12 de febr. 2015

EL PAPA



Perfeccionar la identidad de la Curia Romana, que es coadyuvar al Sucesor de Pedro


(RV).- Por el bien y el servicio de la Iglesia y su misión en el mundo, fortaleciendo la unidad de fe y la comunión del pueblo de Dios. El Papa Francisco destacó el importante trabajo desarrollado en estos últimos meses para elaborar la nueva Constitución Apostólica para la reforma de la Curia:
«La meta es siempre la de alcanzar mayor armonía entre los dicasterios y oficinas, con el fin de realizar una colaboración más eficaz en la absoluta transparencia que edifica la auténtica sinodalidad y la colegialidad»
«Queridos hermanos, ¡qué bueno, qué dulce habitar los hermanos todos juntos!»  Con estas palabras del Salmo 133, el Papa alentó a alabar al Señor en la apertura del Consistorio, acogiendo en esta asamblea a los 20 nuevos cardenales. Tras expresar su gratitud al Decano del Colegio Cardenalicio, a la Comisión de los nueve cardenales y a su coordinador, el Card. Rodríguez Maradiaga, así como al secretario del mismo C9, Mons. Semeraro, y su con bienvenida a todos «a esta comunión, que expresa colegialidad», el Obispo de Roma hizo hincapié en el significado de la reforma de la Curia Romana y en su misión:
«La reforma no es un fin en sí mismo, sino un medio para dar un testimonio cristiano fuerte; para favorecer una evangelización más eficaz; para promover un espíritu ecuménico más fecundo; para alentar un diálogo más constructivo con todos. La reforma deseada vivamente por la mayoría de los cardenales, en el ámbito de las Congregaciones generales antes del Cónclave, deberá perfecciona aún más la identidad de la misma Curia Romana. Es decir, la de coadyuvar al Sucesor de Pedro en el ejercicio de su supremo oficio pastoral por el bien y el servicio de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares. Ejercicio con el que se fortalecen la unidad de fe, la comunión del pueblo de Dios y se promueve la misión propia de la Iglesia en el mundo».
Determinación, colaboración y oración invocando al Espíritu Santo, que es la verdadera guía de la Iglesia, reiteró el Santo Padre:
«Ciertamente alcanzar tal meta no es fácil; requiere tiempo, determinación y sobre todo la colaboración de todos. Pero para realizar esto debemos, ante todo, encomendemos al Espíritu Santo que la verdadera guía de la Iglesia, implorando en la oración el don del auténtico discernimiento. Con este espíritu de colaboración comienza nuestro encuentro, que será fecundo gracias a la contribución que cada uno de nosotros podrá expresar con parresía, fidelidad al Magisterio y conciencia de que todo ello concurre a la ley suprema, es decir a la salus animarum».


El Papa: 'La reforma de la Curia no es un fin en sí mismo'
En un breve discurso, el Santo Padre da inicio al Consistorio recordando la absoluta transparencia que debe caracterizar la reforma
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El colegio cardenalicio, reunido en el Aula nueva del Sínodo, ha dado inicio esta mañana al Consistorio en el que serán informados sobre los avances de la reforma de la Curia, a cargo del Consejo de cardenales constituido por el Papa para ayudarle en esta labor.
Tras la oración y unas palabras del cardenal Sodano, decano del Colegio cardenalicio, el Santo Padre ha dirigido también un breve discurso a los presentes. “La reforma no es un fin en sí mismo”, ha asegurado el Papa. Es un medio --ha precisado-- para dar fuerza al testimonio cristiano para favorecer una evangelización más eficaz, para promover un más profundo espíritu ecuménico y animar un diálogo más constructivo con todos.
Asimismo ha recordado que la reforma fue deseada vivamente por la mayoría de los cardenales en el ámbito de las Congregaciones antes del cónclave con el fin de “perfeccionar aún más la identidad de la Curia romana” en su labor de “ayudar al sucesor de Pedro en la tarea que desarrolla para el bien en el servicio a la Iglesia universal y a las Iglesias particulares, reforzar la unidad de fe, la comunión del pueblo de Dios y promover la acción de la Iglesia en el mundo”.
El fin de la reforma es “favorecer una mayor armonía en el trabajo de los varios dicasterios, para una colaboración más eficaz en esa absoluta transparencia que en la Iglesia debe caracterizar la sinodalidad y colegialidad”.
Además, el Pontífice ha reconocido que alcanzar esta meta “no es fácil, requiere tiempo, determinación y sobre todo la colaboración de todos” pero “sobre todo confiarse al Espíritu Santo, que es la verdadera guía de la Iglesia” y que ayuda a sus miembros en el discernimiento. Para ello es necesario, ha asegurado el Papa, “parresía, fidelidad al magisterio y conciencia de que todo contribuye a la ley suprema, o sea, a la ley de la ‘salus animarum’”.
El Santo Padre también ha aprovechado la ocasión para dar la bienvenida a los 20 nuevos cardenales. “Hermanos, qué bonito y dulce es que los hermanos vivan juntos”. Por eso “alabamos al Señor que nos ha convocado. Acojamos en esta asamblea a los 20 nuevos cardenales”.
13.02.15


El Papa recibe a una delegación de mujeres iraníes
Presidida por la vicepresidenta Molaverdi. Las seis integrantes se reunieron con el papa Francisco y participaron en una mesa redonda sobre la identidad femenina y la familia

CIUDAD DEL VATICANO, 13 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El Vaticano ha recibido por primera vez en sus relaciones bilaterales con Irán a una delegación compuesta solo por mujeres, encabezada por la vicepresidenta Shahindokht Molaverdi. Entre los temas que Molaverdi y el papa Francisco trataron en una audiencia celebrada este jueves se encuentran el de la importancia de la familia o la manera de promover el rol de las mujeres en la sociedad y en la política internacional, informó L’Osservatore Romano.
Ambos compartieron la preocupación porque las mujeres sean en la actualidad las mayores víctimas de la violencia y del fundamentalismo, y se mostraron de acuerdo en que, sin embargo, pueden convertirse en el motor para propiciar un cambio radical en la sociedad, precisó el diario.
La delegación iraní también compartió una mesa redonda moderada por Mons. Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, y en la que también estuvieron presentes cinco mujeres en representación del Vaticano. En estas conversaciones, se abordaron temas relacionados con la identidad femenina y con la familia.
14.02.15



Discurso del Santo Padre en el Consistorio de la creación de cardenales
Francisco invita a dejarse guiar por el 'himno de la caridad' de San Pablo. 'Cuanto más incardinados estamos en la Iglesia que está en Roma, más dóciles tenemos que ser al Espíritu'
CIUDAD DEL VATICANO, 14 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Queridos hermanos cardenales
El cardenalato ciertamente es una dignidad, pero no una distinción honorífica. Ya el mismo nombre de «cardenal», que remite a la palabra latina «cardo - quicio», nos lleva a pensar, no en algo accesorio o decorativo, como una condecoración, sino en un perno, un punto de apoyo y un eje esencial para la vida de la comunidad. Sois «quicios» y estáis incardinados en la Iglesia de Roma, que «preside toda la comunidad de la caridad» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen gentium, 13; cf. Ign. Ant., Ad Rom., Prólogo).
En la Iglesia, toda presidencia proviene de la caridad, se desarrolla en la caridad y tiene como fin la caridad. La Iglesia que está en Roma tiene también en esto un papel ejemplar: al igual que ella preside en la caridad, toda Iglesia particular, en su ámbito, está llamada a presidir en la caridad.
Por eso creo que el «himno a la caridad», de la primera carta de san Pablo a los Corintios, puede servir de pauta para esta celebración y para vuestro ministerio, especialmente para los que desde este momento entran a formar parte del Colegio Cardenalicio. Será bueno que todos, yo en primer lugar y vosotros conmigo, nos dejemos guiar por las palabras inspiradas del apóstol Pablo, en particular aquellas con las que describe las características de la caridad. Que María nuestra Madre nos ayude en esta escucha. Ella dio al mundo a Aquel que es «el camino más excelente» (cf. 1 Co 12,31): Jesús, caridad encarnada; que nos ayude a acoger esta Palabra y a seguir siempre este camino. Que nos ayude con su actitud humilde y tierna de madre, porque la caridad, don de Dios, crece donde hay humildad y ternura.
En primer lugar, san Pablo nos dice que la caridad es «magnánima» y «benevolente». Cuanto más crece la responsabilidad en el servicio de la Iglesia, tanto más hay que ensanchar el corazón, dilatarlo según la medida del Corazón de Cristo. La magnanimidad es, en cierto sentido, sinónimo de catolicidad: es saber amar sin límites, pero al mismo tiempo con fidelidad a las situaciones particulares y con gestos concretos. Amar lo que es grande, sin descuidar lo que es pequeño; amar las cosas pequeñas en el horizonte de las grandes, porque «non coerceri a maximo, contineri tamen a minimo divinum est». Saber amar con gestos de bondad. La benevolencia es la intención firme y constante de querer el bien, siempre y para todos, incluso para los que no nos aman.
A continuación, el apóstol dice que la caridad «no tiene envidia; no presume; no se engríe». Esto es realmente un milagro de la caridad, porque los seres humanos –todos, y en todas las etapas de la vida– tendemos a la envidia y al orgullo a causa de nuestra naturaleza herida por el pecado. Tampoco las dignidades eclesiásticas están inmunes a esta tentación. Pero precisamente por eso, queridos hermanos, puede resaltar todavía más en nosotros la fuerza divina de la caridad, que transforma el corazón, de modo que ya no eres tú el que vive, sino que Cristo vive en ti. Y Jesús es todo amor.
Además, la caridad «no es mal educada ni egoísta». Estos dos rasgos revelan que quien vive en la caridad está des-centrado de sí mismo. El que está auto-centrado carece de respeto, y muchas veces ni siquiera lo advierte, porque el «respeto» es la capacidad de tener en cuenta al otro, su dignidad, su condición, sus necesidades. El que está auto-centrado busca inevitablemente su propio interés, y cree que esto es normal, casi un deber. Este «interés» puede estar cubierto de nobles apariencias, pero en el fondo se trata siempre de «interés personal». En cambio, la caridad te des-centra y te pone en el verdadero centro, que es sólo Cristo. Entonces sí, serás una persona respetuosa y preocupada por el bien de los demás.
La caridad, dice Pablo, «no se irrita; no lleva cuentas del mal». Al pastor que vive en contacto con la gente no le faltan ocasiones para enojarse. Y tal vez entre nosotros, hermanos sacerdotes, que tenemos menos disculpa, el peligro de enojarnos sea mayor. También de esto es la caridad, y sólo ella, la que nos libra. Nos libra del peligro de reaccionar impulsivamente, de decir y hacer cosas que no están bien; y sobre todo nos libra del peligro mortal de la ira acumulada, «alimentada» dentro de ti, que te hace llevar cuentas del mal recibido. No. Esto no es aceptable en un hombre de Iglesia. Aunque es posible entender un enfado momentáneo que pasa rápido, no así el rencor. Que Dios nos proteja y libre de ello.
La caridad, añade el Apóstol, «no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad». El que está llamado al servicio de gobierno en la Iglesia debe tener un fuerte sentido de la justicia, de modo que no acepte ninguna injusticia, ni siquiera la que podría ser beneficiosa para él o para la Iglesia. Al mismo tiempo, «goza con la verdad»: ¡Qué hermosa es esta expresión! El hombre de Dios es aquel que está fascinado por la verdad y la encuentra plenamente en la Palabra y en la Carne de Jesucristo. Él es la fuente inagotable de nuestra alegría. Que el Pueblo de Dios vea siempre en nosotros la firme denuncia de la injusticia y el servicio alegre de la verdad.
Por último, la caridad «disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites». Aquí hay, en cuatro palabras, todo un programa de vida espiritual y pastoral. El amor de Cristo, derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, nos permite vivir así, ser así: personas capaces de perdonar siempre; de dar siempre confianza, porque estamos llenos de fe en Dios; capaces de infundir siempre esperanza, porque estamos llenos de esperanza en Dios; personas que saben soportar con paciencia toda situación y a todo hermano y hermana, en unión con Jesús, que llevó con amor el peso de todos nuestros pecados.
Queridos hermanos, todo esto no viene de nosotros, sino de Dios. Dios es amor y lleva a cabo todo esto si somos dóciles a la acción de su Santo Espíritu. Por tanto, así es como tenemos que ser: incardinados y dóciles. Cuanto más incardinados estamos en la Iglesia que está en Roma, más dóciles tenemos que ser al Espíritu, para que la caridad pueda dar forma y sentido a todo lo que somos y hacemos. Incardinados en la Iglesia que preside en la caridad, dóciles al Espíritu Santo que derrama en nuestros corazones el amor de Dios (cf. Rm 5,5). Que así sea.
 15.02.15


Francisco celebra con los nuevos cardenales
Les exhorta: ''No tengan la tentación de estar con Jesús sin querer estar con los marginados, aislándose en una casta que nada tiene de auténticamente eclesial'
CIUDAD DEL VATICANO, 15 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El papa Francisco ha presidido este domingo 15 de enero en el Vaticano, la misa de acción de gracia junto los nuevos cardenales elevados este sábado a la púrpura, y a con todos aquellos purpurados que han venido a Roma para el consistorio.
En una basílica iluminada 'a giorno', la celebración inició con un cortejo de ingreso. Todos vestían los paramentos verdes del Tiempo ordinario. El Santo Padre incensó el altar y la imagen de la Virgen María que se encuentra al lado del baldaquino del Bernini, mientras el coro de la Capilla Sixtina interpretaba diversos cantos, en gregoriano y polifónico. Y no faltaron algunas participaciones de trompetas e instrumentos de viento.
Las lecturas han sido en diversos idiomas, iniciando por la primera, en español, mientras el Evangelio proclamado en canto llano.
A los nuevos cardenales el anillo les fue entregado ayer, y no hoy, como se realiza desde hace algunos años, cuando lo determinó Benedicto XVI.
En su homilía el Santo Padre recordó que “la lógica de Jesús, éste es el camino de la Iglesia: no sólo acoger y integrar, con valor evangélico, aquellos que llaman a la puerta, sino ir a buscar, sin prejuicios y sin miedos, a los lejanos, manifestándoles gratuitamente aquello que también nosotros hemos recibido gratuitamente”.
E invitó a aprender de María “que es la Madre, nos enseñe a no tener miedo de acoger con ternura a los marginados; a no tener miedo dela ternura y de la compasión; nos revista de paciencia para acompañarlos en su camino, sin buscar los resultados del éxito mundano; nos muestre a Jesús y nos haga caminar como Él”.
“Exhorto -dijo el Papa- a servir a la Iglesia, en modo tal que los cristianos, edificados por nuestro testimonio, no tengan la tentación de estar con Jesús sin querer estar con los marginados, aislándose en una casta que nada tiene de auténticamente eclesial”.
Y concluyó: “En realidad, sobre el evangelio de los marginados, se descubre y se revela nuestra credibilidad”.
Entre los nuevos cardenales electores están representados 18 países. El Papa los ha elegido tomando como criterio "la universalidad”. Entre ellos hay cinco latinoamericanos, tres de los cuales electores y dos eméritos. Y un español.
Los nuevos cardenales latinoamericanos son:

Mons. Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia (México).

Mons. Daniel Fernando Sturla Berhouet, S.D.B., arzobispo de Montevideo (Uruguay).
Mons. José Luis Lacunza Maestrojuán, O.A.R., obispo de David (Panamá).
José de Jesús Pimiento Rodríguez, arzobispo emérito de Manizales (Colombia). Mons. Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán (Argentina).
El nuevo cardenal español es Ricardo Blázquez Pérez, arzobispo de Valladolid.
 16.02.15




El Papa: los decapitados sólo decí­an 'Jesús ayúdame'
El Santo Padre expresa su profundo dolor por la ejecución de una veintena de coptos egipcios. 'Para los extremistas, sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo'
CIUDAD DEL VATICANO, 16 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Fueron asesinados por el sólo hecho de ser cristianos. Es cuanto ha afirmado este lunes el papa Francisco al recibir en audiencia al moderador de la Iglesia de Escocia, el reverendo John P. Chalmers, junto con otros representantes de esta Iglesia Reformada.
En un breve discurso improvisado en español, el Santo Padre ha expresado su profundo dolor por la ejecución de una veintena de coptos egipcios a manos de una filial libia del autodenominado Estado Islámico. "Me permito recurrir a mi lengua materna para expresar un hondo y triste sentimiento. Hoy pude leer la ejecución de esos 21, o 22 cristianos coptos. Solamente decían “Jesús ayúdame”. Fueron asesinados por el sólo hecho de ser cristianos", ha subrayado.
Respondiendo a la intervención del moderador de la Iglesia de Escocia, el Pontífice ha dicho: "Usted hermano en su alocución se refirió a lo que pasa en la tierra de Jesús. La sangre de nuestros hermanos cristianos es un testimonio que grita. Sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo".
"Recordando a estos hermanos que han sido matados por el sólo hecho de confesar a Cristo, pido que nos animemos mutuamente a seguir adelante con este ecumenismo que nos está alentando, el ecumenismo de la sangre. Los mártires son de todos los cristianos, recemos unos por los otros", ha indicado.
El papa Francisco ha concluido sus palabras invitando a seguir "caminando juntos en el camino de la sabiduría, la benevolencia, la fuerza y la paz", ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
17.02.15



En Sta. Marta: los que venden armas son 'empresarios de la muerte'
El Santo Padre ha ofrecido la misa de este martes por los 21 cristianos coptos asesinados por el Califato Islámico
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Todos nosotros somos capaces de hacer el bien, pero también de destruir lo que Dios ha hecho. Esta ha sido la advertencia del santo padre Francisco durante su homilía de esta mañana de la misa celebrada en Santa Marta. Misa que ha querido ofrecer por los cristianos coptos egipcios asesinados por el Estado Islámico.  
“Ofrecemos esta misa por nuestros 21 hermanos coptos, sacrificados por el sólo hecho de ser cristianos”, ha indicado el Papa. “Rezamos por ellos, para que el Señor les acoja como mártires, por sus familias, por mi hermano Tawadros, que sufre tanto”.
Tomando la primera Lectura del día que narra el diluvio universal, el Papa ha advertido que el hombre es incluso capaz de destruir la fraternidad y de aquí nacen las guerras y las divisiones. Por eso, ha condenado a los “emprendedores de la muerte” que venden armas a países en conflicto para que la guerra pueda continuar. “El hombre es capaz de destruir todo lo que Dios ha hecho”, ha indicado.
De este modo, hablando de este pasaje del Génesis que muestra la ira de Dios por la maldad del hombre, el Pontífice ha observado que el hombre "parece ser más poderoso que Dios”, es capaz de destruir las cosas buenas que Él ha hecho.
Y así, ha recordado que en los primeros capítulos de la Biblia encontramos muchos ejemplos --Sodoma y Gomorra, la Torre de Babel-- en los que el hombre muestra su maldad. Un mal, ha advertido, que se anida en lo profundo del corazón.
“Pero padre, ¡no sea tan negativo!” dirán algunos. “Pero esta es la verdad. Somos capaces de destruir también la fraternidad: Caín y Abel en las primeras páginas de la Biblia. Destruyen la fraternidad. Es el inicio de las guerras, no. Los celos, las envidias, tanta codicia por el poder, por tener más poder. Sí, esto parece negativo, pero es realista. Tomad un periódico, cualquiera --de izquierda, de centro, de derecha-- cualquiera. Y veréis que más del 90 por ciento de las noticias son noticias de destrucción. Más del 90 por ciento. Y esto lo vemos todos los días”.
“¿Pero qué sucede en el corazón del hombre?” se ha preguntado Francisco. De este modo, ha indicado que Jesús nos recuerda que “del corazón del hombre salen todas las maldades”. Nuestro “corazón débil”, ha añadido, “está herido”.  
A propósito ha advertido que hay siempre un “deseo de autonomía”: “yo hago lo que quiero y si quiero esto, ¡lo hago! Y si para esto quiero hacer una guerra, ¡la hago!”
De nuevo se ha preguntado el Santo Padre: “¿Pero por qué somos así?” Y lo ha explicado con estas palabras: “Porque tenemos esta posibilidad de destrucción, este es el problema. Después, en las guerras, en el tráfico de armas… ‘Pero, ¡somos emprendedores! Sí, ¿de qué? ¿De muerte? Y hay países que venden las armas para esto, para que así continúe la guerra. Capacidad de destrucción. Y esto no viene del vecino: ¡de nosotros! ‘Cada intento íntimo del corazón no era otro que el mal’. Nosotros tenemos esta semilla dentro, esta posibilidad. Pero tenemos también al Espíritu Santo que nos salva, ¿eh? Pero debemos elegir, en las pequeñas cosas”.
A continuación, el Santo Padre ha advertido también sobre los chismorreos, sobre quien habla mal del vecino: “también en la parroquia, en las asociaciones”, cuando hay “celos” y “envidias” y quizá se va donde el párroco a hablar mal de otro.
Por eso, ha reconocido que “esta es la maldad, esta es la capacidad de destruir que todos nosotros tenemos”. Y sobre esto “la Iglesia nos hace reflexionar en las puertas de la Cuaresma”.
A este punto, el Santo Padre ha hecho referencia al Evangelio de hoy, en el que Jesús regaña a los discípulos que pelean entre ellos porque se habían olvidado de tomar el pan. El Señor les dice que pongan “atención”, que tengan cuidado “con la levadura de los fariseos, con la levadura de Herodes”. A propósito de esto, el Santo Padre ha dado el ejemplo de dos personas. Herodes que “es malo, asesino” y los fariseos “hipócritas”.
Por tanto, Jesús les recuerda cuando partió los cinco panes y les exhorta a pensar en la Salvación, en lo que Dios ha hecho por todos nosotros. Pero ellos, ha proseguido el Papa, “no entendían, porque el corazón estaba endurecido por esta pasión, por esta maldad de discutir entre ellos y mirar quién era el culpable de haberse olvidado el pan”.
Asimismo, el Santo Padre ha indicado que tenemos que tomarnos en serio el mensaje del Señor, “estas no son cosas raras, este no es el discurso de un marciano”, “el hombre es capaz de haber mucho bien”. Y así, ha puesto como ejemplo a la Madre Teresa, “una mujer de nuestro tiempo”.
De este modo, el Obispo de Roma ha recordado que todos “somos capaces de hacer mucho bien, pero todos nosotros somos capaces también de destruir; destruir en lo grande y en lo pequeño, en la misma familia; destruir a los hijos”, "no dejándoles crecer con libertad", "no ayudándoles a crecer bien, anular a los hijos".
Tenemos esta capacidad y por eso “es necesaria la meditación cotidiana, la oración, el debate entre nosotros, para no caer en esta maldad que destruye todo”, ha advertido el Pontífice.
Finalmente, el Santo Padre ha querido subrayar que “tenemos la fuerza, Jesús nos lo recuerda. Recordad. Y hoy nos dice: ‘Recordad. Acordaos de mí, que he derramado mi sangre por vosotros, acordaos de mí que os he salvado, os he salvado a todos. Acordaos de mí, que tengo la fuerza para acompañaros en el camino de la vida, no por el camino de la maldad, sino por el camino de la bondad, de hacer el bien por los otros; no por el camino de la destrucción, sino por el camino del construir: construir una familia, construir una ciudad, construir una cultura, construir una patria, cada vez más”.
Para concluir, el papa Francisco ha invitado a rezar durante la Cuaresma para no dejarnos engañar por las seducciones. “Pidamos al Señor, hoy, antes de comenzar la Cuaresma esta gracia: elegir siempre bien el camino con su ayuda y no dejarnos engañar por las seducciones que nos llevan por el camino equivocado”.
 18.02.15



MISSATGE DEL SANT PARE FRANCESC
PER A LA QUARESMA 2015
«Enfortiu els vostres cors» (Jm 5,8)
Benvolguts germans i germanes,
La Quaresma és un temps de renovació per a l’Església, per a les comunitats i per a cada creient. Però sobretot és un «temps de gràcia» (cf. 2Co 6,2). Déu no ens demana res que no ens hagi donat abans: «Ja que Déu ens ha estimat primer, estimem també nosaltres» (1Jn 4,19). Ell no és indiferent a nosaltres. Està interessat en cada un de nosaltres, ens coneix pel nostre nom, ens cuida i ens cerca quan el deixem. Cada un de nosaltres li interessa; el seu amor li impedeix ser indiferent a allò que ens passa. Però passa que quan estem bé i ens sentim a gust, ens oblidem dels altres (quelcom que Déu Pare no fa mai), no ens interessen els seus problemes, ni els seus sofriments, ni les injustícies que pateixen… Llavors el nostre cor cau en la indiferència: jo estic relativament bé i a gust, i m’oblido dels qui no estan bé. Aquesta actitud egoista, d’indiferència, té un abast, avui, d’una dimensió mundial, fins a tal punt que podem parlar d’una globalització de la indiferència. Es tracta d’un malestar que hem d’afrontar com a cristians.
Quan el poble de Déu es converteix al seu amor, troba les respostes a les preguntes que la història li planteja contínuament. Un dels desafiaments més urgents sobre els que vull detenir-me en aquest Missatge és el de la globalització de la indiferència.
La indiferència vers el proïsme i vers Déu és una temptació real també per als cristians. Per això necessitem sentir cada Quaresma el crit dels profetes que aixequen la seva veu i ens desperten.
Déu no és indiferent al món, sinó que l’estima fins al punt de donar el seu Fill per la salvació de cada home. En l’encarnació, en la vida terrenal, en la mort i resurrecció del Fill de Déu, s’obre definitivament la porta entre Déu i l’home, entre el cel i la terra. I l’Església és com la mà que manté oberta aquesta porta mitjançant la proclamació de la Paraula, la celebració dels sagraments, el testimoniatge de la fe que actua per la caritat (cf. Ga 5,6). Malgrat això, el món tendeix a tancar-se en ell mateix i a tancar la porta a través de la qual Déu entra en el món i el món en ell. Així la mà, que és l’Església, mai no s’ha de sorprendre si és rebutjada, aixafada, ferida.
El poble de Déu, per tant, té necessitat de renovació, per a no ser indiferent i per a no tancar-se en ell mateix. Voldria proposar-vos tres passatges per a meditar sobre aquesta renovació.
1. «Quan un membre sofreix, tots els altres sofreixen amb ell» (1Co 12,26) – L’Església
La caritat de Déu que trenca aquell tancament mortal de la indiferència en nosaltres mateixos, ens l’ofereix l’Església amb els seus ensenyaments i, sobretot, amb el seu testimoniatge. Però només es pot testimoniar allò que abans s’ha experimentat. El cristià és aquell que permet que Déu el revesteixi de la seva bondat i misericòrdia, que el revesteixi de Crist, per arribar a ser com ell, servent de Déu i dels homes. Ens ho recorda la litúrgia del Dijous Sant amb el ritu del lavatori dels peus. Pere no volia que Jesús li rentés els peus, però després va entendre que Jesús no volia ser només un exemple de com hem de rentar-nos els peus els uns als altres. Aquest servei només el pot fer qui abans s’ha deixat rentar els peus per Crist. Només aquests tenen «part» amb ell (Jn 13,8) i així poden servir l’home.
La Quaresma és un temps propici per a deixar-nos servir per Crist i així arribar a ser com ell. Això passa quan escoltem la Paraula de Déu i quan rebem els sagraments, en particular l’eucaristia. En ella ens convertim en allò que rebem: el cos de Crist. En ell no hi ha lloc per a la indiferència, que tan sovint sembla tenir tant de poder en els nostres cors. Qui és de Crist pertany a un sol cos i en ell no s’és indiferent davant els altres. «Quan un membre sofreix, tots els altres sofreixen amb ell, i quan un membre és honorat, tots els altres s’alegren amb ell» (1Co 12,26)
L’Església és communio sanctorum perquè en ella hi participen els sants, però també perquè és comunió de coses santes: l’amor de Déu que es va revelar en Crist i tots els seus dons. Entre aquests hi ha també la resposta dels qui es deixen tocar per aquest amor. En aquesta comunió dels sants i en aquesta participació en les coses santes, ningú no té per a un mateix, sinó que allò que té és per a tots. I ja que estem units en Déu, podem fer alguna cosa també pels qui són lluny, per aquells als quals mai o podríem arribar només amb les nostres forces, perquè amb ells i per ells preguem Déu per tal que tots ens obrim a la seva obra de salvació.
2. «On és el teu germà?» (Gn 4,9) – Les parròquies i les comunitats
El que hem dit per a l’Església universal cal traduir-ho en la vida de les parròquies i comunitats. En aquestes realitats eclesials, ¿es té l’experiència que formem part d’un sol cos? ¿Un cos que rep i comparteix allò que Déu vol donar? ¿Un cos que coneix els seus membres més dèbils, pobres i petits, i se’n fa càrrec? O ens refugiem en un amor universal que es compromet amb els qui són lluny en el món, però oblida el Llàtzer assegut davant la seva porta tancada? (cf. Lc 16,19-31).
Per a rebre i fer fructificar plenament allò que Déu ens dóna cal superar els confins de l’Església visible en dues direccions.
En primer lloc, unint-nos a l’Església del cel en la pregària. Quan l’Església terrenal prega, s’instaura una comunió de servei i de bé mutus que arriba davant Déu. Juntament amb els sants, que van trobar la plenitud en Déu, formem part de la comunió en la qual l’amor venç la indiferència. L’Església del cel no és triomfant perquè ha girat l’esquena als sofriments del món i gaudeix en solitari. Els sants ja contemplen i gaudeixen, gràcies al fet que, amb la mort i la resurrecció de Jesús, van vèncer definitivament la indiferència, la duresa de cor i l’odi. Fins que aquesta victòria de l’amor no inundi tot el món, els sants caminen amb nosaltres, encara peregrins. Santa Teresa de Lisieux, doctora de l’Església, escrivia convençuda que l’alegria en el cel per la victòria de l’amor crucificat no és plena mentre hi hagi un sol home a la terra que sofreixi i gemegui: «Espero molt no restar inactiva en el cel, el meu desig és continuar treballant per a l’Església i per a les ànimes» (Carta 254,14 de juliol de 1897).
També nosaltres participem dels mèrits i de l’alegria dels sants, així com ells participen de la nostra lluita i del nostre desig de pau i de reconciliació. La seva alegria per la victòria de Crist ressuscitat és per a nosaltres motiu de força per a superar tantes formes d’indiferència i de duresa de cor.
Per altra part, tota comunitat cristiana està cridada a traspassar el llindar que la posa en relació amb la societat que l’envolta, amb els pobres i els allunyats. L’Església per naturalesa és missionera, no ha de quedar-se replegada en ella mateixa, sinó que és enviada a tots els homes.
Aquesta missió és el testimoniatge pacient d’aquell que vol portar tota la realitat i cada home al Pare. La missió és allò que l’amor no pot callar. L’Església segueix Jesucrist pel camí que la porta a cada home, fins a l’extrem de la terra (cf. Ac 1,8). Així podem veure en el nostre proïsme el germà i la germana per qui Crist va morir i ressuscitar. Allò que hem rebut, ho hem rebut també per a ells. I, igualment, allò que aquests germans tenen és un do per a l’Església i per a tota la humanitat.
Benvolguts germans i germanes, com desitjo que els llocs on es manifesta l’Església, en particular les nostres parròquies i les nostres comunitats, arribin a ser illes de misericòrdia enmig del mar de la indiferència.
3. «Enfortiu els vostres cors» (Jm 5,8) – La persona creient
També com a individus tenim la temptació de la indiferència. Estem saturats de notícies i d’imatges tremendes que ens narren el sofriment humà i, al mateix temps, sentim tota la nostra incapacitat per a intervenir. ¿Què podem fer per a no deixar-nos absorbir per aquesta espiral d’horror i d’impotència?
En primer lloc, podem pregar en la comunió de l’Església terrenal i celestial. No oblidem la força de la pregària de tantes persones. La iniciativa 24 hores per al Senyor, que vull que se celebri a tota l’Església —també a nivell diocesà—, els dies 13 i 14 de març, és expressió d’aquesta necessitat de pregària.
En segon lloc, podem ajudar amb gestos de caritat, arribant tant a les persones properes com a les llunyanes, gràcies als nombrosos organismes de caritat de l’Església. La Quaresma és un temps propici per a mostrar interès per l’altre, com un signe concret, encara que sigui petit, de la nostra participació en la mateixa humanitat.
I en tercer lloc, el sofriment de l’altre constitueix una crida a la conversió, perquè la necessitat del germà em recorda la fragilitat de la meva vida, la meva dependència de Déu i dels germans. Si demanem humilment la gràcia de Déu i acceptem els límits de les nostres possibilitats, confiarem en les possibilitats infinites que ens reserva l’amor de Déu. I podrem resistir a la temptació diabòlica que ens fa creure que nosaltres sols podem salvar el món i a nosaltres mateixos.
Per a superar la indiferència i les nostres pretensions d’omnipotència, vull demanar a tots que aquest temps de Quaresma es visqui com un camí de formació del cor, com va dir Benet XVI (carta encíclica Deus caritas est, 31). Tenir un cor misericordiós no significa tenir un cor dèbil. Qui vulgui ser misericordiós necessita un cor fort, ferm, tancat al temptador, però obert a Déu; un cor que es deixi impregnar per l’Esperit i guiar pels camins de l’amor que ens porten als germans i germanes; en definitiva, un cor pobre, que coneix les pobreses pròpies i ho dóna tot per l’altre.
Per això, estimats germans i germanes, vull pregar amb vosaltres a Crist en aquesta Quaresma: «Fac cor nostrum secundum Cor tuum»: ‘Feu el nostre cor semblant al vostre’ (súplica de les lletanies al Sagrat Cor de Jesús). D’aquesta manera tindrem un cor fort i misericordiós, vigilant i generós, que no es deixi tancar en ell mateix i no caigui en el vertigen de la globalització de la indiferència.
Amb aquest desig asseguro la meva pregària per tal que tot creient i tota comunitat eclesial recorri profitosament l’itinerari quaresmal, i us demano que pregueu per mi. Que el Senyor us beneeixi i la Mare de Déu us guardi.
Vaticà, 4 d’octubre de 2014
Festa de Sant Francesc d’Assís
18.02.15



Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles 18 de febrero
En el ciclo de catequesis sobre la familia, el Santo Padre recuerda que tener un hermano que te quiere es una experiencia fuerte, impagable, insustituible
CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
En nuestro camino de catequesis sobre la familia, después de haber considerado el rol de la madre, del padre y de los hijos, hoy es el turno de los hermanos. “Hermano”, “hermana”, son palabras que el cristianismo ama mucho. Y, gracias a la experiencia familiar, son palabras que todas las culturas y todas las épocas comprenden.
La unión fraterna tiene un lugar especial en la historia del pueblo de Dios, que recibe su revelación en el vivo de la experiencia humana. El salmista canta la belleza de la unión fraterna, y dice así: “¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!” (Salmo 133, 1) Y esto es verdad, la fraternidad es bella. Jesucristo ha llevado a su plenitud también esta experiencia humana del ser hermanos y hermanas, asumiéndola en el amor trinitario y potenciándola así que va más allá de las uniones de parentesco y puede superar cualquier muro de extrañeza.
Sabemos que cuando la relación fraterna se estropea, se estropea esta relación entre hermanos, abre el camino a experiencias dolorosas de conflicto, de traición, de odio. El pasaje bíblico de Caín y Abel constituye el ejemplo de este éxito negativo. Después de la muerte de Abel, Dios pregunta a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” (Gen 4, 9a). Es una pregunta que el Señor continúa repitiendo en cada generación. Y lamentablemente, en cada generación, no cesa de repetirse también la dramática respuesta de Caín: “No lo sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?” (Gen 4,9b). Cuando se rompe la unión entre los hermanos, se convierte en algo feo y también mala para la humanidad. Y también en la familia, ¿cuántos hermanos han peleado por pequeñas cosas, o por una herencia? Y después no se saludan más, no se hablan más, es feo. La fraternidad es algo grande. Pensar que los dos han vivido en el vientre de la misma madre durante nueve meses, vienen de la carne de la madre, y no se puede romper la fraternidad. Pensemos un poco, todos conocemos familias que tienen hermanos divididos, que se han peleado. Pensemos un poco y pidamos al Señor por estas familias, quizá en nuestra familia haya algunos casos, para que el Señor nos ayude a reunir a los hermanos, reconstituir la familia. La fraternidad no se debe romper, y cuando se rompe sucede esto que ha sucedido con Caín y Abel. Y cuando el Señor pregunta a Caín dónde está su hermano, “yo no lo sé, a mí no me importa mi hermano”. Esto es feo, es algo muy muy doloroso que escuchar. En nuestras oraciones, siempre recemos por los hermanos que se han dividido.  
La unión de fraternidad que se forma en la familia entre los hijos, se lleva a cabo en un clima de educación a la apertura a los otros, es la gran escuela de libertad y de paz. En la familia entre hermanos se aprende la convivencia humana, cómo se debe convivir en sociedad. Quizá no siempre somos conscientes, ¡pero es precisamente la familia la que introduce la fraternidad en el mundo! A partir de esta primera experiencia de fraternidad, nutrida por los afectos y la educación familiar, el estilo de la fraternidad se irradia como una promesa sobre toda la sociedad y sus relaciones entre los pueblos.
La bendición que Dios, en Jesucristo, derrama sobre esta unión de fraternidad lo dilata de una forma inimaginable, haciéndole capaz de traspasar cualquier diferencia de nación, de lengua, de cultura e incluso de religión.
Pensad en qué se convierte la unión entre los hombres, también muy diferentes entre ellos, cuando pueden decir de otros: “¡Este es como mi hermano, es como una hermana para mí!” Es bonito esto, es bonito. La historia ha mostrado suficientemente, por otra parte, que también la libertad y la igualdad, sin la fraternidad, pueden llenarse de individualismo y de conformismo, también de interés.
La fraternidad en familia resplandece de forma especial cuando vemos la consideración, la paciencia, el efecto con el que se rodea al hermanito o la hermanita más débil, enfermo o que tiene alguna discapacidad. Los hermanos y las hermanas que hacen esto son muchísimos en todo el mundo, y quizá no apreciamos lo bastante su generosidad. Y cuando los hermanos son muchos en la familia, ahí he saludado una familia que tiene nueve, el más grande, la más grande ayuda al papá y la mamá a cuidar a los más pequeños y esto es bonito, este trabajo de ayuda entre los hermanos.
Tener un hermano, una hermana que te quiere es una experiencia fuerte, impagable, insustituible. De la misma forma sucede con la fraternidad cristiana. Los más pequeños, los más débiles, los más pobres deben enternecernos: tienen “derecho” de tomarnos el alma y el corazón. Sí, estos son nuestros hermanos y como tales debemos amarlos y tratarlos. Cuando esto sucede, cuando los pobres son como de casa, nuestra misma fraternidad cristiana retoma vida. Los cristianos, de hecho, van al encuentro de los pobres y débiles no por obedecer a un programa ideológico, sino porque la palabra y el ejemplo del Señor nos dicen que todos somos hermanos. Este es el principio del amor de Dios y de toda justicia entre los hombres.
Os sugiero una cosa, antes de terminar, me quedan pocas líneas, en silencio cada uno de nosotros, pensamos en nuestros hermanos y en nuestras hermanas. Pensamos, en silencio, y en silencio desde el corazón rezamos por ellos. Un instante de silencio. Con esta oración, les hemos llevado a todos, hermanos y hermanos, con el pensamiento, el corazón, aquí en la plaza para recibir la bendición.
Hoy más que nunca es necesario llevar de nuevo la fraternidad al centro de nuestra sociedad tecnocrática y burocrática: entonces también la libertad y la igualdad tomarán su justa entonación. Por eso, no privemos al corazón ligero de nuestras familias, por temor o por miedo, de la belleza de una amplia experiencia fraterna de hijos e hijas. Y no perdamos nuestra confianza en la amplitud de horizonte que la fe es capaz de sacar de esta experiencia iluminada por la bendición de Dios. Gracias
 19.02.15



Francisco en Sta. Marta: 'el fracasado exitoso'
En la homilía de este jueves, el Santo Padre ha advertido del peligro de dejarse llevar por la inercia de la vida. Un adorador de 'pequeñas cositas que pasan'
CIUDAD DEL VATICANO, 19 de febrero de 2015 (Zenit.org) - En cada circunstancia de la vida, el cristiano debe elegir a Dios y no dejarse engañar por costumbres y situaciones que llevan lejos de Él. Esta ha sido la recomendación del papa Francisco al comentar las lecturas del día durante la homilía de la misa celebrada en Santa Marta.
Elegir a Dios, elegir el bien, para no ser un ‘fracasado de éxito’. Aclamado, sí, por la masa pero al final nada más que un adorador de “pequeñas cositas que pasan”. Así, el Santo Padre ha hecho referencia al pasaje de la Biblia en el que Dios dice a Moisés: “Ves, yo pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Hoy, por tanto, yo te ordeno amar el Señor, tu Dios, caminar por sus vías”.
De este modo, Francisco ha afirmado que cada cristiano debe elegir cada día como lo hizo Moisés. Una elección difícil. “Es más facil vivir dejándose llevar por la inercia de la vida, de la situación, de las costumbres”, ha advertido. Y ha añadido que es más fácil, en el fondo, convertirse en servidor de otros dioses.
Elegir  --ha proseguido el Santo Padre-- entre Dios y los otros dioses, esos  que no tienen el poder de darnos nada, solamente pequeñas cosas que pasan. Y no es fácil elegir, nosotros tenemos siempre esta costumbre de ir un poco donde la gente va, un poco como todos. Como todos. Todos y ninguno. Francisco ha señalado que hoy la Iglesia nos dice: ‘Pero, ¡párate! ¡Párate y elige!’  “Es un buen consejo. Y hoy nos hará bien pararnos y durante el día pensar un poco cómo es mi estilo de vida, por donde camino.
Y profundizando un poco más, Francisco ha propuesto otra pregunta, cuál es mi relación con Dios, con Jesús; la relación con los padres, hermanos, mujer o marido, hijos...
A continuación, el Santo Padre ha explicado que “un camino erróneo es el de buscar siempre el propio éxito, los propios bienes, sin pensar en el Señor, sin pensar en la familia”. Uno puede ganar todo --ha advertido el Pontífice-- pero al final convertirse en un fracasado. Un fracasado. Ese camino es un fracaso. Y así ha comentado: “‘pero le han hecho un monumento, le han pintado un cuadro…’ Pero has fracasado: no has sabido elegir bien entre la vida y la muerte”
Asimismo ha invitado a preguntarse cuál es la velocidad de la vida, y si alumbro sobre las cosas que hago. Además, ha invitado a pedir la gracia de tener ese “pequeño valor” necesario para elegirlo cada vez.
Para finalizar la homilía, el Papa ha propuesto el “consejo tan bonito” del Salmo 1: Beato el hombre que se fía del Señor. “Cuando el Señor nos da este consejo --‘¡párate!, elige hoy, elige’-- porque no nos deja solos. Está con nosotros y quiere ayudarnos. Nosotros solamente debemos confiar, tener confianza en Él. ‘Bienaventurado el hombre que confía en el Señor’. Hoy, cuando nosotros nos detendremos a pensar en estas cosas, para tomar decisiones, sepamos que el Señor está con nosotros, está junto a nosotros, para ayudarnos. Nunca nos deja solos, nunca. Está siempre con nosotros. También en el momento de la decisión está con nosotros”.  
20.02.15



En Sta. Marta: no está bien donar a la Iglesia y ser injusto con los trabajadores
En la homilí­a de este viernes, el Santo Padre recuerda que el ayuno que quiere Jesús es el que rompe las cadenas injustas, libera a los oprimidos, viste a los desnudos, hace justicia
CIUDAD DEL VATICANO, 20 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Los cristianos, especialmente en Cuaresma, están llamados a vivir coherentemente el amor a Dios y el amor al prójimo. Así lo ha recordado el santo padre Francisco durante la homilía de esta mañana en Santa Marta. Por otro lado, el Papa ha advertido sobre los que envían un cheque a la Iglesia y luego son injustos con sus trabajadores.
“El pueblo se lamenta delante del Señor porque no escucha sus ayunos”. De este modo, el Papa ha hablado durante su homilía del pasaje de Isaías en la primera Lectura. Y así ha subrayado que es necesario distinguir entre “el formal y el real”.  Para el Señor “no es ayuno no comer carne” y después “pelear y explotar a los trabajadores”. Por esto Jesús condenó a los fariseos porque hacían “muchas observancias externas, pero sin la verdad del corazón”.
Sin embargo, el ayuno que quiere Jesús es el que rompe las cadenas injustas, libera a los oprimidos, viste a los desnudos, hace justicia. “Este es el verdadero ayuno, el ayuno que no es solamente externo, una observancia externa, sino que es un ayuno que viene del corazón”, ha explicado.
Además, Francisco ha indicado que “en las tablas de la ley está la ley hacia Dios y la ley hacia el prójimo y las dos van juntas. Yo no puedo decir: ‘Pero, no, yo cumplo los tres primeros mandamientos… y los otros más o menos’. No, si tú no haces estos, esos no puedes hacerlos y si tú haces eso, debes hacer esto. Están unidos: el amor a Dios y el amor al prójimo son una unidad y si tú quieres hacer penitencia, real no formal, debes hacerla delante de Dios y también con tu hermano, con el prójimo”.
Y como dice el apóstol Santiago, puedes tener mucha fe pero si no haces obras, no sirve de nada. Por eso el Papa ha advertido que uno puede ir a misa todos los domingos y comulgar, y se puede preguntar: “¿cómo es tu relación con tus trabajadores? ¿Les pagas en negro? ¿Les pagas el salario justo? ¿También pagas la contribución para la pensión? ¿Para asegurar la salud?”
Al respecto, el Santo Padre ha advertido sobre esos hombres y mujeres de fe que dividen las tablas de la ley: ‘sí, sí, yo hago esto’ - ‘¿pero tú das limosna?’ - ‘sí, sí, siempre envío el cheque a la Iglesia’ - ‘Ah, muy bien. Pero a tu Iglesia, en tu casa, con los que dependen de ti --ya sean hijos, abuelos, trabajadores-- ¿eres generoso, eres justo?’  “Tú no puedes hacer ofrendas a la Iglesia sobre los hombros de la injusticia que haces con tus trabajadores. Esto es un pecado gravísimo: es usar a Dios para cubrir la injusticia”, ha advertido.
De este modo, el Pontífice ha indicado que esto es lo que el profeta Isaías en nombre del Señor hoy nos hace entender: “No es buen cristiano el que no es justo con las personas que dependen de él”. Y no es buen cristiano, ha añadido, “el que no se despoja de lo necesario para él para dar al que lo necesita”.
Asimismo, Francisco ha afirmado en la homilía que el camino de la Cuaresma “es esto, es doble, a Dios y al prójimo, es decir, es real, no es meramente formal. No es no comer carne solamente el viernes, hacer algo, y después hacer crecer el egoísmo, la explotación del prójimo, la ignorancia de los pobres”.
Al respecto, el Papa ha querido poner un ejemplo: hay quien si necesita curarse va al hospital y como es socio de una mutua es atendido enseguida. “Es algo bueno, da gracias al Señor. Pero dime, ¿has pensado en aquellos que no tiene esta relación con el hospital y cuando llegan deben esperar 6, 7, 8 horas? también por una cosa urgente”, se ha preguntado.
Y así, el Papa ha reconocido que hay gente aquí, en Roma, que vive así y la Cuaresma sirve para pensar en ellos: “¿qué puedo hacer por los niños, por los ancianos, que no tienen la posibilidad de ser visitados por un médico?”, que quizá esperan “ocho horas y después te dan turno para una semana después”. “¿Qué haces por esa gente?” “¿cómo será tu Cuaresma?”
Por otro lado, ha preguntado si en esta Cuaresma hay sitio en el corazón “para aquellos que no han cumplido los mandamientos”, “que se han equivocado y están en la cárcel”. Si tú no estás en la cárcel --ha advertido el Papa-- es porque el Señor te ha ayudado a no caer.
Finalmente, el Pontífice ha pedido al Señor que nos acompañe en nuestro camino cuaresmal para que la observancia exterior corresponda con una profunda renovación del Espíritu.  
 21.02.15



El Papa recibe en audiencia privada a la canciller Angela Merkel
Durante el encuentro, han hablado sobre la crisis de Ucrania, la libertad religiosa, la lucha contra la pobreza y el hambre, la explotación y el medio ambiente
CIUDAD DEL VATICANO, 21 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Con motivo de la próxima Cumbre del G7 que tendrá lugar en Baviera, el papa Francisco ha recibido este sábado por la mañana a la canciller alemana, Angela Merkel, en el Palacio Apostólico vaticano.
Durante la audiencia privada de unos cuarenta minutos de duración, que se ha desarrollado en un clima de cordialidad, "se ha prestado una atención especial a algunos temas de carácter internacional, en particular a la lucha contra la pobreza y el hambre, a la explotación de los seres humanos y a los derechos de las mujeres, a los desafíos de la salud en el mundo y a la defensa de la creación", ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
"También se ha hablado de los derechos humanos y de la libertad religiosa en algunas partes del mundo, mencionando la importancia de los valores espirituales en la cohesión social", han añadido en un comunicado.
Por último, "se ha tratado de la situación en Europa, subrayando en particular el compromiso para lograr una solución pacífica del conflicto en Ucrania".
En el tradicional intercambio de regalos, Merkel ha ofrecido al Santo Padre un sobre con una donación económica sin especificar y que, según ha señalado, quiere que se destine a los hijos de los refugiados.
El Pontífice argentino ha dicho "danke" (gracias en alemán) y ha seguido hablando en italiano, con ayuda de un intérprete.
La mandataria también ha entregado al Papa un conjunto de discos del compositor alemán Johann Sebastian Bach y un libro.
Como es habitual, Francisco ha regalado a la canciller Merkel la medalla de su pontificado, que cuenta con una representación de san Martín entregando su capa a un pobre.
El Papa le ha explicado que le gusta regalarla a los jefes de Estado, porque su misión es proteger a los más desfavorecidos. "Nosotros intentamos hacerlo lo mejor posible", ha respondido la líder germana.
Además, el Santo Padre le ha ofrecido su exhortación apostólica Evangelii gaudium traducida al alemán, lo que ha provocado la sorpresa de Merkel que, entre risas, ha asegurado que "la leerá".
El séquito que ha acompañado a la dirigente cristianodemócrata en su visita al Pontífice argentino ha estado compuesto por trece miembros, entre ellos su portavoz Steffen Seibert y la embajadora alemana ante la Santa Sede, Annette Schavan.
Acto seguido, la canciller alemana se ha reunido con el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolín, acompañado por el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.
Se trata de la segunda audiencia privada de Angela Merkel con el papa Francisco, tras otra celebrada en mayo de 2013.
 22.02.15



El Papa en el ángelus: 'Nuestro corazón se debe convertir al Señor'
Texto completo. Francisco pide a los fieles que recen por el éxito de sus Ejercicios con la Curia, que comienzan este domingo en Ariccia, y les regala un libro de bolsillo
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Como cada domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San Pedro.
Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:
"Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
El miércoles pasado, con el rito de las Cenizas, ha comenzado la Cuaresma y hoy es el primer domingo de este tiempo litúrgico que se refiere a los cuarenta días transcurridos por Jesús en el desierto, después del bautismo en el río Jordán. San Marcos escribe en el Evangelio de hoy: “En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras y los ángeles lo servían” (1, 12-13). Con estas descarnadas palabras el evangelista describe la prueba afrontada voluntariamente por Jesús, antes de iniciar su misión mesiánica. Es una prueba de la cual el Señor sale victorioso y que lo prepara a anunciar el Evangelio del Reino de Dios. Él, en aquellos cuarenta días de soledad, se enfrentó a Satanás “cuerpo a cuerpo”, desenmascaró sus tentaciones y lo venció. Y en Él hemos vencido todos, pero a nosotros nos toca proteger en nuestro cotidiano esta victoria.
La Iglesia nos hace recordar tal misterio al comienzo de la Cuaresma, porque ello nos da la perspectiva y el sentido de este tiempo, que es tiempo de lucha --en la Cuaresma se debe luchar-- un tiempo de lucha espiritual contra el espíritu del mal (cfr. Oración colecta del Miércoles de Ceniza). Y mientras atravesamos el ‘desierto’ cuaresmal, tenemos la mirada dirigida hacia la Pascua, que es la victoria definitiva de Jesús contra el maligno, contra el pecado y contra la muerte. He aquí entonces el significado de este primer domingo de Cuaresma: volver decididamente al camino de Jesús, el camino que conduce a la vida. Mirar a Jesús, qué ha hecho Jesús e ir con Él.
Y este camino de Jesús pasa a través del desierto. El desierto es el lugar en el cual se puede escuchar la voz de Dios y la voz del tentador. En el ruido, en la confusión, esto no se puede hacer; se escuchan sólo las voces superficiales. En cambio, en el desierto, podemos bajar en profundidad, donde se juega verdaderamente nuestro destino, la vida o la muerte. ¿Y cómo escuchamos la voz de Dios? La escuchamos en su Palabra. Por esto es importante conocer las Escrituras, porque de otra manera no sabemos responder a las insidias del maligno. Y aquí quisiera volver sobre mi consejo de leer cada día el Evangelio: cada día leer el Evangelio, meditarlo un poquito, diez minutos, y llevarlo también siempre con nosotros, en el bolsillo, en el bolso… Tener siempre el Evangelio a mano. El desierto cuaresmal nos ayuda a decir no a la mundanidad, a los ‘ídolos’, nos ayuda a hacer elecciones valientes conformes al Evangelio y a reforzar la solidaridad con los hermanos.
Entonces, entremos en el desierto sin miedo, porque no estamos solos, estamos con Jesús, con el Padre y con el Espíritu Santo. Es más, como sucedió con Jesús, es precisamente el Espíritu Santo el que nos guía en el camino cuaresmal, aquel mismo Espíritu descendido sobre Jesús y que nos ha sido donado en el Bautismo. La Cuaresma, por lo tanto, es un tiempo propicio que debe conducirnos a tomar siempre más conciencia de cuánto el Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, ha obrado y puede obrar en nosotros. Y al final del itinerario cuaresmal, en la Vigilia Pascual, podremos renovar con mayor conciencia la alianza bautismal y los compromisos que de ella se derivan.
La Virgen Santa, modelo de docilidad al Espíritu, nos ayude a dejarnos conducir por Él, que quiere hacer de cada uno de nosotros una “nueva criatura”.
A Ella confío, en particular, esta semana de Ejercicios Espirituales que iniciará esta tarde y en la cual participaré junto con mis colaboradores de la Curia Romana. Rezad para que en este desierto, entre comillas, que son los Ejercicios podamos escuchar la voz de Jesús y también corregir tantos defectos que todos nosotros tenemos, y también hacer frente a las tentaciones que cada día nos atacan. Os pido, por lo tanto, que nos acompañéis con vuestra oración".
Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus:
Angelus Domini nuntiavit Mariae...
Al concluir la plegaria, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Pontífice:
"Queridos hermanos y hermanas,
dirijo un cordial saludo a las familias, a los grupos parroquiales, a las asociaciones y a todos los peregrinos de Roma, de Italia y de diversos países.
Saludo a los fieles de Nápoles, Cosenza y Verona, y a los chicos de Seregno venidos para la profesión de fe".
El Obispo de Roma explicó también el contenido de un libro de bolsillo que regaló a los fieles que asistieron al Ángelus en la plaza de San Pedro:
"La Cuaresma es un camino de conversión que tiene como centro el corazón. Nuestro corazón se debe convertir al Señor. Por eso, en este primer domingo, he pensado en regalaros a quienes estáis aquí en plaza, un pequeño libro de bolsillo titulado “Custodia el corazón”. Es este. 
Este libro recopila algunas enseñanzas de Jesús y los contenidos esenciales de nuestra fe, como por ejemplo los siete Sacramentos, los dones del Espíritu Santo, los diez Mandamientos, las virtudes, las obras de misericordia, etc.
Ahora lo distribuirán los voluntarios, entre los cuales hay muchas personas 'sin techo', que han venido en peregrinación. Y como siempre, también hoy aquí en la plaza, aquellos que están en necesidad son los mismos que nos traen una gran riqueza, la riqueza de nuestra doctrina, para custodiar el corazón.
Tomad un libro cada uno y llevarlo con vosotros, como ayuda para la conversión y el crecimiento espiritual, que parte siempre del corazón: allí donde se juega la partida de las elecciones cotidianas entre el bien y mal, entre la mundanidad y el Evangelio, entre la indiferencia y el compartir.
La humanidad necesita justicia, paz, amor y solo los podrán tener volviendo con todo el corazón a Dios, que es la fuente de todo esto. Tomad el libro, y leedlo".
Como de costumbre, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:
"Os deseo a todos un buen domingo. Por favor, especialmente en esta semana de Ejercicios, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!"
 23.02.15



Francisco se ha retirado para los ejercicios espirituales
Desde este domingo hasta el 27, cerca de Castel Gandolfo. Serán cinco días de oración y meditación Junto a sus colaboradores. Ha pedido que recemos por él
CIUDAD DEL VATICANO, 23 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Este domingo, a las 18 horas, comenzaron los Ejercicios Espirituales del papa Francisco y de la Curia, en la Casa Divino Maestro de la localidad de Ariccia, a las afueras de Roma.
Durante la oración mariana del Ángelus, el Santo Padre ha pedido a los fieles: "Rezad para que en este desierto, entre comillas, que son los Ejercicios podamos escuchar la voz de Jesús y también corregir tantos defectos que todos nosotros tenemos, y también hacer frente a las tentaciones que cada día nos atacan".
Las meditaciones de este año serán propuestas por el sacerdote Bruno Secondin, de la Orden de los Carmelitas, y tendrán como hilo conductor el tema “Servidores y profetas del Dios viviente”, ha informado la Oficina de Prensa de la Santa sede en un comunicado.
El retiro del Pontífice y sus colaboradores concluirá el próximo viernes, 27 de febrero, por la mañana. Hasta entonces, todas las actividades del Pontífice quedarán suspendidas. 
El programa prevé esta tarde la Adoración Eucarística y el rezo de las Vísperas. Los demás días rezarán laudes a las 7.30 horas. A continuación, tendrá lugar una primera meditación, a las 9.30, y después la celebración de la Santa Misa. A las 16, será la segunda meditación, que precederá a la Adoración Eucarística y las Vísperas. El último día, está prevista la celebración eucarística a las 7.30 y la conclusión a las 9.30 horas.
El Papa decidió el año pasado trasladarse a algún punto fuera del Vaticano para recrear un ambiente de mayor sosiego y más propicio para la meditación y pidió la participación de sus colaboradores de la curia romana.
24.02.15



El Papa pide detener la violencia y el narcotráfico en Argentina
La describió como 'mexicanización', al recordar el drama que vive el país hermano, al escribir un e-mail personal a un legislador porteño
ROMA, 24 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El papa Francisco respondió una carta al legislador porteño Gustavo Vera, titular de la ONG La Alameda, en la que  pidió evitar la 'mexicanización' de Argentina, refiriéndose a la situación de violencia, tráfico de droga y complicidades que sufre el país hermano. 

En el e-mail enviado el 21 de febrero y escrito en lenguaje coloquial el Papa escribe : “Pido mucho para que Dios te proteja a vos y a los alamedenses. Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror”.
Y añade: “Mañana me voy, por una semana, a hacer ejercicios espirituales con la Curia Romana. Una semana de oración y meditación me hará bien”. 
Por su parte el legislador Vera indicó a radio Continental, que La Alameda ha hecho varias denuncias en los últimos dos años vinculadas al tema, si bien lamentó que "avanzan muy lentamente en la Justicia". Y precisó: "Hemos tenido mucha más información de los vecinos, que están aterrorizados".
Las denuncias de la Iglesia al aumento de la droga, narcotráfico y violencia son bien conocidas en Argentina, y entre ellos se destaca el de la asamblea plenaria de noviembre de 2013, que redactó el documento “El drama de la droga y el narcotráfico”. Allí señalan "con dolor y preocupación" las consecuencias de la droga y del narcotráfico sobre la sociedad, en particular en los sectores más vulnerables. 
Monseñor José María Arancedo, al presentar el mensaje indicó: “No deseamos ser como México y Colombia, ciertamente no lo somos, pero tengamos cuidado, porque ya no somos un lugar de paso, sino de consumo”. 
Pocos días atrás, el Consejo Permanente del Episcopado Mexicano publicó el mensaje: “¡Alto a los corruptos!”. Alli denuncia la situación de corrupción que afecta a su país y sus terribles consecuencias.  
El texto completo
Querido hermano:

Gracias por tu correo. Veo tu trabajo incansable a todo vapor. Pido mucho para que Dios te proteja a vos y a los alamedenses. Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror.
Mañana me voy, por una semana, a hacer Ejercicios Espirituales con la Curia Romana. Una semana de oración y meditación me hará bien.

Te deseo cosas buenas. Saludos a tu madre. Y, por favor, no te olvides de rezar por mí.
Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide.

Fraternalmente, Francisco

25.02.15




Francisco regresó al Vaticano
Concluyeron los Ejercicios Espirituales del Santo Padre y la Curia en las afueras de Roma. 'Que podamos salir de aquí­ con un pedacito del manto de Elías', dijo el Papa al término del retiro
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Este viernes terminaron los Ejercicios Espirituales de Cuaresma en los que participaron el papa Francisco y los miembros de la Curia Romana. 
Al concluir el retiro, el Santo Padre dijo: "En nombre de todos, y en el mío, quiero dar las gracias al padre, por su trabajo entre nosotros durante los Ejercicios. ¡No es fácil dar Ejercicios para sacerdotes! Somos un poco complicados todos, pero se las ha arreglado para sembrar. Que el Señor haga crecer estas semillas que nos ha dado. Y también espero, y deseo a todos, que podamos salir de aquí con un pedacito del manto de Elías, en la mano y el corazón. ¡Gracias, padre!"
Los Ejercicios del Pontífice y sus colaboradores tuvieron lugar por segunda vez en la localidad de Ariccia, a las afueras de Roma, dirigidos por el padre Bruno Secondin, que propuso una lectura pastoral del profeta Elías sobre el tema “Servidores y profetas del Dios viviente”.
El programa del retiro comenzaba con el rezo de Laudes, a continuación una primera meditación y después la celebración de la Eucaristía. Por la tarde, tenía lugar la predicación de la segunda meditación, la Adoración Eucarística y el rezo de las Vísperas. 
Las meditaciones versaron sobre el tema: “Salir del propio pueblo” y estuvieron marcadas por el siguiente programa diario: “Caminos de autenticidad” (las raíces de la fe y el coraje de decir no a la ambigüedad), “Senderos de libertad” (de los ídolos a la verdadera piedad), “Dejarse sorprender por Dios” (el encuentro con un Dios que está en otra parte, y el reconocimiento del pobre que nos evangeliza), “Justicia e intercesión” (testigos de justicia y solidaridad), y “Recoger el manto de Elías” (para convertirse en profetas de fraternidad).
El Santo Padre dejó la residencia Casa del Divino Maestro, donde transcurrió los últimos cinco días, tras celebrar la Santa Misapor los cristianos perseguidos en Siria, Irak y en otras partes del mundo. El Pontífice acompañado por los participantes regresó por la mañana al Vaticano a bordo de un autobús, tal y como hizo en la ida.
El Papa retomará sus actividades, que habían quedado suspendidas esta semana, y el domingo rezará el Ángelus en la plaza de San Pedro.
La semana de Ejercicios Espirituales es tradicional durante la Cuaresma, el periodo antes de la Semana Santa, pero la novedad que introdujo Francisco es la de salir del entorno de trabajo para vivirlos de manera más intensa.
 28.02.15


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