28 de set. 2014

PAPA FRANCESC (4)








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El Papa recuerda a los ancianos que la vejez es un tiempo de gracia
Miles de ancianos han acudido a la plaza de san Pedro para compartir con el papa Francisco y el papa emérito "la bendición más larga de la vida"
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - La plaza de san Pedro ha sido protagonista una vez más del abrazo entre el papa emérito y el papa Francisco. La ocasión ha sido la Jornada de la tercera edad. Ancianos y abuelos procedentes de más de 20 países han compartido la mañana de este domingo, dando testimonio de una vida plena, feliz y al servicio de los demás.
En esta Jornada llamada «La bendición de la larga vida» y organizada por Pontificio Consejo de la Familia ha sido una oportunidad para escuchar los testimonios de abuelos que han encontrado en el "ser abuelos" una verdadera vocación. Dejando de lado el miedo por hacerse mayor o sentirse inútil, estos ancianos han proclamado la alegría de ser mayor.
La música y las canciones para animar esta fiesta, como no podía ser de otra manera, ha estado a cargo de cantantes con cabellos grisáceos. El encargado de entonar la primer canción, ha sido el conocido italiano Andrea Bocelli, con su conocido tema "Con te partirò".
Después de escuchar los varios testimonios de abuelos y ancianos de distintas partes del mundo, el Santo Padre ha dedicado unas palabras a los presentes, dando las gracias a todos por venir y por la acogida y un gracias especial a Benedicto XVI. "Yo he dicho muchas veces que me gusta mucho que él viva aquí en el Vaticano, porque era como tener el abuelo sabio en casa", ha afirmado Francisco.
A continuación, el Pontífice ha destacado uno de los testimonios que se ha escuchado esta mañana en la plaza, la del matrimonio venido de Irak, de una ciudad cercana a Mosul. "A ellos, todos juntos decimos un gracias especial. Es muy bonito que hayáis venido aquí hoy y un don para la Iglesia y nosotros os ofrecemos nuestra cercanía, nuestra oración y la ayuda concreta", ha precisado Francisco.
Además, ha añadido que "la violencia a los ancianos es deshumana, como a los niños. Pero Dios no os abandona. Está con vosotros. Con su ayuda sois y continuaréis siendo memoria para vuestro pueblo. Y también para nosotros, para la gran familia de la Iglesia. Gracias".
Estos hermanos -ha proseguido el Papa- nos testimonian que también en las pruebas más difíciles, los ancianos que tienen fe son como árboles que continúan dando fruto. Y esto vale también en las situaciones más comunes, donde puede haber otras tentaciones, y otras formas de discriminación.
El Santo Padre ha indicado que la "vejez, de forma particular, es un tiempo de gracia en el que el Señor nos renueva su llamada, nos llama a custodiar y transmitir la fe. Nos llama a rezar, nos llama a interceder, nos llama a ser cercano a quien lo necesita". Y es que, ha precisado el Papa, "los abuelos tienen una capacidad para entender las situaciones más difíciles, una gran capacidad. ¡Y cuando rezan por estas situaciones, su oración es fuerte, es poderosa!".
De este modo ha proseguido recordando que "los abuelos, que han recibido la bendición de ver los hijos de los hijos, les es concedida una tarea grande: transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo; compartir con sencillez una sabiduría y la misma fe: ¡la herencia más preciosa!"
A propósito, el Papa ha mencionado los países donde la persecución religiosa ha sido cruel, donde "han sido los abuelos quienes han llevado a bautizar a los niños a escondidas, a darles su fe". Ellos, "han salvado la fe en esos países", ha afirmado.
Pero el anciano no siempre tiene una familia que lo acoge. Por esta razón, el Santo Padre ha pedido que las casas para los ancianos sean "verdaderamente casa y no prisiones". Así como deben ser "para los ancianos y no para los intereses de otros". Francisco ha advertido que no "debe haber institutos donde los ancianos viven olvidados, como escondidos, descuidados". Asimismo ha precisado que las residencias de ancianos deberían ser "pulmones" de humanidad en un país, en un barrio, en una parroquia; "deberían ser santuarios de humanidad donde quien es viejo y débil es cuidado y custodiado como un hermano o una hermana mayor".
Otro aspecto sobre que el Santo Padre ha reflexionado en su discurso, ha sido sobre el abandono de los ancianos. Por eso ha advertido sobre las veces que se "descartan a los ancianos con actitudes de abandono que son una verdadera y propia eutanasia escondida". Esto, ha explicado, "es el efecto de esa cultura del descarte que hace mucho mal al mundo". Así, "todos estamos llamados a contrarrestar esta venenosa cultura del descarte".
Como cristianos -ha concluido el Papa- estamos llamados a imaginar, con fantasía y sabiduría, los caminos para afrontar este desafío. "Un pueblo que no custodia a los abuelos y no les trata bien es un pueblo que no tiene futuro", ha subrayado Francisco. Pero, también ha exhortado a los ancianos que "tenéis la responsabilidad de mantener vivas estas raíces en vosotros mismos. Con la oración, la lectura del Evangelio, las obras de misericordia".  Así -ha añadido- permanecemos como árboles vivos, que en la vejez no paran de dar fruto.
Finalmente, el Obispo de Roma ha afirmado que "una de las cosas más bellas de la vida de familia, de nuestra vida humana de familia, es acariciar un niño y dejarse acariciar por un abuelo o una abuela".
Para culminar la celebración, el Papa ha celebra la Santa Misa y el rezo mariano del Ángelus.
29.09.14




El Papa en Sta. Marta: Los ángeles nos defienden contra Satanás
El Santo Padre en la homilía de este lunes invita a los fieles a rezar a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
CIUDAD DEL VATICANO, 29 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Satanás presenta las cosas como si fueran buenas, pero su intención es destruir al hombre, quizá con motivaciones "humanistas". Los ángeles luchan contra el diablo y nos defienden. Esta ha sido la idea que el santo padre Francisco ha desarrollado esta mañana en la homilía de la misa de Santa Marta, día que se celebra la fiesta que los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Este lunes, el Papa ha hablado de la "lucha entre Dios y el demonio". Las lecturas del día nos presentan imágenes muy fuertes: la visión de la gloria de Dios contada por el profeta Daniel con el Hijo del hombre, Jesucristo, delante del Padre; la lucha del arcángel Miguel y sus ángeles contra "el dragón grande, la vieja serpiente, él que es llamado diablo" y "seduce toda la tierra habitada" pero es derrotado, como afirma el Apocalipsis; y el Evangelio en el que Jesús dice a Natanael: "veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".
Así, Francisco ha indicado que "esta lucha sucede después de que Satanás intenta destruir la mujer que va a dar a luz al hijo. Satanás siempre busca destruir al hombre: ese hombre que Daniel veía allí, en la gloria, y que Jesús decía a Natanael que habría venido en la gloria. Desde el inicio, la Biblia habla de esto: de esta seducción por destruir de Satanás. Quizá por envidia".
Además, ha recordado que en el salmo 8 leemos "'Tú has hecho al hombre superior a los ángeles’, y esa inteligencia tan grande del ángel no podía llevar sobre sus espaldas esta humillación, que una criatura inferior fuera hecha superior; y trataba de destruirlo”.
Por tanto, Satanás trata de destruir a la humanidad, a todos nosotros. El Pontífice ha explicado que "muchos proyectos, menos los pecados propios, pero muchos, muchos proyectos de deshumanización del hombre, son obra suya, sencillamente porque odia el hombre. Es astuto: lo dice la primera página del Génesis: es astuto. Presenta las cosas como si fueran buenas. Pero su intención es la destrucción".
Y ha añadido que "los ángeles nos defienden. Defienden al hombre y defienden la Hombre-Dios, el Hombre superior, que es Jesucristo perfección de la humanidad. Por esto la Iglesia honra a los ángeles, porque son los que estarán en la gloria de Dios -están en la gloria de Dios- porque defienden el gran misterio escondido por Dios, es decir, que el Verbo se hizo carne".
Por otro lado, el Santo Padre ha querido recordar que "la tarea del pueblo de Dios es custodiar en sí al hombre: al hombre Jesús" porque además "es el hombre quien da la vida a todos los hombres". Sin embargo -ha proseguido-, en sus proyectos de destrucción, Satanás inventa "explicaciones humanísticas que van, propiamente, contra el hombre, contra la humanidad y contra Dios".
Para concluir, Francisco ha subrayado que "la lucha es una realidad cotidiana en la vida cristiana: en nuestro corazón, en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestro pueblo, en nuestras iglesias… Si no se lucha, seremos vencidos. Pero el Señor ha dado esta tarea principalmente a los ángeles: luchar y vencer. Y el canto final del Apocalipsis, después de esta lucha, es tan bello: ‘Ahora se ha cumplido la salvación, la fuerza y el Reino de nuestro Dios y el poder de su Cristo, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, aquel que los acusaba ante nuestro Dios día y noche’".
Finalmente, el Santo Padre ha invitado a rezar a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael y a "rezar esa oración antigua, pero tan bella, al arcángel Miguel, para que sigua luchando para defender el misterio más grande de la humanidad: que el Verbo se ha hecho Hombre, ha muerto y resucitado. Éste es nuestro tesoro. Que Él siga luchando para custodiarlo".
 30.09.14



Sta. Marta: recemos por los que sufren y evitemos hacer teatro
El Santo Padre este martes en su homilía invita a pensar en las tragedias de quienes han sido desplazados de sus casas por ser cristianos
CIUDAD DEL VATICANO, 30 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El lamento en los momentos oscuros puede transformarse en una oración, pero atención con los los “lamentos teatrales”.
Lo indicó este martes el papa Francisco, en su homilía en la eucaristía celebrada en Santa Marta.
En la primera lectura de la misa se leyó un pasaje del Libro de Job y el Papa señaló que existen grandes tragedias, como los cristianos desplazados de sus casas debido a su fe. 

Job maldice su vida y el Papa recordó que “fue puesto a prueba, perdió toda su familia, sus bienes, la salud y todo su cuerpo se convirtió en una llaga, una llaga asquerosa”. En aquel momento “perdió la paciencia y dijo esas cosas. Son feas. Entretanto Job estaba acostumbrado a hablar con la verdad y esa es la verdad que él siente en aquel momento”.
El Santo Padre recordó que también Jeremías “usa casi las mismas palabras: ‘¡Maldito el día en que nací!’”. ¿Pero este hombre no blasfema?, es la pregunta que hago, dijo el Pontífice. Y Jesús, cuando se lamenta – ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!’ , ¿blasfema? El misterio es éste.
"Tantas veces yo he visto a personas que están en situaciones difíciles, dolorosas, que han perdido tanto o se sienten solas y abandonadas, que vienen a lamentarse y hacen estas preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué? Se rebelan contra Dios". Yo le digo: ‘Sigue rezando así, porque también ésta es una oración’. Era una oración cuando Jesús dijo a su Padre: ‘¿Por qué me has abandonado?’”.Es la oración la que hace Job aquí.
Porque rezar es llegar a ser verdad delante de Dios. Y Job no podía rezar de otra manera”. O sea que “se reza con la realidad porque la verdadera oración viene del corazón, del momento que uno vive”.
“Es la oración de los momentos oscuros de la vida, donde no hay esperanza, donde no se ve el horizonte”. Y el Pontífice indicó que “tanta gente hoy se encuentra en la situación de Job. Tanta gente buena, como Job, no entiende lo que le ha sucedido, porqué es así”. Tantos hermanos y hermanas no tienen esperanza. Pensemos en las tragedias, en las grandes tragedias, por ejemplo estos hermanos nuestros que son echados de sus casas por ser cristianos y pierden todo.
Pero, Señor, yo he creído en ti. ¿Por qué? ¿Creer en Ti es una maldición, Señor?”, dijo el Papa y recordó a “los ancianos dejados de lado, a los enfermos, tanta gente sola, los hospitales”. Para toda esta gente y “también por nosotros cuando vamos por el camino de la oscuridad la Iglesia reza” recordó el Pontífice.
“¡La Iglesia reza! Y toma sobre sí este dolor y reza”. Y nosotros, “sin enfermedades, sin hambre, sin necesidades importantes cuando tenemos un poco de oscuridad en el alma, nos creemos mártires y dejamos de rezar” dijo. Y no falta quien dice '¡Estoy enojado con Dios, no voy más a Misa!', ¿por qué? Y respondió que tantas veces es “por una cosa pequeñita”. Santa Teresita del Niño Jesús, en los últimos meses de su vida, recordó el Papa, “trataba de pensar en el cielo, y sentía dentro de sí como si una voz que le decía: ‘Pero no seas tonta, no creas en fantasías. ¿Sabes qué te espera? ¡Nada!’”.


Porque, indicó Francisco: “Muchas veces pasamos por esta situación, vivimos esta situación. Y tanta gente que cree que terminará en la nada. Y ella, Santa Teresa, rezaba y pedía fuerza para ir adelante, en la oscuridad. Esto se llama entrar en paciencia. Nuestra vida es demasiado fácil, nuestros lamentos son lamentos teatrales”.
Delante de los lamentos de tanta gente, de tantos hermanos y hermanas que están en la oscuridad, que prácticamente han perdido la memoria, la esperanza, que son exiliados, también de sí mismos.
El Santo Padre recordó que “Jesús ha hecho este camino de la noche, al Monte de los Olivos hasta la última palabra de la Cruz: ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!’”.

Al concluir, Francisco indicó dos cosas que pueden servirnos. “Primero: prepararse, para cuando vendrá la oscuridad”, que aunque no sea tan dura como la de Job, “tendremos un tiempo de oscuridad. Preparar el corazón para aquel momento”. Y segundo: “Rezar, como la Iglesia reza, con la Iglesia por tantos hermanos y hermanas que sufren el exilio de sí mismos, en la oscuridad y en el sufrimiento, sin esperanzas a la mano”. Porque la “oración de la Iglesia por todos estos 'Cristos' que sufren, que están por todas partes”.
 01.10.14



Texto completo de la audiencia general del miércoles 1 de octubre
Francisco reflexiona sobre los carismas dentro de la Iglesia. Un don de Dios por medio de su Espíritu. "'¡Qué bonito! Tantos dones diferentes, porque somos todos hijos de Dios, y todos amados de una manera única'
CIUDAD DEL VATICANO, 01 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, buenos días:
En esta semana, continuamos hablando de la Iglesia. Desde el inicio, el Señor ha colmado a la Iglesia de los dones de su Espíritu, haciéndola así siempre viva y fecunda, con los dones del Espíritu Santo. Entre estos dones, se distinguen algunos que resultan particularmente preciosos por la edificación y el camino de la comunidad cristiana: se trata de los carismas. En esta catequesis sobre la Iglesia queremos preguntarnos: ¿qué es exactamente un carisma? ¿Cómo podemos reconocerlo y acogerlo? Y sobre todo: ¿el hecho que en la Iglesia haya una diversidad y una multiplicidad de carismas, es visto en sentido positivo, como algo bonito, o como un problema?
En el lenguaje común, cuando se habla de "carisma", se entiende a menudo un talento, una habilidad natural. Se dice, "esta persona tiene un carisma especial para enseñar, tiene talento".  Así, frente a una persona particularmente brillante y atractiva, se dice: "Es una persona carismática". ¿Qué significa? No lo sé, pero es carismática. Y así decimos, no sabemos qué decimos, pero decimos es carismática. En la prospectiva cristiana, sin embargo, el carisma es mucho más que una cualidad personal, de una predisposición de la que se puede estar dotado: el carisma es una gracia, un don concedido por Dios Padre, a través de la acción del Espíritu Santo. Y es un don que es dado a alguien no porque sea mejor que los otros o porque se lo ha merecido: es un regalo que Dios le hace, para que con la misma gratuidad y el mismo amor  lo pueda poner al servicio de toda lacomunidad, para el bien de todos.
Hablando un poco de forma humana se dice así: "Dios da esta cualidad, este carisma a esta persona, pero no para sí, sino para que esté al servicio de toda la comunidad". Hoy antes de llegar a la plaza he recibido muchos muchos niños discapacitados en el Aula Pablo VI, había muchos. Una asociación que se dedica al cuidado de estos niños. ¿Qué es? Esta asociación, estas personas, estos hombres, estas mujeres, tienen el carisma de cuidar a los niños discapacitados. Esto es un carisma.
Algo importante que se subraya enseguida es el hecho que uno no puede entender por sí mismo si tiene un carisma y cuál. Pero muchas veces nosotros hemos escuchado personas que dicen "yo tengo esta cualidad, sé cantar muy bien". Y nadie tiene el valor de decirle "mejor que estés callado porque nos atormenta a todos cuando tú cantas". Nadie puede decir "yo tengo este carisma".  Es dentro de la comunidad que florecen y se desarrollan los dones de los que nos colma el Padre; y es en el seno de la comunidad que se aprende a reconocerlos como un signo de su amor para todos sus hijos. Cada uno de nosotros, entonces, está bien que se pregunte: "¿Hay algún carisma que el Señor ha hecho surgir en mí, que el Señor ha hecho surgir en  mí, en la gracia de su Espíritu, y que mis hermanos, en la comunidad cristina, han reconocido y animado? ¿Y cómo me comporto yo en cuanto a este don: lo vivo con generosidad, poniéndolo al servicio de todos, o lo descuido y termino por olvidarlo? ¿O quizá se convierte en mí en motivo de orgullo, tanto como para quejarme siempre de los otros y pretender que en la comunidad se haga a mi manera? Son preguntas que debemos hacer. Si hay un carisma en mí, sea reconocido este carisma, de la Iglesia y si estoy contento con este carisma. O tengo un poco de celos del carisma de los otros. "Quiero tener ese carisma". El carisma es un don, ¡La experiencia más bonita es descubrir cuántos carismas diferentes y de cuántos de su Espíritu el Padre colma su Iglesia! Esto no debe ser visto como un motivo de confusión, de malestar: son todos regalos que Dios hace a la comunidad cristiana, para que pueda crecer en armonía, en la fe y en su amor, como un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo.
El mismo espíritu que da esta diferencia de Carismas da la unidad de la Iglesia, el mismo Espíritu. Frente a esta multiplicidad de carismas nuestro corazón se debe abrir a la alegría y debemos pensar: "¡Qué bonito! Tantos dones diferentes, porque somos todos hijos de Dios, y todos amados de una manera única". Ay, entonces, si estos dones se convierten en motivo de envidia o de división, de celos. Como recuerda el apóstol Pablo en su Primer Carta a los Corintios, en el capítulo 12, todos los carismas son importantes a los ojos de Dios y, al mismo tiempo, ninguno es insustituible. Esto quiere decir que en la comunidad cristiana necesitamos el uno del otro, y cada don recibido se realiza  plenamente cuando es compartido con los hermanos, por el bien de todos. ¡Esta es la Iglesia! Y cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no se puede equivocar: es la belleza y la fuerza del sensus fidei, de ese sentido sobre natural de la fe, que es donado por el Espíritu Santo para que, juntos, podamos todos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida.
Hoy la Iglesia celebra la fiesta Santa Teresa del Niño Jesús. Esta Santa que ha muerto a los 25 años amaba tanto la Iglesia, quería ser misionera, pero quería tener todos los carismas. Y decía "yo quiero hacer esto, esto, esto, todos los carismas quería". Ha ido a rezar, ha escuchado que su carisma era el amor. Y ha dicho esta bella frase "en el corazón de la Iglesia yo seré el amor" y este carisma lo tenemos todos. La capacidad de amar, pidamos hoy a Santa Teresa del Niño Jesús esta capacidad de amar tanto a la Iglesia, de amarla tanto y aceptar todos los carismas con este amor de hijos de la Iglesia, de nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica. 
 02.10.14



En Sta. Marta: ¿Cómo es la relación con mi ángel de la guarda?
En el dí­a que la Iglesia recuerda a los santos ángeles custodios, el Papa invita en la homilía de este jueves a escuchar y seguir los consejos de estos compañeros de camino que Dios nos ha puesto
CIUDAD DEL VATICANO, 02 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El ángel de la guarda existe, no es una doctrina fantasiosa, sino un compañero que Dios nos ha puesto al lado en el camino de nuestra vida. Lo ha afirmado el santo padre Francisco, en la homilía de este jueves en la Residencia Santa Marta, en el día en el que la Iglesia celebra la memoria de los santos ángeles custodios.
Tal y como ha recordado el Papa, las lecturas del día presentan dos imágenes: el ángel y el niño. Dios ha puesto a nuestro lado un ángel para cuidarnos. Francisco advierte que "si uno de nosotros creyera poder caminar solo, estaría muy equivocado", caería "en ese error tan feo que es la soberbia: creer ser grande", autosuficiente. Jesús enseña a los apóstoles a ser como niños.


"Los discípulos peleaban sobre quien era el más grande entre ellos: había una disputa interna... eh, el carrerismo, ¿eh? Estos que son los primeros obispos, tuvieron la tentación del carrerismo. 'Eh, yo quiero ser más grande que tú...'. No era un buen ejemplo que los primeros obispos hagan esto, pero era la realidad. Y Jesús les enseñaba la verdadera actitud", la de los niños.


Así, el Papa ha recordado que "la docilidad, la necesidad de consejo, la necesidad de ayuda, porque el niño es precisamente el signo de la necesidad de ayuda, de docilidad para ir adelante... Este es el camino. No quién es más grande". Los que están más cerca de la actitud de un niño --ha observado-- están más cerca de la contemplación del Padre. Escuchan con corazón abierto y dócil al ángel de la guarda.
A continuación, el Pontífice ha afirmado que "todos nosotros, según la tradición de la Iglesia, tenemos un ángel con nosotros, que nos cuida, nos hace sentir las cosas. Cuántas veces hemos escuchado: 'Pero... esto... debería hacer así, esto no está bien, estate atento...': ¡muchas veces! Es la voz de nuestro compañero de viaje. Estar seguros que él nos llevará al final de nuestra vida con sus consejos, y por esto escuchar su voz, no rebelarnos... Porque la rebelión, el querer ser independiente, es un cosa que todos nosotros tenemos; es la soberbia, la que tuvo nuestro padre Adán en el Paraíso terrestre: la misma. No rebelarse: seguir sus consejos".
De este modo, el Papa ha subrayado que "ninguno camina solo y ninguno de nosotros puede pensar que está solo" porque está siempre "este compañero".
A propósito, ha proseguido indicando que "cuando nosotros no queremos escuchar su consejo, escuchar su voz, es como decirle: '¡Pero, vete!' Echar al compañero de camino es peligroso, porque ningún hombre, ninguna mujer puede aconsejarse a sí mismo. Yo puedo aconsejar a otro, pero no aconsejarme a mí mismo. Está el Espíritu Santo que me aconseja, está el ángel que me aconseja. Por esto, lo necesitamos. Esta no es una doctrina sobre ángeles un poco fantasiosa: no, es realidad. Lo que Jesús, Dios, ha dicho: 'Yo mando ángeles delante de ti para cuidarte, para acompañarte en el camino, para que no te equivoques'".
Para finalizar, el Obispo de Roma ha concluido su homilía preguntando:"¿Cómo es la relación con mi ángel de la guarda? ¿Lo escucho? ¿Le digo buenos días por la mañana? ¿Le digo 'cuídame durante el sueño'? ¿Hablo con él? ¿Le pido consejo?" De este modo, Francisco ha invitado a preguntarnos cómo es la relación con este ángel que el Señor nos manda para cuidarnos y acompañarnos en el camino, y que ve siempre el rostro del Padre que está en el cielo.
 03.10.14



Sta Marta: Nos refugiamos en las 'seguridades' o nos abrimos a Jesús
El Santo Padre en la homilía de este viernes alerta sobre limitarnos a los preceptos escritos o creados por los hombres y no abrir el alma a la voz del Señor
CIUDAD DEL VATICANO, 03 de octubre de 2014 (Zenit.org) - ¿Creer en Jesús, portador de un mensaje que salva la humanidad de todos los tiempos, o refugiarse en una salvación fruto de "mandamientos hechos por hombres"?. Este es el dilema que el papa Francisco ha planteado en la homilía de este viernes en la capilla de la Casa Santa Marta.
El único deseo de Dios es salvar a la humanidad, pero el problema existentes es que a menudo el hombre quiere dictar las reglas de la salvación. Es la paradoja dramática de tantas páginas de la Biblia que llega a su culmen en la vida terrena de Cristo.
El papa Francisco lo ha profundizado a raíz del fragmento del Evangelio en el que Jesús expresa su disgusto al verse atacado por su misma gente, de la ciudad que le dan la espalda a su mensaje: "Si en Tiro y en Sidone se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes -es su advertencia aCorozaíny Betsaida- hace tiempo se habrían convertido". El Santo Padre ha indicado que en este severa, pero también amarga comparación, está "toda la historia de la salvación".
Así como han rechazado y asesinado a los profetas antes que llegara Él, "porque eran incómodos", ahora hacen lo mismo con Jesús. "Es el drama de la resistencia a ser salvados", desencadenados por los jefes del pueblo.
“Es justamente la clase dirigente la que cierra las puertas al mundo por las cuales Dios quiere salvarnos. Y así se entienden los diálogos fuertes de Jesús, con la clase dirigente de su tempo: se pelean, lo ponen a la prueba, le ponen trampas para ver si cae, porque se trata de la resistencia a ser salvados. Jesús les dice: 'Pero yo no les entiendo” y señala que ellos “son como aquellos niños: hemos sonado la flauta y no han bailado; hemos cantado un lamento y no han llorado ¿Pero qué quieren? '¡Queremos salvarnos como nos gusta!'. Es siempre este el cierre al mundo de Dios”.
Una actitud esta, que el papa Francisco distingue de la que tiene el 'pueblo creyente' el cual, dice, entiende y acepta la salvación traída por Jesús. Salvación que al contrario, para los jefes del pueblo se reducía en sustancia a cumplir los 613 preceptos creados, 'por su fiebre intelectual y teológica'.
“Ellos no creen en la misericordia ni en el perdón: creen en los sacrificios. Misericordia quieren, no sacrificios. Quieren que todo esté bien acomodado, bien ordenado, todo claro. Este es el drama de la resistencia para la salvación. También nosotros, cada uno de nosotros tiene este drama dentro de sí.
Pero nos hará bien preguntarnos: ¿Cómo quiero ser salvado? ¿A mi manera? ¿Con una espiritualidad que es buena, que me hace bien, pero que está fija, tiene todo claro y no hay riesgo? O del modo divino, o sea en la vía de Jesús, que siempre nos sorprende, que siempre nos abre las puertas a aquel misterio de la omnipotencia de Dios, que es la misericordia y el perdón.
“Nos hará bien -insiste el papa Francisco- pensar que este drama está en nuestro corazón”.
Reflexionar si nos sucede que confundimos 'libertad' con 'autonomía', elegir la salvación que consideramos sea aquella 'justa'.
“¿Creo que Jesús sea el Maestro que nos enseña la salvación? ¿O por el contrario voy por todas partes para alquilar a un gurú que me enseñe otra?
¿Un camino más seguro o me refugio bajo el techo de las prescripciones y de tantos mandamientos confeccionados por los hombres? Y así me siento seguro y con esta 'seguridad' -es un poco duro decirlo- seguridad con la que compro mi salvación, y que Jesús da gratuitamente con la gratitud de Dios? Hoy nos hará bien ponernos estas preguntas. Y la última: ¿yo me resisto a la salvación de Jesús?
 04.10.14



El Santo Padre recibió a los atletas paraolímpicos
El testimonio de los atletas con discapacidad 'es un signo de esperanza' y demuestra que 'en cada persona hay potencialidades que a veces no nos imaginamos'
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco recibió este sábado en audiencia en el Vaticano, a varios miles de atletas diversamente hábiles, del Comité Italiano Paraolímpico. En el aula Pablo VI, Francisco les saludó, dirigió unas palabras y después se acercó a los presentes. Por un buen rato caminó entre ellos, les saludó y bendijo, muchos de los cuales estaban en sillas de ruedas.
“Les agradezco por esta presencia, numerosa y festiva, así como al presidente del comité Italiano Paraolímpico, por sus corteses palabras” dijo. Y recordó que vinieron aquí “desde tantas partes del mundo, y cada uno trae consigo la propia experiencia de deportista, y antes de todo de hombre y mujere que trae las conquistas, las metas alcanzadas con tanta fatiga, junto a las dificultades que ha tenido que enfrentar”.
El Santo Padre consideró que debido a esto cada uno de ellos “es testimonio de cuanto es importante vivir estas alegrías y fatigas al estar junto a otros” así como “compartir un itinerario propio, encontrar a un grupo de amigos que dan una mano y a quienes dar una mano. Y así cada uno da lo mejor de sí mismo”.
El papa Francisco recordó también que “el deporte promueve contactos y relaciones con personas que provienen de culturas y ambientes diversos, nos acostumbra a vivir acogiendo las diferencias, a hacer de éstas una ocasión preciosa de enriquecimiento y descubrimiento recíproco”. Y sobre todo “el deporte se vuelve una ocasión preciosa para reconocerse como hermanos y hermanas 'en camino', para favorecer la cultura de la inclusión y rechazar la cultura del descarte”.
“Todo esto se vuelve más evidente en vuestra experiencia --indicó el Pontífice-- porque la discapacidad que se experimenta en alguna parte del físico, mediante la práctica deportiva y la sana competición se transforma en un mensaje de ánimo para quienes viven situaciones análogas, y se vuelve una invitación a empeñarse para hacer juntos cosas bellas, superando las barreras que podemos encontrar alrededor de nosotros, y sobre todo las que están dentro de nosotros”.
“Vuestra esperanza, queridos atletas, es un gran signo de esperanza. Prueba que en cada persona existen potencialidades a veces inimaginables y que pueden desarrollarse con confianza y solidaridad”, dijo. Y les recordó que Dios Padre es el primero que sabe esto, que conoce perfectamente los problemas, y que “nos ama tal como somos, y nos hacer crecer de acuerdo a lo que podemos volvernos”. Y les exhortó a proseguir en el esfuerzo por un deporte sin barreras, por un mundo sin exclusos, porque “no están nunca solos" y con ellos "está Dios nuestro Padre”.
Y concluyó invitándolos a sentir “también a través de la práctica deportiva, la cercanía de Dios y la amistad de los hermanos y hermanas”. El Santo Padre concluyó pidiendo que por favor se acuerden “de rezar por mí”.
05.10.14



El Papa abre el Sí­nodo de los Obispos con la misa de apertura en la Basí­lica
En la homilí­a, Francisco ha recordado que las asambleas sinodales sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor
CIUDAD DEL VATICANO, 05 de octubre de 2014 (Zenit.org) - En la basílica de San Pedro, con la misa de apertura -presidida por el papa Francisco y concelebrada por cardenales, patriarcas, arzobispos, obispos y presbíteros-, ha dado inicio el Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la familia. En este Sínodo "estamos llamados" a "trabajar por la viña del Señor", según ha recordado el papa Francisco en la homilía. Asimismo, ha explicado que "las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente... Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo".
Antes de dar comienzo la celebración eucarística, el Papa ha incensiado las reliquias de santa Teresa de Lisieux y sus padres Luis y Celia Martín, en un relicario conjunto.
Durante la homilía, Francisco ha afirmado que "el Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde los orígenes es parte integral de su designio de amor por la humanidad". Al respecto, ha advertido sobre la tentación de 'apoderarnos' de la viña, "a causa de la codicia que nunca falta en nosotros, seres humanos". Por eso, ha indicado que "el sueño de Dios siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos". Y es que -ha proseguido- podemos 'frustrar' el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. Es el Espíritu quien da "esa sabiduría que va más allá de la  ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad", ha subrayado el Santo Padre. Dirigiéndose a los presentes, el Pontífice ha señalado que para cultivar la viña, "es preciso que nuestro corazón y nuestra mente estén custodiados en Jesucristo por la paz de Dios, que supera todo juicio". Y así, "nuestros pensamientos y nuestros proyectos serán conformes al sueño de Dios: formar un pueblo santo que le pertenezca y que produzca los frutos del Reino de Dios".
Por otro lado, comentando las lecturas del día, el Papa ha explicado la imagen de la viña del Señor que usa tanto el profeta Isaías y el Evangelio. "La viña del Señor es su 'sueño', el proyecto que Él cultiva con todo su amor, como un campesino cuida su viña". Por eso ha recordado que la vid es una planta que requiere muchos cuidados. "El 'sueño' de Dios es su pueblo: Él lo ha plantado y lo cultiva con amor paciente y fiel, para que se convierta en un pueblo santo, un pueblo que dé muchos frutos buenos de justicia", ha afirmado Francisco.
Sin embargo, el Papa ha observado que tanto en la antigua profecía como en la parábola de Jesús, este sueño de Dios queda frustrado. "Con su parábola, Jesús se dirige a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, es decir, a los 'sabios', a la clase dirigente", ha indicado. Y es a quienes Dios ha encomendado de manera especial su 'sueño', es decir, a su pueblo, para que lo cultiven, se cuiden de él, lo protejan de los animales salvajes. Por eso, Francisco ha indicado que "el cometido de los jefes del pueblo es éste: cultivar la viña con libertad, creatividad y laboriosidad".  Asimismo, el Obispo de Roma ha recordado que Jesús dice que aquellos labradores se apoderaron de la viña; "por su codicia y soberbia, quieren disponer de ella como quieran, quitando así a Dios la posibilidad de realizar su sueño sobre el pueblo que se ha elegido". 
De este modo, Francisco ha advertido que la tentación de la codicia siempre está presente, "la codicia del dinero y del poder". Y para satisfacer esta codicia, "los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con un dedo", ha observado. Este sábado por la tarde, miles de personas se reunieron en la plaza de San Pedro en una vigilia de oración para rezar por el Sínodo, donde también estuvo presente el Santo Padre. Durante la celebración, diversas personas dieron su testimonio antes de que Francisco pronunciara un breve discurso. Así, hablando del Sínodo, el Papa pidió que "además de escuchar, invocamos la disponibilidad de confrontarse con sinceridad, de manera abierta y fraterna, que nos lleve a hacernos cargo de la responsabilidad pastoral, de los interrogativos que este cambio de época lleva consigo".
El itinerario sinodal comenzó con el consistorio de los cardenales del 20 al 21 de febrero de este año, tiene su segunda etapa con la Asamblea Extraordinaria de este mes de octubre y concluirá con la Asamblea Ordinaria de 2015. Los obispos y cardenales que participan del presente sínodo que inicia este domingo 4 y se prolonga hasta el domingo 19 son en total 191, además, de 16 expertos o colaboradores, 38 Auditores, 8 delegados fraternos y 12 parejas de padres y esposos.
06.10.14



El Papa al Sínodo: 'Hablen con franqueza y escuchen con humildad'
El Sínodo se realiza siempre cum Petro y sub Petro, y la presencia del Papa es garantía para todos y custodia de la fe
CIUDAD DEL VATICANO, 06 de octubre de 2014 (Zenit.org) - En la primera congregación general de la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los obispos, el papa Francisco invitó a los participantes a “hablar claro. Nadie diga: 'Esto no se puede decir; que pensarán de mí, esto o aquello', porque hay que decir todo lo que se siente con franqueza”. Así como es necesario “escuchar con sinceridad”.
El Papa se dirigió a los padres sinodales agradeciéndoles “de corazón por vuestra atenta y calificada asistencia” y agradeció a todas las personas que “trabajaron con dedicación, con paciencia y competencia, durante largos meses, leyendo, evaluando, y elaborando los temas, textos y trabajos de esta Asamblea General Extraordinaria”.
Agradeció también al secretario general, el cardenal Lorenzo Baldisseri, y a quienes trabajaron les deseó: “¡Que el Señor les recompense!”
Hizo llegar su agradecimiento además a la jerarquía de la Iglesia y a los clérigos, religiosos y laicos, “por vuestra presencia y participación que enriquece los trabajos y el espíritu de colegialidad y de sinodalidad por el bien de la Iglesia y de las familias".
Recordó que fue su deseo, que el espíritu de sinodalidad tuviera lugar en la elección de los relatores, del secretario general y de los presidentes delegados. “Los dos primeros -confió el Santo Padre- han sido elegidos directamente por el Consejo-post sinodal, elegido este a su vez por los participantes del último sínodo. En cambio, como los presidentes delegados tienen que ser elegidos por el Papa, le pedí al mismo Consejo post sinodal, que me propusieran nombres y he nombrado a los que el Consejo me ha propuesto”.
Les recordó a los presentes que ellos traen “la voz de las Iglesias particulares, reunidas a nivel de Iglesias locales mediante las Conferencias Episcopales”. Añadió que “la Iglesia universal y las Iglesias particulares son de institución divina”, mientras que “las Iglesias locales, así entendidas, son de institución humana”. Y que ellos, “esta voz la traerán en sinodalidad”.
El Obispo de Roma les advirtió que es “una gran responsabilidad” la de “traer la realidad y las problemáticas de las Iglesias, para ayudar a caminar en ese camino que es el Evangelio de la familia”.
Y confió que “después del último Consistorio en febrero de 2014, en el cual se ha hablado de familia, un cardenal me escribió diciendo: 'Qué pena que algunos cardenales no hayan tenido el coraje de decir algunas cosas por respeto del Papa, considerando que el Papa pensara alguna cosa diversa”. Y Francisco reiteró: “Esto no va bien, esto no es sinodalidad, porque hay que decir todo lo que en el Señor se siente que hay que decir, sin respeto humano, sin timidez, y al mismo tiempo hay que escuchar con humildad y acoger con corazón abierto lo que dicen los hermanos”, porque “con estas dos actitudes se ejercita la sinodalidad”.
Y reiteró: “Por ello les pido por favor, estas actitudes de hermanos en el Señor: hablar con franqueza y escuchar con humildad”. Y concluyó invitandolos a hablar “con tranquilidad y paz, porque el Sínodo se realiza siempre cum Petro y sub Petro, y la presencia del Papa es garantía para todos y custodia de la fe".
“Queridos hermanos -concluyó el Pontífice- colaboremos todos para que se afirme con claridad la dinámica de la sinodalidad”.   
 07.10.14



Francisco en Sta. Marta: rezar cada día, haciendo memoria
Este martes, el Santo Padre invita a orar teniendo presente todo lo que Dios ha hecho por nosotros en el camino de la vida. Nuestra historia es la historia de su amor por nosotros
CIUDAD DEL VATICANO, 07 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco, en la homilía de esta mañana de Santa Marta, ha invitado a que cuando recemos no olvidemos nuestra historia. Porque ha recordado que el Señor está a nuestro lado, en el camino de la vida. Y ha invitado a los fieles a no dejarse distraer de las muchas cosas de la jornada, olvidándonos de rezar.
El Señor "ha elegido a su pueblo y lo ha acompañado durante el camino en el desierto, durante toda la vida", ha explicado. Así, se ha detenido en la primera Lectura en la que San Pablo hace memoria de su vida, sin esconder sus pecados. El Papa ha afirmado que lo que "Dios ha hecho con su pueblo lo ha hecho y lo hace con cada uno de nosotros". A propósito, se ha preguntado, "nosotros hemos sido elegidos: ¿por qué yo soy cristiano y no ese de allí, lejano, que nunca ha escuchado hablar de Jesucristo?". Porque "es una gracia", "una gracia de amor", ha respondido.
Por tanto, ha proseguido el Pontífice, "hacer memoria de esta realidad, pero en su concreción, es lo que hace Pablo" que confiesa haber perseguido ferozmente a la Iglesia y no dice: "Yo soy bueno, soy hijo de este, tengo una cierta nobleza...". No, Pablo dice: "Yo he sido un perseguidor, yo he sido malo". El Papa ha indicado que "Pablo hace memoria de su camino, y así comienza a hacer memoria desde el inicio".
Y lo ha explicado así: "Esta costumbre de hacer memoria en nuestra vida no es muy común entre nosotros. Olvidamos las cosas, vivimos en el momento y después olvidamos la historia. Y cada uno de nosotros tiene una historia: una historia de gracia, una historia de pecado, una historia de camino, muchas cosas... Y hace bien rezar con nuestra historia. Lo hace Pablo, que cuenta un fragmento de su historia pero en general dice: "¡Él me ha elegido! ¡Él me ha llamado! ¡Él me ha salvado! Él ha sido mi compañero de camino...'".
De este modo, Francisco ha explicado que "hacer memoria sobre la propia vida es dar gloria a Dios. Hacer memoria de nuestros pecados, de los que el Señor nos ha salvado, es dar gloria a Dios". Por esto "Pablo dice que él presume solo de dos cosas: de los propios pecados y de la gracia de Dios crucificado, de su gracia". Asimismo ha indiciado que Pablo "hacía memoria de sus pecados, y presumía: 'He sido pecador, pero Cristo crucificado me ha salvado' y presume de Cristo. Esta era la memoria de Pablo. Esta es la memoria a la que nosotros somos invitados a hacer por el mismo Jesús.
A propósito Francisco ha recordado otro pasaje del Evangelio. "Cuando Jesús dice a Marta: 'Tú te afanas y te agitas por muchas cosas, pero solo una cosa es necesaria. María ha elegido la mejor parte' ¿Cuál? Escuchar al Señor y hacer memoria. No se puede rezar cada día como si nosotros no tuviéramos historia. Cada uno de nosotros tiene la suya. Y con esta historia en el corazón vamos a la oración, como María. Pero muchas veces nos distraemos, como Marta, por los trabajos del día, por hacer esas cosas que tenemos que hacer, y olvidamos esta historia".
A continuación el Papa ha proseguido subrayando que nuestra relación con Dios "no comienza el día del Bautismo: allí es sellada". Comienza "cuando Dios, desde la eternidad, nos ha mirado y nos ha elegido. En el corazón de Dios, allí comienza". Y Francisco lo ha explicado así: "Hacer memoria de nuestra elección, la que Dios ha hecho en nosotros. Hacer memoria de nuestro camino de alianza. ¿Esta alianza ha sido respetada o no?". Porque "somos pecadores y hacemos memoria, y hacer memoria de la promesa que hace Dios y no desilusiona nunca, que es nuestra esperanza. Esta es la verdadera oración".
Para concluir, el Obispo de Roma ha invitado a rezar con el Salmo 138: "Señor, Tú me sondeas y me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto. Mi pensamiento calas desde lejos; esté yo en camino o acostado, tú lo adviertes". Esto es rezar --ha afirmado Francisco-- rezar es hacer memoria delante de Dios de nuestra historia. Porque nuestra historia es la historia de su amor por nosotros".
08.10.14



Texto completo de la audiencia general del miércoles 8 de octubre
El Santo Padre habla de las distintas confesiones y tradiciones de la Iglesia y cómo estas diferencias no pueden detenernos en el caminar juntos hacia la unidad deseada por Jesús
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de octubre de 2014 (Zenit.org) - "Queridos hermanos y hermanas: en las últimas catequesis, hemos intentado alumbrar la naturaleza y la belleza de la Iglesia, y nos hemos preguntado que implica para cada uno de nosotros formar parte de este pueblo. Pueblo de Dios que es la Iglesia. No debemos olvidar que hay muchos hermanos que comparten con nosotros la fe en Cristo, pero que pertenecen a otras confesiones o a otras tradiciones diferentes de la nuestra. Muchos se han resignado con esta división, también dentro de nuestra Iglesia católica se han resignado, que a lo largo de la historia ha sido a menudo causa de conflictos y de sufrimientos, también de guerras, esto es una vergüenza.
También hoy las relaciones no están siempre marcadas por el respeto y la cordialidad... Pero, me pregunto ¿cómo nosotros nos ponemos frente a todo esto? ¿Estamos también nosotros resignados, o somos incluso indiferentes a esta división? ¿O creemos firmemente que se pueda y se deba caminar hacia la reconciliación y la plena comunión? La plena comunión, es decir, poder participar todos juntos del cuerpo y la sangre de Cristo.
Las divisiones entre los cristianos, mientras hieren a la Iglesia, hieren a Cristo. Y nosotros divididos hacemos una herida a Cristo. De hecho, la Iglesia es el cuerpo del que Cristo es la cabeza. Sabemos bien cuanto estaba en el corazón de Jesús que sus discípulos permanecieran unidos en su amor. Basta pensar en sus palabras que aparecen en el capítulo diecisiete del Evangelio de Juan, la oración dirigida al Padre en la inminencia de su Pasión: "Padre santo, cuídalos en tu nombre, los que me has dado, para que sean una sola cosa, como nosotros".
Esta unidad estaba ya amenazada mientras Jesús estaba aún entre los suyos: en el Evangelio, de hecho, se recuerda que los apóstoles discutían entre ellos quién era el más grande, el más importante. El Señor, sin embargo, ha insistido mucho en la unidad en el nombre del Padre, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro testimonio serán más creíbles cuanto más seamos capaces de vivir en común y querernos.
Es lo que sus apóstoles, con la gracia del Espíritu Santo, después comprendieron profundamente y se tomaron en serio, tanto que san Pablo llegará a implorar a la comunidad de Corintio con estas palabras: "Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir".
Durante su camino en la historia, la Iglesia es tentada por el maligno, que trata de separarla, y lamentablemente ha estado marcado por separaciones graves y dolorosas. Son divisiones que a veces han durado mucho tiempo, hasta hoy, por lo que resulta difícil reconstruir todas las motivaciones y sobre todo encontrar las posibles soluciones. Las razones que han llevado a las fracturas y a las separaciones pueden ser las más diversas: desde las divergencias sobre principios dogmáticos y morales y sobre concepciones teológicas y pastorales diferentes, hasta motivos políticos y de conveniencia, hasta los debates por antipatías y ambiciones personales... Lo cierto es que de una forma u otra, detrás de estas laceraciones está siempre la soberbia y el egoísmo, que son causa de todo desacuerdo y que nos hacen intolerantes, incapaces de escuchar y aceptar a quien tiene una visión o una posición diferente de la nuestra.
Ahora, frente a todo esto, ¿hay algo que cada uno de nosotros, como miembros de la santa madre Iglesia, podemos y debemos hacer? Ciertamente no debe faltar la oración, en continuidad y en comunión con la de Jesús. La oración por la unidad de los cristianos. Y junto con la oración, el Señor nos pide una apertura renovada: nos pide no cerrarnos al diálogo y al encuentro, sino acoger todo lo válido y positivo que se nos ofrece también quien piensa distinto a nosotros o se pone en posiciones diferentes. Nos pide no fijar la mirada sobre lo que nos divide, sino más bien en lo que nos une, tratando conocer mejor y amar a Jesús y compartir la riqueza de su amor. Y esto comporta concretamente la adhesión a la verdad, junto con la capacidad de perdonarse, de sentirse parte de la misma familia cristina, considerarse el uno don para el otro y hacer juntos muchas cosas buenas, muchas obras de caridad.
Es un dolor pero hay divisiones, hay cristianos divididos, estamos divididos entre nosotros. Y todos tenemos algo en común. Todos creemos en Jesucristo el Señor, todos creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y tercero, todos caminos juntos, estamos en camino. Ayudémonos el uno al otro.
'Pero tú piensas así, y él piensas así'. Pero en todas las comunidades hay buenos teólogos: que ellos discutan, que ellos busquen la verdad teológica, porque es undeber. Pero nosotros caminamos juntos, rezando el uno por el otro y haciendo obras de caridad. Y así hacemos la comunión en camino. Esto se llama ecumenismo espiritual, caminar el camino de la vida todos juntos en nuestra fe en Jesucristo el Señor.
Se dice que no se debe hablar de cosas personales pero no resisto la tentación. Estamos hablando de comunión, comunión entre nosotros. Y hoy estoy muy agradecido al Señor porque hace 70 años que he hecho la Primera Comunión. Hacer la primera comunión, todos nosotros, debemos saber que significa entrar en comunión con los otros, en comunión con los hermanos de nuestra Iglesia, pero también en comunión con todos los que pertenecen a comunidades diversas pero que creen en Jesús. Damos gracias a Dios todos por nuestro bautismo, damos gracias a Dios todos por nuestra comunión, para que esta comunión termine por ser de todos juntos.
Queridos amigos, ¡vamos adelante ahora hacia la plena unidad! ¡La historia nos ha separado, pero estamos en camino hacia la reconciliación y la comunión! Y esto es verdad, esto debemos defenderlo. Todos estamos en camino hacia la comunión. Y cuando la meta nos puede parecer demasiado distante, casi inalcanzable y nos sentimos atrapados por la desesperación, nos aliente la idea de que Dios no puede cerrar los oídos a la voz del propio Hijo Jesús y no conceder su y nuestra oración, para que todos los cristianos sean realmente una sola cosa. Gracias".
 09.10.14



Sta. Marta: cuando rezamos Dios nos da más de lo que pedimos
En la homilía de este jueves, el papa Francisco recuerda que en la oración debemos pedir, buscar y llamar. Y el Padre responde
CIUDAD DEL VATICANO, 09 de octubre de 2014 (Zenit.org) - En la homilía de este jueves en la residencia Santa Marta, el papa Francisco ha reflexionado sobre la parábola del Evangelio de hoy, que habla de un hombre que a fuerza de insistir obtiene de un amigo lo que pide. A propósito, el Santo Padre ha recordado que en la oración solicitamos muchas cosas, pero el don más grande que Dios nos puede dar es el Espíritu Santo.
De este modo, ha afirmado que esto le ha hecho pensar: "La misericordia de Dios no solo perdona --eso lo sabemos todos-- sino que es generosa y da más y más..."
Francisco ha subrayado que en el Evangelio hay "tres palabras clave": el amigo, el Padre y el don. Jesús "muestra a los discípulos qué es la oración. Y como un hombre se dirige a media noche donde una amigo para pedir algo. En la vida --ha observado el Papa-- "hay amigos de oro" que realmente dan todo. "Hay otros más o menos buenos", pero la Biblia nos dice 'uno, dos o tres.. no más'. Después, los otros son amigos, pero no como estos", ha indicado. E incluso si somos inoportunos e invasivos "la unión de la amistad hace que se nos dé lo que pedimos".
Asimismo, el Papa ha explicado que "Jesús da un paso adelante y habla del Padre: '¿Qué padre entre vosotros, si un hijo le pide un pez, la dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?... 'Si vosotros que sois malos sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo!'". Por tanto --ha continuado-- "no sólo el amigo que nos acompaña en el camino de la vida nos ayuda y nos da lo que nosotros pedimos: también el Padre del cielo" que "nos ama tanto y del cuál Jesús ha dicho que se preocupa por dar de comer a los pájaros del campo. Jesús quiere despertar la confianza en la oración" y dice: "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y a quien llama se le abre". Esta es la oración: pedir, buscar cómo llamar al corazón de Dios. Y el Padre, ha dicho Francisco, "dará el Espíritu Santo al que se lo pide".
Y lo explica así: "este es el don, este es el 'extra' de Dios. Dios nunca te da un regalo, una cosa que le pides así, sin envolverlo bien, sin algo más que lo haga más bonito. Y lo que el Señor, el Padre nos da 'aún más' es el Espíritu: el verdadero don del Padre es aquel que la oración no osa esperar. 'Yo pido esta gracia; pido esto, llama y rezo mucho... Solamente espero que me de esto'. Y Él que es Padre, me da eso y más: el don, el Espíritu Santo".
Finalizando la homilía, el Pontífice ha recordado que la oración se hace con el amigo, con el compañero de la vida, se hace con el Padre y se hace en el Espíritu Santo, "el amigo es Jesús".
"Es Él quien nos acompaña y nos enseña a rezar. Y nuestra oración debe ser así, trinitaria. Muchas veces: '¿Pero usted cree?': 'sí, sí'. '¿En qué cree?: 'en Dios'. 'Pero, ¿qué es Dios para usted?': 'Dios, Dios' . Pero Dios no existe: ¡no os escandalicéis! ¡Dios así no existe! Existe el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: son personas, no son una idea en el aire... ¡Este Dios spray no existe! ¡Existen personas! Jesús es el compañero de camino que nos da lo que pedimos, el Padre que cuida de nosotros y nos ama, y el Espíritu Santo que es el don, es ese 'extra' que nos da el Padre, lo que nuestra conciencia no osa esperar".
 10.10.14



Francisco en Sta. Marta: al final del dí­a preguntarse, ¿qué ha sucedido hoy en mi corazón?
En la homilí­a de este viernes, el Santo Padre advierte que el diablo nunca para de tentar al hombre, como lo hizo con Jesús
CIUDAD DEL VATICANO, 10 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El examen de conciencia es una práctica antigua pero muy buena que hace que el mal no entre en nuestro corazón. Así lo ha recordado el papa Francisco esta mañana en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta.
El Evangelio del día nos recuerda que el diablo vuelve siempre a nosotros, no para nunca de tentar al hombre. Por eso, ha advertido que "el diablo tiene paciencia" y que "no deja lo que quiere para sí", es decir, nuestra alma.
El Santo Padre ha explicado que "después de las tentaciones, en el desierto, cuando Jesús fue tentado por el diablo, en la versión de Lucas se dice que el demonio lo dejó por un tiempo pero durante la vida de Jesús volvía y volvía: cuando lo ponían a prueba, cuando le tendían trampas, en la Pasión, hasta la Cruz. 'Pero si tú eres el Hijo de Dios, ven, ven a nosotros, así podremos creer'. Y todos nosotros sabemos que esta palabra toca el corazón: '¿Pero tú eres capaz? ¡Hazme ver! No, no eres capaz'. Como el diablo hasta el final con Jesús. Y así con nosotros".
Asimismo, ha subrayado que es necesario cuidar nuestro corazón, donde habita el Espíritu Santo, "para que no entren otros espíritus". "Cuidar el corazón como se cuida una casa, con llave". Y después vigilar el corazón, como un centinela: "Cuántas veces -ha observado- entran los malos pensamientos, las malas intenciones, los celos, las envidias. Entran muchas cosas. Pero ¿quién ha abierto la puerta? ¿Por dónde han entrado? Si yo no me doy cuenta" de cuánto "entra en mi corazón, se convierte en una plaza, donde todos van y vienen. Un corazón sin intimidad, un corazón donde el Señor no puede hablar y tampoco ser escuchado".
De este modo, el Pontífice ha señalado que "Jesús dice otra cosa allí -¿no?- que parece un poco rara: 'el que no recoge conmigo, desparrama'. Usa la palabra 'recoge'. Tener un corazón recogido, un corazón sobre el que no sabemos qué sucede, y aquí y allá, se puede hacer la práctica tan antigua de la Iglesia, pero buena: el examen de conciencia. ¿Quién de nosotros, en la noche, antes de terminar la jornada, permanece solo, sola, y se hace la pregunta: qué ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Qué ha sucedido? ¿Qué ha pasado a través de mi corazón? Si no lo hacemos, realmente no sabemos vigilar bien ni cuidar bien".
Por eso, el Santo Padre ha observado que "el examen de conciencia es una gracia, porque custodiar nuestro corazón es custodiar el Espíritu Santo, que está dentro de nosotros".
Al finalizar la homilía, el Pontífice ha afirmado que "nosotros sabemos, Jesús habla claramente, que los diablo vuelven, siempre. También al final de la vida, Él nos da el ejemplo -Jesús- de esto. Y para custodiar, para vigilar, para que no entren los demonios, es necesario saber recogerse, es decir, estar en silencio delante de uno mismo y delante de Dios, y al final de la jornada preguntarse: '¿qué ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Ha entrado alguien que no conozco? ¿La llave está en su sitio?'"
Esta reflexión - ha asegurado el Papa- ayudará a defendernos de muchas maldades, también de las que nosotros podemos hacer, si entran estos demonios, que son muy astutos, y al final nos engañan a todos".
 11-10-14



El Papa recibe en el Vaticano al primer ministro de Vietnam
El encuentro tendrá lugar el sábado 18 de octubre
CIUDAD DEL VATICANO, 11 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco, recibirá en el Vaticano a Nguyén Tán Dung, primer ministro de la República Socialista de Vietnam, el sábado 18 de octubre de 2014. Así Lo ha confirmado el director de la Sala de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, a través de un comunicado. 
Asimismo, se indica que "el encuentro también será útil para profundizar las relaciones bilaterales entre Vietnam y la Santa Sede".
Recientemente, el Grupo Mixto de Trabajo entre la Santa Sede y Vietnam celebró su quinto encuentro en Hanoi del 10 al 11 septiembre. La Santa Sede junto con la Iglesia católica en el país reiteraron su empeño en contribuir activamente al desarrollo de esa nación en los ámbitos en los que la Iglesia católica tiene sus puntos fuertes, como en salud, educación, caridad y obras humanitarias. Por su parte Hanoi indicó su empeño en respetar la libertad de religión y de credo de todos, y su apoyo a la Iglesia para que participe activamente en el desarrollo socio-económico nacional.
En dicha ocasión, la delegación de la Santa Sede confirmó que concede gran importancia al desarrollo de relaciones con Vietnam, en particular, y con Asia en general, como evidencian los últimos y los próximos viajes papales en el continente.
12.10.14 




Francisco en el ángelus: la fe pide dar el testimonio de la caridad
Texto completo. Caridad especialmente hacia los más débiles y los perseguidos. No quedarnos dentro de los límites de nuestra 'iglesita pequeñita' pero a dilatar la Iglesia a las dimensiones del Reino de Dios
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Concluida la santa misa en la basílica de San Pedro en agradecimiento por la canonización de dos santos canadienses, el santo padre Francisco rezó el ángelus desde la ventana de su estudio que da a la plaza de San Pedro, delante de miles de peregrinos que allí se habían congregado.
A continuación las palabras del Papa, antes y después de la oración del ángelus.
« Queridos hermanos y hermanas. En el evangelio de este domingo, Jesús nos habla de la respuesta que se da a la invitación de Dios --representado por un rey-- a participar a un banquete nupcial.
La invitación tiene tres características fundamentales: la gratuidad, la amplitud, la universalidad. Los invitados son muchos, pero sucede algo sorprendente: ninguno de los elegidos acepta ir a la fiesta, tienen otras cosas que hacer, más aún, algunos muestran indiferencia y hasta fastidio. Dios es bueno hacia nosotros, nos ofrece gratuitamente su amistad, nos ofrece su alegría, la salvación, pero tantas veces no acogemos sus dones, ponemos en primer lugar nuestras preocupaciones materiales, nuestros intereses.
Algunos invitados incluso maltratan y asesinan a los siervos que llevan la invitación. No obstante la falta de adhesión de los llamados, el proyecto de Dios no se interrumpe. Delante del rechazo de los primeros invitados, él no se desanima, no suspende la fiesta pero repropone la invitación, ampliándola hasta más allá de los límites razonables y manda a sus siervos a las plazas y a los cruces de las rutas para reunir a todos aquellos que encuentren.
Se trata de gente común, pobres, abandonados y desheredados, más aún, 'malos y buenos', incluso los malos son invitados, sin distinción. Y la sala se llena con los 'excluidos'. El Evangelio, rechazado por alguno, encuentra una acogida inesperada en tantos corazones.
La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por esto el banquete de los dones del Señor es universal, universal para todos. A todos le da la posibilidad de responder a su invitación, a su llamado, a su caminata; nadie tiene el derecho de sentirse privilegiado o de revindicar una exclusiva. Todo esto nos induce a vencer la costumbre de colocarnos cómodamente en el centro, como hacían los jefes de los sacerdotes y fariseos.
Esto no se debe hacer, tenemos que abrirnos a las periferias, reconociendo también que quien está en los márgenes, más aún, quien es rechazado y despreciado por la sociedad, es objeto de la generosidad de Dios. Todos estamos llamados a no reducir el Reino de Dios dentro de los límites de nuestra 'iglesita', nuestra 'iglesita pequeñita', esto no sirve, pero a dilatar la Iglesia a las dimensiones del Reino de Dios.
Entretanto hay una condición: vestir el hábito nupcial. O sea dar testimonio concreto de la caridad concreta a Dios y al prójimo.
Confiamos a la intercesión María Santísima los dramas y las esperanzas de tantos hermanos y hermanas nuestros; excluidos, débiles, rechazados, despreciados, incluso aquellos que son perseguidos por motivo de su fe. Invocamos su protección en los trabajos del sínodo de los obispos reunidos estos dias en el Vaticano». 
Después de rezar la oración del ángelus:
«Queridos hermanos y hermanas, esta mañana en la ciudad de Sassari, ha sido proclamado beato el padre Francesco Zirano, de la Orden de los frailes menores conventuales: él prefirió ser asesinado antes que renegar a su fe. Demos gracias a Dios por este sacerdote mártir, heroico testimonio del Evangelio. Su fidelidad llena de coraje hacia Cristo ha sido un acto de gran elocuencia, especialmente en el actual contexto de despiadadas persecuciones contra los cristianos.
En este momento, nuestro pensamiento va a la ciudad de Génova, otra vez duramente golpeada por el aluvión. Prometo mi oración por la víctima y por todos los que han sufrido graves daños. La Virgen de la Guardia sostenga a la querida población genovesa en el empeño solidario, para que puedan superar esta dura prueba.
Recemos todos juntos a la Virgen de la Guardia. Ave María... María Madre, de la Guardia proteja a Génova.
Saludo a los peregrinos, especialmente a las familias y a los grupos parroquiales. En particular quiero saludar cordialmente al grupo de peregrinos canadienses, venidos a Roma con motivo de la canonización de san Francisco de Laval y santa María de la Encarnación. Que los nuevos santos susciten en el el corazón de los jóvenes canadienses el fervor apostólico.
Saludo al grupo del «Office Chrétien des personnes handicapées» que ha venido desde Francia; a las familias del Colegio Reinado del Corazón de Jesus, de Madrid; a los fieles de Segovia; a los polacos aquí presentes ;y a quienes han promovido especiales obras de caridad en ocasión de la Jornada del Papa.
 Saludo al numeroso grupo de la 'Associazione Amici di San Colombano per l’Europa', que han venido en ocasión de la apertura del del XIV centenario de la muerte de San Colombano, gran evangelizador del Continente europeo.
Saludo a las Hijas de María Auxiliadora, que están participando al capítulo general; a los fieles de la parroquia de Santa María Inmaculada de Carenno; a los representantes de la diócesis de Lodi reunidos en Roma para la ordenación episcopal de su Pastor; y a los fieles de Bergamo y Marne».
Y el Papa deseó a todos un buen domingo y añadió: “Por favor les pido que recen por mí”. Y concluyó con su “Buon pranzo e arrivederci».
 13.10.14



Francisco en Sta. Marta: 'Dios nos sorprende siempre'
El Santo Padre explica este lunes que la vida es un camino hacia la plenitud de Jesucristo. Además, invita a comprender los signos de los tiempos y a ser fieles a la voz del Señor
CIUDAD DEL VATICANO, 13 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Abrirse a las sorpresas de Dios, no cerrarnos a los signos de los tiempos. Es lo que ha afirmado el papa Francisco en la misa de esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta. Comentando las palabras de Jesús a los doctores de la ley, el Santo Padre ha exhortado a los fieles a no permanecer aferrados en sus propias ideas, sino a caminar con el Señor encontrando siempre cosas nuevas.
Jesús habla a los doctores de la ley que le piden un signo y los define como “generación malvada”. El Pontífice parte de esta cita del Evangelio para detenerse en el tema de las “sorpresas de Dios”. Muchas veces, ha observado, estos doctores le preguntan a Jesús por los signos, y Él les responde que no son capaces de “ver los signos de los tiempos”:
“¿Por qué estos doctores de la ley no entendían los signos de los tiempos y pedían un signo extraordinario (Jesús se lo ha dado después), por qué no entendían? Antes que nada, porque estaban cerrados. Estaban cerrados en sus sistemas, habían organizado muy bien la ley, una obra maestra. Todos los hebreos sabían lo que se podía hacer y lo que no, hasta donde se podía llegar. Estaba todo organizado, todos se sentían seguros allí”. 
Para ellos, ha añadido, eran “cosas extrañas” las que hacía Jesús: “Ir con los pecadores, comer con los publicanos”. A ellos, ha dicho, “no les gustaba, era peligroso; estaba en peligro la doctrina, esa doctrina de la ley, que ellos”, los “teólogos, habían creado a lo largo de los siglos”. El Papa ha reconocido que, “la habían hecho por amor, para ser fieles a Dios”. Pero “se encerraron allí”, “sencillamente habían olvidado la historia. Habían olvidado que Dios es el Dios de la ley, pero es el Dios de las sorpresas”. Por otro lado, ha afirmado Francisco, “también a su pueblo, Dios le ha reservado sorpresas muchas veces” como cuando le ha salvado “de la esclavitud de Egipto”:
“Ellos no entendían que Dios es el Dios de las sorpresas, que Dios es siempre nuevo; que nunca reniega de sí mismo, que nunca dice que se ha equivocado, nunca, pero nos sorprende siempre. Y ellos no entendían y se encerraban en ese sistema hecho con tanta buena voluntad y le pedían a Jesús: 'Pero, ¡Haz un signo!' Y no entendían los muchos signos que hacía Jesús y que indicaban que el tiempo estaba maduro. ¡Cerrazón! Segundo, habían olvidado que ellos eran un pueblo en camino. ¡En camino! Y cuando nos encaminamos, cuando uno está en camino, siempre encuentra cosas nuevas, cosas que no conocía”.
Y “un camino no es absoluto en sí mismo”, ha proseguido, es el camino hacia “la manifestación definitiva del Señor. La vida es un camino hacia la plenitud de Jesucristo, cuando vendrá por segunda vez”. Esta generación, ha reiterado, “busca un signo”, pero, dice el Señor, “no se le dará ningún signo, como no sea el signo de Jonás”, es decir, “el signo de la Resurrección, de la Gloria, de esa escatología hacia la que nos dirigimos”. Y estos doctores, ha afirmado, “estaban encerrados en sí mismos, no abiertos al Dios de las sorpresas, no conocían el camino y menos esta escatología”. Así, cuando en el Sanedrín Jesús afirma ser el Hijo de Dios, “se rasgaron las vestiduras”, se escandalizaron diciendo que había blasfemado. “El signo que Jesús les da --ha señalado-- era una blasfemia”. Y por este motivo, “Jesús dice: generación malvada”.
Estos, ha observado de nuevo el Papa, “no han entendido que la ley que ellos custodian y aman” era una pedagogía hacia Jesucristo. “Si la ley no lleva a Jesucristo --ha explicado-- si no nos acerca a Jesucristo, está muerta. Y por esto Jesús les reprende por estar cerrados, por no ser capaces de reconocer los signosde los tiempos, por no estar abiertos al Dios de las sorpresas”:
“Y esto debe hacernos pensar: ¿Estoy tan apegado a mis cosas, a mis ideas, cerrado? ¿O estoy abierto al Dios de las sorpresas? ¿Soy una persona quieta o una persona que camina? ¿Creo en Jesucristo --en Jesús, en lo que ha hecho: ha muerto, ha resucitado y termina la historia-- creo que el camino siga hacia la madurez, hacia la manifestación de la gloria del Señor? ¿Soy capaz de entender los signos de los tiempos y ser fiel a la voz del Señor que se manifiesta en ellos? Podemos hacernos hoy estas preguntas y pedir al Señor un corazón que ame la ley, porque la ley es de Dios; que ame también las sorpresas de Dios y que sepa que esta ley santa no termina en sí misma”. 
Y “en camino”, ha insistido, es una pedagogía “que nos lleva a Jesucristo, al encuentro definitivo, donde habrá este gran signo del Hijo del hombre”.
14.10.14



Francisco en Santa Marta: ¿nuestra vida cristiana es de cosmética o trabaja por la caridad?
El Santo Padre en la homilí­a de este martes pide no ser personas de buenas maneras pero de malas costumbres
CIUDAD DEL VATICANO, 14 de octubre de 2014 (Zenit.org) - ¿Nuestra vida es una vida cristiana de cosmética, de apariencia o es una vida cristiana con la fe que trabaja por la caridad? El santo padre Francisco ha planteado esta pregunta esta mañana en la homilía de la misa matutina de Santa Marta. De este modo, el Papa ha recordado que la fe "no es solamente recitar el Credo", sino que pide desprenderse de la avaricia y la codicia para saber darse a los otros, especialmente a los pobres.
La fe no necesita aparentar, sino ser. No necesita ser alimentada por cortesías, especialmente si son hipócritas, sino por un corazón capaz de amar de forma genuina. El Papa ha hecho referencia al Evangelio del día para afirmar que Jesús "condena" este tipo de "seguridad" centrada en el "cumplimiento de la ley".
Así, Francisco ha indicado que "Jesús condena esta espiritualidad de cosmética, aparentar lo bueno, lo bello, ¡pero la verdad por dentro es otra cosa!". Jesús condena a las personas de buenas maneras pero de malas costumbres, esas costumbres que no se ven pero se hacen a escondidas. Pero la apariencia es justa: esta gente a la que le gustaba pasearse en las plazas, hacerse ver rezando, 'maquillarse' con un poco de debilidad cuando ayunaban... ¿Por qué el Señor es así? Ved que son dos los adjetivos que usa aquí, pero unidos: avaricia y maldad". 
En el mismo pasaje, en el Evangelio de Mateo, Jesús dice de ellos "sepulcros blanqueados" para pisar ciertas actitudes, definidas por Él duramente como "inmundicia", "podredumbre".
También Pablo, en la Lectura del día, discute con los Gálatas por el mismo motivo, por su apego a la ley. Por lo que Francisco ha recordado que "la ley por sí sola no salva".
"Lo que vale es la fe. ¿Qué fe? La que 'trabaja por medio de la caridad'. El mismo discurso de Jesús al fariseo. Una fe que no es solamente recitar el Credo: todos nosotros creemos en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, en la vida eterna... ¡Todos creemos! Pero esta es una fe inamovible, no trabajadora. Lo que vale en Cristo Jesús es su labor que viene de la fe o mejor la fe que se hace trabajadora en la caridad, es decir, vuelve a la limosna. Limosna en el sentido más amplio de la palabra: desprenderse de la dictadura del dinero, de la idolatría del dinero. Toda codicia nos aleja de Jesucristo", ha afirmado el Pontífice.
A propósito el Papa ha evocado un episodio de la vida del padre Arrupe, prepósito general de los Jesuitas de los años sesenta a los años ochenta. Un día, una señora rica lo invitó en un lugar para donarle dinero para las misiones en Japón. La entrega del sobre tuvo lugar prácticamente en la puerta y delante de periodistas y fotógrafos. El padre Arrupe contó haber sufrido una "gran humillación", pero aceptó el dinero "por los pobres de Japón". Cuando abrió el sobre había diez dólares. Por esto, el Papa ha invitado a preguntarse si la nuestra "es una vida cristiana de cosmética, de apariencia, o una vida cristiana con la fe que trabaja en la caridad".
Para finalizar la homilía, el Santo Padre ha observado que "Jesús nos aconseja esto: no tocar la trompeta. El segundo consejo que nos da: no dar solamente lo que nos sobra. Y nos habla de esa viejecita que ha dado todo lo que tenía para vivir. Y alaba a esa mujer por haber hecho esto. Y lo hace de una forma un poco escondida, quizá porque se avergonzaba de no poder dar más".
15.10.14


Texto completo de la audiencia general del miércoles 15 de octubre
Francisco recuerda que el pueblo de Dios es la Nueva Jerusalén, la esposa que se prepara para recibir a su esposo
CIUDAD DEL VATICANO, 15 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Durante este tiempo, hemos hablado sobre la Iglesia, sobre nuestra santa madre Iglesia jerárquica, el pueblo de Dios en camino. Hoy queremos preguntarnos, al final, ¿qué será del pueblo de Dios? ¿Qué será de cada uno de nosotros? ¿Qué debemos esperar? El apóstol Pablo animaba a los cristianos de la comunidad de Tesalónica, que se planteaban estas mismas preguntas, y después de su argumentación decían estas palabras que están entre las más bellas del Nuevo Testamento: "¡Y así para siempre estaremos con el Señor!"
Son palabras sencillas pero con una densidad de esperanza muy grande. ¡Y así para siempre estaremos con el Señor! ¿Creéis vosotros en esto? Parece que no ¿eh? ¿Creeis?¿Lo repetimos juntos? ¿Tres veces? ¡Y así para siempre estaremos con el Señor! ¡Y así para siempre estaremos con el Señor! ¡Y así para siempre estaremos con el Señor!
Es emblemático como en el libro del Apocalipsis de Juan, retomando la intuición de los profetas, describe la dimensión última, definitiva, en los términos de la "nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo". ¡Eso es lo que nos espera! Y ahí esta, entonces, quién es la Iglesia: es el pueblo de Dios que sigue al Señor Jesús y que se prepara día tras día al encuentro con Él, como una esposa con su esposo. Y no es solo una forma de hablar: ¡será una verdadera y propia boda! Sí, porque Cristo, haciéndose hombre como nosotros y haciendo con todos nosotros una sola cosa con Él, con su muerte y con su resurrección, se ha casado realmente con nosotros y ha hecho de nosotros, como pueblo, su esposa. Y esto no es otra cosa que el cumplimiento del diseño de comunión y de amor tejido por Dios a lo largo de toda la historia, la historia del Pueblo de Dios y también de la propia historia de cada uno. Es el Señor que lleva esto adelante.  
Hay otro elemento que nos conforta ulteriormente y que nos abre el corazón: Juan nos dice que en la Iglesia, esposa de Cristo, se hace visible la "Jerusalén nueva". Esto significa que la Iglesia, además de esposa, es llamada a convertirse en ciudad, símbolo por excelencia de la convivencia y de la relacionalidad humana. Que bonito, entonces, poder contemplar ya, según otra imagen sugerida por el Apocalipsis, todas las gentes y todos los pueblos reunidos juntos en esta ciudad, como en una tienda, "la tienda de Dios". Y en este marco glorioso no habrá más aislamientos, prevaricaciones ni distinciones de ningún tipo -de naturaleza social, étnica  o religiosa- sino que seremos todos una sola cosa en Cristo.
Al  respecto de este escenario inaudito y maravilloso, nuestro corazón no puede no sentirse confirmado de forma fuerte en la esperanza. Ved, la esperanza cristiana no es simplemente un deseo, un augurio, no es optimismo: para un cristiano, la esperanza es espera, espera ferviente, apasionada por el cumplimiento último y definitivo de un misterio, el misterio de amor de Dios, en el cual hemos renacido y ya vivimos.
Y está a la espera de alguno que ya va a llegar: el Cristo Señor que se hace cada vez más cercano a nosotros, días tras día, y que viene a introducirnos finalmente en la plenitud de su comunión y de su paz. La Iglesia tiene entonces la tarea de mantener encendida y bien visible la lámpara de la esperanza, para que pueda continuar a resplandecer como signo seguro de salvación y pueda iluminar a toda la humanidad el sentimiento que lleva al encuentro con el rostro misericordioso de Dios.
Queridos hermanos y hermanas, aquí está entonces lo que esperamos: ¡que Jesús vuelva! La Iglesia esposa espera a su esposo! Sin embargo, debemos preguntarnos con mucha sinceridad: ¿somos realmente testigos luminosos y creíbles de esta esperanza? ¿Nuestras comunidades viven aún en el signo de la presencia del Señor Jesús y en la espera calurosa de la venida, o aparecen cansadas, entorpecidas, bajo el peso del cansancio y de la resignación? ¿También nosotros corremos el riesgo de terminar el aceite de la fe, el aceite de la alegría! ¡Atención!
Invoquemos a la Virgen María, madre de la esperanza y reina del cielo, para que nos mantenga siempre en una actitud de escucha y de espera, así para poder ser ya ahora permeados por el amor de Cristo y ser parte un día de la alegría sin fin, en la plena comunión de Dios.
Y no os olvidéis, nunca olvidéis, "Y así para siempre estaremos con el Señor". Lo repetimos, tres veces más. "Y así para siempre estaremos con el Señor". "Y así para siempre estaremos con el Señor". Gracias.
16.10.14



Francisco en Sta. Marta: la oración de alabanza nos lleva a la alegría
En la homilí­a de este jueves, el Santo Padre recuerda que el Señor nos ha conocido antes de la creación del mundo y nuestro nombre estaba en su corazón
CIUDAD DEL VATICANO, 16 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Rezar para pedir gracias es fácil, es más difícil la oración de alabanza, pero es esta la oración de la verdadera alegría. El papa Francisco, en la homilía de Santa Marta de esta mañana, ha reflexionado sobre la Carta a los Efesios, en la que san Pablo eleva con alegría su bendición a Dios. Se trata de una oración de alabanza, una oración "que nosotros no hacemos habitualmente: alabar a Dios es gratuidad pura" y es entrar "en una gran alegría".
De este modo, el Papa ha afirmado que "nosotros sabemos rezar muy bien cuando pedimos cosas, también cuando damos las gracias al Señor, pero la oración de alabanza es un poco más difícil para nosotros: no es tan habitual alabar al Señor. Y esto lo podemos sentir mejor cuando hacemos memoria de las cosas que el Señor ha hecho en nuestra vida: 'En Él -en Cristo- nos ha elegido antes de la creación del mundo'. ¡Bendito seas Señor, porque tú me has elegido! Es la alegría de una cercanía paterna y tierna".
Así, ha proseguido su homilía señalando que "la oración de alabanza" nos lleva a esta alegría, a estar felices delante del Señor. "¡Hagamos un esfuerzo para reencontrarla!", ha exhortado. Pero "el punto de partida" es precisamente "hacer memoria" de esta elección: "el Señor me ha elegido antes de la creación del mundo".
Para explicarlo, Francisco ha observado que esto "no se puede entender y tampoco se pude imaginar: que el Señor me haya conocido antes de la creación del mundo, que mi nombre estaba en el corazón del Señor. ¡Esta es la verdad! ¡Esta es la revelación! Si nosotros no creemos esto no somos cristianos ¡eh! También este pensamiento llena de alegría nuestro corazón: ¡yo soy elegido! Y nos da seguridad".
A continuación, el Pontífice ha recordado que "nuestro nombre está en el corazón de Dios, precisamente en las entrañas de Dios, como el niño está dentro de su madre. Esta es nuestra alegría de ser elegidos".
Es algo -ha subrayado- que "no se puede entender sólo con la cabeza. Ni sólo con el corazón. Para entender esto debemos entrar en el Misterio de Jesucristo. El Misterio de su Hijo amado: 'Él ha derramado su sangre en abundancia por nosotros, con toda sabiduría e inteligencia, haciéndonos conocer el misterio de su voluntad'. Y esta es una tercera actitud: entrar en el Misterio".
Por eso, Francisco ha subrayado que "cuando nosotros celebramos la Eucaristía, entramos en este Misterio, que no se puede entender totalmente: el Señor está vivo, está con nosotros, aquí, en su gloria, en su plenitud y dona otra vez su vida por nosotros. Esta actitud de entrar en el Misterio debemos aprenderlo cada día. El cristiano es una mujer, es un hombre, que se esfuerza para entrar en el Misterio. El Misterio no se puede controlar: es el Misterio. Yo entro".
Al finalizar su homilía de esta mañana, el Obispo de Roma ha indicado que la oración de alabanza es por tanto, y sobre todo, "oración de alegría", después "oración de memoria: '¡Pero cuánto ha hecho el Señor por mí! Con cuánta ternura me ha acompañado, cómo se ha abajado, se ha arrodillado como el padre que se arrodilla con el niño para hacerlo caminar'". Y finalmente, es "la oración al Espíritu Santo que nos dona "la gracia de entrar en el Misterio, sobre todo cuando celebramos la Eucaristía".
17.10.14



Francisco en Sta. Marta: Dios nos da el cielo como fianza de la eternidad
En la homilí­a de este viernes, el Santo Padre recuerda a los fieles que Dios nos ha dado una identidad a través del Espíritu Santo y no una lista de costumbres
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Dios nos ha dado a los cristianos, a través del Espíritu Santo, el Cielo como "fianza" de la eternidad. Pero a veces este don queda oscurecido por una vida "opaca" e hipócrita. Lo ha afirmado el papa Francisco en la homilía de la misa de Santa Marta de esta mañana.
El Espíritu Santo es el "sello" de luz con el que Dios nos ha dado "el Cielo en mano" a los cristianos, ha afirmado el Papa. Los cristianos, a menudo, escapan de esta luz por una vida de penumbra y, peor aún, de luz fingida, que brilla en la hipocresía. La homilía de hoy sigue paso a paso las palabras de la Lectura de Pablo, que explica a los cristianos de Éfeso que por haber creído en el Evangelio han recibido "el sello del Espíritu Santo".
De este modo, el Papa ha señalado que con este don, Dios "no sólo nos ha elegido" sino que nos ha dado un estilo, "un modo de vivir, que no es solamente un lista de costumbres, es más: es una identidad".
Y lo ha explicado así: "nuestra identidad es precisamente este sello, esta fuerza del Espíritu Santo, que todos nosotros hemos recibido en el Bautismo. Y el Espíritu Santo ha sellado nuestro corazón y, aún más, camina con nosotros. Este Espíritu, que había sido prometido -Jesús lo había prometido- este Espíritu no solo nos da la identidad, sino, también, es fianza de nuestra herencia. Con él, el Cielo comienza. Nosotros estamos viviendo este Cielo, esta eternidad, porque hemos sido sellados por el Espíritu Santo, que precisamente es el inicio del Cielo: era la fianza; la tenemos en la mano. Nosotros tenemos el Cielo en la mano con este sello".
Tener como fianza de eternidad el Cielo mismo, no impide a los cristianos resbalar al menos en un par de tentaciones, ha advertido. Y así ha especificado que "cuando nosotros queremos, no digo cancelar la identidad, sino hacerla opaca". Al respecto, el Papa ha afirmado que "es el cristiano tibio. Es cristiano sí, va a misa el domingo, sí, pero en su vida la identidad no se ve. También vive como un pagano: puede vivir como un pagano, pero es cristiano. Ser tibios. Hacer opaca nuestra identidad. Y el otro pecado, del que Jesús habla a sus discípulos y hemos escuchado: 'Guardaos bien de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía'. 'Fingir': finjo ser cristiano, pero no lo soy. No soy transparente, digo una cosa -'sí, sí soy cristiano'- pero hago otra cosa que no es cristiana".
Sin embargo, y el mismo Pablo lo recuerda en otro pasaje, una vida cristiana vivida según la identidad creada por el Espíritu Santo trae como regalo dones grandes, ha recordado el Pontífice.
Para concluir la reflexión de la homilía, el Santo Padre ha indicado que "amor, alegría, paz, magnanimidad, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí. Y esta es nuestro camino hacia el Cielo, es nuestro camino, que comienza el Cielo de aquí". De este modo ha recordado que "porque tenemos esta identidad cristiana, hemos sido sellados por el Espíritu Santo". Por eso, Francisco ha invitado a pedir al Señor la "gracia de estar atentos a este sello, a esta nuestra identidad cristiana, que no solo es prometida, no, ya la tenemos en la mano como fianza".
18.10.14



El Papa: Dios no tiene miedo a las novedades
Homilía del Santo Padre en la misa en ocasión de la clausura de la Asamblea Extrarordinaria del Sínodo del Obispo con el rito de la beatificación del papa Pablo VI
CIUDAD DEL VATICANO, 19 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco ha presidido este domingo, en la plaza de San Pedro, a las 10.30, la misa en ocasión de la clausura del Sínodo de los Obispo, sobre el tema "Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización con el rito de la beatificación del Siervo de Dios el Papa Pablo VI.
Publicamos a continuación la homilía del Santo Padre:
Acabamos de escuchar una de las frases más famosas de todo el Evangelio: «Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
Jesús responde con esta frase irónica y genial a la provocación de los fariseos que, por decirlo de alguna manera, querían hacerle el examen de religión y ponerlo a prueba. Es una respuesta inmediata que el Señor da a todos aquellos que tienen problemas de conciencia, sobre todo cuando están en juego su conveniencia, sus riquezas, su prestigio, su poder y su fama. Y esto ha sucedido siempre.
Evidentemente, Jesús pone el acento en la segunda parte de la frase: «Y [dar] a Dios lo que es de Dios». Lo cual quiere decir reconocer y creer firmemente –frente a cualquier tipo de poder- que sólo Dios es el Señor del hombre, y no hay ningún otro. Ésta es la novedad perenne que hemos de redescubrir cada día, superando el temor que a menudo nos atenaza ante las sorpresas de Dios.
¡Él no tiene miedo de las novedades! Por eso, continuamente nos sorprende, mostrándonos y llevándonos por caminos imprevistos. Nos renueva, es decir, nos hace siempre “nuevos”. Un cristiano que vive el Evangelio es “la novedad de Dios” en la Iglesia y en el mundo. Y a Dios le gusta mucho esta “novedad”.
«Dar a Dios lo que es de Dios» significa estar dispuesto a hacer su voluntad y dedicarle nuestra vida y colaborar con su Reino de misericordia, de amor y de paz.
En eso reside nuestra verdadera fuerza, la levadura que fermenta y la sal que da sabor a todo esfuerzo humano contra el pesimismo generalizado que nos ofrece el mundo. En eso reside nuestra esperanza, porque la esperanza en Dios no es una huida de la realidad, no es un alibi: es ponerse manos a la obra para devolver a Dios lo que le pertenece. Por eso, el cristiano mira a la realidad futura, a la realidad de Dios, para vivir plenamente la vida –con los pies bien puestos en la tierra– y responder, con valentía, a los incesantes retos nuevos.
Lo hemos visto en estos días durante el Sínodo extraordinario de los Obispos –“sínodo” quiere decir “caminar juntos”–. Y, de hecho, pastores y laicos de todas las partes del mundo han traído aquí a Roma la voz de sus Iglesias particulares para ayudar a las familias de hoy a seguir el camino del Evangelio, con la mirada fija en Jesús. Ha sido una gran experiencia, en la que hemos vivido la sinodalidad y la colegialidad, y hemos sentido la fuerza del Espíritu Santo que guía y renueva sin cesar a la Iglesia, llamada, con premura, a hacerse cargo de las heridas abiertas y a devolver la esperanza a tantas personas que la han perdido.
Por el don de este Sínodo y por el espíritu constructivo con que todos han colaborado, con el Apóstol Pablo, «damos gracias a Dios por todos ustedes y los tenemos presentes en nuestras oraciones» Y que el Espíritu Santo que, en estos días intensos, nos ha concedido trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad, acompañe ahora, en las Iglesias de toda la tierra, el camino de preparación del Sínodo Ordinario de los Obispos del próximo mes de octubre de 2015. Hemos sembrado y seguiremos sembrando con paciencia y perseverancia, con la certeza de que es el Señor quien da el crecimiento.
En este día de la beatificación del Papa Pablo VI, me vienen a la mente las palabras con que instituyó el Sínodo de los Obispos: «Después de haber observado atentamente los signos de los tiempos, nos esforzamos por adaptar los métodos de apostolado a las múltiples necesidades de nuestro tiempo y a las nuevas condiciones de la sociedad» (Carta ap. Motu proprio Apostolica sollicitudo).
Contemplando a este gran Papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias. Gracias a nuestro querido y amado Papa Pablo VI. Gracias por tu humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia.
El que fuera gran timonel del Concilio, al día siguiente de su clausura, anotaba en su diario personal: «Quizás el Señor me ha llamado y me ha puesto en este servicio no tanto porque yo tenga algunas aptitudes, o para que gobierne y salve la Iglesia de sus dificultades actuales, sino para que sufra algo por la Iglesia, y quede claro que Él, y no otros, es quien la guía y la salva». En esta humildad resplandece la grandeza del Beato Pablo VI que, en el momento en que estaba surgiendo una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría y con visión de futuro –y quizás en solitario– el timón de la barca de Pedro sin perder nunca la alegría y la fe en el Señor.
Pablo VI supo de verdad dar a Dios lo que es de Dios dedicando toda su vida a la «sagrada, solemne y grave tarea de continuar en el tiempo y extender en la tierra la misión de Cristo», amando a la Iglesia y guiando a la Iglesia para que sea «al mismo tiempo madre amorosa de todos los hombres y dispensadora de salvación».  
20.10.14


Francisco presidió un consistorio sobre Oriente Medio
El Santo Padre y el colegio cardenalicio claman por la paz, la reconciliación y la libertad religiosa en esta región tan golpeada por la violencia
CIUDAD DEL VATICANO, 20 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El santo Padre y los cardenales presentes en el Vaticano se han reunido esta mañana en consistorio para la presentación de dos causas de canonización de los beatos Giuseppe Vaz y María Cristina de la Inmaculada Concepción. Asimismo, Francisco quiso aprovechar la ocasión de este encuentro para informar a los miembros del Colegio Cardenalicio sobre la actual situación de los cristianos en Oriente Medios y el compromiso de la Iglesia por la paz en esta región.
Este encuentro, surge como una continuación del tema de Oriente Medio que se celebró a principios de octubre, por deseo del Santo Padre, en la que participaron los mayores representantes de la Curia romana y los nuncios apostólicos en la zona.
El Papa se ha dirigido a los presentes, afirmando que este tema lo lleva muy en el corazón.
"Nos une el deseo de paz y de estabilidad en Oriente Medio y la voluntad de favorecer la resolución de los conflictos a través de diálogo, la reconciliación y el empeño político", ha observado el Santo Padre.  Al mismo tiempo, ha manifestado el deseo de "brindar la máxima ayuda posible a las comunidades cristianas para sostener su permanencia en la región". De este modo, ha reiterado su idea de no resignarnos "a pensar en Oriente Medio sin los cristianos, que desde hace dos mil años confiesan el nombre de Jesús".
El Papa ha reconocido que los últimos acontecimientos, sobre todo en Irak y en Siria, "son muy preocupantes". Por eso ha observado que "asistimos a un fenómeno de terrorismo de dimensiones antes inimaginables. Tantos hermanos nuestros son perseguidos y han tenido que dejar sus casas, incluso de manera brutal". A propósito ha precisado que "parece que se ha perdido la conciencia del valor de la vida humana, parece que la persona no cuente y se la pueda sacrificar por otros intereses Y todo esto, lamentablemente, ante la indiferencia de muchos".
Esta situación injusta requiere  --ha concluido el Pontífice-- además de nuestra constante oración, una respuesta adecuada también de parte de la Comunidad Internacional. Por ello, Francisco se ha mostrado seguro de que, con la ayuda del Señor, "del encuentro de hoy brotarán reflexiones y sugerencias válidas para poder ayudar a nuestros hermanos que sufren y también para salir al encuentro del drama de la reducción de la presencia cristiana en la tierra donde ha nacido y desde la cual se ha difundido el cristianismo".
Entre cardenales, patriarcas y superiores de la Secretaría de Estado han participado 86 personas.  Tras el saludo del Santo Padre, ha intervenido también el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolín, quien se ha encargado de hablar sobre el encuentro precedente celebrado del 2 al 4 de octubre.
Después, han intervenidos los cardenales y los patriarcas presentes en el Aula del Sínodo. En total, las intervenciones han sido unas treinta.
Los patriarcas de las Iglesias mediorientales, en particular, han descrito la situación y problemas principales de las respectivas Iglesias en los sus países. Según indica el comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano, "las intervenciones se han articulado sobre algunos principios: la exigencia de paz y de reconciliación en Oriente Medio, la defensa de la libertad religiosa, el apoyo a las comunidades locales, la gran importancia de la educación para crear nuevas generaciones capaces de dialogar entre ellos, el rol de la comunidad internacional".
Respecto al primer punto, "se ha subrayado que Oriente Medio tiene una necesidad urgente de redefinir el propio futuro", se ha destacado "la importancia de Jerusalén como 'capital de la fe' para las tres grandes religiones monoteístas" y se ha evidenciado la necesidad de llegar a una solución de los conflictos israelí-palestino y sirio. Frente a las violencias perpetradas por el Estado Islámico, se ha subrayado que no se puede matar en nombre de Dios.
En relación a la libertad religiosa se ha insistido en que "la libertad de religión, junto a la de culto y conciencia, es un derecho fundamental, innato y universal, un valor para toda la humanidad". Y junto a este derecho, "se ha subrayado también la línea de exigencia que a los cristianos se les reconozcan todos los derechos civiles que a lo otros ciudadanos, sobre todo en los países en los que actualmente las religión no está separada del Estado".
Al abordar el tema de la ayuda a las comunidades locales de la región se ha reiterado que "un Oriente Medio sin cristianos sería una grave pérdida para todos, ya que juegan un papel fundamental para mantener el equilibrio en esa zona y por su gran compromiso en el ámbito de la educación". Por lo tanto, han asegurado "es esencial alentar a los cristianos para que permanezcan en Oriente Medio y perseveren en su misión, también porque han contribuido al bienestar de los países en los que viven".
Por otro lado, se ha reflexionado sobre el problema de la emigración de los cristianos. "Deben encontrar acogida en las Iglesias y en los Estados a los que emigran y deberían contar también con estructuras pastorales adecuadas para los diversos ritos", han indicado. Así como se ha solicitado "que prosiga el envío de ayudas humanitarias a Oriente Medio para que los cristianos se sientan animados a permanecer en sus tierras y a cultivar las diversas manifestaciones de solidaridad posibles por parte de las Iglesias de otros países, por ejemplo, con viajes y peregrinaciones".
Respecto a la educación, se ha recordado que en muchos países de Oriente Medio los libros de texto de la escuela no hablan bien de las religiones diversas de la que sigue el Estado y la necesidad de una reflexión sobre este hecho por parte de las instituciones locales. Por esta razón, "se ha evidenciado la necesidad de entablar un diálogo interreligioso con los musulmanes, partiendo de la base común de la razón y de una auténtica cooperación ecuménica, para que todas las Iglesias de Oriente Medio hagan oír una única voz".
Para finalizar, se ha pedido a la comunidad internacional que "garantice a los prófugos cristianos la posibilidad de regresar cuanto antes a sus hogares, estableciendo 'zonas de seguridad', por ejemplo, en la llanura de Nínive". Además, se ha lanzado un llamamiento en favor de todas las personas secuestradas en Oriente Medio para que el mundo no se olvide de ellas.
 21.10.14