6º mandamiento: Nuestro cuerpo, “lugar donde se realiza nuestra vocación de amor”
Resumen
de la catequesis en español
(31
oct. 2018).- “El adúltero, el lujurioso, el infiel es aquel que no
ha pasado del yo al nosotros, y busca en los demás su propia
satisfacción, sin un encuentro fruto de la acogida y la propia
donación” advierte el Santo Padre.
El
Papa Francisco ha vuelto a dedicar la catequesis de la audiencia
general al 6º mandamiento «No cometerás adulterio» continuando
así el ciclo de reflexiones sobre el Decálogo. Así, a las 9:20
horas, del 31 de octubre de 2018, el Pontífice ha llegado a la plaza
de San Pedro, donde le han recibido numerosos grupo de fieles y
visitantes, procedentes de todo el mundo.
“Nuestro
cuerpo no está destinado a ser instrumento de placer, sino a ser el
lugar donde se realiza nuestra vocación de amor”, ha aclarado el
Obispo de Roma.
Asimismo,
ha resaltado que el amor fiel de Cristo “es la luz para vivir la
belleza de la afectividad humana”. Por más que es un mandamiento
referido a los esposos, su llamada a la fidelidad “está destinada
a todos”, ha asegurado Francisco.
Actitud
nupcial y paterna
Es
un camino en el que “vamos aprendiendo” y “madurando nuestra
capacidad de amar” hasta que somos capaces de hacernos cargo del
cuidado de los demás, ha señalado el Papa. “Esta es la actitud
nupcial y paterna”, que se puede manifestar de varias formas, pero
que rige nuestras relaciones humanas profundas.
Todas
las vocaciones en la Iglesia –ha explicado el Papa– incluso el
sacerdocio y la virginidad, deben estar marcadas por esta “relación
nupcial”, es el Espíritu que llama a un amor sin reservas por la
Esposa de Cristo, amando al Pueblo de Dios con la ternura y la fuerza
de un padre y una madre, de un esposo y de una esposa.
En
el matrimonio –indica– del mismo modo se deben cumplir estos
requisitos, “percibiendo la bondad intrínseca de la polaridad de
lo masculino y de lo femenino, del cuerpo y del espíritu”.
01.11.18
Ángelus: El amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables
Palabras del Papa antes del Ángelus
(4
nov. 2018).- El corazón del Evangelio de hoy está en el mandamiento
del amor, el amor a Dios y al prójimo, dijo el Papa este domingo
presidiendo la la oración del Ángelus al mediodía en la Plaza
de San Pedro, en presencia de unas 20.000 personas, cubiertas con
paraguas.
Palabras
del Papa antes del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días! En el corazón del Evangelio de
este domingo (cf. Mc 12, 28b-34), está el mandamiento del amor: el
amor de Dios y el amor al prójimo. Un escriba le pregunta a Jesús:
“¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” (V. 28).
Responde citando la profesión de fe con la que cada israelita abre y
cierra su día y comienza con las palabras “¡Escucha, Israel! El
Señor nuestro Dios es el único Señor “(Dt 6: 4). De esta manera,
Israel mantiene su fe en la realidad fundamental de toda su creencia:
hay un solo Señor y ese Señor es “nuestro” en el sentido de que
él está vinculado a nosotros con un pacto indisoluble, nos amó,
nos ama y nos amará por siempre. De esta fuente proviene el doble
mandamiento para nosotros: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón y con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. […] Amarás a tu prójimo como a ti mismo “(v. 30-31)
Al
elegir estas dos palabras dirigidas por Dios a su pueblo y juntarlas,
Jesús enseñó de una vez por todas que el amor a Dios y el amor al
prójimo son inseparables, y más aún, se apoyan mutuamente.
Incluso si se colocan en secuencia, son las dos caras de una
sola moneda: vividas juntas, ¡son la verdadera fuerza del creyente!
Amar a Dios es vivir de él y para él, por lo que es y por lo que
hace. Y nuestro Dios es donación sin reservas, es perdón sin
límites, es una relación que promueve y crece. Amar a Dios
significa invertir tus energías todos los días para ser sus
colaboradores en servir a nuestro prójimo sin reservas, en buscar
perdonar sin límites y en cultivar relaciones de comunión y
fraternidad.
El
evangelista Marcos no se molesta en especificar quién es el prójimo,
porque el prójimo es la persona que encuentro en el viaje de mis
días. No se trata de preseleccionar a mi prójimo, esto no es
cristiano, sino de tener ojos para verlo y un corazón para querer su
bien. Si nos ejercitamos para ver con la mirada de Jesús, siempre
escucharemos y estaremos al lado de los necesitados. Las necesidades
de los demás requieren ciertas respuestas efectivas, pero primero
aún piden compartir. Con una imagen podemos decir que el hambriento
necesita no solo un plato de alimento, sino de una sonrisa, para ser
escuchado e incluso una oración, tal vez juntos.
El
Evangelio de hoy nos invita a todos a ser proyectados no solo hacia
las urgencias de los hermanos más pobres, sino, sobre todo, a estar
atentos a su necesidad de acercamiento fraterno, al sentido de la
vida y la ternura. Esto desafía a nuestras comunidades cristianas:
se trata de evitar el riesgo de ser comunidades que viven de muchas
iniciativas pero con pocas relaciones, yo diría: “estaciones de
servicio” pero de poca compañía, en el sentido pleno y cristiano
de este término. Dios, que es amor, nos creó por amor y para que
podamos amar a los demás al permanecer unidos a Él.
Sería
una ilusión afirmar que amamos a nuestro prójimo sin amar a Dios; y
sería igualmente ilusorio pretender amar a Dios sin amar a nuestro
prójimo. Las dos dimensiones del amor, para Dios y para el prójimo,
en su unidad caracterizan al discípulo de Cristo.
Que
la Virgen María nos ayude a testimoniar esta enseñanza luminosa en
nuestra vida cotidiana.
05.11.18
El Papa a una delegación de rabinos: “Sin una memoria viva, no habrá futuro”
Mensaje a miembros del ‘World
Congress of Mountain Jews’ del Cáucaso
(5 nov. 2018).- La conmemoración del Holocausto es “necesaria”
para que permanezca una “memoria viva del pasado”, ha
anunciado el Papa Francisco. “Sin una memoria viva, no habrá
futuro, ya que si las páginas más oscuras de la historia no nos
enseñan a evitar los mismos errores, la dignidad humana seguirá
siendo papel mojado”.
Esta
mañana a las 11:45 horas en la Sala de los Papas del Palacio
Apostólico, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a una
delegación de los rabinos del World
Congress of Mountain Jews del
Cáucaso.
El
Papa ha indicado que la unión entre católicos y judíos es un
“diálogo” que en estos tiempos, estamos llamados a promover y
ampliar en ámbito interreligioso por el bien de la humanidad.
Discurso
del Santo Padre
Queridos
amigos,
Os
doy una cálida bienvenida, delegados del World Congress of
Mountain Jews, procedentes de diferentes países. Es la primera
vez que los hermanos judíos pertenecientes a vuestra antigua
tradición vienen juntos para visitar al Papa, y también por eso
nuestro encuentro de hoy es motivo de alegría.
Mi
último encuentro con una comunidad hebrea tuvo lugar en Lituania el
pasado 23 de septiembre. Fue un día dedicado a la conmemoración
de la Shoah, setenta y cinco años después de la destrucción del
gueto de Vilnius y el asesinato de miles de judíos. Recé ante el
monumento a las víctimas del Holocausto y pedí al Altísimo que
consolara a su pueblo. La conmemoración del Holocausto es necesaria
para que permanezca una memoria viva del pasado. Sin una
memoria viva, no habrá futuro, ya que si las páginas más oscuras
de la historia no nos enseñan a evitar los mismos errores, la
dignidad humana seguirá siendo papel mojado.
Pensando
en la Shoah, me gustaría conmemorar otros dos
eventos trágicos. El pasado 16 de octubre caía otro dramático
setenta y cinco aniversario: el del rastreo del gueto de Roma. Dentro
de pocos días, el 9 de noviembre marcará el ochenta aniversario de
la llamada “Kristallnacht”, cuando muchos lugares de culto judíos
fueron destruidos, también con la intención de arrancar del corazón
del hombre y de un pueblo aquello que es absolutamente inviolable: la
presencia del Creador. Cuando se quiso reemplazar al Buen Dios con la
idolatría del poder y la ideología del odio se terminó con la
locura de exterminar a las criaturas. Por eso, la libertad religiosa
es un bien supremo que debe salvaguardarse, un derecho humano
fundamental y un baluarte contra las pretensiones totalitarias.
Desgraciadamente, todavía están presentes en nuestros tiempos
las actitudes antisemitas. Como he recordado muchas veces, un
cristiano no puede ser antisemita. Compartimos las mismas raíces.
Sería una contradicción de la fe y de la vida. Estamos llamados, en
cambio, a comprometernos a desterrar el antisemitismo de la comunidad
humana.
Siempre
he querido subrayar la importancia de la amistad entre judíos y
católicos. Basada en una fraternidad enraizada en la historia de la
salvación, se concreta en la atención recíproca… Junto con
vosotros, quisiera dar las gracias al Dador de todo bien por el don
de nuestra amistad, impulso y motor del diálogo mutuo. Es un diálogo
que en estos tiempos, estamos llamados a promover y ampliar en ámbito
interreligioso por el bien de la humanidad.
En
este sentido, me gusta recordar con vosotros el hermoso encuentro
interreligioso en Azerbaiyán hace dos años, donde hablé de la
armonía que las religiones juntas pueden construir “a partir de
las relaciones personales y de la buena voluntad de los
responsables”. Este es el camino: “Dialogar con los demás y
rezar por todos: estos son nuestros medios para convertir las
lanzas en podaderas (cf. Is 2: 4), para que brote el amor donde hay
odio y perdón donde hay ofensa, para no cansarnos nunca de implorar
y recorrer caminos de paz”. Sí, porque “no es tiempo de
soluciones violentas y bruscas, sino la hora urgente de emprender
procesos pacientes de reconciliación.” (2 de octubre de 2016). Es
una tarea fundamental a la que estamos llamados.
Pido
al Todopoderoso que bendiga nuestro camino de amistad y confianza,
para que podamos vivir siempre en paz y ser, donde sea que nos
encontremos, artesanos y constructores de paz. ¡Shalom alechem!
06.11.18
Santa Marta: “Rechazar a Jesús es cerrar la puerta por dentro y Él no puede entrar”
Reflexión
del capítulo 14 de San Lucas
(
6 nov. 2018).- “Si tú cierras la puerta de tu corazón por dentro,
Él no puede abrirla, porque es muy respetuoso de nuestro corazón.
Rechazar a Jesús es cerrar la puerta por dentro y Él no puede
entrar”, ha advertido el Santo Padre Francisco en la homilía de
esta mañana en Santa Marta.
El
Papa se preguntó cuántas veces también nosotros le pedimos a Jesús
que nos disculpe cuando Él “nos llama para encontrarnos, para
hablar, para tener una buena charla”. Y también nosotros
rechazamos la invitación de Jesús.
Jesús
nos invita a hacer fiesta con Él, pero ¿cuántas veces nos
inventamos pretextos para rechazar su invitación?, ha planteado el
Pontífice.
Cada
uno de nosotros pensemos –ha propuesto Francisco–: en mi vida,
¿cuántas veces he sentido la inspiración del Espíritu Santo para
hacer una obra de caridad, para encontrar a Jesús en esa obra de
caridad, para ir a rezar, para cambiar de vida en esto, en esto que
no va bien? Y siempre he encontrado un motivo para disculparme, para
rechazar”.
Evangelio
El
Papa ha reflexionado en torno al pasaje del Evangelio del día,
tomado del capítulo 14 de San Lucas.
Casi
todo gira en torno a un banquete que un jefe de los fariseos ha
organizado y al que también ha invitado a Jesús. En aquella ocasión
el Señor había curado a un enfermo y había observado que muchos
invitados trataban de ocupar los primeros puestos. Por lo tanto to
había recomendado al fariseo que invitara a comer más bien a los
últimos, a aquellos que no pueden devolver el favor, señala
‘Vatican News’ en español.
En
un determinado momento, durante el banquete, y aquí comienza el
pasaje de Lucas de hoy, uno de los comensales, exclama: “¡Dichoso
el que coma en el banquete del reino de Dios!”.
Es
el pasaje del “doble rechazo”, ha dicho el Papa, reporta ‘Vatican
News’. Y entonces Jesús relata la historia de un hombre que
ofreció una gran cena y convidó a mucha gente. Sus siervos dicen a
los invitados: “¡Vengan, ya está preparado! Pero todos comenzaron
a excusarse para no ir. Quien porque había comprado un campo, quien
cinco yuntas de bueyes, quien porque acababa de casarse. “Y siempre
excusas. Se excusan. Excusarse es la palabra educada para no decir:
“Rechazo”. Rechazan, pero educadamente”. Entonces el patrón
manda a los siervos a la calle a llamar a los pobres, a los enfermos,
a los cojos y a los ciegos, y ellos llegan a la fiesta. “Es el
pasaje del Evangelio – afirmó Francisco – y termina con el
segundo rechazo, pero esto de la boca de Jesús”. (…). “Quien
rechaza a Jesús, Jesús espera, da una segunda oportunidad, quizá
una tercera, una cuarta, una quinta… Pero al final rechaza Él”.
“Y
esto del rechazo nos debe hacer pensare en nosotros, en las veces en
que Jesús nos llama; nos llama a hacer fiesta con Él, a estar cerca
de Él, a cambiar de vida. Piensen que busca a sus amigos más
íntimos ¡y ellos lo rechazan! Después busca a los enfermos… y
van; tal vez alguno lo rechace. Cuántas veces nosotros sentimos la
llamada de Jesús para ir con Él, para hacer una obra de caridad,
para rezar, para encontrarlo, y nosotros decimos: ‘Pero, disculpa
Señor, estoy atareado, no tengo tiempo. Sí, mañana, no puedo…’.
Y Jesús permanece allí”.
07.11.18
52ª Jornada Mundial de la Paz: “La buena política está al servicio de la paz”
Tema
del Mensaje del Papa Francisco
(6
nov. 2018).- “La buena política está al servicio de la paz” es
el tema del Mensaje del Papa Francisco para la 52ª Jornada Mundial
de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2019.
Así
lo ha anunciado la Oficina de Prensa de la Santa Sede, acompañado de
un comentario, esta mañana, martes, 6 de noviembre de 2018.
“Estamos
llamados a llevar y anunciar la paz” como la buena noticia de un
futuro en el que cada ser vivo será considerado “en su dignidad y
sus derechos”, es parte del mensaje que el Pontífice publicará
con motivo de esta jornada, instaurada por San Pablo VI el 1 de enero
de 1968.
En
dicho comentario al tema del mensaje, se puede leer: “El compromiso
político, -que es una de las expresiones más altas de caridad-
comporta la preocupación por el futuro de la vida y del planeta, de
los más jóvenes y de los más pequeños, en su sed de realización”.
“No
hay paz sin confianza mutua”
Y
se matiza: “La responsabilidad política pertenece a cada
ciudadano, y en particular a aquellos que han recibido el mandato de
proteger y gobernar. Esta misión consiste en salvaguardar el derecho
y fomentar el diálogo entre los actores de la sociedad, entre las
generaciones y entre las culturas. No hay paz sin confianza mutua. Y
la confianza tiene como primera condición el respeto por la palabra
dada”.
Asimismo,
se indica que cuando el hombre es respetado en sus derechos, como
recuerda San Juan XXIII en la encíclica Pacem in
Terris (1963), “brota en él el sentido del deber de
respetar los derechos de otros”. De este modo, “los derechos y
los deberes del hombre acrecientan la conciencia de pertenecer a una
misma comunidad, con los demás y con Dios” (cf. ibid., 45).
El
Mensaje del Santo Padre para la 51ª
Jornada Mundial de la Paz,
celebrada el pasado 1 de enero de 2018, estuvo enfocado a “Migrantes
y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”.
07.11.18
Audiencia general, 7 noviembre 2018 – Catequesis completa
El
7º mandamiento significa “ama con tus bienes”
(7
nov. 2018).- “Lo que nos hace ricos no son los bienes sino el
amor”, ha indicado el Papa Francisco esta mañana, en la audiencia
general celebrada a las 9:30 horas en la Plaza de San Pedro,
antes miles de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
Catequesis
del Papa Francisco
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Continuando
con la explicEación del Decálogo, hoy llegamos a la Séptima
Palabra: “No robarás”. Al escuchar este mandamiento,
pensamos en el robo y el respeto por la propiedad de otros. No hay
cultura en la que el robo y el abuso de bienes sean lícitos; en
efecto, la sensibilidad humana es muy susceptible por lo que
respecta a la defensa de la posesión.
Pero
vale la pena abrirnos a una lectura más amplia de esta Palabra,
centrándonos en el tema de la propiedad de los bienes a la luz de la
sabiduría cristiana.
En
la doctrina social de la Iglesia se habla del destino
universal de los bienes. ¿Qué significa esto? Escuchemos lo que
dice el Catecismo: “Al comienzo Dios confió la tierra y sus
recursos a la administración común de la humanidad para que tuviera
cuidado de ellos, los dominara mediante su trabajo y se beneficiara
de sus frutos (cf. Gen 1, 26-29). Los bienes de la
creación están destinados a todo el género humano “(No. 2402). Y
nuevamente: “El destino universal de los bienes continúa
siendo primordial, aunque la promoción del bien común exija el
respeto de la propiedad privada, de su derecho y de su ejercicio”.
(No. 2403). [1]
La
Providencia, sin embargo, no ha organizado un mundo en “serie”,
existen diferencias, condiciones diversas, culturas distintas, por lo
que se puede vivir ayudándose unos a otros. El mundo es rico en
recursos para asegurar a todos los bienes primarios. Sin embargo,
muchos viven en una situación de pobreza escandalosa y los recursos
naturales, mal utilizados, se van deteriorando. ¡Pero el mundo es
uno solo! ¡La humanidad es solo una! [2] La riqueza del mundo, hoy,
está en
manos de una minoría, de pocos, y la pobreza, todavía más, la
miseria y el sufrimiento, de tantos, de la mayoría.
Si
hay hambre en la tierra, ¡no es porque falten alimentos! De hecho
las necesidades del mercado a veces llevan a destruirlos, a tirarlos.
Lo que falta es una iniciativa empresarial libre y con visión de
futuro, que garantice una producción adecuada y un enfoque solidario
que asegure una distribución equitativa. El Catecismo también dice:
“El hombre, al servirse de esos bienes, debe considerar las cosas
externas que posee legítimamente no sólo como suyas, sino también
como comunes, en el sentido de que puedan aprovechar no sólo a él,
sino también a los demás” ( Nº 2404). Toda riqueza, para ser
buena, debe tener una dimensión social.
En
esta perspectiva, aparece el significado positivo y amplio del
mandamiento No robarás. “La propiedad de un bien
hace de su dueño un administrador de la providencia”
(ibíd.). Nadie es dueño absoluto de los bienes: es un
administrador de los bienes. La posesión es una responsabilidad:
“Pero yo soy rico de todo…” – esta es una responsabilidad que
tienes-. Y todo bien sustraído a la lógica de la Providencia de
Dios es traicionado, traicionado, en su sentido más profundo. Lo que
poseo realmente es lo que sé dar. Esta es la medida para saber
si administro bien o mal las riquezas; esta palabra es importante:
lo que realmente poseo es lo que sé dar. Si yo sé dar, si estoy
abierto, entonces soy rico, no solamente de lo que poseo, sino
también de generosidad, generosidad también como un deber de dar
riqueza para que todos participen de ella. De hecho, si no puedo dar algo,
es porque eso me posee, tiene poder sobre mí y me esclaviza. La
posesión de los bienes es una oportunidad para multiplicarlos con
creatividad y usarlos con generosidad, y así crecer en amor y
libertad.
Cristo
mismo, a pesar de ser Dios, “no retuvo ávidamente el ser igual a
Dios, sino que se despojó de sí mimo” (Fil. 2: 6-7) y nos
enriqueció con su pobreza (cf. 2 Co 8,9).
Mientras
la humanidad se afana por tener más, Dios la redime haciéndose
pobre: ese Hombre Crucificado ha pagado por todos un rescate
inestimable por parte de Dios Padre, “rico en misericordia” (Ef.
2, 4, ver St.5, 11). Lo que nos hace ricos no son los bienes sino el
amor. Muchas veces hemos escuchado lo que dice el Pueblo de Dios: “El
diablo se cuela por los bolsillos”. Se empieza por el amor al
dinero, la fama que hay que poseer; luego llega la vanidad: “Ah,
soy rico y presumo de ello”; y al final, el orgullo y la soberbia.
Así actúa el diablo en nosotros. Pero la puerta son los bolsillos.
Queridos
hermanos y hermanas, una vez más Jesucristo nos revela el pleno
sentido de las Escrituras. «No
robarás» significa:
ama con tus bienes, aprovecha tus medios para amar como puedas.
Entonces tu vida será buena y la posesión se convertirá
verdaderamente en un don. Porque la vida no es el tiempo de poseer
sino de amar. Gracias
1]
Ver Enc. Laudato si ‘, 67: ” Cada comunidad
puede tomar de la bondad de la tierra lo que necesita para su
supervivencia, pero también tiene el deber de protegerla y de
garantizar la continuidad de su fertilidad para las generaciones
futuras. Porque, en definitiva, «la tierra es del Señor »
(Sal 24,1), a él pertenece « la tierra y cuanto hay en
ella » (Dt. 10,14). Por eso, Dios niega toda pretensión
de propiedad absoluta: « La tierra no puede venderse a perpetuidad,
porque la tierra es mía, y vosotros sois forasteros y huéspedes en
mi tierra » (Lev, 25 33)
[2]
Ce. San Pablo VI, Enc. Populorum progressio,
17: “Pero cada uno de los hombres es miembro de la sociedad,
pertenece a la humanidad entera. Y no es solamente este o aquel
hombre sino que todos los hombres están llamados a este desarrollo
pleno.. […]Herederos de generaciones pasadas y beneficiándonos del
trabajo de nuestros contemporáneos, estamos obligados para con todos
y no podemos desinteresarnos de los que vendrán a aumentar todavía
más el círculo de la familia humana. La solidaridad universal, que
es un hecho y un beneficio para todos, es también un deber”.
08.11.18
Santa Marta: El testimonio siempre “rompe un hábito” y “te pone en riesgo”
El
Papa reflexiona sobre testimonio, murmuro y pregunta
(8
nov. 2018).- Francisco ha reflexionado en la Misa matutina a partir
del Evangelio según San Lucas (Lc 15, 1-10), que parte del
testimonio que da Jesús: publicanos y pecadores se acercan a Él
para escucharlo y Él come con ellos, a pesar de las
murmuraciones de los escribas y fariseos.
Así,
el Santo Padre ha centrado su homilía pronunciada hoy, 8 de
noviembre de 2018, en la Residencia de Santa Marta, en tres
conceptos: El testimonio, el murmullo y la pregunta, señala
‘Vatican News’ en español.
Testimonio
“Testimoniar
nunca en la historia es fácil, ni para los testigos -quienes muchas
veces pagan con su martirio- ni para los poderosos”. Asimismo,
Francisco ha expresado que el testimonio siempre “rompe un
hábito” y “te pone en riesgo”.
Así
lo ha explicado: “Ser testigo es romper un hábito, una forma de
ser…. Romper para mejor, cambiarlo. Por eso la Iglesia avanza con
sus testimonios. Lo que atrae es el testimonio, no son las palabras
las que ayudan, sino el testimonio lo que atrae y hace crecer a la
Iglesia. Y Jesús testifica”.
“Es
algo nuevo”, ha afirmado el Papa, “pero no tan nuevo porque la
misericordia de Dios también estaba presente en el Antiguo
Testamento”, ha aclarado. “Nunca entendieron – estos doctores
de la ley – lo que significaba: ‘Misericordia quiero y no
sacrificios’. Lo leyeron, pero no entendieron lo que era la
misericordia. Y Jesús, con su manera de actuar, proclama esta
misericordia con su testimonio”.
Murmuro
El
Papa pone en guardia contra el pecado de murmurar, “nuestro pan de
cada día” –ha observado– a nivel personal, familiar,
parroquial, diocesano y social.
“¿Cuánto
se murmura en las parroquias? con tantas cosas…”, ha advertido el
Pontífice, afirmando que cuando hay “un testimonio que no
me gusta o una persona que no me gusta, el murmullo se desata
inmediatamente”.
“¿Y
en la diócesis?” ha hecho reflexionar el Papa. “Las luchas
intradiocesanas… las luchas internas de las diócesis, ustedes las
conocen. Y también en política. Y eso es malo”, ha indicado
Francisco, haciendo hincapié en que cuando un gobierno no es
honesto, trata de ensuciar a sus oponentes con murmuraciones: ya sea
difamación, calumnia, siempre se está buscando algo.
Pregunta
La
“pregunta de Jesús” a la que se refiere el Obispo de Roma se
trata de “una laguna para no mirar a la realidad, para no dejar que
la gente piense”. Jesús lo sabe, pero es bueno y “en vez de
condenarlos por murmurar”, hace una pregunta.
Jesucristo
“usa el mismo método que ellos”, que es hacer preguntas. La
diferencia es que ellos preguntan para poner a prueba a Jesús, “con
mala intención”, “para hacerlo caer”: por ejemplo, con
preguntas sobre los impuestos que hay que pagar al imperio o sobre el
repudio a una esposa. Jesús utiliza el mismo método pero con una
finalidad diferente.
“El
testimonio, que interpela y que hace crecer a la Iglesia”, el
murmullo, que es “como un guardia interior para que el testimonio
no me haga daño”, y “la pregunta” de Jesús, así ha resumido
el Pontífice su mensaje.
09.11.18
Santa Marta: Las celebraciones deben ser “bellas” pero “no mundanas”, dice el Papa
Las
iglesias son la “casa de Dios”, no “mercados”
(
Que las iglesias sean “casa de Dios” y no “mercados” o
salones sociales dominados por la “mundanidad”, es el deseo que
el Papa Francisco ha expresado esta mañana, en la celebración de la
Eucaristía.
Este
viernes, 9 de noviembre de 2018, partiendo del Evangelio de San Juan,
propuesto por la liturgia del día (Jn 2,13-22), el Santo
Padre explicó las motivaciones que causan el ímpetu de Jesús, que
expulsa a los mercaderes del templo. El Hijo de Dios se siente
impulsado por el amor, “por el celo” por la casa del Señor,
“convertida en un mercado”.
Así,
el Papa ha comentado el episodio evangélico de la “purificación
del templo” y ha invitado a reflexionar acerca del celo y del
respeto que hoy reservamos a “nuestras iglesias”, informa
‘Vatican News’ en español.
Siguiendo
este pasaje, el Pontífice ha narrado que al entrar en el templo,
donde se vendían “bueyes, ovejas y palomas”, ante la presencia
de los “cambistas”, Jesús reconoce que ese lugar estaba poblado
por idólatras, hombres dispuestos a servir “el dinero” en lugar
de “a Dios”. “Detrás del dinero está el ídolo, que son
siempre de oro. Y los ídolos esclavizan”.
En
esta línea, el Papa Bergoglio ha explicado que esto “llama nuestra
atención y nos hace pensar cómo nosotros tratamos nuestros templos,
nuestras iglesias; si verdaderamente son casa de Dios, casa de
oración, de encuentro con el Señor; si los sacerdotes favorecen
eso”.
“O
si se parecen a los mercados. Lo sé… algunas veces yo he visto –
no aquí en Roma, sino en otra parte – he visto una lista de
precios”, ha comentado.
“‘¿Pero cómo se pagan los Sacramentos?’. ‘No, sino que es
una oferta’. Pero si queremos dar una oferta – que deben darla –
que la pongan en la caja de las ofertas, a escondidas, que nadie vea
cuánto das”, ha propuesto Francisco.
Mundanidad
También
hoy está este peligro: “‘Debemos mantener a la Iglesia. Sí, sí,
sí, verdaderamente’. Que la mantengan los fieles, pero en la caja
de las ofertas, no con una lista de precios”, advierte.
Del
mismo modo, el Santo Padre advirtió acerca de la “tentación de la
mundanidad”, señala ‘Vatican News’. “Pensemos en algunas
celebraciones de algún Sacramento quizá, o conmemoraciones, donde
tú vas y ves: tú no sabes si la casa de Dios es un lugar de culto o
un salón social. Algunas celebraciones que se deslizan hacia la
mundanidad”, observa Francisco.
“Es
verdad que las celebraciones deben ser bellas –bellas– pero no
mundanas, porque la mundanidad depende del dios dinero. También es
una idolatría. Esto nos hace pensar, y también en nosotros, acerca
de cómo es el celo por nuestras iglesias, el respeto que nosotros
tenemos allí cuando entramos”.
El
dios dinero
“Yo
no pregunto cuál es tu pecado, mi pecado. Pregunto si dentro de ti
hay un ídolo, si está el señor dinero”, ha planteado Francisco
en la homilía de esta mañana.
Porque
cuando está el pecado está el Señor Dios misericordioso que
perdona si tú te diriges a Él. Pero si está el otro señor –el
dios dinero– tú eres un idólatra, es decir un corrupto: ya no un pecador,
sino un corrupto. El núcleo de la corrupción es precisamente una
idolatría: es haber vendido el alma al dios dinero, al dios poder.
Es un idólatra”.
10.11.18
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