La “pérdida del sentido de la vida” es la “grave amenaza” en los países más desarrollados
Catequesis
del Papa
(27
nov. 2019).- “Hoy la grave amenaza, en los países más
desarrollados, es la pérdida del sentido de la vida”, ha anunciado
el Papa en la audiencia general, en la que ha compartido con los
peregrinos los momentos más relevantes de su 32º viaje apostólico
internacional, a Tailandia y Japón.
En
la plaza de San Pedro se han congregado este miércoles, 27 de
noviembre de 2019, miles de visitantes y peregrinos, procedentes de
Italia y de otros países para escuchar al Santo Padre en la
audiencia general.
“Esta
visita ha aumentado mi cercanía y afecto por estos pueblos: Dios los
bendiga con abundancia de prosperidad y paz”, ha indicado
Francisco, al mismo tiempo que ha agradecido a los pueblos tailandés
y japonés, a las autoridades y a las personas que han hecho posible
este viaje.
El
pueblo Thai, pueblo de la sonrisa
En
Tailandia, “un antiguo reino que se ha modernizado fuertemente”,
se encontró con el rey, el primer ministro y otras autoridades, y
rindió homenaje “a la rica tradición espiritual y cultural del
pueblo Thai, el pueblo de la ‘hermosa sonrisa'”, ha señalado.
“Allí la gente sonríe”.
En
este país, el Pontífice alentó el “compromiso” de “lograr la
armonía entre los diferentes componentes de la nación”, también
“para que el desarrollo económico beneficie a todos” y “se
curen las llagas de la explotación, especialmente de las mujeres y
los niños”, ha advertido.
Asimismo,
el Papa ha recordado los momentos más importantes del viaje, así
como la Misa celebrada en el Estadio Nacional de Bangkok, el
encuentro con los enfermos del hospital Sant
Louis y
las diferentes reuniones fraternas con los sacerdotes, religiosos,
obispos y jesuitas.
Japón,
proteger y amar la vida
Al
llegar a Tokio, ha contado el Papa, fue recibido por los obispos del
país, con los que “inmediatamente compartimos el reto de ser
pastores de una Iglesia muy pequeña, pero portadora de agua viva, el
Evangelio de Jesús”.
El
Santo Padre ha señalado que el lema de su visita a la isla
fue Proteger
cada vida,
un país que lleva las “cicatrices del bombardeo atómico” y que
es para todo el mundo el “portavoz del derecho fundamental a la
vida y a la paz”. Asimismo, narró su paso por Nagasaki e
Hiroshima, donde rezó y se encontró con algunos supervivientes y
víctimas, y “reiteró la firme condena de las armas nucleares y la
hipocresía de hablar de paz construyendo y vendiendo artefactos
bélicos”.
Después
de esa tragedia, el Japón “ha demostrado una extraordinaria
capacidad para luchar por la vida”, ha observado, “y lo ha hecho
incluso recientemente, después de la triple catástrofe de 2011:
terremoto, tsunami y accidente en una central nuclear”, momento que
también conmemoró con algunas víctimas en Tokio.
“Para
proteger la vida hay que amarla, y hoy la grave amenaza, en los
países más desarrollados, es la pérdida del sentido de la vida”,
ha explicado. En este sentido, Francisco se reunió con los jóvenes,
las “primeras víctimas del vacío del sentido de vivir”, ha
descrito, escuchando “sus preguntas y sus sueños”.
Tras
haber repasado otros momentos de especial importancia en su viaje, el
Pontífice ha encomendado a todos los peregrinos presentes en la
audiencia a “confiar los pueblos de Tailandia y Japón a la
bondad y a la providencia de Dios”
***
Catequesis
del Papa Francisco
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Ayer
volví de mi viaje apostólico a Tailandia y Japón, un regalo por el
que estoy muy agradecido al Señor. Deseo renovar mi gratitud a las
autoridades y a los obispos de estos dos países, que me invitaron y
recibieron con gran esmero, y sobre todo manifestar mi agradecimiento
al pueblo tailandés y al pueblo japonés. Esta visita ha aumentado
mi cercanía y afecto por estos pueblos: Dios los bendiga con
abundancia de prosperidad y paz.
Tailandia
es un antiguo reino que se ha modernizado fuertemente. Durante el
encuentro con el rey, el primer ministro y otras autoridades, rendí
homenaje a la rica tradición espiritual y cultural del pueblo Thai,
el pueblo de la “hermosa sonrisa”. Allí la gente sonríe. Alenté
el compromiso de lograr la armonía entre los diferentes componentes
de la nación, también para que el desarrolloeconómico beneficie a
todos y se curen las llagas de la explotación, especialmente de las
mujeres y los niños. La religión budista es parte integrante de la
historia y de la vida de este pueblo; por eso fui a visitar al
Patriarca Supremo de los Budistas, continuando el camino de estima
mutua iniciado por mis predecesores, para que la compasión y la
fraternidad crezcan en el mundo. En este sentido, el encuentro
ecuménico e interreligioso que tuvo lugar en la universidad más
grande del país fue muy significativo.
El
testimonio de la Iglesia en Tailandia pasa también por obras de
servicio a los enfermos y a los últimos. Entre ellas, destaca el
hospital Saint
Louis que
visité animando al personal sanitario y conociendo a algunos
pacientes. También dediqué momentos específicos a los sacerdotes y
a las personas consagradas, a los obispos y también a los hermanos
jesuitas. En Bangkok celebré la misa con todo el pueblo de Dios en
el Estadio Nacional y luego con los jóvenes en la catedral. Allí
experimentamos que en la nueva familia formada por Jesucristo están
también los rostros y las voces del pueblo Thai.
Luego
me desplacé a Japón. Cuando llegué a la nunciatura de Tokio, fui
recibido por los obispos del país, con los que inmediatamente
compartimos el reto de ser pastores de una Iglesia muy pequeña, pero
portadora de agua viva, el Evangelio de Jesús.
“Proteger
cada vida” fue el lema de mi visita a Japón, un país que lleva
las cicatrices del bombardeo atómico y que es para todo el mundo el
portavoz del derecho fundamental a la vida y a la paz. En Nagasaki e
Hiroshima recé, me encontré con algunos supervivientes y familiares
de las víctimas, y reiteré la firme condena de las armas nucleares
y la hipocresía de hablar de paz construyendo y vendiendo artefactos
bélicos. Después de esa tragedia, el Japón ha demostrado una
extraordinaria capacidad para luchar por la vida, y lo ha hecho
incluso recientemente, después de la triple catástrofe de 2011:
terremoto, tsunami
y accidente en una central nuclear.
Para
proteger la vida hay que amarla, y hoy la grave amenaza, en los
países más desarrollados, es la pérdida del sentido de la vida.
Las
primeras víctimas del vacío del sentido de vivir son los jóvenes,
por eso les dediqué un encuentro en Tokio. Escuché sus preguntas y
sus sueños; los animé a oponerse juntos a todas las formas
de bullying,
y a superar el miedo y los cierres abriéndose al amor de Dios,
rezando y sirviendo a los demás. Conocí a otros jóvenes en la
Universidad de Sophia,
junto con la comunidad académica. Esta Universidad, como todas las
escuelas católicas, es muy apreciada en Japón.
En
Tokio tuve la oportunidad de visitar al Emperador Naruhito, a quien
renuevo la expresión de mi gratitud; y me encontré con las
autoridades del país y con el cuerpo diplomático. Manifesté el
deseo de una cultura de encuentro y diálogo, caracterizada por la
sabiduría y la amplitud de horizontes. Permaneciendo fiel a sus
valores religiosos y morales, y abierto al mensaje evangélico, Japón
podrá ser un país líder para un mundo más justo y pacífico y
para la armonía entre el hombre y el medio ambiente.
Queridos
hermanos y hermanas, confiemos los pueblos de Tailandia y Japón a la
bondad y a la providencia de Dios. Gracias.
Francisco presentará una carta sobre el significado del pesebre
En
su visita a Greccio el 1 de diciembre
(28
nov. 2019).- El Papa Francisco anunció que presentará una carta
sobre el significado del pesebre en la audiencia general de ayer,
miércoles 27 de noviembre de 2019.
Francisco
también comunicó que el próximo domingo, 1 de diciembre, primer
domingo de Adviento, visitará el santuario del Pesebre de Greccio.
Esta
ciudad de Umbría, en la provincia de Rieti, al noreste de Roma, es
el lugar donde fue realizado el primer pesebre por su patrón, san
Francisco de Asís, en 1223, tres años antes de su muerte.
“Iré
a Greccio a rezar en el lugar del primer pesebre, de san Francisco de
Asís”, dijo el Papa en la audiencia, y añadió que desde allí
enviará una a carta a todos los creyentes “para comprender el
significado del pesebre”.
El
Santo Padre ya visitó privadamente Greccio en enero de 2016 y rezó
ante el fresco que representa el primer pesebre hecho por San
Francisco de Asís en 1223. También mantuvo un encuentro con la
comunidad franciscana del santuario.
Oración
y firma de la carta
Mons.
Domenico Pompili, obispo de Riete, diócesis a la que pertenece
Greccio, indicó en la página oficial diocesana que la visita del
Santo Padre “estará marcada por un momento de oración en la cueva
del pesebre y luego por una celebración en la iglesia del santuario,
donde presentará su Carta sobre el pesebre que eligió firmar justo
donde todo comenzó en la Navidad de 1223”.
Y
agregó que se muestran agradecidos “por esta enésima atención a
la tierra de Rieti y a su genuina matriz franciscana, también en los
días en que nos preparamos para vivir la conmemoración de la Regla,
redactada en Fontecolombo en 1223, y en vísperas de la tercera
edición de El valle del primer pesebre, con la que nos
preparamos para acoger a miles de visitantes, atraídos por el
encanto discreto y silencioso de la belleza que brota del pesebre”.
Alegría
por la visita
Así,
el prelado continuó describiendo que el domingo acogerán “con
alegría” al Pontífice que eligió llamarse Francisco, “queriendo
así aportar una nueva prueba, en la Iglesia y en el mundo, de la
elección del Poverello (san
Francisco de Asís) para anunciar el Evangelio ‘sine
glossa‘”.
Finalmente,
Mons. Pompili se muestra convencido “de que esta gracia volverá a
beneficiar a todos, creyentes y no creyentes”.
28.11.19
Santa Marta: “La muerte es un encuentro con el Señor”
El Santo Padre invita a vivir con
“esperanza”
(29
nov. 2019).- La certeza de la muerte está escrita en la Biblia y en
el Evangelio, ha recordado el Papa Francisco en la homilía de la
Misa matutina en Santa Marta, “pero el Señor siempre nos la
presenta como un ‘encuentro con Él’ y la acompaña con la
palabra ‘esperanza'”.
A
primera hora de la mañana del viernes, 29 de noviembre de 2019, el
Obispo de Roma ha reflexionado sobre la muerte y la descrito como el
momento del abrazo con el Señor, invitando a prepararnos para ese
momento, y a orar los unos por los otros, ha informado Vatican
News en
español.
“El
cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” es la
cita del Evangelio de San Lucas, propuestas para la liturgia de hoy,
en la última semana del año litúrgico. La Iglesia invita a
reflexionar sobre el fin, el fin del mundo, el fin de cada uno de
nosotros, en este mes de noviembre, mes de los difuntos.
“El
Señor nos dice que estemos preparados para el encuentro, la muerte
es un encuentro: es Él quien viene a encontrarnos, es Él quien
viene a tomarnos de la mano y llevarnos con él”, ha explicado.
“¡No quisiera que este simple sermón sea un aviso de funeral! Es
simplemente el Evangelio, es simplemente la vida, simplemente decirse
el uno al otro: todos somos vulnerables y todos tenemos una puerta a
la que el Señor llamará algún día”.
Todos
somos vulnerables
“Todos
tenemos esta debilidad de vida, esta vulnerabilidad”, ha aclarado
el Papa. Todos somos vulnerables y en algún momento esta
vulnerabilidad nos conduce a la muerte. Por esto, vamos al médico
para ver cómo va mi vulnerabilidad física, otros van donde el
psicólogo para curar alguna vulnerabilidad psíquica”.
En
la homilía, Francisco ha contado que ayer estaba meditando sobre
esto, en un hermoso artículo que ha salido en la Civiltà
Cattolica, “que
nos dice que lo que todos tenemos en común es la vulnerabilidad:
somos iguales en la vulnerabilidad”.
“¿Cuándo
moriré?”
Francisco
ha recordado que es necesario prepararse bien “para el momento en
que tocará el timbre, el momento en que el Señor llamará a nuestra
puerta”, y ha animado a rezar “los unos por los otros”.
“De
todas las cosas que hemos reunido, que hemos ahorrado, legalmente
buenas, no nos llevaremos nada”, ha advertido. “Pero sí,
llevaremos el abrazo del Señor. Piensa en tu propia muerte: ¿cuándo
moriré? En el calendario no está arreglado, pero el Señor lo
sabe”. Así, el Santo Padre ha recomendado orar al Señor: “Señor,
prepara mi corazón para morir bien, morir en paz, morir con
esperanza”.
30.11.19
El pesebre, una señal de que Dios “nunca nos deja solos”
Discurso en
Greccio, siguiendo los pasos de San Francisco
(
1 diciembre 2019).- “Dios nunca nos deja solos; nos acompaña con
su presencia escondida pero no invisible”, declara el Papa
Francisco en la peregrinación a Greccio, Italia, Umbría, este
domingo 1 de diciembre de 2019.
El
Papa visitó este lugar por segunda vez desde el primer pesebre de
San Francisco de Asís, que había visitado en enero de 2016. Firmó
su “Exhortación apostólica”, “Admirabile
Signum“,
sobre “el significado y el valor del pesebre”. Luego presidió la
liturgia de la Palabra.
El
Papa, que salió del Vaticano a las 15:15 h. y llegó a las 16:55 h.
Al bajar del helicóptero, saludó a personas enfermas o
discapacitadas antes de dirigirse al santuario.
El Papa se dirigió al santuario de Greccio, “un segundo Belén” para el Papa Juan Pablo II que llegó el 2 de enero de 1983.
El Papa se dirigió al santuario de Greccio, “un segundo Belén” para el Papa Juan Pablo II que llegó el 2 de enero de 1983.
El
Papa Francisco fue recibido por el Obispo de Rieti, Mons. Domenico
Pompili, el “guardián” del convento franciscano, el Padre
Francesco Rossi, y Mons. Rino Fisichella, Presidente del
Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización.
En
la cueva del primer pesebre, se recogió en oración y luego firmó
su carta.
Luego
exhortó a la comunidad franciscana a esta fidelidad a la sencillez y
a la pobreza y humildad de San Francisco. Rezó con la comunidad un
Padre Nuestro antes de bendecirla, y de añadir: “Y si tenéis un
minuto, rezad también por mí”. »
El
Papa fue recibido, a la salida de la cueva de Greccio, por jóvenes
vestidos con trajes medievales. Luego los niños cantaron para él.
Luego
el Papa presidió una celebración de la palabra durante la cual
invitó a “mantener los ojos fijos en el Niño Jesús”. Su
sonrisa, que estalla en la noche, dispersa la indiferencia y abre los
corazones a la alegría de los que se sienten amados por el Padre en
el cielo.
Al
final de la liturgia, entregó oficialmente su carta. Luego se leyó
en la capilla del santuario, en latín.
La
historia del primer pesebre inaugurado por San Francisco de Asís en
la cueva de Greccio para la Navidad de 1223 fue contada por su
biógrafo y compañero, Tommaso da Celano. Quería hacer comprender a
la gente la sencillez y la pobreza de Belén. Fue leído, después el
Evangelio de la Natividad, durante la celebración de la Palabra en
la Capilla del Santuario.
Discurso
del Papa en Greccio
Cuántos
pensamientos invaden el espíritu en este lugar santo! Y sin embargo,
frente a la roca de estas montañas tan queridas por San Francisco,
lo que estamos llamados a realizar es, sobre todo, redescubrir la
simplicidad.
El
pesebre, que San Francisco hizo por primera vez en este pequeño
espacio, una imitación de la estrecha cueva de Belén, habla por sí
mismo. Aquí no es necesario multiplicar las palabras, porque la
escena que se pone ante nuestros ojos expresa la sabiduría que
necesitamos para captar lo esencial.
Frente
al pesebre, descubrimos lo importante que es para nuestra vida, tan
agitada, encontrar momentos de silencio y oración. El Silencio,
contemplando la belleza del rostro de Jesús de niño, el Hijo de
Dios nacido en la pobreza de un establo. La Oración,
para expresar el “gracias” maravillados por este inmenso regalo
de amor que se nos da.
En
este signo sencillo y admirable del pesebre que la piedad popular ha
acogido y transmitido de generación en generación, se manifiesta el
gran misterio de nuestra fe: Dios nos ama hasta el punto de compartir
nuestra humanidad y nuestra vida. Nunca nos deja solos; nos acompaña
con su presencia oculta pero no invisible. En todas las
circunstancias, en la alegría y en el dolor, él es el Emmanuel,
Dios con nosotros.
Como
los pastores de Belén, acojamos la invitación a ir a la
cueva, a ver y reconocer el signo que Dios nos ha dado. Entonces
nuestro corazón estará lleno de alegría y podremos llevarla donde
haya tristeza; estará lleno de esperanza, para compartir con los que
la han perdido.
Imitemos
a María, que puso a su Hijo en el pesebre, porque no había lugar en
una casa. Con ella y con San José, su marido, mantenemos los ojos
fijos en el Niño Jesús. Su sonrisa, que estalla en la noche,
dispersa la indiferencia y abre los corazones a la alegría de los
que se sienten amados por el Padre en el cielo.
02.12.19
Francisco: El compromiso de un país con la discapacidad define su “grado de civilización”
Día Mundial de las Personas con
Discapacidad
(
3 dic. 2019).- El Papa Francisco animó a todos los que trabajan con
personas con discapacidades a continuar “con este importante
servicio y compromiso, que determina el grado de civilización de una
nación”.
Con
motivo del Día Mundial de las Personas con Discapacidad, que se
celebra hoy, martes 3 de diciembre, y que este año tiene como tema
“El futuro es accesible”, el Santo Padre ha escrito un mensaje.
Cultura
del encuentro
En
torno a este día, Francisco recuerda en particular “cómo la
promoción del derecho de participar desempeña hoy un papel central
en la lucha contra la discriminación y en la promoción de la
cultura del encuentro y de la calidad de vida”.
También
destaca que, aunque se han hecho grandes progresos para las personas
con discapacidad en el ámbito de la medicina y el bienestar, todavía
se percibe “la cultura del descarte” y muchos de ellos sienten
“que existen sin pertenecer y sin participar”.
Esto
es algo que exige la protección de los derechos de las personas con
discapacidad y sus familias, pero también exhorta “a hacer un
mundo más humano, eliminando todo lo que les impide tener una
ciudadanía plena, los obstáculos del prejuicio, y favoreciendo la
accesibilidad de los lugares y la calidad de vida, que tenga en
cuenta todas las dimensiones del ser humano”, expone el Papa.
Cuidar
y acompañar
Igualmente,
indica que es necesario “cuidar y acompañar” a estas personas
“en todas las condiciones de vida”, empleando las tecnologías,
“pero sin absolutizarlas”; hacerse cargo de las situaciones de
marginalidad “con fuerza y ternura”; caminar con ellos y
“’ungirles’ de dignidad” para que participen “en la
comunidad civil y eclesial”.
Asimismo,
el Obispo de Roma aludió a los “exiliados ocultos” en las
familias y sociedades, pensando especialmente “los ancianos, que,
también por su discapacidad, a veces se sienten como una carga, como
‘presencias engorrosas’, y corren el riesgo de ser descartadas”.
Biografías
originales
Por
otro lado, expresa que todos estamos llamados a reconocer en cada
persona con discapacidad, incluso aquellas que ostentan las graves y
complejas, “una contribución singular al bien común a través de
su biografía original”, pues la dignidad de cada persona “no
depende de la funcionalidad de los cinco sentidos”: “Necesitamos
desarrollar anticuerpos contra una cultura que considera algunas
vidas de serie A y otras de serie B: ¡esto es un pecado
social!”, aclaró.
Para
el Papa Francisco “hacer buenas leyes y derribar las barreras
físicas es importante, pero no es bastante, si no cambia también la
mentalidad, si no superamos una cultura generalizada que sigue
produciendo desigualdades, impidiendo que las personas con
discapacidad participen activamente en la vida cotidiana”.
Sigue
a continuación el mensaje completo de Francisco.
***
Mensaje
del Santo Padre
Con
ocasión del Día
Mundial de las Personas con Discapacidad, renovamos
nuestra mirada de fe, que ve en cada hermano y hermana la presencia
de Cristo mismo, que considera que todo gesto de amor hacia uno de
sus hermanos más pequeños se le hace a Él mismo (cf. Evangelio de
Mateo 25, 40). En esta ocasión, quisiera recordar cómo la promoción
del derecho de participar desempeña hoy un papel central en la lucha
contra la discriminación y en la promoción de la cultura del
encuentro y de la calidad de vida.
Se
han hecho grandes progresos para las personas con discapacidad en el
ámbito de la medicina y del bienestar, pero todavía hoy constatamos
la presencia de la cultura del descarte y muchos de ellos sienten que
existen sin pertenecer y sin participar. Todo esto exige no sólo la
protección de los derechos de las personas con discapacidad y de sus
familias, sino que nos exhorta también a hacer un mundo más humano,
eliminando todo lo que les impide tener una ciudadanía plena, los
obstáculos del prejuicio, y favoreciendo la accesibilidad de los
lugares y la calidad de vida, que tenga en cuenta todas las
dimensiones del ser humano.
Es
necesario cuidar y acompañar a las personas con discapacidad en
todas las condiciones de vida, utilizando también las tecnologías
actuales pero sin absolutizarlas; hacerse cargo de las situaciones de
marginalidad con fuerza y ternura; caminar con ellos y “ungirles”
de dignidad para que participen activamente en la comunidad
civil y eclesial. Es un camino exigente y también fatigoso, que
contribuirá cada vez más a la formación de conciencias capaces de
reconocer a cada uno de nosotros como una persona única e
irrepetible.
Y
no olvidemos a los numerosos “exiliados ocultos” que viven en
nuestros hogares, en nuestras familias y en nuestras sociedades
(cf. Angelus, 29
de diciembre de 2013;
Discurso al Cuerpo Diplomático,
12 de enero de 2015). Pienso en las personas de todas las edades,
especialmente en los ancianos, que, también por su discapacidad, a
veces se sienten como una carga, como “presencias engorrosas”, y
corren el riesgo de ser descartadas, de que se les nieguen
perspectivas laborales concretas para participar en la construcción
de su propio futuro.
Estamos
llamados a reconocer en cada persona con discapacidad, incluso con
discapacidades complejas y graves, una contribución singular al bien
común a través de su biografía original. Reconocer la dignidad de
cada persona, sabiendo que no depende de la funcionalidad de los
cinco sentidos (cf. Coloquio
con los participantes en la Conferencia sobre Discapacidad de la IEC,
11 de junio de 2016).
El Evangelio nos enseña esta conversión. Necesitamos
desarrollar anticuerpos contra una cultura que considera algunas
vidas de serie A y otras de serie B: ¡esto es un pecado
social! Tened el valor de dar voz a quienes son discriminados por su
discapacidad, porque desgraciadamente en algunas naciones, todavía
hoy, se duda en reconocerlos como personas de igual dignidad, como
hermanos y hermanas en la humanidad.
En
efecto, hacer buenas leyes y derribar las barreras físicas es
importante, pero no es bastante, si no cambia también la mentalidad,
si no superamos una cultura generalizada que sigue produciendo
desigualdades, impidiendo que las personas con discapacidad
participen activamente en la vida cotidiana.
En
los últimos años se han puesto en marcha y llevado a cabo procesos
inclusivos, pero todavía no son suficientes, porque los prejuicios
producen, además de barreras físicas, también limitaciones al
acceso a la educación para todos, al empleo y a la participación.
Una persona con discapacidad, para construirse a sí misma, necesita
no sólo existir sino también pertenecer a una comunidad.
Animo
a todos los que trabajan con personas con discapacidades a que
continúen con este importante servicio y compromiso, que determina
el grado de civilización de una nación. Y rezo para que cada
persona sienta la mirada paterna de Dios, que afirma su dignidad
plena y el valor incondicional de su vida.
Vaticano,
3 de diciembre de 2019
FRANCISCO
04.12.19
La fe y la magia son incompatibles, “reza y confíate al Señor“- Catequesis completa
Ciclo de los Hechos de los
Apóstoles
(4
dic. 2019).- El Papa Francisco ha señalado “la
incompatibilidad entre la fe en Cristo y la magia” y reiteró que
“¡la magia no es cristiana! Estas cosas que se hacen para adivinar
el futuro o adivinar muchas cosas o cambiar situaciones de la vida,
no son cristianas. La gracia de Cristo te trae todo: reza y confíate
al Señor”.
Hoy,
4 de diciembre de 2019, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de
catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles, centrando su reflexión
en el pasaje “Tened cuidado de vosotros y de toda la grey”
(Hechos 20, 28).El ministerio de Pablo en Éfeso y la despedida de
los ancianos (Hechos, 20, 32-35).
Francisco
recordó que en Éfeso, Pablo bautizó en el nombre de Jesús a doce
hombres que experimentaron “la efusión del Espíritu Santo que los
regenera” y que, también por medio del apóstol, en dicho lugar se
produjeron “prodigios”: “los enfermos sanan y los obsesos son
liberados”.
La
potencia de Dios
La
“potencia de Dios” que llega a Éfeso a través de Pablo
desenmascaró a los que empleaban “el nombre de Jesús para hacer
exorcismos sin tener la autoridad espiritual para ello (cf. Hch 19,
13-17)”, y reveló “la debilidad de las artes mágicas”, dijo
el Papa. Ante ello, un gran número de personas las abandonaron y
eligieron a Jesucristo.
“Si
eliges a Cristo no puedes recurrir al mago: la fe es abandono
confiando en las manos de un Dios fiable que se da a conocer no
mediante prácticas ocultas, sino por revelación y con amor
gratuito”, aclaró el Pontífice.
Discurso
de despedida
Después,
el Obispo de Roma habló sobre cuando Pablo se desplaza a Mileto,
donde llama a los ancianos (sacerdotes) de la Iglesia de Éfeso para
hacerles una transferencia “de poderes ‘pastorales’” y les
dirige un discurso de despedida. Se trata de un “testamento
espiritual del apóstol”, que se encuentra en el final de su
ministerio apostólico y que el Santo Padre recomienda leer (capítulo
XX del Nuevo Testamento).
Igualmente,
Francisco remitió a la exhortación de Pablo a estos pastores de la
comunidad, “tened cuidado de vosotros y de toda la grey”,
subrayando que “este es el trabajo del pastor: estar en vela, velar
sobre sí mismo y sobre el rebaño. El pastor debe velar, el párroco
debe velar, estar en vela, los sacerdotes deben velar, los obispos,
el Papa deben velar. Velar para custodiar el rebaño, y también para
velar sobre uno mismo, para examinar la conciencia y para ver cómo
se cumple este deber de velar”.
Cercanía
al pueblo
E
insistió en que “los obispos deben estar muy cerca del pueblo para
custodiarlo, para defenderlo, no separados del pueblo”.
***
Catequesis
del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El
viaje del Evangelio a través del mundo prosigue sin pausa en el
libro de los Hechos de los Apóstoles y atraviesa la ciudad de
Éfeso, mostrando toda su fuerza salvadora. Gracias a Pablo,
alrededor de doce hombres reciben el bautismo en el nombre de Jesús
y experimentan la efusión del Espíritu Santo que los regenera (cf.
Hch 19,1-7). Diversos son además los prodigios que suceden por medio
del Apóstol: los enfermos sanan y los obsesos son liberados (cf. Hch
19,11-12). Sucede porque el discípulo se parece a su Maestro (cf. Lc
6,40) y lo hace presente comunicando a los hermanos la misma vida
nueva que recibió de Él.
La
potencia de Dios que irrumpe en Éfeso desenmascara a los que
quieren usar el nombre de Jesús para hacer exorcismos sin tener la
autoridad espiritual para ello (cf. Hch 19, 13-17), y revela la
debilidad de las artes mágicas, que son abandonadas por un gran
número de personas que eligen a Cristo y abandonan las artes mágicas
(cf. Hch 19, 18-19). ¡Una auténtica sacudida para una ciudad, como
Éfeso, que era un centro famoso para la práctica de la magia! Lucas
enfatiza así la incompatibilidad entre la fe en Cristo y la magia.
Si eliges a Cristo no puedes recurrir al mago: la fe es abandono
confiando en las manos de un Dios fiable que se da a conocer no
mediante prácticas ocultas, sino por revelación y con amor
gratuito. Quizás algunos de vosotros me dirá: “Ah, sí, esto
de la magia es algo antiguo: hoy en día, con la civilización
cristiana ya no sucede”. Pero ¡tened cuidado! Yo os pregunto:
¿Cuántos de vosotros van a que les lean el tarot?, ¿Cuántos de
vosotros van a que les lean las manos las adivinas o a que les echen
las cartas? Incluso hoy en día, en las grandes ciudades, los
cristianos practicantes hacen estas cosas. Y a la pregunta: “Pero,
¿por qué, si crees en Jesucristo, vas al mago, al adivino, a toda
esta gente? Responden. “Yo creo en Jesucristo pero para tener buena
suerte voy también allí”. Por favor, ¡la magia no es cristiana!
Estas cosas que se hacen para adivinar el futuro o adivinar muchas
cosas o cambiar situaciones de la vida, no son cristianas. La gracia
de Cristo te trae todo: reza y confíate al Señor.
La
difusión del Evangelio en Éfeso perjudica el comercio de los
plateros, -otro problema- que fabricaban las estatuas de la diosa
Artemisa, haciendo de la práctica religiosa un verdadero negocio. Os
pido que penséis en esto. Viendo disminuir esa actividad que
producía mucho dinero, los plateros organizaron una revuelta contra
Pablo, y los cristianos fueron acusados de haber llevado a la crisis
el gremio de los artesanos, el santuario de Artemisa y el culto a
esta diosa (cf. Hechos 19:23-28).
Después
Pablo va de Éfeso a Jerusalén y llega a Mileto (cf. Hechos
20:1-16). Aquí manda llamar a los ancianos de la Iglesia de Éfeso –
a los presbíteros, o sea a los sacerdotes- para que hacer una
transferencia de poderes “pastorales” (cf. Hch 20, 17-35).
Estamos en las últimas etapas del ministerio apostólico de Pablo y
Lucas nos presenta su discurso de despedida, una especie de
testamento espiritual que el Apóstol dirige a aquellos que, después
de su partida, tendrán que guiar a la comunidad de Éfeso. Y ésta
es una de las páginas más hermosas del libro de los Hechos de los
Apóstoles: os aconsejo que toméis hoy el Nuevo Testamento, la
Biblia, capítulo XX y leáis la despedida de Pablo de los sacerdotes
de Éfeso, y lo hace en Mileto. Es una manera de entender cómo se
despide el Apóstol y también cómo los sacerdotes deben despedirse
hoy y cómo todos los cristianos deben despedirse. Es una página
preciosa.
En
la parte de la exhortación, Pablo anima a los responsables de la
comunidad, que sabe que ve por última vez. ¿Y qué les dice? “Tened
cuidado de vosotros y de toda la grey”. Este es el trabajo del
pastor: estar en vela, velar sobre sí mismo y sobre el rebaño. El
pastor debe velar, el párroco debe velar, estar en vela, los
sacerdotes deben velar, los obispos, el Papa deben velar. Velar para
custodiar el rebaño, y también para velar sobre uno mismo, para
examinar la conciencia y para ver cómo se cumple este deber
de velar.
“Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual
os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la
Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio
hijo” (Hch 20,28), así dice San pablo. Se pide a los episcopi la
máxima cercanía al rebaño, rescatado por la sangre preciosa de
Cristo, y la prontitud a defenderlo de los “lobos” (v. 29). Los
obispos deben estar muy cerca del pueblo para custodiarlo, para
defenderlo, no separados del pueblo. Después de confiar esta tarea a
los responsables de Éfeso, Pablo los pone en manos de Dios y los
confía a la “Palabra de su gracia” (v. 32), levadura de todo
crecimiento y camino de santidad en la Iglesia, invitándolos a
trabajar con sus propias manos, como él, para no ser una carga para
los demás, para ayudar a los débiles y para experimentar que ”
mayor felicidad hay en dar que en recibir” (v. 35).
Queridos
hermanos y hermanas, pidamos al Señor que renueve en nosotros su
amor por la Iglesia y por el depósito de la fe que custodia, y que
nos haga a todos corresponsables en la custodia de la grey,
sosteniendo en la oración a los pastores para que manifiesten la
firmeza y la ternura del Divino Pastor.
05.12.19
Homenaje del Papa a la Inmaculada Concepción en Roma
Tradicional
oración en la Plaza de España
(8
diciembre 2019).- “Les confío a todos los que en esta ciudad y en
todo el mundo están oprimidos por la falta de confianza, por el
desánimo a causa del pecado; todos aquellos que piensan que no hay
esperanza para ellos, que sus faltas son demasiado numerosas y
grandes, y que Dios ciertamente no tiene tiempo que perder con
ellos”.
Esta
es la oración del Papa Francisco a la Virgen María, este 8 de
diciembre de 2019. En honor a la Inmaculada Concepción, el Papa fue
a la Basílica romana de Santa María la Mayor, luego, según la
tradición romana a la Plaza de España, donde rindió homenaje a la
Virgen coronada.
“Tú
eres también Inmaculada, la llena de gracia, y puedes reflejar,
incluso en la oscuridad más oscura, un rayo de luz del Cristo
resucitado”, dijo en su oración, diciendo que el modelo de María
recuerda que “¡no estamos hechos para el mal, sino para el bien,
para el amor, para Dios!”
Oración
del Santo Padre
Oh
María Inmaculada
nos
reunimos a tu alrededor una vez más.
Cuanto
más seguimos en la vida
más
nuestra gratitud a Dios aumenta
por
habernos dado como madre, a nosotros, que somos pecadores,
Tú,
que eres la Inmaculada.
Entre
todos los seres humanos, eres el única
preservada
del pecado, como la madre de Jesús,
Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo.
Pero
tu privilegio único,
te
fue dado por el bien de todos nosotros, tus hijos.
De
hecho, mirándote, vemos la victoria de Cristo,
La
victoria del amor de Dios sobre el mal:
donde
abundaba el pecado, es decir, en el corazón humano,
la
gracia se desbordó,
por
el suave poder de la Sangre de Jesús.
Tú,
Madre, nos recuerdas que sí, somos pecadores,
¡pero
ya no somos esclavos del pecado!
Tu
hijo, con su sacrificio,
rompió
el dominio del mal, ganó el mundo.
Esto
le dice tu corazón a todas las generaciones
Tan
claro como el cielo donde el viento ha disuelto cada nube.
Y
entonces nos recuerdas que no es lo mismo
ser
pecadores y ser corruptos: es muy diferente.
Una
cosa es caer, pero luego arrepentirse, confesarlo
y
levantarse de nuevo con la ayuda de la misericordia de Dios.
Otra
cosa es la connivencia hipócrita con el mal,
la
corrupción del corazón, que se muestra impecable por fuera,
pero
por dentro está lleno de malas intenciones y
mezquinos egoísmos.
Tu
pureza clara nos recuerda la sinceridad,
a
la transparencia, a la simplicidad.
¡Cuánto
necesitamos ser liberados de
la
corrupción del corazón, que es el peligro más grave!
Esto
nos parece imposible, porque somos tan adictos,
y
en cambio está al alcance de la mano. ¡Basta con mirar hacia arriba
a
tu sonrisa de madre, a tu belleza virgen, incontaminada,
para
volver a sentir que no estamos hechos para el mal,
sino
para el bien, para el amor, para Dios!
Por
esto, oh Virgen María,
hoy
te confío a todos aquellos que, en esta ciudad
y
en todo el mundo están oprimidos por la desconfianza
del
desánimo por el pecado;
aquellos
que piensan que para ellos no hay más esperanza,
que
sus faltas son demasiadas y demasiado grandes
y
que Dios no tiene tiempo que perder con ellos.
Te
los confío porque no eres solo una madre
y
como tal nunca dejas de amar a tus hijos,
sino
también eres la Inmaculada, llena de gracia,
y
puedes reflejar desde adentro de la oscuridad más profunda
un
rayo de luz de Cristo resucitado.
Él,
y solo Él, rompe las cadenas del mal,
libera
de las adicciones más implacables,
se
disuelve de los lazos más criminales,
suaviza
los corazones más endurecidos.
Y
si esto sucede dentro de las personas,
¡Cómo
cambia la faz de la ciudad!
En
pequeños gestos y en grandes elecciones,
los
círculos viciosos se vuelven virtuosos poco a poco,
la
calidad de vida mejora
y
el clima social es más transpirable.
Te
damos gracias, Madre Inmaculada,
Por
recordarnos que, por el amor de Jesucristo,
ya
no somos esclavos del pecado,
sino
libres, libres de amar, de amarnos,
para
ayudarnos como hermanos, aunque si sean diferentes de nosotros
y
gracias por ser diversos entre nosotros.
Gracias
porque, con tu sinceridad, nos animas a
no
avergonzarnos del bien, sino del mal;
ayúdanos
a mantener alejado al maligno,
que
con el engaño nos atrae hacia él, en agujas de muerte;
danos
el dulce recuerdo de que somos hijos de Dios,
Padre
de inmensa bondad,
fuente
eterna de vida, belleza y amor. Amén.
08.12.19
Ángelus: “Las obras de misericordia se hacen en silencio”
Palabras del
Papa antes de la oración
(8
diciembre 2019).- A las 12 del mediodía de hoy, II Domingo de
Adviento, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima
Virgen María, el Santo Padre Francisco se asoma a la ventana del
estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con
los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
A
continuación, ofrecemos las palabras del Papa antes de la oración
del Ángelus:
***
Palabras
del Papa antes del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy
celebramos la solemnidad de María Inmaculada, que se sitúa en el
contexto del Adviento, un tiempo de espera: Dios cumplirá lo que ha
prometido. Pero en la fiesta de hoy nos es anunciado que algo ya se
ha cumplido, en la persona y en la vida de la Virgen María. Hoy
consideramos el comienzo de este cumplimiento, que es incluso antes
del nacimiento de la Madre del Señor. De hecho, su inmaculada
concepción nos lleva a ese preciso momento en el que la vida de
María comenzó a palpitar en el seno de su madre: ya existía el
amor santificante de Dios, preservándolo del contagio del mal que es
la herencia común de la familia humana.
En
el Evangelio de hoy resuena el saludo del Ángel a María: “Alégrate,
llena de gracia: el Señor está contigo”. (Lc 1,28). Dios siempre
ha pensado en ella y la ha querido, en su plan inescrutable, como una
criatura llena de gracia, es decir, llena de su amor. Pero para
llenarse es necesario hacer espacio, vaciarse, hacerse a un lado.
Como María, que supo escuchar la Palabra de Dios y confiar
totalmente en su voluntad, acogiéndola sin reservas en su propia
vida. Tanto es así que el Verbo se hizo carne en ella. Esto fue
posible gracias a su “sí”. Al ángel que le pide que se prepare
para ser madre de Jesús, María le responde: “He aquí la esclava
del Señor: que se haga en mí según tu palabra” (v. 38).
María
no se pierde en tantos razonamientos, no pone obstáculos en el
camino del Señor, sino que con prontitud se confía y deja espacio
para la acción del Espíritu Santo. Inmediatamente pone a
disposición de Dios todo su ser y su historia personal, para que sea
la Palabra y la voluntad de Dios la que la modelen para llevar a
cumplimiento. Así, en perfecta sintonía con el designio de Dios
sobre ella, María se convierte en la “toda
bella“,
en la “toda
santa“,
pero sin la más mínima sombra de complacencia, es humilde. Es una
obra maestra, pero sigue siendo humilde, pequeña, pobre. En ella se
refleja la belleza de Dios que es todo amor, gracia, don de sí.
También
me gusta subrayar la palabra con la que María se define a sí misma
en su entrega a Dios: se profesa “la
esclava del Señor“.
El “sí” de María a Dios asume desde el principio la actitud de
servicio, de atención a las necesidades de los demás. Así lo
atestigua concretamente el hecho de la visita a Isabel, que sigue
inmediatamente a la Anunciación. La disponibilidad a Dios se
encuentra en la voluntad de asumir las necesidades del prójimo. Todo
esto sin clamor y sin ostentación, sin buscar lugares de honor, sin
publicidad, porque la caridad y las obras de misericordia no
necesitan ser exhibidas como un trofeo. Las obras de misericordia se
hacen en silencio, a escondidas, sin vanagloriarse de nada. Incluso
en nuestras comunidades, estamos llamados a seguir el ejemplo de
María, practicando el estilo de discreción y ocultación.
Que
la fiesta de la Madre nos ayude a hacer de toda nuestra vida un “sí”
a Dios, un “sí” hecho de adoración a Él y de gestos cotidianos
de amor y de servicio.
09.12.19
Santa Marta: El Señor consuela, corrige y castiga “con ternura”
Reflexión del
Papa en la Misa
(10
dic. 2019).- “¿Cómo nos consuela el Señor? Con ternura. ¿Cómo
corrige el Señor? Con ternura. ¿Cómo castiga el Señor? Con
ternura”.
Hoy,
5 de diciembre de 2019, en la homilía de la Misa en la Casa Santa
Marta, el Santo Padre, inspirado por la liturgia del día, ha
respondido a estas preguntas, indica Vatican
News.
Para
Francisco, la primera lectura, un pasaje del libro de la consolación
de Israel del profeta Isaías, constituye “un anuncio de esperanza”
(“Consuelen, consuelen a mi pueblo”). De esta manera, el profeta
difunde las palabras de Dios: “hablen al corazón de Jerusalén y
anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa
está pagada”.
Pasaje
de ternura
“El
Señor nos consuela siempre, siempre que nos dejemos consolar”,
subrayó el Papa. Y remitió a un fragmento de Isaías que habla del
Señor como el buen pastor, que “con su brazo” reúne el rebaño,
“lleva sobre su pecho a los corderos” y conduce con dulzura a
“las que han dado a luz”, “un pasaje de ternura”.
“El
Señor conduce, el Señor guía a su pueblo, el Señor corrige;
además, yo diría también: el Señor castiga con ternura. La
ternura de Dios, las caricias de Dios. No es una actitud didáctica o
diplomática de Dios: viene a Él desde dentro, es la alegría que
tiene cuando se acerca un pecador. Y la alegría lo hace tierno”,
describió.
Alegría
del Señor
Asimismo,
el Pontífice recordó la parábola del Hijo Pródigo y el Evangelio
en el que el pastor tiene cien ovejas y una se pierde como ejemplos
de “la alegría del Señor ante el pecador”, “ante nosotros
cuando nos dejamos perdonar, cuando nos acercamos a Él para que nos
perdone”. Una alegría que “se convierte en ternura, y esa
ternura nos consuela”, expone el citado medio.
Por
otro lado, aludió a cuando “nos lamentamos, nos quejamos y
pensamos que nuestros pecados, nuestros límites, no pueden ser perdonados.
Allí se oye la voz del Señor que dice: ‘Yo te consuelo, estoy
cerca de ti’, y nos toma con ternura”.
Y
agregó: “El Dios poderoso que creó los cielos y la tierra, el
Dios-héroe, por decirlo así, nuestro hermano, que se dejó llevar a
la cruz para morir por nosotros, es capaz de acariciarnos y decirnos:
‘No llores’”.
Dejarnos
consolar
El
Papa Francisco se refirió también a la ternura con la que Jesús
trató a la viuda de Naín ante el ataúd de su hijo, invitando a
“creer en este consuelo del Señor” porque después “existe la
gracia” del perdón.
Finalmente,
insistió en acudir al Padre “a pedir perdón”: “Y Él te
acariciará. Se acercará con la ternura de un padre, de un hermano:
‘Así como un pastor apacienta el rebaño y con su brazo lo reúne,
lleva a los corderitos sobre el pecho y conduce con dulzura a las
ovejas que han dado a luz’, así también el Señor nos consuela a
nosotros”.
11.12.19
“El martirio es el aire de la vida de un cristiano” – Catequesis completa
Persecución de san Pablo
(11
dic. 2019).- El Pontífice ha recordado que “el martirio es el aire
de la vida de un cristiano, de una comunidad cristiana”, y ha
asegurado que siempre habrá mártires entre nosotros: “esta es la
señal de que vamos por el camino de Jesús”.
Esta
mañana, 11 de diciembre de 2019, en el Aula Pablo VI, el Santo Padre
ha proseguido la catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles,
centrándose en el pasaje “¡Por poco con tus argumentos haces
de mí un cristiano!” (Hechos 26, 28). Pablo
prisionero ante el rey Agripa (Hechos, 26, 22-23).
Al
pronunciar la catequesis en italiano, dedicada a la persecución
del apóstol Pablo, el Papa ha improvisado unas palabras, con las que
ha compartido el encuentro que ha tenido antes de la audiencia
general con un grupo de peregrinos ucranianos: “¡Cómo
persiguieron a esta gente, cuánto han sufrido por el Evangelio! Pero
no negociaron la fe. Son un ejemplo”.
“Hoy
en el mundo, en Europa, tantos cristianos son perseguidos y dan la
vida por su fe, o son perseguidos con guantes blancos, es decir,
dejados de lado, marginados…”, ha indicado. El martirio “es una
bendición del Señor, que haya en el pueblo de Dios, alguno o alguna
que dé este testimonio de martirio”.
Perseverancia
El
apóstol san Pablo, ha indicado Francisco en su catequesis, “nos
enseña la perseverancia en la prueba” y la “capacidad de leer
todo con los ojos de la fe”.
En
este sentido, ha exhortado a pedirle al Señor, por intercesión del
apóstol, “que reviva nuestra fe y nos ayude a ser fieles hasta el
final de nuestra vocación de cristianos, de discípulos de los
discípulos del Señor, de misioneros”.
A
partir de este momento, el retrato de Pablo es el del prisionero
cuyas cadenas son el signo de su fidelidad al Evangelio y del
testimonio dado al Resucitado.
Lucas
destaca la similitud entre Pablo y Jesús, ambos odiados por sus
adversarios, acusados públicamente y reconocidos como inocentes por
las autoridades imperiales; y así Pablo se asocia con la pasión de
su Maestro, y su pasión se convierte en un evangelio vivo.
Catequesis
del Papa
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En
la lectura de los Hechos de los Apóstoles, prosigue el camino del
Evangelio por el mundo y el testimonio de san Pablo está cada vez
más marcado por el sello del sufrimiento. Pero esto es algo que
crece con el tiempo en la vida de Pablo. Pablo no es sólo el
evangelizador ardiente, el intrépido misionero entre los paganos que
da vida a las nuevas comunidades cristianas, sino también el testigo
sufriente del Resucitado (cf. Hch 9, 15-16).
La
llegada del apóstol a Jerusalén, descrita en el capítulo 21 de los
Hechos, desencadena un odio feroz hacia él, que le reprochan: “¡Pero
éste era un perseguidor! ¡No os fieis!”. Como lo fue para Jesús,
Jerusalén también es la ciudad hostil para él. Cuando fue al
templo, lo reconocieron, lo sacaron para lincharlo y fue salvado in
extremis por los soldados romanos. Acusado
de enseñar contra la Ley y el Templo, fue arrestado y comenzó su
peregrinaje como prisionero, primero ante el sanedrín, luego ante el
procurador romano en Cesarea y finalmente ante el rey Agripa. Lucas
destaca la similitud entre Pablo y Jesús, ambos odiados por sus
adversarios, acusados públicamente y reconocidos como inocentes por
las autoridades imperiales; y así Pablo se asocia con la pasión de
su Maestro, y su pasión se convierte en un evangelio vivo. Yo vengo
de la basílica de San Pedro y allí tuve mi primera audiencia esta
mañana con peregrinos ucranianos de una diócesis ucraniana.
¡Cómo persiguieron a esta gente, cuánto han sufrido por el
Evangelio! Pero no negociaron la fe. Son un ejemplo. Hoy en el mundo,
en Europa, tantos cristianos son perseguidos y dan la vida por su fe,
o son perseguidos con guantes blancos, es decir, dejados de lado,
marginados… El martirio es el aire de la vida de un cristiano, de
una comunidad cristiana. Siempre habrá mártires entre nosotros:
esta es la señal de que vamos por el camino de Jesús. Es una
bendición del Señor, que haya en el pueblo de Dios, alguno o alguna
que dé este testimonio de martirio.
Pablo
es llamado a defenderse de las acusaciones, y al final, en presencia
del rey Agripa II, su apología se convierte en un testimonio eficaz
de fe (cf. Hch 26, 1-23).
Luego
Pablo cuenta su propia conversión: Cristo resucitado lo hizo
cristiano y le confió la misión entre las naciones, “para que se
conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios,
y para que reciban el perdón de los pecados y una parte de la
herencia, entre los santificados mediante la fe en mí” (v. 18).
Pablo obedeció este mandato y no hizo otra cosa que mostrar
cómo los profetas y Moisés predijeron lo que ahora anuncia él:
“que el Cristo había de padecer y que, después de resucitar el
primero de entre los muertos, anunciaría la luz al pueblo y a los
gentiles” (v. 23). El testimonio apasionado de Pablo toca el
corazón del rey Agripa, a quien sólo le falta el paso
decisivo. Y así dice el rey: “¡Por poco con tus argumentos haces
de mí un cristiano! (v. 28). Pablo es declarado inocente, pero no
puede ser liberado porque ha apelado al César. Así continúa el
viaje imparable de la Palabra de Dios a Roma. Pablo, encadenado,
terminará aquí en Roma.
A
partir de este momento, el retrato de Pablo es el del prisionero
cuyas cadenas son el signo de su fidelidad al Evangelio y del
testimonio dado al Resucitado.
Las
cadenas son ciertamente una prueba humillante para el Apóstol, que
aparece al mundo como un “malhechor” (2 Tim 2,9). Pero su amor a
Cristo es tan fuerte que incluso estas cadenas se leen con los ojos
de la fe; fe que para Pablo no es “una teoría, una opinión sobre Dios
y sobre el mundo”, sino “el impacto del amor de Dios en su
corazón, […] es amor a Jesucristo” (BENEDICTO XVI, Homilía
con ocasión del Año Paulino, 28 de junio de 2008).
Queridos
hermanos y hermanas, Pablo nos enseña la perseverancia en la prueba
y la capacidad de leer todo con los ojos de la fe. Hoy pedimos al
Señor, por intercesión del apóstol, que reviva nuestra fe y nos
ayude a ser fieles hasta el final de nuestra vocación de cristianos,
de discípulos de los discípulos del Señor, de misioneros.
12.12.19
El Papa en la fiesta de la Virgen Guadalupe: María, “mujer, madre y mestiza”
Misa
en la basílica de San Pedro
(12
dic. 2019).- El Santo Padre sugirió tres títulos o adjetivos para
la Virgen, “mujer, madre y mestiza”, y ha pedido que la Virgen
nos hable como habló a Juan Diego “con ternura, con calidez
materna y con la cercanía del mestizaje”.
Hoy,
jueves 12 de diciembre de 2019, aproximadamente a las 18 horas, el
Papa Francisco presidió en la basílica de San Pedro la Eucaristía
en la Solemnidad de la Santísima Virgen María de Guadalupe.
Coro
latinoamericano
Junto
con Francisco concelebraron el Card. Marc Ouellet, el Card. Leonardo
Sandri, Mons. Edgar Peña Parra, Mons. Octavio Ruiz Arenas, Mons.
Ilson Montanari y otros cardenales, obispos y sacerdotes.
Antes
de comenzar la Misa, el Papa incensó el cuadro de la Virgen de
Guadalupe colocado para la ocasión bajo el baldaquino de Bernini en
el templo vaticano.
El
coro del Colegio Pío Latinoamericano entonó varios cantos en
español, entre los que se encontraba el de “América, despierta”,
canción popular que recuerda que María, emperatriz de las Américas,
protege y acoge a su pueblo.
Los
coros de la Capilla Sixtina y Mater
Ecclesiæ,
así como el maestro organista Juan Paradell acompañaron
también con sus cantos y música la celebración.
Liturgia
de la palabra
La
primera lectura del día, la carta de san Pablo a los Gálatas, fue
leída en portugués y el salmo 66 fue cantado en italiano “Ti
lodino i popoli, o Dio, ti lodino i popoli tutti”
(“Que te alaben, Señor, todos los pueblos”).
El
Evangelio, pronunciado en español (Lucas 1, 39-48), relata el
encuentro de María con su prima Isabel. Esta última, llena del
Espíritu Santo,
le dice, “Bendita tú entre las mujeres, y bendito es el fruto de
tu vientre Jesús”.
María
“se mestizó con la humanidad”
Durante
su homilía,
el Papa Francisco apuntó que los demás títulos de María, como los
de las letanías lauretanas, no son tan esenciales como los títulos
de “mujer” y “madre”.
Asimismo,
describió que, en la aparición a San Juan Diego (1474-1548), en
1531, en el cerro del Tepeyac, al noroeste de la Ciudad de México
(México), la Virgen “se mestizó con la humanidad” para ser
“Madre de todos” y “mestizó a Dios”.
El
Pontífice también se refirió al papel de la mujer en la Iglesia y
recomendó no reducirlo a “funciones”, sino mirar mucho más allá
para no quedarse “a mitad de camino”.
La
oración de los fieles fue realizada por un cantor, al que la
asamblea respondió “En ti confiamos, Señor” y las ofrendas
fueron entregadas por tres familias, 11 personas en total, de
Filipinas, Ecuador y Colombia, respectivamente.
50º
aniversario de la ordenación del Papa
Por
último, antes de la bendición final, el cardenal Marc Ouellet, como
presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, dirigió
un saludo al Papa con motivo del 50 aniversario de su ordenación
sacerdotal, que tendrá lugar mañana 13 de diciembre.
En
él, el purpurado agradeció al Señor por “el don de sus cincuenta
años de sacerdocio, vividos aún con mayor intensidad en sus años
de ministerio petrino”, destacando en el Santo Padre su “espíritu
de humildad y misericordia, en espíritu de reforma y santidad y
dando prioridad y sumo cariño a los más necesitados de caridad y
esperanza, y en especial a los pobres”.
Al
mismo tiempo, el cardenal indicó al Pontífice que, aunque no todos
“logran entender plenamente el alcance de sus gestos, palabras y
decisiones, le puedo asegurar que el pueblo de Dios que camina en la
fe se siente animado y consolado por su ejemplo y su magisterio”.
13.12.19
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