19 de gen. 2017

PAPA - SANTA MARTA



El Papa en Sta. Marta: “Una vida cristiana sin tentaciones no es cristiana
En la homilía de este jueves, el Santo Padre recuerda que Jesús vino para destruir “a satanás” y a “su influencia en nuestros corazones”
19 enero 2017


El Papa en Santa Marta 

( Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de la misa celebrada este jueves en Santa Marta, ha recordado que la vida cristiana “es un lucha”, ha advertido sobre las tentaciones que nos llevan por el camino equivocado y ha recordado que Jesús vino a destruir la influencia del mal en nuestros corazones.
El Santo Padre ha reflexionado sobre el pasaje del Evangelio que narra de la gran multitud que seguía a Jesús con entusiasmo y que venía de todas las partes. Al respecto, el Pontífice ha invitado a preguntarse: “¿por qué venía esta multitud?”. El Evangelio cuenta que eran “enfermos que buscaban sanarse”. Pero también había personas a las que les gustaba “escuchar a Jesús, porque hablaba no como sus doctores, sino que hablaba con autoridad” y “esto tocaba el corazón”. Esta multitud “venía espontáneamente”, ha comentado con amarga ironía, “no la llevaban en los autobuses, como hemos visto muchas veces cuando se organizan manifestaciones y muchos tienen que ir allí para ‘verificar’ la presencia, para no perder los puestos de trabajo”. Esta gente “iba porque sentía algo” al punto que Jesús tuvo que pedir una barca para ir un poco lejos de la orilla. A esta multitud –ha añadido– le atraía el Padre: era el Padre que atraía la gente hacia Jesús. Y a este punto Jesús no permanecía indiferente, como un maestro estático que decía sus palabras y después se lavaba las manos, ha subrayado el Papa. Esta multitud, ha asegurado Francisco, tocaba el corazón de Jesús. El Pontífice ha revelado que no son las argumentaciones las que mueven a las personas, no son “los argumentos apologéticos”. Es necesario “que sea el Padre el que atrae hacia Jesús”.
Por otro lado, el Santo Padre ha observado que es “curioso” que en este pasaje del Evangelio de Marcos en el que “se habla de Jesús, se habla de la multitud, del entusiasmo” y del amor del Señor, termina con los espíritus impuros que cuando lo veían gritaban: “¡tú eres el Hijo de Dios!”.
En esta línea, Francisco ha reconocido que una vida cristiana sin tentaciones no es cristiana: es ideológica, es gnóstica, pero no es cristiana. “¡Cuando el Padre atrae a la gente hacia Jesús, hay otro que atrae de forma contraria y te hace la guerra dentro!”, ha advertido. Un lucha “para vencer, para destruir el imperio de satanás, el imperio del mal”, ha proseguido Francisco.
Asimismo ha recordado que para esto vino Jesús para destruir “a satanás”, “su influencia en nuestros corazones”. El Santo Padre ha invitado a interrogarse: ¿yo siento esta lucha en mi corazón? ¿Entre la comodidad o el servicio a los otros, entre divertirme un poco o hacer oración y adorar al Padre, entre una cosa y otra, siento la lucha? ¿Las ganas de hacer el bien o algo que me para, me vuelve escéptico? ¿Yo creo que mi vida conmueva el corazón de Jesús?
Finalmente, el Pontífice ha invitado a buscar en el corazón cómo va la situación allí. Y pidamos al Señor –ha exhortado– a ser cristianos que sepan discernir qué sucede en el propio corazón y elegir bien el camino sobre el cual el Padre nos atrae a Jesús.
 20-01.17





El Papa en Sta. Marta: Dios no se acuerda de nuestros pecados
En la homilía de este viernes, el Santo Padre recuerda que la ley del Señor no es una forma de actuar externa, entra en el corazón
20 enero 2017
 (Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta, ha invitado a vencer la mentalidad egoísta de los doctores de la ley que siempre condena. Haciendo referencia a la primera lectura del día, el Papa ha subrayado que la nueva alianza que hace Dios con nosotros en Jesucristo nos renueva el corazón y nos cambia la mentalidad. Dios renueva todo –ha asegurado el Papa– desde la raíz, no solamente en la apariencia.
El Pontífice ha indicado que la ley del Señor no es una forma de actuar externa, entra en el corazón y “nos cambia la mentalidad”. En la nueva alianza “hay un cambio de mentalidad, hay un cambio de corazón, un cambio de sentir, de forma de actuar”, “una forma diferente de ver las cosas”.
Siguiendo en esta línea, ha precisado que la nueva alianza “nos cambia el corazón” y “nos hace ver la ley del Señor con este nuevo corazón, con esta nueva mente”. El Santo Padre ha invitado a pensar en los doctores de la ley que perseguían a Jesús. Hacían “todo, todo lo que estaba prescrito en la ley” pero “su mentalidad estaba lejos de Dios”. Tal y como ha explicado el Papa era una mentalidad egoísta, centrada en sí mismos. Su corazón –ha lamentado– era un corazón que condenaba, siempre condenando. Mientras que “la nueva alianza nos cambia el corazón y nos cambia la mente. Hay un cambio de mentalidad”.
El Santo Padre ha recordado que “va adelante”, “nos asegura que perdonará las iniquidades” y “no se acordará más de nuestros pecados”. Bromeando, Francisco ha indicado que “es la debilidad de Dios” que cuando perdona, olvida.
Finalmente, el Pontífice ha reflexionado sobre “el cambio de pertenencia”. Nosotros –ha subrayado– pertenecemos a Dios, los otros dioses no existen, son estupideces. De este modo, ha invitado a pedir la Señor “ir adelante en esta alianza de ser fieles”.
Cambiar el corazón, cambiar la vida, no pecar más o no hacer recordar al Señor lo que ha olvidado con nuestros pecados de hoy, cambiar la pertenencia: “nunca pertenecer a la mundanidad, al espíritu del mundo, a las estupideces del mundo, solamente al Señor”.
 21.01.17






El Papa a los Dominicos: ‘Ser sal y luz en el carnaval mundano de hoy – Texto de la homilía
El Santo Padre clausura el jubileo por los 800 años de la Orden de los Predicadores con una misa en San Juan de Letrán
21 enero 2017


Santo Domingo de Guzmán, fresco de Fray Angélico
(Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco presidió este sábado por la tarde la santa misa conclusiva del ‘Jubileo de los Dominicos’, iniciado el 7 de noviembre pasado con motivo de los 800 años de la confirmación de la Orden de los Predicadores por el papa Honorio III.
En la catedral de Roma, la basílica de San Juan de Letrán, el Santo Padre después de inciensar el altar y de las lecturas del día, invitó a los dominicos a ser sal y luz en el carnaval mundano de hoy como lo fueron en el de ayer, y en medio del ambiente ‘líquido’ y globalizado responder con las obras buenas que hacen nacer en el corazón el agradecimiento a Dios Padre, la alabanza, o al menos el interrogante: ‘¿por qué?’, ‘¿por qué esa persona se comporta así?’, inquietando al mundo delante del testimonio del Evangelio.
A continuación el texto completo: 
“La palabra de Dios hoy nos presenta dos escenarios humanos opuestos: de una parte el ‘carnaval’ de la curiosidad mundana; de otra la glorificación del Padre mediante las buenas obras. Y nuestra vida se mueve siempre entre estos dos escenarios.
De hecho estos están en cada época, como lo demuestran las palabras de san Pablo dirigidas a Timoteo (cfr 2 Tm 4,1-5). Y también santo Domingo como sus primeros hermanos, ochocientos años atrás, se movía entre estos dos escenarios.
Pablo le advierte a Timoteo que deberá anunciar el Evangelio en medio a un contexto donde la gente busca siempre nuevos maestros, fábulas, doctrinas diversas e ideologías … «Prurientes auribus» (2 Tm 4,3).
Es el carnaval de la curiosidad mundana, de la seducción. Por esto el Apóstol instruye a su discípulo usando también palabras fuertes, como ‘insiste’, ‘amonesta’, ‘reprende’, ‘exhorta’; y después ‘vigila’, ‘soporta los sufrimientos’ (vv. 2.5).
Es interesante ver como ya entonces, hace dos mil años, los apóstoles del Evangelio se encontraban de frente a este escenario, que en nuestros días se ha desarrollado y globalizado a causa de la seducción del relativismo subjetivista.
La tendencia de buscar novedades, propia del ser humano, encuentra el ambiente ideal en la sociedad del aparecer, del consumo, en el cual muchas veces se reciclan cosas viejas, pero lo importante es hacerlas aparecer como nuevas, atrayentes, cautivantes.
También la verdad es maquillada. Nos movemos en la llamada ‘sociedad líquida’, sin puntos fijos, sin ejes, privada de referencias sólidas y estables; en la cultura del efímero, del usa y descarta. Delante de este ‘carnaval’ mundano se destaca netamente el escenario opuesto, que encontramos en las palabras de Jesús que apenas hemos escuchado: “Rindan gloria al Padre vuestro que está en los cielos”.
¿Y como se realiza este pasar de la superficialidad pseudo-festiva a la glorificación? Se realiza a través de las obras buenas de aquellos de quienes volviéndose discípulos de Jesús se han vuelto ‘sal’ y ‘luz’.
“Resplandezca así vuestra luz delante de los hombres –dice Jesús– para que vean vuestras obras buenas y rindan gloria al Padre vuestro que está en los cielos”. En medio al ‘carnaval’ de ayer y de hoy, esta es la respuesta de Jesús y de la Iglesia, este es el apoyo sólido en medio del ambiente ‘líquido’: las obras buenas que podemos realizar gracias a Cristo y a su Espíritu Santo, y que hacen nacer en el corazón el agradecimiento a Dios Padre, la alabanza, o al menos el interrogante: ‘¿por qué?’, ‘¿por qué esa persona se comporta así?’, inquietando al mundo delante del testimonio del Evangelio.
Pero para que suceda este ‘sacudón’ es necesario que el sal no pierda el sabor y la luz no se esconda (cfr Mt 5,13-15).
Jesús lo dice de manera muy clara: si el sal pierde su sabor no sirve más para nada. ¡Ay el sal si pierde el sabor!, ¡Ay de una Iglesia que pierde el sabor!, ¡cuidado con un sacerdote, a un consagrado, a una congregación que pierde su sabor!
Hoy nosotros rendimos gloria al Padre por la obra que santo Domingo, lleno de la luz y del sal de Cristo, ha cumplido hace ochocientos años; una obra al servicio del Evangelio, predicado con la palabra y con la vida; una obra que, con la gracia del Espíritu Santo, ha hecho que tantos hombres y mujeres hayan sido ayudados a no dispersarse en medio del ‘carnaval’ de la curiosidad mundana; pero que en cambio hayan sentido el gusto de la sana doctrina, el gusto del Evangelio y se hayan vuelto a su vez luz y sal, artesanos de las obras buenas… y verdaderos hermanos y hermanas que glorifican al Dios y enseñan a glorificar a Dios con las buenas obras de la vida”.
22.01.17






El Papa en el ángelus: ‘Estoy cerca con mi oración de las víctimas del alud en Abruzzo’
Rezó con los presentes un Ave María e invitó a seguir orando por ellos
22 enero 2017
 (Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco rezó este domingo la oración del ángelus desde la ventana de su estudio que da hacia la plaza de San Pedro, donde le aguardaban miles de fieles y peregrinos. Después de explicar las lecturas del día y rezar el ángelus el Santo Padre dirigió su pensamiento a las víctimas y familiares de quienes sufrieron un alud que arrasó y sepultó el lujoso hotel Rigopiano, en Italia Central, con al menos 34 personas en su interior, varios de ellos niños.
“En los días pasados el terremoto y las fuertes nevadas han puesto nuevamente a dura prueba a muchos de nuestros hermanos y hermanas de Italia Central, especialmente en Abruzzo, Marche y Lazio”, dijo Francisco. Y añadió: “Estoy cerca con la oración y con el cariño, de las familias que han tenido víctimas entre sus seres queridos”.
“Animo a todos los que se están empeñando con gran generosidad –prosiguió el Papa– en las operaciones de socorro y de asistencia, como a las Iglesias locales, que se esfuercen para aliviar los sufrimientos y dificultades”. Así el Santo Padre no solo invitó a orar por ellos, sino que con los presentes rezó un Ave María.
La avalancha de 120 mil toneladas de nieve con una velocidad de cien kilómetros horarios, cayó en la tarde del pasado miércoles 18, el mismo día en el que el centro de Italia fue nuevamente sacudido por cuatro nuevos movimientos telúricos superiores a los 5° en la escala de Richter.
El saldo provisorio es de 5 muertos, 9 salvados que habían quedado muchas horas sepultados en las estructuras destruidas del hotel entre los cuales niños. Hay aún 23 personas desaparecidas. Las operaciones prosiguen en medio de las dificultades del mal tiempo y de la nieve que mantiene aisladas a diversas localidades de Italia Central
Texto completo del ángelus del 22 de enero de 2017
 (ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco antes de rezar la oración del ángelus desde la ventana de su estudio, explicó este domingo a los miles de fieles y peregrinos allí reunidos, las lecturas del día. Después pidió plegarias en la Semana de oración por la unidad de los cristianos; manifestó su cercanía a los familiares de las víctimas del alud en el centro de Italia; saluldó a quienes en oriente festejan el año lunar y a diversos grupos allí presentes.
A continuación el texto completo.
Antes de la oración del ángelus
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy (cf. Mt 4.12 a 23) narra el inicio de la predicación de Jesús en Galilea. Él deja Nazaret, un pueblo en las montañas, y se establece en Cafarnaúm, un centro importante en las orillas del lago, habitado en su mayoría por paganos, punto de cruce entre el Mediterráneo y el interior mesopotámico.
Esta opción indica que los destinatarios de su predicación no son sólo sus compatriotas, sino cuantos arriban a la cosmopolita «Galilea de los gentiles» (v 15; cf. Is 8,23): así se llamaba.
Vista desde la capital Jerusalén, aquella tierra es geográficamente periférica y religiosamente impura, porque estaba llena de paganos, debido a la mescolanza con los que no pertenecían a Israel.
De Galilea no se esperaban desde luego grandes cosas para la historia de la salvación. Sin embargo, precisamente desde allí – justo desde allí- se difunde aquella “luz” sobre la que hemos meditado en los domingos pasados: la luz de Cristo. Se difunde precisamente desde la periferia.
El mensaje de Jesús reproduce el del Bautista, proclamando el «Reino de los Cielos» (v. 17). Este Reino no implica el establecimiento de un nuevo poder político, sino el cumplimiento de la alianza entre Dios y su pueblo, que inaugurará una temporada de paz y de justicia.
Para estrechar este pacto de alianza con Dios, cada uno está llamado a convertirse, transformando su propio modo de pensar y de vivir. Esto es importante: convertirse no es solamente cambiar la manera de vivir, sino también el modo de pensar. Es una transformación del pensamiento. No se trata de cambiar los vestidos, sino las costumbres.
Lo que diferencia a Jesús de Juan el Bautista es el estilo y el método. Jesús elige ser un profeta itinerante. No se queda esperando a la gente, sino que se mueve hacia ella. Jesús está siempre por la calle.
Sus primeras salidas misioneras se producen a lo largo del lago de Galilea, en contacto con la multitud, en particular con los pescadores. Allí Jesús no sólo proclama la venida del reino de Dios, sino que busca compañeros que se asocien a su misión de salvación.
En este mismo lugar encuentra a dos parejas de hermanos: Simón y Andrés, Santiago y Juan; los llama diciendo: «Síganme y los haré pescadores de hombres» (v. 19). La llamada les llega en medio de sus actividades cotidianas: el Señor se revela a nosotros no en modo extraordinario o enseguecedor, sino en la cotidianidad de nuestra vida.
Ahí debemos encontrar al Señor; y ahí Él se revela, hace sentir su amor a nuestro corazón; y allí – con este diálogo con Él en la cotidianeidad de nuestra vida – cambia nuestro corazón.
La respuesta de los cuatro pescadores es inmediata y rápida: «Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron» (v. 20). Sabemos, de hecho, que eran discípulos de Juan el Bautista y que, gracias a su testimonio, ya habían empezado a creer en Jesús como el Mesías (cf. Jn 1,35-42).
Nosotros los cristianos de hoy en día, tenemos la alegría de anunciar y de dar testimonio de nuestra fe, porque existió ese primer anuncio, porque existieron esos hombres humildes y valientes que respondieron generosamente a la llamada de Jesús. En las orillas del lago, en una tierra impensable, nació la primera comunidad de discípulos de Cristo.
Que la conciencia de estos inicios inspire en nosotros el deseo de llevar la palabra, el amor y la ternura de Jesús a cada contexto, inclusive a aquel más inaccesible y resistente. ¡Llevar la Palabra a todas las periferias! Todos los espacios del vivir humano son terreno en el que arrojar las semillas del Evangelio, para que dé frutos de salvación.
Que la Virgen María nos ayude con su maternal intercesión a responder con alegría a la llamada de Jesús y a ponernos al servicio del Reino de Dios”.
El Papa reza la oración del ángelus y después dice las siguientes palabras:
“Queridos hermanos y hermanas,
Estamos en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Este año tiene como tema una expresión de San Pablo, que nos indica el camino a seguir. Y dice así: “El amor de Cristo nos empuja a la reconciliación” (cfr 2 Cor 5,14).
El próximo miércoles concluirá la Semana de Oración con la celebración de las Vísperas en la basílica de San Pablo Extramuros, en la que participarán los hermanos y las hermanas de otras Iglesias y Comunidades cristianas presentes en Roma.
Les invito a perseverar en la oración, con el fin de cumplir el deseo de Jesús: “Que todos sean uno” (Jn 17,21).
En los últimos días, el terremoto y las fuertes nevadas han puesto de nuevo a dura prueba a muchos de nuestros hermanos y hermanas en el centro de Italia, especialmente en Abruzzi, Marche y Lazio. Estoy cerca con la oración y el afecto a las familias que han tenido víctimas entre sus seres queridos.
Animo a todos los que se dedican con gran generosidad en los esfuerzos de ayuda y de asistencia; así como las Iglesias locales, que están trabajando para aliviar el sufrimiento y las dificultades. Muchas gracias por esta cercanía, por vuestro trabajo y la ayuda concreta que aportan. ¡Gracias! Y les invito a rezar junto a la Virgen por las víctimas y también por los que con gran generosidad se comprometen en las operaciones de socorro.
(Reza un Ave María)
En el lejano Oriente y en varias partes del mundo, millones de hombres y mujeres se preparan para celebrar la conclusión del Año lunar el 28 de enero. Que mi cordial saludo llegue a todas sus familias, con el deseo de que se conviertan cada vez más en una escuela donde se aprende a respetar al otro, a comunicar y a cuidar los unos de los otros de un modo desinteresado. Que la alegría del amor pueda propagarse dentro de las familias y que se irradie a toda la sociedad.
Saludo a todos los fieles de Roma y peregrinos de varios países, en especial al grupo de chicas de Panamá y a los estudiantes del Instituto “Diego Sánchez” de Talavera la la Reina en España.
Saludo a los miembros de la Unión Católica, maestros, directivos, educadores y formadores, que terminaron el 25 ° Congreso Nacional, y espero para ellos un trabajo educativo fructífero en colaboración con las familias. ¡Siempre en colaboración con las familias!
Y a todos les deseo un buen domingo. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buon pranzo e arrivederci!”.
 23.01.17






El Papa en Sta. Marta: Cristo se ofreció a sí mismo, una vez para siempre, para el perdón de los pecados
En la homilía de Santa Marta, el Santo Padre explica las tres etapas del sacerdocio de Jesús
23 enero 2017

 (Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de este lunes en Santa Marta, ha explicado las tres etapas del sacerdocio de Cristo. “Las grandes maravillas del sacerdocio de Cristo que se ha ofrecido sí mismo, una vez para siempre, por el perdón de los pecados, ahora intercede por nosotros delante del Padre y volverá a llevarnos a Él”. El Santo Padre también ha advertido que hay una “blasfemia imperdonable”: la que va contra del Espíritu Santo.
El Pontífice ha recordado que el sacerdocio de Cristo es la gran maravilla, la más grande maravilla que “nos hace cantar un canto nuevo al Señor”.
A continuación, ha explicado que el sacerdocio de Cristo se desarrolla en tres momentos. El primero es “la Redención”, mientras que los sacerdotes de la Antigua Alianza debían cada año ofrecer sacrificios, “Cristo se ofreció a sí mismo, una vez para siempre, para el perdón de los pecados”. Con esta maravilla, “nos ha llevado al Padre”, “ha recreado la armonía de la creación”, ha señalado.
La segunda maravilla –ha proseguido Francisco– es la que el Señor hace ahora, es decir, “rezar por nosotros”. Al respecto ha precisado que mientras que “nosotros rezamos aquí”, Él “reza por nosotros, por cada uno de nosotros”. Asimismo, el Pontífice ha señalado que muchas veces se pide a los sacerdotes que recen porque sabemos que la oración del sacerdote tiene una cierta fuerza, precisamente en el sacrificio de la misa.
Finalmente, la tercera maravilla será cuando Cristo vuelva, pero esta tercera vez no será en relación con el pecado, será para “hacer el Reino definitivo”, cuando nos lleve a todos con el Padre.
A continuación, ha reflexionado sobre la “imperdonable blasfemia”, la que va contra el Espíritu Santo. Para explicarlo, el Santo Padre ha hecho referencia a la gran unción sacerdotal de Jesús: la ha hecho el Espíritu en el seno de María y los sacerdotes en la ceremonia de ordenación, son ungidos con aceite.
También Jesús –ha señalado el Papa– como Sumo Sacerdote ha recibido esta unción.  ¿Y cuál es esta primera unción?, ha preguntado. “La carne de María con la obra del Espíritu Santo”, ha respondido el Papa. Al respecto, ha afirmado que el que blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del amor de Dios, que es la redención, la re-creación; blasfema sobre el sacerdocio de Cristo. Lo feo de la blasfemia contra el Espíritu Santo –ha añadido el Santo Padre– es no dejarse perdonar, porque reniega la unción sacerdotal de Jesús, que ha hecho el Espíritu Santo.
Para finalizar, el Pontífice ha asegurado que nos hará bien pensar durante la misa “que aquí en el altar se hace la memoria viva, porque Él estará presente allí, el primer sacerdocio de Jesús, cuando ofrece su vida por nosotros”. Está también la memoria viva del segundo sacerdocio, “porque Él rezará aquí”; pero también en esta misa “está ese tercer sacerdocio de Jesús, cuando Él vuelva y nuestra esperanza de la gloria”. Por esta razón, ha invitado a pedir la gracia al Señor que nuestro corazón no se cierre nunca a esta maravilla, a esta gran gratuidad.
24.01.17








El Papa en Sta. Marta: Cuando el Señor me llama, ¿respondo ‘aquí estoy’?
En la homilía de este martes, el Santo Padre asegura que “enfadarse con el Señor” también es oración
24 enero 2017

 (Ciudad del Vaticano).- “Aquí estoy”. Sobre estas palabras ha reflexionado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta este martes. De este modo, ha asegurado que hacer la voluntad de Dios no significa no discutir o no enfadarse con el Señor, lo importante es ser verdaderos y no falsos.
El Santo Padre ha explicado que la historia de salvación es una historia de “aquí estoy”. Después de Adán, que se escondió porque tenía miedo del Señor, Dios comienza a llamar y a escuchar la respuesta de los hombres y mujeres que dicen: “aquí estoy. Estoy dispuesto. Estoy dispuesta”. Desde el “aquí estoy” de Abrahán, Moisés, Elías, Isaías, Jeremías, hasta llegar al gran “aquí estoy” de María y finalmente el “aquí estoy” de Jesús. Una historia de “aquí estoy” pero no automáticos, porque “el Señor dialoga con aquellos a los que invita”, ha explicado el Santo Padre.
Tal y como ha asegurado el Pontífice, el Señor “tiene mucha paciencia”. Y la vida cristiana –ha proseguido– es un constante aquí estoy para hacer la voluntad del Señor.  La liturgia de hoy invita a reflexionar sobre nuestros “aquí estoy”. ¿Voy a esconderme, como Adán, para no responder? ¿O cuando el Señor me llama, en vez de decir “aquí estoy” o “¿qué quieres de mí?”, huyo, como Jonás que no quería hacer lo que el Señor le pedía? ¿O finjo hacer la voluntad del Señor, pero solo externamente, como los doctores de la ley que Jesús condena duramente?
Y el “aquí estoy” va acompañado de un “conversación” con Él. El Pontífice ha aseverado que a Dios le gusta “discutir con nosotros”. Es más, ha asegurado que “enfadarse con el Señor”, también es oración. “A Él le gusta cuando tú te enfadas y le dices a la cara lo que siente, porque es Padre”, ha exclamado el Papa.
Para finalizar el Santo Padre ha pedido que el Espíritu Santo, “nos dé la gracia de encontrar la respuesta” a cómo es nuestro “aquí estoy” al Señor para hacer su voluntad.
25.01.17



Com és la meva resposta al Senyor?"
Homilia del papa Francesc a la casa de Santa Marta.
Dimecres 24 de gener de 2017
Seguir la voluntat de Déu no vol dir no discutir o no enfadar-se amb el Senyor, el més important és ser autèntic i no ser falsos i finalment dir-li el nostre «Sóc aquí»: és això, de manera resumida, el que ha dit el Papa a la Missa matinal a Casa Santa Marta.
La història de la salvació és una història del «Sóc aquí»
Al centre de l’homilia del Papa hi ha la Carta dels Hebreus proposada a la litúrgia d’avui. Quan Crist va venir al món va dir: «Tu no has volgut ni agraït ni sacrificis ni ofertes, ni holocausts ni sacrificis pel pecat. Doncs, jo vinc a fer la Teva voluntat», Aquesta paraula de Jesús –explica el Papa- tanca una història de «Sóc aquí». Després Adam, que s’amaga perquè té por del Senyor, Déu comença a cridar i a sentir la resposta dels homes i dones que diuen: «Sóc aquí i estic disposat. Estic disposada». Des del «sóc aquí d’Abraham, Moisès, Elies, Isaïes, Jeremies, fins a arribar al gran «Sóc aquí» de Maria i a l’últim «Sóc aquí» de Jesús. «Una història de «Sóc aquí, però no de manera automàtica», perquè «el Senyor dialoga amb aquells a qui convida»:
«El Senyor dialoga sempre amb aquells a qui convida a fer camí i a dir el sóc aquí». Té tanta paciència, tanta. Quan llegim el Llibre de Job, amb tots els seus raonaments, que no entén, i les respostes, i el Senyor que li diu, el corregeix... i finalment, quin és el sóc aquí de Job? «Ah, Senyor, tu tens raó: jo tan sols et coneixia d'oïdes; ara els meus ulls t’han vist» El sóc aquí, quan hi ha voluntat, eh? La vida cristiana és això: un sóc aquí, un sóc aquí continuo de fer la voluntat del Senyor. Un darrera l’altre... és maco llegir les Escriptures, la Bíblia, buscar les respostes de les persones al Senyor, com responien, i trobar-les és molt maco. «Sóc aquí, jo sóc per fer la teva voluntat».
No fingir mai amb Déu
La litúrgia d’avui ens exhorta a reflexionar: com va el meu «Sóc aquí» al Senyor?:
«M’amago, com Adam, per a no respondre? O, quan el Senyor em crida, en comptes de dir «sóc aquí» o «què vols de mi?», fujo, com Jonàs que no volia fer allò que el Senyor li demanava? O faig veure que faig la voluntat del Senyor, però només de cara enfora, com els doctors de la llei que Jesús condemna durament? Ho feien veure: «Tot bé... cap demanda: jo faig això però res més». O miro cap a una altra banda com han fet els levites i els sacerdots davant d’aquell pobre home mig mort? Com és la meva resposta al Senyor?».
També enfadar-se amb Déu és pregar
El Senyor crida tots els homes i els convida a dir el nostre «Sóc aquí» -conclou el papa– però podem «discutir» amb Ell: «A Ell li agrada discutir amb nosaltres. De vegades algú em pregunta: «Però, Pare, jo sovint quan vaig a pregar m’enfado amb el Senyor...»: però si això també és pregària! A Ell li agrada, quan t’enrabies i li dius a la cara com et sents, perquè és Pare! També això és un Sóc aquí... O m’amago? O fujo? O ho faig veure? O miro cap a una altra banda? Cadascú de nosaltres pot respondre: com és el meu «Sóc aquí» al Senyor, per fer la seva voluntat sobre la meva vida. Com és. Que l’Esperit Sant ens doni la gràcia de trobar la resposta».
 25.01.17

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