23 d’ag. 2020

PAPA AGOST FINALS

 


Ángelus 23 Agosto 2020 (C) Vatican Media

Ángelus: “¿Quién es para nosotros Cristo?”

Palabras antes del Ángelus

(23 agosto 2020).- A las 12 del mediodía de hoy, 23 agosto 2020, el Papa Francisco se asoma a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.

Hoy Jesús, dice el Papa, nos hace una pregunta a cada uno de nosotros “Y ¿Para ti, quién es Jesús?”. “Cada uno de nosotros debe dar una respuesta que no sea teórica, sino que implique la fe, es decir la vida”.

Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (cfr Mt 16,13-20) presenta el momento en el que Pedro profesa su fe en Jesús como Mesías e Hijo de Dios. Esta confesión del Apóstol es provocada por el mismo Jesús, que quiere conducir a sus discípulos a dar el paso decisivo en su relación con Él. De hecho, todo el camino de Jesús con los que le siguen, especialmente con los Doce, es un camino de educación de su fe. Antes que nada Él pregunta: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” (v. 13). A los apóstoles les gustaba hablar de la gente, como a todos nosotros. El chisme gusta. Hablar de los demás no es tan exigente, por esto, porque nos gusta; también “despellejar” a los otros. En este caso ya se requiere la perspectiva de la fe y no el chisme, es decir, pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Y los discípulos parece que hacen una competición en el referir las diferentes opciones, que quizá en gran parte ellos mismos compartían. Ellos mismos compartían. Básicamente, Jesús de Narazert era considerado un profeta (v. 14).

Con la segunda pregunta, Jesús les toca directamente: “¿quién decís que soy yo?” (v. 15). A este punto, nos parece percibir algún instante de silencio, porque cada uno de los presentes es llamado a involucrarse, manifestando el motivo por el que sigue a Jesús; por esto es más que legítima una cierta vacilación. También si yo ahora os preguntara a vosotros: “¿Para ti, quién es Jesús?”, habrá un poco de vacilación. Les quita la vergüenza Simón, que con ímpetu declara: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo” (v. 16). Esta respuesta, tan plena y luminosa, no le viene de su ímpetu, por generoso que sea, – Pedro era generoso – sino que es fruto de una gracia particular del Padre celeste. De hecho, Jesús mismo lo dice: “No te ha revelado esto la carne ni la sangre – es decir la cultura, lo que has estudiado – no, esto no te lo ha revelado. Te lo ha revelado mi Padre que está en los cielos” (v. 17). Confesar a Jesús es una gracia del Padre. Decir que Jesús es el Hijo del Dios vivo, que es el Redentor, es una gracia que nosotros debemos pedir: “Padre, dame la gracia de confesar a Jesús”. Al mismo tiempo, el Señor reconoce la pronta correspondencia de Simón con la inspiración de la gracia y por tanto añade, en tono solemne: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (v. 18). Con esta afirmación, Jesús hace entender a Simón el sentido del nuevo nombre que le ha dado, “Pedro”: la fe que acaba de manifestar es la “piedra” inquebrantable sobre la cual el Hijo de Dios quiere construir su Iglesia, es decir la Comunidad. Y la Iglesia va adelante siempre sobre la fe de Pedro, sobre la fe que Jesús reconoce [en Pedro] y lo hace jefe de la Iglesia.

Hoy, escuchamos dirigida a cada uno de nosotros la pregunta de Jesús: “¿Y vosotros quién decís que soy yo?”. A cada uno de nosotros. Y cada uno de nosotros debe dar una respuesta no teórica, sino que involucra la fe, es decir la vida, ¡porque la fe es vida! “Para mí tú eres…”, y decir la confesión de Jesús. Una respuesta que nos pide también a nosotros, como a los primeros discípulos, la escucha interior de la voz del Padre y la consonancia con lo que la Iglesia, reunida en torno a Pedro, continúa proclamando. Se trata de entender quién es para nosotros Cristo: si Él es el centro de nuestra vida, si Él es el fin de todo nuestro compromiso en la Iglesia, de nuestro compromiso en la sociedad. ¿Quién es Jesús para mí? Quién es Jesucristo para ti, para ti, para ti… Una respuesta que nosotros debemos dar cada día.

Pero estad atentos: es indispensable y loable que la pastoral de nuestras comunidades esté abierta a las muchas pobrezas y emergencias que están por todos lados. La caridad es siempre la vía maestra del camino de fe, de la perfección de la fe. Pero es necesario que las obras de solidaridad, las obras de caridad que nosotros hacemos, no desvíen del contacto con el Señor Jesús. La caridad cristiana no es simple filantropía sino, por un lado, es mirar al otro con los mismos ojos que Jesús y; por el otro, es ver a Jesús en el rostro del pobre. Este es el camino verdadero de la caridad cristiana, con Jesús en el centro, siempre.

María Santísima, bienaventurada porque ha creído, sea para nosotros guía y modelo en el camino de la fe en Cristo, y nos haga conscientes de que la confianza en Él da sentido pleno a nuestra caridad y a toda nuestra existencia.


Ángelus 23 Agosto 2020 (C) Vatican Media

Ángelus: Cercanía del Papa a la población del Cabo Delgado

Palabras después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

Ayer se celebró la Jornada mundial en recuerdo de las víctimas de actos de violencia basados en la religión y en el credo. Recemos por estos hermanos y hermanas nuestros, y apoyemos con la oración y la solidaridad también a quienes – y son muchos – todavía hoy son perseguidos a causa de su fe religiosa. ¡Muchos! Mañana, 24 de agosto, se cumplen 10 años de la masacre de setenta y dos migrantes en San Fernando, Tamaulipas, en México. Eran personas de diferentes países que buscaban una vida mejor.

Expreso mi solidaridad a las familias de las víctimas que todavía hoy invocan justicia y verdad sobre lo sucedido. El Señor nos pedirá cuentas de todos los migrantes caídos en los viajes de la esperanza. Han sido víctimas de la cultura del descarte.

Mañana se cumplen también cuatro años del terremoto que golpeó el centro de Italia. Renuevo mi oración por las familias y las comunidades que han sufrido mayores daños, para que puedan ir adelante con solidaridad y esperanza; y mi deseo de que se acelere la reconstrucción, para que la gente pueda volver a vivir serenamente en estos bellísimos territorios de los Apeninos.

Deseo, además, reiterar mi cercanía a la población del Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, que está sufriendo a causa del terrorismo internacional. Lo hago en el vivo recuerdo de la visita que realicé a ese querido país hace un año.

Dirijo un cordial saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos. En particular, a los jóvenes de la parroquia del Cernusco en el Naviglio – estos que están de amarillo, allí – que salieron de Siena en bicicleta y han llegado hoy a Roma a lo largo de la Vía Francigena. ¡Habéis sido buenos! Y saludo también al grupo de familias de Carobbio degli Angeli (provincia de Bérgamo), que han venido en peregrinación en recuerdo de las víctimas del Coronavirus. Y no olvidamos, no olvidamos a las víctimas del coronavirus. Esta mañana he escuchado el testimonio de una familia que ha perdido a los abuelos sin poder despedirlos, en el mismo día. Mucho sufrimiento, muchas personas han perdido la vida, víctimas de la enfermedad; y muchos voluntarios, médicos, enfermeros, monjas, sacerdotes, que también han perdido la vida. Recordamos a las familias que han sufrido por esto.

Y a todos os deseo un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

24.08.20




72 migrantes México

México: El Papa recuerda a los 72 migrantes asesinados en Tamaulipas hace diez años

En el rancho Huizachal, San Fernando

(zenit – 24 agosto 2020).- “Hoy se cumplen 10 años de la masacre de 72 migrantes en México” escribe el Papa en Twitter recordando la matanza de migrantes de diferentes nacionalidad en el rancho Huizachal, San Fernando, en el fronterizo estado de Tamaulipas, a manos del Crimen Organizado.

“Expreso mi solidaridad a las familias de las víctimas que todavía hoy invocan justicia. El Señor nos pedirá cuentas de todos los migrantes caídos en los viajes de la esperanza”, es el mensaje publicado por el Pontífice este lunes, 24 de agosto de 2020, a través de su cuenta @pontifex_es.

Igualmente, expresó su cercanía con las víctimas de la tragedia ayer, domingo, 23 de agosto de 2020, en el rezo del Ángelus. “Eran personas de diferentes países que buscaban una vida mejor”, pronunció. “El Señor nos pedirá cuentas de todos los migrantes caídos en los viajes de la esperanza. Han sido víctimas de la cultura del descarte”.

Conferencia del Episcopado Mexicano

Como Iglesia, los prelados de México expresan su dolor ante la situación por la que atraviesan muchos hermanos y hermanas migrantes y, se solidarizan con las familias de estos 72 y de todas las personas migrantes que han sido víctimas del crimen organizado en el país y que hoy claman por justicia y verdad.

Este acontecimiento de la masacre de los 72 migrantes en San Fernando, y de tantos otros que hoy en día siguen siendo víctimas del crimen organizado, “exigen del gobierno políticas migratorias más justas y accesibles que no obliguen a los migrantes a vivir en la clandestinidad y convertirse en presa fácil de estos grupos”, han denunciado los obispos mexicanos en un comunicado.

Las políticas migratorias que buscan frenar y reprimir la migración “solo favorecen a los grupos criminales que hacen de las personas migrantes un objeto de negocio que les genera altas sumas de dinero”, describen.

24 de agosto de 2010

El 24 de agosto de 2010, en el rancho Huizachal, San Fernando, en el fronterizo estado de Tamaulipas, 72 migrantes, de diferentes nacionalidades, son masacrados a manos del Crimen Organizado. Migrantes de diferentes nacionalidades (Brasil, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Guatemala, El Salvador), que buscaban una vida mejor, fueron concentrados en una bodega abandonada.

Ahí fueron asesinados con el tiro de gracia por haberse negado a trabajar para el crimen transportando en sus mochilas la droga a Estados Unidos.

Freddy Lala, migrante ecuatoriano sobreviviente a la masacre, logró caminar 20 kilómetros hasta un retén de la Marina para denunciar los hechos.

Este hecho y tantos otros de secuestro, extorsión y asesinatos a tantos otros migrantes antes y después, situación que se sigue dando hasta nuestros días, “pone al descubierto la fragilidad del Estado Mexicano frente a la proliferación de grupos delincuenciales que han permeado todo el territorio nacional, así como la vulnerabilidad de toda la población frente a los criminales, pero especialmente de las personas migrantes quienes fácilmente caen en manos de los grupos al margen de la ley”, apelan los obispos.

25.08.20



China


Persecución de China a los uigures “una de las tragedias humanas más atroces desde el Holocausto”: denuncian líderes religiosos

Declaración en exclusiva para zenit

(25 agosto 2020).- “Como líderes religiosos y líderes de comunidades de fe, nos unimos para afirmar la dignidad humana para todos al destacar una de las tragedias humanas más atroces desde el Holocausto: el genocidio potencial de los uigures y otros musulmanes en China”.

Así lo expresaron numerosos líderes de diferentes religiones de todo el mundo que se han unido para denunciar estas persecuciones. Recientemente, el cardenal Charles Bo, arzobispo de Yangon, Myanmar, presidente de la Federación de Conferencias de Obispos Asiáticos (FABC), así como el cardenal Ignatius Suharyo, arzobispo de Yakarta, Indonesia, junto con otros representantes católicos y varios otros líderes religiosos en todo el mundo, especialmente en el judaísmo y el islam, emitió una fuerte declaración contra estas violaciones de derechos humanos en China.

La declaración fue enviada en su totalidad a zenit por el cardenal Bo y se puede leer a continuación.

Los líderes religiosos y los líderes de las comunidades de fe se unieron para “afirmar la dignidad humana para todos al destacar una de las tragedias humanas más atroces desde el Holocausto: el genocidio potencial de los uigures y otros musulmanes en China”.

Reconocieron que han visto “muchas persecuciones” y “atrocidades masivas”, que requieren su atención.

“Pero hay uno”, subrayan, “que, si se permite que continúe con impunidad, cuestiona más seriamente la voluntad de la comunidad internacional de defender los derechos humanos universales para todos: la difícil situación de los uigures”.

“Al menos un millón de uigures y otros musulmanes en China”, denuncian, “están encarcelados en campos de prisioneros que enfrentan el hambre, la tortura, el asesinato, la violencia sexual, el trabajo esclavo y la extracción forzada de órganos. Fuera de los campos, se niega la libertad religiosa básica. Las mezquitas son destruidas, los niños son separados de sus familias y actos tan simples como poseer un Sagrado Corán, rezar o ayunar pueden resultar en arresto”.

El “estado de vigilancia más intrusivo del mundo”, afirman, “invade todos los aspectos de la vida en Xinjiang”.

“Investigaciones recientes revelan una campaña de esterilización forzada y prevención del nacimiento dirigida al menos al 80% de las mujeres uigures en edad fértil en las cuatro prefecturas pobladas por uigures, una acción que, según la Convención sobre el Genocidio de 1948, podría elevar esto al nivel de genocidio”.

Para erradicar

“El objetivo claro de las autoridades chinas”, escribieron, “es erradicar la identidad uigur”.

“Los medios estatales de China han declarado”, explican, “que el objetivo es acabar con su raza, romper sus raíces, sus conexiones y sus orígenes”. Como dijo el Washington Post, “es difícil interpretar eso como algo más que una declaración de intención genocida”. Los documentos de alto nivel del gobierno chino hablan de “absolutamente ninguna piedad”.

“Los parlamentarios, los gobiernos y los juristas”, subrayan, “tienen la responsabilidad de investigar”.

“Como líderes religiosos”, aclaran los signatarios, “no somos ni activistas ni responsables políticos. Pero tenemos el deber de llamar a nuestras comunidades a sus responsabilidades de cuidar a sus semejantes y actuar cuando corren peligro”.

“Nunca más…”

“En el Holocausto –recuerdan– algunos cristianos y musulmanes rescataron a judíos. Algunos hablaron. Citando a Dietrich Bonhoeffer, ‘el silencio ante el mal es en sí mismo malvado… No hablar es hablar. No actuar es actuar’. Después del Holocausto, el mundo dijo ‘Nunca más’”.

“Hoy, repetimos esas palabras: ‘Nunca más’, una y otra vez”.

Estamos con los uigures. También apoyamos a los budistas tibetanos, los practicantes de Falun Gong y los cristianos en toda China que enfrentan la peor represión contra la libertad de religión o creencias desde la Revolución Cultural”, dijeron.

Los líderes interreligiosos continúan pidiendo a todas las personas de fe y conciencia en todas partes “que se unan a nosotros: en oración, solidaridad y acción para poner fin a estas atrocidades masivas”.

“Hacemos un simple llamado a la justicia, para investigar estos crímenes, responsabilizar a los responsables y establecer un camino hacia la restauración de la dignidad humana”.

Este mensaje interreligioso sigue al llamamiento del cardenal Bo el 1 de julio para orar, tras la nueva ley de seguridad nacional impuesta en Hong Kong por el gobierno comunista de China, que podría amenazar gravemente las libertades y los derechos humanos. Al denunciar la “Ley de la República Popular China sobre la salvaguardia de la seguridad nacional en la región administrativa especial de Hong Kong”, ilustró cómo podría poner en riesgo la libertad de religión.

Con respecto a Hong Kong, en su mensaje de principios de este mes, dijo: “Me preocupa que la ley represente una amenaza para las libertades básicas y los derechos humanos en Hong Kong”, y destacó: “Esta legislación potencialmente quebranta la libertad de expresión, la libertad de asamblea, libertad de prensa y libertad académica”.

Las restricciones más severas desde la Revolución Cultural

“Podría decirse –dijo el prelado– que la libertad de religión o de creencias está en peligro”.

Según un gran número de informes, el cardenal Bo señaló que “la libertad de religión o creencias en China continental está sufriendo las restricciones más severas experimentadas desde la Revolución Cultural”.

“Incluso si la libertad de culto en Hong Kong no se ve afectada directa o inmediatamente, la nueva ley de seguridad y su amplia tipificación de la ‘subversión’, la ‘secesión’ y la ‘connivencia con fuerzas políticas extranjeras’ podrían dar lugar, por ejemplo, a la supervisión de la predicación religiosa, la criminalización de las vigilias de oración a la luz de las velas y el acoso de los lugares de culto que ofrecen santuario o sustento a los manifestantes. Rezo para que esta ley no le dé al gobierno licencia para interferir en los asuntos internos de las organizaciones religiosas y los servicios que brindan al público en general”.

Así, el cardenal urgió que se les debe dar una seguridad clara a sus hermanos obispos y compañeros sacerdotes mientras preparan sus homilías, al clero protestante mientras reflexionan sobre sus sermones, y también a los líderes religiosos de otras religiones que deben instruir a sus comunidades. La participación de los cuerpos religiosos en los asuntos sociales, afirmó también, no debe alterarse.

“Las disposiciones de la Ley Básica de Hong Kong garantizan la libertad de creencias”, señaló el prelado, y preguntó: “¿Se criminalizará ahora a los líderes religiosos por predicar sobre la dignidad humana, los derechos humanos, la justicia, la libertad, la verdad? Hemos aprendido de la experiencia que siempre que se socava la libertad en su conjunto, la libertad de religión o de creencias, tarde o temprano, se ve afectada”.

Por estas razones y “en el espíritu de los profetas, mártires y santos de nuestra fe”, dijo el prelado asiático, “insto a la gente a orar por Hong Kong hoy”.

“Por la libertad de religión iré hasta los confines de la tierra”

Sobre lAl hacer hincapié en la reciprocidad es una virtud humana y natural, suplicó: «Que sea Santa Sofía”. El cardenal denuncia varias injusticias hacia los musulmanes y cómo se ha pronunciado también contra ellos. “En mi país, Myanmar”, dijo el cardenal Bo, “las mezquitas han sido arrasadas y yo lo he condenado, con frecuencia y con cierto riesgo”.

“En China”, continuó, “los musulmanes uigures se enfrentan a algunas de las peores atrocidades masivas del mundo contemporáneo e insto a la comunidad internacional a que investigue. En India y Sri Lanka, los musulmanes se han enfrentado a una violencia atroz y yo he condenado tal inhumanidad”.

“De manera similar, en Indonesia”, dijo, “las mezquitas musulmanas ahmadíes han sido destruidas por otros musulmanes y las iglesias han sido cerradas por la fuerza. En Irán, los bahá’ís enfrentan un intenso asalto a sus libertades, y en Siria e Irak los lugares sagrados han sido destruidos sin sentido mientras, lamentablemente, más cerca de casa, hemos visto el mismo fenómeno en China con santuarios destruidos, la Cruz removida de lugares. de culto, e incluso iglesias, como la iglesia de Xiangbaishu en Yixing, demolida”.

“Convertir a Santa Sofía en una mezquita”, afirmó el cardenal Bo, “representa un debilitamiento similar de la libertad de religión o creencias, el amor mutuo, el respeto por la dignidad de la diferencia”.

“En un momento en que la humanidad está soportando tensiones intensas debido a la pandemia global”, apeló, “tenemos que unirnos, no separar a las comunidades”. Debemos, alentó, “dejar de lado las políticas de  identidad, abandonar los juegos de poder, prevenir los conflictos étnicos y religiosos y valorar la dignidad de la diferencia entre cada ser humano. Y debemos apreciar la diversidad y la unidad que encontramos en ella”.

“¿Cómo es que convertir lo que una vez fue la catedral más grande del mundo en una mezquita hace algo más que sembrar tensiones, dividir a la gente e infligir dolor? ¿De qué manera poner a Santa Sofía en manos de personas que no conocen su historia y herencia y que destruirán su identidad cristiana ayuda a unir a las personas? ¿De qué manera la toma de Santa Sofía defiende el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos? No es así. Simplemente reabre las heridas y exacerba las divisiones en un momento en el que deberíamos estar sanando a la humanidad”.

25.08.20




catequesis Papa

Catequesis Del Papa Sobre El Mundo Pospandemia (C) Vatican Media

Audiencia general: Ciclo de catequesis del Papa sobre COVID-19 (4)

“La destinación universal de los bienes”

(zenit – 26 agosto 2020).- Continuando el ciclo de catequesis sobre “Sanar al mundo” tras la pandemia de COVID-19, el Papa Francisco ha hablado hoy en la audiencia general de “La destinación universal de los bienes y la virtud de la esperanza”.

Una semana más, este miércoles, 26 de agosto de 2020, el Santo Padre ha celebrado la audiencia general en la biblioteca del Palacio Apostólico, a puerta cerrada, a través de los medios de comunicación, y rodeado de diez sacerdotes que le asistían y traducían la catequesis a otros idiomas.

El Papa ha denunciado que la desigualdad que se vive “revela una enfermedad social”; un “virus que proviene de una economía enferma”; “fruto de un crecimiento económico que ignora los valores humanos fundamentales” y ha advertido que el modelo económico “se muestra indiferente ante el daño infligido a la Casa común; es el pecado de querer poseer y dominar a los demás, a la naturaleza y al mismo Dios”.

En este contexto, el Papa ha manifestado su preocupación porque la pandemia actual ha puesto de relieve y ha agravado algunos problemas ya existentes, “especialmente la brecha entre las clases sociales”, ha dicho. “Esto hace que muchas personas corran el peligro de perder la esperanza”, ha reflexionado.

Por tanto, ha invitado a recordar que Dios nos dio la tierra “a todos” para que la cuidáramos y la cultiváramos. “Nosotros somos administradores de lo que el Señor nos ha otorgado y estamos llamados a asegurar que sus frutos lleguen a todos, no sólo a unos pocos”, ha señalado.

El Pontífice ha terminado su resumen de la catequesis en lengua española animando a poner la mirada fija en Jesús, y “unidos como comunidad”, actuar todos juntos, “con la esperanza de generar algo diferente y mejor”.

Catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Frente a la pandemia y sus consecuencias sociales, muchos corren el riesgo de perder la esperanza. En este tiempo de incertidumbre y de angustia, invito a todos a acoger el don de la esperanza que viene de Cristo. Él nos ayuda a navegar en las aguas turbulentas de la enfermedad, de la muerte y de la injusticia, que no tienen la última palabra sobre nuestro destino final.

La pandemia ha puesto de relieve y agravado problemas sociales, sobre todo la desigualdad. Algunos pueden trabajar desde casa, mientras que para muchos otros esto es imposible. Ciertos niños, a pesar de las dificultades, pueden seguir recibiendo una educación escolar, mientras que para muchísimos otros esta se ha interrumpido bruscamente. Algunas naciones poderosas pueden emitir moneda para afrontar la emergencia, mientras que para otras esto significaría hipotecar el futuro.

Estos síntomas de desigualdad revelan una enfermedad social; es un virus que viene de una economía enferma. Se enfermó, está enferma. Es el fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde de los valores humanos fundamentales. En el mundo de hoy, unos pocos muy ricos poseen más que todo el resto de la humanidad. Y lo repito esto porque nos hará pensar: Pocos riquísimos, un pequeño grupo, poseen más del resto de la humanidad. ¡Es una injusticia que clama al cielo! Al mismo tiempo, este modelo económico es indiferente a los daños infligidos a la casa común. Estamos cerca de superar muchos de los límites de nuestro maravilloso planeta, con consecuencias graves e irreversibles: de la pérdida de biodiversidad y del cambio climático hasta el aumento del nivel de los mares y a la destrucción de los bosques tropicales. La desigualdad social y el degrado ambiental van de la mano y tienen la misma raíz (cfr Enc. Laudato si’, 101): la del pecado de querer poseer y dominar a los hermanos y las hermanas, de querer poseer y dominar la naturaleza y al mismo Dios. Pero este no es el diseño de la creación.

“Al comienzo Dios confió la tierra y sus recursos a la administración común de la humanidad para que tuviera cuidado de ellos” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2402). Dios nos ha pedido dominar la tierra en su nombre (cfr Gen 1, 28), cultivándola y cuidándola como un jardín, el jardín de todos (cfr Gen 2,15). “Mientras ‘labrar’ significa cultivar, arar o trabajar […], ‘cuidar’ significa proteger, custodiar, preservar” (LS, 67). Pero cuidado con no interpretar esto como carta blanca para hacer de la tierra lo que uno quiere. No. Existe una “relación de reciprocidad responsable” (ibid.) entre nosotros y la naturaleza. Recibimos de la creación y damos a nuestra vez. “Cada comunidad puede tomar de la bondad de la tierra lo que necesita para su supervivencia, pero también tiene el deber de protegerla” (ibid.).

De hecho, la tierra “nos precede y nos ha sido dada” (ibid.), ha sido dada por Dios “a toda la humanidad” ( CCC, 2402). Y por tanto es nuestro deber hacer que sus frutos lleguen a todos, no solo a algunos. Este es un elemento-clave de nuestra relación con los bienes terrenos. Como recordaban los padres del Concilio Vaticano II “el hombre, al usarlos, no debe tener las cosas exteriores que legítimamente posee como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que no le aprovechen a él solamente, sino también a los demás” (Const. past. Gaudium et spes, 69). De hecho, “la propiedad de un bien hace de su dueño un administrador de la providencia para hacerlo fructificar y comunicar sus beneficios a otros” (CCC, 2404). Nosotros somos administradores de la tierra, no dueños. “Sí, pero el bien es mío”. Sí, pero lo tienes que administrar, no para tenerlo egoístamente solo para ti.


Para asegurar que lo que poseemos lleve valor a la comunidad, “la autoridad política tiene el derecho y el deber de regular en función del bien común el ejercicio legítimo del derecho de propiedad” (ibid., 2406)[1]. La “subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes […] es una ‘regla de oro’ del comportamiento social y el primer principio de todo el ordenamiento ético-social” (LS, 93)[2].

Las propiedades y el dinero son instrumentos que pueden servir a la misión. Pero los transformamos fácilmente en fines, individuales o colectivos. Y cuando esto sucede, se socavan los valores humanos esenciales. El homo sapiens se deforma y se convierte en una especie de homo œconomicus –en un sentido peor– individualista, calculador y dominador. Nos olvidamos de que, siendo creados a imagen y semejanza de Dios, somos seres sociales, creativos y solidarios, con una inmensa capacidad de amar. De hecho, somos los seres más cooperativos entre todas las especies, y florecemos en comunidad, como se ve bien en la experiencia de los santos[3]. Hay un dicho español que me ha inspirado esta frase. Dice así: “Florecemos en racimo como los santos”. Florecemos en comunidad como se ve bien en la experiencia de los santos.

Cuando la obsesión por poseer y dominar excluye a millones de personas de los bienes primarios; cuando la desigualdad económica y tecnológica es tal que lacera el tejido social; y cuando la dependencia de un progreso material ilimitado amenaza la casa común, entonces no podemos quedarnos mirando. No, esto es desolador, no se puede quedarse uno mirando. Con la mirada fija en Jesús (cfr Heb 12, 2) y con la certeza de que su amor obra mediante la comunidad de sus discípulos, debemos actuar todos juntos, en la esperanza de generar algo diferente y mejor. La esperanza cristiana, enraizada en Dios, es nuestra ancla. Ella sostiene la voluntad de compartir, reforzando nuestra misión como discípulos de Cristo, que ha compartido todo con nosotros.

La entendieron las primeras comunidades cristianas, que como nosotros vivieron tiempos difíciles, conscientes de formar un solo corazón y una sola alma, ponían todos sus bienes en común, testimoniando la gracia abundante de Cristo sobre ellos (cfr Hch 4, 32-35). Nosotros estamos viviendo una crisis, la pandemia nos ha puesto a todos en crisis, pero recuerden, de una crisis no se sale igual: o salimos mejores o salimos peores. Esta es nuestra opción. Después de la crisis, ¿continuaremos con este sistema económico de injusticia social y de desprecio hacia el cuidado de la Creación, del medio ambiente? Pensemos. Pensémoslo bien.

Que las comunidades cristianas del siglo XXI puedan recuperar esta realidad, dando así testimonio de la Resurrección del Señor. Si cuidamos los bienes que el Creador nos dona, si ponemos en común lo que poseemos de forma que a nadie le falte, entonces realmente podremos inspirar esperanza para regenerar un mundo más sano y más justo.

Y para concluir, pensemos en los niños, lean las estadísticas. Cuantos niños hoy día mueren de hambre: por una mala distribución de la riqueza, por un sistema económico enfermo, como he dicho antes. Y cuantos niños hoy no tienen derecho a la escuela por el mismo motivo. Que esta imagen de los niños necesitados de hambre y de educación nos ayude a entender que después de esta crisis debemos salir mejores. Muchas gracias.

27.08.20




Papa santa Mónica

El Papa Reza Ante La Tumba De Santa Mónica (C) Oficina De Prensa Santa Sede

La gran devoción del Papa Francisco a santa Mónica

Hoy ha visitado su tumba en Roma

(zenit – 27 agosto 2020).- El Papa Francisco tiene una gran devoción a santa Mónica y así lo ha demostrado hoy: Este mediodía, 27 de agosto, día de santa Mónica, el Santo Padre fue a visitar la basílica de San Agustín en Campo Marzio, Roma.

Según ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede en la tarde del jueves, el Pontífice se detuvo a rezar en la Capilla de Santa Mónica, madre de la santa a la que está dedicada la iglesia, cuya tumba está allí guardada. Después de la oración, el Santo Padre ha regresado al Vaticano.

No es la primera vez que Francisco acude personalmente a rezar antes los restos de Santa Mónica en Roma. El prior de la orden de San Agustín, padre Alejandro Moral, ha revelado en una entrevista a Vatican Newsque el Papa argentino ha visitado con frecuencia la iglesia de san Agustín, en el centro de Roma.

“Siendo Papa, una vez ha visitado la iglesia de san Agustín, porque allí están los restos de santa Mónica, aquí en Roma. El Santo Padre, sin haber avisado ni dicho nada, se acercó, entró y rezó a santa Mónica”, e incluso también “antes de ser elegido papa, se acercaba cuando venía a Roma, y nos dice siempre que recemos a santa Mónica por él”, relata el prior agustino.

Como anécdota, el religioso relata que Francisco le pide que rece a santa Mónica por él: “Yo recuerdo que algunas ocasiones en las que nos hemos encontrado un minuto, siempre cuando nos encontramos, me dice: Padre, no se olvide de rezar a santa Mónica por mí”.

Ejemplo para buscar la Verdad

En la fiesta de santa Mónica, convocada hoy, 27 de agosto, en vísperas de la memoria litúrgica de su hijo, san Agustín, el Papa Francisco exhortó a que “su ejemplo y su intercesión lleven a cada uno a una búsqueda sincera de la Verdad del Evangelio”.

Dirigiendo un cordial saludo a los fieles de lengua italiana, en la audiencia general celebrada ayer, 26 de agosto de 2020, el Papa Francisco invitó a todos a ser en todo ambiente testigos generosos de la gratuidad del amor de Dios.

28.08.20



El Papa Francisco Recibe A La Delegación Italiana (C) Vatican Media

La Conferencia Episcopal Italiana entrega al Papa su nuevo Misal

Primer ejemplar

(28 agosto 2020).- La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) entregó el primer ejemplar de su nuevo Misal esta mañana, 28 de agosto de 2020, al Papa Francisco.

En audiencia con la delegación que trabajó en la publicación del volumen, encabezada por el presidente de la CEI, el cardenal Gualtiero Bassetti, Francisco “agradeció el regalo recibido, destacando la importancia del trabajo realizado y la continuidad en la aplicación del Consejo”, informó dicha Conferencia Episcopal.

El cardenal Bassetti, saludando al Pontífice en nombre de los presentes, recordó los esfuerzos realizados por muchos para mejorar el texto desde el punto de vista teológico, pastoral y estilístico.

l Misal será entregado en las próximas semanas a los obispos y parroquias italianas. Puede utilizarse tan pronto como se publique y será obligatorio a partir del próximo domingo de Pascua (4 de abril de 2021).

Esta edición fue aprobada de acuerdo a las resoluciones del Episcopado y recibió la aprobación del Papa Francisco el 16 de mayo de 2019. Además de las variaciones y enriquecimientos de la tercera edición típica latina, propone otros textos opcionales de nueva composición, que responden mejor a las situaciones lingüísticas y pastorales de las comunidades y que ya se han utilizado en gran medida desde la segunda edición en italiano en 1983.

“El libro del Misal -explica el cardenal- no es sólo un instrumento litúrgico, sino una referencia precisa y normativa que preserva la riqueza de la tradición viva de la Iglesia, su deseo de entrar en el misterio pascual, de implementarlo en la celebración y de traducirlo en vida”.

La entrega del Misal se convierte así en “una preciosa ocasión de formación para todos los bautizados, invitados a redescubrir la gracia y la fuerza de la celebración, su lenguaje – hecho de gestos y palabras – y su ser alimento para una plena conversión del corazón”, indica Mons. Bassetti.

Impreso en un solo formato, pronto estará a la venta en las librerías italianas.

29.08.20




Ángelus: Tomar la cruz

Ángelus: “Tomar la cruz” para participar en la salvación del mundo

Palabras del Papa antes de la oración mariana

zenit – 30 agosto 2020).- El Papa Francisco ha señalado hoy en el Ángelus que, para el cristiano, el compromiso de “’tomar la cruz’ se convierte en participación con Cristo en la salvación del mundo”.

A las 12 del mediodía de hoy, 23 agosto 2020, el Santo Padre se asomó a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar la oración mariana con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.

Francisco ha reflexionado sobre el pasaje evangélico del día (Mt 16, 21-27), unido al del domingo pasado (Mt 16, 13-20), en el que Jesús habla a los discípulos de su pasión y sus palabras no son comprendidas. Sus seguidores “tienen una fe todavía inmadura y demasiado unida a la mentalidad de este mundo (Rm 12, 2)” y “piensan en una victoria, pero demasiado terrenal, por eso no entienden el lenguaje de la cruz”.

Para los discípulos y para nosotros mismos, la cruz “es algo incómodo, es un ‘escándalo’, mientras que Jesús considera ‘escándalo’ el huir de la cruz, que sería como eludir la voluntad del Padre, a la misión que Él le ha encomendado para nuestra salvación. Por ello, Jesús responde a Pedro: “¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son como los de Dios, sino como los de los hombres (v. 23)”, continuó el Papa.

El Pontífice describió que, como le ocurría a Pedro, nosotros “en los momentos de devoción, de fervor, de buena voluntad, de cercanía al prójimo, miramos a Jesús y seguimos adelante. Pero en los momentos en los que nos encuentra la cruz, escapamos. Es el diablo, ‘Satanás’, dice Jesús a Pedro, que nos tienta. Y es propio de un espíritu maligno, del diablo, alejarnos de la cruz de Jesús”.

Dos actitudes 

No obstante, frente a la rebeldía de sus interlocutores, el Señor “indica el camino del verdadero discípulo, mostrando dos actitudes”. La primera es “’renunciar a sí mismos’, que no significa un cambio superficial, sino una conversión, una inversión de valores”.

La otra actitud “es la de tomar la cruz. No se trata solo de soportar con paciencia las tribulaciones cotidianas, sino de llevar con fe y responsabilidad esta parte de cansancio y de sufrimiento que la lucha contra el mal conlleva”, aclaró el Obispo de Roma.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El pasaje evangélico de hoy (cfr Mt 16, 21-27) está unido al del domingo pasado (cfr Mt 16, 13-20). Después de que Pedro, en nombre también de los otros discípulos, ha profesado la fe en Jesús como Mesías e Hijo de Dios, Jesús mismo empieza a hablar de su pasión. A lo largo del camino hacia Jerusalén, explica abiertamente a sus amigos lo que le espera al final en la ciudad santa: preanuncia su misterio de muerte y de resurrección, de humillación y de gloria. Dice que deberá “sufrir mucho por causa de los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que lo matarían y al tercer día resucitaría” (Mt 16, 21). Pero sus palabras no son comprendidas, porque los discípulos tienen una fe todavía inmadura y demasiado unida a la mentalidad de este mundo (cfr Rm 12, 2). Ellos piensan en una victoria, pero demasiado terrenal, por eso no entienden el lenguaje de la cruz.

Frente a la perspectiva de que Jesús pueda fracasar y morir en la cruz, el mismo Pedro se rebela y le dice: “Dios no lo quiera, Señor; no te ocurrirá eso” (v. 22). Cree en Jesús, le quiere seguir, tiene fe, le quiere seguir, pero no acepta que su gloria pase a través de la pasión. Para Pedro y los otros discípulos – ¡pero también para nosotros! – la cruz es algo incómodo, es un “escándalo”, mientras que Jesús considera “escándalo” el huir de la cruz, que sería como eludir la voluntad del Padre, a la misión que Él le ha encomendado para nuestra salvación. Por esto Jesús responde a Pedro: “¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son como los de Dios, sino como los de los hombres” (v. 23).

Diez minutos antes, Jesús ha alabado a Pedro y le ha prometido ser la base de su Iglesia, el fundamento. Diez minutos después, le dice “Satanás”. ¿Cómo se puede entender esto? Nos pasa a todos nosotros, en los momentos de devoción, de fervor, de buena voluntad, de cercanía al prójimo, miramos a Jesús y seguimos adelante. Pero en los momentos en los que nos encuentra la cruz, escapamos. Es el diablo, “Satanás”, dice Jesús a Pedro, que nos tenta. Y es propio de un espíritu maligno, del diablo, alejarnos de la cruz de Jesús.

Dirigiéndose después a todos, Jesús añade: “Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz, y me siga” (v. 24). De este modo, Él indica el camino del verdadero discípulo, mostrando dos actitudes. La primera es “renunciar a sí mismos”, que no significa un cambio superficial, sino una conversión, una inversión de valores. La otra actitud es la de tomar la cruz. No se trata solo de soportar con paciencia las tribulaciones cotidianas, sino de llevar con fe y responsabilidad esta parte de cansancio y de sufrimiento que la lucha contra el mal conlleva.

La vida del cristiano es siempre una lucha, la Biblia dice que la vida del creyente es una milicia militante, luchar contra el mal espíritu, luchar contra el mal.

Así el compromiso de “tomar la cruz” se convierte en participación con Cristo en la salvación del mundo. Pensando en esto, hacemos que la cruz colgada en la pared de casa, o esa pequeña que llevamos al cuello, sea signo de nuestro deseo de unirnos a Cristo en el servir con amor a los hermanos, especialmente a los más pequeños y frágiles. La cruz es signo santo del Amor de Dios y del Sacrificio de Jesús, y no debe ser reducida a objeto supersticioso o joya ornamental. Cada vez que fijamos la mirada en la imagen de Cristo crucificado, pensamos que Él, como verdadero Siervo del Señor, ha cumplido su misión dando la vida, derramando su sangre para la remisión de los pecados. No nos dejemos llevar por el otro lado, por la tentación del maligno. Como consecuencia, si queremos ser sus discípulos, estamos llamados a imitarlo, gastando sin reservas nuestra vida por amor de Dios y del prójimo.

La Virgen María, unida a su Hijo hasta el calvario, nos ayude a no retroceder frente a las pruebas y a los sufrimientos que el testimonio del Evangelio conlleva.


Ángelus: Día de la Creación

Ángelus 9 Agosto 2020 (C) Vatican Media

Ángelus: El Papa anima a celebrar el Día por el Cuidado de la Creación

El próximo 1 de septiembre

zenit – 30 agosto 2020).- Después del rezo del Ángelus, este domingo, el Papa Francisco recordó que el próximo 1 de septiembre, es el Día Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación.

“Desde esta fecha, hasta el 4 de octubre, celebraremos con nuestros hermanos y hermanas cristianos de diversas Iglesias y tradiciones el ‘Jubileo de la Tierra’, para conmemorar el establecimiento, hace 50 años, de la Jornada de la Tierra”, explicó Francisco

Pasado mañana, 1 de septiembre, es el Día Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Desde esta fecha, hasta el 4 de octubre, celebraremos con nuestros hermanos y hermanas cristianos de diversas Iglesias y tradiciones el “Jubileo de la Tierra”, para conmemorar el establecimiento, hace 50 años, de la Jornada de la Tierra. Saludo las diversas iniciativas promovidas en todas partes del mundo y, entre ellas, el Concierto celebrado hoy en la Catedral de Port-Louis, capital de Mauricio, donde lamentablemente se ha producido recientemente un desastre ambiental.

Sigo con preocupación las tensiones en la zona del Mediterráneo oriental, que se ve socavada por varios focos de inestabilidad. Por favor, hago un llamamiento al diálogo constructivo y al respeto de la legalidad internacional para resolver los conflictos que amenazan la paz de los pueblos de esa región.

Y saludo a todos ustedes reunidos hoy aquí desde Roma, Italia y varios países. Veo las banderas allí, y saludo a la Comunidad Religiosa de Timor Oriental en Italia. ¡Bravos, con las banderas! Los peregrinos de Londrina y Formosa, en Brasil; y los jóvenes de Grantorto, diócesis de Vicenza. ¡Bienvenidos! También veo banderas polacas, saludo a los polacos; banderas argentinas, también a los argentinos. ¡Bienvenidos todos!

Les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

30.08.20


mujeres santas patronas de Europa

Santa Edith Stein (C) Humanitas.Cl

Revista ‘Mujeres Iglesia Mundo’: La confianza de las patronas de Europa

En ‘L’Osservatore Romano’

– 31 agosto 2020).– Las tres santas patronas de Europa indican “los valores en los que debe inspirarse el viejo continente para tener un futuro”. La revista mensual Mujeres Iglesia Mundo (Donne Chiesa Mondo) de L’Osservatore Romano de septiembre de 2020 subraya la “confianza absoluta” que han demostrado “para proponer a Dios” con tanta fuerza y determinación.

El número presenta a Brigitte de Suecia (1303-1373), Catalina de Siena (1947-1980) y Edith Stein (1891-1942), proclamadas patronas de Europa en 1999. Tres mujeres que “muestran modelos a seguir, valores, caminos a seguir” y que pueden “transmitir vitalidad y nueva fuerza a una idea que a menudo vacila”, indica el editorial.

En efecto, “los cimientos de la nueva Europa no pueden encontrarse solo en la economía, en las finanzas, en los acuerdos políticos, en la diplomacia. Necesita valores colectivos y … sentimientos compartidos, que guíen, dirijan, interpreten su alma profunda e indiquen esperanza para el futuro”.

A lo largo de las páginas, los investigadores y escritores relatan las vidas de estas tres mujeres, mostrando “no solo quiénes eran… sino también sus mensajes, la rica herencia que dejaron atrás”.

La santidad femenina europea está “tejida de confianza”, afirma el texto: “Confianza en Dios que se convierte en confianza en ellas mismas y que lleva a las patronas a realizar acciones que parecían y siguen pareciendo imposibles hoy en día”. Se necesita, efectivamente, “mucha confianza en una misma para proponer a Dios con la fuerza y la determinación de las santas patronas de Europa”.

Fue esta “confianza absoluta” la que llevó a santa Catalina, “una mujer pobre e inculta, a una obra de pacificación que parecía imposible de lograr en una época desgarrada por los conflictos, lo que la llevó a pedir a la Iglesia coherencia y rigor moral”.

También fue una “infinita confianza en Dios y en sí misma” lo que llevó a Brígida a dejar las tierras del norte, para ir a Roma a revelar a los papas los planes de Dios y para advertirles contra el pecado.

De la misma manera, “la confianza de las santas europeas en sí mismas y en la vida se convierte en audacia, lo que les lleva a desafiar al mundo masculino… en un terreno que parece reservado a los hombres: la mística, la experiencia espiritual que enlaza directamente con Dios, sin ninguna mediación de los hombres y la Iglesia”.

Estas mujeres, concluye el texto, “viajan mucho, viajan por toda Europa… cruzan mares y escalan montañas”: “son también peregrinaciones interiores, en busca de sí mismas y de una relación especial con lo divino”.

31,08.20


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