28 de nov. 2019

PAPA FINALS ANY


La “pérdida del sentido de la vida” es la “grave amenaza” en los países más desarrollados

Catequesis del Papa
(27 nov. 2019).- “Hoy la grave amenaza, en los países más desarrollados, es la pérdida del sentido de la vida”, ha anunciado el Papa en la audiencia general, en la que ha compartido con los peregrinos los momentos más relevantes de su 32º viaje apostólico internacional, a Tailandia y Japón.
En la plaza de San Pedro se han congregado este miércoles, 27 de noviembre de 2019, miles de visitantes y peregrinos, procedentes de Italia y de otros países para escuchar al Santo Padre en la audiencia general.
Esta visita ha aumentado mi cercanía y afecto por estos pueblos: Dios los bendiga con abundancia de prosperidad y paz”, ha indicado Francisco, al mismo tiempo que ha agradecido a los pueblos tailandés y japonés, a las autoridades y a las personas que han hecho posible este viaje.
El pueblo Thai, pueblo de la sonrisa
En Tailandia, “un antiguo reino que se ha modernizado fuertemente”, se encontró con el rey, el primer ministro y otras autoridades, y rindió homenaje “a la rica tradición espiritual y cultural del pueblo Thai, el pueblo de la ‘hermosa sonrisa'”, ha señalado. “Allí la gente sonríe”.
En este país, el Pontífice alentó el “compromiso” de “lograr la armonía entre los diferentes componentes de la nación”, también “para que el desarrollo económico beneficie a todos” y “se curen las llagas de la explotación, especialmente de las mujeres y los niños”, ha advertido.
Asimismo, el Papa ha recordado los momentos más importantes del viaje, así como la Misa celebrada en el Estadio Nacional de Bangkok, el encuentro con los enfermos del hospital Sant Louis y las diferentes reuniones fraternas con los sacerdotes, religiosos, obispos y jesuitas.

Japón, proteger y amar la vida
Al llegar a Tokio, ha contado el Papa, fue recibido por los obispos del país, con los que “inmediatamente compartimos el reto de ser pastores de una Iglesia muy pequeña, pero portadora de agua viva, el Evangelio de Jesús”.
El Santo Padre ha señalado que el lema de su visita a la isla fue Proteger cada vida, un país que lleva las “cicatrices del bombardeo atómico” y que es para todo el mundo el “portavoz del derecho fundamental a la vida y a la paz”. Asimismo, narró su paso por Nagasaki e Hiroshima, donde rezó y se encontró con algunos supervivientes y víctimas, y “reiteró la firme condena de las armas nucleares y la hipocresía de hablar de paz construyendo y vendiendo artefactos bélicos”.   
Después de esa tragedia, el Japón “ha demostrado una extraordinaria capacidad para luchar por la vida”, ha observado, “y lo ha hecho incluso recientemente, después de la triple catástrofe de 2011: terremoto, tsunami y accidente en una central nuclear”, momento que también conmemoró con algunas víctimas en Tokio.
Para proteger la vida hay que amarla, y hoy la grave amenaza, en los países más desarrollados, es la pérdida del sentido de la vida”, ha explicado. En este sentido, Francisco se reunió con los jóvenes, las “primeras víctimas del vacío del sentido de vivir”, ha descrito, escuchando “sus preguntas y sus sueños”.
Tras haber repasado otros momentos de especial importancia en su viaje, el Pontífice ha encomendado a todos los peregrinos presentes en la audiencia a “confiar los pueblos de Tailandia y Japón a la bondad y  a la providencia de Dios”

***
Catequesis del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Ayer volví de mi viaje apostólico a Tailandia y Japón, un regalo por el que estoy muy agradecido al Señor. Deseo renovar mi gratitud a las autoridades y a los obispos de estos dos países, que me invitaron y recibieron con gran esmero, y sobre todo manifestar mi agradecimiento al pueblo tailandés y al pueblo japonés. Esta visita ha aumentado mi cercanía y afecto por estos pueblos: Dios los bendiga con abundancia de prosperidad y paz.
Tailandia es un antiguo reino que se ha modernizado fuertemente. Durante el encuentro con el rey, el primer ministro y otras autoridades, rendí homenaje a la rica tradición espiritual y cultural del pueblo Thai, el pueblo de la “hermosa sonrisa”. Allí la gente sonríe. Alenté el compromiso de lograr la armonía entre los diferentes componentes de la nación, también para que el desarrolloeconómico beneficie a todos y se curen las llagas de la explotación, especialmente de las mujeres y los niños. La religión budista es parte integrante de la historia y de la vida de este pueblo; por eso fui a visitar al Patriarca Supremo de los Budistas, continuando el camino de estima mutua iniciado por mis predecesores, para que la compasión y la fraternidad crezcan en el mundo. En este sentido, el encuentro ecuménico e interreligioso que tuvo lugar en la universidad más grande del país fue muy significativo.
El testimonio de la Iglesia en Tailandia pasa también por obras de servicio a los enfermos y a los últimos. Entre ellas, destaca el  hospital Saint Louis que visité animando al personal sanitario y conociendo a algunos pacientes. También dediqué momentos específicos a los sacerdotes y a las personas consagradas, a los obispos y también a los hermanos jesuitas. En Bangkok celebré la misa con todo el pueblo de Dios en el Estadio Nacional y luego con los jóvenes en la catedral. Allí experimentamos que en la nueva familia formada por Jesucristo están también los rostros y las voces del pueblo Thai.
Luego me desplacé a Japón. Cuando llegué a la nunciatura de Tokio, fui recibido por los obispos del país, con los que inmediatamente compartimos el reto de ser pastores de una Iglesia muy pequeña, pero portadora de agua viva, el Evangelio de Jesús.
Proteger cada vida” fue el lema de mi visita a Japón, un país que lleva las cicatrices del bombardeo atómico y que es para todo el mundo el portavoz del derecho fundamental a la vida y a la paz. En Nagasaki e Hiroshima recé, me encontré con algunos supervivientes y familiares de las víctimas, y reiteré la firme condena de las armas nucleares y la hipocresía de hablar de paz construyendo y vendiendo artefactos bélicos. Después de esa tragedia, el Japón ha demostrado una extraordinaria capacidad para luchar por la vida, y lo ha hecho incluso recientemente, después de la triple catástrofe de 2011: terremoto, tsunami y accidente en una central nuclear.
Para proteger la vida hay que amarla, y hoy la grave amenaza, en los países más desarrollados, es la pérdida del sentido de la vida.
Las primeras víctimas del vacío del sentido de vivir son los jóvenes, por eso les dediqué un encuentro en Tokio. Escuché sus preguntas y sus sueños; los animé a oponerse juntos a todas las formas de bullying, y a superar el miedo y los cierres abriéndose al amor de Dios, rezando y sirviendo a los demás. Conocí a otros jóvenes en la Universidad de Sophia, junto con la comunidad académica. Esta Universidad, como todas las escuelas católicas, es muy apreciada en Japón.
En Tokio tuve la oportunidad de visitar al Emperador Naruhito, a quien renuevo la expresión de mi gratitud; y me encontré con las autoridades del país y con el cuerpo diplomático. Manifesté el deseo de una cultura de encuentro y diálogo, caracterizada por la sabiduría y la amplitud de horizontes. Permaneciendo fiel a sus valores religiosos y morales, y abierto al mensaje evangélico, Japón podrá ser un país líder para un mundo más justo y pacífico y para la armonía entre el hombre y el medio ambiente.
Queridos hermanos y hermanas, confiemos los pueblos de Tailandia y Japón a la bondad y  a la providencia de Dios. Gracias.




Francisco presentará una carta sobre el significado del pesebre

En su visita a Greccio el 1 de diciembre

(28 nov. 2019).- El Papa Francisco anunció que presentará una carta sobre el significado del pesebre en la audiencia general de ayer, miércoles 27 de noviembre de 2019.
Francisco también comunicó que el próximo domingo, 1 de diciembre, primer domingo de Adviento, visitará el santuario del Pesebre de Greccio.
Esta ciudad de Umbría, en la provincia de Rieti, al noreste de Roma, es el lugar donde fue realizado el primer pesebre por su patrón, san Francisco de Asís, en 1223, tres años antes de su muerte.
Iré a Greccio a rezar en el lugar del primer pesebre, de san Francisco de Asís”, dijo el Papa en la audiencia, y añadió que desde allí enviará una a carta a todos los creyentes “para comprender el significado del pesebre”.
El Santo Padre ya visitó privadamente Greccio en enero de 2016 y rezó ante el fresco que representa el primer pesebre hecho por San Francisco de Asís en 1223. También mantuvo un encuentro con la comunidad franciscana del santuario.
Oración y firma de la carta
Mons. Domenico Pompili, obispo de Riete, diócesis a la que pertenece Greccio, indicó en la página oficial diocesana que la visita del Santo Padre “estará marcada por un momento de oración en la cueva del pesebre y luego por una celebración en la iglesia del santuario, donde presentará su Carta sobre el pesebre que eligió firmar justo donde todo comenzó en la Navidad de 1223”.
Y agregó que se muestran agradecidos “por esta enésima atención a la tierra de Rieti y a su genuina matriz franciscana, también en los días en que nos preparamos para vivir la conmemoración de la Regla, redactada en Fontecolombo en 1223, y en vísperas de la tercera edición de El valle del primer pesebre, con la que nos preparamos para acoger a miles de visitantes, atraídos por el encanto discreto y silencioso de la belleza que brota del pesebre”.
Alegría por la visita
Así, el prelado continuó describiendo que el domingo acogerán “con alegría” al Pontífice que eligió llamarse Francisco, “queriendo así aportar una nueva prueba, en la Iglesia y en el mundo, de la elección del Poverello (san Francisco de Asís) para anunciar el Evangelio ‘sine glossa‘”.
Finalmente, Mons. Pompili se muestra convencido “de que esta gracia volverá a beneficiar a todos, creyentes y no creyentes”.
28.11.19





Santa Marta: “La muerte es un encuentro con el Señor”

El Santo Padre invita a vivir con “esperanza”


(29 nov. 2019).- La certeza de la muerte está escrita en la Biblia y en el Evangelio, ha recordado el Papa Francisco en la homilía de la Misa matutina en Santa Marta, “pero el Señor siempre nos la presenta como un ‘encuentro con Él’ y la acompaña con la palabra ‘esperanza'”.
A primera hora de la mañana del viernes, 29 de noviembre de 2019, el Obispo de Roma ha reflexionado sobre la muerte y la descrito como el momento del abrazo con el Señor, invitando a prepararnos para ese momento, y a orar los unos por los otros, ha informado Vatican News en español.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” es la cita del Evangelio de San Lucas, propuestas para la liturgia de hoy, en la última semana del año litúrgico. La Iglesia invita a reflexionar sobre el fin, el fin del mundo, el fin de cada uno de nosotros, en este mes de noviembre, mes de los difuntos.
El Señor nos dice que estemos preparados para el encuentro, la muerte es un encuentro: es Él quien viene a encontrarnos, es Él quien viene a tomarnos de la mano y llevarnos con él”, ha explicado. “¡No quisiera que este simple sermón sea un aviso de funeral! Es simplemente el Evangelio, es simplemente la vida, simplemente decirse el uno al otro: todos somos vulnerables y todos tenemos una puerta a la que el Señor llamará algún día”.
Todos somos vulnerables
Todos tenemos esta debilidad de vida, esta vulnerabilidad”, ha aclarado el Papa. Todos somos vulnerables y en algún momento esta vulnerabilidad nos conduce a la muerte. Por esto, vamos al médico para ver cómo va mi vulnerabilidad física, otros van donde el psicólogo para curar alguna vulnerabilidad psíquica”.
En la homilía, Francisco ha contado que ayer estaba meditando sobre esto, en un hermoso artículo que ha salido en la Civiltà Cattolica, “que nos dice que lo que todos tenemos en común es la vulnerabilidad: somos iguales en la vulnerabilidad”.
¿Cuándo moriré?”
Francisco ha recordado que es necesario prepararse bien “para el momento en que tocará el timbre, el momento en que el Señor llamará a nuestra puerta”, y ha animado a rezar “los unos por los otros”.
De todas las cosas que hemos reunido, que hemos ahorrado, legalmente buenas, no nos llevaremos nada”, ha advertido. “Pero sí, llevaremos el abrazo del Señor. Piensa en tu propia muerte: ¿cuándo moriré? En el calendario no está arreglado, pero el Señor lo sabe”. Así, el Santo Padre ha recomendado orar al Señor: “Señor,  prepara mi corazón para morir bien, morir en paz, morir con esperanza”.
30.11.19






El pesebre, una señal de que Dios “nunca nos deja solos”

Discurso en Greccio, siguiendo los pasos de San Francisco
( 1 diciembre 2019).- “Dios nunca nos deja solos; nos acompaña con su presencia escondida pero no invisible”, declara el Papa Francisco en la peregrinación a Greccio, Italia, Umbría, este domingo 1 de diciembre de 2019.
El Papa visitó este lugar por segunda vez desde el primer pesebre de San Francisco de Asís, que había visitado en enero de 2016. Firmó su “Exhortación apostólica”, “Admirabile Signum“, sobre “el significado y el valor del pesebre”. Luego presidió la liturgia de la Palabra.
El Papa, que salió del Vaticano a las 15:15 h. y llegó a las 16:55 h. Al bajar del helicóptero, saludó a personas enfermas o discapacitadas antes de dirigirse al santuario.
El Papa se dirigió al santuario de Greccio, “un segundo Belén” para el Papa Juan Pablo II que llegó el 2 de enero de 1983.
El Papa Francisco fue recibido por el Obispo de Rieti, Mons. Domenico Pompili, el “guardián” del convento franciscano, el Padre Francesco Rossi, y Mons. Rino Fisichella, Presidente del  Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización.
En la cueva del primer pesebre, se recogió en oración y luego firmó su carta.
Luego exhortó a la comunidad franciscana a esta fidelidad a la sencillez y a la pobreza y humildad de San Francisco. Rezó con la comunidad un Padre Nuestro antes de bendecirla, y de añadir: “Y si tenéis un minuto, rezad también por mí”. »
El Papa fue recibido, a la salida de la cueva de Greccio, por jóvenes vestidos con trajes medievales. Luego los niños cantaron para él.
Luego el Papa presidió una celebración de la palabra durante la cual invitó a “mantener los ojos fijos en el Niño Jesús”. Su sonrisa, que estalla en la noche, dispersa la indiferencia y abre los corazones a la alegría de los que se sienten amados por el Padre en el cielo.
Al final de la liturgia, entregó oficialmente su carta. Luego se leyó en la capilla del santuario, en latín.
La historia del primer pesebre inaugurado por San Francisco de Asís en la cueva de Greccio para la Navidad de 1223 fue contada por su biógrafo y compañero, Tommaso da Celano. Quería hacer comprender a la gente la sencillez y la pobreza de Belén. Fue leído, después el Evangelio de la Natividad, durante la celebración de la Palabra en la Capilla del Santuario.


Discurso del Papa en Greccio
Cuántos pensamientos invaden el espíritu en este lugar santo! Y sin embargo, frente a la roca de estas montañas tan queridas por San Francisco, lo que estamos llamados a realizar es, sobre todo, redescubrir la simplicidad.
El pesebre, que San Francisco hizo por primera vez en este pequeño espacio, una imitación de la estrecha cueva de Belén, habla por sí mismo. Aquí no es necesario multiplicar las palabras, porque la escena que se pone ante nuestros ojos expresa la sabiduría que necesitamos para captar lo esencial.
Frente al pesebre, descubrimos lo importante que es para nuestra vida, tan agitada, encontrar momentos de silencio y oración. El Silencio, contemplando la belleza del rostro de Jesús de niño, el Hijo de Dios nacido en la pobreza de un establo. La Oración, para expresar el “gracias” maravillados por este inmenso regalo de amor que se nos da.
En este signo sencillo y admirable del pesebre que la piedad popular ha acogido y transmitido de generación en generación, se manifiesta el gran misterio de nuestra fe: Dios nos ama hasta el punto de compartir nuestra humanidad y nuestra vida. Nunca nos deja solos; nos acompaña con su presencia oculta pero no invisible. En todas las circunstancias, en la alegría y en el dolor, él es el Emmanuel, Dios con nosotros.
Como los pastores de Belén, acojamos la invitación a ir a la cueva, a ver y reconocer el signo que Dios nos ha dado. Entonces nuestro corazón estará lleno de alegría y podremos llevarla donde haya tristeza; estará lleno de esperanza, para compartir con los que la han perdido.
Imitemos a María, que puso a su Hijo en el pesebre, porque no había lugar en una casa. Con ella y con San José, su marido, mantenemos los ojos fijos en el Niño Jesús. Su sonrisa, que estalla en la noche, dispersa la indiferencia y abre los corazones a la alegría de los que se sienten amados por el Padre en el cielo.
02.12.19







Francisco: El compromiso de un país con la discapacidad define su “grado de civilización”

Día Mundial de las Personas con Discapacidad


( 3 dic. 2019).- El Papa Francisco animó a todos los que trabajan con personas con discapacidades a continuar “con este importante servicio y compromiso, que determina el grado de civilización de una nación”.
Con motivo del Día Mundial de las Personas con Discapacidad, que se celebra hoy, martes 3 de diciembre, y que este año tiene como tema “El futuro es accesible”, el Santo Padre ha escrito un mensaje.
Cultura del encuentro
En torno a este día, Francisco recuerda en particular “cómo la promoción del derecho de participar desempeña hoy un papel central en la lucha contra la discriminación y en la promoción de la cultura del encuentro y de la calidad de vida”.
También destaca que, aunque se han hecho grandes progresos para las personas con discapacidad en el ámbito de la medicina y el bienestar, todavía se percibe “la cultura del descarte” y muchos de ellos sienten “que existen sin pertenecer y sin participar”.
Esto es algo que exige la protección de los derechos de las personas con discapacidad y sus familias, pero también exhorta “a hacer un mundo más humano, eliminando todo lo que les impide tener una ciudadanía plena, los obstáculos del prejuicio, y favoreciendo la accesibilidad de los lugares y la calidad de vida, que tenga en cuenta todas las dimensiones del ser humano”, expone el Papa.
Cuidar y acompañar
Igualmente, indica que es necesario “cuidar y acompañar” a estas personas “en todas las condiciones de vida”, empleando las tecnologías, “pero sin absolutizarlas”; hacerse cargo de las situaciones de marginalidad “con fuerza y ternura”; caminar con ellos y “’ungirles’ de dignidad” para que participen “en la comunidad civil y eclesial”.
Asimismo, el Obispo de Roma aludió a los “exiliados ocultos” en las familias y sociedades, pensando especialmente “los ancianos, que, también por su discapacidad, a veces se sienten como una carga, como ‘presencias engorrosas’, y corren el riesgo de ser descartadas”.
Biografías originales 
Por otro lado, expresa que todos estamos llamados a reconocer en cada persona con discapacidad, incluso aquellas que ostentan las graves y complejas, “una contribución singular al bien común a través de su biografía original”, pues la dignidad de cada persona “no depende de la funcionalidad de los cinco sentidos”: “Necesitamos desarrollar anticuerpos contra una cultura que considera algunas vidas de serie A y otras de  serie B: ¡esto es un pecado social!”, aclaró.
Para el Papa Francisco “hacer buenas leyes y derribar las barreras físicas es importante, pero no es bastante, si no cambia también la mentalidad, si no superamos una cultura generalizada que sigue produciendo desigualdades, impidiendo que las personas con discapacidad participen activamente en la vida cotidiana”.
Sigue a continuación el mensaje completo de Francisco.
***
Mensaje del Santo Padre 
Con ocasión del Día Mundial de las Personas con Discapacidad, renovamos nuestra mirada de fe, que ve en cada hermano y hermana la presencia de Cristo mismo, que considera que todo gesto de amor hacia uno de sus hermanos más pequeños se le hace a Él mismo (cf. Evangelio de Mateo 25, 40). En esta ocasión, quisiera recordar cómo la promoción del derecho de participar desempeña hoy un papel central en la lucha contra la discriminación y en la promoción de la cultura del encuentro y de la calidad de vida.
Se han hecho grandes progresos para las personas con discapacidad en el ámbito de la medicina y del bienestar, pero todavía hoy constatamos la presencia de la cultura del descarte y muchos de ellos sienten que existen sin pertenecer y sin participar. Todo esto exige no sólo la protección de los derechos de las personas con discapacidad y de sus familias, sino que nos exhorta también a hacer un mundo más humano, eliminando todo lo que les impide tener una ciudadanía plena, los obstáculos del prejuicio, y favoreciendo la accesibilidad de los lugares y la calidad de vida, que tenga en cuenta todas las dimensiones del ser humano.
Es necesario cuidar y acompañar a las personas con discapacidad en todas las condiciones de vida, utilizando también las tecnologías actuales pero sin absolutizarlas; hacerse cargo de las situaciones de marginalidad con fuerza y ternura; caminar con ellos y “ungirles” de dignidad para que participen  activamente en la comunidad civil y eclesial. Es un camino exigente y también fatigoso, que contribuirá cada vez más a la formación de conciencias capaces de reconocer a cada uno de nosotros como una persona única e irrepetible.
Y no olvidemos a los numerosos “exiliados ocultos” que viven en nuestros hogares, en nuestras familias y en nuestras sociedades (cf. Angelus, 29 de diciembre de 2013; Discurso al Cuerpo Diplomático, 12 de enero de 2015). Pienso en las personas de todas las edades, especialmente en los ancianos, que, también por su discapacidad, a veces se sienten como una carga, como “presencias engorrosas”, y corren el riesgo de ser descartadas, de que se les nieguen perspectivas laborales concretas para participar en la construcción de su propio futuro.
Estamos llamados a reconocer en cada persona con discapacidad, incluso con discapacidades complejas y graves, una contribución singular al bien común a través de su biografía original. Reconocer la dignidad de cada persona, sabiendo que no depende de la funcionalidad de los cinco sentidos (cf. Coloquio con los participantes en la Conferencia sobre Discapacidad de la IEC, 11 de junio de 2016). El Evangelio nos enseña esta conversión. Necesitamos desarrollar anticuerpos contra una cultura que considera algunas vidas de serie A y otras de  serie B: ¡esto es un pecado social! Tened el valor de dar voz a quienes son discriminados por su discapacidad, porque desgraciadamente en algunas naciones, todavía hoy, se duda en reconocerlos como personas de igual dignidad, como hermanos y hermanas en la humanidad.
En efecto, hacer buenas leyes y derribar las barreras físicas es importante, pero no es bastante, si no cambia también la mentalidad, si no superamos una cultura generalizada que sigue produciendo desigualdades, impidiendo que las personas con discapacidad participen activamente en la vida cotidiana.
En los últimos años se han puesto en marcha y llevado a cabo procesos inclusivos, pero todavía no son suficientes, porque los prejuicios producen, además de barreras físicas, también limitaciones al acceso a la educación para todos, al empleo y a la participación. Una persona con discapacidad, para construirse a sí misma, necesita no sólo existir sino también pertenecer a una comunidad.
Animo a todos los que trabajan con personas con discapacidades a que continúen con este importante servicio y compromiso, que determina el grado de civilización de una nación. Y rezo para que cada persona sienta la mirada paterna de Dios, que afirma su dignidad plena y el valor incondicional de su vida.
Vaticano, 3 de diciembre de 2019
FRANCISCO
04.12.19





La fe y la magia son incompatibles, “reza y confíate al Señor“- Catequesis completa

Ciclo de los Hechos de los Apóstoles         


(4 dic. 2019).-  El Papa Francisco ha señalado “la incompatibilidad entre la fe en Cristo y la magia” y reiteró que “¡la magia no es cristiana! Estas cosas que se hacen para adivinar el futuro o adivinar muchas cosas o cambiar situaciones de la vida, no son cristianas. La gracia de Cristo te trae todo: reza y confíate al Señor”.
Hoy, 4 de diciembre de 2019, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles, centrando su reflexión en el pasaje “Tened cuidado de vosotros y de toda la grey” (Hechos 20, 28).El ministerio de Pablo en Éfeso y la despedida de los ancianos (Hechos, 20, 32-35).
Francisco recordó que en Éfeso, Pablo bautizó en el nombre de Jesús a doce hombres que experimentaron “la efusión del Espíritu Santo que los regenera” y que, también por medio del apóstol, en dicho lugar se produjeron “prodigios”: “los enfermos sanan y los obsesos son liberados”.
La potencia de Dios
La “potencia de Dios” que llega a Éfeso a través de Pablo desenmascaró a los que empleaban “el nombre de Jesús para hacer exorcismos sin tener la autoridad espiritual para ello (cf. Hch 19, 13-17)”, y reveló “la debilidad de las artes mágicas”, dijo el Papa. Ante ello, un gran número de personas las abandonaron y eligieron a Jesucristo.
Si eliges a Cristo no puedes recurrir al mago: la fe es abandono confiando en las manos de un Dios fiable que se da a conocer no mediante prácticas ocultas, sino por revelación y con amor gratuito”, aclaró el Pontífice.
Discurso de despedida
Después, el Obispo de Roma habló sobre cuando Pablo se desplaza a Mileto, donde llama a los ancianos (sacerdotes) de la Iglesia de Éfeso para hacerles una transferencia “de poderes ‘pastorales’” y les dirige un discurso de despedida. Se trata de un “testamento espiritual del apóstol”, que se encuentra en el final de su ministerio apostólico y que el Santo Padre recomienda leer (capítulo XX del Nuevo Testamento).
Igualmente, Francisco remitió a la exhortación de Pablo a estos pastores de la comunidad, “tened cuidado de vosotros y de toda la grey”, subrayando que “este es el trabajo del pastor: estar en vela, velar sobre sí mismo y sobre el rebaño. El pastor debe velar, el párroco debe velar, estar en vela, los sacerdotes deben velar, los obispos, el Papa deben velar. Velar para custodiar el rebaño, y también para velar sobre uno mismo, para examinar la conciencia y para ver cómo se cumple este deber de velar”.
Cercanía al pueblo
E insistió en que “los obispos deben estar muy cerca del pueblo para custodiarlo, para defenderlo, no separados del pueblo”.
***
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El viaje del Evangelio a través del mundo prosigue sin pausa en el libro de los Hechos de los Apóstoles y atraviesa la ciudad de Éfeso, mostrando toda su fuerza salvadora. Gracias a Pablo, alrededor de doce hombres reciben el bautismo en el nombre de Jesús y experimentan la efusión del Espíritu Santo que los regenera (cf. Hch 19,1-7). Diversos son además los prodigios que suceden por medio del Apóstol: los enfermos sanan y los obsesos son liberados (cf. Hch 19,11-12). Sucede porque el discípulo se parece a su Maestro (cf. Lc 6,40) y lo hace presente comunicando a los hermanos la misma vida nueva que recibió de Él.
La potencia  de Dios que irrumpe en Éfeso desenmascara a los que quieren usar el nombre de Jesús para hacer exorcismos sin tener la autoridad espiritual para ello (cf. Hch 19, 13-17), y revela la debilidad de las artes mágicas, que son abandonadas por un gran número de personas que eligen a Cristo y abandonan las artes mágicas (cf. Hch 19, 18-19). ¡Una auténtica sacudida para una ciudad, como Éfeso, que era un centro famoso para la práctica de la magia! Lucas enfatiza así la incompatibilidad entre la fe en Cristo y la magia. Si eliges a Cristo no puedes recurrir al mago: la fe es abandono confiando en las manos de un Dios fiable que se da a conocer no mediante prácticas ocultas, sino por revelación y con amor gratuito. Quizás algunos de vosotros me dirá: “Ah, sí, esto de la magia es algo antiguo: hoy en día, con la civilización cristiana ya no sucede”. Pero ¡tened cuidado! Yo os pregunto: ¿Cuántos de vosotros van a que les lean el tarot?, ¿Cuántos de vosotros van a que les lean las manos las adivinas o a que les echen las cartas? Incluso hoy en día, en las grandes ciudades, los cristianos practicantes hacen estas cosas. Y a la pregunta: “Pero, ¿por qué, si crees en Jesucristo, vas al mago, al adivino, a toda esta gente? Responden. “Yo creo en Jesucristo pero para tener buena suerte voy también allí”. Por favor, ¡la magia no es cristiana! Estas cosas que se hacen para adivinar el futuro o adivinar muchas cosas o cambiar situaciones de la vida, no son cristianas. La gracia de Cristo te trae todo: reza y confíate al Señor.
La difusión del Evangelio en Éfeso perjudica el comercio de los plateros, -otro problema- que fabricaban las estatuas de la diosa Artemisa, haciendo de la práctica religiosa un verdadero negocio. Os pido que penséis en esto. Viendo disminuir esa actividad que producía mucho dinero, los plateros organizaron una revuelta contra Pablo, y los cristianos fueron acusados de haber llevado a la crisis el gremio de los artesanos, el santuario de Artemisa y el culto a esta diosa (cf. Hechos 19:23-28).
Después Pablo va de Éfeso a Jerusalén y llega a Mileto (cf. Hechos 20:1-16). Aquí manda llamar a los ancianos de la Iglesia de Éfeso – a los presbíteros, o sea a los sacerdotes- para que hacer una transferencia de poderes “pastorales” (cf. Hch 20, 17-35). Estamos en las últimas etapas del ministerio apostólico de Pablo y Lucas nos presenta su discurso de despedida, una especie de testamento espiritual que el Apóstol dirige a aquellos que, después de su partida, tendrán que guiar a la comunidad de Éfeso. Y ésta es una de las páginas más hermosas del libro de los Hechos de los Apóstoles: os aconsejo que toméis hoy el Nuevo Testamento, la Biblia, capítulo XX y leáis la despedida de Pablo de los sacerdotes de Éfeso, y lo hace en Mileto. Es una manera de entender cómo se despide el Apóstol y también cómo los sacerdotes deben despedirse hoy y cómo todos los cristianos deben despedirse. Es una página preciosa.
En la parte de la exhortación, Pablo anima a los responsables de la comunidad, que sabe que ve por última vez. ¿Y qué les dice? “Tened cuidado de vosotros y de toda la grey”. Este es el trabajo del pastor: estar en vela, velar sobre sí mismo y sobre el rebaño.  El pastor debe velar, el párroco debe velar, estar en vela, los sacerdotes deben velar, los obispos, el Papa deben velar. Velar para custodiar el rebaño, y también para velar sobre uno mismo, para examinar la conciencia y para ver cómo se cumple este deber de velar. “Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo” (Hch 20,28), así dice San pablo. Se pide a los episcopi la máxima cercanía al rebaño, rescatado por la sangre preciosa de Cristo, y la prontitud a defenderlo de los “lobos” (v. 29). Los obispos deben estar muy cerca del pueblo para custodiarlo, para defenderlo, no separados del pueblo. Después de confiar esta tarea a los responsables de Éfeso, Pablo los pone en manos de Dios y los confía a la “Palabra de su gracia” (v. 32), levadura de todo crecimiento y camino de santidad en la Iglesia, invitándolos a trabajar con sus propias manos, como él, para no ser una carga para los demás, para ayudar a los débiles y para experimentar que ” mayor felicidad hay en dar que en recibir” (v. 35).
Queridos hermanos y hermanas, pidamos al Señor que renueve en nosotros su amor por la Iglesia y por el depósito de la fe que custodia, y que nos haga a todos corresponsables en la custodia de la grey, sosteniendo en la oración a los pastores para que manifiesten la firmeza y la ternura del Divino Pastor.
05.12.19




Homenaje del Papa a la Inmaculada Concepción en Roma

Tradicional oración en la Plaza de España
(8 diciembre 2019).- “Les confío a todos los que en esta ciudad y en todo el mundo están oprimidos por la falta de confianza, por el desánimo a causa del pecado; todos aquellos que piensan que no hay esperanza para ellos, que sus faltas son demasiado numerosas y grandes, y que Dios ciertamente no tiene tiempo que perder con ellos”.
Esta es la oración del Papa Francisco a la Virgen María, este 8 de diciembre de 2019. En honor a la Inmaculada Concepción, el Papa fue a la Basílica romana de Santa María la Mayor, luego, según la tradición romana a la Plaza de España, donde rindió homenaje a la Virgen coronada.
Tú eres también Inmaculada, la llena de gracia, y puedes reflejar, incluso en la oscuridad más oscura, un rayo de luz del Cristo resucitado”, dijo en su oración, diciendo que el modelo de María recuerda que “¡no estamos hechos para el mal, sino para el bien, para el amor, para Dios!”

Oración del Santo Padre
Oh María Inmaculada
nos reunimos a tu alrededor una vez más.
Cuanto más seguimos en la vida
más nuestra gratitud a Dios aumenta
por habernos dado como madre, a nosotros, que somos pecadores,
Tú, que eres la Inmaculada.
Entre todos los seres humanos, eres el única

preservada del pecado, como la madre de Jesús,
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Pero tu privilegio único,
te fue dado por el bien de todos nosotros, tus hijos.
De hecho, mirándote, vemos la victoria de Cristo,
La victoria del amor de Dios sobre el mal:
donde abundaba el pecado, es decir, en el corazón humano,
la gracia se desbordó,
por el suave poder de la Sangre de Jesús.
Tú, Madre, nos recuerdas que sí, somos pecadores,
¡pero ya no somos esclavos del pecado!
Tu hijo, con su sacrificio,
rompió el dominio del mal, ganó el mundo.
Esto le dice tu corazón a todas las generaciones
Tan claro como el cielo donde el viento ha disuelto cada nube.
Y entonces nos recuerdas que no es lo mismo
ser pecadores y ser corruptos: es muy diferente.
Una cosa es caer, pero luego arrepentirse, confesarlo
y levantarse de nuevo con la ayuda de la misericordia de Dios.
Otra cosa es la connivencia hipócrita con el mal,
la corrupción del corazón, que se muestra impecable por fuera,
pero por dentro está lleno de malas intenciones  y mezquinos egoísmos.
Tu pureza clara nos recuerda la sinceridad,
a la transparencia, a la simplicidad.
¡Cuánto necesitamos ser liberados de
la corrupción del corazón, que es el peligro más grave!
Esto nos parece imposible, porque somos tan adictos,
y en cambio está al alcance de la mano. ¡Basta con mirar hacia arriba
a tu sonrisa de madre, a tu belleza virgen, incontaminada,
para volver a sentir que no estamos hechos para el mal,
sino para el bien, para el amor, para Dios!
 Por esto, oh Virgen María,
hoy te confío a todos aquellos que, en esta ciudad
y en todo el mundo están oprimidos por la desconfianza
del desánimo por el pecado;
aquellos que piensan que para ellos no hay más esperanza,
que sus faltas son demasiadas y demasiado grandes
y que Dios no tiene tiempo que perder con ellos.
Te los confío porque no eres solo una madre
y como tal nunca dejas de amar a tus hijos,
sino también eres la Inmaculada, llena de gracia,
y puedes reflejar desde adentro de la oscuridad más profunda  
un rayo de luz de Cristo resucitado.
Él, y solo Él, rompe las cadenas del mal,
libera de las adicciones más implacables,
se disuelve de los lazos más criminales,
suaviza los corazones más endurecidos.
Y si esto sucede dentro de las personas,
¡Cómo cambia la faz de la ciudad!
En pequeños gestos y en grandes elecciones,
los círculos viciosos se vuelven virtuosos poco a poco,
la calidad de vida mejora
y el clima social es más transpirable.
Te damos gracias, Madre Inmaculada,
Por recordarnos que, por el amor de Jesucristo,
ya no somos esclavos del pecado,
sino libres, libres de amar, de amarnos,
para ayudarnos como hermanos, aunque si sean diferentes de nosotros
y gracias por ser diversos entre nosotros.
Gracias porque, con tu sinceridad, nos animas a
no avergonzarnos del bien, sino del mal;
ayúdanos a mantener alejado al maligno,
que con el engaño nos atrae hacia él, en agujas de muerte;
danos el dulce recuerdo de que somos hijos de Dios,
Padre de inmensa bondad,
fuente eterna de vida, belleza y amor. Amén.
08.12.19



Ángelus: “Las obras de misericordia se hacen en silencio”

Palabras del Papa antes de la oración

(8 diciembre 2019).- A las 12 del mediodía de hoy, II Domingo de Adviento, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el Santo Padre Francisco se asoma a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
A continuación, ofrecemos las palabras del Papa antes de la oración del Ángelus:
***
Palabras del Papa antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy celebramos la solemnidad de María Inmaculada, que se sitúa en el contexto del Adviento, un tiempo de espera: Dios cumplirá lo que ha prometido. Pero en la fiesta de hoy nos es anunciado que algo ya se ha cumplido, en la persona y en la vida de la Virgen María. Hoy consideramos el comienzo de este cumplimiento, que es incluso antes del nacimiento de la Madre del Señor. De hecho, su inmaculada concepción nos lleva a ese preciso momento en el que la vida de María comenzó a palpitar en el seno de su madre: ya existía el amor santificante de Dios, preservándolo del contagio del mal que es la herencia común de la familia humana.
En el Evangelio de hoy resuena el saludo del Ángel a María: “Alégrate, llena de gracia: el Señor está contigo”. (Lc 1,28). Dios siempre ha pensado en ella y la ha querido, en su plan inescrutable, como una criatura llena de gracia, es decir, llena de su amor. Pero para llenarse es necesario hacer espacio, vaciarse, hacerse a un lado. Como María, que supo escuchar la Palabra de Dios y confiar totalmente en su voluntad, acogiéndola sin reservas en su propia vida. Tanto es así que el Verbo se hizo carne en ella. Esto fue posible gracias a su “sí”. Al ángel que le pide que se prepare para ser madre de Jesús, María le responde: “He aquí la esclava del Señor: que se haga en mí según tu palabra” (v. 38).
María no se pierde en tantos razonamientos, no pone obstáculos en el camino del Señor, sino que con prontitud se confía y deja espacio para la acción del Espíritu Santo. Inmediatamente pone a disposición de Dios todo su ser y su historia personal, para que sea la Palabra y la voluntad de Dios la que la modelen para llevar a cumplimiento. Así, en perfecta sintonía con el designio de Dios sobre ella, María se convierte en la “toda bella“, en la “toda santa“, pero sin la más mínima sombra de complacencia, es humilde. Es una obra maestra, pero sigue siendo humilde, pequeña, pobre. En ella se refleja la belleza de Dios que es todo amor, gracia, don de sí.
También me gusta subrayar la palabra con la que María se define a sí misma en su entrega a Dios: se profesa “la esclava del Señor“. El “sí” de María a Dios asume desde el principio la actitud de servicio, de atención a las necesidades de los demás. Así lo atestigua concretamente el hecho de la visita a Isabel, que sigue inmediatamente a la Anunciación. La disponibilidad a Dios se encuentra en la voluntad de asumir las necesidades del prójimo. Todo esto sin clamor y sin ostentación, sin buscar lugares de honor, sin publicidad, porque la caridad y las obras de misericordia no necesitan ser exhibidas como un trofeo. Las obras de misericordia se hacen en silencio, a escondidas, sin vanagloriarse de nada. Incluso en nuestras comunidades, estamos llamados a seguir el ejemplo de María, practicando el estilo de discreción y ocultación.
Que la fiesta de la Madre nos ayude a hacer de toda nuestra vida un “sí” a Dios, un “sí” hecho de adoración a Él y de gestos cotidianos de amor y de servicio.
09.12.19





Santa Marta: El Señor consuela, corrige y castiga “con ternura”

Reflexión del Papa en la Misa


(10 dic. 2019).- “¿Cómo nos consuela el Señor? Con ternura. ¿Cómo corrige el Señor? Con ternura. ¿Cómo castiga el Señor? Con ternura”.
Hoy, 5 de diciembre de 2019, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre, inspirado por la liturgia del día, ha respondido a estas preguntas, indica Vatican News.
Para Francisco, la primera lectura, un pasaje del libro de la consolación de Israel del profeta Isaías, constituye “un anuncio de esperanza” (“Consuelen, consuelen a mi pueblo”). De esta manera, el profeta difunde las palabras de Dios: “hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está pagada”.
Pasaje de ternura
El Señor nos consuela siempre, siempre que nos dejemos consolar”, subrayó el Papa. Y remitió a un fragmento de Isaías que habla del Señor como el buen pastor, que “con su brazo” reúne el rebaño, “lleva sobre su pecho a los corderos” y conduce con dulzura a “las que han dado a luz”, “un pasaje de ternura”.
El Señor conduce, el Señor guía a su pueblo, el Señor corrige; además, yo diría también: el Señor castiga con ternura. La ternura de Dios, las caricias de Dios. No es una actitud didáctica o diplomática de Dios: viene a Él desde dentro, es la alegría que tiene cuando se acerca un pecador. Y la alegría lo hace tierno”, describió.
Alegría del Señor
Asimismo, el Pontífice recordó la parábola del Hijo Pródigo y el Evangelio en el que el pastor tiene cien ovejas y una se pierde como ejemplos de “la alegría del Señor ante el pecador”, “ante nosotros cuando nos dejamos perdonar, cuando nos acercamos a Él para que nos perdone”. Una alegría que “se convierte en ternura, y esa ternura nos consuela”, expone el citado medio.
Por otro lado, aludió a cuando “nos lamentamos, nos quejamos y pensamos que nuestros pecados, nuestros límites, no pueden ser perdonados. Allí se oye la voz del Señor que dice: ‘Yo te consuelo, estoy cerca de ti’, y nos toma con ternura”.

Y agregó: “El Dios poderoso que creó los cielos y la tierra, el Dios-héroe, por decirlo así, nuestro hermano, que se dejó llevar a la cruz para morir por nosotros, es capaz de acariciarnos y decirnos: ‘No llores’”.
Dejarnos consolar
El Papa Francisco se refirió también a la ternura con la que Jesús trató a la viuda de Naín ante el ataúd de su hijo, invitando a “creer en este consuelo del Señor” porque después “existe la gracia” del perdón.
Finalmente, insistió en acudir al Padre “a pedir perdón”: “Y Él te acariciará. Se acercará con la ternura de un padre, de un hermano: ‘Así como un pastor apacienta el rebaño y con su brazo lo reúne, lleva a los corderitos sobre el pecho y conduce con dulzura a las ovejas que han dado a luz’, así también el Señor nos consuela a nosotros”.
11.12.19



El martirio es el aire de la vida de un cristiano” – Catequesis completa

Persecución de san Pablo


(11 dic. 2019).- El Pontífice ha recordado que “el martirio es el aire de la vida de un cristiano, de una comunidad cristiana”, y ha asegurado que siempre habrá mártires entre nosotros: “esta es la señal de que vamos por el camino de Jesús”.
Esta mañana, 11 de diciembre de 2019, en el Aula Pablo VI, el Santo Padre ha proseguido la catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles, centrándose en el pasaje “¡Por poco con tus argumentos haces de mí un cristiano!” (Hechos 26, 28). Pablo prisionero ante el rey Agripa (Hechos, 26, 22-23).
Al pronunciar la catequesis en italiano, dedicada a la persecución del apóstol Pablo, el Papa ha improvisado unas palabras, con las que ha compartido el encuentro que ha tenido antes de la audiencia general con un grupo de peregrinos ucranianos: “¡Cómo persiguieron a esta gente, cuánto han sufrido por el Evangelio! Pero no negociaron la fe. Son un ejemplo”.
Hoy en el mundo, en Europa, tantos cristianos son perseguidos y dan la vida por su fe, o son perseguidos con guantes blancos, es decir, dejados de lado, marginados…”, ha indicado. El martirio “es una bendición del Señor, que haya en el pueblo de Dios, alguno o alguna que dé este testimonio de martirio”.
Perseverancia
El apóstol san Pablo, ha indicado Francisco en su catequesis, “nos enseña la perseverancia en la prueba” y la “capacidad de leer todo con los ojos de la fe”.

En este sentido, ha exhortado a pedirle al Señor, por intercesión del apóstol, “que reviva nuestra fe y nos ayude a ser fieles hasta el final de nuestra vocación de cristianos, de discípulos de los discípulos del Señor, de misioneros”.
A partir de este momento, el retrato de Pablo es el del prisionero cuyas cadenas son el signo de su fidelidad al Evangelio y del testimonio dado al Resucitado.
Lucas destaca la similitud entre Pablo y Jesús, ambos odiados por sus adversarios, acusados públicamente y reconocidos como inocentes por las autoridades imperiales; y así Pablo se asocia con la pasión de su Maestro, y su pasión se convierte en un evangelio vivo.


Catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En la lectura de los Hechos de los Apóstoles, prosigue el camino del Evangelio por el mundo y el testimonio de san Pablo está cada vez más marcado por el sello del sufrimiento. Pero esto es algo que crece con el tiempo en la vida de Pablo. Pablo no es sólo el evangelizador ardiente, el intrépido misionero entre los paganos que da vida a las nuevas comunidades cristianas, sino también el testigo sufriente del Resucitado (cf. Hch 9, 15-16).
La llegada del apóstol a Jerusalén, descrita en el capítulo 21 de los Hechos, desencadena un odio feroz hacia él, que le reprochan: “¡Pero éste era un perseguidor! ¡No os fieis!”. Como lo fue para Jesús, Jerusalén también es la ciudad hostil para él. Cuando fue al templo, lo reconocieron, lo sacaron para lincharlo y fue salvado in extremis  por los soldados romanos. Acusado de enseñar contra la Ley y el Templo, fue arrestado y comenzó su peregrinaje como prisionero, primero ante el sanedrín, luego ante el procurador romano en Cesarea y finalmente ante el rey Agripa. Lucas destaca la similitud entre Pablo y Jesús, ambos odiados por sus adversarios, acusados públicamente y reconocidos como inocentes por las autoridades imperiales; y así Pablo se asocia con la pasión de su Maestro, y su pasión se convierte en un evangelio vivo. Yo vengo de la basílica de San Pedro y allí tuve mi primera audiencia esta mañana con peregrinos ucranianos de una diócesis ucraniana. ¡Cómo persiguieron a esta gente, cuánto han sufrido por el Evangelio! Pero no negociaron la fe. Son un ejemplo. Hoy en el mundo, en Europa, tantos cristianos son perseguidos y dan la vida por su fe, o son perseguidos con guantes blancos, es decir, dejados de lado, marginados… El martirio es el aire de la vida de un cristiano, de una comunidad cristiana. Siempre habrá mártires entre nosotros: esta es la señal de que vamos por el camino de Jesús. Es una bendición del Señor, que haya en el pueblo de Dios, alguno o alguna que dé este testimonio de martirio.
Pablo es llamado a defenderse de las acusaciones, y al final, en presencia del rey Agripa II, su apología se convierte en un testimonio eficaz de fe (cf. Hch 26, 1-23).
Luego Pablo cuenta su propia conversión: Cristo resucitado lo hizo cristiano y le confió la misión entre las naciones, “para que se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, y para que reciban el perdón de los pecados y una parte de la herencia, entre los santificados mediante la fe en mí” (v. 18). Pablo obedeció este mandato  y no hizo otra cosa que mostrar cómo los profetas y Moisés predijeron lo que ahora anuncia él: “que el Cristo había de padecer y que, después de resucitar el primero de entre los muertos, anunciaría la luz al pueblo y a los gentiles” (v. 23). El testimonio apasionado de Pablo toca el corazón del rey Agripa, a quien sólo le falta el paso decisivo. Y así dice el rey: “¡Por poco con tus argumentos haces de mí un cristiano! (v. 28). Pablo es declarado inocente, pero no puede ser liberado porque ha apelado al César. Así continúa el viaje imparable de la Palabra de Dios a Roma. Pablo, encadenado, terminará aquí en Roma.
A partir de este momento, el retrato de Pablo es el del prisionero cuyas cadenas son el signo de su fidelidad al Evangelio y del testimonio dado al Resucitado.
Las cadenas son ciertamente una prueba humillante para el Apóstol, que aparece al mundo como un “malhechor” (2 Tim 2,9). Pero su amor a Cristo es tan fuerte que incluso estas cadenas se leen con los ojos de la fe; fe que para Pablo no es “una teoría, una opinión sobre Dios y sobre el mundo”, sino “el impacto del amor de Dios en su corazón, […] es amor a Jesucristo” (BENEDICTO XVI, Homilía con ocasión del Año Paulino, 28 de junio de 2008).
Queridos hermanos y hermanas, Pablo nos enseña la perseverancia en la prueba y la capacidad de leer todo con los ojos de la fe. Hoy pedimos al Señor, por intercesión del apóstol, que reviva nuestra fe y nos ayude a ser fieles hasta el final de nuestra vocación de cristianos, de discípulos de los discípulos del Señor, de misioneros.

12.12.19




El Papa en la fiesta de la Virgen Guadalupe: María, “mujer, madre y mestiza”

Misa en la basílica de San Pedro

(12 dic. 2019).- El Santo Padre sugirió tres títulos o adjetivos para la Virgen, “mujer, madre y mestiza”, y ha pedido que la Virgen nos hable como habló a Juan Diego “con ternura, con calidez materna y con la cercanía del mestizaje”.
Hoy, jueves 12 de diciembre de 2019, aproximadamente a las 18 horas, el Papa Francisco presidió en la basílica de San Pedro la Eucaristía en la Solemnidad de la Santísima Virgen María de Guadalupe.
Coro latinoamericano
Junto con Francisco concelebraron el Card. Marc Ouellet, el Card. Leonardo Sandri, Mons. Edgar Peña Parra, Mons. Octavio Ruiz Arenas, Mons. Ilson Montanari y otros cardenales, obispos y sacerdotes.
Antes de comenzar la Misa, el Papa incensó el cuadro de la Virgen de Guadalupe colocado para la ocasión bajo el baldaquino de Bernini en el templo vaticano.
El coro del Colegio Pío Latinoamericano entonó varios cantos en español, entre los que se encontraba el de “América, despierta”, canción popular que recuerda que María, emperatriz de las Américas, protege y acoge a su pueblo.
Los coros de la Capilla Sixtina y Mater Ecclesiæ, así como el maestro organista Juan Paradell  acompañaron también con sus cantos y música la celebración.
Liturgia de la palabra
La primera lectura del día, la carta de san Pablo a los Gálatas, fue leída en portugués y el salmo 66 fue cantado en italiano “Ti lodino i popoli, o Dio, ti lodino i popoli tutti” (“Que te alaben, Señor, todos los pueblos”).

El Evangelio, pronunciado en español (Lucas 1, 39-48), relata el encuentro de María con su prima Isabel. Esta última, llena del Espíritu Santo, le dice, “Bendita tú entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús”.
María “se mestizó con la humanidad”
Durante su homilía, el Papa Francisco apuntó que los demás títulos de María, como los de las letanías lauretanas, no son tan esenciales como los títulos de “mujer” y “madre”.
Asimismo, describió que, en la aparición a San Juan Diego (1474-1548), en 1531, en el cerro del Tepeyac, al noroeste de la Ciudad de México (México), la Virgen “se mestizó con la humanidad” para ser “Madre de todos” y “mestizó a Dios”.
El Pontífice también se refirió al papel de la mujer en la Iglesia y recomendó no reducirlo a “funciones”, sino mirar mucho más allá para no quedarse “a mitad de camino”.
La oración de los fieles fue realizada por un cantor, al que la asamblea respondió “En ti confiamos, Señor” y las ofrendas fueron entregadas por tres familias, 11 personas en total, de Filipinas, Ecuador y Colombia, respectivamente.
50º aniversario de la ordenación del Papa
Por último, antes de la bendición final, el cardenal Marc Ouellet, como presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, dirigió un saludo al Papa con motivo del 50 aniversario de su ordenación sacerdotal, que tendrá lugar mañana 13 de diciembre.
En él, el purpurado agradeció al Señor por “el don de sus cincuenta años de sacerdocio, vividos aún con mayor intensidad en sus años de ministerio petrino”, destacando en el Santo Padre su “espíritu de humildad y misericordia, en espíritu de reforma y santidad y dando prioridad y sumo cariño a los más necesitados de caridad y esperanza, y en especial a los pobres”.
Al mismo tiempo, el cardenal indicó al Pontífice que, aunque no todos “logran entender plenamente el alcance de sus gestos, palabras y decisiones, le puedo asegurar que el pueblo de Dios que camina en la fe se siente animado y consolado por su ejemplo y su magisterio”.
13.12.19







Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada