FORMAS MODERNAS DE ESCLAVITUD
Sobre las palabras del papa Francisco al comenzar el año
COMISIÓN SOCIAL DE LA UNIDAD PASTORAL STA. MARÍA DE OLARIZU, tonomeli@hotmail.com
VITORIA-GASTEIZ.
Sobre las palabras del papa Francisco al comenzar el año
COMISIÓN SOCIAL DE LA UNIDAD PASTORAL STA. MARÍA DE OLARIZU, tonomeli@hotmail.com
VITORIA-GASTEIZ.
ECLESALIA, 19/01/15.- Los pasados días 1 y 2 del
presente mes, los medios de difusión se hacían eco de las palabras pronunciadas
por el Papa en la misa celebrada en el Vaticano con motivo del primer día del
año. Francisco habló de “formas modernas de esclavitud”, entre las que citó de
manera expresa “las escasas por no decir inexistentes oportunidades de trabajo”,
añadiendo que las empresas deben ofrecer a sus empleados “condiciones de
trabajo dignas y salarios adecuados”.
Oportunidades de trabajo, no parece ser compatible con
una tasa de paro del 23,67%, con 5.427.700 parados, con 1.789.400 hogares con
todos sus miembros en paro (Encuesta de población activa 3º trimestre 2.014).
La tasa de desempleo entre los españoles menores de 25 años está a la cabeza de
los países europeos al alcanzar el 53%.
Condiciones de trabajo dignas, no parece ser
compatible con que la mayoría de los nuevos contratos de trabajo que se
suscriben, sean temporales y a jornada parcial. Del total de contratos
suscritos en el estado en el mes de Noviembre de 2.014, solo el 8,49% fueron
indefinidos, y de estos un 43,51% lo fueron a jornada parcial. (Servicio
Público de Empleo Estatal). La proporción de trabajadores que en el conjunto
del estado mantiene una relación laboral estable ha bajado al 75,4%, de los
cuales un 16% es ya a tiempo parcial, cuando hace un año era el 14,99%.
Salarios adecuados. El Salario Mínimo
Interprofesional, ha subido este año de 645,30 € a 648,60 € al mes, un 0,5%,
con lo que seguirá siendo el 3º mas bajo de los países de la zona del euro,
sólo por encima de Portugal y Grecia. Pero es que además por el doble efecto de
las reducciones salariales, y el aumento de la contratación indeseada a tiempo
parcial, hay 5,7 millones de trabajadores, un 32,56% de los trabajadores del
estado, que en el año 2.014, no alcanzaban o justamente llegaban a cobrar esos
645,30 € mensuales. El poder adquisitivo de los salarios en España ha
descendido entre 2.010 y 2014 en un 7,6% y si tomamos por referencia el período
total de “crisis” que venimos padeciendo, el porcentaje pasa a ser del 17%.
Lo anterior, junto con los datos inversos de que los
sueldos de los 56.000 directivos que mas ganan en el país, equivalen a la suma
de los 4 millones de personas que no llegan a 6.000 € anuales, y de que los
cien españoles más ricos disponen de un patrimonio de 164.424 millones de €, un
9,2% más que un año antes, nos llevan a que España es el país donde mas ha
crecido la desigualdad en los años de “crisis” (Fuente O.C.D.E.).
Visto lo anterior, al papa Francisco le hubiera
servido con contemplar la realidad del estado español, cierto que hay otras
realidades semejantes y también mas duras, para poder afirmar la existencia
aquí de una forma moderna de esclavitud. (Eclesalia Informativo autoriza y
recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
9. “Al mundo de hoy le falta llorar” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015)
10. “Tenemos que ver a cada niño como un regalo que acoger, querer y proteger”. (Homilía del Santo Padre, Manila, 18 de enero de 2015)
20.01.15
Las 10 mejores frases del Santo
Padre en Sri Lanka y Filipinas
Los pobres, el respeto, la familia y
los jóvenes al centro del mensaje de Francisco en su séptimo viaje
internacional
CIUDAD DEL
VATICANO, 19 de enero de 2015 (Zenit.org) - 1. “Espero
que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las
mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para
vivir en armonía con sus hermanos y hermanas”. (Encuentro interreligioso y
ecuménico, Colombo, 13 de enero de 2015)
2. “La
libertad religiosa es un derecho humano fundamental”. (Santa Misa y Canonización del beato
José Vaz, Colombo, 14 de enero de 2015).
3. “Jesús es
el único con poder para curar heridas abiertas y devolver la paz”. (Oración mariana en el Santuario de
Nuestra Señora del Rosario, 14 de enero de 2015).
4. “No se puede
provocar, no se puede insultar la fe de los demás, no se pude ridiculizar la
fe”. (Encuentro del Santo Padre con los
periodistas durante el vuelo hacia Manila, 15 de enero de 2015)
5. “La
reforma de las estructuras sociales que perpetúan la pobreza y la exclusión de
los pobres requiere en primer lugar la conversión de la mente y el corazón”. (Encuentro con las Autoridades y el
Cuerpo Diplomático, Manila, 16 de enero de 2015).
6. “Los
pobres son el corazón del Evangelio”. (Santa Misa con los Obispos,
sacerdotes, religiosos y religiosas, Manila, 16 de enero de 2015).
7. “Rechacen
la colonización ideológica que destruye a la familia”. (Encuentro con las familias, Manila,
16 de enero de 2015).
8. “Tenemos un Señor que es capaz de llorar con nosotros, que es capaz de
acompañarnos en los momentos más difíciles de la vida. (Homilía del Santo Padre,
Tacloban, 17 de enero de 2015)9. “Al mundo de hoy le falta llorar” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015)
10. “Tenemos que ver a cada niño como un regalo que acoger, querer y proteger”. (Homilía del Santo Padre, Manila, 18 de enero de 2015)
20.01.15
Francisco: 'Paternidad responsable,
como indicó Pablo VI'
El Santo Padre explica que el autor
de la 'Humanae vitae' fue un profeta
ROMA, 20 de enero de 2015 (Zenit.org) - El papa
Francisco se ha refirido este lunes a los bajos índices de natalidad en Italia
y España y también ha dicho que ser católicos no significa tener hijos
"como conejos". Durante una rueda de prensa con los 77
periodistas que han viajado a bordo del avión papal desde Manila, entre
otros temas, el Santo Padre ha sido interrogado sobre la contracepción. El
Pontífice ha recordado que la Iglesia promueve el principio de la paternidad
responsable, contenido en la Humanae vitae de Pablo VI,
que "ha sido un profeta". A continuación, reproducimos las
palabras del papa Francisco:
"Yo quería decir de Pablo VI... es verdad que la
apertura a la vida es la condición del sacramento del matrimonio. Un hombre no
puede darle el sacramento a la mujer y la mujer dárselo a él, si en este punto
no están de acuerdo de estar abiertos a la vida, ¿no? Hasta el punto de que, si
se puede probar que este o esta se ha casado con la intención de no estar
abierto a la vida, ese matrimonio es nulo. Es causa de nulidad matrimonial,
¿no? La apertura a la vida, ¿no?
Y Pablo VI ha estudiado esto con la comisión, cómo
hacer para ayudar en tantos casos, en tantos problemas, ¿no? Y problemas
importantes, que incluso afectan al amor de la familia, ¿no? Problemas de todos
los días y... Pero muchos, muchos, ¿no? Pero había algo más. El rechazo de
Pablo VI no era sólo a los problemas personales. Para eso dirá después a los
confesores de ser misericordiosos, y comprender las situaciones, perdonar...
Ser misericordiosos, comprensivos, ¿no? Si no que él miraba al
neomalthusianismo universal que estaba en curso. ¿Y como se llama este
neomalthusianismo? Ese menos de un uno por ciento de nacimientos en Italia, lo
mismo en España. Ese neomalthusianismo que buscaba un control de la humanidad
por parte de las potencias.
Esto no significa que el cristiano tiene que
tener hijos en serie. Yo he reprendido a una mujer hace algunos meses en una
parroquia, porque estaba embarazado del octavo y tenía siete cesáreas. '¿Pero
usted quiere dejar huerfanos a los siete?' Esto es tentar a Dios. Hablamos de
paternidad responsable. Ese es el camino, una paternidad responsable. Pero lo
que yo quería decir es que Pablo VI no ha sido un aticuado, alguien cerrado. Ha
sido un profeta que, con esto, nos ha dicho que hay que tener cuidado con el
neomalthusianismo que está viniendo. Y eso quería decir. Gracias".
Tras repreguntarle sobre la misma cuestión, el Santo Padre ha añadido:
"Yo creo que el número de tres por familia
que usted menciona --pero póngase comodo. Me hace sufrir-- creo que es el que
dicen los técnicos que es el importante para matentener la población, ¿no? Tres
por pareja, ¿no? Y cuando baja este, sucede el otro extremo, lo que pasa en
Italia. Que he escuchado, no se si es verdad, que en el 2024 no habrá dinero para
pagar a los pensionistas. El descenso de la población, ¿no? Y por eso la
palabra clave para responder es la que usa la Iglesia siempre. También yo, ¿eh?
Paternidad responsable. Cómo se hace esto, pues con el diálogo. Cada persona,
con su pastor, tiene que buscar como hacer esa paternidad responsable.
Ese ejemplo, que he mencionado hace poco, de esa
mujer que esperaba el octavo y tenía siete que habían nacido por cesárea. Pero
esto es una irresponsabilidad. 'No, yo confío en Dios'. Pero mira, Dios te da
los medios para... Sé responsable, ¿no? Algunos creen que --perdonadme la
palabra, ¿eh?-- que para ser buenos católicos debemos ser como conejos, ¿no?
¡No! Paternidad responsable. Esto está claro. Y por eso, en la Iglesia hay los
grupos matrimoniales; hay los expertos en esto; hay los pastores; y se busca. Y
yo conozco muchas, muchas salidas lícitas que han ayudado a esto. Ha hecho bien
en decírmelo, ¿no? Y que curioso otra cosa. Nada que ver con esto, pero en
relación con esto. Para la gente más pobre un hijo es un tesoro. Es verdad que
se tiene que ser también aquí prudentes, ¿eh? Pero para ellos, un hijo es un
tesoro. Y Dios sabe como ayudarles. Y quizás algunos no son prudentes en esto.
Es verdad, ¿no? Paternidad responsable. Pero mirar la generosidad de aquel papá
y aquella mamá que ve en cada hijo un tesoro".
21.01.15
Texto completo de la catequesis del
Papa en la audiencia del miércoles
El Santo Padre recuerda que que la
causa principal de la pobreza es un sistema económico que ha quitado a la
persona del centro y ha puesto al dios dinero y no a las familias numesos. El
Pontífice reflexiona sobre su viaje a Sri Lanka y Filipinas
CIUDAD DEL
VATICANO, 21 de enero de 2015 (Zenit.org) -
"Queridos hermanos y hermanas, buenos días:
hoy me detendré sobre el viaje apostólico en Sri Lanka
y Filipinas, que he realizado la semana pasada. Después de la visita en Corea
de hace algunos meses, me he dirigido nuevamente en Asia, continente de ricas
tradiciones culturales y espirituales. El viaje ha sido sobre todo un encuentro
lleno de alegría con las comunidades eclesiales que en esos países, dan
testimonio de Cristo: les he confirmado en la fe y en la misionariedad.
Conservaré siempre en el corazón el recuerdo de la
bienvenida festiva de parte de las multitudes --en algunos casos casi
oceánicas-- que han acompañado los momentos importantes del viaje. Además he
animado el diálogo interreligioso al servicio de la paz, como también el camino
de esos pueblos hacia la unidad y el desarrollo social, especialmente con el
protagonismo de las familias y de los jóvenes.
El momento culminante de mi permanencia en Sri
Lanka ha sido la canonización del gran misionero José Vaz. Este santo sacerdote
administraba los sacramentos a los fieles, a menudo en secreto, pero
ayudaba indistintamente a todos los necesitados, de cualquier religión y condición
social. Su ejemplo de santidad y amor al prójimo continúa inspirando a la
Iglesia en Sri Lanka en su apostolado de caridad y de educación. He indicado
san José Vaz como modelo para todos los cristianos, llamados hoy a proponer la
verdad salvífica del Evangelio en un contexto multireligioso, con respeto hacia
los otros, con perseverancia y con humildad.
Sri Lanka es un país de gran belleza natural,
cuyo pueblo está tratando de reconstruir la unidad después de un largo y
dramático conflicto civil. En mi encuentro con las autoridades gubernamentales,
subrayé la importancia del diálogo, del respeto por la dignidad humana, del
esfuerzo de implicar a todos para encontrar soluciones adecuadas para la
reconciliación y al bien común.
Las distintas religiones tienen un rol
significativo para desarrollar al respecto. Mi encuentro con los exponentes religiosos
ha sido una confirmación de buenas relaciones que ya existen entre las
distintas comunidades. En tal contexto he querido animar la cooperación ya
iniciada entre los seguidores de las distintas tradiciones religiosas, también
para poder resanar con el bálsamo del perdón a los que aún se ven afectados por
los sufrimientos de los últimos años. El tema de la reconciliación ha
caracterizado también mi visita al santuario de Nuestra Señora de Madhu, muy
venerada por las poblaciones Tamil y Cingalés y meta de peregrinación de
miembros de otras religiones. En ese lugar santo hemos pedido a María nuestra
Madre, obtener para todo el pueblos esrilanqués, el don de la unidad y de la
paz.
De Sri Lanka he ido a Filipinas, donde la Iglesia
se prepara para celebrar el quinto centenario de la llegada del Evangelio. Es
el principal país católico de Asia, y el pueblo filipino es bien conocido por
su profunda fe, su religiosidad y su entusiasmo, también en la diáspora. En mi
encuentro con las autoridades nacionales, como también en momentos de oración y
durante la multitudinaria misa conclusiva, subrayé la constante fecundidad del
Evangelio y su capacidad de inspirar una sociedad digna del hombre, donde hay
lugar para la dignidad de cada uno y las aspiraciones del pueblo filipino. El
fin principal de la visita, y motivo por el cual decidí ir a Filipinas, y este
ha sido el motivo principal, era poder expresar mi cercanía a nuestros hermanos
y hermanas que han sufrido la devastación del tifón Yolanda. Fui a Tacloban, en
la región golpeada más gravemente, donde rendí homenaje a la fe y a la
capacidad de recuperarse de la población local. En Tacloban, lamentablemente,
las condiciones climáticas adversas han causado otra víctima inocente: la joven
voluntaria Kristel, golpeada y muerta por una estructura que cayó por el
viento. Después di las gracias a cuántos, desde distintas partes del mundo, han
respondido a su necesidad con una generosa profusión de ayudas. El poder del
amor de Dios, revelado en el misterio de la Cruz, se ha hecho evidente en el
espíritu de solidaridad demostrado por múltiples actos de caridad y de
sacrificio que han marcado esos días oscuros.
Los encuentros con las familias y con los
jóvenes, en Manila, fueron momentos importantes de la visita en Filipinas. Las
familias sanas son esenciales en la vida de la sociedad. Da consolación y
esperanza ver a tantas familias numerosas que acogen a los hijos como un
verdadero don de Dios. Ellos saben que cada hijo es una bendición. He escuchado
decir que las familias con muchos hijos y el nacimiento de muchos hijos están
entre las causas de la pobreza. Me parece una opinión simplista. Puedo decir,
podemos decir todos, que la causa principal de la pobreza es un sistema
económico que ha quitado a la persona del centro y ha puesto al dios dinero, un
sistema económico que excluye, excluye siempre, excluye a los niños, ancianos,
jóvenes sin trabajo... y que crea la cultura del descarte en la que vivimos.
Nos hemos acostumbrado a ver personas descartadas. Esta es el motivo principal
de la pobreza, no las familias numerosas.
Evocando la figura de san José, que ha protegido
la vida del “Santo Niño”, tan venerado en ese país, recordé que es necesario
proteger las familias, que enfrentan diversas amenazas, para que puedan
testimoniar la belleza de la familia en el proyecto de Dios. Es necesario
defenderlas de las nuevas colonizaciones ideológicas, que atentan contra su identidad
y su misión.
Ha sido una alegría para mí estar con los jóvenes
de Filipinas, para escuchar sus esperanzas y sus preocupaciones. He querido
ofrecerles mi aliento para sus esfuerzos en el contribuir en la renovación de
la sociedad, especialmente a través del servicio a los pobres y la tutela del
ambiente natural.
El cuidado de los pobres es un elemento esencial
de nuestra vida y testimonio cristianos, implica el rechazo de toda forma de
corrupción que roba a los pobres y requiere una cultura de honestidad.
Doy las gracias al Señor por esta visita pastoral
en Sri Lanka y en Filipinas. Le pido que bendiga siempre estos dos países
y que confirme la fidelidad de los cristianos en el mensaje evangélico de
nuestra redención, reconciliación y comunión en Cristo.
22.01.15
29.01.15
Francisco en Sta. Marta: Jesús nos
salva e intercede por nosotros
El Santo Padre, en la homilía de
este jueves, recuerda que la fuerza de nuestra fe es saber que somos salvados
por Jesús
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de enero de 2015 (Zenit.org) - El santo
padre Francisco ha retomado, tras su viaje a Asia, las misas matutinas con
grupos de fieles en la capilla de Santa Marta. Y así, este jueves el Papa ha
recordado que lo más importante no es la gracia de una sanación física, sino el
hecho de que Jesús nos salva e intercede por nosotros.
De este modo, el Pontífice ha comentado el Evangelio
del día, que muestra a la multitud que acude a Jesús desde cualquier región. Al
respecto, el Papa ha indicado que el pueblo de Dios encuentra en el Señor “una
esperanza, porque su forma de actuar, de enseñar, toca su corazón, llega al
corazón, porque tiene la fuerza de la Palabra de Dios”. Y lo explica así: “el
pueblo siente esto y ve que en Jesús se cumplen las promesas, que en Jesús hay
una esperanza. El pueblo estaba un poco aburrido de la forma de enseñar la fe,
de los doctores de la ley de aquella época, que cargaban sobre la espalda
muchos mandamientos, muchos preceptos, pero no llegaban al corazón de la
gente”. Pero, ha añadido, cuando ven a Jesús y escuchan a Jesús, las propuestas
de Jesús, las bienaventuranzas… pues escuchan dentro algo que se mueve, es el
Espíritu Santo que despierta eso, y van a encontrar a Jesús”.
La multitud seguía a Jesús para ser sanada, es
decir, buscando el propio bien. Por eso, el Santo Padre ha recordado que “nunca
podemos seguir a Dios con pureza de intención desde el inicio, siempre un poco
para nosotros, un poco para Dios… Y el camino es purificar esta intención”.
Asimismo ha subrayado que la gente va, busca a Dios, pero también busca la
salud, la sanación. “Y si lanzaban sobre Él para tocarle, para que saliera esa
fuerza y le sanase”, ha recordado. Pero lo más importante no es que Jesús sane,
esto “es signo de otro sanación”; ni siquiera el hecho de que “Jesús diga
palabras que llegan al corazón”: esto, ciertamente ayuda para encontrar a Dios.
Haciendo referencia a la Carta a los Hebreos, ha
señalado que “Cristo puede salvar perfectamente a aquellos que se acercan Dios
a través de Él. De hecho está siempre vivo para interceder a su favor”. Las dos
palabras claves, ha señalado el Obispo de Roma son que “Jesús salva y es
intercesor”.
Lo ha explicado así: “¡Jesús salva! Estas
sanaciones, estas palabras que llegan al corazón son el signo y el inicio de
una salvación. El recorrido de la salvación de muchos que comienzan a ir a
escuchar a Jesús o a pedir una sanación y después vuelven a Él y sienten la
salvación. ¿Pero lo más importante de Jesús es que sane? No, no es lo más
importante. ¿Qué nos enseña? No es lo más importante. ¡Que salva! Él es el
Salvador y nosotros somos salvados por Él. Y esto es más importante. Y ésta es
la fuerza de nuestra fe”.
A continuación, ha hablado de Jesús como
intercesor. “Esto es algo actual. Jesús delante del Padre, ofrece su vida, la
redención, muestra al Padre las llagas, el precio de la salvación. Y todos los
días, así, Jesús intercede. Y cuando nosotros, por una cosa u otra, estamos un
poco bajos de ánimo, recordamos que Él reza por nosotros, intercede por
nosotros continuamente”. Además, ha añadido que muchas veces nos olvidamos de
esto: “Pero Jesús… sí, ha acabado, se ha ido al Cielo, nos ha enviado el
Espíritu Santo, historia terminada’. ¡No! Actualmente, en cada momento, Jesús
intercede". De este modo ha invitado a dirigirse así al Señor, en esta
oración: "Pero, Señor Jesús, ten piedad de mí. Intercede por mí"
Para finalizar la homilía de este jueves,
Francisco ha pedido que nuestra vida cristiana cada vez esté más convencida que
nosotros hemos sido salvados, que tenemos un Salvador, Jesús a la derecha del
Padre, que intercede.
23.01.15
El Papa: la familia más hermosa es
la que sabe comunicar la riqueza de las relaciones
En el mensaje de la 49ª Jornada
Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Santo Padre indica que la familia
está viva si respira abriéndose más allá de sí misma
"Comunicar la familia: ambiente privilegiado del
encuentro en la gratuidad del amor" es el tema elegido por el santo padre
Francisco para la 49ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
Publicamos a continuación el Mensaje del Papa para la
Jornada que este año se celebra, en muchos países, el domingo 17 de mayo:
El tema de la familia está en el centro de una
profunda reflexión eclesial y de un proceso sinodal que prevé dos sínodos,
uno extraordinario –apenas celebrado– y otro ordinario, convocado para el
próximo mes de octubre. En este contexto, he considerado oportuno que el tema
de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales tuviera como
punto de referencia la familia. En efecto, la familia es el primer lugar donde
aprendemos a comunicar. Volver a este momento originario nos puede ayudar,
tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia
desde un nuevo punto de vista.
Podemos dejarnos inspirar por el episodio evangélico
de la visita de María a Isabel (cf. Lc 1,39-56). «En cuanto Isabel oyó el
saludo de María, la criatura saltó en su vientre, e Isabel, llena del
Espíritu Santo, exclamó a voz en grito: “¡Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu vientre!”» (vv. 41-42).
Este episodio nos muestra ante todo la comunicación
como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo. En efecto, la
primera respuesta al saludo de María la da el niño saltando gozosamente en el
vientre de Isabel. Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido,
el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos
incluso antes de venir al mundo. El seno materno que nos acoge es la primera
«escuela» de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde
comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y
con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá. Este
encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos, aunque todavía tan extraños
uno de otro, es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia
de comunicación. Y es una experiencia que nos acomuna a todos, porque todos
nosotros hemos nacido de una madre.
Después de llegar al mundo, permanecemos en un
«seno», que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la
familia es el «lugar donde se aprende a convivir en la diferencia» (Exort. ap.
Evangelii gaudium, 66): diferencias de géneros y de generaciones, que
comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe
un vínculo. Y cuanto más amplio es el abanico de estas relaciones y más
diversas son las edades, más rico es nuestro ambiente de vida. Es el vínculo
el que fundamenta la palabra, que a su vez fortalece el vínculo. Nosotros no
inventamos las palabras: las podemos usar porque las hemos recibido. En la
familia se aprende a hablar la lengua materna, es decir, la lengua de nuestros
antepasados (cf. 2 M 7,25.27). En la familia se percibe que otros nos han
precedido, y nos han puesto en condiciones de existir y de poder, también
nosotros, generar vida y hacer algo bueno y hermoso. Podemos dar porque hemos
recibido, y este círculo virtuoso está en el corazón de la capacidad de la
familia de comunicarse y de comunicar; y, más en general, es el paradigma de toda
comunicación.
La experiencia del vínculo que nos «precede» hace que
la familia sea también el contexto en el que se transmite esa forma
fundamental de comunicación que es la oración. Cuando la mamá y el papá
acuestan para dormir a sus niños recién nacidos, a menudo los confían a Dios
para que vele por ellos; y cuando los niños son un poco más mayores, recitan
junto a ellos oraciones simples, recordando con afecto a otras personas: a los
abuelos y otros familiares, a los enfermos y los que sufren, a todos aquellos
que más necesitan de la ayuda de Dios. Así, la mayor parte de nosotros ha
aprendido en la familia la dimensión religiosa de la comunicación, que en el
cristianismo está impregnada de amor, el amor de Dios que se nos da y que nosotros
ofrecemos a los demás.
Lo que nos hace entender en la familia lo que es
verdaderamente la comunicación como descubrimiento y construcción de
proximidad es la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar
las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se
han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas para las otras.
Reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los otros y
acogiéndose, es motivo de gratitud y alegría: del saludo de María y del
salto del niño brota la bendición de Isabel, a la que sigue el bellísimo
canto del Magnificat, en el que María alaba el plan de amor de Dios sobre ella
y su pueblo. De un «sí» pronunciado con fe, surgen consecuencias que van mucho
más allá de nosotros mismos y se expanden por el mundo. «Visitar» comporta
abrir las puertas, no encerrarse en uno mismo, salir, ir hacia el otro.
También la familia está viva si respira abriéndose más allá de sí misma,
y las familias que hacen esto pueden comunicar su mensaje de vida y de
comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer
crecer la Iglesia misma, que es familia de familias.
La familia es, más que ningún otro, el lugar en el
que, viviendo juntos la cotidianidad, se experimentan los límites propios y
ajenos, los pequeños y grandes problemas de la convivencia, del ponerse de
acuerdo. No existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la
imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender
a afrontarlos de manera constructiva. Por eso, la familia en la que, con los
propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de
perdón. El perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación que se
desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se
puede reanudar y acrecentar. Un niño que aprende en la familia a escuchar a
los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto de vista
sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y reconciliación
en la sociedad.
A propósito de límites y comunicación, tienen mucho
que enseñarnos las familias con hijos afectados por una o más discapacidades.
El déficit en el movimiento, los sentidos o el intelecto supone siempre una
tentación de encerrarse; pero puede convertirse, gracias al amor de los
padres, de los hermanos y de otras personas amigas, en un estímulo para
abrirse, compartir, comunicar de modo inclusivo; y puede ayudar a la escuela,
la parroquia, las asociaciones, a que sean más acogedoras con todos, a que no
excluyan a nadie.
Además, en un mundo donde tan a menudo se maldice, se
habla mal, se siembra cizaña, se contamina nuestro ambiente humano con las
habladurías, la familia puede ser una escuela de comunicación como
bendición. Y esto también allí donde parece que prevalece inevitablemente el
odio y la violencia, cuando las familias están separadas entre ellas por muros
de piedra o por los muros no menos impenetrables del prejuicio y del
resentimiento, cuando parece que hay buenas razones para decir «ahora basta»;
el único modo para romper la espiral del mal, para testimoniar que el bien es
siempre posible, para educar a los hijos en la fraternidad, es en realidad
bendecir en lugar de maldecir, visitar en vez de rechazar, acoger en lugar de
combatir.
Hoy, los medios de comunicación más modernos, que
son irrenunciables sobre todo para los más jóvenes, pueden tanto obstaculizar
como ayudar a la comunicación en la familia y entre familias. La pueden
obstaculizar si se convierten en un modo de sustraerse a la escucha, de
aislarse de la presencia de los otros, de saturar cualquier momento de silencio
y de espera, olvidando que «el silencio es parte integrante de la comunicación
y sin él no existen palabras con densidad de contenido» (Benedicto XVI,
Mensaje para la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 enero
2012). La pueden favorecer si ayudan a contar y compartir, a permanecer en
contacto con quienes están lejos, a agradecer y a pedir perdón, a hacer
posible una y otra vez el encuentro. Redescubriendo cotidianamente este centro
vital que es el encuentro, este «inicio vivo», sabremos orientar nuestra
relación con las tecnologías, en lugar de ser guiados por ellas. También en
este campo, los padres son los primeros educadores. Pero no hay que dejarlos
solos; la comunidad cristiana está llamada a ayudarles para vivir en el mundo
de la comunicación según los criterios de la dignidad de la persona humana y
del bien común.
El desafío que hoy se nos propone es, por tanto,
volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información.
Esta es la dirección hacia la que nos empujan los potentes y valiosos medios
de la comunicación contemporánea. La información es importante pero no
basta, porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y las visiones
distintas, invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una
visión de conjunto.
La familia, en conclusión, no es un campo en el que
se comunican opiniones, o un terreno en el que se combaten batallas
ideológicas, sino un ambiente en el que se aprende a comunicar en la
proximidad y un sujeto que comunica, una «comunidad comunicante». Una comunidad
que sabe acompañar, festejar y fructificar. En este sentido, es posible
restablecer una mirada capaz de reconocer que la familia sigue siendo un gran
recurso, y no sólo un problema o una institución en crisis. Los medios de
comunicación tienden en ocasiones a presentar la familia como si fuera un
modelo abstracto que hay que defender o atacar, en lugar de una realidad
concreta que se ha de vivir; o como si fuera una ideología de uno contra la de
algún otro, en lugar del espacio donde todos aprendemos lo que significa
comunicar en el amor recibido y entregado. Narrar significa más bien
comprender que nuestras vidas están entrelazadas en una trama unitaria, que
las voces son múltiples y que cada una es insustituible.
La familia más hermosa, protagonista y no problema,
es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la riqueza de
la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos.
No luchamos para defender el pasado, sino que
trabajamos con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos
cotidianamente, para construir el futuro.
24.01.15
El Santo Padre pide procesos de
nulidad rápidos y libres de formalismo
Los participantes del Congreso
Internacional promovido por la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia
Gregoriana son recibidos por el papa Francisco
CIUDAD DEL VATICANO, 24 de enero de 2015 (Zenit.org) - El
recorrido procesual de la nulidad matrimonial es percibido por los cónyuges a
menudo como largo y cansado. Por eso el santo padre Francisco ha hablado de la
posibilidad de que estos procesos sean más rápidos. Lo ha hecho durante una
audiencia con los participantes del Congreso Internacional promovido por la
Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Gregoriana en Roma,
sobre el tema: “Dignitas connubii, a 10 años de la publicación: balance y
perspectivas”.
El papa Francisco ha explicado que la Dignitas connubii
--que no está destinada a los especialista del derecho, sino a los operadores
de los tribunales locales-- es un vademecum modesto pero útil, que lleva
de la mano a los ministros de estos tribunales a fin de que los procesos se
desarrollen de modo seguro y rápido al mismo tiempo.
Un desarrollo seguro --ha precisado el Papa-- porque
indica y explica con claridad la meta del proceso mismo, es decir, la certeza
moral. Y un desarrollo rápido porque “camina más rápidamente quien conoce bien
el camino a recorrer”, ha observado.
Asimismo, el Papa ha asegurado que el
conocimiento de esta Instrucción “podrá también en un futuro ayudar a los
ministros de los tribunales a abreviar el recorrido procesual, percibido por
los cónyuges a menudo como largo y cansado”. Además, ha añadido que hasta
ahora, “no se han explorado todos los recursos que esta Instrucción pone a
disposición para un proceso rápido, libre de todo formalismo”. Tampoco se puede
excluir para el futuro --ha indicado-- medidas legislativas adicionales
destinadas a la misma meta.
El Obispo de Roma ha recordado en su discurso que
entre las solicitudes de esta Instrucción está “la aportación propia y original
del defensor del vínculo en el proceso matrimonial”. Su presencia y
cumplimiento fiel de su deber --ha precisado-- no condiciona al juez, sino que
permite favorecer la imparcialidad de su juicio, al presentarle los argumentos
a favor y en contra de la declaración de nulidad del matrimonio.
Para finalizar su discurso, el Pontífice ha confiado
a María Santísima “el proseguimiento de vuestro estudio y de vuestra reflexión
sobre lo que el Señor quiere hoy para el bien de las almas, que ha adquirido
con su sangre”.
25.01.15
El Papa: la unidad de los cristianos
no será el resultado de discusiones teóricas
El Santo Padre ha presidido las vísperas
en la solemnidad de la conversión del apóstol San Pablo
CIUDAD DEL VATICANO, 25 de enero de 2015 (Zenit.org) - El Santo
Padre ha recordado a los mártires de hoy, a los que dan testimonio de
Jesucristo y “son perseguidos y asesinados por ser cristianos, sin hacer
distinciones por parte de los perseguidores, de la confesión a la que
pertenecen”. El Papa lo ha definido como “el ecumenismo de la sangre”.
En esta tarde de domingo, Francisco ha presidido, en
la basílica romana de San Pablo Extramuros, las vísperas de la Solemnidad de la
conversión del apóstol san Pablo, al finalizar la Semana de Oración por la
Unidad de los Cristianos, que lleva por tema “dame de beber”.
Han participado en la celebración representantes de
otras Iglesias y comunidades eclesiales presentes en Roma. Nada más llegar a la
basílica, el Papa acompañado por los representantes de las otras iglesias, ha
rezado unos instantes frente a la tumba del apóstol de las Gentes.
Durante el discurso pronunciado por el Papa, ha
recordado que Jesús no tuvo dificultad en encontrarse con los samaritanos,
considerados herejes, cismáticos, separados de los judíos. “Su actitud nos
dice que confrontarse con los que son diferentes de nosotros puede hacernos
crecer”, ha asegurado Francisco. Y hablando del pasaje de la mujer samaritana
en el pozo, el Santo Padre ha explicado que “Jesús es paciente, respeta a la
persona que tiene ante él, se revela a ella gradualmente. Su ejemplo alienta a
buscar una confrontación pacífica con el otro”. Para entenderse y crecer en
la caridad y en la verdad, --ha añadido-- es preciso detenerse, acogerse y
escucharse. De este modo, “se comienza ya a experimentar la unidad”. A
propósito, Francisco ha asegurado que muchas controversias entre los
cristianos, heredadas del pasado, “pueden superarse dejando de lado cualquier
actitud polémica o apologética, y tratando de comprender juntos en
profundidad lo que nos une”. Por eso, el Papa ha indicado que “la unidad de los
cristianos no será el resultado de refinadas discusiones teóricas, en las que
cada uno tratará de convencer al otro del fundamento de las propias
opiniones”.
Por otro lado, el Pontífice ha observado que “la
existencia humana revela aspiraciones ilimitadas”. Y son deseos satisfechos
sólo en parte, “porque desde lo más profundo de su ser el hombre se mueve
hacia un ‘más’, un absoluto capaz de satisfacer su sed de manera definitiva”.
La respuesta a estas aspiraciones --ha precisado el Papa-- la da Dios en
Jesucristo, en su misterio pascual.
Asimismo, ha recordado que por obra del Espíritu
nos hemos convertido en uno con Cristo. Y este misterio de amor “es la razón
más profunda de unidad que une a todos los cristianos”, y que “es mucho más
grande que las divisiones que se han producido a lo largo de la historia”.
Por esta razón, “en la medida en que nos
acercamos con humildad al Señor Jesucristo, nos acercamos también entre
nosotros”, ha afirmado el Obispo de Roma.
Haciendo referencia a la historia de la
samaratina, Francisco ha indicado que el encuentro con Jesús le devuelve “el
sentido y la alegría de vivir, y ella siente el deseo de comunicarlo”. Esta es
la llamada a ser evangelizadores, ha recordado.
Y para llevar a cabo este cometido con eficacia,
hay que “evitar cerrarse en los propios particularismos y exclusivismos, así
como imponer uniformidad según los planes meramente humanos”. El compromiso
común de anunciar el Evangelio --ha asegurado-- permite superar toda forma de
proselitismo y la tentación de la competición.
Además, el Santo Padre ha indicado que el
conocimiento mutuo de las diferentes tradiciones de vida consagrada, y un
fecundo intercambio de experiencias, “puede ser útil para la vitalidad de
todas las formas de vida religiosa en las diversas Iglesias y Comunidades
eclesiales”.
Para concluir el discurso, Francisco ha pedido al
Padre celestial que “nos dé el don de la plena comunión de todos los
cristianos, para que pueda brillar el sagrado misterio de la unidad de la
Iglesia, como signo e instrumento de reconciliación para el mundo entero”.
Al finalizar las vísperas, y antes de la
bendición apostólica, el cardenal Kurth Koch, presidente del Pontificio Consejo
para la promoción de la unidad de los cristianos, ha dirigido unas palabras al
Papa. De este modo, pidiendo la bendición del Santo Padre, ha recordado la importancia
de la misión de los cristianos de comprometerse con la paz en el mundo de hoy.
26.01.15
Francisco en Sta. Marta: la fe es un
don del Espíritu Santo
En la homilía de este lunes, el
Santo Padre invita a pedir la gracia de tener una fe sincera, no tímida y
vergonzosa
CIUDAD DEL VATICANO, 26 de enero de 2015 (Zenit.org) - Las mujeres
son principalmente las que transmiten la fe. Así lo ha afirmado el santo padre
Francisco durante la homilía de la misa celebrada este lunes en Santa Marta.
Haciendo referencia a la Carta de san Pablo a Timoteo,
Francisco ha explicado que el apóstol le recuerda de dónde viene su “fe
sincera”: la ha recibido del Espíritu Santo, “a través de la madre y la
abuela”. Por eso, el Papa ha indicado que “son las madres, las abuelas, las que
transmiten la fe”. Y ha añadido: “Una cosa es transmitir la fe y otra cosa es
enseñar las cosas de la fe. La fe es un don. La fe no se puede estudiar. Se
estudian las cosas de la fe, sí, para entenderla mejor, pero con el estudio
nunca llegas a la fe. La fe es un don del Espíritu Santo, es un regalo, que va
más allá de cualquier preparación”.
De este modo, ha especificado que es un regalo que
pasa a través del “buen trabajo de las madres y de las abuelas, el buen trabajo
de esas mujeres” en una familia, “puede ser también una empleada del hogar,
puede ser una tía”, que transmiten la fe.
A este punto, el Santo Padre se ha preguntado,
¿por qué son principalmente las mujeres las que transmiten la fe? Y ha
respondido: “Sencillamente porque quien nos ha traído a Jesús es una mujer. Es
el camino elegido por Jesús. Él ha querido tener una madre: también el don de
la fe pasa por las mujeres, como Jesús por María”. Por otro lado, ha subrayado
que “todos nosotros hemos recibido el don de la fe. Debemos cuidarlo, para que
al menos no se debilite, para que continúe siendo fuerte con el poder del
Espíritu Santo que nos la ha regalado”. De este modo, el Santo Padre ha
señalado que “si no tenemos este cuidado, cada día, de reavivar este regalo de
Dios que es la fe, la fe se debilita, se agua, termina por ser cultura”.
En contraste con esta “fe vida” san Pablo
advierte sobre dos cosas: “el espíritu de timidez y vergüenza”. A propósito, el
Pontífice ha asegurado que “Dios no nos ha dado un espíritu de timidez. El
espíritu de timidez va contra el don de la fe, no deja que crezca, que vaya
adelante, que sea grande”. Y la vergüenza --ha añadido-- es ese pecado: “Sí,
tengo la fe, pero la cubro, que no se vea mucho…”
Asimismo, el papa Francisco ha explicado que el
espíritu de prudencia es “saber que nosotros no podemos hacer todo lo que
queremos”, significa buscar “los caminos, el camino, las maneras” para llevar
adelante la fe, pero con prudencia.
Finalmente, el Santo Padre ha invitado en su
homilía a “pedir al Señor la gracia de tener una fe sincera, una fe que no se
negocia según las oportunidades que vienen. Una fe que cada día trato de
reavivarla o al menos pido al Espíritu Santo que la reavive y así dé un fruto
grande”.
27.01.15
Francisco en Sta Marta: pidamos a
Dios querer hacer su voluntad
En la homilía de este martes, el
Santo Padre ha hablado sobre la obediencia a la voluntad del Padre y el ejemplo
de María con su 'sí'
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de enero de 2015 (Zenit.org) - “Rezar para
querer seguir la voluntad de Dios, rezar para conocer la voluntad de Dios y
rezar --una vez conocida-- para ir adelante con la voluntad de Dios”. Es la
invitación que ha hecho el santo padre Francisco, durante su homilía de la misa
celebrada esta mañana en Santa Marta.
Y así, ha recordado que había una vez una la ley hecha
de prescripciones y prohibiciones, de sangre de toros y cabras, ‘sacrificios
antiguos’ que no tenían ni la ‘fuerza’ de ‘perdonar los pecados’, ni de dar
‘justicia’. Después en el mundo viene Cristo y con su subir a la Cruz, “el acto
que una vez para siempre nos ha justificado”, Jesús ha demostrado cuál era el
‘sacrificio’ más agradable a Dios: no el holocausto de un animal, sino la
ofrenda de la propia voluntad para hacer la voluntad del Padre.
Siguiendo las lecturas y el salmo del día, el Papa ha
hablado de “la obediencia a la voluntad de Dios”. “Este es el camino de la
santidad, del cristiano, es decir, que se realice el plan de Dios, que la
salvación se cumpla”, ha señalado Francisco.
Además, el Pontífice ha recordado que “lo
contrario comenzó en el Paraíso, con la no obediencia de Adán. Y esa
desobediencia ha llevado el mal a toda la humanidad. Y también los pecados son
actos de no obedecer a Dios, de no hacer la voluntad de Dios. Sin embargo, el
Señor nos enseña que este es el camino, no hay otro. Y comienza con Jesús, sí,
en el Cielo, en la voluntad de obedecer al Padre. Pero en la tierra comienza
con la Virgen: ella ¿qué dijo al ángel? ‘Que se haga lo que tú dices’, es
decir, que se haga la voluntad de Dios. Y con el sí al Señor, el Señor ha
comenzado su recorrido entre nosotros”. Pero cumplir la voluntad de Dios “no es
fácil”, ha advertido el Papa en la homilía. No fue fácil para Jesús que fue
tentado en el desierto y en el huerto de los olivos. Tampoco lo fue para
algunos discípulos, que lo dejaron porque no entendieron que quería decir
“hacer la voluntad del Padre”.
Por eso, Francisco ha indicado que no lo es para
nosotros desde el momento que “cada día nos presentan en una bandeja muchas
opciones”. Y así, se pregunta, ¿cómo hago para hacer la voluntad de Dios? Y
responde: pidiendo la gracia de querer hacerlo.
El Santo Padre ha preguntado: “¿yo rezo para que
el Señor me dé las ganas de hacer su voluntad, o busco compromisos porque tengo
miedo de la voluntad de Dios? Se ha detenido sobre otro aspecto: "rezar
para conocer la voluntad de Dios sobre mí y sobre mi vida, sobre la decisión
que debo tomar ahora… muchas cosas. Sobre la forma de gestionar las cosas… La
oración para querer hacer la voluntad de Dios, y oración para conocer la
voluntad de Dios. Y cuando conozco la voluntad de Dios, también la oración, por
tercera vez: para hacerla. Para cumplir esa voluntad, que no es la mía, es la
suya. Y no es fácil”.
Para finalizar, el Papa ha pedido que “el Señor
nos dé la gracia, a todos, que un día pueda decir de nosotros lo que ha dicho
de aquel grupo, de aquella multitud que lo seguía, los que estaban sentado en
torno a Él, como hemos escuchado en el Evangelio”. Y así, el Santo Padre ha
subrayado que “hacer la voluntad de Dios nos hace ser parte de la familia de
Jesús, nos hace madre, padre, hermana, hermano”.
28.01.15
Texto completo de la catequesis del
Papa en la audiencia del miércoles
El Santo Padre prosigue con la serie
de catequesis sobre la familia. Hoy ha advertido sobre los peligros de los
padres ausentes o que se sitúan de 'igual a igual' con sus hijos
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de enero de 2015 (Zenit.org) - Queridos
hermanos y hermanas, buenos días.
Retomamos hoy el camino de catequesis sobre la
familia. Hoy nos dejamos guiar por la palabra padre. Una palabra, más que
cualquier otra, querida para nosotros cristianos, porque es el nombre con el
que Jesús nos ha enseñado a llamar a Dios, Padre. El sentido de este nombre ha
recibido una nueva profundidad propia a partir del modo en que Jesús lo usaba
para dirigirse a Dios y manifestar su relación especial con Él. El misterio
bendecido de la intimidad de Dios,Padre, Hijo y Espíritu, revelado por Jesús,
es el corazón de nuestra fe cristiana.
“Padre” es una palabra conocida por todos, una
palabra universal. Ésta indica una relación fundamental cuya realidad es tan
antigua como la historia del hombre. Hoy en día, sin embargo, se ha llegado a
afirmar que la nuestra sería una ‘sociedad sin padres’. En otros términos, en particular
en la cultura occidental, la figura del padre sería simbólicamente ausente,
desaparecida, eliminada. En un primer momento, la cosa se ha percibido como una
liberación: liberación del padre-dueño, del padre como representante de la ley
que se impone desde fuera, del padre como censura de la felicidad de los hijos
y obstáculo de la emancipación y de la autonomía de los jóvenes. De hecho, a
veces en nuestras casas reinaba en el pasado el autoritarismo, en ciertos casos
incluso la opresión: padres que trataban a los hijos como siervos, no
respetando las exigencias personales de su crecimiento: padres que nos les
ayudaban a emprender su camino con libertad, y no es fácil educar al hijo en
libertad. Padre que no les ayudaban a asumir las propias responsabilidades para
construir su futuro y el de la sociedad. Esto, ciertamente, no es una buena
actitud.
Pero, como sucede a veces, hemos pasado de un
extremo al otro. El problema de nuestros días no parece ser tanto la presencia
invasiva de los padres, sino más bien su ausencia, su fuga. Los padres están a
menudo tan centrados sobre sí mismos, su trabajo, y sobre la propia realización
individual, que olvidan incluso la familia. Y dejan solos a los pequeños y a
los jóvenes. Ya de obispo de Buenos Aires me daba cuenta del sentido de
orfandad que viven hoy los chavales. A menudo preguntaba a los padres si
jugaban con sus hijos, si tenían la valentía y el amor de perder tiempo con los
hijos. Y la respuesta era fea. En la mayoría de los casos: ‘no
puedo, mucho trabajo’. El padre estaba ausente de ese hijo que crecía y no
jugaba con él, no perdía tiempo con él. Ahora, en este camino común de
reflexión sobre la familia, quisiera decir a todas las comunidades cristianas
que debemos estar más atentos: la ausencia de la figura paterna en la vida de
los pequeños y de los jóvenes produce lagunas y heridas que pueden ser también
muy graves. Y de hecho las desviaciones de los niños y de los adolescentes se
ponen en buena parte reconducir a esta falta, a la carencia de ejemplos y de
guías autorizadas en su vida de cada día. A la carencia de cercanía, a la
carencia de amor por parte del padre. Es más profundo de lo que pensamos el
sentido de orfandad que viven muchos jóvenes.
Son huérfanos pero en la familia porque los
padres a menudo están ausentes, también físicamente, en casa, pero sobre todo
porque, cuando están, no se comportan como padres, no dialogan con sus hijos,
no cumplen su tarea educativa, no dan a los hijos en ejemplo acompañado por las
palabras, esos principios, esos valores, esas reglas de vida que necesitan como
el pan. La cualidad educativa de la presencia paterna es aún más necesaria
cuando el padre está obligado por el trabajo a estar lejos de casa.
A veces parece que los padres no saben bien qué
lugar ocupar en la familia y cómo educar a los hijos. Y entonces, en la duda,
se abstienen, se retiran y descuidan sus responsabilidades, quizá refugiándose
en una relación improbable “de igual a igual” con los hijos. Es verdad que
debes ser compañero de tu hijo, pero sin olvidar que eres el padre. Pero si tú
solamente te comportas como un compañero a la pa no le hará bien al joven.
Esto también lo vemos en la comunidad civil. La
comunidad civil, con sus instituciones, tiene una cierta responsabilidad,
podemos decir paterna, hacia los jóvenes, una responsabilidad que a veces
descuida o ejerce mal. También ésta a menudo les deja huérfanos y no les
propone una verdad de perspectiva. Los jóvenes permanecen así, huérfanos de
caminos seguros que recorrer, huérfanos de maestros de los que fiarse,
huérfanos de ideales que calienten el corazón, huérfanos de valores y de
esperanzas que les apoyen cotidianamente. Están llenos quizá de ídolos pero se
les roba el corazón, son empujados a soñar diversiones y placeres, pero no se
les da trabajo; son ilusionados con el dios dinero, y se les niegan las
verdaderas riquezas.
Y entonces hará bien a todos, a los padres y a
los hijos, escuchar de nuevo la promesa que Jesús ha hecho a sus discípulos:
“No os dejaré huérfanos” (Jn 14, 18). Es Él, de hecho, el Camino que hay que recorrer,
el Maestro para escuchar, la Esperanza de que mundo puede cambiar, que el amor
vence el odio, que puede haber un futuro de fraternidad y de paz para todos.
Algunos de vosotros podrá decirme, pero padre,
hoy usted ha estado demasiado negativo. Ha hablado solo de la ausencia de los
padres, de lo que pasa cuando los padres no están cerca de los hijos. Es
verdad. He querido subrayar esto porque el próximo miércoles seguiré con esta
catequesis, destacando la belleza de la paternidad. Por eso he elegido comenzar
por la oscuridad para llegar hasta la luz.
Que el Señor nos ayude a entender bien estas cosas. Gracias.29.01.15
Francisco en Sta. Marta: la
salvación no se 'privatiza'
En la homilía de este jueves, el
Santo Padre ha recordado que Jesús nos salva con nombre y apellidos,
personalmente, pero dentro de un pueblo, la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, 29 de enero de 2015 (Zenit.org) - Los que
privatizan la fe cerrándose en élites que desprecian a los otros no siguen el
camino de Jesús. Así lo ha asegurado el Santo Padre durante la homilía en la
misa celebrada esta mañana en Santa Marta.
Al comentar la Carta a los Hebreos, el papa Francisco
ha afirmado que Jesús es “el camino nuevo y vivo” que debemos seguir “según la
forma que Él quiere”. Porque “existen formas equivocadas de vida cristiana”.
Por eso, ha explicado que Jesús “da el criterio para no seguir los modelos
erróneos. Y uno de estos modelos equivocados es privatizar la salvación”.
De este forma, el Papa ha afirmado que “es verdad,
Jesús nos salva a todos, pero no genéricamente. Todos, pero cada uno, con
nombre y apellidos. Y esta salvación es personal”. Realmente --ha añadido-- yo
soy salvado, el Señor me ha mirado, ha dado su vida por mí, ha abierto esta
puerta, esta vía nueva para mí, y cada uno de nosotros puede decir ‘Por mí’”.
Pero existe el peligro de olvidar que Él nos ha salvado de forma individual,
pero en un pueblo, ha advertido el Pontífice. “El Señor siempre salva en el
pueblo. Desde el momento en el que llama a Abraham, les promete hacer un
pueblo. Y el Señor nos salva en un pueblo”, ha recordado.
Por eso el autor de esta Carta nos dice: “Prestemos
atención los unos de los otros”. A propósito, el papa Francisco ha indicado que
“no hay salvación solamente para mí. Si yo entiendo la salvación así, me
equivoco; me equivoco de camino. La privatización de la salvación es un camino
equivocado”.
Para no privatizar la salvación hay tres
criterios que el Papa ha explicado en la homilía: La fe en Jesús que nos
purifica, la esperanza que nos hace mirar las promesas e ir adelante y la
caridad -- es decir, prestamos atención los unos a los otros, para estimularnos
en la caridad y en las buenas obras.
Y Francisco lo ha explicado así: “Y cuando yo
estoy en una parroquia, en una comunidad -la que sea- yo estoy allí, yo puedo
privatizar la salvación y estar allí un poco socialmente solamente. Pero para
no privatizarla debo preguntarme a mí mismo si yo hablo, comunico la fe; hablo,
comunico la esperanza; hablo, practico y comunico la caridad”, ha observado.
Asimismo, ha indicado que si en una comunidad no se habla, no se anima el uno
al otro en estas tres virtudes, los componentes de esta comunidad han
privatizado la fe. Cada uno busca su propia salvación, no la salvación de
todos, la salvación del pueblo. Y Jesús ha salvado a cada uno, pero en un
pueblo, en una Iglesia”.
Por otro lado el Santo Padre ha recordado que el
autor de la Carta a los Hebreos da un consejo “práctico” muy importante: “no
desertemos de nuestras reuniones, como algunos tienen costumbre de hacer”. Esto
sucede --ha precisado el Papa-- cuando estamos en una reunión en la parroquia,
en el grupo, y juzgamos a los otros, “hay una especie de desprecio hacia los
otros. Y esta no es la puerta, el camino nuevo y viviente que el Señor ha
abierto, ha inaugurado”.
Por esta razón, el Obispo de Roma ha indicado que
“despreciando a los otros, desertando de la comunidad total, desertando del
pueblo de Dios, han privatizado la salvación: la salvación es para mí y mi
grupito, pero no para todo el pueblo de Dios. Y esto es un error muy grande”.
Francisco ha definido este como “las élites eclesiales”. Por eso, el Pontífice
ha advertido que “en el pueblo de Dios se crean estos grupitos, piensan que son
buenos cristianos, también -quizá- tienen buena voluntad, pero son grupitos que
han privatizado la salvación”.
Finalmente, el Papa ha recordado que “Dios nos
salva en un pueblo, no en las élites, que nosotros con nuestras filosofías o
nuestra forma de entender la fe hemos hecho. Y estas no son las gracias de
Dios”. A este punto, el Santo Padre ha invitado a preguntarse: “¿Tengo la
tendencia de privatizar la salvación para mí, para mi grupito, para mi
élite?". Y añade: "¿Me alejo del pueblo de Dios o siempre estoy en
comunidad, en familia, con el lenguaje de la fe, de la esperanza y el lengua de
las obras de caridad?”
Al concluir, Francisco ha pedido “que el Señor
nos dé la gracia de sentirnos siempre pueblo de Dios, salvados personalmente.
Eso es verdad: Él nos salva con nombre y apellidos, pero salvados en un pueblo,
no en el grupito que hago para mí”.
30.01.15
El Papa en Sta. Marta: 'Recordar el
primer encuentro con Jesús'
En la homilía de este viernes el
Santo Padre indica que la memoria y la esperanza son necesarias para no ser
tibio
CIUDAD DEL VATICANO, 30 de enero de 2015 (Zenit.org) - Un
cristiano tiene que custodiar la "memoria" de su primer encuentro con
Cristo y la "esperanza” en Él. Esto lo llevará a actuar en la vida con el
"coraje" de la fe. Este fue el pensamiento central del papa
Francisco en su homilía de este viernes en la misa que celebró en la capilla de
la residencia Santa Marta.
El Papa toma la idea de la frase inicial de la carta a
los Hebreos, en el que el autor invita a todos a evocar "la memoria de
aquellos primeros días," cuando recibieron "la luz de Cristo."
En particular, "el día del encuentro con
Jesús" no tiene que ser nunca olvidado, porque es el día de "una gran
alegría". Y además de la memoria, tampoco hay que perder "el coraje
de los primeros tiempos" y "entusiasmo", la
"franqueza" que nacen del recuerdo del primer amor:
"La memoria es muy importante para recordar la
gracia recibida, porque si expulsamos este entusiasmo que viene del recuerdo
del primer amor, los cristianos nos exponemos a un peligro muy grande: la
tibieza”.
“Los cristianos "tibios", están ahí, sí, son
cristianos, pero perdieron la memoria del primer amor. Y sí, perdieron el
entusiasmo. También perdieron la paciencia para "tolerar" las
dificultades de la vida con el espíritu de amor de Jesús".
Los dos imágenes de los cristianos tibios, indica
Francisco, son la evocada por Pedro: "Perro que vuelve a su vómito";
y otra de Jesús: las personas que deciden seguir el Evangelio, expulsaron al
demonio, pero cuando éste regresa le abren puerta. Así el diablo "toma
posesión de la casa" inicialmente limpia y hermosa”. "El cristiano
-prosiguió el Papa- tiene estos dos parámetros: la memoria y la esperanza. La
memoria para no perder la experiencia del primer amor tan hermoso, y que da
esperanza”.
Y si bien, recuerda el Santo Padre, “muchas veces
la esperanza no queda clara, va adelante porque sabe que la esperanza en Jesús
no desilusiona”.
Estos dos parámetros justamente son el marco
"para que la pequeña semilla de mostaza crezca y de su fruto".
Y concluyó pidiendo oraciones por estos
cristianos que “fracasaron en este camino hacia Jesús”, porque “perdieron la
memoria del primer amor y no tienen esperanza”. Y rezar “para cuidar este
regalo, el don de la salvación”.
31.01.15
Francisco: '¡Con el pan no se
juega!'
En la audiencia a los directivos de
la Confederación Nacional de Cultivadores Directos de Italia, el Santo Padre
invitó a los agricultores a amar y custodiar la tierra
CIUDAD DEL VATICANO, 31 de enero de 2015 (Zenit.org) - Al recibir
a unos doscientos directivos de la Confederación Nacional de Cultivadores
Directos de Italia (Coldiretti), el papa Francisco los invitó este sábado a
volver a encontrar el amor por la tierra como "madre" y les propuso
custodiarla, haciendo una alianza con ella, a fin de que siga siendo, como Dios
la quiere, fuente de vida para la entera familia humana.
En su discurso, el Santo Padre
recordó también que festejan el 70 aniversario de su fundación. Y al agradecer
las palabras que le había dirigido previamente el presidente de la
organización, el Pontífice extendió su saludo al Consejero eclesiástico
nacional y a los regionales, que representan --indicó-- un signo especial de la
atención que la Iglesia reserva a la actividad que realizan. Asimismo, el Papa
explicó que el nombre de "cultivadores directos" hace referencia al
hecho de "cultivar", que es una actividad típicamente humana y
fundamental.
"En efecto, en el trabajo de los
agricultores, está la acogida del precioso don de la tierra que nos
viene de Dios, pero también está su valoración en el también precioso trabajo
de hombres y mujeres llamados a responder con audacia y creatividad al
mandato entregado desde siempre al hombre, el de cultivar y custodiar la
tierra", destacó Francisco. "El verbo “cultivar” remite a la atención
que el agricultor tiene por su tierra para que dé fruto y este sea compartido:
¡cuánta atención, pasión y entrega en todo esto!", enfatizó.
"Verdaderamente --afirmó el Santo Padre-- no
existe la humanidad sin el cultivo de la tierra; no hay vida buena
sin el alimento que ella produce para los hombres y las mujeres de cada
continente". "La agricultura muestra, por lo tanto, su papel central",
insistió.
Por este motivo, el Pontífice señaló que "la
obra de cuantos cultivan la tierra, dedicando generosamente tiempo y energías,
se presenta como una verdadera y propia vocación". En este sentido,
"merece ser reconocida y valorada adecuadamente, también
mediante concretas elecciones políticas y económicas". "Se trata de
eliminar los obstáculos que penalizan una actividad tan valiosa y que, con
frecuencia, es vista como poco apetecible por las nuevas generaciones, si bien
las estadísticas registran un aumento en el número de estudiantes en las
escuelas y los institutos de Agraria, que permite prever un aumento de los
empleados en el sector agrícola", dijo.
"Al mismo tiempo --añadió el Papa-- es
necesario prestar la debida atención a la tan difundida sustracción de tierra a
la agricultura para destinarla a otras actividades, aparentemente más
rentables".
Así, Francisco subrayó que esta reflexión sobre
la centralidad del trabajo agrícola lleva a ver dos áreas críticas:
la pobreza y el hambre, que aún sufre una vasta parte de la
humanidad, y la llamada del hombre, no sólo a cultivar la tierra, sino también
a custodiarla.
En esta línea, el Santo Padre denunció que
"el sistema económico dominante excluye a muchos del justo uso de la
tierra" y recordó que el hambre es un flagelo que ataca
"amplia parte de la humanidad". El desperdicio de alimentos
tiene "magnitudes inaceptables" y por ello, pidió que se
volviera a pensar el sistema de producción y distribución de la comida. "El
absolutismo de las reglas del mercado, una cultura del descarte y del
desperdicio que en el caso de la comida tiene magnitudes inaceptables, junto a
otros factores, determinan miseria y sufrimiento para tantas familias",
lamentó.
"Como nos han enseñado nuestros abuelos,
¡con el pan no se juega!", exclamó. "Recuerdo que, cuando era niño,
al caerse el pan, nos enseñaron a recogerlo y besarlo, y ponerlo sobre la
mesa", relató el Pontífice. "El pan participa, de alguna manera,
de la santidad de la vida humana, y por lo tanto no puede ser tratado sólo como
una mercancía", sostuvo.
Por otra parte, Francisco apuntó que
"el desafío es: ¿cómo realizar una agricultura con bajo impacto
ambiental? ¿Cómo hacer para que nuestro cultivar la tierra sea al mismo tiempo
también custodiarla?" "Sólo así, en efecto, las futuras generaciones
podrán seguir habitándola y cultivarla", aseguró.
Frente a estos interrogantes, el Obispo de Roma
les dirigió una invitación y una propuesta: "La invitación es la de
reencontrar el amor por la tierra como “madre” --como diría san Francisco-- de
la que hemos sido hechos y a la que estamos llamados a volver constantemente. Y
de aquí viene también la propuesta: custodiar la tierra, haciendo
una alianza con ella, de modo que siga siendo, como Dios la
quiere, fuente de vida para la entera familia humana".
Al despedirse de los directivos de la mayor
entidad de representación y asistencia a la agricultura en Italia, el Papa les
deseó que "vuestro trabajo de cultivar y custodiar la tierra sea
considerado y valorado adecuadamente", a la vez que los invitó a "dar
siempre la primacía a las instancias éticas con las que como cristianos,
afrontais los problemas y los desafíos de vuestras actividades", y antes
de bendecirlos, concluyó pidiéndoles que recen por él.
01.02.15
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