28 de nov. 2013

PARLA EL PAPA (8)








Francisco reza una conmovedora oración a la Inmaculada en la Plaza de España
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María! escucha nuestra oración, atiende nuestra súplica. Se acerca y saluda a la multitud de enfermos
Por Redacción
ROMA, 08 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - El papa Francisco realizó hoy por primera vez la tradicional ceremonia romana de veneración de la Virgen Inmaculada, en la columna de Plaza de España.
El papa Francisco ha salido del Vaticano en una ford focus azul de la Gendarmeria, sentado adelante hacia a la Plaza de España. Durante el recorrido, el Santo Padre se ha parado brevemente delante de la iglesia de la Santísima Trinidad donde ha recibido el homenaje de la Asociación Comerciantes Via Condotti.
Ya en la céntrica plaza romana, a la que ha llegado con diez minutos de adelanto sobre el horario previsto, el Pontífice se ha detenido ante un grupo de enfermos para abrazarlos y acariciarlos.
Tras saludar al cardenal vicario Agostino Vallini y al alcalde de Roma, Ignazio Marino, el Papa ha departido brevemente con dos religiosos, que han intercambiado el solideo blanco del Santo Padre por otro que llevaban de regalo. El Coro Pontificio de la Capilla Sixtina cantó las letanías lauretanas mientras las flores del santo padre eran depositadas a los piés de la columna. 
A continuación, ha comenzado el tradicional acto de veneración a los pies del monumento a la Inmaculada Concepción de María. Durante una celebración de la Palabra, el Pontífice ha rezado.
La oración del papa Francisco a los pies de la Inmaculada
Virgen Santa e Inmaculada, a Ti, que eres el honor de nuestro pueblo y laguardiana atenta que cuida de nuestra ciudad, nos dirigimos con confianza y amor.
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María !
El pecado no está en Ti.

Suscita en todos nosotros un renovado deseo de santidad:en nuestra palabra brille el esplendor de la verdad, en nuestras obras resuene el canto de la caridad,en nuestro cuerpo y en nuestro corazón habiten la pureza y la castidad, en nuestra vida se haga presente toda la belleza del Evangelio.
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María!
La Palabra de Dios se hizo carne en Ti.

Ayúdanos a mantenernos en la escucha atenta de la voz del Señor: el grito de los pobres nunca nos deje indiferentes,el sufrimiento de los enfermos y los necesitados no nos encuentre distraídos, la soledad de los ancianos y la fragilidad de los niños nos conmuevan, toda vida humana sea siempre amada y venerada por todos nosotros.
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María!
En ti está el gozo pleno de la vida bienaventurada con Dios.

Haz que no perdamos el sentido de nuestro camino terrenal: la suave luz de la fe ilumine nuestros días, la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos, el calor contagioso del amor anime nuestro corazón, los ojos de todos nosotros permanezcan fijos, allí, en Dios, donde está la verdadera alegría.
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María!
Escucha nuestra oración, atiende nuestra súplica: se Tú en nosotros la belleza del amor misericordioso de Dios en Jesús,que esta belleza divina nos salve a nosotros, a nuestra ciudad, al mundo entero.
Amén.
Al termino de este acto de devoción filial a María, fue evidente que le indicaron de la necesidad de partir para ir a Santa María la Mayor. Entretanto el papa señaló que primero tenía que acercarse a los enfermos y lo hizo saludando multitud de enfermos acompañados por los voluntarios del Unitalsi.
Desde allí el papa Francisco se ha acercado en automóvil a la Basílica de Santa María la Mayor en donde el obispo de Roma entró hasta la capilla de la imagen de Nuestra Señora Salus Populi Romani para pedir por las intenciones de todos los habitantes de la Ciudad Eterna.





El papa en Sta. Marta: apostasí­a general significa prohibición de adoración
Este jueves Francisco recuerda que la fe no es un hecho privado, como quisieran algunos poderes mundanos que eliminan los sí­mbolos religiosos
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de noviembre de 2013 (Zenit.org) - Hoy el papa en la homilía de Santa Marta ha advertido que hay 'poderes mundanos' que quisieran que la religión fuera 'algo privado'. Pero a Dios - ha señalado el santo padre - se adora hasta el final "con confianza y fidelidad". Los cristianos que hoy son perseguidos son el signo de la prueba como un preludio a la victoria final de Jesús, ha afirmado.
En la lucha final entre Dios y el mal, que la liturgia de final de año propone en estos días, hay un gran peligro, que el papa Francisco llama "la tentación universal". La tentación de ceder a las adulaciones de quien quisiera vencer sobre Dios, creyéndose mejor que quién cree en Él. Pero precisamente quien cree tiene una referencia clara donde mirar. Es la historia de Jesús, con las pruebas sufridas en el desierto y después las tantas soportadas en su vida pública, con insultos y calumnias, hasta el extremo de la Cruz, donde el príncipe del mundo pierde su batalla delante de la Resurrección del príncipe de la paz.  El papa Francisco ha hablado de estos pasajes de la vida de Cristo porque -ha explicado- en la agitación final del mundo, descrito en el Evangelio, lo que está en juego es más alto del drama representado por las calamidades naturales.
Así, Francisco ha afirmado que "cuando Jesús habla de estas calamidades en otro fragmento, nos dice que habrá una profanación del templo, una profanación de la fe, del pueblo: será la abominación, será la desolación de la abominación. ¿Qué significa esto? Será como el triunfo del príncipe de este mundo: la derrota de Dios. Él parece que en ese momento final de calamidad, vendrá sobre este mundo, será el dueño del mundo".
Eh aquí el corazón de la "prueba final": la profanación de la fe. Que además es muy evidente -observa el papa- de lo que sufre el profeta Daniel, en la primera lectura: echado a la fosa de los leones por haber adorado a Dios en vez de al rey. Por lo tanto, "la desolación de la abominación" -reitera Francisco- tiene un nombre preciso, "la prohibición de adoración".
De este modo lo ha explicado el santo padre: "no es permitido hablar de religión, porque sería algo privado ¿no es así? De esto públicamente no se habla. Los signos religiosos se eliminan. Se debe obedecer a las órdenes que vienen de los poderes mundanos. Se pueden hacer muchas cosas, cosas bonitas, pero no adorar a Dios. Prohibición de adoración. Este es el centro de este fin. Y cuando llega a la plenitud -al 'kairos' de esta actitud pagana, cuando se cumple este tiempo - entonces sí, vendrá Él: 'Y verán al Hijo del hombre venir sobre una nube con gran poder y gloria'. Los cristianos que sufren tiempos de persecución, tiempos de prohibición de adoración son una profecía de lo que nos sucederá a todos".
También, ha concluido el papa, en el momento en el que los "tiempos de los paganos se han cumplido", es el momento de levantar la cabeza, porque está 'cerca' la 'victoria de Jesucristo'.
Y así ha finalizado el santo padre: "no tenemos miedo, Él solamente nos pide fidelidad y paciencia. Fidelidad como Daniel, que ha sido fiel a su Dios y ha adorado a Dios hasta el final. Y paciencia, porque los cabellos de nuestra cabeza no caerán. Así lo ha prometido el Señor. Esta semana nos hará bien pensar en esta apostasía general, que se llama prohibición de adoración y preguntarnos: '¿yo adoro al Señor? ¿yo adoro a Jesucristo, el Señor? ¿O un poco mitad y mitad, hago el juego del príncipe de este mundo?' Adorar hasta el final, con confianza y fidelidad: esta es la gracia que debemos pedir esta semana".
29.11.13




El papa en Sta. Marta: pensar con la cabeza, pero también con el corazón y el Espíritu
Francisco recuerda este viernes, que el Espí­ritu Santo nos da el don de la inteligencia para entender. No aceptar porque los otros me digan qué sucede.
CIUDAD DEL VATICANO, 29 de noviembre de 2013 (Zenit.org) - El cristiano piensa según Dios y por eso rechaza el pensamiento débil y uniforme. Es lo que ha subrayado este viernes el santo padre en el misa de la Casa Santa Marta. El papa ha afirmado que, para entender los signos de los tiempos, un cristiano no debe pensar sólo con la cabeza, sino también con el corazón y con el Espíritu que tiene dentro.  De otra forma, no se podría comprender el "paso de Dios en la historia".
 Así, se ha detenido sobre la idea de que el Señor enseña a sus discípulos a comprender los "signos de los tiempos", signos que los fariseos non lograban entender. El papa Francisco ha hecho referencia a Evangelio de hoy para detenerse sobre el "pensar en cristiano".
El santo padre ha explicado que "en el Evangelio, Jesús no se enfada, pero finge cuando los discípulos no entendían las cosas. A los de Emaús dice: 'insensatos y lentos de corazón'. 'Insensatos y lentos de corazón'... Quien no entiende las cosas de Dios es una persona así. El Señor quiere que entendamos lo que sucede: lo que sucede en mi corazón, lo que sucede en mi vida, lo que sucede en el mundo, en la historia... ¿Qué significa que suceda esto? ¡Estos son los signos de los tiempos! Sin embargo, el espíritu del mundo nos hace otras propuestas, porque el espíritu del mundo no nos quiere pueblo: nos quiere masa, sin pensamiento, sin libertad".
El espíritu del mundo, ha señalado Francisco, "quiere que vayamos por un camino de uniformidad", pero, como advierte san Pablo, "el espíritu del mundo nos trata como si nosotros no tuviéramos la capacidad de pensar por nosotros mismos, nos trata como personas no libres".
Y para profundizar en esta idea, el santo padre ha indicado que "el pensamiento uniforme, el pensamiento igual, el pensamiento débil, un pensamiento así difuso. El espíritu del mundo no quiere que nosotros nos preguntamos delante de Dios: '¿Pero por qué esto, por qué lo otro, por qué sucede esto? O también nos propone un pensamiento prêt-à-porter, según los propios gustos: '¡Yo pienso como me gusta!' Pero eso va bien, dicen ellos.... Pero eso que el espíritu del mundo no quiere es esto que Jesús nos pide: el pensamiento libre, el pensamiento de un hombre y de una mujer que son parte del pueblo de Dios y ¡la salvación ha sido precisamente esta! Pensad en los profetas... 'Tú no eras mi pueblo, ahora te digo pueblo mío': así dice el Señor. Y esta es la salvación: hacernos pueblos, pueblos de Dios, tener libertad".
 Y Jesús nos pide pensar libremente, pensar para entender lo que sucede, ha añadido el santo padre. La verdad es que "¡solos no podemos! Necesitamos la ayuda del Señor". Lo necesitamos "para entender los signos de los tiempos" - ha subrayado - "el Espíritu Santo nos da este regalo, un don: la inteligencia para entender y no porque otros me digan qué sucede.
De este modo, el papa Francisco ha preguntado: "¿cuáles es el camino que quiere el Señor?" y ha respondido "siempre con el espíritu de inteligencia para entender los signos de los tiempo. Es bonito pedir al Señor Jesús esta gracia, que nos envíe su espíritu de inteligencia, porque nosotros no tenemos un pensamiento débil, no tenemos un pensamiento uniforme y no tenemos un pensamiento según los propios gustos: solamente tenemos un pensamiento según Dios. Con este deseo, que es un don del Espíritu, buscar qué significan las cosas y entender bien los signos de los tiempos".
Para concluir la homilía, Francisco ha indicado que "esta es la gracia que debemos pedir al Señor: 'la capacidad que nos da el Espíritu' para 'entender los signos de los tiempos'.
30.11.13




Francisco a los universitarios: 'No miren la vida desde el balcón, sean protagonistas'
Texto completo de las palabras que el santo padre dijo a los universitarios de Roma en las vísperas de Adviento
CIUDAD DEL VATICANO, 30 de noviembre de 2013 (Zenit.org) - El papa Francisco presidió este sábado la oración de las vísperas de Adviento con los universitarios de Roma. Unas diez mil personas llenaron la basílica de San Pedro. A continuación les presentamos el texto completo con las palabras del santo padre a los universitarios.
"Se renueva hoy la cita tradicional de Adviento con los estudiantes de las universidades de Roma, a los cuales se unen los rectores y profesores de los ateneos romanos e italianos. 
Saludo cordialmente a todos: el cardenal vicario, a los obispos y al alcalde, a las diversas autoridades académicas e institucionales, a los asistentes de las capellanías y de los grupos universitarios. Saludo especialmente a ustedes, queridos universitarios y universitarias. 
El deseo que san Pablo dirige a los cristianos de Tesalónica, para que Dios los santifique hasta la perfección, demuestra de un lado su preocupación por su santidad de vida puesta en peligro, y de otra una gran confianza en la intervención del Señor. Esta preocupación del Apóstol vale también para nosotros los cristianos de hoy.
La plenitud de la vida cristiana que Dios cumple en los hombres, de hecho es siempre insidiada por la tentación de ceder al espíritu mundano. Por esto Dios nos da su ayuda mediante la cual podemos perserverar y preservar en los dones del Espíritu Santo, la vida nueva en el Espíritu que él nos ha dado.
Custodiando esta 'linfa' saludable de nuestra vida, todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserva irrepensible, integro. ¿Pero por qué Dios después que nos ha dado sus tesoros espirituales tiene que intervenir aún para mantenerlos íntegros? Esta es una pregunta que debemos hacernos.
Porque nosotros somos débiles y esto lo sabemos, y nuestra naturaleza humana es frágil. Los dones de Dios están conservados en nosotros como en 'vasos de barro'. Es así la debilidad. La intervención de Dios a favor de nuestra perserverancia hasta el final, hasta el encuentro definitivo con Jesús, es la expresión de su fidelidad. 
Es como un diálogo entre nuestra debilidad y su fidelidad, Él es fuerte en su fidelidad. Y Pablo dirá en otra parte, él, el mismo Pablo, que es fuerte en su debilidad porque está en diálogo con la fidelidad de Dios y esta fidelidad de Dios nunca desilusiona. Él es fiel sobre todo a sí mismo. Por lo tanto la obra que ha iniciado en cada uno de nosotros con su llamado, la conducirá a cumplimiento. Esto nos da seguridad y gran confianza: una confianza que se apoya en Dios y solicita nuestra colaboración activa y llena de coraje delante a los desafíos del momento presente. 
Ustedes saben queridos jóvenes universitarios que no se puede vivir sin mirar a los desafíos, sin responder a los desafíos, quien no mira o responde a los desafíos, no vive. Vuestra voluntad y vuestra capacidad unida a la potencia del Espíritu Santo que habita en cada uno de ustedes desde el día del bautismo, les permita de ser no solamente espectadores pero también protagonistas de los hechos contemporáneos. 
Por favor no miren la vida desde el balcón, mézclense allí en donde están los desafíos, que solicitan ayuda para llevar adelante la vida, el desarrollo, la lucha por la dignidad de las personas, la lucha contra la pobreza, por los valores, y tantas luchas que encontramos cada día. Son varios los desafíos que ustedes los jóvenes universitarios están llamados a enfrentar con fortaleza interior y audacia evangélica. Fortaleza y audacia.
El contexto socio cultural en el cual están insertados a veces se vuelve pesado por la mediocridad y el aburrimiento. No hay que conformarse con la monotonía del vivir cotidiano, pero cultivar proyectos de amplia respiración, ir más allá de lo ordinario; ¡No se dejen robar el entusiasmo juvenil! Sería una equivocación también dejarse apresar por el pensamiento débil y por el pensamiento uniforme, el que homologa, o de una globalización entendida como homologación. 
Para superar estos riesgos, el modelo que es necesario seguir en la verdadera globalización, que es buena, no es la esfera en la que está nivelado cualquier relieve y desaparece cada diferencia. El modelo en cambio es el poliedro, que incluye una multiplicidad de elementos y respeta la unidad en la variedad. Al defender la variedad defendemos la unidad, defendemos también la diversidad, contrariamente esa unidad no sería humana.
El pensamiento de hecho es fecundo cuando es expresión de una mente abierta, que discierne, siempre iluminada por la verdad, por el bien y por la belleza. Si ustedes no se dejan condicionar por la opinión dominante, pero se mantendrán fieles a los principios éticos y religiosos cristianos, encontrarán el coraje de ir también contracorriente. 
En el mundo globalizado, podrán contribuir a salvar peculiaridad y características propias, buscando entretanto de no bajar el nivel ético. De hecho la pluralidad de pensamiento y de individualidad refleja la multiforme sabiduría de Dios cuando se acerca a la verdad con honestidad y rigor intelectual; cuando se acerca a la bondad y cuando se acerca a la belleza de manera que cada uno pueda ser un don para beneficio de todos. 
El empeño de caminar en la fe y de comportarse de manera coherente con el evangelio les acompañe en este tiempo de Adviento, para vivir de manera autentica la conmemoración de la Navidad del Señor. Les pueda ayudar el hermoso testimonio del beato Pier Giorgio Frassati, un universitario como ustedes, que decía: 
'Vivir sin una fe, sin un patrimonio para defender, sin sostener en una lucha continua la verdad, no es vivir pero sobrevivir. Nosotros no debemos sobrevivir, sino vivir'. 
¡Gracias y buen camino hacia Belén!"
 01.12.13



El papa: en Adviento dejémonos guiar por María que es madre
Francisco pide medicinas para todos los enfermos de SIDA, expresa cercanía y también a los religiosos y quienes les asisten en el silencio
CIUDAD DEL VATICANO, 01 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - En este primer domingo de Adviento el santo padre Francisco rezó el ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la plaza de san Pedro a pesar del frío y la lluvia.
Dirigiéndose a ellos, después del largo aplauso que le acogió el papa les dijo:
¡Queridos hermanos y hermanas!
Comenzamos hoy, primer domingo de Adviento, un nuevo año litúrgico, o sea un nuevo camino del Pueblo de Dios con Jesucristo, nuestro pastor que nos guía en la historia hacia el cumplimiento del Reino de Dios. Por lo tanto este día tiene una fascinación especial, nos hace probar un sentimiento profundo del sentido de la historia.
Redescubramos la belleza de estar todos en camino: la Iglesia, con su vocación y misión, y la humanidad entera, los pueblos, las civilizaciones, las culturas, todos en camino hacia los senderos del tiempo. ¿En camino hacia donde? ¿Hay una meta común? ¿Cuál es esta meta?
El Señor nos responde a través del profeta Isaías: “Al final de los días, el Monte del Templo del Señor/ estará firme en la cima de los montes/ y se levantará encima de las colinas/ y hacia éste afluirán todos los pueblos./ Vendrán muchos pueblos y dirán: /Venid, subamos al monte del Señor, / al templo de Jacob, / para que nos enseñe sus vías / y podamos caminar por sus senderos”. Esto es lo que dice Isaías sobre nuestra meta a la que nos dirigimos.
Es una peregrinación universal hacia una meta común, que en el antiguo testamento es Jerusalén, donde surge el templo del Señor, porque desde allí, desde Jerusalén ha venido la revelación del rostro de Dios y de su ley. La revelación ha encontrado en Jesucristo su cumplimiento, es el 'templo del Señor', se ha vuelto Él mismo, el Verbo hecho carne: es Él la guía y al mismo tiempo la meta de nuestra peregrinación, la peregrinación de todo el Pueblo de Dios; y con su luz también los otros pueblos pueden caminar hacia el Reino de la justicia y de la paz.
Dice aún el profeta: Romperán sus espadas y las harán arados, /de sus lanzas harán hoces; una nación no levantará más la espada / contra otra nación, no aprenderán más el arte de la guerra'.
Me permito de repetir esto que dice el profeta: escuchen bien: 'Romperán sus espadas y las harán arados, /de sus lanzas harán hoces; una nación no levantará más la espada / contra otra nación, no aprenderán más el arte de la guerra'.
¿Pero cuándo sucederá esto? Qué hermoso día en el cual las armas sean desmontadas y transformadas en instrumentos de trabajo. Qué lindo día será este, y esto es posible, apostamos sobre la esperanza sobre una paz que será posible.
Este camino nunca ha concluido. Como en la vida de cada uno de nosotros es siempre necesario partir nuevamente, levantarse nuevamente, encontrar el sentido de la meta de la propia existencia. Así para la gran familia humana es necesario renovar siempre el horizonte común hacia el cual estamos encaminados. ¡El horizonte de la esperanza! ¡Ese horizonte para hacer un buen camino!
El tiempo de Adviento que hoy de nuevo comenzamos nos restituye el horizonte de la esperanza, una esperanza que no desilusiona porque está fundada sobre la palabra de Dios.¡Una esperanza que no desilusiona simplemente porque el Señor nunca desilusiona. Él es fiel y Él nunca desilusiona! Pensemos y sintamos esta belleza.
El modelo de esta actitud espiritual, de este modo de ser y de caminar por el camino es la Virgen María. Una simple joven de pueblo, que lleva en su corazón toda la esperanza de Dios. En su vientre, la esperanza de Dios ha tomado carne, se ha hecho hombre, se ha hecho historia: Jesucristo. Su Magnificat es el cántico del pueblo de Dios en camino, y de todos los hombres y mujeres que esperan en Dios, en la potencia de su misericordia.
Dejémonos guiar por Ella que es madre, que es mamá y sabe cómo guiarnos, dejémonos guiar por Ella en este tiempo de espera y de vigilancia operosa".
En este momento el santo padre rezó la oración del ángelus. Y al concluir la plegaria dijo:
"Queridos hermanos hermanas, hoy es la Jornada mundial de lucha con tra el HIV/SIDA.
Expreso mi cercanía a las personas que están afectadas, especialmente a los niños; una cercanía que es muy concreta a través del empeño silencioso de tantos misioneros y operadores. Recemos por todos, también por los médicos y los investigadores. Que cada enfermo, ninguno excluido, pueda acceder a las curaciones que necesita".
“Saludo con afecto a todos los peregrinos presentes: las familias, las parroquias, las asociaciones. En particular saludo a los fieles provenientes de Madrid, el coro Florilége de Bélgica”. Y tras saludar a algunos grupos y asociaciones italianas se despidio, dando la bendición.
Y concluyó con su ya famoso: “¡Buon pranzo e arrivederci!”

02.12.13



Francisco en Sta. Marta: oración, caridad y alabanza para preparar la Navidad
CIUDAD DEL VATICANO, 02 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - Prepararse para la Navidad con la oración, la caridad y la alabanza: con el corazón abierto para dejarse encontrar por el Señor que todo lo renueva. Estas son las palabras del papa Francisco en su homilía de este primer lunes del tiempo de Adviento en la Casa Santa Marta.  
Comentando el pasaje del Evangelio de hoy, en el que el centurión romano pide con gran fe a Jesús que cure a su siervo, el santo padre ha recordado que en estos días “empezamos un nuevo camino”, un “camino de la Iglesia … hacia la Navidad”. Vayamos al encuentro del Señor, “porque la Navidad –ha precisado- no es sólo un acontecimiento temporal o un recuerdo de una cosa bonita”:
“La Navidad es algo más: vamos por este camino para encontrarnos con el Señor. ¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazón; con la vida; encontrarlo vivo, como Él es; encontrarlo con fe. El Señor, en la palabra que hemos escuchado, se maravilló de este centurión: se maravilló de la fe que el tenia. Él había hecho un camino para encontrarse con el Señor, pero lo había hecho con fe. Por eso no sólo él se ha encontrado con el Señor, sino que ha sentido la alegría de ser encontrado por el Señor. Y este es precisamente el encuentro que nosotros queremos: ¡el encuentro de la fe!”
Pero más allá de ser nosotros los que encontremos al Señor – ha subrayado el pontífice – es importante “dejarnos encontrar por Él”:
“Cuando somos nosotros solos los que encontramos al Señor, somos nosotros –digámoslo, entre comillas – los dueños de este encuentro; pero cuando nos dejamos encontrar por Él, es Él quien entra en nosotros, es Él el que vuelve a hacer todo de nuevo, porque esta es la venida, lo que significa cuando viene Cristo: volver a hacer todo de nuevo, rehacer el corazón, el alma, la vida, la esperanza, el camino. Nosotros estamos en camino con fe, con la fe de este centurión, para encontrar al Señor y, sobre todo, ¡para dejar que Él nos encuentre!”
Pero se necesita un corazón abierto: “un corazón abierto, ¡para que Él me encuentre! Y me diga aquello que Él quiere decirme, ¡que no es siempre aquello que yo quiero que me diga! Él es Señor y Él me dirá lo que tiene para mí, porque el Señor no nos mira a todos juntos, como una masa. ¡No, no! Nos mira a cada uno a la cara, a los ojos, porque el amor no es un amor así, abstracto: ¡es un amor concreto! De persona a persona: el Señor persona me mira a mí persona. Dejarse encontrar por el Señor es precisamente esto: ¡dejarse amar por el Señor!”
En este camino hacia la Navidad – ha concluido el papa – nos ayudan algunas actitudes: “La perseverancia en la oración, rezar más; la laboriosidad en la caridad fraterna, acercarnos un poco más a los que están necesitados; y la alegría en la alabanza del Señor”. Por tanto: “la oración, la caridad y la alabanza”, con el corazón abierto “para que el Señor nos encuentre”.
 02.12.13



El papa en Santa Marta: anunciar a Cristo con una sonrisa
CIUDAD DEL VATICANO, 03 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - La Iglesia debe estar siempre alegre como Jesús. Lo ha afirmado el papa Francisco esta mañana en la homilía de Santa Marta. Así, el pontífice ha subrayado que la Iglesia está llamada a transmitir la alegría del Señor a sus hijos, una alegría que da la verdadera paz.  
La paz y la alegría, son las dos ideas clave que el santo padre ha desarrollado en su homilía. En la primera lectura del libro Isaías, vemos el deseo de paz que todos tenemos, ha indicado. Una paz que, dice el profeta, nos llevará al Mesías. En el Evangelio "podemos ver un poco el alma de Jesús, el corazón de Jesús: un corazón alegre".
Al respecto, Francisco ha afirmado que "nosotros pensamos siempre en Jesús cuando predicaba, cuando sanaba, cuando caminaba, iba por las calles, también durante la Última Cena... Pero no estamos acostumbrados a pensar en Jesús sonriente, alegre. Jesús estaba lleno de alegría: lleno de alegría. En esa intimidad con su Padre: 'Exultó de alegría en el Espíritu y alabó al Padre'- es precisamente el misterio interno de Jesús, esa relación con el Padre en el Espíritu. Es su alegría interna, su alegría interior que Él nos da".
Así, Francisco ha indicado que "esta alegría es la verdadera paz: no es una paz estática, quieta, tranquila. No, "la paz cristina es una paz alegre, porque nuestro Señor es alegre". Y, también, es alegre "cuando habla del Padre: ama tanto al Padre que no puede hablar del Padre sin alegría". Nuestro Dios, ha indicado, "es alegre". Y Jesús "ha querido que su esposa, la Iglesia, también fuese alegre".
Francisco ha añadido que "no se puede pensar en una Iglesia sin alegría y la alegría de la Iglesia es precisamente esta: anunciar el nombre de Jesús. Decir: 'Él es el Señor. Mi esposo es el Señor. Es Dios. Él me salva, Él camina con nosotros'. Y esta es la alegría de la Iglesia, que en esta alegría de esposa se hace madre. Pablo VI decía: la alegría de la Iglesia es precisamente evangelizar, ir adelante y hablar de su Esposo. Y también transmitir esta alegría a los hijos que ella hace nacer, que ella hace crecer".
El santo padre ha proseguido señalando que la paz de la que nos habla Isaías "es una paz que se mueve mucho, es una paz de alegría, una paz de alabanza", una paz que podemos decir "ruidosa, en la alabanza, una paz fecunda en la maternidad de nuevos hijos". Una paz, ha observado el papa, "que viene precisamente en la alegría de la alabanza a la Trinidad y de la evangelización, de ir a los pueblos a decir quién es Jesús". Francisco ha puesto énfasis en lo que dice Jesús, "una declaración dogmática" cuando afirma: "Tú has decidido así, revelarte no a los sabios sino a los pequeños".
El santo padre ha concluido explicando que "también en las cosas muy serias, como esta, Jesús está alegre, la Iglesia está alegre. Debe ser alegre. También en su viudez - porque la Iglesia tiene una parte de viuda que espera a que su  marido vuelva - también en su viudez, la Iglesia está alegre en la esperanza. Que el Señor nos dé a todos nosotros esta alegría, esta alegría de Jesús, alabando al padre en el Espíritu. Esta alegría de nuestra madre Iglesia en el evangelizar, en el anunciar a su Esposo".
 04.12.13




Texto completo de la catequesis de Francisco en la audiencia del miércoles
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy vuelvo de nuevo sobre la afirmación: «Creo en la resurrección de la carne». Se trata de una verdad que no es sencilla y nada obvia, porque, viviendo inmersos en este mundo, no es fácil comprender la realidad futura. Pero el Evangelio nos ilumina: nuestra resurrección está estrechamente vinculada a la resurrección de Jesús; el hecho de que Él esté resucitado es la prueba de que existe la resurrección de los muertos. Quisiera entonces, presentar algunos aspectos que relacionan la resurrección de Cristo y nuestra resurrección. Él ha resucitado y así, nosotros también resucitaremos.
Antes que nada, la misma Sagrada Escritura contiene un camino hacia la fe plena en la resurrección de los muertos. Esta se expresa como fe en Dios creador de todo hombre, alma y cuerpo, y como fe en Dios liberador, el Dios fiel a la Alianza con su pueblo. El profeta Ezequiel, en una visión, contempla los sepulcros de los deportados que se vuelven a abrir y los huesos secos que reviven gracias a la acción de un espíritu vivificante. Esta visión expresa la esperanza en la futura “resurrección de Israel”, es decir en el renacimiento del pueblo derrotado y humillado (cf. Ez 37,1-14).
Jesús, en el Nuevo Testamento, lleva a su cumplimiento esta revelación, y vincula la fe en la resurrección a su misma persona: “Yo soy la Resurrección y la Vida” (Jn 11,25). De hecho, será Jesús el Señor el que resucitará en el último día a todos los que hayan creído en Él. Jesús vino entre nosotros, se hizo hombre como nosotros en todo, menos en el pecado; de este modo nos ha tomado consigo en su camino de vuelta al Padre. Él, el Verbo Encarnado, muerto por nosotros y resucitado, da a sus discípulos el Espíritu Santo como un anticipo de la plena comunión en su Reino glorioso, que esperamos vigilantes. Esta espera es la fuente y la razón de nuestra esperanza: una esperanza que, cultivada y custodiada, se convierte en luz para iluminar nuestra historia personal y comunitaria. Recordémoslo siempre: somos discípulos de Él que ha venido, viene cada día y vendrá al final. Si conseguimos tener más presente esta realidad, estaremos menos cansados en nuestro día a día, menos prisioneros de lo efímero y más dispuestos a caminar con corazón misericordioso en la vía de la salvación.
Un segundo aspecto: ¿qué significa resucitar? La resurrección, la resurrección de todos nosotros, ¿eh? Sucederá en el último día, al final del mundo, por obra de la omnipotencia de Dios, que restituirá la vida a nuestro cuerpo reuniéndolo con el alma, por la resurrección de Jesús. Esta es la explicación fundamental: porque Jesús resucitó, nosotros resucitaremos. Tenemos esperanza en la resurrección por que Él nos ha abierto la puerta, nos ha abierto la puerta a la resurrección. Esta transformación en espera, en camino a la resurrección, esta transfiguración de nuestro cuerpo se prepara en esta vida mediante el encuentro con Cristo Resucitado en los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía. Nosotros que en esta vida nos nutrimos de su Cuerpo y de su Sangre, resucitaremos como Él, con Él y por medio de Él. Como Jesús resucitó con su propio cuerpo, pero no volvió a una vida terrena, así nosotros resucitaremos con nuestros cuerpos que serán transfigurados en cuerpos gloriosos. Esto no es mentira, ¿eh? ¡Esto es verdad! Nosotros creemos que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo en este momento. ¿Creéis que Jesús está vivo, que está vivo? ¡Ah, no creéis! ¿Creéis o no creéis? Y si Jesús está vivo, ¿pensáis que Jesús nos dejará morir y nunca nos resucitará? ¡No! ¡Él nos espera! Y como Él está resucitado, la fuerza de su resurrección nos resucitará a nosotros.
Ya en esta vida nosotros participamos de la resurrección de Cristo. Si es verdad que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, es también verdad que, en un aspecto, ya estamos resucitados con Él. ¡La Vida Eterna comienza ya en este momento! Comienza durante toda la vida hacia aquel momento de la resurrección final ¡Ya estamos resucitados! De hecho, mediante el Bautismo, estamos insertos en la muerte y resurrección de Cristo y participamos de una vida nueva, es decir la vida del Resucitado. Por tanto, en la espera de este último día, tenemos en nosotros una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por eso también el cuerpo de cada uno es resonancia de eternidad, por tanto ha de ser respetado siempre; y sobre todo debe ser respetada y amada la vida de todos los que sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, de esa condición de vida eterna hacia la que caminamos. Este pensamiento nos da esperanza. Estamos en camino hacia la resurrección. Esta es nuestra alegría: un día encontrar a Jesús, encontrar a Jesús todos juntos. Todos juntos, no aquí en la Plaza, en otra parte, pero alegres con Jesús. Y este es nuestro destino.
05.12.13




El papa en Santa Marta: no sólo escuchar la Palabra de Dios, sino ponerla en práctica
CIUDAD DEL VATICANO, 05 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - Quién pronuncia palabras cristianas sin Cristo, es decir sin ponerlas en práctica, se hace mal a sí mismo y a los otros, porque es vencido por el orgullo a causa de la división, también en la Iglesia. Esta es la idea principal que el santo padre ha desarrollado durante la homilía de esta mañana en Santa Marta.
Escuchar y poner en práctica la palabra del Señor es como construir la casa sobre la roca. El papa Francisco ha explicado la parábola del Evangelio del día. Jesús reprendía a los fariseos por conocer los mandamientos pero no realizarlos en su vida: "Son palabras buenas", pero si no se ponen en práctica "no sólo no sirven, sino que hacen mal: nos engañan, nos hacen creer que tenemos una casa bonita, pero sin base". Una casa que no está construida sobre la roca.
Y así ha explicado el santo padre: "Esta figura de la roca se refiere al Señor. Isaías en la primera lectura lo dice: 'Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la roca perpetua'. ¡La roca es Jesucristo! ¡La roca es el Señor! Una palabra es fuerte, da vida, puede ir adelante, puede tolerar todos los ataques, si esta palabra tiene sus raíces en Jesucristo. Una palabra cristiana que no tiene sus raíces vitales en la vida de una persona, en Jesucristo, ¡es una palabra cristiana sin Cristo! ¡Y las palabras cristianas sin Cristo engañan, hacen mal! Un escritor inglés, una vez, hablando de las herejías decía que una herejía es una verdad, una palabra, una verdad, que se ha vuelto loca. Cuando las palabras cristianas están sin Cristo comienzan a andar por su camino de la locura".
Una locura - ha explicado el santo padre - que hace convertirse en soberbios. "Una palabra cristiana sin Cristo lleva a la vanidad, a la seguridad de uno mismo, al orgullo, al poder del poder. Y el Señor abate a estas personas. Esta es una constante en la Historia de la Salvación. Lo dice Ana, la madre de Samuel; lo dice María en el Magníficat: el Señor abate la vanidad, el orgullo de las personas que se creen ser la roca. Estas personas que solamente van detrás de una palabra, sin Jesucristo: una palabra cristiana también, pero sin Jesucristo, sin la relación con Jesucristo, sin la oración con Jesucristo, sin el servicio a Jesucristo, sin el amor a Jesucristo. Esto es lo que el Señor hoy nos dice: construir nuestra vida sobre esta roca y la roca es Él".
Y es por ello que el papa Francisco ha afirmado que nos hará bien hacer un examen de conciencia para entender "como son nuestras palabras", si son palabras "que creen ser potentes", capaces "de darnos la salvación" o si "son palabras con Jesucristo".
Así ha explicado el pontífice: "Me refiero a las palabras cristianas, porque cuando no está Jesucristo también esto nos divide entre nosotros, divide en la Iglesia. Pedir al Señor la gracia de ayudarnos en esta humildad, que debemos tener siempre, de decir palabras cristianas en Jesucristo, no sin Jesucristo. Con esta humildad de ser discípulos salvados y de ir adelante no con palabras que, por creerse poderosas, terminan en la locura de la vanidad, en la locura del orgullo. ¡Que el Señor nos dé esta gracia de la humildad de decir palabras con Jesucristo, fundadas en Jesucristo!"
 06.12.13





El papa en Santa Marta: rezar es 'molestar' a Dios para que nos escuche
CIUDAD DEL VATICANO, 06 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - El santo padre ha invitado a rezar con insistencia y con la certeza de que Dios escuchará nuestra oración durante la homilía de Santa Marta de esta mañana. Por ello, ha explicado que la oración tiene dos actitudes: es "necesaria" y al mismo tiempo es "segura" del hecho que Dios, en sus tiempos y en sus modos, cumplirá la necesidad.
La oración, cuando es verdaderamente cristiana, oscila entre la necesidad que siempre contiene y la certeza de ser cumplida, aunque si no se sabe exactamente cuando. Quien reza no teme molestar a Dios y nutre una confianza ciega en su amor de Padre. Confianza ciega como la de los dos no videntes del pasaje del Evangelio de hoy, que gritan detrás de Jesús su necesidad de ser sanados. O como el ciego de Jericó, que invoca la intervención del Maestro con una voz más alta de quien quiere callarlo. El santo padre recuerda que el mismo Jesús nos ha enseñado a rezar  como "el amigo molesto" que mendiga la comida a media noche, o como "la viuda con el juez corrupto".
Francisco ha afirmado: "no sé si quizá esto suena mal, pero rezar es un poco molestar a Dios, para que nos escuche. Pero, el Señor lo dice: como el amigo a media noche, como la viuda al juez... Es atraer los ojos, atraer el corazón de Dios hacia nosotros... Y esto lo han hecho también los leprosos que se le acercaron: 'Si tú quieres, puedes curarme'. Lo han hecho con una cierta seguridad. Así, Jesús nos enseña a rezar. Cuando nosotros rezamos, pensamos a veces: 'Pero, sí, yo digo esta necesidad, se lo digo al Señor una, dos, tres veces, pero no con mucha fuerza. Después me canso de pedirlo y me olvido de pedirlo'. Estos gritaban y no se cansaban de gritar. Jesús nos dice: 'Pedid', pero también nos dice: 'Llamad a la puerta' y quien llama a la puerta, perturba, molesta".
Insistir hasta los límites de molestar pero también con una certeza inquebrantable. El santo padre ha indicado que los ciegos del Evangelio son ejemplo: "se sienten seguros al pedir salud al Señor".
Y ha proseguido el papa: "y la oración tiene estas dos actitudes: es de necesidad y es segura. Oración de necesidad siempre: la oración, cuando pedimos algo, es de necesidad: 'tengo esta necesidad, escúchame, Señor'. Pero también, cuando es verdadera, es segura; '¡Escúchame! Creo que tú puedes hacerlo porque tú lo has prometido".
"Él lo ha prometido": eh aquí la piedra angular sobre la que se apoya la certeza de una oración. De este modo ha insistido Francisco recordando que "con esta seguridad nosotros decimos al Señor nuestras necesidades, pero seguros de que Él pueda hacerlo". Y ha añadido: rezar es sentir que Jesús nos dirige la pregunta de los dos ciegos: ¿tú crees que puedo hacer esto?
Para concluir, el santo padre ha explicado que "Él puede hacerlo. Cuando lo hará, como lo hará no lo sabemos. Esta es la seguridad de la oración. La necesidad de decir la verdad al Señor. 'Soy ciego, Señor. Tengo esta necesidad. Tengo esta enfermedad. Tengo este pecado. Tengo este dolor...', pero siempre la verdad, como es la cosa. Y Él siente la necesidad, pero siente que nosotros pedimos su intervención con seguridad. Pensamos si nuestra oración es de necesidad y es segura: de necesidad porque nos decimos la verdad a nosotros mismos, y segura, porque creemos que el Señor puede hacer aquello que le pedimos".
 07.12.13





Francisco en Santa Marta: libertad religiosa y paz en Medio Oriente y Tierra Santa
El Papa concelebra con el patriarca de Alejandrí­a y en la homilí­a de este lunes pide despertar los corazones en la espera del Señor
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 09 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - Que terminen las divisiones y las enemistades en Tierra Santa y Oriente Medio. Es el llamamiento realizado por el papa Francisco durante su homilía de este lunes en la Casa Santa Marta. La misa ha sido concelebrada por el patriarca de Alejandría de los coptos católicos, su beatitud Ibrahim Isaac Sidrak, con motivo de la manifestación pública de la “comunión eclesiástica” con el Sucesor de Pedro. El Papa ha reiterado su cercanía a los cristianos que en Egipto experimentan falta de seguridad y violencia y a continuación ha renovado un llamamiento a favor de la libertad religiosa en todo Oriente Medio.
El obispo de Roma y el patriarca de Alejandría juntos, como signo de comunión eclesial y en oración por la paz en Oriente Medio. En la Casa Santa Marta se ha vivido esta mañana un momento de gran intensidad espiritual. En su homilía, el Santo Padre ha querido dirigir en seguida sus pensamientos a los fieles coptos retomando las palabras del profeta Isaías en la Primera Lectura, que hablan de un despertar de los corazones en la espera del Señor:
El Evangelio, ha proseguido el Papa, presenta a “Cristo que vence las parálisis de la humanidad”. Y como ha observado, “las parálisis de las conciencias son contagiosas”. “Con la complicidad de las pobrezas de la historia y de nuestro pecado -ha añadido- pueden expandirse y entrar en las estructuras sociales y en las comunidades hasta bloquear a pueblos enteros”. Pero, “la orden de Cristo puede revertir la situación: ‘¡Levántate y anda!’”:
“Recemos con confianza para que en Tierra Santa y en todo el Medio Oriente la paz pueda siempre levantarse de las paradas demasiado recurrentes y en ocasiones dramáticas. Sin embargo, se paren para siempre las enemistades y las divisiones. Se reanuden rápidamente los acuerdos de paz a menudo paralizados por intereses contrapuestos y oscuros. Sean dadas finalmente las garantías reales para la libertad religiosa de todos, junto al derecho de los cristianos de vivir en paz en donde nacieron, en la patria que aman como ciudadanos desde hace dos mil años, para contribuir como siempre al bien de todos”.
“El aliento ‘a los perdidos de corazón’ lo sentimos dirigido a cuantos en vuestra amada tierra egipcia experimentan inseguridad y violencia, a veces con motivo de la fe cristiana. ‘¡Ánimo: no temáis!’: he aquí las palabras de consuelo que hayan confirmación en la solidaridad fraterna. Agradezco a Dios este encuentro que me permite reforzar vuestra y nuestra esperanza, porque es la misma”. 
El Pontífice ha recordado que Jesús experimentó con la Sagrada Familia la huida y fue hospedado en la "tierra generosa" de Egipto. Y así ha invocado al Señor para que "vele por los egipcios que por los caminos del mundo buscan dignidad y seguridad":
Por su parte, el patriarca Sidrak ha expresado su alegría por haber podido concelebrar con el Papa y ha subrayado que la Iglesia en Egipto, en este delicado momento histórico, tiene “necesidad del apoyo” paterno del Sucesor de Pedro. Por este motivo, al igual que el papa Francisco, ha pedido también él el don de la paz:
"Y vayamos siempre hacia delante, buscando al Señor, buscando nuevos caminos, nuevas vías para acercarnos al Señor. Y si fuera necesario abrir un agujero en el techo para acercarnos todos al Señor, que nuestra imaginación creativa de la caridad nos lleva a esto: a encontrar y construir caminos de encuentro, caminos de fraternidad, caminos de paz".
“Pueda la luz de la santa Navidad ser la estrella que nos revele el camino del amor, de la unidad, de la reconciliación y de la paz, dones de los que mi tierra tiene tanta necesidad. Pedimos su bendición, Padre Santo, le esperamos en Egipto”.
 10.12.13