Texto completo del discurso del Papa sobre Don Mazzolari
Párroco
‘incómodo’ de la ciudad italiana de Bozzolo
(Roma,
20 de abril. 2017).- A continuación proponemos el texto completo del
discurso del papa Francisco sobre Don Primo Mazzolari, hecho este
martes en su parroquia de Bozzolo, después de rezar delante de su
tumba.
«Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Me han
aconsejado que cortase un poco este discurso, porque es algo largo.
Traté de hacerlo, pero no pude. Hay tantas cosas que venían, de
aquí y allí, … Pero, ¡tened paciencia! Porque no quiero dejar de
decir todo lo que quiero decir, de don Primo Mazzolari.
Soy
peregrino aquí en Bozzolo y luego en Barbiana, siguiendo las
huellas de dos párrocos que han dejado una estela de luz,
aunque sea “incómoda” en su servicio al Señor y al pueblo de
Dios. He dicho muchas veces que los párrocos son la fuerza de la
Iglesia en Italia, y lo repito. Cuando son los rostros de un
clero no clerical, como fue este hombre, dan vida a un
verdadero y propio “magisterio de los párrocos”, que hace
tanto bien a todos. Don Primo Mazzolari ha sido llamado “el párroco
de Italia”;y Juan XXIII lo aclamaba como “la tromba del
Espíritu Santo en la Baja Padania” .
Creo que
la personalidad sacerdotal de Don Primo no es una excepción
singular, sino un espléndido fruto de vuestras comunidades, aunque
no siempre haya sido comprendido y apreciado. Como el beato Pablo VI
dijo: “Caminaba hacia adelante con un paso demasiado largo y
muchas veces no podíamos ir detrás de él. Y así sufrío
él, y sufrimos también nosotros. Es el destino de los
profetas “(Saludo a los peregrinos de Bozzolo y Cicognara, 1
de mayo, 1970). Su formación es hija de la rica tradición cristiana
de esta tierra paduana, lombarda, cremonesa. En su juventud le
llamó la atención la figura del gran obispo Geremia
Bonomelli, protagonista del catolicismo social, pionero de la
pastoral de los migrantes.
No es mi
tarea contar o analizar la obra de Don Primo. Agradezco a
quienes a lo largo de los años se han dedicado a ello. Yo prefiero
meditar con vosotros – especialmente con mis hermanos sacerdotes
que están aquí y también con los de toda Italia: este fue el
“párroco de Italia” – meditar sobre la actualidad de su
mensaje, que sitúo simbólicamente en tres escenarios que
todos los días llenaban sus ojos y su corazón: el río, la granjay
la llanura.
1) El río
es una imagen magnífica, que pertenece a mi experiencia, y
también a la vuestra. Don Primo desempeñó su ministerio a lo largo
de los ríos, símbolos de la primacía y de la potencia
de la gracia de Dios que fluye continuamente hacia el mundo. Su
palabra, predicada o escrita, sacaba su pensamiento claro y su fuerza
persuasiva de la fuente de la Palabra de Dios vivo, del Evangelio
meditado y orado, reencontrado en el Crucificado y en los
hombres, celebrado en gestos sacramentales no reducidos a mero
ritual. Don Mazzolari, párroco de Cicognara y de Bozzolo, no
se reparó del río de la vida, del sufrimiento de su gente,
que lo plasmó como pastor franco y exigente, primero consigo
mismo. A lo largo del río aprendía cada día a recibir el don de la
verdad y del amor, para hacerse portador fuerte y generoso.
Predicando
a los seminaristas de Cremona, recordaba: ” Ser un”
repetidor “es nuestra fuerza. […] Pero, entre un repetidor
muerto, un altavoz y un repetidor vivo, hay una diferencia. El
sacerdote es un repetidor, pero este repetir suyo no debe ser sin
alma, pasivo, sin cordialidad . Al lado de la verdad que repito,
tiene que haber, tengo que poner algo mío, para mostrar que
creo en lo que digo; debe hacerse de modo que el hermano se sienta
invitado a recibir la verdad. “(1) Su profecía
se realizaba en el amar su propia época, en unirse a la vida
de las personas que encontraba, en aprovechar todas las
oportunidades para proclamar la misericordia de Dios. Don Mazzolari
no era uno que añoraba la Iglesia del pasado, sino que trató
de cambiar la Iglesia y el mundo a través del amor apasionado y la
dedicación incondicional.
En
su ensayo “La parrocchia”, propone un examen de conciencia sobre
los métodos de apostolado, convencido de que las deficiencias de la
parroquia de su tiempo se debían a un defecto de encarnación.
Hay tres caminos que no conducen en la dirección evangelica.
-El
“camino de dejar hacer.” Es el de quien está a la ventana
y mira sin ensuciarse las manos – ese “balconear” la vida-. Se
contenta con criticar, con “describir con amarga complacencia y con
altivez los errores” (2) de todo el mundo. Esta actitud deja
la conciencia tranquila, pero no tiene nada de cristiano porque
conduce a retirarse, con espíritu de juicio, a veces áspero. Falta
una capacidad proactiva, un enfoque constructivo para solucionar los
problemas.
– El
segundo método equivocado es el del “activismo separatista”. Uno
se esfuerza en crear instituciones católicas (bancos, cooperativas,
círculos, sindicatos, escuelas …). Así la fe se vuelve más
activa pero – advertía Mazzolari – puede generar una comunidad
cristiana de élite. Se favorecen intereses y clientelas con una
etiqueta católica. Y, sin querer, se construyen barreras que pueden
llegar a ser insuperables para el surgimiento de la demanda de fe. Se
tiende a afirmar lo que divide respecto a lo que une. Es un
método que no facilita la evangelización, cierra las puertas
y genera desconfianza.
– El
tercer error es el ‘sobrenaturalismo deshumanizador’. Uno se
refugia en lo religioso para evitar las dificultades y las
decepciones que se encuentran. Uno se aleja del mundo, verdadero
campo del apostolado, para preferir devociones. Es la tentación
del espiritualismo. El resultado es un apostolado débil, sin amor.
“Los alejados no se pueden interesar con una oración que no
se convierta en caridad, con una procesión que no ayude a llevar las
cruces de cada hora ” (3) El drama se consume en esta distancia
entre la fe y la vida, entre la contemplación y la acción.
2) La
granja. En la época de don Primo , se trataba de una “familia de
familias”, que vivían juntas en estos campos fértiles, que
también sufrían miserias e injusticias, a la espera de un cambio,
que después se tradujo en el éxodo a las ciudades. La granja, la
casa, nos dicen la idea de la Iglesia que tenía don Mazzolari.
También él pensaba en una Iglesia en salida, cuando meditaba
para los sacerdotes con estas palabras: “Para caminar hay que salir
de casa y de la Iglesia si el pueblo de Dios ya no
viene; y ocuparse y preocuparse también de esas
necesidades que, aunque no sean espirituales, son necesidades
humanas y, cómo pueden perder al hombre, también pueden salvarlo.
El cristiano se ha separado del hombre, y nuestro discurso no
puede entenderse a menos que lo introduzcamos de esta forma, que
parece las más alejada y es la más segura. […] Para hacer
mucho, (4) hay que amar mucho “. Así decía vuestro párroco. La
parroquia es el lugar donde cada hombre se siente esperado, un “hogar
que no conoce las ausencias.” Don Mazzolari era un párroco
convencido de que “el destino del mundo madura en las periferias “,
y que hizo de su propia humanidad un instrumento de la misericordia
de Dios, a la manera del padre de la parábola evangélica, tan
bien descrita en el libro “La más bella aventura “.
Él fue
llamado con razón, “el párroco de los alejados” porque siempre
los amó y los buscó, no se preocupó de preparar en teoría un
método de apostolado válido para todos y para siempre, sino de
proponer el discernimiento como una manera de interpretar
el ánimo de cada hombre. Esta mirada misericordiosa y evangélica
sobre la humanidad le llevó a dar también valor a la gradualidad
necesaria: el sacerdote no es uno que exige la perfección,
sino que ayuda a todos a dar lo mejor.
“Contentémonos
de lo que pueden dar a nuestras poblaciones. ¡Tengamos sentido
común!. No tenemos que masacrar la espalda de la pobre gente
“(5). Esto es lo que me gustaría repetir y repetirlo a todos los
sacerdotes de Italia e incluso del mundo:. ¡Tengamos sentido común!
¡No masacremos la espalda de la pobre gente! Y si, por estas
aperturas, era llamado a la obediencia, la vivía de pie, como
adulto, como hombre y, al mismo tiempo. de rodillas,
besando la mano a su obispo, que no dejaba de amar.
3) El
tercer escenario – el primero era el río, el segundo, la
granja – el tercer escenario es el de vuestra gran llanura. Los que
han acogido el “Sermón de la Montaña” no tienen miedo de
adentrarse, como viandantes y testigos, en la llanura que se abre,
sin límites tranquilizadores. Jesús prepara a sus discípulos
a esto, llevándolos entre la multitud, entre los pobres, revelando
que la cumbre se alcanza desde la llanura, donde se encarna la
misericordia de Dios (cf. Homilía en el Consistorio, 19 de
Noviembre, 2016).
Ante
la caridad pastoral de Don Primo se abrían muchos horizontes, en
situaciones complejas que tuvo que enfrentar: las guerras, el
totalitarismo, los enfrentamientos fratricidas, la fatiga de la
democracia en gestación, la miseria de su gente. Os animo, hermanos
sacerdotes, a escuchar al mundo, a los que viven y trabajan en él,
para hacéos cargo de todas las peticiones de sentido y
esperanza, sin miedo a cruzar los desiertos y las zonas de sombra.
Así podemos convertirnos en Iglesia pobre y con los pobres, la
Iglesia de Jesús.
Don Primo
definía la de los pobres como una “existencia que incomoda”
y la Iglesia necesita convertirse al reconocimiento de sus vidas para
amarlos tal y como son .”Los pobres deben ser amados como
pobres, es decir, tal cual son, sin hacer cálculos sobre su pobreza,
sin pretensiones o derechos de hipoteca, ni siquiera la de
hacerlos ciudadanos del reino de los cielos y mucho menos
prosélitos “. (6)
El no
hacía proselitismo, porque no es cristiano. El Papa Benedicto
XVI nos dijo que la Iglesia, el cristianismo no crecen por
proselitismo, sino por atracción, es decir, por testimonio.
Eso es lo que Don Primo Mazzolari hizo: testimonio. El Siervo de Dios
vivió como un sacerdote pobre, no como un pobre sacerdote. En su
testamento espiritual escribió: “Alrededor de mi altar, como
alrededor de mi casa y mi trabajo nunca hubo ” sonido del
dinero “. Lo poco que ha pasado por mis manos […] fue
donde tenía que ir. Si tuviera alguna amargura sobre esta
cuestión, incumbiría a mis pobres y a las obras de la
parroquia que hubiera querido ayudar ampliamente”.
Meditó a
fondo sobre la diferencia de estilo entre Dios y el hombre: “El
estilo de hombre: con mucho hace poco. El estilo de Dios: con
nada hace todo” (7 ‘). Por eso la credibilidad del anuncio
pasa a través de la sencillez y la pobreza de la Iglesia: “Si
queremos que la pobre gente vuelva a su Casa, hace falta que el
pobre encuentre “el aire del Pobre” , es decir, de
Jesucristo. En su ensayo “La via crucis del povero” Don Primo
recuerda que la caridad es una cuestión de espiritualidad y de
mirada. “El que tiene poca caridad ve pocos pobres; el que
tiene mucha caridad ve muchos pobres; el que no tien caridad no
ve ninguno “(8) Y añade: “El que conoce al pobre, conoce el
hermano: el que ve al hermano ve a Cristo, el que ve a Cristo
ve a la vida y su poesía verdadera, porque la caridad es la
poesía del cielo traída a la tierra.”(9) .
Estimados
amigos, gracias por haberme recibido hoy en la parroquia de Don
Primo. A vosotros y a los obispos os digo: Estad orgullosos de haber
generado “sacerdotes así”, y no os canséis de convertíos
también vosotros en “sacerdotes y cristianos así”, aunque
requiera luchar con vosotros mismos, llamando por su nombre a las
tentaciones que nos acosan, dejando que nos cure la ternura de
Dios. Si os dieráis cuenta de no haber recogido la lección de don
Mazzolari, hoy os invito a atesorarla.
Que el
Señor, que ha suscitado siempre en la Santa Madre Iglesia pastores y
profetas según su corazón, nos ayude hoy a no ignorarlos de nuevo.
Porque ellos han visto lejos, y seguirles nos habría ahorrado
sufrimientos y humillaciones. Tantas veces he dicho que el pastor
debe ser capaz de ponerse delante del pueblo para indicar el camino,
en medio como signo de cercanía o atrás para alentar a quien se ha
quedado atrás. (cfr. Exhortación Apostólica Evangelii gaudium,
31).
Y don
Primo escribía: “Donde veo que el pueblo resbala hacia bajadas
peligrosas, me pongo atrás; donde es necesario subir, me pongo
delante. Muchos no entienden que es la misma caridad que me mueve en
uno o en otro caso y que nadie la puede hacer mejor que un cura”.
Con este
espíritu de comunión fraterna, con vosotros y con todos los
sacerdotes de la Iglesia en Italia, con aquellos buenos párrocos,
-quisiera concluir con una oración de don Primo- párroco
enamorado de Jesús y de su deseo de que todos los hombres se
salven».
Así
rezaba don Primo:
“Has
venido para todos:
para
aquellos que creen y para aquellos que dicen que no creen.
Los unos
y los otros,
a veces
estos más que aquellos, trabajan, sufren, esperan
para que
el mundo vaya un poco mejor.
Oh
Cristo, has nacido ‘fuera de la casa’ y has muerto ‘fuera de la
ciudad’,
para ser
de manera todavía más visible el cruce y el punto de encuentro.
Nadie
está fuera de la salvación, oh Señor,
para que
nadie esté fuera de tu amor,
que no se
consterna ni se reduce
por
nuestras oposiciones y nuestros rechazos”.
Y ahora
os daré la bendición. Recemos a la Virgen, primero, que es nuestra
Madre: sin Madre no podemos seguir adelante.
Ave
María…
1 P.
Mazzolari, Preti così, 125-126.
2 Id., Lettera sulla parrocchia, 51.
3 Ibid., 54.
4 P. Mazzolari, Coscienza sociale del clero, ICAS, Milano, 1947, 32.
5 Id., Preti così, 118-119.
6 Id., La via crucis del povero, 63.
7 Id., La parrocchia, 84.
8 Id., La via crucis del povero, 32.
9 Ibid. 33.
10 Id., Scritti politici, 195.
2 Id., Lettera sulla parrocchia, 51.
3 Ibid., 54.
4 P. Mazzolari, Coscienza sociale del clero, ICAS, Milano, 1947, 32.
5 Id., Preti così, 118-119.
6 Id., La via crucis del povero, 63.
7 Id., La parrocchia, 84.
8 Id., La via crucis del povero, 32.
9 Ibid. 33.
10 Id., Scritti politici, 195.
21.06.17
Hijos espirituales de Bogdan Janski, apóstol de los emigrados polacos en Francia durante el siglo XIX, habéis nacido para dar testimonio de que la resurrección de Cristo es el fundamento de la vida cristiana, para anunciar la necesidad de una resurrección personal y apoyar a la comunidad en su misión al servicio del Reino de Dios. En estrecha relación con el carisma del Instituto, habéis elegido para este capítulo el tema “Testigos de la presencia del Señor resucitado: de la comunidad al mundo.” Me gustaríar eflexionar sobre tres expresiones.
Una segunda consideración es la siguiente: María Magdalena y las otras van al sepulcro (cf. Lc 24.1 a 8) son mujeres “en salida”: abandonan su “nido” y se ponen en camino, saben arriesgarse. El Espíritu os llama, también a vosotros, Hermanos de la Resurrección a ser hombres en camino, un Instituto “en salida” hacia las periferias humanas , allí donde es necesario llevar la luz del Evangelio.
Os exhorto a ser constructores de “comunidades” evangélicas y no meros “consumidores” de ellas; a asumir la vida fraterna en la comunidad como la primera forma de evangelización. Las comunidades estén abiertas a la misión y huyan de la referencia a sí mismas, que lleva a la muerte. Que los problemas – siempre los hay – no os ahoguen; cultivad, en cambio, “la mística del encuentro” y buscad, junto con los hermanos que el Señor os ha dado e iluminados ” por la relación de amor que recorre las tres Personas Divinas ” el camino y el método para ir adelante (cf. Carta apostólica
Audiencia de Papa a los Resurreccionistas:
“Anunciar a Cristo con la audacia del Espíritu”
El
capítulo general de la orden se realiza del 11 al 25 de junio en
Roma
(Ciudad
del Vaticano, 24 Jun. 2017).- Los participantes en el XXXII Capítulo
General de la Congregación de la Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo (Resurreccionistas), en curso en Roma del 11 al 25 de
junio de 2017 y cuyo tema es “Testigos de la presencia del Señor
resucitado: De la comunidad al mundo”, han sido recibidos este
sábado por el papa Francisco en el Vaticano.
Así
en la Sala del Consistorio, en el Palacio Apostólico, el Pontífice
articuló sus palabras en tres puntos:
Primero:
“Testigos de la presencia del Señor resucitado” y les propuso
como icono a Maria Magdalena, que después de encontrar a Jesús
resucitado, lo anuncia a los otros discípulos. Y ser hombres que
“saben cómo proclamar, con la audacia que viene del Espíritu, que
Cristo está vivo y es el Señor”.
El
segundo punto fue “de la comunidad al mundo”, salir a llevar la
Buena Nueva de la Resurrección, asumiendo los riesgos y expresarla
en la vida fraterna en comunidad. Ser constructores de “comunidades”
evangélicas y no meros “consumidores” de ellas.
Y
tercero: la luz del misterio pascual devuelve una “esperanza
fiable”. Tener el valor de “bajar a nuestros sepulcros
personales y comunitarios”, y ver “cómo Jesús es capaz de
resucitarnos de ellos”.
Discurso
que el Santo Padre :
«Queridos
hermanos,
Os acojo
con alegría con ocasión de vuestro capítulo general. Doy las
gracias al Superior General sus palabras; y, a través de
vosotros, saludo a todos los hermanos presentes en quince países de
cuatro continentes.
Hijos espirituales de Bogdan Janski, apóstol de los emigrados polacos en Francia durante el siglo XIX, habéis nacido para dar testimonio de que la resurrección de Cristo es el fundamento de la vida cristiana, para anunciar la necesidad de una resurrección personal y apoyar a la comunidad en su misión al servicio del Reino de Dios. En estrecha relación con el carisma del Instituto, habéis elegido para este capítulo el tema “Testigos de la presencia del Señor resucitado: de la comunidad al mundo.” Me gustaríar eflexionar sobre tres expresiones.
1. Testigos
de la presencia del Señor resucitado: Es decir, misioneros,
apóstoles del Viviente. Por eso os propongo como icono a
Maria Magdalena, la apóstola de los apóstoles, que en la mañana de
Pascua, después de encontrar a Jesús resucitado, lo anuncia a
los otros discípulos. Buscaba a Jesús muerto y lo encuentra
vivo. Y esa es la alegre Buena Nueva que lleva a los demás:
Cristo está vivo y tiene el poder para vencer la muerte y darnos la
vida eterna.
A partir
de aquí se deriva una primera reflexión: La nostalgia de un
pasado que ha podido ser fructífero en vocaciones y obras
grandiosas no os debe impedir ver la vida que el Señor hace
brotar a vuestro lado en el momento presente. No seáis hombres
nostálgicos, sino hombres que, movidos por la fe en el Dios de la
historia y de la vida, anuncian la llegada del alba, incluso en la
oscuridad de la noche (Is 21.11 a 12).
Hombres
contemplativos que, con los ojos del corazón fijos en el
Señor, saben ver lo que otros no ven, impedidos por las
preocupaciones de este mundo; hombres que saben cómo proclamar, con
la audacia que viene del Espíritu, que Cristo está vivo y es el
Señor.
Una segunda consideración es la siguiente: María Magdalena y las otras van al sepulcro (cf. Lc 24.1 a 8) son mujeres “en salida”: abandonan su “nido” y se ponen en camino, saben arriesgarse. El Espíritu os llama, también a vosotros, Hermanos de la Resurrección a ser hombres en camino, un Instituto “en salida” hacia las periferias humanas , allí donde es necesario llevar la luz del Evangelio.
Les llama
a ser buscadores del rostro de Dios allí donde se encuentra:
no en las tumbas – “¿Por qué buscáis entre los muertos al que
está vivo?” (V. 5) -, sino donde El vive: en la comunidad y en la
misión.
2. De
la comunidad al mundo. Como los discípulos de Emaús, dejad
que os alcance el Resucitado, sea individualmente que como comunidad,
especialmente a lo largo de los caminos de la decepción y el
abandono (cf. Lc 24,11ss). Y este encuentro os hará correr
de nuevo, llenos de alegría y sin demora, a la comunidad, y de ella
a todo el mundo para anunciar: “¡Verdaderamente el Señor ha
resucitado!” (V. 34).
Los que
creen en el Resucitado tienen el coraje de “salir” a llevar la
Buena Nueva de la Resurrección, asumiendo los riesgos del
testimonio, como hicieron los apóstoles. ¡Cuántos esperan esta
alegre noticia! No podemos privarles de ella. Si la resurrección de
Cristo es nuestra mayor certeza y el tesoro más preciado,¿ Cómo no
podemos correr a anunciarlo a los demás?
Y una
forma concreta de expresarla es la vida fraterna en
comunidad. Se trata de acoger a los hermanos que Señor nos da:
no a los que elegimos nosotros, a los que el Señor nos da.Puesto que
Cristo ha resucitado ya no se nos permite, como dice el Apóstol
Pablo, mirar a los otros a la manera humana (cf. 2 Co 5:16).
Los vemos y los acogemos como un regalo del Señor. El otro es un
regalo que no puede ser manipulado o despreciado; un regalo para
recibirlo con respeto, porque en él, sobre todo si es débil y
frágil, sale a mi encuentro Cristo.
Os exhorto a ser constructores de “comunidades” evangélicas y no meros “consumidores” de ellas; a asumir la vida fraterna en la comunidad como la primera forma de evangelización. Las comunidades estén abiertas a la misión y huyan de la referencia a sí mismas, que lleva a la muerte. Que los problemas – siempre los hay – no os ahoguen; cultivad, en cambio, “la mística del encuentro” y buscad, junto con los hermanos que el Señor os ha dado e iluminados ” por la relación de amor que recorre las tres Personas Divinas ” el camino y el método para ir adelante (cf. Carta apostólica
A todos
los consagrados , 21 de noviembre de 2014, I, 2). En una
sociedad que tiende a nivelar y uniformar, donde la injusticia
contrapone y divide, en un mundo desgarrado y agresivo,¡ no dejés
que falte el testimonio de la vida fraterna en comunidad!
3. Profetas
de la alegría y la esperanza pascual. El Señor resucitado ha
derramado sobre sus discípulos dos formas de consuelo: la alegría
interior y la luz del misterio pascual. La alegría de reconocer la
presencia del Resucitado os introduce en su Persona y en su voluntad:
por eso lleva a la misión.
Por otro
lado, la luz del misterio pascual devuelve la esperanza, una
“esperanza fiable”, como dijo el Papa Benedicto XVI (Enc. Spe
salvi, 2). Resucitados para resucitar, liberados para
liberar, generados a nueva vida para generar nueva vida en
todos los que encontramos en nuestro camino. Esta es vuestra vocación
y la misión de los Hermanos de la Resurrección.
“¿Por
qué buscáis entre los muertos al que está vivo?” (Lc 24,5).
Que en vuestros corazones resuene constantemente esta palabra.
Os ayudará a salir de los momentos de tristeza y os abrirá a
horizontes de alegría y esperanza.
Hará
revertir las piedras de los sepulcros y os dará las fuerzas
para anunciar la Buena Noticia en esta cultura tantes veces marcada
por la muerte. Si tenemos el valor de bajar a nuestros sepulcros
personales y comunitarios, veremos cómo Jesús es capaz
de resucitarnos de ellos. Y redescubriremos así la
alegría, la felicidad y la pasión de los primeros momentos de
nuestro darnos.
Queridos
hermanos, concluyo recordando lo que tantas veces he dicho a los
consagrados especialmente durante el Año de la Vida
Consagrada: mirar al pasado con gratitud, vivir el presente con
pasión, abrazar el futuro con esperanza. Recuerdo grato del pasado:
no arqueología, porque el carisma es siempre una fuente de
agua viva, no una botella de agua destilada. Pasión para mantener
siempre vivo y joven el primer amor, que es Jesús.
Esperanza:sabiendo que Jesús está con nosotros y guía nuestros
pasos como ha guiado los pasos de nuestros fundadores.
Maria,
que de manera singular vivió y vive el misterio de la
resurrección de su Hijo, vele como una madre vuestro camino. Os
acompañe también mi bendición. Y, por favor, no os olvidéis
de rezar por mí. Gracias».
25.06.17
Francisco cumple 25 años de ordenación episcopal: Levántate, mira, ten esperanza y sueña
En
la Capilla Paulina recuerda que Dios quiere que los más ancianos
transmitan su sueño a las generaciones jóvenes
(Ciudad
del Vaticano, 27 Jun. 2017).- No quedarse sentado, sino levantarse y
salir, como Abraham, a quien el Señor lo invita siendo ya anciano,
para así transmitir los sueños y horizontes en particular a los más
jóvenes.
Este
fue el tema de la homilía del santo padre Francisco en la misa que
concelebró con los cardenales presentes en Roma, en la Capilla
Paulina en el Vaticano, con motivo de sus 25 años de ordenación
episcopal.
El
Santo Padre partió del ‘levántate’ y ‘anda’ de Abraham que
“estaba siempre en camino” y “el símbolo es la tienda” y
precisó que “nunca construyó una casa para él”, sino
“solamente construyó un altar”.
‘Mira’,
dijo, es segundo imperativo: levanta los ojos, “mira el horizonte,
non construyas muros, mira siempre y ve adelante”. “Es la mística
del horizonte” que cuanto más de va hacia adelante “más grande
es el horizonte”.
El
tercer imperativo es ‘ten esperanza’: el heredero saldrá de ti,
dicho a un hombre que no podía tener descendencia sea por su edad
que por la esterilidad de su mujer. “Mira al cielo y cuenta las
estrellas si logras, así será tu descendencia”.
El
Santo Padre recordó que “cuando fue llamado tenía más o menos
nuestra edad, para ir en pensión o a reposarse”, en cambio “inició
a esa edad”.
Un
hombre anciano, con el peso de la edad, con sus achaques, como si
fuera un jovencito: ‘ve’. “Como si fuera un scout: ve”. “Esta
palabra es también para nosotros, con nuestra edad, como la de
Abraham, aunque hay algunos más jóvenes aquí entre nosotros”.
Señor nos dice, levántate, mira y ten esperanza. “Nos dice que
nuestra historia está abierta hasta el final”.
“Algunos
que no nos quieren, dicen que somos la gerontocracia de la Iglesia,
es una burla, no somos gerontos,
somos abuelos, y si no lo sentimos debemos pedir la gracia de
sentirlo”.
Por
eso aseguró debemos darles a ellos un sentido de la vida con nuestra
experiencia. No cerrados en la tristeza sino abiertos. Somos abuelos
llamados a soñar y transmitir nuestro sueño a la juventud de hoy,
porque ellos tomarán de nuestros sueños la capacidad de profetizar
y de realizar sus tareas.
Recordó
también “Simeon y Ana, qué capacidad de soñar tenían”. Y Ana
iba por todas partes indicando que Jesús, que él era el mesías.
Aseguró que los más jóvenes “esperan en nuestra experiencia y
sueños positivos”.
“Pido
al Señor para todos nosotros, la gracia de ser abuelos, de soñar y
dar este sueño a nuestros jóvenes, grandes sueños”.
El cardenal Sodano al papa Francisco: ‘Usted ya tiene un lugar en nuestro corazón’
El Papa a los cardenales: ‘Gracias por la compañía fraterna, perdón por mis pecados, fe, esperanza y caridad’
28.06.17
El Santo Padre creó cinco nuevos cardenales
En
el consistorio realizado en la Basílica de San Pedro impuso birrete,
anillo y entregó la diaconía
(Ciudad
del Vaticano, 29 Jun. 2017).- El santo padre Francisco presidió este
miércoles por la tarde en la basílica de San Pedro, el cuarto
Consistorio Ordinario Público para la creación de cinco nuevos
cardenales.
Ellos
son: Mons. Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona, España; Mons.
Gregorio Rosa Chávez, obispo titular de Mulli, auxiliar de la
arquidiócesis de San Salvador, El Salvador; Mons. Jean Zerbo,
arzobispo de Bamako, Mali; Mons. Anders Arborelius, OCD, Obispo de
Estocolmo, Suecia; y Mons. Louis-Marie Ling Mangkhanekhoun, obispo
titular de Acque nuove di Proconsolare, vicario apostólico de Paksé,
Laos.
En
una emotiva ceremonia, con la presencia casi un centenar de
cardenales, acompañada por el polifónico del coro de la Capilla
Sixtina, el Santo Padre después de rezar en silencio ante la tumba
de san Pedro, subió al altar para la elevación de los nuevos
cardenales.
El
electo cardenal español, Juan José Omella le dirigió unas palabras
en las que señalaba el deseo de “entregar toda nuestra vida
gratuitamente, hacer de esta una oblación eucarística al Padre de
todas las misericordias en Cristo en el Espíritu”, así como el
deseo de “no ser una Iglesia autorreferencial”, sino “peregrina
en los caminos del mundo, buscando a todos”.
Después
de la lectura del Evangelio de Marco, sobre Emaús, el Santo Padre
dirigió unas palabras, en las que les invitó no a ser príncipes,
sino a servir y a no dejarse distraer por intereses varios.
Señaló
así lo que es la realidad de hoy: “Son los inocentes que sufren y
mueren a causa de las guerras y el terrorismo; es la esclavitud que
no cesa de pisar la dignidad también en la época de los derechos
humanos; la realidad es la de los campos de prófugos que a veces se
asemejan más a un infierno que a un purgatorio; la realidad es el
descarte sistemático de todo lo que ya no sirve, incluidas las
personas”. Y aseguró que esto fue lo que Jesús vio mientras
caminaba a Jerusalén.
A
continuación, el Papa proclamó los nombres de los nuevos cardenales
y su título o diaconía, a lo que siguió la profesión de fe y el
juramento.
Así
el Pontífice uno a uno les fue entregando el birrete, el anillo y el
título de una iglesia romana, concluyendo con un abrazo fraterno.
El
Santo Padre dijo al colocar sobre la cabeza el birrete, rojo: “como
signo de la dignidad del oficio de cardenal y significa que estás
preparado para actuar con fortaleza hasta el punto de derramar tu
sangre por el crecimiento de la fe cristiana, por la paz y armonía
entre el pueblo de Dios, por la libertad y la extensión de la Santa
Iglesia Católica Romana”.
Y
señaló al entregar el anillo cardenalicio que es “signo de la
dignidad de solicitud pastoral y de más sólida comunión con la
Santa Sede del Apóstol san Pedro”.
Luego
asigno el título de una iglesia de Roma o diaconía, como signo de
su participación en el cuidado pastoral del Papa por la ciudad y le
entregó la bula de Creación de Cardenales y el título de dicha
diaconía.
Por
ejemplo el cardenal Omella recibió el título de la iglesia de Santa
Cruz en Jerusalén, mientras que el cardenal Gregorio Rosa Chávez,
el de la iglesia del Santísimo Sacramento en Tor de Schiavi.
Con
estos nuevos nombramientos, el Colegio cardenalicio contará con 121
cardenales electores.
29.06.17
29.06.17
Solemnidad de Pedro y Pablo: el Pontífice bendice los palios
Presente
en la celebración una delegación del Patriarcado Ecuménico de
Constantinopla, enviada por su beatitud Bartolomeo
(Ciudad
del Vaticano, Abr. 2017).- El papa Francisco ha bendecido en la
solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, los palios destinados a
los arzobispos metropolitanos nombrados durante el presente año.
El
palio, una vestidura que se pone entorno al cuello y sobre el busto,
será después impuesto a cada arzobispo metropolita por el nuncio o
representante pontificio, en la respectiva sede metropolitana.
Después
del rito de la bendición de los palios, el Papa presidió la
celebración eucarística con los cardenales, incluidos los cinco
elevados ayer, con los arzobispos metropolitanos y con los obispos y
sacerdotes.
Como
es costumbre en ocasión de la fiesta de los santos apóstoles Pedro
y Pablo, patronos de la Ciudad de Roma, estaba presente en la
celebración una delegación del Patriarcado Ecuménico de
Constantinopla, enviada por su beatitud Bartolomeo y guiada por su
eminencia Job, arzobispo de Telmessos, acompañado por los sacerdotes
Ambrosios Chorozidis y Agathanghelos Siskos.
Después
de la lectura del Evangelio, el Papa pronunció su homilía en la que
invitó a interrogarse “si somos cristianos de salón, de esos que
comentan cómo van las cosas en la Iglesia y en el mundo, o si somos
apóstoles en camino, que confiesan a Jesús con la vida porque lo
llevan en el corazón”.
Recordó
también que incluso hoy en día, en varias partes del mundo, a veces
en un clima de silencio no sin complicidades, muchos cristianos son
marginados, calumniados, discriminados, víctimas de una violencia
incluso mortal.
El
Santo Padre señaló también que “la oración nos hace sentir
amados y nos permite amar. Nos hace ir adelante en los momentos más
oscuros, porque enciende la luz de Dios. En la Iglesia, la oración
es la que nos sostiene a todos y nos ayuda a superar las pruebas”.
Y
concluyó señalando que el Señor, que desea ardientemente ver a
todo su rebaño reunido, bendiga y proteja también a la delegación
del Patriarcado Ecuménico, y al querido hermano Bartolomé, que la
ha enviado como señal de comunión apostólica.
30.06.17
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