Perfeccionar
la identidad de la Curia Romana, que es coadyuvar al Sucesor de Pedro
(RV).- Por el bien y el servicio de la
Iglesia y su misión en el mundo, fortaleciendo la unidad de fe y la comunión
del pueblo de Dios. El Papa Francisco destacó el importante trabajo
desarrollado en estos últimos meses para elaborar la nueva Constitución
Apostólica para la reforma de la Curia:
«La meta es siempre la de alcanzar mayor
armonía entre los dicasterios y oficinas, con el fin de realizar una
colaboración más eficaz en la absoluta transparencia que edifica la auténtica
sinodalidad y la colegialidad»
«Queridos hermanos, ¡qué bueno, qué
dulce habitar los hermanos todos juntos!» Con estas
palabras del Salmo 133, el Papa alentó a alabar al Señor en la apertura del
Consistorio, acogiendo en esta asamblea a los 20 nuevos cardenales. Tras
expresar su gratitud al Decano del Colegio Cardenalicio, a la Comisión de los
nueve cardenales y a su coordinador, el Card. Rodríguez Maradiaga, así como al
secretario del mismo C9, Mons. Semeraro, y su con bienvenida a todos «a esta
comunión, que expresa colegialidad», el Obispo de Roma hizo hincapié en el
significado de la reforma de la Curia Romana y en su misión:
«La reforma no es un fin en sí mismo,
sino un medio para dar un testimonio cristiano fuerte; para favorecer
una evangelización más eficaz; para promover un espíritu ecuménico más fecundo;
para alentar un diálogo más constructivo con todos. La reforma deseada
vivamente por la mayoría de los cardenales, en el ámbito de las Congregaciones
generales antes del Cónclave, deberá perfecciona aún más la identidad de la
misma Curia Romana. Es decir, la de coadyuvar al Sucesor de Pedro en el
ejercicio de su supremo oficio pastoral por el bien y el servicio de la Iglesia
universal y de las Iglesias particulares. Ejercicio con el que se fortalecen la
unidad de fe, la comunión del pueblo de Dios y se promueve la misión propia de
la Iglesia en el mundo».
Determinación, colaboración y oración invocando
al Espíritu Santo, que es la verdadera guía de la Iglesia, reiteró el Santo
Padre:
«Ciertamente alcanzar tal meta no es fácil;
requiere tiempo, determinación y sobre todo la colaboración de todos. Pero para
realizar esto debemos, ante todo, encomendemos al Espíritu Santo que la
verdadera guía de la Iglesia, implorando en la oración el don del
auténtico discernimiento. Con este espíritu de colaboración comienza nuestro
encuentro, que será fecundo gracias a la contribución que cada uno de nosotros
podrá expresar con parresía, fidelidad al Magisterio y conciencia de que todo
ello concurre a la ley suprema, es decir a la salus animarum».
El Papa: 'La reforma de la Curia no
es un fin en sí mismo'
En un breve discurso, el Santo Padre
da inicio al Consistorio recordando la absoluta transparencia que debe
caracterizar la reforma
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El colegio
cardenalicio, reunido en el Aula nueva del Sínodo, ha dado inicio esta mañana
al Consistorio en el que serán informados sobre los avances de la reforma de la
Curia, a cargo del Consejo de cardenales constituido por el Papa para ayudarle
en esta labor.
Tras la oración y unas palabras del cardenal Sodano,
decano del Colegio cardenalicio, el Santo Padre ha dirigido también un breve
discurso a los presentes. “La reforma no es un fin en sí mismo”, ha asegurado
el Papa. Es un medio --ha precisado-- para dar fuerza al testimonio cristiano
para favorecer una evangelización más eficaz, para promover un más profundo
espíritu ecuménico y animar un diálogo más constructivo con todos.
Asimismo ha recordado que la reforma fue deseada
vivamente por la mayoría de los cardenales en el ámbito de las Congregaciones
antes del cónclave con el fin de “perfeccionar aún más la identidad de la Curia
romana” en su labor de “ayudar al sucesor de Pedro en la tarea que desarrolla
para el bien en el servicio a la Iglesia universal y a las Iglesias
particulares, reforzar la unidad de fe, la comunión del pueblo de Dios y
promover la acción de la Iglesia en el mundo”.
El fin de la reforma es “favorecer una mayor
armonía en el trabajo de los varios dicasterios, para una colaboración más
eficaz en esa absoluta transparencia que en la Iglesia debe caracterizar la
sinodalidad y colegialidad”.
Además, el Pontífice ha reconocido que alcanzar
esta meta “no es fácil, requiere tiempo, determinación y sobre todo la
colaboración de todos” pero “sobre todo confiarse al Espíritu Santo, que es la
verdadera guía de la Iglesia” y que ayuda a sus miembros en el discernimiento.
Para ello es necesario, ha asegurado el Papa, “parresía, fidelidad al
magisterio y conciencia de que todo contribuye a la ley suprema, o sea, a la
ley de la ‘salus animarum’”.
El Santo Padre también ha aprovechado la ocasión
para dar la bienvenida a los 20 nuevos cardenales. “Hermanos, qué bonito y
dulce es que los hermanos vivan juntos”. Por eso “alabamos al Señor que nos ha
convocado. Acojamos en esta asamblea a los 20 nuevos cardenales”.
13.02.15
El Papa recibe a una delegación de mujeres iraníes
Presidida por la vicepresidenta Molaverdi. Las seis integrantes se reunieron con el papa Francisco y participaron en una mesa redonda sobre la identidad femenina y la familia
CIUDAD DEL VATICANO, 13 de febrero de 2015 (Zenit.org)
- El Vaticano ha recibido por primera vez en sus relaciones bilaterales
con Irán a una delegación compuesta solo por mujeres, encabezada por la
vicepresidenta Shahindokht Molaverdi. Entre los temas que Molaverdi y
el papa Francisco trataron en una audiencia celebrada este jueves se
encuentran el de la importancia de la familia o la manera de promover el
rol de las mujeres en la sociedad y en la política internacional,
informó L’Osservatore Romano.
Ambos compartieron la preocupación porque las mujeres sean en la actualidad las mayores víctimas de la violencia y del fundamentalismo, y se mostraron de acuerdo en que, sin embargo, pueden convertirse en el motor para propiciar un cambio radical en la sociedad, precisó el diario.
La delegación iraní también compartió una mesa redonda moderada por Mons. Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, y en la que también estuvieron presentes cinco mujeres en representación del Vaticano. En estas conversaciones, se abordaron temas relacionados con la identidad femenina y con la familia.
14.02.15
Mons. Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia (México).
Mons. Daniel Fernando Sturla Berhouet, S.D.B., arzobispo de Montevideo (Uruguay).
Mons. José Luis Lacunza Maestrojuán, O.A.R., obispo de David (Panamá).
José de Jesús Pimiento Rodríguez, arzobispo emérito de Manizales (Colombia). Mons. Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán (Argentina).
El nuevo cardenal español es Ricardo Blázquez Pérez, arzobispo de
Valladolid.
Ambos compartieron la preocupación porque las mujeres sean en la actualidad las mayores víctimas de la violencia y del fundamentalismo, y se mostraron de acuerdo en que, sin embargo, pueden convertirse en el motor para propiciar un cambio radical en la sociedad, precisó el diario.
La delegación iraní también compartió una mesa redonda moderada por Mons. Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, y en la que también estuvieron presentes cinco mujeres en representación del Vaticano. En estas conversaciones, se abordaron temas relacionados con la identidad femenina y con la familia.
14.02.15
Discurso del Santo Padre en el
Consistorio de la creación de cardenales
Francisco
invita a dejarse guiar por el 'himno de la caridad' de San Pablo. 'Cuanto más
incardinados estamos en la Iglesia que está en Roma, más dóciles tenemos que
ser al Espíritu'
CIUDAD DEL VATICANO, 14 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Queridos
hermanos cardenales
El cardenalato ciertamente es una dignidad, pero no
una distinción honorífica. Ya el mismo nombre de «cardenal», que remite a la
palabra latina «cardo - quicio», nos lleva a pensar, no en algo accesorio o
decorativo, como una condecoración, sino en un perno, un punto de apoyo y un
eje esencial para la vida de la comunidad. Sois «quicios» y estáis
incardinados en la Iglesia de Roma, que «preside toda la comunidad de la
caridad» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen gentium, 13; cf. Ign. Ant., Ad
Rom., Prólogo).
En la Iglesia, toda presidencia proviene de la
caridad, se desarrolla en la caridad y tiene como fin la caridad. La Iglesia
que está en Roma tiene también en esto un papel ejemplar: al igual que ella
preside en la caridad, toda Iglesia particular, en su ámbito, está llamada a
presidir en la caridad.
Por eso creo que el «himno a la caridad», de la
primera carta de san Pablo a los Corintios, puede servir de pauta para esta
celebración y para vuestro ministerio, especialmente para los que desde este
momento entran a formar parte del Colegio Cardenalicio. Será bueno que todos,
yo en primer lugar y vosotros conmigo, nos dejemos guiar por las palabras
inspiradas del apóstol Pablo, en particular aquellas con las que describe las
características de la caridad. Que María nuestra Madre nos ayude en esta
escucha. Ella dio al mundo a Aquel que es «el camino más excelente» (cf. 1 Co
12,31): Jesús, caridad encarnada; que nos ayude a acoger esta Palabra y a
seguir siempre este camino. Que nos ayude con su actitud humilde y tierna de
madre, porque la caridad, don de Dios, crece donde hay humildad y ternura.
En primer lugar, san Pablo nos dice que la
caridad es «magnánima» y «benevolente». Cuanto más crece la responsabilidad
en el servicio de la Iglesia, tanto más hay que ensanchar el corazón,
dilatarlo según la medida del Corazón de Cristo. La magnanimidad es, en
cierto sentido, sinónimo de catolicidad: es saber amar sin límites, pero al
mismo tiempo con fidelidad a las situaciones particulares y con gestos concretos.
Amar lo que es grande, sin descuidar lo que es pequeño; amar las cosas
pequeñas en el horizonte de las grandes, porque «non coerceri a maximo,
contineri tamen a minimo divinum est». Saber amar con gestos de bondad. La
benevolencia es la intención firme y constante de querer el bien, siempre y
para todos, incluso para los que no nos aman.
A continuación, el apóstol dice que la caridad
«no tiene envidia; no presume; no se engríe». Esto es realmente un milagro de
la caridad, porque los seres humanos –todos, y en todas las etapas de la vida–
tendemos a la envidia y al orgullo a causa de nuestra naturaleza herida por el
pecado. Tampoco las dignidades eclesiásticas están inmunes a esta tentación.
Pero precisamente por eso, queridos hermanos, puede resaltar todavía más en
nosotros la fuerza divina de la caridad, que transforma el corazón, de modo
que ya no eres tú el que vive, sino que Cristo vive en ti. Y Jesús es todo
amor.
Además, la caridad «no es mal educada ni
egoísta». Estos dos rasgos revelan que quien vive en la caridad está
des-centrado de sí mismo. El que está auto-centrado carece de respeto, y
muchas veces ni siquiera lo advierte, porque el «respeto» es la capacidad de
tener en cuenta al otro, su dignidad, su condición, sus necesidades. El que
está auto-centrado busca inevitablemente su propio interés, y cree que esto
es normal, casi un deber. Este «interés» puede estar cubierto de nobles
apariencias, pero en el fondo se trata siempre de «interés personal». En
cambio, la caridad te des-centra y te pone en el verdadero centro, que es sólo
Cristo. Entonces sí, serás una persona respetuosa y preocupada por el bien de
los demás.
La caridad, dice Pablo, «no se irrita; no lleva
cuentas del mal». Al pastor que vive en contacto con la gente no le faltan
ocasiones para enojarse. Y tal vez entre nosotros, hermanos sacerdotes, que
tenemos menos disculpa, el peligro de enojarnos sea mayor. También de esto es
la caridad, y sólo ella, la que nos libra. Nos libra del peligro de reaccionar
impulsivamente, de decir y hacer cosas que no están bien; y sobre todo nos
libra del peligro mortal de la ira acumulada, «alimentada» dentro de ti, que te
hace llevar cuentas del mal recibido. No. Esto no es aceptable en un hombre de
Iglesia. Aunque es posible entender un enfado momentáneo que pasa rápido, no
así el rencor. Que Dios nos proteja y libre de ello.
La caridad, añade el Apóstol, «no se alegra de
la injusticia, sino que goza con la verdad». El que está llamado al servicio
de gobierno en la Iglesia debe tener un fuerte sentido de la justicia, de modo
que no acepte ninguna injusticia, ni siquiera la que podría ser beneficiosa
para él o para la Iglesia. Al mismo tiempo, «goza con la verdad»: ¡Qué
hermosa es esta expresión! El hombre de Dios es aquel que está fascinado por
la verdad y la encuentra plenamente en la Palabra y en la Carne de Jesucristo.
Él es la fuente inagotable de nuestra alegría. Que el Pueblo de Dios vea
siempre en nosotros la firme denuncia de la injusticia y el servicio alegre de
la verdad.
Por último, la caridad «disculpa sin límites,
cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites». Aquí hay, en
cuatro palabras, todo un programa de vida espiritual y pastoral. El amor de
Cristo, derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, nos permite
vivir así, ser así: personas capaces de perdonar siempre; de dar siempre
confianza, porque estamos llenos de fe en Dios; capaces de infundir siempre
esperanza, porque estamos llenos de esperanza en Dios; personas que saben
soportar con paciencia toda situación y a todo hermano y hermana, en unión
con Jesús, que llevó con amor el peso de todos nuestros pecados.
Queridos hermanos, todo esto no viene de
nosotros, sino de Dios. Dios es amor y lleva a cabo todo esto si somos dóciles
a la acción de su Santo Espíritu. Por tanto, así es como tenemos que ser:
incardinados y dóciles. Cuanto más incardinados estamos en la Iglesia que está
en Roma, más dóciles tenemos que ser al Espíritu, para que la caridad pueda
dar forma y sentido a todo lo que somos y hacemos. Incardinados en la Iglesia
que preside en la caridad, dóciles al Espíritu Santo que derrama en nuestros
corazones el amor de Dios (cf. Rm 5,5). Que así sea.
15.02.15
Francisco celebra con los nuevos
cardenales
Les exhorta: ''No tengan la
tentación de estar con Jesús sin querer estar con los marginados, aislándose en
una casta que nada tiene de auténticamente eclesial'
CIUDAD DEL VATICANO, 15 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El papa
Francisco ha presidido este domingo 15 de enero en el Vaticano, la misa de
acción de gracia junto los nuevos cardenales elevados este sábado a la púrpura,
y a con todos aquellos purpurados que han venido a Roma para el consistorio.
En una basílica iluminada 'a giorno', la celebración
inició con un cortejo de ingreso. Todos vestían los paramentos verdes del
Tiempo ordinario. El Santo Padre incensó el altar y la imagen de la Virgen
María que se encuentra al lado del baldaquino del Bernini, mientras el coro de
la Capilla Sixtina interpretaba diversos cantos, en gregoriano y polifónico. Y
no faltaron algunas participaciones de trompetas e instrumentos de viento.
Las lecturas han sido en diversos idiomas, iniciando
por la primera, en español, mientras el Evangelio proclamado en canto llano.
A los nuevos cardenales el anillo les fue entregado ayer,
y no hoy, como se realiza desde hace algunos años, cuando lo determinó
Benedicto XVI.
En su homilía el Santo Padre recordó que “la lógica de
Jesús, éste es el camino de la Iglesia: no sólo acoger y integrar, con valor
evangélico, aquellos que llaman a la puerta, sino ir a buscar, sin prejuicios y
sin miedos, a los lejanos, manifestándoles gratuitamente aquello que también
nosotros hemos recibido gratuitamente”.
E invitó a aprender de María “que es la Madre,
nos enseñe a no tener miedo de acoger con ternura a los marginados; a no tener
miedo dela ternura y de la compasión; nos revista de paciencia para
acompañarlos en su camino, sin buscar los resultados del éxito mundano; nos
muestre a Jesús y nos haga caminar como Él”.
“Exhorto -dijo el Papa- a servir a la Iglesia, en
modo tal que los cristianos, edificados por nuestro testimonio, no tengan la
tentación de estar con Jesús sin querer estar con los marginados, aislándose en
una casta que nada tiene de auténticamente eclesial”.
Y concluyó: “En realidad, sobre el evangelio de
los marginados, se descubre y se revela nuestra credibilidad”.
Entre los nuevos cardenales electores están
representados 18 países. El Papa los ha elegido tomando como criterio
"la universalidad”. Entre ellos hay cinco latinoamericanos, tres de los
cuales electores y dos eméritos. Y un español.
Los nuevos cardenales latinoamericanos son:
Mons. Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia (México).
Mons. Daniel Fernando Sturla Berhouet, S.D.B., arzobispo de Montevideo (Uruguay).
Mons. José Luis Lacunza Maestrojuán, O.A.R., obispo de David (Panamá).
José de Jesús Pimiento Rodríguez, arzobispo emérito de Manizales (Colombia). Mons. Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán (Argentina).
16.02.15
El Papa: los decapitados sólo decían
'Jesús ayúdame'
El Santo Padre expresa su profundo
dolor por la ejecución de una veintena de coptos egipcios. 'Para los
extremistas, sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son
cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo'
CIUDAD DEL VATICANO, 16 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Fueron
asesinados por el sólo hecho de ser cristianos. Es cuanto ha afirmado este
lunes el papa Francisco al recibir en audiencia al moderador de la Iglesia de
Escocia, el reverendo John P. Chalmers, junto con otros representantes de esta
Iglesia Reformada.
En un breve discurso improvisado en español, el Santo
Padre ha expresado su profundo dolor por la ejecución de una veintena de coptos
egipcios a manos de una filial libia del autodenominado Estado Islámico.
"Me permito recurrir a mi lengua materna para expresar un hondo y triste
sentimiento. Hoy pude leer la ejecución de esos 21, o 22 cristianos
coptos. Solamente decían “Jesús ayúdame”. Fueron asesinados por el sólo
hecho de ser cristianos", ha subrayado.
Respondiendo a la intervención del moderador de la
Iglesia de Escocia, el Pontífice ha dicho: "Usted hermano en su alocución
se refirió a lo que pasa en la tierra de Jesús. La sangre de nuestros hermanos
cristianos es un testimonio que grita. Sean católicos, ortodoxos, coptos,
luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre
confiesa a Cristo".
"Recordando a estos hermanos que han sido matados
por el sólo hecho de confesar a Cristo, pido que nos animemos mutuamente a
seguir adelante con este ecumenismo que nos está alentando, el ecumenismo de la
sangre. Los mártires son de todos los cristianos, recemos unos por los
otros", ha indicado.
El papa Francisco ha concluido
sus palabras invitando a seguir "caminando juntos en el camino de la
sabiduría, la benevolencia, la fuerza y la paz", ha informado la Oficina
de Prensa de la Santa Sede.
17.02.15
Angelus Domini nuntiavit Mariae...
En el e-mail enviado el 21 de febrero y escrito en lenguaje coloquial el Papa escribe : “Pido mucho para que Dios te proteja a vos y a los alamedenses. Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror”.
Gracias por tu correo. Veo tu trabajo incansable a todo vapor. Pido mucho para que Dios te proteja a vos y a los alamedenses. Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror.
Mañana me voy, por una semana, a hacer Ejercicios Espirituales con la Curia Romana. Una semana de oración y meditación me hará bien.
Te deseo cosas buenas. Saludos a tu madre. Y, por favor, no te olvides de rezar por mí.
Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide.
Fraternalmente, Francisco
En Sta. Marta: los que venden armas
son 'empresarios de la muerte'
El Santo Padre ha ofrecido la misa
de este martes por los 21 cristianos coptos asesinados por el Califato Islámico
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Todos
nosotros somos capaces de hacer el bien, pero también de destruir lo que Dios
ha hecho. Esta ha sido la advertencia del santo padre Francisco durante su
homilía de esta mañana de la misa celebrada en Santa Marta. Misa que ha querido
ofrecer por los cristianos coptos egipcios asesinados por el Estado Islámico.
“Ofrecemos esta misa por nuestros 21 hermanos coptos,
sacrificados por el sólo hecho de ser cristianos”, ha indicado el Papa.
“Rezamos por ellos, para que el Señor les acoja como mártires, por sus
familias, por mi hermano Tawadros, que sufre tanto”.
Tomando la primera Lectura del día que narra el
diluvio universal, el Papa ha advertido que el hombre es incluso capaz de
destruir la fraternidad y de aquí nacen las guerras y las divisiones. Por eso,
ha condenado a los “emprendedores de la muerte” que venden armas a países en
conflicto para que la guerra pueda continuar. “El hombre es capaz de destruir
todo lo que Dios ha hecho”, ha indicado.
De este modo, hablando de este pasaje del Génesis que
muestra la ira de Dios por la maldad del hombre, el Pontífice ha observado que
el hombre "parece ser más poderoso que Dios”, es capaz de destruir las
cosas buenas que Él ha hecho.
Y así, ha recordado que en los primeros capítulos de
la Biblia encontramos muchos ejemplos --Sodoma y Gomorra, la Torre de Babel--
en los que el hombre muestra su maldad. Un mal, ha advertido, que se anida en
lo profundo del corazón.
“Pero padre, ¡no sea tan negativo!” dirán
algunos. “Pero esta es la verdad. Somos capaces de destruir también la
fraternidad: Caín y Abel en las primeras páginas de la Biblia. Destruyen la
fraternidad. Es el inicio de las guerras, no. Los celos, las envidias, tanta
codicia por el poder, por tener más poder. Sí, esto parece negativo, pero es
realista. Tomad un periódico, cualquiera --de izquierda, de centro, de
derecha-- cualquiera. Y veréis que más del 90 por ciento de las noticias son
noticias de destrucción. Más del 90 por ciento. Y esto lo vemos todos los
días”.
“¿Pero qué sucede en el corazón del hombre?” se
ha preguntado Francisco. De este modo, ha indicado que Jesús nos recuerda que
“del corazón del hombre salen todas las maldades”. Nuestro “corazón débil”, ha
añadido, “está herido”.
A propósito ha advertido que hay siempre un
“deseo de autonomía”: “yo hago lo que quiero y si quiero esto, ¡lo hago! Y si
para esto quiero hacer una guerra, ¡la hago!”
De nuevo se ha preguntado el Santo Padre: “¿Pero
por qué somos así?” Y lo ha explicado con estas palabras: “Porque tenemos esta
posibilidad de destrucción, este es el problema. Después, en las guerras, en el
tráfico de armas… ‘Pero, ¡somos emprendedores! Sí, ¿de qué? ¿De muerte? Y hay países
que venden las armas para esto, para que así continúe la guerra. Capacidad de
destrucción. Y esto no viene del vecino: ¡de nosotros! ‘Cada intento íntimo del
corazón no era otro que el mal’. Nosotros tenemos esta semilla dentro, esta
posibilidad. Pero tenemos también al Espíritu Santo que nos salva, ¿eh? Pero
debemos elegir, en las pequeñas cosas”.
A continuación, el Santo Padre ha advertido
también sobre los chismorreos, sobre quien habla mal del vecino: “también en la
parroquia, en las asociaciones”, cuando hay “celos” y “envidias” y quizá se va
donde el párroco a hablar mal de otro.
Por eso, ha reconocido que “esta es la maldad,
esta es la capacidad de destruir que todos nosotros tenemos”. Y sobre esto “la
Iglesia nos hace reflexionar en las puertas de la Cuaresma”.
A este punto, el Santo Padre ha hecho referencia
al Evangelio de hoy, en el que Jesús regaña a los discípulos que pelean entre
ellos porque se habían olvidado de tomar el pan. El Señor les dice que pongan
“atención”, que tengan cuidado “con la levadura de los fariseos, con la
levadura de Herodes”. A propósito de esto, el Santo Padre ha dado el ejemplo de
dos personas. Herodes que “es malo, asesino” y los fariseos “hipócritas”.
Por tanto, Jesús les recuerda cuando partió los
cinco panes y les exhorta a pensar en la Salvación, en lo que Dios ha hecho por
todos nosotros. Pero ellos, ha proseguido el Papa, “no entendían, porque el
corazón estaba endurecido por esta pasión, por esta maldad de discutir entre ellos
y mirar quién era el culpable de haberse olvidado el pan”.
Asimismo, el Santo Padre ha indicado que tenemos
que tomarnos en serio el mensaje del Señor, “estas no son cosas raras, este no
es el discurso de un marciano”, “el hombre es capaz de haber mucho bien”. Y
así, ha puesto como ejemplo a la Madre Teresa, “una mujer de nuestro tiempo”.
De este modo, el Obispo de Roma ha recordado que
todos “somos capaces de hacer mucho bien, pero todos nosotros somos capaces
también de destruir; destruir en lo grande y en lo pequeño, en la misma
familia; destruir a los hijos”, "no dejándoles crecer con libertad",
"no ayudándoles a crecer bien, anular a los hijos".
Tenemos esta capacidad y por eso “es necesaria la
meditación cotidiana, la oración, el debate entre nosotros, para no caer en
esta maldad que destruye todo”, ha advertido el Pontífice.
Finalmente, el Santo Padre ha querido subrayar
que “tenemos la fuerza, Jesús nos lo recuerda. Recordad. Y hoy nos dice:
‘Recordad. Acordaos de mí, que he derramado mi sangre por vosotros, acordaos de
mí que os he salvado, os he salvado a todos. Acordaos de mí, que tengo la
fuerza para acompañaros en el camino de la vida, no por el camino de la maldad,
sino por el camino de la bondad, de hacer el bien por los otros; no por el
camino de la destrucción, sino por el camino del construir: construir una
familia, construir una ciudad, construir una cultura, construir una patria,
cada vez más”.
Para concluir, el papa Francisco ha invitado a
rezar durante la Cuaresma para no dejarnos engañar por las seducciones.
“Pidamos al Señor, hoy, antes de comenzar la Cuaresma esta gracia: elegir
siempre bien el camino con su ayuda y no dejarnos engañar por las seducciones
que nos llevan por el camino equivocado”.
18.02.15
MISSATGE DEL SANT PARE FRANCESC
PER A LA
QUARESMA 2015
«Enfortiu els vostres cors» (Jm 5,8)
Benvolguts
germans i germanes,
La
Quaresma és un temps de renovació per a l’Església, per a les comunitats i per
a cada creient. Però sobretot és un «temps de gràcia» (cf. 2Co 6,2). Déu no ens
demana res que no ens hagi donat abans: «Ja que Déu ens ha estimat primer,
estimem també nosaltres» (1Jn 4,19). Ell no és indiferent a nosaltres. Està
interessat en cada un de nosaltres, ens coneix pel nostre nom, ens cuida i ens
cerca quan el deixem. Cada un de nosaltres li interessa; el seu amor li
impedeix ser indiferent a allò que ens passa. Però passa que quan estem bé i
ens sentim a gust, ens oblidem dels altres (quelcom que Déu Pare no fa mai), no
ens interessen els seus problemes, ni els seus sofriments, ni les injustícies
que pateixen… Llavors el nostre cor cau en la indiferència: jo estic relativament
bé i a gust, i m’oblido dels qui no estan bé. Aquesta actitud egoista,
d’indiferència, té un abast, avui, d’una dimensió mundial, fins a tal punt que
podem parlar d’una globalització de la indiferència. Es tracta d’un malestar
que hem d’afrontar com a cristians.
Quan el
poble de Déu es converteix al seu amor, troba les respostes a les preguntes que
la història li planteja contínuament. Un dels desafiaments més urgents sobre
els que vull detenir-me en aquest Missatge és el de la globalització de la
indiferència.
La
indiferència vers el proïsme i vers Déu és una temptació real també per als
cristians. Per això necessitem sentir cada Quaresma el crit dels profetes que
aixequen la seva veu i ens desperten.
Déu no és
indiferent al món, sinó que l’estima fins al punt de donar el seu Fill per la
salvació de cada home. En l’encarnació, en la vida terrenal, en la mort i
resurrecció del Fill de Déu, s’obre definitivament la porta entre Déu i l’home,
entre el cel i la terra. I l’Església és com la mà que manté oberta aquesta
porta mitjançant la proclamació de la Paraula, la celebració dels sagraments,
el testimoniatge de la fe que actua per la caritat (cf. Ga 5,6). Malgrat això,
el món tendeix a tancar-se en ell mateix i a tancar la porta a través de la
qual Déu entra en el món i el món en ell. Així la mà, que és l’Església, mai no
s’ha de sorprendre si és rebutjada, aixafada, ferida.
El poble
de Déu, per tant, té necessitat de renovació, per a no ser indiferent i per a
no tancar-se en ell mateix. Voldria proposar-vos tres passatges per a meditar
sobre aquesta renovació.
1. «Quan un membre sofreix, tots els altres
sofreixen amb ell» (1Co 12,26) – L’Església
La caritat
de Déu que trenca aquell tancament mortal de la indiferència en nosaltres
mateixos, ens l’ofereix l’Església amb els seus ensenyaments i, sobretot, amb
el seu testimoniatge. Però només es pot testimoniar allò que abans s’ha experimentat.
El cristià és aquell que permet que Déu el revesteixi de la seva bondat i
misericòrdia, que el revesteixi de Crist, per arribar a ser com ell, servent de
Déu i dels homes. Ens ho recorda la litúrgia del Dijous Sant amb el ritu del
lavatori dels peus. Pere no volia que Jesús li rentés els peus, però després va
entendre que Jesús no volia ser només un exemple de com hem de rentar-nos els
peus els uns als altres. Aquest servei només el pot fer qui abans s’ha deixat
rentar els peus per Crist. Només aquests tenen «part» amb ell (Jn 13,8) i així
poden servir l’home.
La
Quaresma és un temps propici per a deixar-nos servir per Crist i així arribar a
ser com ell. Això passa quan escoltem la Paraula de Déu i quan rebem els
sagraments, en particular l’eucaristia. En ella ens convertim en allò que
rebem: el cos de Crist. En ell no hi ha lloc per a la indiferència, que tan
sovint sembla tenir tant de poder en els nostres cors. Qui és de Crist pertany
a un sol cos i en ell no s’és indiferent davant els altres. «Quan un membre
sofreix, tots els altres sofreixen amb ell, i quan un membre és honorat, tots
els altres s’alegren amb ell» (1Co 12,26)
L’Església
és communio sanctorum perquè en ella
hi participen els sants, però també perquè és comunió de coses santes: l’amor
de Déu que es va revelar en Crist i tots els seus dons. Entre aquests hi ha
també la resposta dels qui es deixen tocar per aquest amor. En aquesta comunió
dels sants i en aquesta participació en les coses santes, ningú no té per a un
mateix, sinó que allò que té és per a tots. I ja que estem units en Déu, podem
fer alguna cosa també pels qui són lluny, per aquells als quals mai o podríem
arribar només amb les nostres forces, perquè amb ells i per ells preguem Déu
per tal que tots ens obrim a la seva obra de salvació.
2. «On és el teu germà?» (Gn 4,9) –
Les parròquies i les comunitats
El que hem
dit per a l’Església universal cal traduir-ho en la vida de les parròquies i
comunitats. En aquestes realitats eclesials, ¿es té l’experiència que formem
part d’un sol cos? ¿Un cos que rep i comparteix allò que Déu vol donar? ¿Un cos
que coneix els seus membres més dèbils, pobres i petits, i se’n fa càrrec? O
ens refugiem en un amor universal que es compromet amb els qui són lluny en el
món, però oblida el Llàtzer assegut davant la seva porta tancada? (cf. Lc
16,19-31).
Per a
rebre i fer fructificar plenament allò que Déu ens dóna cal superar els confins
de l’Església visible en dues direccions.
En primer
lloc, unint-nos a l’Església del cel en la pregària. Quan l’Església terrenal
prega, s’instaura una comunió de servei i de bé mutus que arriba davant Déu.
Juntament amb els sants, que van trobar la plenitud en Déu, formem part de la
comunió en la qual l’amor venç la indiferència. L’Església del cel no és
triomfant perquè ha girat l’esquena als sofriments del món i gaudeix en
solitari. Els sants ja contemplen i gaudeixen, gràcies al fet que, amb la mort
i la resurrecció de Jesús, van vèncer definitivament la indiferència, la duresa
de cor i l’odi. Fins que aquesta victòria de l’amor no inundi tot el món, els
sants caminen amb nosaltres, encara peregrins. Santa Teresa de Lisieux, doctora
de l’Església, escrivia convençuda que l’alegria en el cel per la victòria de
l’amor crucificat no és plena mentre hi hagi un sol home a la terra que
sofreixi i gemegui: «Espero molt no restar inactiva en el cel, el meu desig és
continuar treballant per a l’Església i per a les ànimes» (Carta 254,14 de juliol
de 1897).
També
nosaltres participem dels mèrits i de l’alegria dels sants, així com ells
participen de la nostra lluita i del nostre desig de pau i de reconciliació. La
seva alegria per la victòria de Crist ressuscitat és per a nosaltres motiu de
força per a superar tantes formes d’indiferència i de duresa de cor.
Per altra
part, tota comunitat cristiana està cridada a traspassar el llindar que la posa
en relació amb la societat que l’envolta, amb els pobres i els allunyats.
L’Església per naturalesa és missionera, no ha de quedar-se replegada en ella
mateixa, sinó que és enviada a tots els homes.
Aquesta
missió és el testimoniatge pacient d’aquell que vol portar tota la realitat i
cada home al Pare. La missió és allò que l’amor no pot callar. L’Església
segueix Jesucrist pel camí que la porta a cada home, fins a l’extrem de la terra
(cf. Ac 1,8). Així podem veure en el nostre proïsme el germà i la germana per
qui Crist va morir i ressuscitar. Allò que hem rebut, ho hem rebut també per a
ells. I, igualment, allò que aquests germans tenen és un do per a l’Església i
per a tota la humanitat.
Benvolguts
germans i germanes, com desitjo que els llocs on es manifesta l’Església, en
particular les nostres parròquies i les nostres comunitats, arribin a ser illes
de misericòrdia enmig del mar de la indiferència.
3. «Enfortiu els vostres cors» (Jm 5,8) – La
persona creient
També com
a individus tenim la temptació de la indiferència. Estem saturats de notícies i
d’imatges tremendes que ens narren el sofriment humà i, al mateix temps, sentim
tota la nostra incapacitat per a intervenir. ¿Què podem fer per a no deixar-nos
absorbir per aquesta espiral d’horror i d’impotència?
En primer
lloc, podem pregar en la comunió de l’Església terrenal i celestial. No oblidem
la força de la pregària de tantes persones. La iniciativa 24 hores per al
Senyor, que vull que se celebri a tota l’Església —també a nivell diocesà—, els
dies 13 i 14 de març, és expressió d’aquesta necessitat de pregària.
En segon
lloc, podem ajudar amb gestos de caritat, arribant tant a les persones properes
com a les llunyanes, gràcies als nombrosos organismes de caritat de l’Església.
La Quaresma és un temps propici per a mostrar interès per l’altre, com un signe
concret, encara que sigui petit, de la nostra participació en la mateixa
humanitat.
I en
tercer lloc, el sofriment de l’altre constitueix una crida a la conversió,
perquè la necessitat del germà em recorda la fragilitat de la meva vida, la
meva dependència de Déu i dels germans. Si demanem humilment la gràcia de Déu i
acceptem els límits de les nostres possibilitats, confiarem en les
possibilitats infinites que ens reserva l’amor de Déu. I podrem resistir a la
temptació diabòlica que ens fa creure que nosaltres sols podem salvar el món i
a nosaltres mateixos.
Per a
superar la indiferència i les nostres pretensions d’omnipotència, vull demanar
a tots que aquest temps de Quaresma es visqui com un camí de formació del cor,
com va dir Benet XVI (carta encíclica Deus
caritas est, 31). Tenir un cor misericordiós no significa tenir un cor
dèbil. Qui vulgui ser misericordiós necessita un cor fort, ferm, tancat al
temptador, però obert a Déu; un cor que es deixi impregnar per l’Esperit i
guiar pels camins de l’amor que ens porten als germans i germanes; en
definitiva, un cor pobre, que coneix les pobreses pròpies i ho dóna tot per
l’altre.
Per això,
estimats germans i germanes, vull pregar amb vosaltres a Crist en aquesta
Quaresma: «Fac cor nostrum secundum Cor tuum»: ‘Feu el nostre cor semblant al
vostre’ (súplica de les lletanies al Sagrat Cor de Jesús). D’aquesta manera
tindrem un cor fort i misericordiós, vigilant i generós, que no es deixi tancar
en ell mateix i no caigui en el vertigen de la globalització de la
indiferència.
Amb aquest
desig asseguro la meva pregària per tal que tot creient i tota comunitat
eclesial recorri profitosament l’itinerari quaresmal, i us demano que pregueu
per mi. Que el Senyor us beneeixi i la Mare de Déu us guardi.
Vaticà, 4
d’octubre de 2014
Festa de
Sant Francesc d’Assís
18.02.15
Texto completo de la catequesis del
Papa en la audiencia del miércoles 18 de febrero
En el ciclo de catequesis sobre la
familia, el Santo Padre recuerda que tener un hermano que te quiere es una
experiencia fuerte, impagable, insustituible
CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Queridos
hermanos y hermanas, buenos días.
En nuestro camino de catequesis sobre la familia,
después de haber considerado el rol de la madre, del padre y de los hijos, hoy
es el turno de los hermanos. “Hermano”, “hermana”, son palabras que el
cristianismo ama mucho. Y, gracias a la experiencia familiar, son palabras que
todas las culturas y todas las épocas comprenden.
La unión fraterna tiene un lugar especial en la
historia del pueblo de Dios, que recibe su revelación en el vivo de la
experiencia humana. El salmista canta la belleza de la unión fraterna, y dice
así: “¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!” (Salmo 133, 1)
Y esto es verdad, la fraternidad es bella. Jesucristo ha llevado a su plenitud
también esta experiencia humana del ser hermanos y hermanas, asumiéndola en el
amor trinitario y potenciándola así que va más allá de las uniones de
parentesco y puede superar cualquier muro de extrañeza.
Sabemos que cuando la relación fraterna se
estropea, se estropea esta relación entre hermanos, abre el camino a
experiencias dolorosas de conflicto, de traición, de odio. El pasaje bíblico de
Caín y Abel constituye el ejemplo de este éxito negativo. Después de la muerte
de Abel, Dios pregunta a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” (Gen 4, 9a). Es
una pregunta que el Señor continúa repitiendo en cada generación. Y
lamentablemente, en cada generación, no cesa de repetirse también la dramática
respuesta de Caín: “No lo sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?” (Gen
4,9b). Cuando se rompe la unión entre los hermanos, se convierte en algo feo y
también mala para la humanidad. Y también en la familia, ¿cuántos hermanos han
peleado por pequeñas cosas, o por una herencia? Y después no se saludan más, no
se hablan más, es feo. La fraternidad es algo grande. Pensar que los dos han
vivido en el vientre de la misma madre durante nueve meses, vienen de la carne
de la madre, y no se puede romper la fraternidad. Pensemos un poco, todos
conocemos familias que tienen hermanos divididos, que se han peleado. Pensemos
un poco y pidamos al Señor por estas familias, quizá en nuestra familia haya
algunos casos, para que el Señor nos ayude a reunir a los hermanos,
reconstituir la familia. La fraternidad no se debe romper, y cuando se rompe
sucede esto que ha sucedido con Caín y Abel. Y cuando el Señor pregunta a Caín
dónde está su hermano, “yo no lo sé, a mí no me importa mi hermano”. Esto es
feo, es algo muy muy doloroso que escuchar. En nuestras oraciones, siempre
recemos por los hermanos que se han dividido.
La unión de fraternidad que se forma en la
familia entre los hijos, se lleva a cabo en un clima de educación a la apertura
a los otros, es la gran escuela de libertad y de paz. En la familia entre
hermanos se aprende la convivencia humana, cómo se debe convivir en sociedad.
Quizá no siempre somos conscientes, ¡pero es precisamente la familia la que
introduce la fraternidad en el mundo! A partir de esta primera experiencia de
fraternidad, nutrida por los afectos y la educación familiar, el estilo de la
fraternidad se irradia como una promesa sobre toda la sociedad y sus relaciones
entre los pueblos.
La bendición que Dios, en Jesucristo, derrama
sobre esta unión de fraternidad lo dilata de una forma inimaginable, haciéndole
capaz de traspasar cualquier diferencia de nación, de lengua, de cultura e
incluso de religión.
Pensad en qué se convierte la unión entre los
hombres, también muy diferentes entre ellos, cuando pueden decir de otros:
“¡Este es como mi hermano, es como una hermana para mí!” Es bonito esto, es
bonito. La historia ha mostrado suficientemente, por otra parte, que también la
libertad y la igualdad, sin la fraternidad, pueden llenarse de individualismo y
de conformismo, también de interés.
La fraternidad en familia resplandece de forma
especial cuando vemos la consideración, la paciencia, el efecto con el que se
rodea al hermanito o la hermanita más débil, enfermo o que tiene alguna
discapacidad. Los hermanos y las hermanas que hacen esto son muchísimos en todo
el mundo, y quizá no apreciamos lo bastante su generosidad. Y cuando los
hermanos son muchos en la familia, ahí he saludado una familia que tiene nueve,
el más grande, la más grande ayuda al papá y la mamá a cuidar a los más
pequeños y esto es bonito, este trabajo de ayuda entre los hermanos.
Tener un hermano, una hermana que te quiere es
una experiencia fuerte, impagable, insustituible. De la misma forma sucede con
la fraternidad cristiana. Los más pequeños, los más débiles, los más pobres deben
enternecernos: tienen “derecho” de tomarnos el alma y el corazón. Sí, estos son
nuestros hermanos y como tales debemos amarlos y tratarlos. Cuando esto sucede,
cuando los pobres son como de casa, nuestra misma fraternidad cristiana retoma
vida. Los cristianos, de hecho, van al encuentro de los pobres y débiles no por
obedecer a un programa ideológico, sino porque la palabra y el ejemplo del
Señor nos dicen que todos somos hermanos. Este es el principio del amor de Dios
y de toda justicia entre los hombres.
Os sugiero una cosa, antes de terminar, me quedan
pocas líneas, en silencio cada uno de nosotros, pensamos en nuestros hermanos y
en nuestras hermanas. Pensamos, en silencio, y en silencio desde el corazón
rezamos por ellos. Un instante de silencio. Con esta oración, les hemos llevado
a todos, hermanos y hermanos, con el pensamiento, el corazón, aquí en la plaza
para recibir la bendición.
Hoy más que nunca es necesario llevar de nuevo la
fraternidad al centro de nuestra sociedad tecnocrática y burocrática: entonces
también la libertad y la igualdad tomarán su justa entonación. Por eso, no privemos
al corazón ligero de nuestras familias, por temor o por miedo, de la belleza de
una amplia experiencia fraterna de hijos e hijas. Y no perdamos nuestra
confianza en la amplitud de horizonte que la fe es capaz de sacar de esta
experiencia iluminada por la bendición de Dios. Gracias
19.02.15
Francisco en Sta. Marta: 'el
fracasado exitoso'
En la homilía de este jueves, el
Santo Padre ha advertido del peligro de dejarse llevar por la inercia de la
vida. Un adorador de 'pequeñas cositas que pasan'
CIUDAD DEL VATICANO, 19 de febrero de 2015 (Zenit.org) - En cada
circunstancia de la vida, el cristiano debe elegir a Dios y no dejarse engañar
por costumbres y situaciones que llevan lejos de Él. Esta ha sido la
recomendación del papa Francisco al comentar las lecturas del día durante la
homilía de la misa celebrada en Santa Marta.
Elegir a Dios, elegir el bien, para no ser un
‘fracasado de éxito’. Aclamado, sí, por la masa pero al final nada más que un
adorador de “pequeñas cositas que pasan”. Así, el Santo Padre ha hecho
referencia al pasaje de la Biblia en el que Dios dice a Moisés: “Ves, yo pongo
delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Hoy, por tanto, yo te
ordeno amar el Señor, tu Dios, caminar por sus vías”.
De este modo, Francisco ha afirmado que cada cristiano
debe elegir cada día como lo hizo Moisés. Una elección difícil. “Es más facil
vivir dejándose llevar por la inercia de la vida, de la situación, de las
costumbres”, ha advertido. Y ha añadido que es más fácil, en el fondo,
convertirse en servidor de otros dioses.
Elegir --ha proseguido el Santo
Padre-- entre Dios y los otros dioses, esos que no tienen el poder
de darnos nada, solamente pequeñas cosas que pasan. Y no es fácil elegir,
nosotros tenemos siempre esta costumbre de ir un poco donde la gente va, un
poco como todos. Como todos. Todos y ninguno. Francisco ha señalado que hoy la
Iglesia nos dice: ‘Pero, ¡párate! ¡Párate y elige!’ “Es un buen consejo.
Y hoy nos hará bien pararnos y durante el día pensar un poco cómo es mi estilo
de vida, por donde camino.
Y profundizando un poco más, Francisco ha
propuesto otra pregunta, cuál es mi relación con Dios, con Jesús; la relación
con los padres, hermanos, mujer o marido, hijos...
A continuación, el Santo Padre ha explicado que
“un camino erróneo es el de buscar siempre el propio éxito, los propios bienes,
sin pensar en el Señor, sin pensar en la familia”. Uno puede ganar todo --ha
advertido el Pontífice-- pero al final convertirse en un fracasado. Un
fracasado. Ese camino es un fracaso. Y así ha comentado: “‘pero le han hecho un
monumento, le han pintado un cuadro…’ Pero has fracasado: no has sabido elegir
bien entre la vida y la muerte”
Asimismo ha invitado a preguntarse cuál es la
velocidad de la vida, y si alumbro sobre las cosas que hago. Además, ha
invitado a pedir la gracia de tener ese “pequeño valor” necesario para elegirlo
cada vez.
Para finalizar la homilía, el Papa ha propuesto
el “consejo tan bonito” del Salmo 1: Beato el hombre que se fía del Señor.
“Cuando el Señor nos da este consejo --‘¡párate!, elige hoy, elige’-- porque no
nos deja solos. Está con nosotros y quiere ayudarnos. Nosotros solamente
debemos confiar, tener confianza en Él. ‘Bienaventurado el hombre que confía en
el Señor’. Hoy, cuando nosotros nos detendremos a pensar en estas cosas, para
tomar decisiones, sepamos que el Señor está con nosotros, está junto a
nosotros, para ayudarnos. Nunca nos deja solos, nunca. Está siempre con
nosotros. También en el momento de la decisión está con nosotros”.
20.02.15
En Sta. Marta: no está bien donar a
la Iglesia y ser injusto con los trabajadores
En la homilía de este viernes, el
Santo Padre recuerda que el ayuno que quiere Jesús es el que rompe las cadenas
injustas, libera a los oprimidos, viste a los desnudos, hace justicia
CIUDAD DEL VATICANO, 20 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Los
cristianos, especialmente en Cuaresma, están llamados a vivir coherentemente el
amor a Dios y el amor al prójimo. Así lo ha recordado el santo padre Francisco
durante la homilía de esta mañana en Santa Marta. Por otro lado, el Papa ha
advertido sobre los que envían un cheque a la Iglesia y luego son injustos con
sus trabajadores.
“El pueblo se lamenta delante del Señor porque no
escucha sus ayunos”. De este modo, el Papa ha hablado durante su homilía del
pasaje de Isaías en la primera Lectura. Y así ha subrayado que es necesario
distinguir entre “el formal y el real”. Para el Señor “no es ayuno no
comer carne” y después “pelear y explotar a los trabajadores”. Por esto Jesús
condenó a los fariseos porque hacían “muchas observancias externas, pero sin la
verdad del corazón”.
Sin embargo, el ayuno que quiere Jesús es el que rompe
las cadenas injustas, libera a los oprimidos, viste a los desnudos, hace
justicia. “Este es el verdadero ayuno, el ayuno que no es solamente externo,
una observancia externa, sino que es un ayuno que viene del corazón”, ha
explicado.
Además, Francisco ha indicado que “en las tablas
de la ley está la ley hacia Dios y la ley hacia el prójimo y las dos van
juntas. Yo no puedo decir: ‘Pero, no, yo cumplo los tres primeros mandamientos…
y los otros más o menos’. No, si tú no haces estos, esos no puedes hacerlos y
si tú haces eso, debes hacer esto. Están unidos: el amor a Dios y el amor al
prójimo son una unidad y si tú quieres hacer penitencia, real no formal, debes
hacerla delante de Dios y también con tu hermano, con el prójimo”.
Y como dice el apóstol Santiago, puedes tener
mucha fe pero si no haces obras, no sirve de nada. Por eso el Papa ha advertido
que uno puede ir a misa todos los domingos y comulgar, y se puede preguntar:
“¿cómo es tu relación con tus trabajadores? ¿Les pagas en negro? ¿Les pagas el
salario justo? ¿También pagas la contribución para la pensión? ¿Para asegurar
la salud?”
Al respecto, el Santo Padre ha advertido sobre
esos hombres y mujeres de fe que dividen las tablas de la ley: ‘sí, sí, yo hago
esto’ - ‘¿pero tú das limosna?’ - ‘sí, sí, siempre envío el cheque a la
Iglesia’ - ‘Ah, muy bien. Pero a tu Iglesia, en tu casa, con los que dependen
de ti --ya sean hijos, abuelos, trabajadores-- ¿eres generoso, eres justo?’
“Tú no puedes hacer ofrendas a la Iglesia sobre los hombros de la
injusticia que haces con tus trabajadores. Esto es un pecado gravísimo: es usar
a Dios para cubrir la injusticia”, ha advertido.
De este modo, el Pontífice ha indicado que esto
es lo que el profeta Isaías en nombre del Señor hoy nos hace entender: “No es
buen cristiano el que no es justo con las personas que dependen de él”. Y no es
buen cristiano, ha añadido, “el que no se despoja de lo necesario para él para
dar al que lo necesita”.
Asimismo, Francisco ha afirmado en la homilía que
el camino de la Cuaresma “es esto, es doble, a Dios y al prójimo, es decir, es
real, no es meramente formal. No es no comer carne solamente el viernes, hacer
algo, y después hacer crecer el egoísmo, la explotación del prójimo, la
ignorancia de los pobres”.
Al respecto, el Papa ha querido poner un ejemplo:
hay quien si necesita curarse va al hospital y como es socio de una mutua es
atendido enseguida. “Es algo bueno, da gracias al Señor. Pero dime, ¿has
pensado en aquellos que no tiene esta relación con el hospital y cuando llegan
deben esperar 6, 7, 8 horas? también por una cosa urgente”, se ha preguntado.
Y así, el Papa ha reconocido que hay gente aquí,
en Roma, que vive así y la Cuaresma sirve para pensar en ellos: “¿qué puedo
hacer por los niños, por los ancianos, que no tienen la posibilidad de ser
visitados por un médico?”, que quizá esperan “ocho horas y después te dan turno
para una semana después”. “¿Qué haces por esa gente?” “¿cómo será tu Cuaresma?”
Por otro lado, ha preguntado si en esta Cuaresma
hay sitio en el corazón “para aquellos que no han cumplido los mandamientos”,
“que se han equivocado y están en la cárcel”. Si tú no estás en la cárcel --ha
advertido el Papa-- es porque el Señor te ha ayudado a no caer.
Finalmente, el Pontífice ha pedido al Señor que
nos acompañe en nuestro camino cuaresmal para que la observancia exterior
corresponda con una profunda renovación del Espíritu.
21.02.15
El Papa recibe en audiencia privada
a la canciller Angela Merkel
Durante el
encuentro, han hablado sobre la crisis de Ucrania, la libertad religiosa, la
lucha contra la pobreza y el hambre, la explotación y el medio ambiente
CIUDAD DEL VATICANO, 21 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Con motivo
de la próxima Cumbre del G7 que tendrá lugar en Baviera, el papa Francisco ha
recibido este sábado por la mañana a la canciller alemana, Angela Merkel, en el
Palacio Apostólico vaticano.
Durante la audiencia privada de unos cuarenta minutos
de duración, que se ha desarrollado en un clima de cordialidad, "se ha
prestado una atención especial a algunos temas de carácter internacional, en
particular a la lucha contra la pobreza y el hambre, a la explotación de los
seres humanos y a los derechos de las mujeres, a los desafíos de la salud en el
mundo y a la defensa de la creación", ha informado la Oficina de Prensa de
la Santa Sede.
"También se ha hablado de los derechos humanos y
de la libertad religiosa en algunas partes del mundo, mencionando la
importancia de los valores espirituales en la cohesión social", han
añadido en un comunicado.
Por último, "se ha tratado de la situación
en Europa, subrayando en particular el compromiso para lograr una solución
pacífica del conflicto en Ucrania".
En el tradicional intercambio de
regalos, Merkel ha ofrecido al Santo Padre un sobre con una donación
económica sin especificar y que, según ha señalado, quiere que se destine a los
hijos de los refugiados.
El Pontífice argentino ha dicho "danke"
(gracias en alemán) y ha seguido hablando en italiano, con ayuda de un
intérprete.
La mandataria también ha entregado al Papa un
conjunto de discos del compositor alemán Johann Sebastian Bach y un libro.
Como es habitual, Francisco ha regalado a la
canciller Merkel la medalla de su pontificado, que cuenta con una
representación de san Martín entregando su capa a un pobre.
El Papa le ha explicado que le gusta regalarla a
los jefes de Estado, porque su misión es proteger a los más desfavorecidos.
"Nosotros intentamos hacerlo lo mejor posible", ha respondido la
líder germana.
Además, el Santo Padre le ha ofrecido su
exhortación apostólica Evangelii gaudium traducida al alemán, lo que
ha provocado la sorpresa de Merkel que, entre risas, ha asegurado que "la
leerá".
El séquito que ha acompañado a la dirigente
cristianodemócrata en su visita al Pontífice argentino ha estado compuesto por
trece miembros, entre ellos su portavoz Steffen Seibert y la embajadora alemana
ante la Santa Sede, Annette Schavan.
Acto seguido, la canciller alemana se ha reunido
con el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolín, acompañado por el
arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los
Estados.
Se trata de la segunda audiencia privada de
Angela Merkel con el papa Francisco, tras otra celebrada en mayo de 2013.
22.02.15
El Papa en el ángelus: 'Nuestro
corazón se debe convertir al Señor'
Texto completo. Francisco pide a los
fieles que recen por el éxito de sus Ejercicios con la Curia, que comienzan
este domingo en Ariccia, y les regala un libro de bolsillo
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Como cada
domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio
en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San
Pedro.
Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo
el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice
argentino les dijo:
"Queridos
hermanos y hermanas ¡buenos días!
El miércoles pasado, con el rito de las Cenizas, ha
comenzado la Cuaresma y hoy es el primer domingo de este tiempo litúrgico que
se refiere a los cuarenta días transcurridos por Jesús en el desierto, después
del bautismo en el río Jordán. San Marcos escribe en el Evangelio de hoy: “En
seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue
tentado por Satanás. Vivía entre las fieras y los ángeles lo servían” (1,
12-13). Con estas descarnadas palabras el evangelista describe la prueba
afrontada voluntariamente por Jesús, antes de iniciar su misión mesiánica. Es
una prueba de la cual el Señor sale victorioso y que lo prepara a anunciar el
Evangelio del Reino de Dios. Él, en aquellos cuarenta días de soledad, se enfrentó
a Satanás “cuerpo a cuerpo”, desenmascaró sus tentaciones y lo venció. Y en Él
hemos vencido todos, pero a nosotros nos toca proteger en nuestro cotidiano
esta victoria.
La Iglesia nos hace recordar tal misterio al
comienzo de la Cuaresma, porque ello nos da la perspectiva y el sentido de este
tiempo, que es tiempo de lucha --en la Cuaresma se debe luchar-- un tiempo de
lucha espiritual contra el espíritu del mal (cfr. Oración colecta del Miércoles
de Ceniza). Y mientras atravesamos el ‘desierto’ cuaresmal, tenemos la mirada
dirigida hacia la Pascua, que es la victoria definitiva de Jesús contra el
maligno, contra el pecado y contra la muerte. He aquí entonces el significado
de este primer domingo de Cuaresma: volver decididamente al camino de Jesús, el
camino que conduce a la vida. Mirar a Jesús, qué ha hecho Jesús e ir con Él.
Y este camino de Jesús pasa a través del
desierto. El desierto es el lugar en el cual se puede escuchar la voz de Dios y
la voz del tentador. En el ruido, en la confusión, esto no se puede hacer; se
escuchan sólo las voces superficiales. En cambio, en el desierto, podemos bajar
en profundidad, donde se juega verdaderamente nuestro destino, la vida o la
muerte. ¿Y cómo escuchamos la voz de Dios? La escuchamos en su Palabra. Por
esto es importante conocer las Escrituras, porque de otra manera no sabemos
responder a las insidias del maligno. Y aquí quisiera volver sobre mi consejo
de leer cada día el Evangelio: cada día leer el Evangelio, meditarlo un
poquito, diez minutos, y llevarlo también siempre con nosotros, en el bolsillo,
en el bolso… Tener siempre el Evangelio a mano. El desierto cuaresmal nos ayuda
a decir no a la mundanidad, a los ‘ídolos’, nos ayuda a hacer elecciones
valientes conformes al Evangelio y a reforzar la solidaridad con los hermanos.
Entonces, entremos en el desierto sin miedo,
porque no estamos solos, estamos con Jesús, con el Padre y con el Espíritu
Santo. Es más, como sucedió con Jesús, es precisamente el Espíritu Santo el que
nos guía en el camino cuaresmal, aquel mismo Espíritu descendido sobre Jesús y
que nos ha sido donado en el Bautismo. La Cuaresma, por lo tanto, es un tiempo
propicio que debe conducirnos a tomar siempre más conciencia de cuánto el
Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, ha obrado y puede obrar en nosotros. Y
al final del itinerario cuaresmal, en la Vigilia Pascual, podremos renovar con
mayor conciencia la alianza bautismal y los compromisos que de ella se derivan.
La Virgen Santa, modelo de docilidad al Espíritu,
nos ayude a dejarnos conducir por Él, que quiere hacer de cada uno de nosotros
una “nueva criatura”.
A Ella confío, en particular, esta semana de
Ejercicios Espirituales que iniciará esta tarde y en la cual participaré junto
con mis colaboradores de la Curia Romana. Rezad para que en este desierto,
entre comillas, que son los Ejercicios podamos escuchar la voz de Jesús y
también corregir tantos defectos que todos nosotros tenemos, y también hacer
frente a las tentaciones que cada día nos atacan. Os pido, por lo tanto, que
nos acompañéis con vuestra oración".
Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus:Angelus Domini nuntiavit Mariae...
Al concluir la plegaria, llegó el turno de
los saludos que tradicionalmente realiza el Pontífice:
"Queridos hermanos y hermanas,
dirijo un cordial saludo a las familias, a los
grupos parroquiales, a las asociaciones y a todos los peregrinos de Roma, de
Italia y de diversos países.
Saludo a los fieles de Nápoles, Cosenza y Verona,
y a los chicos de Seregno venidos para la profesión de fe".
El Obispo de Roma explicó también el contenido de
un libro de bolsillo que regaló a los fieles que asistieron al Ángelus en la
plaza de San Pedro:
"La Cuaresma es un camino de
conversión que tiene como centro el corazón. Nuestro corazón se
debe convertir al Señor. Por eso, en este primer domingo, he pensado en
regalaros a quienes estáis aquí en plaza, un pequeño libro de
bolsillo titulado “Custodia el corazón”. Es este.
Este libro recopila
algunas enseñanzas de Jesús y los contenidos esenciales de
nuestra fe, como por ejemplo los siete Sacramentos,
los dones del Espíritu Santo, los diez Mandamientos, las
virtudes, las obras de misericordia, etc.
Ahora lo distribuirán los voluntarios, entre los
cuales hay muchas personas 'sin techo', que han venido en peregrinación. Y
como siempre, también hoy aquí en la plaza, aquellos que están en necesidad son
los mismos que nos traen una gran riqueza, la riqueza de nuestra doctrina, para
custodiar el corazón.
Tomad un libro cada uno y llevarlo con vosotros,
como ayuda para la conversión y el crecimiento espiritual,
que parte siempre del corazón: allí donde se juega la partida de las elecciones
cotidianas entre el bien y mal, entre la mundanidad y el Evangelio, entre la
indiferencia y el compartir.
La humanidad necesita justicia,
paz, amor y solo los podrán tener volviendo con todo el corazón
a Dios, que es la fuente de todo esto. Tomad el libro, y
leedlo".
Como de costumbre, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:
"Os deseo a todos un buen domingo. Por
favor, especialmente en esta semana de Ejercicios, no os olvidéis de
rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!"
23.02.15
Francisco se ha retirado para los
ejercicios espirituales
Desde este domingo hasta el 27,
cerca de Castel Gandolfo. Serán cinco días de oración y meditación Junto a sus
colaboradores. Ha pedido que recemos por él
CIUDAD DEL VATICANO, 23 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Este
domingo, a las 18 horas, comenzaron los Ejercicios Espirituales del papa
Francisco y de la Curia, en la Casa Divino Maestro de la localidad de Ariccia,
a las afueras de Roma.
Durante la oración mariana del Ángelus, el Santo Padre
ha pedido a los fieles: "Rezad para que en este desierto, entre comillas,
que son los Ejercicios podamos escuchar la voz de Jesús y también corregir
tantos defectos que todos nosotros tenemos, y también hacer frente a las
tentaciones que cada día nos atacan".
Las meditaciones de este año serán propuestas por el
sacerdote Bruno Secondin, de la Orden de los Carmelitas, y tendrán como hilo
conductor el tema “Servidores y profetas del Dios viviente”, ha informado la
Oficina de Prensa de la Santa sede en un comunicado.
El retiro del Pontífice y sus colaboradores concluirá
el próximo viernes, 27 de febrero, por la mañana. Hasta entonces, todas las
actividades del Pontífice quedarán suspendidas.
El programa prevé esta tarde la Adoración Eucarística
y el rezo de las Vísperas. Los demás días rezarán laudes a las 7.30 horas. A
continuación, tendrá lugar una primera meditación, a las 9.30, y después la
celebración de la Santa Misa. A las 16, será la segunda meditación, que
precederá a la Adoración Eucarística y las Vísperas. El último día, está
prevista la celebración eucarística a las 7.30 y la conclusión a las 9.30
horas.
El Papa decidió el año pasado
trasladarse a algún punto fuera del Vaticano para recrear un ambiente de mayor
sosiego y más propicio para la meditación y pidió la participación de sus
colaboradores de la curia romana.
24.02.15
El Papa pide detener la violencia y
el narcotráfico en Argentina
La describió como 'mexicanización',
al recordar el drama que vive el país hermano, al escribir un e-mail personal a
un legislador porteño
ROMA, 24 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El papa
Francisco respondió una carta al legislador porteño Gustavo Vera, titular de la
ONG La Alameda, en la que pidió evitar la 'mexicanización' de
Argentina, refiriéndose a la situación de violencia, tráfico de droga y
complicidades que sufre el país hermano.
En el e-mail enviado el 21 de febrero y escrito en lenguaje coloquial el Papa escribe : “Pido mucho para que Dios te proteja a vos y a los alamedenses. Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror”.
Y añade:
“Mañana me voy, por una semana, a hacer ejercicios espirituales con la Curia
Romana. Una semana de oración y meditación me hará bien”.
Por su parte el legislador Vera indicó
a radio Continental, que La Alameda ha hecho
varias denuncias en los últimos dos años vinculadas al tema, si bien lamentó
que "avanzan muy lentamente en la Justicia". Y precisó: "Hemos
tenido mucha más información de los vecinos, que están aterrorizados".
Las denuncias de la Iglesia al aumento de la droga,
narcotráfico y violencia son bien conocidas en Argentina, y entre ellos se
destaca el de la asamblea plenaria de noviembre de 2013, que redactó el
documento “El drama de la droga y el
narcotráfico”. Allí señalan "con dolor y
preocupación" las consecuencias de la droga y del narcotráfico sobre la
sociedad, en particular en los sectores más vulnerables.
Monseñor José María Arancedo, al presentar el mensaje
indicó: “No deseamos ser como México y Colombia, ciertamente no lo somos, pero
tengamos cuidado, porque ya no somos un lugar de paso, sino de consumo”.
Pocos días atrás, el Consejo Permanente del
Episcopado Mexicano publicó el mensaje: “¡Alto a los corruptos!”.
Alli denuncia la situación de corrupción que afecta a su país y sus terribles
consecuencias.
El texto completo
Querido hermano:
Gracias por tu correo. Veo tu trabajo incansable a todo vapor. Pido mucho para que Dios te proteja a vos y a los alamedenses. Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror.
Mañana me voy, por una semana, a hacer Ejercicios Espirituales con la Curia Romana. Una semana de oración y meditación me hará bien.
Te deseo cosas buenas. Saludos a tu madre. Y, por favor, no te olvides de rezar por mí.
Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide.
Fraternalmente, Francisco
25.02.15
Francisco regresó al Vaticano
Concluyeron los Ejercicios
Espirituales del Santo Padre y la Curia en las afueras de Roma. 'Que podamos
salir de aquí con un pedacito del manto de Elías', dijo el Papa al término del
retiro
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Este
viernes terminaron los Ejercicios Espirituales de Cuaresma en los que
participaron el papa Francisco y los miembros de la Curia Romana.
Al concluir el retiro, el Santo Padre dijo: "En
nombre de todos, y en el mío, quiero dar las gracias al padre, por su trabajo
entre nosotros durante los Ejercicios. ¡No es fácil dar Ejercicios para sacerdotes!
Somos un poco complicados todos, pero se las ha arreglado para sembrar. Que el
Señor haga crecer estas semillas que nos ha dado. Y también espero, y deseo a
todos, que podamos salir de aquí con un pedacito del manto de Elías, en la mano
y el corazón. ¡Gracias, padre!"
Los Ejercicios del Pontífice y sus colaboradores
tuvieron lugar por segunda vez en la localidad de Ariccia, a las afueras de
Roma, dirigidos por el padre Bruno Secondin, que propuso una lectura pastoral
del profeta Elías sobre el tema “Servidores y profetas del Dios viviente”.
El programa del retiro comenzaba con el rezo de
Laudes, a continuación una primera meditación y después la celebración de
la Eucaristía. Por la tarde, tenía lugar la predicación de la segunda
meditación, la Adoración Eucarística y el rezo de las Vísperas.
Las meditaciones versaron sobre el tema: “Salir
del propio pueblo” y estuvieron marcadas por el siguiente programa diario:
“Caminos de autenticidad” (las raíces de la fe y el coraje de decir no a la
ambigüedad), “Senderos de libertad” (de los ídolos a la verdadera piedad),
“Dejarse sorprender por Dios” (el encuentro con un Dios que está en otra parte,
y el reconocimiento del pobre que nos evangeliza), “Justicia e intercesión”
(testigos de justicia y solidaridad), y “Recoger el manto de Elías” (para
convertirse en profetas de fraternidad).
El Santo Padre dejó la residencia Casa del Divino
Maestro, donde transcurrió los últimos cinco días, tras celebrar la Santa
Misapor los cristianos perseguidos en Siria, Irak y en otras partes del
mundo. El Pontífice acompañado por los participantes regresó por la mañana
al Vaticano a bordo de un autobús, tal y como hizo en la ida.
El Papa retomará sus actividades, que habían
quedado suspendidas esta semana, y el domingo rezará el Ángelus en la plaza de
San Pedro.
La semana de Ejercicios Espirituales es
tradicional durante la Cuaresma, el periodo antes de la Semana Santa, pero la
novedad que introdujo Francisco es la de salir del entorno de trabajo para
vivirlos de manera más intensa.
28.02.15
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