Día Mundial del Enfermo: Cercanía del Papa ante “el peso de la enfermedad”
En la Festividad de la Virgen de
Lourdes
(11
febrero 2020).- “Encomiendo a la Virgen María, Salud de los
enfermos, a todas las personas que llevan el peso de la enfermedad,
así como a sus familiares y al personal sanitario. Aseguro a todos,
con afecto, mi cercanía en la oración” ha expresado el Papa
Francisco hoy en un tweet publicado
en su cuenta oficial.
“Jesucristo
ofrece su misericordia a quien vive con angustia su propia situación
de fragilidad, dolor y debilidad. Él invita a cada uno a entrar en
su vida para experimentar su ternura”, indica en otra publicación.
“Venid
a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”
(Mt 11,28) es el lema de la 28ª Jornada Mundial del Enfermo que se
celebra hoy, 11 de febrero de 2020, en todo el mundo, con motivo de
la solemnidad
de Nuestra Señora de Lourdes.
La
Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó el mensaje
del Papa para
esta Jornada Mundial dedicada a los enfermos el pasado 3 de enero de
2020.
Posada
del Buen Samaritano
En
él, el Santo Padre manifiesta que la Iglesia “desea ser cada vez
más —y lo mejor que pueda— la ‘posada’ del Buen Samaritano
que es Cristo (cf. Lc 10,34),
es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se
expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo”.
También
recuerda que en la enfermedad está comprometida no solo la
integridad física de la persona, “sino también sus dimensiones
relacionales, intelectiva, afectiva y espiritual”. Por eso,
“además de los tratamientos espera recibir apoyo, solicitud,
atención… en definitiva, amor”.
Dignidad
de la persona
El
Pontífice invita a los agentes sanitarios a que en cada acción con
los pacientes, el sustantivo “persona” siempre esté “antes del
adjetivo ‘enferma’”, de manera que su trabajo “tenga
constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin
ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a
poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad
sea irreversible”.
Finalmente,
en sus palabras, el Santo Padre dirige un pensamiento a todas
las personas del mundo que, debido a la pobreza, no tienen acceso a
los tratamientos que necesitan. Y realiza un llamado a las
instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países para
que no “desatiendan la justicia social” y “aunando los
principios de solidaridad y subsidiariedad, se coopere para que todos
tengan acceso a los cuidados adecuados para la salvaguardia y la
recuperación de la salud”.
Mensaje del Papa Francisco para la 28ª Jornada Mundial del Enfermo
La Iglesia,
“’posada’ del Buen Samaritano”
(
3 enero 2019).- “La Iglesia desea ser cada vez más —y lo mejor
que pueda— la ‘posada’ del Buen Samaritano que es Cristo
(cf. Lc 10,34),
es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se
expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo”, dice
el Papa Francisco a los enfermos.
Con
motivo de la 28ª Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra el 11
de febrero, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de
Lourdes, la Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó, el 3 de
enero de 2020, el Mensaje del Santo Padre para la ocasión.
«Venid
a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré»
(Mt 11,28)
Queridos
hermanos y hermanas:
1.
Las palabras que pronuncia Jesús: «Venid
a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo
os aliviaré» (Mt 11,28)
indican el camino misterioso de la gracia que se revela a los
sencillos y que ofrece alivio a quienes están cansados y fatigados.
Estas palabras expresan la solidaridad del Hijo del hombre,
Jesucristo, ante una humanidad afligida y que sufre. ¡Cuántas
personas padecen en el cuerpo y en el espíritu! Jesús dice a todos
que acudan a Él, «venid
a mí»,
y les promete alivio y
consuelo.
«Cuando Jesús dice esto, tiene ante sus ojos a las personas que
encuentra todos los días por los caminos de Galilea: mucha gente
sencilla, pobres, enfermos, pecadores, marginados… del peso
de la ley del sistema social opresivo…
Esta gente lo ha seguido siempre para escuchar su palabra, ¡una
palabra que daba esperanza!» (Ángelus,
6 julio 2014).
En
la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, Jesús dirige una invitación
a los enfermos y a los oprimidos, a los pobres que saben que dependen
completamente de Dios y que, heridos por el peso de la prueba,
necesitan ser curados. Jesucristo, a quien siente angustia por su
propia situación de fragilidad, dolor y debilidad, no impone leyes,
sino que ofrece su misericordia, es decir, su persona salvadora.
Jesús mira la humanidad herida. Tiene ojos que ven, que se dan
cuenta, porque miran profundamente, no corren indiferentes, sino que
se detienen y abrazan a todo el hombre, a cada hombre en su condición
de salud, sin descartar a nadie, e invita a cada uno a entrar en su
vida para experimentar la ternura.
2.
¿Por qué Jesucristo nutre estos sentimientos? Porque él mismo se
hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió
a su vez consuelo del Padre. Efectivamente, sólo quien vive en
primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros. Las
formas graves de sufrimiento son varias: enfermedades incurables y
crónicas, patologías psíquicas, las que necesitan rehabilitación
o cuidados paliativos, las diversas discapacidades, las enfermedades
de la infancia y de la vejez… En estas circunstancias, a veces se
percibe una carencia de humanidad y, por eso, resulta necesario
personalizar el modo de acercarse al enfermo, añadiendo
al curar el cuidar,
para una recuperación humana integral. Durante la enfermedad, la
persona siente que está comprometida no sólo su integridad física,
sino también sus dimensiones relacionales, intelectiva, afectiva y
espiritual; por eso, además de los tratamientos espera recibir
apoyo, solicitud, atención… en definitiva, amor. Por otra parte,
junto al enfermo hay una familia que sufre, y a su vez pide consuelo
y cercanía.
3.
Queridos hermanos y hermanas enfermos: A causa de la enfermedad,
estáis de modo particular entre quienes, “cansados y agobiados”,
atraen la mirada y el corazón de Jesús. De ahí viene la luz para
vuestros momentos de oscuridad, la esperanza para vuestro
desconsuelo. Jesús os invita a acudir a Él: «Venid». En Él,
efectivamente, encontraréis la fuerza para afrontar las inquietudes
y las preguntas que surgen en vosotros, en esta “noche” del
cuerpo y del espíritu. Sí, Cristo no nos ha dado recetas, sino que
con su pasión, muerte y resurrección nos libera de la opresión del
mal.
En
esta condición, ciertamente, necesitáis un lugar para
restableceros. La Iglesia desea ser cada vez más —y lo mejor que
pueda— la “posada” del Buen Samaritano que es Cristo
(cf. Lc 10,34),
es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se
expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo. En esta
casa, podréis encontrar personas que, curadas por la misericordia de
Dios en su fragilidad, sabrán ayudaros a llevar la cruz haciendo de
las propias heridas claraboyas a través de las cuales se pueda mirar
el horizonte más allá de la enfermedad, y recibir luz y aire puro
para vuestra vida.
En
esta tarea de procurar alivio a los hermanos enfermos se sitúa el
servicio de los agentes sanitarios, médicos, enfermeros, personal
sanitario y administrativo, auxiliares y voluntarios que actúan con
competencia haciendo sentir la presencia de Cristo, que ofrece
consuelo y se hace cargo de la persona enferma curando sus heridas.
Sin embargo, ellos son también hombres y mujeres con sus
fragilidades y sus enfermedades. Para ellos valen especialmente estas
palabras: «Una vez recibido el alivio y el consuelo de Cristo,
estamos llamados a su vez a convertirnos en descanso y consuelo para
los hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro»
(Ángelus,
6 julio 2014).
4.
Queridos agentes sanitarios: Cada intervención de diagnóstico,
preventiva, terapéutica, de investigación, cada tratamiento o
rehabilitación se dirige a la persona enferma, donde el sustantivo
“persona” siempre está antes del adjetivo “enferma”. Por lo
tanto, que vuestra acción tenga constantemente presente la dignidad
y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia,
al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el
estado de la enfermedad sea irreversible.
En
la experiencia del límite y del posible fracaso de la ciencia médica
frente a casos clínicos cada vez más problemáticos y a
diagnósticos infaustos, estáis llamados a abriros a la dimensión
trascendente, que puede daros el sentido pleno de vuestra profesión.
Recordemos que la vida es sagrada y pertenece a Dios, por lo tanto,
es inviolable y no se puede disponer de ella (cf. Instr. Donum
vitae,
5; Carta enc. Evangelium
vitae,
29-53). La vida debe ser acogida, tutelada, respetada y servida desde
que surge hasta que termina: lo requieren simultáneamente tanto la
razón como la fe en Dios, autor de la vida. En ciertos casos, la
objeción de conciencia es para vosotros una elección necesaria para
ser coherentes con este “sí” a la vida y a la persona. En
cualquier caso, vuestra profesionalidad, animada por la caridad
cristiana, será el mejor servicio al verdadero derecho humano, el
derecho a la vida. Aunque a veces no podáis curar al enfermo, sí
que podéis siempre cuidar de él con gestos y procedimientos que le
den alivio y consuelo.
Lamentablemente,
en algunos contextos de guerra y de conflicto violento, el personal
sanitario y los centros que se ocupan de dar acogida y asistencia a
los enfermos están en el punto de mira. En algunas zonas, el poder
político también pretende manipular la asistencia médica a su
favor, limitando la justa autonomía de la profesión sanitaria. En
realidad, atacar a aquellos que se dedican al servicio de los
miembros del cuerpo social que sufren no beneficia a nadie.
5.
En esta XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, pienso en los numerosos
hermanos y hermanas que, en todo el mundo, no tienen la posibilidad
de acceder a los tratamientos, porque viven en la pobreza. Me dirijo,
por lo tanto, a las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de
todos los países del mundo, a fin de que no desatiendan la justicia
social, considerando solamente el aspecto económico. Deseo que,
aunando los principios de solidaridad y subsidiariedad, se coopere
para que todos tengan acceso a los cuidados adecuados para la
salvaguardia y la recuperación de la salud. Agradezco de corazón a
los voluntarios que se ponen al servicio de los enfermos, que suplen
en muchos casos carencias estructurales y reflejan, con gestos de
ternura y de cercanía, la imagen de Cristo Buen Samaritano.
Encomiendo
a la Virgen María, Salud de los enfermos, a todas las personas que
están llevando el peso de la enfermedad, así como a sus familias y
a los agentes sanitarios. A todos, con afecto, les aseguro mi
cercanía en la oración y les imparto de corazón la Bendición
Apostólica.
Vaticano,
3 de enero de 2020,
Memoria
del Santísimo Nombre de Jesús
FRANCISCO
12.02.20
El Santo Padre reza por Siria y China
Ante
la guerra y la epidemia, respectivamente
(12
febrero 2020).- El Papa Francisco ha realizado un llamamiento para
orar por Siria y China durante la audiencia general, celebrada hoy,
12 de febrero de 2020, en el Aula Pablo VI.
“Me
gustaría que todos rezáramos por la amada y atormentada Siria”,
dijo, “tantas familias, tantos ancianos, niños, deben huir de la
guerra. Siria sangra desde hace años”, expresó el Santo Padre.
Tensión
en Siria
La
tensión aumenta entre Damasco y Ankara, en el noroeste del país,
donde el régimen sirio está recuperando el control de los
territorios.
En
el Ángelus
del domingo pasado,
9 de febrero, el Papa Francisco también lanzó un llamamiento
“urgente” para proteger la vida de las personas en Siria. Así,
instó “a la comunidad internacional y a todos los interesados,
para que utilicen los instrumentos diplomáticos, del diálogo y las
negociaciones, de conformidad con el derecho internacional
humanitario, para proteger las vidas y la suerte de los civiles”.
Epidemia
en China
Del
mismo modo, el Santo Padre exhortó a orar por “nuestros hermanos
chinos” que sufren “esta cruel enfermedad”, refiriéndose a la
epidemia de coronavirus que afecta al país asiático, deseando “que
encuentren el camino de la recuperación lo antes posible”.
Aunque
el número de casos de contagios ha ido disminuyendo en los últimos
dos días, según las últimas cifras, más de 1.100 víctimas han
muerto. Más de 44.600 personas han sido afectadas, la mayoría de
ellas en el país.
El
Vaticano envió unas 600-700.000 máscaras
respiratorias a
China para ayudar a prevenir la epidemia.
Francisco
continuó hoy con el ciclo de catequesis sobre
las bienaventuranzas. En concreto, ha reflexionado en torno la
segunda de ellas, “Bienaventurados los que lloran, porque serán
consolados”, subrayando que el dolor interior “nos abre a una
relación nueva con el Señor y con el prójimo”.
Francisco: El dolor abre a una “relación nueva” con Dios y el prójimo
Palabras
en español
(12
febrero 2020).- Para el Papa Francisco, el dolor interior es “una
actitud fundamental en la espiritualidad cristiana” que “nos abre
a una relación nueva con el Señor y con el prójimo”.
Hoy,
12 de febrero de 2020, en la audiencia general celebrada en el Aula
Pablo VI, el Santo Padre ha continuado con el ciclo
de catequesis sobre
las bienaventuranzas. En concreto, ha meditado en torno a la segunda
de ellas: “Bienaventurados los que lloran, porque serán
consolados”.
Sobre
la misma, el Papa indicó que en las Sagradas Escrituras el llanto
tiene dos sentidos: el de “la aflicción causada por la muerte o
por el sufrimiento de alguien que amamos” y aquel “por el dolor
de nuestros pecados, provocado por haber ofendido a Dios y al
prójimo”.
El
primer significado, describió Francisco, alude al luto “siempre
amargo y doloroso” y que “paradójicamente puede ayudarnos a
tomar conciencia de la vida, del valor sagrado e insustituible de
toda persona y de la brevedad del tiempo”. El dolor por haber
ofendido y herido a quien amamos, por su parte, “es lo que llamamos
el sentido del pecado, que es don Dios y obra del Espíritu Santo”,
concluyó.
13.02.20
Santa Marta: Intuir la debilidad para no deslizarse “hacia la mundanidad”
Meditación
del Papa en la Misa
(13
febrero 2020).- El Papa Francisco invitó a pedir al Señor “la
gracia de comprender cuándo nuestro corazón comienza a debilitarse
y a resbalar” en el pecado, en la mundanidad, para detener la caída
y mantenernos fieles a Dios.
Hoy,
13 de febrero de 2020, en la homilía de la Misa en la Casa Santa
Marta, el Santo Padre reflexionó en torno a la primera lectura de la
liturgia de hoy (1 Reyes 11, 4-13), que relata “la apostasía”
del rey Salomón, indica Vatican
News.
“Caída
con anestesia”
Francisco
advirtió sobre el riesgo de dejarse deslizar lentamente en el
pecado, relativizando las cosas y entrando “en negociación” con
los dioses del dinero, de la vanidad y del orgullo, una “caída con
anestesia”.
Según
el citado medio vaticano, el Papa relató que cuando Salomón era
anciano, sus mujeres hicieron que su corazón “se desviara” para
seguir a otros dioses. En un primer momento el rey fue un “buen
muchacho”, que solo pedía sabiduría al Señor.
Efectivamente,
Dios lo hizo sabio, de manera que los jueces y la reina de Saba, en
África, acudieron a él porque habían oído hablar de su sabiduría.
“Se ve que esta mujer era un poco filósofa y le hizo preguntas
difíciles”, apuntó el Pontífice, remarcando que “Salomón
salió victorioso” de aquel interrogatorio porque sabía cómo
responderlas.
Apostasía
lenta
El
Obispo de Roma explicó que en aquella época se podía tener más de
una esposa, aunque esto no suponía que fuera lícito ser
“mujeriego”. El corazón de Salomón se debilitó, no por casarse
con esas mujeres, ya que estaba permitido, sino porque pertenecían a
otros pueblos, con otros dioses.
Entonces,
continuó narrando, el rey cayó en la “trampa” e hizo caso
cuando una de sus esposas le pidió que fuera a adorar a Camos o a
Moloc. Actuó de esta manera con todas sus mujeres extranjeras que
ofrecían sacrificios a sus dioses. Es decir, “permitió todo y
dejó de adorar al único Dios”.
Ante
un corazón debilitado por su excesivo afecto a las mujeres, “el
paganismo entró en su vida” y el Papa Francisco subrayó que aquel
muchacho sabio que antes había rezado pidiendo la sabiduría, cayó
hasta ser rechazado por el Señor.
“No
fue una apostasía de un día para otro, fue una apostasía lenta”,
expuso el Santo Padre. Y recordó que también el rey David, su padre
había pecado de manera fuerte al menos dos veces, pero
inmediatamente se arrepintió y pidió perdón. De este modo,
permaneció fiel al Señor, que lo protegió hasta el final.
David
fue fiel
David
lloró por sus pecados y por la muerte de su hijo Absalón y,
mientras huía de este, que le declaró la guerra, se humilló cuando
la gente lo insultaba. David, remarcó el Papa, “era santo. Salomón
no es santo”, pues el Señor le había dado muchos dones pero había
desperdiciado todo dejando que su corazón se debilitara. No se trata
del “pecado de antaño”, sino del “deslizamiento”, aclaró.
“Las
mujeres hicieron que su corazón se desviara y el Señor se lo
reprocha: ‘Has desviado el corazón’. Y esto sucede en nuestra
vida. Ninguno de nosotros es un criminal, ninguno de nosotros comete
grandes pecados como había hecho David con la esposa de Urías,
ninguno”, advirtió Francisco.
Mundanidad
Y
planteó: “¿Pero dónde está el peligro? Dejarse deslizar
lentamente porque es una caída con anestesia, no te das cuenta, pero
lentamente se resbala, se relativizan las cosas y se pierde la
fidelidad a Dios. Estas mujeres eran de otros pueblos, tenían otros
dioses, y cuántas veces nosotros olvidamos al Señor y entramos en
negociaciones con otros dioses: el dinero, la vanidad, el orgullo.
Pero esto se hace lentamente y si no está la gracia de Dios, se
pierde todo”.
El
Pontífice remitió de nuevo al Salmo 105 (106) para subrayar que el
mezclarse a esos niveles con la gente y aprender a actuar como ella
significa volverse mundanos, paganos: “Para nosotros este lento
deslizamiento en la vida es hacia la mundanidad, éste es el pecado
grave: ‘Todos lo hacen, pero sí, no hay ningún problema, sí, no
es realmente lo ideal, pero…’”.
Estas
palabras, agregó, “nos justifican al precio de perder la fidelidad
en el único Dios. Son los ídolos modernos. Pensemos en este pecado
de la mundanidad. De perder la autenticidad del Evangelio. Lo genuino
de la Palabra de Dios, de perder el amor de este Dios que dio su vida
por nosotros. No se puede estar bien con Dios y con el diablo”.
No
perder “el reino”
En
la práctica, puntualizó el Obispo de Roma, esto significa no ser
fiel “ni a Dios ni al diablo” e invitó a reflexionar sobre el
pecado de Salomón, “pensemos en cómo cayó el sabio Salomón,
bendecido por el Señor, con toda la herencia de su padre David, cómo
cayó lentamente, anestesiado, hacia esta idolatría, hacia esta
mundanidad y se le quitó el reino”.
Finalmente,
de acuerdo a la citada fuente, exhortó: “Pidamos al Señor la
gracia de comprender cuándo nuestro corazón comienza a debilitarse
y a resbalar, para detenernos. Será su gracia y su amor lo que nos
detenga si nosotros así lo rezamos”.
14.02.20
Santa Marta: Agradecer a las personas “que nos acompañan en la vida”
Reflexión
del Papa en la Misa
(14
febrero 2020).- “Hoy es un día para agradecer y pedir disculpas,
de corazón, cada uno de nosotros, a las personas que nos acompañan
en la vida, por una parte de la vida, por toda la vida…”, dijo el
Papa Francisco.
Hoy,
14 de febrero de 2020, con motivo de la jubilación de Patrizia, una
empleada de la Casa Santa Marta, el Santo Padre empleó la homilía
de la Misa para hacer un “acto de memoria, de agradecimiento” y
también de pedido de disculpas a los que acompañan nuestro camino,
indica Vatican
News.
Francisco
habló sobre la calidez de la Casa Santa Marta, que definió como una
“gran familia” formada por las personas que trabajan en ella con
dedicación y trabajo, acompañando en el camino de la vida. Este
equipo proporciona ayuda si alguien está enfermo y se entristece si
alguno de ellos se va. Son, para el Papa, rostros, sonrisas, saludos:
semillas que se siembran en el corazón de todos.
Dios
nos quiere en compañía
En
relación con la vida cotidiana de la Casa de Santa Marta, el
Pontífice subrayó el papel de la familia, no exclusivamente de
“papá, mamá, hermanos, tíos, abuelos”, sino de todos “aquellos
que nos acompañan en el camino de la vida por un tiempo”.
Y
se refirió a que, después de 40 años, Patrizia se jubila y
constituye una presencia familiar en la que pensar: “Esto hará
bien a todos los que vivimos aquí, pensar en esta familia que nos
acompaña; y a todos ustedes que no viven aquí, pensar en tanta
gente que los acompaña en el camino de la vida: vecinos, amigos,
compañeros de trabajo, de estudio…”.
Y
agregó que “no estamos solos. El Señor nos quiere pueblo, nos
quiere en compañía; no nos quiere egoístas: el egoísmo es un
pecado”.
Santa
Marta, una “gran” familia
Igualmente,
el Obispo de Roma recordó la generosidad de muchas compañeras de
trabajo que cuidaron de los enfermos, una presencia, una historia,
una breve estadía que dejó su marca. Este sentido de familia
encontró un lugar en el corazón del Papa: “Pienso en Luisa,
pienso en Cristina”, en la abuela de la casa, sor María, que entró
a trabajar joven y que decidió consagrarse allí.
Y
al recordar su “gran” familia, el Santo Padre nombró a otras
personas que ya no están: “Miriam, que se fue con el niño;
Elvira, que fue un ejemplo de lucha por la vida, hasta el final. Y
luego otros que se han jubilado o que se han ido a trabajar a otro
lugar. Presencias que han hecho bien y que a veces es difícil
dejar”.
Gratitud
“Hoy
nos hará bien a todos, a todos, pensar en las personas que nos
acompañaron en el camino de la vida como agradecimiento, y también
como gesto de gratitud a Dios. Gracias, Señor, por no habernos
dejado solos”, remarcó
el Papa.
Y
reconoció: “Es
verdad, siempre hay problemas, y donde hay gente hay habladurías.
Incluso aquí. Se reza y se habla, ambas cosas. Y también, a veces,
se peca contra la caridad”.
Pedir
disculpas
Francisco
apuntó que perder la paciencia y luego pedir disculpas es algo que
se hace en familia: “Yo quisiera agradecer la paciencia de las
personas que nos acompañan y pedir disculpas por nuestras faltas”,
afirmó.
Finalmente,
de acuerdo al citado medio vaticano, el Pontífice expresó: “Quiero
aprovechar esta despedida de Patrizia para hacer con ustedes este
acto de memoria, de agradecimiento, y también de pedido de disculpas
a las personas que nos acompañan. Cada uno de nosotros lo haga con
las personas que habitualmente lo acompañan. Y a los que trabajan
aquí en casa, un ‘gracias’ grande, grande, grande. Y a usted,
Patrizia, que comience esta segunda parte de la vida, ¡otros 40
años!”
14.02.20
Ángelus: “Acoger la Ley en el corazón”
Palabras antes del Ángelus
(16 febrero 2020).- A las 12 del mediodía de hoy, el Santo Padre Francisco se asoma por la ventana del estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza San Pedro.
Palabras del Papa antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy (cf. Mt 5,17-37) está tomado del “Sermón de la Montaña” y trata del cumplimiento de la Ley: cómo debo cumplir la Ley, cómo hacerlo. Jesús quiere ayudar a sus oyentes a tener un acercamiento justo con las prescripciones de los mandamientos dados a Moisés, exhortándo a estar disponibles para Dios que nos educa en la verdadera libertad y responsabilidad a través de la Ley. Se trata de vivirla como un instrumento de libertad. No olvidemos eso: viviendo la Ley como un instrumento de libertad, que me ayuda a ser más libre, que me ayuda a no ser esclavo de las pasiones y del pecado. Pensemos en las guerras, pensemos en las consecuencias de las guerras, pensemos en esa niña que murió congelada en Siria anteayer. Muchas calamidades, muchas. Este es el resultado de las pasiones, y la gente que hace la guerra no sabe cómo dominar sus pasiones. Les hace falta cumplir la Ley. Cuando cedemos a las tentaciones y pasiones, no somos señores y protagonistas de nuestra propia vida, sino que nos volvemos incapaces de manejarla con voluntad y responsabilidad.
El discurso de Jesús está estructurado en cuatro antítesis, expresadas con la fórmula “Habéis comprendido que se dijo… pero yo te digo”. Estas antítesis se refieren a otras tantas situaciones de la vida cotidiana: asesinato, adulterio, divorcio y juramentos. Jesús no abolió las prescripciones que se ocupan de estos temas, pero explica su pleno significado e indica el espíritu con el que …deben ser observadas. Nos anima a pasar de una observancia formal de la Ley a una observancia sustancial, acogiendo la Ley en el corazón, que es el centro de las intenciones, decisiones palabras y gestos de cada uno de nosotros. Del corazón salen las buenas y las malas acciones aceptando la Ley de Dios en nuestros corazones entendemos que, cuando no amamos a nuestro prójimo, uno se mata a sí mismo y a otros hasta cierto punto, porque el odio, la rivalidad y la división matan la caridad fraternal que es la base de las relaciones interpersonales. Y esto se aplica a lo que dije sobre las guerras, porque la lengua mata. Aceptando la Ley de Dios en el corazón se entiende que los deseos tienen que ser guiados, porque no todo lo que deseas lo puedes tener, y no es bueno… ceder a los sentimientos egoístas y posesivos. Cuando uno acepta la Ley de Dios en su corazón, uno entiende que hay que abandonar un estilo de vida hecho de promesas rotas, no mantenida, así como pasar de prohibición del perjurio a la decisión de no jurar en absoluto, asumiendo la actitud de plena sinceridad con todos.
Y Jesús es consciente de que no es fácil vivir los mandamientos de una manera total y tan profundamente. Por esta razón nos ofrece la ayuda de su amor: Vino al mundo no sólo para cumplir la Ley, sino también para darnos su Gracia, para que podamos hacer la voluntad de Dios, amándolo a Él y a nuestros hermanos. ¡Todo, todo lo podemos hacer con la gracia de Dios! De hecho, la santidad no es otra cosa que guardar esta gratuidad que Dios nos ha dado, esta gracia. Se trata de la confianza y confiarnos a Él, a su gracia, a esa gratuidad que nos ha dado y acoger la mano nos tiende constantemente, para que nuestros esfuerzos y nuestro necesario compromiso puedan ser apoyados por su ayuda, llena de bondad y misericordia.
Hoy Jesús nos pide que avancemos en el camino del amor que nos ha mostrado y que comienza desde el corazón. Esta es la manera de vivir como cristianos.
Que la Virgen María nos ayude a seguir el camino trazado por su Hijo, para lograr la verdadera alegría y difundir la justicia y la paz por todas partes.
1602.20Bosnia y Herzegovina: Francisco recibe al presidente Željko Komšić
País
con tres pueblos constituyentes
(17
feb. 2020).- El Papa Francisco recibió en audiencia, el pasado
sábado 15 de febrero de 2020, a Željko Komšić, presidente de
turno de la Presidencia colegiada de Bosnia y Herzegovina.
Así
lo comunicó, a través de una nota, la Oficina de Prensa de la Santa
Sede en la citada fecha.
Después,
el dirigente se encontró con el cardenal Pietro Parolin, secretario
de Estado, acompañado por Mons. Mirosław Wachowski, subsecretario
para las Relaciones con los Estados.
En
la citada nota, se indica que durante las conversaciones en la
Secretaría de Estado, que se desarrollaron “en un ambiente
cordial”, se dialogó sobre las buenas relaciones bilaterales y de
la realidad interna del país, especialmente sobre la situación de
la comunidad católica.
Bosnia
y Herzegovina es una República federal de cerca de 3,5 millones de
habitantes en la que existen tres grupos étnicos principales,
reconocidos como “pueblos constituyentes” por la Constitución:
los bosnios, los serbios y los croatas.
De
este modo, se reiteró la necesidad de garantizar “el pleno respeto
de los derechos de todos los ciudadanos y la igualdad efectiva de los
tres pueblos constituyentes”.
Finalmente,
se abordaron temas de interés común relativos al contexto
internacional y regional, “como la paz y la seguridad, la necesidad
de favorecer vías de diálogo para hacer frente a los diferentes
desafíos en los Balcanes occidentales y las perspectivas de
ampliación de la Unión Europea a la región”, señala el
comunicado.
Presidencia
de Bosnia y Herzegovina
La
Presidencia de Bosnia y Herzegovina es un triunvirato que ejerce
colectivamente las funciones de jefe de Estado de Bosnia y
Herzegovina, indica Vatican
News en
francés: “De conformidad con la Constitución de 1995, la
Presidencia la ejercen colectivamente tres miembros elegidos
directamente: un bosnio y un croata elegidos por la Federación de
Bosnia y Herzegovina y un serbio elegido por la República Serbia de
Bosnia”.
Komsic
ya ha presidido el Colegio Presidencial cuatro veces durante ocho
meses, la última entre julio de 2013 y marzo de 2014. En 2018 fue
elegido representante croata en la Presidencia de Bosnia y
Herzegovina por un período de cuatro años. Desde el 20 de julio de
2019 ha vuelto a dirigir el Colegio Presidencial, según la misma
fuente.
18.02.2O
Santa Marta: La gracia de un corazón “abierto y compasivo”
Reflexión
del Papa en la Misa
(
18 febrero 2020).- El Obispo de Roma invitó a pedir la gracia de
tener un corazón “no ideologizado”, no endurecido, sino “abierto
y compasivo” ante lo que sucede en el mundo porque por esto
seremos juzgados el Día del Juicio, no por nuestras “ideas” o
nuestras “ideologías”.
Hoy,
18 de febrero de 2020, en la homilía de la Misa en la Casa Santa
Marta, el Santo Padre reflexionó en torno al Evangelio de Marcos (Mc
8,14-21), informa Vatican
News.
No
había pan
En
este pasaje, los discípulos que subieron a la barca junto con Jesús
no tenían pan suficiente y surgió entre ellos la preocupación por
la gestión de algo meramente material: “Ellos discutían entre sí,
porque no habían traído pan”, describió Francisco.
Jesús
se dio cuenta, relató el Papa, y les dijo: “¿A qué viene esa
discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni
entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven,
oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras
recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?”.
Un
corazón compasivo
A
través de esta escena evangélica, el Pontífice intenta hacer
comprender la diferencia que hay entre un “corazón endurecido”
como el de los discípulos y un “corazón compasivo” como el del
Señor, que expresa su voluntad.
“La
voluntad del Señor es la compasión: ‘Quiero misericordia y no
sacrificio’. Y un corazón sin compasión es un corazón idólatra,
es un corazón autosuficiente, que va adelante sostenido por su
propio egoísmo, que se vuelve fuerte sólo con ideologías”,
indicó Francisco.
Y
continuó: “Pensemos
en los cuatro grupos ideológicos de la época de Jesús: los
fariseos, los saduceos, los esenios, los zelotes.
Cuatro grupos que habían endurecido el corazón para llevar adelante
un proyecto que no era el de Dios; no había lugar para el proyecto
de Dios, no había lugar para la compasión”.
Medicina
contra la dureza
No
obstante, el Papa apuntó que existe una “medicina” contra la
dureza del corazón, la memoria. Por ello, en el Evangelio de hoy y
en tantos pasajes de la Biblia que Francisco recorre, la llamada al
poder salvífico de la memoria vuelve como una especie de
“estribillo” una “gracia” que es preciso pedir porque, según
el Pontífice, “mantiene el corazón abierto y fiel”.
“Cuando
el corazón se endurece, cuando el corazón se endurece, se olvida…
Se olvida la gracia de la salvación, se olvida la gratuidad. El
corazón duro lleva a las peleas, lleva a las guerras, lleva al
egoísmo, lleva a la destrucción del hermano, porque no hay
compasión”, explicó el Santo Padre.
Humildad
y memoria
Y
aclaró que “el mensaje de salvación más grande es que Dios ha
tenido compasión de nosotros. Esa frase del Evangelio, cuando Jesús
ve a una persona, una situación dolorosa: ‘tuvo compasión de
ellos’. Jesús es la compasión del Padre; Jesús es la bofetada de
toda dureza de corazón”.
Para
él, la humildad, la memoria de nuestras raíces y de nuestra
salvación ayudará a mantenerlo así: ”Cada uno de nosotros tiene
algo endurecido en el corazón. Hagamos memoria y que sea el Señor
quien nos dé un corazón recto y sincero como hemos pedido en la
oración colecta, donde habita el Señor”.
”En
los corazones duros no puede entrar el Señor; en los corazones
ideológicos no puede entrar el Señor. El Señor sólo entra en los
corazones que son como su corazón: los corazones compasivos, los
corazones que tienen compasión, los corazones abiertos. Que el Señor
nos conceda esta gracia”, concluyó.
19.02.20
Bienaventuranzas: El corazón del hermano, la “tierra” más bella “a heredar”
Catequesis completa
(19
febrero 2020).- “No hay tierra más hermosa que el corazón de los
demás, no hay territorio más bello que ganar que la paz
reencontrada con un hermano. ¡Y esa es la tierra a heredar con la
mansedumbre!”, indicó el Papa Francisco
Hoy,
19 de febrero de 2020, en el Aula Pablo VI, el Santo Padre ha
continuado con el ciclo de catequesis sobre las bienaventuranzas. En
concreto, meditó sobre la tercera: “Bienaventurados los mansos
porque ellos heredarán la tierra” (Mt. 5,4). Pasaje bíblico Salmo
37, 3.8-11.
Mansedumbre
“bajo presión”
Francisco
explicó que en este contexto el término “manso” significa
literalmente “dulce, suave, gentil, no violento” y que la
mansedumbre se manifiesta en momentos de “conflicto”, “bajo
presión”. También remitió a las palabras de san Pablo y san
Pedro, que recuerdan a la mansedumbre de Cristo.
Y
describió que en la Escritura la palabra “manso” también indica
“el que no tiene propiedad de la tierra” y, por tanto, llama la
atención el hecho de que la tercera bienaventuranza “diga
precisamente que los mansos ‘heredarán la tierra’”.
Heredar
la tierra
En
este sentido, el Pontífice aclaró que el verbo utilizado para
indicar la posesión no se refiere a conquistar la tierra, sino a
heredarla: “El verbo ‘heredar’ tiene un significado aún más
grande. El Pueblo de Dios llama ‘herencia’ precisamente a la
tierra de Israel, que es la Tierra de la Promesa”.
Asimismo,
expuso que existe una “tierra” que es el Cielo, es decir, “la
tierra hacia la que caminamos: los nuevos cielos y la nueva tierra
hacia la que vamos (cf. Is 65:17; 66:22; 2 P 3:13; Ap 21:1)”.
Por
otro lado, el Obispo de Roma matizó que el manso no es un cobarde ni
un perezoso, sino “el discípulo de Cristo que ha aprendido a
defender otra tierra bien distinta”. Este “defiende su paz,
defiende su relación con Dios, defiende sus dones, los dones de
Dios, defendiendo la misericordia, la fraternidad, la confianza, la
esperanza”.
La
salvación del hermano
Después,
el Papa se refirió al pecado de la ira: “Un momento de ira puede
destruir muchas cosas; se pierde el control y no se valora lo que es
realmente importante, y se puede arruinar la relación con un
hermano, a veces sin remedio”.
En
contraposición, apuntó que la mansedumbre “conquista muchas
cosas”. Esta virtud “es capaz de ganar el corazón, salvar
amistades y mucho más, porque las personas se enfadan pero luego se
calman, se replantean las cosas y vuelven sobre sus pasos, y así se
puede reconstruir con la mansedumbre”.
Finalmente,
el Santo Padre subrayó que la “tierra” a conquistar con la
mansedumbre “es la salvación de aquel hermano del habla el mismo
Evangelio de Mateo: ‘Si te escucha, habrás ganado a tu hermano (Mt
18, 15)’”.
***
Catequesis
del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En
la catequesis de hoy abordamos la tercera de las ocho
bienaventuranzas del Evangelio de Mateo: «Bienaventurados los
mansos, porque ellos heredarán la tierra» (Mt 5,5).
El
término «manso» usado aquí significa literalmente dulce, suave,
gentil, no violento. La mansedumbre se manifiesta en los momentos de
conflicto, se puede ver por la forma en que se reacciona a una
situación hostil. Cualquiera puede parecer manso cuando todo está
tranquilo, pero ¿cómo reacciona «bajo presión» si es atacado,
ofendido, agredido?
En
un pasaje, San Pablo recuerda «la mansedumbre y la dulzura de
Cristo» (2 Cor 10:1). Y San Pedro, a su vez, recuerda la actitud de
Jesús en la Pasión: no respondió ni amenazó, porque
«se confió al que juzga con justicia» (1 P 2, 23). Y la
mansedumbre de Jesús se ve con fuerza en su Pasión.
En
la Escritura la palabra «manso» también indica el que no tiene
propiedad de la tierra; y por lo tanto nos llama la atención el
hecho de que la tercera bienaventuranza diga precisamente que los
mansos «heredarán la tierra».
En
realidad, esta bienaventuranza cita el Salmo 37, que escuchamos al
principio de la catequesis. Allí también la mansedumbre y la
posesión de la tierra están relacionadas. Estas dos cosas,
pensándolo bien, parecen incompatibles. De hecho, la posesión de la
tierra es el ámbito típico del conflicto: a menudo se lucha por un
territorio, para conseguir la hegemonía de una determinada zona. En
las guerras, el más fuerte prevalece y conquista otras tierras.
Pero
observemos con atención el verbo utilizado para indicar la posesión
de los mansos: no conquistan la tierra; no dice “bienaventurados
los mansos porque conquistarán la tierra”. La heredan.
Bienaventurados los mansos porque heredarán la tierra. En las
Escrituras, el verbo «heredar» tiene un significado aún más
grande. El Pueblo de Dios llama «herencia» precisamente a la tierra
de Israel, que es la Tierra de la Promesa.
Esa
tierra es una promesa y un regalo para el pueblo de Dios, y se
convierte en un signo de algo mucho más grande que el mero
territorio. Hay una «tierra» -permitidme el juego de palabras- que
es el Cielo, es decir, la tierra hacia la que caminamos: los nuevos
cielos y la nueva tierra hacia la que vamos (cf. Is 65:17; 66:22; 2 P
3:13; Ap 21:1).
Entonces
el manso es aquel que «hereda» el más sublime de los territorios.
No es un cobarde, un «perezoso» que se encuentra una moral cómoda
para no meterse en problemas. ¡Nada de eso! Es una persona que ha
recibido una herencia y no quiere dispersarla. El manso no es una
persona complaciente, sino el discípulo de Cristo que ha aprendido a
defender otra tierra bien distinta. Defiende su paz, defiende su
relación con Dios, defiende sus dones, los dones de Dios,
defendiendo la misericordia, la fraternidad, la confianza, la
esperanza. Porque las personas mansas son personas misericordiosas,
fraternas, confiadas y personas con esperanza.
Aquí
debemos mencionar el pecado de la ira,
un gesto violento cuyo impulso todos conocemos. ¿Quién no se ha
enfadado alguna vez? Todos. Debemos volver al revés la
bienaventuranza y preguntarnos: ¿Cuántas cosas hemos destruido con
la ira? ¿Cuántas cosas hemos perdido?
Un momento de ira puede destruir muchas cosas; se pierde el control y
no se valora lo que es realmente importante, y se puede arruinar la
relación con un hermano, a veces sin remedio. Por la ira, tantos
hermanos no se hablan, se alejan uno del otro. Es lo contrario
de la mansedumbre. La mansedumbre reúne, la ira separa.
La
mansedumbre, en cambio, conquista muchas cosas. La mansedumbre es
capaz de ganar el corazón, salvar amistades y mucho más, porque las
personas se enfadan pero luego se calman, se replantean las cosas y
vuelven sobre sus pasos, y así se puede reconstruir con la
mansedumbre.
La
«tierra» a conquistar con la mansedumbre es la salvación de
aquel hermano del habla el mismo Evangelio de Mateo: «Si te escucha,
habrás ganado a tu hermano» (Mt 18, 15). No hay tierra más hermosa
que el corazón de los demás, no hay territorio más bello que ganar
que la paz reencontrada con un hermano. ¡Y esa es la tierra a
heredar con la mansedumbre!
19.02.20
Papa Francisco: “La mansedumbre conquista los corazones”
Palabras
en español
(19
febrero 2020).- El Papa Francisco señaló que, frente al “pecado
de la ira”, que puede arruinar la relación con un hermano, “la
mansedumbre conquista los corazones, salva las amistades, hace
posible que se sanen y reconstruyan los lazos que nos unen con los
demás”.
Hoy,
19 de febrero de 2020, en la audiencia general celebrada en el Aula
Pablo VI, el Santo Padre prosiguió con la serie de catequesis sobre
las bienaventuranzas. En concreto, se ha referido a la que dice:
“Felices los mansos, porque ellos heredarán la tierra” (Mt 5,4).
Francisco
explicó que una persona “mansa” es aquella que “es dócil,
suave, afable, a que no es violenta ni colérica” y que la
mansedumbre se manifiesta sobre todo en “momentos de conflicto”,
cuando estamos “bajo presión”. Igualmente, recordó que Jesús
es nuestro modelo, pues, “vivió cada momento, especialmente su
Pasión, con docilidad y mansedumbre”.
Después,
el Papa aludió a que la consabida bienaventuranza afirma también
que los mansos “heredarán la tierra”: “No la poseen ni la
conquistan, la heredan. Esta tierra es una promesa y un don para el
Pueblo de Dios”, puntualizó.
Y
esta “tierra”, describió, “es el Cielo, hacia donde caminamos
como discípulos de Cristo, promoviendo la paz, la fraternidad, la
confianza y la esperanza”.
Santa Marta: Aceptar la humillación, el camino de Jesús
Meditación
del Papa en la Misa
(20
febrero 2020).- El Papa Francisco indicó que el Evangelio muestra
las tres etapas que recorrieron los apóstoles para saber quién es
Jesús: conocer, confesar y aceptar el camino que Dios eligió para
Él, el de la humillación.
Hoy,
20 de febrero de 2020, en la homilía de la Misa en la Casa Santa
Marta, el Santo Padre reflexionó sobre las preguntas contenidas en
el pasaje del Evangelio de la liturgia del día: “¿Quién dice la
gente que soy?”, “¿Ustedes qué dicen?”.
Conocer
y confesar a Jesús
Para
Francisco, conocer a Jesús es lo que se hace cuando “tomamos el
Evangelio, y tratamos de conocer a Jesús, o cuando llevamos a los
niños al catecismo (…) al igual que cuando los llevamos a la
Misa”. No obstante, apuntó que este solo es lo el primer paso, el
segundo consiste en confesar a Jesús.
“Y
esto nosotros, solos, no podemos hacerlo. En la versión de Mateo,
Jesús le dice a Pedro: ‘Esto no viene de ti. El Padre te lo ha
revelado’. Sólo podemos confesar a Jesús con el poder de Dios,
con el poder del Espíritu Santo. Nadie puede decir que Jesús es el
Señor y confesarlo sin el Espíritu Santo, dice Pablo. No podemos
confesar a Jesús sin el Espíritu”, explicó el Papa.
Por
lo tanto, continuó, “la comunidad cristiana debe buscar siempre el
poder del Espíritu Santo para confesar a Jesús, para decir que es
Dios, que es el Hijo de Dios”.
Aceptar
el camino
El
Pontífice describió que responder a la cuestión sobre cuál es el
propósito de la vida de Jesús, de su venida, constituye la tercera
etapa en el camino del conocimiento de Él: aceptar el camino. Y
recordó que Jesús comenzó a enseñar a sus apóstoles que debía
sufrir y que lo matarían para luego resucitar.
“Confesar
a Jesús significa aceptar el camino que el Padre eligió para Él:
la humillación. Pablo, escribiendo a los filipenses, [dice]: ‘Dios
envió a su Hijo, quien se anonadó a sí mismo, se hizo siervo, se
humilló a sí mismo, hasta la muerte, muerte de cruz’”,
describió el Obispo de Roma.
Pues,
“si no aceptamos el camino de Jesús, el camino de la humillación
que Él eligió para la redención, no sólo no somos cristianos,
sino que merecemos lo que Jesús le dijo a Pedro: «¡Aléjate de mí,
Satanás!”, advirtió.
Camino
de humillación
El
Santo Padre señaló que Satanás sabe muy bien que Jesús es el Hijo
de Dios, pero Jesús rechaza su “confesión” como alejó de sí
mismo a Pedro cuando había rechazado el camino que Jesús había
elegido.
“Confesar
a Jesús es aceptar el camino de la humildad y de la humillación. Y
cuando la Iglesia no va por este camino, se equivoca, se vuelve
mundana”, subrayó.
Y
agregó que “cuando nosotros vemos a tantos buenos cristianos, con
buena voluntad, pero que confunden la religión con un concepto
social de bondad, de amistad, cuando vemos a tantos clérigos que
dicen que siguen a Jesús, pero que buscan los honores, los caminos
suntuosos, los caminos de la mundanidad, no buscan a Jesús: se
buscan a sí mismos. No son cristianos; dicen que son cristianos,
pero de nombre, porque no aceptan el camino de Jesús, de la
humillación”.
Coherencia
cristiana
Igualmente,
ante la historia de la Iglesia, en la que existen muchos obispos y
papas mundanos, “que no conocieron el camino de la humillación, no
lo aceptaron, debemos aprender que ese no es el camino”, dijo el
Papa.
Finalmente,
Francisco invitó a pedir “la gracia de la coherencia cristiana”
para “no usar el cristianismo para escalar”. Esto significa,
desear la gracia de seguir a Jesús en su mismo camino, hasta la humillación...
21.02.20
Alemania: El Papa, “profundamente afectado” por la muerte de personas inocentes en el tiroteo
Doble
atentado de Hanau
(21
feb. 2020).- El Santo Padre ha enviado esta mañana un telegrama de
pésame por las víctimas del tiroteo en Hanau, Alemania, acontecido
la noche del pasado miércoles, 19 de febrero, en el que se muestra
“profundamente afectado” por la muerte de personas inocentes.
Según
los medios de comunicación locales, el número de víctimas mortales
en el doble atentado ha ascendido a 11, tras haber hallado al autor
de los disparos — un alemán ultraderechista de 43 años– muerto
junto al cadávez de su madre. Además, cinco personas han resultado
heridas de gravedad.
El
Pontífice “encomienda en sus oraciones a los difuntos a la
misericordia de Dios e implora a Cristo, Señor de la vida, para que
cuantos sufren a causa del luto encuentren consuelo y confianza, y
sean acompañados por la bendición y la paz de Dios”.
Como
indica la Oficina de Prensa de la Santa Sede, este viernes, 21 de
febrero de 2020, el cardenal Pietro Parolin ha redactado el
telegrama, en nombre del Papa Francisco, dirigido al obispo de Fulda,
Mons. Michael Gerber.
“Su
Santidad manifiesta su participación en el luto de los familiares,
asegurándoles su cercanía en el dolor”, escribe el secretario de
Estado del Vaticano.
21.02.20
Mediterráneo: Una región “tan importante para la paz mundial”
Palabras
del Papa antes del Ángelus
(23
febrero 2020).- “Hacer crecer la cultura del encuentro y del
diálogo en esta región tan importante para la paz en el mundo”
son las palabras del Papa Francisco a los obispos de la región
mediterránea con quienes se ha encontrado este 23 de febrero de
2020, en Bari.
Después
de la misa que celebró al aire libre en el Corso Vittorio Emanuele
II, el Papa rezó el Ángelus con la gente, al introducir la oración
mariana agradeció a los sesenta obispos venidos de 20 países de la
costa mediterránea.
Palabras
del Papa antes del Ángelus
¡Queridos
hermanos y hermanas!:
Mientras
estamos aquí reunidos para rezar y reflexionar sobre la paz y el
destino de los pueblos del Mediterráneo, una enorme tragedia está
teniendo lugar al otro lado de este mar, concretamente en el noroeste
de Siria. Desde nuestros corazones de pastores, se eleva un
fuerte llamamiento a las partes implicadas y a la comunidad
internacional, para que silencien el ruido de las armas y escuchen
los gritos de los pequeños e indefensos; para que dejen de lado
los cálculos e intereses para proteger las vidas de los civiles y
de los muchos niños inocentes que están pagando las
consecuencias. Pidamos al Señor para que toque los corazones y
que todos superen la lógica del odio y de la venganza para
redescubrirse como hermanos, hijos de un solo Padre, que hace salir
el sol sobre los buenos y los malos.
Invoquemos
al Espíritu Santo para que cada uno de nosotros, a partir de gestos
diarios de amor, contribuya a construir nuevas relaciones, inspiradas
en la comprensión, la aceptación y la paciencia, estableciendo así
las condiciones para experimentar la alegría del Evangelio y
difundirlo en todas las áreas de la vida.
Que
la Virgen María, la “Estrella del Mar” a quien vemos como el más
Alto ejemplo de fidelidad a Jesús y a su palabra, nos ayude a
caminar en este camino.
Antes
de recitar el Ángelus juntos, agradezco desde el fondo de mi corazón
a todos los obispos y a todos los que han participado en este
encuentro sobre el Mediterráneo como frontera de la paz; así como a
aquellos, ¡y son muchos!, que de diferentes maneras han trabajado
para que saliera con éxito. ¡Gracias a todos! Ustedes han
contribuido al crecimiento de la cultura del encuentro y del diálogo
en esta región, que es tan importante para la paz mundial.
Encuentro en Bari: Los pastores mediterráneos soportan el sufrimiento de su gente
Intervención
del Card. Puljic ante el Papa
(23
febrero 2020).-“Como pastores, nos hacemos voz del dolor y el
sufrimiento de nuestras iglesias y nuestros pueblos”: esto fue
expresado por el cardenal Vinko Puljić, arzobispo de Sarajevo, en
nombre de los 60 obispos de la región Mediterráneo, reunidos en
Bari alrededor del Papa, este 23 de febrero de 2020.
El
presidente de la Conferencia Episcopal de Bosnia Herzegovina
intervino ante el Papa, expresando su tristeza por “la partida de
muchos jóvenes, causada por guerras, injusticias y la miseria” y
también rindiendo homenaje a “estos jóvenes que permanecen,
mostrando un coraje extraordinario y un gran amor por su país”.
El
enemigo, advirtió el cardenal Puljic, “quiere representar
constantemente la cultura de la muerte como cultura de vida y el
invierno como la primavera”.
Intervención
del Card. Puljic
Santo
Padre,
Los
saludo cordialmente y agradezco a todos los que han contribuido… en
la organización de este encuentro, especialmente a la Conferencia
Episcopal Italiana. Para nosotros los obispos, viniendo de países
donde los católicos son una minoría, este “encuentro” es un
signo visible de la atención y de la fraternidad entre las Iglesias
del Mediterráneo. Y hoy estamos felices de unirnos a ustedes en la
Eucaristía en esta ciudad tan rica en historia y en una región,
Puglia, donde también encuentro mis raíces.
Santo
Padre, me complace informarle que, en nuestro trabajo, hemos buscado
maneras para realizar la posibilidad de movilidad, igualdad y
libertad religiosa en todos los países de nuestro Mediterráneo.
Como Pastores nos hemos convertido en la voz del dolor y del
sufrimiento de nuestras Iglesias y el nuestra gente. En el noreste
del Mediterráneo, a finales del siglo XX, vivíamos, en cierta
medida un invierno de asesinatos, destrucción y persecución. Pero
tampoco es primavera para el Norte de África y el Oriente Medio,
donde las Iglesias soportan heridas y sufrimientos en forma de
violencia, conflictos y divisiones de todo tipo, causadas en gran
parte por los países ricos.
Santo
Padre, todos estamos desconsolados por la partida de muchos jóvenes,
causada por las guerras, injusticias y miserias. Sin embargo, nos
consuela el hecho de que los jóvenes que se quedan, mostrando un
coraje extraordinario y un gran amor por el país y la gente con la
que crecieron. También nos complace ver un gran número de personas
mayores, que creen profundamente que el presente y el futuro no están
principalmente en las manos de los poderosos de este mundo, sino en
las de Dios. Como obispos de estos Países somos a menudo los más
firmes partidarios del diálogo, en términos de igualdad y amor por
la iglesia local y para la gente.
Durante
este encuentro hemos hablamos mucho sobre el espíritu del
secularismo y el consumismo, que daña internamente el alma del
hombre y de las Iglesias. Las palabras de un cardenal de Europa
occidental que, durante una visita a Sarajevo en los difíciles días
de la guerra, me dijo: “No sé si es más difícil para ti mirar
estas iglesias demolidas o para mí ver la iglesias vendidas porque
muchos católicos ya no sienten el deseo de rezar”. El enemigo,
Santidad, constantemente quiere representar la cultura de la muerte
como cultura de la vida y el invierno como primavera.
Estamos
contentos de que, durante estos días, hemos encontrado corazones
dispuestos a escuchar, pensar con nosotros y buscar formas de
cooperación y apoyo juntos. Necesitamos sentirnos acompañados y
apoyados por los poderosos, a quienes pedimos que trabajen más duro
para la construcción de la paz, el diálogo y la cooperación.
Sentimos la importancia de ser visitados por otros pastores en
nuestras Iglesias para ayudarnos a encontrar maneras de cumplir
nuestra misión en este mundo. Nos complace cada vez que alguien
visita nuestras Iglesias y nuestros países, mostrando a todos que no
estamos solos, sino que tenemos comunidades “más grandes” y “más
fuertes”, que están prestas a defendernos, y a reconocernos en una
relación de comunión y fraternidad.
Santo
Padre, me gustaría expresar nuestra gratitud porque ha venido entre
nosotros en esta ocasión. Gracias también por haber visitado muchas
iglesias locales en países donde, como cristianos, somos menos
numerosa.
¡Gracias,
Santo Padre! ¡Estaremos encantados de rezar por usted!
23.02.20
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