El Papa
advierte: 'El problema no es el dinero, sino las personas'
En su vídeo-mensaje
al Festival de la Doctrina Social de la Iglesia en Verona, el Santo Padre
invita a tener iniciativa para crear desarrollo
CIUDAD DEL VATICANO, 21 de
noviembre de 2014 (Zenit.org) - El papa
Francisco ha advertido sobre el riesgo de la indiferencia, que nos puede hacer ciegos,
sordos y mudos. Lo ha hecho en un vídeo-mensaje a la IV edición del Festival de
la Doctrina Social de la Iglesia, que se celebra en Verona del 20 al 23 de
noviembre y que reflexiona sobre el tema "Mas allá de los lugares dentro
del tiempo''.
Sobre este tema del Festival, el
Papa hace algunas reflexiones en el vídeo. En primer lugar señala que la
situación de crisis social y económica en la que nos encontramos puede
"asustar, desorientar, o hacernos pensar que la situación es tan difícil
que no podemos hacer nada al respecto". Por eso, "la gran tentación
es pararse a curar las propias heridas y encontrar una excusa para no escuchar
el grito de los pobres y el sufrimiento de aquellos que han perdido la dignidad
de traer a casa el pan porque se han quedado sin trabajo". De este modo,
indica que los que sólo buscan sanar sus heridas, terminan maquillándose. Por
esta razón, Francisco advierte que "el riesgo es que la indiferencia nos
haga ciegos, sordos y mudos, presentes sólo en nosotros mismos, frente al
espejo, y que todo lo que sucede nos sea extraño". Había alguien así, se
llamaba Narciso, y este ejemplo no funciona, afirma el Papa.
En su mensaje, el Pontífice recuerda que
"estamos llamados a ir más allá y abordar las necesidades reales".
Por eso, "es urgente abandonar los lugares comunes, que se consideran
seguros y garantizados, para liberar las muchas energías escondidas y no
conocidas que están presentes y trabajan muy concretamente". Ir más allá,
asegura el Papa, quiere decir "agrandar y no restringir, crear espacio y
no limitarse a su control". Y para ir más allá hay que tomar la
iniciativa.
Por otro lado, el Francisco asegura que
"también hoy en el ámbito económico es urgente tomar esa iniciativa,
porque el sistema tiende a homologar todo y el dinero se vuelve el dueño. El
sistema te lleva a esta globalización que no es buena, que homologa todo."
¿Y quién es el dueño de esta homologación?, se pregunta. A lo que responde:
"El dinero". Tomar la iniciativa en estas áreas -explica el Santo
Padre- es tener el valor de no dejarse atrapar por el dinero y por los
resultados a corto plazo que te convierten en esclavo.
Señalando que hoy se dice que muchas cosas no se
pueden hacer "porque falta dinero" pero siempre hay dinero para hacer
otras cosas, "comprar armas", "hacer la guerra",
"operaciones financieras sin escrúpulos"; el Papa advierte que
"el verdadero problema no es el dinero, sino las personas".
Al respecto, explica que "el dinero por sí
solo no crea desarrollo, para crear desarrollo son necesarias personas que
tengan la valentía de tomar la iniciativa".
Y tomar la iniciativa -matiza en su discurso el
Santo Padre- significa desarrollar una empresa capaz de innovación no sólo
tecnológica; se deben renovar también las relaciones de trabajo experimentando
nuevas formas de participación y responsabilidad de los trabajadores,
inventando nuevas formas de acceder al mundo del trabajo, creando una relación
solidaria entre la empresa y el territorio.
A este punto, el Pontífice pone el ejemplo del
padre de un niño con síndrome de down que se inventó una cooperativa
constituida por chicos con síndrome de down, "estudió un trabajo apto para
ello, hizo un acuerdo con una empresa para la venta de sus productos...".
Esto es un ejemplo de ir más allá, "moverse significa crear nuevos
procesos". Tomar la iniciativa- asegura- significa también considerar el
amor como la verdad fuerza para el cambio. Facilitar la expresión y el
crecimiento de los talentos es lo que estamos llamados a hacer y para hacer eso
es necesario abrir espacios, explica el Papa. Por eso, "liberar los
talentos es el comienzo del cambio". Y hablando de talentos, el Santo
Padre observa que el tema atañe sobre todo a los jóvenes. "Si queremos ir
más lejos tenemos que invertir decididamente en ellos y darles mucha
confianza".
Finalmente, para concluir el vídeo-mensaje, el
Pontífice afirma que "ir más allá de los lugares no es el resultado de la
casualidad individual, sino de compartir un único fin: la historia es un camino
hacia la realización. Si nos movemos como un pueblo, si vamos juntos hacia
adelante, nuestra existencia pondrá en evidencia este significado y esta
plenitud''.
22.11.14
Movimientos y
comunidades, el Papa pide: frescura, libertad y comunión
Les recibe en
el Vaticano. No defender los métodos a ultranza, porque se vuelven ideológicos
y cerrados al Espíritu. Buscar la comunión con la Iglesia jerárquica
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de
noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo
padre Francisco recibió este sábado por la mañana en el Vaticano, a los participantes
del III Congreso mundial de los movimientos eclesiales y de las nuevas
comunidades, que tuvo como tema: “La alegría del evangelio: una
alegría misionera”, y exhortó a los presentes a “mantener la frescura del
carisma, respetar la libertad de las personas y buscar siempre la comunión con
la santa madre Iglesia jerárquica”. Para ello les invitó a no quedarse
solamente en los métodos y formas, sino una conversión misionera.
El congreso que se realizó del
20 al 22 de noviembre fue promovido por el Pontificio Consejo para los Laicos.
El papa Francisco recordó que en
el centro del encuentro de estos días estuvieron dos elementos: la conversión y
la misión. “Estos están íntimamente relacionados, porque sin una auténtica
conversión del corazón y de la mente no se anuncia el evangelio, y si no nos
abrimos a la misión no es posible la conversión y la fe se vuelve estéril”.
Tras esta consideración el Santo
Padre evaluó que las nuevas comunidades se están proyectando hacia una la fase
de la madurez, y por lo tanto les ofreció “algunas sugerencias para el camino
de fe y de vida eclesial”.
Como primera cosa les indicó “la frescura del
carisma”, porque con el tiempo “aumenta la tentación de contentarse, de
volverse rígido en esquemas tranquilizantes pero estériles”. Porque el carisma
es necesario para la supervivencia, y no son las estructuras las que
garantizan la acción del Espíritu Santo.
Les invitó a no quedarse solamente en los
“métodos y formas”, sino en “responder con renovado entusiasmo a la
llamada del Señor” porque “fue el coraje evangélico el que permitió el
nacimiento de los movimientos” y porque si los métodos se defienden a
ultranza “se vuelven ideológicos” y “cerrados a la novedad del Espíritu y
acabarán por sofocar al carisma que los ha generado”.
“Otro punto -añadió el Pontífice- es el
modo de acompañar a los hombres de nuestro tiempo, en particular a los
jóvenes”. Porque en el mundo “todos los medios educativos, en particular el más
importante, la familia, tienen graves dificultades”.
Por ello invitó a “resistir a la
tentación de sustituirse a la libertad de las personas, a dirigirlas
sin esperar que maduren realmente”. Porque asegura el Papa, “un
progreso espiritual obtenido aprovechando la inmadurez de las personas es un éxito
aparente, destinado a naufragar”. Porque asegura Francisco, “la educación
cristiana” sabe “esperar los tiempos de cada uno, como hace con cada uno de
nosotros el Señor”.
Otra indicación dada por el Papa a los
movimientos y comunidades eclesiales, es la de “no olvidarse que el
bien más precioso, el sigilo del Espíritu Santo, es la comunión. Es la
gracia más grande que Jesús nos ha conquistado en la cruz”.
Y subrayó que “para que el mundo crea que Jesús
es el Señor, es necesario que vea la comunión entre los cristianos”. Y reiteró
el principio: “La unidad prevalece sobre el conflicto” porque “el hermano vale
mucho más que nuestras posiciones personales”.
Además, añadió el Pontífice, porque “la
verdadera comunión no puede existir en un movimiento o en una nueva
comunidad, si no se integra en la comunión más grande que es nuestra
santa madre la Iglesia jerárquica”.
Además porque “la comunión consiste en enfrentar
juntos y unidos los temas más importantes, como la vida, la familia, la paz, la
lucha a la pobreza en todas sus formas, la libertad religiosa y de educación”.
En particular, precisa el Pontífice, “los
movimientos y las comunidades están llamados a colaborar para contribuir a
curar las heridas producidas por una mentalidad globalizada que pone
en el centro el consumo, olvidando los valores esenciales de la existencia.
El papa concluyó recordando que los movimientos
eclesiales y las nuevas comunidades ya han “traído muchos, frutos a la
Iglesia y al mundo entero” pero señaló que los “traerán
todavía más grandes con la ayuda del Espíritu Santo” que suscita
“dones y carismas, y con la intercesión de María”.
23.11.14
Texto completo
de la homilía del Papa en la festividad de Cristo Rey
El Santo Padre
canonizó a seis beatos y recordó que seremos juzgados sobre el amor, sobre la
proximidad y la ternura hacia nuestros hermanos.
CIUDAD DEL VATICANO, 23 de
noviembre de 2014 (Zenit.org) - En el día
de la solemnidad de Cristo Rey, el santo padre Francisco celebró la santa en la
explanada de la basílica de San Pedro, y canonizó a los beatos Giovanni Antonio
Farina (1803-1888); Kuriakose Elias Chavara della Sacra Famiglia (1805-1871);
Ludovico da Casoria (1814-1885); Nicola da Longobardi (1650- 1709); Eufrasia
Eluvathingal del Sacro Cuore (1877-1952); Amato Ronconi (1226-1292).
Concluidas las lecturas, y la
proclamación del Evangelio, el papa Francisco dirigió la siguiente homilía:
«La liturgia de hoy nos ivita a
fijar la mirada en Jesús como Rey del Universo. La hermosa oración del prefacio
nos recuerda que su reino es 'reino de verdad y de vida, reino de santidad y de
gracia, reino de justicia , de amor y de paz». Las lecturas que hemos
escuchado nos muestran como Jesús ha realizado su reino, como lo realiza
durante la historia, y qué nos pide a nosotros.
Sobre todo, cómo Jesús ha
realizado el reino: lo ha hecho con cercanía y ternura hacia nosotros. Él es el
pastor del cual ha hablado el profeta Ezequiel en la Primera lectura. Todo este
párrafo se encuentra entrelazado de verbos que indican la premura y el amor del
pastor hacia su rebaño: buscar, controlar, reunir a los dispersos, conducir al
prado, hacer reposar, buscar a la oveja perdida, reconducir la, fajar la
herida, curar a la enferma, tomarse cuidado, pastorear. Todas estas actitudes
se volvieron realidad en Jesucristo: Él realmente es el 'gran pastor de las
ovejas y cuidador de nuestras almas'.
Y todos los que en la Iglesia estamos llamados a
ser pastores, no podemos apartarnos de este modelo, si no queremos volvernos
mercenarios. Sobre esto el pueblo de Dios posee un olfato infalible para
reconocer los buenos pastores y distinguirlos de los mercenarios.
Después de su victoria, o sea después de su Resurrección, ¿cómo Jesús
realiza su reino?
El apóstol Pablo, en la Primera carta a los
Corintios dice: 'Es necesario que Él reine hasta que no haya puesto a todos sus
enemigos debajo de sus pies'. Es el Padre que poco a poco somete todo al Hijo,
y al mismo tiempo el Hijo somete todo al Padre. Jesús no es un rey como los de
este mundo. Para Él reinar no es mandar, pero obedecer al Padre, entregarse a
Él, para que se cumpla su designio de amor y salvación. Así hay plena
reciprocidad entre el Padre y el Hijo. Por lo tanto el tiempo del reino de
Cristo es el largo tiempo de la sumisión de todo al Hijo y de la entrega de
todo al Padre.
'El último enemigo a ser aniquilado será la muerte'. Y al final, cuando todo
habrá sido puesto bajo la realeza de Jesús, y todo, también el mismo Jesús,
habrá sido sometido al Padre, Dios será todo en todos. (cfr 1 Cor 15, 28).
El Evangelio nos dice lo qué nos pide el reino de
Jesús: nos recuerda que la cercanía y la ternura son la regla de la vida
también para nosotros, y sobre esto seremos juzgados. Este será el protocolo de
nuestro juicio. Es la gran parábola del juicio final de Mateo 25.
El rey dice: 'Venid benditos del Padre mio,
recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde la creación del
mundo, porque tuve hambre y me dieronde comer, tuve sed y me dieron de beber,
era un extranjero y me acogieron, estaba desnudo y me vistieron, enfermo y
visitado, en la cárcel y me visitaron. Los justos preguntarán: ¿cuándo hemos hecho
todo esto? Y Él responderá: 'En verdad yo les digo: todo lo que han hecho a uno
solo de estos mis hermanos más pequeños lo han hecho a mi'. (Mt 25,40).
La salvación no inicia por la confesión de la
realeza de Cristo, sino de la imitación de las obras de misericordia mediante
las cuales Él ha realizado el Reino. Quien las cumple demuestra de haber
acogido la realeza de Jesús, porque ha hecho espacio en su corazón a la caridad
de Dios. En el ocaso de la vida seremos juzgados sobre el amor, sobre la
proximidad y la ternura hacia nuestros hermanos. De esto dependerá nuestro
ingreso o menos en el reino de Dios, nuestra colocación en uno o en otro
lado. Jesús con su victoria nos ha abierto su reino, pero depende de cada
uno de nosotros entrar, ya iniciando en esta vida. El reino inicia
ahora, haciéndonos concretamente cercanos al hermano que nos pide pan,
vestido, acogida y solidaridad. Y si realmente amaremos a aquel hermano, a
aquella hermana, seremos empujados a compartir con él o con ella lo que tenemos
de más hermoso, o sea Jesucristo y su Evangelio.
Hoy la Iglesia nos pone a los nuevos
santos como modelos, que justamente mediante las obras de una generosa
dedicación a Dios y a los hermanos, han servido, cada uno en el propio ámbito,
al reino de Dios y se han vuelto herederos. Cada uno de estos ha respondido con
extraordinaria creatividad al mandamiento del amor de Dios y del prójimo.
Se han dedicado sin ahorrar esfuerzo, al servicio de los últimos, asistiendo a los indigentes, enfermos, ancianos, peregrinos. Su predilección para los pequeños y los pobres fue el reflejo y la medida del amor incondicional a Dios. De hecho han buscado y descubierto la caridad en la relación fuerte y personal con Dios, de la cual se desprende el verdadero amor al prójimo. Por ello en la hora del juicio, han escuchado esta dulce invitación: 'Venid, bendecidos del Padre mio, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde el inicio del mundo”. (Mt 25,34).
Se han dedicado sin ahorrar esfuerzo, al servicio de los últimos, asistiendo a los indigentes, enfermos, ancianos, peregrinos. Su predilección para los pequeños y los pobres fue el reflejo y la medida del amor incondicional a Dios. De hecho han buscado y descubierto la caridad en la relación fuerte y personal con Dios, de la cual se desprende el verdadero amor al prójimo. Por ello en la hora del juicio, han escuchado esta dulce invitación: 'Venid, bendecidos del Padre mio, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde el inicio del mundo”. (Mt 25,34).
Con el rito de canonización, una vez más hemos
confesado el misterio del reino de Dios y horado a Cristo Rey, pastor lleno de
amor por su rebaño. Que los nuevos santos con su ejemplo e intercesión, hagan
crecer en nosotros la alegría de caminar en la vía del Evangelio, la decisión
de tomarlo como brújula de nuestra vida. Sigamos sus huellas, imitemos su fe y
su caridad, para que nuestra esperanza se revista de inmortalidad. No nos
dejemos distraer por otros intereses terrenos pasajeros. Y nos guíe hacia el
reino de los cielos, la Madre, María, Reina de todos los santos. Amén".
24.11.14El Papa encomienda a María su viaje al Parlamento Europeo
En la iglesia de Santa María la Mayor, reza en silencio y deposita a los pies de la imagen de la Virgen, un bouquet de rosas con los colores de Europa
Por Redacción
ROMA, 24 de noviembre de 2014 (Zenit.org)
- Este martes 25 de noviembre el santo padre Francisco realiza el viaje
a Estrasburgo, Francia, sede del Parlamento Europeo, y como ya se ha
vuelto tradición, el Papa antes de partir va a la basílica de Santa
María la Mayor, para rezar delante de la imagen de María “Salus Populi
Romani”.
El portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, comunicó esta tarde que el Papa se acercó a la basílica, hoy lunes a eso de las 17,30, “para pedir la intercesión de María por el buen resultado del viaje apostólico a Estrasburgo, sede de las instituciones europeas”.
Añadió que Francisco “se ha quedado en oración silenciosa delante de la Virgen por una media hora y le ha ofrecido un ramo de flores con los colores de Europa: rosas amarillas y azules”.
El Santo Padre fue como pontífice a la basílica de 'Santa Maria Maggiore' el día después de su elección, y rezó además en el altar de la capilla situada a la derecha, en donde san Ignacio de Loyola celebró su primera misa, en la Navidad de 1538.
25.11.14
El portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, comunicó esta tarde que el Papa se acercó a la basílica, hoy lunes a eso de las 17,30, “para pedir la intercesión de María por el buen resultado del viaje apostólico a Estrasburgo, sede de las instituciones europeas”.
Añadió que Francisco “se ha quedado en oración silenciosa delante de la Virgen por una media hora y le ha ofrecido un ramo de flores con los colores de Europa: rosas amarillas y azules”.
El Santo Padre fue como pontífice a la basílica de 'Santa Maria Maggiore' el día después de su elección, y rezó además en el altar de la capilla situada a la derecha, en donde san Ignacio de Loyola celebró su primera misa, en la Navidad de 1538.
25.11.14
El papa ha
parlat al cor d’Europa
Ja em perdonaran que recorri a
l’adjectiu històric. Però avui s’ho val. Qui vulgui trobar un relat i un full
de ruta pel futur d’Europa s’haurà de confrontar amb l'històric discurs del
papa Francesc d’aquest dimarts al plenari del Parlament Europeu. A una
Europa desorientada arriba un argentí i la posa davant del mirall. Remarcant la
grandesa del projecte europeu, furgant en les seves ferides més profundes i, sobretot,
proposant un enfocament de futur que no és nou: recuperar les intuïcions dels
seus fundadors.
Crec que el gran mèrit del discurs
del papa és ha estat posar veu al que pensen la majoria dels ciutadans
europeus. Que no anem bé per aquest camí. Que Europa ha de ser una família de
pobles i persones. No una multinacional. Unitat en la diversitat. La dignitat
de la persona en el centre. La vida humana com a centre. Els polítics com els
que tenen cura de la gent. Els joves com a esperança. El treball com a font de
dignitat. Les institucions com a garant dels drets de les famílies. La persona
com un subjecte social i de no de consum. Aportant cadascú la seva identitat.
L’Europa solidària i un model davant del món. On el mediterrani no sigui un
gran cementiri. Recuperar el poder polític davant del poder financer. L’Europa
protagonista... Una Europa on el cristianisme, lluny dels fonamentalismes,
s’ofereix com “una ànima bona”. Una proposta transcendent que no s’ha de veure
com un perill per la laïcitat, sinó com un enriquiment.
Hi ha tot un projecte per Europa que
avui ha recuperat el papa Francesc. Aplaudit per la dreta i per l'esquerra. Ha
fet un exercici de lideratge moral que avui cap altre agent polític i social
està exercint. Més enllà del populisme o del anar tirant.
I si la proposta del papa és alguna
cosa més, és perquè ha parlat al cor d’Europa. Al cor institucional, donant al
Parlament Europeu la centralitat de la construcció europea. I al cor de les
persones que formen Europa. I ha parlat proposant un projecte des del cor. Que
és el llenguatge amb el que ens podem acabar entenent i construïnt alguna cosa
amb futur. Aquesta és la força que tenen les paraules del papa.
"Es hora de favorecer las políticas de empleo y de volver a darle dignidad"
"No se puede tolerar que el Mediterráneo se convierta en un gran cementerio"
“No se puede tolerar millones de muertos
de hambre mientras se desechan alimentos”
Algunos eurodiputados abandonaron la sala en el momento en el que comenzaba su discurso
"No
se puede tolerar que el Mediterráneo se convierta en un gran cementerio".
El Papa Francisco hizo un llamamiento a la solidaridad y a construir una Europa
que "no gire en torno a la economía", durante su intervención
ante el Parlamento Europeo. En la sede de Estrasburgo (algunos diputados
abandonaron la sala en protesta por su presencia), Bergoglio denunció la
enfermedad de "la soledad", y advirtió que "el ser humano
corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje".
"Al
dirigirme hoy a ustedes -comenzó Francisco, en un discurso duro, pero
esperanzado- desde mi vocación de Pastor, deseo enviar a todos los ciudadanos
europeos un mensaje de esperanza y de aliento. Un mensaje de esperanza
basado en la confianza de que las dificultades puedan convertirse en fuertes
promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa - junto a todo el
mundo - está atravesando. Esperanza en el Señor, que transforma el mal en bien
y la muerte en vida".
Con
su gratitud por la invitación a tomar la palabra, dirigiéndose a los más de
quinientos millones de ciudadanos, de los 28 Estados miembros, el Papa
Bergoglio pronunció un denso discurso reflexionando sobre los diversos desafíos
que afronta el continente europeo en este momento histórico. Para construir
una Europa que «no gire entorno a la economía», sino a la «sacralidad de la
persona humana», de los «valores inalienables»; que abrace «con valentía su
pasado», con su «patrimonio cristiano», y mire con «confianza al futuro»,
viviendo el «presente con esperanza»; que abandone la idea de una Europa
atemorizada y replegada en sí misma. Para impulsar una Europa transmisora de
ciencia, arte, música, valores humanos y no olvide la fe: «La Europa que
contempla el cielo y persigue ideales», que «mira, defiende y tutela al
hombre», que «camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de
referencia para toda la humanidad».
Tras
evocar a San Juan Pablo II, que visitó el Parlamento en 1988, el Papa Bergoglio
hizo hincapié en la centralidad de la persona humana, derechos humanos, la
tutela de la dignidad de la vida humana en todas sus etapas, derechos y
deberes, dignidad trascendente del hombre.
Ante
una Europa que parece cansada y anciana, ya no fértil, recordó los grandes
ideales y los peligros de los tecnicismos burocráticos de sus instituciones,
de los estilos de vida egoístas, de una opulencia insostenible, indiferente
respecto al mundo circunstante, y sobre todo a los más pobres:
«El
ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo
que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado, de modo que
- lamentablemente lo percibimos a menudo -, cuando la vida ya no sirve a dicho
mecanismo se la descarta sin tantos reparos, como en el caso de los enfermos
terminales, de los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños
asesinados antes de nacer».
«Cuando
prevalece la absolutización de la técnica», que termina por causar «una
confusión entre los fines y los medios».
¿Cómo
devolver la esperanza al futuro, de manera que, partiendo de las jóvenes generaciones,
se encuentre la confianza para perseguir el gran ideal de una Europa unida y en
paz, creativa y emprendedora, respetuosa de los derechos y consciente de los
propios deberes? Para responder a esta pregunta, el Papa Francisco recordó uno
célebre fresco de Rafael, que se encuentra en el Vaticano.... imagen que
describe bien a Europa en su historia hecha de un permanente encuentro entre el
cielo y la tierra, donde el cielo indica la apertura a lo trascendente, a Dios,
que ha caracterizado desde siempre al hombre europeo, y la tierra representa su
capacidad práctica y concreta de afrontar las situaciones y los problemas.
«El
futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable
entre estos dos elementos. Una Europa que no es capaz de abrirse a la
dimensión trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder
lentamente la propia alma y también aquel «espíritu humanista» que, sin
embargo, ama y defiende».
Reiterando
la disponibilidad de la Santa Sede y de la Iglesia católica, a través de la
Comisión de las Conferencias Episcopales Europeas - Comece - el Obispo de Roma
se refirió al olvido de Dios, que engendra la violencia:
«No
podemos olvidar aquí las numerosas injusticias y persecuciones que sufren
cotidianamente las minorías religiosas y particularmente cristianas, en
diversas partes del mundo. Comunidades y personas que son objeto de crueles
violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas;
asesinadas, decapitadas, crucificadas y quemadas vivas, bajo el vergonzoso y
cómplice silencio de tantos».
«Unidad
en la diversidad», con el lema de la Unión Europea, el Papa señaló que
considera que Europa es una familia de pueblos, alentando a «valorar todas las
tradiciones»; «tomando conciencia de su historia y de sus raíces». También la
importancia de los principios de solidaridad y subsidiariedad. Y de mantener
viva la democracia en Europa, evitando «maneras globalizantes» de diluir
la realidad: «los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los
fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos
sin sabiduría».
También
destacó el Santo Padre la importancia de la familia, célula fundamental y
elemento precioso de toda sociedad y de las instituciones educativas: las
escuelas y universidades.
Para
luego reiterar asimismo la necesidad de impulsar la ecología, la custodia de la
creación, de la naturaleza, de la que debemos ser «custodios» y «no dueños».
Recordando el sector agrícola «llamado a dar sustento y alimento al hombre. No
se puede tolerar que millones de personas en el mundo mueran de hambre,
mientras toneladas de restos de alimentos se desechan cada día de nuestras
mesas. Además, el respeto por la naturaleza nos recuerda que el hombre mismo es
parte fundamental de ella. Junto a una ecología ambiental, se necesita una
ecología humana, hecha del respeto de la persona, que hoy he querido recordar
dirigiéndome a ustedes».
«Es
igualmente necesario afrontar juntos la cuestión migratoria», enfatizó
el Papa Francisco: «No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en
un gran cementerio. En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas
europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda. La ausencia
de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de incentivar
soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad
humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas
tensiones sociales».
Francisco
ha denunciado durante su discurso que «una de las enfermedades más
extendidas en Europa es la soledad, propia de quien no tiene lazo alguno».
«Se ve particulartmente en los ancianos, y los jóvenes, sin puntos de
refeerencia y oportunidades para el futuro; los pobres que pueblan nuestras
ciudades y los ojos perdidos de los inmigrantes que vienen en busca de un
futuro mejor», ha señalado el Pontífice, quien ha advertido de que esta soledad
«se ha agudizado por la crisis económica, cuyos efectos perduran con
consecuencias dramáticas desde el punto de vista social».
El
Pontífice ha sido recibido en las puertas del Parlamento Europeo (PE) por el
presidente de la institución, Martin Schulz, entre gran expectación de
fieles, periodistas y personal de la Eurocámara. A su llegada, directamente
desde el aeropuerto de Estrasburgo, donde ha aterrizado a las 09.00 GMT como
estaba previsto, se ha celebrado una breve ceremonia de acogida, con los himnos
del Vaticano y de la Unión Europea (UE), interpretados por la orquesta del
Eurocuerpo.
Tras
el recibimiento, el Papa ha recorrido en automóvil el tramo que hay hasta el
espacio Mariana Pineda (aproximadamente unos 700 metros), donde Schulz le ha
presentado a los vicepresidentes del PE y a los presidentes de los grupos
políticos. Posteriormente, el Papa Francisco y Martin Schulz han entrado en la
sala de protocolos, donde se han intercambiado regalos.
Schulz
le ha regalado al Pontífice una edición española de las memorias de Jean Monnet, uno de los
fundadores de las comunidades europeas, que tienen un prólogo escrito por el
político español José María Gil Robles.
Este
fue el discurso del papa:
Señor Presidente, Señoras y Señores
Vicepresidentes,
Señoras y Señores Eurodiputados,
Trabajadores en los distintos ámbitos de este hemiciclo,
Queridos amigos
Señoras y Señores Eurodiputados,
Trabajadores en los distintos ámbitos de este hemiciclo,
Queridos amigos
Les
agradezco que me hayan invitado a tomar la palabra ante esta institución
fundamental de la vida de la Unión Europea, y por la oportunidad que me ofrecen
de dirigirme, a través de ustedes, a los más de quinientos millones de
ciudadanos de los 28 Estados miembros a quienes representan. Agradezco
particularmente a usted, Señor Presidente del Parlamento, las cordiales
palabras de bienvenida que me ha dirigido en nombre de todos los miembros de la
Asamblea.
Mi
visita tiene lugar más de un cuarto de siglo después de la del Papa Juan Pablo
II. Muchas cosas han cambiado desde entonces, en Europa y en todo el mundo. No
existen los bloques contrapuestos que antes dividían el Continente en dos, y se
está cumpliendo lentamente el deseo de que «Europa, dándose soberanamente instituciones
libres, pueda un día ampliarse a las dimensiones que le han dado la geografía y
aún más la historia».
Junto
a una Unión Europea más amplia, existe un mundo más complejo y en rápido
movimiento. Un mundo cada vez más interconectado y global, y, por eso, siempre
menos «eurocéntrico». Sin embargo, una Unión más amplia, más influyente, parece
ir acompañada de la imagen de una Europa un poco envejecida y reducida, que
tiende a sentirse menos protagonista en un contexto que la contempla a menudo
con distancia, desconfianza y, tal vez, con sospecha.
Al
dirigirme hoy a ustedes desde mi vocación de Pastor, deseo enviar a todos los
ciudadanos europeos un mensaje de esperanza y de aliento.
Un mensaje de esperanza basado en la confianza de que las dificultades puedan
convertirse en fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que
Europa - junto a todo el mundo - está atravesando. Esperanza en el Señor, que
transforma el mal en bien y la muerte en vida.
Un
mensaje de aliento para volver a la firme convicción de los Padres fundadores
de la Unión Europea, los cuales deseaban un futuro basado en la capacidad de
trabajar juntos para superar las divisiones, favoreciendo la paz y la comunión
entre todos los pueblos del Continente. En el centro de este ambicioso proyecto
político se encontraba la confianza en el hombre, no tanto como ciudadano o
sujeto económico, sino en el hombre como persona dotada de una dignidad
trascendente.
Quisiera
subrayar, ante todo, el estrecho vínculo que existe entre estas dos palabras:
«dignidad» y «trascendente».
La
«dignidad» es la palabra clave que ha caracterizado el proceso de recuperación
en la segunda postguerra. Nuestra historia reciente se distingue por la
indudable centralidad de la promoción de la dignidad humana contra las
múltiples violencias y discriminaciones, que no han faltado, tampoco en Europa,
a lo largo de los siglos. La percepción de la importancia de los derechos
humanos nace precisamente como resultado de un largo camino, hecho también de
muchos sufrimientos y sacrificios, que ha contribuido a formar la conciencia
del valor de cada persona humana, única e irrepetible. Esta conciencia cultural
encuentra su fundamento no sólo en los eventos históricos, sino, sobre todo, en
el pensamiento europeo, caracterizado por un rico encuentro, cuyas múltiples y
lejanas fuentes provienen de Grecia y Roma, de los ambientes celtas, germánicos
y eslavos, y del cristianismo que los marcó profundamente, dando lugar al
concepto de «persona».
Hoy,
la promoción de los derechos humanos desempeña un papel central en el
compromiso de la Unión Europea, con el fin de favorecer la dignidad de la
persona, tanto en su seno como en las relaciones con los otros países. Se trata
de un compromiso importante y admirable, pues persisten demasiadas situaciones
en las que los seres humanos son tratados como objetos, de los cuales se puede
programar la concepción, la configuración y la utilidad, y que después pueden
ser desechados cuando ya no sirven, por ser débiles, enfermos o ancianos.
Efectivamente,
¿qué dignidad existe cuando falta la posibilidad de expresar libremente el
propio pensamiento o de profesar sin constricción la propia fe religiosa? ¿Qué
dignidad es posible sin un marco jurídico claro, que limite el dominio de la
fuerza y haga prevalecer la ley sobre la tiranía del poder? ¿Qué dignidad puede
tener un hombre o una mujer cuando es objeto de todo tipo de discriminación?
¿Qué dignidad podrá encontrar una persona que no tiene qué comer o el mínimo
necesario para vivir o, todavía peor, el trabajo que le otorga dignidad?
Promover
la dignidad de la persona significa reconocer que posee derechos inalienables,
de los cuales no puede ser privada arbitrariamente por nadie y, menos aún, en
beneficio de intereses económicos.
Es
necesario prestar atención para no caer en algunos errores que pueden nacer de
una mala comprensión de los derechos humanos y de un paradójico mal uso de los
mismos. Existe hoy, en efecto, la tendencia hacia una reivindicación siempre
más amplia de los derechos individuales, que esconde una concepción de persona
humana desligada de todo contexto social y antropológico, casi como una
«mónada» (μονάς), cada vez más insensible a las otras «mónadas» de su
alrededor. Parece que el concepto de derecho ya no se asocia al de deber, igualmente
esencial y complementario, de modo que se afirman los derechos del individuo
sin tener en cuenta que cada ser humano está unido a un contexto social, en el
cual sus derechos y deberes están conectados a los de los demás y al bien común
de la sociedad misma.
Considero por esto que es vital profundizar hoy en una cultura de los derechos
humanos que pueda unir sabiamente la dimensión individual, o mejor, personal,
con la del bien común, con ese «todos nosotros» formado por individuos,
familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. En efecto, si el
derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina
por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de
conflictos y de violencias.
Así,
hablar de la dignidad trascendente del hombre, significa apelarse a su
naturaleza, a su innata capacidad de distinguir el bien del mal, a esa
«brújula» inscrita en nuestros corazones y que Dios ha impreso en el universo
creado; significa sobre todo mirar al hombre no como un absoluto, sino como un
ser relacional. Una de las enfermedades que veo más extendidas hoy en Europa es
la soledad, propia de quien no tiene lazo alguno. Se ve particularmente en los
ancianos, a menudo abandonados a su destino, como también en los jóvenes sin
puntos de referencia y de oportunidades para el futuro; se ve igualmente en los
numerosos pobres que pueblan nuestras ciudades y en los ojos perdidos de los
inmigrantes que han venido aquí en busca de un futuro mejor.
Esta soledad se ha agudizado por la crisis económica, cuyos efectos perduran
todavía con consecuencias dramáticas desde el punto de vista social. Se puede
constatar que, en el curso de los últimos años, junto al proceso de ampliación
de la Unión Europea, ha ido creciendo la desconfianza de los ciudadanos
respecto a instituciones consideradas distantes, dedicadas a establecer reglas
que se sienten lejanas de la sensibilidad de cada pueblo, e incluso dañinas.
Desde muchas partes se recibe una impresión general de cansancio y de
envejecimiento, de una Europa anciana que ya no es fértil ni vivaz. Por lo que
los grandes ideales que han inspirado Europa parecen haber perdido fuerza de
atracción, en favor de los tecnicismos burocráticos de sus instituciones.
A
eso se asocian algunos estilos de vida un tanto egoístas, caracterizados por
una opulencia insostenible y a menudo indiferente respecto al mundo
circunstante, y sobre todo a los más pobres. Se constata amargamente el
predominio de las cuestiones técnicas y económicas en el centro del debate
político, en detrimento de una orientación antropológica auténtica. El ser
humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que
lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado, de modo que -
lamentablemente lo percibimos a menudo -, cuando la vida ya no sirve a dicho
mecanismo se la descarta sin tantos reparos, como en el caso de los enfermos
terminales, de los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños
asesinados antes de nacer.
Este
es el gran equívoco que se produce «cuando prevalece la absolutización de la
técnica», que termina por causar «una confusión entre los fines y los medios».
Es el resultado inevitable de la «cultura del descarte» y del «consumismo
exasperado». Al contrario, afirmar la dignidad de la persona significa
reconocer el valor de la vida humana, que se nos da gratuitamente y, por eso,
no puede ser objeto de intercambio o de comercio. Ustedes, en su vocación de
parlamentarios, están llamados también a una gran misión, aunque pueda parecer
inútil: Preocuparse de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar
la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un
modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la «cultura del
descarte». Cuidar de la fragilidad de las personas y de los pueblos significa
proteger la memoria y la esperanza; significa hacerse cargo del presente en su
situación más marginal y angustiante, y ser capaz de dotarlo de dignidad.
Por
lo tanto, ¿cómo devolver la esperanza al futuro, de manera que, partiendo de
las jóvenes generaciones, se encuentre la confianza para perseguir el gran
ideal de una Europa unida y en paz, creativa y emprendedora, respetuosa de los
derechos y consciente de los propios deberes?
Para
responder a esta pregunta, permítanme recurrir a una imagen. Uno de los más
célebres frescos de Rafael que se encuentra en el Vaticano representa la
Escuela de Atenas. En el centro están Platón y Aristóteles. El primero con el
dedo apunta hacia lo alto, hacia el mundo de las ideas, podríamos decir hacia
el cielo; el segundo tiende la mano hacia delante, hacia el observador, hacia
la tierra, la realidad concreta. Me parece una imagen que describe bien a
Europa en su historia, hecha de un permanente encuentro entre el cielo y la
tierra, donde el cielo indica la apertura a lo trascendente, a Dios, que ha
caracterizado desde siempre al hombre europeo, y la tierra representa su
capacidad práctica y concreta de afrontar las situaciones y los problemas.
El
futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable
entre estos dos elementos. Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión
trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder lentamente
la propia alma y también aquel «espíritu humanista» que, sin embargo, ama y
defiende.
Precisamente a partir de la necesidad de una apertura a la trascendencia, deseo
afirmar la centralidad de la persona humana, que de otro modo estaría en manos
de las modas y poderes del momento. En este sentido, considero fundamental no
sólo el patrimonio que el cristianismo ha dejado en el pasado para la formación
cultural del continente, sino, sobre todo, la contribución que pretende dar hoy
y en el futuro para su crecimiento. Dicha contribución no constituye un peligro
para la laicidad de los Estados y para la independencia de las instituciones de
la Unión, sino que es un enriquecimiento. Nos lo indican los ideales que la han
formado desde el principio, como son: la paz, la subsidiariedad, la solidaridad
recíproca y un humanismo centrado sobre el respeto de la dignidad de la
persona.
Por
ello, quisiera renovar la disponibilidad de la Santa Sede y de la Iglesia
Católica, a través de la Comisión de las Conferencias Episcopales Europeas
(COMECE), para mantener un diálogo provechoso, abierto y trasparente con las
instituciones de la Unión Europea. Estoy igualmente convencido de que una
Europa capaz de apreciar las propias raíces religiosas, sabiendo aprovechar su
riqueza y potencialidad, puede ser también más fácilmente inmune a tantos
extremismos que se expanden en el mundo actual, también por el gran vacío en el
ámbito de los ideales, como lo vemos en el así llamado Occidente, porque «es
precisamente este olvido de Dios, en lugar de su glorificación, lo que engendra
la violencia».
A
este respecto, no podemos olvidar aquí las numerosas injusticias y
persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas, y
particularmente cristianas, en diversas partes del mundo. Comunidades y
personas que son objeto de crueles violencias: expulsadas de sus propias casas
y patrias; vendidas como esclavas; asesinadas, decapitadas, crucificadas y
quemadas vivas, bajo el vergonzoso y cómplice silencio de tantos.
El
lema de la Unión Europea es Unidad en la diversidad, pero la unidad no
significa uniformidad política, económica, cultural, o de pensamiento. En
realidad, toda auténtica unidad vive de la riqueza de la diversidad que la
compone: como una familia, que está tanto más unida cuanto cada uno de sus
miembros puede ser más plenamente sí mismo sin temor. En este sentido,
considero que Europa es una familia de pueblos, que podrán sentir cercanas las
instituciones de la Unión si estas saben conjugar sabiamente el anhelado ideal
de la unidad, con la diversidad propia de cada uno, valorando todas las
tradiciones; tomando conciencia de su historia y de sus raíces; liberándose de
tantas manipulaciones y fobias. Poner en el centro la persona humana significa
sobre todo dejar que muestre libremente el propio rostro y la propia
creatividad, sea en el ámbito particular que como pueblo.
Por
otra parte, las peculiaridades de cada uno constituyen una auténtica riqueza en
la medida en que se ponen al servicio de todos. Es preciso recordar siempre la
arquitectura propia de la Unión Europea, construida sobre los principios de
solidaridad y subsidiariedad, de modo que prevalezca la ayuda mutua y se pueda
caminar, animados por la confianza recíproca.
En
esta dinámica de unidad-particularidad, se les plantea también, Señores y
Señoras Eurodiputados, la exigencia de hacerse cargo de mantener viva la
democracia de los pueblos de Europa. No se nos oculta que una concepción
uniformadora de la globalidad daña la vitalidad del sistema democrático,
debilitando el contraste rico, fecundo y constructivo, de las organizaciones y
de los partidos políticos entre sí. De esta manera se corre el riesgo de vivir
en el reino de la idea, de la mera palabra, de la imagen, del sofisma... y se
termina por confundir la realidad de la democracia con un nuevo nominalismo
político. Mantener viva la democracia en Europa exige evitar tantas «maneras
globalizantes» de diluir la realidad: los purismos angélicos, los
totalitarismos de lo relativo, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos
sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría.
Mantener
viva la realidad de las democracias es un reto de este momento histórico,
evitando que su fuerza real - fuerza política expresiva de los pueblos - sea
desplazada ante las presiones de intereses multinacionales no universales, que
las hacen más débiles y las trasforman en sistemas uniformadores de poder
financiero al servicio de imperios desconocidos. Este es un reto que hoy la
historia nos ofrece.
Dar esperanza a Europa no significa sólo reconocer la centralidad de la persona
humana, sino que implica también favorecer sus cualidades. Se trata por eso de
invertir en ella y en todos los ámbitos en los que sus talentos se forman y dan
fruto. El primer ámbito es seguramente el de la educación, a partir de la
familia, célula fundamental y elemento precioso de toda sociedad. La familia
unida, fértil e indisoluble trae consigo los elementos fundamentales para dar
esperanza al futuro. Sin esta solidez se acaba construyendo sobre arena, con
graves consecuencias sociales. Por otra parte, subrayar la importancia de la
familia, no sólo ayuda a dar prospectivas y esperanza a las nuevas
generaciones, sino también a los numerosos ancianos, muchas veces obligados a
vivir en condiciones de soledad y de abandono porque no existe el calor de un hogar
familiar capaz de acompañarles y sostenerles.
Junto a la familia están las instituciones educativas: las escuelas y
universidades. La educación no puede limitarse a ofrecer un conjunto de
conocimientos técnicos, sino que debe favorecer un proceso más complejo de
crecimiento de la persona humana en su totalidad. Los jóvenes de hoy piden
poder tener una formación adecuada y completa para mirar al futuro con
esperanza, y no con desilusión. Numerosas son las potencialidades creativas de
Europa en varios campos de la investigación científica, algunos de los cuales
no están explorados todavía completamente. Baste pensar, por ejemplo, en las
fuentes alternativas de energía, cuyo desarrollo contribuiría mucho a la
defensa del ambiente.
Europa
ha estado siempre en primera línea de un loable compromiso en favor de la
ecología. En efecto, esta tierra nuestra necesita de continuos cuidados y
atenciones, y cada uno tiene una responsabilidad personal en la custodia de la
creación, don precioso que Dios ha puesto en las manos de los hombres. Esto
significa, por una parte, que la naturaleza está a nuestra disposición, podemos
disfrutarla y hacer buen uso de ella; por otra parte, significa que no somos
los dueños. Custodios, pero no dueños. Por eso la debemos amar y respetar.
«Nosotros en cambio nos guiamos a menudo por la soberbia de dominar, de poseer,
de manipular, de explotar; no la "custodiamos", no la respetamos, no
la consideramos como un don gratuito que hay que cuidar». Respetar el ambiente
no significa sólo limitarse a evitar estropearlo, sino también utilizarlo para
el bien. Pienso sobre todo en el sector agrícola, llamado a dar sustento y
alimento al hombre. No se puede tolerar que millones de personas en el mundo
mueran de hambre, mientras toneladas de restos de alimentos se desechan cada
día de nuestras mesas. Además, el respeto por la naturaleza nos recuerda que el
hombre mismo es parte fundamental de ella. Junto a una ecología ambiental, se
necesita una ecología humana, hecha del respeto de la persona, que hoy he
querido recordar dirigiéndome a ustedes.
El
segundo ámbito en el que florecen los talentos de la persona humana es el
trabajo. Es hora de favorecer las políticas de empleo, pero es necesario sobre
todo volver a dar dignidad al trabajo, garantizando también las condiciones
adecuadas para su desarrollo. Esto implica, por un lado, buscar nuevos modos
para conjugar la flexibilidad del mercado con la necesaria estabilidad y
seguridad de las perspectivas laborales, indispensables para el desarrollo
humano de los trabajadores; por otro lado, significa favorecer un adecuado
contexto social, que no apunte a la explotación de las personas, sino a
garantizar, a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y de
educar los hijos.
Es
igualmente necesario afrontar juntos la cuestión migratoria. No se puede
tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio. En las
barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres
que necesitan acogida y ayuda. La ausencia de un apoyo recíproco dentro de la
Unión Europea corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del
problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes,
favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales. Europa será capaz
de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración si es capaz de
proponer con claridad su propia identidad cultural y poner en práctica
legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los
ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los
inmigrantes; si es capaz de adoptar políticas correctas, valientes y concretas
que ayuden a los países de origen en su desarrollo sociopolítico y a la
superación de sus conflictos internos - causa principal de este fenómeno -, en
lugar de políticas de interés, que aumentan y alimentan estos conflictos. Es
necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos.
Señor
Presidente, Excelencias, Señoras y Señores Diputados:
Ser
conscientes de la propia identidad es necesario también para dialogar en modo
propositivo con los Estados que han solicitado entrar a formar parte de la
Unión en el futuro. Pienso sobre todo en los del área balcánica, para los que
el ingreso en la Unión Europea puede responder al ideal de paz en una región
que ha sufrido mucho por los conflictos del pasado. Por último, la conciencia
de la propia identidad es indispensable en las relaciones con los otros países
vecinos, particularmente con aquellos de la cuenca mediterránea, muchos de los
cuales sufren a causa de conflictos internos y por la presión del
fundamentalismo religioso y del terrorismo internacional.
A
ustedes, legisladores, les corresponde la tarea de custodiar y hacer crecer la
identidad europea, de modo que los ciudadanos encuentren de nuevo la confianza
en las instituciones de la Unión y en el proyecto de paz y de amistad en el que
se fundamentan. Sabiendo que «cuanto más se acrecienta el poder del hombre, más
amplia es su responsabilidad individual y colectiva». Les exhorto, pues, a
trabajar para que Europa redescubra su alma buena.
Un
autor anónimo del s. II escribió que «los cristianos representan en el mundo lo
que el alma al cuerpo». La función del alma es la de sostener el cuerpo, ser su
conciencia y la memoria histórica. Y dos mil años de historia unen a Europa y
al cristianismo. Una historia en la que no han faltado conflictos y errores,
pero siempre animada por el deseo de construir para el bien. Lo vemos en la
belleza de nuestras ciudades, y más aún, en la de múltiples obras de caridad y
de edificación común que constelan el Continente. Esta historia, en gran parte,
debe ser todavía escrita. Es nuestro presente y también nuestro futuro. Es
nuestra identidad. Europa tiene una gran necesidad de redescubrir su rostro
para crecer, según el espíritu de sus Padres fundadores, en la paz y en la
concordia, porque ella misma no está todavía libre de conflictos.
Queridos Eurodiputados, ha llegado la hora de construir juntos la Europa que no
gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, de los
valores inalienables; la Europa que abrace con valentía su pasado, y mire con
confianza su futuro para vivir plenamente y con esperanza su presente. Ha
llegado el momento de abandonar la idea de una Europa atemorizada y replegada
sobre sí misma, para suscitar y promover una Europa protagonista, transmisora
de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe. La Europa que
contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira, defiende y tutela al
hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de
referencia para toda la humanidad.
Gracias.25.11.14
El Papa en
Estrasburgo: 'La persona sea el centro y no la economía'
Las raíces
cristianas favorecen la identidad de Europa y la protegen del utilitarismo,
terrorismo y cultura del descarte. Invita a defender la vida, la familia, lo
creado. Crear trabajo para los jóvenes y acoger a los inmigrantes
ROMA, 25 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo
Padre Francisco hoy en Estrasburgo realiza el viaje papal más corto de la
historia. En total, estará menos de cuatro horas en la ciudad francesa.
Tras el aterrizaje a las 10.00, el Papa se ha trasladado en coche a la sede del Parlamento Europeo, donde ha sido recibido por el presidente, Martin Schulz. Allí también una multitud le esperaba, emocionada y con vivas al Papa. También algunos funcionarios curiosos se han asomados a las ventanas para presenciar la llegada del Santo Padre e inmortalizar el momento tomando fotos con los teléfonos móviles.
Después de escuchar los himnos,
el del Vaticano, y el de la Unión Europea, tocados por la banda militar
francesa mientras se izaba la bandera vaticana, el Papa se ha dirigido en coche
al ingreso de honor del Parlamento: Espace Mariana de Pineda. Aquí ha
tenido lugar la presentación de las dos delegaciones, de los 14 miembros del
Bureau del Parlamento y de los 8 presidente de los grupos políticos de la
Asamblea.
Entre los saludos del Papa a los presentes que estaban por los pasillos, Francisco se ha reencontrado con la anciana Elma Scmidt, la dueña de la casa que lo hospedó en 1986 en Alemania. Momento, en el que ninguno de los dos ha escondido su emoción y alegría. Mientras caminaban por el Parlamento, se ha podido escuchar al Santo Padre hablar algunas frases en alemán con el presidente Schulz.
Entre los saludos del Papa a los presentes que estaban por los pasillos, Francisco se ha reencontrado con la anciana Elma Scmidt, la dueña de la casa que lo hospedó en 1986 en Alemania. Momento, en el que ninguno de los dos ha escondido su emoción y alegría. Mientras caminaban por el Parlamento, se ha podido escuchar al Santo Padre hablar algunas frases en alemán con el presidente Schulz.
Tras algunas fotografías, Francisco ha firmado el
Libro de Oro, se ha intercambiado los regalos y finalmente el Papa se ha
reunido con el presidente Schulz, en presencia de algunas autoridades políticas
y eclesiásticas. El Pontífice argentino ha regalado al europarlamento un
mosaico con una paloma de la paz.
A las 11.15, el papa Francisco ha entrado en el
hemiciclo para la Sesión solemne del Parlamento Europeo. Después del discurso
de Martin Schulz, el Papa ha pronunciado su discurso, el cual fue interrumpido
varias veces por los aplausos.
Europa gire entono a la persona y no a la
economia
En su discurso el Santo Padre invitó a los eurodiputados a “construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, a los valores inalienables”. Una Europa “que abrace con valentía su pasado, y mire con confianza su futuro para vivir plenamente y con esperanza su presente”
El Papa señaló que “el ser humano corre el riesgo
de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple
bien de consumo para ser utilizado, de modo que --lamentablemente lo percibimos
a menudo-- cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo se la descarta sin
tantos reparos, como en el caso de los enfermos terminales, de los ancianos
abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer”.
Las raíces cristianas de Europa
Consideró fundamental “el patrimonio que el cristianismo ha dejado” lo que no constituye un peligro para la laicidad de los Estados y para la independencia de las instituciones de la Unión”. Y que gracias a “las propias raíces religiosas”, puede defenderse mejor de “tantos extremismos que se expanden en el mundo actual, también por el gran vacío en el ámbito de los ideales”, porque “es precisamente este olvido de Dios, en lugar de su glorificación, lo que engendra la violencia”.
Persecución religiosa
Pidió también no olvidarese de “las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas, y particularmente cristianas, en diversas partes del mundo”.
Invertir en la familia y en la educación
“Dar esperanza a Europa no significa sólo reconocer la centralidad de la persona humana, sino que implica también favorecer sus cualidades”. Por este motivo hay que “invertir en ella y en todos los ámbitos en los que sus talentos se forman y dan fruto” dijo.
“El primer ámbito --indicó el papa Francisco-- es
seguramente el de la educación, a partir de la familia, célula fundamental y
elemento precioso de toda sociedad”.
Defender lo creado
El Pontífice entró también en el tema de la defensa de lo creado: “Europa ha estado siempre en primera línea de un loable compromiso en favor de la ecología”, precisando que los hombres son “custodios, pero no dueños”.
Trabajo
Sobre el trabajo recordó que “es hora de favorecer las políticas de empleo, pero es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo”, que “no apunte a la explotación de las personas, sino a garantizar, a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y de educar los hijos”.
MigraciónSobre el trabajo recordó que “es hora de favorecer las políticas de empleo, pero es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo”, que “no apunte a la explotación de las personas, sino a garantizar, a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y de educar los hijos”.
“No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio”, indicó el Santo Padre, y pidió “legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes”.
Indicó también que “la conciencia de la propia
identidad es indispensable en las relaciones con los otros países vecinos”,
particularmente con los aquellos “quesufren a causa de conflictos internos
y por la presión del fundamentalismo religioso y del terrorismo internacional”.
Dos mil años unen a Europa al cristianisme
Y concluyó indicando que “dos mil años de historia unen a Europa y al cristianismo. Una historia en la que no han faltado conflictos y errores, pero siempre animada por el deseo de construir para el bien”.
Por ello invitó a "promover una Europa
protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también
de fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira,
defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y
firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad".
26.11.14
Francesc al Parlament Europeu en
vint cites
Extractes del discurs...
1. “Vull enviar a tots els
ciutadans europeus un missatge d'esperança i d'alè. Un missatge d'alè per
tornar a la ferma convicció dels Pares fundadors de la Unió Europea, els quals
desitjaven un futur basat en la capacitat de treballar junts per superar les
divisions, afavorint la pau i la comunió entre tots els pobles del continent.
Al centre d'aquest ambiciós projecte polític es trobava la confiança en l'home,
no tant com a ciutadà o subjecte econòmic, sinó en l'home com a persona dotada
d'una dignitat transcendent.”
2. “La promoció dels drets humans
té un paper central en el compromís de la Unió Europea, per tal d'afavorir la
dignitat de la persona, tant en el seu si com en les relacions amb els altres
països”
3. “Quina dignitat existeix quan
manca la possibilitat d'expressar lliurement el propi pensament o de professar
sense constricció la pròpia fe religiosa? Quina dignitat és possible sense un
marc jurídic clar, que limiti el domini de la força i faci prevaler la llei
sobre la tirania del poder? Quina dignitat pot tenir un home o una dona quan és
objecte de tota mena de discriminació? Quina dignitat podrà trobar una persona
que no té res per menjar o el mínim necessari per viure o, encara pitjor, que
no té el treball que li atorga dignitat?”
4. “S'afirmen els drets de
l'individu sense tenir en compte que cada ésser humà està unit a un context
social, en el qual els seus drets i deures estan connectats als dels altres i
al bé comú de la societat mateixa”.
5. “Parlar de la dignitat
transcendent de l'home, significa apel•lar a la seva naturalesa, a la seva
innata capacitat de distingir el bé del mal, a aquesta «brúixola» inscrita en
els nostres cors i que Déu ha imprès en l'univers creat; significa sobretot
mirar a l'home no com un absolut, sinó com un ésser relacional “
6. “Una de les malalties que veig
més esteses avui a Europa és la solitud , pròpia de qui no té cap lligam. Es
veu particularment en la gent gran, sovint abandonats al seu destí, com també
en els joves sense punts de referència i de oportunitats per
al futur; es veu
igualment en els nombrosos
pobres que poblen les nostres
ciutats i als ulls perduts dels immigrants que han vingut aquí a la recerca
d'un futur millor”.
7. “Al costat del procés d'ampliació de la Unió
Europea, ha anat creixent la desconfiança dels ciutadans respecte a
institucions considerades distants, dedicades a establir regles que se senten
llunyanes de la sensibilitat de cada poble, i fins i tot nocives. Des de moltes
parts es rep una impressió general de cansament, d'envelliment, d'una Europa
dona que ja no és fèrtil ni vivaç. Pel que els grans ideals que han inspirat
Europa semblen haver perdut força d'atracció, en favor dels tecnicismes
burocràtics de les seves institucions”.
8. “L'ésser humà corre el risc de ser reduït a un
mer engranatge d'un mecanisme que el tracta com un simple bé de consum per ser
utilitzat, de manera que - lamentablement ho percebem sovint -, quan la vida ja
no serveix a aquest mecanisme es la descarta sense tants inconvenients, com en
el cas dels malalts, els malalts terminals, dels ancians abandonats i sense
atencions, o dels nens assassinats abans de néixer.”
9 . “Vostès, en la seva vocació de parlamentaris,
estan cridats també a una gran missió, encara que pugui semblar inútil:
preocupar-se de la fragilitat, de la fragilitat dels pobles i de les persones”
10. “Una Europa que no és capaç d'obrir-se a la
dimensió transcendent de la vida és una Europa que corre el risc de perdre
lentament la pròpia ànima i també aquell «esperit humanista» que, no obstant
això, estima i defensa”.
11. “Considero fonamental no només el patrimonique
el cristianisme ha deixat en el passat per a la formació cultural del
continent, sinó, sobretot, la contribució que pretén donar avui i en el futur
per al seu creixement. Aquesta contribució no constitueix un perill per a la
laïcitat dels Estats i per a la independència de les institucions de la Unió,
sinó que és un enriquiment.”
12. “Estic igualment convençut que una Europa
capaç d'apreciar les pròpies arrels religioses, sabent aprofitar la seva
riquesa i potencialitat, pot ser també més fàcilment immune a tants extremismes
que s'expandeixen en el món actual, també pel gran buit en l'àmbit dels ideals
, com ho veiem en l'anomenat Occident”
13. “No podem oblidar les nombroses injustícies i
persecucions que pateixen quotidianament les minories religioses, i
particularment cristianes, en diverses parts del món. Comunitats i persones que
són objecte de cruels violències: expulsades de les seves pròpies cases i
pàtries; venudes com esclaves; assassinades, decapitades, crucificades i
cremades vives, sota el vergonyós i còmplice silenci de tants”.
14. “El lema de la Unió Europea és Unitat en la
diversitat, però la unitat no vol dir uniformitat política, econòmica,
cultural, o de pensament. En realitat, tota autèntica unitat viu de la riquesa
de la diversitat que la compon: com una família, que està tant més unida que fa
cadascun dels seus membres pot ser més plenament si mateix sense por. Considero
que Europa és una família de pobles”
15. “Mantenir viva la realitat de les democràcies
és un repte d'aquest moment històric, evitant que la seva força real -força
política expressiva dels pobles- sigui desplaçada davant les pressions
d'interessos multinacionals, que les fan més febles i les transformen en
sistemes uniformadors de poder financer al servei d'imperis desconeguts”.
16. “No es pot tolerar que milions de persones al
món morin de fam, mentre tones de restes d'aliments es rebutgen cada dia de les
nostres taules. A més, el respecte per la natura ens recorda que l'home mateix
és part fonamental d'ella. Al costat d'una ecologia ambiental, cal una ecologia
humana, feta del respecte de la persona”.
17. “Cal buscar noves maneres per conjugar la
flexibilitat del mercat amb la necessària estabilitat i seguretat de les
perspectives laborals, indispensables per al desenvolupament humà dels
treballadors”.
18. “L'educació no pot limitar-se a oferir un
conjunt de coneixements tècnics, sinó que ha d'afavorir un procés més complex
de creixement de la persona humana en la seva totalitat”.
19. “No es pot tolerar que el mar Mediterrani es
converteixi en un gran cementiri. En les barcasses que arriben quotidianament a
les costes europees hi ha homes i dones que necessiten acollida i ajuda.
L'absència d'un suport recíproc dins de la Unió Europea corre el risc d'incentivar
solucions particularistes del problema, que no tenen en compte la dignitat
humana dels immigrants, afavorint el treball esclau i contínues tensions
socials”.
20. “Ha arribat l'hora de construir junts
l'Europa que no giri al voltant de l'economia, sinó a la sacralitat de la
persona humana, dels valors inalienables; l'Europa que abraci amb valentia el
seu passat, i miri amb confiança el seu futur per viure plenament i amb
esperança el seu present. Ha arribat el moment d'abandonar la idea d'una Europa
atemorida i replegada sobre si mateixa, per suscitar i promoure una Europa
protagonista, transmissora de ciència, art, música, valors humans i també de
fe. L'Europa que contempla el cel i persegueix ideals; l'Europa que mira i
defensa i tutela a l'home; l'Europa que camina sobre la terra segura i ferma,
preciós punt de referència per a tota la humanitat”.
26.11.14
Texto completo
de la audiencia general del miércoles 26 de noviembre
El Santo Padre
reflexiona sobre la Iglesia que peregrina hacia el Cielo, donde seremos
revestidos de alegría, de paz y del amor de Dios
CIUDAD DEL VATICANO, 26 de
noviembre de 2014 (Zenit.org) - Queridos
hermanos y hermanas,
un poco feo el día ¿eh? Pero
vosotros sois valientes. Esperemos rezar juntos hoy.
En el presentar la Iglesia a los
hombres de nuestro tiempo, el Concilio Vaticano II tenía muy presente una
verdad fundamental, que no hay que olvidar nunca: la Iglesia no es una realidad
estática, quieta, un fin en sí mismo, sino que está continuamente en camino en
la historia, hacia la meta última y maravillosa que es el Reino de los Cielos,
del que la Iglesia en la Tierra es la semilla y el inicio.
Cuando nos dirigimos hacia este horizonte, nos
damos cuenta que nuestras imaginación se para, descubriéndose capaz apenas de
intuir el esplendor del misterio que sobrepasa nuestros sentidos. Y surgen en
nosotros algunas preguntas espontáneas: ¿cuándo sucederá este paso final? ¿Cómo
será la nueva dimensión en la que entrará la Iglesia? ¿Qué será entonces de la
humanidad? ¿Y de la creación que le rodea? Pero estas preguntas no son nuevas,
las habían hecho ya los discípulos a Jesús en aquel tiempo. ¿Cuando será esto?
¿Cuando será el triunfo del Espíritu sobre la creación...? Son preguntas humanas,
preguntas antiguas. También nosotros hacemos estas preguntas.
La Constitución conciliar Gaudium et spes, frente
a estas preguntas que resuenan desde siempre en el corazón del hombre afirma:
"Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación de la tierra y de la
humanidad. Tampoco conocemos de qué manera se transformará el universo. La
figura de este mundo, afeada por el pecado, pasa, pero Dios nos enseña que nos
prepara una nueva morada y una nueva tierra donde habita la justicia, y cuya
bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que
surgen en el corazón humano". Esta es la meta a la que tiende la Iglesia,
como dice la Biblia: es la "Nueva Jerusalén", el "Paraíso".
Más que de un lugar, se trata de un "estado" del alma en el que
nuestras esperanzas más profundas serán cumplidas de forma sobreabundante y
nuestro ser, como criaturas y como hijos de Dios, alcanzará la plena
maduración. Seremos finalmente revestidos de la alegría, de la paz y del
amor de Dios de forma completa, sin ningún límite, y estaremos cara a cara con
Él. Es bonito pensar esto. Pensar en el cielo. Per todos nosotros nos
encontraremos allí. Todos, todos... Es bonito, da fuerza al alma.
En esta perspectiva, es bonito percibir como hay
una continuidad y una comunión de fondo entre la Iglesia celeste y la que aún
está en camino en la tierra. Los que ya viven a los ojos de Dios pueden de
hechos sostenernos e interceder por nosotros, rezar por nosotros. Por otro lado,
también nosotros estamos siempre invitados a ofrecer obras buenas, oraciones y
la misma Eucaristía para aliviar la tribulación de las almas que están aún en
espera de la beatitud sin fin. Sí, porque en la prospectiva cristiana la
distinción ya no está entre quien esta ya muerto y quien no lo está aún, ¡sino
entre quién está en Cristo y quien no lo está! Este es el elemento determinante
realmente decisivo para nuestra salvación y para nuestra felicidad.
Al mismo tiempo, la Sagrada Escritura nos enseña
que el cumplimiento de este diseño maravilloso no puede no interesar también
todo lo que nos rodea y que ha salido del pensamiento y del corazón de Dios. El
apóstol Pablo lo afirma de forma explícita, cuando dice que "también la
misma creación, toda la creación, será la libertad de la esclavitud de la
corrupción, para entrar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios".
Otros textos utilizan la imagen del "cielo nuevo" y de la
"tierra nueva", en el sentido que todo el universo será renovado y
será liberado una vez para siempre de todo rastro de mal y de la misma muerte.
Esta que se presenta, como cumplimiento de
una transformación que en realidad está ya en acto a partir de la muerte y
resurrección de Cristo, es por tanto una nueva creación; no por tanto una
aniquilación del cosmos y de todo lo que nos rodea, sino un llevar cada cosa a
su plenitud de ser, de verdad y de belleza. Este es el diseño que Dios, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, desde siempre quiere realizar y está realizando.
Queridos amigos, cuando pensamos en estas
realidades estupendas que nos esperan, nos damos cuanta de cuánto pertenecer a
la Iglesia sea realmente un don maravilloso, ¡que lleva inscrita una
vocación altísima! Podamos a la Virgen María, Madre de la Iglesia, vigilar
siempre nuestro camino y ayudarnos a ser, como Ella, signo alegre de confianza
y de esperanza en medio de nuestros hermanos.
27.11.14
Francisco en
Sta. Marta: ¿Somos corruptos como Babilonia o distraídos como Jerusalén?
En la homilía
de este jueves, el Santo Padre invita a pedir la gracia de estar preparados
para el banquete final, con la cabeza siempre alta
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de
noviembre de 2014 (Zenit.org) - No ceder a
la depresión, aún en medio de las dificultades. Esta es la invitación del papa
Francisco durante la homilía de esta mañana en la misa de Santa Marta. Asimismo
ha reflexionado sobre Babilonia y Jerusalén. En estas dos ciudad se ha apoyado
el Santo Padre para hablar en su homilía, ciudades de las que se habla en las
lecturas de hoy. A propósito, el Pontífice ha señalado que ambas lecturas
llaman nuestra atención sobre el final de este mundo. Y para meditar nos habla
de la "caída de las dos ciudades que no han acogido al Señor, que se han
alejado" de Él.
Francisco ha recordado que la caída
de estas dos ciudades sucede por motivos diferentes. Sobre Babilonia ha
indicado que es el "símbolo del mal, del pecado" y "cae por
corrupción", se "sentía dueña del mundo y de sí misma". Y cuando
"se acumula el pecado se pierda la capacidad de reaccionar y se comienza a
marchitarse". Y así sucede también con las personas corruptas, que no
tienen fuerza para reaccionar. Y así lo ha explicado el Papa: "porque la
corrupción te da alguna felicidad, te da poder y también te hace sentir satisfecho
de ti mismo: no deja espacio al Señor, para la conversión. La ciudad
corrupta... Y esta palabra 'corrupción' hoy nos dice mucho a nosotros: no sólo
corrupción económica, sino corrupción con muchos pecados diferentes; corrupción
con el espíritu pagano, con ese espíritu mundano. ¡La corrupción más fe es el
espíritu de mundanidad!"
A propósito, el Santo Padre ha afirmado que esta
cultura corrupta "te hace sentir con en el Paraíso aquí, pleno,
abundante" pero "dentro, esa cultura corrupta es un cultura
putrefacta". Y ha añadido sobre Babilonia que "está cada sociedad,
cada cultura, cada persona alejada de Dios, también alejada del amor al prójimo,
que termina por marchitarse".
Por otro lado ha hablado de Jerusalén, que
"cae por otro motivo". Jerusalén es la esposa del Señor, pero no se
da cuenta de las visitas del Esposo, "ha hecho llorar al Señor". De
este modo, el papa Francisco ha recordado que "Babilonia cae por
corrupción, Jerusalén cae por distracción, por no recibir al Señor que viene a
salvarla. No se sentía necesitada de salvación. Tenía los escritos de los
profetas, de Moisés y esto le bastaba". ¡Pero escritos cerrados!, ha exclamado.
Así, el Santo Padre ha especificado que "no dejaba lugar para ser salvada:
tenía la puerta cerrada para el Señor. El Señor llamaba a la puerta, pero no
había disponibilidad para recibirlo, escucharlo, dejarse salvar por Él. Y
cae..."
Según ha indicado el Pontífice, estos dos
ejemplos nos pueden hacer pensar en nuestra vida. Por eso, ha preguntado:
"¿somos parecidos a la corrupta y suficiente Babilonia o a la Jerusalén
distraída?" Aún así, el Papa ha subrayado que "el mensaje de la
Iglesia en estos días no termina con la destrucción: en los dos textos, hay una
promesa de esperanza". Jesús -ha recordado el Papa- no exhorta a levantar
la cabeza, a no dejarse asustar por los pagano. Éstos -ha añadido- tienen su
tiempo y debemos soportarlo con paciencia, como ha soportado el Señor su
Pasión".
Para finalizar la homilía, el Obispo de Roma ha
precisado que "cuando pensamos en el final, con todos nuestros pecados,
con toda nuestra historia, pensamos en el banquete que gratuitamente no será
dado y levantamos la cabeza. Ninguna depresión: ¡esperanza!" Pero - ha
concluido- la realidad es fea: hoy muchos, muchos pueblos, ciudad y gente,
mucha gente que sufre; muchas guerras, mucho odio, mucha envidia, mucha
mundanidad espiritual y mucha corrupción. ¡Sí, es verdad! ¡Todo esto caerá!
Pero pidamos al Señor la gracia de estar preparados para el banquete que nos
espera, con la cabeza siempre alta.
28.11.14
El Papa a
Erdogan: La libertad religiosa frena el fundamentalismo
En su primer
discurso en Turquía, el Santo Padre hace un llamamiento por la paz en Oriente
Medio, pide no resignarse a los conflictos y elogia la acogida de los
refugiados de Siria e Irak
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de
noviembre de 2014 (Zenit.org) - El Santo
Padre ha subrayado en su primer discurso en Turquía el papel que este país
desempeña en el concierto de las naciones. En el Palacio presidencial y antes
las autoridades, el Papa ha hecho un llamamiento por la paz en Oriente Medio pidiendo
no resignarse a los continuos conflictos, como si no fuera posible cambiar y
mejorar la situación. Además, también ha hablado de la libertad religiosa como
uno de los pilares para contraponer al fanatismo
Francisco ha aterrizado a las
13.00 hora local en el aeropuerto de Ankara. Desde allí se ha dirigido
directamente Mausoleo de Atatürk, fundador de la Turquía moderna, donde ha
colocado una corona de flores y se ha detenido en silencio. En la sala
"Tower of National Pact" del Museo, el Santo Padre ha firmado el
Libro de Oro con estas palabras: formulo los deseos más sinceros para que
Turquía, puente natural entre dos continente, sea no solamente un cruce de
caminos, sino también un lugar de encuentro, de diálogo y de convivencia sean
entre los hombres y mujeres de buena voluntad de cada cultura, etnia y
religión.
Al finalizar la visita al
Mausoleo, el papa ha viajado en coche hasta el Palacio Presidencial. Allí ha
llegado a las 14.30 y ha tenido lugar la ceremonia de bienvenida con los
honores militares y se han escuchado los himnos nacionales. El presidente de la
República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan y el Papa se han reunido en una sala
para un encuentro privado.
A continuación, el Pontífice ha pronunciado en
italiano su primer discurso en la nación turca. Manifestando su alegría por
visitar este país "puente natural entre dos continentes y entre diferentes
expresiones culturales", ha recordado que esta tierra es querida por todos
los cristianos por haber sido cuna de san Pablo, por haberse celebrado aquí los
siete primeros concilios de la Iglesia, y por la presencia, cerca de Éfeso, de
lo que una venerable tradición considera la 'Casa de María'.
Pero, también ha señalado el aprecio por Turquía
no se deben sólo a su pasado, sino también a la vitalidad de su presente, la
laboriosidad y generosidad de su pueblo, el papel que desempeña en el concierto
de las naciones.
El Papa ha asegurado que "necesitamos un
diálogo que profundice el conocimiento y valore con discernimiento tantas cosas
que nos acomunan, permitiéndonos al mismo tiempo considerar con ánimo lúcido y
sereno las diferencias, con el fin de aprender también de ellas".
Asimismo ha indicado que es preciso "llevar
adelante con paciencia el compromiso de construir una paz sólida, basada en el
respeto de los derechos fundamentales y en los deberes que comporta la dignidad
del hombre". Por esta vía "se pueden superar prejuicios y falsos
temores, dejando a su vez espacio para la estima, el encuentro, el desarrollo
de las mejores energías en beneficio de todos".
Para lograrlo, Francisco ha subrayado que
"es fundamental que los ciudadanos musulmanes, judíos y cristianos, gocen
– tanto en las disposiciones de la ley como en su aplicación efectiva – de los
mismos derechos y respeten las mismas obligaciones". Y así ha afirmado que
la libertad religiosa y la libertad de expresión, "impulsará el
florecimiento de la amistad, convirtiéndose en un signo elocuente de paz".
Medio Oriente, Europa, el mundo, esperan este
florecer, ha observado el Papa. Sobre Oriente Medio ha precisado que es
"teatro de guerras fratricidas desde hace demasiados años, que parecen
nacer una de otra, como si la única respuesta posible a la guerra y la
violencia debiera ser siempre otra guerra y otras de violencias". Por eso,
se ha preguntado ¿por cuánto tiempo deberá sufrir aún el Medio Oriente por la
falta de paz?
De este modo, Francisco ha afirmado que "no
podemos resignarnos a los continuos conflictos, como si no fuera posible
cambiar y mejorar la situación". Porque, "con la ayuda de Dios,
podemos y debemos renovar siempre la audacia de la paz".
Dirigiéndose al presidente turco, el Pontífice ha
observado que "para llegar a una meta tan alta y urgente, una aportación
importante puede provenir del diálogo interreligioso e intercultural, con el
fin de apartar toda forma de fundamentalismo y de terrorismo, que humilla
gravemente la dignidad de todos los hombres e instrumentaliza la
religión".
A propósito ha asegurado que es necesario
contraponer al fanatismo y al fundamentalismo, a las fobias irracionales que
alientan la incomprensión y la discriminación, la solidaridad de todos los
creyentes, que tenga como pilares el respeto de la vida humana, de la libertad
religiosa – que es libertad de culto y libertad de vivir según la ética
religiosa –, el esfuerzo para asegurar todo lo necesario para una vida digna, y
el cuidado del medio ambiente natural.
Asimismo, Francisco ha puesto como ejemplo Siria
e Irak, donde "la violencia terrorista no da indicios de aplacarse",
donde "se constata la violación de las leyes humanitarias más básicas
contra los presos y grupos étnicos enteros", especialmente, aunque no sólo
"los cristianos y los yazidíes".
A propósito, el Papa ha recordado que Turquía,
acogiendo generosamente a un gran número de refugiados, "está directamente
afectada por los efectos de esta dramática situación en sus confines". La
comunidad internacional -ha subrayado- tiene la obligación moral de
ayudarla en la atención a los refugiados.
Por otro lado, el Pontífice ha reiterado que
"es lícito detener al agresor injusto, aunque respetando siempre el
derecho internacional, quiero recordar también que no podemos confiar la
resolución del problema a la mera respuesta militar". Por eso, es
necesario un gran esfuerzo común, "fundado en la confianza mutua",
que "haga posible una paz duradera y consienta destinar los
recursos", no a las armas "sino a las verdaderas luchas dignas del
hombre: contra el hambre y la enfermedad" en favor del desarrollo
sostenible y la salvaguardia de la creación, del rescate de tantas formas de
pobreza y marginación.
Para finalizar su discurso, el Santo Padre ha
asegurado que Turquía, por su historia, por su posición geográfica y por la
importancia en la región, tiene una gran responsabilidad: "sus decisiones
y su ejemplo tienen un significado especial y pueden ser de gran ayuda para
favorecer un encuentro de civilizaciones e identificar vías factibles de paz y
de auténtico progreso".
29.11.14
El Papa: la
vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo
En la homilía
en la catedral católica de Estambul, el Papa ha recordado que el Espíritu
Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad
CIUDAD DEL VATICANO, 29 de
noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo
padre ha celebrado esta tarde en Estambul la única misa pública durante su viaje
apostólico a Turquía. Antes de la celebración eucarística, el Pontífice tuvo un
almuerzo privado con representantes de la comunidad católica de Estambul, 50
personas de las comunidades de rito latino, armeno, siro y caldeo.
La eucaristía ha sido celebrada
en la catedral católica del Espíritu Santo, donde hay capacidad para unas 600
personas. Los cristianos en Turquía representan menos del uno por ciento de la
población. La celebración ha tenido un carácter inter-ritual, en la que han
concelebrado 50 sacerdotes, en presencia de religiosos y religiosas que
trabajan en la región y algunas comunidades parroquiales. Francisco ha sido
acogido a su llegada por el vicario apostólico y por el párroco. Además, en la
celebración han estado presentes el patriarca ecuménico Bartolomé I, el
patriarca siro-católico, Ignazio III Younan, el vicario patriarcal armeno
apostólico de Estambul, Aram Ateshian, el metropolita siro-ortodoxo de
Estambul, y representantes de algunas confesiones evangélicas.
La catedral está abierta al culto
desde 1846. En el altar están las reliquias del papa San Lino, mártir y primer
sucesor de Pedro. Además, en la patio hay una estatua de Benedicto XV, que le
dedicaron los turcos en 1919 por su ayuda a las víctimas de la guerra.
Durante su homilía, el Papa ha
hablado de cómo el Evangelio nos presenta a Jesús como fuente a la que el
hombre sediento de salvación puede acudir. Profecía proclamada públicamente en
Jerusalén en la que Jesús anuncia el don del Espíritu Santo tras su muerte y
resurrección. De este modo, Francisco ha recordado que "el Espíritu
Santo es el alma de la Iglesia", "Él da la vida, suscita
los diferentes carismas que enriquecen al Pueblo de Dios" y "crea
la unidad entre los creyentes". Por eso ha afirmado que "toda la
vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo; él realiza todas
las cosas".
Asimismo, el Santo Padre ha observado que cuando
rezamos "es porque el Espíritu Santo inspira la oración en el
corazón". De este modo ha explicado en la homilía que "cuando
rompemos el cerco de nuestro egoísmo, salimos de nosotros mismos y nos
acercamos a los demás para encontrarlos, escucharlos, ayudarlos, es el
Espíritu de Dios que nos ha impulsado". Y más aún, "cuando
descubrimos en nosotros una extraña capacidad de perdonar, de amar a quien no
nos quiere, es el Espíritu el que nos ha impregnado". Y prosigue,
"cuando vamos más allá de las palabras de conveniencia y nos dirigimos a
los hermanos con esa ternura que hace arder el corazón, hemos sido sin duda
tocados por el Espíritu Santo".
A propósito de los diferentes carismas que
suscita en Espíritu Santo en la Iglesia, el Pontífice ha advertido que "en
apariencia, esto parece crear desorden", pero en realidad, "es una
inmensa riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no
significa uniformidad".
Sólo el Espíritu Santo --ha asegurado--
puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo,
producir la unidad. Sin embargo, ha advertido de nuevo que
"cuando somos nosotros quienes deseamos crear la diversidad, y nos
encerramos en nuestros particularismos y exclusivismos", provocamos la
división. Por el contrario, "si nos dejamos guiar por el Espíritu, la
riqueza, la variedad, la diversidad nunca crean conflicto, porque él nos
impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia", ha precisado.
Además, el Santo Padre ha recordado que "la
Iglesia y las Iglesias están llamadas a dejarse guiar por el Espíritu Santo,
adoptando una actitud de apertura, docilidad y obediencia".
Una visión de esperanza, pero al mismo tiempo
fatigosa, ha reconocido el Papa. "Pues siempre tenemos la tentación de
poner resistencia al Espíritu Santo, porque trastorna, porque remueve, hace
caminar, impulsa a la Iglesia a seguir adelante", ha afirmado.
Por otro lado ha indicado que los
cristianos, "nos convertimos en auténticos discípulos misioneros,
capaces de interpelar las conciencias, si abandonamos un estilo defensivo para
dejarnos conducir por el Espíritu". Espíritu que "es frescura, fantasía,
novedad".
En nuestro camino de fe y de vida fraterna --ha
concluido el Santo Padre-- cuanto más nos dejemos guiar con humildad por el
Espíritu del Señor, tanto mejor superaremos las incomprensiones, las
divisiones y las controversias, y seremos signo creíble de unidad y de paz.
Al finalizar la eucaristía, el papa se dirige al
Patriarcado ecuménico, para la oración ecuménica y un encuentro privado con el
patriarca Bartolomé.
30.11.14
El Santo Padre:
las condiciones en las que viven muchos refugiados son intolerables
En su último
encuentro en Turquía, Francisco se reúne con niños y jóvenes refugiados
procedentes de Irak, Siria y varios países de Oriente Medio y África
CIUDAD DEL VATICANO, 30 de
noviembre de 2014 (Zenit.org) -
"Queridos jóvenes. No se desanimen. Con la ayuda de Dios, sigan esperando
en un futuro mejor, a pesar de las dificultades y obstáculos que ahora están
afrontando". Estas son palabras de aliento que el santo padre Francisco ha
dado en su último discurso en su viaje apostólico a Turquía dirigido a un grupo
de niños y jóvenes refugiados de Turquía, Siria, Irak, varios países de Oriente
Medio y África. Un encuentro que el mismo Francisco ha confesado que ha
"deseado mucho". De este modo, ha saludado al grupo del Oratorio de
la Comunidad salesiana a la que está confiada la Catedral latina, en el jardín
de la Representación Pontifica, lugar en el que se ha hospedado Francisco
durante su estancia en Estambul.
Durante su discurso, el
Obispo de Roma ha afirmado a los presentes que la Iglesia Católica está cerca
de ellos y, además de otras ayudas, "les ofrece la oportunidad de cuidar
su educación y su formación". Además, les ha pedido que recuerden
siempre que "Dios no olvida a ninguno de sus hijos, y que "los niños
y los enfermos están más cerca del corazón del Padre".
El Santo Padre ha expresado
"mi participación en su sufrimiento" y ha deseado que su visita,
"pueda darles un poco de consuelo en su difícil situación". De este
modo, el Papa ha observado que esta es la triste consecuencia de conflictos
exasperados y de la guerra, "que siempre es un mal y nunca es la
solución de los problemas, sino que más bien crea otros".
Además, ha explicado que los refugiado se
encuentran a menudo carentes de los bienes y tuvieron que abandonar "no
sólo bienes materiales, sino, principalmente, la libertad, la cercanía de los
familiares, su entorno de vida y las tradiciones culturales". Las
condiciones degradantes en las que muchos refugiados tienen que vivir --ha
afirmado-- son intolerables. Por eso, Francisco ha observado que "es
preciso hacer todo esfuerzo para eliminar las causas de esta realidad". A
propósito, el Pontífice ha hecho un llamamiento para "una mayor
convergencia internacional para resolver los conflictos que ensangrientan sus
tierras de origen", "contrarrestar las otras causas que obligan a las
personas a abandonar su patria" y "promover las condiciones que les
permitan quedarse o retornar".
Por otro lado, ha querido alentar y a no
desanimarse a los que están trabajando "generosa y lealmente" por la
justicia y la paz. Asimismo, se ha dirijo a los líderes políticos para que
"tengan en cuenta que la gran mayoría de sus poblaciones aspiran a la
paz, aunque a veces ya no tienen la fuerza ni la voz para pedirla".
Francisco ha señalado que muchas organizaciones
están haciendo mucho por los refugiados y se ha alegrado particularmente
por "la obra eficaz de los numerosos grupos católicos, que ofrecen
ayuda generosa a tantas personas necesitadas sin discriminación alguna".
También ha expresado su reconocimiento a las autoridades turcas "por
el gran esfuerzo realizado en la asistencia a los desplazados, especialmente
los refugiados sirios e iraquíes", y "por el compromiso real de
intentar satisfacer sus exigencias". Pero también ha esperado "que
no falte el apoyo necesario de la comunidad internacional".
Al finaliar su discurso, el Papa ha asegurado que
seguirá dirigiéndose con confianza al Señor, "pidiéndole que inspire a
los que ocupan puestos de responsabilidad, para que promuevan la justicia, la
seguridad y la paz sin vacilación y de manera verdaderamente concreta". A
través de sus organizaciones sociales y caritativas, --ha concluido-- la
Iglesia permanecerá a su lado y seguirá apoyando su causa ante el mundo.
01.12.14
El Papa: los líderes
musulmanes deben condenar el terrorismo
En el Santo
Padre respondió a las preguntas de los periodistas durante 45 minutos en el
vuelo de regreso de Estambul y habla de terrorismo, ecumenismo, diálogo
interreligioso y el Sínodo
CIUDAD DEL VATICANO, 01 de
diciembre de 2014 (Zenit.org) - No se puede
decir que todos los musulmanes son fundamentalistas. Y Francisco le dijo al
presidente turco, Erdogan "que sería muy hermoso condenarlos (a los
terroristas) claramente; lo deberían hacer con los líderes académicos,
religiosos, intelectuales y políticos. Así lo escucharían de la boca de sus
líderes". El Papa afirmó que es necesario que haya una condena mundial por
parte de los musulmanes que digan "no, el Corán no es esto". Son
palabras del Pontífice en el avión destino Roma, respondiendo a los periodistas
que le acompañaban en el vuelo de regreso de su viaje apostólico a Turquía del
28 al 30 de noviembre.
Abordando el tema del diálogo
interreligioso el Santo Padre indicó que tuvo la conversación más hermosa en
este sentido con el presidente de Asuntos Religiosos, el profesor Mehmet
Gormez, y su equipo. Además contó que "cuando vino el nuevo
embajador de Turquía a entregar sus credenciales, vi a un hombre excepcional,
un hombre de profunda religiosidad. Ellos dijeron: 'Ahora parece que el diálogo
interreligioso ha llegado a su fin. Debemos dar un salto cualitativo. Debemos
hacer el diálogo entre personas religiosas de diferentes pertenencias'. Esto es
hermoso: hombres y mujeres que se encuentran con otros hombres y con otras
mujeres para intercambiar experiencias; no se habla de teología, sino de
experiencia", explicó.
Por otro lado, Francisco aclaró cómo fue su
oración en la mezquita, que tantos titulares ha ocupado en los medios de
comunicación de todo el mundo. "Yo fui a Turquía como peregrino, no como
turista" y "cuando fui a la mezquita no podía decir: “¡Ahora soy un
turista!”. Y explica "vi aquella maravilla, el gran muftí me explicaba muy
bien las cosas, con mucha mansedumbre, me citaba El Corán, cuando habla de
María y de Juan el Bautista. En ese momento sentí la necesidad de rezar. Le
pregunté: “¿Rezamos un poco?” Y él me respondió: “Sí, sí”. Yo recé por toda
Turquía, por la paz, por el muftí, por todos y por mí… Dije: “¡Señor, acabemos
con estas guerras!” Fue un momento de oración sincera".
También hablaron de ecumenismo en el avión,
Francisco indicó que el mes pasado, en ocasión del Sínodo, vino como delegado
el metropolita ruso Hilarion y le quiso hablar "no como delegado del
Sínodo", sino como "presidente de la Comisión del diálogo
ortodoxo-católico". "Yo creo que con la ortodoxa estamos en
camino", afirmó el Papa en el avión, pero también exclamó que "si
tenemos que esperar a que los teólogos se pongan de acuerdo… ¡No llegará nunca
ese día!"
Sobre el patriarca de Moscú, Kirril, el Papa
señaló que quiere verle, le ha hecho saber que "donde quieras tú,
nos encontramos; si me llamas, voy". Pero explicó que con la guerra en
Ucrania ahora el patriarca tiene muchos problemas. "Ambos queremos
encontrarnos y seguir adelante. Hilarion propuso una reunión de estudio de la
Comisión sobre el tema del primado. Hay que continuar con la petición de Juan
Pablo II: “Ayúdenme a encontrar una fórmula de primado aceptable para las
Iglesias ortodoxas", precisó.
Y sobre el primado de la Iglesia, Francisco
explicó a los periodistas que para encontrar una fórmula aceptable debemos ir
al primer milenio. "No digo que la Iglesia se haya equivocado (en el
segundo milenio), ¡no! Hizo su camino histórico. Pero ahora el camino es seguir
adelante con la petición de Juan Pablo II".
Como ya hizo en el vuelo de regreso de Corea, el
Santo Padre manifestó su disponibilidad para ir a Irak por la situación
dramática que miles de personas están viviendo allí. "Quería ir a un campo
de prófugos, pero se necesitaba un día más y no era posible por muchas razones,
no solo personales", indicó. Por eso pidió estar en Estambul un poco con
los chicos refugiados que albergan los salesianos. "Yo quiero ir a
Irak", afirmó el Papa en el avión, pero explicó que habló con el patriarca
Sako y que por el momento no es posible.
Sobre esta "tercera guerra mundial por partes"
de la que el Papa ya ha hablado en otras ocasiones, retomó el problema del
tráfico de armas. A propósito dijo: "El año pasado, en septiembre, se
decía que Siria tenía armas químicas: yo creo que Siria no era capaz de
producir armas químicas. ¿Quién se las vendió? ¿Tal vez algunos de los que
después la acusaban de tenerlas? Sobre este asunto de las armas hay demasiados
misterios".
Otro tema sobre el que le preguntaron en el avión
fue el genocidio de lo armenios. Al respecto Francisco recordó que Erdogan escribió
una carta en la fecha del aniversario del genocidio, que algunos juzgaron
demasiado débil. "Pero fue un tender la mano, y esto siempre es positivo.
Puedo tender la mano mucho o poco, pero esto siempre es positivo", señaló.
Y añadió que si se pudiera abrir la frontera turco-armenia sería algo
hermoso. Por eso, el Papa pidió rezar por esta reconciliación entre los
pueblos.
Finalmente, el Pontífice dio unas observaciones
sobre el Sínodo de la Familia recientemente celebrado en Roma. "No es un
parlamento, es un espacio protegido para que se pueda hablar sobre el Espíritu
Santo", afirmó. Además precisó que él no está de acuerdo con que se diga
públicamente: 'Este dijo esto', sino que se haga público solamente lo que se
dijo.
02.12.14
Francisco en
Santa Marta. 'Jesús trae la salvación a los pobres de espíritu'
El Santo Padre
explica en la homilía de este martes 'la grandeza del misterio de Dios', que
hay que conocer poniéndose de rodillas
CIUDAD DEL VATICANO, 02 de
diciembre de 2014 (Zenit.org) - Quien
estudia el misterio de Dios se ponga de rodillas, porque Dios se revela más a
gusto a un corazón humilde. Es lo que ha afirmado el papa Francisco en la
misa de esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta.
Los ojos de los pobres son los
más propensos para ver a Cristo y, a través de Él, vislumbrar el perfil de
Dios. Los que pretendan desentrañar este misterio con los recursos de su
inteligencia deben primero ponerse "de rodillas", en actitud
humildad, de lo contrario "no entenderán nada". El Santo Padre ha
reiterado la verdad y la paradoja del misterio de la Buena Noticia: el Reino de
su Padre es de los "pobres de espíritu". La reflexión del Pontífice
sigue la pista del Evangelio de Lucas propuesta en la liturgia, en el lugar
donde Cristo alaba y da gracias a su Padre, porque ha decidido revelarse a
quien no cuenta nada para la sociedad y a quien quizá cuenta pero sabe hacerse
"pequeño" en el alma:
"Él nos hace conocer al
Padre, nos introduce en esta vida interior que Él tiene. ¿Y a quién revela esto
el Padre? ¿A quién da esta gracia? 'Te alabo, oh Padre, Señor del Cielo y de la
Tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y eruditos, y las has
revelado a los pequeños'. Sólo a aquellos que tienen el corazón como los
pequeños, que son capaces de recibir esta revelación, el corazón humilde,
manso, que siente la necesidad de orar, de abrirse a Dios, se siente pobre;
sólo a aquél que va adelante con la primera Bienaventuranza: los pobres de
espíritu".
Por lo tanto, la pobreza es la dote privilegiada
para abrir la puerta del misterio de Dios. Una dote que a veces, ha señalado el
papa Francisco, puede estar faltando precisamente a quien dedica una vida de
estudios a este misterio: "Muchos pueden conocer la ciencia, la teología
también, ¡muchos! Pero si no hacen esta teología de rodillas, es decir,
humildemente, como los pequeños, no entenderán nada. Nos dirán muchas cosas,
pero no entenderán nada. Sólo esta pobreza es capaz de recibir la Revelación
que el Padre da por medio de Jesús, a través de Jesús. Y Jesús viene, no como
un capitán, un general del ejército, un gobernante poderoso, no, no. Viene como
un brote. Así hemos escuchado en la Primera Lectura: 'En aquel día, saldrá un
vástago del tronco de Jesé'. Él es un brote: es humilde, es manso, y ha venido
para los humildes, para los mansos, para salvar a los enfermos, a los pobres, a
los oprimidos".
Y Jesús, ha proseguido el Santo Padre, es el
primero de los marginados, llegando incluso a considerar "un valor no
negociable el ser igual a Dios". "La grandeza del misterio de
Dios", ha reiterado, sólo se conoce "en el misterio de Jesús y el
misterio de Jesús es realmente un misterio del rebajarse, aniquilarse,
humillarse" que "trae la salvación a los pobres, a los que están
aniquilados por muchas enfermedades, pecados y situaciones difíciles".
"Fuera de este marco --ha concluido el
Pontífice-- no se puede entender el misterio de Jesús": "Pidamos al
Señor, en este tiempo de Adviento, de acercarnos más, más, y más a su misterio
y de hacerlo en la forma que Él quiere que lo hagamos: el camino de la
humildad, el camino de la mansedumbre, el camino de la pobreza, el camino de
sentirnos pecadores. Así Él viene a salvarnos, a liberarnos. Que el Señor nos
dé esta gracia".
03.12.14
Texto completo
de la audiencia general del miércoles 3 de diciembre
El Santo Padre
habla sobre su reciente viaje apostólico y pide que Turquía pueda construir un
futuro de paz y representar un lugar de coexistencia pacífica entre religiones
y culturas diferentes
CIUDAD DEL VATICANO, 03 de
diciembre de 2014 (Zenit.org) - Queridos
hermanos y hermanas, buenos días.
Pero, no parece una jornada muy
buena, un poco fea. Pero vosotros sois valientes, pero 'al mal tiempo buena
cara' y vamos adelante.
Esta audiencia se desarrolla en
dos lugares distintos, como hacemos cuando llueve. Aquí en la plaza y los
enfermos están en el Aula Pablo VI. Yo ya les he visto, les he saludado y ellos
siguen la audiencia a través de las pantallas gigantes porque están enfermos y
no pueden estar bajo la lluvia. Les saludamos desde aquí con un aplauso, todos.
Hoy quiero compartir con vosotros algunas cosas
de mi peregrinación a Turquía del viernes al domingo pasado. Como pedí
prepararlo y acompañarlo con la oración, ahora os invito a dar gracias al Señor
por su realización y para que puedan surgir frutos de diálogo tanto en nuestras
relaciones con los hermanos ortodoxos, como con los musulmanes, y en el camino
hacia la paz entre los pueblos. Siento, en primer lugar, el deber de renovar la
expresión de mi reconocimiento al presidente de la República, al primer
ministro, al presidente de los Asuntos Religiosos y a las otras autoridades que
me han acogido con respeto y han garantizado el buen orden de los eventos. Y
esto es trabajo, y ellos han hecho este trabajo con gusto. Doy gracias
fraternalmente a los obispos de la Iglesia católica en Turquía, el presidente
de la Conferencia Episcopal, muy bueno, y le doy gracias por su compromiso con
las comunidades católicas. También doy gracias al patriarca ecuménico, su
santidad Bartolomé I, por su cordial acogida. El beato Pablo VI y san Juan
Pablo II, que ambos fueron a Turquía, y san Juan XXIII, que fue delegado
pontificio en esta nación, han protegido desde el cielo mi peregrinación, que
ha tenido lugar ocho años después de la de mi predecesor, Benedicto XVI.
Esa tierra es querida por cada cristiano,
especialmente por ser lugar de nacimiento del apóstol Pablo, por haber acogido
los primeros siete concilios, y por la presencia cercana a Éfeso, de la
"casa de María". La tradición dice que allí ha vivido la Virgen,
después de la venida del Espíritu Santo.
En la primer jornada del viaje apostólico he
saludado a las autoridades del país, en su mayoría musulmán, pero en cuya
Constitución se afirma la laicidad del Estado. Y hablamos con las autoridades
sobre la violencia. Es precisamente el olvido de Dios, y no su glorificación,
lo que genera violencia. Por esto he insistido en la importancia de que los
cristianos y musulmanes se comprometan juntos por la solidaridad, por la paz y
la justicia, afirmando que cada Estado debe asegurar a los ciudadanos y a las
comunidades religiosas una libertad de culto real.
Hoy, antes de ir a saludar a los enfermos, he
estado con un grupo de cristianos y musulmanes que celebran una reunión
organizada por el dicasterio del diálogo interreligioso, bajo la guía del
cardenal Tauran. Y también ellos han expresado este deseo de ir adelante en
este deseo de continuar adelante en este diálogo fraternal entre católicos,
cristianos y musulmanes.
En el segundo día visité algunos lugares-símbolo
de las distintas confesiones religiosas presentes en Turquía. Lo he hecho
sintiendo en el corazón la invocación al Señor, Dios del cielo y de la tierra,
Padre misericordioso de toda la humanidad. Centro de la jornada fue la
celebración eucarística que reunió en la Catedral a pastores y fieles de
distintos ritos católicos presentes en Turquía. Asistieron también el patriarca
ecuménico, el vicario patriarcal armeno apostólico, el metropolita
siro-ortodoxo y exponentes protestantes. Juntos invocamos al Espíritu Santo, el
que hace la unidad de la Iglesia: unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad
en la cohesión interior. El Pueblo de Dios, en la riqueza de sus tradiciones y
articulaciones, es llamado a dejarse guiar por el Espíritu Santo, en actitud
constante de apertura, de docilidad y de obediencia.
Nuestro camino del diálogo ecuménico, y también
de nuestra unidad, de la Iglesia católica, quien hace todo es el Espíritu
Santo, a nosotros nos toca hacer, acoger, ir detrás de sus inspiraciones.
El tercer y último día, fiesta de san Andrés
apóstol, ofreció el contexto ideal para consolidar las relaciones fraternas
entre el Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, y el Patriarca Ecuménico de
Constantinopla, sucesor de apóstol Andrés, hermano de Simón Pedro, que ha
fundado esa Iglesia. Renové con Su Santidad Bartolomé I el compromiso recíproco
de proseguir en el camino hacia el restablecimiento de la plena comunión entre
católicos y ortodoxos. Juntos hemos firmado una Declaración conjunta, un paso
más de este camino. Fue particularmente significativo que este acto se haya
realizado al final de la solemne Liturgia de la fiesta de san Andrés, a la cual
he asistido con gran alegría, y a la que le siguió la doble Bendición impartida
por el Patriarca de Constantinopla y del Obispo de Roma. La oración, de hecho,
está en la base de todo diálogo ecuménico fructífero bajo la guía del Espíritu
Santo. Que como he dicho es el que hace la unidad.
El último encuentro, esto ha sido bonito pero
también doloroso, fue con un grupo de niños refugiados, acogidos por los
Salesianos. Para mí era muy importante reunirme con algunos refugiados de las
zonas de guerra de Oriente Medio, ya sea para expresarles mi cercanía y la de
la Iglesia, como para subrayar el valor de la acogida, en la que también
Turquía está muy comprometida. Doy las gracias una vez más a Turquía por la acogida
de estos refugiados, y doy las gracias de corazón a los salesianos de Estambul.
Estos salesianos trabajan con los refugiados, son buenos, también me reuní con
otros padres, un jesuita alemán y otros que trabajan con refugiados. Pero ese
oratorio salesiano de los refugiados es algo bonito y un trabajo escondido.
Agradezco mucho a esas personas que trabajan con los refugiados. Y recemos por
todos los refugiados y para que desaparezcan las causas de esta plaga dolorosa.
Queridos hermanos y hermanas. Dios omnipotente y
misericordioso continúe protegiendo el pueblo turco, sus gobernantes y los
representantes de las distintas religiones. Puedan construir juntos un futuro
de paz, para que Turquía pueda representar un lugar de coexistencia pacífica
entre religiones y culturas diferentes. Rezamos además para que, por
intercesión de la Virgen María, el Espíritu Santo haga fecundo este viaje
apostólico y favorezca en la Iglesia el fervor misionario, para anunciar a
todos los pueblos, en el respeto y en el diálogo fraterno, que el Señor Jesús
es verdad, paz y amor. Solo Él es el Señor. Gracias
04.12.14
El Papa: es
necesario testimoniar el valor de la gratuidad
El Santo Padre
a la FOCSIV agradece la labor del voluntariado y recuerda que la solidaridad
debe evitar las presuntas obras altruistas que reducen al otro a la pasividad
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de
diciembre de 2014 (Zenit.org) - Los pobres
no pueden convertirse en una ocasión de ganancias, es necesario testimoniar la
gratuidad. Lo ha dicho el Santo Padre en la audiencia con los miembros de la
Federación de Organismos Cristianos del Servicio Internacional de Voluntariado
(FOCSIV), con ocasión de la Jornada Internacional del Voluntariado. Un
organismo, según ha asegurado Francisco, "que desarrolla una preciosa
acción en el mundo". Además, "es imagen de una Iglesia que se ciñe el
delantal y se inclina para servir a los hermanos en dificultad".
Tal y como ha explicado el
Pontífice en su discurso, las distintas realidades que forman la FOCSIV buscan
conjugar el bagaje de la experiencia de sus miembros con la dimensión del
servicio voluntario a los pobres en el estilo del buen samaritano y en
coherencia con los valores evangélicos.
Asimismo, el Santo Padre ha
asegurado a los presentes que a partir de su identidad cristiana se presentan
como "voluntarios en el mundo" con numerosos proyectos de desarrollo,
para dar respuestas concretas "a los escándalos del hambre y de la
guerra". Por esa razón, Francisco les ha dado las gracias por lo que hacen
y por cómo lo hacen.
Al respecto, el Pontífice ha
asegurado que "hay mucha necesidad de testimoniar el valor de la gratuidad:
¡los pobres no pueden convertirse en una ocasión de ganancias!"
Por otro lado, les ha confirmado que son llamados
a "recoger estos signos de los tiempos y a convertirse en un instrumento
al servicio del protagonismo de los pobres". Solidaridad con los pobres
--ha precisado-- es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de
la vida de todos sobre la apropiación de bienes por parte de algunos. Y ha
añadido que también es "luchar contra las causas estructurales de la
pobreza: la desigualdad, la falta de un trabajo y de una casa, la negociación
de los derechos sociales y laborales".
El Pontífice ha recordado que la solidaridad es
un forma de hacer la historia con los pobres, "evitando presuntas obras
altruistas que reducen al otro a la pasividad". De este modo ha advertido
que entre las causas principales de la pobreza está un sistema económico que
saquea la naturaleza, y ha citado en particular "la deforestación, pero
también las catástrofes ambientales y la pérdida de la biodiversidad".
Así, Francisco ha asegurado que la creación no es
una propiedad de la que podemos disponer a nuestro gusto, y aún menos es una
propiedad de unos pocos. "La creación es un don maravilloso que Dios nos
ha dado para que lo cuidemos y lo utilicemos en beneficio de todos, con
respeto", ha observado.
Por esta razón, ha animado a los presentes para
que continúen su compromiso para que la creación permanezca patrimonio de
todos, "para entregarla en toda su belleza a las generaciones
futuras".
Por otro lado, el Papa ha recordado que muchos de
los países en los que trabajan los voluntarios conocen el escándalo de la
guerra. Así, les ha indicado que "trabajando por el desarrollo de los
pueblos, cooperáis también para construir la paz, buscando con perseverante
tenacidad desarmar las mentes, acercar a las personas, construir puentes entre
las culturas y las religiones".
También ha hablado Francisco de la labor en los
campos de refugiados, donde son testigos de "vidas rotas",
"sufrimiento", "destrucción". Frente a esto --ha observado
el Papa-- el discípulo de Cristo no se echa para atrás, no gira la cara hacia
otra partes, sino que "busca hacerse cargo de esta humanidad doliente, con
proximidad y acogida evangélica".
Además, el Pontífice ha precisado que los
"movimientos migratorios buscan mecanismos de recepción adecuados que no
dejen a los inmigrantes a merced del mar y de las bandas de traficantes sin
escrúpulos". Al mismo tiempo, "es necesaria una colaboración activa
entre los Estados, para regular y gestionar efectivamente tales
fenómenos".
Al finalizar el discurso, el Santo Padre les ha
animado a seguir en este camino de fidelidad al hombre y a Dios con alegría,
"poniendo siempre en el centro la persona de Jesús". Y les ha dejado
un último consejo: encontrar cada día tiempo para el encuentro personal con
Dios en la oración, "esta será vuestra fuerza en los momentos más
difíciles, de desilusión, de soledad, de incomprensión".
05.12.14
Francisco:
invita a las mujeres teólogas a aportar su genio femenino
El Santo Padre
a la Comisión Teológica Internacional: 'Servir a la Iglesia presupone competencias
intelectuales y disposiciones espirituales'
CIUDAD DEL VATICANO, 05 de
diciembre de 2014 (Zenit.org) - La diversidad
de puntos de vista debe enriquecer la catolicidad sin dañar la unidad. Así lo
ha indicado el santo padre Francisco en su discurso con los miembros de la
Comisión Teológica Internacional, con ocasión de la sesión plenaria.
Dicha Comisión, tal y como ha
recordado el Papa, nació después del Concilio Vaticano II, por propuesta del
Sínodo de los Obispos, para que la Santa Sede pudiera hacer uso de una
reflexión más directa de la reflexión de teólogos procedentes de distintas
partes del mundo.
“La misión de la Comisión es por
tanto la de estudiar problemas doctrinales de gran importancia, especialmente
los que presentan aspectos nuevos, y de esta forma ofrecer su ayuda al
Magisterio de la Iglesia”, ha afirmado el Pontífice. Y así ha indicado que los
veintisiete documentos presentados hasta ahora “son testimonio de este
compromiso y punto de referencia por el debate teológico”.
Francisco ha asegurado a los
presentes que su misión es “servir a la Iglesia, lo que presupone no sólo
competencias intelectuales, sino también disposiciones espirituales”.
De estas disposiciones
espirituales, el Papa ha llamado la atención sobre la importancia de la
escucha.
“El teólogo es sobre todo un
creyente que escucha la Palabra de Dios viviente y la acoge en el corazón y en
la mente” --ha indicado-- pero también debe ponerse humildemente en escucha de
lo que el Espíritu dice a las Iglesias a través de las distintas
manifestaciones de la fe vivida por el pueblo de Dios.
Por otro lado, el Santo Padre ha destacado la
mayor presencia de mujeresen la Comisión, “presencia que se convierte en
invitación a reflexionar sobre el rol que las mujeres pueden y deben tener en
el campo de la teología”, ha precisado.
A propósito ha afirmado que así, en virtud de su
genio femenino, “las teólogas pueden detectar, en beneficio de todos, ciertos
aspectos inexplorados del insondable misterio de Cristo en el cual están
escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Y ha
dicho que las mujeres teólogas son 'como las fresas en la torta'.
Por esta razón, el Papa ha invitado a los
presentes a “obtener el mejor beneficio de esta aportación específica de las
mujeres a la inteligencia de la fe”.
Otra característica de esta Comisión en la que el
Santo Padre ha hecho hincapié es en su carácter internacional, “que refleja la
catolicidad de la Iglesia”.
Sobre este tema, Francisco ha asegurado que “la
diversidad de puntos de vista debe enriquecer la catolicidad sin dañar la
unidad”. La unidad de los teólogos católicos --ha matizado-- nace de su común
referencia a una sola fe en Cristo y se nutre de la diversidad de dones del
Espíritu Santo.
“A partir de este fundamento y en un sano
pluralismo, varios enfoques teológicos, desarrollados en contextos culturales
diferentes y con distintos métodos utilizados, no pueden ignorarse unos a
otros, sino que en el diálogo teológico deberían enriquecerse y corregirse
recíprocamente”, ha explicado. Por eso, ha señalado que el trabajo de esta
Comisión, “puede ser un testimonio de tal crecimiento”.
Finalmente, el Pontífice ha asegurado que María
es el icono de la Iglesia que, en la impaciente espera de su Señor, progresa,
día tras día, en la inteligencia de la fe, gracias también al trabajo de los
teólogos y las teólogas. Y así ha pedido que la Virgen, maestra de la auténtica
teología, nos conceda con su materna oración, “que nuestra caridad crezca cada
vez más en conocimiento y en pleno discernimiento.
06.12.14
Francisco a los
cristianos de Irak: 'Vuestra resistencia es martirio'
El Santo Padre
denuncia la 'violencia inhumana' contra las minorías del país. En un mensaje
de vídeo, muestra su cercanía a la comunidad cristiana en estos momentos de
prueba
CIUDAD DEL VATICANO, 06 de
diciembre de 2014 (Zenit.org) - El papa
Francisco he enviado un conmovedor mensaje de vídeo, que será divulgado
este sábado en Erbil, con motivo de la visita del cardenal Philippe Barbarin y
un grupo de voluntarios de la diócesis francesa de Lyon a los cristianos de
Mosul refugiados en el Kurdistán iraquí.
Según la transcripción difundida
por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Pontífice argentino expresa
su preocupación por el hecho de que "a causa principalmente de un grupo
extremista y fundamentalista, enteras comunidades, especialmente - pero no sólo
- los cristianos y los yazidíes, hayan padecido y sufran todavía una violencia
inhumana debida a su identidad étnica y religiosa".
"Parece que no quieren que
allí haya cristianos, pero vosotros dais testimonio de Cristo", constata
el Santo Padre en el mensaje que será proyectado. "Os doy las gracias por
vuestro testimonio; hay tanto sufrimiento en él", añade emocionado.
"Vuestra resistencia es martirio, rocío que fecunda", destaca.
Como ya hiciera durante el viaje
apostólico a Turquía, Francisco reitera que "¡como líderes religiosos,
tenemos la obligación de denunciar todas los violaciones de la dignidad y los
derechos humanos!".
"Pienso en las llagas, en el
dolor de las madres con sus hijos, de los ancianos y de los desplazados, en las
heridas de los que son víctimas de cualquier tipo de violencia", asegura
el Pontífice, al tiempo que muestra su cercanía y su deseo de estar allí con el
pueblo de Irak.
Por último, el Papa pide una
"mayor convergencia internacional para resolver los conflictos que
ensangrientan vuestras tierras de origen, para contrarrestar las otras causas
que impulsan a las personas a abandonar su patria y para promover las
condiciones para que puedan permanecer o regresar".
A continuación, publicamos el texto completo del
mensaje del Santo Padre: ''Me gustaría saludar a todos y cada uno de vosotros,
junto con el cardenal Philippe Barbarin, que os lleva de nuevo la preocupación
y el amor de toda la Iglesia. Yo también, quisiera estar allí, pero ya no que
puedo viajar, lo hago así... pero estoy muy cerca de vosotros en estos momentos
de prueba. Regresando de mi viaje a Turquía dije: Los cristianos son expulsados
de Oriente Medio y sufren. Os doy las gracias por vuestro testimonio; hay tanto
sufrimiento en él. ¡Gracias! ¡Muchas gracias!
Parece que no quieren que allí haya cristianos,
pero vosotros dais testimonio de Cristo. Pienso en las llagas, en el dolor de
las madres con sus hijos, de los ancianos y de los desplazados, en las heridas
de los que son víctimas de cualquier tipo de violencia.
Como recordé en Ankara, suscita una particular
preocupación que a causa principalmente de un grupo extremista y
fundamentalista, enteras comunidades, especialmente - pero no sólo - los
cristianos y los yazidíes, hayan padecido y sufran todavía una violencia
inhumana debida a su identidad étnica y religiosa. Cristianos y yazidíes han
sido expulsados por la fuerza de sus hogares y han tenido que renunciar a todo
para salvar la vida y no renegar de la fe. La violencia se ha cebado también en
los edificios sagrados, en los monumentos, en los símbolos religiosos y en los
patrimonios culturales, como si quisiera borrar todas las huellas, toda la
memoria de los otros.
¡Como líderes religiosos, tenemos la obligación
de denunciar todas los violaciones de la dignidad y los derechos humanos!
Hoy me gustaría acercarme a vosotros que
soportáis este sufrimiento, estar cerca de vosotros... Y pienso en Santa Teresa
del Niño Jesús, que decía que ella y la Iglesia se sentían como una caña:
cuando arrecian el viento y la tormenta, la caña se dobla, pero no se rompe. En
este momento vosotros sois esa caña, os dobláis por el dolor, pero tenéis
fuerza para llevar vuestra fe, que para nosotros es un testimonio. ¡Hoy sois
las cañas de Dios. Las cañas que se pliegan bajo este viento feroz, pero que
después se enderezarán!
Quiero daros las gracias de nuevo. Pido al
Espíritu que hace nuevas todas las cosas, que de a cada uno de vosotros
fortaleza y resistencia. Son dones del Espíritu Santo. Y al mismo tiempo pido
encarecidamente, como hice en Turquía, mayor convergencia internacional para
resolver los conflictos que ensangrientan vuestras tierras de origen, para
contrarrestar las otras causas que impulsan a las personas a abandonar su
patria y para promover las condiciones para que puedan permanecer o regresar.
Espero que regreséis, que podáis regresar.
Queridos hermanos y hermanas, estáis en mi
corazón, en mi oración y en los corazones y oraciones de todas las comunidades
cristianas a las que pediré que recen especialmente por vosotros el 8 de
diciembre, que recen a la Virgen, para que os proteja mantenerse: Ella, que es
madre, os proteja.
Hermanos y hermanas, vuestra resistencia es
martirio, rocío que fecunda. Por favor, os pido que recéis por mí; que el Señor
os bendiga, que la Virgen os proteja. Que Dios omnipotente os bendiga, Padre,
Hijo y Espíritu Santo''.
07.12.14
El Papa en el
ángelus: '¡Dejémonos consolar por el Señor!'
Texto completo.
Francisco recuerda que sólo Dios puede eliminar las causas de los dramas
existenciales y espirituales
CIUDAD DEL VATICANO, 07 de
diciembre de 2014 (Zenit.org) - Como cada
domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su
estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza
de San Pedro.
Dirigiéndose a los fieles y
peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso
aplauso, el Pontífice argentino les dijo:
"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Este domingo marca la segunda
etapa del Tiempo de Adviento, un tiempo estupendo que despierta en nosotros la
espera del regreso de Cristo y el recuerdo de su venida histórica. La liturgia
de hoy nos presenta un mensaje lleno de esperanza Es la invitación del Señor
expresada por boca del profeta Isaías: "Consolad, consolad a mi pueblo,
dice vuestro Dios" (40,1). Con estas palabras se abre el Libro de la
Consolación, en el que el profeta dirige al pueblo en el exilio el anuncio
gozoso de la liberación. El tiempo de tribulación ha terminado; el pueblo de
Israel puede mirar con confianza al futuro: le aguarda finalmente el regreso a
casa. Y por eso, la invitación a dejarse consolar por el Señor.
Isaías se dirige a gente que ha pasado por un
período oscuro, que ha sufrido una prueba muy dura; pero ahora ha llegado el
tiempo de la consolación. La tristeza y el miedo pueden dejar lugar a la
alegría, porque el Señor mismo guiará a su pueblo en el camino de la liberación
y la salvación. ¿Cómo se hará todo esto? Con el cuidado y la ternura de un
pastor que cuida de su rebaño. De hecho, Él dará unidad y seguridad al rebaño,
lo hará pastar, reunirá en su redil seguro a las ovejas dispersas, prestará especial
atención a las más frágiles y débiles (v. 11). Esta es la actitud de Dios hacia
nosotros sus criaturas. De ahí que el profeta invita a quien le escucha
--incluyéndonos a nosotros, hoy-- a difundir entre el pueblo este mensaje
de esperanza. El mensaje es que el Señor nos consuela, y dejar espacio al
consuelo que viene del Señor.
Pero no podemos ser mensajeros de la consolación
de Dios si nosotros primero no experimentamos la alegría de ser consolados y
amados por Él. Esto sucede especialmente cuando escuchamos su Palabra, el
Evangelio que tenemos que llevar en el bolsillo. No olvidaros de esto, ¿eh? El
Evangelio, en el bolsillo, en el bolso, para leerlo continuamente. Y esto nos
da consuelo. Cuando permanecemos en la oración silenciosa en su presencia,
cuando nos encontramos con Él en la Eucaristía o en el Sacramento del Perdón.
Todo esto nos consuela.
Dejemos entonces que la invitación de Isaías
--"Consolad, consolad a mi pueblo"-- resuene en nuestro
corazón en este tiempo de Adviento. Hoy se necesitan personas que sean testigos
de la misericordia y de la ternura del Señor, que sacude a los resignados,
reanima a los desalentados, enciende el fuego de la esperanza. ¡Él enciende el
fuego de la esperanza! ¡Nosotros, no! Muchas situaciones requieren nuestro
testimonio consolador. Ser personas alegres, consoladas. Pienso en aquellos que
están oprimidos por sufrimientos, injusticias y abusos; a los que son esclavos
del dinero, del poder, del éxito, de la mundanidad. Pobrecillos. Tienen
consuelos falsos. No, el verdadero consuelo del Señor. Todos estamos llamados a
consolar a nuestros hermanos, testimoniando que sólo Dios puede eliminar las
causas de los dramas existenciales y espirituales. ¡Él puede hacerlo! ¡Es
poderoso!
El mensaje de Isaías, que resuena en este segundo
domingo de Adviento, es un bálsamo sobre nuestras heridas y un estímulo para
preparar diligentemente el camino del Señor. El profeta, de hecho, habla hoy a
nuestro corazón para decirnos que Dios olvida nuestros pecados y nos consuela.
Si nos confiamos a Él con corazón humilde y arrepentido, Él derribará los muros
del mal, llenará los hoyos de nuestras omisiones, allanará los baches de la
soberbia y de la vanidad, y abrirá el camino del encuentro con Él.
Es curioso, pero tantas veces tenemos miedo de la
consolación, de ser consolados, es más nos sentimos más seguros en la tristeza
y en la desolación. ¿Por qué? Porque en la tristeza nos sentimos casi
protagonistas... En cambio, en la consolación, es el Espíritu Santo el
protagonista. Es Él el que nos consuela, es Él el que nos da la valentía de
salir de nosotros mismos, es Él el que nos lleva a la fuente de toda verdadera
consolación, es decir, al Padre. Y esto es la conversión. Por favor, ¡hay que
dejarse consolar por el Señor! ¡Consolar por el Señor!
La Virgen María es el "camino" que Dios
mismo se ha preparado para venir al mundo. Encomendamos a ella la esperanza de
la salvación y la paz para todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo".
Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus:Angelus Domini nuntiavit Mariae...
Al concluir la plegaria, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Pontífice:
"Queridos hermanos y hermanas, saludo a
todos, fieles de Roma y peregrinos venidos de Italia y otros países: a las
familias, a los grupos religiosos, a las asociaciones. En particular, saludo a
los misioneros y misioneras Identes. ¡Tan buenos! Que lo hacen tan bien; a los
fieles de Bianzè, Dalmine, Sassuolo, Arpaise y Oliveri; a la comunidad de
rumanos Cordenons - Pordenone; a la asociación "Porta Aperta" de
Modena, a las familias de Polesine, a los chicos Petosino. Y deseo a todos un
buen domingo".
A continuación, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:
"Por favor, hay que dejarse consolar por el
Señor, ¡entendido!¡Dejarse consolar por el Señor! Y sin olvidarse de rezar por
mí. Buena comida ¡hasta pronto! Y mañana, buen día de la Inmaculada. Que el
Señor os bendiga".
08.12.14
Francisco a
María: en esta Navidad 'enséñanos a ir contracorriente'
En la fiesta de
la Inmaculada, el Santo Padre reza en el principal santuario mariano de Roma y
poco después encabeza el homenaje a la Inmaculada en 'Piazza di Spagna'
ROMA, 08 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - En este
lunes, fiesta de la Inmaculada Concepción, el papa Francisco, tal como había
anunciado en el ángelus, fue poco antes de las 16 horas a la basílica de Santa
María la Mayor, el principal santuario mariano de Roma, en donde se encuentra
un cuadro de 'María Salus Populi Romani'. Allí depositó un ramo de rosas
blancas y amarillas a los pies de la imagen de la Virgen, acompañado del
cardenal español Abril y Castelló. A continuación rezó algunos minutos y
encendió un cirio.
Poco después fue a la plaza de
España, para el tradicional acto de veneración de la Inmaculada concepción, en
la Plaza de España. Allí llegó en un vehículo azul, no de lujo, y al descender
del auto saludó al cardenal Agostino Vallini, y algunas pocas
autoridades.
Tras la lectura del Evangelio, el Papa recitó la siguiente oración:
Tras la lectura del Evangelio, el Papa recitó la siguiente oración:
«Oh María, Madre nuestra,
hoy el pueblo de Dios en fiesta te venera Inmaculada,
preservada desde siembre del contagio del pecado.
Recibe el homenaje que te ofrezco
en nombre
de la Iglesia que está en Roma y en el mundo entero.
Saber que tú, que eres nuestra madre,
que eres totalmente libre del pecado nos conforta.
Saber que sobre ti el mal no tiene poder, nos llena de esperanza y de fortaleza
en la lucha cotidiana que debemos realitzar
en la lucha contra las amenazas del maligno.
Pero en esta lucha no estamos solos, no somos
huérfanos,
porque Jesús, antes de morir en la cruz, nos ha dado a ti como madre.
Nosotros por lo tanto, a pesar de ser pecadores, somos tus hijos, hijos de la Inmaculada,
llamados a aquella santidad que en ti resplandece por la gracia de Dios desde el inicio.
Animados por esta esperanza,
nosotros hoy invocamos tu materna protección para nosotros,
para nuestras familias, para esta ciudad, para el mundo entero.
La potencia del amor de Dios, que te ha
preservada del pecado original,
por tu intercesión libere a la humanidad de todo tipo de esclavitud espiritual y material,
y haga vencer, en los corazones y en los eventos, el designio de salvación de Dios.
Haced que también en nosotros, tus hijos, la gracia prevalga sobre el orgullo
y podamos volvernos misericordiosos como es misericordioso nuestro Padre Celeste.
por tu intercesión libere a la humanidad de todo tipo de esclavitud espiritual y material,
y haga vencer, en los corazones y en los eventos, el designio de salvación de Dios.
Haced que también en nosotros, tus hijos, la gracia prevalga sobre el orgullo
y podamos volvernos misericordiosos como es misericordioso nuestro Padre Celeste.
En este tiempo que nos conduce a la fiesta de la
Navidad de Jesús,
enséñanos a ir contracorriente:
enséñanos a ir contracorriente:
a desvestirnos, abajarnos, donarnos, escuchar, hacer silencio,
a descentrarnos de nosotros mismos, para dejar espacio a la belleza de Dios,
fuente de la verdadera alegría.
¡Oh Madre nuestra Inmaculada, reza por nosotros!
A continuación el coro pontificio de la Capilla
Sixtina entonó en italiano unas letanías en honor de María, y el latín el Ave
María y el Tota pulcra est María.
El Santo Padre Francisco entonces se acercó para
saludar a los enfermos en silla de rueda que estaban en primera fila.
09.12.14
Francisco en
Sta. Marta: la alegría de la Iglesia es buscar a los que están lejos
En la homilía
de este martes, el Santo Padre invita a abrir las puertas a la consolación de
Dios
CIUDAD DEL VATICANO, 09 de
diciembre de 2014 (Zenit.org) - La Iglesia
no necesita un “organigrama perfecto” si después está triste y cerrada, si no
es madre. Y es que la alegría de la Iglesia es ser madre, ir a buscar las
ovejas perdidas. Lo ha afirmado esta mañana el santo padre Francisco en la
homilía de la misa celebrada en Santa Marta. Y así, hoy el Papa ha invitado a
ser “cristianos alegres” con la “consolación de la ternura de Jesús”.
Haciendo referencia a la primera
lectura del profeta Isaías, que habla del fin de la tribulación de Israel
después del exilio a Babilonia, el Pontífice ha hablado de “abrir las puertas a
la consolación del Señor”. “El pueblo necesita consolación. La misma presencia
del Señor consuela”, ha afirmado. Una consolación que está también en la
tribulación, tal y como ha recordado el Papa.
Y aún así, ha explicado,
“nosotros, a menudo, huimos de la consolación; desconfiamos. Estamos más
cómodos en nuestras cosas, más cómodos también en nuestras faltas, en nuestros
pecados. Esta es tierra nuestra”.
Sin embargo, el Pontífice ha
recordado que “cuando viene el Espíritu y viene la consolación nos lleva a otro
estado que nosotros no podemos controlar: es precisamente el abandono en la
consolación del Señor”.
En su homilía de esta mañana, el Obispo de Roma
ha señalado que “la consolación más fuerte es la de la misericordia y del
perdón”. De este modo, ha hablado del capítulo 16 de Ezequiel, cuando después
de la lista de los muchos pecados del pueblo dice: “yo no te abandonaré, te
daré más: está será mi venganza: la consolación y el perdón”. “Así es nuestros
Dios”, ha recordado el Santo Padre. Por esto “es bueno repetir: dejaós consolar
por el Señor, es el único que puede consolarnos”, ha dicho el Papa. También si
“estamos acostumbrados a 'alquilar' consolaciones pequeñas, un poco hechas por
nosotros”, pero que después “no sirven”.
A continuación, el Papa se ha detenido en el
Evangelio del día, de Mateo, que habla de la oveja perdida. Y lo ha explicado
así:
“Yo me pregunto cuál es la consolación de la
Iglesia. Así como cuando una persona es consolada cuando siente la misericordia
y el perdón del Señor, la Iglesia hace fiesta, está feliz cuando sale de sí
misma. En el Evangelio, ese pastor que sale, va a buscar a esa oveja perdida,
podía hacer la cuenta de un buen comerciante: pero, 99, si se pierde una no hay
problema; el balance… Ganancias, pérdidas… Pero está bien, podemos ir así. No,
tiene corazón de pastor, sale a buscarla hasta que la encuentra y allí hace
fiesta, está alegre”.
Y así, Francisco ha indicado que “la alegría de
salir a buscar a los hermanos y hermanas que están lejos es la alegría de la
Iglesia. Allí la Iglesia se convierte en madre, se hace fecunda”.
A continuación, el Pontífice ha señalado que
“cuando la Iglesia no hace esto, cuando la Iglesia se detiene en sí misma, si
cierra en sí misma, quizá está bien organizada, un organigrama perfecto, todo
en orden, todo limpio, pero falta alegría, falta fiesta, falta paz, y así se
convierte en una Iglesia desconfiada, ansiosa, triste, una Iglesia que tiene
más de solterona que de madre, y esta Iglesia no sirve, es una Iglesia de
museo”. Y ha proseguido: “la alegría de la Iglesia es dar la luz, la alegría de
la Iglesia es salir de sí misma para dar vida; la alegría de la Iglesia es ir a
buscar esas ovejas que están perdidas; la alegría de la Iglesia es precisamente
esa ternura del pastor, la ternura de la madre”.
Del mismo modo, el Pontífice ha señalado que el
final del fragmento de Isaías “retoma esta imagen: como un pastor que alimenta
su rebaño y con su brazo lo reúne”. Esta “es la alegría de la Iglesia: salir de
sí misma y hacerse fecunda”, ha observado.
Finalmente, el Santo Padre ha recordado que “el
Señor nos da la gracia de trabajar, ser cristianos alegres en la fecundidad de
la madre Iglesia y nos cuida de caer en la actitud de esos cristianos tristes,
impacientes, desconfiados, ansiosos, que tienen todo perfecto en la Iglesia,
pero no tienen ‘niños’”.
Y así, para concluir la homilía, el papa
Francisco ha pedido que “el Señor nos consuele con la consolación de una
Iglesia madre que sale de sí misma y nos consuele con la consolación de la
ternura de Jesús y su misericordia en el perdón de nuestros pecados”.
10.12.14
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