El Papa en Santa Marta: 'Dios no
actúa como un hechicero'
Francisco en la homilía de este
lunes explica que la paciencia del pueblo de Dios, que soporta con fe las
pruebas cotidianas, es lo que hace avanzar a la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de febrero de 2014 (Zenit.org) - La
paciencia del pueblo de Dios, que soporta con fe las pruebas cotidianas de la
vida, es lo que hace avanzar a la Iglesia. Son las palabras del papa Francisco
durante la homilía de esta mañana en la misa celebrada en la capilla de la Casa
Santa Marta.
"La paciencia no es resignación, es otra
cosa". En su prédica, el Papa comenta la Carta de Santiago, donde dice:
"Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas".
"Parece una invitación a hacer el faquir" - observa -, pero no es
así. La paciencia, soportar las pruebas, "las cosas que no queremos",
hace "madurar nuestra vida. Quien no tiene paciencia quiere todo
enseguida, todo de prisa. Quien no conoce esta sabiduría de la paciencia -
subraya el Santo Padre - es una persona caprichosa, como los niños que son
caprichosos", que nada les parece bien. "La persona que no tiene
paciencia - explica - es una persona que no crece, que se queda en los
caprichos del niño, que no sabe tomarse la vida como viene: o esto o nada. Esta
es una de las tentaciones: convertirse en caprichosos". "Otra
tentación para aquellos que no tienen paciencia - afirma el Pontífice - es la
omnipotencia" de querer enseguida una cosa, como acurre con los fariseos
que piden a Jesús una señal del cielo: "querían un espectáculo, un
milagro":
"Confunden el modo de actuar de Dios con el
modo de actuar de un hechicero. Y Dios no actúa como un hechicero, Dios tiene
su propia manera de avanzar. La paciencia de Dios. Él también tiene paciencia.
Cada vez que acudimos al Sacramento de la Reconciliación, ¡cantamos un himno a
la paciencia de Dios! Pero cómo nos lleva el Señor sobre sus hombros, con
cuánta paciencia, ¡con cuánta paciencia! La vida cristiana debe desarrollarse
en la música de la paciencia, porque ha sido precisamente la música de nuestros
padres, del pueblo de Dios, de aquellos que han creído en la Palabra de Dios,
que han seguido el mandamiento que el Señor había dado a nuestro padre Abraham:
'Anda delante de mí y sé perfecto'".
El pueblo de Dios - dice el Papa, citando la
Carta a los Hebreos - "ha sufrido tanto, han sido perseguidos,
asesinados", pero ha tenido "la alegría de saludar de lejos las
promesas" de Dios. "Esta es la paciencia", que "debemos
tener en las pruebas: la paciencia de una persona adulta, la paciencia de
Dios" que nos lleva sobre sus hombros. Y esta - prosigue - es "la
paciencia de nuestro pueblo":
"¡Qué paciente es nuestro pueblo! ¡Incluso
ahora! Cuando vamos a las parroquias y nos encontramos con esas personas que
sufren, que tienen problemas, que tienen un hijo con discapacidad o que tienen
una enfermedad, pero llevan la vida con paciencia. No piden signos, como estos
del Evangelio, que querían una señal. Decían: '¡Danos una señal!'. No, no
piden, pero saben leer los signos de los tiempos: saben que cuando germina la
higuera, viene la primavera; saben distinguir eso. Sin embargo, estos
impacientes del Evangelio de hoy, que querían una señal, no sabían leer los
signos de los tiempos, y es por eso que no han reconocido a Jesús".
El Santo Padre ha concluido su homilía alabando
la "gente de nuestro pueblo, gente que sufre, que sufre de muchas, muchas
cosas, pero que no pierde la sonrisa de la fe, que tiene la alegría de la
fe":"Y esta gente, nuestro pueblo, en nuestras parroquias, en nuestras
instituciones - mucha gente - es la que lleva adelante a la Iglesia, con su
santidad, de todos los días, de cada día. 'Hermanos míos, tened por sumo gozo
cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra
fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que
seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna' (Santiago 1,
2-4). Que el Señor nos dé a todos la paciencia, la paciencia alegre, la
paciencia del trabajo, de la paz, nos dé la paciencia de Dios, la que Él tiene,
y nos dé la paciencia de nuestro pueblo fiel, que es tan ejemplar".
18.02.14
El Papa en Sta. Marta: solamente la
Palabra de Dios nos salva de la tentación
Francisco en la homilía del martes
recuerda que la tentación crece, contagia y se justifica
CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Resistir a
la seducción de las tentaciones es posible solo "cuando se escucha la
Palabra de Jesús". Así lo ha afirmado el Santo Padre en la homilía de la
Misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta. Francisco ha afirmado que a
pesar de las debilidades Cristo nos da siempre "confianza" y nos abre
un horizonte más amplio que nuestros límites.
La tentación se manifiesta como una atractiva
inofensiva y termina por transformarse en una jaula, de la cuál a menudo más
que intentar escapar se intenta minimizar la esclavitud, sordos a la Palabra de
Dios. En la homilía, el Pontífice ha reafirmado una verdad y una secuencia
descrita por Santiago en un pasaje de su Carta, propuesta hoy en la liturgia.
La verdad es que Dios nunca tienta al hombre, sino sus pasiones. La secuencia
es la producida por las mismas pasiones, las cuales, dice el apóstol,
"conciben y generan el pecado. Y el pecado, una vez cometido, produce la
muerte".
Así, Francisco ha explicado: "La tentación,
¿de dónde viene? ¿Cómo actúa dentro de nosotros? El apóstol nos dice que no
viene de Dios, sino de nuestras pasiones, de nuestras debilidades interiores,
de las heridas que ha dejado en nosotros el pecado original: de allí vienen las
tentaciones, de estas pasiones. Y curioso, la tentación tiene tres
características: crece, contagia y se justifica. Crece: comienza con un aire
tranquilo, y crece... El mismo Jesús decía esto, cuando habló de la palabra del
grano y de la cizaña: el grano crecía, pero también la cizaña sembrada por el
enemigo. Y la tentación crece: crece, crece... Y si uno no la para, ocupa
todo".
Además, ha proseguido el Santo Padre, la tentación
"busca a otro para hacerse compañía, contagia" y "en este crecer
y contagiar, la tentación se cierra en un ambiente de donde no se puede salir
con facilidad". Es la experiencia de los apóstoles narrada en el Evangelio
del día, que ve a los Doce culparse unos a otros bajo los ojos del Maestro por
no haber llevado el pan a bordo de la barca. El Papa ha recordado que Jesús,
quizá sonriendo ante aquella discusión, les invita a tener cuidado con "la
levadura de los fariseos, de Herodes". Pero los apóstoles durante un rato
insisten, sin escucharlo, "tan cerrados en el problema de quién tenía la
culpa de no haber llevado el pan, que no tenían espacio, no tenían tiempo, no
tenían luz para la Palabra de Dios", ha señalado.
De tal forma, el Papa ha explicado que "y
así, cuando nosotros estamos en tentación, no escuchamos la Palabra de Dios: no
escuchamos, no entendemos. Y Jesús ha tenido que recordar la multiplicación de
los panes para hacerles salir de ese ambiente, porque la tentación nos cierra,
nos quita cualquier capacidad de previsión, nos cierra cualquier horizonte, y
así nos lleva al pecado. Cuando estamos en tentación, solamente la Palabra de
Dios, la Palabra de Jesús nos salva. Escuchar la Palabra que nos abre el
horizonte... Él siempre está dispuesto a enseñarnos a como salir de la
tentación. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación,
sino que nos da más confianza".
Francisco ha observado que esta confianza es
"una fuerza grande, cuando estamos en tentación: el Señor nos
espera", "se fía de nosotros así, tentados, pecadores",
"siempre abre horizontes". Y viceversa, ha recordado el Papa,
"el diablo con la tentación cierra, cierra, cierra" y hace
"crecer" un ambiente similar al de la barca de los apóstoles. Y no
dejarse "encarcelar" por este tipo de ambiente, es posible solamente
"cuando se escucha la Palabra de Jesús".
Para concluir, el Pontífice ha invitado a pedir
al Señor "que siempre, como ha hecho con los discípulos, con su paciencia,
cuando estemos en tentación nos diga: 'Párate, estate tranquilo. Recuerda qué
he hecho contigo en ese momento, en ese tiempo: recuérdalo. Alza los ojos, mira
al horizonte, no cerrar, no cerrarte, ve adelante'. Y esta Palabra nos salvará
de caer en el pecado en el momento de la tentación".
19.02.14
Texto completo de la catequesis del
Papa en la audiencia de este miércoles
Francisco explica el Sacramento de
la Reconciliación
CIUDAD DEL
VATICANO, 19 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
A través de los Sacramentos de la iniciación
cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, el hombre recibe la
vida nueva en Cristo. Ahora bien, todos lo sabemos, llevamos esta
vida “en vasijas de barro” (2 Cor 4, 7), todavía estamos sometidos a
la tentación, al sufrimiento, a la muerte y, a causa del pecado, podemos
incluso perder la vida nueva. Por esta razón el Señor Jesús ha querido que la
Iglesia continúe su obra de salvación, incluso a través de sus propios
miembros, en particular con el sacramento de la Reconciliación y la Unción de
los Enfermos, que pueden unirse bajo el nombre de "Sacramentos de
curación". El Sacramento de la Reconciliación es un sacramento de
curación, cuando voy a confesarme es para curarme, curarme el alma, curarme el
corazón, de algo que he hecho que no está bien. El icono bíblico que mejor
los expresa, en su profundo vínculo, es el episodio del perdón y la curación
del paralítico, donde el Señor Jesús se revela al mismo tiempo médico de las
almas y de los cuerpos (cf. Mc 2, 1-12 / Mt 9, 1-8; Lc 5, 17-26).
1. El sacramento de la Penitencia, de la
Reconciliación, también nosotros lo llamamos de la Confesión, surge
directamente del misterio pascual. De hecho, la misma noche de la Pascua, el
Señor se apareció a los discípulos encerrados en el cenáculo, y, después de
dirigirles el saludo "¡La paz con vosotros!", sopló sobre ellos y les
dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan
perdonados" (Jn 20, 21-23). Este pasaje nos revela la dinámica más profunda
que contiene este Sacramento. En primer lugar, el hecho de que el perdón de
nuestros pecados no es algo que podemos darnos a nosotros mismos. No puedo
decir: “Me perdono los pecados”. El perdón se pide, se pide a Otro. Y en la
Confesión pedimos el perdón a Jesús. El perdón no es el fruto de nuestros
esfuerzos, sino que es un regalo, un don del Espíritu Santo, que nos llena con
el baño de misericordia y de gracia que fluye sin cesar del corazón abierto de
par en par de Cristo crucificado y resucitado. En segundo lugar, nos recuerda
que solo si nos dejamos reconciliar en el Señor Jesús con el Padre y con los
hermanos podemos estar verdaderamente en paz. Y esto lo hemos sentido todos en
el corazón cuando nos vamos a confesar, con un peso en el alma, un poco de
tristeza y cuando sentimos el perdón de Jesús estamos en paz, con esa paz en el
alma tan bella que solo Jesús nos puede dar. ¡Sólo Él!
2. Con el tiempo, la celebración de este
sacramento ha pasado de una forma pública, porque al principio se hacía
públicamente... Ha pasado de esta forma pública a aquella personal, a aquella
forma reservada de la Confesión. Sin embargo, esto no debe hacernos perder la
matriz eclesial, que constituye el contexto vital. De hecho, la comunidad
cristiana es el lugar donde se hace presente el Espíritu, el cual renueva los
corazones en el amor de Dios y hace de todos los hermanos una cosa sola, en
Cristo Jesús. He aquí la razón por la que no basta pedir perdón al Señor
en la propia mente y en el propio corazón, sino que es necesario confesar
humildemente y confiadamente los propios pecados al ministro de la Iglesia. En
la celebración de este sacramento, el sacerdote no representa sólo a Dios, sino
a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus
miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con él,
que lo alienta y lo acompaña en el camino de conversión y de maduración humana
y cristiana.
Uno puede decir: "Yo me confieso solo con
Dios". Sí, tú puedes decir Dios perdóname, puedes decirle tus pecados,
pero nuestros pecados son también contra los hermanos, contra la Iglesia. Y por
esto es necesario pedir perdón a la Iglesia y a los hermanos en la persona del
sacerdote. “Pero padre, me da vergüenza”. También la vergüenza es buena, es
saludable tener un poco de vergüenza. Porque avergonzarse es saludable. Porque
cuando una persona no tiene vergüenza en mi país decimos que es un 'sin
vergüenza', un "sinvergüenza" (lo dice en español), un 'sin
vergüenza'. Pero la vergüenza también nos hace bien, porque nos hace más
humildes. Y el sacerdote recibe con amor y con ternura esta confesión y en el
nombre de Dios perdona. También desde el punto de vista humano, para
desahogarse es bueno hablar con el hermano y decir al sacerdote estas cosas con
son tan pesadas en mi corazón, y uno siente que se desahoga ante Dios, con la
Iglesia, con el hermano. ¡No tengáis miedo de la Confesión! Uno, cuando está en
la cola para confesarse, siente todas estas cosas, incluso la vergüenza. Pero
cuando termina la confesión, sale libre, grande, hermoso, perdonado, blanco,
feliz. ¡Esto es lo hermoso de la confesión!
Yo quisiera preguntaros, pero no decirlo en voz
alta, cada uno se contesta en su corazón: ¿Cuándo ha sido la última vez que te
has confesado? Que cada uno piense… ¿Eh? ¿Dos días, dos semanas, dos años,
veinte años, cuarenta años? Que cada uno haga la cuenta. Que cada uno se diga:
"¿Cuándo ha sido la última vez que me he confesado?" Y si ha
pasado mucho tiempo, no pierdas un día más, ve adelante, que el sacerdote será
bueno. Está Jesús ahí. Y Jesús es más bueno que los sacerdotes. Y Jesús te
recibe. Te recibe con mucho amor. ¡Eres valiente y vas adelante a la Confesión!
Queridos amigos, celebrar el Sacramento de la
Reconciliación significa estar envueltos en un cálido abrazo: es el abrazo
de la infinita misericordia del Padre. Recordamos esa hermosa, ¡hermosa!,
parábola del hijo que se ha ido de su casa con el dinero de la herencia, ha
malgastado todo ese dinero y después, cuando no tenia nada, ha decidido volver
a casa, pero no como hijo sino como siervo. Tenía tanta culpa en su corazón y
tanta vergüenza. ¿Eh? La sorpresa ha sido que, cuando comenzó a hablar y pedir
perdón, el padre no le dejó hablar. Lo abrazó, lo besó e hizo fiesta. Pero yo
os digo, ¿eh?: Cada vez que nosotros nos confesamos, Dios nos abraza, Dios hace
fiesta. ¡Vayamos adelante en este camino! ¡Qué el Señor os bendiga!
20.02.14
Francisco en Sta. Marta: Para
conocer a Jesús no basta estudiarle, hay que seguirle
El Santo Padre en la homilía de este
jueves reflexiona sobre la pregunta que Jesús hizo a sus discípulos: '¿quién
decís que soy yo?'
CIUDAD DEL VATICANO, 20 de febrero de 2014 (Zenit.org) - A Jesús se
le conoce siguiéndole antes que estudiándole. Así lo ha recordado el papa Francisco
esta mañana en la homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El Santo
Padre ha explicado que cada día Cristo nos pregunta "quién" es Él
para nosotros, pero la respuesta es posible darla viviendo como sus discípulos.
Más que una vida de estudioso, es una vida de
discípulo la que permite al cristiano conocer realmente quién es Jesús para él.
Un camino sobre las huellas del Maestro, donde pueden entrelazarse testimonios
claros y también traiciones, caídas y nuevos impulsos, pero no solo una actitud
de tipo intelectual. Para explicarlo, el papa Francisco toma como modelo a
Pedro, que el Evangelio del día retrata contemporáneamente en la forma de
testigo "valiente" - el que a la pregunta de Jesús a los apóstoles:
"¿quién decís vosotros que soy yo?", afirma: "Tú eres el
Cristo" - e inmediatamente después considera que debe de reprochar a Jesús
que acaba de anunciar que tiene que sufrir y morir, para después resucitar. El
Papa ha señalado que muchas veces "Jesús se dirige a nosotros y nos
pregunta: 'Pero para ti ¿quién soy yo?'" obteniendo "la misma
respuesta de Pedro, la que hemos aprendido en el catecismo". Pero no
es suficiente. Francisco ha indicado que "parece que para responder a esa
pregunta que todos nosotros sentimos en el corazón - '¿quién es Jesús para
nosotros?' - no es suficiente lo que nosotros hemos aprendido, estudiado en el
catecismo, que es importante estudiarlo y conocerlo, pero no es suficiente.
Para conocer a Jesús es necesario hacer el camino que ha hecho Pedro: después
de esta humillación, Pedro ha ido con Jesús adelante, ha visto los milagros que
Jesús hacía, ha visto su poder, después ha pagado los impuestos, como le había
dicho Jesús, ha pescado un pez, quitado una moneda, ha visto muchos milagros
como esos. Pero, a un cierto punto, Pedro ha renegado de Jesús, ha traicionado
a Jesús, y ha aprendido esa ciencia tan difícil - más que ciencia, sabiduría -
de las lágrimas, del llanto".
El Santo Padre ha continuado explicando que Pedro
pide perdón a Jesús a pesar de todo, después de la Resurrección, se siente
interrogado tres veces por Él en el Tiberiades, y probablemente en el reafirmar
el amor total por su maestro llora y se avergüenza en el recordar sus tres
negaciones.
Así Francisco ha recordado que "esta primera
pregunta - '¿quién soy yo para vosotros, para ti? - a Pedro, solamente se
entiende a lo largo de una camino, después de un largo camino, un camino de
gracia y de pecado, un camino de discípulo. Jesús, a Pedro y a sus apósteles,
no ha dicho '¡Conóceme!' ha dicho '¡sígueme!' Y este seguir a Jesús nos hace
conocer a Jesús. Seguir a Jesús con nuestras virtudes, también con nuestros pecados,
pero seguir siempre a Jesús. No es un estudio de cosas que es necesario, sino
una vida de discípulo".
El Papa ha insistido que es necesario "un
encuentro cotidiano con el Señor, todos los días, con nuestras victorias y
nuestras debilidades". Pero, ha añadido, es también "un camino que
nosotros no podemos hacer solos". Y para ello es necesaria la intervención
del Espíritu Santo. Francisco ha afirmado que "conocer a Jesús es un don
del Padre, es Él que nos hace conocer a Jesús; es un trabajo del Espíritu Santo,
que es un gran trabajador. No es un sindicalista, es un gran trabajador y
trabaja en nosotros siempre. Hace este trabajo de explicar el misterio de Jesús
y de darnos este sentido de Cristo. Miramos a Jesús, a Pedro, a los apóstoles y
sentimos en nuestro corazón esta pregunta: '¿quién soy yo para ti?' Y como
discípulos pedimos al Padre que nos dé el conocimiento de Cristo en el Espíritu
Santo, que nos explique este misterio".
21.02.14
También en este momento Jesús camina delante de nosotros. Él siempre está por delante de nosotros. Él nos precede y nos abre el camino... Y esta es nuestra confianza y nuestra alegría: ser discípulos suyos, estar con É́l, caminar tras É́l, seguirlo...
El Papa en Sta. Marta: 'Los
cristianos doctrinales y sin fe son como los demonios'
El Santo Padre este viernes recuerda
que la fe sin obras no es fe, son palabras y nada más que palabras
CIUDAD DEL VATICANO, 21 de febrero de 2014 (Zenit.org) - “Una fe que
no da fruto en las obras no es fe". Así lo ha afirmado esta mañana el
Santo Padre en la homilía de la Casa Santa Marta. El Papa ha ofrecido la misa
por los 90 años que hoy cumple el cardenal Silvano Piovanelli, arzobispo
emérito de Florencia, dándole las gracias "por su trabajo, su testimonio y
su bondad".
El mundo está lleno de cristianos que recitan mucho
las palabras del Credo y las ponen muy poco en práctica. O de eruditos que
encasillan la teología en una serie de posibilidades, sin que tal sabiduría
tenga después reflejos concretos en la vida. Es un riesgo que hace dos mil años
Santiago ya temía y que el Papa ha retomado hoy en su homilía al comentar el
fragmento en el que el apóstol lo habla en su carta.
Francisco ha observado que la afirmación del
apóstol es clara "la fe sin el fruto en la vida, una fe que no da fruto en
las obras, no es fe". Y ha continuado: "también nosotros nos
equivocamos a veces sobre esto: 'Pero yo tengo mucha fe', escuchamos decir. 'Yo
creo todo, todo...' Y quizá esta persona que dice eso tiene una vida tibia,
débil. Su fe es como una teoría, pero no está viva en su vida. El apóstol
Santiago, cuando habla de fe, habla precisamente de la doctrina, de lo que es
el contenido de la fe. Pero vosotros podéis conocer todos los mandamientos,
todas las profecías, todas las verdades de fe, pero si esto no se pone en
práctica, no va a las obras, no sirve. Podemos recitar el Credo teóricamente,
también sin fe, y hay tantas personas que lo hacen así. ¡También los demonios!
Los demonios conocen bien lo que se dice en el Credo y saben que es
verdad".
Las palabras del Pontífice en la homilía se hacen
eco de la afirmación de Santiago: "¿Tú crees que hay un solo Dios?",
haces bien; también los demonios lo creen y tiemblan". La diferencia - ha
explicado el Papa - es que los demonios "no tienen fe", porque
"tener fe no es tener un conocimiento", sino "recibir el mensaje
de Dios" traído por Cristo. Asimismo, el Santo Padre explica que en el
Evangelio se encuentran dos signos reveladores de quien "sabe lo que se
debe creer pero no tiene fe". El primer signo - ha indicado - es la
"casuística" representada por aquellos que preguntaban a Jesús si era
lícito pagar las tasas o cuál de los siete hermanos del marido debía casarse
con la mujer que había quedado viuda. El segundo signo es "la
ideología".
Y así lo ha explicado: "Los cristianos que
piensan la fe como un sistema de ideas, ideológico: también en el tiempo de
Jesús los había. El apóstol Juan dice de ellos que son el anticristo, los
ideólogos de la fe, de cualquier signo sean. "En aquel tiempo había
gnósticos, pero había muchos... Y así, estos que caen en la casuística o estos
que caen en la ideología son cristianos que conocen la doctrina pero sin fe,
como los demonios. Con la diferencia que ellos tiemblan, estos no: viven
tranquilos", ha indicado el Santo Padre.
Por otro lado, Francisco recuerda que en el
Evangelio hay también ejemplos de personas que no conocen la doctrina
pero tienen mucha fe". Al respecto ha citado el episodio de la Cananea,
que con su fe llora la sanación de la hija víctima de una posesión, y la
Samaritana que abre su corazón porque "ha encontrado no verdades
abstractas" sino a "Jesucristo". Como también el ciego curado
por Jesús y que por esto es interrogado por fariseos y doctores de la ley hasta
que se arrodilla con sencillez y adora a quien lo ha sanado. Tres personas de
las que habla Francisco, "que demuestran como fe y testimonio son
indisolubles".
Para concluir el Santo Padre ha señalado que
"la fe lleva siempre al testimonio. La fe es un encuentro con Jesucristo,
con Dios, y de allí nace y te lleva al testimonio. Y esto que el apóstol quiere
decir: una fe sin obras, una fe que no te implique, que no te lleve al
testimonio, no es fe. Son palabras y nada más que palabras".
22.02.14
El Papa a los nuevos cardenales: La
Iglesia necesita vuestro valor para anunciar el evangelio
Texto completo de la homilía del
Santo Padre en el Consistorio para la creación de nuevos cardenales
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Publicamos
a continuación la homilía del Santo Padre en el Consistorio ordinario público
para la creación de nuevos cardenales. Celebrada en la basílica de San Pedro y
con la presencia del papa emérito, Benedicto XVI.
También en este momento Jesús camina delante de nosotros. Él siempre está por delante de nosotros. Él nos precede y nos abre el camino... Y esta es nuestra confianza y nuestra alegría: ser discípulos suyos, estar con É́l, caminar tras É́l, seguirlo...
Cuando con los cardenales hemos concelebrado juntos la
primera Misa en la Capilla Sixtina, «caminar» ha sido la primera palabra que el
Señor nos ha propuesto: caminar, y después construir y confesar.
Hoy vuelve esta palabra, pero como un acto, como una
acción de Jesús que continúa: «Jesús caminaba...».Nos llama la atención
esto en los evangelios: Jesús camina mucho e instruye a los suyos a lo largo
del camino. Esto es importante. Jesús no ha venido a enseñar una filosofía,
una ideología..., sino una «vía», una senda para recorrerla con él, y la
senda se aprende haciéndola, caminando. Sí, queridos hermanos, esta es
nuestra alegría: caminar con Jesús.
Pero esto no es fácil, no es cómodo, porque la
vía escogida por Jesús es la vía de la cruz. Mientras van de camino, él
habla a sus discípulos de lo que le sucederá en Jerusalén: anuncia su
pasión, muerte y resurrección. Y ellos se quedan «sorprendidos» y
«asustados». Sorprendidos, cierto, porque para ellos subir a Jerusalén
significaba participar en el triunfo del Mesías, en su victoria, como se ve
luego en la petición de Santiago y Juan; y asustados por lo que Jesús habría
tenido que sufrir, y que también ellos corrían el riesgo de padecer.
A diferencia de los discípulos de entonces,
nosotros sabemos que Jesús ha vencido, y no deberíamos tener miedo de la
cruz, sino que, más bien, en la Cruz tenemos nuestra esperanza. No obstante,
también nosotros somos humanos, pecadores, y estamos expuestos a la tentación
de pensar según el modo de los hombres y no de Dios.
Y cuando se piensa de modo mundano, ¿cuál es la
consecuencia? Dice el Evangelio «Los otros diez se indignaron contra
Santiago y Juan». Ellos se indignaron. Si prevalece la mentalidad del mundo,
surgen las rivalidades, las envidias, los bandos...
Así, pues, esta palabra que hoy nos dirige el
Señor es muy saludable. Nos purifica interiormente, proyecta luz en nuestra
conciencia y nos ayuda a ponernos en plena sintonía con Jesús, y a hacerlo
juntos, en el momento en que el Colegio de Cardenales se incrementa con el
ingreso de nuevos miembros.
«Llamándolos Jesús a sí...». He aquí el otro
gesto del Señor. Durante el camino, se da cuenta de que necesita hablar a los
Doce, se para y los llama a sí. Hermanos, dejemos que el Señor Jesús nos
llame a sí. Dejémonos convocar por él. Y escuchémosle con la alegría de
acoger juntos su palabra, de dejarnos enseñar por ella y por el Espíritu
Santo, para ser cada vez más un solo corazón y una sola alma en torno a él.
Y mientras estamos así, convocados, «llamados a
sí» por nuestro único Maestro, también yo os digo lo que la Iglesia
necesita: tiene necesidad de vosotros, de vuestra colaboración y, antes de
nada, de vuestra comunión, comunión conmigo y entre vosotros. La Iglesia
necesita vuestro valor para anunciar el evangelio en toda ocasión, oportuna e
inoportunamente, y para dar testimonio de la verdad. La Iglesia necesita
vuestras oraciones, para apacentar bien la grey de Cristo, la oración, no
olvidemos, que, con el anuncio de la Palabra, es el primer deber del Obispo. La
Iglesia necesita vuestra compasión sobre todo en estos momentos de dolor y
sufrimiento en tantos países del mundo. Queremos expresar nuestra cercanía
espiritual a las comunidades eclesiales y a todos los cristianos que sufren
discriminación y persecución. Debemos luchar contra toda discriminación. La
Iglesia necesita que recemos por ellos, para que sean fuertes en la fe y sepan
responder el mal con bien. Y que esta oración se haga extensiva a todos los
hombres y mujeres que padecen injusticia a causa de sus convicciones
religiosas.
La Iglesia también necesita de nosotros para que
seamos hombres de paz construyamos la paz con nuestra obras, nuestros
deseos, nuestras oraciones. Hacer la paz, artesanos de paz. Por ello imploramos
la paz y la reconciliación para los pueblos que en estos tiempos sufren la
prueba de la violencia, de la exclusión y de la guerra.
Gracias, queridos hermanos. Gracias. Caminemos
juntos tras el Señor, y dejémonos convocar cada vez más por él, en medio
del Pueblo fiel, al santo Pueblo fiel de Dios, a la Santa Madre Iglesia.
23.02.14
Para concluir ha saludado a los presentes con estas palabras:
24.02.14
Francisco en el ángelus: "La
unidad es más importante que los conflictos"
Texto completo. El Papa Francisco
pide sostener con la oración a los nuevos cardenales. Recuerda que por el bautismo
todos tenemos la misma dignidad, en Jesucristo, somos hijos de Dios
CIUDAD DEL VATICANO, 23 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Ante una
plaza de San Pedro repleta de fieles, el Santo Padre, desde la ventana del
Estudio del Palacio Apostólico ha rezado el ángelus y ha dirigido antes a los
presentes las siguientes palabras:
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
en el segunda Lectura de este domingo, san Pablo
afirma: "Ninguno ponga su orgullo en los hombres, porque todo es vuestro:
Pablo, Apolo, Cefa (es decir Pedro), el mundo, la vida, la muerte, el presente,
el futuro: ¡todo es vuestro! Pero vosotros sois de Cristo y Cristo es de
Dios". ¿Por qué dice esto el apóstol? El problema que el Apóstol se
encuentra de frente es el de las divisiones en la comunidad de Corinto, donde
se habían formado grupos que se referían a varios predicadores considerándoles
sus jefes; decían: "Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de
Cefa...". San Pablo explica que este modo de pensar es equivocado, porque
la comunidad no pertenece a los apóstoles, pero son ellos, los apóstoles, los
que pertenecen a la comunidad; ¡pero la comunidad, toda entera, pertenece a
Cristo!
De esta pertenencia deriva que en las comunidades
cristianas - diócesis, parroquias, asociaciones, movimientos - las diferencias
no pueden contradecir el hecho que todos, por el bautismo, tenemos la misma
dignidad: todos, en Jesucristo, somos hijos de Dios. Y esta es nuestra
dignidad. En Cristo somos hijos de Dios.
Aquellos que han recibido un ministerio de guía,
de predicación, de administrar los Sacramentos, no deben considerarse
propietarios de poderes especiales, sino ponerse al servicio de la comunidad,
ayudándola a recorrer con alegría el camino de la santidad.
La Iglesia hoy confía el testimonio de este
estilo de vida pastoral a los nuevos cardenales, con los cuales he celebrado
esta mañana la santa Misa. ¿Podemos saludar todos a los nuevos cardenales con
un aplauso? ¡Saludamos a todos! El Consistorio ayer y la celebración
eucarística hoy, nos han ofrecido una ocasión preciosa para experimentar la
catolicidad, la universalidad de la Iglesia, bien representada por la variada
procedencia de los miembros del colegio cardenalicio, recogidos en estrecha
comunión entorno al sucesor de Pedro. Y que el Señor nos dé la gracia de
trabajar para la unidad de la Iglesia. De construir esta unidad, porque la
unidad es más importante que los conflictos. La unidad de la Iglesia es en
Cristo. Los conflictos son problemas que no siempre son de Cristo.
Los momentos litúrgicos y de fiesta, que hemos
tenido la oportunidad de vivir en el curso de las últimas jornadas, refuercen
en todos nosotros la fe, el amor por Cristo y ¡por su Iglesia! Os invito a sostener
estos pastores y asistirles con la oración, para que guíen siempre con celo el
pueblo que se les ha confiado, mostrando a todos la ternura y el amor del
Señor. Pero, ¿cuánto necesitan de oraciones un obispo, un cardenal, un Papa
para que pueda ayudar a llevar adelante el pueblo de Dios? Digo ayudar, es
decir, servir al pueblo de Dios. Porque la vocación de la Iglesia o de los
cardenales o del Papa es precisamente esta. Ser servidores, servir en nombre de
Cristo. Rezad por nosotros, para que todos seamos buenos servidores. Buenos
servidores, no buenos propietarios.
Todos juntos, obispos, presbíteros, personas
consagradas y fieles laicos debemos ofrecer el testimonio de una Iglesia fiel a
Cristo, animada por el deseo de servir a los hermanos y lista para ir al
encuentro con valor profético a la espera y a las exigencias espirituales de
los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo. La Virgen nos acompaña y nos
proteja en este camino.
A continuación, el Papa ha rezado el ángelus.Para concluir ha saludado a los presentes con estas palabras:
Saludo a todos los peregrinos presentes, en
particular a los venidos con ocasión del Consistorio para acompañar a los
nuevos cardenales; y agradezco mucho a los países que han querido estar
presentes en este evento con delegaciones oficiales.
Saludos a los estudiantes de Tolosa y la
comunidad de los venezolanos residentes en Italia.
Saludo a los fieles de Caltanissetta, Reggio
Calabria, Sortino, Altamura, Ruvo y Lido degli Estensi; los jóvenes de Reggio
Emilia y los de la diócesis de Lodi; la Asociación ciclista de Agrigento y los
voluntarios de la Protección Civil de la Bassa Padovana.
A todos os deseo un feliz domingo y buena comida. ¡Hasta pronto!24.02.14
El Papa en Sta. Marta: 'Es absurdo
seguir a Cristo al margen de la Iglesia'
Francisco en la homilía de este
lunes invita a pensar en los gestos de Jesús, que nunca nos abandona
CIUDAD DEL VATICANO, 24 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Seguir a
Jesús no es “una idea" sino un "continuo permanecer en casa", la
Iglesia, donde Cristo siempre trae consigo a cualquiera, también a quien se ha
alejado. Estas son las palabras del papa Francisco durante la homilía de la
misa de este lunes en la capilla de la Casa Santa Marta.
Un niño convulsionando, que rueda por el suelo echando
espuma, en medio de una multitud conmocionada e indefensa. Y su padre, que casi
se aferra a Jesús, rogándole que libere a su hijo de la posesión diabólica. Es
el drama que presenta el Evangelio de hoy, y que el Santo Padre considera punto
por punto: el parloteo de los espectadores, que discuten sin sentido, Jesús que
llega y se informa, "el ruido que disminuye", el angustiado padre que
surge de la multitud y decide contra toda esperanza esperar en Jesús. Y Jesús,
que movido por la fe cristalina del padre cristalina tiene compasión, expulsa
al espíritu y luego se inclina con dulzura sobre el joven, que parece muerto,
ayudándole a ponerse de pie:
"Todo ese desorden, esa discusión termina en un
gesto: Jesús que se inclina, toma al niño. Estos gestos de Jesús nos hacen
pensar. Jesús cuando cura, cuando va entre la gente y cura a una persona, nunca
la deja sola. No es un mago, un brujo, un curandero que va y cura y sigue: a
cada uno lo hace volver a su lugar, no lo deja en la calle. Y son gestos
hermosísimos del Señor".
Aquí está la enseñanza, explica el Pontífice:
"Jesús - dice - siempre nos hace volver a casa, nunca nos deja solos en el
camino". El Evangelio, recuerda, está diseminado de estos gestos. La
resurrección de Lázaro, la vida entregada a la hija de Jairo, y al niño de una
madre viuda. Pero también la oveja perdida conducida al redil o la moneda
perdida y encontrada por la mujer:
"Porque Jesús no ha venido del cielo solo,
es Hijo de un pueblo. Jesús es la promesa hecha a un pueblo, y su identidad
también es la pertenencia a ese pueblo, que desde Abraham camina hacia la
promesa. Y estos gestos de Jesús nos enseñan que cada curación, que cada perdón
siempre nos hacen volver a nuestro pueblo, que es la Iglesia".
Jesús perdona siempre y sus gestos - continúa el
papa Francesco - también se convierten en "revolucionarios" o
"inexplicables", cuando su perdón llega a aquellos que se han alejado
"demasiado", como el publicano Mateo o su colega Zaqueo. Además,
insiste el Santo Padre, Jesús siempre, "cuando perdona, hace regresar a
casa. Y por eso no puede entender a Jesús" sin el pueblo de Dios. Es
"absurdo amar a Cristo sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la
Iglesia, seguir a Cristo al margen de la Iglesia”, reafirma el Pontífice
citando y parafraseando una vez más a Pablo VI . "Cristo y la Iglesia
están unidos", y "cada vez que Cristo llama a una persona, la
lleva a la Iglesia". Para eso, añade, "es bueno" que un niño "vaya
a bautizarse en la Iglesia", la "Iglesia madre":
"Y estos gestos de tanta ternura de Jesús
nos hacen comprender lo siguiente: que nuestra doctrina, por así decirlo, o
nuestro seguimiento a Cristo, no es una idea, es un continuo permanecer en
casa. Y si cada uno de nosotros tiene la posibilidad y la realidad de abandonar
el hogar por un pecado, un error - Dios lo sabe - la salvación es volver a casa
con Jesús en la Iglesia . Son gestos de ternura . Uno por uno, el Señor nos
llama así, a su pueblo, dentro de su familia, nuestra madre, la Santa Iglesia.
Pensamos en estos gestos de Jesús".
25.02.14
Sta. Marta: niños en campos de
refugiados mientras los armamentistas festejan
El Santo Padre este martes pide que
no nos acostumbremos al escándalo de la guerra
CIUDAD DEL VATICANO, 25 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Los niños
hambrientos en los campos de refugiados mientras los fabricantes de armas hacen
fiesta en los salones. Esta ha sido la reflexión del Santo Padre esta mañana en
la homilía de la misa de Santa Marta. La homilía de Francisco ha sido un
llamamiento para la paz y contra la guerra, en el mundo y en la familia.
El Papa ha sostenido que la paz no puede ser solo una
"palabra" y ha exhortado a todos los cristianos a no acostumbrarse al
escándalo de la guerra.
"¿De dónde vienen las guerras y los conflictos en
medio de vosotros?", ha sido la frase que Francisco ha tomado de la carta
del apóstol Santiago, en la Primera Lectura, para condenar las guerras. Al
comentar las peleas entre los discípulos de Jesús para aclarar quién era el más
grande entre ellos, ha subrayado que cuando "los corazones se alejan, nace
la guerra". Así ha indicado que "cada día, en los periódicos, encontramos
guerras, en este lugar se han dividido en dos, cinco muertos", en otro
lugar, otras víctimas...
Por ello el Pontífice ha explicado: "y los
muertos parecen formar parte de una contabilidad cotidiana. ¡Estamos
acostumbrados a leer estas cosas! Y si nosotros tuviéramos la paciencia de
enumerar todas las guerras que en este momento hay en el mundo, seguramente
tendríamos varios folios escritos. Parece que el espíritu de la guerra se esté
adueñando de nosotros. Se hacen actos para conmemorar el centenario de esa Gran
Guerra, tantos millones de muertos... ¡Y todos escandalizados! ¡Pero hoy es lo
mismo! En lugar de una gran guerra, pequeñas guerras por todos sitios, pueblos
divididos... Y para conservar el propio interés se matan, se matan entre
ellos".
Lanzando la pregunta del apóstol: "¿De dónde
vienen las guerras y los conflictos en medio de vosotros?", el Santo Padre
ha respondido: "las guerras, el odio, la enemistad, no se compran en el
mercado: están aquí, en el corazón".
Y así ha recordado que cuando de niños, en el
catecismo "nos explicaban la historia de Caín y Abel, todos nosotros
estábamos escandalizados", no se podía aceptar que uno matara a su
hermano. Pero hoy, ha continuado "tantos millones se matan entre hermanos,
entre ellos. Pero estamos acostumbrados". Del mismo modo ha recordado que
la Primera Guerra Mundial "nos escandaliza, pero esta gran guerra, un poco
por todas partes", un poco "escondida, ¡no nos escandaliza! Y mueren
tantos por un trozo de tierra, por una ambición, por un odio, por unos celos
raciales". Asimismo ha añadido que "la pasión nos lleva a la guerra,
al espíritu del mundo".
Francisco ha afirmado que "también
habitualmente delante de un conflicto, nos encontramos en una situación
curiosa: ir adelante para resolverlo, peleando. Con el lenguaje de guerra. ¡No
viene primero el lenguaje de paz! ¿Y las consecuencias? Pensad en los niños hambrientos
en los campos de refugiados... Pensad en esto solamente: ¡este es el fruto de
la guerra! Y si queréis pensar en los grandes salones, en las fiestas que hacen
aquellos que son dueños de las industrias de armas, que fabrican armas, las
armas que terminan allí. El niño enfermo, hambriento, un campo de refugiados y
las grandes fiestas, la buena vida que hacen aquellos que fabrican las
armas".
Nuevamente el Santo Padre ha preguntado:
"¿qué sucede en nuestro corazón?" Por ello, Franciso ha recordado que
el apóstol Santiago nos da un consejo sencillo: "Acercaros a Dios y Él se
acercará a vosotros". Por tanto, ha advertido que "este espíritu de
guerra, que nos aleja de Dios, no está solamente lejano de nosotros", está
"también en nuestra casa".
Y lo ha explicado así: "Cuántas familias
destruidas porque el padre, la madre, no son capaces de encontrar el camino de
paz y prefieren la guerra, hacer causa... ¡La guerra destruye! '¿De dónde
vienen las guerras y los conflictos en medio de vosotros? ¿Quizá no vengan de
vuestras pasiones? ¡En el corazón! Yo os propongo hoy rezar por la paz, esa paz
que parece que solamente se haya convertido en una palabra, nada más. Para que
esta palabra tenga la capacidad de actuar, sigamos el consejo del apóstol:
'¡Reconoced vuestra miseria!"
Esa miseria, ha concluido el Santo Padre, de la
que vienen las guerras: "Las guerras en las familias, las guerras en los
barrios, las guerras por todos lados". "¿Quién de nosotros ha llorado
cuando lee un periódico, cuando ve esas imágenes en la televisión?", ha
preguntado Francisco.
Retomando las palabras del apóstol ha afirmado
que "vuestra risa se cambie en luto y vuestra alegría en
tristeza...". Así ha pedido que "es esto lo que debe hacer hoy, 25 de
febrero, un cristiano delante de tantas guerras, por todos lados":
"llorar, hacer luto, humillarse". Finalmente ha pedido que "el
Señor nos haga entender esto y nos salve de acostumbrarnos a las noticias de la
guerra".
26.02.14
El Papa en la audiencia pide para
Venezuela: paz, diálogo sincero y perdón recíproco
Ha hecho un llamamiento para el cese
de la violencia. En la catequesis el Santo Padre explica el sacramento de
unción de los enfermos
CIUDAD DEL VATICANO, 26 de febrero de 2014 (Zenit.org) - El Santo
Padre sigue con particular preocupación lo que esta sucediendo estos días en
Venezuela. Lo ha dicho esta mañana en el audiencia general de los miércoles y
ha deseado "vivamente que cesen cuanto antes las violencias y las
hostilidades y que todo el pueblo venezolano, a partir de los responsables
políticos e institucionales, trabajen para favorecer la reconciliación a través
del perdón recíproco y un diálogo sincero, respetuoso de la verdad y de la
justicia, capaz de afrontar temas concretos por el bien común". Francisco
ha asegurado "su constante oración, en particular por los que han perdido
la vida en los enfrentamientos y por sus familias, invitó a todos los creyentes
a elevar sus súplicas a Dios, por la materna intercesión de Nuestra Señora de
Coromoto, para que el país encuentre rápidamente la paz y concordia".
Al entrar en la plaza esta mañana, Francisco ha
bendecido y besado durante el recorrido con el jeep descubierto --como cada
miércoles-- a los niños, antes de dar comienzo a la catequesis. Pero hoy con
una peculiaridad, muchos de ellos iban disfrazados por la proximidad de la fiesta
de carnaval. Un pequeño 'Papa', un pequeño guarda suizo o un pequeño dragón han
sido algunos de los niños que Francisco ha saludado. Y aunque las previsiones
meteorológicas daban lluvias, los fieles y peregrinos "valientes" tal
y como ha indicado Francisco han acudido a la plaza, que estaba visiblemente
más llena que las últimas semanas.
El Papa ha continuado las catequesis sobre los
sacramentos. Hoy ha reflexionado sobre la unción de los enfermos. En el resumen
hecho en español el Papa ha afirmado:
"En la catequesis de hoy hablé de la Unción
de los enfermos, que es el sacramento de la compasión de Dios con el
sufrimiento del hombre. La parábola del “buen samaritano” expresa el misterio
que se celebra en este sacramento: Jesús se acerca a quien sufre y lo conforta
con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. Luego, lo lleva a la
posada, que representa a la Iglesia, a la cual Cristo le confía. Jesús enseñó a
sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y necesitados, y
les confió la tarea de atenderlos en su nombre por medio de este sacramento.
La Unción de los enfermos nos ayuda a ampliar la
mirada frente a la enfermedad y a saber que no estamos solos, que el sacerdote
y la comunidad cristiana sostienen al enfermo y al que sufre. Por eso es importante
llamar siempre al sacerdote cuando hay un enfermo, no hace falta que esté
grave, que esté muriéndose, llamadlo antes, de tal manera que el sacramento lo
fortalezca, el Señor lo ayude a soportar la enfermedad, lo alive y lo
reconforte. Es un consuelo muy grande la presencia de Cristo en la enfermedad
que otorga la presencia de Cristo, que nos toma de la mano y nos recuerda que
le pertenecemos a Él y nada nos puede separar de Él"
A continuación ha saludo "a los peregrinos
de lengua española, en particular a los grupos provenientes de las Diócesis de
Mérida-Badajoz, Plasencia y Córdoba, así como a los Paracaidistas del Ejército
de Tierra de Madrid, y los demás fieles provenientes de España, Nicaragua,
México, Argentina y otros países latinoamericanos. Saludo de manera especial al
cuerpo de bomberos que ha venido aquí. Gracias. Invito a todos a valorar la paz
y el ánimo que Cristo nos comunica en el sacramento de la Unción de los
enfermos para sobrellevar cristianamente los sufrimientos. Muchas
gracias".
Al finalizar los saludos y el resumen de la
catequesis en las diversas lenguas, el Santo Padre ha dirigido unas palabras a
los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. El Papa ha recordado que
mañana celebramos "la memoria de san Gabriel de la Dolorosa: su ejemplo os
ayude, queridos jóvenes, a ser entusiastas discípulos de Jesús; y animo a
vosotros, queridos enfermos, a ofrecer los sufrimientos en unión a los de
Cristo; y que anime a los queridos recién casados, a hacer del Evangelio la
regla fundamental de la vida conyugal.
27.02.14
Francisco en Sta. Marta: 'La
incoherencia del cristiano hace mucho mal'
En la homilía del jueves, el Santo
Padre indica que el cristiano debe pensar, sentir y actuar como tal
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero de 2014 (Zenit.org) - El
cristiano incoherente da escándalo y el escándalo mata: estas son las ideas que
ha indicado el santo padre Francisco en la homilía de este jueves en Santa
Marta.
En la homilía de hoy el Pontífice ha tomado como
referencia la confirmación que ha administrado durante la misa. Quien recibe este
sacramento --ha afirmado el Papa-- manifiesta su deseo de ser cristiano. Ser
cristiano significa dar testimonio de Jesucristo: es una persona que
"piensa como cristiano, siente como cristiano y actúa como cristiano. Y
esta es la coherencia de vida de un cristiano". Francisco ha observado que
uno puede decir también que tiene fe "pero si falta una de estas cosas, no
está el cristiano", "hay algo que no va, hay una cierta
incoherencia". Y los cristianos, "que viven ordinariamente,
comúnmente en la incoherencia, hacen mucho mal".
Francisco lo ha explicado así: "hemos
escuchado al apóstol Santiago que dice a algunos incoherentes, que se retienen
cristianos, pero se aprovechan de sus trabajadores, y dice así: 'eh aquí, el
salario de los trabajadores que han cosechado en vuestras tierras y que
vosotros no habéis pagado grita, y las protestas de los cosechadores han
llegado a los oídos del Señor Omnipotente'. Es fuerte el Señor. Si uno oye
esto, puede pensar: '¡pero esto lo ha dicho un comunista!' No, no, ¡lo ha dicho
el apóstol Santiago! Es palabra del Señor. Es la incoherencia. Y cuando no hay
la coherencia cristiana y se vive con esta incoherencia, se hace escándalo. Y
los cristianos que no son coherentes dan escándalo".El Papa ha continuado
afirmando que "Jesús habla muy fuerte del escándalo: 'quien escandalice a
uno sólo de estos pequeños que creen en mí, uno sólo de estos hermanos,
hermanas que tienen fe, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas
piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar'. Un
cristiano incoherente hace mucho mal y el escándalo mata, ha advertido el
Pontífice. Y así ha señalado que "muchas veces hemos escuchado: 'Pero
padre, yo creo en Dios, pero no en la Iglesia, porque vosotros cristianos decís
una cosa y hacéis otra". Y también: 'yo creo en Dios, pero en vosotros
no". Y esto sucede por la incoherencia, ha indicado Francisco.
Y ha proseguido: "si tú te encuentras delante --imaginemos-- de un ateo y te dice que no cree en Dios, tú puedes leerle toda la biblioteca, donde se dice que Dios existe y también probar que Dios existe, y él no tendrá fe. Pero si delante de este ateo tú das testimonio de coherencia de vida cristiana algo comenzará a trabajar en su corazón. Será precisamente tu testimonio lo que le traerá esta inquietud sobre la cuál trabaja el Espíritu Santo. Es una gracia que todos nosotros, toda la Iglesia debe pedir: 'Señor, que seamos coherentes'".
Y ha proseguido: "si tú te encuentras delante --imaginemos-- de un ateo y te dice que no cree en Dios, tú puedes leerle toda la biblioteca, donde se dice que Dios existe y también probar que Dios existe, y él no tendrá fe. Pero si delante de este ateo tú das testimonio de coherencia de vida cristiana algo comenzará a trabajar en su corazón. Será precisamente tu testimonio lo que le traerá esta inquietud sobre la cuál trabaja el Espíritu Santo. Es una gracia que todos nosotros, toda la Iglesia debe pedir: 'Señor, que seamos coherentes'".
Por tanto, concluye el Papa, es necesario rezar
"porque para vivir en la coherencia cristiana es necesaria la oración,
porque la coherencia cristiana es un don de Dios y debemos pedirlo":
"Señor, ¡qué yo sea coherente! Señor, que yo no escandalice nunca que yo
sea una persona que piense como cristiano, que sienta como cristiano, que actúe
como cristiano".
Para finalizar, Francisco ha pedido que cuando
caigamos por nuestra debilidad, pidamos perdón: "todos somos pecadores,
todos, pero todos tenemos la capacidad de pedir perdón. ¡Y Él no se cansa nunca
de perdonar! Tener la humildad de pedir perdón: 'Señor, no he sido coherente
aquí.¡Perdón!' Ir adelante en la vida con la coherencia cristiana, con el
testimonio del que cree en Jesucristo, que sabe que es pecador, pero que tiene
la valentía de pedir perdón cuando se equivoca y que tiene mucho miedo de
escandalizar. El Señor nos de esta gracia a todos nosotros".
28.02.14
Duro y programático discurso de Francisco a la Congregación de Obispos
"La Iglesia no necesita apologistas de las propias causas ni cruzados de las propias batallas, sino sembradores de la verdad"
"Un hombre que no tiene valor de discutir con Dios en favor de su pueblo no puede ser obispo"
Jesús Bastante, 27 de febrero de 2014 - RELIGIÓN DIGITAL
"La Iglesia no necesita
apologistas de las propias causas ni cruzados de las propias batallas, sino
sembradores humildes y confiados de la verdad". Francisco se ha encontrado
esta mañana con la Congregación
para los Obispos, cuyo prefecto es el cardenal Marc Ouellet, y ha
dirigido a los presentes un discurso acerca de la misión de esa congregación y
los criterios que deben presidir la elección de un obispo. Un discurso
programático que marcará, sin duda alguna, el rumbo de cómo serán los obispos
del futuro.
Francisco no quiere obispos en la
iglesia que sean "mánager" ni pastores "estándar" y
ha alentado a dar más vueltas a la hora de seleccionar obispos.
"Necesitamos uno que vea desde lo alto, que mire con la amplitud del
corazón de Dios, no se necesita un manager o un administrador delegado de una
compañía, ni siquiera uno que esté al nivel de nuestras pequeñas peticiones,
sino uno que garantice que a lo que aspira el corazón no sea una promesa en
vano", ha precisado.
Por ello, se ha preguntado quiénes son
y dónde seleccionarlos, al tiempo que ha invitado a "escrutar en el Campo
de la Iglesia"
para encontrarlos. "Existen estos hombres, porque Dios no abandona a su
Iglesia, pero quizá no se dan suficientes vueltas buscándolos", ha
subrayado.
En este sentido, ha apuntado que para
elegir a un obispo no sirve solo tener en cuenta sus "dotes humanas,
intelectuales o culturales, ni siquiera pastorales" porque "un obispo
no es la suma algebraica de sus virtudes". "Es necesario encontrar
entre los sucesores de Jesús a los que testimonian al Resucitado", ha
afirmado, subrayando que "la
Iglesia permanece cuando se incrementa la santidad de sus
miembros".
Entre las virtudes de los prelados, ha
destacado a aquellos que sobresalen por su solidez cristiana, preparación
cultural, ortodoxia y fidelidad a la
Verdad, disciplina interior y exterior, capacidad de gobernar
con actitud y transparencia en la administración de los bienes. "Estas
dotes imprescindibles deben subordinarse a ser testimonio del Resucitado",
ha insistido.
Por ello, ha recalcado que el desafío
está en "entrar en la perspectiva de Cristo, teniendo en cuenta
"las necesidades de las Iglesias en particular" porque no se necesita
un pastor "estándar" para todas las Iglesias.
También ha manifestado que "el
obispo es aquel que sabe actualizar lo que le ha pasado a Jesús" y, sobre
todo, "sabe hacer testimonio de la Resurrección con la Iglesia". A juicio
del Pontífice, en el ADN del obispado está escrito que tienen que tener "el
coraje de morir, la generosidad de ofrecer su propia vida y de darse por el
rebaño" y, sobre todo, "por aquellos que, según el mundo, están
descartados".
El Papa pone de manifiesto que se
necesitan en el obispado "hombres que custodien la doctrina, no para medir
cuánto vive el mundo lejos de la verdad, sino para fascinar al mundo,
encantarlo con la belleza del amor, seducirlo con la oferta de la verdad dada
por el Evangelio".
Así, afirma que "la Iglesia no necesita
apologistas de sus propias causas, ni cruzados de sus propias batallas, sino
personas humildes que planten semillas y sean fieles a la verdad".
Igualmente, pide hombres "pacientes".
"Uno de las tareas fundamentales
del obispo es rezar", recuerda el Papa. Además, pone de manifiesto que
"un hombre que no tiene el coraje de discutir con Dios en favor de su
pueblo no puede ser obispo", y añade que "tampoco puede serlo
quien no es capaz de asumir la misión de llevar adelante el pueblo de Dios
hasta donde Dios le indica".
La
Iglesia necesita pastores
auténticos --expone el Papa--, no padrones de la palabra, sino entregados a
ella, al servicio de la
Palabra". Igualmente, señala que la misión del obispo
exige asiduidad y cotidianeidad". "Tiene que cuidar el rebaño: asiduo
y cotidiano", afirma.
Además, reflexiona el aspecto esencial
de la misión de la
Congregación que se encarga de elegir los obispos de todo el
mundo. "La
Congregación existe para asegurarse que el nombre de quien ha
sido elegido haya sido pronunciado antes de todo por el Señor", afirma el
Papa. Para Francisco la tarea fundamental de la Congregación de los
obispos es "identificar a los que el espíritu Santo pone como guía de la Iglesia".
La
Congregación, según ha dicho no
puede "contentarse con pequeñas medidas" sino elevarse al "plano
superior" y debe elegir pastores capaces de asegurarse de que el mundo
haya un sacramento de unidad para que la humanidad no esté a la deriva o se
pierda", explica, al tiempo que afirma que "el espíritu que dirige la
elección tiene que ser humilde, silencioso y laborioso"
Además, ha recordado que hay que mirar
a los orígenes para construir el mañana de la Iglesia y ha invitado a
recordar a la
Iglesia Apostólica. Junto a ello, advierte de que "hay
que asegurar siempre la soberanía de Dios". "Las elecciones no pueden
venir de peticiones condicionadas por eventuales escuderías, consortes o
hegemonías--explica--. Para garantizar la soberanía se necesitan dos
instrumentos fundamentales: el tribunal de la propia conciencia delante de
Dios y la colegialidad".
Finalmente, el Papa llama la atención
contra el deseo de "ascender" en el interior de la Iglesia, queriendo
"escapar hacia un permanente 'otro lugar'". Frente a esto, apuntó la
"actualidad del decreto de residencia del Concilio de Trento...
estaría bien que la
Congregación de los Obispos escribiera algo al respecto. El
rebaño necesita encontrar sitio en el corazón del Pastor. Si éste no está
sólidamente anclado en si mismo, en Cristo y en su Iglesia, estará continuamente
a merced de las olas, en búsqueda de compensaciones efímeras y no ofrecerá
al rebaño ningún refugio".
Ofrecemos a continuación amplios extractos del
discurso:
1.-
Lo esencial en la misión de la
Congregación
"En la celebración de la ordenación de
un obispo la Iglesia
reunida, después de invocar al Espíritu Santo pide que sea ordenado el
candidato presentado. El que preside pregunta entonces: "¿Tenéis el
mandato?"...Esta congregación existe para ayudar a escribir ese mandato
que después resonará en tantas Iglesias y llevará alegría y esperanza al Pueblo
Santo de Dios. Esta congregación existe para asegurarse de que el nombre del
elegido haya sido, ante todo, pronunciado por el Señor...El Pueblo santo de
Dios sigue exclamando:... necesitamos alguien que nos mire con la amplitud de
corazón de Dios; no necesitamos un manager, un administrador delegado de una
empresa ...Nos hace falta alguien que sepa elevarse a la altura de la mirada de
Dios para conducirnos hacia El...No tenemos que perder nunca de vista las
necesidades de las Iglesias particulares a las que tenemos que atender...
Nuestro reto es entrar en la perspectiva de Cristo teniendo en cuenta la
singularidad de las Iglesias particulares".
2.-
El horizonte de Dios determina la misión de la congregación
"Para elegir a esos ministros todos
necesitamos elevarnos, subir también nosotros al 'piso superior'... Tenemos que
elevarnos por encima de nuestras eventuales preferencias, simpatías,
pertenencias o tendencias para entrar en la amplitud del horizonte de Dios...No
hombres condicionados por el miedo de lo bajo, sino Pastores dotados de
parresia, capaces de asegurar que en el mundo hay un sacramento de unidad y por
lo tanto la humanidad no está destinada al abandono y al desamparo... A la hora
de firmar el nombramiento de cada obispo me gustaría sentir la autoridad de
vuestro discernimiento y la grandeza de horizontes con que madura vuestro
consejo. Por eso el espíritu que preside vuestros trabajos... no podrá ser otro
que ese humilde, silencioso y laborioso proceso desarrollado bajo la luz que
viene de las alturas. Profesionalidad, servicio y santidad de vida: si nos
apartamos de este trinomio abandonamos la grandeza a la que estamos
llamados".
3.-La Iglesia apostólica como
fuente
"La altura de la Iglesia se encuentra
siempre en los abismos de sus fundamentos...El mañana de la Iglesia vive siempre en
sus orígenes...Sabemos que el Colegio Episcopal, en el cual mediante el
Sacramento se insertarán los obispos, sucede al Colegio Apostólico. El mundo
necesita saber que esta sucesión no se ha interrumpido...Las personas ya pasan
con sufrimiento por la experiencia de tantas roturas: necesitan encontrar en la Iglesia ese permanecer
indeleble de la gracia del principio".
4.-
El obispo como testigo del Resucitado
"Analicemos... el momento en que la Iglesia Apostólica
debe recomponer el Colegio de los Doce tras la traición de Judas. Sin los Doce
la plenitud del Espíritu no puede descender. Hay que buscar al sucesor entre
los que han seguido desde el principio el recorrido de Jesús y ahora puede
convertirse 'junto con los Doce' en un 'testigo de la resurrección'. Hay que
seleccionar entre los seguidores de Jesús a los testigos del Resucitado...
También para nosotros ese es el criterio unificador: el obispo es aquel que sabe
hacer actual todo lo que acaeció a Jesús y sobre todo sabe, junto con la Iglesia, hacerse testigo
de su Resurrección... No un testigo aislado sino junto con la Iglesia..Quiero
subrayar que la renuncia y el sacrificio son inherentes a la misión episcopal.
.El episcopado no es para uno mismo, sino para la Iglesia... para los
demás, sobre todo para aquellos que según el mundo se deben descartar. Por lo
tanto, para individuar a un obispo no hace falta contabilizar sus dotes
humanas, intelectuales, culturales y ni siquiera pastorales...Es cierto que
necesitamos a alguien que sobresalga: su integridad humana asegura la capacidad
de relaciones sanas... para que no proyecte sobre los demás sus carencias y se
convierta en factor de inestabilidad...su preparación cultural le permite
dialogar con los hombres y sus culturas...su ortodoxia y fidelidad a la Verdad completa custodiada
por la Iglesia
hace de él un pilar y un punto de referencia...su transparencia y su desapego a
la hora de administrar los bienes de la comunidad le otorgan autoridad y
encuentran la estima de todos. Todas esas dotes imprescindibles deben ser, sin
embargo, una declinación del testimonio central del Resucitado, subordinadas a
este compromiso prioritario".
5.-
La soberanía de Dios, autor de la elección.
"Volvamos al texto apostólico. Después
del fatigoso discernimiento, los apóstoles rezan...No podemos alejarnos de
aquel 'Enséñanos tú, Señor'. Las decisiones no pueden estar condicionadas por
nuestras pretensiones, por eventuales grupos, camarillas o hegemonías. Para
garantizar esa soberanía existen dos actitudes fundamentales: la propia
conciencia ante Dios y la colegialidad... No el arbitrio sino el discernimiento
conjunto. Ninguno puede tener todo en mano, cada uno aporta con humildad y
honradez la tesela propia al mosaico que pertenece a Dios.
6.-
Obispos "kerigmáticos"
"Dado que la fe procede del anuncio
necesitamos obispos kerigmáticos...Hombres custodios de la doctrina, no para
medir cuanto viva distante el mundo de la verdad contenida en ella, sino para
fascinar al mundo... con la belleza del amor... con la oferta de la libertad
que da el Evangelio. La
Iglesia no necesita apologistas de las propias causas ni
cruzados de las propias batallas, sino sembradores humildes y confiados de la
verdad que saben que cada vez les es nuevamente confiada y que se fían de su
potencia...Hombres pacientes porque saben que la cizaña no será nunca tanta
como para llenar el campo".
7.-Obispos
orantes
"He hablado de los obispos
kerigmáticos; ahora señalo el otro trazo de la identidad del obispo: hombre de
oración. La misma parresia que debe tener en el anuncio de la Palabra, debe tener en la
oración, tratando con Dios, nuestro Señor el bien de su pueblo, la salvación de
su pueblo...Un hombre que no tiene valor de discutir con Dios en favor de su
pueblo no puede ser obispo y tampoco el que no es capaz de asumir la misión de
llevar al Pueblo de Dios hasta el lugar que El le indica...Y esto vale también
para la paciencia apostólica...El obispo debe ser capaz de 'entrar con
paciencia' ante Dios... buscando y dejándose encontrar".
8.-Obispos
pastores
"Sean pastores cercanos a la gente,
padres y hermanos, sean humildes, pacientes y misericordiosos; amen la pobreza,
interna como libertad y también externa como sencillez y austeridad de vida,..
no tengan una filosofía de príncipes...que no sean ambiciosos y que no busquen
el episcopado, que sean esposos de una Iglesia, sin estar a la búsqueda
constante de otra; esto se llama adulterio. Sean capaces de 'vigilar' al rebaño
que les será confiado, es decir, de preocuparse por todo lo que lo mantiene
unido...Reafirmo que la
Iglesia necesita Pastores auténticos...Observemos el
testamento del apóstol Pablo...Nos habla...El confía los Pastores de la Iglesia a la 'Palabra de
la gracia que tiene el poder de edificar y conceder la herencia'. Por lo tanto,
no padrones de la Palabra,
sino entregados a ella, siervos de la Palabra. Solo así es posible edificar y obtener
la herencia de los santos. A cuantos se atormentaban con la pregunta sobre su
herencia:' ¿Cual es la herencia de un obispo, el oro o la plata'? Pablo
responde: La santidad. La
Iglesia permanece cuando se dilata la santidad de Dios en sus
miembros...El Concilio Vaticano II afirma que a los obispos 'se les confía
plenamente el oficio pastoral, o sea el cuidado habitual y cotidiano de sus
ovejas'...En nuestra época lo habitual y lo cotidiano se asocian a menudo a la
rutina y al aburrimiento. Por eso, con frecuencia, se intenta escapar hacia un
permanente "otro lugar". Desgraciadamente tampoco en la Iglesia estamos exentos de
este peligro..Pienso que en este tiempo de encuentros y congresos es muy actual
el decreto de residencia del Concilio de Trento y estaría bien que la Congregación de los
Obispos escribiera algo al respecto. El rebaño necesita encontrar sitio en el
corazón del Pastor. Si éste no está sólidamente anclado en sí mismo, en Cristo
y en su Iglesia, estará continuamente a merced de las olas, en búsqueda de
compensaciones efímeras y no ofrecerá al rebaño ningún refugio".
Conclusión
"Al final de estas palabras, me
pregunto: ¿Dónde podemos encontrar hombres así?...No es fácil...Pienso en el
profeta Samuel en búsqueda del sucesor de Saúl que, al saber que el pequeño
David había llevado las ovejas a pastar al campo ordena: 'Di que lo traigan'.
También nosotros no podemos por menos que escrutar los campos de la Iglesia intentando
presentar al Señor para que diga: 'Úngelo: es Él". Estoy seguro de que los
hay porque el Señor no abandona a su Iglesia. Quizás somos nosotros los que no
vamos bastante a los campos para buscarlos. Quizás nos hace falta la
advertencia de Samuel: "No nos sentaremos a la mesa antes de que él
venga". Con esa santa inquietud quisiera que viviera esta
congregación".
Francisco en Sta. Marta: acompañar y
no condenar a quien experimenta la derrota del amor
El Santo Padre en la homilía del
viernes habla sobre la belleza del matrimonio y advierte sobre el peligro de
caer en la casuística
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de febrero de 2014 (Zenit.org) - Detrás de
la casuística hay siempre una trampa contra nosotros y contra Dios. Lo ha
afirmado esta mañana el Santo Padre en la homilía de la misa celebrada en la
Casa Santa Marta. El Papa, al comentar el Evangelio del día, se ha detenido
sobre la belleza del matrimonio y ha advertido que es necesario
acompañar, no condenar, a cuantos experimentan la derrota del propio amor. Por
tanto, ha explicado, Cristo es el Esposo de la Iglesia y no se puede comprender
la una sin el otro.
Francisco ha indicado que los doctores de la ley
buscan poner trampas a Jesús para "quitarle autoridad moral". Y así
ha tomado referencia del Evangelio de hoy para ofrecer una catequesis sobre la
belleza del matrimonio. Los fariseos, ha observado, se presentan donde Jesús
con el problema del divorcio. Su estilo es siempre el mismo "la
casuística", "¿es lícito esto o no?"
Asimismo ha afirmado que "siempre el pequeño
caso. Y esta es la trampa: detrás de la casuística, detrás del pensamiento
casuístico, siempre hay una trampa. ¡Siempre! Contra la gente, contra nosotros
y contra Dios ¡siempre! '¿pero es lícito hacer esto? ¿Repudiar a la propia
mujer?' Y Jesús responde, preguntándoles qué decía la ley y explicando porque
Moisés ha hecho así esa ley. Pero no se para ahí: de la casuística va al centro
del problema y aquí va precisamente a los días de la Creación. Es tan bonita
esa referencia del Señor: ¡Desde el inicio de la Creación, Dios les hizo hombre
y mujer, por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su
mujer y los dos se convertirán en una sola carne. Así ya no son dos, sino una
sola carne'".
El Papa ha continuado destacando que el Señor
"se refiere a la obra maestra de la Creación", que son precisamente
el hombre y la mujer. Y Dios, ha dicho, "no quería el hombre solo, lo
quería" con su "compañera de camino". Es un momento poético
cuando Adán se encuentra con Eva, ha reflexionado el Papa: "es el inicio
del amor: ir juntos como una sola carne". El Señor, ha afirmado Francisco,
"siempre toma el pensamiento casuístico y lo lleva al inicio de la
revelación". Por otro lado, ha explicado, "este trabajo del Señor no
termina ahí, en los días de la Creación, porque el Señor ha elegido este icono
para explicar el amor que Él tiene hacia su pueblo". Hasta el punto que
"cuando el pueblo no es fiel Él habla con palabras de amor", ha
señalado el Santo Padre.
Y se ha detenido al respecto así: "El Señor
toma este amor de la obra maestra de la Creación para explicar el amor que
tiene por su pueblo. Y un paso más: cuando Pablo necesita explicar el misterio
de Cristo, lo hace también en relación, en referencia a su Esposa: porque
Cristo está casado, Cristo estaba casado, se había casado con la Iglesia, con
su pueblo. Como el Padre se había casado con el Pueblo de Israel, Cristo se
casó con su pueblo. Esta es la historia de amor, ¡esta es la historia de la
obra maestra de la Creación! Y delante de este recorrido de amor, de este
icono, la casuística cae y se convierte en dolor. Pero cuando este deja al
padre y a la madre para unirse a una mujer, hacerse una sola carne e ir adelante
y este amor falla, porque muchas veces falla, debemos sentir el dolor del
fracaso, acompañar a esas personas que han tenido este fracaso en el amor. ¡No
condenar! ¡Caminar con ellos! Y no hacer casuística con su situación".
A continuación Francisco ha reflexionado que
cuando uno lee esto "piensa a este diseño de amor, este camino de amor del
matrimonio cristiano, que Dios ha bendecido en la obra maestra de su
Creación". Una "bendición que nunca se ha quitado. ¡Ni siquiera el
pecado original la ha destruido!", ha advertido el Pontífice. Por ello
cuando alguien piensa en esto "ve qué bonito es el amor, qué bonito es el
matrimonio, qué bonita es la familia, qué bonito es este camino y cuánto amor
también nosotros, cuanta cercanía debemos tener para los hermanos y las
hermanas que en la vida han tenido la desgracia de una fracaso en el
amor".
Haciendo referencia a San Pablo, el Santo Padre
ha subrayado la belleza "del amor que Cristo tiene por su esposa, ¡la
Iglesia!": "¡También aquí debemos estar atentos que no falle el amor!
Hablar de un Cristo demasiado soltero: ¡Cristo se casó con la Iglesia! Y no se
puede entender a Cristo sin la Iglesia y no se puede entender a la Iglesia sin
Cristo. Esto es el gran misterio de la obra maestra de la Creación. Que el
Señor nos de a todos nosotros la gracia de entenderlo y también la gracia de no
caer nunca en estas actitudes casuísticas de los fariseos, de los doctores de
la ley".
01.03.14
Esta es la ganancia del cristiano y este es el camino del que quiere ir detrás de Jesús, porque es el camino que Él ha hecho: ¡Él ha sido perseguido! Es el camino del abajamiento. Lo que Pablo dice a los Filipenses: 'Se abajó. Se hizo hombre y se abajó hasta la muerte, y una muerte de cruz'. Esta es precisamente la tonalidad de la vida cristiana".
El Santo Padre ha recordado que "¡la Cruz está siempre en el camino cristiano!". Y ha añadido que "nosotros tendremos muchos hermanos, muchas hermanas, muchas madres, muchos padres en la Iglesia, en la comunidad cristiana", pero "también tendremos la persecución".
Las palabras del Papa en el ángelus:
¡El sudario no tiene bolsillos!
Texto completo. El Pontífice
recuerda que un corazón ocupado por la furia de poseer es un corazón vacío de Dios.
Llamamiento en pro del diálogo y la concordia en Ucrania
CIUDAD DEL VATICANO, 02 de marzo de 2014 (Zenit.org) - Como cada
domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su
estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza
de San Pedro.
Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo
el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice
argentino les dijo:
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el centro de la Liturgia de este domingo
encontramos una de las verdades más confortantes: la divina Providencia. El
profeta Isaías la presenta con la imagen del amor materno lleno de ternura:
“¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas?
Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré” (49,15). ¡Qué hermoso es esto!
¡Dios no se olvida de nosotros! ¡De ninguno de nosotros! ¿eh? ¡De ninguno de
nosotros! Con nombre y apellido. Nos ama y no se olvida. ¡Qué hermoso
pensamiento!Esta invitación a la confianza en Dios encuentra un paralelismo en
la página del Evangelio de Mateo: “Mirad las aves del cielo -dice Jesús-: no
siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las
alimenta. (...) Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan,
ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió
como uno de ellos” (Mt 6, 26. 28-29).
Pensando en tantas personas que viven en
condiciones de precariedad, o incluso en la miseria que ofende su dignidad,
estas palabras de Jesús podrían parecer abstractas, si no ilusorias. ¡Pero en
realidad son más que nunca actuales! Nos recuerdan que no se puede servir a dos
amos, ¿eh?: Dios y la riqueza. Mientras cada uno busque acumular para sí, jamás
habrá justicia. Tenemos que oír bien esto, ¿eh? Mientras cada uno
busque acumular para sí, jamás habrá justicia. Si en cambio, confiando en
la providencia de Dios, buscamos juntos su Reino, entonces a nadie le faltará
lo necesario para vivir dignamente.
Un corazón ocupado por la furia de poseer es
un corazón lleno de esta furia de poseer, pero vacío de Dios. Por eso Jesús ha
advertido varias veces a los ricos, porque en ellos es fuerte el riesgo de
colocar la propia seguridad en los bienes de este mundo. En un corazón poseído
por las riquezas, no hay más espacio para la fe. Si en cambio se deja a Dios el
lugar que le espera, o sea el primer lugar, entonces su amor conduce a
compartir también las riquezas, a ponerlas al servicio de proyectos de
solidaridad y de desarrollo, como demuestran tantos ejemplos, también
recientes, en la historia de la Iglesia.Y así la providencia de Dios pasa a
través de nuestro servicio a los demás, nuestro compartir con los demás. Si
cada uno de nosotros no acumula riquezas sólo para sí, sino que las pone al
servicio de los demás, en este caso la Providencia de Dios se hace visible en
cuanto gesto de solidaridad. Sin embargo, si alguno acumula sólo para sí ¿qué
le pasará? Cuando será llamado por Dios, no podrá llevar las riquezas con él.
Porque sabéis: ¡el sudario no tiene bolsillos! Es mejor compartir, porque
nosotros llevamos al cielo sólo aquello que hemos compartido con los demás.
El camino que Jesús indica puede parecer poco
realista con respecto a la mentalidad común y a los problemas de la crisis económica;
pero, si pensamos bien, nos conduce a la escala justa de valores. Él dice: “¿No
vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” (Mt 6, 25).
Para hacer que a nadie le falte el pan, el agua, el vestido, la casa, el
trabajo, la salud, es necesario que todos nos reconozcamos hijos del Padre que
está en el cielo y por lo tanto hermanos entre nosotros, y nos comportemos
consecuentemente. Lo recordé en el Mensaje para la Paz del 1 de enero: el
camino para la paz es la fraternidad. Este ir juntos, compartir las cosas
juntos.
A la luz de la Palabra de Dios de este domingo,
invoquemos a la Virgen María como Madre de la divina Providencia. A ella
confiamos nuestra existencia, el camino de la Iglesia y de la humanidad. En
particular, invoquemos su intercesión para que todos nos esforcemos en vivir
con un estilo simple y sobrio, con la mirada atenta a las necesidades de los
hermanos más necesitados.
Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó
la oración del ángelus. Y al concluir la plegaria, el Papa prosiguió haciendo
un llamamiento a la comunidad internacional para que se resuelva la delicada
situación que atraviesa Ucrania:
Queridos hermanos y hermanas,
os pido que sigáis rezando por Ucrania, que
está viviendo una situación delicada. Mientras anhelo que todas las partes del
país se esmeren para superar las incomprensiones y construir juntos el futuro
de la nación, dirijo un apremiante llamamiento a la comunidad internacional,
para que sostenga toda iniciativa en favor del diálogo y de la concordia.
A continuación, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza
el Pontífice:
Dirijo un cordial saludo a las familias, grupos
parroquiales, asociaciones y todos los peregrinos venidos de Italia y de
diferentes países. Saludo a los fieles españoles provenientes de las diócesis
de Valladolid e Ibiza; así como a los italianos de Amantea, Brescia, Cremona,
Terni, Lonate y Ferno, y al coro de Tassullo. Saludo a los
numerosos grupos de chicos de las diócesis de Como, Vicenza, Padova, Lodi,
Cuneo y Cremona.
Francisco también quiso dedicar unas palabras a
los grupos de Confirmación presentes en la Plaza de San Pedro:
Queridos chicos,
algunos de vosotros habéis recibido desde hace
poco la Confirmación o estáis preparándoos para recibirla, otros haréis la
profesión de fe, y estáis implicados en vuestros oratorios.
Queridos chicos,
¡Qué vuestra relación con Jesús sea cada vez más
fuerte y profunda, para que traiga mucho fruto! ¡Adelante, queridos chicos!
Por último, el Santo Padre recordó que esta semana comienza la
Cuaresma:
Esta semana comenzaremos la Cuaresma, que es el
camino del Pueblo de Dios hacia la Pascua, un camino de conversión, de lucha
contra el mal con las armas de la oración, el ayuno y la misericordia. La
humanidad necesita justicia, reconciliación y paz, y logrará alcanzarlas sólo volviendo
con todo al corazón de Dios, que es su manantial. También todos nosotros
necesitamos el perdón de Dios. Entremos en la Cuaresma con un espíritu de
adoración de Dios y de solidaridad fraterna con los que, en estos tiempos,
están más probados por la indigencia y los conflictos violentos. Como de
costumbre, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:
"A tutti, a tutti voi, auguro una buona
domenica e buon pranzo. Arrivederci!" (Os deseo a todos un buen
domingo y una buena comida. ¡Hasta pronto!)
03.03.14
Francisco en Sta. Marta: 'Señor,
envíanos monjas y sacerdotes libres de idolatrías'
El Santo Padre en la homilía de
este lunes pide orar por las vocaciones
CIUDAD DEL VATICANO, 03 de marzo de 2014 (Zenit.org) - Orar a Dios
por las vocaciones, para que envíe sacerdotes y monjas con el corazón sólo para
Él, libres de la idolatría de la vanidad, del poder y el dinero. Ésta es la
exhortación que el papa Francisco ha realizado esta mañana durante la misa
celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta.
El Evangelio del hombre rico, que se arroja de
rodillas delante de Jesús para preguntarle qué debe hacer para heredar la vida
eterna, ha sido el tema central de la homilía del Santo Padre. Este hombre -
subraya el Pontífice - "tenía tantas ganas de escuchar las palabras de
Jesús": era "un hombre bueno, porque desde su juventud había
observado los mandamientos. Un buen hombre", por lo tanto, "pero esto
no era suficiente para él: quería más. El Espíritu Santo le empujaba".
Jesús lo mira con amor y le hace la propuesta: "Vende todo y ven conmigo a
predicar el Evangelio". Pero él, al oír esas palabras, "frunció el
ceño y se fue triste" porque poseía muchos bienes:
"Su corazón inquieto, debido al Espíritu Santo
que le empujaba a acercarse a Jesús y seguirlo, era un corazón lleno, y no ha
tenido la valentía de vaciarlo. Y ha hecho la elección: el dinero. El corazón
lleno de dinero... Pero no era un ladrón, un criminal: ¡no, no, no! Era un buen
hombre: nunca robó, ¡nunca! Nunca engañó: era dinero honesto. Pero su corazón
estaba encarcelado allí, estaba atado al dinero y no tenía la libertad de
elegir. El dinero ha elegido por él".
"Cuántos jóvenes - ha proseguido el papa
Francisco - sienten en sus corazones esta 'llamada' a acercarse a Jesús, y
están emocionados", "no se avergüenzan de ponerse de rodillas"
delante de Él, de "dar una demostración pública de su fe en
Jesucristo" y "quieren seguirlo, pero, cuando tienen el corazón lleno
de otra cosa y no son lo suficientemente valientes como para vaciarlo, dan
marcha atrás, y aquella alegría se convierte en tristeza". También hoy hay
muchos jóvenes que tienen vocación, pero a veces hay algo "que los
detiene":
"Tenemos que orar para que los corazones de
estos jóvenes puedan vaciarse, vaciarse de otros intereses, otros amores, para
que el corazón se vuelva libre. Y esta es la oración por las vocaciones:
'Señor, envíanos, envíanos monjas, envíanos sacerdotes, defiéndelos de la
idolatría, de la idolatría de la vanidad, de la idolatría de la soberbia, de la
idolatría del poder, de la idolatría del dinero'. Y nuestra oración es para
preparar estos corazones para que puedan seguir de cerca a Jesús".
El hombre de este Evangelio - ha afirmado el Papa
- es "tan bueno y después tan infeliz". Hoy hay tantos jóvenes así.
Por eso se necesita elevar a Dios una oración intensa:
"La oración es ésta: 'Ayuda, Señor, a estos
jóvenes, para que sean libres y no sean esclavos, para que tengan el corazón
sólo para ti', y así la llamada del Señor puede llegar, puede dar fruto. Y ésta
es la oración por las vocaciones. Tenemos que hacer muchas: orar. Pero, siempre
estar atentos: las vocaciones existen. Debemos ayudar para que crezcan, para
que el Señor pueda entrar en estos corazones y dar este gozo inefable y glorioso
que tiene cada persona que sigue de cerca a Jesús".
04.03.14
Francisco en Sta. Marta: ser
cristiano no es "una ventaja comercial", sino "seguir a
Jesús"
El Santo Padre este martes ha
recordado a los cristianos perseguidos, hoy más numerosos que en los primeros
siglos de la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El papa
Francisco ha recordado esta mañana en la homilía de Santa Marta que "la
Cruz está siempre en el camino cristiano". El Santo Padre ha hablado sobre
los cristianos perseguidos y ha advertido que hoy hay más mártires que en los
primeros tiempos de la Iglesia. Por tanto, ha afirmado que la vida cristiana no
es "una ventaja comercial", sino "es simplemente seguir a
Jesús".
El Evangelio de hoy recuerda el pasaje en el que Jesús
apenas termina de hablar sobre el peligro de las riquezas, Pedro le pregunta
qué recibirán los discípulos que han dejado todo para seguirlo y Francisco ha
hecho referencia a este episodio. Ha afirmado que Jesús es
"generoso". En verdad, responde el Señor, 'no hay ninguno que haya
dejado la familia, la casa, los campos que "no reciba ya en este tiempo,
cien veces más'. El Papa ha indicado que quizá Pedro piensa que "ir detrás
de Jesús" sea una "bonita actividad comercial", porque nos hace
ganar cien veces más. Pero Jesús añade que junto a esta ganancia habrá
persecuciones: "Como si dijera: 'Sí, vosotros habéis dejado todo y
recibiréis aquí, en la tierra, muchas cosas: ¡pero con la persecución!' Como
una ensalada con el aceite de la persecución: ¡siempre!
Esta es la ganancia del cristiano y este es el camino del que quiere ir detrás de Jesús, porque es el camino que Él ha hecho: ¡Él ha sido perseguido! Es el camino del abajamiento. Lo que Pablo dice a los Filipenses: 'Se abajó. Se hizo hombre y se abajó hasta la muerte, y una muerte de cruz'. Esta es precisamente la tonalidad de la vida cristiana".
Ha proseguido el Santo Padre mencionando también
las bienaventuranzas, cuando Jesús dice: Bienaventurados quienes serán
insultados, o perseguidos en mi nombre, "es una bonita bienaventuranza la
persecución". Así, ha señalado que los discípulos "inmediatamente
después de la venida del Espíritu Santo, comenzaron a predicar y comenzaron las
persecuciones: Pedro fue encarcelado", Esteban fue asesinado y después
"muchos discípulos hasta el día de hoy".
El Santo Padre ha recordado que "¡la Cruz está siempre en el camino cristiano!". Y ha añadido que "nosotros tendremos muchos hermanos, muchas hermanas, muchas madres, muchos padres en la Iglesia, en la comunidad cristiana", pero "también tendremos la persecución".
Y lo ha explicado así: "Porque el mundo no
tolera la divinidad de Cristo. No tolera el anuncio del Evangelio. No tolera
las bienaventuranzas. Y así la persecución es con palabras, calumnias, las
cosas que decían de los cristianos en los primeros siglos, las difamaciones, la
cárcel... Aunque nosotros olvidamos fácilmente.
Pero pensemos también a tantos cristianos que
hace 60 años acabaron en los campos, en las prisiones de los nazis, de los
comunistas: ¡muchos! ¡Por ser cristianos! También hoy... 'Pero hoy tenemos más
cultura y no hay estas cosas'(dirá alguien). ¡Las hay!, y yo digo que
hoy hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia".
El Pontífice ha destacado también en su homilía
que muchos hermanos y hermanas "que dan testimonio de Jesús, ofrecen el
testimonio de Jesús y son perseguidos". Cristianos --ha añadido-- que no
pueden ni siquiera tener una Biblia consigo: "Son condenados por que
tienen una Biblia. No pueden hacer la señal de la cruz. Y este es el camino de
Jesús. Pero es un camino alegre, porque el Señor nunca nos prueba más de lo que
podemos cargar.
La vida cristiana no es una ventaja comercial, no es hacer carrera: ¡es simplemente seguir a Jesús! Pero cuando seguimos a Jesús sucede esto. Pensemos si tenemos dentro de nosotros el deseo de ser valientes en el testimonio de Jesús. También pensemos --nos hará bien-- en los muchos hermanos y hermanas que hoy, ¡hoy! no pueden rezar juntos, porque son perseguidos; no pueden tener el libro del Evangelio y una Biblia, porque son perseguidos".
La vida cristiana no es una ventaja comercial, no es hacer carrera: ¡es simplemente seguir a Jesús! Pero cuando seguimos a Jesús sucede esto. Pensemos si tenemos dentro de nosotros el deseo de ser valientes en el testimonio de Jesús. También pensemos --nos hará bien-- en los muchos hermanos y hermanas que hoy, ¡hoy! no pueden rezar juntos, porque son perseguidos; no pueden tener el libro del Evangelio y una Biblia, porque son perseguidos".
Y ya para concluir, Francisco ha invitado a
pensar en los hermanos que "no pueden ir a misa, porque está
prohibido". Y ha puesto el ejemplo de las veces que "viene un
sacerdote de incógnito entre ellos, fingen estar en la mesa tomando un té y
allí celebran la misa", "para que no les vean". El Santo Padre
ha recordado que "esto sucede hoy". Y finalmente ha invitado a pensar
si estamos dispuestos "a llevar la cruz como Jesús. A soportar
persecuciones para dar testimonio de Jesús", como "hacen estos
hermanos y hermanas que hoy son humillados y perseguidos".
05.03.14
Por esta razón, añadió el Papa, debemos acercarnos al Señor: "Para no
ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta apariencia, se ve la
realidad, es decir que no son cristianos". Ante la pregunta de cómo hacer
para no ser hipócritas y acercarnos al Señor, Francisco dijo que la respuesta
nos la da el mismo Señor en la primera Lectura cuando dice: "Lávense,
purifíquense, alejen
16.03.14
“El hombre y la mujer misericordiosos tienen un corazón grande, grande: siempre excusan a los demás y piensan en sus propios pecados. ‘¿Pero has visto lo que ha hecho este?’.’¡Pero tengo bastante con lo que he hecho yo y no me inmiscuyo!’ Este es el camino de la misericordia que debemos pedir. Pero si todos nosotros, si todos los pueblos, las personas, las familias, los barrios, tuviésemos esta actitud ¡cuánta paz habría en el mundo, cuánta paz en nuestros corazones! Porque la misericordia nos lleva a la paz. Recordad siempre: ‘¿Quién soy yo para juzgar?’ Avergonzarse y agrandar el corazón. ¡Qué el Señor nos dé esta gracia!”.
El Papa arremete contra los "hipócritas" que "se disfrazan de buenos católicos"
"Ocúpense del prójimo: del enfermo, del pobre, del que tiene necesidad, del ignorante"
"La Cuaresma es para ajustar la vida, organizar la vida, cambiar la vida" dice en Santa Marta
¿Qué hacen los hipócritas? Se disfrazan, se
disfrazan de buenos: ponen cara de imagencita, rezan mirando hacia el cielo,
haciéndose ver, se sienten más justos que los demás, desprecian a los demás
La
Cuaresma es un tiempo para "ajustar la vida", "para acercarse
al Señor". Lo subrayó el Papa Francisco esta mañana -
martes 18 de marzo de 2014 - en su homilía de la Misa celebrada en la Capilla
de la Casa de Santa Marta.
El
Santo Padre hizo una advertencia a no sentirse "mejor que los demás".
Y dijo que los hipócritas, "se disfrazan de buenos" y no
comprenden que "nadie es justo por sí mismo", puesto que todos
"tenemos necesidad de ser justificados".
Con
la palabra conversión el Papa Francisco comenzó su homilía, subrayando que se
trata de la palabra clave de la Cuaresma, tiempo propicio "para
acercarse" a Jesús. Y comentando la primera Lectura, tomada del Libro de
Isaías, observó que el Señor llama a la conversión a dos "ciudades
pecadoras" como Sodoma y Gomorra. Lo que evidencia que todos "tenemos
necesidad de cambiar nuestra vida", mirar "bien en nuestra alma"
donde siempre encontraremos algo. La Cuaresma, añadió, es precisamente esto,
"ajustar la vida", acercándonos al Señor. Porque Él, dijo el Papa,
"nos quiere cerca" y nos asegura que "nos espera para
perdonarnos". Sin embargo, añadió, el Señor quiere "un
acercamiento sincero" y nos pone en guardia para no ser hipócritas:
"¿Qué
hacen los hipócritas? Se disfrazan, se disfrazan de buenos: ponen cara de
imagencita, rezan mirando hacia el cielo, haciéndose ver, se sienten más justos
que los demás, desprecian a los demás. ‘Pero - dicen - yo soy muy católico,
porque mi tío es un gran benefactor, mi familia es ésta, y yo soy... he
aprendido... conocido a tal obispo, a tal cardenal, a tal padre... Yo soy...'. Se
sienten mejores que los demás. Ésta es la hipocresía. El Señor dice: ‘No,
eso no'. Ninguno es justo por sí mismo. Todos tenemos necesidad de ser
justificados. Y el único que nos justifica es Jesucristo".
Homilía del Papa en el Miércoles de
Ceniza
Texto completo. Emprender un camino
desafiando la rutina, para ir más allá de nuestro pequeño huerto
ROMA, 05 de
marzo de 2014 (Zenit.org) - «Rasgad los
corazones y no las vestiduras»
Con estas penetrantes palabras del profeta Joel, la
liturgia nos introduce en la Cuaresma, indicando en la conversión del corazón
la característica de este tiempo de gracia. El llamamiento profético constituye
un desafío para todos nosotros, ninguno excluido, y nos recuerda que la
conversión no se reduce a formas exteriores o a propósitos vagos, sino que
implica y transforma toda la existencia a partir del centro de la persona, de
la conciencia. Estamos invitados a emprender un camino en el cual, desafiando
la rutina, nos esforzamos en abrir los ojos y los oídos, pero sobre todo el
corazón, para ir más allá de nuestro pequeño huerto.
Abrirse a Dios y a los hermanos. Sabemos que en un
mundo cada vez más artificial, nos hace vivir en una cultura del
"hacer", del "útil", donde sin darnos cuentas excluimos a Dios
de nuestro horizonte. Y excluímos el horizonte mismo.
La Cuaresma nos llama a "despertarnos", a
recordarnos que somos criaturas, simplemente que no somos Dios. Cuando yo miro
el pequeño ambiente cotidiano y veo una lucha de poder por espacios pienso: esta
gente juega a Dios creador, y aún no se han dado cuenta que no son Dios.
Y también hacia los otros arriesgamos cerrarnos,
olvidarlos. Pero solo cuando las dificultades y los sufrimientos de nuestros
hermanos nos interpelan, solamente entonces podemos iniciar nuestro camino de
conversión hacia la Pascua.
Es un itinerario que incluye la cruz y la
renuncia. El Evangelio de hoy indica los elementos de este camino espiritual:
la oración, el ayuno y la limosna. Los tres implican la necesidad de no dejarse
dominar de las cosas que aparecen: lo que cuenta no es la apariencia; el valor
de la vida no depende de la aprobación de los otros o del éxito, sino de lo que
tenemos dentro.
El primer elemento es la oración. La oración es
la fuerza del cristiano y de cada persona creyente. En la debilidad y en la
fragilidad de nuestra vida, podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y
entrar en comunión con Él.
Delante de tantas heridas que nos hacen mal y que
nos podrían endurecer el corazón, estamos llamados a zambullirnos en el mar de
la oración, que es el mar del amor sin límites de Dios, para disfrutar de su
ternura.
La Cuaresma es tiempo de oración, de una oración
más intensa, más asidua, más capaz de hacerse cargo de las necesidades de los
hermanos, de interceder delante de Dios por tantas situaciones de pobreza y de
sufrimiento.
El segundo elemento calificador del camino
cuaresmal es el ayuno. Debemos estar atentos para no practicar un ayuno formal,
o que en verdad nos "sacia" porque nos hace sentir bien. El ayuno
tiene sentido si verdaderamente afecta a nuestra seguridad, y también si se
consigue un beneficio para los otros, si nos ayuda a cultivar el estilo del
Buen Samaritano, que se arrodilla ante su hermano en dificultad y se encarga de
él. El ayuno implica la elección de una vida sobria, que no desecha, que no
"descarta". Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón en la esencialidad
y el compartir. Es un signo de toma de conciencia y de responsabilidad frente a
las injusticias, a los acosos, especialmente en lo relacionado con los pobres y
los pequeños, y es signo de la confianza que ponemos en Dios y en su
providencia. El tercer elemento es la limosna: ésta indica la gratuidad, porque
en la limosna se da a alguien del que no se espera recibir nada a cambio. La
gratuidad debería ser una de las características del cristiano, que consciente
de haber recibido todo de Dios gratuitamente, es decir sin ningún mérito,
aprende a donar a los otros gratuitamente.
Hoy a menudo la gratuidad no forma parte de la
vida cotidiana, donde todo se vende y se compra. Todo es calculado y medido. La
limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es libertad de la obsesión
de posesión, del miedo a perder lo que se tiene, de la tristeza de quien no
quiere compartir con los otros el propio bienestar.
Con sus invitaciones a la conversión, la Cuaresma
viene providencialmente a despertarnos, a sacudirnos del letargo, del riesgo de
ir adelante por inercia. La exhortación que el Señor nos dirige por medio del
profeta Joel es fuerte y clara: "Volved a mí con todo el corazón".
¿Por qué debemos volver a Dios? ¡Porque algo no
va bien en nosotros, no va bien en la sociedad, en la Iglesia y necesitamos
cambiar, dar un cambio, y esto se llama tener necesidad de convertirnos! Una
vez más la Cuaresma viene a dirigir su llamada profética, para recordarnos que
es posible realizar algo nuevo en nosotros mismos y en torno a nosotros,
sencillamente porque Dios es fiel, Él es siempre fiel porque no puede renegar
de sí mismo, y porque es fiel continúa a ser rico en bondad y
misericordia, y está siempre preparado para perdonar y comenzar de nuevo. ¡Con
esta confianza filial, pongámonos en camino!
06.03.14
Francisco en Sta. Marta: la vida de
fe sin vida de caridad es hipócrita
El Santo Padre en la homilía del
viernes pide no avergonzarse de la carne del hermano y estar cerca de los
necesitados
CIUDAD DEL
VATICANO, 07 de marzo de 2014 (Zenit.org) - "¿Yo
me avergüenzo de la carne de mi hermano, de mi hermana?" Esta ha sido una
de las preguntas que el Santo Padre ha hecho esta mañana durante la homilía de
Santa Marta. El Papa ha destacado que la vida de fe está unida estrechamente
conectada a una vida de caridad hacia los pobres, sin la cual lo que se profesa
es solo hipocresía.
Francisco ha explicado que el cristianismo no es una regla
sin alma, un manual de observaciones formales para gente que lleva la cara
buena de la hipocresía para esconder un corazón vacío de caridad. Asimismo ha
recordado que el cristianismo es la carne misma de Cristo que se inclina sin
vergüenza hacia quien sufre. Y para profundizar en este aspecto, el Pontífice
ha tomado como referencia el Evangelio de hoy, donde Jesús dialoga con los
doctores de la ley que critican a los discípulos porque no respetan el ayuno, a
diferencia de ellos y de los fariseos que ayunan y practican mucho. El Santo
Padre ha indicado que los doctores de la ley habían transformado las
observaciones de los Mandamientos en una "formalidad", transformando
la "vida religiosa", en "una ética" y olvidando la raíz, es
decir "una historia de salvación, de elección, de alianza".
Así, Francisco ha afirmado: "recibir del
Señor el amor de un Padre, recibir del Señor la identidad de un pueblo y
después transformarla en una ética es rechazar ese don de amor. Esta gente
hipócrita son personas buenas, hacen todo lo que se debe hacer. ¡Parecen
buenas! Son 'especialistas en ética', pero 'especialistas en ética' sin bondad,
porque ¡han perdido el sentido de pertenencia a un pueblo! El Señor da la
salvación dentro de un pueblo, en la pertenencia a un pueblo".Además ha
observado que ya el profeta Isaías había descrito con claridad cuál era el
ayuno según la visión de Dios: "disolver las cadenas injustas",
"hacer libres a los oprimidos", pero también "compartir el pan
con el hambriento, meter en casa a los indigentes sin techo", "vestir
al que ves desnudo". Y ha matizado: "¡Ese es el ayuno que quiere el
Señor! El ayuno que se preocupa de la vida del hermano, que no se avergüenza
-lo dice el mismo Isaías- de la carne del hermano. Nuestra perfección, nuestra
santidad va adelante con nuestro pueblo, en el que somos elegidos e
introducidos. Nuestro acto de santidad más grande está precisamente en la carne
del hermano y en la carne de Jesucristo. El acto de santidad de hoy, nuestro,
aquí, en el altar, no es un ayuno hipócrita: ¡es no avergonzarse de la carne de
Cristo que viene hoy aquí! Es el misterio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.
Es ir a compartir el pan con el hambriento, a curar a los enfermos, los
ancianos, los que no pueden darnos nada a cambio: ¡eso es no avergonzarse de la
carne!"
Esto significa que el "ayuno más
difícil", ha afirmado el Papa, es "el ayuno de la bondad". Es el
ayuno de que es capaz el Buen Samaritano, que se inclina sobre el hombre
herido, y no es el del sacerdote, que mira al mismo desafortunado y se va,
quizá por miedo a contagiarse. Y por tanto, ha concluido, "esta es la
propuesta de la Iglesia hoy: ¿me avergüenzo de la carne de mi hermano, de mi
hermana?"
Finalmente Francisco ha preguntado: "Cuando
doy limosna, ¿dejo caer la moneda sin tocar la mano? Y si la toco por
casualidad, ¿hago así, enseguida? Cuando doy una limosna, ¿miro a los ojos de
mi hermano, de mi hermana? Cuando sé que una persona está enferma, ¿voy a
verla? ¿La saludo con ternura? Hay un signo que quizá nos ayude, es una
pregunta: ¿sé acariciar a los enfermos, los ancianos, los niños o he perdido el
sentido de la caricia? ¡Estos hipócritas no sabían acariciar! Se habían
olvidado... No avergonzarse de la carne de nuestro hermano: ¡es nuestra carne!
Como nosotros hacemos esto con nuestro hermano, con nuestra hermana, seremos
juzgados".
07.03.14
Francesc recorda als bisbes d’Espanya que els fidels
també tenen “olfacte per a les coses de Déu”
Dll,
3/03/2014
(CR) Que els
bisbes no se sentin sols, “ni es creguin que estan sols”, i que “siguin
conscients que també el ramat que li ha estat confiat té olfacte per a les
coses de Déu”. I, per tant, que comptin més amb els capellans , “per l’estret
contacte que tenen amb els fidels, amb les seves necessitats i neguits
quotidians”; amb la vida religiosa “per la seva rica experiència espiritual i
el seu lliurament missionera i apostòlica en nombrosos camps”; i amb els laics
“que des de les més diverses condicions de vida i respectives competències fan
avançar el testimoni i la missió de l'Església”.
Aquest és
missatge que ha deixat el papa Francesc en el discurs que ha fet
aquest dilluns al matí a tots els bisbes d’Espanya que realitzen aquests dies
la visita “ad limina” a Roma. Servir, escoltar, humilitat, paciència, procés,
tendresa, misericòrdia, edificació mútua, exemple, educació, obrir camins... és
el diccionari que ha desplegat Francesc en aquesta audiència. I com un dels
exemples més rellevants ha posat el treball dels darrers anys de Càritas i
d’altres obres caritatives de l’Església que “han merescut el gran
reconeixement de creients i no creients”.
El que ha
demanat Francesc als bisbes és una manera de treballar que s’ha de fer “anant
darrera les petjades del Senyor, que ‘no ha vingut a ser servit, sinó a
servir’” i respectant “el procés de maduració de cada persona, sense por a fer
el primer pas per anar al seu encontre. El Senyor ens ensenya a escoltar a tots
de cor a cor, amb tendresa i misericòrdia, i a buscar el que veritablement
uneix i serveix a la mútua edificació”. Aquest és l’estil que proposa el papa
Francesc i que hauria de marcar el relleu a la presidència de la Conferència
Episcopal Espanyola i els futurs nomenaments episcopals a seus tan importants
com Madrid i Barcelona.
Estat de
missió permanent
Com és
habitual en aquests discursos a les conferències episcopals, el papa ha valorat
la situació del país però no ha fet pràcticament cap referència als temes que han marcat la
presència pública de l’episcopat espanyol els darrers anys. No hi ha hagut
al·lusions a al matrimoni homosexual, l’avortament, la religió a l’escola o la
unitat d’Espanya.
Els temes
que ha remarcat el papa per l’Església a Espanya han estat “la dura experiència
de la indiferència de molts batejats”; les dificultats per la transmissió de la
fe que “exigeix posar a les vostres esglésies en veritable estat de missió
permanent”; la “preparació al matrimoni i l’acompanyament a les famílies”; o
les vocacions sacerdotals, un tema “absolutament prioritari” i en el que ha
insistit “en la selecció dels candidats” i dels encarregats de la seva
formació.
“Que es
diverteixin”
La trobada
de tots els bisbes els espanyols amb el papa s’ha iniciat amb un discurs del president de la
Conferència Episcopal, el cardenal Antonio Maria Rouco, que ha convidat
al papa a visitar Espanya el 2015 coincidint amb el V centenari del naixement
de Santa Teresa de Jesús. Si es concretés aquest viatge, també podria passar
per Manresa a visitar la Cova de Sant Ignasi on no consta que el papa jesuïta
hi hagi estat mai.
Amb aquest
discurs la meitat dels bisbes d’Espanya tanquen la visita “ad limina” que van
iniciar la setmana passada. L’altra meitat comencen aquest dilluns i durant la
setmana faran les visites als dicasteris i les reunions en petits grups amb el
papa. Els bisbes catalans seran rebuts per Francesc el divendres. Aquest dilluns al mati els bisbes
catalans també han tingut la visita a la Congregació per al
Clergat, que presideix el cardenal Beniamino Stella, i
aquesta tarda al Pontifici Consell per a la Nova Evangelització, que presideix
l’arquebisbe Salvatore Fisichella.
Després de
la benedicció apostòlica, el papa ha acomiadat la sessió desitjant-los una
“bona assemblea” referint-se a la Plenària de la Conferència Episcopal
Espanyola que comença dilluns vinent. “Que es diverteixin”, els ha
El retiro del Papa: "Purificar
nuestra mente de las falsas imágenes de Dios"
El Santo Padre y la Curia realiza
los ejercicios espirituales en Ariccia, desde el 9 al 14 de marzo
CIUDAD DEL VATICANO, 10 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El Santo
padre junto con la Curia Romana ya ha comenzado los ejercicios espirituales de
cuaresma. Desde el domingo día 9 y hasta el viernes 14 de marzo estarán en
Ariccia, en la residencia paulina del Divin Maestro, a unos 30 kilómetro de
Roma. Una hecho novedoso, ya que hasta ahora, los ejercicios del Papa y la
Curia se realizaban dentro del Vaticano. A cargo de las predicaciones estará
monseñor Angelo De Donatis, párroco de San Marcos Evangelista del Campidoglio y
estarán dedicados al tema "La purificación del corazón".
En la meditación introductiva de ayer, monseñor De
Donatis se detuvo sobre la disposición interior para iniciar los ejercicios
espirituales, recordando la necesidad de abrirse a la escucha del Espíritu
Santo, para preparase a vivir una relación profunda y personal con Dios, para
poder comprender realmente toda la realidad y nuestro lugar en la óptica de la
justa luz, que viene del Padre, según informa una nota publicada por Radio
Vaticana.
Por otro lado, en la meditación de esta mañana se
ha detenido en el pasaje evangélico de la tormenta calmada, para subrayar como
el mundo, en lugar de reconocer la presencia y la obra de Dios, se asusta, y
esto sucede cuando en el corazón ya no habita Cristo, sino una religión
estéril, la de un Dios tremendo, horrible, que no usa misericordia. Y de aquí la
advertencia que surge es el fariseísmo, segundo el cual nos alzamos solos del
pecado, y la práctica de la ascesis es por el estoicismo: "es necesario
hacer esto, yo haré estos". Pero el Señor, ha subrayado el predicador,
llega a través de otras vías. Y así nos hace entender que ambas actitudes no
representan el camino junto. Es necesario por tanto purificar nuestra mente de
falsas imágenes de Dios para poder iniciar un verdadero camino de vida
auténtica.
Durante esta semana de ejercicios espirituales,
la jornada comienza todos los días con la misa a las 7.30 de la mañana y
tendrán dos meditaciones, una antes y otra después de la comida. A las 18.00 se
rezan las vísperas y adoración del Santísimo Sacramento.
11.03.14
"Francisco no puede y no quiere
olvidarse de los pobres"
Con ocasión del primer año de
pontificado, Víctor Manuel Fernández, colaborador del entonces arzobispo de
Buenos Aires, cuenta en un libro un rostro inédito del Papa
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de marzo de 2014 (Zenit.org) - “Para
Francisco los pobres son una cuestión de fe. Sé que algunos lo han definido
marxista, pero debemos acordarnos de lo que los apóstoles dijeron a san Pablo,
que fue donde los Doce a Jerusalén para saber si su predicación estaba en
consonancia con el anuncio cristiano. Los apóstoles le dieron una única
recomendación: '¡No te olvides de los pobres!' Esta palabra de Dios no es
marxismo"
Con estas palabras que monseñor Víctor Manuel
Fernández, teólogo argentino y estrecho colaborado del entonces cardenal Jorge
Mario Bergoglio, comenta el primer aniversario de la elección de papa
Francisco. Fernández trabajó con Bergoglio en la preparación del documento de
Aparecida de la asamblea de los obispos latinoamericanos en el 2007. Monseñor
Fernández ha publicado recientemente el libro Il progetto di Francesco. Dove
vuole portare la Chiesa (El proyecto de Francisco. Dónde quiere llevar la
Iglesia) de la Editrice Missionaria Italiana, fruto de un largo diálogo con
Paolo Rodari, periodista de Repubblica.
“La Iglesia no puede estar en medio solo de
algunos grupos, olvidando a los otros -explica Fernández, definido por
diferentes observadores como "el teólogo de Bergoglio" vista su estrecha
cercanía con el Papa-. No debe ni siquiera ocuparse solo de los pobres, pero
por supuesto tiene que preocuparse de ellos: el cristiano debe ser amigo de los
últimos, debe estar cerca al menos a algunos de ellos, sino se permanece como
espectadores de la pobreza del mundo. Recuerdo un obispo que aquí en Argentina
dijo a un grupo de monjas: ¿Pero qué hacéis allí, en ese barrio? Buscad uno más
rico, allí para vosotras no hay futuro. Esto no es una mirada de fe, mientras
que, sin embargo, Francisco tiene una mirada de fe. Él no quiere y no puede
olvidarse de los pobres".
"Cuando Francisco pide a la Iglesia salir de
sí misma e ir adelante entre la gente, lo hace por un motivo muy concreto: él
sabe que el hombre se hace realmente a sí mismo y se realiza en plenitud cuando
sale de sí. El hombre llega a sí mismo cuando sale de sí mismo. La Iglesia sale
de sí misma cuando acoge el Evangelio y lo dona a los otros. La petición que
Francisco hace a la Iglesia es anunciar el Evangelio "cuerpo a
cuerpo". ¿Pero qué se entiende con esta expresión? -se pregunta
Fernández-. Significa que el tiempo de los trabajadores de la Iglesia no se
debe perder en reuniones o planes pastorales. Los hombres y mujeres de la
Iglesia deben pasar el 90% de su tiempo encontrando personas: es así que el
Evangelio puede llegar a la gente".
Respecto a la relación entre el entonces cardenal
Bergoglio y Benedicto XVI, Fernández recuerda una anécdota de hace algunos
años: "Bergoglio quería mucho al papa Benedicto. Un año, en el culmen de
los ataques mediáticos contra su persona, me invitó a dar una homilía en el día
de la Cátedra de San Pedro en la catedral de Buenos Aires. Me pidió
expresamente hablar bien del papa Ratzinger. Veía que muchas personas no le
querían y le criticaba. Él me dijo: Ayuda a mirar con fe a la figura del papa
Benedicto. Le quería mucho a él y a su enseñanza.
13.03.14
El obispo de Roma en visita pastoral
a la quinta parroquia desde su elección como pontífice
CIUDAD DEL VATICANO, 16 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El Santo
Padre continúa sus visitas pastorales a las parroquias romanas, hoy es el
momento para la parroquia "Santa María de la Oración", una de las
realidades más periféricas de la diócesis, en la zona Seteville Nord - Marco
Simone.
La llegada del pontífice a la parroquia de Santa María
de la Oración ha sido pasadas las 16.00. El primer encuentro ha sido con los
enfermos y los discapacitados, a continuación ha saludado a los niños y
chavales de primera comunión y de confirmación y a las comunidades neocatecumenales.
El Papa ha confesado a algunas personas y después ha presidido la misa.
Durante la homilía, el Santo Padre ha indicado que en
la oración al inicio de la misa hemos pedido al Señor dos gracias: escuchar a
su Hijo amado para que nuestra fe sea nutrida de la Palabra de Dios y purificar
los ojos de nuestro espíritu para gozar un día la visión de la gloria eterna.
Esto está relacionada con el Evangelio que hemos
escuchado, ha dicho el Papa, cuando el Señor se transfigura y los que le
acompañan escuchan la voz del Padre.
El Papa ha afirmado que la primera tarea de un
cristiano es "nutrir nuestra fe con la Palabra de Dios", "porque
Jesús nos habla, nos salva con su Palabra" así como ha recordado que
"Él hace más fuerte nuestra fe con esa Palabra".
Además, ha observado que durante la jornada
escuchamos muchas cosas, pero, ha preguntado "¿tomamos tiempo cada día
para escuchar a Jesús, su Palabra?", Además, ha observado que durante la
jornada escuchamos muchas cosas, pero, ha preguntado "¿tomamos tiempo cada
día para escuchar a Jesús, su Palabra?", "en casa, ¿tenemos el
Evangelio?", "¿lo leemos cada día?" o "¿tengo miedo?",
"¿no estamos acostumbrados?" Por ello, Francisco ha afirmado que la
Palabra de Jesús es la comida más fuerte para el alma.
Al respecto, el Papa ha sugerido tomar algunos
minutos cada día y leer un pasaje del Evangelio y "escuchar que sucede
ahí, escuchar a Jesús". Y como ha dicho también esta mañana en el ángelus
en la plaza de San Pedro, el pontífice ha invitado a "llevar un pequeño Evangelio
encima y cuando tenemos tiempo en el día, leer un par de palabritas".
La segunda gracia de la que ha hablado es la
"purificación en los ojos de nuestro espíritu para preparar los ojos del
espíritu a la vida eterna". Jesús con la transfiguración, ha indicado el
Papa, "nos invita a mirarlo, y esto nos purifica". Asimismo ha
advertido que "quizá nuestros ojos están enfermos, vemos tantas cosas que
no son de Jesús o incluso contra Jesús". Y ha añadido que "sin
saberlo acabamos en la oscuridad de la fe".
Para concluir ha recordado las dos ideas: Mirar y
escuchar a Jesús, y "así ir adelante en el camino de la esperanza".
Una de las características de este barrio es la
juventud, ya que muchas parejas deciden 16.03.14
El Papa en Santa Marta: 'La
misericordia es el camino para la paz en el mundo'
Francisco en la homilía de este
lunes invita a tener un corazón grande que perdona, olvida y no condena
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de marzo de 2014 (Zenit.org) - Perdonar
para encontrar misericordia: este es el camino que lleva la paz a nuestros
corazones y al mundo: es lo que, en síntesis, ha dicho el papa Francisco en la
homilía de esta mañana durante la Misa celebrada en la Casa Santa Marta.
“Sed misericordiosos como vuestro Padre es
misericordioso”: el Papa comenta la exhortación de Jesús, afirmando enseguida
que “no es fácil entender este comportamiento de la misericordia”, porque
estamos acostumbrados a juzgar: “no somos personas que dan espontáneamente un
poco de espacio a la comprensión y también a la misericordia”. “Para ser
misericordiosos -observa- son necesarias dos actitudes. La primera es el
conocimiento de sí mismos”: saber que “hemos hecho muchas cosas malas: ¡somos
pecadores!” Y frente al arrepentimiento, “la justicia de Dios… se transforma en
misericordia y perdón”. Pero es necesario avergonzarse de los pecados:
“Es verdad, ninguno de nosotros ha matado a nadie, pero
hay muchas cosas pequeñas, muchos pecados cotidianos, de todos los días… Y
cuando uno piensa: ‘¡Pero qué corazón tan pequeño: ¡He hecho esto contra el
Señor!’. ¡Y se avergüenza! Avergonzarse ante Dios y esta vergüenza es una
gracia: es la gracia de ser pecadores. ‘Soy pecador y me avergüenzo ante Ti y
te pido perdón’. Es sencillo, pero es tan difícil decir: ‘He pecado’”.
A menudo -señala el Santo Padre- justificamos
nuestro pecado descargando la culpa sobre los demás, como hicieron Adán y Eva.
“Quizás -ha proseguido- el otro me ha ayudado, ha facilitado el camino para
hacerlo, ¡pero lo he hecho yo! Si nosotros hacemos esto, se darán muchas cosas
buenas ¡porque seremos humildes!” Y “con esta actitud de arrepentimiento somos
más capaces de ser misericordiosos, porque sentimos sobre nosotros la
misericordia de Dios”, como decimos en el Padrenuestro: “Perdona, como nosotros
perdonamos”. Así, “si no perdono, estoy un poco ¡fuera de juego!”.
La otra actitud para ser misericordiosos -ha afirmado
el Pontífice- “es agrandar el corazón”, porque “un corazón pequeño” es “egoísta
e incapaz de misericordia”:
“¡Agrandar el corazón! ‘Pero soy un pecador’.
‘Pero mira lo que ha hecho este, aquel… ¡Yo he hecho muchas! ¿Quién soy yo para
juzgarlo?’ Esta frase: ‘¿Quién soy yo para jugar esto? ¿Quién soy yo para
hablar de esto? ¿Quién soy yo, que he hecho las mismas cosas o peores?’
¡Agrandar el corazón! Y el Señor lo dice: ‘¡No juzguéis y no seréis juzgados!
¡No condenéis y no seréis condenados! ¡Perdonad y seréis perdonados! ¡Dad y se
os dará!’. ¡Esta generosidad del corazón! ¿Y qué se os dará? Una medida buena,
apretada, llena y rebosante se os verterá en el regazo. Es la imagen de las
personas que iban a recibir el grano con el delantal y alargaban el delantal
para recibir más, más grano. Si tienes el corazón ancho, grande, tú puedes
recibir más”.
El corazón grande -ha dicho el papa Francisco-
“no condena, sino que perdona, olvida” porque “Dios ha olvidado mis pecados;
Dios ha perdonado mis pecados. Agrandar el corazón ¡Esto es bello! -exclama el
Santo Padre- Sed misericordiosos”:
“El hombre y la mujer misericordiosos tienen un corazón grande, grande: siempre excusan a los demás y piensan en sus propios pecados. ‘¿Pero has visto lo que ha hecho este?’.’¡Pero tengo bastante con lo que he hecho yo y no me inmiscuyo!’ Este es el camino de la misericordia que debemos pedir. Pero si todos nosotros, si todos los pueblos, las personas, las familias, los barrios, tuviésemos esta actitud ¡cuánta paz habría en el mundo, cuánta paz en nuestros corazones! Porque la misericordia nos lleva a la paz. Recordad siempre: ‘¿Quién soy yo para juzgar?’ Avergonzarse y agrandar el corazón. ¡Qué el Señor nos dé esta gracia!”.
18.03.14
El Papa en Santa Marta: 'El hipócrita
se disfraza de santo'
Francisco en la homilía de este
martes explica que la Cuaresma sirve para acercarse al Señor y cambiar de vida
CIUDAD DEL VATICANO, 18 de marzo de 2014 (Zenit.org) - La Cuaresma
es un tiempo para "arreglar la propia vida", "para acercarse al
Señor". Esto es lo que ha subrayado el papa Francisco en su homilía de la
misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Santo Padre ha advertido del
riesgo de sentirse "mejores que los demás". Los hipócritas, ha
señalado, "se maquillan de buenos" y no entienden que "nadie es
justo por sí mismo", todos "tenemos la necesidad de ser justificados".
Conversión. El Pontífice ha comenzado su sermón
destacando que esta es la palabra clave de la Cuaresma, un tiempo favorable
"para acercarse" a Jesús. Y comentando la Primera Lectura, tomada del
Libro de Isaías, ha indicado que el Señor llama a la conversión a dos "ciudades
pecadoras" como Sodoma y Gomorra. Esto, ha afirmado, demuestra que todos
"tenemos que cambiar de vida", que buscar "bien en nuestra
alma", donde siempre encontraremos algo. La Cuaresma, ha añadido, es
precisamente este "arreglar la vida" acercándose al Señor. Él, ha
dicho, "nos quiere cerca" y nos asegura que "nos espera para
perdonarnos". No obstante, ha enfatizado, el Señor quiere "un
acercamiento sincero" y nos pone en guardia de ser hipócritas:
"¿Qué hacen los hipócritas? Se maquillan, se
maquillan de buenos: ponen cara de estampita, rezan mirando al cielo, se
muestran, se consideran más justos que los demás, desprecian a los otros. 'Pero
- dicen - yo soy muy católico, porque mi tío ha sido un gran benefactor, mi
familia es esta y yo soy... he aprendido... he conocido tal obispo, tal
cardenal, tal padre... Yo soy...'. Se consideran mejores que los demás. Esta es
la hipocresía. El Señor dice: 'No, eso no'. Nadie es justo por sí mismo. Todos
tenemos la necesidad de ser justificados. Y el único que nos justifica es
Jesucristo".
Por eso, ha proseguido, debemos acercarnos al
Señor: "Para no ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta
apariencia, se ve la realidad, que no son cristianos". Cuál es, entonces,
"la piedra de parangón por la que nosotros no somos hipócritas y nos
acercamos al Señor". La respuesta, ha subrayado el Papa, nos la da el
mismo Señor en la Primera Lectura cuando dice: "Lavaros, purificaros,
alejad de mis ojos el mal de vuestras acciones, dejad de hacer el mal, aprended
a hacer el bien". Esta es la invitación. Pero, se pregunta Francisco,
"¿cuál es el signo de que vamos por el buen camino?":
"'Socorred al oprimido, haced justicia al
huérfano, defended la causa de la viuda’. Ocuparse del prójimo: del enfermo,
del pobre, del que tiene necesidad, del ignorante. Esta es la piedra de
parangón. Los hipócritas no saben hacer esto, no pueden, porque están tan
llenos de sí mismos que están ciegos para mirar a los demás. Cuando uno camina
un poco y se acerca al Señor, la luz del Señor le hace ver estas cosas y va a
ayudar a los hermanos. Este es el signo, este es el signo de la
conversión”.
Ciertamente, ha señalado, "no es toda la
conversión", esta, en efecto, "es el encuentro con Jesucristo",
pero "el signo de que nosotros estamos con Jesucristo es este: atender a
los hermanos, a aquellos más pobres, a los enfermos, como el Señor nos
enseña" y como leemos en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo:
"La Cuaresma es para arreglar la propia
vida, ordenarla, cambiar de vida, para acercarnos al Señor. El signo de que
estamos lejos del Señor es la hipocresía. El hipócrita no tiene necesidad del
Señor, se salva por sí mismo, así piensa, y se disfraza de santo. El signo de
que nosotros nos hemos acercado al Señor con la penitencia, pidiendo perdón, es
que nosotros cuidamos de nuestros hermanos necesitados. El Señor nos dé a todos
luz y valentía: luz para conocer lo que sucede dentro de nosotros y valentía
para convertirnos, para acercarnos al Señor. Es hermoso estar cerca del
Señor".
19.03.14
Francisco en Sta. Marta: Dios nos
espera y abre la puerta que nosotros no vemos
Del pobre Lazaro sabemos el nombre,
del rico de púrpura no. ¿Tengo un nombre o me llamo yo, me, conmigo, para mí,
solamente yo?
CIUDAD DEL
VATICANO, 20 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El hombre
que confía en sí mismo, en las propias riquezas, en las ideologías, está
destinado a la infelicidad. Sin embargo, quien se fía del Señor da frutos
también en el tiempo de la sequía. Es la idea que el Santo Padre ha
desarrollado esta mañana en la homilía de Santa Marta.
"Maldito el hombre que confía en el hombre"
y "el hombre que confía en sí mismo": será como "un
arbusto en el desierto", condenado por la sequía a permanecer sin frutos y
a morir. A partir de la primer lectura, el papa Francisco ha recordado sin embargo
"bendito el hombre que confía en el Señor" porque "es como un
árbol plantado junto a un arroyo" que en tiempo de sequía "no deja de
producir frutos". El Papa ha afirmado que "solamente en el Señor está
nuestra confianza segura. Otras confianzas no sirven, no nos salvan, no nos dan
vida, no nos dan alegría".
Reconoció entretanto que "nos gusta
confiar en nosotros mismo, confiar en ese amigo o confiar en esa situación
buena que tengo o en esa ideología" y en esos casos "el Señor queda
un poco de lado". El Pontífice ha recordado que el hombre, así actuando se
cierra en sí mismo "sin horizontes, sin puertas abiertas, sin
ventanas" y entonces "no tendrá salvación, no puede salvarse a sí
mismo". El Papa ha explicado que esto es lo que le sucede al rico del Evangelio:
"tenía todo: llevaba vestidos de púrpura, comía todos los días, grandes
banquetes". Estaba muy contento pero, no se daba cuenta de que en la
puerta de su casa, cubierto de llagas, había un pobre. El Papa ha subrayado que
el Evangelio dice el nombre del pobre: se llamaba Lázaro. Mientras que el rico
no tiene nombre.
Francisco ha afirmado que "esta es la
maldición más fuerte del que confía en sí mismo o en las fuerzas, en las
posibilidades de los hombres y no en Dios: perder el nombre. ¿Cómo te llamas?
Cuenta número tal, en el banco tal. ¿Cómo te llamas? Tantas propiedades, tantos
palacios, tantas... ¿Cómo te llamas? Las cosas que tenemos, los ídolos. Y tú
confías en eso, y este hombre está maldito".
El Pontífice ha subrayado que todos nosotros
tenemos esta debilidad, esta fragilidad de poner nuestras esperanzas en
nosotros mismo o en los amigos o en las posibilidades humanas solamente y nos
olvidamos del Señor. Y esto nos lleva al camino... de la infelicidad.
Y así lo ha explicado: "Hoy, en este día de
cuaresma, nos hará bien preguntarnos: ¿dónde está mi confianza? ¿En el Señor o
soy un pagano, que confía en las cosas, en los ídolos que yo he hecho? ¿Todavía
tengo un nombre o he comenzado a perder el nombre y le llamo 'Yo'? ¿Yo, me,
conmigo, para mí, solamente yo? Para mí, para mí... siempre ese egoísmo: 'yo'.
Esto no nos da la salvación".
Pero al final hay una puerta de esperanza, ha
indicado el Santo Padre, para cuantos confían en sí mismo y "han perdido
el nombre".
Francisco ha concluido recordando que "al
final, al final, al final, siempre hay una posibilidad. Y este hombre, cuando
se da cuenta que había perdido el nombre, había perdido todo, todo, alza los
ojos y dice solo una palabra: 'Padre'.
Y la respuesta de Dios es una sola palabra:
'¡Hijo!' Si algunos de nosotros en lavida, de tanto tener confianza en el
hombre y en nosotros mismo, terminamos por perder el nombre, por perder esta
dignidad, todavía hay la posibilidad de decir esta palabra que es más que
mágica, es más, es fuerte: 'Padre'. Él siempre nos espera para abrir la puerta
que nosotros no vemos y nos dirá: 'Hijo'. Pidamos al Señor la gracia que a
todos nos dé la sabiduría de tener confianza solamente en Él, no en las cosas,
en las fuerzas humanas, solamente en Él".
21.03.14
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