31 d’ag. 2014

PAPA FRANCESC ( 3)









Francisco en el ángelus: es triste encontrarse cristianos aguados
En la introducción a la oración mariana, el Santo Padre da las claves para no ser cristianos mundanos: Evangelio, Eucaristí­a y oración
CIUDAD DEL VATICANO, 31 de agosto de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco se ha asomado a la ventana del Palacio Apostólico, como cada domingo, para rezar el ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro.
Estas son las palabras del Papa antes de la oración mariana:
Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
En el itinerario dominical con el Evangelio de Mateo, llegamos hoy al punto crucial en el que Jesús, después de haber verificado que Pedro y los otros once habían creído en Él como Mesías e Hijo de Dios "empezó a explicarles que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho..., y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día". Es un momento crítico en el que emerge el contraste entre la forma de pensar de Jesús y la de los discípulos. Pedro, de hecho, se siente en el deber de regañar al Maestro, porque no puede atribuir al Mesías un final así de innoble. Entonces Jesús, a su vez, regaña duramente a Pedro, le marcó la línea, porque no piensa "según Dios, sino según los hombres" y sin darse cuenta hace la parte de Satanás, el tentador.
Sobre este punto insiste, en la liturgia de este domingo, también el apóstol Pablo, el cual, escribiendo a los cristianos de Roma, les dice: "No os ajustéis a este mundo, no ir con los esquemas de este mundo, sino transformaros por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es voluntad de Dios".
De hecho, nosotros cristianos vivimos en el mundo, plenamente insertados en la realidad social y cultural de nuestro tiempo, y es justo así; pero esto lleva el riesgo de que nos convirtamos en "mundanos", el riesgo de que "la sal pierda sabor", como diría Jesús, es decir que el cristiano se "ague", pierda la carga de la novedad que le viene del Señor y del Espíritu Santo. Sin embargo debería ser al contrario: cuando en los cristianos permanece viva la fuerza del Evangelio, esta puede transformar "los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida (Paolo VI, Exort. ap. Evangelii nuntiandi, 19)".
Es triste encontrarse cristianos aguados. Que parecen el vino aguado. Y no se sabe si son cristianos o mundanos. Como el vino aguado no se sabe si es vino o agua. Es triste esto. Es triste encontrarse cristianos que no son ya sal de la tierra. Y sabemos que cuando la sal pierde el sabor, ya no sirve para nada. Su sal ha perdido el sabor porque se han entregado al espíritu del mundo. Es decir, se han convertido en mundanos.
Por eso es necesario renovarse continuamente aprovechando la sabia del Evangelio. ¿Y cómo puedo poner esto en práctica? Ante todo leyendo y meditando el Evangelio cada día, así que la palabra de Jesús esté siempre presente en nuestra vida. Recordad, os ayudará llevar siempre un Evangelio con vosotros, un pequeño Evangelio, en el bolsillo, en el bolso. Y leer durante el día un pasaje. Pero siempre con el Evangelio, porque es llevar la palabra de Jesús. Y poder leerla.
Además participando en la misa dominical, donde encontramos al Señor en la comunidad, escuchamos su Palabra y recibimos la Eucaristía que nos une a Él y entre nosotros; y después son muy importantes para la renovación espiritual los días de retiro y de ejercicios espirituales. Evangelio, Eucaristía, oración. No olvidéis. Evangelio, Eucaristía, oración. Gracias a estos dones del Señor podemos ajustarnos no al mundo, sino a Cristo, y seguirlo sobre su camino, el camino del "perder la propia vida" para encontrarla. "Perderla" en el sentido de donarla, ofrecerla por amor y en el amor - y esto conlleva al sacrificio, también la cruz- para recibirla nuevamente purificada, liberada del egoísmo y de la hipoteca de la muerte, llena de eternidad. La Virgen María nos precede siempre en este camino; dejémonos guiar y acompañar por ella.
01.09.14



Francisco a los futbolistas: 'Agrandar los corazones entre hermanos'
El Santo Padre ha recibido en audiencia a los participantes del Partido interreligioso por la Paz que juegan grandes futbolistas este lunes en el Estadio Olímpico de Roma
CIUDAD DEL VATICANO, 01 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Agrandar vuestros corazones de hermano a hermano. Es la petición que ha hecho esta tarde el santo padre Francisco a los participantes, jugadores, técnicos y entrenadores, del partido interreligioso por la paz que se juega esta noche en el Estadio Olímpico de Roma. Una iniciativa que nació como deseo del mismo Pontífice y el futbolista Javier Zanetti se ha encargado de sacar adelante. Presentes en el encuentro estaban algunos jugadores veteranos como el argentino Maradona o Valderrama.
En el encuentro en el Aula Pablo VI, previo al partido, el Pontífice ha dado las gracias a todos los que se han adherido a su deseo de ver campeones y entrenadores de varios países y de distintas religiones, enfrentarse en una competición deportiva, para testimoniar sentimientos de fraternidad y amistad.
Asimismo, ha manifestado su reconocimiento en particular a las personas y realidades que han contribuido a la relación de este evento. En concreto a Scholas Ocurrentes y a la fundación Pupi Onlus.
Tal y como el Papa ha recordado, el partido de esta noche será ocasión para recoger fondos para apoyar proyectos de solidaridad, pero sobre todo "para reflexionar sobre los valores universales que el fútbol y el deporte pueden favorecer: lealtad, compartir, acogida, diálogo, confianza en el otro".Son valores que -ha explicado- unen a todas las personas, prescindiendo de la raza, la cultura y del credo religioso. En efecto, "el evento deportivo de esta tarde es un gesto altamente simbólico para hacer entender que es posible construir la cultura del encuentro en un mundo de paz, donde creyentes de religiones diferentes, conservando su identidad, porque cuando he dicho prescindir, no quiere dejar de lado. No. Creyentes de religiones diferentes, conservando su identidad, pueden convivir en armonía en el respeto recíproco".
Del mismo modo, el Papa ha indicado que todos sabemos que el deporte, en especial el fútbol, es un fenómeno humano y social que tiene mucha importancia en la mentalidad contemporánea. Por eso, Francisco ha dicho a los presentes: "la gente, especialmente los jóvenes, os miran con admiración por vuestras capacidades atléticas. Es importante dar un buen ejemplo, tanto en el campo como fuera del campo". Y ha añadido que "en las competiciones deportivas estáis llamados a mostrar que el deporte es alegría de vivir. Juego, fiesta, y como tal debe ser valorizado mediante la recuperación de su gratuidad, capacidad de estrechar vínculos de amistad, de la apertura de unos hacia los otros".
También con las actitudes cotidianas, ha proseguido, "podéis dar un testimonio a favor de los idearios de convivencia pacífica civil y social, para la edificación de una civilización fundada en el amor, la solidaridad y la paz", ha subrayado.
Francisco ha lanzado un llamamiento a excluir cualquier tipo de discriminación por cuestión de raza, lengua, religión. "Sabéis que discriminar puede ser sinónimo de despreciar", ha advertido. Por eso, "vosotros con este partido de hoy, diréis no a toda discriminación".
A continuación, el Papa ha recordado que "las religiones están llamadas a ser vínculo de paz, nunca de odio. Porque en nombre de Dios es necesario llevar siempre y solo el amor".
"Religión y deporte entendidas en este sentido auténtico, pueden colaborar a ofrecer a toda la sociedad los signos elocuentes de esa nueva era en la que los pueblos no alzarán más la espada uno contra el otro", ha pedido el Santo Padre.  
En esta ocasión, el Papa ha deseado entregar hoy a todos este mensaje: "agrandar vuestros corazones de hermano a hermano". Este, ha indicado, es uno de los secretos de la vida.  Así como también es "la dimensión más profunda y más auténtica del deporte".
 02,09.14



Partido por la paz, gran satisfacción entre los participantes
Entrevistas flash a Jugadores cristianos, musulmanes y judíos, empresarios y artistas
CIUDAD DEL VATICANO, 02 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Concluido el encuentro que el santo padre Francisco concedió este lunes a los jugadores, familiares y organizadores del Partido Interreligioso por la Paz, ZENIT tuvo la posibilidad de conversar con algunos de los presentes, quienes demostraron gran satisfacción de colaborar en esta iniciativa impulsada por el Papa, en favor de la paz en el mundo y la aceptación interreligiosa.
Muntari Ali Sulley, ghanés, centrocampista del Milan y de la nacional de su país, consideró que “se ha tratado de una bella experiencia. Si bien soy musulmán, he logrado venir al Vaticano que es el centro del mundo cristiano. Porque todos adoramos a un Dios delante del cual nos arrodillamos. Por todo esto es bello estar todos juntos para dar un mensane de paz y porque creemos en Dios”.
El portero israelí, Dudú Aouate, elogió “el mensaje de un partido interreligioso, porque si bien vivimos en una etapa muy conflictiva hay que demostrar que es necesario primero mirar a la persona y a los ojos de ella, y no si uno es blanco o negro, judío, cristiano o musulmán”. Además seguró que la familia “es fundamental, somos humanos creo que la familia es lo primero y más importante, antes mismo que el fútbol”. Añadió que espera que “cada vez sean más los futbolistas que apuestan por la familia”.
El jugador argentino Javier Zanetti indicó: “Estoy increíblemente feliz por todo lo que hemos visto. Hemos estado con el Papa que nos ha transmitido este sentimiento, este deseo de poder llevar la paz al mundo y sobretodo en estos momentos en los cuales suceden guerras. Y esperemos que con esto podamos indicar un punto de partida”. Interrogado sobre el deporte y la familia indicó: “Es muy importante que se haga esta unión entre deporte y familia que permiten realizar eventos como el de esta noche”. Interrogado sobre familia y noviazgo consideró que “el respeto es fundamental en todo orden de la vida. Nosotros estamos aquí para sumar y cada uno puede contribuir con su granito de arena”.
Por su parte el jugador chileno Iván Zamorano comentó: “Este encuentro es bellísimo y especial. Cuando uno está llegando aquí ya siente algo especial. Y tener la posibilidad de estar aquí con la familia esto es una bendición”.
Presente en el Aula Pablo VI con su Kipah, el empresario argentino Eduardo Elsztain, que indicó: “Creo que es un encuentro muy valioso todo lo que tenga que ver con iniciativas para la paz, para la unión de los pueblos y lo que tenga que ver con la lucha a la pobreza, creo que es efectiva y muy valiosa. Nosotros apoyamos a esta iniciativa, y creo que venir, hacer este viaje y tener una entrevista personal con el papa Francisco fue muy especial”.
Recordó que al actual pontífice “lo conocíamos de muchos encuentros tenidos con el Congreso Judío Mundial, cuando era arzobispo en Buenos Aires, donde tenía muchas reuniones. No sólo participamos en esta la iniciativa pero también queríamos visitar a un amigo. Creo que él se está comportando como un líder, él es un movilizador y esta es una iniciativa muy valiosa. Por ello vine aquí acompañado de mi esposa”.
Sobre la esperanza de paz a pesar de los conflictos en curso aseguró: “Cuando hay algo que aparentemente es negativo, tiene oculto la misma dimensión de positivo. Entonce no dejarse vencer significa, que cuando uno encuentra cosas que a nuestros ojos no son positivas, de lo negativo hay que sacar lo positivo. Creo que el Papa tiene esta fuerza. Y creo que es una misión nuestra como habitantes de este planeta, cuidar el planeta. A partir de pequeñas señales se dan pasos. Es una buena iniciativa todo lo que tenga que ver con educar para la paz” Adrián Pallarols, el artesano que confeccionó el trofeo para el ganador del Partido Interreligioso por la Paz, le indicó a ZENIT: “Quisimos simbolizar el mensaje de Francisco, que no es solamente un llamado deportivo. Aquí hay gente que tiene capacidad de convocar y deseamos que pueda concientizar de que éste es un llamado a la paz. Hay gente sufriendo, familias que se desarman, bombas que matan gentes. El ícono no es el de un evento deportivo sino que se refiere a la paz.
 03.09.14




Sta. Marta: nuestros pecados son motivo de encuentro con Jesús
En la homilía de este jueves, el Santo Padre recuerda que la fuerza de la Palabra de Dios cambia el mundo
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - La fuerza de la vida cristiana está en el encuentro entre nuestros pecados y Cristo que nos salva. Donde no hay este encuentro, las iglesias son decadentes y los cristianos tibios. Esta ha sido la idea que el papa Francisco ha desarrollado en la homilía de esta mañana en Santa Marta.
Así, el Santo Padre ha indicado que Pedro y Pablo nos hacen entender que un cristiano puede presumir de dos cosas: "de los propios pecados y de Cristo crucificado". La fuerza transformadora de la Palabra de Dios sale de esta conciencia. Así Pablo, en la primer Carta a los Corintios, invita a quien se cree sabio a "hacerse ignorante para convertirse en sabio, porque la sabiduría de este mundo es ignorante delante a Dios".
De este modo, el Papa ha recordado que "Pablo nos dice que es la fuerza de la Palabra de Dios, la que cambia el corazón, que cambia el mundo, que nos da esperanza, que nos da vida. No es en la sabiduría humana: no es un hablar bonito, un decir las cosas bonito con inteligencia humana. No. Eso es ignorancia, dice él. La fuerza de la Palabra de Dios viene de otra parte.


También, la fuerza de la Palabra de Dios pasa por el corazón del predicador, y por esto dice a los que predican la Palabra de Dios: 'Hacerse ignorantes', es decir, no poner la seguridad en la propia sabiduría, en la sabiduría del mundo".
El apóstol Pablo no presumía de sus estudios, y si ben "había estudiado con los profesores más importantes de la época", indicaba que presumía de estas otras dos cosas.
"Él mismo dice: Yo solo presumo de mis pecados. Escandaliza esto. Y después, en otro fragmento dice: ' Yo solo presumo en Cristo y este Crucificado'. La fuerza de la Palabra de Dios está en ese encuentro entre mis pecados y la sangre de Cristo, que me salva. Y cuando no existe ese encuentro, no hay fuerza en el corazón. Cuando se olvida ese encuentro que hemos tenido en la vida, nos hacemos mundanos, queremos hablar de las cosas de Dios con lenguaje humano, y no sirve: no da vida", ha explicado el Santo Padre.
Asimismo, ha señalado que también Pedro --en el Evangelio de la pesca milagrosa-- experimenta encontrar a  Cristo viendo el propio pecado: ve la fuerza de Jesús y se ve a sí mismo. Se arroja a sus pies diciendo: "Seño, aléjate de mí porque soy un pecador". En este encuentro entre Cristo y mis pecados está la salvación.
De nuevo, el Santo Padre ha indicado que "el lugar privilegiado para el encuentro con Jesucristo son nuestros propios pecados. Si un cristiano no es capaz de sentirse precisamente pecador y salvado por la sangre de Cristo, este Crucificado, es un cristiano a mitad de camino, es un cristiano tibio.
Y cuando nosotros encontramos iglesias decadentes, cuando nosotros encontramos parroquias decadentes, instituciones decadentes, seguramente los cristianos que están allí nunca han encontrado a Jesucristo o se han olvidado de ese encuentro con Jesucristo. La fuerza de la vida cristiana y la fuerza de la Palabra de Dios es precisamente en ese momento donde yo, pecador, encuentro Jesucristo y ese encuentro cambia la vida, cambia la vida... Y da la fuerza para anunciar la salvación a los otros".
Al finalizar la homilía, el papa Francisco invitó a hacerse algunas preguntas. "Pero, ¿soy capaz e decir al Señor: 'Soy pecador', no en teoría, sino confesando el pecado concreto? ¿Y logro creer que precisamente Él con su Sangre, me ha salvado del pecado y me ha dado vida nueva? ¿Confío en Cristo?" Por tanto, el Pontífice ha concluido "¿De qué puede presumir un cristiano? Dos cosas: de los propios pecados y de Cristo crucificado".
 05.09.14



Sta. Marta: 'dejar lo caduco e inspirarse en el Evangelio'
El Evangelio es novedad. La plenitud de la ley son las Bienaventuranzas, la ley del amor, como demostró Jesús
CIUDAD DEL VATICANO, 05 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - La Iglesia nos pide que “dejemos de lado las estructuras caducas”, que no sirven, porque “es necesario tomar odres nuevos: los del Evangelio”.
Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la misa de este viernes celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta al comentar el Evangelio del día. O sea que el cristiano no debe ser “esclavo de tantas pequeñas leyes”, sino abrir el corazón al mandamiento nuevo del amor. 


El Papa explicó que los escribas querían poner en dificultad a Jesús y por ello le preguntan por qué sus discípulos no ayunan, tendiéndole una trampa y Jesúsy responde hablando de la fiesta y la novedad. 
“A vino nuevo, odres nuevos. La novedad del Evangelio. ¿Qué nos trae el Evangelio?, alegría y novedad. Estos doctores de la ley estaban cerrados en sus mandamientos, en sus prescripciones.
San Pablo, hablando de ellos, dice que antes de llegar Jesús, todos estábamos confinados como prisioneros bajo la ley. Una ley que no era mala: pero los mantuvo prisioneros. Y la fe se ha revelado, en Jesús". 


El pueblo “tenía la ley que le había dado Moisés”; y después tantas de estas “costumbres y pequeñas leyes” que habían codificado los doctores, indicó el Santo Padre.
Alguien podría objetar, indicó el Papa: ¿Pero los cristianos no tienen ley?’; ¡Sí!, enfatizó, y añadió que Jesús ha dicho: ‘Yo no vengo a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud. Y explicó que la plenitud de la ley, por ejemplo, son las Bienaventuranzas, la ley del amor, el amor total, tal como Jesús nos demostró con su amor.
Y cuando Jesús reprende a estas personas, estos doctores de la ley, les llama al órden por no haber mantenido las personas con la Ley, sino de hacerlo esclavo de pequeñas leyes, de muchas pequeñas cosas que deben hacer". 


Cosas que hay que hacer con la libertad que Jesús nos trae en la nueva ley, la ley que Él ha sancionado con su sangre. Y ésta “es la novedad del Evangelio, que es fiesta, es alegría y es libertad”.
"Pablo distingue entre: hijos de la ley e  hijos de la fe. A vino nuevo, odres nuevos. Y por esta razón la Iglesia nos pide, a todos nosotros, algunos cambios nos pide dejar a un lado las estructuras perecederas: ¡No sirven! Y tomar otras nuevas, las del Evangelio. No podemos por ejemplo entender la mentalidad de estos doctores de la ley, estos teólogos fariseos: no se puede entender la mentalidad de ellos con el espíritu del Evangelio.El estilo del Evangelio es un estilo diverso, que lleva la ley a la plenitud. ¡Sí! Pero de un modo nuevo: es el vino nuevo, en odres nuevos”.
Y el Papa concluyó con una petición: Que el Señor nos de la gracia de “no permanecer prisioneros”, sino que “nos de la gracia de la alegría y de la libertad que nos trae la novedad del Evangelio”.
 06.09.14



Francisco a Cuba: las lecciones de la Virgen de la Caridad del Cobre
El Papa invita al arzobispo García Ibañez a compartir la alegría, a no sucumbir ante las adversidades y a permanecer en el camino del bien
CIUDAD DEL VATICANO, 06 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco ha enviado al arzobispo metropolíta de Santiago de Cuba, Dionisio Guillermo García Ibáñe, presidente de la Conferencia Episcopal del país, una misiva en ocasión de la Natividad de María, Fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, que se celebra el 8 de septiembre. 
En la misma le recuerda que hace pocos días fue colocada una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, en los jardines del Vaticano. Y le indica "las lecciones importantes que nos enseña la Virgen de la Caridad del Cobre, útiles para el hoy y el mañana": "Tener alegría y compartirla con los que nos rodean. Levantar el corazón y no sucumbir ante las adversidades, permanecer en el camino del bien, ayudando infatigablemente a los que están oprimidos por penas y aflicciones".
Querido Hermano:
Hace pocos días, la Venerada Imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre fue colocada en los Jardines Vaticanos. Su presencia constituye un recuerdo evocador del afecto y la vitalidad de la Iglesia que peregrina en esas luminosas tierras del Caribe, que, desde hace más de cuatro siglos, se dirige a la Madre de Dios con ese hermoso título. Desde las montañas de El Cobre, y ahora desde la Sede de Pedro, esa pequeña y bendita figura de María, engrandece el alma de quienes la invocan con devoción, pues Ella nos conduce a Jesús, su divino Hijo.
Hoy que se celebra con fervor la fiesta de María Santísima, la Virgen Mambisa, me uno a todos los cubanos, que ponen sus ojos en su Inmaculado Corazón, pa a pedirle favores, encomendarle a sus seres queridos e imitarla en su humildad y entrega a Cristo, de quien fue la primera y mejor de sus discípulos.
Cada vez que leo la Escritura Santa, en los pasajes en que se habla de Nuestra Señora, me llaman la atención tres verbos. Quisiera detenerme en ellos, con el propósito de invitar a los pastores y fieles de Cuba a ponerlos en práctica.
El primero es alegrarse. Fue la primera palabra que el arcángel Gabriel dirigió a la Virgen: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28). La vida del que ha descubierto a Jesús se llena de un gozo interior tan grande, que nada ni nadie puede robárselo. Cristo da a los suyos la fuerza necesaria para no estar tristes ni agobiarse, pensando que los problemas no tienen solución. Apoyado en esta verdad, el cristiano no duda que aquello que se hace con amor, engendra una serena alegría, hermana de esa esperanza que rompe la barrera del miedo y abre las puertas a un futuro prometedor. «Yo soy la Virgen de la Caridad», fue lo que leyeron lo tres Juanes en la tablilla que flotaba en la Bahía de Nipe. Qué lindo sería si todo cubano, especialmente la gente joven, pudiera decir lo mismo: «Yo soy un hombre de la caridad»: vivo para amar de veras, y así no quedar atrapado en la espiral nociva del ojo por ojo, diente por diente. Qué alegría siente el que ama auténticamente, con hechos diarios, y no es de los que abunda en palabras vacías, que se lleva el viento.
El segundo verbo es levantarse. Con Jesús en su seno, dice san Lucas que María se levantó y con prontitud fue a servir a su prima Isabel, que en su ancianidad iba a ser madre (cf. Lc 1,39- 45). Ella cumplió la voluntad de Dios poniéndose a disposición de quien lo necesitaba. No pensó en sí misma, se sobrepuso a las contrariedades y se dio a los demás. La victoria es de aquellos que se levantan una y otra vez, sin desanimarse. Si imitamos a María, no podemos quedarnos de brazos caídos, lamentándonos solamente, o tal vez escurriendo el bulto para que otros hagan lo que es responsabilidad propia. No se trata de grandes cosas, sino de hacerlo todo con ternura y misericordia. María siempre estuvo con su pueblo en favor de los pequeños. Ella conoció la soledad, la pobreza y el exilio, y aprendió a crear fraternidad y hacer de cualquier lugar en donde germine el bien la propia casa. A Ella le suplicamos que nos dé un alma de pobre que no tenga soberbia, un corazón puro que vea a Dios en el rostro de los desfavorecidos, una paciencia fuerte que no se arredre ante las dificultades de la vida.
El tercer verbo es perseverar. María, que había experimentado la bondad de Dios, proclamó las grandezas que él había hecho con Ella (cf. Lc 1,46-55). Ella no confió en sus propias fuerzas, sino en Dios, cuyo amor no tiene fin. Por eso permaneció junto a su Hijo, al que todos habían abandonado; rezó sin desfallecer junto a los apóstoles y demás discípulos, para que no perdieran el ánimo (cf. Hch 1,14). También nosotros estamos llamados a permanecer en el amor de Dios y a permanecer amando a los demás. En este mundo, en el que se desechan los valores imperecederos y todo es mudable, en donde triunfa el usar y tirar, en el que parece que se tiene miedo a los compromisos de por vida, la Virgen nos alienta a ser hombres y mujeres constantes en el buen obrar, que mantienen su palabra, que son siempre fieles. Y esto porque confiamos en Dios y ponemos en Él el centro de nuestra vida y la de aquellos a quienes queremos.
Tener alegría y compartirla con los que nos rodean. Levantar el corazón y no sucumbir ante las adversidades, permanecer en el camino del bien, ayudando infatigablemente a los que están oprimidos por penas y aflicciones: he aquí las lecciones importantes que nos enseña la Virgen de la Caridad del Cobre, útiles para el hoy y el mañana. En sus maternas manos pongo a los pastores, comunidades religiosas y fieles de Cuba, para que Ella aliente su compromiso evangelizador y su voluntad de hacer del amor el cimiento de la sociedad. Así no faltará alegría para vivir, ánimo para servir y perseverancia en las buenas obras.
A los hijos de la Iglesia en Cuba les pido, por favor, que recen por mí pues lo necesito. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide siempre.
Fraternalmente,
FRANCISCO PP.
 07.09.14

Francisco: Que en Ucrania el diálogo pueda proseguir
Después de la oración del ángelus el Santo Padre pide también que en Lesotho 'se restablezca la paz en la justicia y en la fraternidad'

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco desde la ventana de su estudio que da hacia la plaza de San Pedro, se dirigió este domingo a los miles de fieles allí presentes y expresó su deseo de que la firma del cese del fuego en Ucrania se mantenga a pesar de las violaciones que se registraron en las últimas horas.
“Queridos hermanos y hermanas: en estos últimos días se han cumplido pasos significativos para obtener una tregua en las regiones afectadas por el conflicto en Ucrania oriental, a pesar de que hoy hemos escuchado noticias poco confortantes. De todos modos espero que esto pueda traer alivio a la población y contribuir a los esfuerzos por una paz duradera”, dijo el Papa.
Y añadió: “Rezo para que en la lógica del encuentro, el diálogo iniciado pueda proseguir y dar el fruto esperado. María Reina de la Paz, reza por nosotros”.
A continuación el Santo Padre dirigió su pensamiente hacia África, a Lesotho, en donde tras el golpe militar del 30 de agosto pasado, se registraron protestas violentas y represión militar. El Santo Padre dijo:
“Uno además mi voz a aquella de los obispos de Lesotho. Que han hecho un llamado a la paz en aquel país. Condeno todo acto de violencia y le rezo al Señor para que el reino de Lesotho se restablezca en la paz, en la justicia, y en la fraternidad”.
08.09.14



Sta. Marta: 'Jesús no nos habla desde una cátedra, está con nosotros'
En la homilía de este martes, el papa Francisco invita a tener una gran confianza en Jesús
CIUDAD DEL VATICANO, 09 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Jesús no es como un profesor que habla desde la cátedra, por el contrario estará en medio de la gente y se deja tocar para que la gente se cure. Lo dijo el santo padre Francisco en la homilía de este martes celebrada Santa Marta.
El papa Francisco profundizó tres momentos de la vida del Señor. El primero es la oración. Jesús reza toda la noche a Dios, con frecuencia, porque “es el gran intercesor”. Y esto “desde el primer momento, Jesús reza: ha rezado cuando estaba en la tierra y sigue rezando ahora por cada uno de nosotros, por toda la Iglesia”.
 Después de la oración, Jesús elige a los doce Apóstoles y dice claramente: “No han sido ustedes los que me han elegido a mí. ¡Soy yo quien los ha elegido a ustedes!”.
“¡Yo soy elegido, yo soy una elección del Señor! En el día del bautismo Él me ha elegido’. Y Pablo, pensando en esto decía: 'Él me eligió a mí, desde el seno de mi madre'”. Por tanto, nosotros los cristianos, hemos sido elegidos:

“Él, en la lista --dijo el Papa-- no tiene a nadie importante, entrecomillas, según los criterios del mundo: es gente común. Hay gente común. Pero que tienen una cosa, sí, y hay que subrayarlo, que todos son pecadores. Jesús ha elegido a los pecadores. Elige a los pecadores”.
Y el Santo Padre recordó: “Ésta es la acusación que le hacen los doctores de la ley, los escribas: ‘Este va a comer con los pecadores, habla con las prostitutas’. ¡Jesús nos llama a todos! ¿Recordamos la parábola de las bodas del hijo: cuando los invitados no fueron? ¿Qué hizo el dueño de casa? Ha enviado a sus siervos: ‘¡Vayan y traigan a todos a casa! Buenos y malos’, dice el Evangelio. ¡Jesús ha elegido a todos!”.
También eligió a Judas Iscariote, precisó el Papa, “que se convirtió en el traidor… El pecador más grande. Pero fue elegido por Jesús”.
Después está el tercer momento: “Jesús cerca de la gente”. Muchísimas personas van “a escucharlo y a ser curados de sus enfermedades. Toda la muchedumbre trataba de tocarlo” porque “de Él salía una fuerza que curaba a todos”.
Porque “Jesús está en medio de su pueblo, no es un profesor, un maestro, un místico que se aleja de la gente y habla desde la cátedra, desde arriba. ¡No! Está en medio de la gente; se deja tocar; deja que la gente le pida”. Y esta cercanía no es una cosa nueva para Él: él lo subraya con su modo de actuar, pero es algo que viene de la primera elección de Dios por su pueblo.
Y el Papa al concluir indicó: “Así es nuestro Maestro, así es nuestro Señor. Es uno que reza, uno que elige a la gente y uno que no tiene vergüenza de estar cerca de la gente. Y esto nos da confianza en Él. Nos encomendamos a Él porque reza, porque nos ha elegido y porque está cerca de nosotros”.
 10.09.14



Texto completo de la audiencia general del miércoles 10 de septiembre
La Iglesia nos ayuda a vivir lo esencial, que según el Evangelio, es la misericordia. Un cristiano no puede no ser misericordios
CIUDAD DEL VATICANO, 10 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En nuestros itinerario de catequesis sobre la Iglesia, nos estamos deteniendo para considerar que la Iglesia es madre. La vez pasada hemos subrayado como la Iglesia nos hace crecer y con la luz y la fuerza de la Palabra de Dios, nos indica el camino de la salvación y nos defiende del mal. Hoy quisiera subrayar un aspecto particular de esta acción educativa de la madre Iglesia, es decir, cómo nos enseña las obras de misericordia.

Un buen educador apunta hacia lo esencial. No se pierde en los detalles, pero quiere transmitir lo que verdaderamente cuenta para que el hijo o el discípulo encuentre el sentido y la alegría de vivir. Y lo esencial, según el Evangelio, es la misericordia. Lo esencial del Evangelio es la misericordia. Dios ha enviado a su Hijo, Dios se ha hecho hombre para salvarnos, es decir, para darnos su misericordia.


Lo dice claramente Jesús, resumiendo su enseñanza para los discípulos: "Sed misericordiosos, como el Padre es misericordioso". ¿Puede existir un cristiano que no sea misericordioso? No. El cristiano necesariamente debe ser misericordioso porque esto es el centro del Evangelio. Y fiel a esta enseñanza, la Iglesia no puede hacer otra cosa que repetir lo mismo a sus hijos: "Sed misericordiosos", como lo es el Padre, y como lo ha sido Jesús. Misericordia.


Y entonces la Iglesia se comporta como Jesús. No da clases teóricas sobre el amor, sobre la misericordia. No difunde en el mundo una filosofía, un camino de sabiduría… Ciertamente, el cristianismo es también esto, pero como consecuencia, como reflejo. La madre Iglesia, como Jesús, enseña con el ejemplo, y las palabras son necesarias para iluminar el significado de sus gestos.


La madre Iglesia nos enseña a dar de comer y de beber a quien tiene hambre y sed, a vestir al desnudo. Y, ¿cómo lo hace? Lo hace con el ejemplo de muchos santos y santas que hacen esto de forma ejemplar; pero lo hace también con el ejemplo de muchísimos padres y madres, que enseñan a sus hijos que lo que tenemos de más es porque a otro le falta. Es importante saber esto.


En las familias cristianas más sencillas siempre ha sido sagrada la regla de la hospitalidad: no falta nunca un plato y un cama para quien lo necesita. Una vez, una madre me contaba en la otra diócesis, que quería enseñar esto a sus hijos y les decía qeu ayudaran y dieran de comer a quien tenía hambre. Tenía tres. Y un día en la comida, el padre estaba fuera en el trabajo y estaba ella con los tres hijos, pequeños: siete, cinco, cuatro años, más o menos. Y llaman a la puerta y había un señor que pedía para comer. Y la mamá ha dicho espera un momento. Ha entrado y le ha dicho a los hijos, "hay un señor ahí que pide comida, ¿qué hacemos?" "Sí, mamá, le damos". Cada uno tenía en el plato un bistec con patatas fritas. "Le damos, le damos". "Muy bien, tomamos la mitad de cada uno de vosotros y le damos la mitad del bistec de cada uno de vosotros". "¡Ah, no, mamá, así no va la cosa!" Es así. Tú debes dar del tuyo. Y así esta madre ha enseñado a los hijos a dar de comer de lo propio. Esto es un bonito ejemplo que a mí me ha ayudado mucho. Pero, "no me sobra nada". Da del tuyo. Así nos enseña la madre Iglesia. Y las tantas madres que están aquí, saben que hacer para enseñar a los hijos. A que ellos compartan sus cosas con el que lo necesita. La madre Iglesia enseña a estar cerca del enfermo. ¡Cuántos santos y santas han servido a Jesús de esta forma! Y cuántos hombres y mujeres sencillos, cada día, ponen en práctica esta obra de misericordia en una habitación de hospital, en una residencia, o en la propia casa, asistiendo a una persona enferma.
La madre Iglesia enseña a estar cerca del que está en la cárcel. "Pero padre, no, eso es peligroso. Es gente mala". Pero cada uno de nosotros es capaz, escuchad bien esto: cada uno de nosotros es capaz de hacer lo mismo que ha hecho ese hombre o esa mujer que está en la cárcel. Todos tenemos la capacidad de pecar y de hacer lo mismo, de equivocarnos en la vida. No es más malo que tú o que yo.


La misericordia de la madre Iglesia supera todo muro, toda barrera, y te lleva a buscar siempre el rostro del hombre, de la persona. Y es la misericordia la que cambia el corazón y la vida, que puede regenerar una persona y permitirle insertarle de una forma nueva en la sociedad. La madre Iglesia enseña a estar cerca y a quien ha sido abandonado y muere solo.


Es lo que ha hecho la beata Teresa por las calles de Calcuta; es lo que han hecho y hacen muchos cristianos que no tienen miedo de estrechar la mano a quien va a dejar este mundo. Y también aquí, la misericordia es un "hasta la vista"…. Lo había entendido bien la beata Teresa esto. Pero le decían, "madre, esto es perder el tiempo". Y encontraba gente moribunda en la calle, gente a la que le comenzaban a comer el cuerpo las ratas de la calle y los llevaba a casa para que murieran limpios, tranquilos, acariciados, en paz. Ella les daba el 'hasta pronto'. Pero muchos de estos, como ella y muchas mujeres y hombres que han hecho esto, les esperan allí en la puerta, para abrirles la puerta del cielo. Ayudar a morir a la gente bien, en paz. Queridos hermanos y hermanas, así la Iglesia es madre, enseñando a sus hijos las obras de misericordia. Ella ha aprendido de Jesús este camino, ha aprendido que esto es lo esencial para la salvación. No basta amar a quien nos ama. Jesús dice que esto lo hacen los paganos. No basta con hacer el bien a quien nos hace el bien. Para cambiar el mundo a mejor es necesario hacer el bien a quien no es capaz de devolverlo, como ha hecho el Padre con nosotros, donándonos a Jesús.


Pero, ¿cuántos hemos pagado nosotros por nuestra redención? Nada. Todo es gratuito. Hacer el bien sin esperar nada a cambio. Así ha hecho el Padre con nosotros y nosotros debemos hacer lo mismo. Hacer el bien e ir adelante. Que bonito vivir en la Iglesia, en nuestra madre Iglesia que nos enseña estas cosas que nos ha enseñado Jesús.
Damos gracias al Señor, que nos da la gracia de tener como madre a la Iglesia, que nos enseña el camino de la misericordia, que es el camino de la vida. Damos gracias al Señor.
 11.09.14




Francisco en Sta. Marta: Jesús nos pide amar a los enemigos
El Santo Padre en la homilía de este jueves, indica que el camino cristiano significa hacer el bien también a quien no nos ama
CIUDAD DEL VATICANO, 11 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Amar a los enemigos. El santo padre Francisco ha recordado esta mañana en la homilía de Santa Marta este mandato de Jesús. Así, el Papa ha subrayado que sólo con un corazón misericordioso podremos realmente seguir a Jesús. Porque la vida cristiana no es una vida autoreferencial, sino que es don hasta el final, sin egoísmo.
El papa Francisco ha indicado que Jesús nos pide que recemos por quien nos trata mal y ha destacado los verbos utilizados por el Señor: "Amad, hacer el bien, bendecir, rezar" y "no rechazar". Es darse a sí mismo, dar el corazón, precisamente a los que no nos quieren, que nos hacen mal, a los enemigos. Esta --ha especificado-- es la novedad del Evangelio. Del mismo modo, el Santo Padre ha señalado que Jesús nos muestra que no hay mérito en amar a quien nos ama, porque eso también lo hacen los pecadores. Los cristianos, sin embargo, estamos llamados a amar a nuestros enemigos. "Hacer el bien y prestar sin esperar nada a cambio, sin intereses y la recompensa será grande", ha recordado. A continuación, el Pontífice ha reconocido que "el Evangelio es una novedad. Una novedad difícil de llevar adelante. Pero significa ir detrás de Jesús".
Y podríamos decir: "'¡Pero, yo... yo no creo que sea capaz de hacerlo!' - 'Si no lo crees, es tu problema, pero el camino cristiano es este Este es el camino que Jesús nos enseña.  '¿Y qué debo esperar?' Ir sobre el camino de Jesús, que es la misericordia; ser misericordiosos como el Padre es misericordioso. Solamente con un corazón misericordioso podremos hacer todo aquello que el Señor nos aconseja. Hasta el final. La vida cristiana no es un vida autoreferencial; es una vida que sale de sí misma para darse a los otros. Es un don, es amor, y el amor no vuelve sobre sí mismo, no es egoísta: se da".
Francisco ha querido recordar también en la homilía que Jesús nos pide que seamos misericordiosos y no juzguemos. Muchas veces "parece que hemos sido nombrados jueces de los otros: chismorreando, hablando mal... juzgamos a todos", ha advertido. Y sin embargo el Señor nos dice: "No juzguéis y no seréis juzgados. Non condenéis y no seréis condenados". Del mismo modo que nos pide que perdonemos y así seremos perdonados. El Pontífice ha observado que "todos los días lo decimos en el Padre Nuestro: 'Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos'. Si yo no perdono, como puedo pedir al Padre: '¿Me perdonas?'".
De este modo, Francisco ha proseguido indicando: "Esta es la vida cristiana. 'Pero, padre,esto es una estupidez' - 'Sí'. Hemos escuchado, estos días, a San Pablo que decía lo mismo: 'La estupidez de la Cruz de Cristo', que no tiene nada que ver con la sabiduría del mundo. 'Pero, padre, ¿ser cristiano es convertirse en un estúpido, en un cierto sentido?' - 'Sí'. En un cierto sentido, sí. Es renunciar a esa astucia del mundo para hacer todo lo que Jesús nos dice que hagamos y que si hacemos las cuentas, si hacemos un balance parece que no sale a nuestro favor".
Por eso, el Papa ha aclarado que este es el camino de Jesús: "la magnanimidad, la generosidad, el darse a sí mismo sin medida". Y por esto, "Jesús ha venido al mundo, y así lo ha hecho Él: ha dado, ha perdonado, no ha hablado mal de nadie, no ha juzgado". Francisco ha reconocido que "ser cristiano no es fácil" y nosotros "podemos hacernos cristianos" solo "con la gracia de Dios" y no "con nuestras fuerzas".Para concluir la homilía, el Obispo de Roma ha propuesto hacer una oración todos los días: "Señor, dame la gracia de volverme un buen cristiano, una buena cristiana, porque yo no puedo". Así, ha añadido que "una primera lectura de esto asusta, asusta. Pero si nosotros tomemos el Evangelio y hagamos una segunda, una tercera, una cuarta lectura del capítulo sexto de San Lucas. Hay que hacerlo; y pidamos al Señor la gracia de entender qué es ser cristiano, y también la gracia que Él nos haga, a nosotros, cristianos. Porque nosotros no podemos hacerlo solos".
 12.09.14



Francisco: salvar a los niños soldado
El Santo Padre a los prelados congoleños al finalizar la Visita Ad Limina, les invita a dar a los jóvenes espíritu crítico y maduración en los valores evangélicos
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco ha pedido hacer todo lo posible para ayudar a los niños y jóvenes que son obligados a combatir en las guerras locales. Lo ha hecho en el discurso entregado a los obispos de la República Democrática del Congo, recibidos hoy al finalizar la Visita Ad Limina. La paz, la familia y los jóvenes han sido los tres temas principales afrontados por el Santo Padre en su intervención.
Y así, ha hablado de los jóvenes que sufren "a causa de la precariedad de su vida", "de la imposibilidad de proseguir los estudios o encontrar un trabajo". Además, el Papa piensa "con consternación" en "esos niños, esos jóvenes, obligados a unirse a las milicias y obligados a matar". Por eso, Francisco anima a los prelados congoleños a "ofrecer toda la ayuda posible" a estos jóvenes, "especialmente a través de la creación de espacios de formación humana, espiritual y profesional". En su mensaje, también subraya que "el medio más eficaz para vencer la violencia, la desigualdad y las divisiones étnicas" consiste "en el ofrecer a los jóvenes un espíritu crítico y proponerles un recorrido de maduración en los valores evangélicos". A propósito, pide reforzar la pastoral en las universidades y en las escuelas.
Esta es la exhortación del Santo Padre a los obispos venidos del Congo: "trabajar sin descanso para la realización de una paz justa y duradera, a través de una pastoral del diálogo y de la reconciliación entre los distintos sectores de la sociedad". Y esto, "sosteniendo el proceso de desarme y promoviendo una colaboración eficaz con las otras confesiones religiosas". Así, Francisco subraya que "es necesario que la Iglesia dé su contribución, evitando sustituir a las instituciones públicas".
Y advierte que los "pastores deben cuidarse de tomar el lugar" de los laicos que tienen "la misión de testimoniar a Cristo y el Evangelio en política y en cualquier otro ámbito de su actividad".
Asimismo, el Pontífice les invita a estar cerca de las familias. Frente a la "disgregación familiar provocada, en particular, por la guerra y la pobreza es indispensable valorar y animar todas las iniciativas destinadas a consolidar la familia, frente a toda fraternidad, fundamento y vía primaria de la paz", aclara el Papa.
Finalmente, el Santo Padre anima el trabajo de los misioneros, de los religiosos y de todos los que están "al servicio de los heridos de la vida, de las víctimas de la violencia". Francisco piensa de forma especial "en los refugiados internos y en esos, numerosos, que proceden de los países cercanos".
Como pastores --subraya el Papa-- estáis llamados a proponer orientaciones y soluciones para la promoción de una sociedad fundada en el respeto de la dignidad de la persona humana".
 13.09.14




El Santo Padre: la guerra es una locura
Texto completo de la homilí­a del Santo Padre en Redipuglia, invita a pasar del "¿a mí­ que me importa" al llanto
CIUDAD DEL VATICANO, 13 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Viendo la belleza del paisaje de esta zona, en la que hombres y mujeres trabajan para sacar adelante a sus familias, donde los niños juegan y los ancianos sueñan... aquí, en este lugar, cerca del cementerio solamente acierto a decir: la guerra es una locura.
Mientras Dios lleva adelante su creación y nosotros los hombres estamos llamados a colaborar en su obra, la guerra destruye. Destruye también lo más hermoso que Dios ha creado: el ser humano. La guerra trastorna todo, incluso la relación entre hermanos. La guerra es una locura; su programa de desarrollo es la destrucción: ¡crecer destruyendo!
La avaricia, la intolerancia, la ambición de poder... son motivos que alimentan el espíritu bélico, y estos motivos a menudo encuentran justificación en una ideología; pero antes está la pasión, el impulso desordenado. La ideología es una justificación, y cuando no es la ideología, está la respuesta de Caín: “¿A mí qué me importa?”, «¿Soy yo el guardián de mi hermano?». La guerra no se detiene ante nada ni ante nadie: ancianos, niños, madres, padres... “¿A mí qué me importa?”.
Sobre la entrada a este cementerio, se alza el lema desvergonzado de la guerra: “¿A mí qué me importa?”. Todas estas personas, cuyos restos reposan aquí, tenían sus proyectos, sus sueños... pero sus vidas quedaron truncadas. ¿Por qué? La humanidad dijo: “¿A mí qué me importa?”.
Hoy, tras el segundo fracaso de una guerra mundial, quizás se puede hablar de una tercera guerra combatida “por partes”, con crímenes, masacres, destrucciones...
Para ser honestos, la primera página de los periódicos debería llevar el titular: “¿A mí qué me importa?”. En palabras de Caín: «¿Soy yo el guardián de mi hermano?».
Esta actitud es justamente lo contrario de lo que Jesús nos pide en el Evangelio. Lo hemos escuchado: Él está en el más pequeño de los hermanos: Él, el Rey, el Juez del mundo, es el hambriento, el sediento, el forastero, el encarcelado... Quien se ocupa del hermano entra en el gozo del Señor; en cambio, quien no lo hace, quien, con sus omisiones, dice: “¿A mí qué me importa?”, queda fuera.
Aquí hay muchas víctimas. Hoy las recordamos. Hay lágrimas, hay dolor. Y desde aquí recordamos a todas las víctimas de todas las guerras.
También hoy hay muchas víctimas... ¿Cómo es posible? Es posible porque también hoy, en la sombra, hay intereses, estrategias geopolíticas, codicia de dinero y de poder, y está la industria armamentista, que parece ser tan importante.
Y estos planificadores del terror, estos organizadores del desencuentro, así como los fabricantes de armas, llevan escrito en el corazón: “¿A mí qué me importa?”.
Es de sabios reconocer los propios errores, sentir dolor, arrepentirse, pedir perdón y llorar.
Con ese “¿A mí qué me importa?”, que llevan en el corazón los que especulan con la guerra, quizás ganan mucho, pero su corazón corrompido ha perdido la capacidad de llorar.. Caín no lloró. No ha podido llorar. La sombra de Caín nos cubre hoy aquí, en este cementerio. Se ve aquí. Se ve en la historia que va de 1914 hasta nuestros días. Y se ve también en nuestros días. Con corazón de hijo, de hermano, de padre, pido a todos ustedes y para todos nosotros la conversión del corazón: pasar de ese “¿A mí qué me importa?” al llanto... por todos los caídos de la “masacre inútil”, por todas las víctimas de la locura de la guerra de todos los tiempos. El llanto. Hermanos, la humanidad tiene necesidad de llorar, y esta es la hora del llanto.
 14.09.14




El Papa en el ángelus: por la Cruz de Cristo se ha restituido la esperanza
Palabras del Santo Padre para introducir la oración mariana
CIUDAD DEL VATICANO, 14 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Al finalizar la santa misa con el rito del matrimonio celebrada en el Basílica Vaticana, el santo padre Francisco se ha asomado, como cada domingo, a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.
Estas son las palabras del Papa para introducir la oración mariana:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
el 14 de septiembre la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Una persona no cristiana podría preguntarse, ¿por qué "exaltar" la cruz? Podemos responder que nosotros no exaltamos una cruz cualquiera, o todas las cruces: exaltamos la Cruz de Jesús, porque en ella se ha revelado al máximo el amor de Dios por la humanidad. Es esto lo que nos recuerda el Evangelio de Juan en la liturgia de hoy: "Dios ha amado tanto al mundo que ha dado a su Hijo primogénito". El Padre ha "dado" al Hijo para salvarnos, y esto ha llevado a Jesús a la muerte, y una muerte de cruz. ¿Por qué? ¿Por qué ha sido necesaria la Cruz? Por la gravedad del mal que nos tenía esclavos. La Cruz de Jesús expresa las dos cosas: toda la fuerza negativa del mal, y toda la mansa omnipotencia de la misericordia de Dios. La Cruz parece decretar el fracaso de Jesús, pero en realidad marca su victoria. En el Calvario, los que se burlaban de él decían: "Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz". Pero la verdad era lo contrario: precisamente porque era el Hijo de Dios, Jesús estaba allí, en la cruz, fiel hasta el final en el diseño de amor del Padre. Y precisamente por esto Dios ha "exaltado" a Jesús, concediéndole un reinado universal. Por tanto, ¿qué vemos cuando dirigimos la mirada a la Cruz donde Jesús ha sido clavado? Contemplamos el signo del amor infinito de Dios por cada uno de nosotros y la raíz de nuestra salvación. De esa Cruz viene la misericordia del Padre que abraza al mundo entero. Por medio de la Cruz de Cristo fue vencido el maligno, fue vencida la muerte, nos ha donado la vida, restituido la esperanza. Esto es importante, por medio de la Cruz de Cristo se ha restituido la esperanza ¡La Cruz de Jesús es nuestra única y verdadera esperanza! Por esto la Iglesia "exalta" la santa Cruz, y por eso los cristianos bendecimos con el signo de la cruz. Es decir, nosotros no exaltamos la cruz, sino la Cruz gloriosa de Jesús, signo del amor inmenso de Dios, signo de nuestra salvación y camino hacia la Resurrección. Y esta es nuestra esperanza.
Mientras contemplamos y celebramos la santa Cruz, pensamos con conmoción en muchos de nuestros hermanos y hermanas que son perseguidos y asesinados por su fidelidad a Cristo. Esto sucede especialmente allí donde la libertad religiosa todavía no es garantizada o plenamente realizada. Sucede también en países y ambientes que en principio se tutela la libertad y los derechos humanos, pero donde concretamente los creyentes, y especialmente los cristianos, encuentran limitaciones y discriminaciones. Por eso hoy les recordamos y rezamos por ellos.
En el Calvario, a los pies de la cruz, estaba la Virgen María. Es la Virgen Dolorosa, que mañana celebramos en la liturgia. A Ella confío el presente y el futuro de la Iglesia, para que todos sepamos siempre descubrir y acoger el mensaje de amor y de salvación de la Cruz de Jesús. Le confío en particular a las parejas de esposos que he tenido la alegría de unir en matrimonio esta mañana, en la Basílica de San Pedro.
 15.09.14



Francisco en Sta. Marta: la Iglesia y María nos acompañan
En el día de la Virgen Dolorosa, el Santo Padre recuerda en Santa Marta cómo María es ungida Madre a los pies de la Cruz
CIUDAD DEL VATICANO, 15 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Sin la Iglesia no podemos ir adelante, así como sin María no hubiera venido Jesús. Lo ha afirmado el santo padre Francisco en la homilía de este lunes en Santa Marta, en el día que se celebra la memoria de la Beata Virgen Dolorosa.
El Papa ha afirmado que la liturgia, después de mostrarnos la cruz gloriosa, nos hace ver a la Madre humilde y bondadosa. En la Carta a los Hebreos,  Pablo subraya tres palabras fuertes: dice que Jesús, "aprendió, obedeció y padeció". Por eso, el Papa ha recordado que "es lo contrario de lo que ha sucedido con nuestro padre Adán, que no había querido aprender lo que el Señor mandaba, que no había querido padecer ni obedecer". Sin embargo, Jesús, siendo Dios, "murió, se humilló a sí mismo haciéndose siervo. Esta es la gloria de la Cruz de Jesús".
Y así lo ha explicado el Pontífice: "Jesús ha venido al mundo para aprender a ser hombre, y siendo hombre, caminar con los demás. Ha venido al mundo para obedecer y ha obedecido. Pero esta obediencia la ha aprendido en el sufrimiento. Adán ha salido del Paraíso con una promesa, la promesa que ha ido adelante durante muchos siglos. Hoy, con esta obediencia, con este aniquilarse a sí mismo, humillarse, de Jesús, esa promesa se ha convertido en esperanza. Y el pueblo de Dios camina con verdadera esperanza. También la Madre, 'la nueva Eva', como el mismo Pablo la llama, participa de este camino del Hijo: aprendió, sufrió, obedeció. Y se convierte en Madre".
El Evangelio nos muestra a María a los pies de la Cruz. Jesús le dice a Juan: "Ahí está tu madre". María "es ungida Madre", ha señalado el Santo Padre.
Y ha proseguido: "y esta es también nuestra esperanza. Nosotros no somos huérfanos, tenemos Madre: la Madre María. Pero también la Iglesia es Madre y también la Iglesia es ungida Madre cuando hace el mismo camino de Jesús y de María: el camino de la obediencia, el camino del sufrimiento y cuando tiene esa actitud de aprender continuamente el camino del Señor. Estas dos mujeres --María y la Iglesia-- llevan adelante la esperanza que es Cristo, nos dan a Cristo, generan Cristo en nosotros. Sin María, no hubiera estado Jesucristo; sin la Iglesia, no podemos ir adelante".
"Dos mujeres y dos Madres", ha observado el Papa. Y junto a ellas nuestra alma, que como decía el monje Isaac, abad de Stela, "es femenina" y se parece "a María y a la Iglesia".
Finalmente, el Obispo de Roma en la homilía de este lunes ha indicado que "hoy, mirando a esta mujer junto a la cruz, firme en el seguir a su Hijo en el sufrimiento para aprender la obediencia, al mirarla miramos a la Iglesia y miramos a nuestra Madre. Y también al mirar a nuestra pequeña alma sabemos que no se perderá nunca, si continua siendo también una mujer cercana a estas dos grandes mujeres que nos acompañan en la vida: María y la Iglesia". Y así, concluye: "Y como del Paraíso han salido nuestros Padres como una promesa, hoy no podemos ir adelante sin una esperanza: la esperanza que nos da nuestra Madre María, firme junto a la Cruz, y a nuestra Madre Iglesia jerárquica".
 16.09.14



En Sta Marta: 'Predicar sin dar esperanza es vanidad'
En la homilía de este martes el Papa invita a tener hacia el prójimo la compasión del Señor cuando visita a su pueblo
CIUDAD DEL VATICANO, 16 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Hacer buenas predicas, no es suficiente si no se está cerca de las personas, si no se da esperanza y se olvidade la compasión que tiene el Señor cuando "visita" a su pueblo. Lo indicó este martes el Papa Francisco en la homilía de la misa Santa Marta,

El Evangelio de hoy habla de Jesús que se acerca a un cortejo fúnebre: una viuda de Naím ha perdido a su único hijo.
Jesús hace algo más: está cerca. "Dios ha visitado a su pueblo" dicen. Cuando Dios visita "hay algo más, hay algo nuevo", porque "quiere decir que su presencia está especialmente allí". Jesús “estaba cerca de la gente. Dios cercano que logra entender el corazón de la gente, el corazón de su pueblo. Después ve el cortejo y el Señor se acerca. Dios visita a su pueblo, en medio de su pueblo, y acercándose. Cercanía.
Cercanía. Es la modalidad de Dios. Y después hay una expresión que se repite en la Biblia, tantas veces: 'El Señor tuvo gran compasión'. La misma compasión que tenía, dice el Evangelio, cuando vio a tanta gente como ovejas sin pastor. Cuando Dios visita a su pueblo, está cerca de él, se acerca a él y siente compasión: se conmueve”.


Y el Papa recordó que “el Señor se siente profundamente conmovido, como lo estuvo ante la tumba de Lázaro”. Del mismo modo como se conmovió aquel Padre “cuando vio volver a casa a su hijo pródigo". Añadió que cuando nosotros queremos anunciar el Evangelio, llevar adelante la Palabra de Jesús, éste es el camino. El otro camino es el de los maestros, el de los predicadores de aquel tiempo: los doctores de la ley, los escribas, los fariseos… Alejados del pueblo, hablaban… bien: hablaban bien.
Enseñaban la ley, bien. Pero alejados. Y ésta no era una visita del Señor: era otra cosa. El pueblo no sentía esto como una gracia, porque faltaba la cercanía, faltaba la compasión, es decir, padecer con el pueblo”.


“Y hay otra palabra que es propia de cuando el Señor visita a su pueblo: ‘El muerto se incorporó y se puso a hablar, y Él, Jesús, se lo dio a su madre’”. Por ello “cuando Dios visita a su pueblo, siempre le devuelve la esperanza.
Se puede predicar la Palabra de Dios brillantemente: en la historia hubo tantos buenos predicadores, pero si no fueron capaces de sembrar esperanza, esa prédica no sirve. Es vanidad”.


Y al ver que Jesús devolvió ese hijo vivo a la mamá “podemos entender lo que significa una visita de Dios a su pueblo”. Y concluyó invitando a pedir una gracia: “Que nuestro testimonio de cristianos sea portador de la visita de Dios a su pueblo, es decir, la cercanía que siembra la esperanza”.
 17.09.14




Texto completo de la audiencia general del miércoles 17 de septiembre
El Santo Padre prosigue la serie de catequesis sobre la Iglesia e indica que la misión de ser una Iglesia "en salida" está desde el principio
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas,
cuando profesamos nuestra fe, nosotros afirmamos que la Iglesia es "católica" y "apostólica". Pero, ¿cuál es efectivamente el significado de estas dos notas caracterísiticas de la Iglesia? ¿Y qué valor tienen para la comunidad cristiana y para cada uno de nosotros?
 Católica significa universal. Una definición completa y clara nos la ha ofrecido uno de los Padres de la Iglesia, san Cirilo de Jerusalén, cuando afirma: 'La Iglesia sin duda es llamada católica, es decir universal, por el hecho de que es difunida por todos lados, desde una parte hasta la otra de los confines de la tierra; y porque universalmente y sin deserción enseña todas las verdades que deben llegar al conocimiento de los hombres, ya sea sobre las cosas celestes, que de las terrestres".
Signo evidente de la catolicidad de la Iglesia es que habla todas las lenguas. Y esto no es otra cosa que el efecto de Pentecostés: es el Espíritu Santo, de hecho, que ha preparado a los Apóstoles y toda la Iglesia para hacer resonar a todos, hasta los confines de la tierra, la Buena Noticia de la salvación y del amor de Dios. La Iglesia así ha nacido católica, "sínfónica" desde los orígenes, y no puede no ser católica, proyectada a la evangelización y al encuentro con todos.
La Palabra de Dios hoy se lee en todas las lenguas, todos tienen el Evangelio en la propia lengua, para leerlo y vuelvo a lo mismo. Siempre es bueno tener con nosotros un Evangelio pequeño para llevarlo en el bolsillo,y durante el día leer un pasaje. Esto nos hace bien, el Evangelio está difunfido en todos los idiomas porque la Iglesia, el anuncio de Cristo Redentor, es en todo el mundo. Y por eso se dice que la Iglesia es católica, porque es universal.
Si la Iglesia ha nacido católica, quiere decir que ha nacido "en salida", misionera. Si los Apóstoles se hubieran quedado allí, en el Cenáculo, sin salir a anunciar el Evangelio, la Iglesia sería solamente la Iglesia de ese pueblo, de esa ciudad, de ese Cenáculo. Todos han salido por el mundo, desde el momento del nacimiento de la Iglesia, desde el momento que ha venido el Espíritu Santo. Y por eso la Iglesia ha nacido en salida, es decir, misionera.
Es eso lo que expresamos calificándola de apostólica. Porque el Apóstol es el que lleva la Buena Noticia de la Resurreción de Jesús. Este término nos recuerda que la Iglesia tiene su fundamento en los Apóstoles y en continuidad con ellos. Son los Apóstoles que han ido y han fundado nuevas Iglesias, han hecho nuevos obispos y así en todo el mundo en continuidad.
Hoy, todos nosotros estamos en contiudad con ese grupo Apóstoles que ha recibido el Espíritu Santo y luego han ido en salida a predicar. La Iglesia es enviada a llevar a todos los hombres el anuncio del Evangelio, acompañándolo con los signos de la ternura y del poder de Dios. También esto deriva del evento de Pentecostés: es el Espíritu Santo, de hecho, quien supera cualquier resistencia, vence la tentación de cerrarse en sí mismos, entre pocos elegidos, y considerarse los únicos destinatarios de la bendición de Dios. Imaginemos que un grupo de cristianos hace esto, nosotros somos los elegidos, sólo nosotros, al final mueren, mueren primero en el alma después morirán en el cuerpo. Porque no tienen vida, no son capaces de generar vida, otras personas, otros pueblos, no son Apóstoles.
Y es el Espíritu quien nos conduce al encuentro con los hermanos, también hacia los más distantes en cualquier sentido, para que puedan compartir con nosotros el amor, la paz, la alegría que el Señor Resucitado nos ha dejado como regalo.
¿Qué implica, para nuestras comunidades y para cada uno de nosotros, formar parte de una Iglesia que es católica y apostólica? En primer lugar, significa tener en el corazón la salvación de toda la humanidad, no sentirse indiferentes o extraños frente a la suerte de tantos de nuestros hermanos, sino abiertos y solidarios hacia ellos. Significa además tener el sentido de la plenitud, de lo completo, de la armonía de la vida cristiana, rechazando siempre las posiciones parciales, unilaterales, que nos cierran en nosotros mismos.
Formar parte de la Iglesia apostólica quiere decir ser consciente de que nuestra fe está anclada en el anuncio y el testimonio de los mismos Apóstoles de Jesús.  Está anclada, es una larga cadena que viene desde allí. Y por eso sentirse siempre enviado, mandado, en comunión con los sucesores de los Apóstoles,  para anunciar, con el corazón lleno de alegría, a Cristo y su amor a toda la humanidad.
Y aquí quisiera recordar la vida heroica de tantos, tantos misioneros y misioneras que han dejado su patria para ir a anunciar el Evangelio en otros países, en otros continentes. Me decía un cardenal brasileño que trabaja bastante en Amazonia que, cuando él va a un lugar, en un pueblo de Amazonia, en una ciudad, va siempre al cementerio y allí ve las tumbas de estos misioneros, sacerdotes, hermanos, religiosas que han ido a predicar el Evangelio, apóstoles. Y él piensa: todos estos pueden ser canonizados ahora, porque han dejado todo para anunciar a Jesucristo. Damos gracias al Señor porque nuestra Iglesia tiene muchos misioneros, ha tenido muchos misioneros y ¡necesita más aún! Damos las gracias al Señor por esto. Quizá entre tantos jóvenes, chicos y chicas que están aquí, alguno quiere hacerse misionero: ¡adelante! Esto es bonito, llevar el Evangelio de Jesús. ¡Que sea valiente!
Pidamos entonces al Señor renovar en nosotros el don de su Espíritu, para que toda comunidad cristiana y todo bautizado sea expresión de la santa madre Iglesia católica y apostólica.
 18.09.14



Francisco a los nuevos obispos: agradecer el misterio concedido
El Santo Padre recibe a los obispos consagrados a los largo de este año, llamados a ser centinelas que despierten fe, esperanza y caridad
CIUDAD DEL VATICANO, 18 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Los nuevos obispos son "fruto de un trabajo asiduo y de la incansable oración de la Iglesia que, cuando debe elegir sus pastores, quiere rememorar esa noche entera pasada por el Señor en el monte, en presencia de su Padre, antes de llamar a los que quería para estar con Él y ser enviados en el mundo". 


Con estas palabras se ha dirigido el santo padre Francisco a los obispos nombrados durante el último año, quienes están participando en estos días en el Congreso promovido por la Congregación para los Obispos y de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Durante el discurso, Francisco ha indicado que conoce "los currículum y que tiene grandes esperanzas en sus potencialidades. Y ha añadido que ahora finalmente puede escuchar personalmente el corazón de cada uno y mirarles para ver las muchas esperezas pastorales que Cristo y su Iglesia ponen en ellos.
Asimismo, el Papa les ha indicado que al haber ya experimentado el Evangelio abierto sus  cabezas "se ha convertido en  hogar donde se puede vivir con la Palabra de Dios; y el anillo en la mano derecha, que a veces aprieta demasiado o a veces está en peligro de caer, sin embargo, tiene el poder de unir vuestra vida a Cristo y a su Esposa".
Al ser la primera ocasión en la que el Santo Padre les recibe, les ha hecho una petición: que ellos no den "nunca por descontado el misterio que Dios ha concedido, no perder el estupor frente al diseño de Dios, ni el temor de caminar en conciencia, ante su presencia y ante la presencia de la Iglesia que es en primer lugar, suya".
Y a continuación, el Obispo de Roma les ha hablado "con sencillez" de algunos temas que tiene en el corazón.
En primer lugar, el Papa se ha sentido en el deber de recordar a los pastores de la Iglesia "la inseparable unión en la estable presencia del obispo y el crecimiento del rebaño". Es decir, "cualquier reforma auténtica de la Iglesia de Cristo comienza por la presencia,  la de Cristo que no falta nunca, pero también la delpastor que sostiene en nombre de Cristo". Al respecto, el Santo Padre ha recordado que en los pastores que Cristo dona a la Iglesia, Él mismo ama a su Esposa y dona su vida por ella. "El amor vuelve parecidos a quienes lo comparten, por eso todo lo que es bello en la Iglesia viene de Cristo, pero también es verdad que la humanidad glorificada del Esposo no ha despreciado nuestros rasgos. Dicen que después de años de intensa comunión de vida y de fidelidad, también en las parejas humanas los rasgos de la fisionomía de los esposos gradualmente se comunican y ambos terminan por parecerse", ha observado. Para esta relación obispo-Iglesia es necesaria "la intimidad, la asiduidad, la constancia, la paciencia".
Por otro lado, Francisco les ha subrayado que no quiere obispos contentos en la superficie, "se debe cavar hondo para rastrear lo que el Espíritu continúa inspirando a vuestra Esposa", dijo. Y les pidio no ser "obispos con caducidad fija, que necesitan siempre cambiar de dirección, como medicinas que pierden la capacidad de sanar, o como esos alimentos insípidos que hay que tirar porque son inútiles". Por esta razón, les ha aconsejado que "para habitar plenamente en las Iglesias es necesario habitar siempre en Él y no escapar de Él: habitar en su Palabra, en su Eucaristía, en 'las cosas de su Padre'".
Por tanto, ha advertido el Papa, "no obispos apagados o pesimistas, que descansan solo en sí mismos y por tanto están entregados a la oscuridad del mundo o resignados a la aparente derrota del bien, y claman que la fortaleza ha sido atacada".
Otra recomendación: "no caer en la tentación de cambiar al pueblo. Amar al pueblo que Dios nos ha dado, también cuando ellos hayan 'cometido grandes pecados', sin cansaros de 'ir al Señor' para obtener perdón y un nuevo inicio, también al precio de ver canceladas las falsas imágenes que uno tiene del rostro divino y las fantasías que uno ha alimentado sobre el modo de suscitar la comunión con Dios".
Abordando el tema de los sacerdotes, el Santo Padre ha explicado a los nuevos obispos que "hay muchos que ya no buscan donde Él habita, o que habitan en otras latitudes existenciales, algunos en los bajos fondos. Otros, olvidados de la paternidad episcopal o quizá cansados de buscarla en vano, ahora viven como si no fueran ya padres o se creen no necesitar padres". Por eso, les ha exhortado a cultivar "un tiempo interior en el que se pueda encontrar espacio para sus sacerdotes: recibirlos, acogerlos, escucharlos, guiarlos".
Francisco ha dedicado también unas palabras "al Pueblo que les ha sido confiado". Y así, ha indicado que "este Pueblo necesita vuestra paciencia para cuidarlo, para hacerlo crecer". De hecho, ha advertido el Pontífice, "¡nada es más importante que llevar las personas a Dios!" De una forma especial les ha pedido cuidar de los jóvenes y los ancianos.
Al finalizar el discurso, el Santo Padre ha afirmado que ve en ellos "centinelas, capaces de activar las Iglesias, levantándose antes del alba o en medio de la noche para despertar la fe, la esperanza, la caridad; sin dejarse vencer o conformar por el lamento nostálgico de un pasado fecundo pero que ya se ha ido". Y para finalizar un nuevo consejo del Obispo de Roma: "Dialogar con las grandes tradiciones en las que uno está inmerso, sin miedo de perderse y sin necesidad de defender las propias fronteras, porque la identidad de la Iglesia está definida por el amor de Cristo que no conoce fronteras".
 19.09.14



El Papa: la gente herida pide a la Iglesia testimonio de cercanía
El Santo Padre recibe a los participantes del Congreso "El proyecto pastoral Evangelii gaudium" a quienes invita a ser pacientes y perseverantes en la pastoral
CIUDAD DEL VATICANO, 19 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - ¿Cuántas personas, en las muchas periferias existenciales de nuestros días, están 'cansadas y derrotadas' y esperan a la Iglesia, ¡nos esperan a nosotros! De esta forma ha querido interpelar el santo padre Francisco a los participantes del encuentro internacional "El proyecto pastoral Evangelii gaudium" organizado por el Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización, a quienes ha recibido esta tarde en el Aula Pablo VI.
¿Y cómo alcanzarles?, se ha preguntado. A propósito, Francisco ha querido recordar las palabras de su exhortación apostólicas donde señala que el Papa invita a toda la Iglesia a recoger los signos de los tiempos que el Señor nos ofrece sin descanso. Por eso, el Santo Padre ha insistido en que en medio de las realidades negativas, "que como siempre hacen más ruido, nosotros vemos también signos que infunden esperanza y dan valor".
A propósito, Francisco ha recordado a los presentes cuántas personas viven con mucho sufrimiento y piden a la Iglesia ser signo de la cercanía, de la bondad, de la solidaridad y de la misericordia del Señor. "Esta es una tarea que de forma particular incumbe a los que tienen una responsabilidad pastoral: al obispo en su diócesis, al párroco en su parroquia, a los diáconos en el servicio a la caridad, a los y las catequistas en su ministerio de transmitir la fe...", ha explicado. Y ellos, "están llamados a reconocer y leer estos signos de los tiempos para dar una respuesta sabia y generosa", ha añadido.
Por otro lado, ha advertido del riesgo de "asustarnos y de cerrarnos en nosotros mismos con una actitud de miedo y defensa". Porque es allí, "donde nace la tentación de la suficiencia y del clericalismo, ese codificar la fe en reglas e instrucciones, como hacían los escribas, los fariseos y los doctores de la ley en tiempo de Jesús". Francisco ha proseguido observando que, "tendremos todo claro, todo ordenado, pero el pueblo creyente que busca continuará teniendo hambre y sed de Dios".
El Santo Padre ha mencionado esa metáfora que ya ha usado otras veces sobre la Iglesia como un hospital de campo en el que hay mucha gente herida, "que nos piden cercanía, nos piden lo que pedían a Jesús, cercanía, proximidad. Y con esta actitud de los escribas, doctores de la ley, fariseos, nunca, nunca, daremos un testimonio de cercanía".
Un segundo aspecto sobre el que ha reflexionado el Papa es la parábola del patrón de una viña que salió de casa varias veces al día para buscar obreros. "Había mucha necesidad en la viña y este señor pasó casi todo el tiempo yendo por las calles y las plazas del pueblo buscando trabajadores", ha indicado. Al respecto, ha invitado a pensar en los que buscó a última hora, "nadie les había llamado, quién sabe cómo podían sentirse, porque al final del día no habrían llevado a casa nada para dar de comer a los hijos". Por esta razón, el Santo Padre ha dicho que esta parábola es un buen ejemplo para los responsables de la pastoral.
Otro aspecto profundizado por el Santo Padre ha sido a través de una advertencia: "no acudamos a la voz de las sirenas que llaman a hacer de la pastoral una serie convulsa de iniciativas, sin conseguir recoger lo esencial del compromiso de la evangelización". Francisco ha señalado que a veces parece que estamos más preocupados por multiplicar las actividades más que por ser atentos con las personas a su encuentro con Dios. "Una pastoral que no tiene esta atención --ha indicado-- se hace estéril poco a poco". Asimismo ha querido recordar que una pastoral sin oración y contemplación no podrá nunca alcanzar el corazón de las personas.
El Pontífice ha reconocido: "Sé que todos vosotros trabajáis mucho, y por esto quiero dejar una última palabra importante: paciencia. Paciencia y perseverancia". Y es que el Papa ha subrayado que no tenemos la "varita mágica" para todo, pero tenemos la confianza en el Señor que nos acompaña y no nos abandona nunca.
Por eso, el Santo Padre ha pedido no olvidar que "la ayuda nos viene, en primer lugar, precisamente de los que son acercados y sostenidos por nosotros". Y así ha pedido hacer el bien, "sin esperar la recompensa".
Finalmente, el Obispo de Roma ha recordado a los presentes que "las palabras sin el testimonio no valen, no sirven. El testimonio es lo que da valor a la palabra".
 20.09.14


Tras recordar el ejemplo de los santos Mártires coreanos, Andrea Kim Taegŏn, sacerdote, Pablo Chŏng Hasang y compañeros”, cuya memoria litúrgica se celebra hoy indicó que ellos, “anclados en Cristo, Buen Pastor, no dudaron en derramar la propia sangre por el Evangelio, del cual fueron dispensadores fieles y testimonios heroicos".
El Pontífice recordó también a los obispos chinos que por varios motivos no pudieron participar. Y añadió: “¡Como hubiera querido que estuviesen presentes hoy! Pero en lo más profundo del corazón deseo que ese día no esté lejos”. Si a veces pueden tener la sensación de estar solos “es más fuerte la certidumbre que sus sufrimientos traerán fruto” por el bien de sus fieles y de toda la Iglesia, dijo el Santo Padre.
A los presentes les recordó también que se acerca el sínodo para la familia, y les pidió a los obispos rezar por la próxima asamblea, porque “las familias, están a la base de la obra evangelizadora”. 
20.09.14



10.30 - Francisco en Albania: 'Nadie se escude en Dios para cometer violencias'
El santo padre elogia el clima de respeto y confianza recíproca entre católicos, ortodoxos y musulmanes, cuando extremistas instrumentalizan la religión para su violencia
ROMA, 21 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Una vez concluida la visita de cortesía al presidente de la República, el santo padre Francisco encontró en el salón Scanderbeg del Palacio Presidencial de Tirana, a las autoridades civiles, al cuerpo diplomático y a algunos líderes religiosos del país. 
Después del discurso del presidente, Bujar Nishani, el Santo Padre pronunció las palabras que reportamos a continuación.
Señor Presidente
Señor Primer Ministro
Distinguidos Miembros del Cuerpo Diplomático Excelencias, Señoras y Señores
Estoy muy contento de encontrarme con ustedes en esta noble tierra de Albania, tierra de héroes, que sacrificaron su vida por la independencia del país, y tierra de mártires, que dieron testimonio de su fe en los tiempos difíciles de la persecución. Les agradezco la invitación a visitar su patria, llamada “tierra de las águilas”, y gracias también por la festiva acogida.
Ha pasado ya casi un cuarto de siglo desde que Albania ha encontrado de nuevo el camino arduo pero apasionante de la libertad. Gracias a ello, la sociedad albanesa ha podido iniciar un camino de reconstrucción material y espiritual, ha desplegado tantas energías e iniciativas, se ha abierto a la colaboración y al intercambio con los países vecinos de los Balcanes y del Mediterráneo, de Europa y de todo el mundo. La libertad recuperada les ha permitido mirar al futuro con confianza y esperanza, poner en marcha proyectos y tejer nuevas relaciones de amistad con las naciones cercanas y lejanas.
El respeto de los derechos humanos --respeto es una palabra fundamental-- entre los cuales destaca la libertad religiosa y de pensamiento, es condición previa para el mismo desarrollo social y económico de un país. Cuando se respeta la dignidad del hombre, y sus derechos son reconocidos y tutelados, florece también la creatividad y el ingenio, y la personalidad humana puede desplegar sus múltiples iniciativas en favor del bien común.
Me alegro de modo especial por una feliz característica de Albania, que debe ser preservada con todo cuidado e interés: me refiero a la convivencia pacífica y a la colaboración entre los que pertenecen a diversas religiones. El clima de respeto y confianza recíproca entre católicos, ortodoxos y musulmanes es un bien precioso para el país y que adquiere un relieve especial en este tiempo en que, de parte de grupos extremistas, se desnaturaliza el auténtico sentido religioso y en que las diferencias entre las diversas confesiones se distorsionan e instrumentalizan, haciendo de ellas un factor peligroso de conflicto y violencia, en vez de una ocasión de diálogo abierto y respetuoso y de reflexión común sobre el significado de creer en Dios y seguir su ley.
Que nadie piense que puede escudarse en Dios cuando proyecta y realiza actos de violencia y abusos. Que nadie tome la religión como pretexto para las propias acciones contrarias a la dignidad del hombre y sus derechos fundamentales, en primer lugar el de la vida y el de la libertad religiosa de todos.
Lo que sucede en Albania demuestra en cambio que la convivencia pacífica y fructífera entre personas y comunidades que pertenecen a religiones distintas no sólo es deseable, sino posible y realizable de modo concreto. En efecto, la convivencia pacífica entre las diferentes comunidades religiosas es un bien inestimable para la paz y el desarrollo armonioso de un pueblo. Es un valor que hay que custodiar y hacer crecer cada día, a través de la educación en el respeto de las diferencias y de las especificas identidades abiertas al diálogo y a la colaboración para el bien de todos, mediante el conocimiento y la estima recíproca. Es un don que se debe pedir siempre al Señor en la oración. Que Albania pueda continuar siempre en este camino, sirviendo de ejemplo e inspiración para muchos países.
Señor Presidente, tras el invierno del aislamiento y las persecuciones, ha llegado por fin la primavera de la libertad. A través de elecciones libres y nuevas estructuras institucionales, se ha consolidado el pluralismo democrático que ha favorecido también la recuperación de la actividad económica. Muchos, movidos por la búsqueda de trabajo y de mejores condiciones de vida, sobre todo al comienzo, tomaron el camino de la emigración y contribuyen a su modo al progreso de la sociedad albanesa. Otros muchos han descubierto las razones para permanecer en su patria y construirla desde dentro. El trabajo y los sacrificios de todos han contribuido a mejorar las condiciones generales.
La Iglesia católica, por su parte, ha podido retomar una existencia normal, restableciendo su jerarquía y reanudando los hilos de una larga tradición. Se han edificado o reconstruido lugares de culto, entre los que destaca el Santuario de la Virgen del Buen Consejo en Scutari; se han fundado escuelas e importantes centros educativos y de asistencia, para toda la ciudadanía. La presencia de la Iglesia y su acción es percibida justamente como un servicio no sólo para la comunidad católica sino para toda la Nación.
La beata Madre Teresa, junto a los mártires que dieron testimonio heroico de su fe --a ellos va nuestro reconocimiento más alto y nuestra oración-- ciertamente se alegran en el Cielo por el compromiso de los hombres y mujeres de buena voluntad para que florezca de nuevo la sociedad y la Iglesia en Albania.
Sin embargo, ahora aparecen nuevos desafíos a los que hay que responder. En un mundo que tiende a la globalización económica y cultural, es necesario esforzarse para que el crecimiento y el desarrollo estén a disposición de todos y no sólo de una parte de la población. Además, el desarrollo no será auténtico si no es también sostenible y ecuo, es decir, si no tiene en cuenta los derechos de los pobres y no respeta el ambiente. A la globalización de los mercados es necesario que corresponda la globalización de la solidaridad; el crecimiento económico ha de estar acompañado por un mayor respeto de la creación; junto a los derechos individuales hay que tutelar los de las realidades intermedias entre el individuo y el Estado, en primer lugar la familia. Albania afronta hoy estos desafíos en un marco de libertad y estabilidad que hay que consolidar y que representa un buen augurio para el futuro.
Agradezco cordialmente a cada uno por la exquisita acogida y, como hizo san Juan Pablo II, en abril de 1993, invoco sobre Albania la protección de María, Madre del Buen Consejo, confiándole las esperanzas de todo el pueblo albanés. Que Dios derrame sobre Albania su gracia y su bendición. 
22.09.14



El Papa en Santa María Mayor agradece a la Virgen por el viaje a Albania
El Pontífice ha rezado delante del icono de María y le ha regalado un ramo de flores recibido ayer en Casa Betania. Había fieles presentes en la Basílica
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Como ya marca la costumbre, también esta mañana, en torno a las 12, el papa Francisco ha acudido a la Basílica romana de Santa María Mayor, para dar las gracias a la Virgen por su protección y el buen resultado del viaje a Albania.
El Pontífice - explica una nota de la Sala de Prensa del vaticano - ha estado en oración silenciosa en la Capilla de la Salus Populis Romani y, como siempre, ha presentado en homenaje un ramo de flores, recibido este domingo por la tarde en Albania, durante el último encuentro que tuvo lugar en la Casa de acogida de Betania.
Junto al Papa, estaban presentes algunos fieles en la Basílica  que se han unido al canto final de la Salve Regina. En torno  a las 12.30, el Papa ha regresado hacia  el  Vaticano.
23.09.14



Sta. Marta: la vida cristiana es escuchar la Palabra y ponerla en práctica
El Santo Padre en la homilía de este martes, invita a escuchar a Jesús con los oídos y con el corazón
CIUDAD DEL VATICANO, 23 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha recordado en la homilía de este martes en la misa matutina en Santa Marta que la vida cristiana es "sencilla". Consiste en escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, no limitándose a "leer" el Evangelio, sino preguntarse de qué forma sus palabras hablan a nuestra vida.
Las palabras que Jesús decía sonaban nuevas, como nueva aparecía la autoridad que llevba. Palabras que tocaban el corazón y en los que percibían "la fuerza de la salvación" que anunciaban. Por esto, ha precisado el Papa, la gente seguía a Jesús, "por conveniencia", sin demasiada pureza en el corazón, quizá por el "querer ser más buenos". A propósito, el Pontífice ha señalado que en dos mil años el escenario no ha cambiado mucho. También hoy muchos "escuchan a Jesús como esos nueve leprosos del Evangelio que, felices con su sanación, se olvidan que de Jesús les había devuelto la salud".
Y el Papa lo explica así: "pero Jesús continuaba hablando a la gente y amaba  a la gente y amaba a la multitud, hasta que punto que dice 'estos que me siguen, esta gran multitud, son mi madre y mis hermanos'. Y  explica: 'aquellos que escuchan la Palabra de Dios, la ponen en práctica'. Estas son las dos condiciones para seguir a Jesús: escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Esta es la vida cristiana, nada más. Sencillo, sencillo. Quizá nosotros la hemos hecho un poco difícil, con muchas explicaciones que nadie entiende, pero la vida es así: escuchar la Palabra de Dios y practicarla".Tal y como explica en pasaje del Evangelio de Lucas, es así como Jesús replica a quien le decía que sus parientes le estaba buscando. El Papa ha recordado las palabras de Jesús: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica". Por eso, Francisco ha indicado que para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, basta abrir la Biblia, el Evangelio. Pero estas páginas no son leídas, son escuchadas. "Escuchar la Palabra de Dios es leer eso y decir: '¿pero a mí esto qué me dice, a mi corazón? ¿ Qué me está diciendo a mí, con esta palabra?" Y así, ha observado el Pontífice, nuestra vida cambia.
"Cada vez que hacemos esto --abrimos el Evangelio y leemos un pasaje y nos preguntamos: '¿Con esto Dios me habla, me dice algo? Y si me dice algo, ¿qué me dice?-- esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón. Abrir el corazón a la Palabra de Dios. Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, pero estaban cerca de él para encontrar un error, para hacerle resbalar, y que perdiera autoridad. Pero nunca se preguntaban: '¿qué me dice Dios en esta Palabra?' Y Dios no habla solo a todos: sí, habla para todos, pero habla a cada uno de nosotros. El Evangelio se ha escrito para cada uno de nosotros".
 Por otro lado, el papa Francisco ha recordado que poner en práctica lo que se escucha "no es fácil", porque "es más fácil vivir tranquilamente sin preocuparse de las exigencias de la Palabra de Dios". De este modo, ha afirmado que algunas pistas concretas para hacerlo son los mandamientos y las bienaventuranzas. Contando siempre con la ayuda de Jesús, también cuando nuestro corazón escucha pero finge no entender, ha precisado. Asimismo, ha indicado que Él "es misericordioso y perdona a todos", "espera a todos, porque es paciente".
Para finalizar, el Obispo de Roma ha indicado que "Jesús recibe a todos, también a aquellos que van a escuchar la palabra de Dios y después lo traicionan. Pensemos en Judas. 'Amigo', le dice, en ese momento en el que lo traiciona. El Señor siempre sembra su palabra, solamente pide un corazón abierto para escucharla y buena voluntad para ponerla en práctica". Y así concluye Francisco con una oración: "Guíame Señor sobre el sentimiento de tus mandamientos, es decir, sobre el sentimiento de tu Palabra, para que aprenda con tu guía y la ponga en práctica".
 24.09.14




"La convivencia pacífica entre religiones es posible"
Texto completo de la catequesis. Francisco narra al pueblo cristiano desde El Vaticano su viaje a Albania
CIUDAD DEL VATICANO, 24 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco, en el primer encuentro con los fieles en audiencia general este miércoles, después de su feliz viaje a Albania, ha compartido con el pueblo cristiano sus impresiones de un país en el que, tras la opresión totalitaria atea, hoy conviven en paz nacionalidades y religiones. A Albania lo ha denominado: pueblo-mártir. Ofrecemos el texto en síntesis de la intervención del santo padre.
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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy quiero hablar del viaje apostólico que he realizado a Albania el domingo pasado. Lo hago sobre todo como acto de acción de gracias a Dios, que me ha concedido realizar esta visita para demostrar, también físicamente y de forma tangible, mi cercanía y la de toda la Iglesia a este pueblo. Deseo también renovar mi fraterno reconocimiento al episcopado albanés, a los sacerdotes y a las religiosas y religiosos que trabajan con tanto compromiso. Mi pensamiento agradecido va también a las autoridades que me han acogido con tanta cortesía, como también a los que han cooperado para la realización de la visita. 
Ésta ha nacido con el deseo de dirigirme a un país que, después de haber sido largamente oprimido por un régimen ateo e inhumano, está viviendo una experiencia de convivencia pacífica entre sus distintos componentes religiosos. Me parece importante animarlo en este camino, para que continúe con tenacidad y profundice en todos los aspectos hacia el beneficio común. Por eso, en el centro del viaje ha habido un encuentro interreligioso donde he podido constatar, con viva satisfacción, que la convivencia pacífica y fructífera entre personas y comunidades pertenecientes a religiones distintas no sólo es deseable, sino concretamente posible y practicable. (...) Es un diálogo auténtico y fructífero que huye del relativismo y tiene en cuenta la identidad de cada uno. Lo que reúne las distintas expresiones religiosas, de hecho, es el camino de la vida, la buena voluntad de hacer el bien al prójimo, no renegando o disminuyendo las respectivas identidades. 
El encuentro con los sacerdotes, las personas consagradas, los seminaristas y los movimientos laicales ha sido la ocasión para hacer grata memoria, con acentos de particular conmoción, de los numerosos mártires de la fe. Gracias a la presencia de algunos ancianos, que han vivido en primera persona las terribles persecuciones, se hizo eco de la fe de tantos testimonios heroicos del pasado, los cuales han seguido a Cristo hasta las consecuencias extremas. Precisamente, de la unión íntima con Jesús, de la relación de amor con Él, ha salido de estos mártires -como de cada mártir- la fuerza para afrontar los sucesos dolorosos que les han conducido al martirio. También hoy, como ayer, la fuerza de la Iglesia no viene tanto de las capacidades organizativas y de las estructuras, que también son necesarias (...) ¡Nuestra fuerza es el amor de Cristo! Una fuerza que nos sostiene en los momentos de dificultad y que inspira la actual acción apostólica para ofrecer a todos bondad y perdón, testimoniando así la misericordia de Dios 
Recorriendo la calle principal de Tirana, que desde el aeropuerto lleva a la gran plaza central, pude ver los retratos de cuarenta sacerdotes asesinados durante la dictadura comunista y de los cuales se ha iniciado la causa de beatificación. Estos se suman a los cientos de religiosos cristianos y musulmanes asesinados, torturados, encarcelados y deportados sólo porque creían en Dios. Han sido años oscuros, durante los cuales se quemaron hasta los cimientos de la libertad religiosa y estaba prohibido creer en Dios; miles de iglesias y mezquitas fueron destruidas, transformadas en tiendas y cines que propagaban la ideología marxista, los libros religiosos fueron quemados y a los padres se les prohibió poner a los hijos nombres religiosos de los antepasados.
El recuerdo de estos eventos dramáticos es esencial para el futuro de un pueblo. La memoria de los mártires que han resistido en la fe es una garantía para el destino de Albania; porque su sangre no se derramado en vano, sino que es una semilla que producirá frutos de paz y de colaboración fraterna. Hoy, en efecto, Albania es un ejemplo no sólo de renacimiento de la Iglesia, sino también de pacífica convivencia entre las religiones. Por tanto, los mártires no son los vencidos, sino los vencedores: en su heroico testimonio resplandece la omnipotencia de Dios que siempre consuela a su pueblo, abriendo caminos nuevos y horizontes de esperanza.
Este mensaje de esperanza, fundado en la fe en Cristo y en la memoria del pasado, lo he confiado a toda la población albanesa, que he visto entusiasta y alegre, en los lugares de los encuentros y de las celebraciones, como también en las calles de Tirana. he animado a todos a sacar energías siempre nuevas del Señor resucitado, para poder ser levadura evangélica en la sociedad y empeñarse, como ya se está haciendo, en actividades caritativas y educativas.
Agradezco una vez más al Señor porque, en este viaje, me ha dado encontrarme con un pueblo valiente y fuerte, que no se ha dejado plegar por el dolor. A los hermanos y hermanas de Albania, renuevo la invitación al coraje del bien, para construir el presente y el mañana de su país y de Europa. Confío los frutos de mi visita a Nuestra Señora del Buen Consejo, venerada en el homónimo Santuario de Scutari, para que Ella siga guiando el camino de este pueblo-mártir. Que la dura experiencia del pasado lo arraigue cada vez más en la apertura hacia los hermanos, especialmente los más débiles, y lo haga protagonista de aquél dinamismo de la caridad tan necesario en el actual contexto sociocultural.
 25.09.14



Francisco en Sta. Marta: no se puede entender a Jesucristo sin la Cruz
En la homilí­a de este viernes, el Santo Padre advierte que ser cristianos no es un mérito, es un camino espiritual de perfección
CIUDAD DEL VATICANO, 26 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Un cristiano no puede entender al Cristo Redentor sin la cruz, sin que esté dispuesto a llevarla con Jesús. El papa Francisco se ha dirigido así a los presentes durante la homilía de este viernes en Santa Marta. Por eso, el Santo Padre ha recordado que el cristiano es igual al "cirineo". El tener fe está en esta identificación: se pertenece a Jesús y se lleva con Él el peso de la Cruz. De lo contrario, se recorre un camino "bueno" en apariencia, pero no "verdadero".
El Papa ha tomado como referencia para su reflexión el Evangelio del día, en el que Cristo pregunta a los discípulos qué dice la gente sobre Él. Este episodio -ha recordado el Papa- se encuadra en el contexto del Evangelio en el que Jesús cuida "de una forma especial su verdadera identidad". En más de una ocasión, cuando "alguno se acercaba" a comunicarla, "lo paraba", así como impide más de una vez también al demonio que revele su naturaleza de "Hijo de Dios" venido para salvar al mundo. Así, Francisco ha explicado que esto es para que la gente no se equivocara y pensara en el Mesías como un líder venido para expulsar a los romanos. Solo en privado y a los Doce, Jesús comienza a hacer catequesis sobre su verdadera identidad, ha indicado el Santo Padre.
Y ha proseguido: "el Hijo del hombre, es decir el Mesías, el Ungido, debe sufrir mucho, ser rechazo por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y los escribas, ser asesinado y resucitar. Este es el camino de vuestra liberación. Este es el camino del Mesías, el Justo: la Pasión, la Cruz. Y les explica su identidad. Ellos no quieren entender y en el pasaje de Mateo se ve como Pedro rechaza esto: '¡No, no! Señor...' Pero comienza a entender el misterio de su propia identidad: 'Sí, yo soy el Hijo de Dios. Pero este es mi camino: debo ir en este camino de sufrimiento".
De este modo, el papa Francisco ha subrayado que esta es la "pedagogía" que Jesús usa para "preparar los corazones de la gente, para entender este Misterio de Dios". El Pontífice ha afirmado al respecto que "es tanto el amor de Dios, es tan feo el pecado, que Él nos salva así: con esta identidad en la Cruz. No se puede entender Jesucristo Redentor sin la Cruz: ¡no se puede entender! Podemos llegar hasta pensar que es un gran profeta, hace cosas buenas, es un santo. Pero el Cristo Redentor sin la Cruz no se puede entender. Pero los corazones de los discípulos, los corazones de la gente, no estaban preparados para entenderlo. No habían entendido las Profecías, no habían entendido que Él era precisamente el Cordero para el sacrificio. No estaban preparados".
Fue el Domingo de Ramos -tal y como ha indicado el Papa- que Cristo permite a la multitud decir, "más o menos", su identidad, con ese "Bendito el que viene en nombre del Señor". Y esto es porque "¡si la gente no grita, gritarán las piedras!", ha añadido. Sin embargo, solo después de su muerte, la identidad de Jesús aparece en plenitud y la "primer confesión" viene del centurión romano, recuerda el Papa. Paso a paso Jesús nos "prepara para entenderlo bien", nos prepara para "acompañarlo con nuestras cruces en su camino hacia la redención".
Para concluir la homilía, el Obispo de Roma ha observado que Jesús "nos prepara para ser cirineos para ayudarlo a llevar la Cruz. Y nuestra vida cristiana sin esto no es cristiana. Es una vida espiritual, buena... 'Jesús es el gran profeta, también nos ha salvado. Pero Él y yo no...' No, ¡tú con Él! Haciendo el mismo camino". Y así, Francisco ha finalizado indicando que "también nuestra identidad de cristianos debe ser custodiada y no creer que ser cristianos es un mérito, es un camino espiritual de perfección. No es un mérito, es pura gracia".
 27.09.14



El Papa: Remar en la Barca de Pedro, también con viento en contra
El Santo Padre presidió la liturgia de agradecimiento, a los 200 años de la reconstitución de la Compañía de Jesús
ROMA, 27 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco presidió en la tarde de este sábado 27 de septiembre, en la iglesia del Santísimo nombre de Jesús, en Roma, la liturgia de agradecimiento por los 200 años de la reconstitución de la Compañía de Jesús en la Iglesia universal. La reintegración fue autorizada por el papa Pio VII con la bula 'Sollicitudo omnium ecclesiarum' del 7 de agosto 1814. Y un 27 de septiembre como hoy, pero del 1540, fue cuando el papa Pablo III aprobó por primera vez la Compañía”.
En el altar principal de la iglesia 'Del Gesú' había sido puesta la imagen de la 'Madonna della Strada' (Virgen de la Calle), a la cual los jesuitas rezaban desde el comienzo de la Compañía, y lámparas y banderas recordando a los cinco continentes. 
En sus palabras el papa Francisco recordó que “la Compañía que lleva el nombre de Jesús ha vivido tiempos difíciles, de persecución” durante los cuales “los enemigos de la Iglesia lograron obtener la supresión de la Compañía por mi predecesor, Clemente XIV”.
“Hoy recordando su reconstitución --indicó el Santo Padre-- estamos llamados a recuperar nuestra memoria, trayendo a la mente los beneficios recibidos y los dones particulares”.
Y elogió al entonces general de la Compañía, el padre Ricci, que delante de las tentaciones “no se dejó enredar” y propuso a los jesuitas en tiempos de tribulación, “una visión de las cosas que los radicaba aún más en la espiritualidad de la Compañía”. Consideró que esta actitud, llevó a los jesuitas a tener experiencia de la muerte y resurrección del Señor, incluso “delante de la pérdida de todo, incluso de su identidad pública”.
“La Compañía --y esto es bello añadió el Papa-- vivió el conflicto hasta el final, sin reducirlo: vivió la humillación de Cristo humillado, obedeció”. Lo hizo sin buscar salvarse gracias a “un compromiso fácil”, porque no se deben practicar “fáciles irenismos”. Por ello, el padre Ricci, “privilegió la historia respecto a una posible pequeña historia gris, sabiendo que el amor juzga a la historia, y que la esperanza, mismo en la oscuridad, es más grande que nuestras esperas”.
Y el padre Ricci no se defiende sintiéndose “una víctima de la historia, pero pecador”. Porque “reconocerse pecador, evita de ponerse en la condición de considerarse víctima delante de un verdugo”.
El Papa recorrió las principales etapas de la persecución: en 1759 los decretos del marqués de Pombal que la destruyeron en Portugal; en 1761 la tempestad que avanzaba en Francia; en 1760 la expulsión de España; y en 1773 la firma de cierre con el breve Dominus ac Redemptor. El general, indicó que lo importante para la Compañía era “ser fiel hasta el final, fiel al espíritu de su vocación, que es la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas” y exhortó a mantener vivo el espíritu de caridad, de unión, de obedienza, de paciencia, de simplicidad evangélica, de verdadera amistad con Dios. Todo el resto es mundanismo.
Francisco invitó a recordar la historia de su orden religiosa, a la cual “le fue dada la gracia no solamente de creer en el Señor, pero también de sufrir por Él”.
Y así como la nave de la Compañía fue sacudida por las olas, también la barca de Pedro puede serlo hoy. Porque “la noche y el poder de las tinieblas están siempre cerca”. E invitó a los jesuítas a remar, “Remen, sean fuertes, también con el viento contrario. ¡Rememos al servicio de la Iglesia, rememos juntos!” porque “también el Papa rema en la barca de Pedro”. Invitó por lo tanto a rezar “Señor sálvanos; Señor salva a tú pueblo”.
Recordó también que cuando la Compañía fue reconstituida, se puso a disposición de la Sede Apostólica, y retomó su actividad con la predicación y la enseñanza de los ministerios espirituales, la búsqueda científica, la acción social, las misiones y la atención de los pueblos, de quienes sufren y de los emarginados.
“Hoy la Compañía -prosiguió el Papa- enfrenta con inteligencia y operosidad también el trágico problema de los refugiados y de los prófugos, y se esfuerza con discernimiento integrar el servicio de la fe y la promoción de la justicia, en conformidad con el Evangelio.
Recordando “que la bula de Pio VII que reconstituía la Compañía, fue firmada el 7 de agosto de 1814 en la basílica de Santa María la Mayor”, donde san Ignacio celebró su primera misa en la Navidad de 1538. Y concluyó: “María, nuestra Señora, Madre de la Compañía, estará conmovida de nuestros esfuerzos por estar al servicio de su Hijo. Ella nos custodie y nos proteja siempre”.

29.09.14




















Un Papa poc convencional, Màrius Carol
(La Vanguardia, 1 desembre 2014)
En uns moments de manca de lideratges morals, la figura de Jorge Mario  Bergoglio emergeix com un referent, no únicament per al món catòlic.
Aquesta setmana passada la va començar a Estrasburg i l'ha acabada a  Istanbul. El Parlament Europeu va escoltar un Papa que denunciava que els grans ideals que van inspirar la UE han perdut atracció per culpa dels  egoismes dels estats i la burocràcia de Brussel•les. Va criticar la passivitat  dels polítics davant la injustícia i la falta de valors col•lectius, mentre  reivindicava la dignitat dels treballadors i la solidaritat amb els que pateixen. A l'avió de tornada, un periodista li va preguntar si se sentia un Pontífex socialdemòcrata. Francesc va respondre amb un somriure als llavis dient que això era un reduccionisme, que ell parlava per boca de l'Evangeli i que la doctrina social de l'Església és clara en aquest sentit, mentre recordava que va inspirar els fundadors de la UE.

El cap de setmana l'ha dedicat a visitar Turquia, un país amb una majoria  musulmana aclaparadora, on no van faltar les amenaces de l'islamisme  radical. El Sant Pare no es va acovardir: va rebutjar viatjar pel país amb cotxe blindat i va acabar anant en un turisme. A Turquia s'ha vist el Bergoglio menys polític, el Papa espiritual, dialogant amb el patriarca ortodox de Constantinoble o resant amb el gran muftí a la mesquita Blava, un acte de distensió que resulta tota una declaració d'intencions per a un món convuls, on alguns aplaudeixen les guerres contra l'infidel i d'altres decapiten innocents per imposar la seva bogeria califal.
La càrrega ètica de la veu del Sant Pare és avui un missatge que no passa  inadvertit. Es tracta d'un Papa que parla diferent i a qui s'escolta amb  esperança, com una versió renovada de Joan XXIII.