19 d’oct. 2018

PAPA TARDOR


Santa Marta: “Los cristianos cometen errores y caen, pero se corrigen y se levantan de nuevo”

Y se giran “hacia el exterior”

(19 oct. 2018).- Los cristianos “a veces cometen errores, pero se corrigen a sí mismos; A veces caen, pero se levantan de nuevo. También pecan a veces, pero se arrepienten; siempre se giran “hacia el exterior”, destacó el Papa Francisco durante la misa de la mañana, el 19 de octubre de 2018, en la Casa Santa Marta en el Vaticano.
Hay una levadura “mala” que “arruina”, señaló el Santo Padre, en su homilía, informada por ‘Vatican News’. “La hipocresía” de las personas que están “encerradas en sí mismas, que piensan en las apariencias, que pretenden dar limosna y luego” tocan la trompeta “para darla a conocer”. Su preocupación es proteger su “egoísmo”, su “seguridad”: “cuando algo les pone en dificultades”, “miran a otra parte”, según sus “leyes internas”.
Esta levadura es peligrosa… Jesús no tolera la hipocresía, continuó el Pontífice. “Por fuera, eres hermoso como los sepulcros, pero dentro hay putrefacción o destrucción, hay impurezas… es una levadura que nos hace crecer sin futuro, porque en el egoísmo, en la introspección, no hay futuro, no hay futuro “. Jesús dice: “Cuidado”.
La buena levadura se dirige hacia “el exterior”, explicó el Pontífice. Los cristianos “cometen errores a veces, pero se corrigen a sí mismos. A veces caen, pero se levantan de nuevo”. También pecan a veces, pero se arrepienten, pero siempre están hacia el exterior, hacia esa herencia, porque ha sido prometido. Y estas personas siempre están alegres porque se les ha prometido una gran felicidad: que serán la gloria, la alabanza de Dios.
El Papa Francisco animó a todos a estar “siempre en camino, con la levadura del Espíritu Santo que nunca hace que uno crezca hacia el interior… como los hipócritas”. El Espíritu Santo “empuja a uno hacia el exterior”, “hacia el horizonte”. Y, a pesar de las “dificultades, los sufrimientos, los problemas, las caídas, los cristianos esperan “encontrar” la “herencia” prometida.
Para resumir a modo de conclusión: uno debe elegir entre ser “guiado por su egoísmo”, crecer “hacia el interior”, estar preocupado “solo para parecer equilibrado, bueno: que no se vean los malos hábitos” o “cristianos”.
La levadura de los cristianos es el Espíritu Santo, que nos empuja hacia afuera, nos hace crecer, con todas las dificultades del camino, con todos los pecados también, pero siempre con esperanza… Las personas que tienen el Espíritu Santo como levadura son alegres, incluso en problemas y en dificultades. Los hipócritas se han olvidado de lo que es alegrarse”.
20.10.18



Ángelus: “El antídoto”, cuando el “celo apostólico” está “contaminado por el espíritu del mundo”

Antes del Ángelus

( 21 octubre 2018).- “El camino del amor siempre está” en pérdida “porque amar significa dejar de lado el egoísmo, la auto-referencia, para servir a los demás”, recuerda el Papa Francisco.
De acuerdo con su costumbre, el Papa comentó el Evangelio este domingo 21 de octubre de 2018, antes del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, frente a unas 20,000 personas.
Señaló que, a menudo, el celo apostólico puede ser “contaminado” por “el espíritu del mundo”, el “interés profesional”, y ha indicado “el antídoto” en el “servicio” de los demás.
Palabras del Papa Francisco ante el Angelus.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La página del Evangelio de hoy (cf. Mc 10, 35-45) describe a Jesús que, una vez más y con gran paciencia, trata de corregir a sus discípulos convirtiéndolos de la mentalidad del mundo a la de Dios. La ocasión surge de los hermanos Santiago y Juan dos de los primeros que Jesús encontró y les pidió que lo siguieran. Ya han recorrido un largo camino con él y pertenecen al grupo de los doce apóstoles.
Por lo tanto, mientras se dirigen a Jerusalén, donde los discípulos esperan ansiosamente que Jesús, con motivo de la Pascua, finalmente establezca el Reino de Dios, los dos hermanos se vuelven valientes y le  dirigen su petición al Maestro: “Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando estés  en tu gloria”(v. 37).
Jesús sabe que Santiago y Juan están animados por un gran entusiasmo por él y por la causa del Reino, pero también sabe que sus expectativas y su celo están contaminados por el espíritu del mundo. Por lo tanto, responde: “No sabéis lo que estás pidiendo” (v. 38). Y mientras hablaban de “tronos de gloria” sobre los cuales sentarse junto a Cristo Rey, Él habla de pasar la prueba que él pasará por una copa por beber y  de un “bautismo” para ser recibido, es decir, habla de su pasión y muerte. Santiago y Juan, siempre anhelando el privilegio esperado, dicen además: sí, “podemos”.
Pero, incluso aquí, realmente no se dan cuenta de lo que dicen. Jesús anuncia que su copa la beberá y su bautismo lo recibirán, es decir, ellos también, como los otros apóstoles, participarán en su cruz, cuando llegue el momento. Sin embargo – concluye Jesús – “eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concedérselo; es para aquellos para el cual ha sido preparado “(v.40). Cómo decir: ahora síganme y aprendan el camino del amor “en una pérdida”, y el Padre celestial pensará en ello, el camino del amor siempre es en pérdida  porque amar significa dejar de lado el egoísmo, la autoreferencialidad para servir a los demás.
Entonces, Jesús se da cuenta de que los otros diez apóstoles están enojados con Santiago y Juan, demostrando así que tienen la misma mentalidad mundana. Y esto le permite darles una lección que vale para los cristianos de todos los tiempos, incluso para nosotros. Él dice: “Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre vosotros; al contrario el que quiera ser grande entre vosotros que sea su servidor, y el que quiera ser el primero de vosotros que sea el esclavo de todos “(v. 42), es la regla del cristiano.
El mensaje del Maestro es claro: mientras los grandes de la Tierra se construyen “tronos” para su propio poder, Dios escoge un trono incómodo, la cruz, desde donde reina dando la vida: “Así como el Hijo del Hombre – dice Jesús – que no ha venido a que le sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”(v. 45).
El camino del servicio es el antídoto más eficaz contra la enfermedad de la búsqueda de los primeros lugares, es la medicina para los trepadores en esta búsqueda de los primeros lugares que contagia a tantos contextos humanos y que no ahorra ni siquiera a los cristianos ni al pueblo de Dios, ni siquiera a la Jerarquía Eclesial.
Por lo tanto, como discípulos de Cristo, acojamos este Evangelio como una llamada a la conversión, para testimoniar con valor y generosidad una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez. Que la Virgen María, que se adhirió plenamente y humildemente a la voluntad de Dios, nos ayude a seguir con alegría a Jesús en el camino del servicio, el camino principal que conduce al Cielo.
22.10.18



Francisco reza ante la tumba de San Juan Pablo II

Fiesta del santo, en memoria de la Misa de Inicio de su pontificado

(22 oct. 2018).- El Papa Francisco ha rezado ante a la tumba de San Juan Pablo II, en la mañana de este lunes 22 de octubre de 2018, día en que la Iglesia Universal celebra la fiesta del santo polaco.
El Santo Padre Francisco ha entrado a la Basílica Vaticana, y delante de la tumba de Juan Pablo II ha detenido un momento en oración.
La fecha coincide con el día de la Misa de Inicio de su pontificado, en 1978, 6 días después de su elección como papa.
El pontificado de Juan Pablo II duró 26 años. Fue uno de los más largos de la historia. Le llamaban el “Papa peregrino” por el gran número de viajes que hizo. Su tumba es una de las más veneradas por los peregrinos que visitan Roma.
Juan Pablo II fue canonizado por el Papa Francisco junto a Juan XXIII el 27 de abril de 2014. Fue una de las ceremonias más concurridas de todos los tiempos en la plaza de San Pedro.
En Zenit, recordamos la vida del Pontífice en su fiesta litúrgica.
23.10.18



Santa Marta: “Si sabes esperar, no te decepcionarás”

La esperanza es un encuentro”

(23 oct. 2018).- “¿Uno espera el cielo como un resumen o como un encuentro?” Preguntó el Papa Francisco el 23 de octubre de 2018, durante su homilía en la Misa en la Casa de Santa Marta en el Vaticano. “Si sabes esperar, no te decepcionarás”, afirmó.
En su homilía, informada por ‘Vatican News’, el Santo Padre meditó sobre los términos “conciudadanos” y “herencia”. “Nuestra identidad debe ser sanada por el Señor, ser construida como comunidad y tener el Espíritu Santo en nosotros”, dijo.
La herencia “es lo que buscamos en nuestro camino, lo que recibiremos al final”, gracias a la esperanza que es “la virtud que quizás sea la más difícil de entender”. “¿Qué es la esperanza?”, preguntó. Es para esperar en el cielo, “pero, ¿qué es el cielo para ti?”.
Vivir con esperanza es caminar hacia un premio, hacia una felicidad que nunca tendremos aquí, pero la tendremos allí (en lo alto)… Es una virtud que es difícil de entender. Es una virtud muy humilde. Es una virtud que nunca decepciona: si esperas, nunca te decepcionará, nunca, nunca”, continuó.
La esperanza también es “una virtud concreta”. “Pero, ¿cómo puede ser concreta, si no conozco el cielo o lo que me espera?”, ha reflexionado el Papa. “La esperanza, nuestra herencia, no es una idea, no es estar en un lugar encantador… no. Es un encuentro”. “Jesús siempre enfatiza esta parte de la esperanza, el hecho de estar en la expectativa, del encuentro”, continuó.
El Papa Francisco dio una imagen para ilustrar la esperanza: una mujer embarazada que espera un hijo. Ella va al médico y él le muestra la ecografía: “Ah, sí, la niña… está bien”. “¡No! Ella está alegre y todos los días ella acaricia su abdomen para acariciar al niño, está esperando al niño, vive esperando al niño”.
Esta imagen puede ayudarnos a comprender qué es la esperanza: vivir para este encuentro, ha explicado Francisco. “La mujer imagina cómo son los ojos de su hijo, cómo será su sonrisa, si es rubio o marrón. Se imagina el encuentro con su hijo”.
¿Espero así, concretamente, o espero de una manera algo difusa, algo gnósticamente? – preguntó en conclusión. La esperanza es concreta; Es de todos los días porque es un encuentro. Y cada vez que nos encontramos con Jesús en la Eucaristía, en la oración, en el Evangelio, en los pobres, en la vida comunitaria; cada vez que damos un paso adicional hacia este encuentro definitivo “.
Así, el Pontífice ha manifestado su deseo de que el cristiano “tenga la sabiduría de saber disfrutar de los pequeños encuentros de la vida con Jesús, mientras se prepara para este encuentro definitivo “.
24.10.18



Audiencia general, 24 octubre 2018 – Catequesis completa

Dimensión emocional y sexual del amor


(24 oct. 2018).- La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar a las 9:30 horas en la Plaza de San Pedro donde el Santo Padre Francisco ha encontrado grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
El Santo Padre, continuando el ciclo de catequesis sobre los mandamientos ha hablado hoy del sexto mandamiento: “No cometerás adulterio” (Pasaje bíblico, Evangelio según San Marcos, 10, 2-9)
Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes procedentes de todo el mundo.
La audiencia general ha terminado con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En nuestro itinerario de catequesis sobre los Mandamientos, llegamos hoy a la Sexta Palabra, que concierne a la dimensión emocional y sexual, y dice: “No cometerás adulterio”. La llamada inmediata es a la fidelidad, y de hecho, ninguna relación humana es auténtica sin fidelidad y lealtad.
Uno no puede amar solo mientras “conviene”. El amor se manifiesta más allá del umbral del propio interés, cuando se da todo sin reservas. Como dice el Catecismo: “El amor quiere ser definitivo. No puede ser “hasta nuevo aviso” (No. 1646). La fidelidad es la característica de una relación humana libre, madura y responsable. También un amigo demuestra que es auténtico cuando sigue siéndolo en todas las circunstancias; de lo contrario no es un amigo. Cristo revela el amor verdadero, Él, que vive del amor ilimitado del Padre, y en virtud de esto, es el Amigo fiel que nos acoge incluso cuando cometemos errores y siempre quiere nuestro bien, incluso cuando no lo merecemos.

El ser humano necesita ser amado sin condiciones, y quien no recibe esta acogida a menudo se siente incompleto, incluso sin saberlo. El corazón humano trata de llenar este vacío con sucedáneos, aceptando componendas y mediocridades  que del amor tienen solo un vago sabor. El riesgo es llamar “amor” a las relaciones acerbas e inmaduras, con la ilusión de encontrar luz de vida en algo que, en el mejor de los casos, es solo un reflejo de ello.
Sucede entonces que se sobrestima, por ejemplo,  la atracción física, que en sí misma es un don de Dios, pero que está orientada a allanar el camino para una relación auténtica y fiel con la persona. Como decía San Juan Pablo II, el ser humano “está llamado a la plena y madura espontaneidad de las relaciones”, que “es el fruto gradual del discernimiento de los impulsos del corazón”. Es algo que se conquista, ya que todo ser humano “debe aprender con perseverancia y coherencia cual es el significado del cuerpo” (cf. Catequesis, 12 de noviembre de 1980).
La llamada a la vida conyugal requiere, por lo tanto, un discernimiento cuidadoso sobre la calidad de la relación y un tiempo de noviazgo para verificarla. Para acceder al sacramento del matrimonio, los novios deben madurar la certeza de que en su vínculo está la mano de Dios, que los precede y los acompaña, y les permitirá decir: “Con la gracia de Cristo, prometo serte fiel siempre ” . No pueden prometerse fidelidad  “en la alegría y en las penas, en la salud y en la enfermedad”, y amarse y honrarse todos los días de sus vidas, solo sobre la base de la buena voluntad o la esperanza de que “la cosa funcione”. Necesitan construir sobre el terreno sólido del amor fiel de Dios. Y por eso, antes de recibir el sacramento del matrimonio, hace falta una preparación cuidadosa, diría un catecumenado, porque se juega toda la vida en el amor, y con el amor no se bromea. No se  puede definir como “preparación al matrimonio”, tres o cuatro conferencias dadas en la parroquia; no, eso no es preparación: esa es falsa preparación. Y la responsabilidad de quien lo hace recae sobre él: sobre el párroco, sobre el obispo que tolera estas cosas. La preparación debe ser madura y hace falta tiempo. No es un acto formal; es un Sacramento. Pero hay que prepararlo como un auténtico catecumenado.
La fidelidad es, en efecto, una forma de ser, una forma de vida. Se  trabaja con lealtad, se habla con sinceridad, se permanece fiel a la verdad en los propios pensamientos y acciones. Una vida tejida de fidelidad se expresa en todas las dimensiones y conduce a ser hombres y mujeres fieles y confiables en todas las circunstancias.
Pero para llegar a una vida tan hermosa, nuestra naturaleza humana no es suficiente, es necesario que la fidelidad de Dios entre en nuestra existencia, que nos contagie.  Esta Sexta Palabra nos llama a dirigir nuestra mirada a Cristo, quien con su fidelidad puede quitarnos un corazón adúltero y darnos un corazón fiel. En él, y solo en él, hay amor sin reservas ni replanteamientos, entrega completa sin paréntesis y tenacidad de la aceptación hasta el final.
De su muerte y resurrección se deriva nuestra fidelidad, de su amor incondicional se deriva la constancia en las relaciones. De la comunión con Él, con el Padre y con el Espíritu Santo se deriva la comunión entre nosotros y la capacidad de vivir con fidelidad nuestros lazos.
25.10.18




Santa Marta: “¿Quién es Cristo para ti?”

No ser cristianos “de palabras”

( 25 octubre 2018).- Hay muchos cristianos “de palabras”, pero la verdadera santidad es realizar el mensaje de Cristo, dijo el Papa Francisco en la misa de la mañana en la Casa Santa Marta, el 25 de octubre de 2018. Dio dos maneras de conocer a Cristo
¿Quién es Cristo para ti? Preguntó en su homilía informada por Vatican Media. Es fácil de responder recitando el Credo, dijo el Papa, pero la pregunta personal “nos avergüenza un poco”, porque debemos ir al “corazón”.
San Pablo, continuó citando la primera lectura, no conocía a Jesús “al comenzar los estudios de teología”: “Lo que Pablo sintió, quiere que nosotros cristianos lo sintamos”. A la pregunta que podemos hacerle a Pablo: “¿Quién es Cristo para ti?”, Él dará su propia experiencia simple: “Él me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Pero él está involucrado con Cristo que ha pagado por él … Pablo quiere que los cristianos … entren en esta experiencia para que todos puedan decir: “Él me amó y se entregó por mí”.
La mejor manera de hacerlo es reconocerse a sí mismo como pecador, explicó el Papa Francisco: “El primer paso para el conocimiento de Cristo, para entrar en este misterio, es el conocimiento de su pecado, de sus pecados”. Pero “una cosa es decir los propios pecados” y otra es reconocerse “capaz de hacer cualquier cosa … reconocer una inmundicia”. San Pablo experimentó su miseria que “necesita ser salvada”, entendió que alguien tenía que “pagar el derecho de llamarse a sí mismo “hijo de Dios “… todos lo somos, pero para decirlo, para sentirlo, se requería el sacrificio de Cristo”.
Segundo paso aconsejado por el Papa: la Contemplación. “Un santo dijo esta hermosa oración: ‘Señor, que te conozca y me conozca a mí mismo’: conocerme a mí mismo y conocer a Jesús … no contentarse con decir tres o cuatro palabras acerca de Jesús”, porque “conocer a Jesús es una aventura, pero una aventura seria, no una aventura adolescente”.
San Pablo dice:” Él tiene el poder de hacer infinitamente más de lo que podemos pedir o incluso concebir … Pero nosotros debemos pedirle. “Señor, que yo te conozco; que cuando hable de ti, no diga palabras como un loro, sino que diga palabras nacidas de mi experiencia”. Cristianos de palabras, hay muchos. A veces también lo somos. Esto no es la santidad; La santidad es ser cristianos que cumplen en su vida lo que Jesús enseñó “, insistió el Papa.
En conclusión, resumió los pasos para conocer a Jesús: “Primer paso, conocerse a sí mismo: pecadores; pecadores. Sin este conocimiento y sin esta confesión interior, de que soy un pecador, no podemos avanzar. Segundo paso, orar al Señor, para que nos dé a conocer con su poder este misterio de Jesús, que es el fuego que trajo a la Tierra. Será una hermosa costumbre si todos los días, en ciertos momentos, podemos decir: “Señor, que te conozca y que me conozca a mí mismo”.
26.10.18


Santa Marta: Construyendo la paz en el mundo con “tres pequeñas cosas”

Humildad, dulzura, paciencia.

(26 octubre 2018).- “Podemos construir la paz en todo el mundo con estas pequeñas cosas”: humildad, dulzura y paciencia, aseguró el Papa Francisco en la misa de este viernes 26 de octubre de 2018 en la Casa Santa Marta.
En su homilía informada por Vatican News, el Papa meditó sobre el himno a la unidad “dado por San Pablo en la primera lectura (Ef 4,1-6). Los cristianos de entonces y los de hoy están “demasiado ocupados” con sus “luchas internas”, lamentó el Papa: están “acostumbrados a respirar el aire de conflicto” mientras que “la carrera de armamentos, la preparación de las guerras, de la destrucción, continúa”.
Incluso las instituciones mundiales, como lo vemos hoy, creadas con la mejor voluntad para ayudar a la unidad de la humanidad, la paz, son incapaces de llegar a un acuerdo”, continuó: “hay veto aquí, un interés allí … Y tienen dificultad para encontrar acuerdos de paz. Y durante este tiempo los niños no tienen nada que comer, no van a la escuela, no tienen educación, no hay hospitales porque la guerra destruye todo. Tenemos una tendencia a la destrucción, a la guerra y a la desunión. Es la tendencia que siembra el enemigo en nuestro corazón, el destructor de la humanidad: el diablo”.
Déjalo, solo abre tu corazón
La paz, la unidad, se construyen con “humildad, dulzura y paciencia”, dijo el Papa Francisco. “Nosotros, que estamos acostumbrados a insultarnos … déjalo … abre tu corazón. ¿Podemos hacer la paz en el mundo con estas tres pequeñas cosas? Sí, es el camino. ¿Podemos llegar a la unidad? Sí, este es el camino: “humildad, dulzura y paciencia”. Y Pablo continúa con un consejo muy práctico: “apoyaos los unos a los otros con amor”. Vamos a apoyarnos unos a otros. No es fácil, el juicio siempre sale, la condenación, que conduce a la separación, a la distancia … ”
Cuando los miembros de una misma familia se alejan, “el diablo es feliz”, es “el comienzo de la guerra”, advirtió el Papa que los instó a soportarse unos a otros “porque todos damos motivos de enojo, porque todos somos pecadores, todos tenemos nuestros defectos”.
Para concluir, el Papa se detuvo en “el consejo de Jesús” en el Evangelio: “cuando vas con tu adversario ante el magistrado, mientras estás en el camino, haz todo lo posible para arreglarlo con él” ( Lc 12,54-59). “Hacer la paz lo primero: es la humildad, es la dulzura, es la paciencia. Podemos construir la paz en todo el mundo con estas pequeñas cosas, porque estas actitudes son la actitud de Jesús: humilde, dulce, perdona todo”.
El mundo de hoy tiene necesidad de paz, insistió, necesitamos paz, nuestras familias necesitan paz, nuestra sociedad necesita paz. Comencemos en casa a practicar estas cosas simples: paciencia, dulzura, humildad. Avancemos en este camino: siempre hacer la unidad, consolidar la unidad. Que el Señor nos ayude en este camino.
27.10.18




Sínodo: “El Espíritu nos entrega el documento para que trabaje en nuestros corazones”

Palabras del Papa tras la votación del documento final

(27 oct. 2018).- Antes de clausurar el Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, el Papa Francisco ha ofrecido unas palabras de agradecimiento, especialmente a los jóvenes que han participado, al finalizar la 21ª Congregación General –dedicada a votar el documento final– que pone fin a la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo.
El Santo Padre ha expuesto 3 puntos que “tiene en el corazón” y quería expresar al terminar el Sínodo, según ha indicado. En primer lugar, ha reiterado que el Sínodo “no es un parlamento”, sino “un espacio protegido para que el Espíritu Santo pueda actuar”. Así, ha recordado: “No olvidemos que ha sido el Espíritu quien ha trabajado aquí”.
Este sábado, 27 de octubre de 2018, los padres sinodales han votado (268 tenían derecho, pero solo estaban presentes 249) el documento final: la primera y segunda parte por la mañana, y la tercera parte por la tarde.
Palabras del Santo Padre
Gracias a todos. Gracias al Cardenal Baldisseri, (…) a los presidentes, a los delegados, al relator, a los subsecretarios, les dije que la verdad que se jugaron la piel y ahora nos dejaron los huesos, porque realmente están consumidos. Y los expertos hemos visto como se pasa de un texto mártir a una comisión mártir. La comisión de redacción, que realmente aplicó mucho esfuerzo y con mucha penitencia hizo esto. Gracias a ustedes, auditores, y en especial, gracias a los jóvenes que nos trajeron su música al aula. La música es la palabra diplomática para decir “ruido”. Gracias.
Algunas cosas que llevo en el corazón.
  1. Reiterar una vez más que el Sínodo no es un parlamento. Es un espacio protegido para que el Espíritu Santo pueda actuar. Y por eso las informaciones que se ofrecen son de carácter general. Y no los detalles, los nombres, la formas de decir las cosas… con las cuales, el Espíritu Santo trabaja en nosotros. Este ha sido un 
    1. espacio protegido. No olvidemos que ha sido el Espíritu quien ha trabajado aquí.
    2. El resultado del Sínodo no es un documento. Lo dije al comenzar. Estamos llenos de documentos… Y yo no sé si este documento allá fuera hará algo, pero lo que sí sé es que ha de actuar en nosotros. Tiene que trabajar desde nosotros. Nosotros, en la comisión preparamos el documento, lo estudiamos, presentamos los modos, lo aprobamos. Y ahora el Espíritu nos entrega a nosotros el documento para que trabaje en nuestros corazones, somos nosotros los destinatarios del documento. Porque este documento ha de trabajar y para que trabaje hay que orarlo, hay que estudiarlo, hay que pedir luces… Pero el documento es para nosotros principalmente. Claro, va a ayudar a muchos más, pero los primeros destinatarios somos nosotros. El Espíritu ha hecho todo esto, no lo olvidemos por favor.
    Y lo tercero, pienso en nuestra Madre, la Santa Madre Iglesia. Los últimos 3 números sobre la santidad nos muestran lo que es la Iglesia. Nuestra madre es santa, pero los hijos son pecadores. Somos todos pecadores. Y no olvidemos aquella expresión de los padres, la casta meretrix, la Iglesia santa, la Madre santa, con hijos pecadores. A causa de nuestros pecados, está siempre el gran acusador que anda merodeando, vagando, buscando a quien acusar, y en este momento nos está acusando con fuerza, y esta acusación se transforma también en una persecución. Lo dice el presidente hoy, su pueblo se encuentra perseguido tal como pasa en Oriente y en otros lugares del mundo también. Hay 2 tipos de persecuciones, constantes de ensuciar a la Iglesia.Pero a la Iglesia no hay que ensuciarla, los hijos somos todos sucios pero la Madre no lo es, y en este momento tenemos que defender a la Madre, y a la Madre la defendemos del gran acusador con la oración y la penitencia. Y por eso les he pedido que durante este mes, que está por terminar, recen el Rosario a San Miguel Arcángel para que proteja a la Santa Madre Iglesia. Se trata de un momento difícil porque el acusador, por medio de nosotros, ataca a la Madre, y a la Madre, y a la Madre no se le toca.        Esto quería decirlo de todo corazón al terminar el Sínodo. Y ahora, el Espíritu Santo hará trabajar este documento, a todos nosotros nos hará reflexionar sobre lo que significa para nosotros.
         Gracias a todos
28.10.18




Misa de clausura del Sínodo: “Escuchar, hacerse prójimo y testimoniar”

Homilía del Papa en la Basílica Vaticana

(28 oct. 2018).- El Santo Padre Francisco ha expuesto 3 pasos fundamentales para el camino de la fe: “escuchar, hacerse prójimo y testimoniar”, en la homilía de la Misa de clausura del Sínodo de los Obispos, sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.
Así, el Santo Padre ha comentado el pasaje de San Marcos sobre el ministerio itinerante de Jesús, quien poco después entrará en Jerusalén para morir y resucitar, siendo Bartimeo el último que sigue a Jesús en el camino. “Nosotros también hemos caminado juntos, hemos ‘hecho sínodo’ “, ha señalado el Papa.
Escuchar
El primer paso para facilitar el camino de la fe es escuchar, ha indicado Francisco:“¡Qué importante es para nosotros escuchar la vida! Los hijos del Padre celestial escuchan a sus hermanos: no las murmuraciones inútiles, sino las necesidades del prójimo. Escuchar con amor, con paciencia, como hace Dios con nosotros”.
En este contexto, el Papa ha dicho a los jóvenes, “en nombre de todos nosotros, adultos: disculpadnos si a menudo no os hemos escuchado; si, en lugar de abrir vuestro corazón, os hemos llenado los oídos”.
Hacerse prójimo
El hacerse prójimo es el segundo aspecto que propone el Pontífice para acompañar en el camino de la fe. “Miramos a Jesús –ha predicado– que no delega en alguien de la «multitud» que lo seguía, sino que se encuentra con Bartimeo en persona. Le dice: «¿Qué quieres que haga por ti?»”.

Estamos llamados a realizar la obra de Dios al modo de Dios, en la proximidad: unidos a él, en comunión entre nosotros, cercanos a nuestros hermanos”, ha exhortado el Santo Padre. “Proximidad: aquí está el secreto para transmitir el corazón de la fe, no un aspecto secundario”.
Hacerse prójimos es “llevar la novedad de Dios a la vida del hermano, es el antídoto contra la tentación de las recetas preparadas”. Así, “cuando por amor a él también nosotros nos hacemos prójimos, nos convertimos en portadores de nueva vida“, sin ser “maestros de todos ni expertos de lo sagrado”, sino en “testigos del amor que salva”.
Testimoniar
No es cristiano esperar que los hermanos que están en busca llamen a nuestras puertas”, advierte Francisco; “tendremos que ir donde están ellos, no llevándonos a nosotros mismos, sino a Jesús”.
El Santo Padre hace un llamamiento: Él nos envía a decirles a todos: “Dios te pide que te dejes amar por él”. “Él nos envía, como a aquellos discípulos, para animar y levantar en su nombre”
Homilía del Papa Francisco
El episodio que hemos escuchado es el último que narra el evangelista Marcos sobre el ministerio itinerante de Jesús, quien poco después entrará en Jerusalén para morir y resucitar. Bartimeo es, por lo tanto, el último que sigue a Jesús en el camino: de ser un mendigo al borde de la vía en Jericó, se convierte en un discípulo que va con los demás a Jerusalén. Nosotros también hemos caminado juntos, hemos “hecho sínodo” y ahora este evangelio sella tres pasos fundamentales para el camino de la fe
En primer lugar, nos fijamos en Bartimeo: su nombre significa “hijo de Timeo”. Y el texto lo especifica: «El hijo de Timeo, Bartimeo» (Mc 10,46). Pero, mientras el Evangelio lo reafirma, surge una paradoja: el padre está ausente. Bartimeo yace solo junto al camino, lejos de casa y sin un padre: no es alguien amado sino abandonado. Es ciego y no tiene quien lo escuche. Cuando quería hablar, le hacen callar. Jesús escucha su grito. Y cuando lo encuentra le deja hablar. No era difícil adivinar lo que Bartimeo le habría pedido: es evidente que un ciego lo que quiere es tener o recuperar su vista. Pero Jesús no es expeditivo, da tiempo a la escucha. Este es el primer paso para facilitar el camino de la fe: escuchar. Es el apostolado del oído: escuchar, antes de hablar. 
Por el contrario, muchos de los que estaban con Jesús imprecaban a Bartimeo para que se callara (cf. v. 48). Para estos discípulos, el necesitado era una molestia en el camino, un imprevisto en el programa. Preferían sus tiempos a los del Maestro, sus palabras en lugar de escuchar a los demás: seguían a Jesús, pero lo que tenían en mente eran sus propios planes. Es un peligro del que tenemos que prevenirnos siempre. Para Jesús, en cambio, el grito del que pide ayuda no es algo molesto que dificulta el camino, sino una pregunta vital. ¡Qué importante es para nosotros escuchar la vida! Los hijos del Padre celestial escuchan a sus hermanos: no las murmuraciones inútiles, sino las necesidades del prójimo. Escuchar con amor, con paciencia, como hace Dios con nosotros, con nuestras oraciones a menudo repetitivas. Dios nunca se cansa, siempre se alegra cuando lo buscamos. Pidamos también nosotros la gracia de un corazón dócil para escuchar. Me gustaría decirles a los jóvenes, en nombre de todos nosotros, adultos: disculpadnos si a menudo no os hemos escuchado; si, en lugar de abrir vuestro corazón, os hemos llenado los oídos. Como Iglesia de Jesús deseamos escucharos con amor, seguros de dos cosas: que vuestra vida es preciosa ante Dios, porque Dios es joven y ama a los jóvenes; y que vuestra vida también es preciosa para nosotros, más aún, es necesaria para seguir adelante. 
Después de la escucha, un segundo paso para acompañar el camino de fe: hacerse prójimos. Miramos a Jesús, que no delega en alguien de la «multitud» que lo seguía, sino que se encuentra con Bartimeo en persona. Le dice: «¿Qué quieres que haga por ti?» (v. 51). Qué quieres: Jesús se identifica con Bartimeo, no prescinde de sus expectativas; que yo haga: hacer, no solo hablar; por ti: no de acuerdo con ideas preestablecidas para cualquiera, sino para ti, en tu situación. Así lo hace Dios, implicándose en primera persona con un amor de predilección por cada uno. Ya en su modo de actuar transmite su mensaje: así la fe brota en la vida. 
La fe pasa por la vida. Cuando la fe se concentra exclusivamente en las formulaciones doctrinales, se corre el riesgo de hablar solo a la cabeza, sin tocar el corazón. Y cuando se concentra solo en el hacer, corre el riesgo de convertirse en moralismo y de reducirse a lo social. La fe, en cambio, es vida: es vivir el amor de Dios que ha cambiado nuestra existencia. No podemos ser  doctrinalistas o activistas; estamos llamados a realizar la obra de Dios al modo de Dios, en la proximidad: unidos a él, en comunión entre nosotros, cercanos a nuestros hermanos. Proximidad: aquí está el secreto para transmitir el corazón de la fe, no un aspecto secundario. 
Hacerse prójimos es llevar la novedad de Dios a la vida del hermano, es el antídoto contra la tentación de las recetas preparadas. Preguntémonos si somos cristianos capaces de ser prójimos, de salir de nuestros círculos para abrazar a los que “no son de los nuestros” y que Dios busca ardientemente. Siempre existe esa tentación que se repite tantas veces en las Escrituras: lavarse las manos. Es lo que hace la multitud en el Evangelio de hoy, es lo que hizo Caín con Abel, es lo que hará Pilato con Jesús: lavarse las manos. Nosotros, en cambio, queremos imitar a Jesús, e igual que él ensuciarnos las manos. Él, el camino (cf. Jn 14,6), por Bartimeo se ha detenido en el camino. Él, la luz del mundo (cf. Jn 9,5), se ha inclinado sobre un ciego. Reconozcamos que el Señor se ha ensuciado las manos por cada uno de nosotros, y miremos la cruz y recomencemos desde allí, del recordarnos que Dios se hizo mi prójimo en el pecado y la muerte. Se hizo mi prójimo: todo viene de allí. Y cuando por amor a él también nosotros nos hacemos prójimos, nos convertimos en portadores de nueva vida: no en maestros de todos, no en expertos de lo sagrado, sino en testigos del amor que salva. 
Testimoniar es el tercer paso. Fijémonos en los discípulos que llaman a Bartimeo: no van a él, que mendigaba, con una moneda tranquilizadora o a dispensar consejos; van en el nombre de Jesús. De hecho, le dirigen solo tres palabras, todas de Jesús: «Ánimo, levántate, que te llama» (v. 49). En el resto del Evangelio, solo Jesús dice ánimo, porque solo él resucita el corazón. Solo Jesús dice en el Evangelio levántate, para sanar el espíritu y el cuerpo. Solo Jesús llama, cambiando la vida del que lo sigue, levantando al que está por el suelo, llevando la luz de Dios en la oscuridad de la vida. Muchos hijos, muchos jóvenes, como Bartimeo, buscan una luz en la vida. Buscan un amor verdadero. Y al igual que Bartimeo que, a pesar de la multitud, invoca solo a Jesús, también ellos invocan la vida, pero a menudo solo encuentran promesas falsas y unos pocos que se interesan de verdad por ellos. 
No es cristiano esperar que los hermanos que están en busca llamen a nuestras puertas; tendremos que ir donde están ellos, no llevándonos a nosotros mismos, sino a Jesús. Él nos envía, como a aquellos discípulos, para animar y levantar en su nombre. Él nos envía a decirles a todos: “Dios te pide que te dejes amar por él”. Cuántas veces, en lugar de este mensaje liberador de salvación, nos hemos llevado a nosotros mismos, nuestras “recetas”, nuestras “etiquetas” en la Iglesia. Cuántas veces, en vez de hacer nuestras las palabras del Señor, hemos hecho pasar nuestras ideas por palabra suya. Cuántas veces la gente siente más el peso de nuestras instituciones que la presencia amiga de Jesús. Entonces pasamos por una ONG, por una organización paraestatal, no por la comunidad de los salvados que viven la alegría del Señor. 
Escuchar, hacerse prójimos, testimoniar. El camino de fe termina en el Evangelio de una manera hermosa y sorprendente, con Jesús que dice: «Anda, tu fe te ha salvado» (v. 52). Y, sin embargo, Bartimeo no hizo profesiones de fe, no hizo ninguna obra; solo pidió compasión. Sentirse necesitados de salvación es el comienzo de la fe. Es el camino más directo para encontrar a Jesús. La fe que salvó a Bartimeo no estaba en la claridad de sus ideas sobre Dios, sino en buscarlo, en querer encontrarlo. La fe es una cuestión de encuentro, no de teoría. En el encuentro Jesús pasa, en el encuentro palpita el corazón de la Iglesia. Entonces, lo que será eficaz es nuestro testimonio de vida, no nuestros sermones. 
Y a todos vosotros que habéis participado en este “caminar juntos”, os agradezco vuestro testimonio. Hemos trabajado en comunión y con franqueza, con el deseo de servir a Dios y a su pueblo. Que el Señor bendiga nuestros pasos, para que podamos escuchar a los jóvenes, hacernos prójimos suyos y testimoniarles la alegría de nuestra vida: Jesús.
29.10.18




Irán: El Papa recibe al nuevo embajador de la República Islámica

Quien le ha entregado sus cartas credenciales

(29 oct. 2018).- Esta mañana, a las 10 horas, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia al Sr. Seyed Taha Hashemi, embajador de la República Islámica de Irán ante la Santa Sede, con motivo de la presentación de sus cartas credenciales.
Seyed Taha Hashemi nació en Zarand-Kerman, el 23 de noviembre de 1958. Está casado y tiene cinco hijos.
Obtuvo un Doctorado en Medicina (Universidad de Teherán, 1989), un Doctorado en Derecho Islámico (Estudio Teológico de Teherán y Qom,2007), una especialización en Psicología del Comportamiento (Universidad Berkeley de Yakarta, 2013) y una especialización en Psicología. General (Universidad Peyam-e Nur, 2017).
El nuevo embajador ha sido Director adjunto del Consejo de Coordinación de Propaganda Islámica y Director del Cuerpo Dahe-ye Fajr de la Revolución Islámica; Director del Centro de Investigación Informática sobre Ciencias Islámicas; y Miembro de la Junta Directiva y del Consejo de Garantes de la Oficina para la Propaganda Islámica del Estudio Teológico de Qom.
Asimismo, ha trabajado como Representante parlamentario de Qom y miembro de la Dirección de la Asamblea Legislativa Islámica de 1996 a 2000, y como Director del Consejo de Supervisión de la Organización de Radiotelevisión de la República Islámica de Irán (1997-2000).
Del mismo modo, el embajador iraní ha dirigido el periódico nacional Entekhab, del año 98 al 2004; ha sido Director jurídico adjunto e internacional de la Organización para el Patrimonio Cultural, la Artesanía y el Turismo (2004-2005); y Director del Comité de Patrimonio Cultural y Natural – Comisión Nacional de la UNESCO (2004-2007).
También ha ocupado los cargos de: Miembro del Comité de Cultura y Civilización del Consejo Supremo de la Revolución Cultural (2004-2017); Director del Instituto de Investigación sobre Patrimonio Cultural y Turismo (2005-2007); Vicerrector cultural y social de la Universidad Islámica Libre (2013-2016); Miembro del Consejo de Cultura General (2013-2017); Asesor Médico del Rector de la Universidad Islámica Libre (2016-2017); y Miembro del Consejo Científico del Instituto de Investigación sobre Patrimonio Cultural y Turismo y Asesor del Director Ejecutivo del Instituto de Seguridad Social.
30.10.18




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