Cuaresma 2018: “¡Detente para mirar y contemplar!” invita el Papa
Homilía
del Papa Francisco, Miércoles de Ceniza
(14
feb. 2018).- “La Cuaresma es un tiempo rico para desenmascarar
tentaciones y dejar que nuestro corazón vuelva a latir al palpitar
del Corazón de Jesús”.
Ha
anunciado Francisco en su homilía, en la Misa de imposición de las
cenizas, el 14 de febrero de 2018, celebrada en la Basílica de Santa
Sabina.
Las
3 palabras clave en su mensaje son: “detente”, “mira” y
“vuelve”. El Papa Francisco exhorta a detenernos ante la
“agitación”, y de “correr sin sentido”, que llena el alma
con la amargura de sentir que nunca se llega a ningún lado.
“¡Detente
para mirar y contemplar!” ha dicho el Pontífice. “Mira los
signos que impiden apagar la caridad, que mantienen viva la llama de
la fe y la esperanza. Rostros vivos de la ternura y la bondad
operante de Dios en medio nuestro”.
Homilía
del Papa Francisco
El
tiempo de Cuaresma es tiempo propicio para afinar los acordes
disonantes de nuestra vida cristiana y recibir la siempre nueva,
alegre y esperanzadora noticia de la Pascua del Señor. La Iglesia en
su maternal sabiduría nos propone prestarle especial atención a
todo aquello que pueda enfriar y oxidar nuestro corazón creyente.
Las
tentaciones a las que estamos expuestos son múltiples. Cada uno de
nosotros conoce las dificultades que tiene que enfrentar. Y es triste
constatar cómo, frente a las vicisitudes cotidianas, se alzan voces
que, aprovechándose del dolor y la incertidumbre, lo único que
saben es sembrar desconfianza. Y si el fruto de la fe es la caridad
—como le gustaba repetir a la Madre Teresa de Calcuta—, el fruto
de la desconfianza es la apatía y la resignación. Desconfianza,
apatía y resignación: esos demonios que cauterizan y paralizan el
alma del pueblo creyente.
La
Cuaresma es tiempo rico para desenmascarar éstas y otras tentaciones
y dejar que nuestro corazón vuelva a latir al palpitar del Corazón
de Jesús. Toda esta liturgia está impregnada con ese sentir y
podríamos decir que se hace eco en tres palabras que se nos ofrecen
para volver a «recalentar el corazón creyente»: Detente, mira y
vuelve.
Detente
un poco de esa agitación, y de correr sin sentido, que llena el alma
con la amargura de sentir que nunca se llega a ningún lado. Detente
de ese mandamiento de vivir acelerado que dispersa, divide y termina
destruyendo el tiempo de la familia, el tiempo de la amistad, el
tiempo de los hijos, el tiempo de los abuelos, el tiempo de la
gratuidad… el tiempo de Dios.
Detente
un poco delante de la necesidad de aparecer y ser visto por todos, de
estar continuamente en «cartelera», que hace olvidar el valor de la
intimidad y el recogimiento.
Detente
un poco ante la mirada altanera, el comentario fugaz y despreciante
que nace del olvido de la ternura, de la piedad y la reverencia para
encontrar a los otros, especialmente a quienes son vulnerables,
heridos e incluso inmersos en el pecado y el error.
Detente
un poco ante la compulsión de querer controlar todo, saberlo todo,
devastar todo; que nace del olvido de la gratitud frente al don de la
vida y a tanto bien recibido.
Detente
un poco ante el ruido ensordecedor que atrofia y aturde nuestros
oídos y nos hace olvidar del poder fecundo y creador del silencio.
Detente
un poco ante la actitud de fomentar sentimientos estériles,
infecundos, que brotan del encierro y la auto-compasión y llevan al
olvido de ir al encuentro de los otros para compartir las cargas y
sufrimientos.
Detente
ante la vacuidad de lo instantáneo, momentáneo y fugaz que nos
priva de las raíces, de los lazos, del valor de los procesos y de
sabernos siempre en camino.
¡Detente
para mirar y contemplar!
Mira
los signos que impiden apagar la caridad, que mantienen viva la llama
de la fe y la esperanza. Rostros vivos de la ternura y la bondad
operante de Dios en medio nuestro.
Mira
el rostro de nuestras familias que siguen apostando día a día, con
mucho esfuerzo para sacar la vida adelante y, entre tantas premuras y
penurias, no dejan todos los intentos de hacer de sus hogares una
escuela de amor.
Mira
el rostro interpelante de nuestros niños y jóvenes cargados de
futuro y esperanza, cargados de mañana y posibilidad, que exigen
dedicación y protección. Brotes vivientes del amor y de la vida que
siempre se abren paso en medio de nuestros cálculos mezquinos y
egoístas.
Mira
el rostro surcado por el paso del tiempo de nuestros ancianos;
rostros portadores de la memoria viva de nuestros pueblos. Rostros de
la sabiduría operante de Dios.
Mira
el rostro de nuestros enfermos y de tantos que se hacen cargo de
ellos; rostros que en su vulnerabilidad y en el servicio nos
recuerdan que el valor de cada persona no puede ser jamás reducido a
una cuestión de cálculo o de utilidad.
Mira
el rostro arrepentido de tantos que intentan revertir sus errores y
equivocaciones y, desde sus miserias y dolores, luchan por
transformar las situaciones y salir adelante.
Mira
y contempla el rostro del Amor crucificado, que hoy desde la cruz
sigue siendo portador de esperanza; mano tendida para aquellos que se
sienten crucificados, que experimentan en su vida el peso de sus
fracasos, desengaños y desilusión.
Mira
y contempla el rostro concreto de Cristo crucificado por amor a todos
y sin exclusión.
¿A
todos? Sí, a todos. Mirar su rostro es la invitación esperanzadora
de este tiempo de Cuaresma para vencer los demonios de la
desconfianza, la apatía y la resignación. Rostro que nos invita a
exclamar: ¡El Reino de Dios es posible!
Detente,
mira y vuelve. Vuelve a la casa de tu Padre.
¡Vuelve!,
sin miedo, a los brazos anhelantes y expectantes de tu Padre rico en
misericordia (cf. Ef 2,4) que te espera.
¡Vuelve!,
sin miedo, este es el tiempo oportuno para volver a casa; a la casa
del Padre mío y Padre vuestro (cf. Jn 20,17). Este es el tiempo para
dejarse tocar el corazón… Permanecer en el camino del mal es sólo
fuente de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es algo bien
distinto y nuestro corazón bien lo sabe. Dios no se cansa ni se
cansará de tender la mano (cf. Bula Misericordiae vultus, 19).
¡Vuelve!,
sin miedo, a participar de la fiesta de los perdonados.
¡Vuelve!,
sin miedo, a experimentar la ternura sanadora y reconciliadora de
Dios. Deja que el Señor sane las heridas del pecado y cumpla la
profecía hecha a nuestros padres: «Les daré un corazón nuevo y
pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el
corazón de piedra y les daré un corazón de carne» (Ez 36,26).
¡Detente,
mira y vuelve!
15.02.18
15.02.18
EEUU: Francisco reza para que cesen los “actos de violencia sin sentido”
Después
de un nuevo tiroteo en un instituto en Florida
(15
feb. 2018).-“Con la esperanza de que tales actos de violencia sin
sentido puedan cesar”, el Papa Francisco invoca las bendiciones
divinas de paz y fortaleza sobre todos los afectados.
Francisco
ha asegurado su “cercanía espiritual” y su oración por el
eterno descanso de los 17 fallecidos en el trágico tiroteo en el
Instituto Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, y por la “curación”
y el “consuelo” de los 12 heridos y víctimas.
El
Santo Padre, “profundamente entristecido” al enterarse de la
noticia, ha enviado un telegrama de condolencias a Mons. Thomas
Gerard Wenski, Arzobispo de Miami, a través del Card. Pietro
Parolin, Secretario de Estado.
16.02.18
16.02.18
“Ayunar con coherencia, no para hacerse ver”, exhorta el Papa
Misa
en Santa Marta, primer viernes de Cuaresma
(16
feb. 2018).- “El ayuno es uno de los deberes de la Cuaresma”,
recordó Francisco. Y sugirió: “Si no puedes hacer un ayuno total,
ese que te hace sentir el hambre hasta en los huesos, haz un ayuno
humilde, pero verdadero”.
En
su homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa
Marta este tercer viernes de febrero, el Papa Francisco puso en
guardia ante el ayuno incoherente, exhortando a preguntarnos cómo
nos comportamos con los demás.
“Desatar
las correas del yugo”
El
Papa ha reflexionado a partir de la Primera Lectura, tomada del Libro
del Profeta Isaías, y ha aclarado cuál es el ayuno que quiere el
Señor: “Soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo,
liberar a los oprimidos y quebrar todos los yugos”.
Ayunar
con coherencia, “no para hacerse ver, despreciando a los demás o
entre disputas y altercados” ha sido el mensaje que ha lanzado el
Papa a los fieles presentes en la capilla de Santa Marta.
“Ayunen
con coherencia”
“Ya
no ayunen como hacen hoy, de manera que se escuche fuerte su ruido
–ha sugerido el Papa– es decir, nosotros ayunamos, somos
católicos, practicamos; yo pertenezco a esta asociación, nosotros
ayunamos siempre, hacemos penitencia. Pero ayunen con coherencia o
hagan la penitencia incoherentemente como dice el Señor, con rumor,
para que todos la vean y digan: ‘Pero qué persona justa, qué
hombre justo, qué mujer justa…’. Esto es un truco; es trucar la
virtud”.
Ayunar
también es humillarse
Ayuna
“para ayudar a los demás, pero siempre con la sonrisa”, exhortó
Francisco. Y explicó que el ayuno también consiste en humillarse y
esto se realiza pensando en los propios pecados y pidiendo perdón al
Señor.
“Yo
pienso en tantas empleadas domésticas que ganan el pan con su
trabajo: humilladas, despreciadas… Jamás he podido olvidar aquella
vez que fui a casa de un amigo siendo niño. Vi a la mamá que daba
un sopapo a la doméstica. 81 años… No me he olvidado de eso”.
El
Pontífice ha planteado: “¿Cómo me comporto yo con la doméstica
que tengo en casa, con las empleadas domésticas que están en
casa?”. “¿Les pagas lo justo, les das las vacaciones, es
una persona o es un animal que te ayuda en tu casa? Sólo piensen
esto”.
Al
concluir su reflexión exhortó a “hacer penitencia”, a “sentir
un poco el hambre”, a “rezar más” durante la Cuaresma y a
preguntarnos cómo nos comportamos con los demás:
“Mi
ayuno ¿llega a ayudar a los demás? Si no llega, es ficticio, es
incoherente y te lleva por el camino de una doble vida. Hago de
cuenta que soy cristiano, justo… como los fariseos, como los
saduceos. Pero por dentro, no lo soy. Pedir humildemente la gracia de
la coherencia. La coherencia. Si yo no puedo hacer una cosa, no la
hago. Pero no hacerla incoherentemente. Hacer sólo lo que yo puedo
hacer, pero con coherencia cristiana. Que el Señor nos dé esta
gracia”
17.02.18
17.02.18
Ángelus: La Cuaresma, no es misión “imposible”
El
remedio, es la confianza en el amor de Dios
(18
febrero 2018).- La Cuaresma, es “vivir los días con el deseo de
acoger el amor que viene de Dios y que quiere transformar nuestra
vida y el mundo entero”, ha explicado el Papa Francisco, antes del
Ángelus de este domingo 18 de febrero de 2018, en la Plaza San
Pedro, con la gente arrebujada bajo el paraguas. “¡No es
imposible!” ha exclamado el Papa, y el remedio es la “confianza”
en el amor de Dios.
El
Papa ha hablado más rápido de lo habitual, en italiano, como si
tuviera prisa de que la gente, las 20.000 personas pudieran cobijarse
de la lluvia batiente.
En
su catequesis sobre la Cuaresma, el Papa ha invitado a los bautizados
a “tener el coraje de rechazar todo lo que nos conduce fuera del
camino; los falsos valores que nos equivocan atrayendo nuestro
egoísmo de manera astuta”.
Ha
indicado el remedio: en la “confianza”: “al contrario, debemos
tener confianza en el Señor, en su bondad, y en su proyecto de amor
para cada uno de nosotros”.
El
Papa también ha invitado a vivir la Cuaresma en la “alegría”:
“La Cuaresma es un tiempo de penitencia, sí, pero ¡no es
tiempo triste!. Es un tiempo de penitencia, pero no un tiempo triste,
de duelo. Es un compromiso gozoso y serio para despojarnos de nuestro
egoísmo, de nuestro hombre viejo, y para renovarnos según la gracia
de nuestro bautismo”.
“Solo
Dios puede darnos la verdadera felicidad, ha declarado el Papa: es
inútil perder nuestro tiempo buscando fuera: en las riquezas, en los
placeres, en el poder, en la carrera…El Reino de Dios, es la
realización de todas nuestras aspiraciones, porque es al mismo
tiempo, salvación del hombre y gloria de Dios”.
Y
este amor transforma a las personas y al mundo, ha seguido explicando
el Papa: “en este primer domingo de Cuaresma, estamos llamados a
escuchar con atención y a acoger esta llamada de Jesús a
convertirnos y a creer en el Evangelio. Somos exhortados a comenzar
con compromiso el camino hacia Pascua, para acoger cada vez más la
gracia de Dios que quiere transformar el mundo en un reino de
justicia, de paz y de fraternidad.
“Que
la Virgen María nos ayude a vivir esta Cuaresma en la fidelidad a la
Palabra de Dios, y con oración continua, como lo hizo Jesús en el
desierto.¡No es imposible! Se trata de vivir los días con el deseo
de recibir el amor que proviene de Dios y que quiere transformar
nuestra vida y el mundo entero”, ha insistido el Papa...
19.02.18
19.02.18
Pablo VI será santo este año, confirma el Papa Francisco
La
fecha oficial se sabrá próximamente
(19
feb. 2018).- “Pablo VI será santo este año” anunció el Papa
Francisco.
Durante
su discurso en el encuentro con los párrocos de Roma que tuvo lugar
el jueves, 15 de febrero de 2108, en la Basílica de san Juan de
Letrán.
El
Papa anunció que el Beato Pablo VI será canonizado en 2018. Se
trata de un gran acontecimiento para la Iglesia Universal, para el
cual aún no se ha establecido una fecha oficial.
“Hay
dos obispos de Roma (recientes) ya santos (Juan XXIII y Juan Pablo
II). Pablo VI será santo este año”, declaró el Santo Padre.
Asimismo,
el Pontífice Francisco señaló que Juan Pablo I podría ser
beatificado, ya que su causa está abierta en la Congregación
Pontificia. El Papa argentino añadió bromeando: “Y Benedicto y
yo, estamos en lista de espera: recen por nosotros”.
Milagro
Los
cardenales
expresaron el
pasado 8 de febrero su opinión favorable para el reconocimiento de
un milagro debido a la intercesión de Pablo VI.
El
13 de diciembre de 2017, los teólogos de la Congregación para las
Causas de los Santos aprobaron el reconocimiento del “milagro”,
mientras que la comisión médica había emitido previamente una
opinión favorable.
La
ncuración,
que se produjo en 2014, se refiere a una niña pequeña de la región
de Verona (Italia), Amanda, que, antes de su nacimiento, sobrevivió
a un riesgo comprobado de aborto. Ella hará tres años en Navidad.
Beatificación
El
Papa Francisco beatificó a Pablo VI (1897-1978) el 19 de octubre de
2014, al final del primer sínodo de obispos sobre la familia.
El
Papa Benedicto XVI aprobó el decreto reconociendo que Pablo VI vivió
las virtudes cristianas y humanas de una manera “heroica”, 20 de
diciembre de 2012.
Para
la Beatificación,
el milagro fue la inexplicable curación de un niño en el seno de su
madre en California 18 años antes. El niño estaba amenazado de
muerte o de graves malformaciones, lo que llevó a los médicos a
aconsejar el aborto.
20.02.18
20.02.18
Francisco responde a 6 difíciles preguntas sobre Dios y el destino
Formuladas
por niños rumanos de un orfanato
(20
feb. 2018).- ¿Por qué hay padres que aman a los niños sanos y no a
los enfermos?; ¿Por qué nosotros hemos tenido este destino?; ¿Por
qué mi madre no me acepta?…
Son
algunas de las preguntas formuladas al Papa Francisco por los niños
y niñas del orfanato rumano ayudado por la ONG FDP “Protagonistas
de la educación”, con quienes el Santo Padre se encontró el
pasado 4 de enero de 2018, en el Vaticano.
“Hay
muchos `¿por qué?´. A algunos de estos `¿por qué?´ puedo dar
una respuesta, a otros no; solo Dios puede darla”, señaló el
Papa.
Sin
embargo, el Papa contestó una a una las preguntas de estos niños:
“Dios transforma nuestro corazón con su misericordia y también
transforma nuestra vida. No somos siempre iguales, nos están
“trabajando”. Dios nos trabaja el corazón, es Él, y somos
trabajados como barro en las manos del alfarero; y el amor de Dios
toma el lugar de nuestro egoísmo” explicó a los pequeños.
La
organización FDP “Protagonistas de la educación” fue creada en
1996 por voluntarios italianos y rumanos, con el apoyo de la
organización italiana AVSI. El nombre inicial de la organización
fue ‘Fundación para el Desarrollo del Pueblo’.
Respuestas
del Papa a las preguntas de los niños y niñas rumanos:
Queridos
muchachos, queridos hermanos y hermanas:
Os
doy las gracias por este encuentro y por la confianza con que me
habéis hecho vuestras pregunta, en las que se siente la realidad de
vuestra vida.
Tengo
vuestras preguntas aquí y ya las había leído. Pero antes de
responder, me gustaría dar las gracias al Señor por vosotros,
porque estáis aquí, porque Él, con la colaboración de muchos
amigos, os ha ayudado a avanzar y a crecer. Y juntos recordamos a
tantos niños y jóvenes que se fueron al cielo: oramos por ellos y
rezamos por aquellos que viven en situaciones de gran dificultad, en
Rumania y en otros países del mundo. Confiamos a Dios y a la Virgen
Madre a todos los niños y niñas, a los chicos y chicas que sufren
por las enfermedades, las guerras y las esclavitudes de hoy.
Y
ahora me gustaría responder a vuestras preguntas. Lo haré como
pueda, porque nunca puedes responder completamente una pregunta que
sale del corazón. En estas preguntas, la frase que más utilizáis
es “¿por qué?”: Hay muchos “¿por qué?”. A algunos de
estos “¿por qué?” puedo dar una respuesta, a otros no; solo
Dios puede darla. En la vida hay muchos “¿por qué?” a los que
no podemos responder. Solo podemos mirar, sentir, sufrir y llorar.
Primera
pregunta: ¿Por qué la vida es tan difícil y entre
nosotros, que somos amigos, a menudo nos peleamos? ¿Y nos engañamos
? Vosotros, los sacerdotes nos decís que vayamos a la iglesia, pero
apenas salimos nos equivocamos y cometemos pecados. Entonces, ¿por
qué entré en la Iglesia? Si considero que Dios está en mi alma,
¿por qué es importante ir a la iglesia?
Papa
Francisco: Tus “¿por qué?” tienen una respuesta: es el
pecado, el egoísmo humano: por eso, como dices, -“a menudo
peleamos”-, “nos hacemos daños, nos engañamos”. Tú mismo lo
has reconocido: incluso si vamos a la iglesia, volvemos a
equivocarnos, seguimos siendo pecadores. Entonces, con razón te
preguntas: ¿de qué sirve ir a la iglesia? Sirve para ponernos
frente a Dios tal como somos, sin “maquillarnos”, tal como
estamos ante Dios, sin maquillaje. Para decir: “Aquí estoy, Señor,
soy un pecador y te pido perdón”. Ten piedad de mí “. Si voy a
la iglesia para fingir que soy una buena persona, no me sirve. Si voy
a la iglesia porque me gusta escuchar música o porque me siento
bien, no sirve. Sirve si al principio, cuando entro en la iglesia,
puedo decir: “Aquí estoy, Señor. Tú me amas y yo soy un pecador.
Ten piedad de nosotros”. Jesús nos dice que si hacemos esto,
regresamos a casa perdonados. Acariciados por Él, más amados por
Él, sintiendo esta caricia, este amor. Entonces, lentamente, Dios
transforma nuestro corazón con su misericordia y también transforma
nuestra vida. No somos siempre iguales, nos están “trabajando”.
Dios nos trabaja el corazón, es Él, y somos trabajados como barro
en las manos del alfarero; y el amor de Dios toma el lugar de nuestro
egoísmo. Por eso creo que es importante ir a la iglesia: No solo
mirar a Dios, dejándonos mirar por Él. Esto es lo que pienso.
Gracias.
Segunda
pregunta: ¿Por qué hay padres que aman a los niños
sanos y en cambio no quieren a los que están enfermos o tienen
problemas?
Papa
Francisco: Tu pregunta es sobre los padres, su actitud hacia los
niños sanos y hacia los que están enfermos. Te diría esto: frente
a las fragilidades de los demás, como las enfermedades, hay algunos
adultos que son más débiles, no tienen la fuerza de soportar las
fragilidades. Y esto porque ellos mismos son frágiles. Si tengo una
piedra grande, no puedo apoyarla en una caja de cartón, porque la
piedra aplasta el cartón. Hay padres que son frágiles. No tengáis
miedo de decir esto, de pensar esto. Hay padres que son frágiles,
porque siempre son hombres y mujeres con sus límites, sus pecados y
la fragilidad que llevan dentro, y tal vez no hayan tenido la buena
suerte de recibir ayuda cuando eran pequeños. Y así con esas
fragilidades continúan en la vida porque no les han ayudado, no han
tenido la oportunidad de encontrar un amigo, como lo hemos encontrado
nosotros, que nos tome de la mano y nos enseñe a crecer y
hacernos fuertes para superar esa fragilidad. Es difícil obtener
ayuda de padres frágiles y, a veces, somos nosotros los que tenemos
que ayudarlos. En lugar de reprochar a la vida porque me dio padres
frágiles y yo no soy tan frágil, ¿por qué no cambiar la situación
y decir gracias a Dios, gracias a la vida porque yo puedo
ayudar a la fragilidad de los padres para que la piedra no aplaste la
caja de cartón? . ¿Estáis de acuerdo? Gracias.
Tercera
pregunta: El año pasado murió uno de nuestros amigos
que se había quedado en el orfanato. Murió en Semana Santa, el
Jueves Santo. Un sacerdote ortodoxo nos dijo que murió pecador y que
por eso no irá al cielo. Yo no lo creo.Papa
Francisco: Tal vez ese sacerdote no sabía lo que estaba
diciendo, tal vez ese día ese sacerdote no estaba bien, tenía algo
en su corazón que le hizo responder así. Ninguno de nosotros puede
decir que una persona no ha ido al cielo. Te digo algo que tal vez te
sorprenda: ni siquiera de Judas podemos decirlo. Tú has recordado a
tu amigo que murió. Y recuerdas que murió el Jueves Santo. Parece
muy extraño lo que habéis oído decir a ese sacerdote, habría
que entenderlo mejor, tal vez no se explicó bien … Pero yo os digo
que Dios quiere llevarnos a todos al cielo, sin excepción, y durante
la Semana Santa se celebra precisamente eso: la Pasión de Jesús,
que como Buen Pastor dio su vida por nosotros, que somos sus pequeñas
ovejas. Y si una oveja se pierde, Él la busca hasta que la
encuentra. Es así. Dios no está sentado, va, cómo nos hace
ver el Evangelio: Él está siempre en camino para encontrar a esa
oveja, y no se asusta cuando nos encuentra, incluso si estamos
en un estado de gran vulnerabilidad, si estamos sucios de pecados, si
estamos abandonados por todos y por la vida, Él nos abraza y nos
besa. Podía no haber venido, pero el Buen Pastor vino por nosotros.
Y si una oveja se pierde, cuando la encuentra, se la carga sobre los
hombros y, lleno de alegría, se la lleva a casa. Puedo decirte algo:
Estoy seguro, conociendo a Jesús, estoy seguro de que esto es lo que
hizo el Señor en esa Semana Santa con tu amigo.
Cuarta
pregunta: ¿Por qué nosotros hemos tenido este destino?
¿Por qué? ¿Qué sentido tiene?
Papa
Francisco: Sabes, hay “¿por qué?” que no tienen respuesta.
Por ejemplo: ¿por qué los niños sufren? ¿Quién puede responder a
esto? Nadie. Tu “¿por qué?” es uno de esos que no tienen una
respuesta humana, sino solo divina. No puedo decirte por qué tuviste
“este destino”. No sabemos el “por qué” en el sentido
del motivo. ¿Qué hice mal para tener este destino?
No lo sabemos. Pero sabemos el “por qué” en el sentido
del fin que Dios quiere dar a tu destino, y el fin
es la curación – el Señor siempre sana- la curación y la vida.
Jesús lo dice en el Evangelio cuando conoce a un hombre ciego de
nacimiento. Y éste seguramente se preguntaba: “¿Pero por qué
nací ciego?”. Los discípulos le preguntan a Jesús: “¿Por qué
es así? ¿Por él o por sus padres?” Y Jesús responde: “No, no
es culpa suya ni de sus padres, sino para que en él se manifiesten
las obras de Dios” (Jn 9,1-3). Significa que Dios, frente a tantas
situaciones malas en las que podemos encontrarnos desde pequeños,
quiere sanarlas, curarlas, quiere llevar vida donde hay muerte. Esto
es lo que hace Jesús, y esto también lo hacen los cristianos que
están verdaderamente unidos a Jesús. Vosotros lo habéis
experimentado. El “por qué” es un encuentro que sana del dolor,
de la enfermedad, del sufrimiento y da el abrazo de la curación.
Pero es un “por qué” para el después; al principio no podemos
saberlo. Yo no sé el “por qué”, ni siquiera puedo pensarlo; sé
que esos “¿por qué?” no tienen respuesta. Pero si has
experimentado el encuentro con el Señor, con Jesús que cura, que
cura con un abrazo, con las caricias, con el amor, entonces, después
de todo el mal que podéis haber vivido, al final habéis encontrado
esto. Aquí está el “por qué”.
Quinta
pregunta: Sucede que me siento sola y no sé qué sentido
tiene mi vida. Mi hija está en un hogar familiar y
algunas personas me juzgan y dicen que no soy una buena madre. En
cambio, creo que mi hija está bien y que también he decidido
correctamente porque nos vemos a menudo.
Papa
Francisco: Estoy de acuerdo contigo en que la acogida puede
servir de ayuda en determinadas situaciones difíciles. Lo
importante es que todo se haga con amor, con atención para las
personas, con gran respeto. Entiendo que a menudo te sientas sola. Te
aconsejo que no te cierres en ti misma, busca la compañía de la
comunidad cristiana: Jesús vino para formar una nueva familia, su
familia, donde nadie está solo y todos somos hermanos y hermanas,
hijos de nuestro Padre del cielo y de la Madre que Jesús nos
dio, la Virgen María. Y en la familia de la Iglesia todos podemos
encontrarnos, curando nuestras heridas y superando los vacíos de
amor que a menudo existen en nuestras familias humanas. Tú misma
dijiste que crees que tu hija está bien en el hogar familiar porque
sabes que allí se preocupan por ella y también por ti. Y luego
dijiste: “La veo a menudo”. A veces, la comunidad de hermanos y
hermanas cristianos nos ayuda de esta manera. Acogerse el uno al
otro. No solo a los niños. Cuando uno siente algo en el corazón, se
confía a su amiga, a su amigo y hace que ese dolor salga del
corazón. Confiarse fraternalmente el uno con el otro, esto es
hermoso y lo enseñó Jesús. Gracias.
Sexta
pregunta: Cuando tenía dos meses, mi madre me abandonó
en un orfanato. A los 21 años busqué a mi madre y me quedé
con ella durante 2 semanas, pero no se portaba bien conmigo y me fui.
Mi papá está muerto. ¿Qué culpa tengo si ella no me quiere? ¿Por
qué no me acepta?
Papa
Francisco:
Entendí bien esta pregunta porque la dijiste en italiano. Quiero ser
sincero contigo. Cuando leí tu pregunta, antes de dar instrucciones
para pronunciar el discurso, lloré. Estuve cerca de ti con un par de
lágrimas. Porque no sé, me diste tanto; los otros también, pero
quizás me pillaste con las defensas bajas. Cuando se habla de
la madre siempre hay algo … y en ese momento me hiciste llorar. Tu
“¿por qué?” se parece a la segunda pregunta, sobre los padres.
No es una cuestión de culpabilidad, es una cuestión de gran
fragilidad de los adultos, debido en vuestro caso a tanta miseria, a
tantas injusticias sociales que aplastan a los pequeños y a los
pobres, y también a tanta pobreza espiritual. Sí, la pobreza
espiritual endurece los corazones y provoca lo que parece imposible,
que una madre abandone a su propio hijo: Este es el fruto de la
miseria material y espiritual, el resultado de un sistema social
equivocado, inhumano que endurece los corazones y hace que nos
equivoquemos , que no encontremos el camino justo. Pero sabes, esto
llevará tiempo: tú has buscado algo más profundo que su corazón.
Tu madre te ama pero no sabe cómo hacerlo, no sabe cómo expresarlo.
No puede porque la vida es dura, es injusta. Y ese amor que está
cerrado en ella no sabe cómo decirlo y cómo acariciarte. Te prometo
que rezaré para que un día pueda mostrarte ese amor. No seas
escéptico, ten esperanza. Simona
Carobene (responsable de la iniciativa): Me
impresionó mucho el mensaje con motivo de la Jornada de los Pobres.
Me sobresaltó porque me preguntaba: “Y yo ¿cómo veo a mis
muchachos?”. A veces me doy cuenta de que tengo tanto que hacer que
me olvido de porqué Jesús nos ha unido. Es necesario que todavía
recorra un camino de conversión, y este camino es continuo y nunca
se puede dar por hecho. Por eso continúo siguiendo a mis muchachos,
porque son “mis santos”. Y sigo pegada a la Santa Madre Iglesia a
través del carisma de don Giussani, que es la manera concreta que me
hizo amar a Jesús. Al mismo tiempo, sin embargo, la llamada de su
mensaje era muy concreto. Se hablaba de verdadero intercambio. He
empezado a preguntarme si tal vez no haya llegado el momento de dar
un paso más en mi vida, un paso de acogida y de compartir. Es un
deseo que está naciendo en mi corazón y que me gustaría
verificar en breve. ¿Cuáles son los signos a considerar para
entender cuál es mi proyecto? ¿Qué significa vivir la vocación de
la pobreza hasta el final?
Papa
Francisco: Simona, gracias por tu testimonio. Sí, nuestra
vida es siempre un camino, un camino detrás del Señor Jesús, que
con amor paciente y fiel nunca deja de educarnos, de hacernos crecer
de acuerdo con su plan. Y a veces nos da sorpresas, para romper
nuestros esquemas. Tu deseo de crecer en el intercambio y en la
pobreza evangélica proviene del Espíritu Santo: esto no se puede
comprar, ni alquilar; solo el Espíritu puede hacerlo y te ayudará a
avanzar por este camino en el que tú y tus amigos lo habéis hecho
muy bien. Habéis ayudado al Señor a cumplir sus obras por estos
muchachos.
Gracias
de nuevo a todos vosotros. Conoceros me ha hecho tanto bien. Os llevo
en mis oraciones. Y por favor, también vosotros rezad por mí porque
lo necesito. ¡Gracias!
21.02.18
21.02.18
17 años de la creación del Cardenal Jorge Mario Bergoglio
Fue
creado cardenal de manos de S. Juan Pablo II
(21
feb. 2018).- Hoy se cumplen 17 años de la creación del Cardenal
Jorge Mario Bergoglio, hoy Pontífice de la Iglesia.
El
21 de febrero de 2001, San Juan Pablo II creó 44 cardenales en
el Consistorio Ordinario Público. Entre los primeros purpurados del
nuevo milenio, estaba el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario
Bergoglio, señala la plataforma `Vatican
News´.
En
la página web de las noticias del Vaticano han publicado
un vídeo con
imágenes del Consistorio Ordinario Público y de su magisterio
en la capital argentina hasta el saludo a Benedicto XVI, antes del
Cónclave en el que fue elegido pontífice con el nombre de
Francisco.
Jorge
Mario Bergoglio
El
Papa Francisco recibió la ordenación sacerdotal el 13 de
diciembre de 1969 de manos del arzobispo Ramón José Castellano.
El
20 de mayo de 1992 Juan Pablo II le nombra obispo titular de Auca y
auxiliar de Buenos Aires. El 27 de junio recibe en la catedral la
ordenación episcopal de manos del purpurado.
Es
nombrado enseguida vicario episcopal de la zona de Flores y el 21 de
diciembre de 1993 se le encomienda también la tarea de vicario
general de la arquidiócesis. Por lo tanto no sorprendió que el 3 de
junio de 1997 fuera promovido como arzobispo coadjutor de Buenos
Aires.
Antes
de nueve meses, a la muerte del cardenalQuarracino, le sucede, el 28
de febrero de 1998, como arzobispo, primado de Argentina.
Tres
años después, en el Consistorio del 21 de febrero de 2001, Juan
Pablo II le crea cardenal, asignándole el título de san Roberto
Bellarmino. En esa ocasión, invita a los fieles a no acudir a Roma
para celebrar la púrpura y a destinar a los pobres el importe del
viaje.
Mientras,
en América Latina su figura se hace cada vez más popular. A pesar
de ello, no pierde la sobriedad de trato y el estilo de vida
riguroso, por alguno definido casi «ascético».
Conferencia
episcopal argentina
Con
este espíritu en 2002 declina el nombramiento como presidente de la
Conferencia episcopal argentina, pero tres años después es elegido
y más tarde reconfirmado por otro trienio en 2008. Entre tanto, en
abril de 2005, participa en el cónclave en el que es elegido
Benedicto XVI.
Hasta
el inicio de la sede vacante era miembro de las Congregaciones para
el culto divino y la disciplina de los sacramentos, para el clero,
para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida
apostólica; del Consejo pontificio para la familia y de la Comisión
pontificia para América Latina.
El
13 de marzo de 2013, el cónclave que se celebró tras la renuncia de
Benedicto XVI eligió como papa a Jorge Mario Bergoglio, quien
manifestó su voluntad de ser conocido como ‘Francisco’ en honor
al santo de Asís.
Bergoglio
es el primer papa jesuita y el primero proveniente del hemisferio
sur. Es el primer pontífice originario de América y el primero no
europeo desde el sirio Gregorio III ―fallecido en 741―.
22.02.18
22.02.18
Jóvenes: El mundo espera vuestra respuesta a esa llamada única
Mensaje
del Papa Francisco para la JMJ en las diócesis
(22
feb. 2018).- “Los cristianos auténticos no tienen miedo de abrirse
a los demás, compartir su espacio vital transformándolo en espacio
de fraternidad”, dice el Papa a los jóvenes.
La
Santa Sede ha
publicado este jueves, 22 de febrero de 2018,
el mensaje que el Papa Francisco envía a los jóvenes de todo el
mundo con motivo de la XXXIII Jornada Mundial de la Juventud, que se
celebrará en ámbito diocesano el 25 de marzo de 2018, Domingo de
Ramos y cuyo tema es No
temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios (Lc
1,30).
Mensaje
del Papa Francisco
«No
temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios» (Lc 1,30)
Queridos
jóvenes:
La
Jornada Mundial de la Juventud de 2018 es un paso más en el proceso
de preparación de la Jornada internacional, que tendrá lugar en
Panamá en enero de 2019. Esta nueva etapa de nuestra peregrinación
cae en el mismo año en que se ha convocado la Asamblea Ordinaria del
Sínodo de los Obispos sobre el tema: Los jóvenes, la fe y
el discernimiento vocacional. Es una buena coincidencia. La
atención, la oración y la reflexión de la Iglesia estarán puestas
en vosotros, los jóvenes, con el deseo de comprender y, sobre todo,
de «acoger» el don precioso que representáis para Dios, para la
Iglesia y para el mundo.
Como
ya sabéis, hemos elegido a María, la joven de Nazaret, a quien Dios
escogió como Madre de su Hijo, para que nos acompañe en este viaje
con su ejemplo y su intercesión. Ella camina con nosotros hacia el
Sínodo y la JMJ de Panamá. Si el año pasado nos sirvieron de guía
las palabras de su canto de alabanza: «El Poderoso ha hecho obras
grandes en mí» (Lc1,49), enseñándonos a hacer memoria del
pasado, este año tratamos de escuchar con ella la voz de Dios que
infunde valor y da la gracia necesaria para responder a su llamada:
«No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios»
(Lc 1,30). Son las palabras pronunciadas por el mensajero
de Dios, el arcángel Gabriel, a María, una sencilla jovencita de un
pequeño pueblo de Galilea.
No
temas
Es
comprensible que la repentina aparición del ángel y su misterioso
saludo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo»
(Lc 1,28) hayan causado una fuerte turbación en
María, sorprendida por esta primera revelación de su identidad y de
su vocación, desconocida para ella entonces. María, como otros
personajes de las Sagradas Escrituras, tiembla ante el misterio de la
llamada de Dios, que en un instante la sitúa ante la inmensidad de
su propio designio y le hace sentir toda su pequeñez, como una
humilde criatura. El ángel, leyendo en lo más profundo de su
corazón, le dice: «¡No temas!». Dios también lee en nuestro
corazón. Él conoce bien los desafíos que tenemos que afrontar en
la vida, especialmente cuando nos encontramos ante las decisiones
fundamentales de las que depende lo que seremos y lo que haremos en
este mundo. Es la «emoción» que sentimos frente a las decisiones
sobre nuestro futuro, nuestro estado de vida, nuestra vocación. En
esos momentos nos sentimos turbados y embargados por tantos miedos.
Y
vosotros jóvenes, ¿qué miedos tenéis? ¿Qué es
lo que más os preocupa en el fondo? En muchos de vosotros existe un
miedo de «fondo» que es el de no ser amados, queridos, de no ser
aceptados por lo que sois. Hoy en día, muchos jóvenes se sienten
obligados a mostrarse distintos de lo que son en realidad, para
intentar adecuarse a estándares a menudo artificiales e
inalcanzables. Hacen continuos «retoques fotográficos» de su
imagen, escondiéndose detrás de máscaras y falsas identidades,
hasta casi convertirse ellos mismos en un «fake». Muchos
están obsesionados con recibir el mayor número posible de «me
gusta». Y este sentido de inadecuación produce muchos temores e
incertidumbres. Otros tienen miedo a no ser capaces de encontrar una
seguridad afectiva y quedarse solos. Frente a la precariedad del
trabajo, muchos tienen miedo a no poder alcanzar una situación
profesional satisfactoria, a no ver cumplidos sus sueños. Se trata
de temores que están presentes hoy en muchos jóvenes, tanto
creyentes como no creyentes. E incluso aquellos que han abrazado el
don de la fe y buscan seriamente su vocación tampoco están exentos
de temores. Algunos piensan: quizás Dios me pide o me pedirá
demasiado; quizás, yendo por el camino que me ha señalado, no seré
realmente feliz, o no estaré a la altura de lo que me pide. Otros se
preguntan: si sigo el camino que Dios me indica, ¿quién me
garantiza que podré llegar hasta el final? ¿Me desanimaré?
¿Perderé el entusiasmo? ¿Seré capaz de perseverar toda mi vida?
En
los momentos en que las dudas y los miedos inundan nuestros
corazones, resulta imprescindible el discernimiento. Nos
permite poner orden en la confusión de nuestros pensamientos y
sentimientos, para actuar de una manera justa y prudente. En este
proceso, lo primero que hay que hacer para superar los miedos es
identificarlos con claridad, para no perder tiempo y energías con
fantasmas que no tienen rostro ni consistencia. Por esto, os invito a
mirar dentro de vosotros y «dar un nombre» a vuestros miedos.
Preguntaos: hoy, en mi situación concreta, ¿qué es lo que me
angustia, qué es lo que más temo? ¿Qué es lo que me bloquea y me
impide avanzar? ¿Por qué no tengo el valor para tomar las
decisiones importantes que debo tomar? No tengáis miedo de mirar con
sinceridad vuestros miedos, reconocerlos con realismo y afrontarlos.
La Biblia no niega el sentimiento humano del miedo ni sus muchas
causas. Abraham tuvo miedo (cf. Gn 12,10s.), Jacob
tuvo miedo (cf. Gn31,31; 32,8), y también Moisés
(cf. Ex 2,14; 17,4), Pedro (cf. Mt 26,69ss.)
y los Apóstoles (cf. Mc4,38-40, Mt 26,56).
Jesús mismo, aunque en un nivel incomparable, experimentó el temor
y la angustia (Mt 26,37, Lc 22,44).
«¿Por
qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?» (Mc 4,40).
Este reproche de Jesús a sus discípulos nos permite comprender cómo
el obstáculo para la fe no es con frecuencia la incredulidad sino el
miedo. Así, el esfuerzo de discernimiento, una vez identificados los
miedos, nos debe ayudar a superarlos abriéndonos a la vida y
afrontando con serenidad los desafíos que nos presenta. Para los
cristianos, en concreto, el miedo nunca debe tener la última
palabra, sino que nos da la ocasión para realizar un acto de fe en
Dios… y también en la vida. Esto significa creer en la bondad
fundamental de la existencia que Dios nos ha dado, confiar en que él
nos lleva a un buen final a través también de las circunstancias y
vicisitudes que a menudo son misteriosas para nosotros. Si por el
contrario alimentamos el temor, tenderemos a encerrarnos en nosotros
mismos, a levantar una barricada para defendernos de todo y de todos,
quedando paralizados. ¡Debemos reaccionar! ¡Nunca cerrarnos! En las
Sagradas Escrituras encontramos 365 veces la expresión «no temas»,
con todas sus variaciones. Como si quisiera decir que todos los días
del año el Señor nos quiere libres del temor.
El
discernimiento se vuelve indispensable cuando se trata de encontrar
la propia vocación. La mayoría de las veces no está clara o
totalmente evidente, pero se comprende poco a poco. El
discernimiento, en este caso, no pretende ser un esfuerzo individual
de introspección, con el objetivo de aprender más acerca de
nuestros mecanismos internos para fortalecernos y lograr un cierto
equilibrio. En ese caso, la persona puede llegar a ser más fuerte,
pero permanece cerrada en el horizonte limitado de sus posibilidades
y de sus puntos de vista. La vocación, en cambio, es una llamada
que viene de arriba y el discernimiento consiste sobre todo
en abrirse al Otro que llama. Se necesita entonces el silencio de la
oración para escuchar la voz de Dios que resuena en la conciencia.
Él llama a la puerta de nuestro corazón, como lo hizo con María,
con ganas de entablar en amistad con nosotros a través de la
oración, de hablarnos a través de las Sagradas Escrituras, de
ofrecernos su misericordia en el sacramento de la reconciliación, de
ser uno con nosotros en la comunión eucarística.
Pero
también es importante hablar y dialogar con otros,
hermanos y hermanas nuestros en la fe, que tienen más experiencia y
nos ayudan a ver mejor y a escoger entre las diversas opciones. El
joven Samuel, cuando oyó la voz del Señor, no lo reconoció
inmediatamente y por tres veces fue a Elí, el viejo sacerdote, quien
al final le sugirió la respuesta correcta que debería dar a la
llamada del Señor: «Si te llama de nuevo, di: “Habla Señor, que
tu siervo escucha”» (1 S 3,9). Cuando dudéis, sabed
que podéis contar con la Iglesia. Sé que hay buenos sacerdotes,
consagrados y consagradas, fieles laicos, muchos de ellos jóvenes a
su vez, que pueden acompañaros como hermanos y hermanas mayores en
la fe; movidos por el Espíritu Santo, os ayudarán a despejar
vuestras dudas y a leer el designio de vuestra vocación personal. El
«otro» no es únicamente un guía espiritual, sino también el que
nos ayuda a abrirnos a todas las riquezas infinitas de la existencia
que Dios nos ha dado. Es necesario que dejemos espacio en nuestras
ciudades y comunidades para crecer, soñar, mirar nuevos horizontes.
Nunca perdáis el gusto de disfrutar del encuentro, de la amistad, el
gusto de soñar juntos, de caminar con los demás. Los cristianos
auténticos no tienen miedo de abrirse a los demás, compartir su
espacio vital transformándolo en espacio de fraternidad. No dejéis,
queridos jóvenes, que el resplandor de la juventud se apague en la
oscuridad de una habitación cerrada en la que la única ventana para
ver el mundo sea el ordenador y el smartphone. Abrid las
puertas de vuestra vida. Que vuestro ambiente y vuestro tiempo estén
ocupados por personas concretas, relaciones profundas, con las que
podáis compartir experiencias auténticas y reales en vuestra vida
cotidiana.
2. María
«Te
he llamado por tu nombre» (Is 43,1). El primer motivo
para no tener miedo es precisamente el hecho de que Dios nos
llama por nuestro nombre. El ángel, mensajero de
Dios, llamó a María por su nombre. Poner nombres es propio de Dios.
En la obra de la creación, él llama a la existencia a cada criatura
por su nombre. Detrás del nombre hay una identidad, algo que es
único en cada cosa, en cada persona, esa íntima esencia que sólo
Dios conoce en profundidad. Esta prerrogativa divina fue compartida
con el hombre, al cual Dios le concedió que diera nombre a los
animales, a los pájaros y también a los propios hijos (Gn2,19-21;
4,1). Muchas culturas comparten esta profunda visión bíblica,
reconociendo en el nombre la revelación del misterio más profundo
de una vida, el significado de una existencia.
Cuando
Dios llama por el nombre a una persona, le revela al mismo tiempo
su vocación, su proyecto de santidad y de bien, por el
que esa persona llegará a ser alguien único y un don para los
demás. Y también cuando el Señor quiere ensanchar los horizontes
de una existencia, decide dar a la persona a quien llama un nombre
nuevo, como hace con Simón, llamándolo «Pedro». De aquí
viene la costumbre de asumir un nuevo nombre cuando se entra en una
orden religiosa, para indicar una nueva identidad y una nueva misión.
La llamada divina, al ser personal y única, requiere que tengamos el
valor de desvincularnos de la presión homogeneizadora de los lugares
comunes, para que nuestra vida sea de verdad un don original e
irrepetible para Dios, para la Iglesia y para los demás.
Queridos
jóvenes: Ser llamados por nuestro nombre es, por lo tanto, signo de
la gran dignidad que tenemos a los ojos de Dios, de su predilección
por nosotros. Y Dios llama a cada uno de vosotros por vuestro nombre.
Vosotros sois el «tú» de Dios, preciosos a sus ojos,
dignos de estima y amados (cf. Is 43,4). Acoged con
alegría este diálogo que Dios os propone, esta llamada que él os
dirige llamándoos por vuestro nombre.
3. Has
encontrado gracia ante Dios
El
motivo principal por el que María no debe temer es porque ha
encontrado gracia ante Dios. La palabra «gracia» nos habla de amor
gratuito e inmerecido. Cuánto nos anima saber que no tenemos que
conseguir la cercanía y la ayuda de Dios presentando por adelantado
un «currículum de excelencia», lleno de méritos y de éxitos. El
ángel dice a María que ya ha encontrado gracia
ante Dios, no que la conseguirá en el futuro. Y la misma formulación
de las palabras del ángel nos da a entender que la gracia divina es
continua, no algo pasajero o momentáneo, y por esto nunca faltará.
También en el futuro seremos sostenidos siempre por la gracia de
Dios, sobre todo en los momentos de prueba y de oscuridad.
La
presencia continua de la gracia divina nos anima a abrazar con
confianza nuestra vocación, que exige un compromiso de fidelidad que
hay que renovar todos los días. De hecho, el camino de la vocación
no está libre de cruces: no sólo las dudas iniciales, sino también
las frecuentes tentaciones que se encuentran a lo largo del camino.
La sensación de no estar a la altura acompaña al discípulo de
Cristo hasta el final, pero él sabe que está asistido por la gracia
de Dios.
Las
palabras del ángel se posan sobre los miedos humanos, disolviéndolos
con la fuerza de la buena noticia de la que son portadoras. Nuestra
vida no es pura casualidad ni mera lucha por sobrevivir, sino que
cada uno de nosotros es una historia amada por Dios. El haber
«encontrado gracia ante Dios» significa que el Creador aprecia la
belleza única de nuestro ser y tiene un designio extraordinario para
nuestra vida. Ser conscientes de esto no resuelve ciertamente todos
los problemas y no quita las incertidumbres de la vida, pero tiene el
poder de transformarla en profundidad. Lo que el mañana nos
deparará, y que no conocemos, no es una amenaza oscura de la que
tenemos que sobrevivir, sino que es un tiempo favorable que se nos
concede para vivir el carácter único de nuestra vocación personal
y compartirlo con nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia y en el
mundo.
4. Valentía
en el presente
La
fuerza para tener valor en el presente nos viene de la convicción de
que la gracia de Dios está con nosotros: valor para llevar adelante
lo que Dios nos pide aquí y ahora, en cada ámbito de nuestra vida;
valor para abrazar la vocación que Dios nos muestra; valor para
vivir nuestra fe sin ocultarla o rebajarla.
Sí,
cuando nos abrimos a la gracia de Dios, lo imposible se convierte en
realidad. «Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra
nosotros?» (Rm 8,31). La gracia de Dios toca el hoy de
vuestra vida, os «aferra» así como sois, con todos vuestros miedos
y límites, pero también revela los maravillosos planes de Dios.
Vosotros, jóvenes, tenéis necesidad de sentir que alguien confía
realmente en vosotros. Sabed que el Papa confía en vosotros, que la
Iglesia confía en vosotros. Y vosotros, ¡confiad en la Iglesia!
A
María, joven, se le confió una tarea importante, precisamente
porque era joven. Vosotros, jóvenes, tenéis fuerza, atravesáis una
fase de la vida en la que sin duda no faltan las energías. Usad esa
fuerza y esas energías para mejorar el mundo, empezando por la
realidad más cercana a vosotros. Deseo que en la Iglesia se os
confíen responsabilidades importantes, que se tenga la valentía de
daros espacio; y vosotros, preparaos para asumir esta
responsabilidad.
Os
invito a seguir contemplando el amor de María: un amor atento,
dinámico, concreto. Un amor lleno de audacia y completamente
proyectado hacia el don de sí misma. Una Iglesia repleta de estas
cualidades marianas será siempre Iglesia en salida, que va más allá
de sus límites y confines para hacer que se derrame la gracia
recibida. Si nos dejamos contagiar por el ejemplo de María,
viviremos de manera concreta la caridad que nos urge a amar a Dios
más allá de todo y de nosotros mismos, a amar a las personas con
quienes compartimos la vida diaria. Y también podremos amar a quien
nos resulta poco simpático. Es un amor que se convierte en servicio
y dedicación, especialmente hacia los más débiles y pobres, que
transforma nuestros rostros y nos llena de alegría.
Quisiera
terminar con las hermosas palabras de san Bernardo en su famosa
homilía sobre el misterio de la Anunciación, palabras que expresan
la expectativa de toda la humanidad ante la respuesta de María:
«Oíste, Virgen, que concebirás y darás a luz a un hijo; oíste
que no será por obra de varón, sino por obra del Espíritu Santo.
Mira que el ángel aguarda tu respuesta. También nosotros esperamos,
Señora, esta palabra de misericordia. Por tu breve respuesta seremos
ahora restablecidos para ser llamados de nuevo a la vida. Esto mismo
te pide el mundo todo postrado a tus pies. Oh Virgen, da pronto tu
respuesta» (Homilía 4, 8-9: Opera Omnia,
Ed. Cisterciense, 4 [1966] 53-54).
Queridos
jóvenes: el Señor, la Iglesia, el mundo, esperan también vuestra
respuesta a esa llamada única que cada uno recibe en esta vida. A
medida que se aproxima la JMJ de Panamá, os invito a prepararos para
nuestra cita con la alegría y el entusiasmo de quien quiere ser
partícipe de una gran aventura. La JMJ es para los valientes, no
para jóvenes que sólo buscan comodidad y que retroceden ante las
dificultades. ¿Aceptáis el desafío?
Vaticano,
11 de febrero de 2018,
23.02.18
23.02.18
Unión espiritual con Sudán del Sur y Rep. Democrática del Congo
Jornada
mundial de ayuno y oración por la paz
(23
feb. 2018).- La Iglesia reza hoy por la paz en la República
Democrática del Congo y en Sudán del Sur, dos países africanos
lacerados por conflictos que están matando y haciendo morir de
hambre a las poblaciones locales, pero la intención de oración se
extiende a todo el mundo en guerra.
El
Papa Francisco convocó esta Jornada Mundial de ayuno y oración en
el Ángelus del pasado 4 de febrero con un fuerte llamamiento en el
que “pidió compromiso en escuchar el grito de angustia que que
sale de estas tierras”, señala ‘Vatican News’.
Asimismo,
el Santo Padre se unió a las oraciones por la paz en la República
Democrática del Congo, en el Ángelus
del 11 de febrero de 2018, que
presidió en la plaza San Pedro en presencia de unas 30.000 personas.
“Dirijo
una llamada insistente para que nosotros también escuchemos este
grito y, que cada uno, en conciencia, delante de Dios, nos
preguntemos: `¿Qué puedo hacer yo mismo por la paz?´”, planteó
el Papa desde el balcón del Palacio Apostólico.
31
guerras en 2017
La
llamada del Santo Padre para pedir por la paz es una respuesta
concreta al grito silencioso de tantas víctimas en todo el mundo. Un
total de 31 guerras y conflictos armados tuvieron lugar en 2017,
según estudios realizados por el Grupo de Investigación de Causas
de Guerra de la Universidad de Hamburgo en Alemania., apunta Ayuda a
la Iglesia Necesitada.
La
fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, que
ha apoyado el continente africano con casi dos mil proyectos y más
de 24 millones de euros durante el 2017, invita a todos su
benefactores y colaboradores a unirse a la jornada de oración y
ayuno el viernes, 23 de febrero.
Deseo
del Papa de visitar estos países
“El
Santo Padre conoce muy bien la trágica situación por la que están
pasando ambos países”, apunta el prelado congoleño. “El Papa
tenía el gran deseo de visitar ambos lugares”, asegura el obispo
congoleño de Kikwit, Mons. Timothée Bodika Mansiyai, pero tuvo que
cancelar ambos viajes.
“No
ha podido estar físicamente presente en estos países, pero nos
acompaña espiritualmente”, declaró el obispo africano a Ayuda a
la Iglesia Necesitada– “que sigue de cerca la tensa situación
que atraviesa la República Democrática del Congo la represión y
abusos de los que son víctimas los sacerdotes, los religiosos, las
religiosas y los cristianos católicos. Dios escucha las lágrimas de
su pueblo”
24.02.18
24.02.18
Perú: El Papa lamenta el trágico accidente de tráfico en Arequipa
44
personas han fallecido y hay al menos 23 heridos
(23
feb. 2018).- El Papa Francisco ha lamentado el trágico accidente de
autobús en Arequipa, al sur de Perú, ocurrido el miércoles, 21 de
febrero de 2018, y expresa su “cercanía” y “afecto” en estos
duros momentos de dolor a todos los hijos de ese “amado pueblo”.
Mons.
Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, ha enviado en
nombre del Santo Padre, un telegrama de condolencias a Mons. Javier
del Río Alba, Arzobispo de Arequipa, para las víctimas del
accidente de tráfico.
Según
el diario ‘Perú 21’, tras la caída del bus de la empresa ‘Rey
Latino’ han muerto al menos 44 personas y el número de heridos ha
ascendido a 23 (datos actualizados el 23 de febrero a las 9:10 am).
El
Papa Francisco “desea hacer llegar a vuestra excelencia y a todos
los hijos de ese amado pueblo, su cercanía y afecto en estos duros
momentos de dolor” –apunta el Card. Parolin en la carta–.
Su
Santidad “eleva sus oraciones al Señor y encomienda muy
especialmente a su misericordia el eterno descanso de todas las
víctimas, así como a los heridos y a sus familias”, escribe el
Secretario de Estado.
25.02.18
25.02.18
Ángelus: La Pasión de Cristo es sobretodo un don de amor
El
Papa medita sobre la Transfiguarción
(25
febrero 2018).- “La transfiguración ayuda a los discípulos, y a
nosotros también a comprender que la pasión de Cristo es un
misterio de sufrimiento, pero es sobretodo un don de amor, de amor
infinito por parte de Jesús”, ha subrayado el Papa Francisco en el
Ángelus del 25 de febrero de 2018.
Desde
la Plaza San Pedro, en presencia de unas 15.000 personas, el Papa ha
introducido la oración mariana meditando sobre el Evangelio del día:
la Transfiguración, que es “una aparición pascual anticipada”,
ha explicado.
Palabras
del Papa antes del Ángelus
¡Queridos
hermanos y hermanas, buenos días!.
El
Evangelio de hoy, segundo domingo de Cuaresma, nos invita a
contemplar la transfiguración de Jesús, (Mc 9,2 -10). Este episodio
está relacionado con lo que sucedió seis días antes, cuando Jesús
reveló a sus discípulos que en Jerusalén tendría que “sufrir
mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los
escribas, que debía ser condenado a muerte y resucitar después de
tres días” (Mc 8,31). Este anuncio puso en crisis a Pedro y a todo
el grupo de discípulos que rechazaron la idea de que Jesús fuera
rechazado por los líderes del pueblo y asesinado. Esperaban un
Mesías poderoso, fuerte, dominador. Al contrario, Jesús se presenta
como un siervo humilde, dulce, servidor de Dios, servidor de los
hombre, que debería dar su vida en sacrificio, pasando por el
camino de la persecución, del sufrimiento y de la muerte. ¿Cómo
poder seguir un Maestro y Mesías cuyo hecho terrenal se habría
terminado de aquel modo? es lo que ellos pensaban. La respuesta llega
justo por la transfiguración: ¿Qué es la transfiguración de
Jesús?. Una aparición pascual anticipada.
Jesús
tomó consigo a los tres discípulos Pedro, Santiago y Juan y los
condujo, a ellos solos aparte a lo alto de un “monte”, (Mc 9,2) y
allí, por un momento, muestra su gloria, gloria del Hijo de Dios.
Este acontecimiento de la transfiguración les permite así a los
discípulos de afrontar la pasión de Jesús de manera positiva, sin
ser arrollados. Le han visto como sería después de la Pasión,
glorioso. Y así Jesús les prepara para la prueba. La
transfiguración ayuda a los discípulos, y también a nosotros, a
comprender que la pasión de Cristo, es un misterio de sufrimiento,
pero es sobre todo un don de amor infinito de parte de Jesús. El
acontecimiento de Jesús que se transfigura en la montaña nos hace
también comprender mejor su resurrección. Para comprender mejor el
misterio de la cruz. Para comprenderlos, en efecto, es necesario
saber con antelación que el que sufre y que es glorificado no es
sólo un hombre, sino que es el Hijo de Dios, que por su amor
fiel hasta la muerte, nos ha salvado. El Padre renueva así, su
declaración mesiánica sobre el Hijo, que ya hizo en las orillas del
Jordán después del bautismo, y exhorta: “¡Escuchadle!” (v.7)
.Los discípulos están llamados a seguir al Maestro con confianza y
esperanza, a pesar de su muerte; la divinidad de Jesús tiene
que manifestarse justamente sobre la cruz, justamente en su muerte
”de esta manera”, a tál punto que aquí el evangelista
Marcos pone en la boca del Centurión la profesión de
fe:”¡Verdaderamente, este hombre es el Hijo de Dios!”,
(15,39).
Ahora
dirigimos nuestra oración a la Virgen María, la criatura humana
transformada interiormente por la gracia de Cristo. Nos encomendamos
confiados a su ayuda materna para continuar con fe y
generosidad el camino de la Cuaresma.
26.02.18
26.02.18
“No juzguen y no serán juzgados”: Misa en Santa Marta
El
Papa invita a “perdonar” en vez de “juzgar” al prójimo
(26
feb. 2018).- “No juzguen y no serán juzgados”: El Papa Francisco
ha invitado en la Misa matutina a no juzgar a los demás, a perdonar
al prójimo y a pedir la gracia de la vergüenza por los propios
pecados, señala ‘Vatican News’.
En
la homilía pronunciada en Santa Marta este lunes, 26 de febrero de
2018, el Papa ha insistido con fuerza en esta invitación de Jesús
que se lee en el Evangelio propuesto por la liturgia del día (Lc
6, 36-38) en este tiempo de Cuaresma en que la Iglesia nos invita
a renovarnos.
Así,
Francisco ha recordado que nadie podrá evitar el juicio de Dios,
tanto el personal como el universal; puesto que todos seremos
juzgados. Y desde este punto de vista, la Iglesia propone reflexionar
sobre la actitud que tenemos con nuestro prójimo y con Dios.
“¡Cuántas
veces el tema de nuestras conversaciones es juzgar a los demás!”
–ha dicho el Papa–. “Juzgar a los demás es algo malo
porque el único juez es el Señor” que conoce esta tendencia del
hombre de juzgar a los demás. En este sentido, el Santo Padre ha
animado a “perdonar” en vez de “juzgar” al prójimo.
Asimismo,
el Santo Padre ha propuesto “ser misericordiosos con los demás
puesto que, del mismo modo, el Señor será misericordioso con
nosotros”.
Por
otra lado, el Pontífice destacó que hoy la Iglesia también a
“tener una actitud de humildad con Dios, que consiste en el hecho
de reconocernos pecadores”.
“Nosotros
sabemos que la justicia de Dios es misericordia –ha indicado el
Papa–. Pero es necesario decirlo: ‘A Ti te compete la justicia; a
nosotros, la vergüenza’. Y cuando se encuentran la justicia de
Dios con nuestra vergüenza, allí está el perdón.
Así,
el Papa ha lanzado las preguntas: ¿Yo creo que he pecado contra el
Señor? ¿Yo creo que el Señor es justo? ¿Yo creo que es
misericordioso? ¿Yo me avergüenzo ante Dios, de ser pecador? Así
de sencillo: a Ti la justicia, a mí la vergüenza. Y pedir la gracia
de la vergüenza”.
Por
último, Francisco reafirmó la invitación a pedir la gracia para
que “jamás nos falte la vergüenza ante Dios”.
“Es
una gran gracia, la vergüenza. Así recordamos: la actitud hacia el
prójimo, recordar que con la medida con la que yo juzgo, seré
juzgado; no debo juzgar. Y si digo algo sobre el otro, que sea
generoso, con tanta misericordia. La actitud ante Dios, este diálogo
esencial: “A Ti la justicia, a mí la vergüenza”, ha explicado
el Santo Padre.
27.02.18
27.02.18
“El Señor perdona con la dulzura y la confianza de un Padre”
Homilía
del Papa en la Misa matutina de Santa Marta
(27
feb. 2018).- “El Señor dice: ‘Ven, vamos. Ven y discutamos.
Hablemos un poco’. No nos asusta. Es como el papá del hijo
adolescente que ha hecho una travesura y debe reprenderlo”, ha
señalado Francisco.
El
Papa Francisco se refirió en la Misa celebrada esta mañana, 27 de
febrero de 2018, en la capilla de Santa Marta, a la “actitud
especial” de Jesús ante nuestros pecados, inspirándose en la
lectura tomada del primer libro del Profeta Isaías que ofrece una
verdadera “llamada a la conversión”.
La
Cuaresma es un tiempo que nos ayuda en la conversión, en el
acercamiento a Dios, en el cambio de nuestra vida. “Ésta es una
gracia que hay que pedir al Señor”, ha recordado el Papa esta
mañana.
En
esta línea, el Santo Padre ha dicho: “El Señor no se cansa de
llamar a cada uno para que cambiemos nuestra vida, para que demos un
paso hacia Él a fin de convertirnos”.
Jesús
no amenaza
De
modo que Jesús, como el padre con respecto a un hijo adolescente,
con un “gesto de confianza acerca al perdón y cambia el corazón”,
ha asegurado el Pontífice, y ha indicado que Jesús “no
amenaza, sino que llama con dulzura, dando confianza”.
“Vengan
y discutamos” son las palabras del Señor a los jefes de Sodoma y
al pueblo de Gomorra, al que –tal como explicó el Papa– ya ha
indicado el “mal” que hay que evitar y el “bien” que hay que
seguir. Y así también lo hace con nosotros:
“Hablemos,
discutamos”
El
Señor en este pasaje nos llama así: ‘Vamos, vengan. Tomemos un
café juntos. Hablemos, discutamos. No tengan miedo, no quiero
aporrearlos’. Y dado que sabe que el hijo piensa: ‘Pero yo he
hecho algunas cosas’… Inmediatamente: ‘Incluso si tus pecados
fueran como la escarlata, se volverían blancos como la nieve. Si
fueran rojos como la púrpura, llegarían a ser como lana”, ha
descrito el Santo Padre.
“Pero
ven, no te asustes, ven. El perdón está”: El Señor sabe que
todos nosotros estamos a mitad de camino y muchas veces tenemos
necesidad de esto, de escuchar esta palabra, ha explicado el Papa.
“A
mí me ayuda ver esta actitud del Señor: el papá con el hijo que se
cree grande, que se cree crecido y aún está a mitad de camino. Y
esto nos anima. Ir hacia el Señor con el corazón abierto: es el
Padre que nos espera”, ha comentado.
28.02.18
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