El Santo Padre a los mafiosos:
'Conviértanse y dejen de hacer el mal'
Vigilia de oración con los
familiares de las víctimas inocentes del crimen organizado
CIUDAD DEL VATICANO, 21 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El primer
día de primavera se recuerda en toda Italia, desde 1996, a las víctimas
inocentes de las mafias. Y este año, el papa Francisco ha querido ser partícipe
de esta memoria presidiendo una vigilia de oración. Momento que el Santo Padre
ha aprovechado para pedir a los hombres y mujeres mafiosos su conversión,
porque "el poder, el dinero que tenéis ahora, de tantos negocios sucios,
de tantos crímenes mafiosos, está ensangrentado, es poder ensangrentado y no
podréis llevarlo a la otra vida".
Pocos minutos después de las 17.30 el Papa ha llegado
a la parroquia de San Gregorio VII, cercana al Vaticano. A su llegada, ha sido
recibido por don Luigi Ciotti, fundador de Libera, asociación que recoge a más
de 1500 agrupaciones que luchan contra la mafia. Antes de entrar en la
parroquia ha saludado brevemente a la multitud de fieles que se habían dirigido
hasta allí para verle pasar.
Una vez en la iglesia, el Pontífice ha caminado por el
pasillo central saludando y bendiciendo a los presentes, que se encontraban
allí en representación de las 15.000 personas que, en estos años, en Italia han
sufrido el dolor de la pérdida de un ser querido a mano de la violencia
mafiosa.
Para comenzar la Vigilia de oración, una mujer ha
leído unas líneas para agradecer al Santo Padre su presencia y ha pedido
que se cumpla un camino de "paz, verdad y justicia en nuestras vidas y
sobre todo en nuestro país".
Entre los cantos y las oraciones, se han podido
ver rostros de dolor, rostros pensativos y ojos de los que caían lágrimas en
recuerdo de esos seres queridos.
"Pensábamos encontrar un padre y hemos
encontrado también un hermano, el hermano Francisco", ha comenzado don
Ciotti su discurso. Emocionado le ha dado las gracias por la acogida y ha
señalado que este era un momento que han esperado y deseado mucho. Las personas
que están aquí -ha afirmado- tienen historias dolorosas y distintas y
"necesitan verdad y justicia". Don Luigi ha hablado de estas víctimas
inocentes, incluidos algunos niños. "Quien pierde la vida por causa de la
justicia, dona vida, es él mismo vida", ha afirmado el sacerdote. Así
mismo ha recordado a todas estas "personas que la mafia ha quitado su
dignidad y libertad" y a sus familiares, muchos presentes esta vigilia de
oración, que "necesitan verdad", ha insistido. Don Luigi ha recordado
que este "no es solo un problema criminal, es un problema social y cultural"
y que es necesario que "la política esté al servicio del bien común".
El Papa ha escuchado en silencio y en profunda
actitud de recogimiento, uno a uno los nombres de las víctimas asesinadas a
manos de la mafia en Italia. A continuación, se ha leído el pasaje del
Evangelio de las Bienaventuranzas.
El Santo Padre, en sus palabras a los presentes
les ha dado las gracias por haber hecho esta etapa en Roma que me permite
encontraros aquí. "El deseo que siento es de compartir con vosotros una
esperanza", ha dicho. Así ha pedido que esta esperanza sea también el
sentido de responsabilidad que poco a poco venza sobre la corrupción en
cualquier parte del mundo. El Papa ha pedido sanar "los comportamientos,
relaciones, elecciones, tejidos sociales, así que la justicia gane espacio y
crezca". "Sé que sentís fuertemente esta esperanza y quiero
compartirla", ha afirmado Francisco.
Por ello, el Santo Padre ha querido expresar su
solidaridad por quienes han perdido una persona querida víctima de la violencia
mafiosa. "Gracias por vuestro testimonio, porque no os habéis cerrado, os
habéis abierto, habéis salido para contar vuestra historia de dolor y
esperanza", ha indicado el Papa.
Del mismo modo ha indicado que "quisiera
rezar con vosotros, lo hago de corazón, por las víctimas de la mafia. Pedir la
fuerza de ir adelante, no desanimarse, continuar luchando contra la
corrupción".
Finalmente, el Papa no ha querido terminar su intervención
sin dedicar unas palabras a "los protagonistas ausentes". "A los
hombres y mujeres mafiosos: por favor, cambiar de vida, convertíos, parad de
hacer el mal, que nosotros rezamos por vosotros, convertíos. Lo pido de
rodillas y por vuestro bien. Esta vida que vivís ahora no os dará placer, no os
dará alegría, no os dará felicidad. El poder, el dinero que tenéis ahora, de
tantos negocios sucios, de tantos crímenes mafiosos, está ensangrentado, es
poder ensangrentado y no podréis llevarlo a la otra vida. Convertíos, todavía
hay tiempo para no terminar en el infierno, que es lo que os espera si
continuáis en este camino. Habéis tenido un padre, una madre, pensad en ellos.
Llorad un poco y convertíos".
23.03.14
Francisco en el ángelus: 'Cada
encuentro con Jesús nos cambia la vida'
La misericordia es más grande que el
prejuicio. Dejar de lado el ánfora nuestra y escuchar la voz de Jesús que nos
ofrece otra agua
CIUDAD DEL VATICANO, 23 de marzo de 2014 (Zenit.org) - En este
tercer domingo de cuaresma el papa Francisco rezó en ángelus desde la ventana
de su estudio que da hacia la plaza de San Pedro, ante miles de fieles allí
reunidos. A continuación presentamos el texto completo de la palabras del Santo
Padre.
“El evangelio de hoy nos presenta el encuentro de
Jesús con la mujer samaritana, que sucedió en Sicar, junto a un antiguo pozo en
el que la mujer iba cada día para buscar agua. Aquel día Jesús, sentado y
cansado por el viaje la encontró.
Él enseguida le dijo: 'Dadme de beber'. De esta manera
superó la barrera de hostilidad que existía entre los judíos y samaritanos y
rompió el esquema de prejuicios contra las mujeres. El simple pedido de Jesús
es el inicio de un diálogo franco mediante el cual él, con gran delicadeza
entra en el mundo interior de una persona a la cual, según los esquemas
sociales, no debía ni siquiera dirigirle la palabra.
Entretanto Jesús lo hace. Jesús no tiene miedo y
cuando ve a una persona no se queda atrás porque la ama, nos ama a todos, non
se detiene nunca delante de una persona por prejuicios.
Jesús la pone delante a su situación, no juzgándola
sino haciéndola sentir considerada, reconocida y suscitando así en ella el
deseo de ir más allá de la rutina cotidiana.
Aquella sed de Jesús no era tanto sed de agua,
sino de encontrar un alma que se había vuelto árida. Jesús tenía necesidad de
encontrar a la Samaritana para abrirle el corazón: le pide de beber, para poner
en evidencia la sed que había en ella misma. La mujer queda tocada por este
encuentro: le dirige a Jesús aquellas preguntas profundas que todos tenemos
adentro, pero que con frecuencia ignoramos.
También nosotros tenemos tantas preguntas para
plantear y que no encontramos el coraje de dirigírselas a Jesús. La
cuaresma es el tiempo oportuno para mirarnos adentro, hacer emerger nuestras
necesidades espirituales mas verdaderas y pedir la ayuda del Señor con la
oración. El ejemplo de la Samaritana no invita a expresarnos así: “Dadme
aquella agua que me quitará la sed por la eternidad”.
El evangelio nos dice que los discípulos se
quedaron maravillados de que su Maestro hablara con aquella mujer. Pero el
Señor es más grande que los prejuicios y no tuvo temor de detenerse con la
Samaritana. La misericordia es más grande del prejuicio. Y Jesús es enormemente
misericordioso.
El resultado de aquel encuentro junto al pozo fue
que la mujer quedó transformada: 'Dejó su ánfora' con la cual iba a buscar el
agua y corrió a la ciudad a contar su experiencia extraordinaria: 'He
encontrado un hombre que me ha dicho todas las cosas que he hecho. Ojalá sea el
mesías'. Está entusiasmada. Fue a buscar el agua del pozo y encontró otra agua,
el agua de la vida de la misericordia que salpica vida eterna.
Ha encontrado el agua que siempre había buscado.
Corre al pueblo, a aquella población que la juzgaba, condenaba y la repudiaba.
Y anuncia que había encontrado al mesías. Uno que le ha cambiado la vida,
porque cada encuentro con Jesús nos cambia la vida: siempre es un paso más
cerca de Dios. Así cada encuentro con Jesús nos cambia la vida. Siempre es así.
En este evangelio encontramos también nosotros el
estímulo de 'dejar nuestra ánfora', símbolo de todo lo que aparentemente es
importante, pero que pierde el valor delante del “Amor de Dios”.
Todos tenemos una, o más de una. Yo les pregunto
y me lo pregunto también a mi: ¿Cúal es esa ánfora que nos pesa. Esa que los
aleja de Dios, dejémosla aparte y con el corazón escuchemos la voz de Jesús que
nos ofrece otra agua: el agua que nos acerca al Señor. Estamos llamados a
descubrir la importancia y el sentido de nuestra vida cristiana iniciada en el
bautismo.
Y como la Samaritana debemos dar testimonio a
nuestros hermanos de la alegría, la alegría del encuentro con Jesús. Porque
como les he dicho, cada encuentro con Jesús nos cambia la vida, y también cada
encuentro con Jesús nos llena de alegría, esa alegría interior que viene. Así
es el Señor. Y contar cuantas cosas maravillosas sabe hacer el Señor en
nuestros corazones cuando nosotros tenemos el coraje de dejar aparte nuestra
ánfora".
A continuación el papa Francisco rezó el ángelusDespués el Santo Padre
dijo:
"Ahora recordemos las dos frases: 'Cada
encuentro con Jesús nos cambia la vida y cada encuentro con Jesús nos llena de
alegría'. ¿La decimos juntos?: 'Cada encuentro con Jesús nos cambia la vida;
cada encuentro con Jesús nos colma de alegría'. Es así.
Mañana es la Jornada Mundial de la
Tuberculososis. Recemos por todas las personas afectadas por esta enfermedad y
por quienes en diversos modos les apoyan.
El próximo viernes y sábado viviremos un momento
especial llamado “24 horas por el Señor”. Iniciará con una celebración en la
basílica de San Pedro, el viernes por la tarde, y después por la noche algunas
iglesias del centro de Roma quedarán abiertas para la oración y las
confesiones. Será -podemos llamarla así- será la fiesta del perdón, que se
realizará también en muchas diócesis y parroquias del mundo. El perdón que nos
da el Señor se tiene que festejar, como lo hizo el padre de la parábola del
hijo pródigo, que cuando el hijo volvió al hogar el padre hizo fiesta,
olvidándose de todos sus pecados. Será la fiesta del perdón.
Y ahora saludo de corazón a todos los fieles de
Roma y peregrinos de tantos países, en particular de Zagreb y Zadara en
Coracia, y de Bocholt en Alemania; a la escuela 'Capitanio' de Seto-Shi, en
Japón; a los estudiantes del Illinois (Estados Unidos) y los de Ferro (España).
Un saludo particular dirijo a los maratonetas y a
los organizadores de este hermoso evento deportivo de nuestra ciudad.
Saludo a la comunidad del Pontificio Colegio
Germánico-Húngaro, a los responsables nacionales de la FUCI, a los catequistas
que vinieron parael curso de 'Arge visual y catequesis' y a los participantes
al congreso que lleva el título: “En la concepción el rostro de Jesús”.
Mi pensamiento se dirige a los fieles de
Altamura, Matera, Treviglio, Florencia, Salerno Venecia, Santa Severina y
Verdellino; a los jóvenes de Cembra y Lavis y a los de Conversano; a los niños
de Vallemare (Pescara); a los scouts de Castel San Pietro; a los estudiantes de
Cagliari y de Gioia Tauro; al grupo de jóvenes de 14 años de Milán. Saludo
al concluir, al Centro de Servicio de Voluntarios de Sardegna; al círuclo ACLI
de Masate, a la Asociación Familias Murialdo, de Nápoles.
Y el Santo padre concluyó con su ya famoso: “A
todos les deseo “¡Una buona domenica e buon pranzo. Arrivederci!
24.03.14
Francisco en Sta. Marta: Nos salva
el sabernos pecadores, no nuestras rutinas
El Papa este lunes señala "el
drama de observar los mandamientos sin tener fe". El mensaje de la tercera
semana de cuaresma: para ser salvados seguir el camino de la humildad.
CIUDAD DEL VATICANO, 24 de marzo de 2014 (Zenit.org) - No es la
seguridad porque observamos los mandamientos lo que nos salva, sino la humildad
de reconocer la necesidad de ser curados siempre por Dios. Lo recordó este
lunes el papa Francisco en su homilía en Santa Marta, partiendo de la frase
'Nadie es profeta en su propia patria', y del hecho que Jesús no obra milagros
con sus compatriotas debido a la falta de fe de ellos.
El Santo Padre recuerda que Jesús cita dos episodios
de la Biblia: la curación milagrosa de la lepra de Namán el sirio en la época
del profeta Eliseo; y el encuentro del profeta Elías con la viuda de Sarepta,
que fue salvada de la carestía. “Los leprosos y las viudas en aquel tiempo eran
los marginados” y estos dos al acoger a los profetas fueron salvados. En cambio
los de Nazaret no aceptaron a Jesús, porque “estaban demasiado seguros en su
'fe', de tal manera seguros en la observancia de los mandamientos, que no
tenían necesidad de otra salvación”.
Esto indica el Papa “es el drama de la observancia de
los mandamientos sin la fe: 'yo me salvo sólo porque voy a la sinagoga todos
los sábados, trato de obedecer los mandamientos, pero que no venga éste a
decirme que eran mejor que yo el leproso y la viuda, porque esos eran
marginados'.
Entretanto Jesús nos dice: '¡Mira que si tu no
eres marginado y no te sientes marginado, no tendrás salvación!' Esta es la
humildad, la vía de la humildad: sentirse talmente marginados que necesitamos
la salvación del Señor. Solamente él nos salva y no nuestra observancia de los
preceptos. Esto no les gustó y querían asesinarlo”.
La misma rabia -comenta el Papa- se apodera
inicialmente de Namán, porque considera ridículo y humillante la invitación de
Eliseo a bañarse siete veces en el Jordán para ser curado de la lepra. “El Señor
le pide un gesto de humildad, de obedecer como un niño, de ser ridículo”.
Se va airado pero después convencido por sus siervos vuelve y hace lo que le
indicó el profeta. Este acto de humilidad lo cura. “Es este el mensaje en esta
tercera semana de cuaresma: si queremos ser salvados tenemos que escoger el
camino de la humildad”.
El Santo Padre profundiza más su razonamiento:
“María en su Cántico no dice que está contenta porque Dios vio su virginidad,
su bondad y su dulzura, sino porque el Señor miró la humilidad de su sierva, la
pequeñez, la humildad. Es esto lo que mira el Señor. Y tenemos que aprender
esta sabiduría de marginarnos para que el Señor nos encuentre. No nos
encontrará si ponemos en el centro nuestras seguridades, no, no. Allí no va el
Señor. Nos encontrará en la marginación, en nuestros pecados, en nuestros
errores, en nuestra necesidad de ser curados espiritualmente, de ser salvados.
Allí nos encontrará el Señor”. Y reitera el Santo Padre: “Es este el camino de
la humildad”.
Porque, precisa el Papa, “la humildad cristiana
no es la virtud de decir: 'Yo no sirvo para nada' y esconder la soberbia con
esto, no, no. La humildad cristiana es decir la verdad: 'Soy pecador, soy
pecadora'. Decir la verdad: es esta la verdad. Pero hay otra: Dios nos salva.
Pero nos salva allí, cuando estamos marginados, no nos salva en nuestra
seguridad”. Y Francisco concluye: “Pidamos la gracias de tener esta sabiduría
de marginarnos, la gracia de la humildad para recibir la salvación del Señor”.
25.03.14
Francisco en Sta. Marta: la
salvación no se compra ni se vende, se regala
El Santo Padre en la homilía
recuerda que necesitamos un corazón humilde como el de María para acercarnos a
Dios
CIUDAD DEL
VATICANO, 25 de marzo de 2014 (Zenit.org) - En el día
que la Iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación, el papa Francisco ha
recordado en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta que "el Señor
está en camino con nosotros para ablandar nuestro corazón" y por eso ha
subrayado que solo con un corazón humilde como el de María podemos acercarnos a
Dios.
El Santo Padre ha desarrollado su homilía deteniéndose
en las figuras de Adán y Eva que, cediendo a la seducción de Satanás, creyeron
ser como Dios. Esa "soberbia suficiente" hace que se alejen del
paraíso. Pero el Señor no los deja caminar solos, ha recordado el Papa, porque
les hace una promesa de redención y camina con ellos. "El Señor acompañó
la humanidad en este largo camino. Ha hecho un pueblo. Estaba con ellos",
ha afirmado Francisco. Y ha recordado que ese "camino que comenzó con una
desobediencia", "termina con una obediencia", con el sí de María
al anuncio del ángel.
Haciendo mención a san Ireneo de Lyon, el Pontífice ha
dicho que "el nudo que ha hecho Eva con su desobediencia, lo ha desatado
María con su obediencia", es un camino "en el cual las maravillas de
Dios se multiplican", observa el Papa.
Y lo ha explicado así: "el Señor está en camino
con su pueblo. ¿Y por qué caminaba con su pueblo, con tanta ternura? Para
ablandar nuestro corazón. Explícitamente Él lo dice: 'Yo haré de tu corazón de
piedra un corazón de carne'. Ablandar nuestro corazón para recibir esa promesa
que había hecho en el paraíso. Para un hombre ha entrado el pecado, para otro
viene la salvación. Y este camino tan largo nos ayudó a otros nosotros a tener
un corazón más humano, más cercano a Dios, no tan soberbio, no tan
suficiente".
La liturgia de hoy, ha observado el Papa,
"nos habla de esta etapa en el camino de restauración", "nos
habla de obediencia, de docilidad a la Palabra de Dios".
Y ha proseguido: "la salvación no se compra,
no se vende: se regala. Nosotros no podemos salvarnos por nosotros mismos: la
salvación es un regalo, totalmente gratuito. No se compra con la sangre ni de
toros ni de cabras: no se puede comprar. Solamente, para que esta salvación
entre en nosotros pide un corazón humilde, un corazón dócil, un corazón
obediente. Como el de María. Y el modelo de este camino de salvación es el
mismo Dios, su Hijo, que no estimó un bien irrenunciable, ser igual a Dios.
Pablo lo dice".
Por otro lado, el Papa ha subrayado el
"camino de la humildad, de la humillación". Esto, ha dicho,
"significa sencillamente decir: yo soy hombre, yo soy mujer y Tú eres
Dios, e ir adelante, a la presencia de Dios", "en la obediencia, en
la docilidad del corazón". Y por esto, ha exhortado en la Solemnidad de la
Anunciación, "hagamos fiesta: la fiesta de este camino, de una madre a
otra madre, de un padre a otro padre".
Francisco ha concluido así: "hoy podemos
abrazar al Padre que, gracias a la sangre de su Hijo, se ha hecho uno de
nosotros, nos salva. Este Padre nos espera todos los días... Miramos el icono
de Eva y Adán, miramos el icono de María y Jesús, miramos el camino de la
Historia con Dios que caminaba con su pueblo. Y decimos: 'Gracias. Gracias, Señor,
porque hoy Tú nos dices que nos has regalado la salvación'. Hoy es un día para
dar gracias al Señor".
26.03.14
En una audiencia colorida por los
paraguas, el Papa habla sobre la vocación religiosa
Continúan las catequesis sobre los
sacramentos. Los religiosos son servidores y los matrimonios construyan la
familia sobre la roca de la Palabra de Dios
CIUDAD DEL VATICANO, 26 de marzo de 2014 (Zenit.org) - Una repleta
plaza de San Pedro ha recibido al Santo Padre bajo una leve lluvia con la que
ha amanecido esta mañana Roma. A pesar de haber entrado la primavera, las
temperaturas siguen siendo bajas pero siguen sin ser impedimento para que miles
de fieles se dirijan hasta la plaza para escuchar y saludar a Francisco. Durante
más de media hora, el Papa ha paseado con el jeep descubierto entre los
pasillos para saludar e intercambiar unas breves palabras con los peregrinos
allí presentes. Los más afortunados, siempre los niños, eran llevados hasta sus
brazos para recibir la bendición. A medida que avanzaba la audiencia la lluvia
comenzó a tener más fuerza, lo que hizo que toda la plaza quedara cubierta por
los coloridos paraguas que protegían a los fieles del agua. Por eso, el Papa
-como ya ha hecho en otras ocasiones- ha agradecido a los presentes su valentía
por permanecer allí a pesar de la lluvia.
Entre los presentes hoy en la plaza estaban un grupo
de inmigrantes latinoamericanos que residen en EEUU, tal y como adelantó ayer ZENIT.
Esta delegación ha entregado al papa Francisco una carta en la que le solicitan
su mediación para que el presidente Obama detenga las extradiciones de personas
'sin papeles', mientas el Congreso estudia una reforma migratoria. En la
entrevista conecida ayer, el padre Marco Mercado, encargado para atender a
la comunidad hispana por el cardenal de Chicago, Francis Eugene George,
explicó que "los deportables son 2,2 millones mientras 11,5 millones es el
total de personas indocumentadas que tenemos en Estados Unidos”.
Esta mañana, el Santo Padre ha continuado la
serie de catequesis dedicadas a los sacramentos. Tras haber hablado sobre el
bautismo, la comunión, la confirmación, la confesión y la unción de enfermos,
hoy Francisco ha reflexionado sobre el orden sacerdotal.
En el resumen hecho en español el Santo Padre ha dicho:
"La catequesis de hoy está centrada en el
sacramento del Orden, que comprende el episcopado, el presbiterado y el
diaconado.
¿Qué significa esto concretamente en las vidas de
quienes que son ordenados? Quienes son ordenados son puestos a la cabeza de la
comunidad como servidores, como lo hizo y lo enseñó Jesús. El obispo, sacerdote
y el diácono están al servicio de la comunidad, si no lo hacen no está bien.
El sacramento les ayuda también a amar
apasionadamente a la Iglesia, dedicando todo su ser y su amor a la comunidad,
que no la han de considerar de su propiedad. Ni el obispos es el propietario de
su diócesis, ni el sacerdote es el propietario de su parroquia, ni el diácono
de su diaconía. Es propiedad del Señor, a la cual tienen que servir.
Y por último, han de procurar reavivar el don
recibido en el sacramento, por la oración. Cuando no se alimenta el ministerio
ordenado con la oración, la escucha de la Palabra, la celebración cotidiana de
la Eucaristía y la recepción frecuente del sacramento de la Penitencia se
termina perdiendo el sentido auténtico del propio servicio y la alegría que
deriva de una profunda comunión con el Señor".
A continuación, ha saludado a los peregrinos de
lengua española, "en particular a los grupos provenientes de España,
México, Argentina y otros países latinoamericanos" y les ha invitado a
todos a rezar al Señor por los ministros ordenados de su Iglesia, en particular
por aquellos que se encuentran en dificultad o que necesitan recuperar el valor
y la frescura de su vocación. Pidamos también para que no falten nunca en
nuestras comunidades pastores auténticos, según el Corazón de Cristo".
Tras los saludos en todas las lenguas, para
concluir, el Santo Padre ha dirigido un pensamiento especial a los jóvenes, a
los enfermos y a los recién casados. "Ayer celebramos la Solemnidad de la
Anunciación del Señor a la Virgen María. Queridos jóvenes, particularmente los
scouts presntes, ponernos en escucha de la voluntad de Dios como María;
queridos enfermos, no os desaniméis en los momentos más difíciles sabiendo que
el Señor no da una cruz superior a las propias fuerzas; y vosotros, queridos
recién casados, edificad vuestra vida matrimonial sobre la roca firme de la
Palabra de Dios".
27.03.14
31.03.14
El modelo de quien cree y sigue lo que la fe le indica es el funcionario del rey descrito en el Evangelio, que pide a Jesús la curación de un hijo enfermo y no duda un instante en ponerse en camino hacia casa cuando el Maestro le asegura que la ha obtenido. Opuesto a este hombre, ha afirmado el santo Padre, es quizás, el grupo “más peligroso”, en el que están aquellos que “se engañan a sí mismos: los que caminan pero no hacen camino”:
“Nuestra condición de pecadores hace que nos equivoquemos de camino”, ha reconocido el Pontífice, si bien ha asegurado que: “El Señor nos da siempre la gracia de volver”:
El Papa en el ángelus: abrirnos a la
luz de Cristo para llevar fruto en nuestra vida
Texto completo. El ciego de
nacimiento sanado por Jesús y los doctores de la ley desconfían, los presuntos
videntes que permanecen ciegos en el alma
CIUDAD DEL VATICANO, 30 de marzo de 2014 (Zenit.org) - El Santo
Padre ha rezado esta mañana el ángelus, como cada domingo, desde la ventana del
estudio en el Palacio Apostólico Vaticano junto con los numerosos fieles
reunidos en la plaza de San Pedro:
Publicamos a
continuación la reflexión del Papa, previa a la oración mariana:
Queridos
hermanos y hermanas,
el Evangelio de hoy nos presenta el episodio del
hombre ciego de nacimiento, al cual Jesús dona la vista. El largo pasaje, es
largo, se abre con un ciego que comienza a ver y se cierra -curioso esto- con
los presuntos videntes que continúan a permanecer ciegos en el alma. El milagro
es narrado por Juan en apenas dos versos, porque el evangelista quiere atraer
la atención no sobre el milagro en sí, sino sobre lo que sucede después, sobre
las discusiones que suscita. También sobre los chismeríos, muchas veces una
obra buena, una obra de caridad, suscita chismeríos, discusiones, porque hay
algunos que no quieren ver la verdad. El evangelista Juan quiere llamar la
tentación sobre esto que sucede también en nuestros días cuando se hace una
obra buena.
El ciego sanado es primero interrogado por la multitud
sorprendida, han visto el milagro y le preguntan. Después por los doctores de
la ley y estos interrogan también a sus padres. Al final el ciego sanado llega
a la fe, y esta es la gracia más grande que le hace Jesús: no solo ver, sino
conocerle, que es "la luz del mundo" (Jn, 9,5).
Mientras el ciego se acerca gradualmente a la
luz, los doctores de la ley al contrario; se hunden cada vez más profundamente
en la ceguera interior. Cerrados en su presunción, creen tener ya la luz; por
esto no se abren a la verdad de Jesús. Hacen de todo para negar la evidencia.
Ponen en duda la identidad del hombre sanado, después niegan la acción de Dios
en la sanación, toman como escusa que Dios no cura el sábado; llegan incluso a
dudar que el hombre hubiera nacido ciego. Su clausura a la luz se vuelve
agresiva y acaba con la expulsión del templo del hombre sanado, expulsado del
templo.
El camino del ciego sin embargo es un recorrido a
etapas, que comienza en el conocimiento del nombre de Jesús. No conoce a otro
que Él, de hecho dice: "El hombre que se llama Jesús me puso barro en los
ojos" (v.11). A continuación de las preguntas apremiantes de los doctores,
lo considera primero un profeta (v. 17) y después un hombre cerca de Dios (v.
31). Después que fuera alejado del templo, excluido de la sociedad, Jesús lo
encuentra de nuevo y le "abre los ojos" por segunda vez, revelándole
la propia identidad. "Yo soy el Mesías", le dice. A este punto el que
había sido ciego exclama: "¡Creo, Señor! (v. 38), y se postra delante del
Señor. Pero esto es un fragmento del Evangelio que hace ver el drama de
la ceguera interior de tanta gente, también la nuestra, porque nosotros a veces
tenemos momentos de ceguera interior.
Nuestra vida a veces es parecida a la del ciego
que se ha abierto a la luz, a Dios y a su gracia. A veces lamentablemente es un
poco como la de los doctores de la ley: desde lo alto de nuestro orgullo
juzgamos a los otros, ¡e incluso al Señor! Hoy, somos invitados a abrirnos a la
luz de Cristo para llevar fruto en nuestra vida, para eliminar los
comportamientos que no son cristianos; todos nosotros somos cristianos, pero
todos nosotros, todos,tenemos comportamientos algunas veces no cristianos.
Comportamientos que son pecados, y debemos arrepentirnos de esto. Y eliminar
este comportamiento para caminar decididamente sobre la vía de la santidad que
tiene su origen en el Bautismo. Y en el Bautismo hemos sido
"iluminados" para que, como nos recuerda san Pablo, podamos
comportarnos como "hijos de la luz" (Ef 5, 8), con humildad,
paciencia y misericordia. Estos doctores de la ley no tenían ni humildad, ni
paciencia, ni misericordia. Yo os sugiero hoy, cuando volváis a casa, tomar el
Evangelio de Juan, leed el pasaje del capítulo 9, que es este. Os hará bien porque
así veis este camino de la ceguera a la luz, y el otro camino malo hacia una
ceguera más profunda. Y preguntémonos cómo es nuestro corazón, ¿cómo es mi
corazón? ¿cómo es tu corazón? ¿Yo tengo un corazón abierto o un corazón
cerrado? ¿Abierto o cerrado hacia Dios? ¿Abierto o cerrado hacia el prójimo?
Siempre tenemos en nosotros alguna clausura que nace del pecado, nacida de las
equivocaciones, de los errores. No tengamos miedo, no tengamos miedo. Abrámonos
a luz del Señor, Él nos espera siempre, Él nos espera siempre para hacernos ver
mejor, para darnos más luz, para perdonarnos. No olvidéis esto. Él nos espera
siempre.
A la Virgen María confiamos el camino de la
cuaresma, para que también nosotros, como el ciego curado, con la gracia de
Cristo podamos "venir a la luz", renacer a la vida nueva.
Tras la oración del ángelus el Santo Padre ha realizado los saludos:
Saludo cordialmente a las familias, los grupos
parroquiales, las asociaciones y los fieles particulares procedentes de Italia
y de tantos países, en particular a los de Ponferrada y Valladolid; los
estudiantes y los profesores de los colegios de Murcia, Castelfranco de Córdoba
y Laganés; los alumnos de los colegios de París y los emigrantes portugueses de
Londres.
Saludo al Movimiento Juvenil Lasalliano, el grupo
"Jóvenes, arte y fe de Santa Paola Frassinetti", los universitarios
de Venecia.
Dirijo un saludo particular a los militares
italianos que han realizado un peregrinaje a pie desde Loreto a Roma, rezando
por la pacífica y justa resolución de las controversias. Y esto es muy
bonito, Jesús en las bienaventuranzas dice que son bienaventurados aquellos que
trabajan por la paz.
Un pensamiento va a los grupos de fieles de
Potenza, Atella, Sulmona, Lomagna, Conegliano, Locara, Nápoles, Afragola,
Ercolano y Torre del Greco; a los jóvenes de confirmación de Gardone
Valtrompia, Ostia, Reggio Emilia, Fane, Serramazzoni y Parma; a los estudiantes
de Massa Carrara y Génova-Pegli.
Saludo finalmente a la Coral de Brembo, la
Polisportiva Laurentino de Roma, los motoristas de Terni-Narni; los
representantes del WWF-Italia, animándoles en su compromiso a favor del
ambiente.
Y no olvidéis hoy en casa tomar el Evangelio de
Juan, capítulo 9 y leer esta historia del ciego que se ha convertido en vidente
y de los presuntos videntes que han caído más en su ceguera. Capítulo 9 del
Evangelio de Juan.
A todos os deseo feliz domingo y buena comida. ¡Hasta la vista!31.03.14
El Papa en Santa Marta advierte
sobre los 'cristianos errantes'
Francisco en la homilía de este
lunes pide confiar en las promesas de Dios
CIUDAD DEL VATICANO, 31 de marzo de 2014 (Zenit.org) - No
vagabundear por la vida, incluida la del espíritu, sino ir directamente a la
meta de un cristiano significa seguir las promesas de Dios, que nunca
decepcionan. Ésta es la enseñanza que el papa Francisco ha extraído de las
lecturas de hoy, y que el Pontífice ha explicado en su homilía de la misa
celebrada esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta.
Hay cristianos que se fían de las promesas de Dios y
las siguen a lo largo de la vida. Hay otros cuya vida de fe se estanca y hay
otros aún convencidos de progresar y que, en cambio, hacen sólo “turismo
existencial”. El Papa ha hecho una distinción acerca de tres tipos de
creyentes, que tienen el común denominador de saber que la vida cristiana es un
itinerario, pero que son divergentes en el modo de recorrerlo o no recorrerlo
de ninguna manera.
Ante todo, inspirándose en el pasaje de Isaías de la
primera Lectura, Francisco ha explicado que Dios siempre “antes de pedir algo,
promete”. Y ha añadido que su promesa es la de una vida nueva y la de una vida
de “alegría”. Aquí, ha dicho, está “el fundamento principal de la virtud de la
esperanza: confiar en las promesas de Dios” –sabiendo que Él jamás
“decepciona”– puesto que la esencia de la vida cristiana es “caminar hacia las
promesas”. Mientras después también están los cristianos que tienen “la
tentación de detenerse”:
“¡Tantos cristianos parados! Tenemos tantos
detrás que tienen una esperanza débil. Sí creen que existe el Cielo y que todo
irá bien. Está bien que lo crean, ¡pero no lo buscan! Cumplen los mandamientos,
los preceptos: todo, todo… Pero están parados. El Señor no puede hacer de ellos
levadura en su pueblo, porque no caminan. Y esto es un problema: los parados.
Después hay otros entre ellos y nosotros, que se equivocan de camino: todos
nosotros algunas veces nos hemos equivocado de camino, esto lo sabemos. El
problema no es equivocarse de camino; el problema es no regresar cuando uno se
da cuenta de haberse equivocado”.
El modelo de quien cree y sigue lo que la fe le indica es el funcionario del rey descrito en el Evangelio, que pide a Jesús la curación de un hijo enfermo y no duda un instante en ponerse en camino hacia casa cuando el Maestro le asegura que la ha obtenido. Opuesto a este hombre, ha afirmado el santo Padre, es quizás, el grupo “más peligroso”, en el que están aquellos que “se engañan a sí mismos: los que caminan pero no hacen camino”:
“Son los cristianos errantes: dan vueltas, y
vueltas, como si la vida fuera un turismo existencial, sin meta, sin tomar las
promesas en serio. Aquellos que dan vueltas y se engañan, porque dicen: ‘¡Yo
camino!’. No, tú no caminas: tú das vueltas. Los errantes… En cambio, el Señor
nos pide que no nos paremos, que no nos equivoquemos de camino y que no demos
vueltas por la vida. Dar vueltas por la vida... Nos pide que miremos las
promesas, que vayamos adelante con las promesas como ese hombre, como ese
hombre: ¡ese hombre creyó en la palabra de Jesús! La fe nos pone en camino
hacia las promesas. La fe en las promesas de Dios”.
“Nuestra condición de pecadores hace que nos equivoquemos de camino”, ha reconocido el Pontífice, si bien ha asegurado que: “El Señor nos da siempre la gracia de volver”:
“La Cuaresma es un tiempo hermoso para pensar si
estoy en camino o si estoy demasiado quieto: conviértete. O si me he equivocado
de camino: pero ve a confesarte y retoma el camino. O si soy un turista
teologal, uno de estos que hacen pasean por la vida pero jamás dan un paso
hacia adelante. Y pido al Señor la gracia de retomar el camino, de ponerme en
camino, pero hacia las promesas”.
01.04.14
El Papa en Sta. Marta: ¿Quieres
sanar? Y después el 'no peques más'
Este martes comenta la parábola del
paralítico y los fariseos. El formalismo y la inercia, esos pecados del
cristiano
CIUDAD DEL VATICANO, 01 de abril de 2014 (Zenit.org) - Los
cristianos anestesiados le hacen mal a la Iglesia, como los formalismos, es
necesario vencer la inercia espiritual y arriesgar en primera persona para
anunciar el evangelio. Lo ha indicado este martes el papa Francisco en la misa
cotidiana que celebra en Santa Marta.
La homilía de hoy se centró en el evangelio que narra
el encuentro de Jesús con una persona paralítica desde hacía 38 años, que
estaba debajo de los pórticos pero no encontraba a nadie que lo sumergiera en
las aguas agitadas porque siempre alguien le precedía. Jesús en cambio le
ordena levantarse e ir. Un milagro que despierta las críticas de los fariseos
porque esto sucedía un sábado, día no permitido.
El Pontífice indicó que aquí encontramos dos
enfermedades espirituales fuertes. Dos enfermedades sobre las que “nos hará
bien reflexionar”. De un lado la resignación del enfermo que triste se lamenta.
Y el Papa precisó: “Pienso a tantos cristianos, tantos católicos que sí, son
católicos pero sin entusiasmo, tristes”. Que dicen: 'Sí, es la vida, es así,
pero la Iglesia... Voy a misa todos los domingos, pero mejor no meterse,
mantengo la fe por motivos de salud, y no tengo necesidad de darla a otro...
Mejor cada uno en su casa, tranquilos en la vida... Además si haces algo corres
el riesgo que te critiquen. No, mejor no arriesgar...'
Ésta es la enfermedad de la indolencia, de la
indiferencia de los cristianos. Esta actitud paraliza el celo apostólico, no se
preocupan de salir para anunciar el evangelio. Son personas anestesiadas. Son
cristianos tristes, personas no luminosas, personas negativas y esta es una
enfermedad de los cristianos. Vamos a misa todos los domingos pero decimos 'por
favor no nos molesten'. Estos cristianos sin celo apostólico no le hacen bien a
la Iglesia. Hay muchos cristianos que son egoístas, sólo para sí mismos. Y
añadió que “el pecado de la indiferencia es contrario al celo apostólico, de
dar la novedad que nos trajo Jesús, que a mi me ha sido dada gratuitamente”.
En este paso del evangelio, explicó el Papa,
encontramos también otro pecado, cuando vemos que Jesús es criticado porque
realizó una curación siendo día sábado. Es el pecado del formalismo.
“Cristianos -dijo Francisco- que no dejan lugar a la gracia de Dios. Y a la
vida cristiana, la vida de esta gente, es tener todos los documentos en regla,
todos los certificados”. “Los cristianos hipócritas, como éstos, solo se
interesan por las formalidades. ¿Era sábado? Entonces no se pueden hacer
milagros, la gracia de Dios no puede operar el sábado. Entonces le cierran la
puerta a la gracia de Dios”.
Tenemos a tantos así en la Iglesia, a tantos. Es
otro pecado. Primero los que no tienen celo apostólico porque decidieron
detenerse en sí mismos, en sus tristezas, en sus resentimientos. Y estos otros
que no son capaces de llevar la salvación porque le cierran la puerta.
Para ellos cuentan solamente las formalidades.
“No se puede, es la palabra que tienen más a mano”. A gente así la encontramos
también nosotros. Tantas veces tuvimos apatía o fuimos hipócritas como los
fariseos. Son tentaciones que vienen y que debemos conocerlas para defendernos.
Y delante de estas dos tentaciones, delante de este “hospital de batalla como
símbolo de la Iglesia”, delante a tanta gente herida, Jesús se acerca y
pregunta solamente: ¿Quieres sanarte? Y le da la gracia. Y después cuando
encuentra de nuevo al paralítico le dice 'no peques más'.
“Las dos palabras cristianas son: ¿quieres
sanarte?; no peques más. Pero primero lo cura, y después le dice no peques más.
Palabras dichas con ternura y con amor. Y este es el camino cristiano, el
camino del celo apostólico: acercarse a tantas personas heridas en este
hospital de campo, y tantas veces heridas por hombres de la Iglesia. Es una
palabra de hermano y de hermana: ¿quieres sanar? Y después cuando va adelante,
entonces dice: 'No peques más que no te hace bien'. Es mucho mejor así. Las dos
palabras de Jesús son más hermosas que la actitud de la indiferencia o de la
hipocresía.
02.04.14
Francisco en Sta. Marta: hay que
rezar como se habla con un amigo
El Santo Padre en la homilía de
este jueves invita a rezar como lo hacía Moisés, hablar cara a cara con Dios, y
recuerda que la oración nos cambia el corazón
CIUDAD DEL VATICANO, 03 de abril de 2014 (Zenit.org) - La oración
es una lucha con Dios y se hace con libertad e insistencia, como un diálogo
sincero con un amigo. Esta oración cambia nuestro corazón, porque nos hace
conocer mejor cómo Dios es realmente. Esta ha sido la idea central del Santo
Padre en la homilía de este jueves en la misa celebrada en Santa Marta.
Francisco ha recordado el diálogo de Moisés en el
monte Sinaí, cuando Dios quiso castigar a su pueblo porque había hecho un
ídolo: el becerro de oro. Y Moisés rezó con fuerza para que el Señor se lo
piense. "Esta oración es una verdadera lucha con Dios. Y Moisés habla
libremente delante del Señor y nos enseña cómo rezar, sin miedo, libremente,
también con insistencia. Moisés insiste. Es valiente. La oración debe ser
también un 'negociar con Dios', con 'argumentaciones'", ha afirmado el
Papa. Moisés al final convence a Dios y la lectura dice que "el Señor se
arrepintió del mal con el que había amenazado a su pueblo". Pero -ha
preguntado el Santo Padre- "¿quién ha cambiado aquí? ¿El Señor ha
cambiado? Yo creo que no".
Y lo ha explicado de la siguiente manera:
"El que ha cambiado es Moisés, porque Moisés creía que el Señor habría
hecho esto, creía que el Señor habría destruido a su pueblo y él busca, en su
memoria, cómo había sido bueno el Señor con su pueblo, como lo había librado de
la esclavitud de Egipto y llevado a una tierra prometida. Y con estos
argumentos intenta convencer a Dios, pero en este proceso él reencuentra la
memoria de su pueblo, y encuentra la misericordia de Dios. Este Moisés, que
tenía miedo, miedo que Dios hiciera esto, al final baja del monte con algo
grande en su corazón: nuestro Dios es misericordioso. Sabe perdonar. Puede
retroceder en sus decisiones. Es un Padre".
Francisco ha observado que todo esto Moisés lo
sabía, "pero lo sabía más o menos oscuramente y en la oración lo
reencuentra. Y es esto lo que hace la oración en nosotros: nos cambia el
corazón".
El Santo Padre ha añadido: "La oración nos
cambia el corazón. Nos hace entender mejor cómo es nuestro Dios. Pero por esto
es importante hablar con el Señor, no con palabras vacías - Jesús dice: 'como
hacen los paganos'. No, no: hablar con la realidad: 'Pero, mira, Señor, que
tengo este problema, en la familia, con mi hijo, con esto, con lo otro...¿Qué
se puede hacer? Pero mira, que ¡tú no me puedes dejar así!' ¡Esta es la
oración! Pero, ¿tanto tiempo toma esta oración? Sí, toma tiempo".
El tiempo que se necesita para conocer mejor a
Dios, como se hace con un amigo. Y es que la Biblia dice, ha recordado el Papa,
que Moisés rezaba con el Señor como un amigo habla con otro amigo. Y ha
indicado Francisco: "La Biblia dice que Moisés hablaba al Señor cara a
cara, como a un amigo. Así debe ser la oración: libre, insistente, con
argumentaciones. Y también reprendiéndole un poco: 'Pero, tú me has prometido
esto, y esto no lo has hecho...', así, como se habla con un amigo. Abrir el
corazón a esta oración. Moisés bajó del monte vigorizado. 'He conocido más al
Señor', y con esa fuerza que le había dado la oración, retoma su trabajo de
conducir al pueblo hacia la Tierra prometida. Porque la oración vigoriza,
vigoriza. El Señor nos da a todos la gracia, porque rezar es una gracia".
Para finalizar, el Papa ha indicado que en cada
oración está el Espíritu Santo y que no se puede rezar sin Él, porque es Él
quien reza en nosotros, es Él quien nos enseña a decir Dios 'Padre'. Y por eso,
Francisco ha invitado a pedir al Espíritu Santo que "Él nos enseñe a
rezar, sí, como ha rezado Moisés, a negociar con Dios, con libertad de espíritu
y valentía. Y el Espíritu Santo, que está siempre presente en nuestra oración,
nos conduzca por este camino".
03.04.14
Francisco en Sta. Marta: 'El profeta
contra quienes enjaulan al Espíritu Santo'
Francisco en la homilía de este
viernes recuerda que anunciar el Evangelio conlleva persecuciones e incomprensiones
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de abril de 2014 (Zenit.org) - Al anunciar
el Evangelio nos encontramos con la persecución. Son las palabras del papa
Francisco durante la misa de esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta.
El Pontífice ha reiterado que hoy en día hay más mártires que en los primeros
tiempos de la Iglesia, y ha instado a los fieles a no tener miedo a las incomprensiones
y persecuciones.
El corazón de los malvados que se alejan de Dios y
quiere apoderarse de la religión. El Santo Padre ha desarrollado su homilía
empezando por el pasaje del Libro de la Sabiduría, en la primera lectura. Así,
ha señalado que los enemigos de Jesús tienden trampas, trabajan "con
calumnias, le quitan la fama". Es como si preparasen "el caldo para
destruir al Justo". Y esto se debe a que se opone a sus acciones, regaña a
los que pecan "contra las leyes", les "reprocha las transgresiones
a la educación recibida". A lo largo de la historia de la salvación, ha
observado, "los profetas han sido perseguidos", y el mismo Jesús se
lo dice a los fariseos. Siempre "en la historia de la salvación, en el
tiempo de Israel, incluso en la Iglesia -ha insistido- los profetas han sido
perseguidos". Perseguidos, porque los profetas dicen: "¡Os habéis
equivocado de camino! ¡Volved al sendero de Dios!" Y esto, ha constatado,
"a las personas que tienen el poder del mal camino no les gusta".
"El evangelio de hoy es claro, ¿no? Jesús se
escondía, en estos últimos días, porque todavía no había llegado su hora; pero
Él sabía cual habría sido su fin, como sería su fin. Y Jesús es perseguido
desde el principio: recordamos cuando, al inicio de su predicación, regresa a
su pueblo, va a la sinagoga y predica; inmediatamente, después de una gran
admiración, empiezan: 'Pero este, sí sabemos de donde es. Este es uno de los
nuestros. ¿Pero con que autoridad viene a enseñarnos? ¿Dónde ha estudiado?' ¡Lo
descalifican! Es el mismo discurso, ¿no?" '¡Pero este sabemos de dónde es!
¡Cristo, sin embargo, cuando venga nadie sabrá de dónde es!' ¡Descalificar al
Señor, descalificar al profeta para quitarle la autoridad!"
Descalificarlo, ha añadido, "porque Jesús
salía y hacia salir de ese ambiente religioso cerrado, de esa jaula". El
profeta, ha destacado, "lucha contra las personas que enjaulan al Espíritu
Santo. Y por esto es perseguido: ¡siempre!" Los profetas, ha reflexionado,
"son todos perseguidos o incomprendidos, dejados de lado. ¡No les dan su
lugar! "Esta situación, ha proseguido, no ha terminado "con la muerte
y resurrección de Jesús: ¡ha continuado en la Iglesia! ¡Perseguidos fuera y
perseguidos dentro!" Cuando leemos las vidas de los santos, ha afirmado el
Papa, "cuántas incomprensiones, cuántas persecuciones han sufrido los
santos", "porque eran profetas":
"También muchos pensadores en la Iglesia han
sido perseguidos. Pienso en uno, ahora, en este momento, no muy lejano a
nosotros, un hombre de buena voluntad, un verdadero profeta, que con sus libros
reprendía a la Iglesia porque se alejaba del camino del Señor. Enseguida
le han llamado, sus libros han acabado en el índice, le han quitado las
cátedras y este hombre termina así su vida: no hace mucho tiempo. Ha Pasado el
tiempo y hoy ¡es beato! ¿Cómo es posible que ayer fuera un hereje y hoy
sea un beato? Es que ayer, los que tenían el poder querían silenciarlo,
porque no gustaba lo que decía. Hoy la Iglesia, que gracias a Dios sabe
arrepentirse, dice: 'No, ¡este hombre es bueno!' Es más, está en el camino de
la santidad: ¡es un beato!" "Todas las personas que el Espíritu Santo
elige para decir la verdad al Pueblo de Dios -ha recordado- sufren
persecuciones". Y Jesús "es precisamente el modelo, el icono".
El Señor ha tomado sobre Él "todas las persecuciones de su Pueblo". Y
todavía hoy, ha revelado con amargura, "los cristianos son
perseguidos". "Me atrevo a decir -ha reconocido- que quizás hay igual
o más mártires ahora que en los primeros tiempos", "porque a esta
sociedad mundana, a esta sociedad algo tranquila, que no quiere problemas, le
dicen la verdad, anuncian a Jesucristo":
"Pero, hoy, ¡existe la pena de muerte o la
cárcel por tener el Evangelio en casa, por enseñar el Catecismo en muchos
sitios! Me decía un católico de estos países que ellos nos pueden rezar
juntos. ¡Está prohibido! Sólo se puede rezar solos y escondidos. Pero los que
quieren celebrar la Eucaristía ¿cómo hacen? Hacen una fiesta de cumpleaños,
simulan celebrar un cumpleaños y allí celebran la Eucaristía, antes de la
fiesta. Y -¡ha sucedido!- que cuando ven que llegan los policías, enseguida
esconden todo y ‘Felicidades, felicidades. ¡Muchas felicidades’, y continúan
con la fiesta. Después, cuando se van, terminan la Eucaristía. Así deben hacer,
porque está prohibido rezar juntos. ¡Hoy!"
Y esta historia de
persecuciones, ha subrayado, "es el camino del Señor, es el camino de los
que siguen al Señor”. Pero, ha añadido, "al final, termina siempre como el
Señor: ¡con una Resurrección, pero pasando por la Cruz!". Francisco,
por último, ha recordado al padre Mateo Ricci, evangelizador en China, que
"no ha sido comprendido, no ha sido entendido. ¡Pero él ha obedecido como
Jesús!" Siempre, ha vuelto a insistir, "¡existirán las
persecuciones, las incomprensiones! ¡Pero Jesús es el Señor y este es el
desafío y la Cruz de nuestra fe!" Que el Señor, ha concluido el Santo
Padre, "nos dé la gracia de ir por su camino y, si sucede, también con la
cruz de las persecuciones".
05.04.14
El Santo Padre: Un alcalde debe ser
mediador y no intermediario
El bien común es la 'estrella
polar' y el individualismo el enemigo. Estar con la gente como lo estaba Jesús
CIUDAD DEL VATICANO, 05 de abril de 2014 (Zenit.org) - El papa
Francisco recibió este sábado en el Vaticano a la Asociación Nacional de los
Ayuntamientos italianos, a quienes indicó que la palabra clave es 'estar cerca
de los ciudadanos', porque la política en cuanto un servicio, comienza
precisamente con la proximidad a la gente y a la vida real.
Al recibirlos en la Sala Clementina del Palacio
Apostólico, el Santo Padre les recordó que el 'bien común' es la 'estrella
polar' de todo compromiso a favor de la colectividad, y subrayó que su enemigo
es la cultura del individualismo exasperado, de los intereses sectoriales y de
los derechos subjetivos.
El Santo Padre le agradeció el alcalde de Turín por
las palabras que dirigió a nombre de todos, y por haber nombrado en su discurso
al cardenal Pellegrino, "al cual le agradezco porque después de la primera
guerra mundial fue él quien ayudó a mi familia a encontrar trabajo".
Y Francisco inmaginó que todos en una ciudad o pueblo
se dirigen al alcalde y que "así es el trabajo del alcalde... pobre
alcalde que termina bajo el peso de tantas cosas" y supuso el gran
cansancio de un alcalde al final del día.
"No se entiende -dijo el Santo Padre- a un
alcalde que no esté en medio de la gente, porque él es un mediador en medio de
la gente. Porque el peligro es volverse un alcalde que no sea mediador sino
intermediario". Y precisó que "un intermediario se aprovecha de
la necesidad de la gente y se apropia de algo para sí, como uno que tiene un
pequeño negocio" en cambio "el mediador es aquel que paga con su vida
por el bienestar de su pueblo".
Por ello el buen alcalde termina el día
"cansado, cansada, con ganas de descansar un poco, pero con el corazón
lleno de amor porque fue un mediador. Y les deseó que sean mediadores, en medio
del pueblo para lograr la unidad, para lograr la paz, para resolver los
problemas y las necesidades del pueblo".
Pienso a Jesús -- concluyó el Papa-- que no era
alcalde pero que la multitud lo apretujaba. "Así debe ser el alcalde, con
su gente, porque esto significa que el pueblo como con Jesús, lo busca porque
sabe responder". 06.04.14
Las palabras del Papa en el ángelus:
'La misericordia de Dios no tiene límites'
Texto completo. El Pontífice
recuerda el genocidio de Ruanda y el terremoto en L'Aquila, y llama la atención
sobre la epidemia de Ébola en África. Además regala miles de copias del
Evangelio
CIUDAD DEL VATICANO, 06 de abril de 2014 (Zenit.org) - Como cada
domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su
estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza
de San Pedro.
Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo
el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice
argentino les dijo:
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio
de este quinto domingo de Cuaresma narra la resurrección de Lázaro.
Es la culminación de los "signos"
prodigiosos cumplidos por Jesús. Es un gesto demasiado grande, claramente
demasiado divino para ser tolerado por los sumos sacerdotes que, al conocer el
hecho, tomaron la decisión de matar a Jesús. Lázaro llevaba muerto tres días
cuando llegó Jesús. Y a sus hermanas, Marta y María, les dijo palabras
que se han grabado para siempre en la memoria de la comunidad cristiana. Así
dice Jesús: "Yo soy la resurrección y la vida; Quien cree en mí, aunque
muera, vivirá; El que vive y cree en mí no morirá eternamente".
Considerando esta palabra del Señor, nosotros
creemos que la vida de aquel que cree en Jesús y sigue sus mandamientos,
después de la muerte se transformará en una vida nueva, plena e inmortal. Como
Jesús ha resucitado con su propio cuerpo, pero no ha regresado a una vida terrenal,
así nosotros resucitaremos con nuestros cuerpos que serán transfigurados
en cuerpos gloriosos. Él nos espera junto al Padre. Y la fuerza del Espíritu
Santo, que Le ha resucitado, resucitará también a quien está con Él.
Ante la tumba sellada del amigo Lázaro, Jesús
clamó a gran voz: "¡Lázaro, sal fuera!". Y el muerto salió. Las manos
y los pies atados con vendas y el rostro envuelto en un sudario. Este grito
perentorio está dirigido a todos los hombres, porque todos estamos marcados por
la muerte, todos nosotros; es la voz de aquel que es el dueño de la vida y
quiere que todos la tengan en abundancia. Cristo no se resigna a los sepulcros
que nos construimos con nuestras elecciones del mal y la muerte, con nuestras
equivocaciones y con nuestros pecados. Él no se resigna a esto. Él nos invita,
casi nos ordena, a salir de la tumba donde nuestros pecados nos han hundido.
Nos llama insistentemente a salir de la oscuridad de la cárcel donde nos hemos
encerrado, contentándonos con una vida falsa, egoísta, mediocre.
"¡Sal!", nos dice. "¡Sal!". Es una hermosa invitación a la
libertad verdadera, ha dejarse atrapar por estas palabras de Jesús que hoy
repite a cada uno de nosotros. Una invitación ha dejarse liberar de las
"vendas", de las "vendas" del orgullo, porque el orgullo
nos convierte en esclavos, esclavos de nosotros mismos, esclavos de tantos
ídolos, de tantas cosas... Nuestra resurrección empieza a partir de aquí:
cuando decidimos obedecer a esta orden de Jesús saliendo a la luz, a la vida;
cuando de nuestro rostro caen las máscaras, tantas veces nosotros estamos
enmascarados por el pecado, ¡las máscaras deben caer!, y nosotros encontrar el
coraje de nuestro rostro original, creado a imagen y semejanza de Dios.
El gesto de Jesús que resucita a Lázaro muestra
hasta dónde puede llegar la fuerza de la Gracia de Dios, y por lo tanto, hasta
donde puede llegar nuestra conversión, nuestro cambio. Pero escuchad bien: ¡no
hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos! ¡No hay ningún
límite a la misericordia divina ofrecida a todos! Acordaos bien de esta frase.
Y podemos decirla todos juntos: ¡No hay ningún límite a la misericordia divina
ofrecida a todos! Digámosla juntos: ¡No hay ningún límite a la misericordia
divina ofrecida a todos! El Señor está siempre listo para levantar la piedra
tumbal de nuestros pecados, que nos separa de Él, que es luz de los vivientes.
Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó
la oración del ángelus. Y al concluir la plegaria, el Papa insistió que no hay
ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos y prosiguió:
Queridos hermanos y hermanas,
Mañana se llevará a cabo en Ruanda la
conmemoración del vigésimo aniversario del inicio del genocidio perpetrado
contra los tutsis en 1994. En esta circunstancia deseo expresar mi cercanía
paternal al pueblo ruandés, animándole a continuar con determinación y
esperanza, el proceso de reconciliación que ya ha manifestado sus frutos, y el
empeño de reconstrucción humana y espiritual del país. A todos les digo: ¡No
tengáis miedo! Sobre la roca del Evangelio construid vuestra sociedad, en el
amor y en la concordia, porque sólo así se genera una paz duradera. Invoco
sobre toda la querida nación ruandesa la protección maternal de Nuestra Señora
de Kibeho. Recuerdo con afecto a los obispos ruandeses que han estado aquí, en
el Vaticano, la semana pasada. Y a todos vosotros os invito, ahora, a rezar a
la Virgen Nuestra Señora de Kibeho. Ave María... (Reza el Ave María).
A continuación, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza
el Pontífice:
Saludo a todos los peregrinos presentes, de
manera particular a los participantes en el ‘Congreso del Movimiento de
Compromiso Educativo de la Acción Católica Italiana’. ¡Invertir en educación
significa invertir en esperanza!
Saludo a los fieles de Madrid y de Menorca; a
aquellos de la diócesis de Concordia-Pordenone; el grupo brasileño
"Fraternidad y Tráfico Humano"; a los estudiantes de Canadá, de
Australia, de Bélgica y a los de Cartagena-Murcia; a los alpinos de Como y de
Roma.
Saludo a los grupos de chicos que han recibido o
se preparan para la Confirmación, los jóvenes de diferentes parroquias y los
numerosos estudiantes.
Francisco también quiso dedicar unas palabras a
las víctimas del terremoto de L'Aquila y a la epidemida de Ébola en Guinea y
otros países vecinos:
Han pasado exactamente cinco años del terremoto
que ha golpeado a L'Aquila y su territorio. En este momento queremos unirnos
con aquella comunidad que ha sufrido tanto, que todavía sufre, lucha y espera,
con tanta confianza en Dios y en la Virgen. Oremos por todas las víctimas: que
vivan para siempre en la paz del Señor. Y recemos por el camino de resurrección
del pueblo de L'Aquila: la solidaridad y el renacimiento espiritual, sean la
fuerza de la reconstrucción material.
Recemos por las víctimas del virus del Ébola que
se ha desarrollado en Guinea y países vecinos. Que el Señor sostenga los
esfuerzos para combatir el inicio de esta epidemia y para asegurar cuidado y
asistencia a todos los necesitados.
Al termino del ángelus y por expreso deseo del
Papa se distribuyeron gratuitamente, como regalo del Pontífice a los fieles
presentes en la plaza de San Pedro, varios miles de evangelios en edición de
bolsillo. El Santo Padre explicó el gesto de esta manera:
Y ahora me gustaría tener un gesto sencillo con
vosotros. En los pasados domingos he sugerido a todos vosotros que
consiguierais un pequeño Evangelio, para llevar uno mismo durante el día para
poder leerlo a menudo. Entonces me ha acordado de la antigua tradición de la
Iglesia, durante la Cuaresma, de entregar el Evangelio a los catecúmenos, a los
que se preparan para el bautismo. Entonces hoy quiero ofreceros a vosotros que
estáis en la plaza, pero como un signo para todos, un Evangelio de bolsillo. Os
será distribuido gratuitamente. Hay lugares en la plaza para esta distribución.
Yo los veo allí, allí, allí, allí, allí.... Acercaros a los lugares y tomad el
Evangelio. ¡Tomadlo, tomadlo con vosotros, y leedlo cada día! ¡Es el mismo
Jesús el que os habla allí! ¡Es la palabra de Jesús! ¡Esta es la Palabra de
Jesús!
Y como Él, os digo: ¡gratuitamente habéis
recibido, gratuitamente dad! ¡Dad el mensaje del Evangelio! Pero a lo mejor
alguno de vosotros no cree que esto sea gratuito. “¿Pero cuanto cuesta? ¿Cuánto
debo pagar, padre? Pero hagamos una cosa, a cambio de este regalo, haced un
acto de caridad, un gesto de amor gratuito: una oración por los enemigos, una
reconciliación, alguna cosa...
Hoy se puede leer el Evangelio también con muchos
instrumentos tecnológicos. Se puede llevar encima la Biblia entera en un
teléfono móvil, en un Tablet. Lo importante es leer la Palabra de Dios, con
todos los medios, pero leer la Palabra de Dios, ¡Es Jesús que nos habla allí!,
y acogerla con el corazón abierto: ¡entonces la buena semilla da fruto!
Como de costumbre, el papa Francisco concluyó su
intervención diciendo: "Vi auguro buona domenica e buon pranzo. Arrivederci!" (Os
deseo buen domingo y una buena comida. ¡Hasta pronto!)
07.04.14
El Papa en Sta. Marta: 'La misericordia
de Dios acaricia las heridas de los pecados'
Francisco este lunes explica el
evangelio de la adúltera. Jesús supera la ley y va más allá. Y el Señor nos
dice no vuelvas a pecar
CIUDAD DEL VATICANO, 07 de abril de 2014 (Zenit.org) - La
misericordia divina es una gran luz de amor y de ternura, es la caricia de Dios
sobre las heridas de nuestros pecados. Ésta es la enseñanza que el papa
Francisco ha extraído de las lecturas de hoy, y que el Pontífice ha
explicado en su homilía de la misa celebrada esta mañana en la capilla de
la Casa Santa Marta.
El Evangelio de la adúltera perdonada ha dado lugar al
Santo Padre para explicar lo que es la misericordia de Dios. El relato es bien
conocido: los fariseos y los escribas traen a Jesús a una mujer sorprendida en
adulterio y le preguntan qué hacer, ya que la ley de Moisés preveía la
lapidación, al se considerado un pecado gravísimo.
"El matrimonio -ha explicado el Pontífice- es el
símbolo y es también una realidad humana de la relación fiel entre Dios y su
Pueblo. Y cuando se arruina el matrimonio con un adulterio se ensucia esta
relación entre Dios y el pueblo". Pero los escribas y fariseos hacen esta
pregunta para tener un motivo para acusarlo: "Si Jesús hubiera dicho 'Sí,
sí, adelante con la lapidación', le habrían dicho a la gente: Pero éste es
vuestro maestro tan bueno… ¡Mirad qué cosa ha hecho con esta pobre mujer!' Y si
Jesús hubiera dicho: '¡No, pobrecita! ¡Perdonadla!', habrían dicho '¡no cumple
la ley!'…
A ellos no les importaba la mujer; no les
importaban los adúlteros, quizá alguno de ellos era adúltero… ¡No les
importaba! ¡Sólo le importaba tender una trampa a Jesús!" De ahí la respuesta
del Señor: "¡Quien de vosotros esté sin pecado, tire la primera piedra
contra ella!”. El Evangelio, con una "cierta ironía", dice que
los acusadores "'se fueron, uno a uno, comenzando por los más ancianos'.
Se ve -ha observado el Papa- que éstos en el
banco del cielo tenían una buena cuenta corriente contra ellos". Y Jesús
se queda solo con la mujer, como un confesor, diciéndole: "Mujer, ¿dónde
están? ¿Nadie te ha condenado? ¿Dónde están? Estamos solos, tú y yo. Tú ante
Dios, sin las acusaciones, sin las habladurías. ¡Tú y Dios! ¿Nadie te ha
condenado?". La mujer responde: "¡Nadie, Señor!", pero ella no
dice: "¡Ha sido una falsa acusación! ¡Yo no he cometido adulterio!" y
"reconoce su pecado". Y Jesús afirma: "¡Yo tampoco te condeno!
Ve, ve y de ahora en adelante no peques más, para no pasar por un momento tan
feo como este; para no pasar tanta vergüenza; para no ofender a Dios, para no
ensuciar la hermosa relación entre Dios y su pueblo". "¡Jesús
perdona! -ha afirmado Francisco-. Pero aquí se trata de algo más que del
perdón": "Jesús supera la ley y va más allá. No le dice: '¡El
adulterio no es pecado!' Pero no la condena con la ley. Y este es el misterio
de la misericordia de Jesús".
"La misericordia --ha señalado el Santo Padre-- es algo difícil de
entender".
Alguien podría preguntar:'Pero, padre, ¿la
misericordia no borra los pecados?' "No, lo que borra los pecados es
el perdón de Dios!. La misericordia es la forma como Dios perdona. Porque
Jesús podía decir: 'Yo te perdono. ¡Vete!', como le ha dicho a aquel paralítico
que le habían bajado desde el techo: '¡Tus pecados te son perdonados!' Aquí
dice: '¡Vete en paz!'. Jesús va más allá. Le aconseja de no volver a pecar.
Aquí se ve la actitud misericordiosa de Jesús: defiende al pecador de sus enemigos;
defiende al pecador de una condena justa. También nosotros, cuántos de
nosotros, tal vez deberíamos ir al infierno, ¿cuántos de nosotros? Y esa
condena es justa... y Él perdona más allá. ¿Cómo? Con esta misericordia".
"La misericordia -ha afirmado el Pontífice- va
más allá y transforma la vida de una persona de tal manera que el pecado sea
dejado de lado. Es como el cielo":"Nosotros miramos al cielo, tantas
estrellas, tantas estrellas; pero cuando llega el sol, por la mañana, con tanta
luz, las estrellas no se ven. Y así es la misericordia de Dios: una gran luz de
amor, de ternura. Dios no perdona con un decreto, sino con una caricia,
acariciando nuestras heridas del pecado. Porque Él está involucrado en el
perdón, está involucrado en nuestra salvación. Y así Jesús hace de confesor: no
la humilla, no le dice 'Qué has hecho, dime ¿Y cuándo lo has hecho? ¿Y cómo lo
has hecho? ¿Y con quién lo has hecho?' ¡No! 'Vamos, vamos y de ahora en
adelante ¡no peques más!'. Es grande la misericordia de Dios, es grande la
misericordia de Jesús. ¡Nos perdona acariciándonos!"
08.04.14
El Papa bendijo la cruz de Lampedusa
Realizada con madera de los barcos
naufragados ahora peregrinará por Italia
CIUDAD DEL VATICANO, 09 de abril de 2014 (Zenit.org) - El papa
Francisco, al concluir la audiencia de los miércoles en la plaza de San Pedro,
bendiijo esta mañana una cruz grande realizada con madera de las barcazas que
llegaron o naufragaron en las costas de la isla italiana de Lampedusa.
Miles de inmigrantes y refugiados de las guerras en
África y Medio Oriente llegan cada año a Lampedusa provenientes desde las
costas de Libia, y miles mueren ahogados durante la travesía. Por ello el papa
Francisco fue allí el 8 de julio
para celebrar una misa en esta frontera de la desesperación.
La obra realizada por el carpintero lampedusano Franco
Tuccio mide 2,80 metros de altura, 1,50 metros de ancho y pesa 60 kilogramos.
Ahora la cruz comenzará su peregrinación en el llamado
“viaje de la cruz de Lampedusa”, que recorrerá Italia llevando un mensaje de
paz y solidaridad a las ciudades, parroquias y comunidades.
Se detendrá en las parroquias que se anoten para
recibirla, para después ser hospedada definitivamente en Milán, en la iglesia
Santo Stefano, lugar de encuentro de los inmigrantes, y en donde también
desarrolla sus actividades la comunidad latinoamericana residente en dicha capital.
10.04.14
Francisco: 'Al curar a los enfermos
vean a Jesús crucificado y resucitado'
Recibe a los participantes del
congreso de la Sociedad Italiana de cirugía oncológica
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de abril de 2014 (Zenit.org) - El santo
padre Francisco recibió este sábado en la Sala Clementina del Palacio
Apostólico a los participantes del Congreso de la Sociedad italiana de cirugía
oncológica. Y les invitó a mirar a Jesús crucificado y
resucitado cuando miren a los enfermos en su labor cotidiana.
El papa Francisco al dirigirse a los participantes del
congreso "Digestive Surgery. New trends and spending
review", promovido por la Universidad La Sapienza de Roma, y por el
Hospital San'Andrea, dijo: "Tantas veces aquella pregunta de Dostojevsky
me hace angustiar el corazón: '¿Por qué sufren los niños?'". Y añadió:
"Solamente Cristo da sentido al escándalo del dolor
inocente". Les recordó a los médicos y personal sanitario allí presentes
que al verlos “pienso a todos los hombres y mujeres que ustedes curan, y rezo
por ellos”.
El Papa ha concordado con que “la investigación
científica ha multiplicado las posibilidad de prevención y curación, ha
descubierto el tratamiento para diversas patologías”. Por ello les invita a
proseguir “con el empeño de alto valor, para dar respuesta a las
expectativas y a las esperanzas de muchos enfermos de todo el mundo”.
Entretanto aseguró el Pontífice, “para poder
hablar de plena salud es necesario no perder de visa que la persona humana,
creada a imagen y semejanza de Dios es una unidad de cuerpo y alma. Estos dos
elementos se pueden distinguir pero no separar, porque la persona es una”.
“Por este motivo --añade el Papa-- la experiencia
del dolor y del sufrimiento no se refieren solamente a la dimensión corpórea,
pero al hombre en su totalidad. De aquí la exigencia de una curación integral,
que considere a la persona en su conjunto y dé a la atención médica también un
apoyo humano, psicológico y social, acompañamiento espiritual y apoyo a los
parientes del enfermo”.
Por lo tanto aseguró el Pontífice retomando una
frase de Juan Pablo II, "es necesario que los operadores sanitarios sean
'guiados por una visón integralmente humana de la enfermedad y sepan actuar una
aproximación plenamente humana al enfermo que sufre'”.
“El compartir fraterno con los hermanos --aseguró
Francisco-- nos abre a la belleza de la vida humana, que abarca también su
fragilidad, de manera que podamos reconocer la dignidad y el valor de cada ser
humano, en cualquier condición que esté, desde la concepción hasta la muerte”.
Hacia el final de sus palabras, el Pontífice
recordó a los presentes que este domingo “inicia la semana santa, que culmina
en el triduo de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Aquí el sufrimiento
humano es asumido hasta el fondo y redimida por Dios. Por el Dios-amor".
Y que "solamente Cristo da sentido al
escándalo del dolor inocente. A él crucificado y resucitado, también ustedes
pueden mirarlo al cumplir el trabajo cotidiano”.
"Y a los pies de la cruz de Jesús nosotros
encontramos a la Madre adolorada. Ella es -concluyó el papa Francisco- madre de
toda la humanidad y está siempre presente cerca de sus hijos enfermos. Si
nuestra fe vacila, la suya no. María les sostenga también en el empeño de
búsqueda y de acción”.
13.04.14
El Papa interroga ¿Quién soy yo
entre los personajes de la Pasión?
El una plaza de San Pedro colorida
con miles del flores, el Santo Padre celebra el domingo de Ramos
CIUDAD DEL VATICANO, 13 de abril de 2014 (Zenit.org) - En un plaza
de San Pedro adornada con miles de flores, el papa Francisco vestido con
paramento purpura, con un pastoral de madera y visiblemente emocionado celebró
el Domingo de Ramos. Después de la lectura del evangelio del día, que narra
cuando los apóstoles duermen, el beso de Judas, el arresto de Jesús, la
negación de San Pedro, el Papa dejó de lado en texto preparado para la homilía
y la improvisó enteramente, interrogando repetidamente si 'soy yo' como alguno,
o cómo cuál de quienes vivieron esos momentos trágicos de la Pasión.
"Esta semana comienza con la procesión festiva,
con los ramos de olivos: todo el pueblo recibe a Jesús. Los niños, los jóvenes
cantan y alaban a Jesús", recordó el Santo Padre al iniciar su homilía.
"Pero esta semana --prosiguió el Papa-- va
adelante en el misterio de la muerte de Jesús y de su resurrección. Hemos
escuchado la Pasión del Señor. Nos hará bien hacernos solamente una
pregunta: ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo delante a mi Señor? ¿Quién
soy yo delante a Jesús que entra festivamente en Jerusalén? ¿Soy capaz de
expresar mi alegría, de alabarlo, o tomo distancia? ¿Estoy yo delante a Jesús
que sufre? Hemos sentido tantos nombres, tantos nombres. Grupos de dirigentes,
algunos eran sacerdotes, algunos fariseos, algunos maestros de la ley que
habían decidido asesinarlo. Esperaban la oportunidad de apresarlo".
"¿Soy yo como uno de ellos? Y hemos sentido
otro nombre: ¡Judas!, treinta monedas. ¿Soy yo como Judas? Hemos sentido otros
nombres, los discípulos que no entendían nada, que se dormían mientras el Señor
sufría. ¿Mi vida está dormida? O soy como los discípulos que no querían quizás
traicionar a Jesús? ¿O como aquel otro discípulo que quería solucionar todo con
la espada. Soy yo como ellos?”.
“¿Soy yo un Judas que recita de amarlo y besa al
Maestro para entregarlo, traicionarlo? ¿Soy un traidor? ¿Soy como esos
dirigentes que rápidamente constituyen el tribunal y buscan falsos testimonios?
¿Soy yo como ellos? ¿Y cuando hago estas cosas si las hago, creo que con esto
salvo al pueblo? ¿Soy yo como Pilato, que cuando veo que la situación se pone
difícil me lavo las manos, no sé asumir mi responsabilidad y dejo condenar o
condeno yo a las personas?”.
“¿Soy yo como aquella multitud que no sabía bien
si estaban en una reunión religiosa, en un juicio o en un circo, y elige a
Barrabás? Para ellos era lo mismo, era más divertido para humillar a Jesús. Soy
yo como los soldados que golpean al Señor, le escupen, lo insultan, se
divierten con la humillación del Señor? ¿Soy yo como el cireneo que volvía del
trabajo, cansado, pero tuvo la buena voluntad de ayudar al Señor a cargar la
cruz?".
"¿Soy yo como aquellos que pasaban delante a
la cruz y hacían sus burlas a Jesús?: 'Tanto coraje, que baje de la cruz y
creeremos en él'. La burla de Jesús. ¿Soy yo como aquellas mujeres llenas de
coraje, como la madre de Jesús, que estaba allí y sufría en silencio? ¿Soy yo
como José, el discípulo escondido que lleva el cuerpo de Jesús para darle
sepultura?”.
“¿Soy yo como estas dos Marías que se quedan en
la puerta del sepulcro llorando, rezando? ¿Soy yo como estos dirigentes que el
día siguiente van a lo de Pilatos para decirle: 'Mire que éste decía que iba a
resucitar; que no suceda otro engaño' y bloquean la vida, el sepulcro, para
defender la doctrina, para que la vida no venga afuera. ¿Dónde está mi corazón?
¿A cuál de ellos me asemejo? Y que esta pregunta nos acompañe durante toda la
semana".
14.04.14
El Papa a los seminaristas: 'Sean
pastores y no funcionarios'
En una audiencia a la comunidad del
Ponticio Colegio Leoniano, les advierte de que no hay lugar para la
mediocridad. Se están preparando para algo demasiado grande
ROMA, 14 de abril de 2014 (Zenit.org) - El papa
Francisco ha recibido esta mañana, a las 12 horas, a la comunidad
del Pontificio Colegio Leoniano de
Anagni en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. En su discurso, el
Santo Padre ha advertido a los seminaristas de que no se están
preparando para hacer "un trabajo", para convertirse en
"funcionarios de una empresa" o de un "organismo
burocrático". "Tenemos tantos, tantos curas a mitad de camino. Es un
dolor que no hayan logrado llegar a la plenitud, tienen algo de funcionarios,
algo de burocrático, y esto no hace bien a la Iglesia", ha
lamentado. "Estad atentos, no os convirtáis en esto", ha
señalado el Pontífice, al tiempo que ha recordado de que en la escuela
ministerial de Cristo "no hay lugar para la mediocridad".
Así, el Papa ha indicado que se están preparando para
ser "pastores a imagen y semejanza de Jesús" y ha asegurado que se
trata de "algo demasiado grande" para los hombres que son
"demasiado pequeños", pero que cuentan con la fuerza del Espíritu
Santo. Francisco ha afirmado también que para ser pastores a imagen y
semejanza de Jesús tienen que "meditar todos los días el Evangelio"
para así trasmitirlo con su vida y predicación, "experimentar la
misericordia de Dios" en el sacramento del perdón, "nutrirse con la
fe del amor a la Eucaristía" y "ser hombres de oración".
Además, el Pontífice ha destacado que en el
seminario se propone a los candidatos a sacerdote "una experiencia"
que transforma "los proyectos vocacionales en fecunda realidad
apostólica" y tiene como objetivo "preparar a los futuros ministros
ordenados en un clima de oración, estudio y fraternidad". ''Si no
estáis dispuestos a seguir este camino, con este comportamiento y estas
experiencias, es mejor que seáis valientes y busquéis otro camino. Hay muchas
maneras de dar testimonio en la Iglesia'', ha apuntado el Santo Padre.
"Cuidado con los malos pastores, porque
digamos la verdad, el seminario no es un refugio para tantas limitaciones que
podamos tener, carencias psicológicas, o porque no tengo valor para ir adelante
en la vida y allí busco un lugar que me defienda", ha explicado el Papa.
"No es eso, si el seminario fuera eso se convertiría en una hipoteca para
la Iglesia", ha añadido, exhortando a los seminaristas a "reflexionar
seriamente sobre su futuro".
Por último, Francisco ha elogiado a los seminaristas
que habían llegado a pie a Roma, los ha llamado "valientes", y les ha
explicado que la peregrinación es "un símbolo del camino de formación para
recorrer con entusiasmo y perseverancia en amor a Cristo y en comunión
fraterna".
El Pontificio Colegio Leoniano de Anagni es un
seminario regional, fundado por León XIII en 1897, que atiende a las
vocaciones de algunas diócesis del Lacio. La localidad de Anagni es famosa
por el incidente denominado "La Bofetada", que se refiere al conflicto
surgido entre el papa Bonifacio VIII y el rey Felipe IV de Francia en 1303.
15.04.14
Francisco envía mil doscientos
evangelios a una cárcel romana
Se encargará de la entrega el
limosnero pontificio, el arzobispo Konrad Krajewski, quien visitará este
miércoles a los presos
ROMA, 15 de abril de 2014 (Zenit.org) - Los presos
de la cárcel romana de Regina Coeli recibirán como don pascual del
papa Francisco mil doscientas copias del Evangelio, que el arzobispo Konrad
Krajewski, limosnero pontificio, entregará mañana durante una visita a esta
institución penitenciaria. Se trata de la edición de
bolsillo que el Santo Padre regaló a los fieles presentes en la Plaza de
San Pedro a la hora del Ángelus del pasado domingo 6 de abril y durante la misa
que celebró esa misma tarde en la parroquia romana de San Gregorio Magno en
la Magliana.
En un artículo publicado en L’Osservatore
Romano, el prelado polaco explica que esta cárcel, cuya construcción se
realizó entre los años 1881 y 1884, en el área precedentemente ocupada por dos
monasterios, desde siempre ha sido la estructura de primera acogida de la
ciudad. Además, se refiere a la gran presencia de extranjeros en la
prisión, aproximadamente el 65 por ciento de los reclusos.
El promedio de los detenidos ronda siempre las mil
personas, mientras que los nuevos ingresos en el arco del año ascienden a cinco
mil. Los detenidos permanecen allí hasta el proceso de primer grado. Y cada
quince o veinte días, el Ministerio dispone los traslados de los presos a otros
centros de la región.
Uno de los desafíos más grandes es la atención
pastoral que, a partir del período posterior a la Segunda Guerra Mundial, está
encomendada a los frailes menores conventuales de la provincia de Roma.
Actualmente la capellanía es atendida por los franciscanos Vittorio Trani y
Ernesto Piacentini, con quienes colaboran catorce sacerdotes voluntarios y un
grupo de catequistas neocatecumenales. El domingo se celebran tres misas: en la
Rotonda, en el Centro clínico y en la Octava sección. Además, otros agentes de
pastoral se ocupan de los cristianos de otras lenguas. Los católicos de lengua
española cuentan con la asistencia semanal de un sacerdote español, a quien,
una vez al mes, se suman diversos catequistas. También hay un sacerdote
que asiste a los detenidos polacos y algunos catequistas que se ocupan de los
presos del área africana y rumana.
Cabe destacar que con ocasión de la Pascua de
este año, se está procediendo a la bendición de las celdas y durante la Semana
Santa en la Rotonda central se celebrará el Vía Crucis, a cargo de los presos
de los diversos sectores.
16.04.14
Francisco en la audiencia: Mirar a
la Cruz y pensar 'lo ha hecho por mí'
En la catequesis previa al Jueves
Santo, el Papa ha hablado de la Pasión de Jesús y ha señalado que la
Resurrección no es el "happy end" de las películas, sino la obra de
Dios
Por Rocío
Lancho García
CIUDAD DEL VATICANO, 16 de abril de 2014 (Zenit.org) - A un día de
comenzar las celebraciones del Triduo Pascual, una repleta plaza de San Pedro
ha recibido al papa Francisco para escuchar su catequesis semanal. Miles de
personas, venidas de todas las partes del mundo, esperaban la llegada del Santo
Padre en el jeep para poder saludarle y hacerle ver sus muestras de cariño. El
Pontífice ha bendecido a los niños, sonreído, saludado e incluso firmado
algunas tarjetas que los fieles llevaban consigo para poder llevarse una
dedicatoria de Francisco. Acostumbrados a ver que los peregrinos entreguen al
Papa banderas de sus países, camisetas, artículos religiosos... hoy un niño ha
sido el más original, le ha entregado lo que llevaba consigo, un bolsa de
patatas fritas. También hoy unos niños han podido subir al papamóvil y pasar
unos instantes ahí junto al Papa.
Bajo las voces que gritaban ¡esta es la juventud del
Papa! o ¡Francisco te queremos!, el pontífice argentino ha dado comienzo a la
audiencia semanal.
La semana pasada, el Papa inició una serie de
catequesis sobres los dones del Espíritu Santo; pero hoy ha interrumpido esta
temática para hablar de la Pasión de Jesús, de su cruz y su dolor.
En el resumen que el Santo Padre ha hecho en español
sobre la catequesis ha dicho:
"Hoy, en la mitad de la Semana Santa la liturgia nos presenta el triste hecho de la traición de Judas. Judas va a las autoridades y les dice simplemente: ¿Cuánto me van a dar si yo lo entrego? ¡30 monedas! Y Jesús tiene precio, como cualquier mercadería en un mercado. Y Jesús acepta esa humillación hasta la muerte de cruz. En su sufrimiento y en su muerte, podemos ver el dolor de la humanidad, el dolor de nuestros pecados, y la respuesta de Dios a ese misterio del poder del mal. Dios toma sobre sí el mal del mundo para vencerlo. Su pasión no ocurre por error. Es la manera de mostrarnos su amor infinito. En esa pasión de Jesús contemplamos su grandeza y su amor. En esta Semana Santa nos hará bien, a todos, mirar el crucifijo, besar las llagas de Jesús y decirle gracias. Porque eso lo hizo por cada uno de nosotros. Pero Dios siempre interviene en el momento en que quizás uno no lo espera, y Jesús resucita. La resurrección de Jesús no es el “final feliz” de un cuento de hadas, no es el “happy end” de una película, sino que es la prueba de que Dios actúa en el momento más difícil, en el momento más oscuro. La noche siempre es muy oscura un poquito antes de que empiece a amanecer. No bajemos de la cruz antes de tiempo. Y no olvidemos, en esta semana, de besar muchas veces el crucifijo".
"Hoy, en la mitad de la Semana Santa la liturgia nos presenta el triste hecho de la traición de Judas. Judas va a las autoridades y les dice simplemente: ¿Cuánto me van a dar si yo lo entrego? ¡30 monedas! Y Jesús tiene precio, como cualquier mercadería en un mercado. Y Jesús acepta esa humillación hasta la muerte de cruz. En su sufrimiento y en su muerte, podemos ver el dolor de la humanidad, el dolor de nuestros pecados, y la respuesta de Dios a ese misterio del poder del mal. Dios toma sobre sí el mal del mundo para vencerlo. Su pasión no ocurre por error. Es la manera de mostrarnos su amor infinito. En esa pasión de Jesús contemplamos su grandeza y su amor. En esta Semana Santa nos hará bien, a todos, mirar el crucifijo, besar las llagas de Jesús y decirle gracias. Porque eso lo hizo por cada uno de nosotros. Pero Dios siempre interviene en el momento en que quizás uno no lo espera, y Jesús resucita. La resurrección de Jesús no es el “final feliz” de un cuento de hadas, no es el “happy end” de una película, sino que es la prueba de que Dios actúa en el momento más difícil, en el momento más oscuro. La noche siempre es muy oscura un poquito antes de que empiece a amanecer. No bajemos de la cruz antes de tiempo. Y no olvidemos, en esta semana, de besar muchas veces el crucifijo".
A continuación ha saludado a los peregrinos de
lengua española lo que ha despertado un fuerte entusiasmo de los fieles que han
aplaudido y gritado con fuerza. En particular, ha dicho el Papa, "a los
grupos venidos de España ¡lleno de banderas!, Puerto Rico, Guatemala, México,
Uruguay, ¡vi varios mates por ahí!, Argentina y otros países latinoamericanos.
Invito a todos a vivir esta Pascua con la certeza de que, en Jesús, Dios
nos ama y nos perdona. Pido a la Virgen María, nuestra Madre, que nos acompañe
en el camino de la cruz y del amor que Cristo nos enseña. Muchas gracias".
Al finalizar los saludos en todas las lenguas, el
Santo Padre ha dedicado, como cada semana, un pensamiento especial a los
jóvenes, los enfermos y los recién casados. "Queridos jóvenes, reflexionad
sobre el precio de sangre pagado por el Señor para nuestra salvación", ha
pedido Francisco. Por su parte, a los enfermos les ha recordado que "el
Viernes Santo nos enseña la paciencia en los momentos de cruz". Y a los
recién casados les ha exhortado a "llenar con la alegría de la Resurreción
vuestros muros domésticos".
Para concluir, una pequeña broma del Papa que ha
provocado las risas de todos. Mientras el speaker de lengua italiana presentaba
a los grupos y recordaba que a continuación se rezaba el Padre Nuestro y el
Papa daría su bendición, una fuerte tos le obligó a detener su lectura. El Santo
Padre le dijo: "¡Esa salud! ¡Está usted envejeciendo! ¡Vaya
tranquilo!".
17.04.14
Francisco: el lavatorio de pies es
una herencia que Jesús nos deja
El Santo Padre ha lavado y besado
los pies de doce pacientes de un Centro de discapacitados en Roma
ROMA, 17 de abril de 2014 (Zenit.org) - El Santo
Padre ha lavado los pies a 12 personas que sufren discapacidad, en la tarde de
este Jueves Santo. El lugar elegido por el Papa ha sido el Centro para personas
discapacitadas "Santa María de la Providencia" de la Fundación Don
Carlo Gnocchi donde ha celebrado a las 17.30 la misa in Coena Domini, que
conmemora la Última Cena y el lavatorio de pies de Jesús a los 12 apóstoles. Ya
como cardenal, Bergoglio tenía costumbre de celebrar la misa del Jueves Santo
en una cárcel, un hospital o una residencia para pobres o marginados.
Una multitud de fieles ha recibido a Francisco
con gran entusiasmo a la entrada de la iglesia, con los que se ha detenido para
bendecirles e intercambiar unas breves palabras. Ya dentro, también ha saludado
a las personas que se encontraban a ambos lados del pasillo central. En la
celebración han participado los pacientes, acompañados por sus familiares,
trabajadores, voluntarios y el personal responsable del Centro. La celebración
ha estado animada por guitarras e instrumentos de percusión, y el coro en el
que cantaban algunos de los pacientes de "Santa María de la
Providencia".En una breve e improvisada homilía, el Santo Padre ha hablado
del gesto de Jesús de lavar los pies como la herencia que nos ha dejado.
Francisco ha recordado que Jesús "es Dios y se ha hecho siervo, servidor
nuestro y esta es la herencia" y ha indicado que "también vosotros
debéis ser servidores los unos de los otros". Asimismo, ha añadido que
Jesús "ha hecho este camino por amor y también vosotros debéis amaros y
ser servidores en el amor". El Papa ha recordado que Jesús hace este gesto
de lavar los pies, "que es simbólico, lo hacían los esclavos, los siervos
a los comensales". Jesús -ha indicado- "hace un trabajo, un servicio
de esclavo, de siervo. Y esto lo deja como herencia entre nosotros". Por
ello, ha observado, "debemos ser servidores los unos de los otros".
Francisco ha añadido que en este día que la
Iglesia conmemora la Última Cena, "también hace en la ceremonia este gesto
de lavar los pies que nos recuerda que debemos ser siervos unos de otros".
Para finalizar, el Santo Padre ha explicado que a
continuación él iba a hacer ese gesto, pero ha invitado a todos a pensar en el
corazón "en los otros", "en el amor que Jesús nos dice que
debemos tener con los otros y pensar también cómo podemos servir mejor a las
otras personas porque así lo ha querido Jesús de nosotros".
Al finalizar estas palabras, el Santo Padre se ha
acercado a los doce pacientes discapacitados del Centro. Arrodillado, con
dulzura y ternura, Francisco ha vertido agua en un pie de cada uno de ellos, lo
ha secado y besado.
Los doce pacientes del
Centro de la Fundación Don Gnocchi con discapacidad, algunos temporal y otros
crónica, tenían entre 16 y 86 años. Entre ellos había 3 extranjeros -uno de
ellos de religión musulmana- y los demás de nacionalidad italiana.
Al finalizar la eucaristía, el Santo Padre ha
llevado las formas consagradas al Sagrario y ha rezado allí unos instantes.
El primer Papa que visitó la Fundación Don
Gnochhi fue Pablo VI en 1963. También estuvo allí Juan Pablo II, que lo hizo en
1990. Además, en el Vaticano y Castel Gandolfo, Pío XII, Juan XXIII y Benedicto
XVI, recibieron en distintas ocasiones delegaciones y grupos de la Fundación.
17.04.14
Francisco en el Vía Crucis: El mal
no tendrá la última palabra
Inmigración, crisis económica,
marginación y enfermedad al centro de las meditaciones
ROMA, 18 de abril de 2014 (Zenit.org) - La noche del
Viernes Santo el Coliseo ha estado iluminada por la luz de las velas de las
miles de personas que han acompañado al Santo Padre en el Vía Crucis.
Francisco, en profunda actitud de oración, ha escuchado las estaciones y las
reflexiones desde la terraza del Palatino. Un Vía Crucis que ha reflexionado
sobre la crisis, la inmigración, la pobreza y tantos otros males que sufre el
mundo de hoy. La Cruz, cargada por algunos protagonistas de estos sufrimientos,
ha salido desde el interior del Coliseo hasta la calle, mientras la multitud de
fieles escuchaba las meditaciones desde los alrededores.
"En la Cruz vemos la monstruosidad del hombre,
cuando se deja guiar por el mal. Pero vemos también la inmensidad de la
misericordia de Dios que no nos trata según nuestros pecados, sino según su
misericordia", ha indicado el Santo Padre en la reflexión final del Vía
Crucis. A pesar de que no estaba previsto, el Papa ha realizado una breve
reflexión. Asimismo, ha afirmado que "frente a la Cruz de Jesús vemos casi,
hasta tocar con las manos, cuánto somos amados eternamente. Frente a la Cruz
nos sentimos hijos y no cosas u objetos". Francisco ha realizado una
oración, pidiendo al Señor: "enséñanos que el mal no tendrá la última
palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón". Finalmente ha pedido
recordar a los enfermos, a las personas abandonas bajo el peso de la Cruz,
"para que encuentren en la prueba de la Cruz la fuerza de la esperanza, la
esperanza de la Resurrección y del amor de Dios".
Un trabajador junto con un emprendedor, dos
extranjeros, dos personas en un centro de rehabilitación, dos personas sin
hogar, una familia, dos presos, dos mujeres, dos enfermos, dos niños, dos
ancianos, custodios de Tierra Santa, dos religiosas, y el cardenal Vallini -en
la primera y en la última-, han sido los encargados de llevar la cruz en cada
una de las estaciones.
"¿Y nosotros, sabremos tener una conciencia recta y responsable,
transparente, que no dé nunca la espalda al inocente, se despliegue, con
valentía, en defensa de los débiles, resistiendo a la injusticia y defendiendo
en cualquier lugar la verdad violada?", se ha escuchado en la primera
estación.
En la segunda, se ha reflexionado sobre el peso
de la crisis económica. "El peso de todas las injusticias que han
producido la crisis económica, con sus graves consecuencias sociales:
precariedad, desempleo, despidos, un dinero que gobierna en vez de servir, la
especulación financiera, los suicidios de los empresarios, la corrupción y la
usura, con las empresas que dejan el propio país".
En la siguiente estación, se ha podido escuchar
sobre la fragilidad que nos abre a la acogida, "con la fuerza interior que
le viene del Padre, Jesús nos ayuda también a acoger la fragilidad de los
otros, a no ser cruel con quien ha caído, a no ser indiferente hacia quien cae".
A continuación se ha detenido en las
"lágrimas solidarias". En esta estación se recogen "todas las
lágrimas de cada madre por los hijos lejanos, por los jóvenes condenados a
muerte, muertos o partidos a la guerra, especialmente los niños soldado".
Así como se ha pensado en las "madres vigilantes en la noche con las
lámparas encendidas, con ansia por los jóvenes abrumados por la precariedad o
consumidos por la droga o el alcohol, ¡especialmene el sábado por la
noche!"
En la quinta estación se ha podido oír la mediación
sobre la mano amiga que alivia. "Solo abriendo el corazón al amor divino,
soy empujado a buscar la felicidad de los otros en tantos gestos de
voluntariado: una noche en el hospital, un préstamo sin interés, una lágrima
secada en familia, la gratuidad sincera, el compromiso a largo plazo del bien
común, el compartir el pan y el trabajo, venciendo cualquier forma de celos o
envidia".
Siguiente estación, la sexta: la ternura
femenina. "La Verónica consigue tocar el dulce Jesús", "no solo
para aliviar sino para participar en su sufrir".
Séptima estación: la angustia de la cárcel y la
tortura. En esta ocasión se ha escuchado que "en cada cárcel, junto a todo
torturado, está siempre Él, el Cristo que sufre, encarcelado y torturado".
Y a continuación ha llegado la octava estación
"compartir y no conmiseración". En esta ocasión "lloramos por
esos hombres que descargan sobre las mujeres la violencia que tienen dentro.
Lloramos por las mujeres esclavizadas por el miedo y la explotación". Añadiendo
que "las mujeres son tranquilizadas como hizo Él, son amadas como un don
inviolable para toda la humanidad".
En la novena estación: "vencer la nociva
nostalgia", donde se ha pedido que "nos ayude la contemplación de
Jesús desplomado, pero capaz de alzarse, a saber vencer las clausuras que el
miedo del mañana imprime en nuestro corazón, especialmente en este tiempo de
crisis. Superemos la nociva nostalgia del pasado, la comodidad del inmovilismo,
del ¡siempre se ha hecho así!".
Y ha llegado la décima estación y la reflexión
sobre la unidad y la dignidad. "En Jesús, inocente, desnudado y torturado,
reconocemos la dignidad violada de todos los inocentes, especialmente de
pequeños".En la undécima estación, "en la cama de los enfermos",
se ha escuchado que "solo si encontramos, junto a nosotros, alguno que nos
escucha, nos está cerca, se sienta en nuestra cama... entonces la enfermedad se
puede convertir en una gran escuela de sabiduría, encuentro con el Dios
paciente".
"El gemido de las siete palabras",
motivo de reflexión en la estación duodécima. Estas siete palabra de Jesús en
la Cruz, "son una obra maestra de esperanza. Jesús, lentamente, con pasos
que son también los nuestros, atraviesa toda la oscuridad de la noche, para
abandonarse, confiado, en los brazos del Padre. Es el gemido de los moribundos,
el grito de los desesperados, la invocación de los perdedores. ¡Es Jesús!"
A continuación, decimotercera estación: "el
amor es más fuerte que la muerte". Y aquí, se ha reflexionado que la
piedad "significa hacer prójimo a los hermanos que están en luto y no se
resignan. Es gran caridad cuidar a quien está sufriendo en el cuerpo herido, en
la mente deprimida, en el alma desesperada". Y es que "amar hasta el
final es la enseñanza suprema que nos han dejado Jesús y María".
Y finalmente, decimocuarta estación, "el
jardín nuevo". En la última parada del Vía Crucis se ha escuchado que
"la muerte nos desarma, nos hace entender que estamos expuestos a una
existencia terrena que tiene un final. Pero es delante de este cuerpo de Jesús,
depuesto en el sepulcro, que tomamos conciencia de quién somos. Criaturas que,
para no morir, necesitan a su Creador".
19.04.14
Francisco: volver al primer amor
para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo
Celebración de la Vigilia Pascual en
la Basílica de San Pedro presidida por el Santo Padre
CIUDAD DEL VATICANO, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - En la noche
en la que la Iglesia celebra la Resurrección de Jesús, el Santo Padre ha
presidido en la Basílica de San Pedro la Vigilia Pascual y con la bendición del
fuego en el atrio ha comenzado la solemne celebración. El papa Francisco ha
entrado a oscuras y en completo silencio en la Basílica, con la única luz que
daba el Cirio Pascual. Poco a poco, la Basílica se ha ido iluminando con la luz
de las velas de los fieles, que se iban pasando unos a otros con la llama que
venía del Cirio. La luces se han encendido cuando el Santo Padre estaba frente
al altar del baldaquino.
Tras escuchar el pregón, se han leído las tres
lecturas del Antiguo Testamento y los tres salmos, -se ha elegido la versión
breve de la liturgia- ha resonado el Gloria con fuerza acompañado por el
repicar de las campanas. A continuación, se ha leído la lectura de la carta de
San Pablo a los romanos, se ha entonado el Aleluya a son de trompetas y
finalmente la lectura del Evangelio de la Resurrección.
La homilía de esta Vigilia Pascual, ha sido una
invitación del Santo Padre a "volver a Galilea". El Papa ha recordado
que tras la muerte del Maestro "los discípulos se habían dispersado; su fe
se deshizo, todo parecía que había terminado, derrumbadas las certezas, muertas
las esperanzas". Pero el anuncio de las mujeres cuando se presentó como un
rayo de luz en la oscuridad. La noticia de la resurrección de Jesús llegó junto
al mandado de ir a Galilea "allí me verán", dijo Jesús. Francisco ha
recordado que Galilea "es el lugar de la primera llamada, donde todo
empezó". A continuación el Papa ha explicado que volver a Galilea
"quiere decir releer todo a partir de la cruz y de la victoria". Es
decir, releer "la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los
entusiasmos y las defecciones, hasta la traición; releer todo a partir del
final, que es un nuevo comienzo, de este acto supremo de amor".
Cada uno de nosotros, ha indicado, tiene también
un 'Galilea' en el comienzo del camino con Jesús. Y volver a Galilea
"significa sobre todo volver allí, a ese punto incandescente en que la
gracia de Dios me tocó al comienzo del camino", ha afirmado el Pontífice.
Asimismo, ha añadido que "con esta chispa
puedo encender el fuego para el hoy, para cada día, y llevar calor y luz a mis
hermanos y hermanas". Por eso, el Santo Padre ha invitado a los fieles a
preguntarse "¿cuál es mi Galilea? ¿Dónde está mi Galilea? ¿La recuerdo?
¿La he olvidado?"
Para concluir, Francisco ha explicado que esto no
quiere decir "volver atrás, no es una nostalgia" sino "volver al
primer amor para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y
llevarlo a todos, a todos los extremos de la tierra!".
Al concluir la homilía, el Santo Padre ha
bautizado a 10 catecúmenos: el más pequeño, un italiano de 7 años y el más
mayor un vietnamita de 58 años. Los otros bautizados proceden de Bielorrusia,
Senegal, Líbano y Francia.
19.04.14
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