17 de febr. 2014

FRANCESC (3)






El Papa en Santa Marta: 'Dios no actúa como un hechicero'
Francisco en la homilía de este lunes explica que la paciencia del pueblo de Dios, que soporta con fe las pruebas cotidianas, es lo que hace avanzar a la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de febrero de 2014 (Zenit.org) - La paciencia del pueblo de Dios, que soporta con fe las pruebas cotidianas de la vida, es lo que hace avanzar a la Iglesia. Son las palabras del papa Francisco durante la homilía de esta mañana en la misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta. 
"La paciencia no es resignación, es otra cosa". En su prédica, el Papa comenta la Carta de Santiago, donde dice: "Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas". "Parece una invitación a hacer el faquir" - observa -, pero no es así. La paciencia, soportar las pruebas, "las cosas que no queremos", hace "madurar nuestra vida. Quien no tiene paciencia quiere todo enseguida, todo de prisa. Quien no conoce esta sabiduría de la paciencia - subraya el Santo Padre - es una persona caprichosa, como los niños que son caprichosos", que nada les parece bien. "La persona que no tiene paciencia - explica - es una persona que no crece, que se queda en los caprichos del niño, que no sabe tomarse la vida como viene: o esto o nada. Esta es una de las tentaciones: convertirse en caprichosos". "Otra tentación para aquellos que no tienen paciencia - afirma el Pontífice - es la omnipotencia" de querer enseguida una cosa, como acurre con los fariseos que piden a Jesús una señal del cielo: "querían un espectáculo, un milagro":
"Confunden el modo de actuar de Dios con el modo de actuar de un hechicero. Y Dios no actúa como un hechicero, Dios tiene su propia manera de avanzar. La paciencia de Dios. Él también tiene paciencia. Cada vez que acudimos al Sacramento de la Reconciliación, ¡cantamos un himno a la paciencia de Dios! Pero cómo nos lleva el Señor sobre sus hombros, con cuánta paciencia, ¡con cuánta paciencia! La vida cristiana debe desarrollarse en la música de la paciencia, porque ha sido precisamente la música de nuestros padres, del pueblo de Dios, de aquellos que han creído en la Palabra de Dios, que han seguido el mandamiento que el Señor había dado a nuestro padre Abraham: 'Anda delante de mí y sé perfecto'".
El pueblo de Dios - dice el Papa, citando la Carta a los Hebreos - "ha sufrido tanto, han sido perseguidos, asesinados", pero ha tenido "la alegría de saludar de lejos las promesas" de Dios. "Esta es la paciencia", que "debemos tener en las pruebas: la paciencia de una persona adulta, la paciencia de Dios" que nos lleva sobre sus hombros. Y esta - prosigue - es "la paciencia de nuestro pueblo":
"¡Qué paciente es nuestro pueblo! ¡Incluso ahora! Cuando vamos a las parroquias y nos encontramos con esas personas que sufren, que tienen problemas, que tienen un hijo con discapacidad o que tienen una enfermedad, pero llevan la vida con paciencia. No piden signos, como estos del Evangelio, que querían una señal. Decían: '¡Danos una señal!'. No, no piden, pero saben leer los signos de los tiempos: saben que cuando germina la higuera, viene la primavera; saben distinguir eso. Sin embargo, estos impacientes del Evangelio de hoy, que querían una señal, no sabían leer los signos de los tiempos, y es por eso que no han reconocido a Jesús".
El Santo Padre ha concluido su homilía alabando la "gente de nuestro pueblo, gente que sufre, que sufre de muchas, muchas cosas, pero que no pierde la sonrisa de la fe, que tiene la alegría de la fe":"Y esta gente, nuestro pueblo, en nuestras parroquias, en nuestras instituciones - mucha gente - es la que lleva adelante a la Iglesia, con su santidad, de todos los días, de cada día. 'Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna' (Santiago 1, 2-4). Que el Señor nos dé a todos la paciencia, la paciencia alegre, la paciencia del trabajo, de la paz, nos dé la paciencia de Dios, la que Él tiene, y nos dé la paciencia de nuestro pueblo fiel, que es tan ejemplar".
 18.02.14



El Papa en Sta. Marta: solamente la Palabra de Dios nos salva de la tentación
Francisco en la homilí­a del martes recuerda que la tentación crece, contagia y se justifica
CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Resistir a la seducción de las tentaciones es posible solo "cuando se escucha la Palabra de Jesús". Así lo ha afirmado el Santo Padre en la homilía de la Misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta. Francisco ha afirmado que a pesar de las debilidades Cristo nos da siempre "confianza" y nos abre un horizonte más amplio que nuestros límites.
La tentación se manifiesta como una atractiva inofensiva y termina por transformarse en una jaula, de la cuál a menudo más que intentar escapar se intenta minimizar la esclavitud, sordos a la Palabra de Dios. En la homilía, el Pontífice ha reafirmado una verdad y una secuencia descrita por Santiago en un pasaje de su Carta, propuesta hoy en la liturgia. La verdad es que Dios nunca tienta al hombre, sino sus pasiones. La secuencia es la producida por las mismas pasiones, las cuales, dice el apóstol, "conciben y generan el pecado. Y el pecado, una vez cometido, produce la muerte".
Así, Francisco ha explicado: "La tentación, ¿de dónde viene? ¿Cómo actúa dentro de nosotros? El apóstol nos dice que no viene de Dios, sino de nuestras pasiones, de nuestras debilidades interiores, de las heridas que ha dejado en nosotros el pecado original: de allí vienen las tentaciones, de estas pasiones. Y curioso, la tentación tiene tres características: crece, contagia y se justifica. Crece: comienza con un aire tranquilo, y crece... El mismo Jesús decía esto, cuando habló de la palabra del grano y de la cizaña: el grano crecía, pero también la cizaña sembrada por el enemigo. Y la tentación crece: crece, crece... Y  si uno no la para, ocupa todo".
Además, ha proseguido el Santo Padre, la tentación "busca a otro para hacerse compañía, contagia" y "en este crecer y contagiar, la tentación se cierra en un ambiente de donde no se puede salir con facilidad". Es la experiencia de los apóstoles narrada en el Evangelio del día, que ve a los Doce culparse unos a otros bajo los ojos del Maestro por no haber llevado el pan a bordo de la barca. El Papa ha recordado que Jesús, quizá sonriendo ante aquella discusión, les invita a tener cuidado con "la levadura de los fariseos, de Herodes". Pero los apóstoles durante un rato insisten, sin escucharlo, "tan cerrados en el problema de quién tenía la culpa de no haber llevado el pan, que no tenían espacio, no tenían tiempo, no tenían luz para la Palabra de Dios", ha señalado.
De tal forma, el Papa ha explicado que "y así, cuando nosotros estamos en tentación, no escuchamos la Palabra de Dios: no escuchamos, no entendemos. Y Jesús ha tenido que recordar la multiplicación de los panes para hacerles salir de ese ambiente, porque la tentación nos cierra, nos quita cualquier capacidad de previsión, nos cierra cualquier horizonte, y así nos lleva al pecado. Cuando estamos en tentación, solamente la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús nos salva. Escuchar la Palabra que nos abre el horizonte... Él siempre está dispuesto a enseñarnos a como salir de la tentación. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza".
Francisco ha observado que esta confianza es "una fuerza grande, cuando estamos en tentación: el Señor nos espera", "se fía de nosotros así, tentados, pecadores", "siempre abre horizontes". Y viceversa, ha recordado el Papa, "el diablo con la tentación cierra, cierra, cierra" y hace "crecer" un ambiente similar al de la barca de los apóstoles. Y no dejarse "encarcelar" por este tipo de ambiente, es posible solamente "cuando se escucha la Palabra de Jesús".
Para concluir, el Pontífice ha invitado a pedir al Señor "que siempre, como ha hecho con los discípulos, con su paciencia, cuando estemos en tentación nos diga: 'Párate, estate tranquilo. Recuerda qué he hecho contigo en ese momento, en ese tiempo: recuérdalo. Alza los ojos, mira al horizonte, no cerrar, no cerrarte, ve adelante'. Y esta Palabra nos salvará de caer en el pecado en el momento de la tentación".
 19.02.14



Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia de este miércoles
Francisco explica el Sacramento de la Reconciliación
CIUDAD DEL VATICANO, 19 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
A través de los Sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, el hombre recibe la vida nueva en Cristo. Ahora bien, todos lo sabemos, llevamos esta vida “en vasijas de barro” (2 Cor 4, 7), todavía estamos sometidos a la tentación, al sufrimiento, a la muerte y, a causa del pecado, podemos incluso perder la vida nueva. Por esta razón el Señor Jesús ha querido que la Iglesia continúe su obra de salvación, incluso a través de sus propios miembros, en particular con el sacramento de la Reconciliación y la Unción de los Enfermos, que pueden unirse bajo el nombre de "Sacramentos de curación". El Sacramento de la Reconciliación es un sacramento de curación, cuando voy a confesarme es para curarme, curarme el alma, curarme el corazón, de algo que he hecho que no está bien. El icono bíblico que mejor los expresa, en su profundo vínculo, es el episodio del perdón y la curación del paralítico, donde el Señor Jesús se revela al mismo tiempo médico de las almas y de los cuerpos (cf. Mc 2, 1-12 / Mt 9, 1-8; Lc 5, 17-26).
1. El sacramento de la Penitencia, de la Reconciliación, también nosotros lo llamamos de la Confesión, surge directamente del misterio pascual. De hecho, la misma noche de la Pascua, el Señor se apareció a los discípulos encerrados en el cenáculo, y, después de dirigirles el saludo "¡La paz con vosotros!", sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados" (Jn 20, 21-23). Este pasaje nos revela la dinámica más profunda que contiene este Sacramento. En primer lugar, el hecho de que el perdón de nuestros pecados no es algo que podemos darnos a nosotros mismos. No puedo decir: “Me perdono los pecados”. El perdón se pide, se pide a Otro. Y en la Confesión pedimos el perdón a Jesús. El perdón no es el fruto de nuestros esfuerzos, sino que es un regalo, un don del Espíritu Santo, que nos llena con el baño de misericordia y de gracia que fluye sin cesar del corazón abierto de par en par de Cristo crucificado y resucitado. En segundo lugar, nos recuerda que solo si nos dejamos reconciliar en el Señor Jesús con el Padre y con los hermanos podemos estar verdaderamente en paz. Y esto lo hemos sentido todos en el corazón cuando nos vamos a confesar, con un peso en el alma, un poco de tristeza y cuando sentimos el perdón de Jesús estamos en paz, con esa paz en el alma tan bella que solo Jesús nos puede dar. ¡Sólo Él!
2. Con el tiempo, la celebración de este sacramento ha pasado de una forma pública, porque al principio se hacía públicamente... Ha pasado de esta forma pública a aquella personal, a aquella forma reservada de la Confesión. Sin embargo, esto no debe hacernos perder la matriz eclesial, que constituye el contexto vital. De hecho, la comunidad cristiana es el lugar donde se hace presente el Espíritu, el cual renueva los corazones en el amor de Dios y hace de todos los hermanos una cosa sola, en Cristo Jesús.  He aquí la razón por la que no basta pedir perdón al Señor en la propia mente y en el propio corazón, sino que es necesario confesar humildemente y confiadamente los propios pecados al ministro de la Iglesia. En la celebración de este sacramento, el sacerdote no representa sólo a Dios, sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con él, que lo alienta y lo acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y cristiana.
Uno puede decir: "Yo me confieso solo con Dios". Sí, tú puedes decir Dios perdóname, puedes decirle tus pecados, pero nuestros pecados son también contra los hermanos, contra la Iglesia. Y por esto es necesario pedir perdón a la Iglesia y a los hermanos en la persona del sacerdote. “Pero padre, me da vergüenza”. También la vergüenza es buena, es saludable tener un poco de vergüenza. Porque avergonzarse es saludable. Porque cuando una persona no tiene vergüenza en mi país decimos que es un 'sin vergüenza', un "sinvergüenza" (lo dice en español), un 'sin vergüenza'. Pero la vergüenza también nos hace bien, porque nos hace más humildes. Y el sacerdote recibe con amor y con ternura esta confesión y en el nombre de Dios perdona. También desde el punto de vista humano, para desahogarse es bueno hablar con el hermano y decir al sacerdote estas cosas con son tan pesadas en mi corazón, y uno siente que se desahoga ante Dios, con la Iglesia, con el hermano. ¡No tengáis miedo de la Confesión! Uno, cuando está en la cola para confesarse, siente todas estas cosas, incluso la vergüenza. Pero cuando termina la confesión, sale libre, grande, hermoso, perdonado, blanco, feliz. ¡Esto es lo hermoso de la confesión!
Yo quisiera preguntaros, pero no decirlo en voz alta, cada uno se contesta en su corazón: ¿Cuándo ha sido la última vez que te has confesado? Que cada uno piense… ¿Eh? ¿Dos días, dos semanas, dos años, veinte años, cuarenta años? Que cada uno haga la cuenta. Que cada uno se diga: "¿Cuándo ha sido la última vez que me he confesado?"  Y si ha pasado mucho tiempo, no pierdas un día más, ve adelante, que el sacerdote será bueno. Está Jesús ahí. Y Jesús es más bueno que los sacerdotes. Y Jesús te recibe. Te recibe con mucho amor. ¡Eres valiente y vas adelante a la Confesión!
Queridos amigos, celebrar el Sacramento de la Reconciliación significa estar envueltos en un cálido abrazo: es el abrazo de la infinita misericordia del Padre. Recordamos esa hermosa, ¡hermosa!, parábola del hijo que se ha ido de su casa con el dinero de la herencia, ha malgastado todo ese dinero y después, cuando no tenia nada, ha decidido volver a casa, pero no como hijo sino como siervo. Tenía tanta culpa en su corazón y tanta vergüenza. ¿Eh? La sorpresa ha sido que, cuando comenzó a hablar y pedir perdón, el padre no le dejó hablar. Lo abrazó, lo besó e hizo fiesta. Pero yo os digo, ¿eh?: Cada vez que nosotros nos confesamos, Dios nos abraza, Dios hace fiesta. ¡Vayamos adelante en este camino! ¡Qué el Señor os bendiga!
20.02.14



Francisco en Sta. Marta: Para conocer a Jesús no basta estudiarle, hay que seguirle
El Santo Padre en la homilía de este jueves reflexiona sobre la pregunta que Jesús hizo a sus discí­pulos: '¿quién decís que soy yo?'
CIUDAD DEL VATICANO, 20 de febrero de 2014 (Zenit.org) - A Jesús se le conoce siguiéndole antes que estudiándole. Así lo ha recordado el papa Francisco esta mañana en la homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El Santo Padre ha explicado que cada día Cristo nos pregunta "quién" es Él para nosotros, pero la respuesta es posible darla viviendo como sus discípulos.
Más que una vida de estudioso, es una vida de discípulo la que permite al cristiano conocer realmente quién es Jesús para él. Un camino sobre las huellas del Maestro, donde pueden entrelazarse testimonios claros y también traiciones, caídas y nuevos impulsos, pero no solo una actitud de tipo intelectual. Para explicarlo, el papa Francisco toma como modelo a Pedro, que el Evangelio del día retrata contemporáneamente en la forma de testigo "valiente" - el que a la pregunta de Jesús a los apóstoles: "¿quién decís vosotros que soy yo?", afirma: "Tú eres el Cristo" - e inmediatamente después considera que debe de reprochar a Jesús que acaba de anunciar que tiene que sufrir y morir, para después resucitar. El Papa ha señalado que muchas veces "Jesús se dirige a nosotros y nos pregunta: 'Pero para ti ¿quién soy yo?'" obteniendo "la misma respuesta de Pedro, la que hemos aprendido en el catecismo". Pero  no es suficiente. Francisco ha indicado que "parece que para responder a esa pregunta que todos nosotros sentimos en el corazón - '¿quién es Jesús para nosotros?' - no es suficiente lo que nosotros hemos aprendido, estudiado en el catecismo, que es importante estudiarlo y conocerlo, pero no es suficiente. Para conocer a Jesús es necesario hacer el camino que ha hecho Pedro: después de esta humillación, Pedro ha ido con Jesús adelante, ha visto los milagros que Jesús hacía, ha visto su poder, después ha pagado los impuestos, como le había dicho Jesús, ha pescado un pez, quitado una moneda, ha visto muchos milagros como esos. Pero, a un cierto punto, Pedro ha renegado de Jesús, ha traicionado a Jesús, y ha aprendido esa ciencia tan difícil - más que ciencia, sabiduría - de las lágrimas, del llanto".
El Santo Padre ha continuado explicando que Pedro pide perdón a Jesús a pesar de todo, después de la Resurrección, se siente interrogado tres veces por Él en el Tiberiades, y probablemente en el reafirmar el amor total por su maestro llora y se avergüenza en el recordar sus tres negaciones.
Así Francisco ha recordado que "esta primera pregunta - '¿quién soy yo para vosotros, para ti? - a Pedro, solamente se entiende a lo largo de una camino, después de un largo camino, un camino de gracia y de pecado, un camino de discípulo. Jesús, a Pedro y a sus apósteles, no ha dicho '¡Conóceme!' ha dicho '¡sígueme!' Y este seguir a Jesús nos hace conocer a Jesús. Seguir a Jesús con nuestras virtudes, también con nuestros pecados, pero seguir siempre a Jesús. No es un estudio de cosas que es necesario, sino una vida de discípulo".
El Papa ha insistido que es necesario "un encuentro cotidiano con el Señor, todos los días, con nuestras victorias y nuestras debilidades". Pero, ha añadido, es también "un camino que nosotros no podemos hacer solos". Y para ello es necesaria la intervención del Espíritu Santo. Francisco ha afirmado que "conocer a Jesús es un don del Padre, es Él que nos hace conocer a Jesús; es un trabajo del Espíritu Santo, que es un gran trabajador. No es un sindicalista, es un gran trabajador y trabaja en nosotros siempre. Hace este trabajo de explicar el misterio de Jesús y de darnos este sentido de Cristo. Miramos a Jesús, a Pedro, a los apóstoles y sentimos en nuestro corazón esta pregunta: '¿quién soy yo para ti?' Y como discípulos pedimos al Padre que nos dé el conocimiento de Cristo en el Espíritu Santo, que nos explique este misterio".
21.02.14



El Papa en Sta. Marta: 'Los cristianos doctrinales y sin fe son como los demonios'
El Santo Padre este viernes recuerda que la fe sin obras no es fe, son palabras y nada más que palabras
CIUDAD DEL VATICANO, 21 de febrero de 2014 (Zenit.org) - “Una fe que no da fruto en las obras no es fe". Así lo ha afirmado esta mañana el Santo Padre en la homilía de la Casa Santa Marta. El Papa ha ofrecido la misa por los 90 años que hoy cumple el cardenal Silvano Piovanelli, arzobispo emérito de Florencia, dándole las gracias "por su trabajo, su testimonio y su bondad".
El mundo está lleno de cristianos que recitan mucho las palabras del Credo y las ponen muy poco en práctica. O de eruditos que encasillan la teología en una serie de posibilidades, sin que tal sabiduría tenga después reflejos concretos en la vida. Es un riesgo que hace dos mil años Santiago ya temía y que el Papa ha retomado hoy en su homilía al comentar el fragmento en el que el apóstol lo habla en su carta.
Francisco ha observado que la afirmación del apóstol es clara "la fe sin el fruto en la vida, una fe que no da fruto en las obras, no es fe". Y ha continuado: "también nosotros nos equivocamos a veces sobre esto: 'Pero yo tengo mucha fe', escuchamos decir. 'Yo creo todo, todo...' Y quizá esta persona que dice eso tiene una vida tibia, débil. Su fe es como una teoría, pero no está viva en su vida. El apóstol Santiago, cuando habla de fe, habla precisamente de la doctrina, de lo que es el contenido de la fe. Pero vosotros podéis conocer todos los mandamientos, todas las profecías, todas las verdades de fe, pero si esto no se pone en práctica, no va a las obras, no sirve. Podemos recitar el Credo teóricamente, también sin fe, y hay tantas personas que lo hacen así. ¡También los demonios! Los demonios conocen bien lo que se dice en el Credo y saben que es verdad".
Las palabras del Pontífice en la homilía se hacen eco de la afirmación de Santiago: "¿Tú crees que hay un solo Dios?", haces bien; también los demonios lo creen y tiemblan". La diferencia - ha explicado el Papa -  es que los demonios "no tienen fe", porque "tener fe no es tener un conocimiento", sino "recibir el mensaje de Dios" traído por Cristo. Asimismo, el Santo Padre explica que en el Evangelio se encuentran dos signos reveladores de quien "sabe lo que se debe creer pero no tiene fe". El primer signo - ha indicado - es la "casuística" representada por aquellos que preguntaban a Jesús si era lícito pagar las tasas o cuál de los siete hermanos del marido debía casarse con la mujer que había quedado viuda. El segundo signo es "la ideología".
Y así lo ha explicado: "Los cristianos que piensan la fe como un sistema de ideas, ideológico: también en el tiempo de Jesús los había. El apóstol Juan dice de ellos que son el anticristo, los ideólogos de la fe, de cualquier signo sean. "En aquel tiempo había gnósticos, pero había muchos... Y así, estos que caen en la casuística o estos que caen en la ideología son cristianos que conocen la doctrina pero sin fe, como los demonios. Con la diferencia que ellos tiemblan, estos no: viven tranquilos", ha indicado el Santo Padre.
Por otro lado, Francisco recuerda que en el Evangelio hay también ejemplos de personas que no conocen  la doctrina pero tienen mucha fe". Al respecto ha citado el episodio de la Cananea, que con su fe llora la sanación de la hija víctima de una posesión, y la Samaritana que abre su corazón porque "ha encontrado no verdades abstractas" sino a "Jesucristo". Como también el ciego curado por Jesús y que por esto es interrogado por fariseos y doctores de la ley hasta que se arrodilla con sencillez y adora a quien lo ha sanado. Tres personas de las que habla Francisco, "que demuestran como fe y testimonio son indisolubles".
Para concluir el Santo Padre ha señalado que "la fe lleva siempre al testimonio. La fe es un encuentro con Jesucristo, con Dios, y de allí nace y te lleva al testimonio. Y esto que el apóstol quiere decir: una fe sin obras, una fe que no te implique, que no te lleve al testimonio, no es fe. Son palabras y nada más que palabras".
 22.02.14




El Papa a los nuevos cardenales: La Iglesia necesita vuestro valor para anunciar el evangelio
Texto completo de la homilí­a del Santo Padre en el Consistorio para la creación de nuevos cardenales
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Publicamos a continuación la homilía del Santo Padre en el Consistorio ordinario público para la creación de nuevos cardenales. Celebrada en la basílica de San Pedro y con la presencia del papa emérito, Benedicto XVI. 

También en este momento Jesús camina delante de nosotros. Él siempre está por delante de nosotros. Él nos precede y nos abre el camino... Y esta es nuestra confianza y nuestra alegría: ser discípulos suyos, estar con É́l, caminar tras É́l, seguirlo...
Cuando con los cardenales hemos concelebrado juntos la primera Misa en la Capilla Sixtina, «caminar» ha sido la primera palabra que el Señor nos ha propuesto: caminar, y después construir y confesar.
Hoy vuelve esta palabra, pero como un acto, como una acción de Jesús que continúa: «Jesús caminaba...».Nos llama la atención esto en los evangelios: Jesús camina mucho e instruye a los suyos a lo largo del camino. Esto es importante. Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología..., sino una «vía», una senda para recorrerla con él, y la senda se aprende haciéndola, caminando. Sí, queridos hermanos, esta es nuestra alegría: caminar con Jesús.
Pero esto no es fácil, no es cómodo, porque la vía escogida por Jesús es la vía de la cruz. Mientras van de camino, él habla a sus discípulos de lo que le sucederá en Jerusalén: anuncia su pasión, muerte y resurrección. Y ellos se quedan «sorprendidos» y «asustados». Sorprendidos, cierto, porque para ellos subir a Jerusalén significaba participar en el triunfo del Mesías, en su victoria, como se ve luego en la petición de Santiago y Juan; y asustados por lo que Jesús habría tenido que sufrir, y que también ellos corrían el riesgo de padecer.
A diferencia de los discípulos de entonces, nosotros sabemos que Jesús ha vencido, y no deberíamos tener miedo de la cruz, sino que, más bien, en la Cruz tenemos nuestra esperanza. No obstante, también nosotros somos humanos, pecadores, y estamos expuestos a la tentación de pensar según el modo de los hombres y no de Dios.
Y cuando se piensa de modo mundano, ¿cuál es la consecuencia? Dice el Evangelio  «Los otros diez se indignaron contra Santiago y Juan». Ellos se indignaron. Si prevalece la mentalidad del mundo, surgen las rivalidades, las envidias, los bandos...
Así, pues, esta palabra que hoy nos dirige el Señor es muy saludable. Nos purifica interiormente, proyecta luz en nuestra conciencia y nos ayuda a ponernos en plena sintonía con Jesús, y a hacerlo juntos, en el momento en que el Colegio de Cardenales se incrementa con el ingreso de nuevos miembros.
«Llamándolos Jesús a sí...». He aquí el otro gesto del Señor. Durante el camino, se da cuenta de que necesita hablar a los Doce, se para y los llama a sí. Hermanos, dejemos que el Señor Jesús nos llame a sí. Dejémonos convocar por él. Y escuchémosle con la alegría de acoger juntos su palabra, de dejarnos enseñar por ella y por el Espíritu Santo, para ser cada vez más un solo corazón y una sola alma en torno a él.
Y mientras estamos así, convocados, «llamados a sí» por nuestro único Maestro, también yo os digo lo que la Iglesia necesita: tiene necesidad de vosotros, de vuestra colaboración y, antes de nada, de vuestra comunión, comunión conmigo y entre vosotros. La Iglesia necesita vuestro valor para anunciar el evangelio en toda ocasión, oportuna e inoportunamente, y para dar testimonio de la verdad. La Iglesia necesita vuestras oraciones, para apacentar bien la grey de Cristo, la oración, no olvidemos, que, con el anuncio de la Palabra, es el primer deber del Obispo. La Iglesia necesita vuestra compasión sobre todo en estos momentos de dolor y sufrimiento en tantos países del mundo. Queremos expresar nuestra cercanía espiritual a las comunidades eclesiales y a todos los cristianos que sufren discriminación y persecución. Debemos luchar contra toda discriminación. La Iglesia necesita que recemos por ellos, para que sean fuertes en la fe y sepan responder el mal con bien. Y que esta oración se haga extensiva a todos los hombres y mujeres que padecen injusticia a causa de sus convicciones religiosas.
La Iglesia también necesita de nosotros para que seamos hombres de paz  construyamos la paz con nuestra obras, nuestros deseos, nuestras oraciones. Hacer la paz, artesanos de paz. Por ello imploramos la paz y la reconciliación para los pueblos que en estos tiempos sufren la prueba de la violencia, de la exclusión y de la guerra.
Gracias, queridos hermanos. Gracias. Caminemos juntos tras el Señor, y dejémonos convocar cada vez más por él, en medio del Pueblo fiel, al santo Pueblo fiel de Dios, a la Santa Madre Iglesia.
23.02.14



Francisco en el ángelus: "La unidad es más importante que los conflictos"
Texto completo. El Papa Francisco pide sostener con la oración a los nuevos cardenales. Recuerda que por el bautismo todos tenemos la misma dignidad, en Jesucristo, somos hijos de Dios
CIUDAD DEL VATICANO, 23 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Ante una plaza de San Pedro repleta de fieles, el Santo Padre, desde la ventana del Estudio del Palacio Apostólico ha rezado el ángelus y ha dirigido antes a los presentes las siguientes palabras:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
en el segunda Lectura de este domingo, san Pablo afirma: "Ninguno ponga su orgullo en los hombres, porque todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefa (es decir Pedro), el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro: ¡todo es vuestro! Pero vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios". ¿Por qué dice esto el apóstol? El problema que el Apóstol se encuentra de frente es el de las divisiones en la comunidad de Corinto, donde se habían formado grupos que se referían a varios predicadores considerándoles sus jefes; decían: "Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefa...". San Pablo explica que este modo de pensar es equivocado, porque la comunidad no pertenece a los apóstoles, pero son ellos, los apóstoles, los que pertenecen a la comunidad; ¡pero la comunidad, toda entera, pertenece a Cristo!
De esta pertenencia deriva que en las comunidades cristianas - diócesis, parroquias, asociaciones, movimientos - las diferencias no pueden contradecir el hecho que todos, por el bautismo, tenemos la misma dignidad: todos, en Jesucristo, somos hijos de Dios. Y esta es nuestra dignidad. En Cristo somos hijos de Dios.
Aquellos que han recibido un ministerio de guía, de predicación, de administrar los Sacramentos, no deben considerarse propietarios de poderes especiales, sino ponerse al servicio de la comunidad, ayudándola a recorrer con alegría el camino de la santidad.
La Iglesia hoy confía el testimonio de este estilo de vida pastoral a los nuevos cardenales, con los cuales he celebrado esta mañana la santa Misa. ¿Podemos saludar todos a los nuevos cardenales con un aplauso? ¡Saludamos a todos! El Consistorio ayer y la celebración eucarística hoy, nos han ofrecido una ocasión preciosa para experimentar la catolicidad, la universalidad de la Iglesia, bien representada por la variada procedencia de los miembros del colegio cardenalicio, recogidos en estrecha comunión entorno al sucesor de Pedro. Y que el Señor nos dé la gracia de trabajar para la unidad de la Iglesia. De construir esta unidad, porque la unidad es más importante que los conflictos. La unidad de la Iglesia es en Cristo. Los conflictos son problemas que no siempre son de Cristo.
Los momentos litúrgicos y de fiesta, que hemos tenido la oportunidad de vivir en el curso de las últimas jornadas, refuercen en todos nosotros la fe, el amor por Cristo y ¡por su Iglesia! Os invito a sostener estos pastores y asistirles con la oración, para que guíen siempre con celo el pueblo que se les ha confiado, mostrando a todos la ternura y el amor del Señor. Pero, ¿cuánto necesitan de oraciones un obispo, un cardenal, un Papa para que pueda ayudar a llevar adelante el pueblo de Dios? Digo ayudar, es decir, servir al pueblo de Dios. Porque la vocación de la Iglesia o de los cardenales o del Papa es precisamente esta. Ser servidores, servir en nombre de Cristo. Rezad por nosotros, para que todos seamos buenos servidores. Buenos servidores, no buenos propietarios.
Todos juntos, obispos, presbíteros, personas consagradas y fieles laicos debemos ofrecer el testimonio de una Iglesia fiel a Cristo, animada por el deseo de servir a los hermanos y lista para ir al encuentro con valor profético a la espera y a las exigencias espirituales de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo. La Virgen nos acompaña y nos proteja en este camino.
A continuación, el Papa ha rezado el ángelus.
Para concluir ha saludado a los presentes con estas palabras:
Saludo a todos los peregrinos presentes, en particular a los venidos con ocasión del Consistorio para acompañar a los nuevos cardenales; y agradezco mucho a los países que han querido estar presentes en este evento con delegaciones oficiales.
Saludos a los estudiantes de Tolosa y la comunidad de los venezolanos residentes en Italia.
Saludo a los fieles de Caltanissetta, Reggio Calabria, Sortino, Altamura, Ruvo y Lido degli Estensi; los jóvenes de Reggio Emilia y los de la diócesis de Lodi; la Asociación ciclista de Agrigento y los voluntarios de la Protección Civil de la Bassa Padovana.
A todos os deseo un feliz domingo y buena comida. ¡Hasta pronto!
24.02.14



El Papa en Sta. Marta: 'Es absurdo seguir a Cristo al margen de la Iglesia'
Francisco en la homilía de este lunes invita a pensar en los gestos de Jesús, que nunca nos abandona
CIUDAD DEL VATICANO, 24 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Seguir a Jesús no es “una idea" sino un "continuo permanecer en casa", la Iglesia, donde Cristo siempre trae consigo a cualquiera, también a quien se ha alejado. Estas son las palabras del papa Francisco durante la homilía de la misa de este lunes en la capilla de la Casa Santa Marta.
Un niño convulsionando, que rueda por el suelo echando espuma, en medio de una multitud conmocionada e indefensa. Y su padre, que casi se aferra a Jesús, rogándole que libere a su hijo de la posesión diabólica. Es el drama que presenta el Evangelio de hoy, y que el Santo Padre considera punto por punto: el parloteo de los espectadores, que discuten sin sentido, Jesús que llega y se informa, "el ruido que disminuye", el angustiado padre que surge de la multitud y decide contra toda esperanza esperar en Jesús. Y Jesús, que movido por la fe cristalina del padre cristalina tiene compasión, expulsa al espíritu y luego se inclina con dulzura sobre el joven, que parece muerto, ayudándole a ponerse de pie:
"Todo ese desorden, esa discusión termina en un gesto: Jesús que se inclina, toma al niño. Estos gestos de Jesús nos hacen pensar. Jesús cuando cura, cuando va entre la gente y cura a una persona, nunca la deja sola. No es un mago, un brujo, un curandero que va y cura y sigue: a cada uno lo hace volver a su lugar, no lo deja en la calle. Y son gestos hermosísimos del Señor".
Aquí está la enseñanza, explica el Pontífice: "Jesús - dice - siempre nos hace volver a casa, nunca nos deja solos en el camino". El Evangelio, recuerda, está diseminado de estos gestos. La resurrección de Lázaro, la vida entregada a la hija de Jairo, y al niño de una madre viuda. Pero también la oveja perdida conducida al redil o la moneda perdida y encontrada por la mujer:
"Porque Jesús no ha venido del cielo solo, es Hijo de un pueblo. Jesús es la promesa hecha a un pueblo, y su identidad también es la pertenencia a ese pueblo, que desde Abraham camina hacia la promesa. Y estos gestos de Jesús nos enseñan que cada curación, que cada perdón siempre nos hacen volver a nuestro pueblo, que es la Iglesia".
Jesús perdona siempre y sus gestos - continúa el papa Francesco - también se convierten en "revolucionarios" o "inexplicables", cuando su perdón llega a aquellos que se han alejado "demasiado", como el publicano Mateo o su colega Zaqueo. Además, insiste el Santo Padre, Jesús siempre, "cuando perdona, hace regresar a casa. Y por eso no puede entender a Jesús" sin el pueblo de Dios. Es "absurdo amar a Cristo sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la Iglesia, seguir a Cristo al margen de la Iglesia”, reafirma el Pontífice citando y parafraseando una vez más a Pablo VI . "Cristo y la Iglesia están unidos",  y "cada vez que Cristo llama a una persona, la lleva a la Iglesia". Para eso, añade, "es bueno" que un niño "vaya a bautizarse en la Iglesia",  la "Iglesia madre":
"Y estos gestos de tanta ternura de Jesús nos hacen comprender lo siguiente: que nuestra doctrina, por así decirlo, o nuestro seguimiento a Cristo, no es una idea, es un continuo permanecer en casa. Y si cada uno de nosotros tiene la posibilidad y la realidad de abandonar el hogar por un pecado, un error - Dios lo sabe - la salvación es volver a casa con Jesús en la Iglesia . Son gestos de ternura . Uno por uno, el Señor nos llama así, a su pueblo, dentro de su familia, nuestra madre, la Santa Iglesia. Pensamos en estos gestos de Jesús".
25.02.14



Sta. Marta: niños en campos de refugiados mientras los armamentistas festejan
El Santo Padre este martes pide que no nos acostumbremos al escándalo de la guerra
CIUDAD DEL VATICANO, 25 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Los niños hambrientos en los campos de refugiados mientras los fabricantes de armas hacen fiesta en los salones. Esta ha sido la reflexión del Santo Padre esta mañana en la homilía de la misa de Santa Marta. La homilía de Francisco ha sido un llamamiento para la paz y contra la guerra, en el mundo y en la familia.
El Papa ha sostenido que la paz no puede ser solo una "palabra" y ha exhortado a todos los cristianos a no acostumbrarse al escándalo de la guerra.
"¿De dónde vienen las guerras y los conflictos en medio de vosotros?", ha sido la frase que Francisco ha tomado de la carta del apóstol Santiago, en la Primera Lectura, para condenar las guerras. Al comentar las peleas entre los discípulos de Jesús para aclarar quién era el más grande entre ellos, ha subrayado que cuando "los corazones se alejan, nace la guerra". Así ha indicado que "cada día, en los periódicos, encontramos guerras, en este lugar se han dividido en dos, cinco muertos", en otro lugar, otras víctimas...
Por ello el Pontífice ha explicado: "y los muertos parecen formar parte de una contabilidad cotidiana. ¡Estamos acostumbrados a leer estas cosas! Y si nosotros tuviéramos la paciencia de enumerar todas las guerras que en este momento hay en el mundo, seguramente tendríamos varios folios escritos. Parece que el espíritu de la guerra se esté adueñando de nosotros. Se hacen actos para conmemorar el centenario de esa Gran Guerra, tantos millones de muertos... ¡Y todos escandalizados! ¡Pero hoy es lo mismo! En lugar de una gran guerra, pequeñas guerras por todos sitios, pueblos divididos... Y para conservar el propio interés se matan, se matan entre ellos".
Lanzando la pregunta del apóstol: "¿De dónde vienen las guerras y los conflictos en medio de vosotros?", el Santo Padre ha respondido: "las guerras, el odio, la enemistad, no se compran en el mercado: están aquí, en el corazón".
Y así ha recordado que cuando de niños, en el catecismo "nos explicaban la historia de Caín y Abel, todos nosotros estábamos escandalizados", no se podía aceptar que uno matara a su hermano. Pero hoy, ha continuado "tantos millones se matan entre hermanos, entre ellos. Pero estamos acostumbrados". Del mismo modo ha recordado que la Primera Guerra Mundial "nos escandaliza, pero esta gran guerra, un poco por todas partes", un poco "escondida, ¡no nos escandaliza! Y mueren tantos por un trozo de tierra, por una ambición, por un odio, por unos celos raciales". Asimismo ha añadido que "la pasión nos lleva a la guerra, al espíritu del mundo".
Francisco ha afirmado que "también habitualmente delante de un conflicto, nos encontramos en una situación curiosa: ir adelante para resolverlo, peleando. Con el lenguaje de guerra. ¡No viene primero el lenguaje de paz! ¿Y las consecuencias? Pensad en los niños hambrientos en los campos de refugiados... Pensad en esto solamente: ¡este es el fruto de la guerra! Y si queréis pensar en los grandes salones, en las fiestas que hacen aquellos que son dueños de las industrias de armas, que fabrican armas, las armas que terminan allí. El niño enfermo, hambriento, un campo de refugiados y las grandes fiestas, la buena vida que hacen aquellos que fabrican las armas".
Nuevamente el Santo Padre ha preguntado: "¿qué sucede en nuestro corazón?" Por ello, Franciso ha recordado que el apóstol Santiago nos da un consejo sencillo: "Acercaros a Dios y Él se acercará a vosotros". Por tanto, ha advertido que "este espíritu de guerra, que nos aleja de Dios, no está solamente lejano de nosotros", está "también en nuestra casa".
Y lo ha explicado así: "Cuántas familias destruidas porque el padre, la madre, no son capaces de encontrar el camino de paz y prefieren la guerra, hacer causa... ¡La guerra destruye! '¿De dónde vienen las guerras y los conflictos en medio de vosotros? ¿Quizá no vengan de vuestras pasiones? ¡En el corazón! Yo os propongo hoy rezar por la paz, esa paz que parece que solamente se haya convertido en una palabra, nada más. Para que esta palabra tenga la capacidad de actuar, sigamos el consejo del apóstol: '¡Reconoced vuestra miseria!"
Esa miseria, ha concluido el Santo Padre, de la que vienen las guerras: "Las guerras en las familias, las guerras en los barrios, las guerras por todos lados". "¿Quién de nosotros ha llorado cuando lee un periódico, cuando ve esas imágenes en la televisión?", ha preguntado Francisco.
Retomando las palabras del apóstol ha afirmado que "vuestra risa se cambie en luto y vuestra alegría en tristeza...". Así ha pedido que "es esto lo que debe hacer hoy, 25 de febrero, un cristiano delante de tantas guerras, por todos lados": "llorar, hacer luto, humillarse". Finalmente ha pedido que "el Señor nos haga entender esto y nos salve de acostumbrarnos a las noticias de la guerra".
26.02.14



El Papa en la audiencia pide para Venezuela: paz, diálogo sincero y perdón recíproco
Ha hecho un llamamiento para el cese de la violencia. En la catequesis el Santo Padre explica el sacramento de unción de los enfermos
CIUDAD DEL VATICANO, 26 de febrero de 2014 (Zenit.org) - El Santo Padre sigue con particular preocupación lo que esta sucediendo estos días en Venezuela. Lo ha dicho esta mañana en el audiencia general de los miércoles y ha deseado "vivamente que cesen cuanto antes las violencias y las hostilidades y que todo el pueblo venezolano, a partir de los responsables políticos e institucionales, trabajen para favorecer la reconciliación a través del perdón recíproco y un diálogo sincero, respetuoso de la verdad y de la justicia, capaz de afrontar temas concretos por el bien común". Francisco ha asegurado "su constante oración, en particular por los que han perdido la vida en los enfrentamientos y por sus familias, invitó a todos los creyentes a elevar sus súplicas a Dios, por la materna intercesión de Nuestra Señora de Coromoto, para que el país encuentre rápidamente la paz y concordia".
Al entrar en la plaza esta mañana, Francisco ha bendecido y besado durante el recorrido con el jeep descubierto --como cada miércoles-- a los niños, antes de dar comienzo a la catequesis. Pero hoy con una peculiaridad, muchos de ellos iban disfrazados por la proximidad de la fiesta de carnaval. Un pequeño 'Papa', un pequeño guarda suizo o un pequeño dragón han sido algunos de los niños que Francisco ha saludado. Y aunque las previsiones meteorológicas daban lluvias, los fieles y peregrinos "valientes" tal y como ha indicado Francisco han acudido a la plaza, que estaba visiblemente más llena que las últimas semanas.
El Papa ha continuado las catequesis sobre los sacramentos. Hoy ha reflexionado sobre la unción de los enfermos. En el resumen hecho en español el Papa ha afirmado:
"En la catequesis de hoy hablé de la Unción de los enfermos, que es el sacramento de la compasión de Dios con el sufrimiento del hombre. La parábola del “buen samaritano” expresa el misterio que se celebra en este sacramento: Jesús se acerca a quien sufre y lo conforta con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. Luego, lo lleva a la posada, que representa a la Iglesia, a la cual Cristo le confía. Jesús enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y necesitados, y les confió la tarea de atenderlos en su nombre por medio de este sacramento.
La Unción de los enfermos nos ayuda a ampliar la mirada frente a la enfermedad y a saber que no estamos solos, que el sacerdote y la comunidad cristiana sostienen al enfermo y al que sufre. Por eso es importante llamar siempre al sacerdote cuando hay un enfermo, no hace falta que esté grave, que esté muriéndose, llamadlo antes, de tal manera que el sacramento lo fortalezca, el Señor lo ayude a soportar la enfermedad, lo alive y lo reconforte. Es un consuelo muy grande la presencia de Cristo en la enfermedad que otorga la presencia de Cristo, que nos toma de la mano y nos recuerda que le pertenecemos a Él y nada nos puede separar de Él"
A continuación ha saludo "a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de las Diócesis de Mérida-Badajoz, Plasencia y Córdoba, así como a los Paracaidistas del Ejército de Tierra de Madrid, y los demás fieles provenientes de España, Nicaragua, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Saludo de manera especial al cuerpo de bomberos que ha venido aquí. Gracias. Invito a todos a valorar la paz y el ánimo que Cristo nos comunica en el sacramento de la Unción de los enfermos para sobrellevar cristianamente los sufrimientos. Muchas gracias".
Al finalizar los saludos y el resumen de la catequesis en las diversas lenguas, el Santo Padre ha dirigido unas palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. El Papa ha recordado que mañana celebramos "la memoria de san Gabriel de la Dolorosa: su ejemplo os ayude, queridos jóvenes, a ser entusiastas discípulos de Jesús; y animo a vosotros, queridos enfermos, a ofrecer los sufrimientos en unión a los de Cristo; y que anime a los queridos recién casados, a hacer del Evangelio la regla fundamental de la vida conyugal.
27.02.14



Francisco en Sta. Marta: 'La incoherencia del cristiano hace mucho mal'
En la homilía del jueves, el Santo Padre indica que el cristiano debe pensar, sentir y actuar como tal
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero de 2014 (Zenit.org) - El cristiano incoherente da escándalo y el escándalo mata: estas son las ideas que ha indicado el santo padre Francisco en la homilía de este jueves en Santa Marta.
En la homilía de hoy el Pontífice ha tomado como referencia la confirmación que ha administrado durante la misa. Quien recibe este sacramento --ha afirmado el Papa-- manifiesta su deseo de ser cristiano. Ser cristiano significa dar testimonio de Jesucristo: es una persona que "piensa como cristiano, siente como cristiano y actúa como cristiano. Y esta es la coherencia de vida de un cristiano". Francisco ha observado que uno puede decir también que tiene fe "pero si falta una de estas cosas, no está el cristiano", "hay algo que no va, hay una cierta incoherencia". Y los cristianos, "que viven ordinariamente, comúnmente en la incoherencia, hacen mucho mal".
Francisco lo ha explicado así: "hemos escuchado al apóstol Santiago que dice a algunos incoherentes, que se retienen cristianos, pero se aprovechan de sus trabajadores, y dice así: 'eh aquí, el salario de los trabajadores que han cosechado en vuestras tierras y que vosotros no habéis pagado grita, y las protestas de los cosechadores han llegado a los oídos del Señor Omnipotente'. Es fuerte el Señor. Si uno oye esto, puede pensar: '¡pero esto lo ha dicho un comunista!' No, no, ¡lo ha dicho el apóstol Santiago! Es palabra del Señor. Es la incoherencia. Y cuando no hay la coherencia cristiana y se vive con esta incoherencia, se hace escándalo. Y los cristianos que no son coherentes dan escándalo".El Papa ha continuado afirmando que "Jesús habla muy fuerte del escándalo: 'quien escandalice a uno sólo de estos pequeños que creen en mí, uno sólo de estos hermanos, hermanas que tienen fe, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar'. Un cristiano incoherente hace mucho mal y el escándalo mata, ha advertido el Pontífice. Y así ha señalado que "muchas veces hemos escuchado: 'Pero padre, yo creo en Dios, pero no en la Iglesia, porque vosotros cristianos decís una cosa y hacéis otra". Y también: 'yo creo en Dios, pero en vosotros no". Y esto sucede por la incoherencia, ha indicado Francisco.

Y ha proseguido: "si tú te encuentras delante --imaginemos-- de un ateo y te dice que no cree en Dios, tú puedes leerle toda la biblioteca, donde se dice que Dios existe y también probar que Dios existe, y él no tendrá fe. Pero si delante de este ateo tú das testimonio de coherencia de vida cristiana algo comenzará a trabajar en su corazón. Será precisamente tu testimonio lo que le traerá esta inquietud sobre la cuál trabaja el Espíritu Santo. Es una gracia que todos nosotros, toda la Iglesia debe pedir: 'Señor, que seamos coherentes'".
Por tanto, concluye el Papa, es necesario rezar "porque para vivir en la coherencia cristiana es necesaria la oración, porque la coherencia cristiana es un don de Dios y debemos pedirlo": "Señor, ¡qué yo sea coherente! Señor, que yo no escandalice nunca que yo sea una persona que piense como cristiano, que sienta como cristiano, que actúe como cristiano".
Para finalizar, Francisco ha pedido que cuando caigamos por nuestra debilidad, pidamos perdón: "todos somos pecadores, todos, pero todos tenemos la capacidad de pedir perdón. ¡Y Él no se cansa nunca de perdonar! Tener la humildad de pedir perdón: 'Señor, no he sido coherente aquí.¡Perdón!' Ir adelante en la vida con la coherencia cristiana, con el testimonio del que cree en Jesucristo, que sabe que es pecador, pero que tiene la valentía de pedir perdón cuando se equivoca y que tiene mucho miedo de escandalizar. El Señor nos de esta gracia a todos nosotros".
28.02.14




Duro y programático discurso de Francisco a la Congregación de Obispos

"La Iglesia no necesita apologistas de las propias causas ni cruzados de las propias batallas, sino sembradores de la verdad"

"Un hombre que no tiene valor de discutir con Dios en favor de su pueblo no puede ser obispo"

Jesús Bastante, 27 de febrero de 2014 - RELIGIÓN DIGITAL
"La Iglesia no necesita apologistas de las propias causas ni cruzados de las propias batallas, sino sembradores humildes y confiados de la verdad". Francisco se ha encontrado esta mañana con la Congregación para los Obispos, cuyo prefecto es el cardenal Marc Ouellet, y ha dirigido a los presentes un discurso acerca de la misión de esa congregación y los criterios que deben presidir la elección de un obispo. Un discurso programático que marcará, sin duda alguna, el rumbo de cómo serán los obispos del futuro.
Francisco no quiere obispos en la iglesia que sean "mánager" ni pastores "estándar" y ha alentado a dar más vueltas a la hora de seleccionar obispos. "Necesitamos uno que vea desde lo alto, que mire con la amplitud del corazón de Dios, no se necesita un manager o un administrador delegado de una compañía, ni siquiera uno que esté al nivel de nuestras pequeñas peticiones, sino uno que garantice que a lo que aspira el corazón no sea una promesa en vano", ha precisado.
Por ello, se ha preguntado quiénes son y dónde seleccionarlos, al tiempo que ha invitado a "escrutar en el Campo de la Iglesia" para encontrarlos. "Existen estos hombres, porque Dios no abandona a su Iglesia, pero quizá no se dan suficientes vueltas buscándolos", ha subrayado.
En este sentido, ha apuntado que para elegir a un obispo no sirve solo tener en cuenta sus "dotes humanas, intelectuales o culturales, ni siquiera pastorales" porque "un obispo no es la suma algebraica de sus virtudes". "Es necesario encontrar entre los sucesores de Jesús a los que testimonian al Resucitado", ha afirmado, subrayando que "la Iglesia permanece cuando se incrementa la santidad de sus miembros".
Entre las virtudes de los prelados, ha destacado a aquellos que sobresalen por su solidez cristiana, preparación cultural, ortodoxia y fidelidad a la Verdad, disciplina interior y exterior, capacidad de gobernar con actitud y transparencia en la administración de los bienes. "Estas dotes imprescindibles deben subordinarse a ser testimonio del Resucitado", ha insistido.
Por ello, ha recalcado que el desafío está en "entrar en la perspectiva de Cristo, teniendo en cuenta "las necesidades de las Iglesias en particular" porque no se necesita un pastor "estándar" para todas las Iglesias.
También ha manifestado que "el obispo es aquel que sabe actualizar lo que le ha pasado a Jesús" y, sobre todo, "sabe hacer testimonio de la Resurrección con la Iglesia". A juicio del Pontífice, en el ADN del obispado está escrito que tienen que tener "el coraje de morir, la generosidad de ofrecer su propia vida y de darse por el rebaño" y, sobre todo, "por aquellos que, según el mundo, están descartados".
El Papa pone de manifiesto que se necesitan en el obispado "hombres que custodien la doctrina, no para medir cuánto vive el mundo lejos de la verdad, sino para fascinar al mundo, encantarlo con la belleza del amor, seducirlo con la oferta de la verdad dada por el Evangelio".
Así, afirma que "la Iglesia no necesita apologistas de sus propias causas, ni cruzados de sus propias batallas, sino personas humildes que planten semillas y sean fieles a la verdad". Igualmente, pide hombres "pacientes".
"Uno de las tareas fundamentales del obispo es rezar", recuerda el Papa. Además, pone de manifiesto que "un hombre que no tiene el coraje de discutir con Dios en favor de su pueblo no puede ser obispo", y añade que "tampoco puede serlo quien no es capaz de asumir la misión de llevar adelante el pueblo de Dios hasta donde Dios le indica".
La Iglesia necesita pastores auténticos --expone el Papa--, no padrones de la palabra, sino entregados a ella, al servicio de la Palabra". Igualmente, señala que la misión del obispo exige asiduidad y cotidianeidad". "Tiene que cuidar el rebaño: asiduo y cotidiano", afirma.
Además, reflexiona el aspecto esencial de la misión de la Congregación que se encarga de elegir los obispos de todo el mundo. "La Congregación existe para asegurarse que el nombre de quien ha sido elegido haya sido pronunciado antes de todo por el Señor", afirma el Papa. Para Francisco la tarea fundamental de la Congregación de los obispos es "identificar a los que el espíritu Santo pone como guía de la Iglesia".
La Congregación, según ha dicho no puede "contentarse con pequeñas medidas" sino elevarse al "plano superior" y debe elegir pastores capaces de asegurarse de que el mundo haya un sacramento de unidad para que la humanidad no esté a la deriva o se pierda", explica, al tiempo que afirma que "el espíritu que dirige la elección tiene que ser humilde, silencioso y laborioso"
Además, ha recordado que hay que mirar a los orígenes para construir el mañana de la Iglesia y ha invitado a recordar a la Iglesia Apostólica. Junto a ello, advierte de que "hay que asegurar siempre la soberanía de Dios". "Las elecciones no pueden venir de peticiones condicionadas por eventuales escuderías, consortes o hegemonías--explica--. Para garantizar la soberanía se necesitan dos instrumentos fundamentales: el tribunal de la propia conciencia delante de Dios y la colegialidad".
Finalmente, el Papa llama la atención contra el deseo de "ascender" en el interior de la Iglesia, queriendo "escapar hacia un permanente 'otro lugar'". Frente a esto, apuntó la "actualidad del decreto de residencia del Concilio de Trento... estaría bien que la Congregación de los Obispos escribiera algo al respecto. El rebaño necesita encontrar sitio en el corazón del Pastor. Si éste no está sólidamente anclado en si mismo, en Cristo y en su Iglesia, estará continuamente a merced de las olas, en búsqueda de compensaciones efímeras y no ofrecerá al rebaño ningún refugio".

Ofrecemos a continuación amplios extractos del discurso:
 1.- Lo esencial en la misión de la Congregación
"En la celebración de la ordenación de un obispo la Iglesia reunida, después de invocar al Espíritu Santo pide que sea ordenado el candidato presentado. El que preside pregunta entonces: "¿Tenéis el mandato?"...Esta congregación existe para ayudar a escribir ese mandato que después resonará en tantas Iglesias y llevará alegría y esperanza al Pueblo Santo de Dios. Esta congregación existe para asegurarse de que el nombre del elegido haya sido, ante todo, pronunciado por el Señor...El Pueblo santo de Dios sigue exclamando:... necesitamos alguien que nos mire con la amplitud de corazón de Dios; no necesitamos un manager, un administrador delegado de una empresa ...Nos hace falta alguien que sepa elevarse a la altura de la mirada de Dios para conducirnos hacia El...No tenemos que perder nunca de vista las necesidades de las Iglesias particulares a las que tenemos que atender... Nuestro reto es entrar en la perspectiva de Cristo teniendo en cuenta la singularidad de las Iglesias particulares".
2.- El horizonte de Dios determina la misión de la congregación
"Para elegir a esos ministros todos necesitamos elevarnos, subir también nosotros al 'piso superior'... Tenemos que elevarnos por encima de nuestras eventuales preferencias, simpatías, pertenencias o tendencias para entrar en la amplitud del horizonte de Dios...No hombres condicionados por el miedo de lo bajo, sino Pastores dotados de parresia, capaces de asegurar que en el mundo hay un sacramento de unidad y por lo tanto la humanidad no está destinada al abandono y al desamparo... A la hora de firmar el nombramiento de cada obispo me gustaría sentir la autoridad de vuestro discernimiento y la grandeza de horizontes con que madura vuestro consejo. Por eso el espíritu que preside vuestros trabajos... no podrá ser otro que ese humilde, silencioso y laborioso proceso desarrollado bajo la luz que viene de las alturas. Profesionalidad, servicio y santidad de vida: si nos apartamos de este trinomio abandonamos la grandeza a la que estamos llamados".
3.-La Iglesia apostólica como fuente
"La altura de la Iglesia se encuentra siempre en los abismos de sus fundamentos...El mañana de la Iglesia vive siempre en sus orígenes...Sabemos que el Colegio Episcopal, en el cual mediante el Sacramento se insertarán los obispos, sucede al Colegio Apostólico. El mundo necesita saber que esta sucesión no se ha interrumpido...Las personas ya pasan con sufrimiento por la experiencia de tantas roturas: necesitan encontrar en la Iglesia ese permanecer indeleble de la gracia del principio".
4.- El obispo como testigo del Resucitado
"Analicemos... el momento en que la Iglesia Apostólica debe recomponer el Colegio de los Doce tras la traición de Judas. Sin los Doce la plenitud del Espíritu no puede descender. Hay que buscar al sucesor entre los que han seguido desde el principio el recorrido de Jesús y ahora puede convertirse 'junto con los Doce' en un 'testigo de la resurrección'. Hay que seleccionar entre los seguidores de Jesús a los testigos del Resucitado... También para nosotros ese es el criterio unificador: el obispo es aquel que sabe hacer actual todo lo que acaeció a Jesús y sobre todo sabe, junto con la Iglesia, hacerse testigo de su Resurrección... No un testigo aislado sino junto con la Iglesia..Quiero subrayar que la renuncia y el sacrificio son inherentes a la misión episcopal. .El episcopado no es para uno mismo, sino para la Iglesia... para los demás, sobre todo para aquellos que según el mundo se deben descartar. Por lo tanto, para individuar a un obispo no hace falta contabilizar sus dotes humanas, intelectuales, culturales y ni siquiera pastorales...Es cierto que necesitamos a alguien que sobresalga: su integridad humana asegura la capacidad de relaciones sanas... para que no proyecte sobre los demás sus carencias y se convierta en factor de inestabilidad...su preparación cultural le permite dialogar con los hombres y sus culturas...su ortodoxia y fidelidad a la Verdad completa custodiada por la Iglesia hace de él un pilar y un punto de referencia...su transparencia y su desapego a la hora de administrar los bienes de la comunidad le otorgan autoridad y encuentran la estima de todos. Todas esas dotes imprescindibles deben ser, sin embargo, una declinación del testimonio central del Resucitado, subordinadas a este compromiso prioritario".
5.- La soberanía de Dios, autor de la elección.
"Volvamos al texto apostólico. Después del fatigoso discernimiento, los apóstoles rezan...No podemos alejarnos de aquel 'Enséñanos tú, Señor'. Las decisiones no pueden estar condicionadas por nuestras pretensiones, por eventuales grupos, camarillas o hegemonías. Para garantizar esa soberanía existen dos actitudes fundamentales: la propia conciencia ante Dios y la colegialidad... No el arbitrio sino el discernimiento conjunto. Ninguno puede tener todo en mano, cada uno aporta con humildad y honradez la tesela propia al mosaico que pertenece a Dios.
6.- Obispos "kerigmáticos"
"Dado que la fe procede del anuncio necesitamos obispos kerigmáticos...Hombres custodios de la doctrina, no para medir cuanto viva distante el mundo de la verdad contenida en ella, sino para fascinar al mundo... con la belleza del amor... con la oferta de la libertad que da el Evangelio. La Iglesia no necesita apologistas de las propias causas ni cruzados de las propias batallas, sino sembradores humildes y confiados de la verdad que saben que cada vez les es nuevamente confiada y que se fían de su potencia...Hombres pacientes porque saben que la cizaña no será nunca tanta como para llenar el campo".
7.-Obispos orantes
"He hablado de los obispos kerigmáticos; ahora señalo el otro trazo de la identidad del obispo: hombre de oración. La misma parresia que debe tener en el anuncio de la Palabra, debe tener en la oración, tratando con Dios, nuestro Señor el bien de su pueblo, la salvación de su pueblo...Un hombre que no tiene valor de discutir con Dios en favor de su pueblo no puede ser obispo y tampoco el que no es capaz de asumir la misión de llevar al Pueblo de Dios hasta el lugar que El le indica...Y esto vale también para la paciencia apostólica...El obispo debe ser capaz de 'entrar con paciencia' ante Dios... buscando y dejándose encontrar".
8.-Obispos pastores
"Sean pastores cercanos a la gente, padres y hermanos, sean humildes, pacientes y misericordiosos; amen la pobreza, interna como libertad y también externa como sencillez y austeridad de vida,.. no tengan una filosofía de príncipes...que no sean ambiciosos y que no busquen el episcopado, que sean esposos de una Iglesia, sin estar a la búsqueda constante de otra; esto se llama adulterio. Sean capaces de 'vigilar' al rebaño que les será confiado, es decir, de preocuparse por todo lo que lo mantiene unido...Reafirmo que la Iglesia necesita Pastores auténticos...Observemos el testamento del apóstol Pablo...Nos habla...El confía los Pastores de la Iglesia a la 'Palabra de la gracia que tiene el poder de edificar y conceder la herencia'. Por lo tanto, no padrones de la Palabra, sino entregados a ella, siervos de la Palabra. Solo así es posible edificar y obtener la herencia de los santos. A cuantos se atormentaban con la pregunta sobre su herencia:' ¿Cual es la herencia de un obispo, el oro o la plata'? Pablo responde: La santidad. La Iglesia permanece cuando se dilata la santidad de Dios en sus miembros...El Concilio Vaticano II afirma que a los obispos 'se les confía plenamente el oficio pastoral, o sea el cuidado habitual y cotidiano de sus ovejas'...En nuestra época lo habitual y lo cotidiano se asocian a menudo a la rutina y al aburrimiento. Por eso, con frecuencia, se intenta escapar hacia un permanente "otro lugar". Desgraciadamente tampoco en la Iglesia estamos exentos de este peligro..Pienso que en este tiempo de encuentros y congresos es muy actual el decreto de residencia del Concilio de Trento y estaría bien que la Congregación de los Obispos escribiera algo al respecto. El rebaño necesita encontrar sitio en el corazón del Pastor. Si éste no está sólidamente anclado en sí mismo, en Cristo y en su Iglesia, estará continuamente a merced de las olas, en búsqueda de compensaciones efímeras y no ofrecerá al rebaño ningún refugio".
Conclusión
"Al final de estas palabras, me pregunto: ¿Dónde podemos encontrar hombres así?...No es fácil...Pienso en el profeta Samuel en búsqueda del sucesor de Saúl que, al saber que el pequeño David había llevado las ovejas a pastar al campo ordena: 'Di que lo traigan'. También nosotros no podemos por menos que escrutar los campos de la Iglesia intentando presentar al Señor para que diga: 'Úngelo: es Él". Estoy seguro de que los hay porque el Señor no abandona a su Iglesia. Quizás somos nosotros los que no vamos bastante a los campos para buscarlos. Quizás nos hace falta la advertencia de Samuel: "No nos sentaremos a la mesa antes de que él venga". Con esa santa inquietud quisiera que viviera esta congregación".




Francisco en Sta. Marta: acompañar y no condenar a quien experimenta la derrota del amor
El Santo Padre en la homilí­a del viernes habla sobre la belleza del matrimonio y advierte sobre el peligro de caer en la casuí­stica
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Detrás de la casuística hay siempre una trampa contra nosotros y contra Dios. Lo ha afirmado esta mañana el Santo Padre en la homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El Papa, al comentar el Evangelio del día, se ha detenido sobre la belleza del matrimonio  y ha advertido que es necesario acompañar, no condenar, a cuantos experimentan la derrota del propio amor. Por tanto, ha explicado, Cristo es el Esposo de la Iglesia y no se puede comprender la una sin el otro.
Francisco ha indicado que los doctores de la ley buscan poner trampas a Jesús para "quitarle autoridad moral". Y así ha tomado referencia del Evangelio de hoy para ofrecer una catequesis sobre la belleza del matrimonio. Los fariseos, ha observado, se presentan donde Jesús con el problema del divorcio. Su estilo es siempre el mismo "la casuística", "¿es lícito esto o no?"
Asimismo ha afirmado que "siempre el pequeño caso. Y esta es la trampa: detrás de la casuística, detrás del pensamiento casuístico, siempre hay una trampa. ¡Siempre! Contra la gente, contra nosotros y contra Dios ¡siempre! '¿pero es lícito hacer esto? ¿Repudiar a la propia mujer?' Y Jesús responde, preguntándoles qué decía la ley y explicando porque Moisés ha hecho así esa ley. Pero no se para ahí: de la casuística va al centro del problema y aquí va precisamente a los días de la Creación. Es tan bonita esa referencia del Señor: ¡Desde el inicio de la Creación, Dios les hizo hombre y mujer, por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos se convertirán en una sola carne. Así ya no son dos, sino una sola carne'".
El Papa ha continuado destacando que el Señor "se refiere a la obra maestra de la Creación", que son precisamente el hombre y la mujer. Y Dios, ha dicho, "no quería el hombre solo, lo quería" con su "compañera de camino". Es un momento poético cuando Adán se encuentra con Eva, ha reflexionado el Papa: "es el inicio del amor: ir juntos como una sola carne". El Señor, ha afirmado Francisco, "siempre toma el pensamiento casuístico y lo lleva al inicio de la revelación". Por otro lado, ha explicado, "este trabajo del Señor no termina ahí, en los días de la Creación, porque el Señor ha elegido este icono para explicar el amor que Él tiene hacia su pueblo". Hasta el punto que "cuando el pueblo no es fiel Él habla con palabras de amor", ha señalado el Santo Padre.
Y se ha detenido al respecto así: "El Señor toma este amor de la obra maestra de la Creación para explicar el amor que tiene por su pueblo. Y un paso más: cuando Pablo necesita explicar el misterio de Cristo, lo hace también en relación, en referencia a su Esposa: porque Cristo está casado, Cristo estaba casado, se había casado con la Iglesia, con su pueblo. Como el Padre se había casado con el Pueblo de Israel, Cristo se casó con su pueblo. Esta es la historia de amor, ¡esta es la historia de la obra maestra de la Creación! Y delante de este recorrido de amor, de este icono, la casuística cae y se convierte en dolor. Pero cuando este deja al padre y a la madre para unirse a una mujer, hacerse una sola carne e ir adelante y este amor falla, porque muchas veces falla, debemos sentir el dolor del fracaso, acompañar a esas personas que han tenido este fracaso en el amor. ¡No condenar! ¡Caminar con ellos! Y no hacer casuística con su situación".
A continuación Francisco ha reflexionado que cuando uno lee esto "piensa a este diseño de amor, este camino de amor del matrimonio cristiano, que Dios ha bendecido en la obra maestra de su Creación". Una "bendición que nunca se ha quitado. ¡Ni siquiera el pecado original la ha destruido!", ha advertido el Pontífice. Por ello cuando alguien piensa en esto "ve qué bonito es el amor, qué bonito es el matrimonio, qué bonita es la familia, qué bonito es este camino y cuánto amor también nosotros, cuanta cercanía debemos tener para los hermanos y las hermanas que en la vida han tenido la desgracia de una fracaso en el amor".
Haciendo referencia a San Pablo, el Santo Padre ha subrayado la belleza "del amor que Cristo tiene por su esposa, ¡la Iglesia!": "¡También aquí debemos estar atentos que no falle el amor! Hablar de un Cristo demasiado soltero: ¡Cristo se casó con la Iglesia! Y no se puede entender a Cristo sin la Iglesia y no se puede entender a la Iglesia sin Cristo. Esto es el gran misterio de la obra maestra de la Creación. Que el Señor nos de a todos nosotros la gracia de entenderlo y también la gracia de no caer nunca en estas actitudes casuísticas de los fariseos, de los doctores de la ley".
01.03.14



Las palabras del Papa en el ángelus: ¡El sudario no tiene bolsillos!
Texto completo. El Pontífice recuerda que un corazón ocupado por la furia de poseer es un corazón vací­o de Dios. Llamamiento en pro del diálogo y la concordia en Ucrania
CIUDAD DEL VATICANO, 02 de marzo de 2014 (Zenit.org) - Como cada domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San Pedro.
Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el centro de la Liturgia de este domingo encontramos una de las verdades más confortantes: la divina Providencia. El profeta Isaías la presenta con la imagen del amor materno lleno de ternura: “¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré” (49,15). ¡Qué hermoso es esto! ¡Dios no se olvida de nosotros! ¡De ninguno de nosotros! ¿eh? ¡De ninguno de nosotros! Con nombre y apellido. Nos ama y no se olvida. ¡Qué hermoso pensamiento!Esta invitación a la confianza en Dios encuentra un paralelismo en la página del Evangelio de Mateo: “Mirad las aves del cielo -dice Jesús-: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. (...) Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos” (Mt 6, 26. 28-29).
Pensando en tantas personas que viven en condiciones de precariedad, o incluso en la miseria que ofende su dignidad, estas palabras de Jesús podrían parecer abstractas, si no ilusorias. ¡Pero en realidad son más que nunca actuales! Nos recuerdan que no se puede servir a dos amos, ¿eh?: Dios y la riqueza. Mientras cada uno busque acumular para sí, jamás habrá justicia. Tenemos que oír bien esto, ¿eh? Mientras cada uno busque acumular para sí, jamás habrá justicia. Si en cambio, confiando en la providencia de Dios, buscamos juntos su Reino, entonces a nadie le faltará lo necesario para vivir dignamente.
Un corazón ocupado por la furia de poseer es un corazón lleno de esta furia de poseer, pero vacío de Dios. Por eso Jesús ha advertido varias veces a los ricos, porque en ellos es fuerte el riesgo de colocar la propia seguridad en los bienes de este mundo. En un corazón poseído por las riquezas, no hay más espacio para la fe. Si en cambio se deja a Dios el lugar que le espera, o sea el primer lugar, entonces su amor conduce a compartir también las riquezas, a ponerlas al servicio de proyectos de solidaridad y de desarrollo, como demuestran tantos ejemplos, también recientes, en la historia de la Iglesia.Y así la providencia de Dios pasa a través de nuestro servicio a los demás, nuestro compartir con los demás. Si cada uno de nosotros no acumula riquezas sólo para sí, sino que las pone al servicio de los demás, en este caso la Providencia de Dios se hace visible en cuanto gesto de solidaridad. Sin embargo, si alguno acumula sólo para sí ¿qué le pasará? Cuando será llamado por Dios, no podrá llevar las riquezas con él. Porque sabéis: ¡el sudario no tiene bolsillos! Es mejor compartir, porque nosotros llevamos al cielo sólo aquello que hemos compartido con los demás.
El camino que Jesús indica puede parecer poco realista con respecto a la mentalidad común y a los problemas de la crisis económica; pero, si pensamos bien, nos conduce a la escala justa de valores. Él dice: “¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” (Mt 6, 25). Para hacer que a nadie le falte el pan, el agua, el vestido, la casa, el trabajo, la salud, es necesario que todos nos reconozcamos hijos del Padre que está en el cielo y por lo tanto hermanos entre nosotros, y nos comportemos consecuentemente. Lo recordé en el Mensaje para la Paz del 1 de enero: el camino para la paz es la fraternidad. Este ir juntos, compartir las cosas juntos.
A la luz de la Palabra de Dios de este domingo, invoquemos a la Virgen María como Madre de la divina Providencia. A ella confiamos nuestra existencia, el camino de la Iglesia y de la humanidad. En particular, invoquemos su intercesión para que todos nos esforcemos en vivir con un estilo simple y sobrio, con la mirada atenta a las necesidades de los hermanos más necesitados.
Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus. Y al concluir la plegaria, el Papa prosiguió haciendo un llamamiento a la comunidad internacional para que se resuelva la delicada situación que atraviesa Ucrania:
Queridos hermanos y hermanas,
os pido que sigáis rezando por Ucrania, que está viviendo una situación delicada. Mientras anhelo que todas las partes del país se esmeren para superar las incomprensiones y construir juntos el futuro de la nación, dirijo un apremiante llamamiento a la comunidad internacional, para que sostenga toda iniciativa en favor del diálogo y de la concordia.
A continuación, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Pontífice:
Dirijo un cordial saludo a las familias, grupos parroquiales, asociaciones y todos los peregrinos venidos de Italia y de diferentes países. Saludo a los fieles españoles provenientes de las diócesis de Valladolid e Ibiza; así como a los italianos de Amantea, Brescia, Cremona, Terni, Lonate y Ferno, y al coro de Tassullo. Saludo a los numerosos grupos de chicos de las diócesis de Como, Vicenza, Padova, Lodi, Cuneo y Cremona.
Francisco también quiso dedicar unas palabras a los grupos de Confirmación presentes en la Plaza de San Pedro:
Queridos chicos,
algunos de vosotros habéis recibido desde hace poco la Confirmación o estáis preparándoos para recibirla, otros haréis la profesión de fe, y estáis implicados en vuestros oratorios.
Queridos chicos,
¡Qué vuestra relación con Jesús sea cada vez más fuerte y profunda, para que traiga mucho fruto! ¡Adelante, queridos chicos!
Por último, el Santo Padre recordó que esta semana comienza la Cuaresma:
Esta semana comenzaremos la Cuaresma, que es el camino del Pueblo de Dios hacia la Pascua, un camino de conversión, de lucha contra el mal con las armas de la oración, el ayuno y la misericordia. La humanidad necesita justicia, reconciliación y paz, y logrará alcanzarlas sólo volviendo con todo al corazón de Dios, que es su manantial. También todos nosotros necesitamos el perdón de Dios. Entremos en la Cuaresma con un espíritu de adoración de Dios y de solidaridad fraterna con los que, en estos tiempos, están más probados por la indigencia y los conflictos violentos. Como de costumbre, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:
"A tutti, a tutti voi, auguro una buona domenica e buon pranzo. Arrivederci!" (Os deseo a todos un buen domingo y una buena comida. ¡Hasta pronto!)
03.03.14



Francisco en Sta. Marta: 'Señor, enví­anos monjas y sacerdotes libres de idolatrías'
El Santo Padre en la homilí­a de este lunes pide orar por las vocaciones
CIUDAD DEL VATICANO, 03 de marzo de 2014 (Zenit.org) - Orar a Dios por las vocaciones, para que envíe sacerdotes y monjas con el corazón sólo para Él, libres de la idolatría de la vanidad, del poder y el dinero. Ésta es la exhortación que el papa Francisco ha realizado esta mañana durante la misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta.
El Evangelio del hombre rico, que se arroja de rodillas delante de Jesús para preguntarle qué debe hacer para heredar la vida eterna, ha sido el tema central de la homilía del Santo Padre. Este hombre - subraya el Pontífice - "tenía tantas ganas de escuchar las palabras de Jesús": era "un hombre bueno, porque desde su juventud había observado los mandamientos. Un buen hombre", por lo tanto, "pero esto no era suficiente para él: quería más. El Espíritu Santo le empujaba". Jesús lo mira con amor y le hace la propuesta: "Vende todo y ven conmigo a predicar el Evangelio". Pero él, al oír esas palabras, "frunció el ceño y se fue triste" porque poseía muchos bienes:
"Su corazón inquieto, debido al Espíritu Santo que le empujaba a acercarse a Jesús y seguirlo, era un corazón lleno, y no ha tenido la valentía de vaciarlo. Y ha hecho la elección: el dinero. El corazón lleno de dinero... Pero no era un ladrón, un criminal: ¡no, no, no! Era un buen hombre: nunca robó, ¡nunca! Nunca engañó: era dinero honesto. Pero su corazón estaba encarcelado allí, estaba atado al dinero y no tenía la libertad de elegir. El dinero ha elegido por él".
"Cuántos jóvenes - ha proseguido el papa Francisco - sienten en sus corazones esta 'llamada' a acercarse a Jesús, y están emocionados", "no se avergüenzan de ponerse de rodillas" delante de Él, de "dar una demostración pública de su fe en Jesucristo" y "quieren seguirlo, pero, cuando tienen el corazón lleno de otra cosa y no son lo suficientemente valientes como para vaciarlo, dan marcha atrás, y aquella alegría se convierte en tristeza". También hoy hay muchos jóvenes que tienen vocación, pero a veces hay algo "que los detiene":
"Tenemos que orar para que los corazones de estos jóvenes puedan vaciarse, vaciarse de otros intereses, otros amores, para que el corazón se vuelva libre. Y esta es la oración por las vocaciones: 'Señor, envíanos, envíanos monjas, envíanos sacerdotes, defiéndelos de la idolatría, de la idolatría de la vanidad, de la idolatría de la soberbia, de la idolatría del poder, de la idolatría del dinero'. Y nuestra oración es para preparar estos corazones para que puedan seguir de cerca a Jesús".
El hombre de este Evangelio - ha afirmado el Papa - es "tan bueno y después tan infeliz". Hoy hay tantos jóvenes así. Por eso se necesita elevar a Dios una oración intensa:
"La oración es ésta: 'Ayuda, Señor, a estos jóvenes, para que sean libres y no sean esclavos, para que tengan el corazón sólo para ti', y así la llamada del Señor puede llegar, puede dar fruto. Y ésta es la oración por las vocaciones. Tenemos que hacer muchas: orar. Pero, siempre estar atentos: las vocaciones existen. Debemos ayudar para que crezcan, para que el Señor pueda entrar en estos corazones y dar este gozo inefable y glorioso que tiene cada persona que sigue de cerca a Jesús".
04.03.14



Francisco en Sta. Marta: ser cristiano no es "una ventaja comercial", sino "seguir a Jesús"
El Santo Padre este martes ha recordado a los cristianos perseguidos, hoy más numerosos que en los primeros siglos de la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco ha recordado esta mañana en la homilía de Santa Marta que "la Cruz está siempre en el camino cristiano". El Santo Padre ha hablado sobre los cristianos perseguidos y ha advertido que hoy hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia. Por tanto, ha afirmado que la vida cristiana no es "una ventaja comercial", sino "es simplemente seguir a Jesús".
El Evangelio de hoy recuerda el pasaje en el que Jesús apenas termina de hablar sobre el peligro de las riquezas, Pedro le pregunta qué recibirán los discípulos que han dejado todo para seguirlo y Francisco ha hecho referencia a este episodio. Ha afirmado que Jesús es "generoso". En verdad, responde el Señor, 'no hay ninguno que haya dejado la familia, la casa, los campos que "no reciba ya en este tiempo, cien veces más'. El Papa ha indicado que quizá Pedro piensa que "ir detrás de Jesús" sea una "bonita actividad comercial", porque nos hace ganar cien veces más. Pero Jesús añade que junto a esta ganancia habrá persecuciones: "Como si dijera: 'Sí, vosotros habéis dejado todo y recibiréis aquí, en la tierra, muchas cosas: ¡pero con la persecución!' Como una ensalada con el aceite de la persecución: ¡siempre!


Esta es la ganancia del cristiano y este es el camino del que quiere ir detrás de Jesús, porque es el camino que Él ha hecho: ¡Él ha sido perseguido! Es el camino del abajamiento. Lo que Pablo dice a los Filipenses: 'Se abajó. Se hizo hombre y se abajó hasta la muerte, y una muerte de cruz'. Esta es precisamente la tonalidad de la vida cristiana".
Ha proseguido el Santo Padre mencionando también las bienaventuranzas, cuando Jesús dice: Bienaventurados quienes serán insultados, o perseguidos en mi nombre, "es una bonita bienaventuranza la persecución". Así, ha señalado que los discípulos "inmediatamente después de la venida del Espíritu Santo, comenzaron a predicar y comenzaron las persecuciones: Pedro fue encarcelado", Esteban fue asesinado y después "muchos discípulos hasta el día de hoy".


El Santo Padre ha recordado que "¡la Cruz está siempre en el camino cristiano!". Y ha añadido que "nosotros tendremos muchos hermanos, muchas hermanas, muchas madres, muchos padres en la Iglesia, en la comunidad cristiana", pero "también tendremos la persecución".
Y lo ha explicado así: "Porque el mundo no tolera la divinidad de Cristo. No tolera el anuncio del Evangelio. No tolera las bienaventuranzas. Y así la persecución es con palabras, calumnias, las cosas que decían de los cristianos en los primeros siglos, las difamaciones, la cárcel... Aunque nosotros olvidamos fácilmente.
Pero pensemos también a tantos cristianos que hace 60 años acabaron en los campos, en las prisiones de los nazis, de los comunistas: ¡muchos! ¡Por ser cristianos! También hoy... 'Pero hoy tenemos más cultura y no hay estas cosas'(dirá alguien). ¡Las hay!, y yo digo que hoy hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia".
El Pontífice ha destacado también en su homilía que muchos hermanos y hermanas "que dan testimonio de Jesús, ofrecen el testimonio de Jesús y son perseguidos". Cristianos --ha añadido-- que no pueden ni siquiera tener una Biblia consigo: "Son condenados por que tienen una Biblia. No pueden hacer la señal de la cruz. Y este es el camino de Jesús. Pero es un camino alegre, porque el Señor nunca nos prueba más de lo que podemos cargar.

La vida cristiana no es una ventaja comercial, no es hacer carrera: ¡es simplemente seguir a Jesús! Pero cuando seguimos a Jesús sucede esto. Pensemos si tenemos dentro de nosotros el deseo de ser valientes en el testimonio de Jesús. También pensemos --nos hará bien-- en los muchos hermanos y hermanas que hoy, ¡hoy! no pueden rezar juntos, porque son perseguidos; no pueden tener el libro del Evangelio y una Biblia, porque son perseguidos".
Y ya para concluir, Francisco ha invitado a pensar en los hermanos que "no pueden ir a misa, porque está prohibido". Y ha puesto el ejemplo de las veces que "viene un sacerdote de incógnito entre ellos, fingen estar en la mesa tomando un té y allí celebran la misa", "para que no les vean". El Santo Padre ha recordado que "esto sucede hoy". Y finalmente ha invitado a pensar si estamos dispuestos "a llevar la cruz como Jesús. A soportar persecuciones para dar testimonio de Jesús", como "hacen estos hermanos y hermanas que hoy son humillados y perseguidos".
05.03.14



El Papa arremete contra los "hipócritas" que "se disfrazan de buenos católicos"

"Ocúpense del prójimo: del enfermo, del pobre, del que tiene necesidad, del ignorante"

"La Cuaresma es para ajustar la vida, organizar la vida, cambiar la vida" dice en Santa Marta

¿Qué hacen los hipócritas? Se disfrazan, se disfrazan de buenos: ponen cara de imagencita, rezan mirando hacia el cielo, haciéndose ver, se sienten más justos que los demás, desprecian a los demás

La Cuaresma es un tiempo para "ajustar la vida", "para acercarse al Señor". Lo subrayó el Papa Francisco esta mañana - martes 18 de marzo de 2014 -  en su homilía de la Misa celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
El Santo Padre hizo una advertencia a no sentirse "mejor que los demás". Y dijo que los hipócritas, "se disfrazan de buenos" y no comprenden que "nadie es justo por sí mismo", puesto que todos "tenemos necesidad de ser justificados".
Con la palabra conversión el Papa Francisco comenzó su homilía, subrayando que se trata de la palabra clave de la Cuaresma, tiempo propicio "para acercarse" a Jesús. Y comentando la primera Lectura, tomada del Libro de Isaías, observó que el Señor llama a la conversión a dos "ciudades pecadoras" como Sodoma y Gomorra. Lo que evidencia que todos "tenemos necesidad de cambiar nuestra vida", mirar "bien en nuestra alma" donde siempre encontraremos algo. La Cuaresma, añadió, es precisamente esto, "ajustar la vida", acercándonos al Señor. Porque Él, dijo el Papa, "nos quiere cerca" y nos asegura que "nos espera para perdonarnos". Sin embargo, añadió, el Señor quiere "un acercamiento sincero" y nos pone en guardia para no ser hipócritas:
"¿Qué hacen los hipócritas? Se disfrazan, se disfrazan de buenos: ponen cara de imagencita, rezan mirando hacia el cielo, haciéndose ver, se sienten más justos que los demás, desprecian a los demás. ‘Pero - dicen - yo soy muy católico, porque mi tío es un gran benefactor, mi familia es ésta, y yo soy... he aprendido... conocido a tal obispo, a tal cardenal, a tal padre... Yo soy...'. Se sienten mejores que los demás. Ésta es la hipocresía. El Señor dice: ‘No, eso no'. Ninguno es justo por sí mismo. Todos tenemos necesidad de ser justificados. Y el único que nos justifica es Jesucristo".

Por esta razón, añadió el Papa, debemos acercarnos al Señor: "Para no ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta apariencia, se ve la realidad, es decir que no son cristianos". Ante la pregunta de cómo hacer para no ser hipócritas y acercarnos al Señor, Francisco dijo que la respuesta nos la da el mismo Señor en la primera Lectura cuando dice: "Lávense, purifíquense, alejen

Homilía del Papa en el Miércoles de Ceniza
Texto completo. Emprender un camino desafiando la rutina, para ir más allá de nuestro pequeño huerto
ROMA, 05 de marzo de 2014 (Zenit.org) - «Rasgad los corazones y no las vestiduras» 
Con estas penetrantes palabras del profeta Joel, la liturgia nos introduce en la Cuaresma, indicando en la conversión del corazón la característica de este tiempo de gracia. El llamamiento profético constituye un desafío para todos nosotros, ninguno excluido, y nos recuerda que la conversión no se reduce a formas exteriores o a propósitos vagos, sino que implica y transforma toda la existencia a partir del centro de la persona, de la conciencia. Estamos invitados a emprender un camino en el cual, desafiando la rutina, nos esforzamos en abrir los ojos y los oídos, pero sobre todo el corazón, para ir más allá de nuestro pequeño huerto.
Abrirse a Dios y a los hermanos. Sabemos que en un mundo cada vez más artificial, nos hace vivir en una cultura del "hacer", del "útil", donde sin darnos cuentas excluimos a Dios de nuestro horizonte. Y excluímos el horizonte mismo.
La Cuaresma nos llama a "despertarnos", a recordarnos que somos criaturas, simplemente que no somos Dios. Cuando yo miro el pequeño ambiente cotidiano y veo una lucha de poder por espacios pienso: esta gente juega a Dios creador, y aún no se han dado cuenta que no son Dios.
Y también hacia los otros arriesgamos cerrarnos, olvidarlos. Pero solo cuando las dificultades y los sufrimientos de nuestros hermanos nos interpelan, solamente entonces podemos iniciar nuestro camino de conversión hacia la Pascua.
Es un itinerario que incluye la cruz y la renuncia. El Evangelio de hoy indica los elementos de este camino espiritual: la oración, el ayuno y la limosna. Los tres implican la necesidad de no dejarse dominar de las cosas que aparecen: lo que cuenta no es la apariencia; el valor de la vida no depende de la aprobación de los otros o del éxito, sino de lo que tenemos dentro.
El primer elemento es la oración. La oración es la fuerza del cristiano y de cada persona creyente. En la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida, podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y entrar en comunión con Él.
Delante de tantas heridas que nos hacen mal y que nos podrían endurecer el corazón, estamos llamados a zambullirnos en el mar de la oración, que es el mar del amor sin límites de Dios, para disfrutar de su ternura.
La Cuaresma es tiempo de oración, de una oración más intensa, más asidua, más capaz de hacerse cargo de las necesidades de los hermanos, de interceder delante de Dios por tantas situaciones de pobreza y de sufrimiento.
El segundo elemento calificador del camino cuaresmal es el ayuno. Debemos estar atentos para no practicar un ayuno formal, o que en verdad nos "sacia" porque nos hace sentir bien. El ayuno tiene sentido si verdaderamente afecta a nuestra seguridad, y también si se consigue un beneficio para los otros, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se arrodilla ante su hermano en dificultad y se encarga de él. El ayuno implica la elección de una vida sobria, que no desecha, que no "descarta". Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón en la esencialidad y el compartir. Es un signo de toma de conciencia y de responsabilidad frente a las injusticias, a los acosos, especialmente en lo relacionado con los pobres y los pequeños, y es signo de la confianza que ponemos en Dios y en su providencia. El tercer elemento es la limosna: ésta indica la gratuidad, porque en la limosna se da a alguien del que no se espera recibir nada a cambio. La gratuidad debería ser una de las características del cristiano, que consciente de haber recibido todo de Dios gratuitamente, es decir sin ningún mérito, aprende a donar a los otros gratuitamente.
Hoy a menudo la gratuidad no forma parte de la vida cotidiana, donde todo se vende y se compra. Todo es calculado y medido. La limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es libertad de la obsesión de posesión, del miedo a perder lo que se tiene, de la tristeza de quien no quiere compartir con los otros el propio bienestar.
Con sus invitaciones a la conversión, la Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a sacudirnos del letargo, del riesgo de ir adelante por inercia. La exhortación que el Señor nos dirige por medio del profeta Joel es fuerte y clara: "Volved a mí con todo el corazón".
¿Por qué debemos volver a Dios? ¡Porque algo no va bien en nosotros, no va bien en la sociedad, en la Iglesia y necesitamos cambiar, dar un cambio, y esto se llama tener necesidad de convertirnos! Una vez más la Cuaresma viene a dirigir su llamada profética, para recordarnos que es posible realizar algo nuevo en nosotros mismos y en torno a nosotros, sencillamente porque Dios es fiel, Él es siempre fiel porque no puede renegar de sí mismo, y porque es fiel continúa a ser rico en bondad y misericordia, y está siempre preparado para perdonar y comenzar de nuevo. ¡Con esta confianza filial, pongámonos en camino!
 06.03.14



Francisco en Sta. Marta: la vida de fe sin vida de caridad es hipócrita
El Santo Padre en la homilía del viernes pide no avergonzarse de la carne del hermano y estar cerca de los necesitados
CIUDAD DEL VATICANO, 07 de marzo de 2014 (Zenit.org) - "¿Yo me avergüenzo de la carne de mi hermano, de mi hermana?" Esta ha sido una de las preguntas que el Santo Padre ha hecho esta mañana durante la homilía de Santa Marta. El Papa ha destacado que la vida de fe está unida estrechamente conectada a una vida de caridad hacia los pobres, sin la cual lo que se profesa es solo hipocresía.
Francisco ha explicado que el cristianismo no es una regla sin alma, un manual de observaciones formales para gente que lleva la cara buena de la hipocresía para esconder un corazón vacío de caridad. Asimismo ha recordado que el cristianismo es la carne misma de Cristo que se inclina sin vergüenza hacia quien sufre. Y para profundizar en este aspecto, el Pontífice ha tomado como referencia el Evangelio de hoy, donde Jesús dialoga con los doctores de la ley que critican a los discípulos porque no respetan el ayuno, a diferencia de ellos y de los fariseos que ayunan y practican mucho. El Santo Padre ha indicado que los doctores de la ley habían transformado las observaciones de los Mandamientos en una "formalidad", transformando la "vida religiosa", en "una ética" y olvidando la raíz, es decir "una historia de salvación, de elección, de alianza".
Así, Francisco ha afirmado: "recibir del Señor el amor de un Padre, recibir del Señor la identidad de un pueblo y después transformarla en una ética es rechazar ese don de amor. Esta gente hipócrita son personas buenas, hacen todo lo que se debe hacer. ¡Parecen buenas! Son 'especialistas en ética', pero 'especialistas en ética' sin bondad, porque ¡han perdido el sentido de pertenencia a un pueblo! El Señor da la salvación dentro de un pueblo, en la pertenencia a un pueblo".Además ha observado que ya el profeta Isaías había descrito con claridad cuál era el ayuno según la visión de Dios: "disolver las cadenas injustas", "hacer libres a los oprimidos", pero también "compartir el pan con el hambriento, meter en casa a los indigentes sin techo", "vestir al que ves desnudo". Y ha matizado: "¡Ese es el ayuno que quiere el Señor! El ayuno que se preocupa de la vida del hermano, que no se avergüenza -lo dice el mismo Isaías- de la carne del hermano. Nuestra perfección, nuestra santidad va adelante con nuestro pueblo, en el que somos elegidos e introducidos. Nuestro acto de santidad más grande está precisamente en la carne del hermano y en la carne de Jesucristo. El acto de santidad de hoy, nuestro, aquí, en el altar, no es un ayuno hipócrita: ¡es no avergonzarse de la carne de Cristo que viene hoy aquí! Es el misterio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. Es ir a compartir el pan con el hambriento, a curar a los enfermos, los ancianos, los que no pueden darnos nada a cambio: ¡eso es no avergonzarse de la carne!"
Esto significa que el "ayuno más difícil", ha afirmado el Papa, es "el ayuno de la bondad". Es el ayuno de que es capaz el Buen Samaritano, que se inclina sobre el hombre herido, y no es el del sacerdote, que mira al mismo desafortunado y se va, quizá por miedo a contagiarse. Y por tanto, ha concluido, "esta es la propuesta de la Iglesia hoy: ¿me avergüenzo de la carne de mi hermano, de mi hermana?"
Finalmente Francisco ha preguntado: "Cuando doy limosna, ¿dejo caer la moneda sin tocar la mano? Y si la toco por casualidad, ¿hago así, enseguida? Cuando doy una limosna, ¿miro a los ojos de mi hermano, de mi hermana? Cuando sé que una persona está enferma, ¿voy a verla? ¿La saludo con ternura? Hay un signo que quizá nos ayude, es una pregunta: ¿sé acariciar a los enfermos, los ancianos, los niños o he perdido el sentido de la caricia? ¡Estos hipócritas no sabían acariciar! Se habían olvidado... No avergonzarse de la carne de nuestro hermano: ¡es nuestra carne! Como nosotros hacemos esto con nuestro hermano, con nuestra hermana, seremos juzgados".
07.03.14




Francesc recorda als bisbes d’Espanya que els fidels també tenen “olfacte per a les coses de Déu” 

Dll, 3/03/2014
(CR) Que els bisbes no se sentin sols, “ni es creguin que estan sols”, i que “siguin conscients que també el ramat que li ha estat confiat té olfacte per a les coses de Déu”. I, per tant, que comptin més amb els capellans , “per l’estret contacte que tenen amb els fidels, amb les seves necessitats i neguits quotidians”; amb la vida religiosa “per la seva rica experiència espiritual i el seu lliurament missionera i apostòlica en nombrosos camps”; i amb els laics “que des de les més diverses condicions de vida i respectives competències fan avançar el testimoni i la missió de l'Església”.
Aquest és missatge que ha deixat el papa Francesc en el discurs que ha fet aquest dilluns al matí a tots els bisbes d’Espanya que realitzen aquests dies la visita “ad limina” a Roma. Servir, escoltar, humilitat, paciència, procés, tendresa, misericòrdia, edificació mútua, exemple, educació, obrir camins... és el diccionari que ha desplegat Francesc en aquesta audiència. I com un dels exemples més rellevants ha posat el treball dels darrers anys de Càritas i d’altres obres caritatives de l’Església que “han merescut el gran reconeixement de creients i no creients”.
El que ha demanat Francesc als bisbes és una manera de treballar que s’ha de fer “anant darrera les petjades del Senyor, que ‘no ha vingut a ser servit, sinó a servir’” i respectant “el procés de maduració de cada persona, sense por a fer el primer pas per anar al seu encontre. El Senyor ens ensenya a escoltar a tots de cor a cor, amb tendresa i misericòrdia, i a buscar el que veritablement uneix i serveix a la mútua edificació”. Aquest és l’estil que proposa el papa Francesc i que hauria de marcar el relleu a la presidència de la Conferència Episcopal Espanyola i els futurs nomenaments episcopals a seus tan importants com Madrid i Barcelona.
Estat de missió permanent
Com és habitual en aquests discursos a les conferències episcopals, el papa ha valorat la situació del país però no ha fet pràcticament cap referència als temes que han marcat la presència pública de l’episcopat espanyol els darrers anys. No hi ha hagut al·lusions a al matrimoni homosexual, l’avortament, la religió a l’escola o la unitat d’Espanya.
Els temes que ha remarcat el papa per l’Església a Espanya han estat “la dura experiència de la indiferència de molts batejats”; les dificultats per la transmissió de la fe que “exigeix posar a les vostres esglésies en veritable estat de missió permanent”; la “preparació al matrimoni i l’acompanyament a les famílies”; o les vocacions sacerdotals, un tema “absolutament prioritari” i en el que ha insistit “en la selecció dels candidats” i dels encarregats de la seva formació.
“Que es diverteixin”
La trobada de tots els bisbes els espanyols amb el papa s’ha iniciat amb un discurs del president de la Conferència Episcopal, el cardenal Antonio Maria Rouco, que ha convidat al papa a visitar Espanya el 2015 coincidint amb el V centenari del naixement de Santa Teresa de Jesús. Si es concretés aquest viatge, també podria passar per Manresa a visitar la Cova de Sant Ignasi on no consta que el papa jesuïta hi hagi estat mai. 
Amb aquest discurs la meitat dels bisbes d’Espanya tanquen la visita “ad limina” que van iniciar la setmana passada. L’altra meitat comencen aquest dilluns i durant la setmana faran les visites als dicasteris i les reunions en petits grups amb el papa. Els bisbes catalans seran rebuts per Francesc el divendres. Aquest dilluns al mati els bisbes catalans també han tingut la visita a la Congregació per al Clergat, que presideix el cardenal Beniamino Stella, i aquesta tarda al Pontifici Consell per a la Nova Evangelització, que presideix l’arquebisbe Salvatore Fisichella.
Després de la benedicció apostòlica, el papa ha acomiadat la sessió desitjant-los una “bona assemblea” referint-se a la Plenària de la Conferència Episcopal Espanyola que comença dilluns vinent. “Que es diverteixin”, els ha




El retiro del Papa: "Purificar nuestra mente de las falsas imágenes de Dios"
El Santo Padre y la Curia realiza los ejercicios espirituales en Ariccia, desde el 9 al 14 de marzo
CIUDAD DEL VATICANO, 10 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El Santo padre junto con la Curia Romana ya ha comenzado los ejercicios espirituales de cuaresma. Desde el domingo día 9 y hasta el viernes 14 de marzo estarán en Ariccia, en la residencia paulina del Divin Maestro, a unos 30 kilómetro de Roma. Una hecho novedoso, ya que hasta ahora, los ejercicios del Papa y la Curia se realizaban dentro del Vaticano. A cargo de las predicaciones estará monseñor Angelo De Donatis, párroco de San Marcos Evangelista del Campidoglio y estarán dedicados al tema "La purificación del corazón".
En la meditación introductiva de ayer, monseñor De Donatis se detuvo sobre la disposición interior para iniciar los ejercicios espirituales, recordando la necesidad de abrirse a la escucha del Espíritu Santo, para preparase a vivir una relación profunda y personal con Dios, para poder comprender realmente toda la realidad y nuestro lugar en la óptica de la justa luz, que viene del Padre, según informa una nota publicada por Radio Vaticana.
Por otro lado, en la meditación de esta mañana se ha detenido en el pasaje evangélico de la tormenta calmada, para subrayar como el mundo, en lugar de reconocer la presencia y la obra de Dios, se asusta, y esto sucede cuando en el corazón ya no habita Cristo, sino una religión estéril, la de un Dios tremendo, horrible, que no usa misericordia. Y de aquí la advertencia que surge es el fariseísmo, segundo el cual nos alzamos solos del pecado, y la práctica de la ascesis es por el estoicismo: "es necesario hacer esto, yo haré estos". Pero el Señor, ha subrayado el predicador, llega a través de otras vías. Y así nos hace entender que ambas actitudes no representan el camino junto. Es necesario por tanto purificar nuestra mente de falsas imágenes de Dios para poder iniciar un verdadero camino de vida auténtica.
Durante esta semana de ejercicios espirituales, la jornada comienza todos los días con la misa a las 7.30 de la mañana y tendrán dos meditaciones, una antes y otra después de la comida. A las 18.00 se rezan las vísperas y adoración del Santísimo Sacramento.
 11.03.14



"Francisco no puede y no quiere olvidarse de los pobres"
Con ocasión del primer año de pontificado, Víctor Manuel Fernández, colaborador del entonces arzobispo de Buenos Aires, cuenta en un libro un rostro inédito del Papa
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de marzo de 2014 (Zenit.org) - “Para Francisco los pobres son una cuestión de fe. Sé que algunos lo han definido marxista, pero debemos acordarnos de lo que los apóstoles dijeron a san Pablo, que fue donde los Doce a Jerusalén para saber si su predicación estaba en consonancia con el anuncio cristiano. Los apóstoles le dieron una única recomendación: '¡No te olvides de los pobres!' Esta palabra de Dios no es marxismo"
Con estas palabras que monseñor Víctor Manuel Fernández, teólogo argentino y estrecho colaborado del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, comenta el primer aniversario de la elección de papa Francisco. Fernández trabajó con Bergoglio en la preparación del documento de Aparecida de la asamblea de los obispos latinoamericanos en el 2007. Monseñor Fernández ha publicado recientemente el libro Il progetto di Francesco. Dove vuole portare la Chiesa (El proyecto de Francisco. Dónde quiere llevar la Iglesia) de la Editrice Missionaria Italiana, fruto de un largo diálogo con Paolo Rodari, periodista de Repubblica.
“La Iglesia no puede estar en medio solo de algunos grupos, olvidando a los otros -explica Fernández, definido por diferentes observadores como "el teólogo de Bergoglio" vista su estrecha cercanía con el Papa-. No debe ni siquiera ocuparse solo de los pobres, pero por supuesto tiene que preocuparse de ellos: el cristiano debe ser amigo de los últimos, debe estar cerca al menos a algunos de ellos, sino se permanece como espectadores de la pobreza del mundo. Recuerdo un obispo que aquí en Argentina dijo a un grupo de monjas: ¿Pero qué hacéis allí, en ese barrio? Buscad uno más rico, allí para vosotras no hay futuro. Esto no es una mirada de fe, mientras que, sin embargo, Francisco tiene una mirada de fe. Él no quiere y no puede olvidarse de los pobres".
"Cuando Francisco pide a la Iglesia salir de sí misma e ir adelante entre la gente, lo hace por un motivo muy concreto: él sabe que el hombre se hace realmente a sí mismo y se realiza en plenitud cuando sale de sí. El hombre llega a sí mismo cuando sale de sí mismo. La Iglesia sale de sí misma cuando acoge el Evangelio y lo dona a los otros. La petición que Francisco hace a la Iglesia es anunciar el Evangelio "cuerpo a cuerpo". ¿Pero qué se entiende con esta expresión? -se pregunta Fernández-. Significa que el tiempo de los trabajadores de la Iglesia no se debe perder en reuniones o planes pastorales. Los hombres y mujeres de la Iglesia deben pasar el 90% de su tiempo encontrando personas: es así que el Evangelio puede llegar a la gente".
Respecto a la relación entre el entonces cardenal Bergoglio y Benedicto XVI, Fernández recuerda una anécdota de hace algunos años: "Bergoglio quería mucho al papa Benedicto. Un año, en el culmen de los ataques mediáticos contra su persona, me invitó a dar una homilía en el día de la Cátedra de San Pedro en la catedral de Buenos Aires. Me pidió expresamente hablar bien del papa Ratzinger. Veía que muchas personas no le querían y le criticaba. Él me dijo: Ayuda a mirar con fe a la figura del papa Benedicto. Le quería mucho a él y a su enseñanza.
 13.03.14



El obispo de Roma en visita pastoral a la quinta parroquia desde su elección como pontífice
CIUDAD DEL VATICANO, 16 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El Santo Padre continúa sus visitas pastorales a las parroquias romanas, hoy es el momento para la parroquia "Santa María de la Oración", una de las realidades más periféricas de la diócesis, en la zona Seteville Nord - Marco Simone.
La llegada del pontífice a la parroquia de Santa María de la Oración ha sido pasadas las 16.00. El primer encuentro ha sido con los enfermos y los discapacitados, a continuación ha saludado a los niños y chavales de primera comunión y de confirmación y a las comunidades neocatecumenales. El Papa ha confesado a algunas personas y después ha presidido la misa.
Durante la homilía, el Santo Padre ha indicado que en la oración al inicio de la misa hemos pedido al Señor dos gracias: escuchar a su Hijo amado para que nuestra fe sea nutrida de la Palabra de Dios y purificar los ojos de nuestro espíritu para gozar un día la visión de la gloria eterna.
Esto está relacionada con el Evangelio que hemos escuchado, ha dicho el Papa, cuando el Señor se transfigura y los que le acompañan escuchan la voz del Padre. 
El Papa ha afirmado que la primera tarea de un cristiano es "nutrir nuestra fe con la Palabra de Dios", "porque Jesús nos habla, nos salva con su Palabra" así como ha recordado que "Él hace más fuerte nuestra fe con esa Palabra". 
Además, ha observado que durante la jornada escuchamos muchas cosas, pero, ha preguntado "¿tomamos tiempo cada día para escuchar a Jesús, su Palabra?", Además, ha observado que durante la jornada escuchamos muchas cosas, pero, ha preguntado "¿tomamos tiempo cada día para escuchar a Jesús, su Palabra?", "en casa, ¿tenemos el Evangelio?", "¿lo leemos cada día?" o "¿tengo miedo?", "¿no estamos acostumbrados?" Por ello, Francisco ha afirmado que la Palabra de Jesús es la comida más fuerte para el alma.
Al respecto, el Papa ha sugerido tomar algunos minutos cada día y leer un pasaje del Evangelio y "escuchar que sucede ahí, escuchar a Jesús". Y como ha dicho también esta mañana en el ángelus en la plaza de San Pedro, el pontífice ha invitado a "llevar un pequeño Evangelio encima y cuando tenemos tiempo en el día, leer un par de palabritas".
La segunda gracia de la que ha hablado es la "purificación en los ojos de nuestro espíritu para preparar los ojos del espíritu a la vida eterna". Jesús con la transfiguración, ha indicado el Papa, "nos invita a mirarlo, y esto nos purifica". Asimismo ha advertido que "quizá nuestros ojos están enfermos, vemos tantas cosas que no son de Jesús o incluso contra Jesús". Y ha añadido que "sin saberlo acabamos en la oscuridad de la fe".
Para concluir ha recordado las dos ideas: Mirar y escuchar a Jesús, y "así ir adelante en el camino de la esperanza".
Una de las características de este barrio es la juventud, ya que muchas parejas deciden 
16.03.14



El Papa en Santa Marta: 'La misericordia es el camino para la paz en el mundo'
Francisco en la homilí­a de este lunes invita a tener un corazón grande que perdona, olvida y no condena
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de marzo de 2014 (Zenit.org) - Perdonar para encontrar misericordia: este es el camino que lleva la paz a nuestros corazones y al mundo: es lo que, en síntesis, ha dicho el papa Francisco en la homilía de esta mañana durante la Misa celebrada en la Casa Santa Marta.
“Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”: el Papa comenta la exhortación de Jesús, afirmando enseguida que “no es fácil entender este comportamiento de la misericordia”, porque estamos acostumbrados a juzgar: “no somos personas que dan espontáneamente un poco de espacio a la comprensión y también a la misericordia”. “Para ser misericordiosos -observa- son necesarias dos actitudes. La primera es el conocimiento de sí mismos”: saber que “hemos hecho muchas cosas malas: ¡somos pecadores!” Y frente al arrepentimiento, “la justicia de Dios… se transforma en misericordia y perdón”. Pero es necesario avergonzarse de los pecados:
“Es verdad, ninguno de nosotros ha matado a nadie, pero hay muchas cosas pequeñas, muchos pecados cotidianos, de todos los días… Y cuando uno piensa: ‘¡Pero qué corazón tan pequeño: ¡He hecho esto contra el Señor!’. ¡Y se avergüenza! Avergonzarse ante Dios y esta vergüenza es una gracia: es la gracia de ser pecadores. ‘Soy pecador y me avergüenzo ante Ti y te pido perdón’. Es sencillo, pero es tan difícil decir: ‘He pecado’”.
A menudo -señala el Santo Padre- justificamos nuestro pecado descargando la culpa sobre los demás, como hicieron Adán y Eva. “Quizás -ha proseguido- el otro me ha ayudado, ha facilitado el camino para hacerlo, ¡pero lo he hecho yo! Si nosotros hacemos esto, se darán muchas cosas buenas ¡porque seremos humildes!” Y “con esta actitud de arrepentimiento somos más capaces de ser misericordiosos, porque sentimos sobre nosotros la misericordia de Dios”, como decimos en el Padrenuestro: “Perdona, como nosotros perdonamos”. Así, “si no perdono, estoy un poco ¡fuera de juego!”.
La otra actitud para ser misericordiosos -ha afirmado el Pontífice- “es agrandar el corazón”, porque “un corazón pequeño” es “egoísta e incapaz de misericordia”:
“¡Agrandar el corazón! ‘Pero soy un pecador’. ‘Pero mira lo que ha hecho este, aquel… ¡Yo he hecho muchas! ¿Quién soy yo para juzgarlo?’ Esta frase: ‘¿Quién soy yo para jugar esto? ¿Quién soy yo para hablar de esto? ¿Quién soy yo, que he hecho las mismas cosas o peores?’ ¡Agrandar el corazón! Y el Señor lo dice: ‘¡No juzguéis y no seréis juzgados! ¡No condenéis y no seréis condenados! ¡Perdonad y seréis perdonados! ¡Dad y se os dará!’. ¡Esta generosidad del corazón! ¿Y qué se os dará? Una medida buena, apretada, llena y rebosante se os verterá en el regazo. Es la imagen de las personas que iban a recibir el grano con el delantal y alargaban el delantal para recibir más, más grano. Si tienes el corazón ancho, grande, tú puedes recibir más”.
El corazón grande -ha dicho el papa Francisco- “no condena, sino que perdona, olvida” porque “Dios ha olvidado mis pecados; Dios ha perdonado mis pecados. Agrandar el corazón ¡Esto es bello! -exclama el Santo Padre- Sed misericordiosos”:


“El hombre y la mujer misericordiosos tienen un corazón grande, grande: siempre excusan a los demás y piensan en sus propios pecados. ‘¿Pero has visto lo que ha hecho este?’.’¡Pero tengo bastante con lo que he hecho yo y no me inmiscuyo!’ Este es el camino de la misericordia que debemos pedir. Pero si todos nosotros, si todos los pueblos, las personas, las familias, los barrios, tuviésemos esta actitud ¡cuánta paz habría en el mundo, cuánta paz en nuestros corazones! Porque la misericordia nos lleva a la paz. Recordad siempre: ‘¿Quién soy yo para juzgar?’ Avergonzarse y agrandar el corazón. ¡Qué el Señor nos dé esta gracia!”.
 18.03.14




El Papa en Santa Marta: 'El hipócrita se disfraza de santo'
Francisco en la homilía de este martes explica que la Cuaresma sirve para acercarse al Señor y cambiar de vida
CIUDAD DEL VATICANO, 18 de marzo de 2014 (Zenit.org) - La Cuaresma es un tiempo para "arreglar la propia vida", "para acercarse al Señor". Esto es lo que ha subrayado el papa Francisco en su homilía de la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Santo Padre ha advertido del riesgo de sentirse "mejores que los demás". Los hipócritas, ha señalado, "se maquillan de buenos" y no entienden que "nadie es justo por sí mismo", todos "tenemos la necesidad de ser justificados".
Conversión. El Pontífice ha comenzado su sermón destacando que esta es la palabra clave de la Cuaresma, un tiempo favorable "para acercarse" a Jesús. Y comentando la Primera Lectura, tomada del Libro de Isaías, ha indicado que el Señor llama a la conversión a dos "ciudades pecadoras" como Sodoma y Gomorra. Esto, ha afirmado, demuestra que todos "tenemos que cambiar de vida", que buscar "bien en nuestra alma", donde siempre encontraremos algo. La Cuaresma, ha añadido, es precisamente este "arreglar la vida" acercándose al Señor. Él, ha dicho, "nos quiere cerca" y nos asegura que "nos espera para perdonarnos". No obstante, ha enfatizado, el Señor quiere "un acercamiento sincero" y nos pone en guardia de ser hipócritas: 
"¿Qué hacen los hipócritas? Se maquillan, se maquillan de buenos: ponen cara de estampita, rezan mirando al cielo, se muestran, se consideran más justos que los demás, desprecian a los otros. 'Pero - dicen - yo soy muy católico, porque mi tío ha sido un gran benefactor, mi familia es esta y yo soy... he aprendido... he conocido tal obispo, tal cardenal, tal padre... Yo soy...'. Se consideran mejores que los demás. Esta es la hipocresía. El Señor dice: 'No, eso no'. Nadie es justo por sí mismo. Todos tenemos la necesidad de ser justificados. Y el único que nos justifica es Jesucristo". 
Por eso, ha proseguido, debemos acercarnos al Señor: "Para no ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta apariencia, se ve la realidad, que no son cristianos". Cuál es, entonces, "la piedra de parangón por la que nosotros no somos hipócritas y nos acercamos al Señor". La respuesta, ha subrayado el Papa, nos la da el mismo Señor en la Primera Lectura cuando dice: "Lavaros, purificaros, alejad de mis ojos el mal de vuestras acciones, dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien". Esta es la invitación. Pero, se pregunta Francisco, "¿cuál es el signo de que vamos por el buen camino?": 
"'Socorred al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda’. Ocuparse del prójimo: del enfermo, del pobre, del que tiene necesidad, del ignorante. Esta es la piedra de parangón. Los hipócritas no saben hacer esto, no pueden, porque están tan llenos de sí mismos que están ciegos para mirar a los demás. Cuando uno camina un poco y se acerca al Señor, la luz del Señor le hace ver estas cosas y va a ayudar a los hermanos. Este es el signo, este es el signo de la conversión”. 
Ciertamente, ha señalado, "no es toda la conversión", esta, en efecto, "es el encuentro con Jesucristo", pero "el signo de que nosotros estamos con Jesucristo es este: atender a los hermanos, a aquellos más pobres, a los enfermos, como el Señor nos enseña" y como leemos en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo: 
"La Cuaresma es para arreglar la propia vida, ordenarla, cambiar de vida, para acercarnos al Señor. El signo de que estamos lejos del Señor es la hipocresía. El hipócrita no tiene necesidad del Señor, se salva por sí mismo, así piensa, y se disfraza de santo. El signo de que nosotros nos hemos acercado al Señor con la penitencia, pidiendo perdón, es que nosotros cuidamos de nuestros hermanos necesitados. El Señor nos dé a todos luz y valentía: luz para conocer lo que sucede dentro de nosotros y valentía para convertirnos, para acercarnos al Señor. Es hermoso estar cerca del Señor".
 19.03.14



Francisco en Sta. Marta: Dios nos espera y abre la puerta que nosotros no vemos
Del pobre Lazaro sabemos el nombre, del rico de púrpura no. ¿Tengo un nombre o me llamo yo, me, conmigo, para mí, solamente yo?
CIUDAD DEL VATICANO, 20 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El hombre que confía en sí mismo, en las propias riquezas, en las ideologías, está destinado a la infelicidad. Sin embargo, quien se fía del Señor da frutos también en el tiempo de la sequía. Es la idea que el Santo Padre ha desarrollado esta mañana en la homilía de Santa Marta.
"Maldito el hombre que confía en el hombre" y "el hombre que confía en sí  mismo": será como "un arbusto en el desierto", condenado por la sequía a permanecer sin frutos y a morir. A partir de la primer lectura, el papa Francisco ha recordado sin embargo "bendito el hombre que confía en el Señor" porque "es como un árbol plantado junto a un arroyo" que en tiempo de sequía "no deja de producir frutos". El Papa ha afirmado que "solamente en el Señor está nuestra confianza segura. Otras confianzas no sirven, no nos salvan, no nos dan vida, no nos dan alegría".
Reconoció entretanto que "nos gusta confiar en nosotros mismo, confiar en ese amigo o confiar en esa situación buena que tengo o en esa ideología" y en esos casos "el Señor queda un poco de lado". El Pontífice ha recordado que el hombre, así actuando se cierra en sí mismo "sin horizontes, sin puertas abiertas, sin ventanas" y entonces "no tendrá salvación, no puede salvarse a sí mismo". El Papa ha explicado que esto es lo que le sucede al rico del Evangelio: "tenía todo: llevaba vestidos de púrpura, comía todos los días, grandes banquetes". Estaba muy contento pero, no se daba cuenta de que en la puerta de su casa, cubierto de llagas, había un pobre. El Papa ha subrayado que el Evangelio dice el nombre del pobre: se llamaba Lázaro. Mientras que el rico no tiene nombre.
Francisco ha afirmado que "esta es la maldición más fuerte del que confía en sí mismo o en las fuerzas, en las posibilidades de los hombres y no en Dios: perder el nombre. ¿Cómo te llamas? Cuenta número tal, en el banco tal. ¿Cómo te llamas? Tantas propiedades, tantos palacios, tantas... ¿Cómo te llamas? Las cosas que tenemos, los ídolos. Y tú confías en eso, y este hombre está maldito".
El Pontífice ha subrayado que todos nosotros tenemos esta debilidad, esta fragilidad de poner nuestras esperanzas en nosotros mismo o en los amigos o en las posibilidades humanas solamente y nos olvidamos del Señor. Y esto nos lleva al camino... de la infelicidad.
Y así lo ha explicado: "Hoy, en este día de cuaresma, nos hará bien preguntarnos: ¿dónde está mi confianza? ¿En el Señor o soy un pagano, que confía en las cosas, en los ídolos que yo he hecho? ¿Todavía tengo un nombre o he comenzado a perder el nombre y le llamo 'Yo'? ¿Yo, me, conmigo, para mí, solamente yo? Para mí, para mí... siempre ese egoísmo: 'yo'. Esto no nos da la salvación".
Pero al final hay una puerta de esperanza, ha indicado el Santo Padre, para cuantos confían en sí mismo y "han perdido el nombre".
Francisco ha concluido recordando que "al final, al final, al final, siempre hay una posibilidad. Y este hombre, cuando se da cuenta que había perdido el nombre, había perdido todo, todo, alza los ojos y dice solo una palabra: 'Padre'.
Y la respuesta de Dios es una sola palabra: '¡Hijo!' Si algunos de nosotros en lavida, de tanto tener confianza en el hombre y en nosotros mismo, terminamos por perder el nombre, por perder esta dignidad, todavía hay la posibilidad de decir esta palabra que es más que mágica, es más, es fuerte: 'Padre'. Él siempre nos espera para abrir la puerta que nosotros no vemos y nos dirá: 'Hijo'. Pidamos al Señor la gracia que a todos nos dé la sabiduría de tener confianza solamente en Él, no en las cosas, en las fuerzas humanas, solamente en Él".
 21.03.14