30 de set. 2017

PAPA OCTUBRE 2017

El Papa a los alcaldes italianos: ‘No elevar más las torres sino ampliar las plazas’

En audiencia les invita a promover la cultura del encuentro hacia los inmigrantes
(Ciudad del Vaticano, 30 Sept. 2017).- Tras recordar las ciudades de Babel y Jerusalén, el papa Francisco le señaló a los miembros de la Asociación de los Municipios Italianos (Anci, por sus siglas en italiano) que quiere hablarles de una ciudad “que no admite dirección obligatoria de un individualismo exasperado y que disocia el interés privado del público”.
Fue en la audiencia que concedió este sábado en el Vaticano al Anci, en la que precisó que esa ciudad ideal “no soporta los callejones sin salida de la corrupción, o donde se anidan las llagas de la disgregación”. Y que no conoce las máscaras de intereses de esos pocos que quieren privatizar espacios públicos.
No se trata de elevar aún más la torre -dijo el pontífice- sino de ampliar la plaza” para “dar espacio a cada uno para realizarse junto a su familia y abrirse a la comunión con los demás”.
O sea, además de un corazón “bueno y grande que custodie la pasión del bien común”, esta ciudad necesita promover la justicia social, crear servicios y oportunidades, educando a la corresponsabilidad responsabilità compartida.
Señaló también el peligro de las dobles caminos, “una pista para los corruptos” y en la otra, “los callejones para los pobres, desempleados, familias numerosas, inmigrantes y quien no tiene a nadie para apoyarse”.
Invitó a no aceptar estos esquemas y para ello de una “política y una economía basada nuevamente en la ética” en relación “de la comunidad y del ambiente”.
El Santo Padre reconoció que existe malestar “ante la llegada maciza de migrantes y refugiados”, debido al temor del extranjeros, agravado por las dificultades económicas.
Entretanto ese malestar tiene que ser superado “con la oferta de espacios de encuentro personal y de conocimiento mutuo”. Dio así el “bienvenido a todas las iniciativas que promueven la cultura del encuentro”.
Elogió que muchas administraciones locales realicen “buenas prácticas de acogida y de integración” y deseó que las otras sigan este ejemplo. De tal manera que “la política pueda realizar su tarea fundamental que ayude a mirar con esperanza el futuro”.
Entonces, concluyó el Santo Padre “la ciudad se volverá un preludio y reflejo de la Jerusalén celeste”.     
01.10.17



Ángelus: “comprometámonos a leer y a meditar la Biblia”

El Papa saluda la beatificación de Titus Zeman

(Bolonia 1 de octubre de 2017). – “Comprometámonos a leer y a meditar la Biblia, especialmente el Evangelio”. Han sido los estímulos del Papa Francisco en el ángelus dominical que ha celebrado en Bolonia, el 1 de octubre de 2017.
Al mediodía, el Papa se ha reunido con representantes del mundo del trabajo, en la “Piazza Maggiore” de la ciudad de Emilia Romaña, en el norte de Italia. Ha recitado con ellos la oración mariana, saludando la beatificación del Padre eslovaco Titus Zeman, mártir, uniéndose a los fieles reunidos en el Santuario de Pompeya para la tradicional Súplica a Nuestra Señora del Rosario.

Palabras del Papa despues del Angelus
Queridos hermanos y hermanas,

Ayer, en Bratislava (Eslovaquia), fue beatificado Titus Zeman, sacerdote salesiano. Uniéndose a la larga lista de mártires del siglo XX, porque él murió en 1969 después de haber estado en prisión mucho tiempo a causa de su fe y de su servicio pastoral. Que su testimonio nos sostenga en los momentos más difíciles de la vida y nos ayude a reconocer, también en la prueba, la presencia del Señor.

En este domingo, concluye la semana dedicada de manera particular a la Palabra de Dios, con ocasión de la memoria de San Jerónimo, gran maestro de la Santa Escritura. Demos gracias a Dios por el don de su Palabra y comprometámonos a leer y a meditar la Biblia, especialmente el Evangelio.

Por último, nos unimos espiritualmente a los fieles reunidos en el Santuario de Pompeya para la tradicional Súplica a Nuestra Señora del Rosario, presidida hoy por el presidente de la Conferencia episcopal italiana, el cardenal Bassetti.

A todos vosotros, Boloñeses nativos y “adoptivos”, os deseo un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de orar por mí. Buen apetito y hasta luego!.        

02.10.17


Papa Francisco: “El don más grande que Dios nos ha dado a cada uno es la vida”

Audiencia con motivo de la Jornada del Don 2017

(2 Oct. 2017).- “El don más grande que Dios nos ha dado a cada uno es la vida; y la vida es parte de otro don divino originario que es la creación”, ha señalado el papa Francisco.
El papa ha recibido esta mañana en la Sala Clementina del Vaticano a los participantes en la reunión organizada por el Instituto Italiano de Donación con motivo de la Jornada del Don 2017.
El don de la vida y el don de la creación provienen del amor de Dios por la humanidad; más aún, a través de estos dones Dios nos ofrece su amor” –ha indicado el Papa– “Y en la medida en que nos abrimos y lo acogemos, podemos convertirnos a nuestra vez en don de amor para nuestros hermanos”.
Asimismo, el Papa ha encomendado una tarea: “Todos debemos sentir la gran responsabilidad de proteger adecuadamente la creación y de cuidarla, defendiéndola de las diversas formas de degradación”, ya que –ha apuntado el Santo Padre– lo “hemos recibido como un don gratuito de la bondad de Dios”.
El “don”, que se celebra en Italia el 4 de octubre, al que está llamado “todo el mundo, especialmente los niños y jóvenes –ha afirmado el Papa– es una experiencia educativa, que hace crecer humana y espiritualmente, abriendo la mente y el corazón a los amplios espacios de la fraternidad y la compartición. ¡Así se construye la civilización del amor!”.

Así, el papa Francisco ha animado a los jóvenes “a continuar su alegría” y a ser “hombres y mujeres, chicos y chicas defensores de la vida, custodios de la creación,       
 03.10.17


Santa Marta: “Transcurramos hoy un poco de tiempo ante el Crucifijo”

El Papa ha reflexionado en la soledad de Jesús hacia Jerusalén

(3 Oct. 2017).- Frente al relato de la Pasión, el Papa ha invitado a “tomarse un poco de tiempo para pensar” en Jesús que “tanto nos ha amado”, “que ha caminado solo hacia la cruz”, ha anunciado el Papa en a Misa de Santa Marta.
El papa Francisco ha señalado que cuando Jesús se puso en camino con sus discípulos hacia Jerusalén porque “se cumplían los días en que habría sido elevado en alto”, realizaba dos acciones: “Toma la firme decisión de ponerse en camino”, y “anuncia esto a sus discípulos”. Así ha expuesto el Papa la principal idea del Evangelio propuesto para el día de hoy en la Misa celebrada en Santa Marta.
Frente al relato de la Pasión, el Papa ha invitado a “tomarse un poco de tiempo para pensar” en Jesús que “tanto nos ha amado”, “que ha caminado solo hacia la cruz” en medio de la incomprensión de los suyos. “Pensar”, “ver”, “agradecer” a Jesús, obediente y valiente, y “realizar un coloquio con Él”.
Esta ha sido la sugerencia del Santo Padre: “¿Cuántas veces yo trato de hacer tantas cosas y no miro, lo que Tú has hecho por mí? ¿Tú que has entrado en la paciencia – el hombre paciente, Dios paciente – que con tanta paciencia toleras mis pecados, mis fracasos? Y hablar con Jesús así. Él siempre está decidido a ir adelante, poner el rostro, y nosotros debemos agradecérselo. Transcurramos hoy un poco de tiempo, poco minutos – cinco, diez, quince – ante el Crucifijo, tal vez, o con la imaginación ver a Jesús caminando decididamente hacia Jerusalén, y pedir la gracia de tener el coraje de seguirlo desde cerca”.
El Papa ha recordado que “sólo una vez” se permitió Jesucristo pedir al Padre que alejara un poco esta cruz, cuando en el Huerto de los Olivos oraba al Padre: “Si es posible, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Esto pone de manifiesto –ha indicado Francisco– la actitud “obediente” de Jesús: “Lo que el Padre quiere. Decidido y obediente y nada más. Y así, hasta el final. El Señor entra en la paciencia… Entra en la paciencia. Es un ejemplo de camino, no sólo morir sufriendo en la cruz, sino caminar en la paciencia”.
Sin embargo, los discípulos no siguen a su Maestro hacia la cruz, tal como lo relatan diversas páginas de los Evangelios que citó el Santo Padre. A veces los discípulos “no entendían lo que quería decir o no querían entender, porque estaban asustados”; mientras otras veces “escondían la verdad” o se distraían haciendo “cosas alienantes”; o, como se lee en el Evangelio, “buscaban una coartada para no pensar” en lo que le esperaba al Señor, ha señalado el Papa.
Y Jesús solo. No estaba acompañado en esta decisión porque nadie comprendía el misterio de Jesús. La soledad de Jesús en el camino hacia Jerusalén: solo. Y esto, hasta el final. Pensemos después en el abandono de los discípulos, en la traición de Pedro… Solo. El Evangelio nos dice que se le apareció sólo un ángel del cielo para confortarlo en el Huerto de los Olivos. Sólo aquella compañía. Solo”, ha narrado el Papa.
04.10.17


Audiencia general: “Jesús quiere testigos, personas que difundan esperanza”

Tema de la catequesis: “Misioneros de esperanza hoy”

(4 Oct. 2017).- “Jesús quiere testigos, personas que difundan esperanza con su modo de acoger, de sonreír, y sobre todo de amar”, ha anunciado el papa Francisco.
El papa Francisco ha celebrado esta mañana, 4 de octubre de 2017, la Audiencia general, que comenzaba a las 9:40 horas en la plaza de San Pedro frente a 15.000 peregrinos, según Radio Vaticano. El mes de octubre está dedicado por la Iglesia especialmente a la misión, por eso esta catequesis lleva por título: “Misioneros de esperanza hoy”.
A través del Espíritu Santo, Jesús nos hace renacer a una vida nueva que debemos anunciar a los demás no sólo de palabra, sino con la vida. Jesús quiere testigos, personas que difundan esperanza con su modo de acoger, de sonreír, y sobre todo de amar”, ha indicado el papa Francisco en la audiencia.
El núcleo de la fe cristiana es la resurrección de Jesús, por eso el cristiano no puede ser un profeta de desgracias”, han sido sus palabras.
Francisco ha explicado que la fuerza de la resurrección “hace que los cristianos seamos capaces de amar” allí donde parece que ya no hay motivo para amar, y de “abrir espacios de salvación” allí donde parece que todo está humanamente perdido.
El cristiano –ha señalado el Papa– por eso no se deja llevar del desánimo o de la queja, ya que “gracias a la resurrección está convencido de que no hay ningún mal que sea infinito, ninguna noche que sea eterna, ningún hombre que no pueda cambiar, ningún odio que no se pueda vencer con amor”.
El papa Francisco ha saludado cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina, y los ha exhortado a que “sepamos difundir siempre a nuestro alrededor semillas de esperanza y de amor”, pidiéndoselo a Jesús, “por intercesión de la Virgen María y de san Francisco de Asís”.   05.10.17


Santa Marta: El Papa llama a “redescubrir las propias raíces”

Homilía del Papa en la misa matutina

(5 Oct. 2017).- “Quien reencuentra sus propias raíces es un hombre de alegría, mientras el autoexilio psicológico, hace muy mal”, ha anunciado el Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
A partir de la Primera Lectura tomada del Libro de Nehemías, el Santo Padre exhortó a reencontrar la propia pertenencia. En el texto se describe “una gran asamblea litúrgica” que representa al pueblo reunido ante la Puerta de las Aguas en Jerusalén.
Asimismo, Francisco ha recordado la “nostalgia de los emigrantes”, de aquellos “están lejos de su patria y quieren regresar”, apoyándose en el Salmo que dice: “A lo largo de los ríos de Babilonia se sentaban y lloraban. No podían cantar, sus cítaras estaban colgadas en los sauces, pero no querían olvidar”.
De manera que Nehemías se prepara para regresar y llevar al pueblo a Jerusalén. Se trataba de “un viaje difícil” porque “debía convencer a tanta gente” y trasladar las cosas para reconstruir la ciudad, las murallas, el Templo, “pero sobre todo era un viaje para reconstruir las raíces del pueblo”, ha indicado Francisco.
Después de tantos años, las raíces “se habían debilitado”, pero no se habían perdido. Reapropiarse de las raíces “significa retomar la pertenencia de un pueblo”. “Sin las raíces no se puede vivir: un pueblo sin raíces o que abandona sus raíces, es un pueblo enfermo”, ha advertido el Papa.
Y ha continuado: “Una persona sin raíces, que ha olvidado sus propias raíces, está enferma. Recuperar, redescubrir sus propias raíces y recobrar fuerza para ir adelante, la fuerza para dar fruto y, como dice el poeta, ‘la fuerza para florecer del árbol florido, viene de lo que está enterrado. Precisamente esa relación entre la raíz y el bien que nosotros podemos hacer.        06.10.17


Santa Marta: El Papa invita a que “pidamos la gracia de la vergüenza”

El pecado arruina el corazón”, recuerda el Papa

(6 Oct. 2017).- “La vergüenza abre la puerta a la curación”, “pidamos la gracia de la vergüenza” es la invitación que ha hecho el papa Francisco en la misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta.
El Papa dirigió estas palabras al concluir esta reflexión: “Ante el Señor experimentar vergüenza por nuestros pecados y pedir ser curados”, y continuó “Cuando el Señor nos ve así, avergonzados por lo que hemos hecho, y con humildad pedir perdón, Él es el omnipotente: borra, nos abraza, nos acaricia y nos perdona. Éste es el camino para llegar al perdón, lo que hoy nos enseña el profeta Baruc”.
El Papa ha aclarado que Dios es misericordioso: “Alabemos hoy al Señor porque ha querido manifestar la omnipotencia precisamente en la misericordia y en el perdón”, y ante un Dios tan bueno, que perdona todo, que tiene tanta misericordia: “pidamos la gracia de la vergüenza”.
Nadie puede decir: ‘Yo soy justo’, o ‘yo no soy como aquel o como aquella’. Yo soy pecador. Yo diría que casi es el primer nombre que todos tenemos: pecadores”, ha señalado el Papa.
Justicia a Dios y a nosotros el deshonor en el rostro”. Con estas palabras el Profeta Baruc en la Primera Lectura propuesta por la liturgia del día se refiere a la desobediencia a la ley de Dios, es decir, al pecado y, al mismo tiempo, indica también cuál es el verdadero camino para pedir perdón.
Este ha sido el hilo conductor de la homilía del Papa durante la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el primer viernes de octubre. Francisco recorrió el texto litúrgico deteniéndose, ante todo, en la realidad del pecado que caracteriza a todos los hombres, y en la profecía de Baruc “sacerdotes, reyes, jefes y padres”.
El Papa ha explicado que al preguntarnos “¿por qué somos pecadores?” entendemos que “hemos desobedecido, siempre en relación con el Señor: Él ha dicho una cosa y nosotros hemos hecho otra. No hemos escuchado la voz del Señor: Él nos ha hablado tantas veces. En nuestra vida, cada uno puede pensar: ‘¡Cuántas veces el Señor me ha hablado a mí! ¡Cuántas veces no lo he escuchado!’. Ha hablado con los padres, con la familia, con el catequista, en la iglesia, en las predicaciones, también ha hablado a nuestro corazón”.
Pero nosotros nos hemos rebelado: éste es el pecado, por lo tanto es “rebelión”, es “obstinación” en el proseguir en “las inclinaciones perversas de nuestro corazón”, cayendo en las “pequeñas idolatrías de cada día”, “codicia”, “envidia”, “odio” y, especialmente, “maledicencia”, ese “hablar mal” que el Papa define la “guerra del corazón para destruir al otro”.
El pecado arruina el corazón, arruina la vida, arruina el alma, debilita y enferma”, y el Papa ha indicado que “No es una mancha que hay que quitar. Si fuera una macha, bastaría ir a la tintorería y hacerla limpiar… No. El pecado es una relación de rebelión contra el Señor. Es malo en sí mismo, pero malo contra el Señor, que es bueno. Y si yo pienso así mis pecados, en lugar de entrar en depresión, siento aquel gran sentimiento: la vergüenza, la deshonra de la que habla el profeta Baruc. La vergüenza es una gracia”.           
  07.10.17



Ángelus: “Aportar el vino nuevo de la misericordia del Señor”

El Papa comenta la parábola de los viñadores homicidas

(Roma, 8 de octubre de 2017). – “Aportar el vino nuevo de la misericordia del Señor”: es la misión del cristiano según el Papa Francisco.
El Papa en efecto ha comentado, antes de la oración del ángelus, este domingo 8 de octubre, en la plaza San Pedro, en presencia de unas 30.000 personas, la parábola de los viñadores homicidas que cuenta el evangelio de San Mateo leído en la misa de hoy.
El Papa ha hecho observar que Dios no se para ante el pecado: “Dios continua poniendo en circulación “el buen vino” de su viña, es decir la misericordia.”
Ha advertido también que hay un obstáculo “de cara a la voluntad tenaz y tierna del Padre”: ”nuestra arrogancia y nuestra presunción que a veces también se convierte en violencia!”.
La historia de Dios y de la humanidad está marcada por “traiciones” y “rechazos”, pero ha continuado el Papa, Dios “no se venga, Dios ama, nos espera, para perdonarnos, para abrazarnos”.
El Papa ha invitado a invocar la intercesión de la Virgen María para poder llevar por todas partes “el vino nuevo de la misericordia del Señor”. Porque, ha explicado, el cristianismo es “una proposición de amor”.
Ha saludado también, después del ángelus, la beatificación, en Milán, el 7 de octubre, del padre capuchino italiano Arsenio da Trigolo, fundador de las hermanas de María consoladora.
Ha concluido: “Buen domingo, buen almuerzo! Y por favor, no os olvidéis de orar por mí”.
Esta es nuestra traducción de las palabras del Papa.
Palabras del Papa Francisco antes del ángelus
Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
La liturgia de este domingo nos propone la parábola de los viñadores homicidas a los cuales el propietario confía la viña que él ha plantado y después se va (cf. Mt 21,33-43). Así se puso a prueba la lealtad de estos viñadores: la viña les es confiada, ellos la deben guardar, hacerla fructificar y devolver la cosecha al propietario.
Una vez llegado el tiempo de la vendimia, el propietario envía a sus servidores a recoger los frutos. Pero los viñadores adoptan una actitud posesiva: no se consideran como simples administradores, sino como propietarios y rehúsan recolectar. Maltratan a los siervos hasta el punto de matarlos. El propietario se muestra paciente con ellos: envía a otros servidores, más numerosos que los primeros, pero el resultado es el mismo. Al final, con su paciencia, decide enviar a su propio hijo, pero los viñadores, presos de sus comportamientos posesivos, matan también al hijo, pensando que así serían los herederos.
Este relato ilustra de una manera alegórica estos reproches que los profetas habían hecho en relación a la historia de Israel. Es una historia que nos pertenece: habla de la alianza que Dios quiso establecer con la humanidad y a la cual también nos llamó a participar. Pero, esta historia de alianza, como toda historia de amor conoce sus momentos positivos, pero está marcada por traiciones y rechazos.
Para entender como Dios responde a los rechazos opuestos a su amor y a su propuesta de alianza, el pasaje evangélico pone en los labios del propietario de la viña una cuestión: “Cuando venga el propietario de la viña, que les hará a los campesinos?” (v.40). esta cuestión subraya que la decepción de Dios ante el mal comportamiento de los hombres no es la última palabra!
Esta es la gran novedad del cristianismo: un Dios que, incluso decepcionado por nuestros errores y por nuestros pecados, no falta a su palabra, no se cierra, y sobre todo no se venga!
Hermanos y hermanas,Dios no se venga! Dios ama, no se venga, nos espera para perdonarnos, abrazarnos.
Por las “piedras rechazadas”- es Cristo la primera piedra que los constructores rechazaron”-, por las situaciones de debilidad y de pecado, Dios continua poniendo en circulación “el vino nuevo” de su viña, es decir la misericordia. Este es el vino nuevo de la viña del Señor: la misericordia.
Solo hay un obstáculo de cara a la voluntad tenaz y tierna de Dios: nuestra arrogancia y nuestra presunción, que a veces se convierte en violencia! De cara a estas actitudes y donde no haya fruto, la Palabra de Dios conserva toda su fuerza de reproche y de advertencia: “El Reino de Dios os será quitado y será dado a un pueblo que de fruto” (v. 43).
La urgencia de responder con buenos frutos a la llamada del Señor que nos llama a ser su viña, nos ayude a comprender lo que hay de nuevo y original en el cristianismo.
No es tanto una suma de preceptos y de normas morales, sino que ante todo es una proposición de amor que Dios, por Jesús, ha hecho y continúa haciendo a la humanidad. Es una invitación a entrar en esta historia de amor, convirtiéndose en una viña vivaz y abierta, rica en frutos y en esperanza para todos.
Una viña cerrada puede volverse salvaje y producir uvas salvajes.
Estamos llamados a salir de la viña para ponernos al servicio de nuestros hermanos que no están con nosotros, para sacudirnos mutuamente y animarnos , para recordarnos que debemos ser la viña del Señor en todos los medios, incluso en los más lejanos y desfavorecidos.

Queridos hermanos y hermanas, invoquemos la intercesión de la Virgen María para que ella nos ayude a ser, en todas partes, especialmente en las periferias de la sociedad, la viña que el Señor ha plantado para el bien de todos y a aportar el vino nuevo de la misericordia del Señor.          
09.10.17




Santa Marta: “Ayudar a levantarse a quien tiene necesidad”

El Papa reflexionó con el Evangelio del Buen Samaritano

(9 Oct. 2017).- “¿Cómo hago yo ante tantas heridas, ante tantas personas heridas con las cuales me encuentro todos los días? ¿Hago como Jesús?”, el Papa hizo reflexionar en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta.
Hacerse cargo de las personas heridas como hizo el Buen Samaritano”, este ha sido el mandato que ha hecho el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada hoy, 9 de octubre de 2017, en Santa Marta, exhortando a “ayudar a levantarse” a quien tiene necesidad.
El Papa reflexionó a partir del Evangelio propuesto por la liturgia del día que relata la parábola del Buen Samaritano, quien, “a diferencia del sacerdote y del levita, se detiene y socorre al hombre herido a muerte por los bandidos”, ha dicho.
Esta parábola “es la respuesta que Jesús da al Doctor de la Ley”, que quiere ponerlo a prueba preguntándole qué hay que hacer para heredar la vida eterna –ha indicado el Papa–. “Jesús le hace decir el mandamiento del amor hacia Dios y hacia el prójimo, pero el Doctor de la Ley, que no sabía salir de la pequeña trampa que Jesús le había tendido, le pregunta quién era su prójimo. Y entonces Jesús responde con esta historia”.
En la parábola hay seis “actores”: los bandidos, el hombre herido a muerte, el sacerdote, el levita, el posadero y el samaritano, un pagano que no era del pueblo judío. El Papa evidenció que Cristo siempre responde de modo “más elevado”. Y en este caso con una historia que, precisamente, quiere explicar su mismo misterio, “el misterio de Jesús”.
Así, el papa Francisco describió una actitud “frecuente”: “Una actitud muy habitual entre nosotros: mirar una calamidad, mirar una cosa fea y pasar más allá. Y después leerla en los periódicos, un poco pintadas por el escándalo o el sensacionalismo. En cambio, este pagano, pecador, que estaba de viaje, ‘vio y no pasó más allá: tuvo compasión’. Lucas lo describe bien: ” Vio, tuvo compasión de él, estuvo cerca y no se alejó: se acercó. Le vendó las heridas – ¡él! – derramándole aceite y vino.´ Y no lo dejó allí: hice lo mío y me voy. No”.
Después lo cargó sobre su cabalgadura, lo llevó a la posada y se ocupó de él, pero al día siguiente, teniendo que irse por sus cuestiones, pagó al posadero para que se ocupara de él diciéndole también que lo que hubiera gastado además “de esos dos denarios”, se los habría pagado a su regreso. Éste es el “el misterio de Cristo” que “se hizo siervo, se abajó, se anonadó y murió por nosotros”, señaló Francisco. Con este misterio Jesús responde al Doctor de la Ley, que quería ponerlo a prueba. Jesús es el Buen Samaritano e invita a aquel hombre a hacer lo mismo. “No es un relato para niños” –aclaró el Papa– sino “el misterio de Jesucristo”:
Y viendo esta parábola, comprenderemos con mayor profundidad la amplitud del misterio de Jesucristo. El Doctor de la Ley se fue silencioso, lleno de vergüenza, no comprendió. No comprendió el misterio de Cristo. Quizá haya entendido ese principio humano que nos acerca a entender el misterio de Cristo: que cada hombre vea a otros hombre desde arriba hacia abajo, sólo cuando debe ayudarlo a levantarse. Y si alguien hace esto, está en el buen camino, está en el buen camino hacia Jesús”.
¿Qué hago yo? ¿Soy un bandido, un estafador, corrupto? ¿Soy un bandido allí? ¿Soy un sacerdote? ¿echa un vistazo, ve y mira para otro lado y va más allá? ¿O un dirigente católico, que hace lo mismo? ¿O soy un pecador? ¿Uno que debe ser condenado por sus propios pecados? ¿Y me acerco, me hago prójimo, me ocupo de aquel que tiene necesidad? ¿Cómo hago yo ante tantas heridas, ante tantas personas heridas con las cuales me encuentro todos los días? ¿Hago como Jesús? ¿Tomo forma de siervo? Nos hará bien esta reflexión, leyendo y releyendo este pasaje. Aquí se manifiesta el misterio de Jesucristo, puesto que siendo pecadores, ha venido por nosotros, para curarnos y dar la vida por nosotros”.    
10.10.17




Santa Marta: La omnipotencia de Dios se manifiesta en su misericordia

Reflexión a partir del Libro de Jonás


(10 Oct. 2017).- “Los obstinados olvidan que Dios, que la omnipotencia de Dios, se manifiesta sobre todo en su misericordia y en el perdón”, apuntó el Papa.
La Liturgia del segundo martes de octubre (día 10) propone reflexionar, con el Libro de Jonás, sobre un “diálogo entre la misericordia, la penitencia, la profecía y la terquedad”, si bien sobre todas “vence la misericordia”, señaló el Papa en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta esta mañana.
Este es el mensaje de este libro profético”, y recomendó: “Yo me permito aconsejarles hoy que tomen la Biblia y lean este Libro de Jonás, –son tres páginas– y que vean cómo actúa el Señor, cómo es la misericordia del Señor, cómo el Señor trasforma nuestros corazones. Y dar gracias al Señor porque Él es tan misericordioso”.
El Papa señaló la negación de Jonás a cumplir la misión que el Señor le había encomendado, es decir, convertir a la gente de Nínive, aunque luego sí lo hace, “desdeñado” porque Dios, viendo el arrepentimiento de la ciudad, la perdona. Es un “pusilánime” –observó el Papa– con “el alma almidonada”.
Francisco ha advertido que “los tozudos de alma, los rígidos, no comprenden lo que es la misericordia de Dios. Son como Jonás: ‘Debemos predicar esto, que estos sean castigados porque han hecho el mal y deben ir al inferno…’. Los rígidos no saben ensanchar el corazón como el Señor. Los rígidos son pusilánimes, con el pequeño corazón cerrado allí, apegados a la justicia desnuda. Y olvidan que la justicia de Dios se ha hecho carne en su Hijo; se ha hecho misericordia, se ha hecho perdón; que el corazón de Dios siempre está abierto al perdón”.
Así, el Papa ha explicado que “no es fácil comprender la misericordia de Dios, no es fácil. Se necesita tanta oración para poder comprenderla, porque es una gracia”. y ha advertido que “Dios habría podido abandonar a Jonás. Dejarlo a su tozudez. Y, en cambio, lo salvó, como salvó a la gente de Nínive”. Sí –ha dicho el Papa– porque es el “Dios de la paciencia”, que sabe acariciar y que sabe “ensanchar los corazones”.         
11.10.17






23 de set. 2017

PAPA TARDOR

El Papa a los cisterciences: ‘Enamorados de la oración para una relación personal con Dios’

Audiencia en el Vaticano a los participantes en el Capítulo General de la Orden

(Ciudad del Vaticano, 23 Sept. 2017).- El papa Francisco recibió en audiencia este sábado en la Sala Clementina de la Ciudad de Vaticano, a los participantes en el Capítulo General de la Orden de los Cistercienses de Estricta Observancia.
Voy con mi corazón y mi mente a vuestros silenciosos claustros, de los cuales sube incesante la oración por la Iglesia y por el mundo” dijo el Papa y agradeció por la presencia insustituible de las comunidades monásticas que son un recordatorio constante para buscar ante todo las cosas de “allá arriba “, para vivir en su justa medida las realidades terrenas.
Les pidió no ser “profesionales” –en sentido negativo– sino enamorados de la oración para avanzar en la relación personal con Dios y que el Capítulo General es una ocasión para renovar la búsqueda de la voluntad de Dios y a defender el propio carisma.
Publicamos a continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los participantes en la audiencia:
«Queridos hermanos y hermanas. Los saludo con alegría con motivo del Capítulo general. Doy las gracias a cada uno de vosotros por esta visita, empezando por el Abad General que se ha hecho intérprete de todos, ilustrando también el propósito y los objetivos de la asamblea. A través de los aquí presentes quisiera enviar un cordial saludo a los hermanos y hermanas de vuestros monasterios repartidos en diversos países.
Voy con mi corazón y mi mente a vuestros silenciosos
claustros, de los cuales sube incesante la oración por la Iglesia y por el mundo. Y doy gracias al Señor por la presencia insustituible de las comunidades monásticas, que representan una riqueza espiritual y un recordatorio constante para buscar ante todo las cosas de “allá arriba “, para vivir en su justa medida las realidades terrenas.
En estos días de reflexión e intercambio de experiencias, están llamados a identificar los objetivos y los caminos para vivir cada vez con mayor autenticidad vuestra vocación y vuestra consagración, teniendo en cuenta las necesidades del momento presente, para ser así testigos de oración asidua, de sobriedad, de unidad en la caridad.
Vuestra vida contemplativa se caracteriza por una oración asidua, expresión de vuestro amor por Dios y reflejo de un amor que abarca a toda la humanidad. Siguiendo el ejemplo de San Benito, no anteponen nada al opus Dei; les exhorto a dar gran importancia a la meditación de la Palabra de Dios, especialmente a la lectio divina, que es fuente de oración y escuela de contemplación.
Ser contemplativo requiere un camino fiel y perseverante para llegar a ser hombres y mujeres de oración, cada vez más impregnados por el amor al Señor y transformados en amigos suyos. Se trata de no ser “profesionales” –en sentido negativo– sino enamorados  de la oración, teniendo en cuenta la fidelidad externa a las prácticas y las normas que la regulan y marcan los momentos no como fin sino como medio para avanzar en la relación personal con Dios.
Así se convierten en maestros y testigos que le ofrecen el sacrificio de la alabanza e interceden por las necesidades y la salvación del pueblo. Y al mismo tiempo vuestros monasterios siguen siendo lugares privilegiados donde se puede encontrar la verdadera paz y la felicidad genuina que sólo Dios, nuestro refugio seguro, puede donar.
Desde sus orígenes, los cistercienses de estricta observancia se caracterizaron por una gran sobriedad de vida, convencidos de que era una gran ayuda para centrarse en lo esencial y llegar más fácilmente a la alegría del encuentro esponsal con Cristo. Este elemento de simplicidad espiritual y existencial conserva todo su valor de testimonio en el contexto cultural actual, que con demasiada frecuencia conduce al deseo de bienes efímeros y paraísos artificiales ilusorios.
Este estilo de vida también favorece las relaciones internas y externas del monasterio. Ustedes no viven como ermitaños en una comunidad, sino como cenobitas en un desierto singular. Dios se manifiesta en vuestra soledad personal, así como en la solidaridad que los une a los miembros de la comunidad.
Están solos y separados del mundo para adentrarse en el sendero de la intimidad divina; al mismo tiempo, están llamados a dar a conocer y compartir esta experiencia espiritual con otros hermanos y hermanas en un equilibrio constante entre la contemplación personal, la unión con la liturgia de la Iglesia y el recibimiento de los que buscan momentos de silencio para ser introducidos en la experiencia de vivir con Dios.
Vuestra Orden, como todo instituto religioso, es un don que Dios ha dado a la Iglesia; por lo tanto, es necesario que viva bien insertado en la dimensión de comunión de la Iglesia misma. Los animo a ser testimonio calificado de la búsqueda de Dios, escuela de oración y escuela de caridad para todos.
La “Carta de Caridad”, el documento que establece los términos de vuestra vocación, debidamente aprobada por la Iglesia, establece las características esenciales del Capítulo general, llamado a ser signo de unidad en la caridad para todo el Instituto.
Esta unidad en la caridad es el paradigma de toda familia religiosa llamada a seguir a Cristo más de cerca en la dimensión de la vida comunitaria, y se expresa sobre todo en cada una de vuestras comunidades monásticas en un clima de fraternidad verdadera y cordial, según las palabras del Salmo: “¡Que hermoso y dulce es que los hermanos vivan juntos!”(133,1). En este sentido, la invitación de San Benito está siempre presente: “Nadie esté perturbado ni entristecido en la casa de Dios”.
La unidad en la caridad también se expresa en la fidelidad al patrimonio espiritual, es decir, a la identidad de vuestra Orden. En este sentido, el Capítulo General es una ocasión propicia para renovar, en un clima de diálogo y de escucha mutua, el propósito común en la búsqueda de la voluntad de Dios. Los exhorto a preguntarse con serenidad y verdad sobre la calidad de vuestro testimonio de vida, sobre la fidelidad dinámica al carisma, sobre cómo ha sido vivido en vuestras comunidades monásticas, así como por cada uno de los monjes y monjas.
La defensa del carisma es, de hecho, una de las principales responsabilidades del Capítulo general y es una experiencia vital del presente, que se encuentra entre la memoria agradecida del pasado y las perspectivas de un futuro esperanzador.
Vuestra Orden, en sus vivencias históricas, ha conocido tiempos de gracia y momentos de dificultad; pero siempre ha perseverado en la fidelidad a la búsqueda de Cristo, teniendo como propósito la gloria de Dios y el bien de la gente. En el surco de esta tradición espiritual vuestra, se puede leer el estado actual de la Orden en sus trazos de luces y sombras y, en la novedad del Espíritu, identificar  con coraje nuevas posibilidades y oportunidades para dar testimonio de vuestro carisma en la Iglesia y en la sociedad de hoy.
Espero que ese testimonio se vuelva aún más significativo merced a una coordinación cada vez más orgánica entre las diferentes ramas de la Orden.
La Virgen María, madre de Dios y de la Iglesia, modelo de toda vida consagrada, acompañe con su intercesión maternal vuestros trabajos capitulares y el camino de la Orden. Con esos votos, mientras os pido que recéis por mí, os imparto la bendición apostólica que extiendo a todos los monjes y monjas de vuestras comunidades. Gracias».      
 24.09.17

Ángelus: la lógica del amor del Padre, gratuito y generoso

Comentario de la parábola de la onceava hora

(Roma, 24 de septiembre de 2017). – “Con esta parábola, Jesús quiere abrir nuestros corazones a la lógica del amor del Padre, que es gratuito y generoso”, explica el Papa Francisco que ha comentado la parábola de los obreros de la onceava hora antes del ángelus de este domingo 24 de septiembre de 2017, desde la ventana del despacho del palacio apostólico del Vaticano que da a la plaza San Pedro.
Esta es nuestra traducción, del italiano, de las palabras del Papa Francisco antes de la oración del ángelus dominical.
Palabras del Papa Francisco antes del ángelus
Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
En la página del evangelio de hoy (Mt 20, 16-16), encontramos la parábola de los obreros llamados cada día, que Jesús cuenta para comunicar dos aspectos del Reino de Dios: el primero, que Dios quiere llamar a todos a trabajar en su Reino; y segundo, que al final quiere dar a todos la misma recompensa es decir la salvación, la vida eterna.
El patrón de una viña, que representa a Dios, sale al alba y recluta a un grupo de trabajadores, acordando con ellos el salario de un denario para toda la jornada – era un salario justo – y después vuelve a salir en las siguientes horas, cinco veces en ese día, hasta la tarde, para reclutar a otros obreros que los ve desocupadas. Al final de la jornada, el patrón ordena que se pague un denario a cada uno, incluso a aquellos que habían trabajado pocas horas. Naturalmente, los jornaleros contratados a primera hora se lamentan, porque se ven pagados de la misma manera que aquellos que han trabajado menos. Pero el patrón les recuerda que han recibido lo que habían acordado, si después él quiere ser generoso con los demás, ellos no tienen por qué ser envidiosos.
En realidad, esta “injusticia”-entre comillas- del patrón, sirve para provocar, en quien escucha la parábola, un salto de nivel, porque aquí, Jesús no quiere hablar del problema del trabajo y del salario justo, no, quiere hablar del Reino de Dios! Y el mensaje es el siguiente: en el Reino de Dios, no existen desocupados, todos están llamados a hacer su parte y para todos al final habrá una recompensa que viene de la justicia divina, no humana – para nuestra suerte – es decir la salvación que Jesucristo nos ha adquirido con su muerte y resurrección. Una salvación que no es merecida, sino regalada, la salvación es gratuita, de manera que “los últimos serán los primeros y los primeros, los últimos” (Mt 20.16).
Con esta parábola, Jesús quiere abrir nuestros corazones a la lógica del amor del Padre, que es, gratuito y generoso. Se trata de dejarse maravillar y fascinar por los “pensamientos” y por “los caminos” de Dios que, como nos recuerda el profeta Isaías, no son nuestros pensamientos, no son nuestros caminos (Is 55, 8). Los pensamientos humanos a menudo están marcados por egoísmos y por intereses personales, y nuestros senderos estrechos y tortuosos no son comparables con los caminos amplios y rectos del Señor. Él usa misericordia, no os olvidéis, usa misericordia, perdona largamente, ampliamente, está lleno de generosidad y de bondad, que vuelca sobre cada uno de nosotros, abre a todos el territorio ilimitado de su amor y de su gracia, que solo pueden dar al corazón humano la plenitud de la alegría.
Jesús quiere hacernos contemplar la mirada de este patrón: la mirada con la cual ve a cada uno de los obreros en espera del trabajo y los llama a ir a su viña. Es una mirada llena de atención, de benevolencia; es una mirada que llama, que invita a levantarse, a ponerse en marcha, porque él quiere la vida para cada uno de nosotros, quiere una vida plena, comprometida, salvada del vacío y de la inercia. Dios que no excluye a nadie y quiere que cada uno alcance su plenitud. Este es el amor de nuestro Dios, de nuestro Dios que es Padre.
Que la Santísima Virgen María nos ayude a acoger en nuestra vida la lógica del amor que nos libera de la presunción de merecer la recompensa de Dios y del juicio negativo de los otros.     25.09.17


El Papa exhorta a esperar la consolación “que da el encuentro con el Señor”

En la misa matutina en la Residencia de Santa Marta

(25 Sept. 2017).- El Papa ha explicado en su homilía de la misa en Santa Marta esta mañana que el cristiano vive “en tensión” hacia el encuentro con Dios, hacia la consolación “que da este encuentro con el Señor”.
El papa Francisco reflexionó a partir de la Primera Lectura del día, que narra el momento en el que el pueblo de Israel es liberado del exilio y destacó que “el Señor visitó a su pueblo y lo recondujo a Jerusalén”. Así, puso de manifiesto que la palabra “visita” es “importante” en la historia de la salvación, puesto que” toda liberación, toda acción de redención de Dios, es una visita”.
Asimismo, el Papa elevó una invocación al Señor para que nos enseñe la “tensión hacia la redención” y exhortó a “esperar” la visita de Dios “a cada de uno de nosotros”, asegurando que “hay momentos más débiles” y “momentos más fuertes”, si bien el Señor “nos hará sentir su presencia” siempre, colmándonos “de alegría”.
El Papa lo explicó así: “Cuando el Señor nos visita nos da la alegría, es decir, nos coloca en un estado de consolación. Este cosechar en la alegría… Sí, han sembrado en las lágrimas, pero ahora el Señor nos consuela y nos da esta consolación espiritual. Y la consolación no sólo sucedía en aquel tiempo, es un estado en la vida espiritual de cada cristiano. Toda la Biblia nos enseña esto”.
En esta línea, el Santo Padre animó a “esperar” con la virtud “más humilde de todas”: la esperanza, que “es siempre pequeña”, pero “muchas veces es fuerte cuando está escondida como las brasas debajo de las cenizas”. Del mismo modo el cristiano vive “en tensión” hacia el encuentro con Dios, hacia la consolación “que da este encuentro con el Señor”. Francisco añadió que si un cristiano no está en tensión hacia ese encuentro, es un cristiano “cerrado”, “puesto en el depósito de la vida”, sin saber “qué hacer”.
Además, el Papa invitó a “reconocer” la consolación “porque están los falsos profetas que parecen consolarnos y que, en cambio, nos engañan”. “Esa –dijo– no es una alegría que se puede comprar”:
La consolación del Señor toca por dentro y te mueve y te da un aumento de caridad, de fe, de esperanza y también te lleva a llorar por tus propios pecados. Además, cuando vemos a Jesús y su Pasión, a llorar con Jesús… Del mismo modo te eleva el alma a las cosas del Cielo, a las cosas de Dios y, asimismo, tranquiliza el alma en la paz del Señor. Ésta es la verdadera consolación. No es una diversión – la diversión no es algo malo cuando es buena, somos humanos, y debemos tener alguna – pero la consolación te envuelve y precisamente la presencia de Dios se siente y se reconoce que éste es el Señor”.
El Papa Francisco recordó también que hay que agradecer con la oración al Señor, “que pasa” para visitarnos, para ayudarnos “a ir adelante, para esperar, para llevar la Cruz”. Y pidió, por último, que se conserve la consolación recibida:
Es verdad, la consolación es fuerte y no se conserva tan fuerte – es un momento – pero deja sus huellas. Y conservar estas huellas y hacerlo con la memoria; conservar como el pueblo ha conservado esta liberación. Nosotros hemos vuelto a Jerusalén porque Él nos ha liberado desde allá. Esperar la consolación, reconocer la consolación y conservar la consolación. Y cando pasa este momento fuerte, ¿qué cosa queda? La paz. Y la paz es el último nivel de la consolación”.         
26.09.17


Francisco en Santa Marta invita a la familiaridad con el Señor

Estar con Él, mirarlo, escuchar su palabra a través de la oración. Vivir ese clima de la casa de Jesús

(Ciudad del Vaticano, 26 Sept. 2017).- “El concepto de familiaridad con Dios y con Jesús es algo más que ser discípulos o amigos. Lo indicó el papa Francisco este martes en la homilía de la misa matutina en la Casa Santa Marta, inspirándose en el Evangelio de san Lucas de hoy que relata cuando el Señor quien llama “madre”, “hermanos” y “familia” a quienes lo circundan y lo escuchan.
Los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica” es el concepto de familia para Jesús, una familia “más amplia de aquella en la que se viene al mundo”, dijo.
Esta actitud no es simplemente formal o educada sino que significa “entrar en la casa de Jesús: entrar en aquel clima, vivir ese clima que hay en la casa de Jesús. Vivir allí, contemplar, ser libres, allí. Sí, porque los hijos son libres, los que viven en la casa del Señor son libres, los que tienen familiaridad con Él son libres”.
Los demás, usando una palabra de la Biblia son los ‘hijos de la esclava’, digamos así, son cristianos, pero no osan acercarse, no osan tener esta familiaridad con el Señor y siempre hay una distancia que los separa del Señor”, precisó.
Esta familiaridad con Jesús, indican los grandes santos, quiere decir “estar con Él, mirarlo, escuchar su palabra, tratar de ponerla en práctica, hablar con Él” a través de la oración: “aquella oración que se hace también por la calla: ‘Pero, Señor, ¿qué piensas?’. Ésta es la familiaridad, ¿no? Siempre”.
Recordó así que santa Teresa “encontraba al Señor por doquier, era familiar con el Señor, en todos partes. Incluso entre las ollas de la cocina, era así. Familiaridad con el Señor”.
Añadió el papa Francisco que familiaridad es permanecer en presencia de Jesús como Él mismo nos aconseja en la Última Cena o como nos recuerda el inicio del Evangelio. Y en particular cuando san Juan indica: “Éste es el cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Y Andrés y Juan fueron detrás de Jesús” y, como está escrito, “permanecieron, estuvieron con Él toda la jornada”.
Así es la actitud de familiaridad, no aquella “buena” de los cristianos que se mantienen a distancia de Jesús, “tú allí y yo aquí”.
El Santo Padre concluyó invitando a “dar paso a esta actitud de familiaridad con el Señor. Aquel cristiano, con sus problemas, que va en el autobús, en el metro e interiormente habla con el Señor o, al menos, sabe que el Señor lo mira, que está cerca de él: ésta es la familiaridad, la cercanía, es sentirse de la familia de Jesús. Pidamos esta gracia para todos nosotros: comprender lo que significa familiaridad con el Señor”. “Que el Señor nos dé esta gracia”.    
 27.09.17

Audiencia: “Es la esperanza la que sostiene la vida”

Miles esperaban al Santo Padre en la plaza de San Pedro

(Ciudad del Vaticano, 27 Sept. 2017).- En un miércoles soleado de inicio de otoño, el papa Francisco realizó la audiencia general a la cual llegó en el jeep abierto. En la plaza de San Pedro le esperaban hoy unos 30 mil peregrinos agitando pañuelos y manifestado con gritos y cantos su alegría. El Santo Padre, hizo detener varias veces el vehículo para saludar y bendecir a ancianos y niños.
Queridos hermanos y hermanas: «Mientras hay vida hay esperanza», es una frase que solemos escuchar, pero yo creo que es más bien al contrario, es la esperanza la que sostiene, protege y hace crecer la vida”, dijo el Pontífice al resumir en idioma español su catequesis.
Pero esta virtud tan importante tiene también importantes enemigos” dijo. Y precisó: “Pensemos en un joven acostumbrado a recibir todo inmediatamente, a quien no se le ha enseñado la virtud de la espera y la paciencia, su alma se va vaciando de anhelos e ilusiones y esto es un obstáculo para la esperanza”.
Señaló que “otro enemigo es la apatía, que nos hace ver los días como monótonos y aburridos”, e invitó a “luchar contra esto, pues Dios nos ha creado para la felicidad y no para que perdamos el tiempo en pensamientos melancólicos”.
La esperanza es la virtud del pobre, del campesino, del trabajador y del emigrante que se pone en camino buscando un futuro mejor, así como también la de quien está abierto a la acogida, al diálogo y al conocimiento mutuo; es la virtud que empuja a todos a «compartir el viaje» de la vida, por eso no tengamos miedo a compartir el viaje, no tengamos miedo a compartir la esperanza”.
Por ello invito: “Ante las tentaciones, acudamos a Jesús, Él nunca nos abandona, y repitamos con confianza: «Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí que soy pecador»”.
Concluyó sus palabras en español, saludando “cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a los grupos provenientes de España y Latinoamérica”.
Deseo que hoy tengamos un recuerdo en la oración -concluyó el Papa- por las víctimas y damnificados que deja tras de sí el huracán que en estos días ha azotado el Caribe, y en modo particular Puerto Rico. Que Dios los bendiga”.     
 28.09.17


El Papa en Sta. Marta – Remordimiento: ‘el coraje de acusarse abre el camino del perdón’

No tener miedo de decir la verdad sobre nuestra vida y tomar conciencia de nuestros pecados

(Ciudad del Vaticano, 28 Sept. 2017).- El Papa Francisco celebró este jueves la misa en la capilla de la Casa Santa Marta y exhortó en su homilía a no tener miedo de decir la verdad sobre nuestra vida, a tomar conciencia de nuestros pecados, a pedir ayuda para ubicarlos debidamente y confesarlos sinceramente al Señor para que nos perdone.
El Pontífice partió del Evangelio del hoy sobre el comportamiento de Herodes en relación quienes asociaban a Jesús con Juan el Bautista, a Elías, o como un profeta. Herodes no sabía qué pensar, señaló el Papa y precisó que “sentía dentro” de sí algo, que “no era una curiosidad”, era “un remordimiento en el alma, en el corazón”, y por ello que “buscaba ver a Jesús para tranquilizarse”.
Quería ver milagros”, pero “Jesús no hizo un circo delante de él” y fue entregado a Pilato y lo pagó con la muerte. Herodes cubrió “un crimen con otro, el remordimiento de la conciencia con otro crimen, como quien mata por temor. El remordimiento de la conciencia no es un simple recuerdo, sino una llaga”, dijo el Papa.
Y añadió: “Una llaga que cuando en la vida hicimos algunos males, duele. Es una llaga escondida, no se ve; ni yo la veo, porque me acostumbro a llevarla y luego se anestesia. Está allí, algunos la tocan pero la herida está dentro. Cuando esta llaga hace mal, sentimos remordimiento. No sólo soy consciente de haber hecho el mal, pero lo siento: lo siento en el corazón, en el cuerpo, en el alma y en la vida. De ahí nace la tentación de cubrirlo, para no más sentirlo”. Y precisó que “es una gracia sentir que la conciencia nos acusa, nos dice algo”.
Debemos –permítanme la palabra– bautizar ‘la llaga’, es decir, darle un nombre. ¿Dónde está la llaga?

-¿Pero padre como yo hago para sacarla fuera?

-Antes de todo hay que rezar: ‘Señor, ten piedad de mí que soy pecador, porque el Señor escucha tu oración’. Después examina tu vida.

– ¿Y si no veo cómo y dónde está ese dolor, de dónde viene, que es un síntoma, cómo puedo hacer?”

– ‘Pide a alguien para que te ayude a sacarte la llaga; que la llaga salga y luego hay que darle un nombre’.

Tengo ese remordimiento de conciencia porque lo hice, concreto; concreción. Y esta es la verdadera humildad delante de Dios y Dios se conmueve ante la concreción”.
La concreción, explica el Pontífice, como la expresan los niños en la confesión. Una concreción de decir lo que se hizo, de manera que la verdad “venga hacia fuera”. Entonces “así nos sanamos”.
El Sucesor de Pedro invitó a “aprender la ciencia, la sabiduría de acusarse a sí mismo. Yo me acuso, siento el dolor de la llaga, hago de todo para saber de dónde viene ese síntoma y luego me acuso. Sin miedo de los remordimientos de conciencia: ellos son un síntoma de salvación. Tengan miedo de cubrirlos, de maquillarlos, disimularlos, esconderlos … esto sí, pero ser claro. Y así el Señor nos cura”.

La oración final que propone el Papa es pedir que el Señor nos dé la gracia de “tener el coraje de acusarnos” para “caminar en el camino del perdón”.    
29.09.17







Santa Marta: Los ángeles nos acompañan “en nuestro camino hacia la salvación”

En la fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

(29 Sept. 2017).- En la celebración litúrgica de hoy se puede leer en la Oración Colecta: “Nosotros y los ángeles tenemos la misma vocación: `cooperamos juntos en el plan de salvación de Dios´”, y así lo ha explicado el Papa Francisco en la homilía de la misa que ha celebrado esta mañana en Santa Marta.
Somos, por decir así, ‘hermanos’ en la vocación. Y ellos están ante el Señor para servirlo, para alabarlo y también para contemplar la gloria de rostro del Señor. Los ángeles son grandes contemplativos. Ellos contemplan al Señor; sirven y contemplan. Pero, también, el Señor los envía para acompañarnos por el camino de la vida”, ha aclarado el Santo Padre.
El Papa ha señalado el “importante papel en nuestro camino hacia la salvación” que tienen los tres ángeles y destacó los aspectos más significativos de cada uno de los arcángeles.
El Gran Miguel es aquel que combate contra el diablo”, al “gran dragón”, a “la serpiente antigua” que “fastidia nuestra vida” y nos incita a pecar: “¡Anda, come el fruto! Te hará bien, te hará conocer tantas cosas… Y comienza, como la serpiente a seducir, a seducir… Y, luego, cuando hemos caído nos acusa ante Dios: ‘¡es un pecador, es mío! Éste es mío: es precisamente la palabra del diablo. Nos gana por medio de la seducción y nos acusa ante Dios: ‘es mío. Éste me lo llevo conmigo’. Y Miguel combate. El Señor le pidió que haga la guerra. Por nosotros, que estamos en camino en esta vida nuestra hacia el Cielo, Miguel nos ayuda a hacerle la guerra, a no dejarnos seducir”.
Es un “trabajo de defensa” que Miguel hace “por la Iglesia” y por “cada uno de nosotros”, distinto al papel de Gabriel, “el otro arcángel de hoy” –ha recordado el Papa– “quien lleva las buenas noticias: aquel que ha llevado la noticia a María, a Zacarías, a José: la noticia de la salvación”.
También Gabriel está con nosotros y nos ayuda en el camino cuando olvidamos el Evangelio de Dios, que Jesús ha venido entre nosotros, para salvarnos”, ha asegurado el papa Francisco.
Aquel que camina con nosotros” es San Rafael, el tercer arcángel que festejamos hoy –ha recordado Francisco– y que “nos ayuda en este camino”, y ha invitado a pedirle a san Rafael que nos proteja de la “seducción de dar el paso equivocado”.
Así, el papa Francisco ha animado a que recemos a “nuestros compañeros al servicio de Dios y de nuestra vida”: “Miguel, ayúdanos en la lucha: cada uno sabe cuál lucha tiene en su propia vida hoy. Cada uno de nosotros conoce su lucha principal, aquella que pone en riesgo su salvación. Ayúdanos. Gabriel, tráenos noticias, tráenos la Buena Noticia de la salvación, que Jesús está con nosotros, que Jesús nos ha salvado y danos esperanza. Rafael, tómanos de la mano y ayúdanos en el camino para no equivocarnos de camino, para no quedarnos parados. Siempre caminar, pero ayudados por ti”.      30.09.17