28 d’oct. 2020

PAPA OCTUBRE 6

 


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Audiencia general: Catequesis completa, Jesús nos regala “su propia oración”

Jesús muestra el camino de la oración

(28 oct. 2020).- El Papa Francisco ha afirmado que Jesús “nos ha regalado su propia oración, que es su diálogo de amor con el Padre”: “Acojamos este don, el don de la oración. Siempre con Él. Y no nos equivocaremos”.

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Hoy, 28 de octubre de 2020, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre la oración reflexionando sobre la figura de Jesús como “hombre de oración”. La audiencia general de este miércoles ha tenido lugar en el Aula Pablo VI del Vaticano, ante la presencia de fieles y peregrinos, a los que Francisco no ha podido saludar de cerca debido a los protocolos de prevención de la COVID-19.

Antes de comenzar con la catequesis, Francisco ha expresado su deseo de poder bajar a saludar pero ha advertido de la necesidad de no crear aglomeraciones que vayan “contra los cuidados, las precauciones que debemos tener delante de esta señora que se llama COVID-19 y que nos hace tanto daño”.

La misión de Jesús en el Jordán

El Papa ha ubicado el comienzo de la misión de Jesús con el “bautismo en el río Jordán”, y ha señalado que los evangelistas han atribuido a este episodio una “importancia fundamental”, ya que “el pueblo iba a donde Juan para bautizarse para el perdón de los pecados”, con un “carácter penitencial, de conversión”.

Según ha expresado el Obispo de Roma, a pesar de la oposición de Juan el Bautista, Jesús persiste, pues “el suyo es un acto que obedece a la voluntad del Padre, un acto de solidaridad con nuestra condición humana”.

Jesús nos abre camino


Este camino “para seguir a Jesús”, describió el Pontífice, “es difícil”, pero “Él va abriendo el camino”. Esta es, señaló mencionando al Catecismo de la Iglesia Católica, la “novedad de la plenitud de los tiempos”: “la oración filial, que el Padre esperaba de sus hijos va a ser dirigida por fin por el propio Hijo único en su humanidad, con los hombres y en favor de ellos”.De este modo, inaugurando su misión, “Jesús se pone a la cabeza de un pueblo de penitentes, como encargándose de abrir una brecha a través de la cual todos nosotros, después de Él, debemos tener la valentía de pasar”.

Jesús nos regala su oración

Asimismo, Francisco apuntó que “si en una noche de oración nos sentimos débiles y vacíos, si nos parece que la vida haya sido completamente inútil, en ese instante debemos suplicar que la oración de Jesús se haga nuestra”. Precisamente para cada uno de nosotros “hace eco la palabra del Padre. Aunque fuéramos rechazados por todos, pecadores de la peor especie. Jesús no bajó a las aguas del Jordán por sí mismo, sino por todos nosotros”.

Por último, el Pontífice ha expresado que para rezar es necesaria la humildad. Jesús “nos ha regalado su propia oración, que es su diálogo de amor con el Padre”. “Acojamos este don, el don de la oración. Siempre con Él. Y no nos equivocaremos”, concluyó.

Catequesis – 12. Jesús, hombre de oración

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, en esta audiencia, como hemos hecho en las audiencias precedentes, permaneceré aquí. A mí me gustaría mucho bajar, saludar a cada uno, pero tenemos que mantener las distancias, porque si yo bajo se hace una aglomeración para saludar, y esto está contra los cuidados, las precauciones que debemos tener delante de esta “señora” que se llama Covid y que nos hace tanto daño. Por eso, perdonadme si yo no bajo a saludaros: os saludo desde aquí pero os llevo a todos en el corazón. Y vosotros, llevadme a mí en el corazón y rezad por mí. A distancia, se puede rezar uno por otro; gracias por la comprensión.

En nuestro itinerario de catequesis sobre la oración, después de haber recorrido el Antiguo Testamento, llegamos ahora a Jesús. Y Jesús rezaba. El inicio de su misión pública tiene lugar con el bautismo en el río Jordán. Los evangelistas coinciden al atribuir importancia fundamental a este episodio. Narran que todo el pueblo se había recogido en oración, y especifican que este reunirse tuvo un claro carácter penitencial (cfr. Mc 1, 5; Mt 3, 8). El pueblo iba donde Juan para bautizarse para el perdón de los pecados: hay un carácter penitencial, de conversión.

El primer acto público de Jesús es por tanto la participación en una oración coral del pueblo, una oración del pueblo que va a bautizarse, una oración penitencial, donde todos se reconocían pecadores. Por esto el Bautista quiso oponerse, y dice: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” (Mt 3, 14). El Bautista entiende quién era Jesús. Pero Jesús insiste: el suyo es un acto que obedece a la voluntad del Padre (v. 15), un acto de solidaridad con nuestra condición humana.

Él reza con los pecadores del pueblo de Dios. Metamos esto en la cabeza: Jesús es el Justo, no es pecador. Pero Él ha querido descender hasta nosotros, pecadores, y Él reza con nosotros, y cuando nosotros rezamos Él está con nosotros rezando; Él está con nosotros porque está en el cielo rezando por nosotros. Jesús siempre reza con su pueblo, siempre reza con nosotros: siempre. Nunca rezamos solos, siempre rezamos con Jesús.

No se queda en la orilla opuesta del río —“Yo soy justo, vosotros pecadores”— para marcar su diversidad y distancia del pueblo desobediente, sino que sumerge sus pies en las mismas aguas de purificación. Se hace como un pecador. Y esta es la grandeza de Dios que envió a su Hijo que se aniquiló a sí mismo y apareció como un pecador.

Jesús no es un Dios lejano, y no puede serlo. La encarnación lo reveló de una manera completa y humanamente impensable. Así, inaugurando su misión, Jesús se pone a la cabeza de un pueblo de penitentes, como encargándose de abrir una brecha a través de la cual todos nosotros, después de Él, debemos tener la valentía de pasar. Pero la vía, el camino, es difícil; pero Él va, abriendo el camino.

El Catecismo de la Iglesia Católica explica que esta es la novedad de la plenitud de los tiempos. Dice: “La oración filial, que el Padre esperaba de sus hijos va a ser vivida por fin por el propio Hijo único en su Humanidad, con los hombres y en favor de ellos” (n. 2599). Jesús reza con nosotros. Metamos esto en la cabeza y en el corazón: Jesús reza con nosotros.

Ese día, a orillas del río Jordán, está por tanto toda la humanidad, con sus anhelos inexpresados de oración. Está sobre todo el pueblo de los pecadores: esos que pensaban que no podían ser amados por Dios, los que no osaban ir más allá del umbral del templo, los que no rezaban porque no se sentían dignos. Jesús ha venido por todos, también por ellos, y empieza precisamente uniéndose a ellos, a la cabeza.

Sobre todo el Evangelio de Lucas destaca el clima de oración en el que tuvo lugar el bautismo de Jesús: “Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo” (3, 21). Rezando, Jesús abre la puerta de los cielos, y de esa brecha desciende el Espíritu Santo. Y desde lo alto una voz proclama la verdad maravillosa: “Tú eres mi Hijo; yo hoy te he engendrado” (v. 22).

Esta sencilla frase encierra un inmenso tesoro: nos hace intuir algo del misterio de Jesús y de su corazón siempre dirigido al Padre. En el torbellino de la vida y el mundo que llegará a condenarlo, incluso en las experiencias más duras y tristes que tendrá que soportar, incluso cuando experimenta que no tiene dónde recostar la cabeza (cfr. Mt 8, 20), también cuando el odio y la persecución se desatan a su alrededor, Jesús no se queda nunca sin el refugio de un hogar: habita eternamente en el Padre.

Esta es la grandeza única de la oración de Jesús: el Espíritu Santo toma posesión de su persona y la voz del Padre atestigua que Él es el amado, el Hijo en el que Él se refleja plenamente.Esta oración de Jesús, que a orillas del río Jordán es totalmente personal –  y así será durante toda su vida terrena –, en Pentecostés se convertirá por gracia en la oración de todos los bautizados en Cristo. Él mismo obtuvo este don para nosotros, y nos invita a rezar como Él rezaba.

Por esto, si en una noche de oración nos sentimos débiles y vacíos, si nos parece que la vida haya sido completamente inútil, en ese instante debemos suplicar que la oración de Jesús se haga nuestra. “Yo no puedo rezar hoy, no sé qué hacer: no me siento capaz, soy indigno, indigna”. En ese momento, es necesario encomendarse a Él para que rece por nosotros. Él en este momento está delante del Padre rezando por nosotros, es el intercesor; hace ver al Padre las llagas, por nosotros.

¡Tenemos confianza en esto! Si nosotros tenemos confianza, escucharemos entonces una voz del cielo, más fuerte que la que sube de los bajos fondos de nosotros mismos, y escucharemos esta voz susurrando palabras de ternura: “Tú eres el amado de Dios, tú eres hijo, tú eres la alegría del Padre de los cielos”. Precisamente por nosotros, para cada uno de nosotros hace eco la palabra del Padre: aunque fuéramos rechazados por todos, pecadores de la peor especie. Jesús no bajó a las aguas del Jordán por sí mismo, sino por todos nosotros. Era todo el pueblo de Dios que se acercaba al Jordán para rezar, para pedir perdón, para hacer ese bautismo de penitencia.

Y como dice ese teólogo, se acercaban al Jordán “desnuda el alma y desnudos los pies”. Así es la humildad. Para rezar es necesario humildad. Ha abierto los cielos, como Moisés había abierto las aguas del mar Rojo, para que todos pudiéramos pasar detrás de Él. Jesús nos ha regalado su propia oración, que es su diálogo de amor con el Padre. Nos lo dio como una semilla de la Trinidad, que quiere echar raíces en nuestro corazón. ¡Acojámoslo! Acojamos este don, el don de la oración. Siempre con Él. Y no nos equivocaremos.

28.10.20



Papa pésame Niza

El Papa Francisco Reza (C) Vatican Media

Francia: Pésame del Papa por las víctimas de Niza

Llama a la unidad de Francia

(29 oct. 2020)-. El Papa Francisco ha emitido un telegrama de pésame por las víctimas del atentado en la basílica de Notre Dame de Niza, Francia.

El mensaje ha sido enviado en su nombre al obispo de esa ciudad, Mons. André Marceau, por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin.

En el texto, difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede hoy, 29 de octubre de 2020, se lee que “informado del salvaje ataque perpetrado esta mañana en una iglesia de Niza, que ha causado la muerte de varias personas inocentes”, el Santo Padre “se une en oración al sufrimiento de las familias afligidas y comparte su dolor”.

Igualmente, “pide al Señor que las consuele y encomienda a las víctimas a su misericordia”.

Llamado a la unidad

Asimismo, condenando enérgicamente “tan violentos actos de terror”, Francisco asegura su cercanía “a la comunidad católica de Francia y a todo el pueblo francés al que llama a la unidad”.

Finalmente, el Papa, encomienda a Francia a la protección de Nuestra Señora e “imparte de todo corazón la bendición apostólica a todas las personas afectadas por esta tragedia”.

El ataque con arma blanca tuvo lugar en la mañana de hoy, 29 de octubre de 2020, alrededor de las 9, en la basílica de Notre Dame, situada en el centro de Niza, en la avenida Jean-Medecin, y se ha saldado con la muerte de tres personas y varios heridos.

29.10.20




Papa Francisco pandemia fieles

Papa Francisco (C) Vatican Media

Papa Francisco: Tras la pandemia, “los fieles serán más auténticos”

Ante las restricciones de culto

(30 oct. 2020)-. Dado que la pandemia de COVID-19 pone a prueba la práctica de los fieles católicos, el Papa Francisco considera que “tal vez después de esta dura prueba, con estas nuevas dificultades, con el sufrimiento que entra en las casas, los fieles serán más verdaderos, más auténticos”.

El Santo Padre ha pronunciado estas palabras en una entrevista de la agencia de noticias italiana ADN Kronos publicada hoy, 30 de octubre de 2020. En ella habla, entre otros temas, sobre la lucha contra la corrupción en la Iglesia y cómo recogió el “testigo” de Benedicto XVI, así como sobre la situación de la COVID-19 y sus repercusiones para los católicos.

Estos “son días de gran incertidumbre, rezo mucho, estoy tan, tan cerca de los que sufren, rezo tanto, estoy tan, tan cerca de los que sufren, a través de la oración estoy con los que ayudan a los que sufren por razones de salud”, dijo refiriéndose a “los santos de la puerta de al lado”.

El Espíritu es quien llama

Sin hace comentarios en torno a las decisiones políticas que imponen restricciones al culto religioso Francisco compartió una historia que “me ha causado disgusto”. Escuchó de un obispo que dijo que con esta pandemia la gente “se ha deshabituado” de ir a la iglesia, “que nunca más volverán a arrodillarse ante un crucifijo o a recibir el cuerpo de Cristo”.

Y señaló que, si esas personas “vinieron a la iglesia por costumbre, es mejor que se queden en casa. Es el Espíritu Santo quien llama a la gente”.

Tal vez después de esta dura prueba, con estas nuevas dificultades, con el sufrimiento que entra en las casas, los fieles serán más verdaderos, más auténticos, créame, así será”, expuso el Papa.



Sueño Ecológico serie Amazonía

Sínodo De La Amazonía (C) Vatican Media

‘Un Sueño Ecológico’ del Papa: Tercer capítulo de la serie “Querida Amazonía”

Inspirado en la Exhortación de Francisco

(30 oct. 2020)-. El pasado jueves, 29 de octubre de 2020, se lanzó el tercer capítulo de la serie documental Querida Amazonía: Los sueños del Papa Francisco para la Panamazonía, titulado Un sueño ecológico.

Este capítulo está inspirado en el sueño el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica Postsinodal “Querida Amazonía”, publicada el 2 de febrero de 2020: Sueño con una Amazonía que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas (QA, n° 7)

Una iniciativa que también se suma a la causa del Jubileo de la Tierra: promover un tiempo para unirnos de manera especial en la oración y tarea a favor de la defensa de nuestra casa común.

Tercera entrega

Se trata de la tercera entrega producida por la Verbo Filmes y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) lanzan, en colaboración mutua, quienes ya lanzaron el primer capítulo, el pasado 6 de julio, llamado Un sueño social, y el segundo, Un sueño cultural, el 19 de agosto de 2020.

La serie está compuesta por el sueño social, el sueño cultural, el sueño ecológico y el sueño eclesial, pendiente de estreno, incluidos en la citada Exhortación Postsinodal.

Los dos primeros capítulos también están disponibles en el canal de YouTube de Verbo Filmes.


30.10.20


 

PAPA - EXTRA

 Carta del Santo Padre

( la carta que el Santo Padre ha dirigido al Emmo. Secretario de Estado con ocasión del 40º aniversario de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), el 50º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Unión Europea y el 50º aniversario de la presencia de la Santa Sede como Observador Permanente ante el Consejo de Europa.)



                                                        Al Venerado Hermano

Señor Cardenal PIETRO PAROLIN

Secretario de Estado

En este año, la Santa Sede y la Iglesia en Europa celebran algunos acontecimientos significativos. Hace cincuenta años se concretó la colaboración entre la Santa Sede y las Instituciones europeas surgidas después de la segunda guerra mundial, mediante el establecimiento de las relaciones diplomáticas con las entonces Comunidades Europeas y la presencia de la Santa Sede como Observador ante el Consejo de Europa. Después, en 1980, se creó la Comisión de los Episcopados de las Comunidades Europeas (COMECE), en la que participan con un delegado propio todas las Conferencias Episcopales de los Estados Miembros de la Unión Europea, con el objetivo de favorecer “una colaboración más estrecha entre dichos Episcopados, en orden a las cuestiones pastorales relacionadas con el desarrollo de las competencias y de las actividades de la Unión”.[1] Además, este año se celebró el 70.º aniversario de la Declaración Schuman, un acontecimiento de gran importancia que ha inspirado el largo camino de integración del continente, haciendo posible que se superen las hostilidades producidas a causa de los dos conflictos mundiales.

A la luz de estos acontecimientos, usted tiene previsto próximamente visitas significativas a las Autoridades de la Unión Europea, a la Asamblea Plenaria de la COMECE y a las Autoridades del Consejo de Europa, por lo que considero oportuno compartirle algunas reflexiones sobre el futuro de este continente, que me es particularmente querido, no sólo por los orígenes familiares, sino también por el rol central que este ha tenido y pienso que todavía debe tener —si bien con tonos diversos— en la historia de la humanidad.

Ese rol se vuelve todavía más relevante en el contexto de pandemia que estamos atravesando. De hecho, el proyecto europeo surge como voluntad de poner fin a las divisiones del pasado. Nace de la conciencia de que juntos y unidos somos más fuertes, que “la unidad es superior al conflicto”[2] y que la solidaridad puede ser “un modo de hacer la historia, un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida”.[3] En nuestro tiempo, que “da muestras de estar volviendo atrás”,[4] en el que prevalece la idea de ir cada uno por su cuenta, la pandemia constituye como una línea divisoria que obliga a hacer una elección: o se sigue el camino tomado en el último decenio, alentado por la tentación de la autonomía, enfrentando crecientes incomprensiones, contraposiciones y conflictos; o bien se redescubre ese camino de la fraternidad, que sin duda fue el que inspiró y animó a los Padres fundadores de la Europa moderna, a partir justamente de Robert Schuman.

En las noticias europeas de los últimos meses, la pandemia puso en evidencia todo esto: la tentación de ir cada uno por su cuenta, buscando soluciones unilaterales a un problema que trasciende los límites de los Estados, pero también, gracias al gran espíritu de mediación que caracteriza a las Instituciones europeas, el deseo de recorrer con convicción el camino de la fraternidad que es además camino de la solidaridad, poniendo en marcha la creatividad y nuevas iniciativas.

Sin embargo, es necesario consolidar las medidas adoptadas para evitar que los empujes centrífugos recobren fuerza. Resuenan hoy con gran actualidad las palabras que san Juan Pablo II pronunció en el Acto europeo en Santiago de Compostela: Europa, “vuelve a encontrarte. Sé tú misma”.[5] En un tiempo de cambios repentinos se corre el riesgo de perder la propia identidad, especialmente cuando desaparecen los valores compartidos sobre los que se funda la sociedad.

En este momento, quisiera decirle a Europa: Tú, que has sido una fragua de ideales durante siglos y ahora parece que pierdes tu impulso, no te detengas a mirar tu pasado como un álbum de recuerdos. Con el tiempo, aun las memorias más hermosas se desvanecen y acaban siendo olvidadas. Tarde o temprano nos damos cuenta de que los contornos del propio rostro se esfuman, nos encontramos cansados y agobiados de vivir el tiempo presente, y con poca esperanza de mirar al futuro. Sin una noble motivación nos descubrimos frágiles y divididos, y más inclinados a lamentarnos y a dejarnos atraer por quien hace de las quejas y de la división un estilo de vida personal, social y político.

Europa, ¡vuelve a encontrarte! Vuelve a descubrir tus ideales, que tienen raíces profundas. ¡Sé tú misma! No tengas miedo de tu historia milenaria, que es una ventana abierta al futuro más que al pasado. No tengas miedo de tu anhelo de verdad, que desde la antigua Grecia abrazó la tierra, sacando a la luz los interrogantes más profundos de todo ser humano; de tu sed de justicia, que se desarrolló con el derecho romano y, con el paso del tiempo, se convirtió en respeto por todo ser humano y por sus derechos; de tu deseo de eternidad, enriquecido por el encuentro con la tradición judeo-cristiana, que se refleja en tu patrimonio de fe, de arte y de cultura.

Hoy, mientras en Europa tantos se interrogan con desconfianza sobre su futuro, muchos otros la miran con esperanza, convencidos de que todavía tiene algo que ofrecer al mundo y a la humanidad. Es la misma confianza que inspiró a Robert Schuman, consciente de que “la contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas”.[6] Es la misma confianza que podemos tener nosotros, a partir de valores compartidos y arraigados en la historia y en la cultura de esta tierra.

Por tanto, ¿qué Europa soñamos para el futuro? ¿En qué consiste su contribución original? En el mundo actual, no se trata de recuperar una hegemonía política o una centralidad geográfica, ni se trata de elaborar soluciones innovadoras a los problemas económicos y sociales. La originalidad europea está sobre todo en su concepción del hombre y de la realidad; en su capacidad de iniciativa y en su solidaridad dinámica.

Sueño, entonces, una Europa amiga de la persona y de las personas. Una tierra donde sea respetada la dignidad de todos, donde la persona sea un valor en sí y no el objeto de un cálculo económico o una mercancía. Una tierra que cuide la vida en todas sus etapas, desde que surge invisible en el seno materno hasta su fin natural, porque ningún ser humano es dueño de la vida, sea propia o ajena. Una tierra que favorezca el trabajo como medio privilegiado para el crecimiento personal y para la edificación del bien común, creando fuentes de empleo especialmente para los más jóvenes. Ser amigos de la persona significa colaborar con su instrucción y su desarrollo cultural. Significa proteger al que es más frágil y débil, especialmente a los ancianos, los enfermos que necesitan tratamientos costosos y las personas con discapacidad. Ser amigos de la persona significa tutelar los derechos, pero también señalar los deberes. Significa recordar que cada uno está llamado a ofrecer la propia contribución a la sociedad, porque ninguno es un universo cerrado en sí mismo y no se puede exigir respeto para sí, sin respeto por los demás; no se puede recibir si al mismo tiempo no se está dispuesto a dar.

Sueño una Europa que sea una familia y una comunidad. Un lugar que sepa valorar las peculiaridades de todas las personas y los pueblos, sin olvidar que estos están unidos por responsabilidades comunes. Ser familia significa vivir la unidad teniendo en cuenta la diversidad, a partir de la diferencia fundamental entre hombre y mujer. En este sentido, Europa es una auténtica familia de pueblos, distintos entre sí, pero sin embargo unidos por una historia y un destino común. Los últimos años, y aún más la pandemia, han demostrado que nadie puede salir adelante solo y que un cierto modo individualista de entender la vida y la sociedad lleva solamente al desánimo y a la soledad. Todo ser humano aspira a ser parte de una comunidad, es decir, de una realidad más grande que lo trasciende y que da sentido a su individualidad. Una Europa dividida, compuesta de realidades solitarias e independientes, fácilmente se encontrará incapaz de hacer frente a los desafíos del futuro. En cambio, una Europa comunidad, solidaria y fraterna, sabrá aprovechar las diferencias y el aporte de cada uno para afrontar juntos las cuestiones que le esperan, comenzando por la pandemia, pero también por el desafío ecológico, que no se limita sólo a la protección de los recursos naturales y a la calidad del ambiente en que vivimos. Se trata de elegir entre un modelo de vida que descarta personas y cosas, y uno inclusivo que valora lo creado y a las criaturas.

Sueño una Europa solidaria y generosa. Un lugar acogedor y hospitalario, donde la caridad —que es la mayor virtud cristiana— venza toda forma de indiferencia y egoísmo. La solidaridad es expresión fundamental de toda comunidad y exige que cada uno se haga cargo del otro. Ciertamente hablamos de una “solidaridad inteligente” que no se limite solamente a asistir las necesidades fundamentales en casos puntuales.

Ser solidarios significa guiar al más débil por un camino de crecimiento personal y social, para que un día este pueda a su vez ayudar a los demás. Como un buen médico, que no se limita a suministrar una medicina, sino que acompaña al paciente hasta la recuperación total.

Ser solidarios implica hacerse prójimos. Para Europa significa particularmente hacerse disponible, cercana y diligente para sostener —a través de la cooperación internacional— a los otros continentes —pienso especialmente en África—, de modo que se resuelvan los conflictos en curso y se ponga en marcha un desarrollo humano sostenible.

Además, la solidaridad se nutre de gratuidad y engendra gratitud. Y la gratitud nos lleva a mirar al otro con amor; pero cuando nos olvidamos de agradecer por los beneficios recibidos, somos más propensos a cerrarnos en nosotros mismos y a vivir con miedo a todo lo que nos rodea y es diferente a nosotros.

Lo vemos en los numerosos temores que atraviesan nuestras sociedades actuales, entre los que no puedo callar el recelo respecto a los migrantes. Sólo una Europa que sea comunidad solidaria puede hacer frente a este desafío de forma provechosa, mientras que las soluciones parciales ya han demostrado su insuficiencia. Es evidente, en efecto, que la necesaria acogida de los migrantes no puede limitarse a simples operaciones de asistencia al que llega, a menudo escapando de conflictos, hambre o desastres naturales, sino que debe consentir su integración para que puedan “conocer, respetar y también asimilar la cultura y las tradiciones de la nación que los acoge”.[7]

Sueño una Europa sanamente laica, donde Dios y el César sean distintos, pero no contrapuestos. Una tierra abierta a la trascendencia, donde el que es creyente sea libre de profesar públicamente la fe y de proponer el propio punto de vista en la sociedad. Han terminado los tiempos de los confesionalismos, pero —se espera— también el de un cierto laicismo que cierra las puertas a los demás y sobre todo a Dios,[8] porque es evidente que una cultura o un sistema político que no respete la apertura a la trascendencia, no respeta adecuadamente a la persona humana.

Los cristianos tienen hoy una gran responsabilidad: como la levadura en la masa, están llamados a despertar la conciencia de Europa, para animar procesos que generen nuevos dinamismos en la sociedad.[9] Los exhorto, pues, a comprometerse con valentía y determinación a ofrecer su colaboración en cada ámbito donde viven y trabajan.

Señor Cardenal:

Estas breves palabras nacen de mi solicitud de Pastor y de la certeza de que Europa aún tiene mucho que dar al mundo. No tienen, por tanto, otra pretensión que la de ser un aporte personal a la reflexión tan necesaria sobre su futuro. Le agradecería si puede compartir su contenido en los diálogos que tendrá usted los próximos días con las Autoridades europeas y con los miembros de la COMECE, que exhorto a colaborar con espíritu de comunión fraterna con todos los obispos del continente, reunidos en el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE). Le ruego que lleve a cada uno mi saludo personal y el signo de mi cercanía a los pueblos que representan. Sus encuentros serán ciertamente una ocasión propicia para profundizar las relaciones de la Santa Sede con la Unión Europea y con el Consejo de Europa, y para confirmar a la Iglesia en su misión evangelizadora y en su servicio al bien común.

Que no le falte a nuestra querida Europa la protección de sus santos Patronos: san Benito, los santos Cirilo y Metodio, santa Brígida, santa Catalina y santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), hombres y mujeres que por amor al Señor han trabajado sin cesar en el servicio de los más pobres y en favor del desarrollo humano, social y cultural de todos los pueblos europeos.

Mientras me encomiendo a sus oraciones y a las de cuantos tendrá ocasión de encontrar durante su viaje, le pido que lleve a todos mi Bendición.

 

Vaticano, 22 de octubre de 2020,

memoria de san Juan Pablo II.

 FRANCISCO

[1] Estatuto de la COMECE, art. 1.

[2] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 228.

[3] Ibíd.

[4] Carta. enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020), 11.

[5] 9 noviembre 1982, 4.

[6] Declaración Schuman, París, 9 mayo 1950.

[7] Discurso a los participantes en la Conferencia “Repensando Europa” (28 octubre 2017).

[8] Cf. Entrevista al semanario católico belga “Tertio” (7 diciembre 2016).

[9] Discurso a los participantes en la Conferencia “Repensando Europa”.

22 d’oct. 2020

PAPA OCTUBRE 5


audiencia general: oración vida


Audiencia general: Catequesis completa, la oración “centro de la vida”


 Catequesis – 11. La oración de los salmos 2

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


En vez de ir cerca de vosotros y darnos la mano y saludar, nos saludamos desde lejos, pero sabed que yo estoy cerca de vosotros con el corazón. Espero que entendáis por qué hago esto. Por otro lado, mientras leían los lectores el pasaje evangélico, me ha llamado la atención ese niño o niña que lloraba. Yo veía a la madre que le acunaba y le amamantaba y he pensado: “así hace Dios con nosotros, como esa madre”. Con cuánta ternura trataba de mover al niño, de amamantar.Hoy tendremos que cambiar un poco la forma de realizar esta audiencia por causa del coronavirus. Vosotros estáis separados, también con la protección de la mascarilla y yo estoy aquí un poco distante y no puedo hacer lo que hago siempre, acercarme a vosotros, porque sucede que cada vez que yo me acerco, vosotros venís todos juntos y se pierde la distancia y está el peligro para vosotros del contagio. Siento hacer esto pero es por vuestra seguridad.

Son imágenes bellísimas. Y cuando en la iglesia sucede esto, cuando un niño llora, se sabe que ahí está la ternura de una madre, como hoy, está la ternura de una madre que es el símbolo de la ternura de Dios con nosotros. Nunca hacer callar a un niño que llora en la iglesia, nunca, porque es la voz que atrae la ternura de Dios. Gracias por tu testimonio.

Completamos hoy la catequesis sobre la oración de los Salmos. Ante todo notamos que en los Salmos aparece a menudo una figura negativa, la del “impío”, es decir aquel o aquella que vive como si Dios no existiera. Es la persona sin ninguna referencia al trascendente, sin ningún freno a su arrogancia, que no teme juicios sobre lo que piensa y lo que hace.

Por esta razón el Salterio presenta la oración como la realidad fundamental de la vida. La referencia al absoluto y al trascendente —que los maestros de ascética llaman el “sagrado temor de Dios”— es lo que nos hace plenamente humanos, es el límite que nos salva de nosotros mismos, impidiendo que nos abalancemos sobre esta vida de forma rapaz y voraz. La oración es la salvación del ser humano.

Cierto, existe también una oración falsa, una oración hecha solo para ser admirados por los otros. Ese o esos que van a misa solamente para demostrar que son católicos o para mostrar el último modelo que han comprado, o para hacer una buena figura social. Van a una oración falsa. Jesús ha advertido fuertemente sobre esto (cfr. Mt 6, 5-6; Lc 9, 14). Pero cuando el verdadero espíritu de la oración es acogido con sinceridad y desciende al corazón, entonces esta nos hace contemplar la realidad con los ojos mismos de Dios.

Cuando se reza, todo adquiere “espesor”. Esto es curioso en la oración, quizá empezamos en una cosa sutil pero en la oración esa cosa adquiere espesor, adquiere peso, como si Dios la tomara en sus manos y la transformase. El peor servicio que se puede prestar, a Dios y también al hombre, es rezar con cansancio, como si fuera un hábito. Rezar como los loros. No, se reza con el corazón.

La oración es el centro de la vida. Si hay oración, también el hermano, la hermana, también el enemigo, se vuelve importante. Un antiguo dicho de los primeros monjes cristianos dice así: “Beato el monje que, después de Dios, considera a todos los hombres como Dios” (Evagrio Póntico, Tratado sobre la oración, n. 123). Quien adora a Dios, ama a sus hijos. Quien respeta a Dios, respeta a los seres humanos.

Por esto, la oración no es un calmante para aliviar las ansiedades de la vida; o, de todos modos, una oración de este tipo no es seguramente cristiana. Más bien la oración responsabiliza a cada uno de nosotros. Lo vemos claramente en el “Padre nuestro”, que Jesús ha enseñado a sus discípulos.

Para aprender esta forma de rezar, el Salterio es una gran escuela. Hemos visto cómo los salmos no usan siempre palabras refinadas y amables, y a menudo llevan marcadas las cicatrices de la existencia.  Sin embargo, todas estas oraciones han sido usadas primero en el Templo de Jerusalén y después en las sinagogas; también las más íntimas y personales. Así se expresa el Catecismo de la Iglesia Católica: “Las múltiples expresiones de oración de los Salmos se hacen realidad viva tanto en la liturgia del templo como en el corazón del hombre” (n. 2588). Y así la oración personal toma y se alimenta de la del pueblo de Israel, primero, y de la del pueblo de la Iglesia, después.

También los salmos en primera persona singular, que confían los pensamientos y los problemas más íntimos de un individuo, son patrimonio colectivo, hasta ser rezados por todos y para todos. La oración de los cristianos tiene esta “respiración”, esta  “tensión” espiritual que mantiene unidos el templo y el mundo.

 

La oración puede comenzar en la penumbra de una nave, pero luego termina su recorrido por las calles de la ciudad. Y viceversa, puede brotar durante las ocupaciones diarias y encontrar cumplimiento en la liturgia. Las puertas de las iglesias no son barreras, sino “membranas” permeables, listas para recoger el grito de todos.

En la oración del Salterio el mundo está siempre presente. Los salmos, por ejemplo, dan voz a la promesa divina de salvación de los más débiles: “Por la opresión de los humildes, por el gemido de los pobres, ahora me alzo yo, dice Yahveh: auxilio traigo a quien por él suspira” (12, 6). O advierten sobre el peligro de las riquezas mundanas, porque “el hombre en la opulencia no comprende, a las bestias mudas se asemeja” (48, 21). O, también, abren el horizonte a la mirada de Dios sobre la historia: “Yahveh frustra el plan de las naciones, hace vanos los proyectos de los pueblos; mas el plan de Yahveh subsiste para siempre, los proyectos de su corazón por todas las edades” (33,10-11).

En resumen, donde está Dios, también debe estar el hombre. La Sagrada Escritura es categórica: “Nosotros amemos, porque él nos amó primero”. Él siempre va antes que nosotros. Él nos espera siempre porque nos ama primero, nos mira primero, nos entiende primero. Él nos espera siempre. Si alguno dice “Amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve.

Si tú rezas muchos rosarios al día pero luego chismorreas sobre los otros, y después tienes rencor dentro, tienes odio contra los otros, esto es artificial puro, no es verdad. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano” (1 Jn 4, 19-21). La Escritura admite el caso de una persona que, incluso buscando sinceramente a Dios, nunca logra encontrarlo; pero afirma también que las lágrimas de los pobres no se pueden negar nunca, so pena de no encontrar a Dios. Dios no sostiene el “ateísmo” de quien niega la imagen divina que está impresa en todo ser humano.

Ese ateísmo de todos los días: yo creo en Dios pero con los otros mantengo la distancia y me permito odiar a los otros. Esto es el ateísmo práctico. No reconocer la persona humana como imagen de Dios es un sacrilegio, es una abominación, es la peor ofensa que se puede llevar al templo y al altar.


Queridos hermanos y hermanas, que la oración de los salmos nos ayude a no caer en la tentación de la “impiedad”, es decir de vivir, y quizá también de rezar, como si Dios no existiera, y como si los pobres no existieran.




Uniones civiles: Palabras del Papa

El Director Evgeny Afineevsky © Vatican Media

Uniones homosexuales: Nada nuevo ni contra la Doctrina en las palabras del Papa

No al rechazo, sí a la cobertura legal

 22 oct. 2020).- Un film estrenado en Roma el miércoles 21 de octubre de 2020 está haciendo mucho ruido: el Papa Francisco habla de las uniones homosexuales y afirma que es bueno que tengan un marco legal. Pero parece que en realidad el Papa no dice “nada nuevo”, dice el padre Antonio Spadaro, ni nada en contra de la “Doctrina” católica.

Se trata del documental Francesco, del cineasta de origen ruso Evgeny Afineevsky, de 48 años, cuyo cumpleaños fue ayer, 21 de octubre.

El director ha sido elogiado por los críticos por su trabajo, que ha recogido testimonios e imágenes o palabras del Santo Padre y de personalidades como el papa emérito Benedicto XVI; el cardenal Luis Antonio Tagle; el arzobispo Charles Scicluna; un sobrino del Papa, José Ignacio Bergoglio; tres miembros de Sant’Egidio -Daniela Pompei, Mauro Garofalo y Alberto Quattrucci-; la hermana Norma Pimentel, abogada de los refugiados de México; Juan Carlos Cruz, chileno, víctima de abusos sexuales y activista de los supervivientes como él.

El padre Antonio Spadaro, jesuita italiano cercano al Papa y director de La Civiltà Cattolica, declaró al noticiero de la televisión católica Tv2000 este miércoles por la noche que el pasaje en el que el Papa habla en español sobre las uniones civiles está tomado de una entrevista realizada hace algún tiempo por la periodista vaticana Valentina Alazraki para la televisión mexicana. Y que no hay “nada nuevo”. Como arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio tenía la misma posición.

No al rechazo, sí a la cobertura legal

¿Qué dice el Papa en español? En la entrevista con la citada periodista mexicana habla de “la integración familiar de las personas con orientación homosexual”. En el extracto del documental, subraya: “Las personas homosexuales tienen derecho a estar en una familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de una familia a nadie ni hacerle la vida imposible por eso”.

Se trata de un montaje basado en tres extractos de la entrevista (no es nueva y está en YouTube), de Valentina Alazraki. Es comprensible que al Papa le preocupe que los homosexuales no sean rechazados por los suyos. La confusión sobre el significado de “familia” en la respuesta del Pontífice viene de la secuencia anterior que muestra a los hijos de una pareja homosexual siendo acogidos en una parroquia.

Francisco añade entonces sin transición una respuesta a otro tema: “Las personas homosexuales que viven juntas tienen derecho a una cobertura legal. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil: tienen derecho a estar cubiertos legalmente. He defendido eso”.

El Santo Padre no habla de “uniones civiles”, sino de “convivencia”: “convivir”, el término suena muy amplio voluntariamente, no se refiere a esquemas legales precisos. Este pasaje está precedido por imágenes ilustrativas de una Misa en Santa Marta, lo que indica un corte en el audio y en las imágenes. Es evidente que el Obispos de Roma ha pasado a otro tema: parece una respuesta a una nueva pregunta, cortada por las exigencias del formato documental… Este pasaje parece ser una novedad en la entrevista mexicana: no está incluido en el largo diálogo con Valentina Alazraki.

En cualquier caso, las palabras del Papa Francisco no pueden aislarse de lo que él mismo dice en su libro entrevista con el periodista francés Dominique Wolton – Politique et société, rencontres avec Dominique Wolton (Editions de l’Observatoire, 2017) – que le pregunta claramente: “¿Qué debemos pensar del matrimonio entre personas del mismo sexo?”. El Papa Francisco responde en primer lugar sobre la terminología, diciendo que la palabra “matrimonio” es una palabra “histórica”: “Desde el principio de los tiempos en la humanidad, y no solo en la Iglesia, es un hombre y una mujer. No se puede cambiar así como así (…). No se puede cambiar eso. Esa es la naturaleza de las cosas. Así es como son”.

Volviendo a las uniones del mismo sexo, el Obispos de Roma añade: “Llamémoslas ‘uniones civiles’. No bromeemos con las verdades. Es cierto que detrás de esto está la ideología del género. En los libros también, los niños aprenden que uno puede elegir su sexo. Porque el género, ser mujer o ser hombre, ¿es una elección y no un hecho de la naturaleza?… Esto fomenta este error. Pero digámoslo así: el matrimonio es un hombre y una mujer. Ese es el término preciso. Llamemos a la unión del mismo sexo ‘unión civil’”.

“Nada nuevo”

Para el P. Antonio Spadaro, que acompaña a Francisco en sus viajes, “el director de la película Francesco reúne una serie de entrevistas que se han realizado al Papa Francisco a lo largo del tiempo, aportando una gran síntesis de su pontificado y del valor de sus viajes”.

Entre otras cosas, añade el experto en el pontificado, “hay pasajes tomados de una entrevista con Valentina Alazraki, una periodista mexicana, en la que el Papa habla del derecho a la protección legal de las parejas homosexuales, pero sin afectar a la Doctrina”.

El sacerdote jesuita señala otro testimonio recogido en la película en el que “se dice explícitamente que el Papa Francisco no tiene intención de cambiar la Doctrina” y añade: “Al mismo tiempo, el Papa Francisco está muy abierto a las necesidades reales de la vida concreta de las personas”.

El padre Spadaro concluye: “Así que no hay nada nuevo. Se trata de una entrevista concedida hace algún tiempo y ya conocida por la prensa. Pero al mismo tiempo entendemos cómo en esta película se reitera la importancia (…) de la escucha y protección de las personas que viven en situaciones de crisis o dificultad. Lo que queda y lo que nos llama la atención es la capacidad de escucha que el Papa demuestra”.


22.10.20




Encuentro Internacional de los focolares: Mensaje del Papa


Encuentro Internacional de los Focolares: Mensaje del Papa

Sobre ecología integral

zenit – 23 oct. 2020)-. El Papa Francisco ha enviado un mensaje a los participantes del Encuentro Internacional del Movimiento de los Focolares, que fue leído en la tarde de hoy, 23 de octubre de 2020.

Organizada en colaboración con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Movimiento Católico Mundial para el Clima y EcoOne, esta reunión se celebra del 23 al 25 de octubre en Castelgandolfo, Italia, sobre el tema “Nuevos caminos hacia la ecología integral: cinco años después de la Laudato si’”.

“Todo está relacionado”

Y confía en que esta perspectiva “guíe vuestro trabajo en el reconocimiento de que ‘todo está relacionado’ y de que ‘se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad’ (Laudato sí’, 91)”.

Responsabilidad compartida

Una solidaridad entre nosotros y con el mundo que requiere “una firme voluntad de elaborar y aplicar medidas concretas que favorezcan la dignidad de todas las personas en sus relaciones humanas, familiares y laborales, combatiendo al mismo tiempo las causas estructurales de la pobreza y trabajando para proteger el medio ambiente natural”.

Mensaje del Santo Padre

¡Queridos hermanos y hermanas!

Envío un cordial saludo a todos los que participan en este Encuentro Internacional que se celebra en el marco del año especial dedicado al quinto aniversario de la carta encíclica Laudato Si’. Expreso mi gratitud a EcoOne, la iniciativa ecológica del Movimiento de los Focolares, y a los representantes del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y del Movimiento Católico Mundial para el Clima, que han colaborado para hacer posible este acontecimiento.

Vuestro encuentro, sobre el tema “Nuevos caminos hacia una ecología integral: cinco años después de la Laudato si’”, plantea una visión relacional de la humanidad y el cuidado de nuestro mundo desde diferentes puntos de vista: ético, científico, social y teológico. Recordando la convicción de Chiara Lubich de que el mundo lleva en sí mismo un carisma de unidad, confío en que esta perspectiva suya guíe vuestro trabajo en el reconocimiento de que “todo está relacionado” y de que “se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad” (Laudato sí, 91).

Entre estos problemas está la urgencia de un nuevo y más inclusivo paradigma socioeconómico, que pueda reflejar la verdad de que somos “una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos”. (Enc. Fratelli tutti 8). Esta solidaridad entre nosotros y con el mundo que nos rodea requiere una firme voluntad de elaborar y aplicar medidas concretas que favorezcan la dignidad de todas las personas en sus relaciones humanas, familiares y laborales, combatiendo al mismo tiempo las causas estructurales de la pobreza y trabajando para proteger el medio ambiente natural.

Lograr una ecología integral requiere una profunda conversión interior, tanto a nivel personal como comunitario. Mientras examináis los grandes desafíos a los que nos enfrentamos en estos momentos, entre ellos el cambio climático, la necesidad de un desarrollo sostenible y la contribución que la religión puede aportar a la crisis ambiental, es esencial romper con la lógica de la explotación y el egoísmo y promover la práctica de un modo de vida sobrio, sencillo y humilde (cf. Laudato Sí, 222-224). Espero que vuestra labor contribuya a cultivar en el corazón de nuestros hermanos y hermanas una responsabilidad compartida los unos por los otros, como hijos de Dios, y un compromiso renovado de ser buenos administradores de la creación, regalo suyo (cf. Gn 2,15).

Queridos amigos, os agradezco una vez más vuestra búsqueda y vuestros esfuerzos de colaboración para hallar nuevos caminos que conduzcan a una ecología integral, por el bien común de la familia humana y del mundo. Mientras expreso mis mejores deseos y la oración por vuestras deliberaciones durante este encuentro, invoco cordialmente sobre vosotros, vuestras familias y vuestros colaboradores la bendición de Dios, fuente de sabiduría, fortaleza y paz. Y os pido, por favor, que os acordéis de mí en vuestras oraciones.

Roma, San Juan de Letrán, 23 de octubre de 2020



encuentro movimientos populares vaticano


Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Vaticano

El 24 de octubre

(23 oct. 2020).- El Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (EMMP) y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral organizan una reunión de diálogo en el Vaticano para el próximo sábado, 24 de octubre de 2020.

El acto, que durará de las 14 a las 18 horas, será emitido en formato videoconferencia y retransmitido a través de las redes sociales, según ha informado la web del EMMP en una nota.


papa francisco presidente españa

El Papa Francisco recibe al presidente de España

Pedro Sánchez Pérez-Castejón

(24 octubre 2020).- El Papa Francisco ha recibido en audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano a Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del Gobierno de España, en la mañana de hoy, 24 de octubre de 2020, informa la Santa Sede en un comunicado.

Durante el encuentro, el Santo Padre ha dirigido un breve mensaje a los presentes y ha asegurado a Sánchez que la política “no solo es un arte, sino que para los cristianos es un acto de caridad, ennoblece y muchas veces lleva el sacrificio de la propia vida”.

Misión del político

De hecho, Francisco ha indicado que el político “tiene en sus manos una misión muy difícil”, con tres canales: “para con el país, para con la nación y “para con la patria”.

Tiene la misión “de hacer progresar el país. Por la agricultura, ganadería, minería, investigación, educación, arte…Que el país crezca”, y eso “es desgastante”.

Tiene la misión “de consolidar la nación, no solo de cuidar las fronteras, que ya eso es muy importante, sino la nación como organismo de leyes, de modos de proceder, de hábitos, consolidar la nación”, continúa.

“Y tiene la misión de hacer crecer la patria. País, nación y patria están en las manos de un político”, insiste el Papa, esto “es bastante trabajo”.

Asimismo, el Pontífice ha asegurado que hacer progresar un país “parece fácil, pero no lo es”, pues supone continúas relaciones internacionales de comercio, de ciencia y de técnica. Consolidar la nación, describe, “a veces supone dificultades de entendimiento con los localismos, pero también de entendimiento del derecho, de la justicia, de hacer que la nación sea más fuerte”.

Pero quizás lo más difícil, de acuerdo al Obispo de Roma, es hacer crecer la patria “porque allí entramos en una relación de filiación”. La patria “es algo que hemos recibido de nuestros mayores (patria-paternidad) y algo que tenemos que dar a nuestros hijos, estamos de paso en la patria”.

Las ideologías “desfiguran la patria”

papa francisco presidente de españa

Además, el Papa Francisco apuntó que es necesario aprender de la historia porque las ideologías “deconstruyen la patria, no construyen” y “es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria”.

El Sucesor de Pedro ha pedido al presidente de España que “transmita a los miembros de su parlamento” todo esto, así como “el gran respeto que tiene por la vocación política”, pues esta misión es “una de las formas más altas de la caridad y del amor”, de servicio.

Reunión con la Secretaría de Estado

Según indica la nota de la Santa Sede, el presidente español se ha reunido sucesivamente con monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.

El diálogo con la Secretaría de Estado se ha dedicado “a las relaciones bilaterales y a las cuestiones de interés común que atañen a la Santa Sede y a España”. A su vez, se ha subrayado “la oportunidad de un diálogo constante entre la Iglesia local y las autoridades gubernamentales”.

Con posterioridad, se han abordado algunos temas de carácter internacional como la emergencia sanitaria actual, el proceso de integración europea y las migraciones.

papa francisco presidente de españa

Comunicado del Gobierno español

Por su parte, el Gobierno español ha informado en un comunicado que, durante esta primera visita al Vaticano, se han tratado “cuestiones de interés común” como el multilateralismo, el cambio climático, las migraciones y el pacto educativo global.

El presidente y el Papa han coincidido respecto a la necesidad de “construir un mundo basado en la colaboración y la solidaridad”.

El texto también indica cómo, al finalizar el acto, el presidente ha hecho entrega al Papa de un facsímil del Libro de Horas del Obispo Fonseca, cuyo original manuscrito data del siglo XV.

Del mismo modo, Francisco ha regalado a Pedro Sánchez un “relieve doble en bronce patinado que representa la misericordia, la acogida y la fraternidad, y siete escritos que corresponden a sus encíclicas y exhortaciones apostólicas”.


24.10.20





Angelus

Ángelus 25 Octubre 2020 (C) Vatican Media

Ángelus: El verdadero amor de Dios se expresa en el amor al prójimo

Palabras antes del Ángelus

zenit – 25 octubre 2020).- “La vida moral y religiosa no se puede reducir a la obediencia ansiosa y forzada, sino que debe tener el amor como principio”, advirtió el Papa Francisco durante el Ángelus de este domingo 25 de octubre de 2020.

Desde la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico que da a la Plaza de San Pedro, el Papa también advirtió: “Mientras haya un hermano o hermana a quien cerremos el corazón, estaremos lejos de los discípulos que Jesús quiere que seamos”.

Palabras antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En la página evangélica de hoy (cfr. Mt 22, 34-40), un doctor de la Ley pregunta a Jesús cuál es “el mandamiento mayor” (v. 36), es decir el mandamiento principal de toda la Ley divina. Jesús responde sencillamente: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (v. 37). Y a continuación añade: “El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (v. 39).

La respuesta de Jesús retoma y une dos preceptos fundamentales, que Dios ha dado a su pueblo mediante Moisés (cfr Dt 6, 5; Lv 19, 18). Y así supera la trampa que le han tendido para «ponerle a prueba» (v. 35). Su interlocutor, de hecho, trata de llevarlo a la disputa entre los expertos de la Ley sobre la jerarquía de las prescripciones. Pero Jesús establece dos fundamentos esenciales para los creyentes de todos los tiempos, dos fundamentos esenciales de nuestra vida. El primero es que la vida moral y religiosa no puede reducirse a una obediencia ansiosa y forzada. Hay gente que trata de cumplir los mandamientos de forma ansiosa o forzada, y Jesús nos hace entender que la vida moral y religiosa no puede reducirse a una obediencia ansiosa y forzada, sino que debe tener como principio el amor. El segundo fundamento es que el amor debe tender juntos e inseparablemente hacia Dios y hacia el prójimo. Esta es una de las principales novedades de la enseñanza de Jesús y nos hace entender que no es verdadero amor de Dios el que no se expresa en el amor al prójimo; y, de la misma manera, no es verdadero amor al prójimo el que no se deriva de la relación con Dios.

Jesús concluye su respuesta con estas palabras: “De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas” (v. 40). Esto significa que todos los preceptos que el Señor ha dado a su pueblo deben ser puestos en relación con el amor de Dios y del prójimo. De hecho, todos los mandamientos sirven para realizar, para expresar ese doble amor indivisible. El amor por Dios se expresa sobre todo en la oración, en particular en la adoración. Nosotros descuidamos mucho la adoración a Dios. Hacemos la oración de acción de gracias, la súplica para pedir alguna cosa…, pero descuidamos la adoración. Adorar a Dios es precisamente el núcleo de la oración. Y el amor por el prójimo, que se llama también caridad fraterna, está hecho de cercanía, de escucha, de compartir, de cuidado del otro. Y muchas veces nosotros descuidamos el escuchar al otro porque es aburrido o porque me quita tiempo, o de llevarlo, acompañarlo en sus dolores, en sus pruebas… ¡Pero siempre encontramos tiempo para chismorrear, siempre! No tenemos tiempo para consolar a los afligidos, pero mucho tiempo para chismorrear. ¡Estad atentos! Escribe el apóstol Juan: “Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (1 Jn 4, 20). Así se ve la unidad de estos dos mandamientos.

En el Evangelio de hoy, una vez más, Jesús nos ayuda a ir a la fuente viva y que brota del Amor. Y tal fuente es Dios mismo, para ser amado totalmente en una comunión que nada ni nadie puede romper. Comunión que es un don para invocar cada día, pero también compromiso personal para que nuestra vida no se deje esclavizar por los ídolos del mundo. Y la verificación de nuestro camino de conversión y de santidad está siempre en el amor al prójimo. Esta es la verificación: si yo digo “amo a Dios” y no amo al prójimo, no va bien. La verificación de que yo amo a Dios es que amo al prójimo. Mientras haya un hermano o una hermana a la que cerremos nuestro corazón, estaremos todavía lejos del ser discípulos como Jesús nos pide. Pero su divina misericordia no nos permite desanimarnos, es más nos llama a empezar de nuevo cada día para vivir coherentemente el Evangelio.

Que la intercesión de María Santísima nos abra el corazón para acoger el “mayor mandamiento”, el doble mandamiento del amor, que resume toda la ley de Dios y de la que depende nuestra salvación.


Ángelus 23 Agosto 2020 (C) Vatican Media

Ángelus: Oración por Nigeria

Palabras después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Sigo con particular preocupación las noticias que llegan desde Nigeria, sobre los enfrentamientos violentos sucedidos recientemente entre las fuerzas del orden y algunos jóvenes manifestantes. Recemos al Señor para que se evite siempre todo tipo de violencia, en la constante búsqueda de la armonía social a través de la promoción de la justicia y del bien común.

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos venidos de diferentes países: familias, grupos parroquiales, asociaciones y fieles. En particular, saludo al grupo “Célula de evangelización” de la parroquia San Miguel Arcángel en Roma; y también a los chicos de la Inmaculada, ¡que son bastantes hoy!

El próximo 28 de noviembre, en la vigilia del primer domingo de adviento, celebraré un Consistorio para el nombramiento de trece nuevos cardenales.

Recemos por los nuevos Cardenales, para que, confirmando su adhesión a Cristo, me ayuden en mi ministerio de Obispo de Roma, por el bien de todo el santo pueblo fiel de Dios.

A todos os deseo un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!


25.10.20





Papa Francisco al ‘Marianum’: La mujer, “esencial para la Iglesia y el mundo”

Discurso del Santo Padre

zenit – 26 oct. 2020).- El Papa Francisco recibió en audiencia a los profesores y estudiantes de la Pontificia Facultad de Teología Marianum de Roma, en el Aula Pablo VI el pasado sábado, 24 de octubre de 2020, con motivo del 70º aniversario de su fundación.

papa francisco Marianum

“El papel de la mujer: esencial para la historia de la salvación, no puede por menos que ser esencial para la Iglesia y el mundo. ¡Pero cuántas mujeres no reciben la dignidad que se les debe! La mujer, que trajo a Dios al mundo, debe poder llevar sus dones a la historia. Se necesitan su ingenio y su estilo”, dijo el Santo Padre en su discurso.

La Virgen, escuela de fe y vida

El Papa planteó si la Mariología sirve hoy al mundo y respondió que, obviamente, “la respuesta es sí”, pues, “ir a la escuela de María es ir a una escuela de fe y de vida”. Ella, “maestra porque discípula, enseña bien el alfabeto de la vida humana y cristiana”.

papa francisco marianum

Destacando la relevancia que el Concilio Vaticano II ha dado a la Mariología y el espacio dedicado a ella en la Lumen GentiumFrancisco describió que “los tiempos que vivimos son tiempos de María”.

Así, apuntó a la necesidad de redescubrir a la Virgen desde la perspectiva de este Concilio que “sacó de nuevo a la luz la belleza de la Iglesia volviendo a las fuentes y limpiando el polvo que se había depositado sobre ella a lo largo de los siglos”.

Madre y mujer

Para el Pontífice, la Iglesia “necesita redescubrir su corazón materno”: “necesitamos la maternidad, la que genera y regenera la vida con ternura, porque solo el don, el cuidado y el compartir mantienen unida a la familia humana. Pensemos en el mundo sin madres: no tiene porvenir”.

Por otro lado, con respecto al hecho de que María era también mujerel Sucesor de Pedro considera que “así como la madre hace de la Iglesia una familia, la mujer hace de nosotros un pueblo. No es casualidad que la piedad popular se incline con naturaleza por Nuestra Señora”.

El Marianum, institución fraterna

Para el Obispo de Roma el Marianum está llamado a “ser una institución fraterna, no solo por el bello ambiente familiar” que les distingue, sino también por la “apertura de nuevas posibilidades de colaboración con otras instituciones, que contribuirán a ampliar los horizontes e ir al paso de los tiempos”.

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas,

Os saludo y os felicito por el 70 aniversario de la fundación de vuestra Facultad de Teología. Gracias, padre canciller, por sus amables palabras. El Marianum, desde su nacimiento, fue confiado al cuidado de los Siervos de María. Deseo, pues, que cada uno de vosotros viva su servicio siguiendo el ejemplo de María, “la esclava del Señor” (Lc 1, 38). Un estilo mariano, un estilo que será de gran beneficio para la teología, para la Iglesia y para vosotros.

papa francisco marianum

Podríamos preguntarnos: ¿la Mariología, hoy, sirve a la Iglesia y al mundo? Obviamente, la respuesta es sí. Ir a la escuela de María es ir a una escuela de fe y de vida. Ella, maestra porque discípula, enseña bien el alfabeto de la vida humana y cristiana. Pero también hay otro aspecto, vinculado a la actualidad. Vivimos en el tiempo del Concilio Vaticano II.

Ningún otro concilio en la historia ha dado a la Mariología tanto espacio como el que le ha dedicado el Capítulo VIII de Lumen Gentium, que concluye y en cierto sentido compendia toda la Constitución dogmática sobre la Iglesia. Esto nos dice que los tiempos que vivimos son tiempos de María. Pero necesitamos redescubrir a Nuestra Señora desde la perspectiva del Concilio.

Así como el Concilio sacó de nuevo a la luz la belleza de la Iglesia volviendo a las fuentes y limpiando el polvo que se había depositado sobre ella a lo largo de los siglos, así las maravillas de María se pueden redescubrir mejor yendo al corazón de su misterio. Allí surgen dos elementos, bien destacados por la Escritura: ella es madre y mujer. También la Iglesia es madre y mujer.

Madre. Reconocida por Isabel como “madre del Señor” (v. 43), la Theotokos es también la madre de todos nosotros. En efecto, al discípulo Juan, y en él a cada uno de nosotros, el Señor en la cruz dijo: “¡He aquí a tu madre!” (Jn 19:27). Jesús, en aquella hora salvífica, nos estaba dando su vida y su Espíritu; y no dejó que su obra se cumpliera sin darnos a la Virgen, porque quiere que caminemos en la vida con una madre, más aún, con la mejor de las madres (cf. Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 285).

San Francisco de Asís la amaba precisamente porque era madre. Se ha escrito de él que “amaba con indecible afecto a la Madre del Señor Jesús, por ser ella la que ha convertido en hermano nuestro al Señor de la majestad” (San Buenaventura, Legenda major, 9, 3: FF 1165). Nuestra Señora hizo hermano nuestro a Dios, como madre puede hacer más fraternales a la Iglesia y al mundo.

La Iglesia necesita redescubrir su corazón materno, que late por la unidad; pero lo necesita también nuestra Tierra para que vuelva a ser la casa de todos sus hijos. La Virgen lo desea, “quiere parir un mundo nuevo, donde todos seamos hermanos, donde haya lugar para cada descartado de nuestras sociedades” (Carta. enc. Fratelli tutti, 278). Necesitamos la maternidad, la que genera y regenera la vida con ternura, porque sólo el don, el cuidado y el compartir mantienen unida a la familia humana. Pensemos en el mundo sin madres: no tiene porvenir.

Las ganancias y los beneficios, por sí solos, no tienen futuro; por el contrario, a veces aumentan las desigualdades y las injusticias. Las madres, en cambio, hacen que cada hijo se sienta como en casa y dan esperanza.

El Marianum está, pues, llamado a ser una institución fraterna, no sólo por el bello ambiente familiar que os distingue, sino también por la apertura de nuevas posibilidades de colaboración con otras instituciones, que contribuirán a ampliar los horizontes e ir al paso de los tiempos. A veces hay miedo de abrirse, pensando que se pierde la propia especificidad, pero cuando uno se arriesga para dar vida y generar el futuro no se equivoca, porque hace lo mismo que las madres.


Nuestra Señora – este es el otro elemento esencial – es mujer. Quizás el dato mariológico más antiguo del Nuevo Testamento dice que el Salvador “nació de mujer” (Gálatas 4:4). En el Evangelio, además, María es la mujer, la nueva Eva, que desde Caná hasta el Calvario interviene para nuestra salvación (cf. Jn 2,4; 19,26). Finalmente, es la mujer vestida de sol que cuida de la descendencia de Jesús (cf. Apocalipsis 12:17).Y María es una madre que enseña el arte de encontrarse y de caminar juntos. Es hermoso entonces que, como en una gran familia, en el Marianum, confluyan tradiciones teológicas y espirituales diferentes que contribuyan también al diálogo ecuménico e interreligioso.

Así como la madre hace de la Iglesia una familia, la mujer hace de nosotros un pueblo. No es casualidad que la piedad popular se incline con naturaleza por Nuestra Señora. Es importante que la mariología la siga atentamente, la promueva, a veces la purifique, prestando siempre atención a los “signos de los tiempos marianos” que atraviesan nuestra época.

Entre ellos, está precisamente el papel de la mujer: esencial para la historia de la salvación, no puede por menos que ser esencial para la Iglesia y el mundo. ¡Pero cuántas mujeres no reciben la dignidad que se les debe! La mujer, que trajo a Dios al mundo, debe poder llevar sus dones a la historia. Se necesitan su ingenio y su estilo. Lo necesita la teología, para que no sea abstracta y conceptual, sino delicada, narrativa, vital.

La Mariología, en particular, puede contribuir a llevar a la cultura, también a través del arte y la poesía, la belleza que humaniza e infunde esperanza. Y está llamada a buscar espacios más dignos para las mujeres en la Iglesia, partiendo de la dignidad bautismal común. Porque la Iglesia, como dije, es mujer. Como María, es madre: como María.

El Padre Rupnik hizo un cuadro, que parece un cuadro de Nuestra Señora, y no es de Nuestra Señora. Parece que la Virgen está en primer plano, y en cambio el mensaje es: la Virgen no está en primer plano. Ella recibe a Jesús, y con sus manos, como si fueran peldaños, hace que baje. Es la Synkatabasis de Cristo a través de Nuestra Señora: esa condescendencia… Y Cristo se presenta como un niño, pero señor, con la Ley en su mano.


Ahora os daré la bendición a todos vosotros, pidiendo que siempre podamos tener en nosotros ese espíritu de hijos y de hermanos. Hijos de María, hijos de la Iglesia, hermanos entre nosotros.Pero también como hijo de mujer, débil, aferrado al manto de Nuestra Señora. Esta obra del padre Rupnik es un mensaje. ¿Y qué es María con nosotros? La que, para cada uno de nosotros, hace bajar a Cristo, Cristo el Dios pleno, el Cristo hombre que se hizo débil por nosotros. Cristo hombre que se hizo débil por nosotros. Veamos a la Virgen así: la que trae a Cristo, la que hace pasar a Cristo, la que dio a luz a Cristo, y que siempre permanece mujer. Es tan simple… Y pidamos que Nuestra Señora nos bendiga.

26.10.20




Papa Francisco Europa


Papa Francisco a Europa: “¡Sé tú misma!”

Carta al cardenal Pietro Parolin

zenit – 23 oct. 2020)-. El Papa Francisco exhorta a Europa: “¡Vuelve a encontrarte! Vuelve a descubrir tus ideales, que tienen raíces profundas. ¡Sé tú misma! No tengas miedo de tu historia milenaria, que es una ventana abierta al futuro más que al pasado”.

Estas palabras están incluidas en la carta que el Santo Padre firmó en el Vaticano, el pasado 22 de octubre de 2020, memoria de san Juan Pablo II, dirigida al cardenal secretario de Estado Pietro Parolin con ocasión del 40º aniversario de la Comisión de los Episcopados de la Unión Europea (COMECE), el 50º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Unión Europea y el 50º aniversario de la presencia de la Santa Sede como Observador Permanente ante el Consejo de Europa.

En coincidencia con estos aniversarios, se había programado, del 28 al 30 de octubre de 2020, una visita del cardenal Parolin a Bruselas, cancelada a causa del empeoramiento de la emergencia sanitaria por la COVID-19.

No obstante, al principio del texto se indica que prevé “que las reuniones con las autoridades de la Unión Europea y los miembros de la COMECE puedan efectuarse en video-conexión”.

Colaboración entre Europa y la Santa Sede

Francisco comienza su carta señalando que hace cincuenta años se concretó la colaboración entre la Santa Sede y las Instituciones europeas surgidas después de la Segunda Guerra Mundial, mediante el establecimiento de las relaciones diplomáticas con las entonces llamadas Comunidades Europeas y la presencia de la Santa Sede como observador ante el Consejo de Europa.

En 1980, recuerda el Papa, se creó la Comisión de los Episcopados de las Comunidades Europeas (COMECE), en la que participan con un delegado propio todas las Conferencias Episcopales de los Estados Miembros de la Unión Europea, con el objetivo de favorecer “una colaboración más estrecha entre dichos Episcopados, en orden a las cuestiones pastorales relacionadas con el desarrollo de las competencias y de las actividades de la Unión”.

El futuro de Europa

Después, el Pontífice comparte algunas reflexiones sobre el futuro del continente, “que me es particularmente querido, no solo por los orígenes familiares, sino también por el rol central que este ha tenido y pienso que todavía debe tener —si bien con tonos diversos— en la historia de la humanidad”.

Este rol de Europa “se vuelve todavía más relevante en el contexto de pandemia que estamos atravesando”, pues, de hecho, “el proyecto europeo surge como voluntad de poner fin a las divisiones del pasado” y  “nace de la conciencia de que juntos y unidos somos más fuertes, que ‘la unidad es superior al conflicto’ y que la solidaridad puede ser ‘un modo de hacer la historia, un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida’”.

En este sentido, el Obispo de Roma sostiene que el tiempo actual “da muestras de estar volviendo atrás” y en el que prevalece “la idea de ir cada uno por su cuenta”. La pandemia “constituye como una línea divisoria que obliga a hacer una elección: o se sigue el camino tomado en el último decenio, alentado por la tentación de la autonomía, enfrentando crecientes incomprensiones, contraposiciones y conflictos; o bien se redescubre ese camino de la fraternidad” que inspiró y animó a los padres fundadores de la Europa moderna.

Camino de fraternidad

Para el Papa Francisco, en las noticias europeas de los últimos meses, la pandemia puso en evidencia todo esto: “la tentación de ir cada uno por su cuenta, buscando soluciones unilaterales a un problema que trasciende los límites de los Estados, pero también, gracias al gran espíritu de mediación que caracteriza a las Instituciones europeas, el deseo de recorrer con convicción el camino de la fraternidad que es además camino de la solidaridad, poniendo en marcha la creatividad y nuevas iniciativas”.

Frente a ello, subraya que es “necesario consolidar las medidas adoptadas para evitar que los empujes centrífugos recobren fuerza” y remite a la actualidad de las palabras que san Juan Pablo II pronunció en el Acto europeo en Santiago de Compostela: Europa, “vuelve a encontrarte. Sé tú misma”.

“No tengas miedo”

“Europa, ¡vuelve a encontrarte! Vuelve a descubrir tus ideales, que tienen raíces profundas. ¡Sé tú misma! No tengas miedo de tu historia milenaria, que es una ventana abierta al futuro más que al pasado”, pide el Santo Padre.

“No tengas miedo de tu anhelo de verdad, que desde la antigua Grecia abrazó la tierra, sacando a la luz los interrogantes más profundos de todo ser humano; de tu sed de justicia, que se desarrolló con el derecho romano y, con el paso del tiempo, se convirtió en respeto por todo ser humano y por sus derechos; de tu deseo de eternidad, enriquecido por el encuentro con la tradición judeo-cristiana, que se refleja en tu patrimonio de fe, de arte y de cultura”, añade.

Hoy, “mientras en Europa tantos se interrogan con desconfianza sobre su futuro, muchos otros la miran con esperanza, convencidos de que todavía tiene algo que ofrecer al mundo y a la humanidad”, se lee en la carta.

Los sueños de Francisco

El Sucesor de Pedro comparte también sus sueños: “Una Europa amiga de la persona y de las personas. Una tierra donde sea respetada la dignidad de todos, donde la persona sea un valor en sí y no el objeto de un cálculo económico o una mercancía”.

Una tierra, prosigue “que cuide la vida en todas sus etapas, desde que surge invisible en el seno materno hasta su fin natural, porque ningún ser humano es dueño de la vida, sea propia o ajena. Una tierra que favorezca el trabajo como medio privilegiado para el crecimiento personal y para la edificación del bien común, creando fuentes de empleo especialmente para los más jóvenes”.

Comunidad solidaria

El Papa también anhela una Europa “solidaria y generosa”. Un lugar “acogedor y hospitalario, donde la caridad —que es la mayor virtud cristiana— venza toda forma de indiferencia y egoísmo”. Y habla de una “solidaridad inteligente” que “no se limite solamente a asistir las necesidades fundamentales en casos puntuales”.

La solidaridad “se nutre de gratuidad y engendra gratitud”. Y la gratitud “nos lleva a mirar al otro con amor; pero cuando nos olvidamos de agradecer por los beneficios recibidos, somos más propensos a cerrarnos en nosotros mismos y a vivir con miedo a todo lo que nos rodea y es diferente a nosotros”, prosigue.

Esto, apunta, “lo vemos en los numerosos temores que atraviesan nuestras sociedades actuales, entre los que no puedo callar el recelo respecto a los migrantes”. Solo una Europa que sea “comunidad solidaria puede hacer frente a este desafío de forma provechosa, mientras que las soluciones parciales ya han demostrado su insuficiencia”.

Una Europa “sanamente laica”

Finalmente, el Pontífice sueña con una Europa “sanamente laica, donde Dios y el César sean distintos, pero no contrapuestos”. Una tierra “abierta a la trascendencia, donde el que es creyente sea libre de profesar públicamente la fe y de proponer el propio punto de vista en la sociedad”.

Los cristianos, advierte, “tienen hoy una gran responsabilidad: como la levadura en la masa, están llamados a despertar la conciencia de Europa, para animar procesos que generen nuevos dinamismos en la sociedad”, motivo por el que los exhorta “a comprometerse con valentía y determinación a ofrecer su colaboración en cada ámbito donde viven y trabajan”.

28.10.20