Alemania: El Santo Padre escribe a los católicos para promover una verdadera reforma
Y salir de la crisis actual
(1
julio 2019).- En una carta dirigida directamente a los católicos
alemanes, el Papa Francisco anima a una verdadera reforma para salir
de la crisis actual de la Iglesia alemana.
En
un momento de “cambio”, que plantea “nuevas y viejas
preguntas”, el Papa considera que es necesario “confrontarse”
en esta carta, publicada el 29 de junio de 2019, para acompañar el
camino sinodal decidido por los obispos del país. Se trata de
trabajar en particular sobre el abuso sexual, el envejecimiento de
las comunidades, la falta de vocaciones, el rechazo de la doctrina
sexual católica y el estilo de vida de los sacerdotes.
El
Papa, señala Vatican
News, no
ofrece soluciones prefabricadas, pero pide unidad: “Cada vez que la
comunidad eclesial intentó salir sola de sus problemas confiando y
focalizándose exclusivamente en sus fuerzas o en sus métodos, su
inteligencia, su voluntad o prestigio, terminó por aumentar y
perpetuar los males que intentaba resolver”.
En
un contexto de “decaimiento de la fe (…) no sólo a nivel
espiritual sino social y cultural “decadencia de la fe… no sólo
a nivel espiritual, sino también a nivel social y cultural”,
elogia el “sentido de corresponsabilidad” y “generosidad”
de los católicos alemanes, así como sus esfuerzos ecuménicos.
El
Papa invita a dejar espacio al Espíritu Santo para fomentar
“procesos que nos construyan como Pueblo de Dios más que la
búsqueda de resultados inmediatos que generen consecuencias rápidas
y mediáticas”.
A
lo largo del texto, denuncia la tentación de “pensar que, frente a
tantos problemas y carencias, la mejor respuesta sería reorganizar
las cosas, hacer cambios (…) que permitan poner en orden y en
sintonía la vida de la Iglesia adaptándola a la lógica presente o
la de un grupo particular”.
Aboga
por una “conversión pastoral” que no sufra adaptación ni
tradicionalismo: la evangelización, escribe, “no es una táctica
de reposicionamiento eclesial en el mundo de hoy “, ni ” la
búsqueda para recuperar hábitos o prácticas que daban sentido en
otro contexto cultural.”.
Para
el Papa Francisco, los objetivos de una verdadera reforma están
dados por las bienaventuranzas: salir al encuentro de los hermanos y
hermanas de las periferias, evitando acabar encerrados en las
particularidades. “Los desafíos que tenemos entre manos, las
diferentes cuestiones e interrogantes a enfrentar no pueden ser
ignoradas o disimuladas: han de ser asumidas pero cuidando de no
quedar atrapados en ellas, perdiendo perspectiva, limitando el
horizonte y fragmentando la realidad”, concluye.
02.07.19
Rusia: El Santo Padre se reúne con Vladimir Putin por tercera vez
Firma de una
colaboración entre hospitales pediátricos
(
4 julio 2019).- Hoy, 4 de julio de 2019, el Papa Francisco ha
recibido en audiencia, en el Palacio Apostólico Vaticano, al
Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin.
El
director ad
interim de
la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, ha
informado sobre el encuentro a los periodistas y se ha referido al
comunicado emitido por dicha oficina.
El
texto del comunicado indica que “ambas partes expresaron su
satisfacción por el desarrollo de las relaciones bilaterales,
reforzadas posteriormente con la firma, con fecha de hoy, de un
memorando de entendimiento sobre la colaboración entre el Hospital
‘Bambino
Gesù’ y
los hospitales pediátricos de la Federación Rusa”.
Por
último, el Papa Francisco y Vladimir Putin conversaron sobre “la
cuestión ecológica y “algunos temas de actualidad internacional,
con especial referencia a Siria, Ucrania y Venezuela”.
Durante
el diálogo, que duró aproximadamente una hora, no se propuso
ninguna invitación a Rusia ni
se habló de una posible visita del Papa al país.
Posteriormente,
el Santo Padre y Putin protagonizaron un intercambio de regalos.
Asimismo, el presidente ruso se reunió con el cardenal secretario de
Estado Pietro Parolin y el secretario para las Relaciones con los
Estados, Mons. Paul Richard Gallagher.
El
de hoy constituye el tercer encuentro entre el Papa Francisco y el
dirigente ruso, tras el del 25 de noviembre
de 2013 y
el del
10 de junio de 2015.
Este último se dedicó principalmente al conflicto en Ucrania y a la
situación en el Oriente Medio. Las dos partes resaltaron “la
importancia de reconstruir un clima de diálogo y que todas las
partes se comprometan a implementar los acuerdos de Minsk” y
manifestaron su preocupación por “la grave situación humanitaria”
en el este de Ucrania.
En
2013, las conversaciones prestaron especial atención a la “búsqueda
de la paz” en Oriente Medio y a la “grave situación” en Siria,
sobre la que el Presidente Putin expresó su agradecimiento por
la carta que
el Santo Padre le dirigió en ocasión del G20 de San Petersburgo.
Vladimir
Putin ha visitado el Vaticano seis veces. Además de las tres
audiencias citadas con el Papa argentino, este dirigente visitó el
estado pontificio en el año 2000 y en el 2003, durante el
pontificado de Juan Pablo II.
En
2007, regresó y dialogó en alemán con Benedicto XVI, especialmente
sobre la relación entre católicos y ortodoxos. Esta visita
a Benedicto
XVI permitió
que las relaciones entre la Santa Sede y el país se intensificaran.
Asimismo, gracias a este encuentro se procedió al buen entendimiento
entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa, mayoritaria
en Rusia.
En
2017, Vladimir Putin, por su parte, recibió
al cardenal Pietro Parolin,
Secretario de Estado del Vaticano, en su residencia presidencial en
Sochi (Rusia).
Ambos conversaron sobre temas como la situación de los cristianos en
la región de Oriente Medio y África del Norte, la situación en
Siria y Ucrania.
05.07.19
Oración, cercanía y sinodalidad – Francisco a los miembros del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana
“Ofrecer
un testimonio de esperanza cristiana”
(5
julio 2019).- Hoy, 5 de julio de 2019, en la Sala Bolonia del Palacio
Apostólico Vaticano, el Papa Francisco ha recibido en audiencia a
los miembros del Sínodo permanente de la Iglesia greco-católica
ucraniana.
Durante
su discurso, en primer lugar, el Papa se ha referido a la situación
“difícil y delicada” que, desde hace más de cinco años, vive
Ucrania, una nación “herida por un conflicto que muchos llaman
‘híbrido’, compuesto, como es, por acciones de guerra en las que
los responsables se mimetizan; un conflicto donde los más débiles y
los más pequeños pagan el precio más alto, un conflicto agravado
por falsificaciones propagandistas y manipulaciones de vario
tipo, incluido el intento de involucrar el aspecto religioso”.
Francisco
ha agradecido la fidelidad a Dios y al Sumo Pontífice que ha
demostrado la Iglesia greco-católica ucraniana a lo largo de la
historia y que, a menudo han “pagado cara”. Igualmente, el Santo
Padre ha señalada que pide a Dios para que “acompañe las acciones
de todos los líderes políticos para que no busquen el llamado bien
partidista, que al final siempre es un interés a expensas de otros,
sino el bien común, la paz”.
Asimismo,
confesó que comienza las mañanas y termina las tardes de sus días
encomendando “vuestra Iglesia” a la Virgen que Su Beatitud
Sviatoslav Shevchuk le regaló cuando dejó su cargo de obispo
auxiliar en Buenos Aires.
Después,
el Pontífice habló sobre el papel de la Iglesia en las situaciones
de conflicto, en las que debe ofrecer testimonio “de esperanza
cristiana”, que no es “una esperanza del mundo”, sino una que
nunca defrauda, que no da paso al desaliento, que sabe cómo superar
toda tribulación en la dulce fuerza del Espíritu” (ver Rm 5,2-5).
Y añadió que “la esperanza cristiana, alimentada por la luz de
Cristo, hace que la resurrección y la vida resplandezcan incluso en
las noches más oscuras del mundo”, motivo por el que en los
tiempos difíciles, “la prioridad para los creyentes sea unirse a
Jesús, nuestra esperanza”.
Oración,
cercanía y sinodalidad
Así,
el Obispo de Roma animó a los presentes, como pastores, a tener como
preocupación principal “la oración y la vida espiritual”,
siendo esta la “primera ocupación” para ellos: “Que todos
sepan y vean que en vuestra tradición sois una Iglesia que sabe
hablar en términos espirituales y no mundanos (ver 1 Corintios
2:13). Porque del cielo en la tierra, necesita cada persona que se
acerca a la Iglesia, no de ninguna otra cosa”.
“Después
de la oración viene la cercanía”, explicó Francisco: “la
cercanía de los pastores a los fieles es un canal que se construye
día a día y que lleva el agua viva de la esperanza. Así se
construye, encuentro tras encuentro, con los sacerdotes que conocen
las preocupaciones de la gente y se interesan por ellas y los fieles
que, a través del cuidado que reciben, asimilan el anuncio del
Evangelio que transmiten los pastores”.
Además,
describió que la Iglesia es un lugar “donde la puerta está
siempre abierta” y les pidió que nunca la cierren “nunca mandar
a casa a los que necesitan ser escuchados” ni caer en “la
tentación de vivir esclavos del reloj”.
A
la oración y la cercanía, el Papa Francisco agrega la
“sinodalidad”, pues “ser Iglesia es ser comunidad que camina
junta. No es suficiente tener un sínodo, hay que ser sínodo”. Y
ofreció tres aspectos que “reavivan” dicha sinodalidad.
El
primero, es el de la escucha porque “es importante que cada uno,
dentro del Sínodo se sienta escuchado” y esto significa mostrar
“sensibilidad y apertura a las opiniones de los hermanos, también
las de los más jóvenes, también las de quienes son considerados
menos expertos”.
La
segunda es la corresponsabilidad porque “no podemos ser
indiferentes a los errores o descuidos de los demás sin intervenir de
manera fraternal pero convencida: nuestros hermanos necesitan
nuestros pensamientos, nuestro aliento, así como nuestras
correcciones, porque, precisamente, estamos llamados a caminar
juntos”.
El
tercer aspecto tiene que ver con la participación de los laicos,
“miembros de pleno derecho de la Iglesia” que “también están
llamados a expresarse, a dar sugerencias”.
Por
último, el Papa recordó que la sinodalidad también lleva “a
ampliar horizontes, a vivir la riqueza de la propia tradición dentro
de la universalidad de la Iglesia: a beneficiarse de las buenas
relaciones con otros ritos, a considerar la belleza de compartir
partes significativas del propio tesoro teológico y litúrgico con
otras comunidades, incluso las no católicas, a tejer relaciones
fructíferas con otras Iglesias particulares, así como con los
dicasterios de la Curia Romana”.
Discurso
del Santo Padre
¡Beatitud,
querido hermano arzobispo mayor, Eminencias, Excelencias, queridos
hermanos!
Ha
sido mi deseo invitaros aquí en Roma para un intercambio fraterno,
también con los Superiores de los Dicasterios competentes de la
Curia Romana. Gracias por aceptar la invitación, es hermoso veros.
Ucrania vive desde hace tiempo una situación difícil y delicada,
desde hace más de cinco años herida por un conflicto que muchos
llaman “híbrido”, compuesto, como es, por acciones de guerra en
las que los responsables se mimetizan; un conflicto donde los más
débiles y los más pequeños pagan el precio más alto, un conflicto
agravado por falsificaciones propagandistas y manipulaciones de
vario tipo, incluido el intento de involucrar el aspecto religioso.
Os
llevo en mi corazón y rezo por vosotros, queridos hermanos
ucranianos. Y os revelo que a veces lo hago con las oraciones que
recuerdo y que aprendí del obispo Stefano Chmil, entonces sacerdote
salesiano; él me las enseñó cuando yo tenía 12 años, en 1949, y
aprendía con él a servir la Divina Liturgia tres veces por semana.
Os agradezco vuestra fidelidad al Señor y al Sucesor de Pedro, que a
menudo habéis pagado cara a lo largo de la historia, y suplico al
Señor que acompañe las acciones de todos los líderes políticos
para que no busquen el llamado bien partidista, que al final siempre
es un interés a expensas de otros, sino el bien común, la paz. Y le
pido al “Dios de todo consuelo” (2 Corintios 1: 3) que conforte
las almas de los que han perdido a sus seres queridos a causa de la
guerra, de los que llevan sus heridas en el cuerpo y en el espíritu,
de los que han tenido que dejar la casa y el trabajo y
enfrentar el riesgo de buscar un futuro más humano en otro lugar,
lejos. Sabéis que mi mirada se dirige todas las mañanas y todas las
noches a la Virgen que Su Beatitud me regaló, cuando dejó Buenos
Aires para asumir el oficio de arzobispo mayor que la Iglesia le
había confiado. Frente a ese icono comienzo y concluyo las jornadas
encomendando a la ternura de la Virgen, que es Madre,
a todos vosotros, a vuestra Iglesia. Se puede decir que empiezo
el día y lo acabo “en ucraniano” mirando a la Virgen.
El
papel principal de la Iglesia, ante las complejas situaciones
causadas por los conflictos, es ofrecer un testimonio de esperanza
cristiana.
No es una esperanza del mundo, que se basa en cosas que pasan, que
vienen y van, y con frecuencia dividen, sino en la esperanza que
nunca defrauda, que no da paso al desaliento, que sabe cómo superar
toda tribulación en la dulce fuerza del Espíritu (ver Rm 5,2-5). La
esperanza cristiana, alimentada por la luz de Cristo, hace que la
resurrección y la vida resplandezcan incluso en las noches más
oscuras del mundo. Por lo tanto, queridos hermanos, creo que en los
tiempos difíciles, incluso más que en los de paz, la prioridad para
los creyentes sea unirse a Jesús, nuestra esperanza. Se trata de
renovar esa unión fundada en el Bautismo y arraigada en la fe,
arraigada en la historia de nuestras comunidades, arraigada en los
grandes testigos: pienso en la muchedumbre de héroes de la vida
cotidiana, en esos numerosos santos de al lado que, con sencillez,
en vuestro pueblo respondieron al mal con el bien (ver Romanos
12:21). Ellos son los ejemplos a los que mirar: aquellos que en la
mansedumbre de las Bienaventuranzas tuvieron el valor cristiano: el
de no oponerse al malvado, el de amar a los enemigos y orar por
los perseguidores (ver Mt 5: 39.44). Ellos, en el campo violento de
la historia, plantaron la cruz de Cristo. Y han dado fruto. Estos
hermanos y hermanas vuestros que sufrieron persecución y martirio y
que abrazados solamente al Señor Jesús, rechazaron la lógica del
mundo, según la cual a la violencia se responde con la violencia,
han escrito con su vida las páginas más límpidas de la fe en sus
vidas: son semillas fecundas de esperanza cristiana. He leído con
emoción el libro “Perseguidos
por la verdad”.
Detrás de esos sacerdotes, obispos, monjas, está el pueblo de Dios
que lleva adelante con la fe y con la oración a todo el pueblo.
Hace
unos años, el Sínodo de los Obispos de la Iglesia greco-católica
ucraniana adoptó el programa pastoral titulado La
parroquia viva, lugar de encuentro con el Cristo vivo.
En algunas traducciones, la expresión “parroquia viva” se ha
traducido con el adjetivo “vibrante”. En efecto, el encuentro con
Jesús, la vida espiritual, la oración que vibra en la belleza de
vuestra liturgia transmiten esa hermosa fuerza de paz, que alivia las
heridas, infunde valor pero no agresividad. Cuando, como de un pozo
de agua de manantial, sacamos esta vitalidad espiritual y la
transmitimos, la Iglesia se vuelve fecunda. Se vuelve
anunciadora del Evangelio de la esperanza, maestra de esa vida
interior que ninguna otra institución puede ofrecer.
Por
eso deseo alentaros a todos vosotros, como pastores del
Pueblo santo de Dios, a tener esta preocupación primordial en todas
vuestras actividades: la
oración, la vida espiritual.
Es la primera tarea, no se le puede anteponer ninguna otra. Que todos
sepan y vean que en vuestra tradición sois una Iglesia que sabe
hablar en términos espirituales y no mundanos (vea 1 Corintios
2:13). Porque del cielo en la tierra, necesita cada persona que se
acerca a la Iglesia, no de ninguna otra cosa. Que el Señor nos
conceda esta gracia y haga que todos nos dediquemos a nuestra
santificación y a la de los fieles que nos han sido confiados. En la
noche del conflicto que estáis atravesando, como en Getsemaní, el
Señor pide a los suyos que “velen y oren”; no que se defiendan,
ni mucho menos que ataquen. Pero los discípulos se durmieron en
lugar de orar y al llegar Judas sacaron sus espadas. No habían orado
y habían caído en tentación, en la tentación de la
mundanalidad: la debilidad violenta de la carne había prevalecido
sobre la mansedumbre del espíritu. No el sueño, no la espada, no la
fuga, (ver Mt 26.40.52.56), sino la oración y la entrega de sí
mismo hasta el final, son las respuestas que el Señor espera de los
suyos. Solo estas respuestas son cristianas, solo ellas salvan de la
espiral mundana de la violencia.
La
Iglesia está llamada a llevar a cabo su misión pastoral con
diversos medios. Después de la oración viene la cercanía.
Lo que el Señor había pedido a sus apóstoles esa noche, que
permanecieran cerca de él y que velasen (ver Mc 14, 34), hoy se lo
pide a sus pastores: que estén con la gente, velando al lado de los
que atraviesan la noche del dolor. La cercanía de los pastores a los
fieles es un canal que se construye día a día y que lleva el agua
viva de la esperanza. Así se construye, encuentro tras encuentro,
con los sacerdotes que conocen las preocupaciones de la gente y se
interesan por ellas y los fieles que, a través del cuidado que
reciben, asimilan el anuncio del Evangelio que transmiten los
pastores. No lo entienden si los Pastores solamente dicen
Dios;
lo entienden si hacen todo lo posible por dar
a Dios:
dándose a sí mismos, estando cerca, testigos del Dios de la
esperanza que se hizo carne para recorrer los caminos del hombre. La Iglesia
es el lugar de donde se saca la esperanza, donde la puerta está
siempre abierta, donde se recibe el consuelo y el estímulo. Nunca
cierres, con ninguno, sino corazón abierto; nunca ponerse a mirar el
reloj, nunca mandar a casa a los que necesitan ser escuchados.
Nosotros somos servidores del tiempo. Nosotros vivimos en el tiempo.
Por favor, ¡no caigáis en la tentación de vivir esclavos del
reloj! El tiempo, no el reloj.
El
cuidado pastoral comprende, en primer lugar, la liturgia que, como ha
destacado a menudo el arzobispo mayor, junto con la espiritualidad y
la catequesis constituye un elemento que caracteriza la identidad de
la Iglesia greco-católica ucraniana. Al mundo, ” tan a menudo aún
desfigurado por el egoísmo y la avidez, la liturgia le revela el
camino hacia el equilibrio del hombre nuevo ” (S. JUAN PABLO II,
Carta Apostólica Orientale
lumen,
11): el camino de la caridad, del amor incondicional, dentro del cual
se debe encanalar cualquier otra actividad, para que se nutra
el vínculo fraternal entre las personas, dentro y fuera de la
comunidad. Con este espíritu de cercanía en 2016 promoví una
iniciativa humanitaria, con la que invitaba a participar a las
Iglesias de Europa a ofrecer ayuda a las personas más directamente
afectadas por el conflicto. Doy nuevamente las gracias de corazón a
todos los que contribuyeron a la realización de esta colecta, tanto
a nivel económico como organizativo y técnico. A esa primera
iniciativa, ahora completada sustancialmente,
me gustaría que siguieran otros proyectos especiales. Ya en esta
reunión se podrá proporcionar alguna información. Es muy
importante estar cerca de todos y ser concretos, también para evitar
el peligro de que una situación grave de sufrimiento caiga en el
olvido general. No se puede olvidar al hermano que sufre, cualquiera
que sea la parte de donde viene. No se puede olvidar al hermano que
sufre.
A
la oración y la cercanía me gustaría agregar una tercera palabra,
que es tan familiar para vosotros: sinodalidad.
Ser Iglesia es ser comunidad que camina junta. No es suficiente tener
un sínodo, hay que ser sínodo. La Iglesia necesita un intenso
intercambio interno: un diálogo vivo entre los pastores y entre los
pastores y los fieles. Como Iglesia católica oriental, tenéis ya
una marcada expresión sinodal en vuestro ordenamiento canónico, que
prevé un recurso frecuente y regular a las asambleas del Sínodo de
los Obispos. Pero todos los días debemos hacer sínodo,
esforzándonos por caminar juntos, no solo con los que piensan de la
misma manera, -sería muy fácil- sino con todos los creyentes en
Jesús.
Tres
aspectos reavivan la sinodalidad. En primer lugar, la
escucha:
escuchar las experiencias y sugerencias de los hermanos obispos y
sacerdotes. Es importante que cada uno, dentro del Sínodo se sienta
escuchado. Escuchar es tanto más importante cuanto más se asciende
en la jerarquía. La escucha es sensibilidad y apertura a las
opiniones de los hermanos, también las de los más jóvenes, también
las de quienes son considerados menos expertos. Un segundo aspecto:
la corresponsabilidad.
No podemos ser indiferentes a los errores o descuidos de los demás
sin intervenir de manera fraternal pero convencida: nuestros hermanos
necesitan nuestros pensamientos, nuestro aliento, así como nuestras
correcciones, porque, precisamente,
estamos llamados a caminar
juntos.
No se puede esconder lo que está mal y seguir adelante como si nada
hubiera pasado para defender el buen nombre propio a toda
costa: la caridad siempre debe vivirse en la verdad, en la
transparencia, en esa parresia que
purifica a la Iglesia y hace que camine. La sinodalidad -tercer
aspecto-, también significa la participación
de los laicos:
como miembros de pleno derecho de la Iglesia también están llamados
a expresarse, a dar sugerencias. Partícipes de la vida eclesial, no
solo deben ser acogidos, sino escuchados. Y subrayo este verbo:
escuchar. El que escucha, luego puede hablar bien. El que no está
acostumbrado a escuchar no habla, ladra.
La
sinodalidad también lleva a ampliar horizontes, a vivir la riqueza
de la propia tradición dentro de la universalidad de la Iglesia: a
beneficiarse de las buenas relaciones con otros ritos, a considerar
la belleza de compartir partes significativas del propio tesoro
teológico y litúrgico con otras comunidades, incluso las no
católicas, a tejer relaciones fructíferas con otras Iglesias
particulares, así como con los dicasterios de la Curia Romana. La
unidad en la Iglesia será tanto más fecunda cuanto más real sean
el entendimiento y la cohesión entre la Santa Sede y las Iglesias
particulares. Más precisamente: cuánto más el entendimiento y la
cohesión entre todos los obispos y el obispo de Roma. Esto
ciertamente no debe “no debe implicar que ellas sufran una
disminución en la conciencia de su propia autenticidad y
originalidad” (Orientale lumen, 21), sino a plasmarla dentro de
nuestra identidad
católica,
es decir, universal. Como universal, está en peligro y puede
erosionarse por el apego a particularismos de diversos tipos:
particularismos eclesiales, particularismos nacionalistas,
particularismos políticos.
Queridos
hermanos, estos dos días de reunión, que tanto deseaba, sean
momentos fuertes de intercambio, de escucha recíproca, de diálogo
libre, siempre animado por la búsqueda del bien, en el espíritu del
Evangelio. Que nos ayuden a caminar mejor juntos. Se trata, de
alguna manera, de una especie de Sínodo dedicado a los temas más
importantes para la Iglesia greco-católica ucraniana en este
período, agravado por el conflicto militar todavía en curso y
caracterizado por una serie de procesos políticos y eclesiales mucho
más amplios de los que atañen a nuestra Iglesia católica. Pero os
pido este espíritu, este discernimiento sobre el que verificarse:
oración y vida espiritual en primer lugar; luego, cercanía,
sobre todo con los que sufren; después, sinodalidad, camino juntos,
camino abierto, paso a paso, con mansedumbre y docilidad. Os doy las
gracias, os acompaño en este camino y os pido, por favor, que me
recordéis en vuestras oraciones. Gracias.
06.07.19
Ángelus: “La misión de proclamar a todos que Dios nos ama”
Palabras
del Papa antes de la oración mariana
(7
julio 2019).- En este 14º domingo del tiempo ordinario, el Papa
Francisco desde la ventana del estudio del palacio Apostólico
Vaticano, se dirige a loa peregrinos reunidos en la Plaza de San
Pedro para recitar el Ángelus.
Palabras
del Papa antes del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La
página del Evangelio de hoy (cf. Lc 10,1-12.17-20) presenta a Jesús
que envía en misión setenta y dos discípulos, además de los doce
apóstoles. El número setenta y dos probablemente indica todas las
naciones. De hecho, en el libro del Génesis se mencionan setenta y
dos naciones diferentes (cf. 10,1-).32). Así pues, este envío
prefigura la misión de la Iglesia de proclamar el Evangelio a todos
las naciones. A estos discípulos de Jesús les dice: “La mies es
abundante, pero hay pocos obreros. Rueguen pues, al”¡Señor de la
mies que envíe obreros a su mies!” (v. 2).
Esta
petición de Jesús es siempre válida. Debemos rezar siempre al
“dueño de la mies, es decir, al Dios Padre, para que envíe
obreros a trabajar en su campo, que es el mundo. Y cada uno de
nosotros debe hacerlo con el corazón abierto, con una actitud
misionera; nuestra oración no debe limitarse sólo a nuestras
necesidades, a nuestras carencias: una oración que es verdaderamente
cristiana es también así si tiene una dimensión universal.
Al
enviar a los setenta y dos discípulos, Jesús les da instrucciones
precisas, que expresan las características de la misión. La primera
-ya lo hemos visto-: oren; la segunda: vayan; y después: no lleven
una bolsa o una alforja…; digan: “Paz a esta casa”….quédense
en esa casa….no vayan de una casa a otra; curen a los enfermos y
díganles: “El Reino de Dios está cerca de ustedes”; y, si no
los acogen, salgan a las plazas y despídanse (ver vv. 2-10). Estos
imperativos muestran que la la misión se basa en la oración; que es
itinerante, no está detenida, es itinerante; que requiere desapego y
pobreza; que lleva paz y sanación signos de la cercanía del Reino
de Dios; que no es proselitismo sino anuncio y testimonio y que
también requiere la franqueza y la libertad evangélica para irse,
subrayando la responsabilidad de haber rechazado el mensaje de la
salvación, pero sin condenas ni maldiciones.
Si
se vive en estos términos, la misión de la Iglesia se caracterizará
por la alegría. Y como termina este pasaje: “Los setenta y dos
regresaron llenos de alegría” (v. 17). No se trata de una alegría
efímero, que brota del éxito de la misión; al contrario, es una
alegría enraizada en la Promesa que -dice Jesús- “sus nombres
están escritos en el cielo” (v. 20). Con esta expresión se
refiere a la alegría interior e indestructible que surge de la
conciencia de haber sido llamado por Dios a seguir a su Hijo. Es
decir, la alegría de ser sus discípulos. Hoy por ejemplo: Cada uno
de nosotros aquí en la plaza, puede pensar en el nombre que recibió
el día de su bautismo: ese nombre está “escrito en los cielos”,
en el corazón de Dios Padre. Y es la alegría de este don la que
hace de cada discípulo un misionero, uno que camina en compañía
del Señor Jesús, que aprende de Él a gastarse sin reservas por los
demás, libre de sí mismo y de sus propias posesiones.
Invoquemos
juntos la protección maternal de María Santísima, para que ella
sostenga en todo lugar, la misión de los discípulos de Cristo; la
misión de proclamar a todos que Dios nos ama, nos quiere salvar, y
nos llama a ser parte de su Reino.
Llamada
del Papa en el Ángelus
(7
julio 2019).- “La comunidad internacional no puede tolerar actos
tan graves”, dijo el Papa Françisco, refiriéndose al ataque aéreo
del 3 de julio de 2019 contra un campo de detención de migrantes en
Libia, donde murieron 53 personas.
Durante
el Ángelus del 7 de julio, que presidió en la Plaza de San Pedro,
el Papa nos invitó a rezar “por los pobres desamparados que fueron
asesinados o heridos”. “Ruego por las víctimas -añadió- para
que el Dios de la paz acoja a los difuntos y apoye a los heridos”.
Según
la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el centro
alberga a unos 300 inmigrantes en un hangar en los suburbios de
Trípoli.
Y
el Papa desea “que los corredores humanitarios para los migrantes
más necesitados se organicen de manera amplia y concertada”.
También
recordó “todas las víctimas de las recientes masacres en
Afganistán, Malí, Burkina Faso y Níger”.
07.07.19
Papa Francisco: Los
migrantes,
“símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada”
VI
Aniversario de su visita a Lampedusa
(8
julio Papa
Francisco2019).-
El Papa
Francisco ha
subrayado que los
migrantes son,
antes que nada, personas: “¡No se trata sólo de cuestiones
sociales o migratorias! ‘No
se trata sólo de migrantes’,
en el doble sentido de que los
migrantes son
antes que nada seres humanos, y que hoy son el símbolo de todos los
descartados de la sociedad globalizada”.
Hoy,
8 de julio de 2019, en el VI aniversario de su visita
a Lampedusa, el Papa
Francisco ha
celebrado una Misa
por los migrantes a
las 11 horas, en la basílica de San Pedro.
En
esta celebración eucarística han participado alrededor de 250
personas entre migrantes, refugiados y aquellos que se han
comprometido para salvar sus vidas.
Los
asistentes han sido invitados por la Sección Migrantes y Refugiados
del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, al
cual el Santo Padre ha confiado la preparación del evento.
Tal
y como señaló el
director ad
interimde
la Oficina de Prensa de la Santa Sede,
Alessandro Gisotti, esta Eucaristía no ha contado con la presencia
de periodistas ente el deseo del Papa de que la celebración fuera
“lo más posible un momento de recogimiento, en recuerdo de todos
los que han perdido la vida escapando de la guerra y la miseria y
para alentar a aquellos que, cada día, se esfuerzan en sostener,
acompañar y acoger a migrantes y refugiados”.
Durante
la homilía, el Papa ha insistido en que debemos ser nosotros los que
atendamos a los “últimos” en nuestra sociedad, a los más
débiles y vulnerables, a los excluidos: “En el espíritu de las
Bienaventuranzas, estamos llamados a consolarlas en sus aflicciones y
a ofrecerles misericordia; a saciar su hambre y sed de justicia; a
que sientan la paternidad premurosa de Dios; a mostrarles el camino
al Reino de los Cielos”, expresó.
Y
agregó que esto último constituye una responsabilidad de la que
ninguno debe estar exento “si queremos llevar a cabo la misión de
salvación y liberación a la que el mismo Señor nos ha llamado a
colaborar”.
La
celebración ha estado acompañada por los cantos de un coro y las
peticiones han sido realizadas por cuatro personas en francés,
italiano, español, e inglés.
Un
grupo de la Sección de Migrantes y Refugiados, personas migrantes
que han llegado a Italia, han llevado las ofrendas hasta el altar
para el sacrificio eucarístico.
Al
final de la Misa, el Papa ha entonado, frente al cuadro de la Virgen
situado detrás del altar y junto a todos los presentes la Salve en
latín. Después, ha saludado personalmente a los asistentes, entre
los que habían algunos niños.
La
tragedia de Lampedusa
Lampedusa
es una isla de Italia situada entre Europa y África que en los
últimos años, por su situación geográfica, se ha convertido en un
lugar de acogida de migrantes y refugiados procedentes de África,
Oriente Medio y Asia.
En
este municipio se encuentra un centro de recepción de estas personas
que funciona desde el año 1998 como un espacio para dar asilo a
aquellos que escapan de las guerras, los conflictos y la pobreza y
que ha albergado a numerosos migrantes a lo largo de estos dos
decenios.
El
3 de octubre de 2013 tuvo lugar una gran tragedia en Lampedusa. Una
barcaza que había partido del norte de África en dirección a las
costas europeas se hundió con al menos 518 inmigrantes procedentes
de Somalia y Eritrea. El desafortunado suceso dejó 366 muertos, 155
supervivientes y un número indeterminado de desaparecidos, según
indicó el diario ABC.
Con
respecto a esta desgracia, Francisco declaró que
sentía dolor y vergüenza: “Al hablar de paz, hablando de la
inhumana crisis económica mundial, que es un síntoma grave de la
falta de respeto hacia el hombre, non puedo dejar de recordar con
gran dolor las numerosas víctimas del enésimo trágico naufragio
hoy en el mar de Lampedusa. ¡Me viene en mente la palabra vergüenza!
¡Es una vergüenza!”.
El
8 de julio de 2013, el Papa
Francisco viajó a Lampedusa,
donde celebró una misa, arrojó una corona de flores al mar y rezó
por los numerosos migrantes muertos en las travesías.
08.07.19
Coro de la Capilla Sixtina: El Papa retira al maestro director Massimo Palombella
El obispo está
a disposición de la Congregación Salesiana
(
10 julio 2019).- Mons. Massimo Palombella, ha finalizado
recientemente su servicio como Maestro director de la Capilla Musical
Pontificia, ha confirmado la Oficina de Prensa del Vaticano, este
miércoles, 10 de julio de 2019.
El
Santo Padre ha aceptado la solicitud del Maestro para dejar su
encargo. La decisión se ha tomado tras haber recogido el parecer
concorde de la Congregación de los Salesianos de Don Bosco, a la que
el obispo pertenecía, y de la Oficina de Celebraciones Litúrgicas
del Sumo Pontífice.
El
prelado salesiano fue
investigado por
la fiscalía del Vaticano, junto con el administrador del Coro,
Michelangelo Nardella, por presuntos delitos apropiación de
fondos, caso abierto meses antes del otoño de 2018.
Concretamente, la prensa italiana indicó que el presunto delito
tuvo su inicio con la “apertura de una cuenta bancaria” (en un
banco italiano) en la que tenían firma tanto Nardella como
Palombella, y por la que “circulaba dinero procedente de conciertos
del Coro
de la Capilla Sixtina”,
que utilizaban para gastos personales. Esto supone un delito grave de
“apropiación de fondos públicos”, así como en todos los
países.
Nuevo
ministerio para Palombella
El
obispo está ahora a disposición de la Congregación Salesiana para
el nuevo ministerio que le será encomendado. El ex director del Coro
fue nombrado por Benedicto XVI en 2010 y confirmado por el Papa
Francisco en 2015.
En
la investigación dirigida por un “visitante apostólico” el
pasado año, sobre la gestión del director administrativo de la
Capilla Musical Pontifica Sixtina, Michelangelo Nardella,
resultó suspendido de sus funciones el pasado mes de junio por
“irregularidad de gestión”: haber utilizado frases de un mensaje
antiguo del Papa Francisco para promocionar un concierto, señaló el
diario español ABC.
El
coro más antiguo del mundo
El coro
de la Capilla Sixtina es
el más antiguo del mundo: En 1470 la Basílica Romana tenía más
capillas musicales. El Papa Sixto IV en 1471 creó el “Colegio de
los Capellanes Cantores”, el primer núcleo de la Capilla Sixtina o
Capilla Musical Pontificia.
En
la actualidad, hay una veintena de cantores adultos, profesionales,
dependientes vaticanos, y cerca de 35 chicos, conocidos como los
“Pueri Cantores”, quienes integran la sección de voces blancas.
La
actividad de la Capilla Musical Sixtina no se agota en la
participación en las celebraciones litúrgicas del Papa. Tiene
también una intensa actividad de conciertos en Italia y fuera de ese
país. En los últimos diez años, han hecho giras por Japón,
Hungría, Malta, España, Croacia, Albania, Alemania, Montenegro.
El
último “gran concierto internacional” del Coro
de la Capilla Sixtina –apunta ABC– tuvo
lugar el pasado mes de mayo en el Metropolitan
Museum de
Nueva York, en el marco de una exposición de moda que incluía gran
número de antiguos ornamentos litúrgicos.
11.07.19
Ángelus: “Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso”
Palabras
del papa antes del Ángelus
(14
julio 2019).- Desde la ventana de su despacho que da a la Plaza san
Pedro, el Papa Francisco se ha dirigido a los fieles y peregrinos
reunidos en este XV Domingo del Tiempo Ordinario para rezar el
Ángelus.
Palabras
del Papa antes del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy
el Evangelio presenta la famosa parábola del “buen samaritano”
(cf. Lc 10,25-37).
Interrogado por un doctor de la ley sobre lo que es necesario para heredar la vida eterna, Jesús le invita a encontrar la respuesta en las Escrituras: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo” (v. 27). Había sin embargo, diferentes interpretaciones de quién debe entenderse como “prójimo”. De hecho el hombre sigue preguntando, “¿Quién es mi próximo?” (v. 29). En este punto Jesús responde la parábola, esta hermosa parábola: Os invito a todos a llevar el Evangelio hoy, el Evangelio de Lucas, capítulo diez, versículo 25. Es una de las parábolas más bellas del Evangelio. Y esta parábola se ha convertido en un paradigma de la vida cristiana. Se ha convertido en el modelo de cómo debe actuar un cristiano. Gracias al evangelista Lucas, tenemos este tesoro.
Interrogado por un doctor de la ley sobre lo que es necesario para heredar la vida eterna, Jesús le invita a encontrar la respuesta en las Escrituras: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo” (v. 27). Había sin embargo, diferentes interpretaciones de quién debe entenderse como “prójimo”. De hecho el hombre sigue preguntando, “¿Quién es mi próximo?” (v. 29). En este punto Jesús responde la parábola, esta hermosa parábola: Os invito a todos a llevar el Evangelio hoy, el Evangelio de Lucas, capítulo diez, versículo 25. Es una de las parábolas más bellas del Evangelio. Y esta parábola se ha convertido en un paradigma de la vida cristiana. Se ha convertido en el modelo de cómo debe actuar un cristiano. Gracias al evangelista Lucas, tenemos este tesoro.
El
protagonista de la breve narración es un samaritano que a lo largo
del camino encuentra a un hombre robado y golpeado por ladrones y se
ocupa de él. Sabemos que los judíos trataban a los samaritanos con
desprecio, considerándolos extraños al pueblo elegido. Por lo
tanto, no es una coincidencia que Jesús escogiera precisamente a un
samaritano como el personaje positivo de la parábola. De esta manera
quiere vencer el prejuicio, mostrando que incluso un extraño,
incluso uno que no conoce al verdadero Dios, y no asiste a su templo,
es capaz de comportarse de acuerdo a su voluntad, sintiendo compasión
por su hermano necesitado y socorriéndolo con todos los medios a su
alcance.
Antes
que el samaritano, un sacerdote y un levita ya habían pasado por ese
mismo camino, es decir, personas dedicadas a la adoración de Dios.
Sin embargo, al ver al pobre hombre en el suelo, habían pasado de
largo sin detenerse, probablemente para no contaminarse con su
sangre. Habían antepuesto una regla humana ligada al culto
para no contaminarse con la sangre, una regla humana ligada al culto,
ligada al gran mandamiento de Dios, que quiere sobre todo la
misericordia.
Jesús,
por lo tanto, propone como modelo al samaritano, era el único que no
tenía fe. También pensamos en un montón de gente que conocemos,
quizás agnósticos, pero que hacen el bien. Jesús escoge cómo
modelo uno que no era un hombre de fe. Y este hombre, amando a su
hermano como a sí mismo, muestra que ama a Dios con todo su corazón
y con todas sus fuerzas y – ¡al Dios que no conocía! -…y
expresa al mismo tiempo la verdadera religiosidad y la plena
humanidad.
Después
de contar esta bella parábola, Jesús se volvió una vez más hacia
el doctor que le había preguntado: “¿Quién es mi prójimo?. Y le
dice: “¿Cuál de estos tres te parece que ha sido un prójimo del
que cayó en manos de ladrones?” (v. 36). De esta manera, invierte
la pregunta de su interlocutor, y también la lógica de todos
nosotros. Nos hace entender que no somos nosotros los que, sobre la
base de nuestros criterios, definimos quién es el prójimo y quién
no, sino es la persona necesitada que debe ser capaz de reconocer
quién es su prójimo, es decir, “quién tuvo compasión de él.”
(v. 37). Ser capaz de tener compasión: esta es la clave. Esta es la
clave nuestra. Si no sientes compasión frente a una persona
necesitada, si tu corazón no se conmueve, significa que algo anda
mal. Estemos todos atentos. No nos dejamos llevar por la
insensibilidad egoísta. La capacidad de compasión se ha convertido
en la piedra de comparación del cristiano, más bien, de la
enseñanza de Jesús. Jesús mismo es la compasión del Padre por
nosotros. Si vas por la calle y ves a un vagabundo tirado allí y
pasas sin mirarlo o piensas: “Está bajo el efecto del vino. Es un
borracho,” pregúntate a ti mismo no si ese hombre está borracho,
sino si tu corazón no se ha endurecido, si tu corazón no se ha
convertido en hielo. Esta conclusión de Jesús indica que la
misericordia hacia una vida humana en estado de necesidad es el
verdadero rostro del amor. Así se llega a ser el verdadero discípulo
de Jesús y se manifiesta el rostro del Padre: “Sed
misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6,36). Y
Dios, nuestro Padre, es misericordioso, porque tiene compasión; es
capaz de tener esta compasión, de acercarse a nuestro dolor, a
nuestro pecado, a nuestros vicios y a nuestras miserias.
Que
la Virgen María nos ayude a comprender y sobre todo a vivir cada vez
más el vínculo inseparable que hay entre el amor a Dios nuestro
Padre y el amor concreto y generoso por nuestro hermanos, y que nos
de la gracia de tener y de crecer en la compasión.
15.07.19
La promesa del Papa Francisco a la Virgen del Carmen
Artículo de
‘Desde la fe’
(16
julio 2019).- Hace más de 28 años que el Papa Francisco no ve la
televisión. El 16 de julio de 1990 hizo esa promesa a Dios y la ha
cumplido a cabalidad.
¿Por
qué tomó esa decisión? En una entrevista publicada en 2015 por
el periódico argentino La
Voz del
Pueblo,
aseguró que es una promesa que le hizo a la Virgen
del Carmen en
la noche del 15 de julio de 1990.
Posteriormente,
entrevistado por el diario El País, abundó en este
tema. “Yo no veo televisión simplemente porque en un momento
sentí que Dios me pidió eso”.
“Y
eso que a mí el cine me gustaba mucho y había estudiado bastante
cine, sobre todo el de la posguerra italiano, el realismo italiano, y
el polaco Wajda, Kurosawa, algunos franceses”.
El
Papa Francisco aseguró, no obstante, que esta decisión no ha
significado para él estar incomunicado.
“No
ver la televisión fue una opción personal, nada más. Pero la
comunicación es divina. Dios se comunica. Dios se comunicó con
nosotros a través de la historia. Dios no quedó aislado. Es un Dios
que se comunica, y nos habló, y nos acompañó, y nos retó, y nos
hizo cambiar de ruta, y nos sigue acompañando”.
En
una entrevista anterior, concedida al mismo diario argentino, afirmó
que esta promesa implica también dejar de ver los partidos del
equipo de fútbol San Lorenzo de Almagro, del que es fanático de
toda la vida.
“Hay
un guardia suizo que todas las semanas me deja los resultados y cómo
va en la tabla”, reconoció el Pontífice.
17.07.19
Francia: El Papa expresa su cercanía a la madre de Vincent Lambert
Con una llamada telefónica
personal
(19
julio 2019).- El Pontífice expresó su cercanía a la madre de
Vincent Lambert, después de la muerte del francés de 42 años el 11
de julio de 2019, en el Hospital Universitario de Reims, Francia. La
alimentación e hidratación de este paciente, que se encuentra en
una batalla legal desde 2008, se interrumpió el 3 de julio.
El
Papa Francisco se puso en contacto con su madre, Viviane Lambert, por
teléfono, confirmó al director interino de la Oficina de Prensa de
la Santa Sede, Alessandro Gisotti, según informa Vatican
News.
En una entrevista con Lifesitenews,
la madre de Vincent confió que había recibido un mensaje
“conmovedor” y “personal” del Papa, en italiano, en su
teléfono móvil, a través del cardenal Philippe Barbarin.
Tetrapléjico,
en un estado de conciencia mínima desde un accidente de tráfico,
Vincent Lambert había estado en el punto de mira durante años. Ya
en abril de 2013, el equipo médico de su caso había decidido dejar
de alimentarlo e hidratarlo, decisión que fue revocada por un
tribunal porque no se había consultado a algunos de sus familiares.
De nuevo en agosto de 2018, el Hospital Universitario de Reims
decidió suspender la alimentación y la hidratación, con la
oposición de los padres de Vincent Lambert. A finales de abril de
2019, el Consejo de Estado validó la interrupción de la atención,
sentencia que fue revocada por el Tribunal de Apelación y confirmada
por el Tribunal de Casación.
El
Papa se ha pronunciado sobre este asunto en varias ocasiones. El día
de su muerte, publicó
un tweet:
“Que Dios Padre acoja a Vincent Lambert en sus brazos. No
construyamos una civilización que elimine a aquellos cuyas vidas ya
no consideramos dignas de ser vividas: toda vida tiene valor,
siempre”.
El
día anterior, sin nombrarlo, también pidió: “Recemos por los
enfermos abandonados y dejémoslos morir. Una sociedad es humana si
protege la vida, toda vida, desde su comienzo hasta su fin natural,
sin elegir quién es digno o indigno de vivir. Que los médicos
sirven a la vida, que no la reprimen”.
El
año anterior, Vincent Lambert fue protagonista de dos llamamientos
del Santo Padre -con el niño británico Alfie Evans- en el Regina
Coeli el
15 de abril de 2018: “Roguemos para que cada paciente sea siempre
respetado en dignidad y atendido de manera adecuada a su condición,
con la contribución constante de los miembros de la familia, de los
médicos y de otros trabajadores de la salud”; y en la audiencia
general del 18 de abril de 2018: “Me gustaría repetir y confirmar
con firmeza que el único maestro de la vida, desde el principio
hasta el fin natural, es Dios. Y nuestro deber, nuestro deber, es
hacer todo lo posible para proteger la vida”.
20.07.19
Siria: El Papa pide al presidente al-Assad que “haga todo lo posible” para detener la catástrofe humanitaria
Carta
entregada por una delegación vaticana
(
22 julio 2019).- El Papa Francisco ha enviado una carta al presidente
de Siria, Bashar Hafez al-Assad, expresando su “profunda
preocupación” por la situación humanitaria en el país, con
especial referencia a las “dramáticas condiciones de la población
civil en Idlib”, ha indicado Matteo Bruni, nuevo director de la
Oficina de Prensa de la Santa Sede, en la mañana del lunes, 22 de
julio de 2019, día que comienza
su mandato.
Esta
mañana en Damasco, han entregado la misiva al mandatario sirio el
cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Prefecto del Dicasterio para el
Servicio de Desarrollo Humano Integral, acompañado por el cardenal
Mario Zenari, nuncio apostólico en Siria, y por el subsecretario de
dicho Dicasterio, el padre Nicola Riccardi.
Reanudación
del diálogo
La
protección de la vida de los civiles, la detención de la catástrofe
humanitaria en la región de Idlib, iniciativas concretas para el
regreso seguro de los desplazados, la liberación de los detenidos y
el acceso de las familias a la información sobre sus seres queridos,
así como las condiciones de humanidad para los detenidos políticos
son las propuestas del Papa Francisco al presidente de Siria, en esta
carta. Asimismo, el Papa llama de nuevo a la reanudación del diálogo
y la negociación con la participación de la comunidad
internacional.
El
Pontífice renueva
su llamamiento “para
que sea protegida la vida de los civiles y sean preservadas las
principales infraestructuras, como escuelas, hospitales y centros de
salud. Realmente lo que está ocurriendo es inhumano y no se puede
aceptar”, son las palabras del secretario de Estado del Vaticano,
Mons. Pietro Parolin, en una entrevista realizada por Andrea
Tornielli, director editorial de los medios de comunicación del
Vaticano.
El
Santo Padre pide al presidente al-Assad que “haga todo lo posible
para detener esta catástrofe humanitaria, por la salvaguardia de la
población indefensa, en particular de los más débiles, en el
respeto del Derecho Humanitario Internacional”, explica el cardenal
Parolin.
1,3
millones de desplazados
En
esta zona viven más de 3 millones de personas, de las cuales 1,3
millones son desplazados internos, obligados por el largo conflicto
en Siria a encontrar refugio precisamente en aquella zona que había
sido declarada desmilitarizada el año pasado, explica el secretario
de Estado del Vaticano. La reciente ofensiva militar se sumó a las
ya extremas condiciones de vida que tuvieron que soportar en los
campamentos, obligando a muchos de ellos a huir.
“El
Papa sigue con aprensión y gran dolor el dramático destino de la
población civil, especialmente de los niños que están involucrados
en los sangrientos combates”, señala Mons. Parolin.
Desafortunadamente la guerra continúa, no se ha detenido, los
bombardeos continúan, varias instalaciones de salud han sido
destruidas en esa zona, mientras que muchas otras han tenido que
suspender sus actividades total o parcialmente.
Preocupación
“humanitaria”
Según
indica el cardenal Pietro Parolin, la iniciativa del Papa no es
política, sino “humanitaria”: El Papa “sigue rezando para que
Siria pueda recuperar un clima de fraternidad después de estos
largos años de guerra, y para que la reconciliación prevalezca
sobre la división y el odio”.
En
su carta, el Santo Padre utiliza tres veces la palabra
“reconciliación”: este es su objetivo, por el bien de ese país
y de su población indefensa. El Papa anima al presidente Bashar
al-Assad a hacer gestos significativos en este proceso de
reconciliación tan urgente y da ejemplos concretos: cita, por
ejemplo, las condiciones para el regreso seguro de los exiliados y
desplazados internos y para todos aquellos que quieran volver al país
después de haber sido obligados a abandonarlo. También menciona la
liberación de los detenidos y el acceso de las familias a la
información sobre sus seres queridos”.
Presos
políticos
El
Papa está “particularmente preocupado por la situación de los
presos políticos”, comenta el cardenal Parolin, “a quienes –dice
el Santo Padre– no se pueden negar condiciones de humanidad”.
Según un informe de la Independent
International Commission of Inquiry on the Syrian Arab
Republic, habría
decenas de miles de personas detenidas arbitrariamente. “A veces,
en prisiones no oficiales y en lugares desconocidos, serían
sometidas diversas formas de tortura sin tener ninguna asistencia
legal ni contacto con sus familias. El informe señala que,
lamentablemente, muchos de ellos mueren en prisión, mientras que
otros son ejecutados sumariamente”, aclara Mons. Parolin.
23.07.19
Ángelus: Lo que pedimos en el “Padre Nuestro” ya se ha cumplido
Palabras
del Papa antes de la oración mariana
28
julio 2018).- En este domingo XVII del tiempo ordinario el Papa
Francisco reza el Ángelus desde la ventana del despacho del Palacio
Apostólico, ante los peregrinos y visitantes reunidos en la plaza de
San Pedro.
He
aquí la novedad de la oración cristiana! subrayó. Es un diálogo
entre personas que se aman, un diálogo basado en la confianza,
apoyado por la escucha y abierto al compromiso solidario. Es un
diálogo del Hijo al Padre, un diálogo entre hijos y Padre, esta es
la oración cristiana.
Palabras
del Papa Francisco antes de la oración del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En
la página del Evangelio de hoy (cf. Lc 11, 1-13), san Lucas cuenta
las circunstancias en las que Jesús enseña el “Padre Nuestro” a
sus discípulos. Ellos ya saben rezar, recitando las fórmulas de la
tradición judía, pero también desean ellos poder vivir la misma
“calidad” de la oración de Jesús porque ellos pueden ver que la
oración es una dimensión esencial en la vida de su Maestro, de
hecho cada acción importante de Él se caracteriza por pausas
prolongadas de oración. Además, siguen siendo fascinados porque ven
que Jesús no reza como otros maestros de la época, sino que su
oración es un vínculo íntimo con el Padre, hasta el punto de que
desean participar en estos momentos de unión con Dios, para saborear
plenamente su dulzura.
Así
que, un día, esperan a que Jesús termine su oración, en un lugar
apartado, y luego le piden: “Señor, enséñanos a orar” (v. 1).
Respondiendo a la pregunta explícita de los discípulos, Jesús no
da una definición abstracta de la oración, ni enseña una técnica
efectiva para orar y “obtener” algo. En cambio, invita a sus
seguidores a experimentar la oración, colocándolos directamente en
comunicación con el Padre, despertando en ellos la nostalgia de una
relación personal con Él, con Dios, con el Padre. He aquí la
novedad de la oración cristiana! Es un diálogo entre personas que
se aman, un diálogo basado en la confianza, apoyado por la escucha y
abierto al compromiso solidario. Es un diálogo del Hijo al Padre, un
diálogo entre hijos y Padre, esta es la oración cristiana.
Por
eso les entrega la oración del “Padre Nuestro”, que es quizás
uno de los dones más precioso que nos ha dejado el divino Maestro en
su misión terrenal. Después de habernos revelado su misterio de
Hijo y hermano, con esta oración Jesús nos hace penetrar en la
paternidad de Dios; quiero subrayar esto: cuando Jesús nos enseña
que el Padrenuestro nos hace entrar en la paternidad de Dios y nos
muestra el modo para entrar en el diálogo orante y directo con Él a
través del camino de la confianza filial. Es un diálogo entre el
papá y su hijo, de hijo con el papá.
Lo
que pedimos en el “Padre Nuestro” ya se ha cumplido y nos ha sido
dado en el Hijo unigénito: la santificación del Nombre, la venida
del Reino, el don del pan, el perdón y la liberación del mal.
Cuando pedimos, abrimos nuestras manos para recibir. Recibimos los
dones que el Padre nos ha hecho ver en el Hijo. La oración que el
Señor nos ha enseñado es la síntesis de cada oración y nosotros
la dirigimos al Padre siempre en comunión con nuestros hermanos.
A
veces sucede que en la oración hay distracciones pero muchas veces
sentimos como las ganas de detenernos en la primera palabra: “Padre”
y sentir esa paternidad en el corazón.
A
continuación, Jesús cuenta la parábola del amigo inoportuno y nos
invita a insistir en la oración y me viene a la mente aquello que
hacen los niños, entre los tres, tres años y medio, empiezan a
preguntar cosas, cosas que no entienden. En mi tierra se llama “la
edad del por qué”, creo que aquí también se dice así y los
niños comienzan a mirar a sus padres, al papá y le dicen: “Papá,
¿por qué?, ¿por qué?” Piden explicaciones. Seamos cuidadosos:
cuando el papá empieza a explicar ese “por qué”, ellos vienen
con otra pregunta sin escuchar la explicación completa. ¿Qué es lo
que pasa? Sucede que los niños se sienten inseguros acerca de tantas
cosas que empiezan a entender por la mitad. Sólo quieren atraer
sobre él, la mirada del papá y por eso preguntan: “¿Por qué,
por qué, por qué?” Nosotros, en la oración del Padrenuestro, si
nos detenemos en la primera palabra, Padre, haremos lo mismo que
hacíamos cuando éramos pequeños, atraeremos la mirada del padre
sobre nosotros diremos: “Padre, Padre”, también podemos decirle:
“¿Por qué?. Y Él nos mirará.
Pidamos
a María, la mujer orante, que nos ayude a orar al Padre en unión
con Jesús para vivir el Evangelio, guiados por el Espíritu Santo.
29.07.19
El Papa Francisco recibe a un grupo de peregrinos de Papúa Nueva Guinea
En
la Casa Santa Marta
(30
julio 2019).- Esta mañana el Papa Francisco recibió a una
peregrinación de fieles de Papúa Nueva Guinea en la Casa Santa
Marta.
Así
ha informado hoy, 30 de julio de 2019, la Oficina de Prensa de la
Santa Sede.
Esta
peregrinación, llegada desde Oceanía, estaba encabezada por el
padre Martín Prado, misionero del Instituto Verbo Encarnado (IVE) y
su párroco.
Durante
la audiencia, los peregrinos hablaron de la situación en su país y
cantaron algunas canciones de su tierra. Al final de este encuentro,
el Papa les dio su bendición.
31.07.19
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