Francisco pide a los abuelos: ‘Testimonien los valores ante el
mito de la apariencia’
Agradeció a las
personas de la tercera edad por el ejemplo de amor, de entrega y de sabiduría
15 octubre 2016
El Papa con los abuelos en el Aula Nervi
Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco
recibió este sábado en el Vaticano en el marco de la Fiesta de los Abuelos, a
más de siete mil representantes de la tercera edad, a los miembros de la
Asociación Nacional de Trabajadores Ancianos y a la Federación Senior Italia
Feder Anziani.
Una jornada de oración y reflexión
para las personas mayores de edad que tuvo su punto culminante en la audiencia
en la Sala Nervi.
“La Iglesia mira a las personas
mayores con afecto, gratitud y gran estima”, les dijo, porque “son parte
esencial de la comunidad cristiana y de la sociedad y, en particular,
representan las raíces y la memoria de un pueblo”.
“En un mundo como éste, donde a menudo
–indicó el Santo Padre– se hace un mito de la fuerza y la apariencia les
corresponde la misión de dar testimonio de los valores que realmente importan,
y que permanecen para siempre, ya que están grabados en el corazón de cada ser
humano y garantizados por la Palabra de Dios”.
“Precisamente como personas de la
llamada tercera edad, ustedes o mejor dicho nosotros, porque yo también formo
parte, estamos llamados a trabajar por el desarrollo de la cultura de la vida,
dando testimonio de que cada etapa de la vida es un regalo de Dios y tiene su
propia belleza y su importancia, aunque esté marcada por la fragilidad” añadió
Francisco.
Les dijo que ellos son “una presencia
importante, un tesoro precioso, indispensable para mirar hacia el futuro con
esperanza y responsabilidad”. Además la “madurez y sabiduría acumuladas a lo
largo de los años pueden ayudar a los más jóvenes sosteniéndoles en el camino
del crecimiento y de la apertura al porvenir en busca de su camino”. Esto
porque “efectivamente los ancianos demuestran que, incluso en las pruebas más
difíciles, nunca hay que perder la confianza en Dios y en un futuro mejor: son
como los árboles que siguen dando frutos incluso bajo el peso de los años”.
Los abuelos disponen también de “su
tiempo y talentos al servicio de los demás. Por ejemplo en las parroquias,
dedicándose al arreglo de las iglesias, a la catequesis y a la animación de la
liturgia”.
Pero no solo en nuestras naciones,
dijo el Santo Padre, ya que “en los países sometidos a persecuciones religiosas
fueron los abuelos quienes transmitieron la fe a las nuevas
generaciones, llevando incluso a los niños a recibir el bautismo en
clandestinidad”.
Francisco no olvidó a las
personas mayores que siguen ayudando a los demás, a los enfermos que necesitan
asistencia y dio gracias a Dios por esas personas y estructuras que se dedican
a un servicio diario a las personas mayores, “para promover contextos humanos
adecuados, en el que todos puedan vivir con dignidad esta importante etapa de
sus vidas”.
Señaló así que las instituciones que
albergan a los ancianos están llamadas a ser lugares de humanidad y atención
amorosa donde los más débiles no son ni olvidados ni descuidados, sino
visitados, recordados y defendidos como hermanos y hermanas.
También subrayó que tanto las
instituciones como otro tipo de realidades sociales pueden hacer mucho para
contribuir a que las personas mayores expresen sus capacidades al máximo, participen
activamente en la sociedad y para que su dignidad sea siempre respetada. Pero
para ello es necesario “contrarrestar la cultura nociva del descarte que
margina a los ancianos considerándolos improductivos. Los responsables
públicos, las realidades culturales, educativas y religiosas, así como todas
las personas de buena voluntad, están llamados a comprometerse en la
construcción de una sociedad cada vez más acogedora e inclusiva”.
El Papa insistió en la oposición a la
cultura del descarte: ¡Esto del descarte es muy feo!”, dijo. Y narró a los
presentes un episodio que le contaba su abuela sobre una familia en la que el
abuelo empezó a tener problemas para comer y se le caían los alimentos, y el
padre le hizo una mesa para que comiera solo en la cocina. Pocos días después
al volver a casa encontró a uno de sus hijos jugando con trozos de madera.
Cuando le preguntó que hacía, el niño le contestó que era una mesita para que
cuando él (su padre) fuera también viejo pudiera comer solo en la cocina”.
“¡No hay que dejar que esta cultura del descarte se imponga! Porque es necesaria una cultura siempre inclusiva” dijo.
“¡No hay que dejar que esta cultura del descarte se imponga! Porque es necesaria una cultura siempre inclusiva” dijo.
El Santo Padre abordó también el tema
de la unión entre generaciones porque, el futuro de un pueblo requiere el
encuentro entre jóvenes y mayores. Y mientras los jóvenes son la vitalidad de
un pueblo en camino, los ancianos refuerzan esta vitalidad con la memoria y la
sabiduría.
El Pontífice además le hizo una
invitación a los presentes: “Hablen con los nietos, dejen que les hagan
preguntas…” también “para trasmitirles vuestra sabiduría”.
Francisco les confió a los presentes
que le hace bien leer cuando María y José llevaron al Niño Jesús que tenía 40
días, al Templo y allí encontraron a los abuelos Simeón y Ana.
“Queridos abuelos y queridas abuelas
–concluyó el Santo Padre– gracias por vuestro ejemplo de amor, de entrega y de
sabiduría”. Y les invitó a seguir “dando testimonio de estos valores con
valentía. Que no falten en la sociedad ni vuestra sonrisa ni la hermosa
luminosidad de vuestros ojos. ¡Que la sociedad los vea! Yo les acompaño con mi
oración y ustedes no se olviden de rezar por mí”.
Antes de bendecirles les pidió que
recen con él a Santa Ana, la abuela de Jesús, en silencio, “para que nos enseñe
a ser abuelos buenos y sabios”.
16.10.16
16.10.16
El Papa canoniza 7 nuevos santos
En la homilía, el
Santo Padre ha asegurado que “orar no es refugiarse en un mundo ideal, no es
evadir a una falsa quietud”
16 octubre 2016
Canonización plaza de San Pedro
Ciudad del Vaticano).- El santo padre
Francisco ha canonizado esta mañana, en la plaza de san Pedro, a siete nuevos santos
para la Iglesia católica. El español Manuel González García, obispo de Palencia
y Fundador de la Unión Eucarística Reparadora y de la Congregación de las
Religiosas Misioneras Eucarísticas de Nazaret; José Gabriel del Rosario
Brochero, sacerdote diocesano conocido como el cura brochero, de Argentina; el
mexicano José Luis Sánchez del Río, mártir con tan sólo 14 años. Los italianos
Ludovico Pavoni, sacerdote fundador de la Congregación de los Hijos de María
Inmaculada y Alfonso María Fusco, sacerdote fundador de la Congregación de las
religiosas de San Juan Bautista. Los franceses Salomón Leclerq de los Hermanos
de las Escuelas Cristianas y sor Isabel de la Santísima Trinidad Catez, monja
profesa de la Orden de los Carmelitas Descalzos.
Todos ellos han subido hoy a los
altares, en una ceremonia multitudinaria, en la que han participado unos 80 mil
fieles venidos de distintas partes del mundo. En la homilía de la misa de
canonización, el Santo Padre ha querido recordar que el modo de obrar cristiano
es estar firmes en la oración para permanecer firmes en la fe y en el
testimonio. Al mismo tiempo ha reconocido que “cada uno de nosotros se cansa”
pero “no estamos solos, hacemos parte de un Cuerpo”. El Pontífice ha explicado
que “somos miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, cuyos brazos se levantan
al cielo día y noche gracias a la presencia de Cristo resucitado y de su
Espíritu Santo”. Y sólo en la Iglesia y gracias a la oración de la Iglesia
–ha añadido– podemos permanecer firmes en la fe y en el testimonio.
Los santos son “hombres y mujeres que
entran hasta el fondo del misterio de la oración”. Hombres y mujeres que
“luchan con la oración”, “dejando al Espíritu Santo orar y luchar en ellos”.
Luchan hasta el extremo –ha asegurado– con todas sus fuerzas, y vencen,
pero no solos: “el Señor vence a través de ellos y con ellos”. También estos
siete testigos que hoy han sido canonizados, “han combatido con la oración la
buena batalla de la fe y del amor”. Por ello, ha reconocido el Santo Padre, “han
permanecido firmes en la fe con el corazón generoso y fiel”. Por eso, el Santo
Padre ha pedido que con el ejemplo e intercesión de los nuevo santos que “Dios
nos conceda también a nosotros ser hombres y mujeres de oración; gritar día
y noche a Dios, sin cansarnos”, “dejar que el Espíritu Santo ore en nosotros,
y orar sosteniéndonos unos a otros para permanecer con los brazos levantados,
hasta que triunfe la Misericordia Divina”.
Los nuevos santos –ha dicho el papa
Francisco– han alcanzado la meta, han adquirido un corazón generoso y fiel,
gracias a la oración: han orado con todas las fuerzas, han luchado y han
vencido. Así, el Santo Padre ha invitado a orar como Moisés, como se lee en la
lectura del día, “de pie en la cima del monte con los brazos levantados” pero,
en ocasiones, “dejaba caer los brazos por el peso, y en esos momentos al pueblo
le iba mal”. Entonces Aarón y Jur hicieron sentar a Moisés en una piedra y
mantenían sus brazos levantados, hasta la victoria final. Así, ha recordado Francisco,
este es el estilo de vida espiritual que nos pide la Iglesia: “no para vencer
la guerra, sino para vencer la paz”. En el episodio de Moisés –ha observado–
hay un mensaje importante: el compromiso de la oración necesita del apoyo de
otro. Asimismo, ha asegurado que el cansancio es inevitable, y en ocasiones ya
no podemos más, “pero con la ayuda de los hermanos nuestra oración puede
continuar, hasta que el Señor concluya su obra”.
Por otro lado ha advertido de que no
se vence la “batalla” de la perseverancia sin la oración. Pero no una oración
esporádica e inestable, sino, como dice Jesús, “orar siempre sin
desanimarse”.
El misterio de la oración –ha
explicado el Papa– es gritar, no cansarse y, si te cansas, pedir ayuda para
mantener las manos levantadas. En esta misma línea, ha precisado que “orar no
es refugiarse en un mundo ideal, no es evadir a una falsa quietud”. Por el
contrario, “orar y luchar, y dejar que también el Espíritu Santo ore en
nosotros”. Además, es el Espíritu Santo quien nos enseña a rezar, quien
nos guía en la oración y nos hace orar como hijos.
17.10.16
Francisco se reúne con la presidencia de los obispos
argentinos
Dialogaron sobre
temas relacionados con la vida pastoral de la Iglesia en Argentina
17 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- La Comisión
Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina, CEA, se reunió en la mañana de
este lunes, 17 de octubre, con el papa Francisco en el Palacio Apostólico del
Vaticano.
Durante el encuentro, que se extendió
por más de 40 minutos, los obispos argentinos “dialogaron con el Santo Padre
sobre temas relacionados con la vida pastoral de la Iglesia en nuestro país”,
indica la nota publicada por la Conferencia Episcopal. Además, “se conversó
sobre las iniciativas llevadas adelante en el marco del Año Santo de la
Misericordia” y “cómo se ha vivido el mismo en las diócesis y comunidades”.
Antes de participar de la misa de
acción de gracias por la canonización del Cura Brochero, canonizado este
domingo, los obispos consideraron que “el encuentro con el Papa fue fraterno y
animado y destacaron la alegría y el espíritu con el que fueron recibidos por
el Santo Padre”.
Los obispos regalaron al Papa una
escultura del Cura Brochero. Finalmente los prelados reiteraron al Pontífice el
deseo de recibirlo en Argentina.
En el encuentro participaron el
Presidente de la CEA y arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo; el
vicepresidente primero y arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli; el
vicepresidente segundo y arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello; y el
secretario general y obispo de Chascomús, monseñor Carlos H. Malfa.
18.10.16
El Papa en Sta. Marta: ‘El buen sacerdote sigue a Jesús y
no al poder’
El cristiano que
haya sido abandonado por todos tendrá al Señor a su lado, podrá estar desolado
pero no amargado
18 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- Es bueno el pastor
que sigue a Jesús y no el que sigue el poder. Aunque haya sido abandonado por
todos tendrá al Señor a su lado, podrá estar desolado pero no amargado. Lo
explicó este martes el papa Francisco en su homilía de la misa en la Casa Santa
Marta.
El Santo Padre comentó la Segunda
carta a Timoteo y la parte final de la vida de los apóstoles, y como
san Pablo, sentía soledad en la dificultad: fueron abandonados, víctimas de la
perfidia.
“Pero es el gran Pablo, el que sintió
la voz del Señor, la llamada del Señor, aquel que fue de un lado a otro, que
sufrió tantas pruebas por haber predicado el Evangelio, que hizo entender a los
apóstoles que el Señor quería que también los Gentiles entraran en la Iglesia;
el gran Pablo que en la oración subió hasta el séptimo cielo y escuchó cosas
que nadie había oído antes”, explicó el Papa.
Y añadió que “el gran Pablo está allí
en aquel cuarto de una casa, en Roma, esperando saber como terminará esta lucha
en el interior de la Iglesia entre las partes, entre la rigidez de los
judaizantes y aquellos discípulos fieles a él”. O sea que “así termina la vida
del gran Pablo, en la desolación, pero no en el resentimiento o en la
amargura”.
Esto le sucedió, indicó Francisco,
también a Pedro, al gran Juan Bautista, que “en la celda, solo y angustiado”,
manda a sus discípulos a preguntarle a Jesús si Él es el Mesías y termina
siendo decapitado por “el capricho de una bailarina y la venganza de una
adúltera”.
El Santo Padre recordó que le sucedió
así también a san Maximiliano Kolbe “que había creado un movimiento apostólico
en todo el mundo y tantas cosas grandes” y muere en la prisión de un campo de
concentración”.
“El apóstol cuando es fiel –subraya el
Papa– no se espera otro final que el de Jesús”, pero el Señor le estará cerca,
“no lo deja y en Èl encuentra su fuerza”. Así muere Pablo, “esta es
la ley del Evangelio: si el grano no muere no da fruto”. Después sigue la
resurrección.
Pero cuando el pastor en su vida
–señaló Francisco– se ocupa de otras cosas, como el poder o el dinero, puede
que no muera solo, porque estarán los nietos que esperan lo que pueden heredar.
El Papa en su homilía recordó que
cuando va a visitar las casas de reposo para sacerdotes ancianos encuentra a
tantos sacerdotes buenos que han dado su vida por los fieles. Y están allí
enfermos o en silla de ruedas, pero se ve esa sonrisa porque ven que el Señor
está cerca de ellos. Y ellos preguntan ¿cómo va la diócesis? ¿cómo van las
vocaciones?
Y volviendo a Pablo, solo, mendicante,
víctima de la maldad, el Pontífice recuerda que estaba abandonado por todos
menos que por el Señor Jesús: ‘Solamente el Señor le estuvo cerca’.
“Recemos por los pastores –concluyó
Francisco– que se encuentran al final de su vida y que están esperando que el
Señor les lleve con Él. Y para que el Señor les de fuerza, consolación y
seguridad, aunque se sientan enfermos y solos”.
19.10.16
El Papa; “Cuando
damos al necesitado se hace presente la misericordia de Dios”
En la audiencia
general de este miércoles, el Santo Padre explica qué significa “dar de comer
al hambriento” y “dar de beber al sediento”
19 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco,
como cada semana, ha celebrado la audiencia general en la plaza de San Pedro
acompañado por miles de fieles de todas las partes del mundo, que le han
recibido con alegría y entusiasmo. Este miércoles por la mañana, la meditación
del Papa –continuando las catequesis sobre la misericordia– se ha centrado en
“dar de comer a los hambrientos. Dar de beber a los sedientos”.
Así, el Pontífice ha explicado hoy que
la pobreza en abstracto no nos interpela, pero nos hace pensar. Pero cuando uno
ve la pobreza en la carne un hombre, de una mujer, de un niño, ¡esto sí
nos interpela! Y por eso, se ha creado para huir de los necesitados,
para maquillar un poco esta realidad de los necesitados, una cierta moda
que permite evitar esta realidad y evitar la distancia cuando
uno lo encuentra.
En el resumen hecho en español, el
Santo Padre, haciendo referencia al Evangelio leído al inicio de la audiencia,
ha explicado que “como hemos escuchado en la Carta de Santiago” hay situaciones
de necesidad entre nosotros “que requieren una respuesta inmediata y urgente”.
En concreto ha indicado “dar de comer al hambriento”, y “dar de beber al
sediento” ambas son “obras de misericordia corporales”.
Asimismo, el Pontífice ha observado
que “es muy dura la experiencia del hambre y la sed”, y desgraciadamente “es
una realidad actual y cercana a nosotros”. Cada día –ha aseverado– encontramos
personas que sufren estos males y necesitan nuestra ayuda.
Por otro lado, el Santo Padre ha
indicado que “Jesús nos enseña a responder a estas necesidades con su ejemplo”,
y nos recuerda que “Él es el pan de vida” y “quien tenga sed venga mí”. Él –ha
precisado– mandó a sus discípulos que dieran de comer a la multitud, pero ellos
sólo tenían cinco panes y dos peces. Tal y como ha recordado “Jesús pronunció
sobre estos la bendición y los partió, y al distribuirlos, todos quedaron
saciados”. Por eso, el Papa ha subrayado que “su ejemplo nos interpela y nos
anima a reconocer que cuando damos nuestro poco al hermano necesitado se hace
presente la ternura y la misericordia de Dios”.
A continuación, el Santo Padre ha
saludado cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los
venidos de España y Latinoamérica. Así, les ha invitado a “salir al encuentro
de las necesidades más básicas de los que encuentren a su camino, dando lo poco
que tienen”. Dios, a su vez, “les corresponderá con su gracia y los colmará de
una auténtica alegría”, ha asegurado.
Después de los saludos en las
distintas lenguas, el Santo Padre ha dirigido unas palabras a los jóvenes, los
enfermos y los recién casados. En este punto, ha recordado que hoy la liturgia
hace memoria de san Pablo de la Cruz, sacerdote fundador de los pasionistas.
Por eso, ha deseado para los jóvenes que “la meditación de la Pasión de Jesús”
les enseñe la grandeza de su amor por nosotros. A los enfermos les ha invitado
a llevar su cruz en unión con Cristo “para tener alivio” en el momento de la
prueba. Y finalmente, a los recién casados, les ha exhortado a dedicar tiempo a
la oración, para que la vida conyugal sea un camino de perfección cristiana.
Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la
audiencia del miércoles 19 de octubre de 2016
El Papa recuerda que
si la fe no va acompañada de las obras está completamente muerta
19 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco,
en la audiencia general, ha recordado cuántas veces los medios de
comunicación nos informan de poblaciones que sufren la falta de comida y de
agua, con graves consecuencias. Y frente a estas noticias e imágenes, “la
opinión pública se siente tocada” y “surgen de vez en cuando campañas de ayuda
para estimular la solidaridad”. Esta forma de caridad “es importante”, ha
precisado, “pero quizá no nos implica directamente”. Por eso ha recordado que,
sin embargo cuando caminando por la calle, nos cruzamos con una persona
necesitada, o un pobre llama a la puerta de nuestra casa, “es muy diferente”
porque “no estoy ya delante de una imagen, sino que nos afecta en primera
persona”.
Publicamos a continuación la catequesis completa del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
Una de las consecuencias del llamado
“bienestar” es la de conducir a las personas a cerrarse en sí mismas,
haciéndoles insensibles a las exigencias de los otros. Se hace de todo para
eludir presentando modelos de vida efímeros, que desaparecen después de algunos
años, como si nuestra vida fuera una moda a seguir o para cambiar cada
temporada. No es así. La realidad va acogida y afrontada por lo que es, y a
menudo nos hace encontrar situaciones de necesidad urgente.
Es por esto que, entre las obras de
misericordia, se encuentra el llamamiento al hambre y a la sed: dar de comer a
los hambrientos y de beber a los sedientos. Cuántas veces los medios de
comunicación nos informan de poblaciones que sufren la falta de comida y de
agua, con graves consecuencias especialmente para los niños.
Frente a ciertas noticias y
especialmente a ciertas imágenes, la opinión pública se siente tocada y surgen
de vez en cuando campañas de ayuda para estimular la solidaridad. Las
donaciones se hacen generosas y de esta forma se puede contribuir a aliviar el
sufrimiento de tantos. Esta forma de caridad es importante, pero quizá no nos
implica directamente. Sin embargo cuando, caminando por la calle, nos cruzamos
con una persona necesitada, o un pobre llama a la puerta de nuestra casa, es
muy diferente, porque ya no estoy delante de una imagen, sino que nos afecta en
primera persona. Ya no hay distancia entre él o ella y yo, y me siento
interpelado. La pobreza en abstracto no nos interpela, pero nos hace pensar,
nos hace quejarnos; pero cuando ves la pobreza en la carne un hombre, de una
mujer, de un niño, ¡esto nos interpela! Y por eso esta costumbre que tenemos de
huir de los necesitados, de no hacernos o maquillar un poco esta realidad de
los necesitados con las costumbres de moda. Así nos alejamos de esta realidad.
Ya no hay distancia entre el pobre y yo cuando me lo cruzo.
En estos casos, ¿cuál es mi reacción?
¿Aparto la mirada y paso de largo? ¿O me paro a hablar y me intereso por su
estado? ¿Veo si puedo acoger de alguna manera a esa persona o trato de
liberarme lo antes posible? Pero quizá pide solo lo necesario: algo de comer y
de beber. Pensemos un momento: cuántas veces recitamos el “Padre Nuestro”, y no
prestamos realmente atención a estas palabras: “Danos hoy nuestro pan de cada
día”.
En la Biblia, un Salmo dice que Dios
es aquel que da “el alimento a todos los vivientes” (136,25). La experiencia
del hambre es dura. Lo sabe quien ha vivido periodos de guerra o de carestía. Y
también esta experiencia se repite cada día y convive junto a la abundancia y
al derroche. Son actuales las palabras del apóstol Santiago: “¿De qué le sirve
a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe
puede salvarlo? ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una
hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: «Vayan en paz,
caliéntense y coman», y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo
pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta”
(2,14-17). Siempre hay alguno que tiene hambre y sed y necesita de mí. No puedo
delegar en nadie. Este pobre necesita de mí, mi ayuda, mi palabra, mi
compromiso.
Es también la enseñanza de esa página
del Evangelio en la que Jesús, viendo tanta gente que lo seguía desde hace
horas, pide a sus discípulos: “¿Dónde compraremos pan para darles de
comer?”.(Jn 6,5). Y los discípulos responden: “Es imposible, es mejor que los
despidas…”. En cambio Jesús les dice: “No. Denles de comer ustedes mismos”
(Cfr. Mt 14,16). Recoge los panes y los peces que tenían consigo, los bendice,
los parte y los hace distribuir a todos. Es una lección muy importante para
nosotros. Nos dice que el poco que tenemos, si lo confiamos a las manos de
Jesús y lo compartimos con fe, se convierte en una riqueza superabundante.
El papa Benedicto XVI, en la encíclica
Caritas in veritate, afirma: “Dar de comer a los hambrientos es un
imperativo ético para la Iglesia universal […] El derecho a la
alimentación y al agua tiene un papel importante para conseguir otros derechos.
[…] Por tanto, es necesario que madure una conciencia solidaria que considere
la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los
seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones (n. 27). No olvidemos las
palabras de Jesús: “Yo soy el pan de vida” (Jn 6,35) y «quien tenga sed venga a
mí» (Jn 7,37). Son para todos nosotros creyentes una provocación a reconocer
que, a través del dar de comer a los hambrientos y dar de beber a los
sedientos, pasa nuestra relación con Dios, un Dios que ha revelado en Jesús su
rostro de misericordia.
20.10.16
El Papa en Sta. Marta: ‘Para conocer a Jesús no basta solo
con el catecismo’
En la homilía de
este jueves, el Santo Padre explica que para entrar en el misterio de Cristo es
necesario oración, adoración y reconocerse pecador
20 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- Necesitamos oración,
adoración y reconocernos pecadores para conocer realmente a Jesús. Así lo ha
indicado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada este jueves en
Santa Marta. Asimismo, ha reconocido que el catecismo no es suficiente para
comprender la profundidad del misterio de Cristo.
Haciendo referencia a la Carta de San
Pablo a los Efesios, de la primera lectura del día, el Santo Padre ha recordado
que el apóstol pide que “el Espíritu Santo dé a los Efesios la gracia de ser
fuertes, robustecerse, hacer que Cristo habite en sus corazones”.
Así, el Santo Padre ha observado que
Pablo se sumerge “en el mar inmenso que es la persona de Cristo”. Pero, “¿cómo
podemos conocer a Cristo?” “¿cómo podemos comprender el amor de Cristo que
supera cualquier conocimiento?” De este modo ha explicado que “Cristo está
presente en el Evangelio, leyendo el Evangelio conocemos a Cristo”. Al respecto
ha precisado que el catecismo “nos enseña quién es Cristo” pero esto “no es
suficiente”. Por eso ha afirmado que “para ser capaz de comprender cuál es la
amplitud, la grandeza, la altura y la profundidad de Jesucristo, es necesario
entrar en un contexto de oración de rodillas, como hace Pablo: ‘Padre, envíame
el Espíritu para conocer a Jesucristo’”.
En esta misma línea, el Pontífice ha
explicado que para conocer realmente a Cristo, “es necesaria la oración”. Pablo
“no solo reza, adora este misterio que supera todo tipo de conciencia y en un
contexto de adoración pide esta gracia al Señor”. Por eso ha reconocido que no
se conoce al Señor sin esta costumbre de adorar, de adorar en silencio. Al
respecto, el Santo Padre ha observado que, cree que esta oración de adoración
es la menos conocida por nosotros y la que menos hacemos. “Perder el tiempo, me
permito decir, delante del Señor, delante del misterio de Jesucristo. Adorar. Y
allí en silencio, el silencio de la adoración. Él es el Señor y yo lo adoro”.
También ha subrayado que para conocer
a Cristo es necesario tener “conciencia de nosotros mismos”, “la costumbre de
acusarnos a nosotros mismos”, de “llamarnos pecadores”. De este modo, ha
asegurado que “no se puede adorar sin acusarse a sí mismo”. Para entrar en este
“mar sin fondo, sin orillas” que es el misterio de Jesucristo, son necesarias
estas cosas.
Primero, la oración: ‘Padre, envíame
el Espíritu para que él me conduzca a conocer a Jesús”. Segundo: la adoración
al misterio, entrar en el misterio adorando. Y tercero, acusarse a sí mismo:
‘soy un hombre de labios impuros’.
Finalmente, el Pontífice ha pedido que
“el Señor nos dé esta gracia que Pablo pide para los Efesios también a
nosotros, esta gracia de conocer y ganar a Cristo”.
21.10.16
Francisco: la pastoral vocacional es un encuentro con el
Señor
La pastoral
vocacional es aprender el estilo de Jesús, que pasa por los lugares de la vida
cotidiana y mirando con misericordia, les lleva a encontrarse con Dios Padre
21 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco
recibió este viernes en el Vaticano a los participantes del Congreso
internacional de pastoral vocacional, con el tema “Miserando atque eligendo”,
promovido por la Congregación para el clero presidida por el cardenal Beniamino
Stella.
A los 250 participantes ellos reunidos
en la Sala Clementina el Santo Padre señaló que muchas veces la idea de
pastoral vocacional “podría hacer pensar en uno de los tantos sectores de la
acción eclesial, en un despacho de la curia o, tal vez, en la elaboración de un
proyecto”.
Cuando en realidad la pastoral
vocacional es un encuentro con el Señor, “un encuentro decisivo, que arroja luz
sobre nuestra existencia, nos saca de la angustia de nuestro pequeño mundo y
nos hace discípulos en el amor con el Maestro”.
Sobre el tema “Miserando atque
eligendo”, que es el lema del papa Francisco, señaló que “lo elegí pensando en
cuando era joven y sentí la llamada del Señor, que no fue el resultado de una
conferencia o de una hermosa teoría sino el haber experimentado la mirada
misericordiosa de Jesús sobre mí”.
Y les exhortó: “Por favor, ¡que no
acabe todo con un hermoso convenio! La pastoral vocacional es aprender el
estilo de Jesús, que pasa por los lugares de la vida cotidiana, se detiene sin
prisa y, mirando a los hermanos con misericordia, les lleva a encontrarse con
Dios Padre”.
El Santo Padre recordó también que los
cuatro evangelistas señalan que “Jesús sale a la calle y se pone en camino…sale
al encuentro de los sufrimientos y las esperanzas del pueblo”.
“Es el “Dios con nosotros” que vive en
medio de las casas de sus hijos y no tiene miedo de mezclarse con la multitud
de nuestras ciudades, e invitó a reflexionar sobre los tres verbos que indican
el dinamismo de toda pastoral vocacional: salir, ver y llamar el Papa invitó a
los presentes a reflexionar.
En primer lugar: salir. “La pastoral
de las vocaciones necesita una Iglesia en movimiento, capaz de ampliar sus
fronteras, estableciéndolas no sobre la estrechez de los cálculos humanos o el
miedo a equivocarse sino sobre la amplia extensión del corazón misericordioso
de Dios. No puede haber una semilla fecunda de vocaciones sin ser audaces y
creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y
los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Tenemos que aprender a
salir de las rigideces que hacen difícil comunicar la alegría del Evangelio, de
las fórmulas estandarizadas que a menudo son anacrónicas, del análisis
preconcebido que encasilla la vida de las personas en fríos esquemas. Hay que
salir de todo eso”.
“Ustedes también han experimentado un
encuentro que cambió vuestra vida, cuando otro sacerdote les hizo sentir la
belleza del amor de Dios. Hagan lo mismo saliendo, escuchando a los jóvenes”.
Añadió que “es triste cuando un sacerdote vive sólo para sí mismo, encerrado en
la fortaleza segura de la rectoría… o el restringido grupo de fieles”.
Por el contrario, “estamos llamados a
ser pastores en medio del pueblo, capaces de animar una pastoral del encuentro
y de gastar tiempo para recibir y escuchar a todos, especialmente a los jóvenes”.
En segundo lugar, ver… “Cuando pasa
por las calles, Jesús se detiene y cruza la mirada del otro, sin prisas”.
Señalo que “hoy en día, por desgracia, las prisas y la velocidad de los
estímulos a los que estamos sometidos, no siempre dan paso al silencio interior
donde resuena asiado preocupados por las cosas que hacer, se puede caer en un
vacío activismo orgativo, sin lograr detenernos y conocer a la gente”.
El Evangelio, sin embargo, nos hace
ver que la vocación inicia con una mirada de misericordia que se ha posado
sobre mí…Así fue como Jesús miró a Mateo. Por fin, aquel publicano
no percibió una mirada de desprecio o de juicio; se sintió mirado con amor.
Jesús desafió los prejuicios y las etiquetas de la gente; creó un espacio
abierto, en el que Mateo fue capaz de analizar su vida y emprender un nuevo
camino.”
El Pontífice señaló que la mirada de
cada pastor debe ser “capaz de inspirar estupor por el Evangelio, de despertar
del letargo en que la cultura del consumo y la superficialidad nos sumerge y de
suscitar interrogantes auténticos de felicidad, especialmente entre los
jóvenes”.
Pero también “una mirada atenta,
vigilante y prundente particularmente sobre las vocaciones sacerdotales o de
ingreso en el seminario, para “discernir la verdad, para tener una mirada sagaz
y prudente, sin ligereza o superficialidad”.
La tercera acción es llamar que es “el
verbo propio de la vocación cristiana. Jesús no echa largos discursos, no
entrega un programa al que adherirse, no hace proselitismo, ni da respuestas prefabricadas.
Cuando se dirige a Mateo dice sencillamente: ¡Sígueme!”.
Porque “el deseo de Jesús es poner a
la gente en camino, sacudirlas de un sedentarismo etal, romper la ilusión
de que podemos vivir felizmente siguiendo cómodamente sentados entre nuestras
seguridades”.
“Por lo tanto, nosotros también, en
lugar de reducir la fe a un libro de recetas o a un conjunto de normas que
deben cumplirse, podemos ayudar a los jóvenes a hacerse las preguntas
correctas, a ponerse en camino para descubrir la alegría del Evangelio”.
“Pero si no nos encerramos en las
quejas y continuamos a “salir” para anunciar el Evangelio, el Señor se queda
con nosotros y nos da valor para echar las redes, incluso cuando estamos
cansados y decepcionados por no haber pescado nada”, añadió. Y concluyó
recordando que “es una misión urgente que el Señor nos pide cumplir con
generosidad”.
22.10.16
Francisco: ‘El diálogo significa escuchar, no ladrarle al
otro’
Lo indicó el Santo
Padre en la penúltima de las audiencias de los sábados, en la plaza de San
Pedro
22 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha
tenido hoy la penpenúltima audiencia mensual de los sábados con motivo del
Jubileo de la Misericordia, Año santo que concluye el próximo 20 de noviembre.
El Santo Padre entró en la plaza de
San Pedro en el jeep abierto que recorrió los corredores en donde casi
cien mil personas le saludaban agitando pañuelos y demostrando su cariño. Francisco
saludó a los presentes a medida que su vehículo avanzaba y bendijo en
particular a varios niños.
El Santo Padre en la catequesis habló
sobre el diálogo e invitó a “escuchar, explicar, con mansedumbre, no ladrar al
otro, no gritar, sino tener un corazón abierto”.
En sus palabras en español el
Pontífice recordó el Evangelio apenas leído, que narra el diálogo de la
mujer Samaritana, con Jesús, quien entra progresivamente en su vida y le da la
posibilidad de expresarse, de manera que “el diálogo entre ellos se revela como
un acto fundamental para encontrar la misericordia divina”.
“El diálogo permite conocer, entender
y acoger las exigencias de cada persona; es expresión de caridad para buscar el
bien común; nos coloca delante del otro viéndolo como un don de Dios, que nos
interpela y ayuda a humanizar nuestras relaciones y a superar los desacuerdos;
nos da la ocasión para escucharnos recíprocamente y resolver los inconvenientes
que se presentan” dijo.
“La Iglesia necesita –prosiguió
Francisco– del diálogo para comprender las necesidades y anhelos que están en
el corazón de los hombres y las mujeres de cada tiempo, y poder salir a su
encuentro con una palabra de esperanza”. Porque “en este diálogo constante, la
Iglesia descubre la verdad profunda de su misión en medio del mundo y
contribuye a la construcción de la paz”.
Al concluir sus saludos se dirigió a
los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y
Latinoamérica. “Les invito a ser por medio del diálogo –les dijo el Papa–
instrumentos que creen una red de respeto y fraternidad para derribar los muros
de la división y de la incomprensión, y así crear puentes de comunicación para
ser signos de la misericordia de Dios”.
En el día de la memoria litúrgica de
san Juan Pablo II, se encontraban en las plazas varias delegaciones venidas
desde Polonia y también las bandas y coros que participaron al ‘Jubileo de los
coros’, además de fanfarrias de ciudades medioevales de Italia.
Texto del papa Francisco en la catequesis de la audiencia
jubilar del sábado 22 de octubre de 2016
Roma).- El papa Francisco tuvo este sábado por
la mañana en la Plaza de San Pedro la Audiencia Jubilar, en la que se
reunió con unos cien mil peregrinos y de fieles procedentes de
Italia y de todo el mundo con ocasión del Año de la Misericordia. En sus
palabras el Papa ha centrado su meditación en el tema “Misericordia y
Diálogo”.
Catequesis del Santo Padre
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días! El fragmento del Evangelio de Juan que hemos escuchado narra el encuentro
de Jesús con una mujer samaritana. Lo que conmueve de este encuentro es
el diálogo tan cerrado entre la mujer y Jesús. Esto hoy nos
permite subrayar un aspecto muy importante de la misericordia, que es
precisamente el diálogo.
El diálogo permite a las personas
conocerse y comprender las exigencias los unos de los otros. Sobre todo, es una
señal de gran respeto, porque pone a las personas en actitud de escucha y en
condiciones de acoger los mejores aspectos del interlocutor. En segundo lugar,
el diálogo es expresión de caridad porque –aun sin ignorar las diferencias-
puede ayudar a buscar y compartir el bien común. Por otra parte, el diálogo nos
invita a ponernos delante del otro viéndolo como un don de Dios, que nos
interpela y nos pide ser reconocido.
Muchas veces no nos encontramos a los
hermanos, incluso viviendo al lado, sobre todo cuando hacemos prevalecer
nuestra posición sobre la del otro. No dialogamos cuando no escuchamos lo
suficiente o tenemos a interrumpir al otro para demostrar que tenemos razón.
Pero cuántas veces, cuántas veces estamos escuchando a una persona, la paramos
y decimos: “¡No!¡No!¡No es así!” y no dejamos que termine de explicar lo que
quiere decir. Y esto impide el diálogo: esto es agresión. El verdadero diálogo,
en cambio, necesita momentos de silencio, en los que acoger el don
extraordinario de la presencia de Dios en el hermano.
Queridos hermanos y hermanas, dialogar
ayuda a las personas a humanizar las relaciones y a superar las
incomprensiones. Hay mucha necesidad de diálogo en nuestras familias, ¡y cómo
se resolverían más fácilmente las cuestiones si se aprendiera a escucharse
mutuamente! Es así en la relación entre marido y mujer, y entre padres e hijos.
Cuánta ayuda puede venir también del diálogo entre los enseñantes y sus
alumnos; o entre dirigentes y trabajadores, para descubrir las exigencias
mejores del trabajo.
De diálogo vive también la Iglesia con
los hombres y las mujeres de cada época, para comprender las necesidades que
están en el corazón de cada persona y para contribuir a la realización del bien
común. Pensemos en el gran don de la creación y en la responsabilidad que todos
tenemos de salvaguardar nuestra casa común: el diálogo sobre un tema tan
central es una exigencia ineludible. Pensemos en el diálogo entre las
religiones, para descubrir la verdad profunda de su misión en medio de los
hombres, y para contribuir a la construcción de la paz y de una red de respeto
y de fraternidad.
Para concluir, todas las formas de
diálogo son expresión de la gran exigencia de amor de Dios, que va al encuentro
de todos y en cada uno pone una semilla de su bondad, para que pueda colaborar
con su obra creadora.
El diálogo abate los muros de las
divisiones y de las incomprensiones; crea puentes de comunicación y no
consiente que uno se aísle, encerrándose en el propio pequeño mundo. No lo
olvidéis: dialogar es escuchar lo que me dice el otro y decir con mansedumbre
lo que pienso yo. Si las cosas son así, la familia, el barrio, el puesto de
trabajo, serán mejores. Pero si yo no dejo que el otro diga todo lo que tiene
en el corazón y comienzo a gritar –hoy en día se grita mucho– no irá a buen fin
esta relación entre nosotros; no irá a buen fin la relación entre marido y
mujer, entre padres e hijos. Escuchar, explicar, con mansedumbre, no ladrar al
otro, no gritar, sino tener un corazón abierto.
Jesús conocía bien lo que había en el
corazón de la samaritana, una grande pecadora; y a pesar de eso no le negó que
se pudiera expresar, la dejó hablar hasta el final, y entró poco a poco en el
misterio de su vida. Esta enseñanza vale también para nosotros. A través del
diálogo podemos hacer crecer las señales de la misericordia de Dios y
convertirlas en instrumento de acogida y de respeto”.
Después de haber resumido su
catequesis en distintas lenguas, el Papa ha saludado a los grupos de fieles
presentes.
La Audiencia Jubilar ha concluido con
el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.
23.10.16
El Papa consternado por los asesinatos a sangre fría en
Mosul
Pide a todos unirse
a su oración por la población de Irak
23 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- El santo padre
Francisco hizo un nuevo llamamiento a la paz en Irak y pidió rezar por todas
las víctimas, sean cristianos, musulmanes o de otras religiones o etnias.
“En estas horas dramáticas estoy
cerca de toda la población de Irak, en particular a la de la ciudad de
Mosul” dijo Francisco. Y añadió: “Nuestros ánimos están consternados por los
tremendos actos de violencia que desde hace demasiado tiempo se están
cometiendo contra ciudadanos inocentes, sea musulmanes que cristianos, o
pertenecientes a otras etnias o religiones”.
Señaló que sintió
dolor “al escuchar del asesinato a sangre fría de numerosos hijos de
esta amada tierra, entre los cuales muchos niños. Esta crueldad nos hace llorar
dejándonos sin palabras”.
El Pontífice añadió que además de
su palabra de solidaridad “les acompaño asegurándoles que les recuerdo en
la oración, para que Irak, aunque duramente golpeado, sea fuerte y firme en la
esperanza de poder ir hacia un futuro de seguridad, de reconciliación y de
paz”.
“Por todo esto –concluyó el Santo
Padre– les pido a todos unirse a mi oración en silencio”. Y después de unos
instantes el Papa rezó un Ave María.
Texto completo del ángelus del 23 de octubre de 2016
Angelus en la plaza de San Pedro
Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco rezó este domingo la oración del ángelus
ante miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro. A continuación el texto
completo.
Antes del ángelus
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días! La segunda
lectura litúrgica del día nos presenta la exhortación de san Pablo
a Timoteo, su colaborador e hijo predilecto, en la cual reflexiona sobre la
propia existencia de apóstol totalmente consagrada a la misión.
Viendo a esta altura cercano el final
de su camino terreno, la describe refiriéndose a tres períodos: el presente, el
pasado y el futuro.
El presente lo interpreta con la
metáfora del sacrificio: “Estoy por ser arrojado como ofrenda”. Por lo que se
refiere al pasado, Pablo indica que su vida ha transcurrido con la imagen de la
‘buena batalla’, y de ‘la carrera’ de un hombre que ha sido coherente con sus
propios empeños y las propias responsabilidades. Como consecuencia para el
futuro confía en el reconocimiento por parte de Dios, que es ‘juez justo’.
Pero la misión de Pablo ha resultado
eficaz, justa y fiel debido a la cercanía y a la fuerza del Señor, que hizo de
él un anunciador del Evangelio a todos los pueblos. Esta es su expresión:
“El Señor me ha estado cercano y me ha dado fuerza, para que pudiera llevar a
cumplimiento el anuncio del Evangelio y todos los pueblos lo escucharan”.
En esta narración autobiográfica de
san Pablo se refleja la Iglesia, especialmente hoy, en la Jornada Misionera
Mundial, cuyo tema es “Iglesia misionera, testimonio de misericordia”.
En Pablo la comunidad cristiana
encuentra su modelo, en la convicción de que es la presencia del Señor la que
volverá eficaz su trabajo apostólico y la obra de evangelización. La
experiencia del Apóstol de las Gentes nos recuerda que debemos empeñarnos en
las actividades pastorales y misioneras, de una parte, como si el resultado dependiera
de nuestros esfuerzos, con el espíritu de sacrificio del atleta que no se
detiene ni siquiera delante a las derrotas; pero de otra, sabiendo que el
verdadero éxito de nuestra misión es el don de la Gracia: es el Espíritu Santo
quien vuelve eficaz la misión de la Iglesia en el mundo.
¡Hoy es tiempo de misión, es tiempo de
coraje!, coraje de reforzar los pasos vacilantes, de retomar el gusto
por dedicarse al Evangelio, de retomar confianza en la fuerza que la
misión lleva consigo. Es tiempo de coraje, si bien el hecho de tener coraje no
significa tener garantizado el éxito.
Se nos pide el coraje de luchar, no
necesariamente para vencer; para anunciar, no necesariamente para convertir. Se
nos pide el coraje para ser alternativos al mundo, sin nunca volvernos
polémicos o agresivos. Se nos piede el coraje de abrirnos a todos, sin
disminuir nunca lo absoluto y la unicidad de Cristo, único salvador de todos.
Se nos pide el coraje de resistir a la
incredulidad, sin volvernos arrogantes. Se nos pide también el coraje del
publicano del Evangelio de hoy, que con humildad no osaba ni siquiera elevar
los ojos al cielo, pero se golpeaba el pecho diciendo: “Oh Dios, ten piedad de
mi pecador”. ¡Hoy es el tiempo del coraje, hoy se necesita coraje!
La Virgen María modelo de la Iglesia
“en salida” y dócil al Espíritu Santo, nos ayude a todos a ser, gracias a
nuestro Bautismo, discípulos misioneros para llevar el mensaje de la salvación
a toda la familia humana”.
El Papa Reza la oración del ángelus y después dirige las siguientes
palabras:
“En estas horas dramáticas estoy
cerca de toda la población de Irak, en particular a la de la ciudad
de Mosul. Nuestros ánimos están consternados por los tremendos actos de
violencia que desde hace demasiado tiempo se están cometiendo contra ciudadanos
inocentes, sea musulmanes que cristianos o pertenecientes a otras etnias y
religiones. He sentido dolor al escuchar noticias del asesinato a sangre fría
de numerosos hijos de esta querida tierra, entre los cuales muchos niños. Esta
crueldad nos hace llorar, dejándonos sin palabras.
A estas palabra de solidaridad les
acompaño asegurándoles que les tengo presente en mi oración, para que
Irak, aunque duramente golpeado, sea fuerte y firme en la esperanza de poder ir
hacia un futuro de seguridad, de reconciliación y de paz. Por todo esto les
pido a todos unirse a mi oración, en silencio”.
(El Santo Padre reza un Ave Mária).
“Queridos hermanos y hermanas, les
saludo a todos, peregrinos provenientes de Italia y de varios países, iniciando
por los polacos que recuerdan aquí en Roma y en su patria los 1050° aniversario
de la presencia del cristianismo en Polonia.
Recibo con alegría a los participantes
del Jubileo de los Corales de Italia, a los caminantes provenientes de Asís en
representación de las propias localidades italianas, y a los jóvenes de las
confraternidades de las diócesis de Italia.
Se encuentran presentes además, grupos
de fieles de tantas parroquias italianas: no tengo la posibilidad de saludarlos
uno a uno, pero les animo a proseguir con alegría en el camino de la fe.
Un pensamiento especial dirijo a la
comunidad peruana de Roma, aquí reunida con la sagrada imagen del Señor de los
Milagros.
Les agradezco a todos y les saludo con
cariño. ¡Les deseo un buen domingo! Y por favor no se olviden de rezar por
mi”. Y concluyo son su habitual “Buon pranzo e arrivederci”.
El Papa en Sta. Marta: “La Ley no se ha hecho para hacernos
esclavos”
En la homilía de
este lunes, el papa Francisco ha advertido de que detrás de la rigidez hay
siempre algo escondido, en muchos casos una doble vida
24 octubre 2016
El papa Francisco celebrando en la
Casa Santa Marta
Ciudad del Vaticano).- Detrás de la rigidez
hay siempre algo escondido, una doble vida, los rígidos no son libres, son
esclavos de la Ley. Dios, sin embargo, dona la libertad, la mansedumbre, la
bondad. Así lo ha indicado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada
esta mañana en Santa Marta.
En el Evangelio del día, Jesús sana a
una mujer en sábado provocando el enfado del jefe de la sinagoga porque “se ha
violado la Ley del Señor”. Así, ha recordado que “no es fácil caminar en la Ley
del Señor” es “una gracia que debemos pedir”. Por eso, Jesús lo acusa de ser
hipócrita, una palabra que, recuerda Francisco, “repite muchas veces a los
rígidos, a los que tienen una actitud de rigidez en el cumplir la Ley”, que no
tienen la libertad de los hijos, “son esclavos de la Ley”. Sin embargo, “la Ley
no se ha hecho para hacernos esclavos, sino para hacernos libres, para hacernos
hijos”.
En esta línea, el Pontífice ha
reconocido que “detrás de la rigidez hay algo escondido en la vida de una
persona”. La rigidez no es un don de Dios. La mansedumbre, la bondad, la
benevolencia, el perdón, sí. “Detrás de la rigidez hay siempre algo
escondido, en muchos casos una doble vida; pero hay también algo de
enfermedad”. Asimismo, ha precisado que los rígidos sufren cuando son sinceros
y se dan cuenta de esto. “Porque no consiguen tener la libertad de los hijos de
Dios, no saben cómo se camina en la Ley del Señor y no son bienaventurados”, ha
reconocido. De este modo, ha añadido que “parecen buenos porque siguen la Ley,
pero detrás hay algo que no les hace buenos: o son malos, hipócritas o están
enfermos”.
El papa Francisco ha recordado la
parábola del hijo pródigo, en la que el hijo mayor se indigna con el padre por
acoger de nuevo al hijo menor.
Esta actitud –ha explicado el
Pontífice– muestra qué hay detrás de una cierta bondad: “la soberbia de
creerse justo”. Al respecto, el Santo Padre ha dicho que detrás de este
hacer bien hay soberbia. El hermano mayor “era un rígido, caminaba en la Ley
con rigidez”. Aún así, ha reconocido que “no es fácil caminar en la Ley del
Señor sin caer en la rigidez”.
Por eso, para finalizar, el papa
Francisco ha invitado a “rezar al Señor” por “nuestros hermanos y hermanas que
creen que caminar en la Ley del Señor es convertirse en rígidos”. Que el Señor
–ha pedido– les haga sentir que Él es Padre y que a Él le gusta la misericordia
, la ternura, la bondad, la mansedumbre, la humildad. Y “nos enseñe a todos a
caminar en la Ley de Señor con estas actitudes”.
25.10.16
El Papa en Sta. Marta: “La Ley no es para estudiarla sino
para ‘caminarla'”
En la homilía de
este martes, el Santo Padre recuerda que el Reino de Dios crece con la
docilidad a la fuerza del Espíritu Santo
25 octubre 2016
El Papa en Santa Marta
Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco,
en la homilía de la misa celebrada este martes en Santa Marta, ha explicado que
para que el Reino de Dios crezca, el Señor nos pide docilidad. Asimismo, el
Santo Padre ha advertido sobre el concentrarse demasiado en las estructuras y
los organigramas. “El Reino de Dios no está fijo sino en camino”, ha recordado.
El Pontífice ha iniciado su homilía indicando
que la Ley no está solo para estudiarla, sino para “caminarla”. La Ley “ es
para la vida, está para ayudar a hacer el Reino, a hacer la vida”. El Señor –ha
asegurado el Papa– nos dice que también el Reino está en camino.
A este punto, ha precisado que el
Reino de Dios no es una “estructura bien hecha, ordenada, organigramas bien
hechos” y lo que “no entra ahí no es el Reino de Dios”. Por eso advierte que
con el Reino de Dios sucede lo mismo que puede suceder con la Ley: el
fijismo, la rigidez… La Ley está para caminarla, el Reino de Dios está en
camino. No está detenido. Es más: el Reino de Dios ‘se hace’ todos los días.
Asimismo, el Santo Padre ha subrayado
que Jesús habla en sus parábolas de “cosas de la vida cotidiana”: la levadura
que “no permanece levadura” porque al final “se mezcla con la harina” y por
tanto “en camino y hace el pan”. Y después la semilla que “no permanece
semilla” porque “muere y da vida al árbol”.
De este modo ha precisado que levadura
y semilla “están en camino para hacer algo” pero para hacer esto
“mueren”. No es un problema de “pequeñez”. Es un problema de “camino, y en el
camino sucede la transformación”.
Por eso, también ha señalado que uno
que ve la Ley y no camina “tiene una actitud fija”, “una actitud de rigidez”.
En esta misma línea ha preguntado:
¿Cuál es la actitud que el Señor nos pide para que el Reino de Dios crezca y
sea pan para todos y casa también para todos? Y ha respondido: “La docilidad”.
Así, el Pontífice ha aseverado que el
Reino de Dios crece con la docilidad a la fuerza del Espíritu Santo. El hombre
y la mujer dóciles al Espíritu Santo “crecen y son don para todos”, ha
recordado el Papa. También la semilla es dócil para ser fecunda, y pierde su
identidad de semilla y se convierte en otra cosa, mucho más grande: se
transforma. Así –ha añadido– es el Reino de Dios: en camino, hacia la
esperanza, hacia la plenitud.
Del mismo modo ha asegurado que el
Reino de Dios, “se hace todos los días, con la docilidad al Espíritu Santo,
quien une nuestra pequeña levadura o la pequeña semilla a la fuerza y le
transforma para hacer crecer”. Y si no caminamos, nos hacemos rígidos “y la
rigidez nos hace huérfanos, sin padre”.
Finalmente, el Pontífice ha precisado
que el rígido solamente tiene padrones, no un padre. “El Reino de Dios es como
una madre que crece y fecunda, se dona a sí misma para que los hijos tengan
comida y casa, según el ejemplo del Señor. Hoy –ha observado– es un día para
pedir la gracia de la docilidad al Espíritu Santo. “Será la docilidad al Espíritu
Santo que nos hará crecer y transformar como la levadura y la semilla”, ha
precisado el Papa. Por eso ha pedido que el Señor “nos dé a todos la gracia de
esta docilidad”.
26.10.16
El Papa: “Es un deber acoger al hermano que huye de la guerra,
el hambre o la violencia”
En la catequesis de
la audiencia general, el Santo Padre ha reflexionado sobre una nueva obra de
misericordia corporal: acoger al peregrino, al extranjero
26 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- El papa
Francisco, un miércoles más, ha celebrado la audiencia general en la plaza de
San Pedro, acompañado por miles de fieles procedentes de todo el mundo. Esta
semana el Santo Padre ha reflexionado sobre una nueva obra de misericordia
corporal: acoger al peregrino, al extranjero. Antes de la catequesis, el
Pontífice ha pasado por la plaza con el papamóvil para saludar de cerca a los
fieles y bendecirlos.
En el resumen hecho en español de la
catequesis, el Santo Padre ha explicado que “la historia de la humanidad es una
historia de migraciones, no existe un pueblo que no haya conocido este fenómeno”.
Tampoco –ha recordado– la historia de la salvación es ajena a esta situación.
“Abrahán, Moisés, incluso Jesús ha dejado su tierra y se ha puesto en camino”,
ha precisado Francisco.
Estas situaciones –ha señalado– a
veces se han visto unidas a graves crisis sociales, que a lo largo de los
siglos se han afrontado con dos aptitudes: “la de cerrarse al que viene” o la
de “acogerlo”.
De este modo, el Santo Padre ha
reconocido que “levantar muros” hace más ruido que “la
silenciosa acción de quienes ayudan y asisten a los emigrantes y
refugiados”, pero cerrarse “no es la solución, sólo favorece los tráficos
criminales”. La única respuesta –ha asegurado– es la de la solidaridad.
Asimismo, el papa Francisco ha
subrayado que “el compromiso de los cristianos es urgente”. Todos, ha aseverado
el Pontífice, tenemos el deber de acoger al hermano que huye de la guerra, el
hambre o la violencia y estamos llamados a salir al encuentro del que sufre
para llevarle el abrazo y la misericordia de Dios.
A continuación, el Papa ha saludo a
los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de
España y Latinoamérica. Así, les ha invitado a pedir al Señor “la gracia de
abrirnos al hermano, acogerlo”, para poder “restituirle la dignidad que, en
muchos casos, ha perdido por los abusos, el egoísmo, la criminalidad, así
nuestra vida será fecunda y nuestras sociedades recuperarán la paz”.
Después de los saludos en las
distintas lenguas, el Santo Padre ha dedicado unas palabras a los jóvenes, los
enfermos y los recién casados. De este modo, ha indicado que a finales del mes
de octubre desea recomendar la oración del rosario. Por eso ha pedido que esta
sencilla oración mariana les indique a los jóvenes “el camino para interpretar
la voluntad de Dios” en su vida. A los enfermos les ha pedido que amen esta
oración “porque lleva en sí la consolación para la mente y el corazón”.
Finalmente, ha exhortado a los recién casados para que se convierta en “un
momento privilegiado de intimidad espiritual” en su familia.
“La
història de la humanitat és la història de les migracions en totes les
latituds"
Audiència general del papa Francesc a la plaça Sant
Pere del Vaticà.
Dimecres 26 d'octubre de 2016
Acollir el foraster
i vestir el qui va despullat
Estimats germans i germanes, bon dia!
Continuem amb la reflexió sobre les
obres de misericòrdia corporals, que el Senyor Jesús ens ha donat per mantenir
sempre viva i dinàmica la nostra fe. Aquestes obres, de fet, deixen clar que
els cristians no estan cansats ni mandrosos esperant l’encontre final amb el
Senyor, sinó que cada dia van al seu encontre, reconeixent el seu rostre en el
de tantes persones que demanen ajut. Avui reflexionem sobre aquesta paraula de
Jesús: «Era foraster i em vau acollir, anava despullat i em vau vestir» (Mt
25,35-36). En els nostres temps és actual com mai l’obra que fa referència als
forasters. La crisi econòmica, els conflictes armats i els canvis climàtics
porten a moltes persones a emigrar. No obstant això, les emigracions no són un
fenomen nou, sinó que formen part de la història de la humanitat. És una manca
de memòria històrica pensar que són pròpies només de la nostra època.
La Bíblia ens ofereix tants exemples
concrets d’emigració. N’hi ha prou de pensar en Abraham. La crida de Déu el
porta a deixar el seu País per anar a un altre: «Vés-te’n del teu país, de la
teva família i de la casa del teu pare, cap al país que jo t’indicaré» (Gen
12,1). I així va passar també al poble d’Israel, que d’Egipte, on era esclau,
va anar caminant durant quaranta anys pel desert fins que van arribar a la
terra promesa per Déu. La mateixa Santa Família –Maria, Josep i l’infant Jesús–
es va veure obligada a emigrar per fugir de les amenaces d’Herodes: «Josep es
llevà de nit, prengué l’infant i la seva mare i es va refugiar a Egipte, on es
va quedar fins a la mort d’Herodes» (Mt 2,14-15). La història de la humanitat
és la història de les migracions en totes les latituds: no hi ha poble que no
hagi conegut el fenomen migratori.
A través dels segles s’han vist grans
expressions de solidaritat, tot i que no han faltat tensions socials. Avui, el
context de crisi econòmica lamentablement afavoreix l’aparició d’actituds
tancades i de manca d’acolliment. En algunes parts del món sorgeixen murs i
barreres. Sembla a vegades que l’obra silenciosa de molts homes i dones que, de
maneres diverses, estan fent tot el possible per ajudar i assistir els
refugiats i emigrants es vegi enfosquida pel soroll d’altres que expressen un
egoisme instintiu. No obstant això el tancament no és una solució, ans al
contrari, acaba afavorint els tràfics criminals. L’única via de solució és la
de la solidaritat. Solidaritat amb l’emigrant, solidaritat amb l’estranger …
El compromís dels cristians en aquest
camp és urgent tant avui com en el passat. Mirant només el segle passat,
recordem la meravellosa figura de santa Francesca Cabrini, que va dedicar la
seva vida junt amb les seves companyes als emigrants vers els Estats Units
d’Amèrica. També avui necessitem aquests testimonis perquè la misericòrdia
pugui arribar a tots aquells que viuen amb necessitats. És un compromís que ens
implica a tots, sense excepció. Les diòcesis, les parròquies, els instituts de
vida consagrada, les associacions i els moviments, així com cada un dels
cristians, tots estem cridats a acollir els germans i les germanes que fugen de
la guerra, de la fam, de la violència i de condicions de vida inhumanes. Tots
junts som una gran força de suport per a tots els qui han perdut la pàtria, la
família, la feina i la dignitat. Fa uns dies, va succeir una petita història a
la ciutat. Hi havia un refugiat que buscava un carrer i una senyora se li
acostà i li digué: “Però, vostè busca quelcom?”. No portava sabates aquell
refugiat. I ell li respon: “Voldria anar a Sant Pere per entrar per la Porta
Santa”. I la senyora va pensar: “Però, si no té sabates, com s’ho farà per
caminar?”. La senyora crida un taxi. Aquell emigrant, aquell refugiat feia
pudor i el taxista gairebé no volia que pugés, però al final el va deixar pujar
al taxi. I la senyora, al costat d’ell, li va demanar que li expliqués una mica
la seva història de refugiat i d’emigrant, durant el viatge: el trajecte havia
durat deu minuts. Aquest home va explicar la seva història de dolor, de guerra,
de fam i per què havia fugit del seu País per emigrar allà. Quan van arribar,
la senyora obre la bossa per pagar al taxista i el taxista, que al principi no
volia que aquest emigrant pugés perquè feia pudor, va dir a la senyora: “No,
senyora, sóc jo qui li he de pagar perquè vostè m’ha fet sentir una història
que m’ha canviat el cor”. Aquesta senyora sabia què era el dolor d’un emigrant,
perquè tenia la sang d’Armènia i coneixia el sofriment del seu poble. Quan
nosaltres fem una cosa semblant, al començament ens fa una certa incomoditat,
“però … pudor …”. Però a la fi, la història ens perfuma l’ànima i ens fa
canviar. Penseu en aquesta història i pensem què podem fer per als refugiats.
I l’altra cosa és vestir el qui va
despullat: què vol dir sinó restituir la dignitat a qui l’ha perduda? Certament
donant vestits al qui no en té; però pensem també en les dones víctimes del
tràfic tirades pels carrers, o en els altres, moltes maneres d’usar el cos humà
com una mercaderia, fins i tot menors d’edat. I així també no tenir una feina,
una casa, un salari just és una forma de nuesa, o ser discriminats per la raça,
o per la fe, tot són formes de “nuesa”, davant les quals com a cristians som
cridats a estar atents, vigilants i llestos per actuar.
Estimats germans i germanes, no
caiguem en el parany de tancar-nos en nosaltres mateixos, indiferents a les
necessitats dels germans i preocupats només pels nostres interessos. És en la
mesura en què ens obrim als altres que la vida esdevé fecunda, les societats
recuperen la pau i les persones recuperen la seva plena dignitat. I no us
oblideu d’aquella senyora, no us oblideu d’aquell emigrant que feia pudor i no
us oblideu del xofer al qual l’emigrant li va canviar l’ànima.
27.10.16
Francisco al Grupo Santa Marta: ‘La trata es uno de los
mayores desafíos actuales’
El Pontífice invita
a “un empeño común, efectivo y constante para eliminar las causas de este
complejo fenómeno”
27 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- El santo padre
Francisco recibió este jueves por la mañana en el Vaticano a los miembros del Grupo
Santa Marta, reunido ayer y hoy en Roma con motivo de la Conferencia
internacional contra el tráfico de seres humanos.
En la sala del Consistorio, en el
Palacio Apostólico, el Papa le agradeció al cardenal Nichols el empeño que
pone en esta causa “que constituye uno de los mayores desafíos de nuestro
tiempo”.
“El Grupo Santa Marta, que reúne
autoridades eclesiásticas y civiles, está dando una contribución importante
para combatir la lacra social de la trata de personas”, señaló el Pontífice.
Asimismo precisó que la trata de seres humanos está “relacionada con nuevas
formas de esclavitud, cuyas víctimas muchas veces son hombres y mujeres,
frecuentemente menores de edad, explotados aprovechando su pobreza y
marginación”.
Les recordó a los presentes la carta
que les envió hace un año con motivo de la reunión que tuvieron en El
Escorial, en la cual señalaba: “Sirve un empeño común, efectivo y constante,
tanto para eliminar las causas de este complejo fenómeno, como para
encontrar, asistir y acompañar a las personas que caen en las redes de la
trata”.
El número de las víctimas, de acuerdo
con las organizaciones internacionales, señaló el Santo Padre,
“lamentablemente crece cada año”. Y recordó que “son los más indefensos a
quienes le roban la dignidad, la integridad física y psíquica, e incluso la
vida”.
El Papa agradeció toda la labor que
realiza el Grupo Santa Marta y les animó “a proseguir en este compromiso”. Y
añadió que “el Señor sabrá recompensar lo que se hace en favor de estos
pequeños de la sociedad de hoy”, porque “Él ha dicho: ‘Tuve hambre… tuve sed…’
y me han ayudado. Hoy podría decir también: ‘Fui abusado, explotado,
esclavizado…’ y me han auxiliado”.
28.10.16
El Papa en Sta. Marta: ‘Jesús reza por nosotros delante del
Padre’
En la homilía de
este viernes, el Santo Padre recuerda que la piedra angular de la Iglesia es
Jesús en oración
28 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- Jesús reza por
nosotros, ese es el fundamento de nuestra vida cristiana. Lo ha indicado el
papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta.
Así, el Santo Padre ha recordado que cada elección de Jesús, cada gesto,
incluso el fin de su vida terrena en la Cruz, se distingue por la oración. Por
tanto, ha invitado a confiar en la oración del Señor.
Tal y como ha recordado el Pontífice,
Jesús elige a los discípulos después de haber rezado mucho e intensamente. “La
piedra angular es el mismo Jesús”. “Sin Jesús no hay Iglesia”, recuerda. De
este modo, ha recordado que Jesús se fue al monte para rezar y pasó toda la
noche rezando a Dios. Y después viene todo lo demás: la gente, la elección de
los discípulos, las sanaciones, expulsa los demonios… “La piedra angular es
Jesús, sí, pero Jesús que reza. Jesús reza”, ha subrayado. Ha rezado –ha
añadido– y continúa rezando por la Iglesia. “La piedra angular de la Iglesia es
el Señor delante del Padre, que intercede por nosotros, que reza por nosotros.
Nosotros le rezamos, pero el fundamento es Él que reza por nosotros”. Jesús, ha
recordado el Papa, siempre ha rezado por los suyos, también en la Última Cena.
Jesús “antes de hacer cualquier milagro, reza”.
El Santo Padre ha recordado que en el
Monte de los Olivos reza, en la Cruz termina rezando. Su vida –ha señalado–
terminó en oración. “Y esta es nuestra seguridad, este es nuestro fundamento,
esta es nuestra piedra angular: Jesús que reza por nosotros, Jesús que reza por
mí”, ha explicado Francisco.
Cada uno de nosotros puede decir esto:
estoy seguro, estoy segura que Jesús reza por mí; está delante del Padre y
me nombra. Esta es la piedra angular de la Iglesia: Jesús en oración.
Por otro lado ha recordado que antes
de la Pasión Jesús le dijo a Pedro: “Satanás ha pedido poder para zarandearlos
como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe”. Y esto
que dijo a Pedro, ha explicado el Santo Padre, nos lo dice a cada uno de
nosotros.
Finalmente ha asegurado que esto “nos
da una gran seguridad”. “Yo pertenezco a esta comunidad, firme porque tiene
como piedra angular a Jesús, pero Jesús que reza por mí, que reza por
nosotros”, ha señalado.
De este modo ha precisado que “nos
hará bien” pensar en la Iglesia, reflexionar en este misterio de la Iglesia.
“Somos todos como una construcción, pero el fundamento es Jesús, es Jesús que
reza por nosotros. Es Jesús que reza por mí”.
29,10.16
Cáritas invita a orar por Siria junto con el Papa el 31 de
octubre
El Santo Padre, en
su viaje a Suecia, realizará una oración por la paz en este país, en guerra
desde hace 6 años
29 octubre 2016
Oración por la paz en Siria
Roma).- El papa Francisco, en un encuentro que
mantendrá el próximo 31 de octubre en la ciudad sueca de Malmo con los líderes
luteranos con motivo de la conmemoración del 500 aniversario de la Reforma
luterana en Suecia, realizará una oración por Siria, en el marco de la campaña
impulsada por Cáritas Internationalis “Siria: la paz es posible”.
Tal y como informa Cáritas, en ese
acto que tendrá lugar en el Malmo Arena y donde se espera la presencia de unas
10 mil personas, también se podrá escuchar el testimonio de Cáritas Siria en
boca de su presidente, monseñor Antoine Audo, obispo de Alepo.
Caritas Internationalis está
desarrollando actualmente la campaña Siria: la paz es posible [VER AQUÍ],
para cuya difusión está disponible un amplio repertorio de materiales, como
vídeos, historias, gráficos, fotos, carteles, oraciones y cartas de apoyo.
“Con 11 millones de personas
desplazadas durante 6 años de guerra, poner fin al conflicto en Siria es
posible”, asegura Cáritas. “Basta con que los Gobiernos apoyen el proceso de
paz, incluyendo negociaciones incluyentes y la preservación de la diversidad
como un elemento clave para una paz sostenible”, precisa.
Para Cáritas, “la oración es de vital
importancia y supone una contribución incalculable para promover la paz”. Por
eso, lanza una llamada universal a que todo el mundo ore en comunión con el
papa Francisco el próximo 31 de octubre por la paz en Siria.
30.10.16
El Papa: ‘La mirada de Jesús va más allá de los pecados y los
prejuicios’
Texto completo de
las palabras del Santo Padre en la oración del ángelus
30 octubre 2016
Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, como
cada domingo, se ha asomado a la ventana del estudio en el Palacio Apostólico
del Vaticano, para rezar el ángelus con los fieles y los peregrinos reunidos en
la plaza de San Pedro.
Estas son las
palabras del Santo Padre para introducir la oración mariana:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy nos presenta un
hecho sucedido en Jericó, cuando Jesús llegó a la ciudad y fue acogido por la
multitud (cfr Lc 19,1-10). En Jericó vivía Zaqueo, el jefe de los
“publicanos”, es decir, de los recaudadores de impuestos. Zaqueo era un
colaborador rico de los odiados ocupantes romanos, un explotador de su pueblo.
También él, por curiosidad, quería ver a Jesús, pero su condición de pecador
público no le permitía acercarse al Maestro; aún más, era de baja estatura; por
eso sube a un árbol, una higuera, en el camino por donde Jesús tenía que pasar.
Cuando llega cerca de ese árbol, Jesús
levanta la mirada y le dice: Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme
en tu casa” (v. 5). ¡Podemos imaginar el estupor de Zaqueo! ¿Pero por qué Jesús
dice ‘he de quedarme en tu casa’? ¿De qué deber se trata? Sabemos que su deber
supremo es realizar el diseño del Padre sobre la humanidad, que se cumple en
Jerusalén con su condena a muerte, la crucifixión y, al tercer día, la
resurrección. Es el diseño de salvación de la misericordia del Padre. Y en este
diseño está también la salvación de Zaqueo, un hombre deshonesto y despreciado
por todos, y por eso necesitado de conversión. De hecho, el Evangelio dice que,
cuando Jesús lo llamó, “comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había
ido a quedarse en casa de un pecador” (v. 7). El pueblo ve en él un villano,
que se ha enriquecido a costa del prójimo. Y si Jesús hubiera dicho “baja tú,
explotador, traidor del pueblo y ven a hablar conmigo para hacer cuentas’
seguro el pueblo hubiera aplaudido. Pero aquí comenzaron a murmurar. Jesús va a
su casa, el pecador, el explotador.
Pero Jesús, guiado por la
misericordia, le buscaba precisamente a él. Y cuando entra en casa de Zaqueo
dice: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es
descendiente de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo
que se había perdido” (vv. 9-10). La mirada de Jesús va más allá de los pecados
y los prejuicios; y esto es importante y debemos aprenderlo, la mirada de
Jesús va más allá de los pecados y los prejuicios, ve a la persona con los ojos
de Dios, que no se detiene en el mal pasado, sino que ve el bien futuro; no se
resigna a la clausura, sino que se abre siempre a nuevos espacios de vida; no
se detiene a las apariencias, sino que mira al corazón. Y aquí ha mirado el
corazón herido de este hombre, herido del pecado, la avaricia, cosas feas que
había hecho Zaqueo y mira este corazón herido y va ahí.
A veces tratamos corregir y convertir
a un pecador reprochándole, echándole en cara sus errores y su comportamiento
injusto. La actitud de Jesús con Zaqueo nos indica otro camino: el de mostrar a
quien se equivoca su valor, ese valor que Dios continúa viendo a pesar de todo.
A pesar de todos sus errores. Esto puede provocar una sorpresa positiva, que
enternece el corazón y empuja a la persona a sacar lo bueno que tiene. Es el
dar confianza a las personas que le hace crecer y cambiar. Así se comporta Dios
con todos nosotros: no está bloqueado por nuestro pecado, sino que lo supera
con el amor y nos hace sentir la nostalgia del bien. Y esto, todos hemos
sentido esta nostalgia del bien después de un error. Y así hace nuestro Padre
Dios, así hace Jesús. No existe una persona que no tiene algo bueno. Esto mira
Dios para sacarlo del mal.
La Virgen María nos ayude a ver lo
bueno que hay en las personas que encontramos cada día, para que todos sean
animados a sacar la imagen de Dios impresa en su corazón. ¡Y así podemos
alegrarnos por las sorpresas de la misericordia de Dios! Nuestro Dios, que es
el Dios de las sorpresas.
Después del ángelus:
Queridos hermanos y hermanas, ayer, en
Madrid, fueron proclamados beatos José Antón Gómez, Antolín Pablos
Villanueva, Juan Rafael Mariano Alcocer Martínez y Luis Vidaurrázaga, mártires,
asesinados en España el siglo pasado, durante la persecución contra la Iglesia.
Eran sacerdotes benedictinos. Alabamos al Señor y encomendamos a su intercesión
a los hermanos y las hermanas que lamentablemente todavía hoy, en distintas
partes del mundo, son perseguidos por la fe en Cristo.
Expreso mi cercanía a la población del
centro de Italia afectada por el terremoto. También esta mañana ha habido un
fuerte movimiento. Rezo por los heridos y por las familias que han sufrido
mayores daños, como también por el personal que trabaja en las labores de
socorro y asistencia. El Señor Resucitado les dé fuerza y la Virgen les cuide.
Saludo con afecto a todos los
peregrinos de Italia y de distintos países, en particular a los procedentes de
Ljubliana (Eslovenia) y de Sligo (Irlanda). Saludo a los participantes de la
peregrinación mundial de los peluqueros y esteticistas, la Federación Nacional
Procesiones y Juegos históricos, los grupos juveniles de Petosino, Pogliano
Milanese, Carugate y Padua. Saludo también a los peregrinos de Unitalsi de
Cerdeña.
Los próximos dos días realizará un
viaje apostólico a Suecia, con ocasión de la conmemoración de la Reforma, que
verá a católicos y luteranos reunidos en el recuerdo y en la oración. Os pido a
todos que recéis para que este viaje sea una nueva etapa en el camino de
fraternidad hacia la plena comunión.
Os deseo un feliz domingo, hay buen
sol, y una buena fiesta de Todos los Santos. Por favor, no os olvidéis de rezar
por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
31.10.16
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