los presentes que estaban por los pasillos, Francisco se ha reencontrado con la anciana Elma Scmidt, la dueña de la casa que lo hospedó en 1986 en Alemania. Momento, en el que ninguno de los dos ha escondido su emoción y alegría. Mientras caminaban por el Parlamento, se ha podido escuchar al Santo Padre hablar algunas frases en alemán con el presidente Schulz.
Tras algunas fotografías, Francisco ha firmado el Libro de Oro, se ha intercambiado los regalos y finalmente el Papa se ha reunido con el presidente Schulz, en presencia de algunas autoridades políticas y eclesiásticas. El Pontífice argentino ha regalado al europarlamento un mosaico con una paloma de la paz.
A las 11.15, el papa Francisco ha entrado en el hemiciclo para la Sesión solemne del Parlamento Europeo. Después del discurso de Martin Schulz, el Papa ha pronunciado su discurso, el cual fue interrumpido varias veces por los aplausos.
Europa gire entono a la persona y no a la economia

En su discurso el Santo Padre invitó a los eurodiputados a “construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, a los valores inalienables”. Una Europa “que abrace con valentía su pasado, y mire con confianza su futuro para vivir plenamente y con esperanza su presente”
El Papa señaló que “el ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado, de modo que --lamentablemente lo percibimos a menudo-- cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo se la descarta sin tantos reparos, como en el caso de los enfermos terminales, de los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer”.
Las raíces cristianas de Europa

Consideró fundamental “el patrimonio que el cristianismo ha dejado” lo que no constituye un peligro para la laicidad de los Estados y para la independencia de las instituciones de la Unión”. Y que gracias a “las propias raíces religiosas”, puede defenderse mejor de  “tantos extremismos que se expanden en el mundo actual, también por el gran vacío en el ámbito de los ideales”, porque “es precisamente este olvido de Dios, en lugar de su glorificación, lo que engendra la violencia”.
Persecución religiosa

Pidió también no olvidarese de “las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas, y particularmente cristianas, en diversas partes del mundo”.
Invertir en la familia y en la educación

 “Dar esperanza a Europa no significa sólo reconocer la centralidad de la persona humana, sino que implica también favorecer sus cualidades”. Por este motivo hay que “invertir en ella y en todos los ámbitos en los que sus talentos se forman y dan fruto” dijo.
“El primer ámbito --indicó el papa Francisco-- es seguramente el de la educación, a partir de la familia, célula fundamental y elemento precioso de toda sociedad”.
Defender lo creado 

El Pontífice entró también en el tema de la defensa de lo creado: “Europa ha estado siempre en primera línea de un loable compromiso en favor de la ecología”, precisando que los hombres son “custodios, pero no dueños”.
Trabajo
Sobre el trabajo recordó que “es hora de favorecer las políticas de empleo, pero es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo”, que “no apunte a la explotación de las personas, sino a garantizar, a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y de educar los hijos”.
Migración
“No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio”, indicó el Santo Padre, y pidió “legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes”.
Indicó también que “la conciencia de la propia identidad es indispensable en las relaciones con los otros países vecinos”, particularmente con los aquellos “quesufren a causa de conflictos internos y por la presión del fundamentalismo religioso y del terrorismo internacional”.
Dos mil años unen a Europa al cristianisme

Y concluyó indicando que “dos mil años de historia unen a Europa y al cristianismo. Una historia en la que no han faltado conflictos y errores, pero siempre animada por el deseo de construir para el bien”.
Por ello invitó a "promover una Europa protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira, defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad".
 26.11.14



Francesc al Parlament Europeu en vint cites



Extractes del discurs...
1. “Vull enviar a tots els ciutadans europeus un missatge d'esperança i d'alè. Un missatge d'alè per tornar a la ferma convicció dels Pares fundadors de la Unió Europea, els quals desitjaven un futur basat en la capacitat de treballar junts per superar les divisions, afavorint la pau i la comunió entre tots els pobles del continent. Al centre d'aquest ambiciós projecte polític es trobava la confiança en l'home, no tant com a ciutadà o subjecte econòmic, sinó en l'home com a persona dotada d'una dignitat transcendent.”
2. “La promoció dels drets humans té un paper central en el compromís de la Unió Europea, per tal d'afavorir la dignitat de la persona, tant en el seu si com en les relacions amb els altres països”
3. “Quina dignitat existeix quan manca la possibilitat d'expressar lliurement el propi pensament o de professar sense constricció la pròpia fe religiosa? Quina dignitat és possible sense un marc jurídic clar, que limiti el domini de la força i faci prevaler la llei sobre la tirania del poder? Quina dignitat pot tenir un home o una dona quan és objecte de tota mena de discriminació? Quina dignitat podrà trobar una persona que no té res per menjar o el mínim necessari per viure o, encara pitjor, que no té el treball que li atorga dignitat?”
4. “S'afirmen els drets de l'individu sense tenir en compte que cada ésser humà està unit a un context social, en el qual els seus drets i deures estan connectats als dels altres i al bé comú de la societat mateixa”.
5. “Parlar de la dignitat transcendent de l'home, significa apel•lar a la seva naturalesa, a la seva innata capacitat de distingir el bé del mal, a aquesta «brúixola» inscrita en els nostres cors i que Déu ha imprès en l'univers creat; significa sobretot mirar a l'home no com un absolut, sinó com un ésser relacional “
6. “Una de les malalties que veig més esteses avui a Europa és la solitud , pròpia de qui no té cap lligam. Es veu particularment en la gent gran, sovint abandonats al seu destí, com també en els joves sense punts de referència i  de oportunitats  per  al  futur; es  veu  igualment en  els  nombrosos  pobres  que   poblen les nostres ciutats i als ulls perduts dels immigrants que han vingut aquí a la recerca d'un futur millor”.
7. “Al costat del procés d'ampliació de la Unió Europea, ha anat creixent la desconfiança dels ciutadans respecte a institucions considerades distants, dedicades a establir regles que se senten llunyanes de la sensibilitat de cada poble, i fins i tot nocives. Des de moltes parts es rep una impressió general de cansament, d'envelliment, d'una Europa dona que ja no és fèrtil ni vivaç. Pel que els grans ideals que han inspirat Europa semblen haver perdut força d'atracció, en favor dels tecnicismes burocràtics de les seves institucions”.
8. “L'ésser humà corre el risc de ser reduït a un mer engranatge d'un mecanisme que el tracta com un simple bé de consum per ser utilitzat, de manera que - lamentablement ho percebem sovint -, quan la vida ja no serveix a aquest mecanisme es la descarta sense tants inconvenients, com en el cas dels malalts, els malalts terminals, dels ancians abandonats i sense atencions, o dels nens assassinats abans de néixer.”
9 . “Vostès, en la seva vocació de parlamentaris, estan cridats també a una gran missió, encara que pugui semblar inútil: preocupar-se de la fragilitat, de la fragilitat dels pobles i de les persones”
10. “Una Europa que no és capaç d'obrir-se a la dimensió transcendent de la vida és una Europa que corre el risc de perdre lentament la pròpia ànima i també aquell «esperit humanista» que, no obstant això, estima i defensa”.
11. “Considero fonamental no només el patrimonique el cristianisme ha deixat en el passat per a la formació cultural del continent, sinó, sobretot, la contribució que pretén donar avui i en el futur per al seu creixement. Aquesta contribució no constitueix un perill per a la laïcitat dels Estats i per a la independència de les institucions de la Unió, sinó que és un enriquiment.”
12. “Estic igualment convençut que una Europa capaç d'apreciar les pròpies arrels religioses, sabent aprofitar la seva riquesa i potencialitat, pot ser també més fàcilment immune a tants extremismes que s'expandeixen en el món actual, també pel gran buit en l'àmbit dels ideals , com ho veiem en l'anomenat Occident”
13. “No podem oblidar les nombroses injustícies i persecucions que pateixen quotidianament les minories religioses, i particularment cristianes, en diverses parts del món. Comunitats i persones que són objecte de cruels violències: expulsades de les seves pròpies cases i pàtries; venudes com esclaves; assassinades, decapitades, crucificades i cremades vives, sota el vergonyós i còmplice silenci de tants”.
14. “El lema de la Unió Europea és Unitat en la diversitat, però la unitat no vol dir uniformitat política, econòmica, cultural, o de pensament. En realitat, tota autèntica unitat viu de la riquesa de la diversitat que la compon: com una família, que està tant més unida que fa cadascun dels seus membres pot ser més plenament si mateix sense por. Considero que Europa és una família de pobles”
15. “Mantenir viva la realitat de les democràcies és un repte d'aquest moment històric, evitant que la seva força real -força política expressiva dels pobles- sigui desplaçada davant les pressions d'interessos multinacionals, que les fan més febles i les transformen en sistemes uniformadors de poder financer al servei d'imperis desconeguts”.
16. “No es pot tolerar que milions de persones al món morin de fam, mentre tones de restes d'aliments es rebutgen cada dia de les nostres taules. A més, el respecte per la natura ens recorda que l'home mateix és part fonamental d'ella. Al costat d'una ecologia ambiental, cal una ecologia humana, feta del respecte de la persona”.
17. “Cal buscar noves maneres per conjugar la flexibilitat del mercat amb la necessària estabilitat i seguretat de les perspectives laborals, indispensables per al desenvolupament humà dels treballadors”.
18. “L'educació no pot limitar-se a oferir un conjunt de coneixements tècnics, sinó que ha d'afavorir un procés més complex de creixement de la persona humana en la seva totalitat”.
19. “No es pot tolerar que el mar Mediterrani es converteixi en un gran cementiri. En les barcasses que arriben quotidianament a les costes europees hi ha homes i dones que necessiten acollida i ajuda. L'absència d'un suport recíproc dins de la Unió Europea corre el risc d'incentivar solucions particularistes del problema, que no tenen en compte la dignitat humana dels immigrants, afavorint el treball esclau i contínues tensions socials”.
20. “Ha arribat l'hora de construir junts l'Europa que no giri al voltant de l'economia, sinó a la sacralitat de la persona humana, dels valors inalienables; l'Europa que abraci amb valentia el seu passat, i miri amb confiança el seu futur per viure plenament i amb esperança el seu present. Ha arribat el moment d'abandonar la idea d'una Europa atemorida i replegada sobre si mateixa, per suscitar i promoure una Europa protagonista, transmissora de ciència, art, música, valors humans i també de fe. L'Europa que contempla el cel i persegueix ideals; l'Europa que mira i defensa i tutela a l'home; l'Europa que camina sobre la terra segura i ferma, preciós punt de referència per a tota la humanitat”.
26.11.14



Texto completo de la audiencia general del miércoles 26 de noviembre
El Santo Padre reflexiona sobre la Iglesia que peregrina hacia el Cielo, donde seremos revestidos de alegrí­a, de paz y del amor de Dios
CIUDAD DEL VATICANO, 26 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas,
un poco feo el día ¿eh? Pero vosotros sois valientes. Esperemos rezar juntos hoy.
En el presentar la Iglesia a los hombres de nuestro tiempo, el Concilio Vaticano II tenía muy presente una verdad fundamental, que no hay que olvidar nunca: la Iglesia no es una realidad estática, quieta, un fin en sí mismo, sino que está continuamente en camino en la historia, hacia la meta última y maravillosa que es el Reino de los Cielos, del que la Iglesia en la Tierra es la semilla y el inicio.
Cuando nos dirigimos hacia este horizonte, nos damos cuenta que nuestras imaginación se para, descubriéndose capaz apenas de intuir el esplendor del misterio que sobrepasa nuestros sentidos. Y surgen en nosotros algunas preguntas espontáneas: ¿cuándo sucederá este paso final? ¿Cómo será la nueva dimensión en la que entrará la Iglesia? ¿Qué será entonces de la humanidad? ¿Y de la creación que le rodea? Pero estas preguntas no son nuevas, las habían hecho ya los discípulos a Jesús en aquel tiempo. ¿Cuando será esto? ¿Cuando será el triunfo del Espíritu sobre la creación...? Son preguntas humanas, preguntas antiguas. También nosotros hacemos estas preguntas.
La Constitución conciliar Gaudium et spes, frente a estas preguntas que resuenan desde siempre en el corazón del hombre afirma: "Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación de la tierra y de la humanidad. Tampoco conocemos de qué manera se transformará el universo. La figura de este mundo, afeada por el pecado, pasa, pero Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra donde habita la justicia, y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que surgen en el corazón humano". Esta es la meta a la que tiende la Iglesia, como dice la Biblia: es la "Nueva Jerusalén", el "Paraíso". Más que de un lugar, se trata de un "estado" del alma en el que nuestras esperanzas más profundas serán cumplidas de forma sobreabundante y nuestro ser, como criaturas y como hijos de Dios, alcanzará  la plena maduración. Seremos finalmente revestidos de la alegría,  de la paz y del amor de Dios de forma completa, sin ningún límite, y estaremos cara a cara con Él.  Es bonito pensar esto. Pensar en el cielo. Per todos nosotros nos encontraremos allí. Todos, todos... Es bonito, da fuerza al alma.
En esta perspectiva, es bonito percibir como hay una continuidad y una comunión de fondo entre la Iglesia celeste y la que aún está en camino en la tierra. Los que ya viven a los ojos de Dios pueden de hechos sostenernos e interceder por nosotros, rezar por nosotros. Por otro lado, también nosotros estamos siempre invitados a ofrecer obras buenas, oraciones y la misma Eucaristía para aliviar la tribulación de las almas que están aún en espera de la beatitud sin fin. Sí, porque en la prospectiva cristiana la distinción ya no está entre quien esta ya muerto y quien no lo está aún, ¡sino entre quién está en Cristo y quien no lo está! Este es el elemento determinante realmente decisivo para nuestra salvación y para nuestra felicidad.  
Al mismo tiempo, la Sagrada Escritura nos enseña que el cumplimiento de este diseño maravilloso no puede no interesar también todo lo que nos rodea y que ha salido del pensamiento y del corazón de Dios. El apóstol Pablo lo afirma de forma explícita, cuando dice que "también la misma creación, toda la creación, será la libertad de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios". Otros textos utilizan la imagen del "cielo nuevo" y de la "tierra nueva", en el sentido que todo el universo será renovado y será liberado una vez para siempre de todo rastro de mal y de la misma muerte.
Esta que se presenta,  como cumplimiento de una transformación que en realidad está ya en acto a partir de la muerte y resurrección de Cristo, es por tanto una nueva creación; no por tanto una aniquilación del cosmos y de todo lo que nos rodea, sino un llevar cada cosa a su plenitud de ser, de verdad y de belleza. Este es el diseño que Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, desde siempre quiere realizar y está realizando.
Queridos amigos, cuando pensamos en estas realidades estupendas que nos esperan, nos damos cuanta de cuánto pertenecer a  la Iglesia sea realmente un don maravilloso, ¡que lleva inscrita una vocación altísima! Podamos a la Virgen María, Madre de la Iglesia, vigilar siempre nuestro camino y ayudarnos a ser, como Ella, signo alegre de confianza y de esperanza en medio de nuestros hermanos.
 27.11.14


Francisco en Sta. Marta: ¿Somos corruptos como Babilonia o distraídos como Jerusalén?
En la homilía de este jueves, el Santo Padre invita a pedir la gracia de estar preparados para el banquete final, con la cabeza siempre alta
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - No ceder a la depresión, aún en medio de las dificultades. Esta es la invitación del papa Francisco durante la homilía de esta mañana en la misa de Santa Marta. Asimismo ha reflexionado sobre Babilonia y Jerusalén. En estas dos ciudad se ha apoyado el Santo Padre para hablar en su homilía, ciudades de las que se habla en las lecturas de hoy. A propósito, el Pontífice ha señalado que ambas lecturas llaman nuestra atención sobre el final de este mundo. Y para meditar nos habla de la "caída de las dos ciudades que no han acogido al Señor, que se han alejado" de Él.
Francisco ha recordado que la caída de estas dos ciudades sucede por motivos diferentes. Sobre Babilonia ha indicado que es el "símbolo del mal, del pecado" y "cae por corrupción", se "sentía dueña del mundo y de sí misma". Y cuando "se acumula el pecado se pierda la capacidad de reaccionar y se comienza a marchitarse". Y así sucede también con las personas corruptas, que no tienen fuerza para reaccionar. Y así lo ha explicado el Papa: "porque la corrupción te da alguna felicidad, te da poder y también te hace sentir satisfecho de ti mismo: no deja espacio al Señor, para la conversión. La ciudad corrupta... Y esta palabra 'corrupción' hoy nos dice mucho a nosotros: no sólo corrupción económica, sino corrupción con muchos pecados diferentes; corrupción con el espíritu pagano, con ese espíritu mundano. ¡La corrupción más fe es el espíritu de mundanidad!"
A propósito, el Santo Padre ha afirmado que esta cultura corrupta "te hace sentir con en el Paraíso aquí, pleno, abundante" pero "dentro, esa cultura corrupta es un cultura putrefacta". Y ha añadido sobre Babilonia que "está cada sociedad, cada cultura, cada persona alejada de Dios, también alejada del amor al prójimo, que termina por marchitarse".
Por otro lado ha hablado de Jerusalén, que "cae por otro motivo". Jerusalén es la esposa del Señor, pero no se da cuenta de las visitas del Esposo, "ha hecho llorar al Señor". De este modo, el papa Francisco ha recordado que "Babilonia cae por corrupción, Jerusalén cae por distracción, por no recibir al Señor que viene a salvarla. No se sentía necesitada de salvación. Tenía los escritos de los profetas, de Moisés y esto le bastaba". ¡Pero escritos cerrados!, ha exclamado. Así, el Santo Padre ha especificado que "no dejaba lugar para ser salvada: tenía la puerta cerrada para el Señor. El Señor llamaba a la puerta, pero no había disponibilidad para recibirlo, escucharlo, dejarse salvar por Él. Y cae..."
Según ha indicado el Pontífice, estos dos ejemplos nos pueden hacer pensar en nuestra vida. Por eso, ha preguntado: "¿somos parecidos a la corrupta y suficiente Babilonia o a la Jerusalén distraída?" Aún así, el Papa ha subrayado que "el mensaje de la Iglesia en estos días no termina con la destrucción: en los dos textos, hay una promesa de esperanza". Jesús -ha recordado el Papa- no exhorta a levantar la cabeza, a no dejarse asustar por los pagano. Éstos -ha añadido- tienen su tiempo y debemos soportarlo con paciencia, como ha soportado el Señor su Pasión".
Para finalizar la homilía, el Obispo de Roma ha precisado que "cuando pensamos en el final, con todos nuestros pecados, con toda nuestra historia, pensamos en el banquete que gratuitamente no será dado y levantamos la cabeza. Ninguna depresión: ¡esperanza!" Pero - ha concluido- la realidad es fea: hoy muchos, muchos pueblos, ciudad y gente, mucha gente que sufre; muchas guerras, mucho odio, mucha envidia, mucha mundanidad espiritual y mucha corrupción. ¡Sí, es verdad! ¡Todo esto caerá! Pero pidamos al Señor la gracia de estar preparados para el banquete que nos espera, con la cabeza siempre alta.
28.11.14


El Papa a Erdogan: La libertad religiosa frena el fundamentalismo
En su primer discurso en Turquí­a, el Santo Padre hace un llamamiento por la paz en Oriente Medio, pide no resignarse a los conflictos y elogia la acogida de los refugiados de Siria e Irak
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El Santo Padre ha subrayado en su primer discurso en Turquía el papel que este país desempeña en el concierto de las naciones. En el Palacio presidencial y antes las autoridades, el Papa ha hecho un llamamiento por la paz en Oriente Medio pidiendo no resignarse a los continuos conflictos, como si no fuera posible cambiar y mejorar la situación. Además, también ha hablado de la libertad religiosa como uno de los pilares para contraponer al fanatismo
Francisco ha aterrizado a las 13.00 hora local en el aeropuerto de Ankara. Desde allí se ha dirigido directamente Mausoleo de Atatürk, fundador de la Turquía moderna, donde ha colocado una corona de flores y se ha detenido en silencio. En la sala "Tower of National Pact" del Museo, el Santo Padre ha firmado el Libro de Oro con estas palabras: formulo los deseos más sinceros para que Turquía, puente natural entre dos continente, sea no solamente un cruce de caminos, sino también un lugar de encuentro, de diálogo y de convivencia sean entre los hombres y mujeres de buena voluntad de cada cultura, etnia y religión.
Al finalizar la visita al Mausoleo, el papa ha viajado en coche hasta el Palacio Presidencial. Allí ha llegado a las 14.30 y ha tenido lugar la ceremonia de bienvenida con los honores militares y se han escuchado los himnos nacionales. El presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan y el Papa se han reunido en una sala para un encuentro privado.
A continuación, el Pontífice ha pronunciado en italiano su primer discurso en la nación turca. Manifestando su alegría por visitar este país "puente natural entre dos continentes y entre diferentes expresiones culturales", ha recordado que esta tierra es querida por todos los cristianos por haber sido cuna de san Pablo, por haberse celebrado aquí los siete primeros concilios de la Iglesia, y por la presencia, cerca de Éfeso, de lo que una venerable tradición considera la 'Casa de María'.
Pero, también ha señalado el aprecio por Turquía no se deben sólo a su pasado, sino también a la vitalidad de su presente, la laboriosidad y generosidad de su pueblo, el papel que desempeña en el concierto de las naciones.
El Papa ha asegurado que "necesitamos un diálogo que profundice el conocimiento y valore con discernimiento tantas cosas que nos acomunan, permitiéndonos al mismo tiempo considerar con ánimo lúcido y sereno las diferencias, con el fin de aprender también de ellas".
Asimismo ha indicado que es preciso "llevar adelante con paciencia el compromiso de construir una paz sólida, basada en el respeto de los derechos fundamentales y en los deberes que comporta la dignidad del hombre". Por esta vía "se pueden superar prejuicios y falsos temores, dejando a su vez espacio para la estima, el encuentro, el desarrollo de las mejores energías en beneficio de todos".
Para lograrlo, Francisco ha subrayado que "es fundamental que los ciudadanos musulmanes, judíos y cristianos, gocen – tanto en las disposiciones de la ley como en su aplicación efectiva – de los mismos derechos y respeten las mismas obligaciones". Y así ha afirmado que la libertad religiosa y la libertad de expresión, "impulsará el florecimiento de la amistad, convirtiéndose en un signo elocuente de paz".
Medio Oriente, Europa, el mundo, esperan este florecer, ha observado el Papa. Sobre Oriente Medio ha precisado que es "teatro de guerras fratricidas desde hace demasiados años, que parecen nacer una de otra, como si la única respuesta posible a la guerra y la violencia debiera ser siempre otra guerra y otras de violencias". Por eso, se ha preguntado ¿por cuánto tiempo deberá sufrir aún el Medio Oriente por la falta de paz?
De este modo, Francisco ha afirmado que "no podemos resignarnos a los continuos conflictos, como si no fuera posible cambiar y mejorar la situación".  Porque, "con la ayuda de Dios, podemos y debemos renovar siempre la audacia de la paz".
Dirigiéndose al presidente turco, el Pontífice ha observado que "para llegar a una meta tan alta y urgente, una aportación importante puede provenir del diálogo interreligioso e intercultural, con el fin de apartar toda forma de fundamentalismo y de terrorismo, que humilla gravemente la dignidad de todos los hombres e instrumentaliza la religión".
A propósito ha asegurado que es necesario contraponer al fanatismo y al fundamentalismo, a las fobias irracionales que alientan la incomprensión y la discriminación, la solidaridad de todos los creyentes, que tenga como pilares el respeto de la vida humana, de la libertad religiosa – que es libertad de culto y libertad de vivir según la ética religiosa –, el esfuerzo para asegurar todo lo necesario para una vida digna, y el cuidado del medio ambiente natural.
Asimismo, Francisco ha puesto como ejemplo Siria e Irak, donde "la violencia terrorista no da indicios de aplacarse", donde "se constata la violación de las leyes humanitarias más básicas contra los presos y grupos étnicos enteros", especialmente, aunque no sólo "los cristianos y los yazidíes".
A propósito, el Papa ha recordado que Turquía, acogiendo generosamente a un gran número de refugiados, "está directamente afectada por los efectos de esta dramática situación en sus confines". La comunidad internacional -ha subrayado-  tiene la obligación moral de ayudarla en la atención a los refugiados.
Por otro lado, el Pontífice ha reiterado que "es lícito detener al agresor injusto, aunque respetando siempre el derecho internacional, quiero recordar también que no podemos confiar la resolución del problema a la mera respuesta militar". Por eso, es necesario un gran esfuerzo común, "fundado en la confianza mutua", que "haga posible una paz duradera y consienta destinar los recursos", no a las armas "sino a las verdaderas luchas dignas del hombre: contra el hambre y la enfermedad" en favor del desarrollo sostenible y la salvaguardia de la creación, del rescate de tantas formas de pobreza y marginación.  
Para finalizar su discurso, el Santo Padre ha asegurado que Turquía, por su historia, por su posición geográfica y por la importancia en la región, tiene una gran responsabilidad: "sus decisiones y su ejemplo tienen un significado especial y pueden ser de gran ayuda para favorecer un encuentro de civilizaciones e identificar vías factibles de paz y de auténtico progreso".
 29.11.14



El Papa: la vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo
En la homilí­a en la catedral católica de Estambul, el Papa ha recordado que el Espí­ritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad
CIUDAD DEL VATICANO, 29 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre ha celebrado esta tarde en Estambul la única misa pública durante su viaje apostólico a Turquía. Antes de la celebración eucarística, el Pontífice tuvo un almuerzo privado con representantes de la comunidad católica de Estambul, 50 personas de las comunidades de rito latino, armeno, siro y caldeo.
La eucaristía ha sido celebrada en la catedral católica del Espíritu Santo, donde hay capacidad para unas 600 personas. Los cristianos en Turquía representan menos del uno por ciento de la población. La celebración ha tenido un carácter inter-ritual, en la que han concelebrado 50 sacerdotes, en presencia de religiosos y religiosas que trabajan en la región y algunas comunidades parroquiales. Francisco ha sido acogido a su llegada por el vicario apostólico y por el párroco. Además, en la celebración han estado presentes el patriarca ecuménico Bartolomé I, el patriarca siro-católico,  Ignazio III Younan, el vicario patriarcal armeno apostólico de Estambul, Aram Ateshian, el metropolita siro-ortodoxo de Estambul, y representantes de algunas confesiones evangélicas.
La catedral está abierta al culto desde 1846. En el altar están las reliquias del papa San Lino, mártir y primer sucesor de Pedro. Además, en la patio hay una estatua de Benedicto XV, que le dedicaron los turcos en 1919 por su ayuda a las víctimas de la guerra.
Durante su homilía, el Papa ha hablado de cómo el Evangelio nos presenta a Jesús como fuente a la que el hombre sediento de salvación puede acudir. Profecía proclamada públicamente en Jerusalén en la que Jesús anuncia el don del Espíritu Santo tras su muerte y resurrección. De este modo, Francisco ha recordado que "el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia", "Él da la vida, suscita los diferentes carismas que enriquecen al Pueblo de Dios" y "crea la unidad entre los creyentes". Por eso ha afirmado que "toda la vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo; él realiza todas las cosas".
Asimismo, el Santo Padre ha observado que cuando rezamos "es porque el Espíritu Santo inspira la oración en el corazón". De este modo ha explicado en la homilía que "cuando rompemos el cerco de nuestro egoísmo, salimos de nosotros mismos y nos acercamos a los demás para encontrarlos, escucharlos, ayudarlos, es el Espíritu de Dios que nos ha impulsado". Y más aún, "cuando descubrimos en nosotros una extraña capacidad de perdonar, de amar a quien no nos quiere, es el Espíritu el que nos ha impregnado". Y prosigue, "cuando vamos más allá de las palabras de conveniencia y nos dirigimos a los hermanos con esa ternura que hace arder el corazón, hemos sido sin duda tocados por el Espíritu Santo".
A propósito de los diferentes carismas que suscita en Espíritu Santo en la Iglesia, el Pontífice ha advertido que "en apariencia, esto parece crear desorden", pero en realidad, "es una inmensa riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad".
 Sólo el Espíritu Santo --ha asegurado-- puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, producir la unidad. Sin embargo, ha advertido de nuevo que "cuando somos nosotros quienes deseamos crear la diversidad, y nos encerramos en nuestros particularismos y exclusivismos", provocamos la división. Por el contrario, "si nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca crean conflicto, porque él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia", ha precisado.  
Además, el Santo Padre ha recordado que "la Iglesia y las Iglesias están llamadas a dejarse guiar por el Espíritu Santo, adoptando una actitud de apertura, docilidad y obediencia".
Una visión de esperanza, pero al mismo tiempo fatigosa, ha reconocido el Papa. "Pues siempre tenemos la tentación de poner resistencia al Espíritu Santo, porque trastorna, porque remueve, hace caminar, impulsa a la Iglesia a seguir adelante", ha afirmado.
 Por otro lado ha indicado que los cristianos, "nos convertimos en auténticos discípulos misioneros, capaces de interpelar las conciencias, si abandonamos un estilo defensivo para dejarnos conducir por el Espíritu". Espíritu que "es frescura, fantasía, novedad".
En nuestro camino de fe y de vida fraterna --ha concluido el Santo Padre-- cuanto más nos dejemos guiar con humildad por el Espíritu del Señor, tanto mejor superaremos las incomprensiones, las divisiones y las controversias, y seremos signo creíble de unidad y de paz.
Al finalizar la eucaristía, el papa se dirige al Patriarcado ecuménico, para la oración ecuménica y un encuentro privado con el patriarca Bartolomé.
 30.11.14



El Santo Padre: las condiciones en las que viven muchos refugiados son intolerables
En su último encuentro en Turquí­a, Francisco se reúne con niños y jóvenes refugiados procedentes de Irak, Siria y varios países de Oriente Medio y África
CIUDAD DEL VATICANO, 30 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - "Queridos jóvenes. No se desanimen. Con la ayuda de Dios, sigan esperando en un futuro mejor, a pesar de las dificultades y obstáculos que ahora están afrontando". Estas son palabras de aliento que el santo padre Francisco ha dado en su último discurso en su viaje apostólico a Turquía dirigido a un grupo de niños y jóvenes refugiados de Turquía, Siria, Irak, varios países de Oriente Medio y África. Un encuentro que el mismo Francisco ha confesado que ha "deseado mucho". De este modo, ha saludado al grupo del Oratorio de la Comunidad salesiana a la que está confiada la Catedral latina, en el jardín de la Representación Pontifica, lugar en el que se ha hospedado Francisco durante su estancia en Estambul.
Durante su discurso,  el Obispo de Roma ha afirmado a los presentes que la Iglesia Católica está cerca de ellos y, además de otras ayudas, "les ofrece la oportunidad de cuidar su educación y su formación". Además, les ha pedido que recuerden siempre que "Dios no olvida a ninguno de sus hijos, y que "los niños y los enfermos están más cerca del corazón del Padre".
El Santo Padre ha expresado "mi participación en su sufrimiento" y ha deseado que su visita, "pueda darles un poco de consuelo en su difícil situación". De este modo, el Papa ha observado que esta es la triste consecuencia de conflictos  exasperados y de la guerra, "que siempre es un mal y nunca es la solución de los problemas, sino que más bien crea otros".
Además, ha explicado que los refugiado se encuentran a menudo carentes de los bienes y tuvieron que abandonar "no sólo bienes materiales, sino, principalmente, la libertad, la cercanía de los familiares, su entorno de vida y las tradiciones culturales". Las condiciones degradantes en las que muchos refugiados tienen que vivir --ha afirmado-- son intolerables. Por eso, Francisco ha observado que "es preciso hacer todo esfuerzo para eliminar las causas de esta realidad". A propósito, el Pontífice ha hecho un llamamiento para "una mayor convergencia internacional para resolver los conflictos que ensangrientan sus tierras de origen", "contrarrestar las otras causas que obligan a las personas a abandonar su patria" y "promover las condiciones que les permitan quedarse o retornar".
Por otro lado, ha querido alentar y a no desanimarse a los que están trabajando "generosa y lealmente" por la justicia y la paz. Asimismo, se ha dirijo a los líderes políticos para que "tengan en cuenta que la gran mayoría de sus poblaciones aspiran a la paz, aunque a veces ya no tienen la fuerza ni la voz para pedirla".
Francisco ha señalado que muchas organizaciones están haciendo mucho por los refugiados y se ha alegrado particularmente  por "la obra eficaz de los numerosos grupos católicos, que ofrecen ayuda generosa a tantas personas necesitadas sin discriminación alguna".  También ha expresado su reconocimiento a las autoridades turcas "por el gran esfuerzo realizado en la asistencia a los desplazados, especialmente los refugiados sirios e iraquíes", y "por el compromiso real de intentar satisfacer sus exigencias". Pero también ha esperado "que no falte el apoyo necesario de la comunidad internacional".
Al finaliar su discurso, el Papa ha asegurado que seguirá dirigiéndose con confianza al Señor, "pidiéndole que inspire a los que ocupan puestos de responsabilidad, para que promuevan la justicia, la seguridad y la paz sin vacilación y de manera verdaderamente concreta". A través de sus organizaciones sociales y caritativas, --ha concluido-- la Iglesia permanecerá a su lado y seguirá apoyando su causa ante el mundo.
 01.12.14


El Papa: los l­íderes musulmanes deben condenar el terrorismo
En el Santo Padre respondió a las preguntas de los periodistas durante 45 minutos en el vuelo de regreso de Estambul y habla de terrorismo, ecumenismo, diálogo interreligioso y el Sí­nodo
CIUDAD DEL VATICANO, 01 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - No se puede decir que todos los musulmanes son fundamentalistas. Y Francisco le dijo al presidente turco, Erdogan "que sería muy hermoso condenarlos (a los terroristas) claramente; lo deberían hacer con los líderes académicos, religiosos, intelectuales y políticos. Así lo escucharían de la boca de sus líderes". El Papa afirmó que es necesario que haya una condena mundial por parte de los musulmanes que digan "no, el Corán no es esto". Son palabras del Pontífice en el avión destino Roma, respondiendo a los periodistas que le acompañaban en el vuelo de regreso de su viaje apostólico a Turquía del 28 al 30 de noviembre.
Abordando el tema del diálogo interreligioso el Santo Padre indicó que tuvo la conversación más hermosa en este sentido con el presidente de Asuntos Religiosos, el profesor Mehmet Gormez, y su equipo.  Además contó que "cuando vino el nuevo embajador de Turquía a entregar sus credenciales, vi a un hombre excepcional, un hombre de profunda religiosidad. Ellos dijeron: 'Ahora parece que el diálogo interreligioso ha llegado a su fin. Debemos dar un salto cualitativo. Debemos hacer el diálogo entre personas religiosas de diferentes pertenencias'. Esto es hermoso: hombres y mujeres que se encuentran con otros hombres y con otras mujeres para intercambiar experiencias; no se habla de teología, sino de experiencia", explicó.  
Por otro lado, Francisco aclaró cómo fue su oración en la mezquita, que tantos titulares ha ocupado en los medios de comunicación de todo el mundo. "Yo fui a Turquía como peregrino, no como turista" y "cuando fui a la mezquita no podía decir: “¡Ahora soy un turista!”. Y explica "vi aquella maravilla, el gran muftí me explicaba muy bien las cosas, con mucha mansedumbre, me citaba El Corán, cuando habla de María y de Juan el Bautista. En ese momento sentí la necesidad de rezar. Le pregunté: “¿Rezamos un poco?” Y él me respondió: “Sí, sí”. Yo recé por toda Turquía, por la paz, por el muftí, por todos y por mí… Dije: “¡Señor, acabemos con estas guerras!” Fue un momento de oración sincera".
También hablaron de ecumenismo en el avión, Francisco indicó que el mes pasado, en ocasión del Sínodo, vino como delegado el metropolita ruso Hilarion y le quiso hablar "no como delegado del Sínodo", sino como "presidente de la Comisión del diálogo ortodoxo-católico". "Yo creo que con la ortodoxa estamos en camino", afirmó el Papa en el avión, pero también exclamó que "si tenemos que esperar a que los teólogos se pongan de acuerdo… ¡No llegará nunca ese día!"
Sobre el patriarca de Moscú, Kirril, el Papa señaló que quiere verle, le ha hecho saber que  "donde quieras tú, nos encontramos; si me llamas, voy". Pero explicó que con la guerra en Ucrania ahora el patriarca tiene muchos problemas. "Ambos queremos encontrarnos y seguir adelante. Hilarion propuso una reunión de estudio de la Comisión sobre el tema del primado. Hay que continuar con la petición de Juan Pablo II: “Ayúdenme a encontrar una fórmula de primado aceptable para las Iglesias ortodoxas", precisó.
Y sobre el primado de la Iglesia, Francisco explicó a los periodistas que para encontrar una fórmula aceptable debemos ir al primer milenio. "No digo que la Iglesia se haya equivocado (en el segundo milenio), ¡no! Hizo su camino histórico. Pero ahora el camino es seguir adelante con la petición de Juan Pablo II".
Como ya hizo en el vuelo de regreso de Corea, el Santo Padre manifestó su disponibilidad para ir a Irak por la situación dramática que miles de personas están viviendo allí. "Quería ir a un campo de prófugos, pero se necesitaba un día más y no era posible por muchas razones, no solo personales", indicó. Por eso pidió estar en Estambul un poco con los chicos refugiados que albergan los salesianos. "Yo quiero ir a Irak", afirmó el Papa en el avión, pero explicó que habló con el patriarca Sako y que por el momento no es posible.
Sobre esta "tercera guerra mundial por partes" de la que el Papa ya ha hablado en otras ocasiones, retomó el problema del tráfico de armas. A propósito dijo: "El año pasado, en septiembre, se decía que Siria tenía armas químicas: yo creo que Siria no era capaz de producir armas químicas. ¿Quién se las vendió? ¿Tal vez algunos de los que después la acusaban de tenerlas? Sobre este asunto de las armas hay demasiados misterios".
Otro tema sobre el que le preguntaron en el avión fue el genocidio de lo armenios. Al respecto Francisco recordó que Erdogan escribió una carta en la fecha del aniversario del genocidio, que algunos juzgaron demasiado débil. "Pero fue un tender la mano, y esto siempre es positivo. Puedo tender la mano mucho o poco, pero esto siempre es positivo", señaló. Y añadió que si se pudiera abrir la frontera turco-armenia sería algo hermoso.  Por eso, el Papa pidió rezar por esta reconciliación entre los pueblos.
Finalmente, el Pontífice dio unas observaciones sobre el Sínodo de la Familia recientemente celebrado en Roma. "No es un parlamento, es un espacio protegido para que se pueda hablar sobre el Espíritu Santo", afirmó. Además precisó que él no está de acuerdo con que se diga públicamente: 'Este dijo esto', sino que se haga público solamente lo que se dijo.
 02.12.14



Francisco en Santa Marta. 'Jesús trae la salvación a los pobres de espí­ritu'
El Santo Padre explica en la homilí­a de este martes 'la grandeza del misterio de Dios', que hay que conocer poniéndose de rodillas
CIUDAD DEL VATICANO, 02 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Quien estudia el misterio de Dios se ponga de rodillas, porque Dios se revela más a gusto a un corazón humilde. Es lo que ha afirmado el papa Francisco en la misa de esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta.
Los ojos de los pobres son los más propensos para ver a Cristo y, a través de Él, vislumbrar el perfil de Dios. Los que pretendan desentrañar este misterio con los recursos de su inteligencia deben primero ponerse "de rodillas", en actitud humildad, de lo contrario "no entenderán nada". El Santo Padre ha reiterado la verdad y la paradoja del misterio de la Buena Noticia: el Reino de su Padre es de los "pobres de espíritu". La reflexión del Pontífice sigue la pista del Evangelio de Lucas propuesta en la liturgia, en el lugar donde Cristo alaba y da gracias a su Padre, porque ha decidido revelarse a quien no cuenta nada para la sociedad y a quien quizá cuenta pero sabe hacerse "pequeño" en el alma:
"Él nos hace conocer al Padre, nos introduce en esta vida interior que Él tiene. ¿Y a quién revela esto el Padre? ¿A quién da esta gracia? 'Te alabo, oh Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y eruditos, y las has revelado a los pequeños'. Sólo a aquellos que tienen el corazón como los pequeños, que son capaces de recibir esta revelación, el corazón humilde, manso, que siente la necesidad de orar, de abrirse a Dios, se siente pobre; sólo a aquél que va adelante con la primera Bienaventuranza: los pobres de espíritu".
Por lo tanto, la pobreza es la dote privilegiada para abrir la puerta del misterio de Dios. Una dote que a veces, ha señalado el papa Francisco, puede estar faltando precisamente a quien dedica una vida de estudios a este misterio: "Muchos pueden conocer la ciencia, la teología también, ¡muchos! Pero si no hacen esta teología de rodillas, es decir, humildemente, como los pequeños, no entenderán nada. Nos dirán muchas cosas, pero no entenderán nada. Sólo esta pobreza es capaz de recibir la Revelación que el Padre da por medio de Jesús, a través de Jesús. Y Jesús viene, no como un capitán, un general del ejército, un gobernante poderoso, no, no. Viene como un brote. Así hemos escuchado en la Primera Lectura: 'En aquel día, saldrá un vástago del tronco de Jesé'. Él es un brote: es humilde, es manso, y ha venido para los humildes, para los mansos, para salvar a los enfermos, a los pobres, a los oprimidos".
Y Jesús, ha proseguido el Santo Padre, es el primero de los marginados, llegando incluso a considerar "un valor no negociable el ser igual a Dios". "La grandeza del misterio de Dios", ha reiterado, sólo se conoce "en el misterio de Jesús y el misterio de Jesús es realmente un misterio del rebajarse, aniquilarse, humillarse" que "trae la salvación a los pobres, a los que están aniquilados por muchas enfermedades, pecados y situaciones difíciles".
"Fuera de este marco --ha concluido el Pontífice-- no se puede entender el misterio de Jesús": "Pidamos al Señor, en este tiempo de Adviento, de acercarnos más, más, y más a su misterio y de hacerlo en la forma que Él quiere que lo hagamos: el camino de la humildad, el camino de la mansedumbre, el camino de la pobreza, el camino de sentirnos pecadores. Así Él viene a salvarnos, a liberarnos. Que el Señor nos dé esta gracia".
 03.12.14


Texto completo de la audiencia general del miércoles 3 de diciembre
El Santo Padre habla sobre su reciente viaje apostólico y pide que Turquía pueda construir un futuro de paz y representar un lugar de coexistencia pací­fica entre religiones y culturas diferentes
CIUDAD DEL VATICANO, 03 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
Pero, no parece una jornada muy buena, un poco fea. Pero vosotros sois valientes, pero 'al mal tiempo buena cara' y vamos adelante.
Esta audiencia se desarrolla en dos lugares distintos, como hacemos cuando llueve. Aquí en la plaza y los enfermos están en el Aula Pablo VI. Yo ya les he visto, les he saludado y ellos siguen la audiencia a través de las pantallas gigantes porque están enfermos y no pueden estar bajo la lluvia. Les saludamos desde aquí con un aplauso, todos.
Hoy quiero compartir con vosotros algunas cosas de mi peregrinación a Turquía del viernes al domingo pasado. Como pedí prepararlo y acompañarlo con la oración, ahora os invito a dar gracias al Señor por su realización y para que puedan surgir frutos de diálogo tanto en nuestras relaciones con los hermanos ortodoxos, como con los musulmanes, y en el camino hacia la paz entre los pueblos. Siento, en primer lugar, el deber de renovar la expresión de mi reconocimiento al presidente de la República, al primer ministro, al presidente de los Asuntos Religiosos y a las otras autoridades que me han acogido con respeto y han garantizado el buen orden de los eventos. Y esto es trabajo, y ellos han hecho este trabajo con gusto. Doy gracias fraternalmente a los obispos de la Iglesia católica en Turquía, el presidente de la Conferencia Episcopal, muy bueno, y le doy gracias por su compromiso con las comunidades católicas. También doy gracias al patriarca ecuménico, su santidad Bartolomé I, por su cordial acogida. El beato Pablo VI y san Juan Pablo II, que ambos fueron a Turquía, y san Juan XXIII, que fue delegado pontificio en esta nación, han protegido desde el cielo mi peregrinación, que ha tenido lugar ocho años después de la de mi predecesor, Benedicto XVI.
Esa tierra es querida por cada cristiano, especialmente por ser lugar de nacimiento del apóstol Pablo, por haber acogido los primeros siete concilios, y por la presencia cercana a Éfeso, de la "casa de María". La tradición dice que allí ha vivido la Virgen, después de la venida del Espíritu Santo.
En la primer jornada del viaje apostólico he saludado a las autoridades del país, en su mayoría musulmán, pero en cuya Constitución se afirma la laicidad del Estado. Y hablamos con las autoridades sobre la violencia. Es precisamente el olvido de Dios, y no su glorificación, lo que genera violencia. Por esto he insistido en la importancia de que los cristianos y musulmanes se comprometan juntos por la solidaridad, por la paz y la justicia, afirmando que cada Estado debe asegurar a los ciudadanos y a las comunidades religiosas una libertad de culto real.
Hoy, antes de ir a saludar a los enfermos, he estado con un grupo de cristianos y musulmanes que celebran una reunión organizada por el dicasterio del diálogo interreligioso, bajo la guía del cardenal Tauran. Y también ellos han expresado este deseo de ir adelante en este deseo de continuar adelante en este diálogo fraternal entre católicos, cristianos y musulmanes.
En el segundo día visité algunos lugares-símbolo de las distintas confesiones religiosas presentes en Turquía. Lo he hecho sintiendo en el corazón la invocación al Señor, Dios del cielo y de la tierra, Padre misericordioso de toda la humanidad. Centro de la jornada fue la celebración eucarística que reunió en la Catedral a pastores y fieles de distintos ritos católicos presentes en Turquía. Asistieron también el patriarca ecuménico, el vicario patriarcal armeno apostólico, el metropolita siro-ortodoxo y exponentes protestantes. Juntos invocamos al Espíritu Santo, el que hace la unidad de la Iglesia: unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad en la cohesión interior. El Pueblo de Dios, en la riqueza de sus tradiciones y articulaciones, es llamado a dejarse guiar por el Espíritu Santo, en actitud constante de apertura, de docilidad y de obediencia.
Nuestro camino del diálogo ecuménico, y también de nuestra unidad, de la Iglesia católica, quien hace todo es el Espíritu Santo, a nosotros nos toca hacer, acoger, ir detrás de sus inspiraciones.
El tercer y último día, fiesta de san Andrés apóstol, ofreció el contexto ideal para consolidar las relaciones fraternas entre el Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, y el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, sucesor de apóstol Andrés, hermano de Simón Pedro, que ha fundado esa Iglesia. Renové con Su Santidad Bartolomé I el compromiso recíproco de proseguir en el camino hacia el restablecimiento de la plena comunión entre católicos y ortodoxos. Juntos hemos firmado una Declaración conjunta, un paso más de este camino. Fue particularmente significativo que este acto se haya realizado al final de la solemne Liturgia de la fiesta de san Andrés, a la cual he asistido con gran alegría, y a la que le siguió la doble Bendición impartida por el Patriarca de Constantinopla y del Obispo de Roma. La oración, de hecho, está en la base de todo diálogo ecuménico fructífero bajo la guía del Espíritu Santo. Que como he dicho es el que hace la unidad.
El último encuentro, esto ha sido bonito pero también doloroso, fue con un grupo de niños refugiados, acogidos por los Salesianos. Para mí era muy importante reunirme con algunos refugiados de las zonas de guerra de Oriente Medio, ya sea para expresarles mi cercanía y la de la Iglesia, como para subrayar el valor de la acogida, en la que también Turquía está muy comprometida. Doy las gracias una vez más a Turquía por la acogida de estos refugiados, y doy las gracias de corazón a los salesianos de Estambul. Estos salesianos trabajan con los refugiados, son buenos, también me reuní con otros padres, un jesuita alemán y otros que trabajan con refugiados. Pero ese oratorio salesiano de los refugiados es algo bonito y un trabajo escondido. Agradezco mucho a esas personas que trabajan con los refugiados. Y recemos por todos los refugiados y para que desaparezcan las causas de esta plaga dolorosa.
Queridos hermanos y hermanas. Dios omnipotente y misericordioso continúe protegiendo el pueblo turco, sus gobernantes y los representantes de las distintas religiones. Puedan construir juntos un futuro de paz, para que Turquía pueda representar un lugar de coexistencia pacífica entre religiones y culturas diferentes. Rezamos además para que, por intercesión de la Virgen María, el Espíritu Santo haga fecundo este viaje apostólico y favorezca en la Iglesia el fervor misionario, para anunciar a todos los pueblos, en el respeto y en el diálogo fraterno, que el Señor Jesús es verdad, paz y amor. Solo Él es el Señor. Gracias
 04.12.14



El Papa: es necesario testimoniar el valor de la gratuidad
El Santo Padre a la FOCSIV agradece la labor del voluntariado y recuerda que la solidaridad debe evitar las presuntas obras altruistas que reducen al otro a la pasividad
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Los pobres no pueden convertirse en una ocasión de ganancias, es necesario testimoniar la gratuidad. Lo ha dicho el Santo Padre en la audiencia con los miembros de la Federación de Organismos Cristianos del Servicio Internacional de Voluntariado (FOCSIV), con ocasión de la Jornada Internacional del Voluntariado. Un organismo, según ha asegurado Francisco, "que desarrolla una preciosa acción en el mundo". Además, "es imagen de una Iglesia que se ciñe el delantal y se inclina para servir a los hermanos en dificultad".
Tal y como ha explicado el Pontífice en su discurso, las distintas realidades que forman la FOCSIV buscan conjugar el bagaje de la experiencia de sus miembros con la dimensión del servicio voluntario a los pobres en el estilo del buen samaritano y en coherencia con los valores evangélicos.
Asimismo, el Santo Padre ha asegurado a los presentes que a partir de su identidad cristiana se presentan como "voluntarios en el mundo" con numerosos proyectos de desarrollo, para dar respuestas concretas "a los escándalos del hambre y de la guerra". Por esa razón, Francisco les ha dado las gracias por lo que hacen y por cómo lo hacen.
Al respecto, el Pontífice ha asegurado que "hay mucha necesidad de testimoniar el valor de la gratuidad: ¡los pobres no pueden convertirse en una ocasión de ganancias!"
Por otro lado, les ha confirmado que son llamados a "recoger estos signos de los tiempos y a convertirse en un instrumento al servicio del protagonismo de los pobres". Solidaridad con los pobres --ha precisado-- es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de bienes por parte de algunos. Y ha añadido que también es "luchar contra las causas estructurales de la pobreza: la desigualdad, la falta de un trabajo y de una casa, la negociación de los derechos sociales y laborales".
El Pontífice ha recordado que la solidaridad es un forma de hacer la historia con los pobres, "evitando presuntas obras altruistas que reducen al otro a la pasividad". De este modo ha advertido que entre las causas principales de la pobreza está un sistema económico que saquea la naturaleza, y ha citado en particular "la deforestación, pero también las catástrofes ambientales y la pérdida de la biodiversidad".
Así, Francisco ha asegurado que la creación no es una propiedad de la que podemos disponer a nuestro gusto, y aún menos es una propiedad de unos pocos. "La creación es un don maravilloso que Dios nos ha dado para que lo cuidemos y lo utilicemos en beneficio de todos, con respeto", ha observado.
Por esta razón, ha animado a los presentes para que continúen su compromiso para que la creación permanezca patrimonio de todos, "para entregarla en toda su belleza a las generaciones futuras".
Por otro lado, el Papa ha recordado que muchos de los países en los que trabajan los voluntarios conocen el escándalo de la guerra. Así, les ha indicado que "trabajando por el desarrollo de los pueblos, cooperáis también para construir la paz, buscando con perseverante tenacidad desarmar las mentes, acercar a las personas, construir puentes entre las culturas y las religiones".
También ha hablado Francisco de la labor en los campos de refugiados, donde son testigos de "vidas rotas", "sufrimiento", "destrucción". Frente a esto --ha observado el Papa-- el discípulo de Cristo no se echa para atrás, no gira la cara hacia otra partes, sino que "busca hacerse cargo de esta humanidad doliente, con proximidad y acogida evangélica".
Además, el Pontífice ha precisado que los "movimientos migratorios buscan mecanismos de recepción adecuados que no dejen a los inmigrantes a merced del mar y de las bandas de traficantes sin escrúpulos". Al mismo tiempo, "es necesaria una colaboración activa entre los Estados, para regular y gestionar efectivamente tales fenómenos".
Al finalizar el discurso, el Santo Padre les ha animado a seguir en este camino de fidelidad al hombre y a Dios con alegría, "poniendo siempre en el centro la persona de Jesús". Y les ha dejado un último consejo: encontrar cada día tiempo para el encuentro personal con Dios en la oración, "esta será vuestra fuerza en los momentos más difíciles, de desilusión, de soledad, de incomprensión".
 05.12.14


Francisco: invita a las mujeres teólogas a aportar su genio femenino
El Santo Padre a la Comisión Teológica Internacional: 'Servir a la Iglesia presupone competencias intelectuales y disposiciones espirituales'
CIUDAD DEL VATICANO, 05 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - La diversidad de puntos de vista debe enriquecer la catolicidad sin dañar la unidad. Así lo ha indicado el santo padre Francisco en su discurso con los miembros de la Comisión Teológica Internacional, con ocasión de la sesión plenaria.
Dicha Comisión, tal y como ha recordado el Papa, nació después del Concilio Vaticano II, por propuesta del Sínodo de los Obispos, para que la Santa Sede pudiera hacer uso de una reflexión más directa de la reflexión de teólogos procedentes de distintas partes del mundo.
“La misión de la Comisión es por tanto la de estudiar problemas doctrinales de gran importancia, especialmente los que presentan aspectos nuevos, y de esta forma ofrecer su ayuda al Magisterio de la Iglesia”, ha afirmado el Pontífice. Y así ha indicado que los veintisiete documentos presentados hasta ahora “son testimonio de este compromiso y punto de referencia por el debate teológico”.
Francisco ha asegurado a los presentes que su misión es “servir a la Iglesia, lo que presupone no sólo competencias intelectuales, sino también disposiciones espirituales”.
De estas disposiciones espirituales, el Papa ha llamado la atención sobre la importancia de la escucha.
“El teólogo es sobre todo un creyente que escucha la Palabra de Dios viviente y la acoge en el corazón y en la mente” --ha indicado-- pero también debe ponerse humildemente en escucha de lo que el Espíritu dice a las Iglesias a través de las distintas manifestaciones de la fe vivida por el pueblo de Dios.
Por otro lado, el Santo Padre ha destacado la mayor presencia de mujeresen la Comisión, “presencia que se convierte en invitación a reflexionar sobre el rol que las mujeres pueden y deben tener en el campo de la teología”, ha precisado. 
A propósito ha afirmado que así, en virtud de su genio femenino, “las teólogas pueden detectar, en beneficio de todos, ciertos aspectos inexplorados del insondable misterio de Cristo en el cual están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Y ha dicho que las mujeres teólogas son 'como las fresas en la torta'.
Por esta razón, el Papa ha invitado a los presentes a “obtener el mejor beneficio de esta aportación específica de las mujeres a la inteligencia de la fe”.
Otra característica de esta Comisión en la que el Santo Padre ha hecho hincapié es en su carácter internacional, “que refleja la catolicidad de la Iglesia”.
Sobre este tema, Francisco ha asegurado que “la diversidad de puntos de vista debe enriquecer la catolicidad sin dañar la unidad”. La unidad de los teólogos católicos --ha matizado-- nace de su común referencia a una sola fe en Cristo y se nutre de la diversidad de dones del Espíritu Santo.
“A partir de este fundamento y en un sano pluralismo, varios enfoques teológicos, desarrollados en contextos culturales diferentes y con distintos métodos utilizados, no pueden ignorarse unos a otros, sino que en el diálogo teológico deberían enriquecerse y corregirse recíprocamente”, ha explicado. Por eso, ha señalado que el trabajo de esta Comisión, “puede ser un testimonio de tal crecimiento”.
Finalmente, el Pontífice ha asegurado que María es el icono de la Iglesia que, en la impaciente espera de su Señor, progresa, día tras día, en la inteligencia de la fe, gracias también al trabajo de los teólogos y las teólogas. Y así ha pedido que la Virgen, maestra de la auténtica teología, nos conceda con su materna oración, “que nuestra caridad crezca cada vez más en conocimiento y en pleno discernimiento.
 06.12.14


Francisco a los cristianos de Irak: 'Vuestra resistencia es martirio'
El Santo Padre denuncia la 'violencia inhumana' contra las minorí­as del país. En un mensaje de ví­deo, muestra su cercanía a la comunidad cristiana en estos momentos de prueba
CIUDAD DEL VATICANO, 06 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco he enviado un conmovedor mensaje de vídeo, que será divulgado este sábado en Erbil, con motivo de la visita del cardenal Philippe Barbarin y un grupo de voluntarios de la diócesis francesa de Lyon a los cristianos de Mosul refugiados en el Kurdistán iraquí. 
Según la transcripción difundida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Pontífice argentino expresa su preocupación por el hecho de que "a causa principalmente de un grupo extremista y fundamentalista, enteras comunidades, especialmente - pero no sólo - los cristianos y los yazidíes, hayan padecido y sufran todavía una violencia inhumana debida a su identidad étnica y religiosa". 
"Parece que no quieren que allí haya cristianos, pero vosotros dais testimonio de Cristo", constata el Santo Padre en el mensaje que será proyectado. "Os doy las gracias por vuestro testimonio; hay tanto sufrimiento en él", añade emocionado. "Vuestra resistencia es martirio, rocío que fecunda", destaca.
Como ya hiciera durante el viaje apostólico a Turquía, Francisco reitera que "¡como líderes religiosos, tenemos la obligación de denunciar todas los violaciones de la dignidad y los derechos humanos!". 
"Pienso en las llagas, en el dolor de las madres con sus hijos, de los ancianos y de los desplazados, en las heridas de los que son víctimas de cualquier tipo de violencia", asegura el Pontífice, al tiempo que muestra su cercanía y su deseo de estar allí con el pueblo de Irak.
Por último, el Papa pide una "mayor convergencia internacional para resolver los conflictos que ensangrientan vuestras tierras de origen, para contrarrestar las otras causas que impulsan a las personas a abandonar su patria y para promover las condiciones para que puedan permanecer o regresar".
A continuación, publicamos el texto completo del mensaje del Santo Padre: ''Me gustaría saludar a todos y cada uno de vosotros, junto con el cardenal Philippe Barbarin, que os lleva de nuevo la preocupación y el amor de toda la Iglesia. Yo también, quisiera estar allí, pero ya no que puedo viajar, lo hago así... pero estoy muy cerca de vosotros en estos momentos de prueba. Regresando de mi viaje a Turquía dije: Los cristianos son expulsados de Oriente Medio y sufren. Os doy las gracias por vuestro testimonio; hay tanto sufrimiento en él. ¡Gracias! ¡Muchas gracias!
Parece que no quieren que allí haya cristianos, pero vosotros dais testimonio de Cristo. Pienso en las llagas, en el dolor de las madres con sus hijos, de los ancianos y de los desplazados, en las heridas de los que son víctimas de cualquier tipo de violencia.
Como recordé en Ankara, suscita una particular preocupación que a causa principalmente de un grupo extremista y fundamentalista, enteras comunidades, especialmente - pero no sólo - los cristianos y los yazidíes, hayan padecido y sufran todavía una violencia inhumana debida a su identidad étnica y religiosa. Cristianos y yazidíes han sido expulsados por la fuerza de sus hogares y han tenido que renunciar a todo para salvar la vida y no renegar de la fe. La violencia se ha cebado también en los edificios sagrados, en los monumentos, en los símbolos religiosos y en los patrimonios culturales, como si quisiera borrar todas las huellas, toda la memoria de los otros.
¡Como líderes religiosos, tenemos la obligación de denunciar todas los violaciones de la dignidad y los derechos humanos!
Hoy me gustaría acercarme a vosotros que soportáis este sufrimiento, estar cerca de vosotros... Y pienso en Santa Teresa del Niño Jesús, que decía que ella y la Iglesia se sentían como una caña: cuando arrecian el viento y la tormenta, la caña se dobla, pero no se rompe. En este momento vosotros sois esa caña, os dobláis por el dolor, pero tenéis fuerza para llevar vuestra fe, que para nosotros es un testimonio. ¡Hoy sois las cañas de Dios. Las cañas que se pliegan bajo este viento feroz, pero que después se enderezarán!
Quiero daros las gracias de nuevo. Pido al Espíritu que hace nuevas todas las cosas, que de a cada uno de vosotros fortaleza y resistencia. Son dones del Espíritu Santo. Y al mismo tiempo pido encarecidamente, como hice en Turquía, mayor convergencia internacional para resolver los conflictos que ensangrientan vuestras tierras de origen, para contrarrestar las otras causas que impulsan a las personas a abandonar su patria y para promover las condiciones para que puedan permanecer o regresar. Espero que regreséis, que podáis regresar.
Queridos hermanos y hermanas, estáis en mi corazón, en mi oración y en los corazones y oraciones de todas las comunidades cristianas a las que pediré que recen especialmente por vosotros el 8 de diciembre, que recen a la Virgen, para que os proteja mantenerse: Ella, que es madre, os proteja.
Hermanos y hermanas, vuestra resistencia es martirio, rocío que fecunda. Por favor, os pido que recéis por mí; que el Señor os bendiga, que la Virgen os proteja. Que Dios omnipotente os bendiga, Padre, Hijo y Espíritu Santo''.
 07.12.14


El Papa en el ángelus: '¡Dejémonos consolar por el Señor!'
Texto completo. Francisco recuerda que sólo Dios puede eliminar las causas de los dramas existenciales y espirituales
CIUDAD DEL VATICANO, 07 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Como cada domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San Pedro.
Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:
"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Este domingo marca la segunda etapa del Tiempo de Adviento, un tiempo estupendo que despierta en nosotros la espera del regreso de Cristo y el recuerdo de su venida histórica. La liturgia de hoy nos presenta un mensaje lleno de esperanza Es la invitación del Señor expresada por boca del profeta Isaías: "Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios" (40,1). Con estas palabras se abre el Libro de la Consolación, en el que el profeta dirige al pueblo en el exilio el anuncio gozoso de la liberación. El tiempo de tribulación ha terminado; el pueblo de Israel puede mirar con confianza al futuro: le aguarda finalmente el regreso a casa. Y por eso, la invitación a dejarse consolar por el Señor.
Isaías se dirige a gente que ha pasado por un período oscuro, que ha sufrido una prueba muy dura; pero ahora ha llegado el tiempo de la consolación. La tristeza y el miedo pueden dejar lugar a la alegría, porque el Señor mismo guiará a su pueblo en el camino de la liberación y la salvación. ¿Cómo se hará todo esto? Con el cuidado y la ternura de un pastor que cuida de su rebaño. De hecho, Él dará unidad y seguridad al rebaño, lo hará pastar, reunirá en su redil seguro a las ovejas dispersas, prestará especial atención a las más frágiles y débiles (v. 11). Esta es la actitud de Dios hacia nosotros sus criaturas. De ahí que el profeta invita a quien le escucha --incluyéndonos a nosotros, hoy-- a difundir entre el pueblo este mensaje de esperanza. El mensaje es que el Señor nos consuela, y dejar espacio al consuelo que viene del Señor.
Pero no podemos ser mensajeros de la consolación de Dios si nosotros primero no experimentamos la alegría de ser consolados y amados por Él. Esto sucede especialmente cuando escuchamos su Palabra, el Evangelio que tenemos que llevar en el bolsillo. No olvidaros de esto, ¿eh? El Evangelio, en el bolsillo, en el bolso, para leerlo continuamente. Y esto nos da consuelo. Cuando permanecemos en la oración silenciosa en su presencia, cuando nos encontramos con Él en la Eucaristía o en el Sacramento del Perdón. Todo esto nos consuela.
Dejemos entonces que la invitación de Isaías --"Consolad, consolad a mi pueblo"-- resuene en nuestro corazón en este tiempo de Adviento. Hoy se necesitan personas que sean testigos de la misericordia y de la ternura del Señor, que sacude a los resignados, reanima a los desalentados, enciende el fuego de la esperanza. ¡Él enciende el fuego de la esperanza! ¡Nosotros, no! Muchas situaciones requieren nuestro testimonio consolador. Ser personas alegres, consoladas. Pienso en aquellos que están oprimidos por sufrimientos, injusticias y abusos; a los que son esclavos del dinero, del poder, del éxito, de la mundanidad. Pobrecillos. Tienen consuelos falsos. No, el verdadero consuelo del Señor. Todos estamos llamados a consolar a nuestros hermanos, testimoniando que sólo Dios puede eliminar las causas de los dramas existenciales y espirituales. ¡Él puede hacerlo! ¡Es poderoso!
El mensaje de Isaías, que resuena en este segundo domingo de Adviento, es un bálsamo sobre nuestras heridas y un estímulo para preparar diligentemente el camino del Señor. El profeta, de hecho, habla hoy a nuestro corazón para decirnos que Dios olvida nuestros pecados y nos consuela. Si nos confiamos a Él con corazón humilde y arrepentido, Él derribará los muros del mal, llenará los hoyos de nuestras omisiones, allanará los baches de la soberbia y de la vanidad, y abrirá el camino del encuentro con Él. 
Es curioso, pero tantas veces tenemos miedo de la consolación, de ser consolados, es más nos sentimos más seguros en la tristeza y en la desolación. ¿Por qué? Porque en la tristeza nos sentimos casi protagonistas... En cambio, en la consolación, es el Espíritu Santo el protagonista. Es Él el que nos consuela, es Él el que nos da la valentía de salir de nosotros mismos, es Él el que nos lleva a la fuente de toda verdadera consolación, es decir, al Padre. Y esto es la conversión. Por favor, ¡hay que dejarse consolar por el Señor! ¡Consolar por el Señor!
La Virgen María es el "camino" que Dios mismo se ha preparado para venir al mundo. Encomendamos a ella la esperanza de la salvación y la paz para todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo".
Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus:
Angelus Domini nuntiavit Mariae...
Al concluir la plegaria, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Pontífice:
"Queridos hermanos y hermanas, saludo a todos, fieles de Roma y peregrinos venidos de Italia y otros países: a las familias, a los grupos religiosos, a las asociaciones. En particular, saludo a los misioneros y misioneras Identes. ¡Tan buenos! Que lo hacen tan bien; a los fieles de Bianzè, Dalmine, Sassuolo, Arpaise y Oliveri; a la comunidad de rumanos Cordenons - Pordenone; a la asociación "Porta Aperta" de Modena, a las familias de Polesine, a los chicos Petosino. Y deseo a todos un buen domingo".
A continuación, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:
"Por favor, hay que dejarse consolar por el Señor, ¡entendido!¡Dejarse consolar por el Señor! Y sin olvidarse de rezar por mí. Buena comida ¡hasta pronto! Y mañana, buen día de la Inmaculada. Que el Señor os bendiga".
08.12.14



Francisco a María: en esta Navidad 'enséñanos a ir contracorriente'
En la fiesta de la Inmaculada, el Santo Padre reza en el principal santuario mariano de Roma y poco después encabeza el homenaje a la Inmaculada en 'Piazza di Spagna'

ROMA, 08 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - En este lunes, fiesta de la Inmaculada Concepción, el papa Francisco, tal como había anunciado en el ángelus, fue poco antes de las 16 horas a la basílica de Santa María la Mayor, el principal santuario mariano de Roma, en donde se encuentra un cuadro de 'María Salus Populi Romani'. Allí depositó un ramo de rosas blancas y amarillas a los pies de la imagen de la Virgen, acompañado del cardenal español Abril y Castelló. A continuación rezó algunos minutos y encendió un cirio.
Poco después fue a la plaza de España, para el tradicional acto de veneración de la Inmaculada concepción, en la Plaza de España. Allí llegó en un vehículo azul, no de lujo, y al descender del auto saludó al cardenal Agostino Vallini, y algunas pocas autoridades.
Tras la lectura del Evangelio, el Papa recitó la siguiente oración:
«Oh María, Madre nuestra,

hoy el pueblo de Dios en fiesta te venera Inmaculada,

preservada desde siembre del contagio del pecado.
Recibe el homenaje que te ofrezco en nombre

de la Iglesia que está en Roma y en el mundo entero.

Saber que tú, que eres nuestra madre,

que eres totalmente libre del pecado nos conforta.

Saber que sobre ti el mal no tiene poder, nos llena de esperanza y de fortaleza
en la lucha cotidiana que debemos realitzar

en la lucha contra las amenazas del maligno.
Pero en esta lucha no estamos solos, no somos huérfanos,

porque Jesús, antes de morir en la cruz, nos ha dado a ti como madre.
Nosotros por lo tanto, a pesar de ser pecadores, somos tus hijos, hijos de la Inmaculada,
llamados a aquella santidad que en ti resplandece por la gracia de Dios desde el inicio.
Animados por esta esperanza,

nosotros hoy invocamos tu materna protección para nosotros,

para nuestras familias, para esta ciudad, para el mundo entero.
La potencia del amor de Dios, que te ha preservada del pecado original,
por tu intercesión libere a la humanidad de todo tipo de esclavitud espiritual y material,
y haga vencer, en los corazones y en los eventos, el designio de salvación de Dios.
Haced que también en nosotros, tus hijos, la gracia prevalga sobre el orgullo
y podamos volvernos misericordiosos como es misericordioso nuestro Padre Celeste.
En este tiempo que nos conduce a la fiesta de la Navidad de Jesús,
enséñanos a ir contracorriente:

a desvestirnos, abajarnos, donarnos, escuchar, hacer silencio,

a descentrarnos de nosotros mismos, para dejar espacio a la belleza de Dios,
fuente de la verdadera alegría.

¡Oh Madre nuestra Inmaculada, reza por nosotros!
A continuación el coro pontificio de la Capilla Sixtina entonó en italiano unas letanías en honor de María, y el latín el Ave María y el Tota pulcra est María.
El Santo Padre Francisco entonces se acercó para saludar a los enfermos en silla de rueda que estaban en primera fila.
09.12.14



Francisco en Sta. Marta: la alegría de la Iglesia es buscar a los que están lejos
En la homilía de este martes, el Santo Padre invita a abrir las puertas a la consolación de Dios
CIUDAD DEL VATICANO, 09 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - La Iglesia no necesita un “organigrama perfecto” si después está triste y cerrada, si no es madre. Y es que la alegría de la Iglesia es ser madre, ir a buscar las ovejas perdidas. Lo ha afirmado esta mañana el santo padre Francisco en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta. Y así, hoy el Papa ha invitado a ser “cristianos alegres” con la “consolación de la ternura de Jesús”.
Haciendo referencia a la primera lectura del profeta Isaías, que habla del fin de la tribulación de Israel después del exilio a Babilonia, el Pontífice ha hablado de “abrir las puertas a la consolación del Señor”. “El pueblo necesita consolación. La misma presencia del Señor consuela”, ha afirmado. Una consolación que está también en la tribulación, tal y como ha recordado el Papa.
Y aún así, ha explicado, “nosotros, a menudo, huimos de la consolación; desconfiamos. Estamos más cómodos en nuestras cosas, más cómodos también en nuestras faltas, en nuestros pecados. Esta es tierra nuestra”.
Sin embargo, el Pontífice ha recordado que “cuando viene el Espíritu y viene la consolación nos lleva a otro estado que nosotros no podemos controlar: es precisamente el abandono en la consolación del Señor”.
En su homilía de esta mañana, el Obispo de Roma ha señalado que “la consolación más fuerte es la de la misericordia y del perdón”. De este modo, ha hablado del capítulo 16 de Ezequiel, cuando después de la lista de los muchos pecados del pueblo dice: “yo no te abandonaré, te daré más: está será mi venganza: la consolación y el perdón”. “Así es nuestros Dios”, ha recordado el Santo Padre. Por esto “es bueno repetir: dejaós consolar por el Señor, es el único que puede consolarnos”, ha dicho el Papa. También si “estamos acostumbrados a 'alquilar' consolaciones pequeñas, un poco hechas por nosotros”, pero que después “no sirven”.
A continuación, el Papa se ha detenido en el Evangelio del día, de Mateo, que habla de la oveja perdida. Y lo ha explicado así:
“Yo me pregunto cuál es la consolación de la Iglesia. Así como cuando una persona es consolada cuando siente la misericordia y el perdón del Señor, la Iglesia hace fiesta, está feliz cuando sale de sí misma. En el Evangelio, ese pastor que sale, va a buscar a esa oveja perdida, podía hacer la cuenta de un buen comerciante: pero, 99, si se pierde una no hay problema; el balance… Ganancias, pérdidas… Pero está bien, podemos ir así. No, tiene corazón de pastor, sale a buscarla hasta que la encuentra y allí hace fiesta, está alegre”.
Y así, Francisco ha indicado que “la alegría de salir a buscar a los hermanos y hermanas que están lejos es la alegría de la Iglesia. Allí la Iglesia se convierte en madre, se hace fecunda”.
A continuación, el Pontífice ha señalado que “cuando la Iglesia no hace esto, cuando la Iglesia se detiene en sí misma, si cierra en sí misma, quizá está bien organizada, un organigrama perfecto, todo en orden, todo limpio, pero falta alegría, falta fiesta, falta paz, y así se convierte en una Iglesia desconfiada, ansiosa, triste, una Iglesia que tiene más de solterona que de madre, y esta Iglesia no sirve, es una Iglesia de museo”. Y ha proseguido: “la alegría de la Iglesia es dar la luz, la alegría de la Iglesia es salir de sí misma para dar vida; la alegría de la Iglesia es ir a buscar esas ovejas que están perdidas; la alegría de la Iglesia es precisamente esa ternura del pastor, la ternura de la madre”.
Del mismo modo, el Pontífice ha señalado que el final del fragmento de Isaías “retoma esta imagen: como un pastor que alimenta su rebaño y con su brazo lo reúne”. Esta “es la alegría de la Iglesia: salir de sí misma y hacerse fecunda”, ha observado.
Finalmente, el Santo Padre ha recordado que “el Señor nos da la gracia de trabajar, ser cristianos alegres en la fecundidad de la madre Iglesia y nos cuida de caer en la actitud de esos cristianos tristes, impacientes, desconfiados, ansiosos, que tienen todo perfecto en la Iglesia, pero no tienen ‘niños’”.
Y así, para concluir la homilía, el papa Francisco ha pedido que “el Señor nos consuele con la consolación de una Iglesia madre que sale de sí misma y nos consuele con la consolación de la ternura de Jesús y su misericordia en el perdón de nuestros pecados”.
 10.12.14