7 d’oct. 2013

PARLA FRANCESC (4)







La tentación de no dejar que Dios escriba nuestra vida
El papa en Santa Marta indica tres modelos: Jonás, el levita y el samaritano. Zenit le entrega el libro 'Un ciclón llamado Francisco'
Por Redacción
ROMA, 07 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Dejemos escribir nuestra vida por Dios. Esta fue la exhortación del santo padre Francisco en la misa que la mañana del lunes celebró en la Casa Santa Marta, y durante la cual se centró en las figuras de Jonás y el Buen Samaritano. En ocasiones, observó el papa, puede suceder que incluso un cristiano, un católico huye de Dios, mientras un pecador, considerado alejado de Dios, escucha la voz del Señor.
Jonás sirve al Señor, reza mucho y hace el bien, pero cuando el Señor lo llama comienza a escapar. El papa Francesco ha desarrollado su homilía centrándola en el tema de la "fuga de Dios". Jonás, señala, "tenía su historia escrita" y "no quería ser molestado". El Señor lo envía a Nínive, y él "toma un barco para España. Huía del Señor":
"La fuga de Dios. Se puede huir de Dios, incluso siendo cristiano, católico, siendo de la Acción Católica, siendo presbítero, obispo, papa... ¡todos, todo podemos huir de Dios! Es una tentación diaria. No escuchar a Dios, no escuchar su voz , no sentir en el corazón su propuesta, su invitación. Se puede escapar directamente. Hay otras maneras de escapar de Dios, un poco más educado, un poco más sofisticado, ¿no? En el evangelio, está este hombre medio muerto, tirado en el suelo, y por casualidad un sacerdote bajaba por aquel camino --un digno sacerdote, precisamente en sotana, bueno ¡muy bueno! Vio y observó: ‘Llego tarde a misa’, y ha seguido su camino. No había oído la voz de Dios, allí".
Luego pasa un levita, que, dice el papa, quizá pensó: "Si lo cojo o si me acerco, tal vez estará muerto, y mañana tendré que ir al juez y dar testimonio..." y se siguió de largo. También Él, dijo el papa, se escapa "de la voz de Dios". Y añade: "Solo tuvo la capacidad de comprender la voz de Dios uno que habitualmente huía de Dios, un pecador", un samaritano.
Este, señala, "es un pecador, alejado de Dios", que sin embargo "escuchó la voz de Dios y se acercó". El samaritano, señala, "no estaba acostumbrado a las prácticas religiosas, a la vida moral, incluso teológicamente estaba mal", porque los samaritanos “creían que a Dios se le debía adorar en otro lugar y no donde el Señor quería". Y, sin embargo, prosiguió el papa, el samaritano "se ha dado cuenta de que Dios lo estaba llamando, y no huyó".
"Se le acercó, le vendó las heridas echándole aceite y vino, y luego lo puso en el caballo", e incluso "lo llevó a una posada y cuidó de él. Perdió toda la tarde":
"El presbítero llegó a tiempo para la Santa Misa, y todos los fieles contentos; el levita tuvo al día siguiente, un día tranquilo de acuerdo con lo que había pensado hacer, porque no pasó por todo este enredo de ir al juez y todas esas cosas...
¿Y por qué Jonás huyó de Dios? ¿Por qué el sacerdote huyó de Dios? ¿Por qué el levita se escapó de Dios? Porque tenían cerrado el corazón, y cuando tienes cerrado el corazón, no se puede escuchar la voz de Dios. En cambio, un samaritano que iba de camino ‘lo vio y tuvo compasión’: tenía el corazón abierto, era humano. Y su humanidad lo acercó".
"Jonás –observa el papa- tenía un diseño de su vida: él quería escribir su historia", y así también el sacerdote y el levita. "Un diseño del trabajo". Sin embargo, continuó el papa, este pecador, el samaritano "se ha dejado escribir la vida por Dios: ha cambiado todo, aquella tarde, porque el Señor le ha acercado la persona de este pobre hombre, herido, gravemente herido, tirado en la calle":
"Me pregunto a mí mismo, y les pregunto también a ustedes: ¿nos dejamos escribir la vida, nuestra vida, por Dios o queremos escribirla nosotros? Y esto nos habla acerca de la docilidad: ¿somos dóciles a la Palabra de Dios? '¡Sí, yo quiero ser dócil!'. Pero tú, ¿tienes la capacidad de escucharla, de oirla? Tienes la capacidad de encontrar la Palabra de Dios en la historia de cada día, o tus ideas son las que te rigen, y no dejas que la irrupción del Señor te hable?".
"Tres personas están huyendo de Dios -resumió el papa-, y otra en situación irregular", que es "capaz de escuchar, abrir el corazón y no escapar". Estoy seguro, dijo el pontífice, que todos vemos que "el samaritano, el pecador, no huyó de Dios".
Que el Señor, concluyó, "nos permita escuchar la voz del Señor, su voz, que nos dice: ¡Anda y haz los mismo!".
Al concluir la misa el santo padre saludó uno a uno a  un grupo de 40 periodistas acreditados en la Sala de Prensa del Vaticano. Entre ellos, el hispano Juno Arrocho, de la edición anglófona  que le entregó una carta demostrando la estima del team de periodistas de Zenit y el primer libro editado: 'Un ciclón de nombre Francisco'. Y le dijo que ya fue publicado en italiano y ahora en español y que será en otros idiomas. Y el papa le respondió, sí, sí, en francés, inglés, portugués, etc, etc. 
 08.10.13



Texto de la catequesis: 'La diversidad que hay en la Iglesia no entra en conflicto'
Enseñanzas del santo padre durante la audiencia semanal. 'No todos somos iguales y no debemos ser todos iguales'
Por Francisco papa
CIUDAD DEL VATICANO, 09 de octubre de 2013 (Zenit.org) - La audiencia general de la mañana del miércoles se llevó a cabo en la Plaza de San Pedro bajo una constante lluvia, donde el santo padre Francisco se reunió con grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
En su discurso en italiano, el papa centró su meditación en la catolicidad de la Iglesia. Después de la síntesis en diferentes idiomas, Francisco le dirigió un saludo especial a los grupos de fieles.
Ofrecemos a nuestros lectores el texto íntegro de la catequesis del santo padre.
******
Queridos hermanos y hermanas,¡buenos días!
Vemos que hoy, en este mal día (de lluvia), fueron valientes: ¡enhorabuena!
"Creo en la Iglesia una, santa, católica...". Hoy hacemos una pausa para reflexionar sobre esta indicación: le decimos católica en el Año de la catolicidad. En primer lugar: ¿qué significa católico? Deriva del girego "kath'olòn" que significa "de acuerdo con el conjunto", la totalidad. ¿En qué sentido esta totalidad se aplica a toda la Iglesia? ¿En qué sentido decimos que la Iglesia es católica? Yo diría que en tres sentidos básicos.
1. El primero. La Iglesia es católica porque es el espacio, la casa en la que se anuncia la fe entera, en la que la salvación que Cristo nos trajo se ofrece a todos. La Iglesia nos hace encontrarnos con la misericordia de Dios que nos transforma, por que en ella está presente Jesucristo, que le da la verdadera confesión de fe, la plenitud de la vida sacramental, la autenticidad del ministerio ordenado. En la Iglesia cada uno de nosotros encuentra lo que es necesario para creer, para vivir como cristianos, para ser santos, para caminar en todo lugar y en cada época.
Por poner un ejemplo, podemos decir que es como en la vida familiar; en familia a cada uno de nosotros se nos fue dado todo lo que nos permite crecer, madurar, vivir. No se puede hacer crecer solo, no se puede caminar solo, aislándose, sino que se camina y se crece en una comunidad, en una familia. ¡Y lo mismo ocurre en la Iglesia! En la Iglesia podemos escuchar la Palabra de Dios, con la seguridad de que es el mensaje que el Señor nos ha dado; en la Iglesia podemos encontrar al Señor en los sacramentos que son las ventanas abiertas por donde se nos da la luz de Dios, los arroyos de los cuales recogemos la vida misma de Dios; en la Iglesia aprendemos a vivir la comunión , el amor que viene de Dios. Cada uno de nosotros puede preguntarse hoy: ¿Cómo vivo en la Iglesia? Cuando voy a la iglesia, es como si fuera al estadio, a un partido de fútbol? ¿Es como si estuviera en el cine? No, es otra cosa. ¿Como voy a la iglesia? ¿Cómo acojo los dones que la Iglesia me da, para crecer, para madurar como cristiano? Participo en la vida de comunidad o voy a la iglesia y me encierro en mis problemas aislándome del otro? En este primer sentido, la Iglesia es católica porque es la casa de todos. Todos son hijos de la Iglesia y todos están en esta casa.
2. Un segundo significado: la Iglesia es católica porque es universal, se extiende por todo el mundo y proclama el Evangelio a todos los hombres y mujeres. La Iglesia no es un grupo de elite, no solo para unos pocos. La Iglesia no tiene límites, es enviada a todas las personas, a toda la humanidad . Y la única Iglesia está presente incluso en las partes más pequeñas de la misma. Todo el mundo puede decir: en mi parroquia está presente la Iglesia Católica, porque también esa parte de la Iglesia universal, también esta tiene la plenitud de los dones de Cristo, la fe, los sacramentos, el ministerio; está en comunión con el obispo, con el papa y está abierta a todos, sin distinción. La Iglesia no está solo a la sombra de nuestro campanario, sino que abarca una gran variedad de gente, de pueblos que profesan la misma fe, se nutren de la misma Eucaristía, son atendidos por los mismos pastores. ¡Sentirse en comunión con toda la Iglesia, con toda la comunidad católica grande y pequeña de todo el mundo! ¡Esto es hermoso! Y luego sentir que todos estamos en misión, pequeñas o grandes comunidades, todos tenemos que abrir nuestras puertas y salir por el evangelio. Preguntémonos entonces: ¿qué estoy haciendo para comunicar a los demás la alegría del encuentro con el Señor , la alegría de pertenecer a la Iglesia? Proclamar y dar testimonio de la fe no es una cuestión de unos pocos, tiene que ver también conmigo, contigo, ¡con cada uno de nosotros!
3. Una tercera y última reflexión: la Iglesia es católica, porque es la "casa de la armonía", donde la unidad y la diversidad hábilmente combinan entre sí para ser riqueza. Pensemos en la imagen de la sinfonía, que significa acuerdo, armonía, diferentes instrumentos que tocan juntos; cada uno conserva su timbre inconfundible y sus características de sonido se unen por algo en común. Luego está el que guía, el director, y en la sinfonía que se ejecuta todos suenan  juntos en "armonía", pero no se borra el timbre de cada instrumento; ¡la peculiaridad de cada uno, de hecho, es aprovechada al máximo!
Es una bella imagen que nos dice que la Iglesia es como una gran orquesta en la que hay variedad. No todos somos iguales y no debemos ser todos iguales. Todos somos diversos, diferentes, cada uno con sus propias cualidades. Y esa es la belleza de la Iglesia: cada uno trae lo propio, lo que Dios le dio, para enriquecer a los demás. Y entre los que la componen hay esta diversidad, pero es una diversidad que no entra en conflicto, no se opone; es una variedad que se deja fundir en armonía por el Espíritu Santo; Él es el verdadero "Maestro", él mismo es armonía. Y aquí nos preguntamos: ¿en nuestras comunidades vivimos en armonía o peleamos entre nosotros? En mi parroquia, en mi movimiento, donde soy parte de la Iglesia, ¿hay chismes? Si hay chismes no hay armonía, sino una lucha. Y esta no es la Iglesia. La Iglesia es la armonía de todos: ¡nunca hablar mal entre sí, nunca pelear!
Aceptamos al uno y al otro, se acepta que exista una justa variedad, que esto sea diferente, que aquello se piense de una forma u otra –incluso en la misma fe se puede pensar de otra manera-- ¿o tendemos a estandarizar todo? Porque la uniformidad mata la vida. La vida de la Iglesia es variedad, y cuando queremos imponer esta uniformidad sobre todos matamos los dones del Espíritu Santo. Oremos al Espíritu Santo, que es el autor de esta unidad en la variedad, de esta armonía, para  que nos haga cada vez más "católicos", es decir, ¡en esta Iglesia que es católica y universal! Gracias ¡
 10.10.13




El santo padre pide no relativizar la lucha contra el demonio
En la homilía de este viernes en Santa Marta. No confundir una epilepsia con la posesión, pero la presencia del diablo está en la primera página de la Biblia
Por Redacción
ROMA, 11 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Siempre debemos vigilar contra el engaño del diablo. Es lo que dijo el papa Francisco en la misa de la mañana del viernes en la Casa Santa Marta. El pontífice señaló que no se puede seguir la victoria de Jesús sobre con el mal "en el medio", y reiteró que no hay que confundir, relativizar la verdad en la lucha contra el demonio.
Jesús echa fuera demonios, y alguien empieza a dar explicaciones "para disminuir la fuerza del Señor". El papa Francisco centró su homilía sobre el evangelio de hoy y recordó de inmediato que siempre existe la tentación de menospreciar la figura de Jesús como si fuera "en el mejor de los casos un curandero", que no debe tomarse "muy en serio". Una actitud, dijo, que "ha llegado a nuestros días":
"Hay algunos sacerdotes que al leer este pasaje del evangelio, este y otros, dicen: ‘Pero, Jesús sanó a una persona de una enfermedad mental’. Es cierto que en aquel momento se podía confundir una epilepsia con la posesión demoníaca; ¡pero también es cierto que era el diablo! Y no tenemos derecho a hacer tan simple la cosa, como para decir: ‘Todos estos no eran endemoniados; eran enfermos mentales’. ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia termina con la presencia del diablo, con la victoria de Dios sobre el demonio".
Para ello, advirtió, "no hay que ser ingenuos". El papa observó que el Señor nos da algunos criterios para "discernir" la presencia del mal y seguir en el "camino cristiano cuando hay tentaciones". Uno de los criterios es "no seguir la victoria de Jesús sobre el mal" solo "a medias". "O estás conmigo --dice el Señor-- o estás contra mí".
Jesús, añadió, vino a destruir al diablo, "a darnos la liberación" de la "esclavitud del diablo sobre nosotros". Y, advirtió, no se puede decir que exageramos. "En este punto, dijo, no hay matices. Hay una lucha, y una lucha en la que se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna” para todos nosotros. Luego está el criterio de la vigilancia. "Siempre debemos vigilar --dijo el papa--, vigilar contra el engaño, contra la seducción del mal":
"Y podemos hacernos la pregunta: ‘Vigilo sobre mí, sobre mi corazón, sobre mis sentimientos y mis pensamientos? ¿Guardo el tesoro de la gracia? ¿Protejo la presencia del Espíritu Santo en mí? ¿O dejo todo así nomás y creo que está bien?' Pero si no lo cuidas, viene uno que es más fuerte que tú. Pero cuando viene otro más fuerte y lo vence, le quita las armas en que confiaba, y reparte los despojos. ¡Hay que vigilar! Pero con tres criterios. No hay que confundir la verdad. Jesús lucha contra el diablo: el primer criterio. Segundo criterio: quien no está con Jesús, está en contra de Jesús. No hay actitudes en medio. Tercer criterio: la vigilancia en nuestro corazón, porque el diablo es astuto. ¡Nunca se aleja para siempre! Solo en el último día lo hará".
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, recordó el papa, "vaga por lugares desiertos, buscando reposo, y no hallándolo, dice: 'Volveré a mi casa de donde salí' Y cuando la encuentra "barrida y adornada", entonces va y "toma otros siete espíritus peores que él, que vienen y toman posesión de la morada". Y, así, "el postrer estado de aquel hombre resulta peor que el primero".
"La vigilancia…, porque la estrategia de él es aquella: ‘Te has convertido en un cristiano, ve adelante en tu fe, te dejo, te dejo tranquilo. Pero luego, cuando te acostumbras y no vigilas tanto y te sientes seguro, voy a estar de vuelta’. ¡El evangelio de hoy comienza con el demonio expulsado y termina con el demonio que vuelve! San Pedro lo dijo: “Es como un león feroz, que gira a nuestro alrededor". Es así.
‘Pero, padre, ¡usted es un poco anticuado! Nos hace asustar con estas cosas...’. ¡No, yo no! ¡Es el Evangelio! Y no se trata de mentiras: ¡es la Palabra del Señor! Le pedimos al Señor la gracia de tomar en serio estas cosas. Él vino a luchar por nuestra salvación. ¡Él ha vencido al demonio! Por favor, ¡no hagamos tratos con el diablo! Él trata de volver a casa, a tomar posesión de nosotros... ¡No relativizar, sino vigilar! ¡Y siempre con Jesús!".
 12.10.13




El papa Francisco: 'La Iglesia es mujer y madre'
En los 25 de la carta apostólica Mulieris Dignitatem. No reducir la mujer a un papel social, o hacerle cubrir roles masculinos que le quitan su característica femenina
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Un documento histórico- indicó el santo padre-- el primero del magisterio pontificio, dedicado enteramente al tema de la mujer” La mujer es mujer y madre. Lo recordó hoy el papa Francisco al recibir esta mañana en la Sala Clementina a los participantes del seminario de estudio promovido por el Pontificio Consejo de los Laicos, en ocasión de 25 aniversario de la Mulieris dignitatem de Juan Pablo II.
El santo padre reiteró que a través de la maternidad, Dios le confió a la mujer 'el ser humano, en una manera totalmente especial'. Y el hecho que la mujer “concibe, lleva en su vientre y da a luz a los hijos” y esto “no es simplemente un dato biológico, pero comporta una riqueza de implicaciones, sea para la misma mujer, por su modo de ser, por su relaciones, por el modo en el cual se pone delante vida humana y a la vida en general”.
Entretanto el papa puso en guardia delante del riesgo de reducir tal dimensión a un simple 'rol social' y de 'promover una especie de emancipación que al ocupar los espacios sustraídos a los hombres, abandona lo femenino”.
Porque la mujer –indicó Francisco-- conserva “'una sensibilidad particular por las cosas de Dios, especialmente porque nos ayuda a entender la misericordia, la ternura y el amor que Dios tiene por nosotros”. “Yo sufro, y lo digo de verdad, cuando veo en la Iglesia o en algunas organizaciones eclesiales que el rol de servicio de la mujer” se desliza “hacia un rol de servidumbre” indicó el santo padre.
Y también por esto, concluyó “su presencia en la Iglesia tiene que ser valorizada mayormente, evitando en particular de transformar su 'rol de servicio' en una tarea 'servil'”.
13.10.13




El papa en Santa Marta alerta sobre el 'síndrome de Jonás'
Jesús los llama hipócritas, porque ellos no quieren la salvación de la pobre gente, de los ignorantes y pecadores
Por Redacción
ROMA, 14 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Hay que luchar contra el "síndrome de Jonás" que nos lleva a la hipocresía de pensar que para salvarnos son suficientes nuestras obras. Así lo explicó el papa Francisco este lunes durante la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El santo padre advirtió acerca de "una actitud de perfecta piedad", que sigue la doctrina pero no se ocupa de la salvación de la "pobre gente".
El "síndrome de Jonás" y la "señal de Jonás"; el papa Francisco centró su homilía en este binomio. Jesús, explicó, en el evangelio de hoy habla de una "generación perversa". Su palabra es muy dura. Pero, advirtió el papa, no se refiere a las personas "que lo seguían con mucho amor", sino a los "doctores de la ley" que "trataban de probarlo y hacerlo caer en una trampa". Estas personas, por cierto, "le pedían signos" y Jesús les responde que sólo se les dará "la señal de Jonás”. Existe sin embargo, advirtió el papa, el "síndrome de Jonás". El Señor le pidió que fuera a Nínive, y él huye a España. Jonás, dijo, "tenía las cosas claras": "la doctrina es ésta", "se debe hacer esto" y los pecadores "que se las arreglen, yo me voy”. Los que "viven de acuerdo con este síndrome de Jonás", añadió Francisco, Jesús "los llama hipócritas , porque ellos no quieren la salvación" de la "pobre gente", de los "ignorantes " y "pecadores":
"El 'síndrome de Jonás’ no tiene el celo por la conversión del pueblo, busca --me permito la palabra-- una santidad de ‘tintorería’, toda hermosa, bien hecha, pero sin aquel celo de ir a predicar al Señor. Pero el Señor con esta generación que sufre del "síndrome de Jonás" promete la señal de Jonás. La otra versión, la de Mateo, dice: Jonás estuvo dentro de la ballena tres días y tres noches, una referencia a Jesús en la tumba --a su muerte y a su resurrección-- y aquel es el signo que Jesús promete, contra la hipocresía, contra esta actitud de religiosidad perfecta, en contra de esta actitud de un grupo de fariseos".
Hay una parábola en el Evangelio, agregó el pontífice, que pinta muy bien este aspecto: aquella del fariseo y del publicano que oran en el templo. El fariseo, "tan seguro de sí mismo", ante el altar da gracias a Dios por no ser como el publicano que en cambio solo pide la misericordia del Señor, reconociéndose pecador. He aquí, entonces, que "el signo que Jesús promete por su perdón, a través de su muerte y su resurrección", dijo el papa, "es su misericordia": "Misericordia quiero y no sacrificio":
"El signo de Jonás, el verdadero, es lo que nos da la confianza para ser salvados por la sangre de Cristo. ¿Cuántos cristianos, cuántos son los que piensan que van a ser salvados solamente gracias a lo que hacen, por sus obras. Las obras son necesarias, pero son una consecuencia, una respuesta al amor misericordioso que nos salva. Sin embargo, las mismas obras, sin este amor misericordioso no sirven. En cambio, el 'síndrome de Jonás’ tiene confianza solo en su justicia personal, en sus obras".
Jesús habla entonces de "generación malvada" y "a la pagana, a la reina de Saba, casi la nombra jueza: que se levantará contra los hombres de esta generación". Y esto, señaló, "porque era una mujer inquieta, una mujer que buscaba la sabiduría de Dios".
"Es así que el ‘Síndrome de Jonás' nos lleva a la hipocresía, a aquella suficiencia, a ser cristianos limpios, perfectos, ‘porque hacemos estas obras: cumplimos los mandamientos, todo’. Es una gran enfermedad".
Y está la señal de Jonás, que es la misericordia de Dios en Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros, por nuestra salvación. Son dos palabras en la primera lectura que se conectan con esto. Pablo dice de sí mismo que es un apóstol no porque ha estudiado esto, no: (sino) apóstol por llamada. Y a los cristianos les dice: 'Ustedes son llamados por Jesucristo'. El signo de Jonás nos llama: seguir al Señor, pecadores, somos todos, con humildad, con mansedumbre. Hay una llamada, incluso una elección".
"Aprovechemos hoy de esta liturgia --concluyó el papa-- para preguntarnos y tomar una decisión: ¿Qué prefiero? ¿El síndrome de Jonás o la señal de Jonás?"
15.10.13




Texto de la homilía de la audiencia. La Iglesia es apostólica
Subraya la relación constitutiva con los apóstoles que nos conectan con su testimonio a Jesús
Por Francisco papa
CIUDAD DEL VATICANO, 16 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Cuando recitamos el Credo decimos "Creo en la Iglesia una, santa, católica y apostólica". No sé si alguna vez han reflexionado sobre el significado que tiene la expresión "la Iglesia es apostólica". Quizás alguna vez, viniendo a Roma, han pensado en la importancia de los apóstoles Pedro y Pablo, que aquí dieron sus vidas para llevar el Evangelio y dar testimonio.
Más aún. Profesar que la Iglesia es apostólica, significa hacer hincapié en la relación constitutiva que esta tiene con los apóstoles, con ese pequeño grupo de doce hombres que un día Jesús llamó a Él, los llamó por su nombre, para que permanecieran con Él y para enviarlos a predicar (cf. Mc. 3,13-19). "Apóstol", de hecho, es una palabra griega que significa "mandado", "enviado". Un apóstol es una persona que es enviada, y enviada a hacer algo; y los apóstoles fueron escogidos, llamados y enviados por Jesús para continuar su obra; es decir para rezar --ese es la primera tarea de un apóstol--, y segundo, para proclamar el Evangelio. Esto es importante, porque cuando pensamos en los apóstoles, podríamos pensar que ellos fueron enviados solo para anunciar el Evangelio, para hacer muchas obras. Pero en los primeros días de la Iglesia había un problema porque los apóstoles debían hacer muchas cosas y luego formaron a los diáconos, para que los apóstoles tuvieran más tiempo para orar y proclamar la Palabra de Dios.
Cuando pensamos en los sucesores de los apóstoles, los obispos, incluido el papa, porque él también es un obispo, debemos preguntarnos si este sucesor de los apóstoles primero que todo ora y luego proclama el Evangelio: esto es ser apóstol y por esta razón la Iglesia es apostólica. Todos nosotros, si queremos ser apóstoles como explicaré luego, debemos preguntarnos: ¿rezo por la salvación del mundo? ¿Predico el Evangelio? ¡Esta es la Iglesia Apostólica! Es una relación constitutiva que tenemos con los apóstoles.
A partir de esto me gustaría hacer hincapié muy brevemente en tres acepciones del adjetivo "apostólica", tal como se aplica a la Iglesia.
1 . La Iglesia es apostólica porque está fundada en la oración y la predicación de los apóstoles, en la autoridad que les fue dada por el mismo Cristo. San Pablo escribe a los cristianos de Éfeso : "Ustedes son conciudadanos de los santos y miembros de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, teniendo como piedra angular al mismo Cristo Jesús" (2, 19-20). Compara, es decir, a los cristianos con piedras vivas que forman un edificio que es la Iglesia, y este edificio está fundado sobre los apóstoles, como columnas, y la piedra que sostiene todo es Jesús mismo.
¡Sin Jesús no puede existir la Iglesia! ¡Jesús es la base misma de la Iglesia, el fundamento! Los apóstoles vivieron con Jesús, escucharon sus palabras, compartieron su vida, sobre todo han sido testigos de su muerte y resurrección. Nuestra fe, la Iglesia que Cristo quiso, no se basa en una idea, no se funda en una filosofía, se fundamenta en el mismo Cristo. Y la Iglesia es como una planta que ha crecido a lo largo de los siglos, se ha desarrollado, ha dado sus frutos y sus raíces están firmemente plantadas en Él, y la experiencia fundamental de Cristo que han tenido los Apóstoles, elegidos y enviados por Jesús, permanece hasta nosotros. Desde esa pequeña planta hasta nuestros días: así es la Iglesia en todo el mundo.
2. Pero preguntémonos: ¿cómo es posible para nosotros conectarnos con ese testimonio? ¿Cómo puede llegar hasta nosotros lo que han experimentado los apóstoles con Jesús, lo que han oído de Él? Este es el segundo significado del término "apostólicidad”. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que la Iglesia es apostólica porque «conserva y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza, el buen depósito, las palabras sanas oídas a los apóstoles» (n. 857). La Iglesia conserva a través de los siglos este precioso tesoro, que es la Sagrada Escritura, la doctrina, los sacramentos, el ministerio de los pastores, para que podamos ser fieles a Cristo y participar de su vida misma. Es como un río que fluye en la historia, se desarrolla, irriga, pero el agua que fluye es siempre la que comienza desde la fuente, y la fuente es el propio Cristo: Él ha resucitado, Él es el Viviente, y sus palabras no pasan, porque Él no pasa, Él está vivo, Él está con nosotros hoy aquí, Él nos oye y nosotros hablamos con él y Él nos escucha, está en nuestro corazón. ¡Jesús está con nosotros hoy! Esta es la belleza de la Iglesia: la presencia de Jesucristo en medio de nosotros. ¿Pensamos acaso lo importante que es este don que Cristo nos ha dado, el don de la Iglesia, donde lo podemos encontrar? ¿Pensamos acaso cómo es la misma Iglesia, en su camino a lo largo de estos siglos --a pesar de las dificultades, los problemas, las debilidades, nuestros pecados--, la que nos transmite el auténtico mensaje de Cristo? ¿Nos da la confianza de que lo que creemos es realmente lo que Cristo nos dijo?
3 . El último pensamiento: la Iglesia es apostólica porque es enviada a llevar el Evangelio a todo el mundo. Continúa en el camino de la historia la misma misión que Jesús confió a los apóstoles: «Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (Mt. 28,19-20). ¡Esto es lo que Jesús nos dijo que hiciéramos! Insisto en este aspecto de la actividad misionera, porque Cristo invita a todos a "ir" al encuentro de los demás, nos envía, nos pide movernos para llevar la alegría del Evangelio!
Una vez más debemos preguntarnos: ¿somos misioneros con nuestras palabras, pero sobre todo con nuestra vida cristiana, a través de nuestro testimonio? ¿O somos cristianos encerrados en nuestro corazón y en nuestras iglesias, cristianos de sacristía? ¿Cristianos solo de palabras, pero que viven como paganos? Debemos hacernos estas preguntas, que no son un reproche. Yo también, me lo digo a mí mismo: ¿cómo soy cristiano, realmente con el testimonio?
La Iglesia tiene sus raíces en la enseñanza de los apóstoles, verdaderos testigos de Cristo, pero mira hacia el futuro, tiene la firme conciencia de ser enviada --enviada por Jesucristo--, de ser misionera, llevando el nombre de Jesús a través de la oración, el anuncio y el testimonio. Una Iglesia que se cierra sobre sí misma y en el pasado, una Iglesia que ve solo las pequeñas reglas de hábitos, de actitudes, es una Iglesia que traiciona a su propia identidad; ¡una Iglesia cerrada traiciona su propia identidad! Por ello, ¡descubramos hoy toda la belleza y la responsabilidad de ser Iglesia Apostólica! Y recuérdenlo: Iglesia Apostólica porque oramos -- primera tarea--, y porque proclamamos el Evangelio con nuestra vida y con nuestras palabras.
17.10.13






El papa en Santa Marta: El cristiano discípulo de una ideología ha perdido la fe
En las ideologías no está Jesús: ni su ternura, su amor y mansedumbre. "Cuando un cristiano no ora, sucede aquello. Y su testimonio es un testimonio altivo. Una cosa es orar y otra es decir oraciones
Por Redacción
ROMA, 17 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Si un cristiano "se convierte en un discípulo de la ideología, ha perdido la fe". Es lo que ha enseñado el papa Francisco la mañana del jueves en su homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El santo padre ha advertido sobre aquellos cristianos que son como una "una puerta cerrada con la llave en el bolsillo", y reiteró que cuando no se reza se abandona la fe y se cae en la ideología y en el moralismo.
"¡Ay de ustedes, maestros de la ley, que han suprimido la llave del conocimiento!". El santo padre ha desarrollado su homilía, partiendo de las advertencias de Jesús, indicadas en el evangelio de hoy. El papa ha reflexionado: "Cuando vamos por la calle y nos encontramos delante de una iglesia cerrada, sentimos algo extraño", porque "una iglesia cerrada no se entiende". A veces, subrayó, "se nos dan explicaciones" que no son tales: "son pretextos, son justificaciones, pero la realidad es que la iglesia está cerrada y la gente que pasa por delante no puede entrar". Y , peor aún, "el Señor que está dentro no puede salir".
Hoy en día, dijo el papa, Jesús nos habla de esta "imagen de la clausura", es "la imagen de aquellos cristianos que tienen la llave, pero se la llevan, no abren la puerta. Peor aún, "se paran frente a la puerta" y "no dejan entrar", y al hacerlo "ni siquiera ellos entran". La "falta de testimonio cristiano --observó-- es lo que hace esto" y "cuando ese cristiano es un presbítero, un obispo o un papa es aún peor". Pero, se preguntó Francisco, “¿cómo es que un cristiano cae en esta actitud de puerta cerrada con la llave en el bolsillo?"
“La fe pasa, por así decirlo, a través de un alambique y se convierte en ideología. Y la ideología no convoca. En las ideologías no está Jesús: ni su ternura, su amor y mansedumbre. Y las ideologías son rígidas, siempre. De cada signo: rigidez. Y cuando un cristiano se convierte en un discípulo de la ideología, ha perdido la fe: ya no es un discípulo de Jesús, es discípulo de este tipo de pensamiento... Y por eso Jesús les dice: 'Ustedes se han llevado la llave del conocimiento'. El conocimiento de Jesús se transforma en un conocimiento ideológico e incluso moralista, porque estos cerraron la puerta con una gran cantidad de reglas".
Jesús, continuó Francisco, nos dijo: "Ustedes cargan sobre los hombros de la gente muchas cosas, pero solo una es necesaria". Esto es por lo tanto, el proceso " espiritual, mental" de los que quieren tener la llave en el bolsillo y la puerta cerrada:
"La fe se convierte en ideología y la ideología asusta, la ideología expulsa lejos a la gente, aleja a la gente y aleja a la Iglesia de la gente. Pero se trata de una enfermedad grave esto de los cristianos ideologizados. Es una enfermedad, pero no es nueva, ¿no? Incluso el apóstol Juan, en su primera Carta, habló de esto. Los cristianos que han perdido su fe y prefieren las ideologías. Su actitud es: volverse rígidos, moralistas, especialistas en ética, pero sin bondad. La pregunta podría ser esta, ¿no?: ¿Por qué un cristiano puede llegar a ser así? ¿Qué sucede en el corazón de aquel cristiano, de ese presbítero, de ese papa, que se vuelve así? Solo hay una explicación: aquel cristiano no ora. Y si no hay oración, siempre cerrarás la puerta".
"La llave que abre la puerta a la fe --dijo--, es la oración" Y advirtió: "Cuando un cristiano no ora, sucede aquello. Y su testimonio es un testimonio altivo". El que no ora es "un soberbio, es un orgulloso, es un seguro de sí mismo. No es humilde. Busca su propia promoción". En cambio, continuó, "cuando un cristiano ora, no se aparta de la fe, habla con Jesús". Además, "cuando digo orar, no digo decir oraciones, porque estos maestros de la ley decían muchas oraciones" para dejarse ver. En cambio, Jesús dice: "Cuando ores, entra en tu habitación y ora al Padre en secreto, de corazón a corazón. Una cosa es orar y otra es decir oraciones".
"Estos no oran, abandonan la fe y la convierten en ideología moralista, en casuística, sin Jesús. Y cuando un profeta o un buen cristiano los regaña, les hacen lo mismo que hicieron con Jesús: ‘Cuando salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a tratarlo de una manera hostil, estos ideólogos son hostiles, y a hacerlo hablar sobre muchos temas, tendiéndole trampas, son insidiosos, para sorprenderlo ante cualquier palabra que salga de su boca’. No son transparentes. ¡Oh, pobres!, son gente sucia por la soberbia. Pidamos al Señor la gracia, primero: de no dejar de orar, para no perder la fe, y de permanecer humildes. Y así no nos volveremos personas cerradas, que cierran el camino hacia el Señor".
 18.10.13




En papa en Santa Marta: visitar a los religiosos ancianos vale una peregrinación
Las casas de reposo de religiosos, verdaderos 'santuarios de santidad y de apostolado'
Por Redacción
ROMA, 18 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Moisés, Juan el Bautista, san Pablo. El papa Francisco centró su homilía en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta sobre estas tres figuras, destacando que cada uno de ellos no se salvaron de la angustia, pero el Señor no los abandonó. Pensando en los muchos presbíteros y religiosas que viven en las casas de reposo, ha invitado a los fieles a visitarlos porque estos son, verdaderos "santuarios de santidad y de apostolado".
El comienzo de la vida apostólica del apóstol Pablo y el final. El santo padre se inspiró en las lecturas del día para detenerse en estos dos extremos de la existencia del cristiano. Al principio de la vida apostólica, dijo, comentando el evangelio de hoy, los discípulos eran "jóvenes" y "fuertes" y también los "demonios se iban" debido a "su predicación". La primera lectura, continuó, nos muestra a san Pablo al final de su vida. "Es el ocaso del Apóstol".
"Todo apóstol tiene un comienzo alegre, entusiasta, emocionado con el Dios que tiene dentro, ¿no es así? Pero no se le ha evitado el ocaso. Y para mí es bueno pensar en el ocaso del apóstol... Se me ocurren tres iconos: Moisés, Juan el Bautista y Pablo. Moisés es el jefe del pueblo de Dios, valiente, que luchaba contra los enemigos y que también luchaba con Dios para salvar a la gente: ¡fuerte! Y al final esta solo, en el Monte Nebo, mirando a la tierra prometida pero impedido de entrar allí. No podía entrar en la promesa. Juan el Bautista: en los últimos tiempos no fue liberado de la angustia".
Juan el Bautista, continuó el papa, también debe enfrentar una "angustia dudosa que lo atormentaba" y "termina bajo el poder de un gobernante débil, borracho y corrupto, bajo el poder de la envidia de una adúltera y el capricho de una bailarina". Incluso el apóstol Pablo en la primera lectura, nos habla de aquellos que lo han abandonado, de los que le han causado un perjuicio ensañándose contra su predicación. Él dice que nadie le ayudó en la corte, que todos lo han abandonado. Pero Pablo dice: "el Señor estuvo cerca a mi. Eso me dio fuerzas para que pudiera llevar a cabo la proclamación del Evangelio".
"Este es el gran Apóstol, quien, con su vida hace lo que dijo Juan el Bautista: ‘Es necesario que él crezca y que yo disminuya’. El apóstol es el que da la vida para que el Señor crezca. Y al final esto termina así... También Pedro con la promesa: ‘Cuando seas mayor te llevarán a donde no quieras ir’. Y cuando pienso en el ocaso del Apóstol, me viene al corazón el recuerdo de esos santuarios de apostolicidad y de santidad que son las casas de reposo de los sacerdotes y de las religiosas: buenos presbíteros y monjas, envejecidos, con el peso de la soledad, a la espera de que venga el Señor a llamar a la puerta de su corazón. Estos son verdaderos santuarios de la apostolicidad y santidad que tenemos en la Iglesia. ¡No nos olvidemos de ellos, eh!".
Si nos fijamos en "lo más profundo", dijo el papa , estos lugares "son hermosos" A menudo escucho decir “que se hará una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora", "de san Francisco, de san Benito", "muchas peregrinaciones".
"Pero me pregunto ¿si nosotros los cristianos tenemos el deseo de hacer una visita --¡que sea una verdadera peregrinación!-- vamos a estos santuarios de santidad y de apostolado, que son las casas de reposo de los presbíteros y religiosas? Uno de ustedes me dijo hace unos días, que cuando iba a un país de misión, se dirigía al cementerio y veía todas las tumbas de los antiguos misioneros, sacerdotes y monjas, de 50, 100, 200 años, desconocidos. Y yo dije, 'Pero, todo estos pueden ser canonizados, porque al final de cuenta sólo esta santidad cotidiana, esta santidad de todos los días". En las casas de reposo, estas hermanas y estos presbíteros esperan al Señor casi como Pablo: un poco tristes, de verdad, pero también con una cierta paz, con el rostro alegre".
"Nos hará bien --concluyó el papa-- pensar en esta etapa de la vida que es el ocaso del Apóstol y orar al Señor: 'Cuida a los que están en el momento del despojo final, para decir una vez más: ‘¡Sí , Señor, quiero seguirte!’".
 19.10.13





Francisco: Dios escucha siempre y conoce todo de nosotros
Durante la oración del Ángelus, el santo padre ha dedicado un pensamiento a las mujeres que dan un verdadero testimonio
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 20 de octubre de 2013 (Zenit.org) - A las 12 de esta mañana el santo padre se ha asomado a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.
Estas son las palabras de papa antes de la oración  mariana:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!,
en el Evangelio de hoy Jesús cuenta una parábola sobre la necesidad de rezar siempre, sin cansarse. La protagonista es una viuda que, a fuerza de suplicar a un juez deshonesto, consigue que él la haga justicia. Y Jesús concluye: si la viuda consiguió convencer a aquel juez, ¿queréis que Dios no nos escuche, si lo rezamos con insistencia? La expresión de Jesús es muy fuerte: "Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? (Lc 18, 7)
"Gritar día y noche" ¡hacia Dios! Nos toca esta imagen de la oración. Pero preguntémonos: ¿por qué Dios quiere esto? ¿Él no conoce ya nuestras necesidades? ¿Qué sentido tiene "insistir" con Dios?
Esta es una buena pregunta, que nos hace profundizar en un aspecto muy importante de la fe: Dios nos invita a rezar con insistencia no porque no sabe qué necesitamos, o porque no nos escucha. Al contrario, Él escucha siempre y conoce todo de nosotros, con amor. En nuestro camino cotidiano, especialmente en las dificultades, en la lucha contra el mal fuera y dentro de nosotros, el Señor no está lejos, está a nuestro lado; nosotros luchamos con Él al lado, y nuestra arma es precisamente la oración, que nos hace sentir su presencia junto a nosotros, su misericordia y también su ayuda. Pero la lucha contra el mal es dura y larga, requiere paciencia y resistencia - como Moisés, que debía tener los brazos alzados para hacer vencer a su pueblo (cfr Ex 17, 8-13) Y así: hay una lucha que llevar adelante cada día; pero Dios es nuestro aliado, la fe en Él es nuestra fuerza y la oración es la expresión de esta fe. Por eso Jesús nos asegura la victoria, pero nos pregunta: "Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?" (Lc 18, 8) Si se apaga la fe, se apaga la oración y nosotros caminamos en la oscuridad, nos perdemos en el camino de la vida.
Aprendamos por tanto de la viuda del Evangelio a rezar siempre, sin cansarnos. Era buena esta viuda, sabía luchar por sus hijos, y pienso en tantas mujeres que luchan por su familia, que rezan, que no se cansan nunca. Un recuerdo hoy todos nosotros a estas mujeres que con su actitud nos dan un verdadero testimonio de bien, de valentía, de poder de la oración. Un recuerdo a ellas. Luchar, rezar siempre ¡Pero no para convencer al Señor a fuerza de palabras! ¡Él sabe mejor que nosotros qué necesitamos! Más bien la oración perseverante es expresión de la fe en un Dios que nos llama a combatir con Él, cada día, en cada momento, para vencer al mal con el bien.
Después de la oración del Ángelus, el santo padre ha dirigido a los presentes estas palabras:
¡Queridos hermanos y hermanas!
Hoy celebramos la Jornada Mundial Misionera. ¿Cuál es la misión de la Iglesia?. Difundir en el mundo la llama de la fe, que Jesús ha encendido en el mundo: la fe en Dios que es Padre, Amor, Misericordia. El método de la misión cristiana no es el proselitismo, sino el de la llama compartida que calienta el alma. Doy gracias a todos los que con la oración y la ayuda concreta apoyan la obra misionera, en particular la preocupación del obispo de Roma para la difusión del Evangelio. En esta Jornada estamos cerca a todos los misioneros y las misioneras, que trabajan mucho sin hacer ruido y dan la vida. Como la italiana Afra Martinelli, que ha trabajado  durante mucho años en Nigeria: hace algunos días fue asesinada, por robo; todos han llorado, cristianos y musulmanes. La querían mucho. Ella ha anunciado el Evangelio con la vida, con la obra que ha realizado, un centro de instrucción; así ha difundido la llama de la fe, ¡ha combatido la buena batalla! Pensemos en esta hermana nuestra y le saludamos con un aplauso, todos.
Pienso también en Stefano Sándor, que ayer fue proclamado beato en Budapest. Era un salesiano laico, ejemplar en el servicio a los jóvenes, en el oratorio y en la instrucción profesional. Cuando el régimen comunista cerró todas las obras católicas, afrontó las persecuciones con valentía, y fue asesinado a los 39 años. Nos unimos a la acción de gracias de la Familia salesiana y de la iglesia húngara.
Deseo expresar mi cercanía a la población de Filipinas afectada por un fuerte terremoto, y os invito a reza por esa querida nació, que recientemente ha sufrido distintas calamidades. Saludo con afecto a todos los peregrinos presentes, comenzando por los jóvenes que dan dado vida  a la manifestación "100 metros de carrera y de fe, promovida por el Consejo Pontificio de la Cultura. ¡Gracias, porque nos recordáis que el creyente es un atleta del espíritu! ¡Muchas gracias!
Acojo con alegría a los fieles de la diócesis de Bologna y de Cesena-Sarsina, guiados por el cardenal Caffarra y del obispo Regattieri; como también a los de Corrientes de Argentina y de Maracaibo y Barinas de Venezuela. Hoy en Argentina se celebra el día de la madre. Dirijo un saludos a las madres de mi tierra.
Saludo al grupo de oración "Raio de Luz", de Brasil; y las Fraternidades de la Orden Secular Trinitaria.
Las parroquias y  las asociaciones italianas son muchas, no puedo nombrarlas, ¡pero saludo y doy las gracias a todos con afecto!
¡Feliz domingo! ¡Hasta pronto! ¡Buen provecho!
 21.10.13






Dios cura nuestras heridas con sus manos, y para tener manos se hizo hombre
Homilía del martes del papa Francisco en Santa Marta. Cómo desconfiar de un Dios tan cercano, tan bueno, que prefiere nuestro corazón de pecador
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Contemplación, cercanía, abundancia: son las tres palabras en torno a las cuales el papa Francisco centró su homilía en la misa del martes en la mañana en la Casa Santa Marta. El papa reiteró que no se puede entender a Dios sólo con la inteligencia, y subrayó que "el propósito de Dios" es "inmiscuirse" en nuestra vida para sanar nuestras heridas, tal como lo hizo Jesús.
Para entrar en el misterio de Dios no basta la inteligencia, sino que sirven "la contemplación, la cercanía y la abundancia", lo que ha tomado de la primera lectura de hoy: un pasaje de la carta de san Pablo a los Romanos. La Iglesia, ha dicho: "cuando quiere decirnos algo" sobre el misterio de Dios, "solamente utiliza una palabra: maravillosamente". Este misterio, prosiguió, es "un misterio maravilloso":
"Contemplar el misterio, esto que Pablo nos dice aquí, sobre nuestra salvación, sobre nuestra redención, solo se entiende de rodillas, en la contemplación. No solo con la inteligencia. Cuando la inteligencia quiere explicar un misterio, siempre, ¡siempre! enloquece. Y así sucedió en la historia de la Iglesia. La contemplación: inteligencia, corazón, de rodillas, rezando... todo junto, entrar en el misterio. Esa es la primera palabra que tal vez nos ayude".
La segunda palabra que nos ayudará a entrar en el misterio, dijo, es "cercanía". "Un hombre pecó --recordó-- y un hombre nos salvó". "¡Es el Dios que está cerca!" Y, continuó, "cerca de nosotros, de nuestra historia". Desde el primer momento, añadió, "cuando eligió a nuestro padre Abraham, caminó con su pueblo". Y esto también se ve con Jesús “que hace un trabajo de artesano, de trabajador".
"A mí, la imagen que me viene es aquella de la enfermera en un hospital: cura las heridas, una por una, pero con sus manos. Dios se involucra, se mete en nuestras miserias, se acerca a nuestras heridas y las cura con sus manos, y para tener manos se hizo hombre. Es un trabajo de Jesús, personal. Un hombre trajo el pecado, un hombre viene a sanarlo. Cercanía. Dios no nos salva solo por un decreto o una ley; nos salva con ternura, con caricias, nos salva con su vida, por nosotros".
La tercera palabra, continuó Francisco, es "abundancia". "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia". "Cada uno de nosotros --observó-- conoce sus miserias, las conoce bien. ¡Y abundan!" Pero, advirtió, "el desafío de Dios es vencer esto, sanar las heridas", como lo hizo Jesús. Más aún: "hacer aquel don sobreabundante de su amor, de su gracia". Y así, advirtió el papa Francisco, "se entiende aquella preferencia de Jesús por los pecadores".
"En el corazón de este pueblo abundaba el pecado. Pero Él vino a ellos con la sobreabundancia de la gracia y el amor. La gracia de Dios siempre gana, porque es Él mismo quien se entrega, se acerca, que nos acaricia, que nos sana. Y para ello, aunque tal vez a algunos de nosotros no nos gusta decir esto, pero los que están más cerca del corazón de Jesús son los más pecadores, porque él va a buscarlos, llama a todos: ‘¡Vengan, vengan!'. Y cuando le piden una explicación, él dice: ‘Pero los que tienen buena salud no tienen necesidad del médico; yo he venido para sanar, para salvar'".
"Algunos santos --afirmó-- dicen que uno de los pecados más feos es la desconfianza: desconfiar de Dios". Pero, se pregunta el santo padre, "¿cómo podemos desconfiar de un Dios tan cercano, tan bueno, que prefiere nuestro corazón de pecador?" Este misterio, reiteró, "no es fácil de entender, no se entiende bien, con la inteligencia". Solamente quizás nos ayuden estas tres palabras: la contemplación, la proximidad y la abundancia. Es un Dios, concluyó el papa, "que siempre gana con la superabundancia de su gracia, con su ternura, con la riqueza de su misericordia".
 22.10.13




Una animada audiencia: el papa pregunta y los fieles le responden
La catequesis en la plaza de san Pedro, ante 100 mil personas. Nuevo apelo por la paz en el mundo. Rabino argentino le regala un kippa y asegura: 'está cambiando la relación entre las religiones'
Por Rocío Lancho García
CIUDAD DEL VATICANO, 23 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Eran casi las 10 de la mañana cuando el santo padre llegó a la plaza subido al papamóvil. Desde primeras horas de la mañana, autobuses se detienen en los alrededores del Vaticano y los peregrinos buscan un buen sitio para intentar saludar al santo padre. A pesar de estar a finales del mes de octubre, el tiempo aún acompaña para que las audiencias se puedan seguir celebrando en la calle, sin necesidad de trasladarlas al Aula Pablo VI, donde el aforo es bastante más limitado. Esta mañana, según la agencia italiana ASCA, unas 100.000 personas han estado presentes en la audiencia general.
Mientas sonaban tambores y los globos que daban un toque de color a la plaza, Francisco ha recorrido las improvisadas calles que cada miércoles transita para saludar a los fieles que venidos de todo el mundo, quieren escuchar su catequesis. Hoy ha sido una reflexión sobre la Virgen María como modelo "de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y de la unión perfecta con Cristo.
Durante el recorrido, el obispo de Roma se ha bajado del jeep para saludar. Una vez para conversar con una anciana en silla de ruedas, con la que ha hablado durante unos minutos, en los que el papa la ha acariciado, dado su bendición e incluso con mucha ternura le ha colocado el sombrero. Un poco más adelante, un joven enfermo, también en silla de ruedas, ha tenido ocasión e intercambiar unas palabras con Francisco.
Saludando a los peregrinos polacos pidió que en este mes de octubre se rece "el rosario por la paz del mundo y el regreso a los valores evangélicos". El rabino argentino Mario Rojzman le regaló una kippá blanca tejida a mano con el nombre Francisco en español y en hebreo. Rojzman aseguró que "el papa está cambiando radicalmente la visión de las relaciones entre las religiones, derrumbando murallas y levantando puentes".
También estaba presente un grupo de sacerdotes llegados de Moscú, acompañados por el arzobispo Paolo Pezzi que declaró: "El papa Francisco y su testimonio está abriendo nuevos espacios de diálogo con los ortodoxos".
Durante sus palabras, en varias ocasiones el santo padre ha interrogado a los presentes  y les animaba con gestos para que respondieran en voz alta y con energía.
El santo padre ha pronunciado las siguientes palabras en español al resumir la catequesis
"En la catequesis de hoy y siguiendo el Concilio Vaticano II, quiero reflexionar sobre María como modelo de la 'Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y de la unión perfecta con Cristo'. Ella es modelo de la fe, no sólo porque como hebrea esperaba al redentor, y con su sí se adhiere al proyecto de Dios, sino porque desde ese momento de su vida se centra en Jesús.
Además lo hace desde la cotidianeidad de una mujer humilde que, sin embargo, vive inmersa en el misterio, y su sí, ya perfecto desde el inicio, crece hasta la cruz, en la que su maternidad abraza a todos. Y es modelo de caridad, como vemos en la Visitación, pues ella no sólo ayuda a su prima, sino que le lleva a Cristo, la perfecta alegría que viene del Espíritu y se manifiesta en un amor oblativo.
Es modelo también de unión con Cristo, sea en su tarea cotidiana, sea en el camino de la cruz, hasta unirse a Él en el martirio de corazón. Y ahora preguntémonos: ¿cómo nos interpela la figura de María?, ¿la vemos lejana?, ¿acudimos a ella en la prueba?, ¿somos capaces, como ella, de amar dándonos totalmente?, ¿nos sentimos unidos a Jesús, según su ejemplo, en una relación constante o sólo nos acordamos de Él en la necesidad?"
Al finalizar las despedidas en diversos idiomas, el santo padre ha seguido saludando, primero a los obispos presentes, con los que ha intercambiado con afectuosos abrazos y algunos han aprovechado para entregarle algún regalo. Después ha bajado la rampa del palco, y ha comenzado acercándose a los enfermos, a las parejas de recién casados y demás personas que se encontraban en las primeras filas.
24.10.13




El papa en Santa Marta: 'No ser cristianos a medias, vivir el cristianismo en serio'
Cristo ha hecho en nosotros 'una segunda creación' que hay que llevar adelante con nuestro estilo de vida
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 24 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Todos los bautizados están llamados a recorrer el camino de la santidad, no se puede ser "cristianos a medias". Es lo que dijo el papa Francisco en la misa de la mañana del jueves en la Casa Santa Marta. El santo padre enseñó que en nuestra vida siempre hay un antes y un después de Jesús, haciendo hincapié en que Cristo ha hecho en nosotros "una segunda creación" que hay que llevar adelante con nuestro estilo de vida.
Antes y después de Jesús. El papa Francisco ha desarrollado su homilía inspirado en el pasaje de la Carta a los Romanos, centrado en el misterio de nuestra redención. El apóstol Pablo, continuó, "trata de explicarnos esto con la lógica del antes y el después: antes de Jesús y después de Jesús". San Pablo considera a la primera como "basura", mientras que lo segundo es como una nueva creación. Y nos muestra "un camino para vivir de acuerdo a esta lógica del antes y después"
"¡Hemos sido re-hechos en Cristo! Lo que Cristo ha hecho en nosotros es una nueva creación: la sangre de Cristo nos ha re-creado. ¡Es una segunda creación! Si antes el conjunto de nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestros hábitos estaban en el camino del pecado, de la iniquidad, después de esta re-creación debemos hacer el esfuerzo de caminar por la senda de la justicia, de la santificación".
"Utilicen esta palabra: santidad. Todos nosotros hemos sido bautizados: en ese momento, nuestros padres --éramos niños-- en nuestro nombre, han hecho el acto de fe: ‘CrEsta fe en Jesucristo, continuó, "tenemos que reasumirla" y "llevarla adelante con nuestra forma de vida". Y agregó: "Vivir como cristianos es llevar adelante la fe en Cristo, esta re-creación". Y con la fe, dijo, continuar las obras que surgen de esta fe, "obras para la santificación". Tenemos que seguir adelante, reiteró, "la primera santificación que todos hemos recibido en el Bautismo".
"Realmente somos débiles y muchas veces, muchas veces, cometemos pecados, imperfecciones... ¿Y es este el camino de la santificación? ¡Sí y no!
Si uno se acostumbra: ‘tengo una vida un poco así, pero yo creo en Jesucristo, pero vivo como quiero’... No, aquello no te santifica, ¡eso está mal! ¡Hay una contradicción!
Pero si dices: ‘Yo, sí, soy un pecador; soy débil’ y uno va siempre donde el Señor y le dice: 'Señor, tú tienes la fuerza, ¡dame la fe! ¡Tú puedes curarme!’. Y en el sacramento de la Reconciliación nos cura, por lo que sí, incluso nuestras imperfecciones nos sirven en este camino de santificación. Pero esto es siempre: antes y después".
"Antes del acto de fe, antes de la aceptación de Jesucristo que nos ha vuelto a crear con su propia sangre --siguió el papa-- estábamos en el camino de la injusticia". Después de eso, sin embargo, "¡estamos en el camino de la santificación, aunque hay que tomarlo en serio!". Y, añadió, para tomarlo en serio, debemos hacer las obras de justicia, obras simples: "adorar a Dios: ¡Dios es el primero siempre! Y luego hacer lo que Jesús nos aconseja: ayudar a los demás”. Estas obras, señaló, "son las obras que Jesús hizo en su vida: obras de justicia, obras de re-creación".
"Cuando damos de comer a un hambriento", dijo, "volvemos a crear en él la esperanza. Y así, con los otros". Si en cambio "aceptamos la fe y luego no la vivimos --advirtió-- somos cristianos solo de memoria":
"Sin esta conciencia del antes y del después de la que Pablo nos habla, ¡nuestro cristianismo no le sirve a nadie! Y más aún: va en el camino de la hipocresía. ‘¡Me llamo cristiano, pero vivo como un pagano!'. A veces decimos ‘cristianos a medias’, que no toman esto en serio. Somos santos, justificados, santificados por la sangre de Cristo: asumir esta santificación y llevarla adelante ¡Pero no se toma en serio! Cristianos tibios: ‘Pero, sí, sí; pero..., no, no’. Así como decían nuestras madres: 'cristianos de agua de rosas, ¡no!’ Un poco así... Un poco de pintura de cristiano, un poco de pintura de catequesis... Pero en el interior no hay una verdadera conversión, no hay esta creencia de Pablo: "Todo lo he perdido y lo considero basura, a fin de ganar a Cristo y ser hallado en él’".
Esto, dijo Francisco, "¡era la pasión de Pablo y esta es la pasión de un cristiano! "Debemos dejar de lado todo lo que nos aleja de Jesucristo" y "hacerlo todo nuevo: ¡todo es novedad en Cristo!". Y esto “se puede hacer”, fue el ánimo que transmitió el papa". Lo hizo san Pablo, pero también muchos cristianos "no solo los santos, los que conocemos; incluso los santos anónimos, aquellos que viven el cristianismo en serio". La pregunta, por tanto, que hoy podemos hacernos, dijo, es si queremos vivir el cristianismo en serio, si queremos llevar adelante esta re-creación. "Pidamos a san Pablo –concluyó el papa Francisco- que nos conceda la gracia de vivir como cristianos en serio, de creer realmente que hemos sido santificados por la sangre de Jesucristo".
 25.10.13










































Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada