11 de febr. 2020

PAPA FEBRER 2


Día Mundial del Enfermo: Cercanía del Papa ante “el peso de la enfermedad”

En la Festividad de la Virgen de Lourdes


(11 febrero 2020).- “Encomiendo a la Virgen María, Salud de los enfermos, a todas las personas que llevan el peso de la enfermedad, así como a sus familiares y al personal sanitario. Aseguro a todos, con afecto, mi cercanía en la oración” ha expresado el Papa Francisco hoy en un tweet publicado en su cuenta oficial.
Jesucristo ofrece su misericordia a quien vive con angustia su propia situación de fragilidad, dolor y debilidad. Él invita a cada uno a entrar en su vida para experimentar su ternura”, indica en otra publicación.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11,28) es el lema de la 28ª Jornada Mundial del Enfermo que se celebra hoy, 11 de febrero de 2020, en todo el mundo, con motivo de la solemnidad de Nuestra Señora de Lourdes.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó el mensaje del Papa para esta Jornada Mundial dedicada a los enfermos el pasado 3 de enero de 2020.
Posada del Buen Samaritano
En él, el Santo Padre manifiesta que la Iglesia “desea ser cada vez más —y lo mejor que pueda— la ‘posada’ del Buen Samaritano que es Cristo (cf. Lc 10,34), es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo”.
También recuerda que en la enfermedad está comprometida no solo la integridad física de la persona, “sino también sus dimensiones relacionales, intelectiva, afectiva y espiritual”. Por  eso, “además de los tratamientos espera recibir apoyo, solicitud, atención… en definitiva, amor”.
Dignidad de la persona
El Pontífice invita a los agentes sanitarios a que en cada acción con los pacientes, el sustantivo “persona” siempre esté “antes del adjetivo ‘enferma’”, de manera que su trabajo “tenga constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible”.
Finalmente, en sus palabras, el Santo Padre dirige un pensamiento a  todas las personas del mundo que, debido a la pobreza, no tienen acceso a los tratamientos que necesitan. Y realiza un llamado a las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países para que no “desatiendan la justicia social” y “aunando los principios de solidaridad y subsidiariedad, se coopere para que todos tengan acceso a los cuidados adecuados para la salvaguardia y la recuperación de la salud”.


Mensaje del Papa Francisco para la 28ª Jornada Mundial del Enfermo

La Iglesia, “’posada’ del Buen Samaritano”


( 3 enero 2019).- “La Iglesia desea ser cada vez más —y lo mejor que pueda— la ‘posada’ del Buen Samaritano que es Cristo (cf. Lc 10,34), es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo”, dice el Papa Francisco a los enfermos.
Con motivo de la 28ª Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra el 11 de febrero, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, la Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó, el 3 de enero de 2020, el Mensaje del Santo Padre para la ocasión.


«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11,28)
Queridos hermanos y hermanas:
1. Las palabras que pronuncia Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11,28) indican el camino misterioso de la gracia que se revela a los sencillos y que ofrece alivio a quienes están cansados y fatigados. Estas palabras expresan la solidaridad del Hijo del hombre, Jesucristo, ante una humanidad afligida y que sufre. ¡Cuántas personas padecen en el cuerpo y en el espíritu! Jesús dice a todos que acudan a Él, «venid a mí», y les promete alivio y
consuelo. «Cuando Jesús dice esto, tiene ante sus ojos a las personas que encuentra todos los días por los caminos de Galilea: mucha gente sencilla, pobres, enfermos, pecadores, marginados… del peso de la ley del sistema social opresivo… Esta gente lo ha seguido siempre para escuchar su palabra, ¡una palabra que daba esperanza!» (Ángelus, 6 julio 2014).
En la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, Jesús dirige una invitación a los enfermos y a los oprimidos, a los pobres que saben que dependen completamente de Dios y que, heridos por el peso de la prueba, necesitan ser curados. Jesucristo, a quien siente angustia por su propia situación de fragilidad, dolor y debilidad, no impone leyes, sino que ofrece su misericordia, es decir, su persona salvadora. Jesús mira la humanidad herida. Tiene ojos que ven, que se dan cuenta, porque miran profundamente, no corren indiferentes, sino que se detienen y abrazan a todo el hombre, a cada hombre en su condición de salud, sin descartar a nadie, e invita a cada uno a entrar en su vida para experimentar la ternura.
2. ¿Por qué Jesucristo nutre estos sentimientos? Porque él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre. Efectivamente, sólo quien vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros. Las formas graves de sufrimiento son varias: enfermedades incurables y crónicas, patologías psíquicas, las que necesitan rehabilitación o cuidados paliativos, las diversas discapacidades, las enfermedades de la infancia y de la vejez… En estas circunstancias, a veces se percibe una carencia de humanidad y, por eso, resulta necesario personalizar el modo de acercarse al enfermo, añadiendo al curar el cuidar, para una recuperación humana integral. Durante la enfermedad, la persona siente que está comprometida no sólo su integridad física, sino también sus dimensiones relacionales, intelectiva, afectiva y espiritual; por eso, además de los tratamientos espera recibir apoyo, solicitud, atención… en definitiva, amor. Por otra parte, junto al enfermo hay una familia que sufre, y a su vez pide consuelo y cercanía.
3. Queridos hermanos y hermanas enfermos: A causa de la enfermedad, estáis de modo particular entre quienes, “cansados y agobiados”, atraen la mirada y el corazón de Jesús. De ahí viene la luz para vuestros momentos de oscuridad, la esperanza para vuestro desconsuelo. Jesús os invita a acudir a Él: «Venid». En Él, efectivamente, encontraréis la fuerza para afrontar las inquietudes y las preguntas que surgen en vosotros, en esta “noche” del cuerpo y del espíritu. Sí, Cristo no nos ha dado recetas, sino que con su pasión, muerte y resurrección nos libera de la opresión del mal.
En esta condición, ciertamente, necesitáis un lugar para restableceros. La Iglesia desea ser cada vez más —y lo mejor que pueda— la “posada” del Buen Samaritano que es Cristo (cf. Lc 10,34), es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo. En esta casa, podréis encontrar personas que, curadas por la misericordia de Dios en su fragilidad, sabrán ayudaros a llevar la cruz haciendo de las propias heridas claraboyas a través de las cuales se pueda mirar el horizonte más allá de la enfermedad, y recibir luz y aire puro para vuestra vida.
En esta tarea de procurar alivio a los hermanos enfermos se sitúa el servicio de los agentes sanitarios, médicos, enfermeros, personal sanitario y administrativo, auxiliares y voluntarios que actúan con competencia haciendo sentir la presencia de Cristo, que ofrece consuelo y se hace cargo de la persona enferma curando sus heridas. Sin embargo, ellos son también hombres y mujeres con sus fragilidades y sus enfermedades. Para ellos valen especialmente estas palabras: «Una vez recibido el alivio y el consuelo de Cristo, estamos llamados a su vez a convertirnos en descanso y consuelo para los hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro» (Ángelus, 6 julio 2014).
4. Queridos agentes sanitarios: Cada intervención de diagnóstico, preventiva, terapéutica, de investigación, cada tratamiento o rehabilitación se dirige a la persona enferma, donde el sustantivo “persona” siempre está antes del adjetivo “enferma”. Por lo tanto, que vuestra acción tenga constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible.
En la experiencia del límite y del posible fracaso de la ciencia médica frente a casos clínicos cada vez más problemáticos y a diagnósticos infaustos, estáis llamados a abriros a la dimensión trascendente, que puede daros el sentido pleno de vuestra profesión. Recordemos que la vida es sagrada y pertenece a Dios, por lo tanto, es inviolable y no se puede disponer de ella (cf. Instr. Donum vitae, 5; Carta enc. Evangelium vitae, 29-53). La vida debe ser acogida, tutelada, respetada y servida desde que surge hasta que termina: lo requieren simultáneamente tanto la razón como la fe en Dios, autor de la vida. En ciertos casos, la objeción de conciencia es para vosotros una elección necesaria para ser coherentes con este “sí” a la vida y a la persona. En cualquier caso, vuestra profesionalidad, animada por la caridad cristiana, será el mejor servicio al verdadero derecho humano, el derecho a la vida. Aunque a veces no podáis curar al enfermo, sí que podéis siempre cuidar de él con gestos y procedimientos que le den alivio y consuelo.
Lamentablemente, en algunos contextos de guerra y de conflicto violento, el personal sanitario y los centros que se ocupan de dar acogida y asistencia a los enfermos están en el punto de mira. En algunas zonas, el poder político también pretende manipular la asistencia médica a su favor, limitando la justa autonomía de la profesión sanitaria. En realidad, atacar a aquellos que se dedican al servicio de los miembros del cuerpo social que sufren no beneficia a nadie.
5. En esta XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, pienso en los numerosos hermanos y hermanas que, en todo el mundo, no tienen la posibilidad de acceder a los tratamientos, porque viven en la pobreza. Me dirijo, por lo tanto, a las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países del mundo, a fin de que no desatiendan la justicia social, considerando solamente el aspecto económico. Deseo que, aunando los principios de solidaridad y subsidiariedad, se coopere para que todos tengan acceso a los cuidados adecuados para la salvaguardia y la recuperación de la salud. Agradezco de corazón a los voluntarios que se ponen al servicio de los enfermos, que suplen en muchos casos carencias estructurales y reflejan, con gestos de ternura y de cercanía, la imagen de Cristo Buen Samaritano.
Encomiendo a la Virgen María, Salud de los enfermos, a todas las personas que están llevando el peso de la enfermedad, así como a sus familias y a los agentes sanitarios. A todos, con afecto, les aseguro mi cercanía en la oración y les imparto de corazón la Bendición Apostólica.
Vaticano, 3 de enero de 2020,
Memoria del Santísimo Nombre de Jesús
FRANCISCO
12.02.20



El Santo Padre reza por Siria y China

Ante la guerra y la epidemia, respectivamente
(12 febrero 2020).- El Papa Francisco ha realizado un llamamiento para orar por Siria y China durante la audiencia general, celebrada hoy, 12 de febrero de 2020, en el Aula Pablo VI.
Me gustaría que todos rezáramos por la amada y atormentada Siria”, dijo, “tantas familias, tantos ancianos, niños, deben huir de la guerra. Siria sangra desde hace años”, expresó el Santo Padre.
Tensión en Siria
La tensión aumenta entre Damasco y Ankara, en el noroeste del país, donde el régimen sirio está recuperando el control de los territorios.
En el Ángelus del domingo pasado, 9 de febrero, el Papa Francisco también lanzó un llamamiento “urgente” para proteger la vida de las personas en Siria. Así, instó “a la comunidad internacional y a todos los interesados, para que utilicen los instrumentos diplomáticos, del diálogo y las negociaciones, de conformidad con el derecho internacional humanitario, para proteger las vidas y la suerte de los civiles”.
Epidemia en China
Del mismo modo, el Santo Padre exhortó a orar por “nuestros hermanos chinos” que sufren “esta cruel enfermedad”, refiriéndose a la epidemia de coronavirus que afecta al país asiático, deseando “que encuentren el camino de la recuperación lo antes posible”.
Aunque el número de casos de contagios ha ido disminuyendo en los últimos dos días, según las últimas cifras, más de 1.100 víctimas han muerto. Más de 44.600 personas han sido afectadas, la mayoría de ellas en el país.
El Vaticano envió unas 600-700.000 máscaras respiratorias a China para ayudar a prevenir la epidemia.
Francisco continuó hoy con el ciclo de catequesis sobre las bienaventuranzas. En concreto, ha reflexionado en torno la segunda de ellas, “Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados”, subrayando que el dolor interior “nos abre a una relación nueva con el Señor y con el prójimo”.

Francisco: El dolor abre a una “relación nueva” con Dios y el prójimo

Palabras en español
(12 febrero 2020).- Para el Papa Francisco, el dolor interior es “una actitud fundamental en la espiritualidad cristiana” que “nos abre a una relación nueva con el Señor y con el prójimo”.
Hoy, 12 de febrero de 2020, en la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre las bienaventuranzas. En concreto, ha meditado en torno a la segunda de ellas: “Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados”.
Sobre la misma, el Papa indicó que en las Sagradas Escrituras el llanto tiene dos sentidos: el de “la aflicción causada por la muerte o por el sufrimiento de alguien que amamos” y aquel “por el dolor de nuestros pecados, provocado por haber ofendido a Dios y al prójimo”.
El primer significado, describió Francisco, alude al luto “siempre amargo y doloroso” y que “paradójicamente puede ayudarnos a tomar conciencia de la vida, del valor sagrado e insustituible de toda persona y de la brevedad del tiempo”. El dolor por haber ofendido y herido a quien amamos, por su parte, “es lo que llamamos el sentido del pecado, que es don Dios y obra del Espíritu Santo”, concluyó.
13.02.20



Santa Marta: Intuir la debilidad para no deslizarse “hacia la mundanidad”

Meditación del Papa en la Misa


(13 febrero 2020).- El Papa Francisco invitó a pedir al Señor “la gracia de comprender cuándo nuestro corazón comienza a debilitarse y a resbalar” en el pecado, en la mundanidad, para detener la caída y mantenernos fieles a Dios.
Hoy, 13 de febrero de 2020, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre reflexionó en torno a la primera lectura de la liturgia de hoy (1 Reyes 11, 4-13), que relata “la apostasía” del rey Salomón, indica Vatican News.
Caída con anestesia”
Francisco advirtió sobre el riesgo de dejarse deslizar lentamente en el pecado, relativizando las cosas y entrando “en negociación” con los dioses del dinero, de la vanidad y del orgullo, una “caída con anestesia”.
Según el citado medio vaticano, el Papa relató que cuando Salomón era anciano, sus mujeres hicieron que su corazón “se desviara” para seguir a otros dioses. En un primer momento el rey fue un “buen muchacho”, que solo pedía sabiduría al Señor.
Efectivamente, Dios lo hizo sabio, de manera que los jueces y la reina de Saba, en África, acudieron a él porque habían oído hablar de su sabiduría. “Se ve que esta mujer era un poco filósofa y le hizo preguntas difíciles”, apuntó el Pontífice, remarcando que “Salomón salió victorioso” de aquel interrogatorio porque sabía cómo responderlas.
Apostasía lenta
El Obispo de Roma explicó que en aquella época se podía tener más de una esposa, aunque esto no suponía que fuera lícito ser “mujeriego”. El corazón de Salomón se debilitó, no por casarse con esas mujeres, ya que estaba permitido, sino porque pertenecían a otros pueblos, con otros dioses.
Entonces, continuó narrando, el rey cayó en la “trampa” e hizo caso cuando una de sus esposas le pidió que fuera a adorar a Camos o a Moloc. Actuó de esta manera con todas sus mujeres extranjeras que ofrecían sacrificios a sus dioses. Es decir, “permitió todo y dejó de adorar al único Dios”.
Ante un corazón debilitado por su excesivo afecto a las mujeres, “el paganismo entró en su vida” y el Papa Francisco subrayó que aquel muchacho sabio que antes había rezado pidiendo la sabiduría, cayó hasta ser rechazado por el Señor.
No fue una apostasía de un día para otro, fue una apostasía lenta”, expuso el Santo Padre. Y recordó que también el rey David, su padre había pecado de manera fuerte al menos dos veces, pero inmediatamente se arrepintió y pidió perdón. De este modo, permaneció fiel al Señor, que lo protegió hasta el final.
David fue fiel
David lloró por sus pecados y por la muerte de su hijo Absalón y, mientras huía de este, que le declaró la guerra, se humilló cuando la gente lo insultaba. David, remarcó el Papa, “era santo. Salomón no es santo”, pues el Señor le había dado muchos dones pero había desperdiciado todo dejando que su corazón se debilitara. No se trata del “pecado de antaño”, sino del “deslizamiento”, aclaró.
Las mujeres hicieron que su corazón se desviara y el Señor se lo reprocha: ‘Has desviado el corazón’. Y esto sucede en nuestra vida. Ninguno de nosotros es un criminal, ninguno de nosotros comete grandes pecados como había hecho David con la esposa de Urías, ninguno”, advirtió Francisco.
Mundanidad
Y planteó: “¿Pero dónde está el peligro? Dejarse deslizar lentamente porque es una caída con anestesia, no te das cuenta, pero lentamente se resbala, se relativizan las cosas y se pierde la fidelidad a Dios. Estas mujeres eran de otros pueblos, tenían otros dioses, y cuántas veces nosotros olvidamos al Señor y entramos en negociaciones con otros dioses: el dinero, la vanidad, el orgullo. Pero esto se hace lentamente y si no está la gracia de Dios, se pierde todo”.
El Pontífice remitió de nuevo al Salmo 105 (106) para subrayar que el mezclarse a esos niveles con la gente y aprender a actuar como ella significa volverse mundanos, paganos: “Para nosotros este lento deslizamiento en la vida es hacia la mundanidad, éste es el pecado grave: ‘Todos lo hacen, pero sí, no hay ningún problema, sí, no es realmente lo ideal, pero…’”.
Estas palabras, agregó, “nos justifican al precio de perder la fidelidad en el único Dios. Son los ídolos modernos. Pensemos en este pecado de la mundanidad. De perder la autenticidad del Evangelio. Lo genuino de la Palabra de Dios, de perder el amor de este Dios que dio su vida por nosotros. No se puede estar bien con Dios y con el diablo”.
No perder “el reino”
En la práctica, puntualizó el Obispo de Roma, esto significa no ser fiel “ni a Dios ni al diablo” e invitó a reflexionar sobre el pecado de Salomón, “pensemos en cómo cayó el sabio Salomón, bendecido por el Señor, con toda la herencia de su padre David, cómo cayó lentamente, anestesiado, hacia esta idolatría, hacia esta mundanidad y se le quitó el reino”.
Finalmente, de acuerdo a la citada fuente, exhortó: “Pidamos al Señor la gracia de comprender cuándo nuestro corazón comienza a debilitarse y a resbalar, para detenernos. Será su gracia y su amor lo que nos detenga si nosotros así lo rezamos”.
14.02.20





Santa Marta: Agradecer a las personas “que nos acompañan en la vida”

Reflexión del Papa en la Misa

(14 febrero 2020).- “Hoy es un día para agradecer y pedir disculpas, de corazón, cada uno de nosotros, a las personas que nos acompañan en la vida, por una parte de la vida, por toda la vida…”, dijo el Papa Francisco.
Hoy, 14 de febrero de 2020, con motivo de la jubilación de Patrizia, una empleada de la Casa Santa Marta, el Santo Padre empleó la homilía de la Misa para hacer un “acto de memoria, de agradecimiento” y también de pedido de disculpas a los que acompañan nuestro camino, indica Vatican News.
Francisco habló sobre la calidez de la Casa Santa Marta, que definió como una “gran familia” formada por las personas que trabajan en ella con dedicación y trabajo, acompañando en el camino de la vida. Este equipo proporciona ayuda si alguien está enfermo y se entristece si alguno de ellos se va. Son, para el Papa, rostros, sonrisas, saludos: semillas que se siembran en el corazón de todos.
Dios nos quiere en compañía
En relación con la vida cotidiana de la Casa de Santa Marta, el Pontífice subrayó el papel de la familia, no exclusivamente de “papá, mamá, hermanos, tíos, abuelos”, sino de todos “aquellos que nos acompañan en el camino de la vida por un tiempo”.
Y se refirió a que, después de 40 años, Patrizia se jubila y constituye una presencia familiar en la que pensar: “Esto hará bien a todos los que vivimos aquí, pensar en esta familia que nos acompaña; y a todos ustedes que no viven aquí, pensar en tanta gente que los acompaña en el camino de la vida: vecinos, amigos, compañeros de trabajo, de estudio…”.
Y agregó que “no estamos solos. El Señor nos quiere pueblo, nos quiere en compañía; no nos quiere egoístas: el egoísmo es un pecado”.
Santa Marta, una “gran” familia

Igualmente, el Obispo de Roma recordó la generosidad de muchas compañeras de trabajo que cuidaron de los enfermos, una presencia, una historia, una breve estadía que dejó su marca. Este sentido de familia encontró un lugar en el corazón del Papa: “Pienso en Luisa, pienso en Cristina”, en la abuela de la casa, sor María, que entró a trabajar joven y que decidió consagrarse allí.
Y al recordar su “gran” familia, el Santo Padre nombró a otras personas que ya no están: “Miriam, que se fue con el niño; Elvira, que fue un ejemplo de lucha por la vida, hasta el final. Y luego otros que se han jubilado o que se han ido a trabajar a otro lugar. Presencias que han hecho bien y que a veces es difícil dejar”.
Gratitud
Hoy nos hará bien a todos, a todos, pensar en las personas que nos acompañaron en el camino de la vida como agradecimiento, y también como gesto de gratitud a Dios. Gracias, Señor, por no habernos dejado solos”, remarcó el Papa.
Y reconoció“Es verdad, siempre hay problemas, y donde hay gente hay habladurías. Incluso aquí. Se reza y se habla, ambas cosas. Y también, a veces, se peca contra la caridad”.
Pedir disculpas
Francisco apuntó que perder la paciencia y luego pedir disculpas es algo que se hace en familia: “Yo quisiera agradecer la paciencia de las personas que nos acompañan y pedir disculpas por nuestras faltas”, afirmó.
Finalmente, de acuerdo al citado medio vaticano, el Pontífice expresó: “Quiero aprovechar esta despedida de Patrizia para hacer con ustedes este acto de memoria, de agradecimiento, y también de pedido de disculpas a las personas que nos acompañan. Cada uno de nosotros lo haga con las personas que habitualmente lo acompañan. Y a los que trabajan aquí en casa, un ‘gracias’ grande, grande, grande. Y a usted, Patrizia, que comience esta segunda parte de la vida, ¡otros 40 años!”
14.02.20




Ángelus: “Acoger la Ley en el corazón”
Palabras antes del Ángelus



(16 febrero 2020).-   A las 12 del mediodía de hoy, el Santo Padre Francisco se asoma por la ventana del estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza San Pedro.
Palabras del Papa antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy (cf. Mt 5,17-37) está tomado del “Sermón de la Montaña” y trata del cumplimiento de la Ley: cómo debo cumplir la Ley, cómo hacerlo. Jesús quiere ayudar a sus oyentes a tener un acercamiento justo con las prescripciones de los mandamientos dados a Moisés, exhortándo a estar disponibles para Dios que nos educa en la verdadera libertad y responsabilidad a través de la Ley. Se trata de vivirla como un instrumento de libertad. No olvidemos eso: viviendo la Ley como un instrumento de libertad, que me ayuda a ser más libre, que me ayuda a no ser esclavo de las pasiones y del pecado. Pensemos en las guerras, pensemos en las consecuencias de las guerras, pensemos en esa niña que murió congelada en Siria anteayer. Muchas calamidades, muchas. Este es el resultado de las pasiones, y la gente que hace la guerra no sabe cómo dominar sus pasiones. Les hace falta cumplir la Ley. Cuando cedemos a las tentaciones y pasiones, no somos señores y protagonistas de nuestra propia vida, sino que nos volvemos incapaces de manejarla con voluntad y responsabilidad.
El discurso de Jesús está estructurado en cuatro antítesis, expresadas con la fórmula “Habéis comprendido que se dijo… pero yo te digo”. Estas antítesis se refieren a otras tantas situaciones de la vida cotidiana: asesinato, adulterio, divorcio y juramentos. Jesús no abolió las prescripciones que se ocupan de estos temas, pero explica su pleno significado e indica el espíritu con el que …deben ser observadas. Nos anima a pasar de una observancia formal de la Ley a una observancia sustancial, acogiendo la Ley en el corazón, que es el centro de las intenciones, decisiones palabras y gestos de cada uno de nosotros. Del corazón salen las buenas y las malas acciones aceptando la Ley de Dios en nuestros corazones entendemos que, cuando no amamos a nuestro prójimo, uno se mata a sí mismo y a otros hasta cierto punto, porque el odio, la rivalidad y la división matan la caridad fraternal que es la base de las relaciones interpersonales. Y esto se aplica a lo que dije sobre  las guerras, porque la lengua mata. Aceptando la Ley de Dios en el corazón se entiende que los deseos tienen que ser guiados, porque no todo lo que deseas lo puedes tener, y no es bueno… ceder a los sentimientos egoístas y posesivos. Cuando uno acepta la Ley de Dios en su corazón, uno entiende que hay que abandonar un estilo de vida hecho de promesas rotas, no mantenida, así como pasar de prohibición del perjurio a la decisión de no jurar en absoluto, asumiendo la actitud de plena sinceridad con todos.
Y Jesús es consciente de que no es fácil vivir los mandamientos de una manera total y tan profundamente. Por esta razón nos ofrece la ayuda de su amor: Vino al mundo no sólo para cumplir la Ley, sino también para darnos su Gracia, para que podamos hacer la voluntad de Dios, amándolo a Él y a nuestros hermanos. ¡Todo, todo lo podemos hacer con la gracia de Dios! De hecho, la santidad no es otra cosa que guardar esta gratuidad que Dios nos ha dado, esta gracia. Se trata de la confianza y confiarnos a Él, a su gracia, a esa gratuidad que nos ha dado y acoger la mano nos tiende constantemente, para que nuestros esfuerzos y nuestro necesario compromiso  puedan ser apoyados por su ayuda, llena de bondad y misericordia.
Hoy Jesús nos pide que avancemos en el camino del amor que nos ha mostrado y que comienza desde el corazón. Esta es la manera de vivir como cristianos.
Que la Virgen María nos ayude a seguir el camino trazado por su Hijo, para lograr la verdadera alegría y difundir la justicia y la paz por todas partes.
1602.20

Bosnia y Herzegovina: Francisco recibe al presidente Željko Komšić

País con tres pueblos constituyentes

(17 feb. 2020).- El Papa Francisco recibió en audiencia, el pasado sábado 15 de febrero de 2020, a Željko Komšić, presidente de turno de la Presidencia colegiada de Bosnia y Herzegovina.
Así lo comunicó, a través de una nota, la Oficina de Prensa de la Santa Sede en la citada fecha.
Después, el dirigente se encontró con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, acompañado por Mons. Mirosław Wachowski, subsecretario para las Relaciones con los Estados.
En la citada nota, se indica que durante las conversaciones en la Secretaría de Estado, que se desarrollaron “en un ambiente cordial”, se dialogó sobre las buenas relaciones bilaterales y de la realidad interna del país, especialmente sobre la situación de la comunidad católica.
Bosnia y Herzegovina es una República federal de cerca de 3,5 millones de habitantes en la que existen tres grupos étnicos principales, reconocidos como “pueblos constituyentes” por la Constitución: los bosnios, los serbios y los croatas.
De este modo, se reiteró la necesidad de garantizar “el pleno respeto de los derechos de todos los ciudadanos y la igualdad efectiva de los tres pueblos constituyentes”.
Finalmente, se abordaron temas de interés común relativos al contexto internacional y regional, “como la paz y la seguridad, la necesidad de favorecer vías de diálogo para hacer frente a los diferentes desafíos en los Balcanes occidentales y las perspectivas de ampliación de la Unión Europea a la región”, señala el comunicado.
Presidencia de Bosnia y Herzegovina

La Presidencia de Bosnia y Herzegovina es un triunvirato que ejerce colectivamente las funciones de jefe de Estado de Bosnia y Herzegovina, indica Vatican News en francés: “De conformidad con la Constitución de 1995, la Presidencia la ejercen colectivamente tres miembros elegidos directamente: un bosnio y un croata elegidos por la Federación de Bosnia y Herzegovina y un serbio elegido por la República Serbia de Bosnia”.
Komsic ya ha presidido el Colegio Presidencial cuatro veces durante ocho meses, la última entre julio de 2013 y marzo de 2014. En 2018 fue elegido representante croata en la Presidencia de Bosnia y Herzegovina por un período de cuatro años. Desde el 20 de julio de 2019 ha vuelto a dirigir el Colegio Presidencial, según la misma fuente.
18.02.2O


Santa Marta: La gracia de un corazón “abierto y compasivo”

Reflexión del Papa en la Misa

( 18 febrero 2020).- El Obispo de Roma invitó a pedir la gracia de tener un corazón “no ideologizado”, no endurecido, sino “abierto y compasivo” ante lo que sucede en el mundo porque  por esto seremos juzgados el Día del Juicio, no por nuestras “ideas” o nuestras “ideologías”.
Hoy, 18 de febrero de 2020, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre reflexionó en torno al Evangelio de Marcos (Mc 8,14-21), informa Vatican News.
No había pan
En este pasaje, los discípulos que subieron a la barca junto con Jesús no tenían pan suficiente y surgió entre ellos la preocupación por la gestión de algo meramente material: “Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan”, describió Francisco.
Jesús se dio cuenta, relató el Papa, y les dijo: “¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?”.
Un corazón compasivo
A través de esta escena evangélica, el Pontífice intenta hacer comprender la diferencia que hay entre un “corazón endurecido” como el de los discípulos y un “corazón compasivo” como el del Señor, que expresa su voluntad.
La voluntad del Señor es la compasión: ‘Quiero misericordia y no sacrificio’. Y un corazón sin compasión es un corazón idólatra, es un corazón autosuficiente, que va adelante sostenido por su propio egoísmo, que se vuelve fuerte sólo con ideologías”, indicó Francisco.
Y continuó“Pensemos en los cuatro grupos ideológicos de la época de Jesús: los fariseos, los saduceos, los esenios, los  zelotes. Cuatro grupos que habían endurecido el corazón para llevar adelante un proyecto que no era el de Dios; no había lugar para el proyecto de Dios, no había lugar para la compasión”.

Medicina contra la dureza
No obstante, el Papa apuntó que existe una “medicina” contra la dureza del corazón, la memoria. Por ello, en el Evangelio de hoy y en tantos pasajes de la Biblia que Francisco recorre, la llamada al poder salvífico de la memoria vuelve como una especie de “estribillo” una “gracia” que es preciso pedir porque, según el Pontífice, “mantiene el corazón abierto y fiel”.
Cuando el corazón se endurece, cuando el corazón se endurece, se olvida… Se olvida la gracia de la salvación, se olvida la gratuidad. El corazón duro lleva a las peleas, lleva a las guerras, lleva al egoísmo, lleva a la destrucción del hermano, porque no hay compasión”, explicó el Santo Padre.
Humildad y memoria
Y aclaró que “el mensaje de salvación más grande es que Dios ha tenido compasión de nosotros. Esa frase del Evangelio, cuando Jesús ve a una persona, una situación dolorosa: ‘tuvo compasión de ellos’. Jesús es la compasión del Padre; Jesús es la bofetada de toda dureza de corazón”.
Para él, la humildad, la memoria de nuestras raíces y de nuestra salvación ayudará a mantenerlo así: ”Cada uno de nosotros tiene algo endurecido en el corazón. Hagamos memoria y que sea el Señor quien nos dé un corazón recto y sincero como hemos pedido en la oración colecta, donde habita el Señor”.
En los corazones duros no puede entrar el Señor; en los corazones ideológicos no puede entrar el Señor. El Señor sólo entra en los corazones que son como su corazón: los corazones compasivos, los corazones que tienen compasión, los corazones abiertos. Que el Señor nos conceda esta gracia”, concluyó.
19.02.20


Bienaventuranzas: El corazón del hermano, la “tierra” más bella “a heredar” 

Catequesis completa


(19 febrero 2020).- “No hay tierra más hermosa que el corazón de los demás, no hay territorio más bello que ganar que la paz reencontrada con un hermano. ¡Y esa es la tierra a heredar con la mansedumbre!”, indicó el Papa Francisco
Hoy, 19 de febrero de 2020, en el Aula Pablo VI, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre las bienaventuranzas. En concreto, meditó sobre la tercera: “Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra” (Mt. 5,4). Pasaje bíblico Salmo 37, 3.8-11.
Mansedumbre “bajo presión”
Francisco explicó que en este contexto el término “manso” significa literalmente “dulce, suave, gentil, no violento” y que la mansedumbre se manifiesta en momentos de “conflicto”, “bajo presión”. También remitió a las palabras de san Pablo y san Pedro, que recuerdan a la mansedumbre de Cristo.
Y describió que en la Escritura la palabra “manso” también indica “el que no tiene propiedad de la tierra” y, por tanto, llama la atención el hecho de que la tercera bienaventuranza “diga precisamente que los mansos ‘heredarán la tierra’”.
Heredar la tierra
En este sentido, el Pontífice aclaró que el verbo utilizado para indicar la posesión no se refiere a conquistar la tierra, sino a heredarla: “El verbo ‘heredar’ tiene un significado aún más grande. El Pueblo de Dios llama ‘herencia’ precisamente a la tierra de Israel, que es la Tierra de la Promesa”.
Asimismo, expuso que existe una “tierra” que es el Cielo, es decir, “la tierra hacia la que caminamos: los nuevos cielos y la nueva tierra hacia la que vamos (cf. Is 65:17; 66:22; 2 P 3:13; Ap 21:1)”.
Por otro lado, el Obispo de Roma matizó que el manso no es un cobarde ni un perezoso, sino “el discípulo de Cristo que ha aprendido a defender otra tierra bien distinta”. Este “defiende su paz, defiende su relación con Dios, defiende sus dones, los dones de Dios, defendiendo la misericordia, la fraternidad, la confianza, la esperanza”.
La salvación del hermano
Después, el Papa se refirió al pecado de la ira: “Un momento de ira puede destruir muchas cosas; se pierde el control y no se valora lo que es realmente importante, y se puede arruinar la relación con un hermano, a veces sin remedio”.
En contraposición, apuntó que la mansedumbre “conquista muchas cosas”. Esta virtud “es capaz de ganar el corazón, salvar amistades y mucho más, porque las personas se enfadan pero luego se calman, se replantean las cosas y vuelven sobre sus pasos, y así se puede reconstruir con la mansedumbre”.

Finalmente, el Santo Padre subrayó que la “tierra” a conquistar con la mansedumbre “es la salvación de aquel hermano del habla el mismo Evangelio de Mateo: ‘Si te escucha, habrás ganado a tu hermano (Mt 18, 15)’”.
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Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En la catequesis de hoy abordamos la tercera de las ocho bienaventuranzas del Evangelio de Mateo: «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra» (Mt 5,5).
El término «manso» usado aquí significa literalmente dulce, suave, gentil, no violento. La mansedumbre se manifiesta en los momentos de conflicto, se puede ver por la forma en que se reacciona a una situación hostil. Cualquiera puede parecer manso cuando todo está tranquilo, pero ¿cómo reacciona «bajo presión» si es atacado, ofendido, agredido?
En un pasaje, San Pablo recuerda «la mansedumbre y la dulzura de Cristo» (2 Cor 10:1). Y San Pedro, a su vez, recuerda la actitud de Jesús en la Pasión: no respondió ni amenazó,  porque «se confió al que juzga con justicia» (1 P 2, 23). Y la mansedumbre de Jesús se ve con fuerza en su Pasión.
En la Escritura la palabra «manso» también indica el que no tiene propiedad de la tierra; y por lo tanto nos llama la atención el hecho de que la tercera bienaventuranza diga precisamente que los mansos «heredarán la tierra».
En realidad, esta bienaventuranza cita el Salmo 37, que escuchamos al principio de la catequesis. Allí también la mansedumbre y la posesión de la tierra están relacionadas. Estas dos cosas, pensándolo bien, parecen incompatibles. De hecho, la posesión de la tierra es el ámbito típico del conflicto: a menudo se lucha por un territorio, para conseguir la hegemonía de una determinada zona. En las guerras, el más fuerte prevalece y conquista otras tierras.
Pero observemos con atención el verbo utilizado para indicar la posesión de los mansos: no conquistan la tierra; no dice “bienaventurados los mansos porque conquistarán la tierra”. La heredan.  Bienaventurados los mansos porque heredarán la tierra. En las Escrituras, el verbo «heredar» tiene un significado aún más grande. El Pueblo de Dios llama «herencia» precisamente a la tierra de Israel, que es la Tierra de la Promesa.
Esa tierra es una promesa y un regalo para el pueblo de Dios, y se convierte en un signo de algo mucho más grande que el mero territorio. Hay una «tierra» -permitidme el juego de palabras- que es el Cielo, es decir, la tierra hacia la que caminamos: los nuevos cielos y la nueva tierra hacia la que vamos (cf. Is 65:17; 66:22; 2 P 3:13; Ap 21:1).
Entonces el manso es aquel que «hereda» el más sublime de los territorios. No es un cobarde, un «perezoso» que se encuentra una moral cómoda para no meterse en problemas. ¡Nada de eso! Es una persona que ha recibido una herencia y no quiere dispersarla. El manso no es una persona complaciente, sino el discípulo de Cristo que ha aprendido a defender otra tierra bien distinta. Defiende su paz, defiende su relación con Dios, defiende sus dones, los dones de Dios, defendiendo la misericordia, la fraternidad, la confianza, la esperanza. Porque las personas mansas son personas misericordiosas, fraternas, confiadas y personas con esperanza.
Aquí debemos mencionar el pecado de la ira, un gesto violento cuyo impulso todos conocemos. ¿Quién no se ha enfadado alguna vez? Todos. Debemos volver al  revés la bienaventuranza y preguntarnos: ¿Cuántas cosas hemos destruido con la ira? ¿Cuántas cosas hemos perdido? Un momento de ira puede destruir muchas cosas; se pierde el control y no se valora lo que es realmente importante, y se puede arruinar la relación con un hermano, a veces sin remedio. Por la ira, tantos hermanos no se hablan, se alejan  uno del otro. Es lo contrario de la mansedumbre. La mansedumbre reúne, la ira separa.
La mansedumbre, en cambio, conquista muchas cosas. La mansedumbre es capaz de ganar el corazón, salvar amistades y mucho más, porque las personas se enfadan pero luego se calman, se replantean las cosas y vuelven sobre sus pasos, y  así se puede reconstruir con la mansedumbre.
La «tierra» a conquistar  con la mansedumbre es la salvación de aquel hermano del habla el mismo Evangelio de Mateo: «Si te escucha, habrás ganado a tu hermano» (Mt 18, 15). No hay tierra más hermosa que el corazón de los demás, no hay territorio más bello que ganar que la paz reencontrada con un hermano. ¡Y esa es la tierra a heredar con la mansedumbre!
19.02.20

Papa Francisco: “La mansedumbre conquista los corazones”

Palabras en español

(19 febrero 2020).- El Papa Francisco señaló que, frente al “pecado de la ira”, que puede arruinar la relación con un hermano, “la mansedumbre conquista los corazones, salva las amistades, hace posible que se sanen y reconstruyan los lazos que nos unen con los demás”.
Hoy, 19 de febrero de 2020, en la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, el Santo Padre prosiguió con la serie de catequesis sobre las bienaventuranzas. En concreto, se ha referido a la que dice: “Felices los mansos, porque ellos heredarán la tierra” (Mt 5,4).
Francisco explicó que una persona “mansa” es aquella que “es dócil, suave, afable, a que no es violenta ni colérica” y que la mansedumbre se manifiesta sobre todo en “momentos de conflicto”, cuando estamos “bajo presión”. Igualmente, recordó que Jesús es nuestro modelo, pues, “vivió cada momento, especialmente su Pasión, con docilidad y mansedumbre”.
Después, el Papa aludió a que la consabida bienaventuranza afirma también que los mansos “heredarán la tierra”: “No la poseen ni la conquistan, la heredan. Esta tierra es una promesa y un don para el Pueblo de Dios”, puntualizó.
Y esta “tierra”, describió, “es el Cielo, hacia donde caminamos como discípulos de Cristo, promoviendo la paz, la fraternidad, la confianza y la esperanza”.



Santa Marta: Aceptar la humillación, el camino de Jesús

Meditación del Papa en la Misa


(20 febrero 2020).- El Papa Francisco indicó que el Evangelio muestra las tres etapas que recorrieron los apóstoles para saber quién es Jesús: conocer, confesar y aceptar el camino que Dios eligió para Él, el de la humillación.
Hoy, 20 de febrero de 2020, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre reflexionó sobre las preguntas contenidas en el pasaje del Evangelio de la liturgia del día: “¿Quién dice la gente que soy?”, “¿Ustedes qué dicen?”.
Conocer y confesar a Jesús
Para Francisco, conocer a Jesús es lo que se hace cuando “tomamos el Evangelio, y tratamos de conocer a Jesús, o cuando llevamos a los niños al catecismo (…) al igual que cuando los llevamos a la Misa”. No obstante, apuntó que este solo es lo el primer paso, el segundo consiste en confesar a Jesús.
Y esto nosotros, solos, no podemos hacerlo. En la versión de Mateo, Jesús le dice a Pedro: ‘Esto no viene de ti. El Padre te lo ha revelado’. Sólo podemos confesar a Jesús con el poder de Dios, con el poder del Espíritu Santo. Nadie puede decir que Jesús es el Señor y confesarlo sin el Espíritu Santo, dice Pablo. No podemos confesar a Jesús sin el Espíritu”, explicó el Papa.
Por lo tanto, continuó, “la comunidad cristiana debe buscar siempre el poder del Espíritu Santo para confesar a Jesús, para decir que es Dios, que es el Hijo de Dios”.
Aceptar el camino
El Pontífice describió que responder a la cuestión sobre cuál es el propósito de la vida de Jesús, de su venida, constituye la tercera etapa en el camino del conocimiento de Él: aceptar el camino. Y recordó que Jesús comenzó a enseñar a sus apóstoles que debía sufrir y que lo matarían para luego resucitar.
Confesar a Jesús significa aceptar el camino que el Padre eligió para  Él: la humillación. Pablo, escribiendo a los filipenses, [dice]: ‘Dios envió a su Hijo, quien se anonadó a sí mismo, se hizo siervo, se humilló a sí mismo, hasta la muerte, muerte de cruz’”, describió el Obispo de Roma.

Pues, “si no aceptamos el camino de Jesús, el camino de la humillación que Él eligió para la redención, no sólo no somos cristianos, sino que merecemos lo que Jesús le dijo a Pedro: «¡Aléjate de mí, Satanás!”, advirtió.
Camino de humillación
El Santo Padre señaló que Satanás sabe muy bien que Jesús es el Hijo de Dios, pero Jesús rechaza su “confesión” como alejó de sí mismo a Pedro cuando había rechazado el camino que Jesús había elegido.
Confesar a Jesús es aceptar el camino de la humildad y de la humillación. Y cuando la Iglesia no va por este camino, se equivoca, se vuelve mundana”, subrayó.
Y agregó que “cuando nosotros vemos a tantos buenos cristianos, con buena voluntad, pero que confunden la religión con un concepto social de bondad, de amistad, cuando vemos a tantos clérigos que dicen que siguen a Jesús, pero que buscan los honores, los caminos suntuosos, los caminos de la mundanidad, no buscan a Jesús: se buscan a sí mismos. No son cristianos; dicen que son cristianos, pero de nombre, porque no aceptan el camino de Jesús, de la humillación”.
Coherencia cristiana
Igualmente, ante la historia de la Iglesia, en la que existen muchos obispos y papas mundanos, “que no conocieron el camino de la humillación, no lo aceptaron, debemos aprender que ese no es el camino”, dijo el Papa.
Finalmente, Francisco invitó a pedir “la gracia de la coherencia cristiana” para “no usar el cristianismo para escalar”. Esto significa, desear la gracia de seguir a Jesús en su mismo camino, hasta la  humillación...
21.02.20






Alemania: El Papa, “profundamente afectado” por la muerte de personas inocentes en el tiroteo

Doble atentado de Hanau
(21 feb. 2020).- El Santo Padre ha enviado esta mañana un telegrama de pésame por las víctimas del tiroteo en Hanau, Alemania, acontecido la noche del pasado miércoles, 19 de febrero, en el que se muestra “profundamente afectado” por la muerte de personas inocentes.
Según los medios de comunicación locales, el número de víctimas mortales en el doble atentado ha ascendido a 11, tras haber hallado al autor de los disparos — un alemán ultraderechista de 43 años– muerto junto al cadávez de su madre. Además, cinco personas han resultado heridas de gravedad.
El Pontífice “encomienda en sus oraciones a los difuntos a la misericordia de Dios e implora a Cristo, Señor de la vida, para que  cuantos sufren a causa del luto encuentren consuelo y confianza, y sean acompañados por la bendición y la paz de Dios”.
Como indica la Oficina de Prensa de la Santa Sede, este viernes, 21 de febrero de 2020, el cardenal Pietro Parolin ha redactado el telegrama, en nombre del Papa Francisco, dirigido al obispo de Fulda, Mons. Michael Gerber.
Su Santidad manifiesta su participación en el luto de los familiares, asegurándoles su cercanía en el dolor”, escribe el secretario de Estado del Vaticano.
21.02.20




Mediterráneo: Una región “tan importante para la paz mundial”

Palabras del Papa antes del Ángelus
(23 febrero 2020).- “Hacer crecer la cultura del encuentro y del diálogo en esta región tan importante para la paz en el mundo” son las palabras del Papa Francisco a los obispos de la región mediterránea con quienes se ha encontrado este 23 de febrero de 2020, en Bari.
Después de la misa que celebró al aire libre en el Corso Vittorio Emanuele II, el Papa rezó el Ángelus con la gente, al introducir la oración mariana agradeció a los sesenta obispos venidos de 20 países de la costa mediterránea.
Palabras del Papa antes del Ángelus
¡Queridos hermanos y hermanas!:
Mientras estamos aquí reunidos para rezar y reflexionar sobre la paz y el destino de los pueblos del Mediterráneo, una enorme tragedia está teniendo lugar al otro lado de este mar, concretamente en el noroeste de Siria. Desde nuestros corazones de pastores, se eleva un fuerte llamamiento a las partes implicadas y a la comunidad internacional, para que silencien el ruido de las armas y escuchen los gritos de los pequeños e indefensos; para que dejen de lado los cálculos e intereses para proteger las vidas de los civiles y  de los muchos niños inocentes que están pagando las consecuencias. Pidamos al Señor para que toque los corazones y que todos superen la lógica del odio y de la venganza para redescubrirse como hermanos, hijos de un solo Padre, que hace salir el sol sobre los buenos y los malos.
Invoquemos al Espíritu Santo para que cada uno de nosotros, a partir de gestos diarios de amor, contribuya a construir nuevas relaciones, inspiradas en la comprensión, la aceptación y la paciencia, estableciendo así las condiciones para experimentar la alegría del Evangelio y difundirlo en todas las áreas de la vida.
Que la Virgen María, la “Estrella del Mar” a quien vemos como el más Alto ejemplo de fidelidad a Jesús y a su palabra, nos ayude a caminar en este camino.
Antes de recitar el Ángelus juntos, agradezco desde el fondo de mi corazón a todos los obispos y a todos los que han participado en este encuentro sobre el Mediterráneo como frontera de la paz; así como a aquellos, ¡y son muchos!, que de diferentes maneras han trabajado para que saliera con éxito. ¡Gracias a todos! Ustedes han contribuido al crecimiento de la cultura del encuentro y del diálogo en esta región, que es tan importante para la paz mundial.


Encuentro en Bari: Los pastores mediterráneos soportan el sufrimiento de su gente

Intervención del Card. Puljic ante el Papa
(23 febrero 2020).-“Como pastores, nos hacemos voz del dolor y el sufrimiento de nuestras iglesias y nuestros pueblos”: esto fue expresado por el cardenal Vinko Puljić, arzobispo de Sarajevo, en nombre de los 60 obispos de la región Mediterráneo, reunidos en Bari alrededor del Papa, este 23 de febrero de 2020.
El presidente de la Conferencia Episcopal de Bosnia Herzegovina intervino ante el Papa, expresando su tristeza por “la partida de muchos jóvenes, causada por guerras, injusticias y la miseria” y también rindiendo homenaje a “estos jóvenes que permanecen, mostrando un coraje extraordinario y un gran amor por su país”.
El enemigo, advirtió el cardenal Puljic, “quiere representar constantemente la cultura de la muerte como cultura de vida y el invierno como la primavera”.
Intervención del Card. Puljic
Santo Padre,
Los saludo cordialmente y agradezco a todos los que han contribuido… en la organización de este encuentro, especialmente a la Conferencia Episcopal Italiana. Para nosotros los obispos, viniendo de países donde los católicos son una minoría, este “encuentro” es un signo visible de la atención y de la fraternidad entre las Iglesias del Mediterráneo. Y hoy estamos felices de unirnos a ustedes en la Eucaristía en esta ciudad tan rica en historia y en una región, Puglia, donde también encuentro mis raíces.
Santo Padre, me complace informarle que, en nuestro trabajo, hemos buscado maneras para realizar la posibilidad de movilidad, igualdad y libertad religiosa en todos los países de nuestro Mediterráneo. Como Pastores nos hemos convertido en la voz del dolor y del sufrimiento de nuestras Iglesias y el nuestra gente. En el noreste del Mediterráneo, a finales del siglo XX, vivíamos, en cierta medida un invierno de asesinatos, destrucción y persecución. Pero tampoco es primavera para el Norte de África y el Oriente Medio, donde las Iglesias soportan heridas y sufrimientos en forma de violencia, conflictos y divisiones de todo tipo, causadas en gran parte por los países ricos.
Santo Padre, todos estamos desconsolados por la partida de muchos jóvenes, causada por las guerras, injusticias y miserias. Sin embargo, nos consuela el hecho de que los jóvenes que se quedan, mostrando un coraje extraordinario y un gran amor por el país y la gente con la que crecieron. También nos complace ver un gran número de personas mayores, que creen profundamente que el presente y el futuro no están principalmente en las manos de los poderosos de este mundo, sino en las de Dios. Como obispos de estos Países somos a menudo los más firmes partidarios del diálogo, en términos de igualdad y amor por la iglesia local y para la gente.
Durante este encuentro hemos hablamos mucho sobre el espíritu del secularismo y el consumismo, que daña internamente el alma del hombre y de las Iglesias. Las palabras de un cardenal de Europa occidental que, durante una visita a Sarajevo en los difíciles días de la guerra, me dijo: “No sé si es más difícil para ti mirar estas iglesias demolidas o para mí ver la iglesias vendidas porque muchos católicos ya no sienten el deseo de rezar”. El enemigo, Santidad, constantemente quiere representar la cultura de la muerte como cultura de la vida y el invierno como primavera.
Estamos contentos de que, durante estos días, hemos encontrado corazones dispuestos a escuchar, pensar con nosotros y buscar formas de cooperación y apoyo juntos. Necesitamos sentirnos acompañados y apoyados por los poderosos, a quienes pedimos que trabajen más duro para la construcción de la paz, el diálogo y la cooperación. Sentimos la importancia de ser visitados por otros pastores en nuestras Iglesias para ayudarnos a encontrar maneras de cumplir nuestra misión en este mundo. Nos complace cada vez que alguien visita nuestras Iglesias y nuestros países, mostrando a todos que no estamos solos, sino que tenemos comunidades “más grandes” y “más fuertes”, que están prestas a defendernos, y a reconocernos en una relación de comunión y fraternidad.
Santo Padre, me gustaría expresar nuestra gratitud porque ha venido entre nosotros en esta ocasión. Gracias también por haber visitado muchas iglesias locales en países donde, como cristianos, somos menos numerosa.
¡Gracias, Santo Padre! ¡Estaremos encantados de rezar por usted!
23.02.20





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