18 de gen. 2015

PARAULES DEL PAPA...








FORMAS MODERNAS DE ESCLAVITUD
Sobre las palabras del papa Francisco al comenzar el año
COMISIÓN SOCIAL DE LA UNIDAD PASTORAL STA. MARÍA DE OLARIZU, tonomeli@hotmail.com
VITORIA-GASTEIZ.
ECLESALIA, 19/01/15.- Los pasados días 1 y 2 del presente mes, los medios de difusión se hacían eco de las palabras pronunciadas por el Papa en la misa celebrada en el Vaticano con motivo del primer día del año. Francisco habló de “formas modernas de esclavitud”, entre las que citó de manera expresa “las escasas por no decir inexistentes oportunidades de trabajo”, añadiendo que las empresas deben ofrecer a sus empleados “condiciones de trabajo dignas y salarios adecuados”.
Oportunidades de trabajo, no parece ser compatible con una tasa de paro del 23,67%, con 5.427.700 parados, con 1.789.400 hogares con todos sus miembros en paro (Encuesta de población activa 3º trimestre 2.014). La tasa de desempleo entre los españoles menores de 25 años está a la cabeza de los países europeos al alcanzar el 53%.
Condiciones de trabajo dignas, no parece ser compatible con que la mayoría de los nuevos contratos de trabajo que se suscriben, sean temporales y a jornada parcial. Del total de contratos suscritos en el estado en el mes de Noviembre de 2.014, solo el 8,49% fueron indefinidos, y de estos un 43,51% lo fueron a jornada parcial. (Servicio Público de Empleo Estatal). La proporción de trabajadores que en el conjunto del estado mantiene una relación laboral estable ha bajado al 75,4%, de los cuales un 16% es ya a tiempo parcial, cuando hace un año era el 14,99%.
Salarios adecuados. El Salario Mínimo Interprofesional, ha subido este año de 645,30 € a 648,60 € al mes, un 0,5%, con lo que seguirá siendo el 3º mas bajo de los países de la zona del euro, sólo por encima de Portugal y Grecia. Pero es que además por el doble efecto de las reducciones salariales, y el aumento de la contratación indeseada a tiempo parcial, hay 5,7 millones de trabajadores, un 32,56% de los trabajadores del estado, que en el año 2.014, no alcanzaban o justamente llegaban a cobrar esos 645,30 € mensuales. El poder adquisitivo de los salarios en España ha descendido entre 2.010 y 2014 en un 7,6% y si tomamos por referencia el período total de “crisis” que venimos padeciendo, el porcentaje pasa a ser del 17%.
Lo anterior, junto con los datos inversos de que los sueldos de los 56.000 directivos que mas ganan en el país, equivalen a la suma de los 4 millones de personas que no llegan a 6.000 € anuales, y de que los cien españoles más ricos disponen de un patrimonio de 164.424 millones de €, un 9,2% más que un año antes, nos llevan a que España es el país donde mas ha crecido la desigualdad en los años de “crisis” (Fuente O.C.D.E.).
Visto lo anterior, al papa Francisco le hubiera servido con contemplar la realidad del estado español, cierto que hay otras realidades semejantes y también mas duras, para poder afirmar la existencia aquí de una forma moderna de esclavitud. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).



Las 10 mejores frases del Santo Padre en Sri Lanka y Filipinas
Los pobres, el respeto, la familia y los jóvenes al centro del mensaje de Francisco en su séptimo viaje internacional
CIUDAD DEL VATICANO, 19 de enero de 2015 (Zenit.org) - 1. “Espero que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas”. (Encuentro interreligioso y ecuménico, Colombo, 13 de enero de 2015)
2. “La libertad religiosa es un derecho humano fundamental”. (Santa Misa y Canonización del beato José Vaz, Colombo, 14 de enero de 2015).
3. “Jesús es el único con poder para curar heridas abiertas y devolver la paz”. (Oración mariana en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario, 14 de enero de 2015).
4. “No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás, no se pude ridiculizar la fe”. (Encuentro del Santo Padre con los periodistas durante el vuelo hacia Manila, 15 de enero de 2015)
5. “La reforma de las estructuras sociales que perpetúan la pobreza y la exclusión de los pobres requiere en primer lugar la conversión de la mente y el corazón”. (Encuentro con las Autoridades y el Cuerpo Diplomático, Manila, 16 de enero de 2015).
6. “Los pobres son el corazón del Evangelio”. (Santa Misa con los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, Manila, 16 de enero de 2015).
7. “Rechacen la colonización ideológica que destruye a la familia”. (Encuentro con las familias, Manila, 16 de enero de 2015).
8. “Tenemos un Señor que es capaz de llorar con nosotros, que es capaz de acompañarnos en los momentos más difíciles de la vida. (Homilía del Santo Padre, Tacloban, 17 de enero de 2015)
9. “Al mundo de hoy le falta llorar” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015)
10. “Tenemos que ver a cada niño como un regalo que acoger, querer y proteger”. (Homilía del Santo Padre, Manila, 18 de enero de 2015)

20.01.15



Francisco: 'Paternidad responsable, como indicó Pablo VI'
El Santo Padre explica que el autor de la 'Humanae vitae' fue un profeta
ROMA, 20 de enero de 2015 (Zenit.org) - El papa Francisco se ha refirido este lunes a los bajos índices de natalidad en Italia y España y también ha dicho que ser católicos no significa tener hijos "como conejos". Durante una rueda de prensa con los 77 periodistas que han viajado a bordo del avión papal desde Manila, entre otros temas, el Santo Padre ha sido interrogado sobre la contracepción. El Pontífice ha recordado que la Iglesia promueve el principio de la paternidad responsable, contenido en la Humanae vitae de Pablo VI, que "ha sido un profeta". A continuación, reproducimos las palabras del papa Francisco:
"Yo quería decir de Pablo VI... es verdad que la apertura a la vida es la condición del sacramento del matrimonio. Un hombre no puede darle el sacramento a la mujer y la mujer dárselo a él, si en este punto no están de acuerdo de estar abiertos a la vida, ¿no? Hasta el punto de que, si se puede probar que este o esta se ha casado con la intención de no estar abierto a la vida, ese matrimonio es nulo. Es causa de nulidad matrimonial, ¿no? La apertura a la vida, ¿no?
Y Pablo VI ha estudiado esto con la comisión, cómo hacer para ayudar en tantos casos, en tantos problemas, ¿no? Y problemas importantes, que incluso afectan al amor de la familia, ¿no? Problemas de todos los días y... Pero muchos, muchos, ¿no? Pero había algo más. El rechazo de Pablo VI no era sólo a los problemas personales. Para eso dirá después a los confesores de ser misericordiosos, y comprender las situaciones, perdonar... Ser misericordiosos, comprensivos, ¿no? Si no que él miraba al neomalthusianismo universal que estaba en curso. ¿Y como se llama este neomalthusianismo? Ese menos de un uno por ciento de nacimientos en Italia, lo mismo en España. Ese neomalthusianismo que buscaba un control de la humanidad por parte de las potencias.
Esto no significa que el cristiano tiene que tener hijos en serie. Yo he reprendido a una mujer hace algunos meses en una parroquia, porque estaba embarazado del octavo y tenía siete cesáreas. '¿Pero usted quiere dejar huerfanos a los siete?' Esto es tentar a Dios. Hablamos de paternidad responsable. Ese es el camino, una paternidad responsable. Pero lo que yo quería decir es que Pablo VI no ha sido un aticuado, alguien cerrado. Ha sido un profeta que, con esto, nos ha dicho que hay que tener cuidado con el neomalthusianismo que está viniendo. Y eso quería decir. Gracias".   
Tras repreguntarle sobre la misma cuestión, el Santo Padre ha añadido:
"Yo creo que el número de tres por familia que usted menciona --pero póngase comodo. Me hace sufrir-- creo que es el que dicen los técnicos que es el importante para matentener la población, ¿no? Tres por pareja, ¿no? Y cuando baja este, sucede el otro extremo, lo que pasa en Italia. Que he escuchado, no se si es verdad, que en el 2024 no habrá dinero para pagar a los pensionistas. El descenso de la población, ¿no? Y por eso la palabra clave para responder es la que usa la Iglesia siempre. También yo, ¿eh? Paternidad responsable. Cómo se hace esto, pues con el diálogo. Cada persona, con su pastor, tiene que buscar como hacer esa paternidad responsable.
Ese ejemplo, que he mencionado hace poco, de esa mujer que esperaba el octavo y tenía siete que habían nacido por cesárea. Pero esto es una irresponsabilidad. 'No, yo confío en Dios'. Pero mira, Dios te da los medios para... Sé responsable, ¿no? Algunos creen que --perdonadme la palabra, ¿eh?-- que para ser buenos católicos debemos ser como conejos, ¿no? ¡No! Paternidad responsable. Esto está claro. Y por eso, en la Iglesia hay los grupos matrimoniales; hay los expertos en esto; hay los pastores; y se busca. Y yo conozco muchas, muchas salidas lícitas que han ayudado a esto. Ha hecho bien en decírmelo, ¿no? Y que curioso otra cosa. Nada que ver con esto, pero en relación con esto. Para la gente más pobre un hijo es un tesoro. Es verdad que se tiene que ser también aquí prudentes, ¿eh? Pero para ellos, un hijo es un tesoro. Y Dios sabe como ayudarles. Y quizás algunos no son prudentes en esto. Es verdad, ¿no? Paternidad responsable. Pero mirar la generosidad de aquel papá y aquella mamá que ve en cada hijo un tesoro".  
 21.01.15



Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles
El Santo Padre recuerda que que la causa principal de la pobreza es un sistema económico que ha quitado a la persona del centro y ha puesto al dios dinero y no a las familias numesos. El Pontífice reflexiona sobre su viaje a Sri Lanka y Filipinas
CIUDAD DEL VATICANO, 21 de enero de 2015 (Zenit.org) - "Queridos hermanos y hermanas, buenos días:
hoy me detendré sobre el viaje apostólico en Sri Lanka y Filipinas, que he realizado la semana pasada. Después de la visita en Corea de hace algunos meses, me he dirigido nuevamente en Asia, continente de ricas tradiciones culturales y espirituales. El viaje ha sido sobre todo un encuentro lleno de alegría con las comunidades eclesiales que en esos países, dan testimonio de Cristo: les he confirmado en la fe y en la misionariedad.
Conservaré siempre en el corazón el recuerdo de la bienvenida festiva de parte de las multitudes --en algunos casos casi oceánicas-- que han acompañado los momentos importantes del viaje. Además he animado el diálogo interreligioso al servicio de la paz, como también el camino de esos pueblos hacia la unidad y el desarrollo social, especialmente con el protagonismo de las familias y de los jóvenes.
El momento culminante de mi permanencia en Sri Lanka ha sido la canonización del gran misionero José Vaz. Este santo sacerdote administraba los sacramentos a los fieles, a menudo en secreto,  pero ayudaba indistintamente a todos los necesitados, de cualquier religión y condición social. Su ejemplo de santidad y amor al prójimo continúa inspirando a la Iglesia en Sri Lanka en su apostolado de caridad y de educación. He indicado san José Vaz como modelo para todos los cristianos, llamados hoy a proponer la verdad salvífica del Evangelio en un contexto multireligioso, con respeto hacia los otros, con perseverancia y con humildad.
Sri Lanka es un país de gran belleza natural, cuyo pueblo está tratando de reconstruir la unidad después de un largo y dramático conflicto civil. En mi encuentro con las autoridades gubernamentales, subrayé la importancia del diálogo, del respeto por la dignidad humana, del esfuerzo de implicar a todos para encontrar soluciones adecuadas para la reconciliación y al bien común.
Las distintas religiones tienen un rol significativo para desarrollar al respecto. Mi encuentro con los exponentes religiosos ha sido una confirmación de buenas relaciones que ya existen entre las distintas comunidades. En tal contexto he querido animar la cooperación ya iniciada entre los seguidores de las distintas tradiciones religiosas, también para poder resanar con el bálsamo del perdón a los que aún se ven afectados por los sufrimientos de los últimos años. El tema de la reconciliación ha caracterizado también mi visita al santuario de Nuestra Señora de Madhu, muy venerada por las poblaciones Tamil y Cingalés y meta de peregrinación de miembros de otras religiones. En ese lugar santo hemos pedido a María nuestra Madre, obtener para todo el pueblos esrilanqués, el don de la unidad y de la paz.
De Sri Lanka he ido a Filipinas, donde la Iglesia se prepara para celebrar el quinto centenario de la llegada del Evangelio. Es el principal país católico de Asia, y el pueblo filipino es bien conocido por su profunda fe, su religiosidad y su entusiasmo, también en la diáspora. En mi encuentro con las autoridades nacionales, como también en momentos de oración y durante la multitudinaria misa conclusiva, subrayé la constante fecundidad del Evangelio y su capacidad de inspirar una sociedad digna del hombre, donde hay lugar para la dignidad de cada uno y las aspiraciones del pueblo filipino. El fin principal de la visita, y motivo por el cual decidí ir a Filipinas, y este ha sido el motivo principal, era poder expresar mi cercanía a nuestros hermanos y hermanas que han sufrido la devastación del tifón Yolanda. Fui a Tacloban, en la región golpeada más gravemente, donde rendí homenaje a la fe y a la capacidad de recuperarse de la población local. En Tacloban, lamentablemente, las condiciones climáticas adversas han causado otra víctima inocente: la joven voluntaria Kristel, golpeada y muerta por una estructura que cayó por el viento. Después di las gracias a cuántos, desde distintas partes del mundo, han respondido a su necesidad con una generosa profusión de ayudas. El poder del amor de Dios, revelado en el misterio de la Cruz, se ha hecho evidente en el espíritu de solidaridad demostrado por múltiples actos de caridad y de sacrificio que han marcado esos días oscuros.
Los encuentros con las familias y con los jóvenes, en Manila, fueron momentos importantes de la visita en Filipinas. Las familias sanas son esenciales en la vida de la sociedad. Da consolación y esperanza ver a tantas familias numerosas que acogen a los hijos como un verdadero don de Dios. Ellos saben que cada hijo es una bendición. He escuchado decir que las familias con muchos hijos y el nacimiento de muchos hijos están entre las causas de la pobreza. Me parece una opinión simplista. Puedo decir, podemos decir todos, que la causa principal de la pobreza es un sistema económico que ha quitado a la persona del centro y ha puesto al dios dinero, un sistema económico que excluye, excluye siempre, excluye a los niños, ancianos, jóvenes sin trabajo... y que crea la cultura del descarte en la que vivimos. Nos hemos acostumbrado a ver personas descartadas. Esta es el motivo principal de la pobreza, no las familias numerosas.
Evocando la figura de san José, que ha protegido la vida del “Santo Niño”, tan venerado en ese país, recordé que es necesario proteger las familias, que enfrentan diversas amenazas, para que puedan testimoniar la belleza de la familia en el proyecto de Dios. Es necesario defenderlas de las nuevas colonizaciones ideológicas, que atentan contra su identidad y su misión.
Ha sido una alegría para mí estar con los jóvenes de Filipinas, para escuchar sus esperanzas y sus preocupaciones. He querido ofrecerles mi aliento para sus esfuerzos en el contribuir en la renovación de la sociedad, especialmente a través del servicio a los pobres y la tutela del ambiente natural.
El cuidado de los pobres es un elemento esencial de nuestra vida y testimonio cristianos, implica el rechazo de toda forma de corrupción que roba a los pobres y requiere una cultura de honestidad.
Doy las gracias al Señor por esta visita pastoral en Sri Lanka y en Filipinas. Le pido que bendiga siempre estos dos países  y que confirme la fidelidad de los cristianos en el mensaje evangélico de nuestra redención, reconciliación y comunión en Cristo.
 22.01.15



Francisco en Sta. Marta: Jesús nos salva e intercede por nosotros
El Santo Padre, en la homilí­a de este jueves, recuerda que la fuerza de nuestra fe es saber que somos salvados por Jesús
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de enero de 2015 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha retomado, tras su viaje a Asia, las misas matutinas con grupos de fieles en la capilla de Santa Marta. Y así, este jueves el Papa ha recordado que lo más importante no es la gracia de una sanación física, sino el hecho de que Jesús nos salva e intercede por nosotros.
De este modo, el Pontífice ha comentado el Evangelio del día, que muestra a la multitud que acude a Jesús desde cualquier región. Al respecto, el Papa ha indicado que el pueblo de Dios encuentra en el Señor “una esperanza, porque su forma de actuar, de enseñar, toca su corazón, llega al corazón, porque tiene la fuerza de la Palabra de Dios”. Y lo explica así: “el pueblo siente esto y ve que en Jesús se cumplen las promesas, que en Jesús hay una esperanza. El pueblo estaba un poco aburrido de la forma de enseñar la fe, de los doctores de la ley de aquella época, que cargaban sobre la espalda muchos mandamientos, muchos preceptos, pero no llegaban al corazón de la gente”. Pero, ha añadido, cuando ven a Jesús y escuchan a Jesús, las propuestas de Jesús, las bienaventuranzas… pues escuchan dentro algo que se mueve, es el Espíritu Santo que despierta eso, y van a encontrar a Jesús”.
La multitud seguía a Jesús para ser sanada, es decir, buscando el propio bien. Por eso, el Santo Padre ha recordado que “nunca podemos seguir a Dios con pureza de intención desde el inicio, siempre un poco para nosotros, un poco para Dios… Y el camino es purificar esta intención”. Asimismo ha subrayado que la gente va, busca a Dios, pero también busca la salud, la sanación. “Y si lanzaban sobre Él para tocarle, para que saliera esa fuerza y le sanase”, ha recordado. Pero lo más importante no es que Jesús sane, esto “es signo de otro sanación”; ni siquiera el hecho de que “Jesús diga palabras que llegan al corazón”: esto, ciertamente ayuda para encontrar a Dios.
Haciendo referencia a la Carta a los Hebreos, ha señalado que “Cristo puede salvar perfectamente a aquellos que se acercan Dios a través de Él. De hecho está siempre vivo para interceder a su favor”. Las dos palabras claves, ha señalado el Obispo de Roma son que “Jesús salva y es intercesor”.
Lo ha explicado así: “¡Jesús salva! Estas sanaciones, estas palabras que llegan al corazón son el signo y el inicio de una salvación. El recorrido de la salvación de muchos que comienzan a ir a escuchar a Jesús o a pedir una sanación y después vuelven a Él y sienten la salvación. ¿Pero lo más importante de Jesús es que sane? No, no es lo más importante. ¿Qué nos enseña? No es lo más importante. ¡Que salva! Él es el Salvador y nosotros somos salvados por Él. Y esto es más importante. Y ésta es la fuerza de nuestra fe”.
A continuación, ha hablado de Jesús como intercesor. “Esto es algo actual. Jesús delante del Padre, ofrece su vida, la redención, muestra al Padre las llagas, el precio de la salvación. Y todos los días, así, Jesús intercede. Y cuando nosotros, por una cosa u otra, estamos un poco bajos de ánimo, recordamos que Él reza por nosotros, intercede por nosotros continuamente”. Además, ha añadido que muchas veces nos olvidamos de esto: “Pero Jesús… sí, ha acabado, se ha ido al Cielo, nos ha enviado el Espíritu Santo, historia terminada’. ¡No! Actualmente, en cada momento, Jesús intercede". De este modo ha invitado a dirigirse así al Señor, en esta oración: "Pero, Señor Jesús, ten piedad de mí. Intercede por mí"
Para finalizar la homilía de este jueves, Francisco ha pedido que nuestra vida cristiana cada vez esté más convencida que nosotros hemos sido salvados, que tenemos un Salvador, Jesús a la derecha del Padre, que intercede.
 23.01.15


El Papa: la familia más hermosa es la que sabe comunicar la riqueza de las relaciones
En el mensaje de la 49ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Santo Padre indica que la familia está viva si respira abriéndose más allá de sí misma

"Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor" es el tema elegido por el santo padre Francisco para la 49ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
Publicamos a continuación el Mensaje del Papa para la Jornada que este año se celebra, en muchos países, el domingo 17 de mayo:
El tema de la familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial y de un proceso sinodal que prevé dos sínodos, uno extraordinario –apenas celebrado– y otro ordinario, convocado para el próximo mes de octubre. En este contexto, he considerado oportuno que el tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales tuviera como punto de referencia la familia. En efecto, la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista.
Podemos dejarnos inspirar por el episodio evangélico de la visita de María a Isabel (cf. Lc 1,39-56). «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a voz en grito: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”» (vv. 41-42).
Este episodio nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo. En efecto, la primera respuesta al saludo de María la da el niño saltando gozosamente en el vientre de Isabel. Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo. El seno materno que nos acoge es la primera «escuela» de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá. Este encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos, aunque todavía tan extraños uno de otro, es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunicación. Y es una experiencia que nos acomuna a todos, porque todos nosotros hemos nacido de una madre.
Después de llegar al mundo, permanecemos en un «seno», que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la familia es el «lugar donde se aprende a convivir en la diferencia» (Exort. ap. Evangelii gaudium, 66): diferencias de géneros y de generaciones, que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo. Y cuanto más amplio es el abanico de estas relaciones y más diversas son las edades, más rico es nuestro ambiente de vida. Es el vínculo el que fundamenta la palabra, que a su vez fortalece el vínculo. Nosotros no inventamos las palabras: las podemos usar porque las hemos recibido. En la familia se aprende a hablar la lengua materna, es decir, la lengua de nuestros antepasados (cf. 2 M 7,25.27). En la familia se percibe que otros nos han precedido, y nos han puesto en condiciones de existir y de poder, también nosotros, generar vida y hacer algo bueno y hermoso. Podemos dar porque hemos recibido, y este círculo virtuoso está en el corazón de la capacidad de la familia de comunicarse y de comunicar; y, más en general, es el paradigma de toda comunicación.
La experiencia del vínculo que nos «precede» hace que la familia sea también el contexto en el que se transmite esa forma fundamental de comunicación que es la oración. Cuando la mamá y el papá acuestan para dormir a sus niños recién nacidos, a menudo los confían a Dios para que vele por ellos; y cuando los niños son un poco más mayores, recitan junto a ellos oraciones simples, recordando con afecto a otras personas: a los abuelos y otros familiares, a los enfermos y los que sufren, a todos aquellos que más necesitan de la ayuda de Dios. Así, la mayor parte de nosotros ha aprendido en la familia la dimensión religiosa de la comunicación, que en el cristianismo está impregnada de amor, el amor de Dios que se nos da y que nosotros ofrecemos a los demás.
Lo que nos hace entender en la familia lo que es verdaderamente la comunicación como descubrimiento y construcción de proximidad es la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas para las otras. Reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los otros y acogiéndose, es motivo de gratitud y alegría: del saludo de María y del salto del niño brota la bendición de Isabel, a la que sigue el bellísimo canto del Magnificat, en el que María alaba el plan de amor de Dios sobre ella y su pueblo. De un «sí» pronunciado con fe, surgen consecuencias que van mucho más allá de nosotros mismos y se expanden por el mundo. «Visitar» comporta abrir las puertas, no encerrarse en uno mismo, salir, ir hacia el otro. También la familia está viva si respira abriéndose más allá de sí misma, y las familias que hacen esto pueden comunicar su mensaje de vida y de comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer crecer la Iglesia misma, que es familia de familias.
La familia es, más que ningún otro, el lugar en el que, viviendo juntos la cotidianidad, se experimentan los límites propios y ajenos, los pequeños y grandes problemas de la convivencia, del ponerse de acuerdo. No existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva. Por eso, la familia en la que, con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de perdón. El perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar. Un niño que aprende en la familia a escuchar a los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto de vista sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad.
A propósito de límites y comunicación, tienen mucho que enseñarnos las familias con hijos afectados por una o más discapacidades. El déficit en el movimiento, los sentidos o el intelecto supone siempre una tentación de encerrarse; pero puede convertirse, gracias al amor de los padres, de los hermanos y de otras personas amigas, en un estímulo para abrirse, compartir, comunicar de modo inclusivo; y puede ayudar a la escuela, la parroquia, las asociaciones, a que sean más acogedoras con todos, a que no excluyan a nadie.
Además, en un mundo donde tan a menudo se maldice, se habla mal, se siembra cizaña, se contamina nuestro ambiente humano con las habladurías, la familia puede ser una escuela de comunicación como bendición. Y esto también allí donde parece que prevalece inevitablemente el odio y la violencia, cuando las familias están separadas entre ellas por muros de piedra o por los muros no menos impenetrables del prejuicio y del resentimiento, cuando parece que hay buenas razones para decir «ahora basta»; el único modo para romper la espiral del mal, para testimoniar que el bien es siempre posible, para educar a los hijos en la fraternidad, es en realidad bendecir en lugar de maldecir, visitar en vez de rechazar, acoger en lugar de combatir.
Hoy, los medios de comunicación más modernos, que son irrenunciables sobre todo para los más jóvenes, pueden tanto obstaculizar como ayudar a la comunicación en la familia y entre familias. La pueden obstaculizar si se convierten en un modo de sustraerse a la escucha, de aislarse de la presencia de los otros, de saturar cualquier momento de silencio y de espera, olvidando que «el silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido» (Benedicto XVI, Mensaje para la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 enero 2012). La pueden favorecer si ayudan a contar y compartir, a permanecer en contacto con quienes están lejos, a agradecer y a pedir perdón, a hacer posible una y otra vez el encuentro. Redescubriendo cotidianamente este centro vital que es el encuentro, este «inicio vivo», sabremos orientar nuestra relación con las tecnologías, en lugar de ser guiados por ellas. También en este campo, los padres son los primeros educadores. Pero no hay que dejarlos solos; la comunidad cristiana está llamada a ayudarles para vivir en el mundo de la comunicación según los criterios de la dignidad de la persona humana y del bien común.
El desafío que hoy se nos propone es, por tanto, volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información. Esta es la dirección hacia la que nos empujan los potentes y valiosos medios de la comunicación contemporánea. La información es importante pero no basta, porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y las visiones distintas, invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una visión de conjunto.
La familia, en conclusión, no es un campo en el que se comunican opiniones, o un terreno en el que se combaten batallas ideológicas, sino un ambiente en el que se aprende a comunicar en la proximidad y un sujeto que comunica, una «comunidad comunicante». Una comunidad que sabe acompañar, festejar y fructificar. En este sentido, es posible restablecer una mirada capaz de reconocer que la familia sigue siendo un gran recurso, y no sólo un problema o una institución en crisis. Los medios de comunicación tienden en ocasiones a presentar la familia como si fuera un modelo abstracto que hay que defender o atacar, en lugar de una realidad concreta que se ha de vivir; o como si fuera una ideología de uno contra la de algún otro, en lugar del espacio donde todos aprendemos lo que significa comunicar en el amor recibido y entregado. Narrar significa más bien comprender que nuestras vidas están entrelazadas en una trama unitaria, que las voces son múltiples y que cada una es insustituible.
La familia más hermosa, protagonista y no problema, es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la riqueza de la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos.
No luchamos para defender el pasado, sino que trabajamos con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos cotidianamente, para construir el futuro.
24.01.15


El Santo Padre pide procesos de nulidad rápidos y libres de formalismo
Los participantes del Congreso Internacional promovido por la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Gregoriana son recibidos por el papa Francisco
CIUDAD DEL VATICANO, 24 de enero de 2015 (Zenit.org) - El recorrido procesual de la nulidad matrimonial es percibido por los cónyuges a menudo como largo y cansado. Por eso el santo padre Francisco ha hablado de la posibilidad de que estos procesos sean más rápidos. Lo ha hecho durante una audiencia con los participantes del Congreso Internacional promovido por la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Gregoriana en Roma, sobre el tema: “Dignitas connubii, a 10 años de la publicación: balance y perspectivas”.
El papa Francisco ha explicado que la Dignitas connubii --que no está destinada a los especialista del derecho, sino a los operadores de los tribunales locales-- es un vademecum modesto pero útil, que lleva de la mano a los ministros de estos tribunales a fin de que los procesos se desarrollen de modo seguro y rápido al mismo tiempo.
Un desarrollo seguro --ha precisado el Papa-- porque indica y explica con claridad la meta del proceso mismo, es decir, la certeza moral. Y un desarrollo rápido porque “camina más rápidamente quien conoce bien el camino a recorrer”, ha observado.  
Asimismo, el Papa ha asegurado que el conocimiento de esta Instrucción “podrá también en un futuro ayudar a los ministros de los tribunales a abreviar el recorrido procesual, percibido por los cónyuges a menudo como largo y cansado”. Además, ha añadido que hasta ahora, “no se han explorado todos los recursos que esta Instrucción pone a disposición para un proceso rápido, libre de todo formalismo”. Tampoco se puede excluir para el futuro --ha indicado-- medidas legislativas adicionales destinadas a la misma meta.
El Obispo de Roma ha recordado en su discurso que entre las solicitudes de esta Instrucción está “la aportación propia y original del defensor del vínculo en el proceso matrimonial”.  Su presencia y cumplimiento fiel de su deber --ha precisado-- no condiciona al juez, sino que permite favorecer la imparcialidad de su juicio, al presentarle los argumentos a favor y en contra de la declaración de nulidad del matrimonio.
Para finalizar su discurso, el Pontífice ha confiado a María Santísima “el proseguimiento de vuestro estudio y de vuestra reflexión sobre lo que el Señor quiere hoy para el bien de las almas, que ha adquirido con su sangre”.
 25.01.15


El Papa: la unidad de los cristianos no será el resultado de discusiones teóricas
El Santo Padre ha presidido las ví­speras en la solemnidad de la conversión del apóstol San Pablo
CIUDAD DEL VATICANO, 25 de enero de 2015 (Zenit.org) - El Santo Padre ha recordado a los mártires de hoy, a los que dan testimonio de Jesucristo y “son perseguidos y asesinados por ser cristianos, sin hacer distinciones por parte de los perseguidores, de la confesión a la que pertenecen”. El Papa lo ha definido como “el ecumenismo de la sangre”.
En esta tarde de domingo, Francisco ha presidido, en la basílica romana de San Pablo Extramuros, las vísperas de la Solemnidad de la conversión del apóstol san Pablo, al finalizar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que lleva por tema “dame de beber”.
Han participado en la celebración representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales presentes en Roma. Nada más llegar a la basílica, el Papa acompañado por los representantes de las otras iglesias, ha rezado unos instantes frente a la tumba del apóstol de las Gentes.
Durante el discurso pronunciado por el Papa, ha recordado que Jesús no tuvo dificultad en encontrarse con los samaritanos, considerados herejes, cismáticos, separados de los judíos. “Su actitud nos dice que confrontarse con los que son diferentes de nosotros puede hacernos crecer”, ha asegurado Francisco. Y hablando del pasaje de la mujer samaritana en el pozo, el Santo Padre ha explicado que “Jesús es paciente, respeta a la persona que tiene ante él, se revela a ella gradualmente. Su ejemplo alienta a buscar una confrontación pacífica con el otro”. Para entenderse y crecer en la caridad y en la verdad, --ha añadido-- es preciso detenerse, acogerse y escucharse. De este modo, “se comienza ya a experimentar la unidad”. A propósito, Francisco ha asegurado que muchas controversias entre los cristianos, heredadas del pasado, “pueden superarse dejando de lado cualquier actitud polémica o apologética, y tratando de comprender juntos en profundidad lo que nos une”. Por eso, el Papa ha indicado que “la unidad de los cristianos no será el resultado de refinadas discusiones teóricas, en las que cada uno tratará de convencer al otro del fundamento de las propias opiniones”.
Por otro lado, el Pontífice ha observado que “la existencia humana revela aspiraciones ilimitadas”. Y son deseos satisfechos sólo en parte, “porque desde lo más profundo de su ser el hombre se mueve hacia un ‘más’, un absoluto capaz de satisfacer su sed de manera definitiva”. La respuesta a estas aspiraciones --ha precisado el Papa-- la da Dios en Jesucristo, en su misterio pascual.
Asimismo, ha recordado que por obra del Espíritu nos hemos convertido en uno con Cristo. Y este misterio de amor “es la razón más profunda de unidad que une a todos los cristianos”, y que “es mucho más grande que las divisiones que se han producido a lo largo de la historia”.
Por esta razón, “en la medida en que nos acercamos con humildad al Señor Jesucristo, nos acercamos también entre nosotros”, ha afirmado el Obispo de Roma.
Haciendo referencia a la historia de la samaratina, Francisco ha indicado que el encuentro con Jesús le devuelve “el sentido y la alegría de vivir, y ella siente el deseo de comunicarlo”. Esta es la llamada a ser evangelizadores, ha recordado.
Y para llevar a cabo este cometido con eficacia, hay que “evitar cerrarse en los propios particularismos y exclusivismos, así como imponer uniformidad según los planes meramente humanos”. El compromiso común de anunciar el Evangelio --ha asegurado-- permite superar toda forma de proselitismo y la tentación de la competición.
Además, el Santo Padre ha indicado que el conocimiento mutuo de las diferentes tradiciones de vida consagrada, y un fecundo intercambio de experiencias, “puede ser útil para la vitalidad de todas las formas de vida religiosa en las diversas Iglesias y Comunidades eclesiales”.
Para concluir el discurso, Francisco ha pedido al Padre celestial que “nos dé el don de la plena comunión de todos los cristianos, para que pueda brillar el sagrado misterio de la unidad de la Iglesia, como signo e instrumento de reconciliación para el mundo entero”.  
Al finalizar las vísperas, y antes de la bendición apostólica, el cardenal Kurth Koch, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos, ha dirigido unas palabras al Papa. De este modo, pidiendo la bendición del Santo Padre, ha recordado la importancia de la misión de los cristianos de comprometerse con la paz en el mundo de hoy.
26.01.15



Francisco en Sta. Marta: la fe es un don del Espí­ritu Santo
En la homilí­a de este lunes, el Santo Padre invita a pedir la gracia de tener una fe sincera, no tí­mida y vergonzosa
CIUDAD DEL VATICANO, 26 de enero de 2015 (Zenit.org) - Las mujeres son principalmente las que transmiten la fe. Así lo ha afirmado el santo padre Francisco durante la homilía de la misa celebrada este lunes en Santa Marta.
Haciendo referencia a la Carta de san Pablo a Timoteo, Francisco ha explicado que el apóstol le recuerda de dónde viene su “fe sincera”: la ha recibido del Espíritu Santo, “a través de la madre y la abuela”. Por eso, el Papa ha indicado que “son las madres, las abuelas, las que transmiten la fe”. Y ha añadido: “Una cosa es transmitir la fe y otra cosa es enseñar las cosas de la fe. La fe es un don. La fe no se puede estudiar. Se estudian las cosas de la fe, sí, para entenderla mejor, pero con el estudio nunca llegas a la fe. La fe es un don del Espíritu Santo, es un regalo, que va más allá de cualquier preparación”.
De este modo, ha especificado que es un regalo que pasa a través del “buen trabajo de las madres y de las abuelas, el buen trabajo de esas mujeres” en una familia, “puede ser también una empleada del hogar, puede ser una tía”, que transmiten la fe.
A este punto, el Santo Padre se ha preguntado, ¿por qué son principalmente las mujeres las que transmiten la fe? Y ha respondido: “Sencillamente porque quien nos ha traído a Jesús es una mujer. Es el camino elegido por Jesús. Él ha querido tener una madre: también el don de la fe pasa por las mujeres, como Jesús por María”. Por otro lado, ha subrayado que “todos nosotros hemos recibido el don de la fe. Debemos cuidarlo, para que al menos no se debilite, para que continúe siendo fuerte con el poder del Espíritu Santo que nos la ha regalado”.  De este modo, el Santo Padre ha señalado que “si no tenemos este cuidado, cada día, de reavivar este regalo de Dios que es la fe, la fe se debilita, se agua, termina por ser cultura”.  
En contraste con esta “fe vida” san Pablo advierte sobre dos cosas: “el espíritu de timidez y vergüenza”. A propósito, el Pontífice ha asegurado que “Dios no nos ha dado un espíritu de timidez. El espíritu de timidez va contra el don de la fe, no deja que crezca, que vaya adelante, que sea grande”. Y la vergüenza --ha añadido-- es ese pecado: “Sí, tengo la fe, pero la cubro, que no se vea mucho…”
Asimismo, el papa Francisco ha explicado que el espíritu de prudencia es “saber que nosotros no podemos hacer todo lo que queremos”, significa buscar “los caminos, el camino, las maneras” para llevar adelante la fe, pero con prudencia.
Finalmente, el Santo Padre ha invitado en su homilía a “pedir al Señor la gracia de tener una fe sincera, una fe que no se negocia según las oportunidades que vienen. Una fe que cada día trato de reavivarla o al menos pido al Espíritu Santo que la reavive y así dé un fruto grande”.
 27.01.15



Francisco en Sta Marta: pidamos a Dios querer hacer su voluntad
En la homilía de este martes, el Santo Padre ha hablado sobre la obediencia a la voluntad del Padre y el ejemplo de María con su 'sí'
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de enero de 2015 (Zenit.org) - “Rezar para querer seguir la voluntad de Dios, rezar para conocer la voluntad de Dios y rezar --una vez conocida-- para ir adelante con la voluntad de Dios”. Es la invitación que ha hecho el santo padre Francisco, durante su homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta.
Y así, ha recordado que había una vez una la ley hecha de prescripciones y prohibiciones, de sangre de toros y cabras, ‘sacrificios antiguos’ que no tenían ni la ‘fuerza’ de ‘perdonar los pecados’, ni de dar ‘justicia’. Después en el mundo viene Cristo y con su subir a la Cruz, “el acto que una vez para siempre nos ha justificado”, Jesús ha demostrado cuál era el ‘sacrificio’ más agradable a Dios: no el holocausto de un animal, sino la ofrenda de la propia voluntad para hacer la voluntad del Padre.
Siguiendo las lecturas y el salmo del día, el Papa ha hablado de “la obediencia a la voluntad de Dios”. “Este es el camino de la santidad, del cristiano, es decir, que se realice el plan de Dios, que la salvación se cumpla”, ha señalado Francisco.
Además, el Pontífice ha recordado que “lo contrario comenzó en el Paraíso, con la no obediencia de Adán. Y esa desobediencia ha llevado el mal a toda la humanidad. Y también los pecados son actos de no obedecer a Dios, de no hacer la voluntad de Dios. Sin embargo, el Señor nos enseña que este es el camino, no hay otro. Y comienza con Jesús, sí, en el Cielo, en la voluntad de obedecer al Padre. Pero en la tierra comienza con la Virgen: ella ¿qué dijo al ángel? ‘Que se haga lo que tú dices’, es decir, que se haga la voluntad de Dios. Y con el sí al Señor, el Señor ha comenzado su recorrido entre nosotros”. Pero cumplir la voluntad de Dios “no es fácil”, ha advertido el Papa en la homilía. No fue fácil para Jesús que fue tentado en el desierto y en el huerto de los olivos. Tampoco lo fue para algunos discípulos, que lo dejaron porque no entendieron que quería decir “hacer la voluntad del Padre”.
Por eso, Francisco ha indicado que no lo es para nosotros desde el momento que “cada día nos presentan en una bandeja muchas opciones”. Y así, se pregunta, ¿cómo hago para hacer la voluntad de Dios? Y responde: pidiendo la gracia de querer hacerlo.
El Santo Padre ha preguntado: “¿yo rezo para que el Señor me dé las ganas de hacer su voluntad, o busco compromisos porque tengo miedo de la voluntad de Dios? Se ha detenido sobre otro aspecto: "rezar para conocer la voluntad de Dios sobre mí y sobre mi vida, sobre la decisión que debo tomar ahora… muchas cosas. Sobre la forma de gestionar las cosas… La oración para querer hacer la voluntad de Dios, y oración para conocer la voluntad de Dios. Y cuando conozco la voluntad de Dios, también la oración, por tercera vez: para hacerla. Para cumplir esa voluntad, que no es la mía, es la suya. Y no es fácil”.
Para finalizar, el Papa ha pedido que “el Señor nos dé la gracia, a todos, que un día pueda decir de nosotros lo que ha dicho de aquel grupo, de aquella multitud que lo seguía, los que estaban sentado en torno a Él, como hemos escuchado en el Evangelio”. Y así, el Santo Padre ha subrayado que “hacer la voluntad de Dios nos hace ser parte de la familia de Jesús, nos hace madre, padre, hermana, hermano”.
 28.01.15


Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles
El Santo Padre prosigue con la serie de catequesis sobre la familia. Hoy ha advertido sobre los peligros de los padres ausentes o que se sitúan de 'igual a igual' con sus hijos
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de enero de 2015 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
Retomamos hoy el camino de catequesis sobre la familia. Hoy nos dejamos guiar por la palabra padre. Una palabra, más que cualquier otra, querida para nosotros cristianos, porque es el nombre con el que Jesús nos ha enseñado a llamar a Dios, Padre. El sentido de este nombre ha recibido una nueva profundidad propia a partir del modo en que Jesús lo usaba para dirigirse a Dios y manifestar su relación especial con Él. El misterio bendecido de la intimidad de Dios,Padre, Hijo y Espíritu, revelado por Jesús, es el corazón de nuestra fe cristiana.
“Padre” es una palabra conocida por todos, una palabra universal. Ésta indica una relación fundamental cuya realidad es tan antigua como la historia del hombre. Hoy en día, sin embargo, se ha llegado a afirmar que la nuestra sería una ‘sociedad sin padres’. En otros términos, en particular en la cultura occidental, la figura del padre sería simbólicamente ausente, desaparecida, eliminada. En un primer momento, la cosa se ha percibido como una liberación: liberación del padre-dueño, del padre como representante de la ley que se impone desde fuera, del padre como censura de la felicidad de los hijos y obstáculo de la emancipación y de la autonomía de los jóvenes. De hecho, a veces en nuestras casas reinaba en el pasado el autoritarismo, en ciertos casos incluso la opresión: padres que trataban a los hijos como siervos, no respetando las exigencias personales de su crecimiento: padres que nos les ayudaban a emprender su camino con libertad, y no es fácil educar al hijo en libertad. Padre que no les ayudaban a asumir las propias responsabilidades para construir su futuro y el de la sociedad. Esto, ciertamente, no es una buena actitud.
Pero, como sucede a veces, hemos pasado de un extremo al otro. El problema de nuestros días no parece ser tanto la presencia invasiva de los padres, sino más bien su ausencia, su fuga. Los padres están a menudo tan centrados sobre sí mismos, su trabajo, y sobre la propia realización individual, que olvidan incluso la familia. Y dejan solos a los pequeños y a los jóvenes. Ya de obispo de Buenos Aires me daba cuenta del sentido de orfandad que viven hoy los chavales. A menudo preguntaba a los padres si jugaban con sus hijos, si tenían la valentía y el amor de perder tiempo con los hijos.   Y la respuesta era fea. En la mayoría de los casos: ‘no puedo, mucho trabajo’. El padre estaba ausente de ese hijo que crecía y no jugaba con él, no perdía tiempo con él. Ahora, en este camino común de reflexión sobre la familia, quisiera decir a todas las comunidades cristianas que debemos estar más atentos: la ausencia de la figura paterna en la vida de los pequeños y de los jóvenes produce lagunas y heridas que pueden ser también muy graves. Y de hecho las desviaciones de los niños y de los adolescentes se ponen en buena parte reconducir a esta falta, a la carencia de ejemplos y de guías autorizadas en su vida de cada día. A la carencia de cercanía, a la carencia de amor por parte del padre. Es más profundo de lo que pensamos el sentido de orfandad que viven muchos jóvenes.
Son huérfanos pero en la familia porque los padres a menudo están ausentes, también físicamente, en casa, pero sobre todo porque, cuando están, no se comportan como padres, no dialogan con sus hijos, no cumplen su tarea educativa, no dan a los hijos en ejemplo acompañado por las palabras, esos principios, esos valores, esas reglas de vida que necesitan como el pan. La cualidad educativa de la presencia paterna es aún más necesaria cuando  el padre está obligado por el trabajo a estar lejos de casa.
A veces parece que los padres no saben bien qué lugar ocupar en la familia y cómo educar a los hijos. Y entonces, en la duda, se abstienen, se retiran y descuidan sus responsabilidades, quizá refugiándose en una relación improbable “de igual a igual” con los hijos. Es verdad que debes ser compañero de tu hijo, pero sin olvidar que eres el padre. Pero si tú solamente te comportas como un compañero a la pa no le hará bien al joven.
Esto también lo vemos en la comunidad civil. La comunidad civil, con sus instituciones, tiene una cierta responsabilidad, podemos decir paterna, hacia los jóvenes, una responsabilidad que a veces descuida o ejerce mal. También ésta a menudo les deja huérfanos y no les propone una verdad de perspectiva. Los jóvenes permanecen así, huérfanos de caminos seguros que recorrer, huérfanos de maestros de los que fiarse, huérfanos de ideales que calienten el corazón, huérfanos de valores y de esperanzas que les apoyen cotidianamente. Están llenos quizá de ídolos pero se les roba el corazón, son empujados a soñar diversiones y placeres, pero no se les da trabajo; son ilusionados con el dios dinero, y se les niegan las verdaderas riquezas.
Y entonces hará bien a todos, a los padres y a los hijos, escuchar de nuevo la promesa que Jesús ha hecho a sus discípulos: “No os dejaré huérfanos” (Jn 14, 18). Es Él, de hecho, el Camino que hay que recorrer, el Maestro para escuchar, la Esperanza de que mundo puede cambiar, que el amor vence el odio, que puede haber un futuro de fraternidad y de paz para todos.
Algunos de vosotros podrá decirme, pero padre, hoy usted ha estado demasiado negativo. Ha hablado solo de la ausencia de los padres, de lo que pasa cuando los padres no están cerca de los hijos. Es verdad. He querido subrayar esto porque el próximo miércoles seguiré con esta catequesis, destacando la belleza de la paternidad. Por eso he elegido comenzar por la oscuridad para llegar hasta la luz.
Que el Señor nos ayude a entender bien estas cosas. Gracias.
 29.01.15



Francisco en Sta. Marta: la salvación no se 'privatiza'
En la homilí­a de este jueves, el Santo Padre ha recordado que Jesús nos salva con nombre y apellidos, personalmente, pero dentro de un pueblo, la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, 29 de enero de 2015 (Zenit.org) - Los que privatizan la fe cerrándose en élites que desprecian a los otros no siguen el camino de Jesús. Así lo ha asegurado el Santo Padre durante la homilía en la misa celebrada esta mañana en Santa Marta.
Al comentar la Carta a los Hebreos, el papa Francisco ha afirmado que Jesús es “el camino nuevo y vivo” que debemos seguir “según la forma que Él quiere”. Porque “existen formas equivocadas de vida cristiana”. Por eso, ha explicado que Jesús “da el criterio para no seguir los modelos erróneos. Y uno de estos modelos equivocados es privatizar la salvación”.
De este forma, el Papa ha afirmado que “es verdad, Jesús nos salva a todos, pero no genéricamente. Todos, pero cada uno, con nombre y apellidos. Y esta salvación es personal”. Realmente --ha añadido-- yo soy salvado, el Señor me ha mirado, ha dado su vida por mí, ha abierto esta puerta, esta vía nueva para mí, y cada uno de nosotros puede decir ‘Por mí’”. Pero existe el peligro de olvidar que Él nos ha salvado de forma individual, pero en un pueblo, ha advertido el Pontífice. “El Señor siempre salva en el pueblo. Desde el momento en el que llama a Abraham, les promete hacer un pueblo. Y el Señor nos salva en un pueblo”, ha recordado.
Por eso el autor de esta Carta nos dice: “Prestemos atención los unos de los otros”. A propósito, el papa Francisco ha indicado que “no hay salvación solamente para mí. Si yo entiendo la salvación así, me equivoco; me equivoco de camino. La privatización de la salvación es un camino equivocado”.
Para no privatizar la salvación hay tres criterios que el Papa ha explicado en la homilía: La fe en Jesús que nos purifica, la esperanza que nos hace mirar las promesas e ir adelante y la caridad -- es decir, prestamos atención los unos a los otros, para estimularnos en la caridad y en las buenas obras.
Y Francisco lo ha explicado así: “Y cuando yo estoy en una parroquia, en una comunidad -la que sea- yo estoy allí, yo puedo privatizar la salvación y estar allí un poco socialmente solamente. Pero para no privatizarla debo preguntarme a mí mismo si yo hablo, comunico la fe; hablo, comunico la esperanza; hablo, practico y comunico la caridad”, ha observado. Asimismo, ha indicado que si en una comunidad no se habla, no se anima el uno al otro en estas tres virtudes, los componentes de esta comunidad han privatizado la fe. Cada uno busca su propia salvación, no la salvación de todos, la salvación del pueblo. Y Jesús ha salvado a cada uno, pero en un pueblo, en una Iglesia”.
Por otro lado el Santo Padre ha recordado que el autor de la Carta a los Hebreos da un consejo “práctico” muy importante: “no desertemos de nuestras reuniones, como algunos tienen costumbre de hacer”. Esto sucede --ha precisado el Papa-- cuando estamos en una reunión en la parroquia, en el grupo, y juzgamos a los otros, “hay una especie de desprecio hacia los otros. Y esta no es la puerta, el camino nuevo y viviente que el Señor ha abierto, ha inaugurado”.
Por esta razón, el Obispo de Roma ha indicado que “despreciando a los otros, desertando de la comunidad total, desertando del pueblo de Dios, han privatizado la salvación: la salvación es para mí y mi grupito, pero no para todo el pueblo de Dios. Y esto es un error muy grande”. Francisco ha definido este como “las élites eclesiales”. Por eso, el Pontífice ha advertido que “en el pueblo de Dios se crean estos grupitos, piensan que son buenos cristianos, también -quizá- tienen buena voluntad, pero son grupitos que han privatizado la salvación”.
Finalmente, el Papa ha recordado que “Dios nos salva en un pueblo, no en las élites, que nosotros con nuestras filosofías o nuestra forma de entender la fe hemos hecho. Y estas no son las gracias de Dios”. A este punto, el Santo Padre ha invitado a preguntarse: “¿Tengo la tendencia de privatizar la salvación para mí, para mi grupito, para mi élite?". Y añade: "¿Me alejo del pueblo de Dios o siempre estoy en comunidad, en familia, con el lenguaje de la fe, de la esperanza y el lengua de las obras de caridad?”
Al concluir, Francisco ha pedido “que el Señor nos dé la gracia de sentirnos siempre pueblo de Dios, salvados personalmente. Eso es verdad: Él nos salva con nombre y apellidos, pero salvados en un pueblo, no en el grupito que hago para mí”.
 30.01.15


El Papa en Sta. Marta: 'Recordar el primer encuentro con Jesús'
En la homilía de este viernes el Santo Padre indica que la memoria y la esperanza son necesarias para no ser tibio
CIUDAD DEL VATICANO, 30 de enero de 2015 (Zenit.org) - Un cristiano tiene que custodiar la "memoria" de su primer encuentro con Cristo y la "esperanza” en Él. Esto lo llevará a actuar en la vida con el "coraje" de la fe. Este fue el pensamiento central del papa Francisco en su homilía de este viernes en la misa que celebró en la capilla de la residencia Santa Marta.
El Papa toma la idea de la frase inicial de la carta a los Hebreos, en el que el autor invita a todos a evocar "la memoria de aquellos primeros días," cuando recibieron "la luz de Cristo."
En particular, "el día del encuentro con Jesús" no tiene que ser nunca olvidado, porque es el día de "una gran alegría". Y además de la memoria, tampoco hay que perder "el coraje de los primeros tiempos" y "entusiasmo", la "franqueza" que nacen del recuerdo del primer amor:
"La memoria es muy importante para recordar la gracia recibida, porque si expulsamos este entusiasmo que viene del recuerdo del primer amor, los cristianos nos exponemos a un peligro muy grande: la tibieza”.
“Los cristianos "tibios", están ahí, sí, son cristianos, pero perdieron la memoria del primer amor. Y sí, perdieron el entusiasmo. También perdieron la paciencia para "tolerar" las dificultades de la vida con el espíritu de amor de Jesús".
Los dos imágenes de los cristianos tibios, indica Francisco, son la evocada por Pedro: "Perro que vuelve a su vómito"; y otra de Jesús: las personas que deciden seguir el Evangelio, expulsaron al demonio, pero cuando éste regresa le abren puerta. Así el diablo "toma posesión de la casa" inicialmente limpia y hermosa”. "El cristiano -prosiguió el Papa- tiene estos dos parámetros: la memoria y la esperanza. La memoria para no perder la experiencia del primer amor tan hermoso, y que da esperanza”.
Y si bien, recuerda el Santo Padre, “muchas veces la esperanza no queda clara, va adelante porque sabe que la esperanza en Jesús no desilusiona”.
Estos dos parámetros justamente son el marco "para que la pequeña semilla de mostaza crezca y de su fruto".
Y concluyó pidiendo oraciones por estos cristianos que “fracasaron en este camino hacia Jesús”, porque “perdieron la memoria del primer amor y no tienen esperanza”. Y rezar “para cuidar este regalo, el don de la salvación”.
 31.01.15



Francisco: '¡Con el pan no se juega!'
En la audiencia a los directivos de la Confederación Nacional de Cultivadores Directos de Italia, el Santo Padre invitó a los agricultores a amar y custodiar la tierra
CIUDAD DEL VATICANO, 31 de enero de 2015 (Zenit.org) - Al recibir a unos doscientos directivos de la Confederación Nacional de Cultivadores Directos de Italia (Coldiretti), el papa Francisco los invitó este sábado a volver a encontrar el amor por la tierra como "madre" y les propuso custodiarla, haciendo una alianza con ella, a fin de que siga siendo, como Dios la quiere, fuente de vida para la entera familia humana.
En su discurso, el Santo Padre recordó también que festejan el 70 aniversario de su fundación. Y al agradecer las palabras que le había dirigido previamente el presidente de la organización, el Pontífice extendió su saludo al Consejero eclesiástico nacional y a los regionales, que representan --indicó-- un signo especial de la atención que la Iglesia reserva a la actividad que realizan. Asimismo, el Papa explicó que el nombre de "cultivadores directos" hace referencia al hecho de "cultivar", que es una actividad típicamente humana y fundamental.
"En efecto, en el trabajo de los agricultores, está la acogida del precioso don de la tierra que nos viene de Dios, pero también está su valoración en el también precioso trabajo de hombres  y mujeres llamados a responder con audacia y creatividad al mandato entregado desde siempre al hombre, el de cultivar y custodiar la tierra", destacó Francisco. "El verbo “cultivar” remite a la atención que el agricultor tiene por su tierra para que dé fruto y este sea compartido: ¡cuánta atención, pasión y entrega en todo esto!", enfatizó.
"Verdaderamente --afirmó el Santo Padre-- no existe la humanidad sin el cultivo de la tierra; no hay vida buena sin el alimento que ella produce para los hombres y las mujeres de cada continente". "La agricultura muestra, por lo tanto, su papel central", insistió.
Por este motivo, el Pontífice señaló que "la obra de cuantos cultivan la tierra, dedicando generosamente tiempo y energías, se presenta como una verdadera y propia vocación". En este sentido, "merece ser reconocida y valorada adecuadamente, también mediante concretas elecciones políticas y económicas". "Se trata de eliminar los obstáculos que penalizan una actividad tan valiosa y que, con frecuencia, es vista como poco apetecible por las nuevas generaciones, si bien las estadísticas registran un aumento en el número de estudiantes en las escuelas y los institutos de Agraria, que permite prever un aumento de los empleados en el sector agrícola", dijo.
"Al mismo tiempo --añadió el Papa--  es necesario prestar la debida atención a la tan difundida sustracción de tierra a la agricultura para destinarla a otras actividades, aparentemente más rentables".
Así, Francisco subrayó que esta reflexión sobre la centralidad del trabajo agrícola lleva a ver dos áreas críticas: la pobreza y el hambre, que aún sufre una vasta parte de la humanidad, y la llamada del hombre, no sólo a cultivar la tierra, sino también a custodiarla.
En esta línea, el Santo Padre denunció que "el sistema económico dominante excluye a muchos del justo uso de la tierra" y recordó que el hambre es un flagelo que ataca "amplia parte de la humanidad". El desperdicio de alimentos tiene "magnitudes inaceptables" y por ello, pidió que se volviera a pensar el sistema de producción y distribución de la comida. "El absolutismo de las reglas del mercado, una cultura del descarte y del desperdicio que en el caso de la comida tiene magnitudes inaceptables, junto a otros factores, determinan miseria y sufrimiento para tantas familias", lamentó. 
"Como nos han enseñado nuestros abuelos, ¡con el pan no se juega!", exclamó. "Recuerdo que, cuando era niño, al caerse el pan, nos enseñaron a recogerlo y besarlo, y ponerlo sobre la mesa", relató el Pontífice. "El pan participa, de alguna manera, de la santidad de la vida humana, y por lo tanto no puede ser tratado sólo como una mercancía", sostuvo. 
Por otra parte, Francisco apuntó que "el desafío es: ¿cómo realizar una agricultura con bajo impacto ambiental? ¿Cómo hacer para que nuestro cultivar la tierra sea al mismo tiempo también custodiarla?" "Sólo así, en efecto, las futuras generaciones podrán seguir habitándola y cultivarla", aseguró.
Frente a estos interrogantes, el Obispo de Roma les dirigió una invitación  y una propuesta: "La invitación es la de reencontrar el amor por la tierra como “madre” --como diría san Francisco-- de la que hemos sido hechos y a la que estamos llamados a volver constantemente. Y de aquí viene también la propuesta: custodiar la tierra, haciendo una alianza con ella, de modo que siga siendo, como Dios la quiere, fuente de vida para la entera familia humana".
Al despedirse de los directivos de la mayor entidad de representación y asistencia a la agricultura en Italia, el Papa les deseó que "vuestro trabajo de cultivar y custodiar la tierra sea considerado y valorado adecuadamente", a la vez que los invitó a "dar siempre la primacía a las instancias éticas con las que como cristianos, afrontais los problemas y los desafíos de vuestras actividades", y antes de bendecirlos, concluyó pidiéndoles que recen por él.
 01.02.15













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