Homilia de fin del año 2014
El papa Francisco ha concluido el año 2014 en la
Basílica de San Pedro, pronunciando la siguiente homilía:
"Queridos
hermanos y hermanas,
La Palabra de Dios nos introduce hoy, de forma
especial, en el significado del tiempo, en el comprender que el tiempo no es
una realidad extraña a Dios, simplemente por que Él ha querido revelarse y
salvarnos en la historia, en el tiempo. El significado del tiempo, la
temporalidad, es la atmósfera de la epifanía de Dios, es decir, de la
manifestación del misterio de Dios y de su amor concreto. En efecto, el tiempo
es el mensajero de Dios, como decía san Pedro Fabro.
La liturgia de hoy nos recuerda la frase del apóstol
Juan: "Hijos míos, ha llegado la última hora" (1 Jn 2,18), y la de
san Pablo, que nos habla de "la plenitud del tiempo" (Ga 4, 4). Por
lo que el día de hoy nos manifiesta cómo el tiempo que ha sido --por decir
así-- "tocado" por Cristo, el Hijo de Dios y de María, y ha recibido
de Él significados nuevos y sorprendentes: se ha convertido en "el tiempo
salvífico", es decir, en el tiempo definitivo de salvación y de gracia.
Y todo esto nos invita a pensar en el final del
camino de la vida, al final de nuestro camino. Hubo un comienzo y habrá un
final, "un tiempo para nacer y un tiempo para morir", (Eclesiastés 3,
2). Con esta verdad, bastante simple y fundamental, así como descuidada y
olvidada, la santa madre Iglesia nos enseña a concluir el año y también
nuestros días con un examen de conciencia, a través del cual volvemos a
recorrer lo que ha ocurrido; damos gracias al Señor por todo el bien que hemos
recibido y que hemos podido cumplir y, al mismo tiempo, volvemos a pensar en
nuestras faltas y en nuestros pecados. Agradecer y pedir perdón.
Es lo que hacemos también hoy al terminar el año.
Alabamos al Señor con el himno del Te Deum y al mismo tiempo le
pedimos perdón. La actitud de agradecer nos dispone a la humildad, a reconocer
y a acoger los dones del Señor.
El apóstol Pablo resume, en la Lectura de estas
Primeras Vísperas, el motivo fundamental de nuestro dar gracias a Dios: Él nos
ha hecho hijos suyos, nos ha adoptado como hijos. ¡Este don inmerecido nos
llena de una gratitud colmada de estupor! Alguien podría decir: "¿Pero
no somos ya todos hijos suyos, por el hecho mismo de ser hombres?".
Ciertamente, porque Dios es Padre de toda persona que viene al mundo. Pero sin
olvidar que somos alejados por Él a causa del pecado original que nos ha
separado de nuestro Padre: nuestra relación filial está profundamente herida.
Por eso Dios ha enviado a su Hijo para rescatarnos con el precio de su sangre.
Y si hay un rescate es porque hay una esclavitud. Nosotros éramos hijos, pero
nos volvimos esclavos, siguiendo la voz del Maligno. Nadie nos rescata de
aquella esclavitud substancial sino Jesús, que ha asumido nuestra carne de la
Virgen María y ha muerto en la cruz para liberarnos, liberarnos de la
esclavitud del pecado y devolvernos la condición filial perdida.
La liturgia de hoy recuerda también que "en
el principio (antes del tiempo) era la Palabra... y la Palabra se hizo
hombre" y por eso afirma san Ireneo: "Este es el motivo por el cual
la Palabra se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el
hombre, entrando en comunión con la Palabra y recibiendo así la filiación
divina, se convirtiera en hijo de Dios" ( Adversus haereses, 3, 19-1: PG
7,939; cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 460).
Al mismo tiempo, el don mismo por el que
agradecemos es también motivo de examen de conciencia, de revisión de la vida
personal y comunitaria, de preguntarnos: ¿cómo es nuestra forma de vivir?
¿Vivimos como hijos o vivimos como esclavos? ¿Vivimos como personas bautizadas
en Cristo, ungidas por el Espíritu, rescatadas, libres? O ¿vivimos según
la lógica mundana, corrupta, haciendo lo que el diablo nos hace creer que es
nuestro interés? Hay siempre en nuestro camino existencial una tendencia a
resistirnos a la liberación; tenemos miedo de la libertad y, paradójicamente,
preferimos más o menos inconscientemente la esclavitud. La libertad
nos asusta porque nos pone ante el tiempo y ante nuestra responsabilidad de
vivirlo bien. La esclavitud, en cambio, reduce el tiempo a un "momento"
y así nos sentimos más seguros, es decir, nos hace vivir momentos desligados de
su pasado y de nuestro futuro. En otras palabras, la esclavitud nos impide
vivir plena y realmente el presente, porque lo vacía del pasado y lo cierra
ante el futuro, frente a la eternidad. La esclavitud nos hace creer que no
podemos soñar, volar, esperar.
Decía hace algunos días un gran artista italiano
que para el Señor fue más fácil quitar a los israelitas de Egipto que a Egipto
del corazón de los israelitas. Habían sido liberados ‘materialmente’ de la
esclavitud, pero durante el camino en el desierto con varias dificultades y con
hambre, comenzaron entonces a sentir nostalgia de Egipto cuando "comían...
cebollas y ajo" (cfr. Num 11, 5); pero se olvidaban que comían en la mesa
de la esclavitud. En nuestro corazón anida la nostalgia de la esclavitud,
porque aparentemente nos da más seguridad, más que la libertad, que es muy
arriesgada. ¡Cómo nos gusta estar enjaulados por tantos fuegos artificiales,
aparentemente bellos, pero que en realidad duran sólo unos pocos instantes! ¡Y
Éste es el reino del momento, esto es lo fascinante del momento!
De este examen de conciencia depende también,
para nosotros los cristianos, la calidad de nuestro obrar, de nuestro vivir, de
nuestra presencia en la ciudad, de nuestro servicio al bien común, de nuestra
participación en las instituciones públicas y eclesiales.
Por este motivo, y siendo Obispo de Roma,
quisiera detenerme sobre nuestro vivir en Roma, que representa un gran don,
porque significa vivir en la ciudad eterna, significa para un cristiano, sobre
todo, formar parte de la Iglesia fundada sobre el testimonio y sobre el
martirio de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Y por lo tanto, también por
ello damos gracias al Señor. Pero, al mismo tiempo, representa una
responsabilidad. Y Jesús ha dicho: "Al que se le confió mucho, se le
reclamará mucho más" (Lc 12, 48). Por lo tanto, preguntémonos: en
esta ciudad, en esta Comunidad eclesial, ¿somos libres o somos esclavos, somos
sal y luz? ¿Somos levadura? O ¿estamos apagados, sosos, hostiles, desalentados,
irrelevantes y cansados?
Sin duda, los graves hechos de corrupción,
surgidos recientemente, requieren una seria y conciente conversión de los
corazones, para un renacer espiritual y moral, así como un renovado compromiso
para construir una ciudad más justa y solidaria, donde los pobres, los débiles
y los marginados estén en el centro de nuestras preocupaciones y de nuestras
acciones de cada día. ¡Es necesaria una gran y cotidiana actitud de libertad
cristiana para tener la valentía de proclamar, en nuestra Ciudad, que hay que
defender a los pobres, y no defenderse de los pobres, que hay que servir a los
débiles y no servirse de los débiles!
La enseñanza de un simple diácono romano nos
puede ayudar. Cuando le pidieron a san Lorenzo que llevara y mostrara los
tesoros de la Iglesia, llevó simplemente a algunos pobres. Cuando en una ciudad
se cuida, socorre y ayuda a los pobres y a los débiles a promoverse en la
sociedad, ellos revelan el tesoro de la Iglesia y un tesoro en la sociedad.
Pero, cuando una sociedad ignora a los pobres,
los persigue, los criminaliza, los obliga a "mafiarse", esa sociedad
se empobrece hasta la miseria, pierde la libertad y prefiere "el ajo y las
cebollas" de la esclavitud, de la esclavitud de su egoísmo, de la
esclavitud de su pusilanimidad y esa sociedad deja de ser cristiana.
Queridos hermanos y hermanas, concluir el año es
volver a afirmar que existe una "última hora" y que existe "la
plenitud del tiempo". Al concluir este año, al dar gracias y al pedir
perdón, nos hará bien pedir la gracia de poder caminar en libertad para poder
reparar los tantos daños hechos y poder defendernos de la nostalgia de la
esclavitud, defendernos de no "añorar" la esclavitud.
La Virgen Santa, la Santa Madre de Dios, que está
en el corazón del templo de Dios, cuando la Palabra --que era en el principio--
se ha hecho uno de nosotros en el tiempo; Ella que ha dado al mundo al
Salvador, nos ayude a acogerlo con el corazón abierto, para ser y vivir
verdaderamente libres, como hijos de Dios. Así sea".
01.01.15
Texto completo de la homilía del
Papa en la fiesta de María Santísima, Madre de Dios
Francisco recuerda que 'sin la
Iglesia, Jesucristo queda reducido a una idea, una moral, un sentimiento'
CIUDAD DEL VATICANO, 01 de enero de 2015 (Zenit.org) - El papa
Francisco ha comenzado el año 2015 en la Basílica de San Pedro, pronunciando la
siguiente homilía:
"Vuelven hoy a la mente las palabras con las que
Isabel pronunció su bendición sobre la Virgen Santa: «¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor?» (Lc 1,42-43).
Esta bendición está en continuidad con la bendición
sacerdotal que Dios había sugerido a Moisés para que la transmitiese a Aarón y
a todo el pueblo: «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz» (Nm
6,24-26). Con la celebración de la solemnidad de María, Madre de Dios, la
Iglesia nos recuerda que María es la primera destinataria de esta bendición. Se
cumple en ella, pues ninguna otra criatura ha visto brillar sobre ella el
rostro de Dios como María, que dio un rostro humano al Verbo eterno, para que
todos lo puedan contemplar.
Además de contemplar el rostro de Dios, también
podemos alabarlo y glorificarlo como los pastores, que volvieron de Belén con
un canto de acción de gracias después de ver al niño y a su joven madre (cf. Lc
2,16). Ambos estaban juntos, como lo estuvieron en el Calvario, porque Cristo y
su Madre son inseparables: entre ellos hay una estrecha relación, como la hay
entre cada niño y su madre. La carne de Cristo, que es el eje de la salvación (Tertuliano),
se ha tejido en el vientre de María (cf. Sal 139,13). Esa inseparabilidad
encuentra también su expresión en el hecho de que María, elegida para ser la
Madre del Redentor, ha compartido íntimamente toda su misión, permaneciendo
junto a su hijo hasta el final, en el Calvario.
María está tan unida a Jesús porque él le ha dado
el conocimiento del corazón, el conocimiento de la fe, alimentada por la
experiencia materna y el vínculo íntimo con su Hijo. La Santísima Virgen es la
mujer de fe que dejó entrar a Dios en su corazón, en sus proyectos; es la
creyente capaz de percibir en el don del Hijo el advenimiento de la «plenitud
de los tiempos» (Ga 4,4), en el que Dios, eligiendo la vía humilde de la
existencia humana, entró personalmente en el surco de la historia de la
salvación. Por eso no se puede entender a Jesús sin su Madre.
Cristo y la Iglesia son igualmente inseparables,
porque la Iglesia y María van siempre juntas, y no se puede entender la
salvación realizada por Jesús sin considerar la maternidad de la Iglesia.
Separar a Jesús de la Iglesia sería introducir una «dicotomía absurda», como
escribió el beato Pablo VI (cf. Exhort. ap. N. Evangelii nuntiandi, 16). No se
puede «amar a Cristo pero sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la
Iglesia, estar en Cristo pero al margen de la Iglesia» (ibíd.). En efecto, la
Iglesia, la gran familia de Dios, es la que nos lleva a Cristo. Nuestra fe no
es una idea abstracta o una filosofía, sino la relación vital y plena con una
persona: Jesucristo, el Hijo único de Dios que se hizo hombre, murió y resucitó
para salvarnos y vive entre nosotros. ¿Dónde lo podemos encontrar?
Lo encontramos en la Iglesia, en nuestra Santa Madre Iglesia
Jerárquica. Es la Iglesia la que dice hoy: «Este es el Cordero de Dios»;
es la Iglesia quien lo anuncia; es en la Iglesia donde Jesús sigue haciendo sus
gestos de gracia que son los sacramentos.
Esta acción y la misión de la Iglesia expresa su
maternidad. Ella es como una madre que custodia a Jesús con ternura y lo da a
todos con alegría y generosidad. Ninguna manifestación de Cristo, ni siquiera
la más mística, puede separarse de la carne y la sangre de la Iglesia, de la
concreción histórica del Cuerpo de Cristo. Sin la Iglesia, Jesucristo queda
reducido a una idea, una moral, un sentimiento. Sin la Iglesia, nuestra
relación con Cristo estaría a merced de nuestra imaginación, de nuestras
interpretaciones, de nuestro estado de ánimo.
Queridos hermanos y hermanas, Jesucristo es la
bendición para todo hombre y para toda la humanidad. La Iglesia, al darnos a
Jesús, nos da la plenitud de la bendición del Señor. Esta es precisamente la
misión del Pueblo de Dios: irradiar sobre todos los pueblos la bendición de
Dios encarnada en Jesucristo. Y María, la primera y perfecta discípula de
Jesús, la primera y perfecta creyente, modelo de la Iglesia en
camino, es la que abre esta vía de la maternidad de la Iglesia y sostiene
siempre su misión materna dirigida a todos los hombres. Su testimonio materno y
discreto camina con la Iglesia desde el principio. Ella, la Madre de Dios, es
también Madre de la Iglesia y, a través de la Iglesia, es Madre de todos los
hombres y de todos los pueblos.
Que esta madre dulce y premurosa nos obtenga la
bendición del Señor para toda la familia humana. De manera especial hoy,
Jornada Mundial de la Paz, invocamos su intercesión para que el Señor nos de la
paz en nuestros días: paz en nuestros corazones, paz en las familias, paz entre
las naciones. Este año, en concreto, el mensaje para la Jornada Mundial de la
Paz lleva por título: «No más esclavos, sino hermanos». Todos estamos llamados
a ser libres, todos a ser hijos y, cada uno de acuerdo con su responsabilidad,
a luchar contra las formas modernas de esclavitud. Desde todo pueblo, cultura y
religión, unamos nuestras fuerzas. Que nos guíe y sostenga Aquel que para
hacernos a todos hermanos se hizo nuestro servidor.
Miramos a María, contemplamos a la Santa Madre de
Dios. Quisiera proponeos que la saludemos juntos. Lo ha hecho el valiente
pueblo de Éfeso, que gritaba a sus pastores cuando entraban en la iglesia:
'Santa Madre de Dios'. Que hermoso saludo para Nuestra Madre. Cuenta una
historia, no sé si es verdadera, que algunas de estas personas tenían bastones
en las manos. Quizás para hacer entender a los obispos lo que les sucedería si
no tuviesen la valentía de proclamarla Madre de Dios. Os invito a todos, sin
bastones, a levantaos y saludarla por tres veces, de pie, con este saludo de la
primera Iglesia: Santa Madre de Dios. (Todos dicen con el Santo Padre: 'Santa
Madre de Dios, Santa Madre de Dios, Santa Madre de Dios')".
02.01.15
Invitan al papa Francisco a visitar
la casa natal del fundador de los jesuitas
Con motivo del primer año jubilar
del Camino Ignaciano
MADRID, 02 de enero de 2015 (Zenit.org) - El
presidente de la Comunidad Autónoma del País Vasco, Iñigo Urkullu, ha escrito
una carta al papa Francisco invitándole a visitar el Santuario de Loyola (en
el norte de España) con motivo del primer año jubilar del Camino
Ignaciano, que recrea la ruta que el fundador de la Compañía de
Jesús, siendo caballero, recorrió en 1522 desde la casa donde nació en
Azpeitia hasta Manresa.
El mandatario ha cursado la invitación al Santo Padre
a través del presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo
de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez, que fue obispo de Bilbao de 1995 a 2010,
según ha adelantado la radio pública vasca.
En su carta, remitida hace 15 días, Urkullu invita al
Pontífice argentino a que visite a lo largo de este año el Santuario de Loyola,
en Azpeitia, coincidiendo con el primer año jubilar del Camino Ignaciano,
que arranca el próximo 31 de julio.
El presidente del Gobierno vasco y el presidente de la
CEE hablaron sobre la conveniencia de invitar al papa Francisco durante el acto
de proclamación del rey Felipe VI, después de que Urkullu hubiera tratado
previamente esta cuestión con los jesuitas de Loyola.
La invitación formal al Santo Padre tiene como base la
pertenencia de Jorge Mario Bergoglio a la Compañía de Jesús desde que era
novicio, a finales de los años 50. No existe "constancia
documental" sobre alguna visita del actual Pontífice al lugar donde está "la
raíz" de los jesuitas, donde se produjo la conversión de san Ignacio de
Loyola en su casa-torre natal.
El papa Francisco nació el 17 de diciembre
de 1936 en la capital argentina. Hijode emigrantes piamonteses, su padre
era contable y su madre se ocupaba de la casa y de la educación de sus cinco
hijos. El joven Jorge Mario se diplomó como técnico químico, y eligió
luego el camino del sacerdocio entrando en el seminario diocesano de Villa
Devoto.
El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la
Compañía de Jesús. Completó los estudios de humanidades en Chile y en 1963, al
regresar a Argentina, se licenció en filosofía en el Colegio San José, de San
Miguel. Entre 1964 y 1965 fue profesor de literatura y psicología en el Colegio
de la Inmaculada de Santa Fe y en 1966 enseñó las mismas materias en el Colegio
del Salvador en Buenos Aires. De 1967 a 1970 estudió teología en el Colegio San
José, y obtuvo la licenciatura.
El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación
sacerdotal de manos del arzobispo Ramón José Castellano. Prosiguió la
preparación en la Compañía de 1970 a 1971 en Alcalá de Henares (España), y el
22 de abril de 1973 emitió la profesión perpetua. De nuevo en Argentina, fue
maestro de novicios en Villa Barilari en San Miguel, profesor en la facultad de
teología, consultor de la provincia de la Compañía de Jesús y también rector
del Colegio.
El 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de
los jesuitas de Argentina, tarea que desempeñó durante seis años. Después
reanudó el trabajo en el campo universitario y entre 1980 y 1986 es de nuevo
rector del colegio de San José, además de párroco en San Miguel. En marzo de 1986
se traslada a Alemania para ultimar la tesis doctoral; posteriormente los
superiores le envían al colegio del Salvador en Buenos Aires y después a la
iglesia de la Compañía de la ciudad de Córdoba, como director espiritual y
confesor.
Es el cardenal Antonio Quarracino quien le llama
como su estrecho colaborador en Buenos Aires. Así, el 20 de mayo de 1992 Juan
Pablo II le nombra obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 27 de
junio recibe en la catedral la ordenación episcopal de manos del purpurado.
Como lema elige Miserando atque eligendo y en el escudo
incluye el cristograma IHS, símbolo de la Compañía de Jesús.
Es nombrado enseguida vicario episcopal de la
zona de Flores y el 21 de diciembre de 1993 se le encomienda también la tarea
de vicario general de la arquidiócesis. Por lo tanto no sorprendió que el 3 de
junio de 1997 fuera promovido como arzobispo coadjutor de Buenos Aires. Antes
de nueve meses, a la muerte del cardenal Quarracino, le sucede, el 28 de
febrero de 1998, como arzobispo, primado de Argentina. El 6 de noviembre
sucesivo fue nombrado Ordinario para los fieles de rito oriental residentes en
el país y desprovistos de Ordinario del propio rito.
Tres años después, en el Consistorio del 21 de
febrero de 2001, Juan Pablo II le crea cardenal, asignándole el título de san
Roberto Bellarmino. En esa ocasión, invita a los fieles a no acudir a Roma para
celebrar la púrpura y a destinar a los pobres el importe del viaje.
Tras la renuncia al cargo de Benedicto XVI, fue
elegido sucesor de Pedro el 13 de marzo de 2013.
03.01.15
El Papa felicita a ministra italiana
por la curación de paciente con ébola
El paciente es un médico napolitano
que trabajaba en Sierra Leona y que quiere volver allí para ayudar contra la
epidemia
ROMA, 03 de enero de 2015 (Zenit.org) - El papa
Francisco habló este sábado por teléfono con la ministra de Salud de Italia,
Beatríz Lorenzín, para felicitar a los sanitarios italianos tras la curación
del médico napolitano infectado por el virus del ébola cuando trabajaba en
Sierra Leona.
La información se supo gracias a un agradecimiento que
la ministra Lorenzín publicó en su perfil de
facebook en los siguientes términos: “Que emoción hablar con el papa Francisco,
nos da fuerza y coraje de osar siempre más”. Añadió que el Papa le confió “que
reza por los pacientes y los trabajadores de la sanidad”.
Este viernes el hospital Lazzaro Spalanzani, ubicado
en Roma y especializado en enfermedades infecciosas, dio el anuncio de que fue
dado de alta el médico italiano Fabrizio Pulvirenti, infectado con el virus de
ébola, después de más de un mes de tratamiento. Y que el plasma de su sangre
servirá para favorecer la curación de otros enfermos.
Por su parte el médico curado, perteneciente a la
organización Emergency, indicó que no ve la hora de poder regresar a
Sierra Leona para ayudar a los afectados por esta contagiosa enfermedad.
El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, en su
mensaje de final de año señaló al Dr. Pulviernti, junto a otros italianos,
porque hicieron honor al país con su operado.
La Organización Mundial de la Salud, indicó en su
último informe del 2 de enero que el número de muertes reportadas en África
Occidental por el virus del ébola aumentó a 7.905. En total se han reportado
20.206 casos de ébola desde diciembre de 2013, fecha en que se detectó la
epidemia.
Guinea, Liberia y Sierra Leona son las naciones
que se encuentran más afectadas por el brote. En Liberia los casos han
disminuido en las últimas seis semanas; en Sierra Leona, hay signos de que el
aumento de casos ha disminuido, aunque es el país que más afectados ha
reportado.
04.01.15
El Papa en el ángelus: ¡No hay
futuro sin propósitos y proyectos de paz!
Texto completo. 'El corazón del
hombre puede rechazar la luz y preferir las tinieblas, porque la luz pone al
descubierto sus obras malvadas.
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de enero de 2015 (Zenit.org) - Este primer
domingo del año el santo padre Francisco, rezó el ángelus desde la ventana de su
estudio que da hacia la plaza de San Pedro, donde miles de peregrinos le
aguardaban. Antes de la oración dirigió las siguientes palabras:
“Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
¡Que lindo domingo nos regala el nuevo año!, ¡que lindo día!
Dice san Juan en el evangelio que hemos leído hoy: 'En
él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las
tinieblas, y las tinieblas no la recibieron. Venía al mundo la luz verdadera,
la que ilumina a cada hombre'.
Los hombres hablan mucho de la luz, pero con
frecuencia prefieren la tranquilidad engañosa de la oscuridad. Nosotros
hablamos tanto de la paz pero con frecuencia recurrimos a la guerra, o elegimos
el silencio cómplice o no hacemos nada de concreto para construir la paz. De
hecho dice San Juan: 'Vino entre los suyos y los suyos no lo han acogido'.
Porque el juicio es éste: la luz, Jesús, vino al mundo pero los hombres
prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malvadas. Quien hace
el mal odia la luz y no sale hacia la luz para que sus obras no sean
descubiertas. Así lo dice en el evangelio san Juan: el corazón del hombre puede
rechazar la luz y preferir las tinieblas, porque la luz pone al descubierto sus
obras malvadas. Quien hace el mal odia la luz, quien hace el mal odia la paz.
Hemos iniciado hace pocos días el nuevo año en el
nombre de la Madre de Dios, celebrando la Jornada Mundial de la Paz sobre el
tema “Nunca más esclavos, sino hermanos”.
Mi deseo es que se acabe la explotación del
hombre por el hombre. Esta explotación es una herida social que mortifica las
relaciones interpersonales e impide una vida de comunión que busca el respeto,
la justicia y la caridad. Cada hombre y cada pueblo tienen hambre y sed de paz,
cada hombre y cada pueblo tienen hambre y sed de paz. Por lo tanto es necesario
y urgente construir la paz. Seguramente la paz no es solamente ausencia de
guerra, pero una condición general en la cual la persona humana está en armonía
con si misma, con la naturaleza y con los otros. Esta es la paz.
Entretanto para hacer callar las armas y apagar
los focos de guerra es una condición inevitable dar inicio a un camino
destinado a alcanzar la paz en sus diferentes aspectos.
Pienso en los conflictos que ensangrientan aún
demasiadas regiones del planeta, en las tensiones en las familias y en las
comunidades. En cuantas familias y en cuantas comunidades también parroquiales
hay guerra. Como las divergencias existentes en nuestras ciudades y en nuestros
países entre grupos de diverso origen cultural, étnico y religioso.
Tenemos que convencernos, a pesar de las
apariencias contrarias, que la concordia siempre es posible, en todo nivel y en
cada situación. ¡No hay futuro sin propósitos y proyectos de paz! ¡No hay
futuro sin la paz!
Dios en el Antiguo Testamento hace una promesa, e
Isaías dice: “Romperán sus espadas y harán arados, con sus lanzas harán hoces;
una nación no levantará más la espada contra otra nación, no aprenderán el arte
de la guerra”. ¡Bello! La paz es anunciada, como un don especial de Dios, con
el nacimiento del Redentor: “Paz en la tierra a los hombres que Dios ama”. Tal
don hay que implorado incesantemente en la oración. Acordémonos, aquí en
la plaza de ese cartel: 'En la raíz de la paz está la oración'.
Tiene que ser implorado este don y tiene que
ser acogido cada día con empeño, en las situaciones en las que nos
encontramos. En el alba de un nuevo año, todos nosotros estamos llamados a
encender nuevamente en el corazón un impulso de esperanza, que tiene que traducirse
en obras concretas de paz.
Tú no estás bien con aquel, haz la paz; en tu
casa, haz la paz; en tu comunidad, haz la paz; en tu trabajo, haz la paz. Obras
de paz, de reconciliación y de fraternidad.
Cada uno de nosotros tiene que cumplir gestos de
fraternidad hacia el prójimo, especialmente de quienes están probados por las
tensiones familiares o por dificultades de varios tipos.
Estos pequeños gestos tienen tanto valor y pueden
ser semillas que dan esperanza y pueden abrir caminos y perspectivas y de paz.
Invoquemos ahora a María, Reina de la Paz. Ella durante su vida terrena, ha
conocido no pocas dificultades, relacionadas a la fatiga cotidiana de la
existencia. Pero nunca perdió la paz de su corazón, fruto del abandono confiado
en la misericordia de Dios. A María, nuestra tierna Madre, pedimos indique al
mundo entero el camino seguro del amor y de la paz.
05.01.15
El 2015 se perfila como un año muy
intenso para el Papa
Visitas apostólicas, reforma de la
curia romana, conclusiones del sínodo de la familia, enciclica sobre ecología
humana, y no faltarán las sorpresas
CIUDAD DEL VATICANO, 05 de enero de 2015 (Zenit.org) -
Además de las catequesis de los miércoles en la plaza de San Pedro y de
sus homilías en la misa que celebra cotidianamente en la residencia Santa
Marta, el santo padre Francisco tiene una serie de empeños ya programados, como
los relacionados con el 'Año de la Vida Consagrada' que se celebra en este
2015.
Enero, del 12 al 19 es el viaje apostólico a Sri Lanka y Filipinas,
segundo viaje a Medio Oriente después del de Corea del Sur, en agosto pasado.
Febrero, del
9 al 12, el Papa se
reunirá con el consejo de nueve cardenales de los cinco continentes que le
ayudan en la reforma de la Curia y el gobierno de la Iglesia universal.
El 12 y el 13 de febrero, Francisco realizará un consistorio
con todos los cardenales para reflexionar sobre el rumbo y las propuestas de la
reforma de la Curia romana, como había sido solicitado en las Congregaciones
generales, antes del cónclave.
El 14 de febrero, el Santo Padre anunció que realizará un consistorio,
durante el cual nombraré a 20 nuevos cardenales, que provienen de 18 naciones
de todos los continentes, de los cuales 15 son electores y 5 son eméritos.
El 15 de febrero Francisco presidirá una solemne celebración en
la cual serán elevados a la púrpura 20 nuevos cardenales.
En marzo o abril se espera la nueva
encíclica sobre medio ambiente y ecología humana. Ésta dará base para un
encuentro con los líderes religiosos mundiales, teniendo en vista dos eventos
sobre el tema: la Asamblea general de Naciones Unidas en septiembre y la cumbre
en París sobre el clima en diciembre.
En Junio, está programado un viaje
del Papa a la ciudad de Turín, con motivo del segundo centenario del nacimiento
de San Juan Bosco, durante el cual irá el 21, a venerar la Sábana Santa, cuya
ostensión será del 19 al 24 de junio.
En septiembre el programa del
Papa incluye el viaje apostólico a Estados Unidos. Allí realizará un discurso
ante el en Capitolio y en la Asamblea General de Naciones Unidas. Después el
Papa viajará a Filadelfia, en donde participará al Encuentro Mundial de las
Familias.
En Octubre del 4 al 25, es el
Sínodo de la Familia, que deberá exponer las conclusiones que serán enviadas al
papa Francisco.
Además de otros eventos aún sin fecha, como el el
viaje a España con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de
Ávila.
Se baraja la posibilidad de que Francisco visite
dos países de América Latina y uno de África. Los nombres que se suponen son
Bolivia, México. Y de África, Uganda. Francia espera también recibirle en
París, en el santuario de Lourdes y en Lisieux, esta última localidad, donde
nació Santa Teresita del Niño Jesús.
Pero más allá de los eventos programados, están
las sorpresas, que en este pontificado no han faltado.
06.01.15
El Papa en la misa de Reyes: ¿Dónde
está la estrella?
Texto completo de la homilía del
Santo Padre en la misa de la epifanía. Encontrar a Jesús en los más pequeños,
en los que sufren explotación, torturas, trata o tráfico de armas
CIUDAD DEL VATICANO, 06 de enero de 2015 (Zenit.org) - En la
solemnidad de la Epifanía, la fiesta de Reyes, el papa Francisco ha presidido
la santa misa en la basílica de San Pedro, en el Vaticano, concelebrada con
cardenales, obispos y sacerdotes, todos con paramentos color crema y dorado, y
acompañada por el coro polifónico de la Capilla Sixtina.
En la homilía el Santo Padre recordó como los Reyes
Magos son símbolo de las personas que buscan a Dios. Ellos no le encontraron en
el palació real y no se dejaron engañar por la apariencia de fragilidad del
Niño. Y guiados por el Espíritu, reconocen que Dios no se manifiesta en la
potencia de este mundo, sino que nos habla en la humildad de su amor. Y el Papa
interrogó: ¿Cuál es el misterio en el que Dios se esconde? ¿Dónde puedo
encontrarlo? "Vemos a nuestro alrededor guerras, explotación de los niños,
torturas, tráfico de armas, trata de personas... Jesús está en todas estas
realidades, en todos estos hermanos y hermanas más pequeños que sufren tales
situaciones", dijo. E invitó a "vivir el mismo camino de conversión
que vivieron los Magos, y a rechazar las tentaciones que oscurecen la estrella".
A continuación,
el texto completo de la homilía del Papa.
"Ese Niño, nacido de la Virgen María en
Belén, vino no sólo para el pueblo de Israel, representado en los pastores de
Belén, sino también para toda la humanidad, representada hoy por los Magos de
Oriente. Y precisamente hoy, la Iglesia nos invita a meditar y a rezar sobre
los Magos y su camino en busca del Mesías. Estos Magos que vienen de Oriente
son los primeros de esa gran procesión de la que habla el profeta Isaías en la
primera lectura (cf. 60,1-6). Una procesión que desde entonces no se ha
interrumpido jamás, y que en todas las épocas reconoce el mensaje de la
estrella y encuentra el Niño que nos muestra la ternura de Dios. Siempre hay
nuevas personas que son iluminadas por la luz de su estrella, que encuentran el
camino y llegan hasta él.
Según la tradición, los Magos eran hombres
sabios, estudiosos de los astros, escrutadores del cielo, en un contexto
cultural y de creencias que atribuía a las estrellas un significado y un influjo
sobre las vicisitudes humanas. Los Magos representan a los hombres y a las
mujeres en busca de Dios en las religiones y filosofías del mundo entero, una
búsqueda que no acaba nunca.
Los Magos nos indican el camino que debemos
recorrer en nuestra vida. Ellos buscaban la Luz verdadera: «Lumen requirunt
lumine», dice un himno litúrgico de la Epifanía, refiriéndose precisamente a la
experiencia de los Magos; siguiendo una luz ellos buscan la luz. Iban en busca
de Dios. Cuando vieron el signo de la estrella, lo interpretaron y se pusieron
en camino, hicieron un largo viaje.
El Espíritu Santo es el que los llamó e impulsó a
ponerse en camino, y en este camino tendrá lugar también su encuentro personal
con el Dios verdadero.
En su camino, los Magos encuentran muchas
dificultades. Cuando llegan a Jerusalén ellos van al palacio del rey, porque
consideran algo natural que el nuevo rey hubiera nacido en el palacio real.
Allí pierden de vista la estrella, cuantas veces se pierde la vista de la
estrella, y se encuentran una tentación, puesta ahí por el diablo, es el engaño
de Herodes. El rey Herodes muestra interés por el niño, pero no para adorarlo,
sino par eliminarlo. Herodes es un hombre de poder, que sólo consigue ver
en el otro a un rival. Y en el fondo, también considera a Dios como un rival,
más aún, como el rival más peligroso. En el palacio de Herodes los Magos
atraviesan un momento de oscuridad, de desolación, que consiguen superar gracias
a la moción del Espíritu Santo, que les habla mediante las profecías de la
Sagrada Escritura. Éstas indican que el Mesías nacerá en Belén, la ciudad de
David.
En este momento, retoman el camino y vuelven a
ver la estrella. El evangelista apunta que experimentaron una «inmensa alegría»
(Mt 2,10), una verdadera consolación. Llegados a Belén, encontraron «al niño
con María, su madre» (Mt 2,11).
Después de lo ocurrido en Jerusalén, ésta será
para ellos la segunda gran tentación: rechazar esta pequeñez. Y sin embargo:
«cayendo de rodillas lo adoraron», ofreciéndole sus dones preciosos y
simbólicos. La gracia del Espíritu Santo es la que siempre los ayuda. Esta
gracia que, mediante la estrella, los había llamado y guiado por el camino,
ahora los introduce en el misterio. Esa misma estrella que les ha acompañado en
el camino les hace entrar en el misterio.
Guiados por el Espíritu, reconocen que los
criterios de Dios son muy distintos a los de los hombres, que Dios no se
manifiesta en la potencia de este mundo, sino que nos habla en la humildad de
su amor. El amor de Dios es grande, sí; el amor del Dios es potente, sí;
pero el amor de Dios es humilde, tan humilde. De ese modo, los Magos son
modelos de conversión a la verdadera fe porque han dado más crédito a la bondad
de Dios que al aparente esplendor del poder. Y ahora nos preguntamos: ¿Cuál es
el misterio en el que Dios se esconde? ¿Dónde puedo encontrarlo? Vemos a
nuestro alrededor guerras, explotación de los niños, torturas, tráfico de
armas, trata de personas... Jesús está en todas estas realidades, en todos
estos hermanos y hermanas más pequeños que sufren tales situaciones (cf. Mt 25,
40.45). El pesebre nos presenta un camino distinto al que anhela la mentalidad
mundana. Es el camino del anonadamiento de Dios, de su gloria escondida en el
pesebre de Belén, en la cruz del Calvario, en el hermano y en la hermana que
sufren.
Los Magos han entrado en el misterio. Han pasado
de los cálculos humanos al misterio, y éste es el camino de su conversión. ¿Y
la nuestra? Pidamos al Señor que nos conceda vivir el mismo camino de
conversión que vivieron los Magos. Que nos defienda y nos libre de las
tentaciones que oscurecen la estrella. Que tengamos siempre la inquietud de
preguntarnos, ¿dónde está la estrella?, cuando, en medio de los engaños
mundanos, la hayamos perdido de vista. Que aprendamos a conocer siempre de
nuevo el misterio de Dios, que no nos escandalicemos de la “señal”, de la
indicación: «un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12), y
que tengamos la humildad de pedir a la Madre, a nuestra Madre, que nos lo
muestre. Que encontremos el valor de liberarnos de nuestras ilusiones, de
nuestras presunciones, de nuestras “luces”, y que busquemos este valor en la
humildad de la fe y así encontremos la Luz, Lumen, como han hecho los santos
Magos. Amén".
07.01.15
Firme condena del Papa al atentado
de París
Francisco exhorta a todos a oponerse
con todos los medios a la difusión del odio y de cualquier forma de violencia,
física y moral
ROMA, 07 de enero de 2015 (Zenit.org) - En un
comunicado enviado en la tarde de este miércoles, el director de la Oficina de
Prensa del Vaticano indicó que “el Santo Padre expresa su firme condena por el
horrible atentado que ha enlutado esta mañana la ciudad de París, con un alto
número de víctimas, sembrando la muerte, dejando consternada a toda la sociedad
francesa, turbando profundamente a todas las personas que aman la paz, incluso
mucho más allá de las fronteras de Francia”.
“El papa Francisco participa en la oración y el en
sufrimiento de los heridos y de las familias de los difuntos y exhorta a todos
a oponerse con todos los medios a la difusión del odio y de cualquier forma de
violencia, física y moral, que destruye la vida humana, viola la dignidad de
las personas”.
Añadió que la violencia “mina radicalmente el bien
fundamental de la convivencia pacífica entre las personas y los pueblos”,
convivencia posible “no obstante las diferencias de nacionalidad, de religión y
de cultura”.
El comunicado añade: “Cualquiera sea la
motivación, la violencia homicida es abominable, nunca es justificable” porque
“la vida y la dignidad tienen que ser garantizados y tutelados con decisión”.
Por ello “cualquier instigación al odio tiene que ser rechazada” y “el respeto
del otro tiene que ser cultivado”.
La nota de prensa enviada al anochecer concluye
indicando que “El papa expresa su cercanía, solidaridad espiritual y su apoyo a
todos aquellos que, según las diversas responsabilidades, siguen empeñándose
con constancia por la paz, la justicia y el derecho”. Y que permitirá “sanar en
profundidad los manantiales y las causas del odio, en este momento doloroso y
dramático, en Francia y en el mundo, marcado por tensiones y violencia”.
08.01.15
El Papa en Sta. Marta, recordó a las
víctimas del ataque en Francia
Hoy Francisco ha lanzado un hashtag
en twitter: #PrayersForParis, oraciones por París
ROMA, 08 de enero de 2015 (Zenit.org) - El papa
Francisco celebró este jueves por la mañana la misa en la capilla de la
residencia Santa Marta, en sufragio por las víctimas del atentado en París.
Ayer condenó con firmeza el horrible atentado y pidió
oponerse a la difusión del odio. Hoy ha lanzado un hashtag en twitter:
#PrayersForParis, oraciones por París.
El papa inició la celebración de la santa misa,
recordando a las víctimas del ataque terrorista en París, al semanario satírico
Charlie Hebdo:
“El atentado de ayer en París nos hace pensar a tanta
crueldad, crueldad humana; a tanto terrorismo, sea el terrorismo aislado, sea
el terrorismo de Estado. ¡Especialmente de la crueldad de la cual es capaz el
hombre!”
Y añadió: “Recemos en esta misa, por las víctimas de
esta crueldad. ¡Tantas! Y pidamos también por los crueles, para que el Señor
les cambie el corazón”.
Hoy, como ya programado con anterioridad, el Santo
Padre recibió al arzobispo de París, André Vignt-trois, a quien ya le ha
enviado un telegrama expresando su cercanía a las víctimas, a sus familiares,
pidiendo al Señor que les consuele.
"El que ama conoce a Dios; el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Pero no amor de telenovela. ¡No, no! Amor sólido, fuerte; amor eterno, amor que se manifiesta --la palabra de estos días, manifestación-- en su Hijo, que ha venido para salvarnos. Amor concreto; amor de obras y no de palabras. Para conocer a Dios hace falta toda una vida; un camino, un camino de amor, de conocimiento, de amor al prójimo, de amor a los que nos odian, de amor por todos".
Francisco en Santa Marta: 'El amor
de Dios no es de telenovela'
El Santo Padre explica que a través
del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios. En su homilía de este jueves,
afirma también que para el encuentro con el Señor no basta la razón
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de enero de 2015 (Zenit.org) - Dios nos
precede siempre en el amor. Se trata de uno de los pasajes de la homilía del
papa Francisco en la misa matutina, que ha celebrado este jueves en la capilla
de la Casa Santa Marta con un grupo de fieles, la primera del año 2015. El
Pontífice argentino ha subrayado que el amor cristiano está hecho de obras
concretas, no de palabras. Y ha reafirmado que para conocer a Dios no basta el
intelecto, es necesario el amor.
En estos días después de Navidad, ha señalado el Santo
Padre, la palabra clave en la liturgia es "manifestación". Jesús se
manifiesta: en la fiesta de la Epifanía, en el Bautismo y de nuevo en las Bodas
de Caná. Pero, se ha preguntado el Papa, "¿cómo podemos conocer a
Dios?". Es precisamente este, ha apuntado, el tema del que habla el
apóstol Juan en la primera lectura, subrayando que para conocer a Dios nuestro
"intelecto", "la razón" es "insuficiente". Dios,
ha añadido, "se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el
encuentro la razón no basta". Hace falta algo más:
"¡Dios es amor! Y sólo por el camino del
amor puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor!
'¿Pero cómo puedo amar lo que no conozco?'; 'Ama a los que tienes cerca'. Y
esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios,
porque Él es amor; Pero el segundo es amar al prójimo, pero para llegar al
primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al
prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor. Sólo amando razonablemente,
pero amando, podemos llegar a este amor".
Es por eso, ha exhortado, que debemos amarnos
"los unos a los otros", porque "el amor es de Dios" y
"quien ama ha sido engendrado por Dios". Y también, ha proseguido,
para conocer a Dios hay que amar:
"El que ama conoce a Dios; el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Pero no amor de telenovela. ¡No, no! Amor sólido, fuerte; amor eterno, amor que se manifiesta --la palabra de estos días, manifestación-- en su Hijo, que ha venido para salvarnos. Amor concreto; amor de obras y no de palabras. Para conocer a Dios hace falta toda una vida; un camino, un camino de amor, de conocimiento, de amor al prójimo, de amor a los que nos odian, de amor por todos".
Francisco ha observado así que no hemos sido
nosotros en dar el amor a Dios, sino que ha sido "Él quien nos ha amado y
nos ha mandado a su Hijo como víctima de expiación por nuestros pecados".
En la persona de Jesús, ha sido su reflexión, "podemos contemplar el amor
de Dios" y siguiendo su ejemplo "llegamos --escalón a escalón-- al
amor de Dios, al conocimiento de Dios que es amor". Recordando después
al profeta Jeremías, el Pontífice ha afirmado que el amor de Dios nos
"precede", nos ama antes incluso de que lo busquemos. El amor de
Dios, ha destacado, es como "la flor del almendro", que es "la
primera que florece en primavera". El Señor "nos ama primero",
"siempre tendremos esta sorpresa". Y ha observado que
"cuando nos acercamos a Dios a través de las obras de caridad, la oración,
la Comunión, la Palabra de Dios", "encontramos que Él está allí, el
primero, esperándonos, así nos ama".El Papa ha recordado después el
Evangelio de hoy, que narra la multiplicación de los panes y los peces por
parte de Jesús. El Señor, ha indicado, "tuvo compasión" de la
cantidad de gente que había ido a escucharlo, porque "eran ovejas sin
pastor, desorientadas". Y ha asegurado que también hoy mucha gente está
"desorientada" en "nuestras ciudades, en nuestros
países". Por eso, Jesús les enseña la doctrina y la gente le escucha.
Cuando luego se hace tarde y pide que les den de comer, sin embargo, los
discípulos responden "un poco nerviosos". Una vez más, ha comentado
el Santo Padre, Dios ha llegado "primero, los discípulos no habían
entendido nada":
"Así es el amor de Dios: siempre nos espera,
siempre nos sorprende. Es el Padre, es nuestro Padre que nos ama tanto, que
siempre está dispuesto a perdonarnos. ¡Siempre! No una vez, 70 veces 7.
¡Siempre! Como un padre lleno de amor y para conocer a este Dios que es amor
debemos subir por el escalón del amor al prójimo, por las obras de caridad, por
las obras de misericordia, que el Señor nos ha enseñado. Que el Señor, en estos
días en que la Iglesia nos hace pensar en la manifestación de Dios, nos dé la
gracia de conocerle por el camino del amor".
En Sta. Marta: 'No basta el yoga
para sentir la paternidad de Dios'
El Santo Padre explica en la homilía
de este viernes que sólo el Espíritu Santo hace que el corazón del hombre sea
dócil al Señor
CIUDAD DEL VATICANO, 09 de enero de 2015 (Zenit.org) - Sólo el
Espíritu Santo hace que el corazón sea dócil a Dios y a la libertad. Es lo
que ha afirmado el papa Francisco en la misa de esta mañana en la capilla de la
Casa Santa Marta. Los dolores de la vida, ha recordado el Santo Padre,
pueden cerrar a una persona, mientras que el amor la libera.
Una sesión de yoga no podrá enseñar a un corazón a
"sentir" la paternidad de Dios, ni un curso de espiritualidad zen lo
hará más libre para amar. Este poder lo tiene sólo el Espíritu Santo. El
Pontífice ha retomado el pasaje del día del Evangelio de Marcos --el
siguiente al de la multiplicación de los panes, y en el que los discípulos se
asustan al ver a Jesús caminando hacia ellos sobre el agua-- que termina con
una consideración sobre el porqué de ese miedo: los Apóstoles no habían
entendido el milagro de los panes, porque "su corazón se había
endurecido".
Un corazón puede ser de piedra por muchas razones, ha
proseguido el Papa. Por ejemplo, a causa de "experiencias dolorosas".
Le pasa a los discípulos de Emaús, temerosos de ilusionarse "de
nuevo". Le sucede a Tomás, que se niega a creer en la resurrección de
Jesús. Y "otro de los motivos que endurecen el corazón --ha indicado
Francisco-- es el cierre en sí mismo":
"Hacer un mundo en sí mismo, cerrado. En sí
mismo, en su comunidad o en su parroquia, pero siempre cerrado. Y el cierre
puede tener que ver con muchas cosas: pero pensemos en el orgullo, en la
suficiencia, pensar que soy mejor que los demás, incluso en la vanidad,
¿no? Existen el hombre y la mujer-espejo, que se cierran en sí mismos para
mirarse a sí mismos constantemente, ¿no? Pero, tienen el corazón duro,
porque están cerrados, no están abiertos. Y tratan de defenderse con estos
muros que hacen a su alrededor".
También está el que se atrinchera detrás de la
ley, aferrándose a la "letra" de lo que establecen los mandamientos.
Aquí, ha señalado el Santo Padre, lo que endurece el corazón es un problema de
"inseguridad". Y el que busca solidez en el texto de la ley está
seguro --ha apuntado el Pontífice con un toque de ironía-- como "un hombre
o una mujer en una celda de la prisión tras las rejas: es una seguridad sin
libertad". Es decir, todo lo contrario, ha añadido, de lo "que Jesús
ha venido a traernos", la libertad:
"El corazón, cuando se endurece, no es libre
y si no es libre es porque no ama: así terminaba el apóstol Juan en la primera
lectura. El perfecto amor echa fuera el temor: en el amor no hay temor, porque
el temor supone un castigo, y el que teme no es perfecto en el amor. No es
libre. Siempre tiene el temor de que suceda algo doloroso, triste, que me haga
ir mal en la vida o arriesgar la salvación eterna... Pero tantas imaginaciones,
porque no ama. Quien no ama no es libre. Y sus corazones se endurecieron,
porque todavía no habían aprendido a amar".
Entonces, "¿quién nos enseña a amar? ¿Quién
nos libera de esta dureza? ", se ha preguntado el Papa. "Sólo el
Espíritu Santo", ha sido su respuesta:
"Puedes hacer mil cursos de catequesis, mil
cursos de espiritualidad, mil cursos de yoga, zen, y todas estas cosas. Pero
todo esto nunca será capaz de darte la libertad de hijo. Sólo el Espíritu Santo
es el que mueve tu corazón para decir 'Padre'. ¿Sólo el Espíritu Santo es capaz
de ahuyentar, para romper esta dureza de corazón y hacer un corazón...
blando?... No sé, no me gusta la palabra... "Dócil". Dócil al Señor.
Dócil a la libertad del amor".
10.01.15
El Papa: no hay reconstrucción de un
país sin reconstrucción plena de la persona
El Santo Padre agradece y anima en
su labor a los participantes del encuentro celebrado en el Vaticano, con
ocasión del quinto aniversario del terrermoto de Haití
CIUDAD DEL VATICANO, 10 de enero de 2015 (Zenit.org) - Con la
ayuda ofrecida a nuestros hermanos y hermanas en Haití hemos manifestado que la
Iglesia es un gran cuerpo, donde los distintos miembros cuidan los unos de los
otros. Y en esta comunión animada por el Espíritu Santo, encuentra su razón
profunda nuestro servicio de caridad. Así lo ha afirmado el Papa esta mañana en
su discurso a los participantes del encuentro que se celebra este sábado en el
Vaticano, para recordar la tragedia del terremoto de Haití sucedido hace cinco
años. La cumbre ha sido organizada por el Pontificio Consejo Cor Unum y por la
Pontificia Comisión para América Latina y lleva por título “La comunión de la
Iglesia: memoria y esperanza para Haití a cinco años del terremoto”.
Así, Francisco ha hablado esta mañana del trabajo
realizado en Haití y del que aún queda por realizar, ambos apoyados en tres
pilares fundamentales: la persona humana, la comunión eclesial y la Iglesia
local. De este modo, el Pontífice ha recordado que “la persona está al centro
de la acción de la Iglesia”. Además, “nuestra primera preocupación debe ser la
de ayudar al hombre, a cada hombre, a vivir plenamente como persona”, ha
afirmado. A propósito ha añadido que “no hay verdadera reconstrucción de un
país sin reconstrucción de la persona en su plenitud”.
Así, Francisco ha pedido que “cada persona en
Haití tenga lo necesario desde el punto de vista material, pero que al mismo
tiempo pueda vivir la propia libertad, las propias responsabilidades y la
propia vida espiritual y religiosa”. Además, ha recordado que la actividad
humanitaria y la pastoral no son competencia si no complementarias, “necesitan
la una de la otra: contribuyen juntas a formar en Haití personas maduras y
cristianos, que a su vez podrán dedicarse al bien de sus hermanos”.
El segundo aspecto del que el Santo Padre ha
hablado es la comunión eclesial. Cada uno en Haití --instituciones eclesiales y
fieles de forma particular-- con su peculiaridad, “ha prestado una importante
obra benéfica”, ha precisado. Y esta pluralidad es “un factor positivo, porque
es signo de la vitalidad de la Iglesia y de la generosidad de muchos. Al
respecto, Francisco ha afirmado que “la caridad es aún más verdadera y más
incisiva si es vivida en la comunión”. Asimismo, “la comunión testimonia que la
caridad no es solo ayudar al otro, sino una dimensión que impregna toda la vida
y rompe todas esas barreras del individualismo que nos impiden encontrarnos”.
De este modo, el Pontífice ha invitado a reforzar las metodologías que
consientan trabajar juntos.
Para finalizar su discurso, el Santo Padre ha
subrayado la importancia de la Iglesia local, “porque es en ella que la
experiencia cristiana se hace tangible”. Por eso, ha recordado, “es necesario
que la Iglesia en Haití se haga cada vez más viva y fecunda, para testimoniar a
Cristo y para dar su contribución al progreso de ese país”. Y así, Francisco ha
indicado que el testimonio de la caridad evangélica es eficaz cuando está
sostenida por la relación personal con Jesús en la oración, en la escucha de la
Palabra de Dios y en acercarse a los sacramentos”. Aquí esta la ‘fuerza’ de la
Iglesia local, ha asegurado el Papa.
En la conclusión de su discurso, el Obispo de
Roma ha renovado su agradecimiento a los presentes y les ha animado a continuar
en este camino.
11.01.15
El Papa en el ángelus: 'El pecado
nos aleja de Dios'
Texto completo. Francisco invita a
rezar a menudo al Espíritu Santo, 'el gran olvidado en nuestras oraciones'.
Pide oraciones por su viaje a Sri Lanka y Filipinas
CIUDAD DEL VATICANO, 11 de enero de 2015 (Zenit.org) - Al
finalizar la santa misa en la que el Santo Padre ha bautizado a un grupo de
niños en la Capilla Sixtina, Francisco se ha asomado a la ventana del estudio
del Palacio Apostólico para rezar el ángelus con los fieles que estaban
presentes en la plaza de San Pedro.
Estas son
las palabras del Papa para introducir la oración mariana:
Queridos
hermanos y hermanas, buenos días.
hoy celebramos la fiesta del Bautismo del Señor, que
concluye con el tiempo de Navidad. El Evangelio describe lo que sucede en la
orilla del Jordán. En el momento en el que Juan el Bautista bautiza a Jesús, el
cielo se abre. “Y al salir del agua --dice Marcos-- vio que los cielos se
abrían”. Vuelve a la mente la dramática súplica del profeta Isaías: “Si
rasgaras el cielo y descendieras”. Esta invocación ha sido escuchada en el
evento del Bautismo de Jesús. Y así, termina el tiempo de los “cielos
cerrados”, que indica la separación entre Dios y el hombre, consecuencia del
pecado. El pecado nos aleja de Dios e interrumpe la unión entre la tierra y el
cielo, determinando así nuestra miseria y el fracaso de nuestra vida. Los
cielos abiertos indican que Dios ha donado su gracia para que la tierra dé su
fruto.
Así la tierra se ha convertido en la casa de Dios
entre los hombres y cada uno de nosotros tiene la posibilidad de encontrar al
Hijo de Dios, experimentando todo el amor y la misericordia infinita. Lo
podemos encontrar realmente presente en los Sacramentos, especialmente en la
Eucaristía. Lo podemos reconocer en el rostro de nuestros hermanos, en particular
en los pobres, en los enfermos, en los encarcelados, en los refugiados: ellos
son carne viva del Cristo que sufre e imagen visible del Dios invisible.
Con el Bautismo de Jesús no solo se abren los
cielos, sino que Dios habla de nuevo haciendo resonar su voz: “Tú eres mi Hijo
muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección”. La voz del Padre
proclama el misterio que se esconde en el Hombre bautizado por el Precursor.
Jesús, el Hijo de Dios encarnado, es también la Palabra definitiva que el Padre
ha querido decir al mundo. Solo escuchando, siguiendo y testimoniando esta
Palabra, podemos hacer plenamente fecunda nuestra experiencia de fe, cuya
semilla se ha puesto en nosotros el día de nuestro Bautismo.
El descenso del Espíritu Santo, en forma de paloma,
consiente a Cristo, el Consagrado del Señor, inaugurar su misión, que es
nuestra salvación. El Espíritu Santo, el gran olvidado en nuestras oraciones.
Nosotros a menudo rezamos a Jesús, rezamos al Padre, especialmente cuando
rezamos el Padre Nuestro, pero no tan frecuentemente rezamos al Espíritu Santo.
Es verdad ¿no? El olvidado. Y necesitamos pedir su ayuda, su fortaleza, su
inspiración. El Espíritu Santo, que ha animado por entero la vida y el
ministerio de Jesús, es el mismo Espíritu que hoy guía la existencia cristiana.
La existencia de un hombre, una mujer, que se dicen y quieren ser cristianos.
Poner bajo la acción del Espíritu Santo nuestra vida de cristianos y la misión,
que todos hemos recibido en virtud del Bautismo, significa reencontrar la
valentía apostólica necesaria para superar fáciles comodidades mundanas. Sin
embargo un cristiano y una comunidad “sordos” a la voz del Espíritu Santo, que
empuja a llevar el Evangelio a los confines de la tierra y de la sociedad, se
convierten también en un cristiano y una comunidad “mudos” que no hablan y no
evangelizan. Recordad esto, rezar a menudo al Espíritu Santo, para que nos
ayude, nos dé la fuerza, nos dé la inspiración, y nos haga ir adelante.
María, Madre de Dios y de la Iglesia, acompañe el
camino de todos nosotros bautizados; nos ayude a crecer en el amor hacia Dios y
en la alegría de servir el Evangelio, para dar así sentido pleno a nuestra
vida.
Al finalizar la oración del ángelus, el Santo Padre ha saludado a los
presentes:Queridos hermanos y hermanas, os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos.
Con gusto saludo al grupo de estudiantes de
Estados Unidos de América, como también a la Asociación Laicos Amor
Misericordioso. Hay mucha necesidad hoy de misericordia, y es importante que
los fieles laicos la vivan y la lleven en los distintos ambientes sociales.
Adelante, estamos viviendo el tiempo de la misericordia. Este es el tiempo de
la misericordia.
Mañana por la tarde saldré para un viaje apostólico
a Sri Lanka y Filipinas. ¡Gracias por vuestro deseo en ese cartel! Muchas
gracias. Os pido por favor que me acompañéis con la oración. Pido también a los
srilankeses y a los filipinos que están aquí en Roma que recen especialmente
por mí, por este viaje.
Os deseo a todos un feliz domingo, aunque es un
poco feo el tiempo pero, un feliz domingo. Y también hoy es un día para
recordar con alegría el propio bautismo. Recordad lo que os he pedido. Buscad
la fecha del bautismo. Así, cada uno de nosotros puede decir. ‘Yo he sido
bautizado tal día’. Que sea la alegría del bautismo hoy. No os olvidéis de
rezar por mí.
12.01.15
El Papa: el fundamentalismo usa a
Dios como un pretexto ideológico
En un amplio discurso del Santo
Padre al Cuerpo Diplomático invoca la paz, condena la violencia y el terrorismo
y pide a la comunidad internacional promover la dignidad humana
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de enero de 2015 (Zenit.org) - Un deseo de
paz, y un fuerte llamamiento a la comunidad internacional a condenar la
violencia y el terrorismo fundamentalista. Estos han sido principalmente los
deseos del santo padre Francisco en el tradicional discurso al Cuerpo
Diplomático acreditado ante la Santa Sede a inicios de año. Asimismo ha
mencionado los países que en la actualidad están sufriendo situaciones
dramáticas, Siria, Irak, Nigeria, el Cuerno de África, Ucrania. Y a todos ellos
envía su cercanía. Del mismo modo ha hecho un repaso por los países que ha
visitado este año --Tierra Santa, Corea, Albania, Turquía-- analizando lo que
ha vivido en estos lugares. Durante más de media hora, Francisco ha hecho
un repaso a la situación actual internacional, condenando la cultura del
descarte pero ofreciendo también esperanza.
DESEO DE PAZ Y CULTURA DEL DESCARTE
El Papa ha recordado que la Navidad habla de paz pero también de una dramática situación: el rechazo. Tal y como se ve en algunas representaciones iconográficas, ha recordado el Santo Padre, el Niño Jesús no aparece recostado en una cuna sino en un sepulcro. Esta imagen “indica que, junto a la acogida gozosa del recién nacido, está también todo el drama que sufre Jesús, despreciado y rechazado hasta la muerte en Cruz”.
Y hablando de rechazo, Francisco ha recordado que
hay un tipo de rechazo que afecta a todos, que lleva a no ver al prójimo como a
un hermano al que acoger, sino a dejarlo fuera de nuestro horizonte personal de
vida, a transformarlo en un adversario, un súbdito al que dominar. Y esta es
“la mentalidad que genera la cultura del descarte que no respeta nada ni a
nadie”. Por otro lado, el Pontífice ha comparado la matanza de los niños a
manos de Herodes, con los cien niños asesinados en Pakistán hace un mes “con
una crueldad inaudita”. Y así, el Papa ha expresado de nuevo su pésame a sus
familias y ha asegurado su oración por los muchos inocentes que han perdido la
vida.
Así pues, el Santo Padre ha indicado que a la
dimensión personal del rechazo, se une inevitablemente la dimensión social:
“una cultura que rechaza al otro, que destruye los vínculos más íntimos y
auténticos, acaba por deshacer y disgregar toda la sociedad y generar violencia
y muerte”. Algo que se puede comprobar en numerosos acontecimiento diarios, y
en concreto ha mencionado “la trágica masacre que ha tenido lugar en París
estos últimos días”. Por eso ha advertido que el ser humano libre “se convierte
en esclavo”, ya sea de las “modas, del poder, del dinero, incluso a veces de
formas tergiversadas de religión”.
A propósito, el Pontífice ha señalado que las
consecuencias de esta mentalidad de rechazo se constata en la proliferación de
conflictos, “como una auténtica guerra mundial combatida en etapa”, ha
precisado. Un ejemplo de ello es Ucrania, “convertida en un dramático escenario
de confrontación y para la que deseo que, mediante el diálogo, se consoliden
los esfuerzos que se están realizando para que cese la hostilidad”.
SITUACIÓN DE ORIENTE MEDIO Y
FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO
A continuación el Papa ha hablado de Oriente Medio, comenzando por “la amada tierra de Jesús” a la que, dijo, "no nos cansaremos nunca de desear la paz”. De este modo ha recordado como en su viaje a Tierra Santa lo hizo con “extraordinaria intensidad”, junto al entonces presidente israelí, Shimon Peres, y al presidente palestino, Mahmud Abbas. Con “la esperanza firme de que se puedan retomar las negociaciones”, para que “cese la violencia” y se alcance una solución que permita a ambos pueblos vivir finalmente en paz, “dentro de unas fronteras claramente establecidas y reconocidas internacionalmente, de modo que ‘la solución de dos Estados’ se haga efectiva”.
A continuación el Papa ha hablado de Oriente Medio, comenzando por “la amada tierra de Jesús” a la que, dijo, "no nos cansaremos nunca de desear la paz”. De este modo ha recordado como en su viaje a Tierra Santa lo hizo con “extraordinaria intensidad”, junto al entonces presidente israelí, Shimon Peres, y al presidente palestino, Mahmud Abbas. Con “la esperanza firme de que se puedan retomar las negociaciones”, para que “cese la violencia” y se alcance una solución que permita a ambos pueblos vivir finalmente en paz, “dentro de unas fronteras claramente establecidas y reconocidas internacionalmente, de modo que ‘la solución de dos Estados’ se haga efectiva”.
También ha mencionado los conflictos de Siria e
Iraq, a causa de la propagación del terrorismo de carácter fundamentalista.
Este fenómeno --ha indicado el Papa-- es consecuencia de la cultura del
descarte aplicada a Dios. Así, el Santo Padre ha explicado que el
fundamentalismo religioso “rechaza a Dios, relegándolo a mero pretexto
ideológico”. El Papa ha indicado que ante esta injusta agresión es necesaria una
respuesta unánime que impida que se propague la violencia, reestablezca la
concordia y sane las profundas heridas que han provocado los incesantes
conflictos.
Y de este modo ha aprovecho esta oportunidad para
hacer un llamamiento a toda la comunidad internacional, y a los gobiernos
implicados, “para que adopten medidas concretas en favor de la paz y la defensa
de cuantos sufren las consecuencias de la guerra y de la persecución”. Una vez
más, Francisco ha afirmado que “un Oriente Medio sin cristianos sería un
Oriente Medio desfigurado y mutilado”. Por eso ha exhortado a la comunidad
internacional a que condenen cualquier interpretación fundamentalista y
extremista de la religión, que pretenda justificar tales actos de violencia.
ÁFRICA
Por otro lado, Francisco ha querido recordar también la situación del continente africano. Así ha mencionado la situación de Nigeria, donde no cesa la violencia y crece el trágico fenómeno de los secuestros, a menudo a jóvenes para ser objeto de trata. El Papa también sigue con preocupación conflictos de carácter civil, como en Libia, o la dramática situación de la República Centroafricana. Particularmente preocupante es --ha añadido-- la situación de Sudán del Sur y algunas regiones de Sudán, del Cuerno de África y de la República Democrática del Congo. A este respecto, Francisco ha deseado que gobiernos y comunidad internacional lleguen a un compromiso común para que se ponga fin a todo tipo de lucha, de odio y de violencia.
Por otro lado, Francisco ha querido recordar también la situación del continente africano. Así ha mencionado la situación de Nigeria, donde no cesa la violencia y crece el trágico fenómeno de los secuestros, a menudo a jóvenes para ser objeto de trata. El Papa también sigue con preocupación conflictos de carácter civil, como en Libia, o la dramática situación de la República Centroafricana. Particularmente preocupante es --ha añadido-- la situación de Sudán del Sur y algunas regiones de Sudán, del Cuerno de África y de la República Democrática del Congo. A este respecto, Francisco ha deseado que gobiernos y comunidad internacional lleguen a un compromiso común para que se ponga fin a todo tipo de lucha, de odio y de violencia.
DIGNIDAD DE LA MUJER, ENFERMOS,
MARGINADOS
En relación con las guerras el Papa ha hablado de otro “horrible crimen”: la violación, que ha definido como una ofensa gravísima a la dignidad de la mujer, que no sólo es deshonrada en la intimidad de su cuerpo, sino también en su alma. También ha hecho referencia a los ancianos, discapacitados, y jóvenes. Del desempleo juvenil, el trabajo negro o la explotación laboral ha advertido que es “contrario a la dignidad humana y es fruto de una mentalidad que pone en el centro el dinero, los beneficios y los intereses económicos en detrimento del hombre”. Otras formas “más sutiles y veladas de rechazo” de la cultura del descarte son los enfermos, aislados y marginados. En este punto ha hablado de la epidemia del Ébola y ha agradecido el trabajo de los agentes sanitarios, religiosos y voluntarios.
REFUGIADOS E IMIGRANTES
Asimismo ha hablado de los desplazados y refugiados. Sobre la situación de los inmigrantes el Papa ha advertido que es necesario un cambio de actitud: “pasar de la indiferencia y del miedo a una sincera aceptación del otro”. Y para ello es necesario “poner en práctica legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes”.
ASIA
Durante su discurso, Francisco ha recordado que esta tarde viajará a Sri Lanka y Filipinas, y “mostrar así el interés y la solicitud pastoral con que sigo los acontecimientos de los pueblos de ese vasto continente”. A propósito ha esperado que retome el diálogo entre las dos Coreas, países hermanos, que hablan la misma lengua.
Durante su discurso, Francisco ha recordado que esta tarde viajará a Sri Lanka y Filipinas, y “mostrar así el interés y la solicitud pastoral con que sigo los acontecimientos de los pueblos de ese vasto continente”. A propósito ha esperado que retome el diálogo entre las dos Coreas, países hermanos, que hablan la misma lengua.
AGRADECIMIENTO A DIOS
En la última parte de su intervención al cuerpo diplomático, el Papa no ha querido que la mirada quede dominada por el pesimismo y los defectos, por lo que ha agradecido a Dios por los beneficios, diálogos y encuentros que también ha dado.
De este modo, ha hecho un recordatorio de los países que ha visitado a los largo del 2014. Albania, “una nación llena de jóvenes, que son esperanza de futuro”. Turquía, puente histórico entre Oriente y Occidente, donde ha podido “constatar los frutos del diálogo ecuménico e interreligioso, además del compromiso tomado a favor de los refugiados provenientes de otros países de Oriente Medio”. Este mismo espíritu de acogida encontró en Jordania, dijo. Y recordó también el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, así como los esfuerzos en Colombia para lograr la paz y en Venezuela para restablecer la concordia política.
Francisco: 'Las religiones tienen un
papel esencial en el proceso de reconciliación
Martes-9,00 (Sri Lanka): El Santo
Padre es recibido en el aeropuerto de Colombo, Sri Lanka, donde da las gracias
por la acogida y alienta a proseguir en el proceso de reconciliación tras la
guerra civil
CIUDAD DEL VATICANO, 13 de enero de 2015 (Zenit.org) - El santo
padre Francisco ha dado inicio este martes a su séptimo viaje internacional. A
las 4.25 hora de Roma, el avión del Papa ha aterrizado en el aeropuerto de
Colombo, Sri Lanka, tras un vuelo de casi diez horas. Nada más bajar del avión
ha sido recibido por unos niños que le hicieron un presente y le colocaron un
collar de flores.
El Santo Padre ha sido acogido por el nuevo presidente
de la República, Maithripala Sirisena, acompañado por algunas autoridades del
Estado, por el arzobispo de Colombo y presidente de la Conferencia Episcopal
del país, cardenal Albert Malcolm Ranjith Patabendige Don, junto con los
obispos de Sri Lanka, un grupos de fieles, un coro y numerosos niños.
Mientras caminaba por una alfombra roja que le guió
desde el avión hasta una pequeña carpa, un grupo ha animado el momento tocando
percusión mientras otros danzaban con trajes tradicionales. Asimismo, un coro
de niños ha cantado una canción de bienvenida al Pontífice.
Tras escuchar los himnos nacionales y los honores
militares, el presidente Sirisena, ha pronunciado su discurso de bienvenida al
Papa.
A continuación, Francisco ha dado el que ha sido
su primer discurso del viaje. Hablando en inglés, el Santo Padre ha dado las
gracias por el recibimiento. Además ha hablado del proceso de recuperación tras
la guerra civil que vive esta nación, pidiendo que se busque siempre la verdad,
no para abir heridas, sino para promover la justicia, la recuperación y la
unidad. Y en este proceso de recuperación, ha subrayado el papel de los
creyentes de las distintas religiones
El Papa ha destacado que esta isla, conocida como
la Perla del Océano Índico por su belleza natural, es aún más importante que
sea célebre “por la calidez de su gente y la rica diversidad de sus tradiciones
culturales y religiosas”.
La visita a Sri Lanka es fundamentalmente
pastoral, ha asegurado el Papa. Y como Pastor universal de la Iglesia católica,
“he venido para conocer, animar y rezar con los fieles católicos de esta isla”,
ha afirmado.
Del mismo modo, el Santo Padre ha recordado que
un momento culminante de esta visita será la canonización del beato José Vaz,
“cuyo ejemplo de caridad cristiana y respeto a todas las personas,
independientemente de su raza o religión, sigue siendo una fuente de inspiración
y enseñanza en la actualidad”. Pero, el Obispo de Roma ha indicado que su
visita quiere “expresar el amor y preocupación de la Iglesia por todos los
ciudadanos de Sri Lanka”, y “confirmar el deseo de la comunidad católica de
participar activamente en la vida de esta sociedad”.
En su discurso, el Papa ha hecho mención a los
muchos años en los que Sri Lanka conoció los horrores de la contienda
civil, y cómo “ahora trata de consolidar la paz y curar las heridas de esos
años”. No es tarea fácil --ha asegurado-- superar el amargo legado de
injusticias, hostilidad y desconfianza que dejó el conflicto. Por eso, el Papa
ha afirmado que el proceso de recuperación debe incluir “la búsqueda de la
verdad”, no con el fin de abrir viejas heridas, sino más bien como un “medio
necesario para promover la justicia, la recuperación y la unidad”.
Al respecto, el Santo Padre se ha mostrado
convencido de que “los creyentes de las diversas tradiciones religiosas tienen
un papel esencial en el delicado proceso de reconciliación y reconstrucción”
que se está llevando a cabo en este país. Y para que el proceso tenga éxito,
“todos los miembros de la sociedad deben trabajar juntos”. Todos --ha
añadido-- han de sentirse libres de expresar sus inquietudes, sus necesidades,
sus aspiraciones y sus temores. Pero lo más importante es que “todos deben
estar dispuestos a aceptarse mutuamente”, a “respetar las legítimas
diferencias” y “a aprender a vivir como una única familia”.
En este sentido, el Santo Padre ha señalado que
la gran obra de reconstrucción debe abarcar no sólo la mejora de las
infraestructuras y la satisfacción de las necesidades materiales, sino también,
la promoción de la dignidad humana, el respeto de los derechos humanos y la
plena inclusión de cada miembro de la sociedad. Por eso se ha mostrado
esperanzado en que los líderes políticos, religiosos y culturales contribuyan
de manera duradera al progreso material y espiritual de este nación. Al cerrar
su discurso, Francisco ha deseado que estos sean días de “amistad, diálogo y
solidaridad”.
Finalmente y para concluir la ceremonia de
bienvenida, se han presentado las respectivas delegaciones y el Papa ha firmado
en el Libro de Honor. Francisco y el presidente de la República, junto con el
cardenal Malcolm Ranjith y el nuncio apostólico en Sri Lanka, monseñor Pierre
Nguyên Van Tot, se han detenido por algunos minutos en el aeropuerto. Inmediatamente
después, el Santo Padre se ha trasladado en coche a la nunciatura apostólica de
Colombo, donde celebra la Santa Misa en privado.
El siguiente encuentro previsto en esta primera
jornada del viaje es con los obispos en el arzobispado de Colombo. Este
encuentro ha sido suspendido porque el traslado en papamovil del aeropuerto a
la nunciatura se ha prolongado más de lo esperado y por cuestiones de programa
se ha decidido cancelar.
14.01.15
Francisco: Jesús es el único con
poder para curar heridas abiertas y devolver la paz
Miércoles 15,15: (Sri Lanka). El
Santo Padre preside una oración mariana en el Santuario de Nuestra Señora del
Rosario en Madhu donde recordó que María está siempre presente en la difícil
tarea de perdonar y tener paz
CIUDAD DEL VATICANO, 14 de enero de 2015 (Zenit.org) - El
Santuario de Nuestra Señora del Rosario en Madhu, ha sido el lugar donde el
santo Padre ha pedido a la Virgen que por su intercesión, “todos los hombres
encuentren aquí el ánimo y la fuerza para construir un futuro de
reconciliación, justicia y paz para todos los hijos de esta querida tierra”.
Hasta este santuario mariano, ubicado en la zona tamil
de la isla de Sri Lanka y que estuvo en la línea del frente durante los años
que duró la guerra, ha viajado el papa Francisco en helicóptero a primera hora
de la tarde (15.15 hora local). A su llegada, ha sido acogido por monseñor
Joseph Rayappu, obispo de Mannar --en cuya diócesis se encuentra el Santuario--
y por algunas autoridades locales. Al igual que ayer en el aeropuerto, unos
niños han colocado al papa Francisco un collar de flores.
Durante unos quince minutos de recorrido en un
jeep descubierto, el Santo Padre ha saludado a la gran multitud al son de
cantos y música tradicional. Entre la gran multitud, una anciana ha sido alzada
por los hombres de seguridad, para que el Papa pudiera bendecirla desde el
papamóvil. Al llegar a la entrada del Santuario, Francisco ha soltado una
paloma blanca, símbolo de la paz. En la celebración mariana, uno de los
encuentro más emotivos de la visita del Papa a este país asiático, se ha rezado
una oración particular a María para la consolidación en el país de la paz
alcanzada en el 2009, tras treinta años de duro conflicto civil. Este Santuario
es un lugar donde “todo peregrino se puede sentir en su casa”, donde vienen
tamiles y cingaleses por igual, “como miembros de una sola familia” ha
asegurado el Papa en su discurso.
Allí se encontraban familias que han sufrido
mucho en el largo conflicto “que rasgó el corazón de Sri Lanka”. Tal y como
ha recordado el Papa, muchas personas, tanto del norte como del sur, “fueron
asesinadas en la terrible violencia y derramamiento de sangre de aquellos
años”. Los habitantes de Sri Lanka --ha observado-- no pueden olvidar los
trágicos acontecimientos ocurridos en este mismo lugar, o el triste día en
que la venerada imagen de María, que data de la llegada de los primeros
cristianos a Sri Lanka, fue arrancada de su santuario.
Por ello, el Santo Padre ha recordado que la
Virgen es la madre “de todo hogar”, “de toda familia herida”, “de todos los que
están tratando de volver a una existencia pacífica”. Asimismo, ha dado las
gracias a la Virgen que “ante tanto odio, violencia y destrucción”, “sigue
llevándonos a Jesús, el único que tiene el poder para curar las heridas
abiertas y devolver la paz a los corazones desgarrados”. Pero también ha
pedido que dé “la gracia de reparar por nuestros pecados y por todo el
mal que esta tierra ha conocido”.
A propósito, el Pontífice ha asegurado que cuando
entendemos, a la luz de la Cruz, el mal que somos capaces de hacer, y del que
incluso formamos parte, podemos “experimentar el auténtico remordimiento y el
verdadero arrepentimiento”. Y en la difícil tarea de perdonar y tener paz,
“María siempre está presente para animarnos, para guiarnos, para mostrarnos
el camino”, ha asegurado el Papa.
Finalmente, el Obispo de Roma ha pedido
a María Madre “que acompañe con su intercesión los esfuerzos de ambas
comunidades de Sri Lanka, tamiles y cingaleses, por reconstruir la unidad que
se había perdido”. Y así, al igual que su imagen volvió a su santuario de
Madhu después de la guerra, ha pedido al Señor que todos sus hijos e hijas Sri
Lanka “puedan volver a la casa de Dios con un renovado espíritu de
reconciliación y comunión”.
15.01.15
Vaticano, 14 de enero de 2015
El santo padre Francisco ha acudido en su segunda
jornada en Sri Lanka, al Santuario de Nuestra Señora de Madhu. Publicamos a
continuación las palabras del Papa durante su discurso.
Queridos
hermanos y hermanas
Estamos en la casa de nuestra Madre. Aquí ella nos da
la bienvenida. En este santuario de Nuestra Señora de Madhu, todo peregrino se
puede sentir en su casa, porque aquí María nos lleva a la presencia de su
Hijo Jesús. Aquí vienen los habitantes de Sri Lanka, tamiles y cingaleses por
igual, como miembros de una sola familia. Encomiendan a María sus alegrías y
tristezas, sus esperanzas y necesidades. Aquí, en su casa, se sienten seguros.
Saben que Dios está muy cerca; sienten su amor; conocen su ternura y
misericordia.
Se encuentran hoy aquí familias que han sufrido mucho
en el largo conflicto que rasgó el corazón de Sri Lanka. Muchas personas,
tanto del norte como del sur, fueron asesinadas en la terrible violencia y
derramamiento de sangre de aquellos años. Los habitantes de Sri Lanka no
pueden olvidar los trágicos acontecimientos ocurridos en este mismo lugar, o
el triste día en que la venerada imagen de María, que data de la llegada de
los primeros cristianos a Sri Lanka, fue arrancada de su santuario.
Pero la Virgen permanece siempre con vosotros. Ella es
la madre de todo hogar, de toda familia herida, de todos los que están
tratando de volver a una existencia pacífica. Hoy le damos las gracias por
haber protegido a la población de Sri Lanka de tantos peligros pasados y
presentes. María nunca olvida a sus hijos en esta isla resplandeciente. Al
igual que nunca se apartó del lado de su Hijo en la cruz, así nunca se aparta
de sus hijos que sufren en Sri Lanka.
Hoy queremos dar las gracias a la Virgen por su
presencia. Ante tanto odio, violencia y destrucción, queremos darle las
gracias porque sigue llevándonos a Jesús, el único que tiene el poder para
curar las heridas abiertas y devolver la paz a los corazones desgarrados. Pero
también queremos pedirle que implore para nosotros la gracia de la misericordia
de Dios. Pedimos también la gracia de reparar por nuestros pecados y por todo
el mal que esta tierra ha conocido.
No es fácil hacer esto. Sin embargo, cuando llegamos
a entender, a la luz de la Cruz, el mal que somos capaces de hacer, y del que
incluso formamos parte, podremos experimentar el auténtico remordimiento y el
verdadero arrepentimiento. Sólo entonces podremos recibir la gracia de
acercarnos unos a otros, con una verdadera contrición, dando y recibiendo el
perdón verdadero. En esta difícil tarea de perdonar y tener paz, María
siempre está presente para animarnos, para guiarnos, para mostrarnos el
camino. De la misma manera que perdonó a los verdugos de su Hijo al pie de la
cruz, y luego recibió su cuerpo exánime entre sus manos, así ahora quiere
guiar al pueblo de Sri Lanka a una mayor reconciliación, para que el bálsamo
del perdón y la misericordia de Dios proporcione una verdadera curación para
todos.
Por último, queremos pedir a María Madre que
acompañe con su intercesión los esfuerzos de ambas comunidades de Sri Lanka,
tamiles y cingaleses, por reconstruir la unidad que se había perdido. Al igual
que su imagen volvió a su santuario de Madhu después de la guerra, pedimos al
Señor que todos sus hijos e hijas de Sri Lanka puedan volver a la casa de Dios
con un renovado espíritu de reconciliación y comunión.
Queridos hermanos y hermanas, me siento feliz de estar
con vosotros en la casa de María. Oremos unos por otros. Sobre todo, pidamos
que este santuario sea siempre una casa de oración y un remanso de paz. Que,
por intercesión de Nuestra Señora de Madhu, todos los hombres encuentren
aquí el ánimo y la fuerza para construir un futuro de reconciliación,
justicia y paz para todos los hijos de esta querida tierra. Amén.
Texto
distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano
15.01.15
Francisco en el avión: 'No se puede
insultar la fe de los demás'
El Santo Padre anuncia la
canonización del español Junípero Serra. Responde a los periodistas en el vuelo
de Sri Lanka a Filipinas y aborda temas como el atentado de París, la libertad
de expresión, la libertad religiosa y su próxima encíclica
CIUDAD DEL VATICANO, 15 de enero de 2015 (Zenit.org) - Los
atentados de París, la libertad religiosa y la libertad de expresión. Estos han
sido algunos de los temas centrales abordados por el santo padre Francisco
durante el vuelo que le ha llevado desde Colombo, Sri Lanka, hasta Manila,
Filipinas. Durante 40 minutos contestó a varias preguntas de los periodista que
le acompañan en el avión.
Al responder a una pregunta de un periodista francés
sobre el debate que desencadenó el atentado a la revista “Charlie Hebdo”, el
Papa ha explicado que tanto la libertad religiosa como la libertad de expresión
son derechos fundamentales. “Cada persona tiene el derecho de practicar la
propia religión sin ofender, libremente, y es lo que queremos todos”, ha
observado. Además, ha indicado que “no se puede ofender o hacer la guerra,
matar en nombre de la propia religión, en nombre de Dios”. Asimismo ha
recordado que “también nosotros fuimos pecadores en esto, pero no se puede
matar en nombre de Dios, ésta es una aberración”.
En cuanto a la libertad de expresión ha precisado
que “cada persona no solo tiene la libertad, sino la obligación de decir lo que
piensa para apoyar el bien común”. Es verdad que no se puede reaccionar
violentamente, pero --ha advertido el Papa-- si mi amigo insulta a mi
madre ¡Se lleva un puñetazo! A propósito, el Santo Padre ha recordado que el
papa Benedicto XVI, habló de esta mentalidad post-positivista, de la metafísica
post-positivista, “que llevaba a creer que las religiones o las expresiones
religiosas eran una especie de sub-cultura, toleradas, pero poca cosa, no
forman parte de la cultura iluminista”. Y ha continuado explicando que hay
mucha gente que habla mal, que se burla de la religión de los demás. Estas
personas provocan y puede suceder lo que le sucedería si insultan a una mamá.
“Hay un límite, cada religión tiene dignidad, cada religión que respete la vida
humana, la persona humana… yo no puedo burlarme de ella”, ha precisado. Este
ejemplo del límite lo ha puesto para indicar que “en la libertad de expresión
hay límites”.
El centro del mensaje del viaje a Filipinas serán
los pobres según ha indicado el Pontífice en el avión. “Los pobres que quieren
salir adelante, los pobres que sufrieron el tifón Yolanda y que todavía sufren
por sus consecuencias, los pobres que tienen la fe, la esperanza”, ha
explicado.
Por otro lado, el Santo Padre ha anunciado que en
septiembre, en Estados Unidos, canonizará a Junípero Serra Ferrer O.F.M. un
fraile franciscano español que fundó misiones españolas en la Alta California.
Sobre las cuestiones de su seguridad, el Papa ha
explicado que le preocupan los fieles. Un defecto que Francisco ha reconocido
es que tiene “una buena dosis de inconsciencia” y le pide al Señor la gracia de
que no me duela, "porque no soy valiente frente al dolor, soy muy
miedoso".
Además, ha hablado también sobre los kamikaze.
“Diría que detrás de cada atentado suicida hay un elemento de desequilibrio
humano, no sé si mental, pero humano”, ha observado. Estas personas ofrecen su
vida, pero no la ofrecen bien. “Hay mucha gente que trabaja, como por ejemplo
los misioneros: dan la vida, pero para construir. El kamikaze, por el
contrario, da la vida para destruir”, ha explicado el Pontífice.
Sobre la nueva encíclica sobre el medio ambiente,
Francisco ha explicado que el primer borrador del texto lo prepararó el
cardenal Turkson con su equipo. “Después trabajé yo y ahora ya preparé el
tercer borrador, y lo envié a la Congregación para la Doctrina de la Fe, a la
Secretaría de Estado y al Teólogo de la Casa Pontificia, para que estudien y
revisen que yo no diga estupideces”, ha precisado. Además, ha indicado que en
marzo se tomará una semana para acabarla y después habrá que traducirla. Si el
trabajo avanza bien, podrá salir entre junio y julio. El Papa ha afirmado que
lo importante es que haya un poco de tiempo entre la publicación y el próximo
encuentro sobre el clima de París. “La última conferencia de Perú me
desilusionó, esperemos que en París sean más valientes”, ha confesado.
16.01.15
Francisco: 'La corrupción sustrae
recursos a los pobres'
Viernes 10,15: (Manila). Encuentro
con las autoridades en el Palacio Presidencial de Manila. El Pontífice pide un
esfuerzo concertado para garantizar la inclusión de todo hombre, mujer y niño
MADRID, 16 de enero de 2015 (Zenit.org) - El papa
Francisco se ha reunido este viernes con las autoridades y el Cuerpo
Diplomático en el Rizal Ceremonial Hall del Palacio Presidencial de Manila a
las 10,15 (hora local). Después del discurso del presidente Benigno Aquino, el
Pontífice se ha dirigido en inglés a unos 350 invitados para expresar su
cercanía a los "hermanos y hermanas que tuvieron que soportar el
sufrimiento, la pérdida de seres queridos y la devastación causada por el tifón
Yolanda", y recordar que es un "deber escuchar la voz de los
pobres y romper las cadenas de la injusticia".
En su primer mensaje del día, el Santo Padre ha
admirado "la fuerza heroica, la fe y la resistencia demostrada por muchos
filipinos frente a éste y otros desastres naturales". En esos
momentos de crisis nacional, ha señalado, "un gran número de personas acudieron
en ayuda de sus vecinos necesitados. Con gran sacrificio, dieron su tiempo y
recursos, creando redes de ayuda mutua y trabajando por el bien común".
Para el logro de lo objetivos nacionales --ha
destacado el Papa-- "es esencial el imperativo moral de garantizar la
justicia social y el respeto por la dignidad humana". "La gran
tradición bíblica prescribe a todos los pueblos el deber de escuchar la voz de
los pobres y de romper las cadenas de la injusticia y la opresión que dan lugar
a flagrantes e incluso escandolosas desigualdades sociales", ha
añadido. "La reforma de las estructuras sociales que perpetúan la
pobreza y la exclusión de los pobres requiere en primer lugar la conversión de
la mente y el corazón", ha enfatizado.
"Los Obispos de Filipinas han pedido que
este año sea proclamado el «Año de los Pobres». Espero que esta profética
convocatoria haga que en todos los ámbitos de la sociedad se rechace cualquier
forma de corrupción que sustrae recursos de los pobres, y se realice un
esfuerzo concertado para garantizar la inclusión de todo hombre, mujer y niño
en la vida de la comunidad", ha indicado.
"Sabemos lo difícil que es hoy para nuestras
democracias preservar y defender valores humanos básicos como el respeto a la
dignidad inviolable de toda persona humana, el respeto de los derechos de
conciencia y de libertad religiosa, así como el derecho inalienable a la vida,
desde la de los no nacidos hasta la de los ancianos y enfermos", ha
reconocido.
Por esta razón, ha concluido Francisco, "hay
que ayudar y alentar a las familias y las comunidades locales en su tarea de
transmitir a nuestros jóvenes los valores y la visión que permita lograr una
cultura de la integridad: aquella que promueve la bondad, la veracidad, la
fidelidad y la solidaridad como base firme y aglutinante moral para mantener
unida a la sociedad".
Al concluir sus palabras, el Pontífice ha
impartido la bendición del Señor a todos los presentes en la sala de ceremonias
del Palacio Presidencial.
17.01.15
Francisco improvisa su homilía en
Tacloban, la zona del ciclón
Texto completo. El Santo Padre
explica que Jesús reina desde la cruz y no defrauda. Tras la comunión, el Pontífice
agradece al Señor por no dejarnos huérfanos
ROMA, 17 de enero de 2015 (Zenit.org) - Este
sábado, a las 8,15 locales, el papa Francisco ha dejado Manila para ir, a bordo
de un avión de las Philippine Airlines, a la ciudad de Tacloban, capital de la
isla de Leyte, que en noviembre de 2013 fue devastada por el tifón Haiyan. A su
llegada ha sido recibido por el arzobispo de Palo, Mons. John F. Du, por el
Gobernador de Leyte, y los alcaldes de Tacloban y Palo.
A las 10 horas, el Santo Padre ha presidido la misa en
una zona adyacente al aeropuerto internacional. Durante la celebración
eucarística, después de la proclamación del Evangelio, el Pontífice ha
pronunciado la siguiente homilía:
"If you allow me, I prefer today to speak in
Spanish. I have a translator, a good translator. May I do that? May I?
[aplausos] Thank you very much". (Si me permiten,
prefiero hoy hablar en español. Tengo un traductor, un buen traductor. ¿Puedo
hacer esto? Puedo? Muchas gracias)
A
continuación, el Papa ha proseguido en español:
"En la Primera Lectura escuchamos que se dice que
tenemos un Gran Sacerdote, que es capaz de..."
Tras beber un poco de agua, Francisco ha decidio
seguir sin leer el texto preparado. Estas han sido sus palabras, pronunciadas
en español:
"Jesús es como nosotros. Jesús vivió como
nosotros. Es igual a nosotros, en todo, en todo menos en el pecado, porque él
no era pecador. Pero para ser más igual a nosotros, se vistió, asumió nuestro
pecado. Se hizo pecado. Y eso lo dice Pablo, que lo conocía muy bien.
Y Jesús va delante nuestro siempre. Y cuando
nosotros pasamos por alguna cruz, él pasó primero.
Y si hoy todos nosotros nos reunimos aquí, 14
meses después, 14 meses después que pasó el tifón Yolanda, es porque tenemos la
seguridad de que no nos vamos a frustrar en la fe. Porque Jesús pasó primero.
En su pasión, él asumió todos nuestros dolores.
Y cuando... Permítanme esta confidencia... Cuando
yo vi desde Roma esta catástrofe, sentí que tenía que estar aquí [aplausos], y
ese día, esos días, decidí hacer el viaje aquí [aplausos].Quise venir para
estar con ustedes. 'Un poco tarde', me dirán. Es verdad... Pero estoy.
[aplausos] Estoy para decirles que Jesús es el Señor, que Jesús no defrauda.
[aplausos]
'Padre', me puede decir uno de ustedes, 'a mí me
defraudó, porque perdí mi casa, perdí mi familia, perdí lo que tenía, estoy
enfermo...'. Es verdad eso que me decís, y yo respeto tus sentimientos. Pero lo
miro, ahí, clavado, y desde ahí no nos defrauda. [aplausos] Él fue consagrado
Señor en ese trono, y ahí pasó por todas las calamidades que nosotros tenemos.
Jesús es el Señor. Y es Señor desde la cruz, ¡ahí reinó!
Por eso él es capaz de entendernos, como
escuchamos en la Primera Lectura. Se hizo en todos igual a nosotros. Por eso
tenemos un señor que es capaz de llorar con nosotros, que es capaz de
acompañarnos en los momentos más difíciles de la vida.
Tantos de ustedes han perdido todo. Yo no sé qué
decirles. Él sí sabe qué decirles. Tantos de ustedes han perdido parte de la
familia... Solamente guardo silencio. Los acompaño con mi corazón en silencio.
Tantos de ustedes se han preguntado mirando a Cristo '¿por qué, Señor?' Y a
cada uno, el Señor responde en el corazón desde su corazón.
Yo no tengo otras palabras que decirles. Miremos
a Cristo. Él es el Señor, y él nos comprende, porque pasó por todas las pruebas
que nos sobrevienen a nosotros. Y junto a él, en la cruz, estaba la Madre.
Nosotros somos como ese chico que está allí
abajo, que en los momentos de dolor, de pena, en los momentos que no entendemos
nada, en los momentos que queremos revelarnos... solamente nos viene tirar la
mano y agarrarnos de su pollera. Y decirle 'Mamá'. Como un chico, cuando tiene
miedo, dice 'mamá'. Es quizás la única palabra que puede expresar lo que
sentimos en los momentos oscuros: 'Madre, mamá'.
Hagamos juntos un momento de silencio. Miremos al
Señor. Éll puede comprendernos, porque pasó por todas las cosas. Y miremos a
nuestra madre, y como el chico que está abajo, agarrémonos de la pollera. Con
el corazón, digámosle: 'Madre'. En silencio, hagamos esta oración. Cada uno
dígale lo que siente... [silencio]
No estamos solos. Tenemos una madre, tenemos a
Jesús, nuestro hermano mayor. No estamos solos.
Y también tenemos muchos hermanos, que en este
momento de catástrofe vinieron a ayudarnos. Y también nosotros nos sentimos más
hermanos, que nos hemos ayudado unos a otros. Esto es lo único que me sale
decirles. Perdónenme si no tengo otras palabras. Pero tengan la seguridad de
que Jesús no defrauda. Tengan la seguridad que el amor y la ternura de Nuestra
Madre no defrauda.
Y agarrados a Ella como hijos, y con la fuerza
que nos da Jesús, nuestro hermano mayor, sigamos adelante. Y como hermanos,
caminemonos. Muchas gracias".
Tras la comunión, el Santo Padre ha improvisado también las siguientes
palabras:
"Acabamos de celebrar la pasión, muerte y
resurrección de Cristo. Jesús nos precedió en el camino y nos acompaña en cada
momento que nos reunimos para orar y celebrar. Gracias Señor, por estar hoy con
nosotros. Gracias Señor, por estar hoy con nosotros. Gracias Señor, por compartir
nuestro dolor. Gracias Señor, por darnos esperanza. Gracias Señor, por tu gran
misericordia. Gracias Señor, porque quisiste ser como uno de nosotros. Gracias
Señor, porque siempre estás cercano a nosotros. Aun en los momentos de cruz.
Gracias Señor, por darnos la esperanza. Señor, que no nos roben la esperanza.
Gracias Señor, porque en el momento más oscuro de tu vida, en la cruz, te
acordaste de nosotros y nos dejaste una madre, tu madre. Gracias Señor, por no
dejarnos huérfanos".
18.01.15
Texto de la homilía del Papa en la
misa del Santo Niño, en Filipinas
En el Rizal Park, pide ser como
niños para poder ir al cielo, y defender a la infancia y los jóvenes
ROMA, 18 de enero de 2015 (Zenit.org) - «Un niño
nos ha nacido, un hijo se nos ha dado» (Is 9,5). Es una gran alegría para
mí celebrar el domingo del Santo Niño con vosotros. La imagen del Santo Niño
Jesús acompañó desde el principio la difusión del Evangelio en este país.
Vestido como un rey, coronado y sosteniendo en sus manos el cetro, el globo y
la cruz, nos recuerda continuamente la relación entre el Reino de Dios y el misterio
de la infancia espiritual.
Nos lo dice el Evangelio de hoy: «Quien no reciba el
Reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Mc 10,15). El Santo Niño sigue
anunciándonos que la luz de la gracia de Dios ha brillado sobre un mundo que
habitaba en la oscuridad, trayendo la Buena Nueva de nuestra liberación de la
esclavitud y guiándonos por los caminos de la paz, el derecho y la justicia.
Nos recuerda también que estamos llamados a extendere
el Reino de Cristo por todo el mundo. En estos días, durante mi visita, he
escuchado la canción: «Todos somos hijos de Dios». Esto es lo que el Santo Niño
nos dice. Nos recuerda nuestra identidad más profunda. Todos somos hijos de
Dios, miembros de la familia de Dios.
Hoy san Pablo nos ha dicho que hemos sido hechos
hijos adoptivos de Dios, hermanos y hermanas en Cristo. Eso es lo que somos.
Ésa es nuestra identidad. Hemos visto una hermosa expresión de esto cuando los
filipinos se volcaron con nuestros hermanos y hermanas afectados por el tifón.
El Apóstol nos dice que gracias a la elección de Dios hemos sido abundamente
bendecidos. Dios «nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones
espirituales en los cielos» (Ef 1, 3). Estas palabras tienen una resonancia
especial en Filipinas, ya que es el principal país católico de Asia; esto ya es
un don especial de Dios, una bendición. Pero es también una vocación. Los
filipinos están llamados a ser grandes misioneros de la fe en Asia. Dios nos ha
escogido y bendecido con un propósito: «Para que fuésemos santos e
irreprochables en su presencia» (Ef 1,4). Nos eligió a cada uno de nosotros
para ser testigos de su verdad y su justicia en este mundo.
Creó el mundo como un hermoso jardín y nos pidió
que cuidáramos de él. Pero, con el pecado, el hombre desfiguró aquella belleza
natural; destruyó también la unidad y la belleza de nuestra familia humana,
dando lugar a estructuras sociales que perpetúan la pobreza, la falta de
educación y la corrupción. A veces, cuando vemos los problemas, las
dificultades y las injusticias que nos rodean, sentimos la tentación de
resignarnos. Parece como si las promesas del Evangelio no se fueran a cumplir;
que fueran irreales. Pero la Biblia nos dice que la gran amenaza para el plan
de Dios sobre nosotros es, y siempre ha sido, la mentira. El diablo es el padre
de la mentira.
A menudo esconde sus engaños bajo la apariencia
de la sofisticación, de la fascinación por ser «moderno», «como todo el mundo».
Nos distrae con el señuelo de placeres efímeros, de pasatiempos superficiales.
Y así malgastamos los dones que Dios nos ha dado jugando con artilugios
triviales; malgastamos nuestro dinero en el juego y la bebida; nos encerramos
en nosotros mismos. Y no nos centramos en las cosas que realmente importan, de
seguir siendo en el fondo hijos de Dios.
Como nos enseña el Señor, los niños tienen su
propia sabiduría, que no es la sabiduría del mundo. Por eso el mensaje del
Santo Niño es tan importante. Nos habla al corazón de cada uno de nosotros. Nos
recuerda nuestra identidad más profunda, que estamos llamados a ser la familia
de Dios. El Santo Niño nos recuerda también que hay que proteger esta
identidad. El Niño Jesús es el protector de este gran país.
Cuando vino al mundo, su propia vida estuvo
amenazada por un rey corrupto. Jesús mismo tuvo que ser protegido. Tenía un
protector en la tierra: san José. Tenía una familia humana, la Sagrada Familia
de Nazaret. Así nos recuerda la importancia de proteger a nuestras familias, y
las familias más amplias como son la Iglesia, familia de Dios, y el mundo,
nuestra familia humana. Lamentablemente, en nuestros días, la familia con
demasiada frecuencia necesita ser protegida de los ataques y programas
insidiosos, contrarios a todo lo que consideramos verdadero y sagrado, a lo más
hermoso y noble de nuestra cultura. En el Evangelio, Jesús acoge a los niños,
los abraza y bendice.
También nosotros necesitamos proteger, guiar y
alentar a nuestros jóvenes, ayudándoles a construir una sociedad digna de su
gran patrimonio espiritual y cultural. En concreto, tenemos que ver a cada niño
como un regalo que acoger, querer y proteger. Y tenemos que cuidar a nuestros
jóvenes, no permitiendo que les roben la esperanza y queden condenados a vivir
en la calle. Un niño frágil, que necesitaba ser protejido, trajo la bondad, la
misericordia y la justicia de Dios al mundo. Se enfrentó a la falta de honradez
y la corrupción, que son herencia del pecado, y triunfó sobre ellos por el
poder de su cruz.
Ahora, al final de mi visita a Filipinas, os
encomiendo a él, a Jesús que vino a nosotros niño. Que conceda a todo el amado
pueblo de este país que trabaje unido, protegiéndose unos a otros, comenzando
por vuestras familias y comunidades, para construir un mundo de justicia,
integridad y paz. Que el Santo Niño siga bendiciendo a Filipinas y sostenga a
los cristianos de esta gran nación en su vocación a ser testigos y misioneros
de la alegría del Evangelio, en Asia y en el mundo entero. Por favor, rezad por
mí. Que Dios os bendiga.
19.01.15
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