Francisco:
‘La unidad de los cristianos más que un esfuerzo humano es un don gratuito de
Dios’
El Papa preside las vísperas
conclusivas de la 50 ° Semana de oración por la unidad de los cristianos
25 enero
2017
( Roma).- El santo padre Francisco presidió este miércoles por la tarde la solemnidad de la conversión de san Pablo
apóstol, en la conclusión de la 50° Semana de Oración para la Unidad de los
Cristianos que tiene como lema: “El amor de Cristo nos empuja a la
reconciliación”.
Vistiendo paramentros color crema
con ribetes verdes y dorados, el Papa entró en la basílica de San Pablo
Extramuros, junto a representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales
presentes en Roma, y allí han rezado las segundas vísperas.
En la basílica de San Pablo
decorada con arreglos florales y muy iluminada estaba el coro de la Capilla
Sixtina, además de los Guardias suizos y del numerosos público presente.
Los diversos líderes religiosos interviniernieron
durante la celebración, leyendo en italiano pero también en griego, alemán y
armenio, algunas intenciones o parte de las Escrituras.
En su homilía el Santo Padre
invitó en el camino ecuménico a no apoyarse en programas, cálculos y ventajas,
a no depender de las oportunidades y de las modas del momento, sino a buscar el
camino con la mirada siempre puesta en la cruz del Señor.
Y ha subrayado como un paso
importante, el hecho que hoy católicos y luteranos puedan recordar juntos un
evento que ha dividido a los cristianos, y lo hagan con esperanza, lo que ha
sido logrado con la ayuda de Dios y de la oración a través de cincuenta años de
conocimiento recíproco y de diálogo ecuménico.
El Pontífice invitó al concluir,
a “aprovechar todas las oportunidades que la Providencia nos ofrece para rezar
juntos, anunciar juntos, amar y servir juntos, especialmente a los más pobres y
abandonados”.
Texto completo del papa Francisco en la homilía de la 50° semana de la
Unidad de los Cristianos
Francisco invita a seguir adelante
en nuestro camino de reconciliación y de diálogo, animados por el testimonio
heroico de tantos hermanos y hermanas
Cristo en la
Iglesia de San Pablo, en Roma
( Roma).- El papa Francisco presidió este miércoles
por la tarde en la basílica de San Pablo Extramuros la solemnidad de la conversión
de san Pablo apóstol, rezando las segundas vísperas, junto a los
representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales presentes en Roma.
Concluyó así la 50° Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos que
tiene como lema: “El amor de Cristo nos empuja a la reconciliación”.
A
continuación publicamos la homilía del Santo Padre:
“El encuentro con Jesús en el camino de Damasco
transformó radicalmente la vida de san Pablo. A partir de entonces, el
significado de su existencia no consiste ya en confiar en sus propias fuerzas
para observar escrupulosamente la Ley, sino en la adhesión total de sí mismo al
amor gratuito e inmerecido de Dios, a Jesucristo crucificado y resucitado.
De esta manera, él advierte la irrupción de una nueva
vida, la vida según el Espíritu, en la cual, por la fuerza del Señor
Resucitado, experimenta el perdón, la confianza y el consuelo.
Pablo no puede tener esta novedad sólo para sí: la
gracia lo empuja a proclamar la buena nueva del amor y de la reconciliación que
Dios ofrece plenamente a la humanidad en Cristo. Para el Apóstol de los
gentiles, la reconciliación del hombre con Dios, de la que se convirtió en
embajador (cf. 2 Co 5,20), es un don que viene de Cristo.
Esto aparece claramente en el texto de la Segunda
Carta a los Corintios, del que se toma este año el tema de la Semana de Oración
por la Unidad de los Cristianos: «Reconciliación. El amor de Cristo nos
apremia» (cf. 2 Co 5,14-20).
«El amor de Cristo»: no se trata de nuestro amor por
Cristo, sino del amor que Cristo tiene por nosotros. Del mismo modo, la
reconciliación a la que somos urgidos no es simplemente una iniciativa nuestra,
sino que es ante todo la reconciliación que Dios nos ofrece en Cristo.
Más que ser un esfuerzo humano de creyentes que buscan
superar sus divisiones, es un don gratuito de Dios. Como resultado de este don,
la persona perdonada y amada está llamada, a su vez, a anunciar el evangelio de
la reconciliación con palabras y obras, a vivir y dar testimonio de una
existencia reconciliada.
En esta perspectiva, podemos preguntarnos hoy: ¿Cómo
anunciar el evangelio de la reconciliación después de siglos de divisiones? Es
el mismo Pablo quien nos ayuda a encontrar el camino. Hace hincapié en que la
reconciliación en Cristo no puede darse sin sacrificio. Jesús dio su vida,
muriendo por todos. Del mismo modo, los embajadores de la reconciliación están
llamados a dar la vida en su nombre, a no vivir para sí mismos, sino para aquel
que murió y resucitó por ellos (cf. 2 Co 5,14-15).
Como nos enseña Jesús, sólo cuando perdemos la vida
por amor a él es cuando realmente la ganamos (cf. Lc 9,24). Es esta la
revolución que Pablo vivió y es también la revolución cristiana de todos los
tiempos: no vivir para nosotros mismos, para nuestros intereses y beneficios
personales, sino a imagen de Cristo, por él y según él, con su amor y en su
amor.
Para la Iglesia, para cada confesión cristiana, es una
invitación a no apoyarse en programas, cálculos y ventajas, a no depender de
las oportunidades y de las modas del momento, sino a buscar el camino con la
mirada siempre puesta en la cruz del Señor; allí está nuestro único programa de
vida.
Es también una invitación a salir de todo aislamiento,
a superar la tentación de la autoreferencia, que impide captar lo que el
Espíritu Santo lleva a cabo fuera de nuestro ámbito. Una auténtica
reconciliación entre los cristianos podrá realizarse cuando sepamos reconocer
los dones de los demás y seamos capaces, con humildad y docilidad, de aprender
unos de otros, sin esperar que sean los demás los que aprendan antes de
nosotros. Si vivimos este morir a nosotros mismos por Jesús, nuestro antiguo
estilo de vida será relegado al pasado y, como le ocurrió a san Pablo, entramos
en una nueva forma de existencia y de comunión.
Con Pablo podremos decir: «Lo antiguo ha desaparecido»
(2 Co 5,17). Mirar hacia atrás es muy útil y necesario para purificar la
memoria, pero detenerse en el pasado, persistiendo en recordar los males
padecidos y cometidos, y juzgando sólo con parámetros humanos, puede paralizar
e impedir que se viva el presente.
La Palabra de Dios nos anima a sacar fuerzas de la
memoria para recordar el bien recibido del Señor; y también nos pide dejar
atrás el pasado para seguir a Jesús en el presente y vivir una nueva vida en
él.
Dejemos que Aquel que hace nuevas todas las cosas (cf.
Ap 21,5) nos conduzca a un futuro nuevo, abierto a la esperanza que no
defrauda, a un porvenir en el que las divisiones puedan superarse y los
creyentes, renovados en el amor, estén plena y visiblemente unidos.
Este año, mientras caminamos por el camino de la
unidad, recordamos especialmente el quinto centenario de la Reforma
protestante. El hecho de que hoy católicos y luteranos puedan recordar juntos
un evento que ha dividido a los cristianos, y lo hagan con esperanza, haciendo
énfasis en Jesús y en su obra de reconciliación, es un hito importante, logrado
con la ayuda de Dios y de la oración a través de cincuenta años de conocimiento
recíproco y de diálogo ecuménico.
Mientras imploro a Dios el don de la reconciliación
con él y entre nosotros, saludo cordial y fraternalmente a su eminencia el
metropolita Gennadios, representante del Patriarcado Ecuménico, a su gracia
David Moxon, representante personal en Roma del arzobispo de Canterbury, y a
todos los representantes de las distintas Iglesias y comunidades eclesiales
aquí presentes.
Me complace saludar particularmente a los miembros de
la Comisión mixta para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las
Iglesias ortodoxas orientales, a quienes deseo un trabajo fructífero en la
sesión plenaria que está teniendo lugar en estos días.
Saludo también a los estudiantes del Ecumenical
Institute of Bossey, que están visitando Roma para profundizar en su
conocimiento de la Iglesia Católica, y a los jóvenes ortodoxos y ortodoxos
orientales que estudian en Roma, gracias a las becas del Comité de Cooperación
Cultural con las Iglesias ortodoxas, que opera en el Consejo Pontificio para la
Promoción de la Unidad de los cristianos.
A los superiores y a todos los colaboradores de ese
Dicasterio expreso mi estima y agradecimiento. Queridos hermanos y hermanas,
nuestra oración por la unidad de los cristianos participa en la oración que
Jesús dirigió al Padre antes de la pasión, «para que todos sean uno» (Jn
17,21).
No nos cansemos nunca de pedir a Dios este don. Con la
esperanza paciente y confiada de que el Padre concederá a todos los creyentes
el bien de la plena comunión visible, sigamos adelante en nuestro camino de
reconciliación y de diálogo, animados por el testimonio heroico de tantos
hermanos y hermanas que, tanto ayer como hoy, están unidos en el sufrimiento
por el nombre Jesús. Aprovechemos todas las oportunidades que la Providencia
nos ofrece para rezar juntos, anunciar juntos, amar y servir juntos,
especialmente a los más pobres y abandonados”.
26.01.17
Francisco
pide que la respuesta a la violencia sea el Evangelio
El Santo Padre recibe a la Comisión
Mixta Internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las
Iglesias ortodoxas orientales
27 enero
2017
(Ciudad del
Vaticano).- Allí donde
violencia llama a violencia y violencia siembra muerte, “nuestra respuesta es
el puro fermento del Evangelio que, sin prestarse a las lógicas de la fuerza,
hace surgir frutos de vida también de la tierra árida y auroras de esperanza
después de las noches del terror”. Es la invitación del papa Francisco, en su
discurso a los miembros de la Comisión Mixta Internacional para el diálogo
teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales. Esta
Comisión nació en el 2003 y ha llegado ya a su 14º encuentro.
Tal y como ha señalado el Santo Padre en su discurso,
el grupo ha reflexionado esta semana sobre “aspectos históricos, teológicos y
eclesiológicos” de la eucaristía. Y mientras les anima a proseguir, Francisco
se muestra con la esperanza de que esta obra pueda indicar “vías preciosas
para nuestro recorrido”, facilitando el camino hacia “ese día tan esperado
en el que tendremos la gracia de celebrar el Sacrificio del Señor en el mismo
altar, como signo de la comunión eclesial plenamente restablecida”.
Por otro lado, el Pontífice ha observado que muchos de
los presentes asisten diariamente a la “furia de la violencia y a actos
terribles” perpetrados por el extremismo fundamentalista. En esta línea,
Francisco ha asegurado ser consciente de que “situaciones de tal trágico
sufrimiento arraigan más fácilmente en contextos de pobreza, injusticia y
exclusión social” debidas también “a la inestabilidad generada por intereses de
partes, a menudo externas, y de muchos conflictos precedentes, que han producido
condiciones de vida miserables, desiertos culturales y espirituales en los
cuales es fácil manipular e instigar al odio”.
Por esta razón, el Santo Padre ha invitado a los
presentes a llamar a “sembrar concordia” y a “reconstruir pacientemente la
esperanza”, consolando “con la paz que viene del Señor”.
Vuestros sufrimientos son nuestros sufrimientos, ha
asegurado el Pontífice. Por eso se une a ellos e la oración, “invocando el
final de los conflictos y la cercanía de Dios a las poblaciones probadas, especialmente
a los niños, los enfermos y los ancianos”. De forma particular, el Santo Padre
recuerda tener en el corazón a los “obispos, sacerdotes, consagrados y fieles,
víctimas de secuestros crueles, y a todos aquellos que han sido tomados como
rehenes y reducidos a la esclavitud”.
Por otro lado, el Papa ha pedido que sean de apoyo
para las comunidades cristiana “la intercesión y el ejemplo de muchos mártires
y santos nuestros, que han dado valiente testimonio de Cristo”. Ellos “nos
revelan el corazón de nuestra fe, que no consiste en un mensaje genérico de paz
y de reconciliación, sino en Jesús mismo, crucificado y resucitado”, ha
añadido.
El centro de la vida cristiana, el misterio de Jesús
muerto y resucitado por amor, “es el punto de referencia también para nuestro
camino hacia la plena unidad”, ha recordado. Mártires y santos de todas las
tradiciones eclesiales –ha añadido– son ya en Cristo una sola cosa y sus
nombres están escritos en el único e indivisible martirologio de la Iglesia de
Dios. Asimismo, ha asegurado que “su vida ofrecida en don” nos llama a la
comunión, a caminar más rápidamente en el camino hacia la plena unidad.
Como en la Iglesia primitiva –ha concluido el
discurso– la sangre de los mártires fue semilla de nuevos cristianos, así hoy
la sangre de muchos mártires sea semilla de unidad entre los creyentes, signo e
instrumento de un futuro en comunión y en paz.
28.01.17
El apoyo del Papa a la Marcha por la vida en Estados Unidos
En un mensaje, el Santo Padre espera
que este evento pueda contribuir a una movilización de las conciencias en
defensa del derecho a la vida
28 enero
2017
(Roma).- El papa Francisco ha enviado su
apoyo a la Marcha por la vida que tuvo lugar este viernes en la capital de
Estados Unidos. En un mensaje firmado por el cardenal Secretario de Estado,
Pietro Parolin, y dirigido al nuncio apostólico en Estados Unidos, monseñor
Christoph Pierre, el Santo Padre subraya la sacralidad de la vida humana desde
su concepción.
“Es tan grande el valor de una vida humana y es tan
inalienable el derecho a la vida del niño inocente que crece en el vientre de
su madre, que de ninguna manera es posible presentar como un derecho sobre el
propio cuerpo la posibilidad de tomar decisiones en lo relacionado con tal
vida, que es un fin en sí misma y que no puede nunca ser objeto de dominio por
parte de otro ser humano”, se lee en el texto.
Asimismo, el Papa se muestra “confiado con este
evento, en el que muchos ciudadanos americanos manifiestan a favor de los más indefensos
de nuestros hermanos y hermanas, pueda contribuir a una movilización de las
conciencias en defensa del derecho a la vida y a medidas eficaces para
garantizar su adecuada protección jurídica”.
La Marcha por la vida, que se celebró este viernes en
Washington y que registró una participación sin precedentes, ha llegado a su
44ª edición. Este año contó con la presencia del vicepresidente, Mike Pence.
29.01.17
Texto completo del ángelus del 29 de enero de 2017
El Santo Padre recuerda que la
humildad, como la caridad, es una virtud esencial para la convivencia en las
comunidades cristianas.
29 enero
2017
(Ciudad del
Vaticano).- El papa Francisco, como cada domingo, se ha asomado a la
ventana del estudio del Palacio Apostólico para rezar el ángelus con los fieles
reunidos en la plaza de San Pedro. Estaban también presentes los jóvenes de
Acción Católica de la diócesis de Roma que concluyen, con la “Caravana de la
Paz”, el mes de enero que tradicionalmente dedican al tema de la paz. Al
finalizar la oración del ángelus, dos de ellos, han leído desde la ventana
junto al Papa un mensaje en nombre del ACR de Roma.
Estas son
las palabras del Papa para introducir la oración mariana:
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La liturgia de este domingo nos hace meditar sobre las
Bienaventuranzas (cfr Mt 5,1-12a), que abren el gran discurso llamado
“de la montaña”, la “carta magna” del Nuevo Testamento. Jesús manifiesta la
voluntad de Dios de conducir a los hombres a la felicidad. Este mensaje estaba
ya presente en la predicación de los profetas: Dios está cerca de los pobres y
de los oprimidos y les libera de los que les maltratan. Pero en esta
predicación, Jesús sigue un camino particular: comienza con el término
“bienaventurados”, es decir felices; prosigue con la indicación de la condición
para ser tales; y concluye haciendo una promesa. El motivo de las
bienaventuranzas, es decir de la felicidad, no está en la condición requerida
–“pobres de espíritu”, “afligidos”, “hambrientos de justicia”, “perseguidos”…–
sino en la sucesiva promesa, para acoger con fe como don de Dios. Se comienza
con las condiciones de dificultad para abrirse al don de Dios y acceder al
mundo nuevo, el “reino” anunciado por Jesús. No es un mecanismo automático,
sino un camino de vida de seguir al Señor, por el que la realidad de miseria y
aflicción es vista en una perspectiva nueva y experimentada según la conversión
que se lleva a cabo. No se es bienaventurado si no se es convertido, para poder
apreciar y vivir los dones de Dios.
Me detengo en la primera bienaventuranza:
“Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de
los cielos” (v. 4). El pobre de espíritu es el que ha asumido los sentimientos
y la actitud de esos pobres que en su condición no se rebelan, pero saben que
son humildes, dóciles, dispuestos a la gracia de Dios. La felicidad de los
pobres en espíritu tiene una doble dimensión: en lo relacionado con los bienes
y en lo relacionado con Dios. Respecto a los bienes materiales esta pobreza de
espíritu es sobriedad: no necesariamente renuncia, sino capacidad de gustar lo
esencial, de compartir; capacidad de renovar cada día el estupor por la bondad
de las cosas, sin sobrecargarse en la opacidad del consumo voraz. Más tengo,
más quiero; más tengo, más quiero. Este es el consumo voraz y esto mata
el alma. El hombre y la mujer que hace esto, que tiene esta actitud, “más
tengo, más quiero”, no es feliz y no llegará a la felicidad. En lo relacionado
con Dios es alabanza y reconocimiento que el mundo es bendición y que en su
origen está el amor creador del Padre. Pero es también apertura a Él, docilidad
a su señoría, es Él el Señor, es Él el grande. No soy yo el grande porque tengo
muchas cosas. Es Él el que ha querido al mundo por todos los hombres, y los has
querido para que los hombres fueran felices.
El pobre en espíritu es el cristiano que no se fía de
sí mismo, de las riquezas materiales, no se obstina sobre las propias
opiniones, sino que escucha con respeto y se remite con gusto a las decisiones
de los otros. Si en nuestras comunidades hubiera más pobres de espíritu,
¡habría menos divisiones, contrastes y polémicas! La humildad, como la caridad,
es una virtud esencial para la convivencia en las comunidades cristianas. Los
pobres, en este sentido evangélico, aparecen como aquellos que mantienen viva
la meta del Reino de los cielos, haciendo ver que esto viene anticipado como
semilla en la comunidad fraterna, que privilegia el compartir a la posesión.
Esto quisiera subrayarlo: privilegiar el compartir a la posesión. Siempre tener
las manos y el corazón así (el Papa hace un gesto de mano abierta), no así
(gesto de puño cerrado). Cuando el corazón está así (cerrado) es un corazón
pequeño, ni siquiera sabe cómo amar. Cuando el corazón está así (abierto) va
sobre el camino del amor.
La Virgen María, modelo y primicia de los pobres en
espíritu porque es totalmente dócil a la voluntad del Señor, nos ayude a
abandonarnos en Dios, rico de misericordia, para que nos colme de sus dones,
especialmente de la abundancia de su perdón.
Después del
ángelus, el Santo Padre ha añadido:
Queridos
hermanos y hermanas,
¡Cómo veis han llegado los invasores, están aquí! (se
refiere a los niños de Acción Católica)
Se celebra hoy la Jornada mundial de los enfermos de
lepra. Esta enfermedad, aun estando en retroceso, está todavía entre las más
temidas y golpea a los más pobres y marginados. Es importante luchar contra
esta enfermedad, pero también contra las discriminaciones que esta genera.
Animo a los que están comprometidos en la asistencia y en la reinserción social
de las personas golpeadas por la lepra, a quienes aseguramos nuestra oración.
Os saludo con afecto a todos vosotros, venidos de
distintas parroquias de Italia y otros países, como también a las asociaciones
y a los grupos. En particular, saludo a los estudiantes de Murcia y Badajoz, y
jóvenes de Bilbao y los fieles de Castellón. Saludo a los peregrinos de Reggio
Calabria, Castelliri, y el grupo siciliano de la Asociación Nacional de Padres.
Quisiera también renovar mi cercanía a la población de Italia central que
todavía sufren las consecuencias del terremoto y de las difíciles condiciones
atmosféricas. Que no les falte a estos nuestros hermanos y hermanas el
constante apoyo de las instituciones y la solidaridad común. Y por favor, que
cualquier tipo de burocracia no les haga esperar y ulteriormente sufrir.
Me dirijo ahora a vosotros, chicos y chicas de Acción
Católica, de las parroquias y de las escuelas católicas de Roma. También este
año, acompañados por el cardenal vicario, habéis venido al finalizar la
“Caravana de la Paz”, cuyo eslogan es Rodeados de Paz. Bonito el
eslogan. Gracias por vuestra presencia y por vuestro generoso
compromiso en el construir una sociedad de paz. Escuchamos el mensaje que
vuestros amigos, aquí junto a mí, nos leerán.
[Lectura del
mensaje]
Ahora se
lanzan los globos, símbolo de paz.
Os deseo a todos un feliz domingo. Deseo paz,
humildad, compartir en vuestras familias. Por favor, no os olvidéis de rezar
por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
30.01.17
Atentado
a la mezquita de Quebec: el Papa condena con firmeza
En un telegrama indica su cercanía
al dolor de los familiares de las víctimas
30 enero
2017
(Roma).- El papa Francisco expresó su dolor y
lo condenó con firmeza el atentado terrorista perpetrado ayer domingo contra
una mezquita en la ciudad de Quebec, señalando que se está cerca a través
de la oración al dolor de los familiares de las víctimas.
Lo hizo en un telegrama enviado por su secretario de
Estado, el cardenal Pietro Parolin, al purpurado canadiense Gérald Cyprien
Lacroix.
“Al tomar conocimiento del atentado ocurrido en Quebec
en una sala de oración del Centro cultural islámico, el cual ha causado
numerosas víctimas, su santidad el papa Francisco ha confiado a la misericordia
de Dios, las personas que han perdido la vida”, se lee en el texto. El mismo
añade que el Pontífice “se asocia con la oración al dolor de sus seres
cercanos”.
El telegrama indica también que “el Papa expresa su
profundo afecto a los heridos y a sus familiares, así como a todas las personas
que han contribuido en las operaciones de ayuda, pidiendo al Señor que
de alivio y consolación en este momento de prueba”.
“El Santo Padre condena firmemente –concluye el
telegrama– esta nueva violencia que engendra sufrimiento, e implora a Dios el
don del respeto mutuo y la paz. E invoca para las familias afectadas y las
personas tocadas por este drama, así como para todos los habitantes de Quebec,
los mejores deseos y las bendiciones divinas”.
31.01.17
El
Papa en Sta. Marta: “Jesús no masifica a la gente, nos mira a cada uno”
En la homilía de este martes, el
Santo Padre invita a tener fija la mirada en Jesús, con perseverancia
31 enero
2017
(Ciudad del
Vaticano).- El papa
Francisco, en la homilía de la misa celebrada este martes en Santa Marta, ha
asegurado que si tenemos nuestra mirada dirigida hacia Jesús con
perseverancia, descubriremos con estupor que es Él quien mira con amor a cada
uno de nosotros.
El autor de la carta a los Hebreos, ha indicado el
Santo Padre, nos exhorta a correr en la fe “con perseverancia, teniendo fija la
mirada en Jesús”. En el Evangelio es Jesús quien “nos mira y se da cuenta de
nosotros”. Él está cerca de nosotros –ha señalado– está siempre en medio de la
multitud.
Asimismo, ha proseguido recordando que Jesús no se
rodeaba de guardias que le hacían la escolta para que la gente no le tocara.
“Se quedó allí y la gente lo empujaba. Y cada vez que Jesús salía, había más
gente”, ha precisado Francisco. Además, ha asegurado que Jesús “no masifica a
la gente” sino que “nos mira a cada uno”.
En la homilía, el Santo Padre ha explicado que el
Evangelio de Marcos cuenta dos milagros. Jesús sana a la hemorroísa, en medio
de la multitud, que consigue tocar el manto. Y Jesús se da cuenta de que le han
tocado. Después, resucita a la hija de Jairo, uno de los jefes de la sinagoga.
Se da cuenta de que la chica tiene hambre y le dice a los padres que la den de
comer. Al respecto, el Pontífice ha subrayado que “la mirada de Jesús va al
grande y al pequeño”.
Así mira Jesús: “nos mira a todos, nos mira a cada uno
de nosotros”. Mira “nuestros grandes problemas, nuestras grandes alegrías, y
mira también a nuestras pequeñas cosas”.
Por otro lado, ha reconocido que si corremos “con
perseverancia, teniendo fija la mirada en Jesús” nos sucederá como a la
gente después de la resurrección de la hija de Jairo, “que se quedaron muy
sorprendidos”. De este modo ha explicado que cuando miramos a Jesús y fijamos
su mirada en Él, nos encontramos que “Él tiene fija su mirada sobre mí”. Y esto
–ha reconocido Francisco– nos hace sentir este gran estupor.
En esta línea, el Pontífice ha exhortado a no tener
miedo, como no lo tuvo la viejecita al ir a tocar el borde del manto de Jesús.
01.02.17
El Papa explica cómo afrontar la pregunta sobre
la vida después de la muerte
En la audiencia general, el Santo
Padre recuerda que la esperanza cristiana es esperar en algo que ya se
cumplió, pero que debe realizarse plenamente para cada uno de nosotros
1 febrero
2017
(Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, como cada semana, se ha reunido
con miles de fieles venidos de todas las partes del mundo, con motivo de la
audiencia general. En el Aula Pablo VI, los peregrinos que le esperaban desde
primera hora de la mañana le han recibido calurosamente. El Papa ha proseguido
esta mañana con el ciclo de catequesis sobre el tema de la esperanza cristiana.
En concreto hoy ha reflexionado sobre el “yelmo de la esperanza”.
En el resumen que Francisco hace en español, ha
indicado que “consideramos ahora la virtud de la esperanza a la luz del Nuevo
Testamento”. La persona de Jesús y su misterio pascual –ha explicado el Pontífice–
abre para nosotros una perspectiva extraordinaria. Al respecto, ha precisado
que san Pablo escribe a la joven comunidad de Tesalónica, apenas fundada y
temporalmente muy cercana al evento de la Resurrección del Señor, y “trata de
hacerles comprender todos los efectos y las consecuencias que este evento
único y decisivo comporta para la historia y la vida de cada uno”.
Como entonces, ha observado, la dificultad no está en
aceptar la Resurrección de Jesús, sino en creer en la resurrección de los
muertos. Por esta razón, el Pontífice ha indicado que cada vez que nos
enfrentamos a la muerte, ya sea la nuestra o la de un ser querido, “sentimos
que nuestra fe se tambalea”, y “nos preguntamos si hay vida después de la
muerte”, o si “volveremos a encontrarnos con los que nos han dejado”. Tal y
como ha aseverado el Santo Padre, Pablo, ante las dudas de la comunidad, invita
a mantener sólida la “esperanza de la salvación”. La esperanza cristiana –ha
añadido Francisco– es esperar en algo que ya se cumplió, pero que debe
realizarse plenamente para cada uno de nosotros. Por esto, ha concluido, “la
esperanza nos exige tener un corazón pobre y humilde, que sepa confiar y
esperar sólo en Dios Nuestro Señor”.
A continuación, el Papa ha saludado a los peregrinos
de lengua española, en particular a los provenientes de España y
Latinoamérica. Así, ha deseado que el Señor Jesús “eduque nuestros corazones
en la esperanza de la resurrección, para que aprendamos a vivir en la espera
segura del encuentro definitivo con él y con todos nuestros seres queridos”.
Nos acompañe en este camino –ha pedido– la presencia amorosa de María, Madre
de la esperanza.
Al finalizar los saludos en las distintas lenguas, el
Santo Padre ha dirigido un saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién
casados. Ha aprovechado la ocasión para recordar que mañana se celebra la
fiesta de la Presentación del Señor y la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
Por esta razón, ha encomendado a sus oraciones a los que son llamados a
profesar los consejos evangélicos para que “con su testimonio de vida puedan
irradiar en el mundo el amor de Cristo y la gracia del Evangelio”.
02.02.17
El
Papa celebra la misa por la Jornada de la Vida Consagrada
En la basílica de San Pedro junto a
consagrados religiosos y laicos
2 febrero
2017
(Ciudad del
Vaticano).- En la festividad de la Presentación del Señor, y en la XXI Jornada Mundial de
la Vida Consagrada, el papa Francisco presidió en la basílica vaticana de San
Pedro la santa misa.
El Santo Padre vistiendo
paramentos blancos y portando el palio, celebró junto a sacerdotes de órdenes,
congregaciones e institutos religiosos. El coro de la Capilla Sixtina acompañó
la liturgia con sus cantos polifónicos y gregorianos.
En la misa participaron miembros
de los Institutos de vida consagrada quienes vestían sus hábitos, de diversos
colores y confecciones, pero también miembros de las Sociedades de vida
apostólica, con sus vestidos diarios.
La ceremonia se abrió con la
bendición de las velas, en el día de la Virgen de la Candelaria, y la procesión
siguió con la celebracion eucarística.
Un ícono representando a la
Vírgen María con el Niño estaba en el lado izquierdo del altar con un hermoso
arreglo floral blanco.
En su homilía Francisco recordó
que “Poner a Jesús en medio de su pueblo es tener un corazón contemplativo,
capaz de discernir como Dios va caminando por las calles de nuestras ciudades,
de nuestros pueblos, en nuestros barrios. Poner a Jesús en medio de su pueblo,
es asumir y querer ayudar a cargar la cruz de nuestros hermanos. Es querer
tocar las llagas de Jesús en las llagas del mundo, que está herido y anhela, y
pide resucitar”.
Advirtió también “la tentación de supervivencia nos
hace olvidar la gracia, nos convierte en profesionales de lo sagrado pero no
padres, madres o hermanos de la esperanza que hemos sido llamados a
profetizar”.
Al concluir la celebración, el cardenal Joao de Aviz,
prefecto de la Congregación de la Vida Consagrada y Sociedades de vida
apostólica, señaló que al renovar los votos religiosos, se reproponen ese primer
sí dado a Jesús. La misa concluyó con el canto de la Salve Regina, y
al salir inciensó el pesebre ubicado en el ingreso de la basílica.
03.02.17
El Papa escribe a la Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz
En el mensaje desea que la no
violencia se convierta en el estilo característico de nuestras decisiones,
relaciones y acciones
3 febrero
2017
(Ciudad del Vaticano).- “Los esfuerzos realizados en Colombia para construir
puentes de paz y reconciliación puedan inspirar a todas las comunidades a
superar las hostilidades y las divisiones”. Este es el deseo del papa
Francisco, informa Radio Vaticano, expresado en un mensaje firmado por el
Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin y enviado la Cumbre Mundial de
los Premios Nobel de la Paz. El encuentro se está celebrando en Bogotá bajo el
tema “Paz y reconciliación”.
Cuando las víctimas de la violencia son capaces de
resistir a la tentación de la venganza –indica el Pontífice– se convierten en
promotores más creíbles de la no violencia y de la construcción de la paz. “El
Papa, se lee en el mensaje, alienta los esfuerzos realizados para “promover el
conocimiento y el diálogo entre las personas”.
Para finalizar, Francisco pide que la no violencia “se
pueda convertir en el estilo característico de nuestras decisiones, nuestras relaciones,
nuestras acciones, de la políticas en todas sus formas”.
04.02.17
El
Papa sobre la economía de comunión: no es evitar el lucro sino compartirlo
Francisco recibe a más de mil
empresarios empeñados: No basta la filantropía, es necesario no producir
descartados
4 febrero
2017
(Ciudad del
Vaticano).- El dinero,
su importancia y el peligro de la idolatría si se vuelve el único fin; la
pobreza y la integración de todos en la sociedad, evitando los ‘descartes
humanos’ que después servirán para hacer filantropía; y no perder la identidad
de la economía de comunión, en una sociedad en la que hay ricos y pobres pero
donde “los ricos saben compartir sus riquezas y los pobres son llamados
bienaventurados”.
Estos fueron los tres temas que el papa Francisco
abordó en el encuentro de este sábado en el Vaticano con más de mil empresarios
empeñados en una economía de comunión al concluir un encuentro organizado por
el movimiento de los Focolares.
La iniciativa de economía y comunión, recordó el Santo
Padre, nació hace 25 años en Brasil, tras la invitación de Chiara Lubich, que
delante de las desigualdes sociales invitó a los empresarios a volverse agentes
de comunión.
Fracisco recordó a los presentes en el Aula Pablo VI
como primera cosa que “el dinero es importante, especialmente cuando no hay,
porque de él dependen el alimento, la escuela y el futuro de los hijos”. Pero que
“se vuelve un ídolo cuando se transforma en finalidad”. Y no es por
causualidad, añadio, que la avaricia es un vicio capital porque “es pecado de
idolatría”.
Y señaló que “cuando el capitalismo hace del lucro su
única finalidad, corre el riesgo de volverse una estructura idolátrica, una
forma de culto”. Por ello el modo concreto para no volver el dinero en un ídolo
“es compartirlo con los demás, especialmente con los pobres, o para hacer
estudiar y trabajar a los jóvenes”.
El segundo punto abordado por el pontífice fue la
pobreza. Francisco señala que “algunas semillas de la Biblia han florecido en
instituciones más eficaces que las antiguas” y que “la razón de los impuestos
está en esta solidaridad, que es negada por la evasión fiscal”.
Francisco profundiza así que “el problema ético de
este capitalismo es la creación de descartes para después buscar de esconderlos
o curarlos para no hacerlos más ver”, e ironizó que “cuando las empresas de
armas financiaran hospitales para curar a los niños mutiliados por sus bombas,
el sistema habría llegado a su culmen”. Porque el capitalismo “conoce la
filantropía y no la comunión”.
En cambio, aseguró, la economía de comunión “no debe
solamente curar a las víctimas, pero contruir un sistema donde sean cada vez
menos”. Porque “imitar a buen samaritano del Evangelio no es suficiente”, en
cambio es necesario antes que el hombre encuentre a los brigantes “combatir las
estructuras de pecado que producen brigantes y víctimas”. Sin dejarse “bloquear
por la meritocracía invocada por el hijo mayor” de la parábola del Hijo Pródigo
y “por tantos, que en nombre del mérito niegan la misericordia”.
El Santo Padre ha precisado que “un empresario de
comunión tiene que hacer de todo para que quienes se equivocan y dejan la casa
puedan tener un trabajo y un rédito digno, y no encontrarse comiendo con los
puercos”.
El tercer punto abordado por Francisco se refiere al
futuro, alertándo que “cada vez que las personas, los pueblos e incluso la
Iglesia han pensado de salvar al mundo creciendo en números” han producido
“estructuras de poder, olvidándose de los pobres”. Y considerar también que “la
comunión no es solamente división, sino también la multiplicación de los
bienes”.
Especificó que el primer don del empresario es la
propia persona: “vuestro dinero si bien es importante es demasiado poco” y que
“en la lógica del Evangelio, si no se dona todo nunca se dona bastante”.
Al concluir sus palabras el Papa invitó a continuar
a ser semilla, sal y levadura de otro tipo de economía: “la economía del Reino,
donde los ricos saben compartir sus riquezas y los pobres son llamados
bienaventurados.05.02.17
El
Papa en el ángelus: ‘La cultura de la vida sea la respuesta a la lógica del
descarte’
El pontífice recordó las palabras de
Madre Teresa: “La villa es belleza, admírala; la vida es vida, defiéndela”
5 febrero
2017
(Ciudad del
Vaticano).- Realizar con
coraje una acción educativa a favor de la vida humana; llevar adelante la
cultura de la vida como respuesta a la lógica del descarte y a la disminución
demográfica, y estar cerca de las mujeres en dificultad que piensan interrumpir
el embarazo, sin olvidarse de quienes están en el final de la vida.
Lo pidió el papa Francisco este domingo 5 de febrero
después de la oración del ángelus, que ha rezado desde la ventana de su estudio
que da hacia la plaza de San Pedro, donde le esperaban miles de fieles y
peregrinos.
El Santo Padre recordó que hoy en Italia se celebra la
Jornada por la Vida, con el tema “Mujeres y hombres por la vida en el surco de
santa Teresa de Calcuta” y por ello indicó que se une a los obispos italianos
“deseando una acción con coraje a favor de la vida humana” porque “cada vida es
sagrada”.
“Llevemos adelante la cultura de la vida como respuesta
a la lógica del descarte y de la disminución demográfica” dijo, y “estemos
cerca y juntos recemos por las mujeres que piensan interrumpir un embarazo”.
Francisco añadió: “Y por las personas que se
encuentran en el final de vida. Cada vida es sagrada”, para que “nadie sea
dejado solo y el amor defienda el sentido de la vida”.
El pontífice recordó las palabras de Madre Teresa: “La
villa es belleza, admírala; la vida es vida, defiéndela”.
Al concluir sus palabras el Papa saludó “al Movimiento
por la Vida, a los docentes de las universidades romanas y a todos los que
colaboran para la formación de las nuevas generaciones, para que sean capaces
de construir una sociedad acogedora y digna para cada persona”.
06.02.17
El Papa en Sta. Marta invita a ser “esclavo del amor”
En la homilía de este lunes, el
Santo Padre advierte sobre buscar refugio en la rigidez de los mandamientos
6 febrero
2017
(Ciudad del
Vaticano).- Los rígidos
tienen “miedo” de la libertad que Dios nos da, tienen “miedo del amor”. Así lo
ha asegurado el Santo Padre en la misa de este lunes celebrada en Santa Marta.
De este modo, ha querido recordar que el cristiano es “esclavo” del amor, no
del deber, y ha invitado a los fieles a no esconderse en la “rigidez” de los
mandamientos.
“¡Dios mío, qué grande eres!”. El Pontífice ha
desarrollado su homilía haciendo referencia al Salmo 103, un “canto de
alabanza” a Dios por sus maravillas. En esta línea ha indicado que el
Padre trabaja para hacer esta maravilla de la creación y para hacer con el Hijo
esta maravilla de la re-creación. Al respecto, el Santo Padre ha contado que un
vez un niño le preguntó qué hacía Dios antes de crear el mundo. “Amaba”, ha
sido su respuesta.
Entonces, ¿por qué Dios creó el mundo? Simplemente –ha
explicado– para compartir su plenitud, para tener alguien al que dar y con el
que compartir su plenitud. Y en la re-creación, Dios envía a su Hijo para
“re-colocar”: hace “de lo feo lo bello, del error lo verdadero, de lo
malo lo bueno”.
El Santo Padre ha explicado también que cuando Jesús
dice “El Padre siempre obra; también yo obro siempre”, los doctores de la ley
se escandalizaron y querían matarlo por esto. ¿Por qué? Porque –ha respondido–
no sabían recibir las cosas de Dios como don. Solamente “como justicia”. En vez
de abrir el corazón al don, se escondieron, han buscado refugio en la rigidez
de los mandamientos, que ellos habían multiplicado hasta 500 o más… Tal y como
ha precisado el Papa, “no sabían recibir el don”. Y el don solamente se recibe
“con la libertad”. Y estos rígidos tenían miedo de la libertad que Dios nos da,
tenían miedo del amor.
“Te quiero mucho porque me has dado este don”. Esta es
la oración de alabanza, la oración de alegría, la oración que nos da la alegría
de la vida cristiana. “Y no esa oración cerrada, triste, de la persona que
nunca sabe recibir un don porque tiene miedo de la libertad que siempre lleva
consigo un don”, ha subrayado. Esclavos del deber, pero no del amor, ha
lamentado. Al respecto, ha asegurado que cuando te conviertes en esclavo del amor,
eres libre. Y esta es “una bella esclavitud”.
Finalmente ha invitado a preguntarse cómo recibimos la
redención, el perdón que Dios nos ha dado, el hacerme hijo con su Hijo, con
amor, con ternura, con libertad. ¿Lo hacemos con libertado o nos escondemos en
la rigidez de los mandamientos cerrados, que siempre son más seguros, entre
comillas, pero no da la alegría, porque no te hacen libre?.
Así, cada uno puede preguntarse cómo vive estas dos
maravillas: “La maravilla de la creación y la todavía más maravilla de la
re-creación”.
07.02.17
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