31 de maig 2017

PAPA ROMA, JUNY

El Papa en la Audiencia: La esperanza es una vela para que sople el viento del Espíritu Santo

En el resumen en español el Santo Padre saludó a los participantes en la Vigilia de Pentecostés con ocasión de los 50 años de la Renovación Carismática Católica


(Ciudad del Vaticano, 31 May. 2017).- El papa Francisco realizó este miércoles una nueva audiencia general en la plaza de San Pedro, donde le aguardaban miles de peregrinos llegados desde toda Italia y de los más diversos países del mundo.
En este día de primavera, el Santo Padre en el Jeep blanco acompañado por tres niños, cruzó los corredores de la plaza, saludando y bendiciendo en particular a los pequeños y ancianos.
El Pontífice retomó en la catequesis el tema de la esperanza cristiana, relacionándola con el Espíritu Santo, y en español lo resumió así:
Ante la solemnidad de Pentecostés, he deseado presentar hoy la relación que existe entre el Espíritu Santo y la esperanza”, dijo. Y precisó que “el Espíritu Santo sopla y mueve la Iglesia, camina con ella, por eso, del mismo modo que la Escritura paragona la esperanza a un ancla, que asegura el barco en medio del oleaje, también podemos compararla con una vela que recoge ese viento del Espíritu para que empuje nuestra nave”.
Cuando decimos: «Dios de la esperanza» no significa solamente –prosiguió el Santo Padre– que Dios es el objeto de nuestro anhelo, algo que deseamos alcanzar en la vida eterna; sino que Dios es quien nos colma hoy y en cualquier lugar de su alegría y de su paz”.
“Hermanos –exhortó el Pontífice– estemos seguros de que nuestra esperanza no quedará defraudada, porque el Espíritu ha derramado en nuestros corazones el amor de Dios y da testimonio de que somos sus hijos”.
Así el sucesor de Pedro, indicó que “llenos de confianza, seremos capaces de afrontar cualquier tribulación y de ser sembradores de esperanza entre nuestros hermanos, consolando, defendiendo y asistiendo a todos, como el Paráclito nos enseña y nos guía”.
Al despedirse saludó cordialmente “a los peregrinos de lengua española, en particular a los que han venido para participar en la Vigilia de Pentecostés con ocasión de los 50 años de la Renovación Carismática Católica, así como a los demás grupos provenientes de España y Latinoamérica”.
Los exhorto –concluyó el Papa– a perseverar en la oración, junto con María, Nuestra Madre, pidiendo a Jesús que el don del Espíritu Santo nos haga sobreabundar en la esperanza”.

Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la audiencia del 31 de mayo de 2017

La esperanza es como una vela que recoge el viento del Espíritu Santo que empuja la nave
«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Ante la inminencia de la Solemnidad de Pentecostés no podemos dejar de hablar de la relación existente entre la esperanza cristiana y el Espíritu Santo. El Espíritu es el viento que nos impulsa adelante, que nos mantiene en camino, nos hace sentir peregrinos y forasteros, y no nos permite recostarnos y convertirnos en un pueblo “sedentario”.
La Carta a los Hebreos compara la esperanza con un ancla (Cfr. 6,18-19); y a esta imagen podemos agregar aquella de la vela. Si el ancla da seguridad a la barca y la tiene “anclada” entre el oleaje del mar, la vela en cambio, la hace caminar y avanzar sobre las aguas. La esperanza es de verdad como una vela; esa recoge el viento del Espíritu Santo y la transforma en fuerza motriz que empuja la nave, según sea el caso, al mar o a la orilla.
El apóstol Pablo concluye su Carta a los Romanos con este deseo, escuchen bien, escuchen bien qué bonito deseo: ‘Que el Dios de la esperanza los llene de alegría y de paz en la fe, para que la esperanza sobreabunde en ustedes por obra del Espíritu Santo’ (15,13). Reflexionemos un poco sobre el contenido de estas bellísimas palabras.
La expresión “Dios de la esperanza” no quiere decir solamente que Dios es el objeto de nuestra esperanza, es decir, de Quien tenemos la esperanza de alcanzar un día en la vida eterna; quiere decir también que Dios es Quien ya ahora nos da esperanza, es más, nos hace ‘alegres en la esperanza’ (Rom 12,12): alegres de en la esperanza, y no solo la esperanza de ser felices.
Es la alegría de esperar y no esperar de tener la alegría. Hoy. “Mientras haya vida, hay esperanza”, dice un dicho popular; y es verdad también lo contrario: mientras hay esperanza, hay vida. Los hombres tienen necesidad de la esperanza para vivir y tienen necesidad del Espíritu Santo para esperar.
San Pablo –hemos escuchado– atribuye al Espíritu Santo la capacidad de hacernos incluso ‘sobreabundar en la esperanza’. Abundar en la esperanza significa no desanimarse nunca; significa esperar ‘contra toda esperanza’ (Rom 4,18), es decir, esperar incluso cuando disminuye todo motivo humano para esperar, como fue para Abraham cuando Dios le pidió sacrificar a su único hijo, Isaac, y  aún más como fue para la Virgen María bajo la cruz de Jesús.
El Espíritu Santo hace posible esta esperanza invencible dándonos el testimonio interior de que somos hijos de Dios y sus herederos (Cfr. Rom 8,16). ¿Cómo podría Aquel que nos ha dado a su propio Hijo único no darnos todo con Él? (Cfr. Rom 8,32). ‘La esperanza –hermanos y hermanas– no defrauda: la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que nos ha sido dado’ (Rom 5,5). Por esto no defrauda, porque está el Espíritu Santo dentro que nos impulsa a ir adelante, siempre adelante. Y por esto la esperanza no defrauda.
Hay más: el Espíritu Santo no nos hace sólo capaces de tener esperanza, sino también de ser sembradores de esperanza, de ser también nosotros –como Él y gracias a Él– los ‘paráclitos’, es decir, consoladores y defensores de los hermanos. Sembradores de esperanza.
Un cristiano puede sembrar amargura, puede sembrar perplejidad y esto no es cristiano, y si tú haces esto no eres un buen cristiano. Siembra esperanza: siembra el bálsamo de esperanza, siembre el perfume de esperanza y no el vinagre de la amargura y de la falta de esperanza. El beato Cardenal Newman, en uno de sus discursos decía a los fieles: ‘Instruidos por nuestro mismo sufrimiento, por el mismo dolor, es más, por nuestros mismos pecados, tendremos la mente y el corazón ejercitados a toda obra de amor hacia aquellos que tienen necesidad. Seremos, según nuestra capacidad, consoladores a imagen del Paráclito –es decir, del Espíritu Santo– y en todos los sentidos que esta palabra comporta: abogados, asistentes, dispensadores de consolación. Nuestras palabras y nuestros consejos, nuestro modo de actuar, nuestra voz, nuestra mirada, serán gentiles y tranquilizantes’ (Parochial and plain Sermons, vol. V, Londra 1870, pp. 300s.).
Son sobre todo los pobres, los excluidos, los no amados los que necesitan de alguien que se haga para ellos “paráclito”, es decir, consoladores y defensores, como el Espíritu Santo se hace para cada uno de nosotros, que estamos aquí en la Plaza, consolador y defensor. Nosotros debemos hacer lo mismo por los más necesitados, por los descartados, por aquellos que tienen necesidad, aquellos que sufren más. Defensores y consoladores.
El Espíritu Santo alimenta la esperanza no sólo en el corazón de los hombres, sino también en la entera creación. Dice el Apóstol Pablo –esto parece un poco extraño, pero es verdad. Dice así: que también la creación ‘está proyectada con ardiente espera’ hacia la liberación y ‘gime y sufre’ con dolores de parto (Cfr. Rom 8,20-22). ‘La energía capaz de mover el mundo no es una fuerza anónima y ciega, sino es la acción del Espíritu de Dios que ‘aleteaba sobre las aguas’ (Gen 1,2) al inicio de la creación’ (Benedicto XVI, Homilía, 31 mayo 2009). También esto nos impulsa a respetar la creación: no se puede denigrar un cuadro sin ofender al artista que lo ha creado.
Hermanos y hermanas, la próxima fiesta de Pentecostés –que es el cumpleaños de la Iglesia: Pentecostés– esta próxima fiesta de Pentecostés nos encuentre concordes en la oración, con María, la Madre de Jesús y nuestra. Y el don del espíritu Santo nos haga sobreabundar en la esperanza. Les diré más: nos haga derrochar esperanza con todos aquellos que están más necesitados, los más descartados y por todos aquellos que tienen necesidad. Gracias».
01.06.17


El Papa en Santa Marta: predicar sin temer las persecuciones, en la oración está la fuerza

Pedir la gracia del encuentro con Jesús a través de la oración


(Ciudad del Vaticano, Abr. 2017).- El papa Francisco explicó este jueves en la homilía que realizó en la Domus Santa Marta, tres dimensiones que tiene un apóstol, partiendo las lecturas del día.
La primera es una vida siempre en movimiento, “la predicación del anuncio”. Pablo va de una parte a otra a anunciar a Cristo y “cuando no predica en un lugar, trabaja”. Entretanto “cuando es llamado a predicar y anunciar a Jesucristo, es una pasión la suya”, no se tira atrás. “Y esta es una de las dimensiones que lo pone en dificultad”.
Así la segunda dimensión del Apóstol de las gentes “son las persecuciones”. En la Primera lectura de hoy “leemos que todos lo acusan en unanimidad”. Pablo acaba siendo juzgado acusado de ser “un perturbador”.
Ante el tribunal “el Espíritu Santo inspiró a Pablo un poco de astucia, porque sabía que entre ellos había muchas luchas internas, sabía que los saduceos no creían en la Resurrección y que los fariseos creían…. y él para salir de esa situación dijo en alta voz: ‘Hermanos y soy fariseo, hijo de fariseos. Me llaman a juicio porque tengo esperanza en la resurrección de los muertos”. Apenas dijo esto inició una disputa entre los fariseos, los saduceos y la asamblea, porque los saduceos no creían… y estos que parecían ser ‘uno’ se dividieron todos”.
Esta gente, advirtió, “había perdido al Ley, la doctrina, la fe, porque la habían transformado en ideología”, “lo mismo la doctrina”.
La tercera dimensión es la oración y “Pablo tenía esta intimidad con el Señor”. “El dice que una vez fue llevado casi al séptimo cielo durante la oración, y no sabía como decir las cosas bellas que había escuchado allí”.
La fuerza de Pablo estaba en este encuentro que tenía con el Señor en la oración, como fue su primer encuentro en el camino de Damasco, cuando iba a perseguir a los cristianos. Pablo es el hombre que ha encontrado al Señor y no se olvida de eso, se deja encontrar por el Señor y busca al Señor para encontrarlo. Un hombre de oración”.

El Papa señaló que Pablo iba hacia adelante “entre las persecuciones del mundo y las consolaciones del Señor”. Y concluyó pidiendo que “el Señor nos dé la gracia a todos nosotros los bautizados, de tener estas tres actitudes en nuestra vida cristiana: anunciar a  Jesucristo, resistir” a las persecuciones “y a las seducciones que nos llevan a alejarnos de Jesucristo, y la gracia del encuentro con Jesús en la oración”.  
 02.06.17


El Papa en la vigilia de Pentecostés: “Estamos como en un cenáculo a cielo abierto”

La renovación carismática es una ‘corriente’ y si bien hay diferencias, deseamos ser “una diversidad reconciliada”

(Roma, 3 Jun. 2017).- “Hermanos y hermanas gracias por el testimonio que hoy dan aquí, nos hace bien a todos, también a mi”. Con estas palabras el papa Francisco se dirigió a las aproximadamente cien mil personas que participaban en la vigilia de Pentecostés, reunidas en el antiguo Circo Máximo de Roma.
Tras leer una frase de los Actos de los Apóstoles, ‘Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados por el Espíritu Santo’, el Santo Padre recordó que en el Cenáculo todos fueron llenos del Espíritu Santo. “Hoy estamos aquí como en un cenáculo a cielo abierto”, dijo, porque “no tenemos miedo” y “porque profesamos que Jesús es el Señor”.
Estamos para llevar la buena noticia a todo el mundo, dijo el sucesor de Pedro, para decir que la paz es posible, “no es fácil, pero en nombre de Jesús podemos dar testimonio que la paz es posible”. Entretanto precisó que esto será posible “solamente si estamos en paz entre nosotros”. Si no “no es posible”.
Reconoció que tenemos diferencias, pero deseamos ser “una diversidad reconciliada” y precisó que “esta frase no es mía, es de un hermano luterano”.  Añadió que “hemos venido a pedir que el Espíritu Santo venga sobre nosotros” para “predicarlo en las calles del mundo”.
Indicó que hace 50 años nació “¿una esta institución? ¿una organización? “No, a una corriente de gracia, de la Renovación carismática católica. Una obra que nació ecuménica”, aseguró.
Recordó que allí en el Circo Máximo, “fueron martirizados tantos cristianos, como diversión”. Y que nos une el ecumenismo de la sangre,  “nos une el testimonio de nuestros mártires de hoy”, recordando que los hay más que en los tiempos pasados.

Señaló además que “el Espíritu nos quiere en camino” que Renovación “es una corriente de gracia, sin estatutos ni fundadores”, que comprende muchas obras humanas inspirada por el Espíritu Santo, y aseguró que “no se puede cerrar al Espíritu Santo en una jaula”.
Ahora, “los 50 años son un momento de reflexión”, dijo y deseó que la Renovación carismática católica sea un “lugar privilegiado” para ir hacia la unidad y precisó que “nadie es el patrón, todos somos siervos de esta corriente de gracia”.
Puede ser que a alguien no le guste este modo de rezar, pero está en las escrituras”, dijo. Y recordó tres cosas: “Bautismo en el Espíritu Santo, alabanza y ayuda a los necesitados”. Les agradeció también porque los servicios de caridad de las diversas corrientes inician a unificarse, “como les había pedido hace dos años atrás”.
Gracias por lo que le dieron a la Iglesia en estos 50 años, la Iglesia cuenta con ustedes”, dijo.  Y concluyó: “Servir a los más pobres, esto la Iglesia y el Papa lo espera del Movimiento Carismático Católico y de todos, todos, todos, los que entraron en esta corriente de gracia”  
  04.06.17

Jornada misionera: “La misión en el corazón de la fe cristiana”

Mensaje del Papa Francisco 2017

(Ciudad del Vaticano, 4 de mayo 2017). – “La misión en el corazón de la fe cristiana” es el tema del mensaje del Papa Francisco para la 91ª jornada misionera mundial, que se celebrará el 22 de octubre de 2017. En el texto publicado el 4 de junio, en la fiesta de pentecostés, el Papa subraya que “la Iglesia es misionera por naturaleza”.
Si no es el caso, añade, no será más la Iglesia de Cristo sino una asociación entre tantas otras que, rápidamente, terminará por acabarse su meta es desaparecer”.
El Papa invita a cuestionarse “en lo tocante a nuestra identidad cristiana y a nuestras responsabilidades como, creyentes en un mundo confuso por tantas ilusiones, herido por tantas frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. ¿cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?
La misión de la Iglesia, explica, no es “la difusión de una ideología religiosa ni la proposición de una ética sublime”: “es Jesucristo que continúa actuando y evangelizando”. En efecto. “el Evangelio es una Persona, que se ofrece continuamente”.
El mundo tiene necesidad esencialmente del evangelio de Jesucristo” insiste el Papa Francisco. Subraya el papel particular de los jóvenes que “representan la esperanza de la misión”.

La misión en el corazón de la fe cristiana

Queridos hermanos y hermanas:
Este año la Jornada Mundial de las Misiones nos vuelve a convocar entorno a la persona de Jesús, «el primero y el más grande evangelizador» (Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 7), que nos llama continuamente a anunciar el Evangelio del amor de Dios Padre con la fuerza del Espíritu Santo. Esta Jornada nos invita a reflexionar de nuevo sobre la misión en el corazón de la fe cristiana. De hecho, la Iglesia es misionera por naturaleza; si no lo fuera, no sería la Iglesia de Cristo, sino que sería sólo una asociación entre muchas otras, que terminaría rápidamente agotando su propósito y desapareciendo. Por ello, se nos invita a hacernos algunas preguntas que tocan nuestra identidad cristiana y nuestras responsabilidades como creyentes, en un mundo confundido por tantas ilusiones, herido por grandes frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas, que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. ¿Cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?

La misión y el poder transformador del Evangelio de Cristo, Camino, Verdad y Vida

  1. La misión de la Iglesia, destinada a todas las personas de buena voluntad, está fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio. El Evangelio es la Buena Nueva que trae consigo una alegría contagiosa, porque contiene y ofrece una vida nueva: la de Cristo resucitado, el cual, comunicando su Espíritu dador de vida, se convierte en Camino, Verdad y Vida por nosotros (cf. Jn 14,6). Es Camino que nos invita a seguirlo con confianza y valor. Al seguir a Jesús como nuestro Camino, experimentamos la Verdad y recibimos su Vida, que es la plena comunión con Dios Padre en la fuerza del Espíritu Santo, que nos libera de toda forma de egoísmo y es fuente de creatividad en el amor.
  1. Dios Padre desea esta transformación existencial de sus hijos e hijas; transformación que se expresa como culto en espíritu y en verdad (cf. Jn 4,23-24), en una vida animada por el Espíritu Santo en la imitación del Hijo Jesús, para gloria de Dios Padre. «La gloria de Dios es el hombre viviente» (Ireneo, Adversus haereses IV, 20,7). De este modo, el anuncio del Evangelio se convierte en palabra viva y eficaz que realiza lo que proclama (cf. Is 55,10-11), es decir Jesucristo, el cual continuamente se hace carne en cada situación humana (cf. Jn 1,14).

La misión y el kairos de Cristo

  1. Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la creación, como la lluvia lo hace con la tierra. «Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurreccLa misión de la Iglesia no es la propagación de una ideología religiosa, ni tampoco la propuesta de una ética sublime. Muchos movimientos del mundo saben proponer grandes ideales o expresiones éticas sublimes. A través de la misión de la Iglesia, Jesucristo sigue evangelizando y actuando; por eso, ella representa el kairos, el tiempo propicio de la salvación en la historia. A través del anuncio del Evangelio, Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de suión. Es una fuerza imparable» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 276).
  1. Recordemos siempre que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (Benedicto XVI, Carta enc. Deus caritas est, 1). El Evangelio es una persona, que continuamente se ofrece y continuamente invita a los que la reciben con fe humilde y laboriosa a compartir su vida mediante la participación efectiva en su misterio pascual de muerte y resurrección. El Evangelio se convierte así, por medio del Bautismo, en fuente de vida nueva, libre del dominio del pecado, iluminada y transformada por el Espíritu Santo; por medio de la Confirmación, se hace unción fortalecedora que, gracias al mismo Espíritu, indica caminos y estrategias nuevas de testimonio y de proximidad; y por medio de la Eucaristía se convierte en el alimento del hombre nuevo, «medicina de inmortalidad» (Ignacio de Antioquía, Epístola ad Ephesios, 20,2).
  1. El mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como algo esencial. Él, a través de la Iglesia, continúa su misión de Buen Samaritano, curando las heridas sangrantes de la humanidad, y de Buen Pastor, buscando sin descanso a quienes se han perdido por caminos tortuosos y sin una meta. Gracias a Dios no faltan experiencias significativas que dan testimonio de la fuerza transformadora del Evangelio. Pienso en el gesto de aquel estudiante Dinka que, a costa de su propia vida, protegió a un estudiante de la tribu Nuer que iba a ser asesinado. Pienso en aquella celebración eucarística en Kitgum, en el norte de Uganda, por aquel entonces, ensangrentada por la ferocidad de un grupo de rebeldes, cuando un misionero hizo repetir al pueblo las palabras de Jesús en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», como expresión del grito desesperado de los hermanos y hermanas del Señor crucificado. Esa celebración fue para la gente una fuente de gran consuelo y valor. Y podemos pensar en muchos, numerosísimos testimonios de cómo el Evangelio ayuda a superar la cerrazón, los conflictos, el racismo, el tribalismo, promoviendo en todas partes y entre todos la reconciliación, la fraternidad y el saber compartir.

La misión inspira una espiritualidad de éxodo continuo, peregrinación y exilio

  1. La misión de la Iglesia está animada por una espiritualidad de éxodo continuo. Se trata de «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 20). La misión de la Iglesia estimula una actitud de continua peregrinación a través de los diversos desiertos de la vida, a través de las diferentes experiencias de hambre y sed, de verdad y de justicia. La misión de la Iglesia propone una experiencia de continuo exilio, para hacer sentir al hombre, sediento de infinito, su condición de exiliado en camino hacia la patria final, entre el «ya» y el «todavía no» del Reino de los Cielos.
  1. La misión dice a la Iglesia que ella no es un fin en sí misma, sino que es un humilde instrumento y mediación del Reino. Una Iglesia autorreferencial, que se complace en éxitos terrenos, no es la Iglesia de Cristo, no es su cuerpo crucificado y glorioso. Es por eso que debemos preferir «una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades» (ibíd., 49).
    1. Los jóvenes, esperanza de la misión

  1. Los jóvenes son la esperanza de la misión. La persona de Jesús y la Buena Nueva proclamada por él siguen fascinando a muchos jóvenes. Ellos buscan caminos en los que poner en práctica el valor y los impulsos del corazón al servicio de la humanidad. «Son muchos los jóvenes que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y voluntariado […]. ¡Qué bueno es que los jóvenes sean “callejeros de la fe”, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!» (ibíd., 106). La próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el año 2018 sobre el tema «los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional», se presenta como una oportunidad providencial para involucrar a los jóvenes en la responsabilidad misionera, que necesita de su rica imaginación y creatividad.

El servicio de las Obras Misionales Pontificias

  1. Las Obras Misionales Pontificias son un instrumento precioso para suscitar en cada comunidad cristiana el deseo de salir de sus propias fronteras y sus seguridades, y remar mar adentro para anunciar el Evangelio a todos. A través de una profunda espiritualidad misionera, que hay que vivir a diario, de un compromiso constante de formación y animación misionera, muchachos, jóvenes, adultos, familias, sacerdotes, religiosos y obispos se involucran para que crezca en cada uno un corazón misionero. La Jornada Mundial de las Misiones, promovida por la Obra de la Propagación de la Fe, es una ocasión favorable para que el corazón misionero de las comunidades cristianas participe, a través de la oración, del testimonio de vida y de la comunión de bienes, en la respuesta a las graves y vastas necesidades de la evangelización.
    1. Hacer misión con María, Madre de la evangelización

  1. Queridos hermanos y hermanas, hagamos misión inspirándonos en María, Madre de la evangelización. Ella, movida por el Espíritu, recibió la Palabra de vida en lo más profundo de su fe humilde. Que la Virgen nos ayude a decir nuestro «sí» en la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva de Jesús en nuestro tiempo; que nos obtenga un nuevo celo de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte; que interceda por nosotros para que podamos adquirir la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la salvación.
Vaticano, 4 de junio de 2017
Solemnidad de Pentecostés
FRANCISCUS

05.06.17




El Papa en Sta. Marta: Pio XII al esconder a los judíos cumplía las obras de misericordia

Quien recibió misericordia es capaz de hacer obras de misericordia, indica el sucesor de Pedro
(Ciudad del Vaticano, 5 May. 2017).- Practicar las obras de misericordia no para descargarse la conciencia sino para participar al sufrimiento de los otros, también arriesgando si fuera necesario, como hizo Pio XII al esconder a los judíos, evitando así que no fueran deportados o asesinados. Porque era una obra de misericordia salvar la vida de esa gente.
Lo indicó este lunes el papa Francisco en la homilía de la misa matutina celebrada como todos los días en la residencia Santa Marta en el Vaticano.
El Santo Padre parte de las lecturas del hoy, que narran cuando los judíos son deportados en Asiria. Tobi, ayuda a escondidas a enterrar a los judíos asesinados impunemente. Así cumplir las 14 obras de misericordia corporal y espiritual, significa no solo compartir lo que uno tiene sino también sufrir con los que sufren.
No para decir “me quito un peso de arriba” sino para compartir los problemas de los otros. El Papa invita entonces a preguntarse “¿Sé compartir, soy generoso?”. “¿Sé ponerme e los paños de quien sufre?”.
Tantas veces se corren riegos. ¡Pensemos aquí en Roma, durante la guerra, cuántos se han puesto en peligro, iniciando por Pío XII, para esconder a los judíos de manera que no fueran asesinados, para que no fueran deportados! Arriesgaban la propia piel. ¡Pero era una obra de misericordia para salvar la vida de toda esa gente!” y subrayó la palabra: “Arriesgar”.
Hacer obras de misericordia es incómodo”, reconoce el Pontífice.
– ‘Yo tengo una amiga enferma, querría ir a visitarla pero no tengo ganas… prefiero descansar y mirar la televisión’.

Realizar obras de misericordia significa siempre sufrir incomodidades. Son incómodas. Pero el señor sufrió la incomodidad por nosotros: acabó en la cruz para darnos misericordia”, indicó el Santo Padre.

Y ha concluido indicando que “quien es capaz de hacer una obra de misericordia es porque sabe que él mismo ha sido ‘misericordiado’. Y nosotros debemos hacer lo mismo con nuestros hermanos”.  
 06.06.17


El Papa en Sta. Marta: ‘Mejor callarse que hablar hipócritamente’

El Santo Padre señala este martes que la hipocresía puede destruir a una comunidad
 (Ciudad del Vaticano, 6 Jun. 2017).- El papa Francisco advirtió este martes durante la homilía en la misa diaria de la Casa Santa Marta sobre la hipocresía, pecado que puede llevar a destruir una comunidad. Y aseguró en cambio que el lenguaje del cristiano debe siempre respetar la verdad.
El Santo Padre inició hablando de los ‘hipócritas’, palabra que Jesús usa varias veces para calificar a los doctores de la ley. Hipócritas porque “hacen ver una cosa pero piensan otra, como la misma etimología de la palabra lo indica”.
La hipocresía no es el lenguaje de Jesús. La hipocresía no es el lenguaje de los cristianos, un cristiano no puede ser hipócrita y un hipócrita no es cristiano”, aseveró el Pontífice.
Precisa además que “los hipócritas son aduladores, o en tono mayor o en tono menor, pero siempre aduladores”. Y en la lectura se ve que ellos inician adulando a Jesús para “hacer crecer la vanidad” y le plantean una pregunta para hacerlo caer en error: “¿Es justo pagarle al César?”.
Pero Jesús conociendo la hipocresía de ellos les dice: ‘Por qué me quieren poner a la prueba, denme una moneda que quiero verla”. Así Jesús a los hipócritas les responde con la realidad, que es diversa de la hipocresía o de la ideología. Y responde: ‘Lo que es del César denlo al César –porque la moneda tenía la efigie de César– y lo que es de Dios a Dios”.
El Papa recordó que así fue “el lenguaje de la serpiente hacia Eva”: Comienza con una adulación para después destruir a las personas” y que no debemos olvidar que el Señor dijo: “Sea vuestro lenguaje sí, sí, no, no”.
Cuanto mal hace a la Iglesia la hipocresía”, exclamó el Papa y advirtió de esa actitud “pecaminosa que mata”.
El hipócrita es capaz de asesinar a una comunidad. Habla dulcemente pero juzga brutalmente a una persona”. Y a ellos “solamente se responde con la realidad”, como también así se responde a la ideología.
Que el Señor nos dé esta gracia”, concluyó: “que sepa decir la verdad y si no puedo decirla quedarme callado, pero nunca, nunca una hipocresía”.  
07.06.17


El Papa a los obispos venezolanos: acompañar al pueblo en este momento difícil, buscar la convivencia y la paz



El Papa recibió a los obispos de Venezuela para hablar de la situación del país

Los directivos CEV ilustraron este jueves en el Palacio Apostólico de Vaticano lo que se está viviendo
(Ciudad del Vaticano, 8 Jun. 2017).- El papa Francisco ha recibido este jueves por la mañana en el Palacio Apostólico del Vaticano a los directores de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) para hablar sobre el la grave situación que está atravesando el país, definida por la Radio Vaticano como “grave crisis humanitaria, política y económica”.  La audiencia privada ha durado una media hora. A continuación, después de otro encuentro, se reunieron siempre en el Vaticano con el secretario de Estado, Pietro Parolin.
La delegación estaba presidida por el presidente de la CEV, Mons. Diego Rafael Padrón Sánchez; el primer vicepresidente Mons. José Luis Azuaje Ayala; el segundo vicepresidente, Mons. Mario del Valle Moronta Rodríguez; el secretario general, cardenal Jorge Liberato Urosa Sabino, arzobispo de Caracas; y el cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo, arzobispo de Mérida.
Algunos particulares fueron dados a conocer más tarde por el cardenal Jorge Urosa. Ayer miércoles el cardenal Urosa se reunió en Italia con presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. También están programados encuentros con los dicasterios y la Cáritas Internacional.  
09.06.17

El Papa en Santa Marta: En los momentos de dolor, oración, la paciencia y la esperanza

En la homilía de este viernes, el Santo Padre señala que no sirve refugiarse en la vanidad

 (Ciudad del Vaticano).- En los peores momentos, de tristeza y de dolor, incluso frente a los insultos, hay que elegir el camino de la oración, de la paciencia y de la esperanza en Dios, sin refugiarse en la vanidad.
Lo indicó el papa Francisco este viernes en la homilía de la misa en la residencia Santa Marta, pidiendo no dejarse engañar ante la “belleza disfrazada” de vanidad, sino dejar que entre en nuestro corazón esa “alegría que es de Dios”, agradeciendo al Señor la “salvación que nos concede”.
Partiendo de la lectura del Libro de Tobías, de una historia ‘normal’, de un suegro y una nuera; con Tobit, el padre de Tobías se vuelve ciego y Sara, la esposa de Tobías, que es acusada de ser responsable de la muerte de algunos hombres. Un pasaje del que se comprende cómo el Señor lleva adelante “la historia” y también la nuestra”.
Señaló que para ambos, en aquellos momentos “todo era negro”, al punto de pensar que era “mejor morir”. El Pontífice añade que todos nosotros hemos pasado por momentos graves, pero rezar es la actitud que nos salva.
Señaló “la paciencia, porque los dos son pacientes con su propio dolor. Y la esperanza de que Dios nos escuche y nos haga pasar estos momentos graves. En los momentos de tristeza, poca o tanta, en los momentos oscuros: oración, paciencia y esperanza. No hay que olvidar esto”.
Después también están los momentos bellos en su historia. Si bien el Papa pidió no se confunda con el “final feliz” de una novela.
Después de la prueba, el Señor está cerca de ellos y los salva. También hay momentos bellos, auténticos, como éste, no como aquellos momentos con belleza maquillada, donde todo es artificioso, de fuegos artificiales, pero no es la belleza del alma. ¿Y qué hacen ambos en los momentos bellos? Dan gracias a Dios, dilatan el corazón en la oración de agradecimiento”.

El sucesor de Pedro invitó así a preguntarnos, si en las diversas vicisitudes de nuestra vida somos capaces de discernir lo que sucede en nuestra alma, comprendiendo que los momentos graves son “la cruz” y que es necesario “rezar, tener paciencia y tener, al menos, un poquito de esperanza”.
Al concluir la homilía el Papa invitó este fin de semana, a leer esa parte de la Biblia pidiendo “la gracia de saber discernir qué cosa sucede en los momentos graves de nuestra vida, cómo ir adelante, y qué sucede en los momentos bellos, sin dejarse engañar por la vanidad”.    
10.06.17




La Santísima Trinidad hace resplandecer “una luz nueva sobre la tierra”

Palabras del Papa antes del Ángelus del 11 de junio de 2017

(Ciudad del Vaticano 11 de junio de 2017). – “Dios siempre es el primero en buscarnos, el primero en esperarnos, el primero en amarnos. Es como la flor del almendro, dice el profeta: es la primera en florecer”, ha explicado el Papa Francisco antes del ángelus de este domingo 11 de junio de 2017, en la plaza San Pedro, ante 15.000 personas, en la fiesta de la Santísima Trinidad.
Porque la Santísima Trinidad “ha hecho resplandecer una luz nueva sobre la tierra y en todo corazón humano que la acoge, una luz que revela los ángulos sombríos, las durezas que nos impiden llevar los buenos frutos de la caridad y de la misericordia”.
La comunidad cristiana, ha subrayado el Papa, a pesar de todas las limitaciones humanas, se pueden convertir en un reflejo de la comunión de la Trinidad, de su bondad y de su belleza. Pero esto, como dice Pablo dando testimonio, pasa necesariamente por la experiencia de la misericordia de Dios y de su perdón”.
El Papa invita a los bautizados a orar a la Virgen María para que ella les ayude “a entrar cada vez más (…) en la comunión trinitaria, para vivir y testimoniar del amor que da un sentido” a la vida.
He aquí nuestra traducción de las palabras del Papa Francisco antes de la oración del ángelus.
Antes del ángelus
Queridos hermanos y hermanas buenos días!
Las lecturas bíblicas de este domingo, fiesta de la Santísima Trinidad, nos ayudan a entrar en el misterio de la identidad de Dios.
La segunda lectura presenta los deseos que San Pablo dirige a la comunidad de Corinto: “Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros” (2 Co 13, 13).
Esta “bendición” del apóstol es el fruto de su experiencia personal del amor de Dios, este amor que Cristo resucitado le ha revelado, quien ha transformado su vida y le ha “impulsado” a llevar el Evangelio a los gentiles.
A partir de esta experiencia de gracia, Pablo puede exhortar a los cristianos por estas palabras: “Estad alegres, tended a la perfección, animaos mutuamente (…) vivid en paz (v. 11). La comunidad cristiana, a pesar de todas las limitaciones humanas, puede convertirse en un reflejo de la comunión de la Trinidad, de su bondad y de su belleza. Pero esto, como el mismo Pablo dice, pasa necesariamente por la experiencia de la misericordia de Dios, de su perdón.
Es lo que les pasa a los judíos en el camino del Éxodo. Cuando el pueblo rompió la Alianza, Dios se presentó a Moisés en la nube para renovar el pacto, proclamando su nombre y su significado: “El Señor, Dios misericordioso y de compasión, lento a la cólera y rico en amor y en fidelidad” (Ex 34,6). Este nombre expresa que Dios no está lejos ni cerrado en sí mismo, sino que él es Vida y quiere comunicarse, que es apertura, que es Amor que rescata al hombre de su infidelidad, porque él se ofrece a nosotros para colmar nuestras limitaciones y nuestras faltas, para perdonar nuestros errores, para devolvernos al camino de la justicia y de la verdad. Esta revelación de Dios ha llegado a su cumplimiento en el Nuevo Testamento gracias a la palabra de Cristo y a su misión de salvación. Jesús nos ha manifestado el rostro de Dios, Uno en la sustancia y Trino en las personas. Dios es enteramente y únicamente amor, en una relación subsistente que crea, rescata y santifica toda cosa: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El Evangelio de hoy “pone en escena” a Nicodemo, que, aun ocupando un puesto importante en la comunidad religiosa y civil de la época, no ha cesado de buscar a Dios. Y he aquí que ha percibido el eco de la voz de aquel en Jesús. A lo largo de su diálogo nocturno con el Nazareno, Nicodemo comprende finalmente que él ha sido buscado por Dios, que es amado personalmente.
Dios siempre es el primero en buscarnos, el primero en esperarnos, el primero en amarnos. Es como la flor del almendro, dice el profeta: es la primera en florecer” (cfr. Jer 1, 11-12)
Jesús en efecto le habla así: ”Dios ha amado tanto al mundo que le ha dado a su único Hijo, para que aquél que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). Qué es esta vida eterna? Es el amor desmesurado y gratuito del Padre que Jesús ha dado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación. Este amor por la acción del espíritu Santo, ha hecho resplandecer una luz nueva sobre la tierra y en todo corazón humano que le acoge, una luz que revela los ángulos sombríos, las durezas que nos impiden llevar los buenos frutos de la caridad y de la misericordia.
Que la Virgen María nos ayude a entrar siempre cada vez más, con todo nuestro ser, en la comunión trinitaria, para vivir y testimoniar del amor que da sentido a nuestra existencia. 12.06.17



El Papa en Santa Marta: ‘Estamos abiertos a la consolación de Dios ¿o a mirarnos en el espejo?’

El Santo Padre explica en su homilía, que consolación verdadera es un don


(Ciudad del Vaticano, 12 jun. 2017).-¿Cómo está nuestro corazón? ¿Abierto y capaz de pedir el don de la consolación para después transmitirlo a los otros, como un don del Señor? o “¿’cerrado’, rico de espíritu, es decir, ‘suficiente’ que se consuela mirándose al espejo?
Esta es la pregunta que el Papa plantea en la homilía de la misa que ha celebrado este lunes en la Casa Santa Marta, en el Vaticano. El Santo Padre profundiza el concepto de ‘consuelo’ e indica que la primera característica para que exista es que se necesita a otro, (alteridad o otredad).
La experiencia del consuelo, que es una experiencia espiritual, siempre tiene necesidad de una alteridad para ser plena: nadie puede consolarse a sí mismo, nadie. Y quien trata de hacerlo, termina mirándose al espejo, se mira al espejo, trata de alterarse a sí mismo, de aparecer”, dijo.
Contrariamente si uno acaba consolando “con estas cosas cerradas que no lo dejan crecer y el aire que respira es ese aire narcisista de la autorreferencialidad. Éste es el consuelo falseado que no deja crecer. Y esto no es consuelo, porque está cerrado, le falta una alteridad”.
El sucesor de Pedro recuerda que el Evangelio esta lleno de ejemplos, “como los doctores de la Ley, llenos de su propia suficiencia, el rico Epulón que vivía de fiesta en fiesta pensando que así se sentía consolado, o el que mejor expresa esta actitud es la corresponde a la oración del fariseo ante el altar que dice: ‘Te doy gracias, porque no soy como los demás'”.
Así, nota el Papa, “Este se miraba al espejo, miraba su propia alma falseada de ideologías y agradecía al Señor”.
Jesús hace ver que podemos volvernos personas que viven con esta actitud, y por lo tanto “jamás llegaremos a la plenitud”, al máximo a ‘hincharnos’ de vanagloria.
El consuelo, para que sea verdadero, tiene necesidad ‘de otro’. Ante todo se recibe porque “es Dios quien consuela”, quien da este “don”.
Sí yo dejo entrar el consuelo del Señor como don es porque tengo necesidad de ser consolado. Estoy  necesitado: para ser consolado es necesario reconocer que estoy necesitado. Sólo así el Señor viene, nos consuela y nos da la misión de consolar a los demás. Y no es fácil tener el corazón abierto para ‘recibir el don’ y ‘ser servicial’, las dos alteridades que hacen posible el consuelo”.
Precisamente el Evangelio del día, el de las Bienaventuranzas, dice “quiénes son los felices, quiénes son los bienaventurados”: “Los pobres, el corazón se abre con una actitud de pobreza, de pobreza de espíritu. Los que saben llorar, los mansos, la mansedumbre del corazón; los hambrientos de justicia, los que luchan por la justicia; los que son misericordiosos, los que tienen misericordia a los demás; los puros de corazón; los operadores de paz y los que son perseguidos por la justicia, por el amor a la justicia. Así el corazón se abre y el Señor viene con el don del consuelo y la misión de consolar a los demás”.
En cambio son “cerrados” los que se sienten “ricos de espíritu, es decir, “suficientes”, “los que no tienen necesidad de llorar porque se sienten justos”, los violentos que no saben qué es la mansedumbre, los injustos que realizan injusticias, los que carecen de misericordia, y que jamás tienen necesidad de perdonar porque no sienten que deben ser perdonados, “aquellos sucios de corazón”, los “operadores de guerras” y no de paz, y aquellos que jamás son criticados o perseguidos porque no les importa de las injusticias hacia las demás personas.
Estos tienen un corazón cerrado”: no son felices porque no pueden, obtener el don del consuelo para después dárselo a los demás.
13.06.17


El Papa en Santa Marta exhorta: ‘El testimonio cristiano sea sal y luz’

En la misa que presidió el Santo Padre este martes, participó el Consejo de los nueve cardenales
(Ciudad del Vaticano, 13 Jun. 2017).- El papa Francisco en la homilía de este martes en la misa celebrada en la Casa Santa Marta, señaló que los cristianos no deben buscar “seguridades artificiales” y por el contrario encomendarse con confianza al Espíritu Santo.
En la misa que presidió el Santo Padre y que participó el Consejo de los nueve cardenales, Francisco se detuvo en la Segunda Carta de San Palo a los Corintios subrayando tres palabras: “sí”, la “sal” y la “luz”, un mensaje decisivo que no acepta matices, porque estos “llevan a buscar una seguridad artificial” como sucede, por ejemplo, con la “casuística”.
En este “sí”, por lo tanto, encontramos “todas las palabras de Dios en Jesús, todas las promesas de Dios”. En Jesús “se cumple todo lo que fue prometido, razón por la cual Él es la plenitud”.
En Jesús no existe un ‘no’: siempre ‘sí’, para la gloria del Padre –dijo el Pontífice– pero también nosotros participamos en este ‘sí’ de Jesús, porque Él nos ha otorgado la unción, nos ha impreso el sello, nos ha dado el ‘anticipo’ del Espíritu. Nosotros participamos porque somos ungidos, sellados y tenemos esa seguridad, el ‘anticipo’ del Espíritu. El Espíritu que nos llevará al ‘sí’ definitivo, también a nuestra plenitud.  Incluso es el mismo Espíritu que nos ayudará a llegar a ser luz y sal, es decir, el Espíritu que nos lleva al testimonio cristiano”.
Por lo tanto, el que “tiene la luz, pero no la da, no la deja ver” entonces “no glorifica al Padre que está en los cielos”. Y advirtió que  no sirve “tener la sal si uno la toma para sí mismo y no la da para que se evite la corrupción”.
La propuesta cristiana es muy sencilla “muy decisiva y tan bella, y nos da tanta esperanza”. E invitó a preguntarse: “¿Yo soy luz para los demás?, ¿soy sal para los demás, que da sabor a la vida y la defiende de la corrupción? ¿Yo estoy aferrado a Jesucristo, que es el ‘sí’? ¿Yo me siento ungido, sellado?’ ¿Yo sé que tengo esta seguridad que llegará a ser plena en el Cielo, pero que al menos el Espíritu anticipa ahora?”.
Señaló también que “se tiene la costumbre de decir  de alguien: ‘Es una persona solar’. (…) Esto es reflejo del Padre en Jesús, en el que las promesas están todas cumplidas. Éste es el reflejo de la unción del Espíritu que todos nosotros tenemos”.
Y concluyó recordando que Jesús le pide a los discípulos “que resplandezca su luz ante los hombres, para que vean sus obras buenas y glorifiquen al Padre’. Todo esto, para glorificar a Dios”.
El sucesor de Pedro invitó a rezar para estar “enraizados en la plenitud de las promesas en Cristo Jesús que es ‘sí’, totalmente ‘sí’, para llevar esta plenitud con la sal y la luz de nuestro testimonio a los demás para dar gloria al Padre que está en los cielos”.   
14.06.17






El Papa en la audiencia: ‘Para cambiar el corazón de una persona, en primer lugar hay que abrazarla’

Indicó que detrás de muchas reacciones de odio y violencia se esconde un gran vacío interior el de un corazón que no ha sido amado verdaderamente
 (Ciudad del Vaticano, 14 Jun. 2017).- En este día caluroso de primavera, el papa Francisco realizó hoy miércoles una nueva audiencia en la plaza de San Pedro, en donde miles de fieles y peregrinos le recibieron con el entusiasmo característico de estos encuentros. El Santo Padre entró en Jeep saludando, en particular a los niños y enfermos.
En su catequesis prosiguió con el tema de la esperanza cristiana, y en su resumen hecho en español señaló que esta se “funda en que somos hijos amados de Dios”.
El Santo Padre indicó que “nadie puede vivir sin amor. En cierto modo, detrás de muchas reacciones de odio y violencia se esconde un gran vacío interior, el de un corazón que no ha sido amado verdaderamente. Lo único que puede hacer feliz a una persona es la experiencia de amar y de ser amado”.
El primer paso que da Dios hacia nosotros es su amor anticipado e incondicionado. Dios nos ama antes de que nosotros hayamos hecho algo para merecerlo. Él es amor, y el amor tiende por naturaleza a difundirse, a donarse” dijo.
Precisó que es “como una madre, que no deja nunca de amar a su hijo, aunque haya cometido un error y deba cumplir con la justicia, así Dios nunca deja de amarnos, porque somos sus hijos queridos”.
El amor llama al amor. Para cambiar el corazón de una persona –precisó el Santo Padre– en primer lugar hay que abrazarla, que sienta que es importante para nosotros y que es querida. Así comenzará a despuntar también en ella el don de la esperanza”.

El sucesor de Pedro concluyó saludando “cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina”. Y les exhortó: “Pidamos a la Virgen María que nos dejemos guiar siempre por el amor de su Hijo. Que sepamos transmitir a los demás ese amor de Dios, para que se encienda en todos una esperanza nueva. Que el Señor los bendiga”.   
15.06.17




El Papa en Santa Marta: sentir la vergüenza de ser de ‘barro’ nos abre el corazón para que el Espíritu entre

Este viernes en la homilía Francisco parte de la Segunda Carta de san Pablo a los Corintios

(Ciudad del Vaticano, 16 jJun. 2017).- Nadie se salva a si mismo, necesitamos la potencia de Dios. El papa Francisco en la homilía de este viernes en la Casa Santa Marta, señaló así la Segunda Carta de san Pablo a los Corintios, en la que el apóstol habla del misterio de Cristo, indicando que “tenemos un tesoro en vasijas de barro”.
Exhorta por lo tanto a todos a tomar conciencia de nuestra debilidad porque sin la potencia de Dios no podemos seguir adelante.
Todos nosotros somos vulnerables, frágiles, débiles y tenemos necesidad de ser curados. Y él lo dice: sufrimos tribulación, estamos consternados, somos perseguidos, golpeados como manifestación de nuestra debilidad, de la misma debilidad de Paolo, manifestación del barro”.
Añade que “una de las cosas más difíciles en la vida es reconocer la propia vulnerabilidad” y a veces intentamos “maquillarla para que no se vea”. El mismo Pablo en el inicio de este capítulo dice: “Cuando he caído en las simulaciones vergonzosas”.
Las disimulaciones son vergonzosas siempre, “porque son hipócritas”. Incluso hacia nosotros mismos, cuando creemos que somos “otra cosa”, que no tenemos necesidad de curación ni de apoyo, al pensar “no estoy hecho de barro”, tengo “un tesoro”.
Este es el camino hacia la vanidad, la soberbia, la autorreferencialidad de aquellos que no sintiéndose de barro, buscan la salvación y la plenitud de sí mismos”. En cambio es “la potencia de Dios la que nos salva”.
Así el apóstol Pablo con este planteo, nos lleva a un diálogo “entre el tesoro y el barro”. Y el sucesor de Pedro lo ejemplifica con la confesión, “decimos nuestros pecados como si fueran una lista de precios en el mercado”, intentando “blanquear un poco el barro”. En cambio debemos aceptar nuestra debilidad y vulnerabilidad, porque aquí entra en juego la vergüenza.
En cambio, asegura Francisco “es la vergüenza la que ensancha el corazón, para permitir que entre la potencia de Dios, la fuerza de Dios. La vergüenza de ser de barro y no un vaso de plata o de oro”. Y asegura que “si llegamos a este punto seremos felices, muy felices”.
Invitó a recordar el lavado de los pies, “cuando Pedro le dice a Jesús: ‘No Señor, ¿pero por favor qué haces? Pedro no había entendido que él era de barro, que necesitaba de la potencia del Señor para ser salvado”.
Solamente si aceptamos ser barro, entonces “la extraordinaria potencia de Dios vendrá a nosotros y nos dará la plenitud, la salvación, la felicidad, la alegría de ser salvados” y recibiendo “el tesoro” del Señor, concluye el Papa. 
  17.06.17



El Papa expresa su dolor y reza por las víctimas del incendio de la torre Grenfiell en Londres

El telegrama fue enviado por el cardenal Pietro Parolín, secretario de Estado de la Santa Sede

(Ciudad del Vaticano, 17 Jun. 2017).- El papa Francisco expresó sus condolencias por el incendio que inició en la madrugada del miércoles en la torre Greenfiell de 24 pisos en Londres, con el saldo provisorio de 30 muertos constatados y una cantidad aún por determinar de personas sobre las cuales no se tienen noticias, en el edificio de viviendas sociales donde residían entre 400 y 600 habitantes.
El telegrama fue enviado por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, al cardenal Vicent Nichols, arzobispo de Westminster, indicó hoy la Oficina de prensa del Vaticano.
Texto del telegrama:
«El santo padre Francisco recibió con tristeza la noticia del devastador incendio en Londres y de la trágica pérdida de vidas y de los heridos.
El Papa confía las almas de aquellos que han muerto al Señor del amor y la misericordia, y hace llegar sus sinceras condolencias a los familiares. Expresa también aprecio por los valientes esfuerzos de los servicios y personal de emergencia y de todos aquellos que se encuentran empeñados para dar apoyo a quienes perdieron sus casas.
El Santo Padre invoca sobre la comunidad local las bendiciones de Dios y su fuerza y pa

Miles participan en el Corpus Domini en Roma, por primera vez realizado un domingo

Después de la misa presidida por el Papa, miles de fieles acompañaron la procesión con cantos y oraciones
(Roma, Abr. 2017).- El papa Francisco presidió este domingo por la tarde en Roma, la celebración de Corpus Domini. Después de la misa vespertina en la basílica de San Juan de Letrán, la procesión acompañada por miles de fieles llegó hasta la basílica de Santa María la Mayor.
La festividad se ha celebrado por primera vez el domingo, como en muchas diócesis del mundo, en cambio del jueves como era habitual. El Santo Padre tomó esta decisión para permitir una mayor participación de los fieles.
La MisaEn la misa celebrada en la explanada delante de la catedral de Roma, el sucesor de Pedro señaló que “el Pan vivo que ha bajado del cielo, es el sacramento de la memoria que nos recuerda, de manera real y tangible, la historia del amor de Dios por nosotros”. Y que nuestra historia personal de salvación se funda en el recuerdo de lo que el Señor ha hecho por nosotros”. Añadió que “recordar es esencial para la fe, como el agua para una planta”.
El Pontífice advirtió que “eliminando los recuerdos y viviendo al instante, se corre el peligro de permanecer en lo superficial, en la moda del momento, sin ir al fondo, sin esa dimensión que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos”. Y que en cambio, “la solemnidad de hoy nos recuerda que, en la fragmentación de la vida, el Señor sale a nuestro encuentro con una fragilidad amorosa que es la Eucaristía”.
La Procesión

Concluida la solemne misa partió la procesión desde la basílica de ‘San Giovanni in Laterano‘, acompañada por miles de fieles que por la via Merulana se caminaron hasta la basílica de ‘Santa María Maggiore‘. Los cantos y oraciones eucarísticas tradicionales acompañaron la procesión en este recorrido de casi dos kilómetros. Participaron también cardenales, clero, religiosos e instituciones varias.
A diferencia de las procesiones anteriores, cuando el Santísimo Sacramento iba encima de un vehículo, hoy la custodia dorada e iluminada fue llevada en un anda adornada con flores y cargada por cuatro personas de la Casa Pontificia. Sobre el Santísimo estaba un palio con bastones dorados llevado por otras seis personas, todas de traje y corbata.
La bendición final

A la llegada a la basílica de Sant María la Mayor, el Papa que fue hasta allí en un vehículo, concluyó la ceremonia impartiendo la bendición con el Santísimo Sacramento, después del canto del Tantum Ergo, y seguido por las alabanza al Santísimo. La festividad concluyó con el canto en latín de la Salve Regina
19.06.17






El Papa saluda a familias de refugiados hospedados por las parroquias romanas

Visita del obispo de Roma antes de abrir el congreso diocesano
(Ciudad del Vaticano, 19 Jun. 2017).- El santo padre Francisco llegó hoy por la tarde a basílica de San Juan de Letrán, donde con su discurso abrió el Congreso anual de la diócesis de Roma.
Poco antes de entrar en la catedral de Roma, fue al salón del edificio contiguo a la iglesia, donde tuvo un encuentro con unos 30 inmigrantes, hospedados por las parroquias de los institutos religiosos de su diócesis.
Allí conversó con algunos niños que habían hecho unos carteles y con sus papás.
En diversas oportunidades el sucesor de Pedro reiteró su llamado para que los institutos religiosos reciban a los inmigrantes y refugiados, que huyen de la guerra y de la violencia. La primera vez fue el 6 de septiembre de 2015 durante un ángelus, y desde entonces 38 comunidades parroquiales e institutos religiosos se han abierto para dar hospedaje a estos inmigrantes.

A partir de ese momento, la Cáritas de Roma promovió dos proyectos de recepción general: “Era un forastero y me han hospedado” y “Pro techo: refugiado casa mía”, para crear oportunidades de hospitalidad de los solicitantes asilo y refugiados, en las parroquias, institutos religiosos y familias romanas.  
 20.06.17



Francisco en Santa Marta: Un pastor es apasionado por su pueblo y sabe denunciar el mal

En la homilía de este jueves ha señalado que un apóstol no puede ser un ingenuo


(Ciudad del Vaticano, 22 Jun. 2017).- el papa Francisco en su homilía de la misa celebrada este jueves en la capilla de la Casa de Santa Marta señaló tres características de un pastor:
La primera es “que sea apasionado, que tenga celo, que sea diligente”. Apasionado “hasta el punto de decir a su gente, a su pueblo: ‘Yo siento por ustedes una especie de celo divino’”. Es “divinamente celoso”, comentó Francisco. Es “aquel rasgo que nosotros llamamos el celo apostólico: no es posible ser un pastor verdadero sin este fuego que arde dentro”.
La segunda característica es “que sepa discernir dónde están los peligros, dónde están las gracias… dónde está el verdadero camino”.
Significa que acompaña a las ovejas siempre: en los momentos bellos y también en los momentos feos, también en los momentos de la seducción, y con la paciencia, las lleva al redil”. Porque mientras “el padre de la mentira es un seductor. El pastor, no. El pastor ama. Ama. La serpiente, en cambio, es padre de la mentira, el envidioso es un seductor”. “En la historia de la salvación, en la Escritura, tantas veces encontramos el alejamiento de Dios, las infidelidades al Señor, la idolatría, como si fuera una infidelidad matrimonial”, dijo.
Y la tercera característica es “la capacidad de denunciar”. Porque “un apóstol no puede ser un ingenuo: ‘Ah, es todo hermoso, vamos adelante, ¡eh!, es todo bello… Hacemos una fiesta, todos… todo se puede…’. Porque está la fidelidad al único esposo, a Jesucristo, que hay que defender. Y sabe condenar: lo concreto, decir: ‘esto no’, como los padres le dicen al niño cuando comienza a gatear y se acerca al enchufe para poner los dedos: ‘¡No, esto no! ¡Es peligroso!’.
Al afirmar que el Buen Pastor sabe denunciar, con nombre y apellido, como hacía san Pablo, Francisco regresó a su visita realizada este martes las localidades italianas de Bozzolo y Barbiana, a las tumbas de don Mazzolari y de don Milani.
Refiriéndose a don Milani, indicó que “enseñaba a sus muchachos que las cosas se debían tomar en serio, contra el lema de moda en aquel tiempo que era ‘no me importa’, pero dicho con lenguaje vulgar”.
De manera que hay que saber denunciar también “lo que va contra tu vida”. Y advirtió del peligro que es perder esta capacidad de condena y de querer llevar adelante a las ovejas un poco con el buenismo que no sólo es ingenuo” sino que “hace mal”. Ese “buenismo de los compromisos”, para “atraer la admiración o el amor de los fieles dejando hacer”.
Y concluyó con una oración “por todos los pastores de la Iglesia, para que San Pablo interceda ante el Señor, a fin de que nosotros, los pastores, podamos tener estos rasgos para servir al Señor”.   
23.06.17

El Papa en Sta. Marta: hay que volverse pequeño para escuchar la voz de Dios

En la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, Francisco indica que el Señor ‘apuesta’ fuertemente por nosotros y permanece fiel en esta actitud

(Ciudad del Vaticano, 23 Jun. 2017).- El papa Francisco en su homilía de la misa celebrada este viernes por la mañana en la capilla de la casa Santa Marta, señaló que para escuchar la voz del Señor es necesario volverse pequeños.
En la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, partiendo de la Primera Lectura, en que Moisés dice que ‘Dios nos ha elegido para ser su pueblo de entre todos los pueblos de la tierra’, el Papa explica que debemos celebrar con alegría, los grandes misterios de nuestra fe, de la salvación, de su amor por nosotros.
Y se detuvo en dos palabras: ‘elegir’ y ‘pequeñez’. Precisó así la primera: “No hemos sido nosotros quienes lo elegimos a Él, sino que es Dios quien se ha hecho nuestro prisionero”.
Se ha ligado a nuestra vida, no puede separarse. ¡Ha apostado fuertemente!, y permanece fiel en esta actitud. Hemos sido elegidos por amor y ésta es nuestra identidad”.
Alguien podría decir: ‘Yo he elegido esta religión, he elegido…’, “No, tú no has elegido. Es Él quien te ha elegido a ti, te ha llamado y se ha unido. Y ésta es nuestra fe. Si nosotros no creemos esto, no entendemos lo que es el mensaje de Cristo, no comprendemos el Evangelio”.
En cuanto a la segunda palabra, ‘pequeñez’ Francisco recordó que “Moisés especifica que el Señor ha elegido al pueblo de Israel porque es el más pequeño de todos los pueblos”.
Se ha enamorado de nuestra pequeñez y por esto nos ha elegido. Él elige a los pequeños: no a los grandes, a los pequeños. Y Él se revela a los pequeños: ‘Has escondido estas cosas a los sabios y a los doctos y las has revelado a los pequeños’. Él se revela a los pequeños: si uno quiere comprender algo del misterio de Jesús, que se disminuya, que se vuelva pequeño. Reconozca que no es  nada. Y no sólo elige y se revela a los pequeños, sino que llama a los pequeños: ‘Vengan a mí, todos ustedes que están cansados y oprimidos: yo les daré descanso’. Ustedes que son los más pequeños, por los sufrimientos, por el cansancio… Él elige a los pequeños, se revela a los pequeños y llama a los pequeños”.
E interroga: “Pero, ¿a los grandes no los llama? Su corazón está abierto, pero los grandes no logran oír su voz porque están llenos de sí mismo. Para escuchar la voz del Señor, es necesario volverse pequeños”.
Llegamos así al misterio del corazón de Cristo, que no es una iimagencita’ para los devotos. Sino “el corazón de la revelación, el corazón de nuestra fe porque Él se ha hecho pequeño, ha elegido este camino”.
Creemos en Dios, sí; sí, también en Jesús, sí… ¿Jesús es Dios?’, ‘Sí’. Y el misterio es éste. Ésta es la manifestación, ésta es la gloria de Dios. Fidelidad al elegir, al unirse y pequeñez también para sí mismo: llegar a ser pequeño, anonadarse. El problema de la fe es el núcleo de nuestra vida: podemos ser tan, tan virtuosos, pero con nada o poca fe; debemos comenzar desde aquí, del misterio de Jesucristo que nos ha salvado con su fidelidad”.
El Pontífice concluyó pidiendo al Señor que nos conceda la gracia de celebrar en el corazón de Jesucristo “las grandes gestas, las grandes obras de la salvación, las grandes obras de la redención”.   
24.06.17


El Papa en Santa Marta: Estar abiertos a las sorpresas de Dios

En la homilía de este lunes el Pontífice indica que si nos acomodamos demasiado perdemos esta dimensión de ir hacia la promesa

(Ciudad del Vaticano, 26 Jun. 2017).- El papa Francisco en la homilía de la misa que celebró este lunes en la capilla de la Casa de Santa Marta, aseguró que el verdadero cristiano no permanece quieto, se fía de Dios y se deja guiar por un camino abierto a las sorpresas del Señor.
No permanecer estáticos, ni instalarse demasiado, indicó el Pontífice partiendo de la Primera Lectura del día, tomada del libro del Génesis. Y sobre la figura de Abraham a quien el Señor exhortó a irse de su país, de su patria, indicó que “existe el estilo de la vida cristiana, nuestro estilo como pueblo”, basado en tres dimensiones: el “despojo”, la “promesa” y la “bendición”.
Ser cristiano lleva siempre esta dimensión de despojo que encuentra su plenitud en el despojo de Jesús en la Cruz. Siempre hay un ‘vete’, ‘deja’, para dar el primer paso: ‘Deja y vete de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre’. Si hacemos un poco de memoria veríamos que en los Evangelios la vocación de los discípulos es un ‘vete’, ‘deja’ y ‘ven’. También en los profetas, ¿no? Pensemos en Eliseo, trabajando la tierra:
Deja y ven’.
— ‘Pero al menos, permíteme saludar a mis padres’.
— ‘Pero, ve y vuelve’. ‘Deja y ven’”.
Los cristianos deben tener la capacidad de dejarse “despojar y crucificar con Jesús”. Abraham obedeció por la fe, partiendo hacia una tierra que iba a recibir en herencia, pero sin conocer un destino preciso:
El cristiano no tiene un horóscopo para ver el futuro; no va a ver al nigromante que tiene una esfera de cristal, ni a quien le lea la mano… No, no. No sabe a dónde va. Va guiado. Y esto es como una primera dimensión de nuestra vida cristiana: despojarse. Pero, despojarse ¿para qué? ¿Para una penitencia dura? ¡No, no! Para ir hacia una promesa.
Y ésta es la segunda. Nosotros somos hombres y mujeres que caminamos hacia una promesa, hacia un encuentro, hacia algo, una tierra, dice a Abraham, que debemos recibir en herencia”. Señaló como simbólico el hecho de que Abraham “no construye una casa, sino que planta una tienda, para indicar que está en camino y que se fía de Dios”, construye un altar para adorar al Señor.
El camino comienza todos los días por la mañana; el camino de encomendarse al Señor, el camino abierto a las sorpresas del Señor, tantas veces que no son buenas, tantas veces graves –pensemos en una enfermedad, en una muerte– pero abierto, porque yo sé que Tú me llevarás a un lugar seguro, a una tierra que Tú has preparado para mí: es decir, el hombre en camino, el hombre que vive en una tienda, una tienda espiritual.
Nuestra alma, cuando se acomoda demasiado, se instala demasiado, pierde esta dimensión de ir hacia la promesa y en lugar de caminar hacia la promesa, lleva la promesa y posee la promesa. Y esto no va, no es propiamente cristiano”.
El Sucesor de Pedro señala también la bendición, como inicio de nuestra familia cristiana. Bendice, o sea: “dice bien de Dios y dice bien de los demás” y “se hace bendecir por Dios y por los demás” lo que vale también para los laicos.    27.06.17