13 de des. 2019

PAPA PER A NADAL


El amor de Dios por nosotros “no es una palabra abstracta”, recuerda Francisco

A grupos franceses dedicados a la misericordia


(13 dic. 2019).- El Papa se ha encontrado esta mañana, 13 de diciembre, con asociaciones y grupos de Francia dedicados a la misericordia, en el Palacio Apostólico Vaticano. Durante su discurso, les ha recordado que el amor de Dios por nosotros “no es una palabra abstracta”, sino que “se ha hecho visible y tangible en Jesucristo”.
En este sentido, Francisco ha indicado que para la Iglesia y la credibilidad de su anuncio “es determinante” que ella viva y testimonie “en primera persona la misericordia”. Es decir, que “su lenguaje y sus gestos deben transmitir misericordia para penetrar en el corazón de las personas y motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre”, ha matizado.
Por ello, el Pontífice ha insistido en que la Iglesia tiene “la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona” y ha citado la Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
La misericordia –aclaró el Papa– es el acto último y supremo con el que Dios viene a nuestro encuentro y que abre nuestro corazón a la esperanza de ser amados para siempre, sea cual sea nuestra pobreza, sea cual sea nuestro pecado”, y añadió que “no hay pobreza humana que Dios no quiera alcanzar, tocar y socorrer”, recordando la misión de la Iglesia.
Contemplar el pesebre
En la reunión, coincidiendo con el tiempo de Adviento, el Santo Padre les ha propuesto a los peregrinos que contemplen el pesebre, y para ello se apoyó en su reciente Carta Apostólica Admirabile signum. 
Es una invitación a sentir, a tocar la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación. Y así, es implícitamente una llamada a seguirlo en el camino de la humildad, de la pobreza, del despojo, que desde la gruta de Belén conduce hasta la Cruz. Es una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados”.
Alegría al proclamar la misericordia
El Papa usó una frase que personalmente dice con frecuencia: “Sólo hay una forma en la que se permite mirar a una persona desde arriba hacia abajo, sólo hay una: para ayudarla a levantarse. De lo contrario, nunca se puede mirar a una persona de arriba a abajo”.
Anunciando con certeza que “hay una verdadera alegría en el proclamar la misericordia del Señor”, Francisco deseó a los peregrinos que “puedan encontrar la manera de dar testimonio a su alrededor de esta alegría de evangelizar anunciando la misericordia de Dios, para transmitir a los demás su pasión y difundir en el mundo la cultura de la misericordia que necesita con urgencia”. Y los animó a que el cumplimiento de las actividades caritativas, “a veces exigente y cansador”, “no ahogue nunca el respiro de ternura y compasión del que deben ser animados, ni la mirada que lo expresa”.
14.12.19





Ángelus: “¡Ánimo, no tengas miedo! Aquí está tu Dios”

Palabras del Papa antes de la oración


(15 diciembre 2019).- En este tercer domingo de Adviento el Papa en su reflexión dominical  sobre el Evangelio antes de la oración mariana, nos invita a la alegría del profeta Isaías: “Que el desierto y la tierra seca se alegren, que la estepa florezca y se regocije” (35,1) y  junto con María vivamos este tiempo de Adviento como un tiempo de gracia.
A continuación, ofrecemos las palabras del Papa antes de la oración del Ángelus
***
Palabras del Papa antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este tercer domingo de Adviento, llamado domingo de la “alegría”, la Palabra de Dios nos invita por un lado a la alegría, y por otro a la conciencia de que la existencia también incluye momentos de duda  en los que es difícil creer. Alegría y duda son experiencias que forman parte de nuestra vida.
A la invitación explícita a la alegría del profeta Isaías: “Que el desierto y la tierra seca se alegren, que la estepa florezca y se regocije” (35,1), la duda de Juan el Bautista se opone en el Evangelio: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” (Mt 11,3). En efecto, el profeta ve más allá de la situación: tiene delante de él a personas desanimadas: manos débiles, rodillas temblorosas, corazones perdidos(ver 35,3-4). Es la misma realidad que pone a prueba la fe en todo momento. Pero el hombre de Dios mira más allá, porque el Espíritu Santo hace que su corazón sienta el poder de su promesa, y anuncia la Salvación: “¡Ánimo, no tengas miedo! Aquí está tu Dios, […] Él viene a salvarte” (v. 4). Y luego Todo se transforma: el desierto florece, el consuelo y la alegría se apoderan de los perdidos de corazón, el cojo, el ciego, el mudo son sanados (cf. vv. 5-6). Esto es lo que se realiza con Jesús: “los ciegos” recuperan la vista, los cojos caminan, los leprosos se purifican, los sordos oyen, los muertos resucitan, el Evangelio es anunciado a los pobres” (Mt 11,5).

Esta descripción nos muestra que la salvación envuelve al hombre por completo y lo regenera. Pero este nuevo nacimiento, con la alegría que lo acompaña, presupone siempre una muerte para nosotros y para el pecado que está en nosotros. De ahí la llamada a la conversión, que es la base de la predicación tanto del Bautista como de Jesús. En particular, se trata de convertir la idea que tenemos de Jesús. Y el tiempo de Adviento nos anima a hacerlo precisamente para preguntar que Juan el Bautistaesta le hace a Jesús: “¿ eres tú el que tiene que venir o debemos esperar a otro?” (Mt 11,3). Pensemos: durante toda la vida que Juan ha estado esperando al Mesías; su estilo de vida, su cuerpo en sí mismo está moldeado por esta espera. También por esta razón Jesús los alaba con estas palabras: nadie es más grande que el que ha nacido de una mujer (cf. Mt 11,11). Y sin embargo, él también ha tenido que convertirse a Jesús. Como Juan, también nosotros estamos llamados a reconocer el rostro que Dios ha elegido asumir en Jesucristo, humilde y misericordioso.
El Adviento, tiempo de gracia, nos dice que no basta con creer en Dios: es necesario purificar nuestra fe todos los días. Se trata de prepararnos para acoger no a un personaje de cuento de hadas, sino al Dios que nos llama, nos involucra y ante la cual se impone una elección. El niño que yace en el pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados, de los pobres que “son los privilegiados de este misterio y, a menudo, los más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros”. (Carta Apostólica Admirable signum, 6).
Que la Virgen María nos ayude para que a medida que nos acercamos a la Navidad, no nos dejemos distraer por las cosas externas, sino que hagamos espacio en nuestro corazón para Aquel que ya ha venido y quiere venir de nuevo a curar nuestras enfermedades y darnos su alegría.


Bendición de las figuritas del Niño Jesús

Palabras después del Ángelus
Palabras del Papa después del Ángelus
¡Queridos hermanos y hermanas!
Os saludo a todos vosotros, familias, grupos parroquiales y asociaciones, que habéis venido de Roma, de Italia y de muchas partes del mundo. En particular, saludo a los peregrinos de Corea y de Valencia y al grupo de Rotzo (VI).
Os saludo a vosotros, queridos muchachos, que habéis venido con las figuritas del Niño Jesús para vuestro pesebre. ¡Levanten las figuras! Las bendigo de corazón. “El pesebre es como un Evangelio viviente. Mientras contemplando la escena navideña, estamos invitados a ponernos espiritualmente en el camino, atraídos por la humildad de aquel que se hizo hombre  para encontrarse con cada uno de nosotros. Y descubrimos que nos ama tanto que se une a nosotros, para que nosotros también podamos unirnos a él” (Carta Apostólica. Admirabile Signum).
En menos de un año, del 13 al 20 de septiembre de 2020,  se celebrará en Budapest, el 52º Congreso Eucarístico Internacional. Los Congresos Eucarísticos durante más de un siglo nos recuerdan que la Eucaristía está en el centro de la vida de la Iglesia. El tema del próximo Congreso será “Todas mis fuentes están en ti”. (Ps 87,7). Oramos para que “el evento eucarístico de Budapest pueda promover procesos de renovación en las comunidades cristianas”. (Discurso al Pont. Comité del Congreso Eucaristía Internacional, 10 de noviembre de 2018).
Les deseo a todos un feliz domingo y una buena novena de Navidad, lo más importante son las figuritas de Jesús para el pesebre. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y adiós
16.12.19



Santa Marta: Abandonar las actitudes tibias, “dar cabida al Señor que viene”

Meditación del Papa en la Misa


(16 dic. 2019).- El Papa Francisco considera que “acorralar a Jesús” y “lavarse las manos”, son dos actitudes tibias y propone examinar si existe “algo así en nosotros”, de manera que si lo hay, apartemos “estas actitudes para dar cabida al Señor que viene”.
Hoy, 16 de diciembre de 2019, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre ha repasado el Evangelio de san Mateo propuesto por la liturgia.
En él, Jesús establece un diálogo con los sumos sacerdotes, que le preguntan con qué autoridad enseña en el templo, indica Vatican News.
Con respecto al mismo, Francisco resaltó dos actitudes de los cristianos tibios, “acorralar a Dios y lavarse las manos”, y las calificó como peligrosas, pues, “es como desafiar a Dios”.
 “Acorralar a Jesús”
Por otra parte, el Papa recordó cómo Jesús crispaba a los sumos sacerdotes porque al sanar, enseñar y hacer milagros a la gente con dulzura y dedicación, los atraía a todos. A los segundos, sin embargo, aunque eran funcionarios respetados por el pueblo, no se les acercaban las personas por falta de confianza.
Entonces, narró el Papa, se pusieron de acuerdo para “acorralar a Jesús” y cuestionarle “¿Con qué autoridad haces estas cosas?”, ya que, “no eres sacerdote, un doctor de la ley, no has estudiado en nuestras universidades. No eres nada”.
Jesús les responde con astucia, preguntando si Juan el Bautista bautizaba con una autoridad que le venía de Dios o de los hombres. El Pontífice expuso el razonamiento de dichos funcionarios “Si decimos ‘del cielo’, nos dirá: ‘¿Por qué no le habéis creído?’ Si le decimos ‘de los hombres’, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta”.

Lavarse las manos

Así, se lavaron las manos y declararon: “No sabemos”. Esta respuesta, para el Obispo de Roma, constituye “la actitud de los mediocres, de los mentirosos de la fe”.
Y agregó: Pilato no solo se lavó las manos, sino que también éstos se lavaron las manos: ‘No sabemos’.  No entrar en la historia de los hombres, no meterse en problemas, no luchar por hacer el bien, no luchar por curar a tanta gente que necesita… Mejor que no. No nos ensuciemos”.
Cristianos de agua de rosas”
Después, continúa el relato del Santo Padre, Jesús les contestó “con la misma música”: “Ni siquiera yo les digo con qué autoridad hago esto”.
Estas son dos actitudes de cristianos tibios, de nosotros -como decía mi abuela- ‘cristianos al agua de rosas’; cristianos así: sin consistencia. Una actitud es la de acorralar a Dios: ‘O me haces esto o no voy a ir más a la iglesia’. ¿Y qué dice Jesús? ‘Vete, vete. Arréglatelas’”.
Por otro lado, el Papa Francisco remitió a que la actitud de lavarse las manos también la tuvieron los discípulos de Emaús en la mañana de la Resurrección, que vieron a las mujeres contentas por haber visto al Señor y no confiaron porque estas “son demasiado imaginativas”.
La cofradía de san Pilato”
De este modo, entran el “la cofradía de san Pilato”, se lavan las manos, como lo hacen otros: “Muchos cristianos se lavan las manos ante los desafíos de la cultura, los desafíos de la historia, los desafíos de las personas de nuestro tiempo; incluso ante los desafíos más pequeños. Cuántas veces oímos al cristiano tacaño delante de una persona que pide limosna y no la da: ‘No, no, no doy porque entonces  estos se emborrachan’”.

Y prosiguió, “se lavan las manos. ‘No quiero que la gente se emborrache y no doy limosna’. ‘Pero no tiene que comer…’ – ‘Son problemas suyos: no quiero que se emborrache’. Lo oímos muchas veces, muchas veces. Acorralar a Dios y lavarse las manos son dos actitudes peligrosas, porque es como desafiar a Dios. Pensemos qué pasaría si el Señor nos acorralara. Nunca entraríamos en el paraíso. ¿Y qué pasaría si el Señor se lavara las manos con nosotros? Pobre de nosotros”, apuntó, según indica la misma fuente.
17.12.19







El pesebre, “invitación a Jesús para que venga a nuestra vida”– Catequesis completa


Prepararse para la Navidad


(18 dic. 2019).- “Cuando hacemos el belén en casa, es como si abriéramos la puerta y dijéramos: ‘Jesús, ¡entra!’, es hacer concreta esta cercanía, esta invitación a Jesús para que venga a nuestra vida. Porque si Él habita nuestra vida, la vida renace. Y si la vida renace es de verdad Navidad. ¡Feliz Navidad a todos!”.
Estas palabras fueron pronunciadas por el Santo Padre hoy, 18 de diciembre de 2019, en la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI.
La catequesis del Santo Padre trató sobre la Navidad, “El belén, evangelio doméstico”, basándose en el pasaje del evangelio según san Mateo 2, 15-16.
«Celebrar la cercanía de Dios»
El Papa Francisco recomendó “hacer el belén” como modo de prepararse para el Nacimiento de Jesús y remitió a su Carta Admirabile signum (Signo admirable) sobre el significado del pesebre. Para él, el pesebre es “como un Evangelio vivo”, porque lo lleva “a los lugares en los que uno vive” y recuerda algo esencial: “que Dios no permaneció invisible en el cielo, sino que vino a la Tierra, se hizo hombre, un niño”.
Hacer el pesebre es celebrar la cercanía de Dios. Dios siempre estuvo cerca de su pueblo, pero cuando se encarnó y nació, estuvo muy cerca, muy cerca. Hacer el belén es celebrar la cercanía de Dios, es redescubrir que Dios es real, concreto, vivo y palpitante” y  “el Niño en el pesebre nos transmite su ternura”, describió Francisco.
Invitación a la contemplación
El belén, prosiguió, es también un “Evangelio doméstico”, pues “el pesebre que hacemos en casa, donde compartimos comida y afecto, nos recuerda que Jesús es el alimento, el pan de vida (cf. Jn 6,34). Es Él quien alimenta nuestro amor, es Él quien da a nuestras familias la fuerza para seguir adelante y perdonarnos”.
Asimismo, el pesebre nos invita “a la contemplación”, a considerar “la importancia de detenernos”: “Porque solo cuando sabemos recogernos podemos acoger lo que cuenta en la vida. Sólo si dejamos el estruendo del mundo fuera de nuestras casas nos abrimos a escuchar a Dios, que habla en silencio”, indicó el Papa.
El belén es también una “imagen artesanal de la paz” en un mundo como el actual “cuando cada día se fabrican en el mundo tantas armas y tantas imágenes violentas que entran por los ojos y el corazón”
No estamos solos
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Dentro de una semana será Navidad. En estos días, mientras corremos para hacer los preparativos de la fiesta, podemos preguntarnos: «¿Cómo me preparo para el nacimiento del festejado? Un modo sencillo pero eficaz de prepararse es hacer el belén  Este año yo también he seguido este camino: fui a Greccio, donde San Francisco hizo el primer belén, con los lugareños. Y escribí una carta para recordar el significado de esta tradición, lo que significa el belén en el tiempo de Navidad.
En efecto, el pesebre «es como un Evangelio vivo» (Carta apostólica Admirabile signum, 1). Lleva el Evangelio a los lugares donde uno vive: a las casas, a las escuelas, a los lugares de trabajo y de reunión, a los hospitales y a las residencias de ancianos, a las cárceles y a las plazas. Y allí donde vivimos nos recuerda algo esencial: que Dios no permaneció invisible en el cielo, sino que vino a la Tierra, se hizo hombre, un niño. Hacer el pesebre es celebrar la cercanía de Dios. Dios siempre estuvo cerca de su pueblo, pero cuando se encarnó y nació, estuvo muy cerca, muy cerca. Hacer el belén es celebrar la cercanía de Dios, es redescubrir que Dios es real, concreto, vivo y palpitante. Dios no es un señor lejano ni un juez distante, sino Amor humilde, descendido hasta nosotros. El Niño en el pesebre nos transmite su ternura. Algunas figuritas representan al «Niño» con los brazos abiertos, para decirnos que Dios vino a abrazar nuestra humanidad. Entonces es bonito estar delante del pesebre y allí confiar nuestras vidas al Señor, hablarle de las personas y situaciones que nos importan, hacer con Él un balance del año que está llegando a su fin, compartir nuestras expectativas y preocupaciones.
Junto a Jesús vemos a la Virgen y a San José. Podemos imaginar los pensamientos y sentimientos que tuvieron cuando el Niño nació en la pobreza: alegría, pero también consternación. Y también podemos invitar a la Sagrada Familia a nuestra casa, donde hay alegrías y preocupaciones, donde cada día nos levantamos, comemos y dormimos cerca de nuestros seres queridos. El pesebre es un evangelio doméstico. La palabra pesebre significa literalmente «comedero», mientras que la ciudad del pesebre, Belén, significa «casa del pan». El pesebre que hacemos en casa, donde compartimos comida y afecto, nos recuerda que Jesús es el alimento, el pan de vida (cf. Jn 6,34). Es Él quien alimenta nuestro amor, es Él quien da a nuestras familias la fuerza para seguir adelante y perdonarnos.
El pesebre nos ofrece otra enseñanza de vida. En los ritmos de hoy, a veces frenéticos, es una invitación a la contemplación. Nos recuerda la importancia de detenernos. Porque sólo cuando sabemos recogernos podemos acoger lo que cuenta en la vida. Sólo si dejamos el estruendo del mundo fuera de nuestras casas nos abrimos a escuchar a Dios, que habla en silencio. El pesebre es actual, es la actualidad de cada familia. Ayer me dieron una foto de un belén especial, uno pequeño, llamado: «Dejemos descansar a mamá». Allí estaba la Virgen dormida y José con el Niño, que hacía que se durmiera. Cuántos de vosotros tienen que repartir la noche entre marido y mujer por el niño o la niña que llora, llora, llora, llora. «Dejemos que mamá descanse» es la ternura de una familia, de un matrimonio.
El pesebre es más actual que nunca, cuando cada día se fabrican en el mundo tantas armas y tantas imágenes violentas que entran por los ojos y el corazón. El pesebre es, en cambio, una imagen artesanal de la paz. Por eso es un evangelio vivo.
Queridos hermanos y hermanas, del pesebre podemos sacar también una enseñanza sobre el sentido mismo de la vida. Vemos escenas cotidianas: los pastores con las ovejas, los herreros que baten el yunque, los molineros que hacen pan; a veces se insertan paisajes y situaciones de nuestros territorios. Está bien, porque el pesebre nos recuerda que Jesús viene a nuestra vida concreta. Y esto es importante. Hacer un pequeño belén, en casa, siempre, porque es el recuerdo de Dios que vino entre nosotros, nació entre nosotros, nos acompaña en la vida, es hombre como nosotros, se hizo hombre como  nosotros. En la vida diaria ya no estamos solos, Él vive con nosotros. No cambia mágicamente las cosas pero, si lo acogemos, todo puede cambiar. Os deseo, entonces, que hacer el pesebre sea la ocasión de invitar a Jesús a la vida. Cuando hacemos el belén en casa, es como si abriéramos la puerta y dijéramos: «Jesús, ¡entra!”, es hacer concreta esta cercanía, esta invitación a Jesús para que venga a nuestra vida. Porque si Él habita nuestra vida, la vida renace. Y  si la vida renace es de verdad Navidad. ¡Feliz Navidad a todos!






Santa Marta: Custodiar “el don de la gratuidad” de Dios  

Reflexión del Papa en la Misa
(19 dic. 2019).- “¿Soy consciente de que el pecado es no custodiar la gratuidad? (…)”. “Custodiar la gratuidad y pensar en Sansón: elegido, bueno, que hacia el final de su vida tuvo un desliz, luego se recuperó”.
Esta ha sido la propuesta realizada hoy, 19 de diciembre de 2019, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, por el Santo Padre.
Francisco se inspiró por la liturgia del día, referida a dos mujeres estériles, Isabel, prima de María, y la madre de Sansón, y reflexionó sobre la cuestión de la gratuidad, indica Vatican News.
El Papa señaló que la historia de Isabel recuerda a la de Abraham y Sara. “La esterilidad es un desierto”, describe, pero ambas son “mujeres de fe” que se encomiendan al Señor.
La gratuidad, fundamento de nuestra fe
Y el Señor hace florecer el desierto. Ambas mujeres conciben y dan a luz. ‘Padre, ¿es esto un milagro?’ No, es más que un milagro: es la base, es el fundamento mismo de nuestra fe. Ambas conciben porque Dios es capaz de cambiar todo, incluso las leyes de la naturaleza; es capaz de dar paso a su Palabra. Los dones de Dios son gratuidad. Y esta vida de ambas mujeres es la expresión de la gratuidad de Dios”, explicó el Pontífice.
De este modo, para el Obispo de Roma, tanto san Juan el Bautista como Sansón, constituyen parte de la “gratuidad de Dios”, el símbolo “de la gratuidad en nuestra salvación” porque “nadie puede salvarse a sí mismo”.
Abrir el corazón a la gratuidad
El único que es capaz de salvarnos de nuestras miserias y crueldades “es el Señor”, “si no te encomiendas a la gratuidad de la salvación del Señor no te salvarás”, indicó el Santo Padre. Y apuntó que es preciso tener fe, algo que también es un don de Dios.
Por otra parte, para recalcar el sentido de la gracia, Francisco remitió a san Agustín, pidiendo abrir el corazón a la gratuidad: “Ninguno de nosotros merece la salvación. ¡Ninguno! ‘Pero yo rezo, ayuno…’. Sí, esto te hará bien, pero si no está esta gratuidad al inicio de todo eso, no hay posibilidad. Somos estériles. Todos. Estériles para la vida de la gracia, estériles para ir al cielo, estériles para concebir la santidad. Solo la gratuidad”.
Y agregó que “es por eso que no podemos presumir de ser justos. ‘Padre, soy católico, voy a misa los domingos, pertenezco a esta asociación, a esta, esta, esta, esta…’.  ‘Y dime, ¿estás comprando tu salvación así? ¿Crees que esto te salvará?’ Te ayudará a salvarte  sólo si crees en la gratuidad del don de Dios. Todo es gracia”.
Por todo ello, continuó, estamos llamados a adorar al Señor y a agradecerle por “tanta gracia”.
Ejemplo de Sansón
Las dos mujeres que aparecen en las lecturas fueron madres de dos personas que fueron grandes en la historia. En concreto, aludiendo al caso de Sansón, el Papa Francisco remarcó que después de haber salvado a los filisteos “tal vez no se preocupó por la gratuidad del don recibido” y se equivocó al rendirse ante una mujer que lo vendió.
No obstante, después se repuso, de manera que el Pontífice considera que su ejemplo sirve para recordar que “todos somos pecadores y que el pecado es no custodiar la gratuidad” .
Alabar al Señor
Las personas “podemos resbalar y creernos redentores de nosotros mismos. El pecado es este. El pecado es el deseo de redimirnos a nosotros mismos”, puntualizó el Obispo de Roma.
Y cuando voy a confesarme, ¿qué hago? ¿Digo los pecados como un loro o los digo porque siento que he arriesgado el don de la gratuidad para tener algo mío?”, planteó.
Así, por último, el Papa pidió, en estos días previos a la Navidad, alabar “al Señor por la gratuidad de la salvación, por la gratuidad de la vida, por todo lo que nos da gratis. Todo es gracia”, expone el citado medio vaticano.
19.12.19




Viernes de la Misericordia: El Papa sorprende a los alumnos de la escuela Pilo Albertelli

Una de las más antiguas de Roma

(20 dic. 2019).- Hoy es viernes y el Papa Francisco ha vuelto a sorprender con otra de sus visitas improvisadas en las calles de Roma. A las 11:25 horas, el Pontífice llegó en coche a la Escuela Superior Estatal Pilo Albertelli, una de las más antiguas de la ciudad, fundada en 1880, ubicada cerca de la Basílica de Santa María la Mayor.
El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, ha comunicado este viernes, 20 de diciembre, a los periodistas que el Papa ha llegado al colegio con el director de L’Osservatore Romano, Andrea Monda, ex profesor de religión del centro, y el decano. Al entrar en el instituto, saludó a los profesores, al personal y a los jóvenes que habían escrito los textos de las meditaciones del Vía Crucis del Viernes Santo de 2018.
El comunicado de Matteo Bruni señala que el Santo Padre llegó al patio de la escuela, acogido por unos 800 estudiantes del instituto. Después de una canción interpretada por algunos estudiantes y el saludo del director, en respuesta a las preguntas de algunos estudiantes, el Papa dirigió unas palabras a los jóvenes.
Habló de la soledad, que cuando se vive mal conduce a la melancolía, del amor gratuito, un camino difícil, hecho de «poda» de sí mismo, de paciencia, de «pequeños sacrificios».
Migración: necesidad de vivir juntos
En respuesta a una pregunta sobre la coexistencia de diferentes culturas y religiones, habló sobre la migración, incluso en su propio país, Argentina, y cómo ha llevado a la «necesidad de vivir juntos», indica la Santa Sede. «Dirigiéndose a los no creyentes, subrayó el valor del testimonio para despertar la curiosidad por el Evangelio y la fe».
Después de recordar a los niños la importancia de jugar y soñar, que «trae oxígeno al alma», contestando a una pregunta sobre los verdaderos maestros, el Papa habló de la relación entre maestro y discípulo, un regalo que él mismo pudo recordar en los últimos días al hablar de su padre espiritual, Miguel Ángel Fiorito.
Cuando sonó la campana, Francisco deseó a los niños y a los presentes una Feliz Navidad y, antes de irse, respondió a una última pregunta de un joven sobre la contradicción del uso de la guerra para traer paz y seguridad. Citando las trágicas situaciones de algunos países, anunció su mensaje de vídeo sobre el tema de la paz, grabado con el Secretario General de las Naciones Unidas al final de la reunión de esta mañana.
20.12.19



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