Jornada del rechazo de la pobreza: Erradicar las causas
Palabras
del Papa en el Angelus
(Roma,
15 de octubre de 2017) Para la jornada mundial del rechazo de la
pobreza, celebrada el 17 de octubre de 2017, el papa Francisco ha
llamado a identificar y a erradicar sus causas, porque “la pobreza
no es una fatalidad”.
En
la introducción del rezo del Angelus del 15 de octubre de 2017, en
la plaza de san Pedro, al finalizar la misa de canonización de 35
bienaventurados, el Papa también ha llamado a promover relaciones
fraternales y solidarias, para el bien de la Iglesia y de la
sociedad”.
Palabras
del Papa en el Angelus
Queridos
hermanos y hermanas,
Al
término de esta celebración, os saludo cordialmente, a los que
habéis venido de diversos países para rendir homenaje a los nuevos
santos. Mi pensamiento respetuoso va de manera particular a las
delegaciones oficiales de Brasil, Francia, Italia, Méjico, de la
Orden de Malta y de España. Que el ejemplo y la intercesión de
estos testigos luminosos del Evangelio nos acompañen en nuestro
camino y nos ayuden a promover siempre relaciones fraternas y
solidarias, para el bien de la Iglesia y de la sociedad.
Acogiendo
el deseo de algunas conferencias episcopales de América Latina, lo
mismo que la voz de diversos pastores y fieles de otras partes del
mundo, he decidido convocar una Asamblea especial del sínodo de los
obispos para la región pan amazónica, que tendrá lugar en Roma en
octubre de 2019. El objetivo principal de esta convocatoria es
identificar nuevas formas de evangelización de esta parte del Pueblo
de Dios, especialmente a los indígenas, a menudo olvidados y sin
perspectivas de un futuro pacífico, en particular debido a la crisis
de la selva amazónica, un pulmón de capital importancia para
nuestro planeta. Que los nuevos santos intercedan por este
acontecimiento eclesial, para que, en el respeto a la belleza de la
creación, todos los pueblos de la tierra alaben a Dios, el Señor
del universo, e iluminados por Él recorran los caminos de justicia y
de paz.
Recuerdo
también que pasado mañana se celebrará la Jornada mundial del
rechazo de la pobreza. La pobreza no es una fatalidad: tiene causas
que deben ser reconocidas y suprimidas , para honrar la dignidad de
muchos de nuestros hermanos y hermanas, siguiendo el ejemplo de los
santos.
Y
ahora volvámonos hacia la Virgen María.
Angelus Domini……
16.10.17
Angelus Domini……
16.10.17
FAO: Introducir “la categoría del amor” en la cooperación internacional
Discurso
del papa Francisco en la sede de Roma
(16
Oct. 2017).- “¿Sería exagerado introducir en el lenguaje de la
cooperación internacional la categoría del amor, conjugada como
gratuidad, igualdad de trato, solidaridad, cultura del don,
fraternidad, misericordia?”, ha declarado el papa Francisco.
Esta
mañana, 16 de octubre de 2017, el Papa ha visitado la sede de la FAO
(Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura) en Roma, con ocasión de la celebración de la Jornada
Mundial de la Alimentación, este año dedicada al tema: “Cambiar
el futuro de la migración. Invertir en seguridad alimentaria y
desarrollo rural”.
El
Papa ha dicho: “Prestemos oído al grito de tantos hermanos
nuestros marginados y excluidos: `Tengo hambre, soy extranjero, estoy
desnudo, enfermo, recluido en un campo de refugiados´. Es una
petición de justicia, no una súplica o una llamada de emergencia”,
y ha indicado: “Por eso, me hago a mí mismo, y también a
vosotros, una pregunta: ¿Sería exagerado introducir en el lenguaje
de la cooperación internacional la categoría del amor, conjugada
como gratuidad, igualdad de trato, solidaridad, cultura del don,
fraternidad, misericordia?”
Ante
esta situación –ha reflexionado– “podemos y debemos cambiar el
rumbo” (cf. Enc. Laudato si’, 53; 61; 163; 202). Frente al
aumento de la demanda de alimentos es preciso que los frutos de la
tierra estén a disposición de todos.
“Amar
a los hermanos, tomando la iniciativa, sin esperar a ser
correspondidos”, es el principio evangélico que encuentra también
expresión en muchas culturas y religiones, “convirtiéndose en
principio de humanidad” en el lenguaje de las relaciones
internacionales, ha afirmado el Santo Padre.
La
relación entre el hambre y las migraciones sólo se puede afrontar
si vamos a la raíz del problema. A este respecto, los estudios
realizados por las Naciones Unidas, como tantos otros llevados a cabo
por Organizaciones de la sociedad civil, concuerdan en que son dos
los principales obstáculos que hay que superar: los conflictos y los
cambios climáticos.
En
esta línea, ha declarado que la “gestión de la movilidad humana
requiere una acción intergubernamental coordinada y sistemática”
de acuerdo con las normas internacionales existentes,
e “impregnada de amor e inteligencia”, y ha señalado que “su
objetivo es un encuentro de pueblos que enriquezca a todos y genere
unión y diálogo, no exclusión ni vulnerabilidad”.
En
su discurso, el Papa ha ofrecido un análisis para la buena
realización del ‘Pacto mundial para una migración segura’, en
el que actualmente trabajan las Naciones Unidas: “Vulnerable es el
que está en situación de inferioridad y no puede defenderse, no
tiene medios, es decir sufre una exclusión”, y ha indicado: “es
justo identificar las causas para actuar con la competencia
necesaria”.
El
Papa ha escrito en el libro de visitas de la FAO el siguiente texto:
“`Tuve hambre y me disteis de comer´. Sobre esto seremos juzgados.
Agradezco a la FAO los ingentes esfuerzos que hace”, al término de
su visita realizada el 16 de octubre de 2017.
Discurso
del papa Francisco
Señor
Director General,
Distinguidas
autoridades,
Señoras
y Señores:
Agradezco
la invitación y las palabras de bienvenida que me ha dirigido el
Director General, profesor José Graziano da Silva, y saludo con
afecto a las autoridades que nos acompañan, así como a los
Representantes de los Estados Miembros y a cuantos tienen la
posibilidad de seguirnos desde las sedes de la FAO en el mundo.
Dirijo
un saludo particular a los Ministros de agricultura del G7 aquí
presentes, que han finalizado su Cumbre, en la que se han discutido
cuestiones que exigen una responsabilidad no sólo en relación al
desarrollo y a la producción, sino también con respecto a la
Comunidad internacional en su conjunto.
1.
La celebración de esta Jornada Mundial de la Alimentación nos reúne
en el recuerdo de aquel 16 de octubre del año 1945 cuando los
gobiernos, decididos a eliminar el hambre en el mundo mediante el
desarrollo del sector agrícola, instituyeron la FAO. Era aquel un
período de grave inseguridad alimentaria y de grandes
desplazamientos de la población, con millones de personas buscando
un lugar para poder sobrevivir a las miserias y adversidades causadas
por la guerra.
A
la luz de esto, reflexionar sobre los efectos de la seguridad
alimentaria en la movilidad humana significa volver al compromiso del
que nació la FAO, para renovarlo. La realidad actual reclama una
mayor responsabilidad a todos los niveles, no sólo para garantizar
la producción necesaria o la equitativa distribución de los frutos
de la tierra ―esto debería darse por descontado―, sino sobre
todo para garantizar el derecho de todo ser humano a alimentarse
según sus propias necesidades, tomando parte además en las
decisiones que lo afectan y en la realización de las propias
aspiraciones, sin tener que separarse de sus seres queridos.
Ante
un objetivo de tal envergadura lo que está en juego es la
credibilidad de todo el sistema internacional. Sabemos que la
cooperación está cada vez más condicionada por compromisos
parciales, llegando incluso a limitar las ayudas en las emergencias.
También las muertes a causa del hambre o el abandono de la propia
tierra son una noticia habitual, con el peligro de provocar
indiferencia. Nos urge pues, encontrar nuevos caminos para
transformar las posibilidades de que disponemos en una garantía
que permita a cada persona encarar el futuro con fundada confianza, y
no sólo con alguna ilusión.
El
escenario de las relaciones internacionales manifiesta una creciente
capacidad de dar respuestas a las expectativas de la familia humana,
también con la contribución de la ciencia y de la técnica, las
cuales, estudiando los problemas, proponen soluciones adecuadas. Sin
embargo, estos nuevos logros no consiguen eliminar la exclusión de
gran parte
de la población mundial: cuántas son las víctimas de la
desnutrición, de las guerras, de los cambios climáticos. Cuántos
carecen de trabajo o de los bienes básicos y se ven obligados a
dejar su tierra, exponiéndose a muchas y terribles formas de
explotación. Valorizar la tecnología al servicio del desarrollo es
ciertamente un camino a recorrer, a condición de que se lleguen a
concretar acciones eficaces para disminuir el número de los que
pasan hambre o para controlar el fenómeno de las migraciones
forzosas.
2.
La relación entre el hambre y las migraciones sólo se puede
afrontar si vamos a la raíz del problema. A este respecto, los
estudios realizados por las Naciones Unidas, como tantos otros
llevados a cabo por Organizaciones de la sociedad civil, concuerdan
en que son dos los principales obstáculos que hay que superar: los
conflictos y los cambios climáticos.
¿Cómo
se pueden superar los conflictos?
El derecho internacional nos indica los medios para prevenirlos o
resolverlos rápidamente, evitando que se prolonguen y produzcan
carestías y la destrucción del tejido social. Pensemos en las
poblaciones martirizadas por unas guerras que duran ya decenas de
años, y que se podían haber evitado o al menos detenido, y sin
embargo propagan efectos tan desastrosos y crueles como la
inseguridad alimentaria y el desplazamiento forzoso de personas. Se
necesita buena voluntad y diálogo para frenar los conflictos y un
compromiso total a favor de un desarme gradual y sistemático,
previsto por la Carta de las Naciones Unidas, así como para remediar
la funesta plaga del tráfico de armas. ¿De qué vale denunciar que
a causa de los conflictos millones de personas sean víctimas del
hambre y de la desnutrición, si no se actúa eficazmente en aras de
la paz y el desarme?
En
cuanto a los cambios
climáticos,
vemos sus consecuencias todos los días. Gracias a los conocimientos
científicos, sabemos cómo se han de afrontar los problemas; y lacomunidad
internacional ha ido elaborando también los instrumentos jurídicos
necesarios, como, por ejemplo, el Acuerdo de París, del que, por
desgracia, algunos se están alejando. Sin embargo, reaparece la
negligencia hacia los delicados equilibrios de los ecosistemas, la
presunción de manipular y controlar los recursos limitados del
planeta, la avidez del beneficio. Por tanto, es necesario esforzarse
en favor de un consenso concreto y práctico si se quieren evitar los
efectos más trágicos, que continuarán recayendo sobre las personas
más pobres e indefensas. Estamos llamados a proponer un cambio en
los estilos de vida, en el uso de los recursos, en los criterios de
producción, hasta en el consumo, que en lo que respecta a los
alimentos, presenta un aumento de las pérdidas y el desperdicio. No
podemos conformarnos con decir «otro lo hará».
Pienso
que estos son los presupuestos de cualquier discurso serio sobre la
seguridad alimentaria relacionada con el fenómeno de las
migraciones. Está claro que las guerras y los cambios climáticos
ocasionan el hambre, evitemos pues el presentarla como una enfermedad
incurable. Las recientes previsiones formuladas por vuestros expertos
contemplan un aumento de la producción global de cereales, hasta
niveles que permiten dar mayor consistencia a las reservas mundiales.
Este dato nos da esperanza y nos enseña que, si se trabaja prestando
atención a las necesidades y al margen de las especulaciones,
los resultados llegan. En efecto, los recursos alimentarios están
frecuentemente expuestos a la especulación, que los mide solamente
en función del beneficio económico de los grandes productores o en
relación a las estimaciones de consumo, y no a las reales exigencias
de las personas. De esta manera, se favorecen los conflictos y el
despilfarro, y aumenta el número de los últimos de la tierra que
buscan un futuro lejos de sus territorios de origen.
3.
Ante esta situación podemos y debemos cambiar el rumbo (cf. Enc.
Laudato si’, 53; 61; 163; 202). Frente al aumento de la demanda de
alimentos es preciso que los frutos de la tierra estén a disposición
de todos. Para algunos, bastaría con disminuir el número de las
bocas que alimentar y de esta manera se resolvería el problema; pero
esta es una falsa solución si se tiene en cuenta el nivel de
desperdicio de comida y los modelos de consumo que malgastan tantos
recursos. Reducir es fácil, compartir, en cambio, implica una
conversión, y esto es exigente.
Por
eso, me hago a mí mismo, y también a vosotros, una pregunta: ¿Sería
exagerado introducir en el lenguaje de la cooperación internacional
la categoría del amor, conjugada como gratuidad, igualdad de trato,
solidaridad, cultura del don, fraternidad, misericordia? Estas
palabras expresan, efectivamente, el contenido práctico del término
«humanitario», tan usado en la actividad internacional. Amar a los
hermanos, tomando la iniciativa, sin esperar a ser correspondidos, es
el principio evangélico que encuentra también expresión en muchas
culturas y religiones, convirtiéndose en principio de humanidad en
el lenguaje de las relaciones internacionales. Es menester que la
diplomacia y las instituciones multilaterales alimenten y organicen
esta capacidad de amar, porque es la vía maestra que garantiza, no
sólo la seguridad alimentaria, sino la seguridad humana en su
aspecto global. No podemos actuar sólo si los demás lo hacen, ni
limitarnos a tener piedad, porque la piedad se limita a las ayudas de
emergencia,mientras
que el amor inspira la justicia y es esencial para llevar a cabo un
orden social justo entre realidades distintas que aspiran al
encuentro recíproco. Amar significa contribuir a que cada país
aumente la producción y llegue a una autosuficiencia alimentaria.
Amar se traduce en pensar en nuevos modelos de desarrollo y de
consumo, y en adoptar políticas que no empeoren la situación de las
poblaciones menos avanzadas o su dependencia externa. Amar significa
no seguir dividiendo a la familia humana entre los que gozan de lo
superfluo y los que carecen de lo necesario.
El
compromiso de la diplomacia nos ha demostrado, también en recientes
acontecimientos, que es posible detener el recurso a las armas de
destrucción masiva. Todos somos conscientes de la capacidad de
destrucción de tales instrumentos. Pero, ¿somos igualmente
conscientes de los efectos de la pobreza y de la exclusión? ¿Cómo
detener a personas dispuestas a arriesgarlo todo, a generaciones
enteras que pueden desaparecer porque carecen del pan cotidiano, o
son víctimas de la violencia o de los cambios climáticos? Se
desplazan hacia donde ven una luz o perciben una esperanza de vida.
No podrán ser detenidas por barreras físicas, económicas,
legislativas, ideológicas. Sólo una aplicación coherente del
principio de humanidad lo puede conseguir. En cambio, vemos que se
disminuye la ayuda pública al desarrollo y se limita la actividad de
las Instituciones multilaterales, mientras se recurre a acuerdos
bilaterales que subordinan la cooperación al cumplimiento de agendas
y alianzas particulares o, sencillamente, a una momentánea
tranquilidad. Por el contrario, la gestión de la movilidad humana
requiere una acción intergubernamental coordinada y sistemática de
acuerdo con las normas internacionales existentes, e impregnada de
amor e inteligencia. Su objetivo es un encuentro de pueblos que
enriquezca a todos y genere unión y diálogo, no exclusión ni
vulnerabilidad.
Aquí
permitidme que me una al debate sobre la vulnerabilidad, que causa
división a nivel internacional cuando se habla de inmigrantes.
Vulnerable es el que está en situación de inferioridad y no puede
defenderse, no tiene medios, es decir sufre una exclusión. Y lo está
obligado por la violencia, por las situaciones naturales o, aún
peor, por la indiferencia, la intolerancia e incluso por el odio.
Ante esta situación, es justo identificar las causas para actuar con
la competencia necesaria.
Pero
no es aceptable que, para evitar el compromiso, se tienda a
atrincherarse detrás de sofismas lingüísticos que no hacen honor a
la diplomacia, reduciéndola del «arte de lo posible» a un
ejercicio estéril para justificar los egoísmos y la inactividad.
Lo
deseable es que todo esto se tenga en cuenta a la hora de elaborar el
Pacto mundial para una migración segura, regular y ordenada, que se
está realizando actualmente en el seno de las Naciones Unidas.
4.
Prestemos oído al grito de tantos hermanos nuestros marginados y
excluidos: «Tengo hambre, soy extranjero, estoy desnudo, enfermo,
recluido en un campo de refugiados». Es una petición de justicia,
no una súplica o una llamada de emergencia. Es necesario que a todos
los niveles se dialogue de manera amplia y sincera, para que se
encuentren las mejores soluciones y se madure una nueva relación
entre los diversos actores delescenario
internacional, caracterizada por la responsabilidad recíproca, la
solidaridad y la comunión.
El
yugo de la miseria generado por los desplazamientos muchas veces
trágicos de los emigrantes puede ser eliminado mediante una
prevención consistente en proyectos de desarrollo que creen trabajo
y capacidad de respuesta a las crisis medioambientales. Es verdad, la
prevención cuesta mucho menos que los efectos provocados por la
degradación de las tierras o la contaminación de las aguas,
flagelos que azotan las zonas neurálgicas del planeta, en donde la
pobreza es la única ley, las enfermedades aumentan y la esperanza de
vida disminuye. Son muchas y dignas de alabanza las iniciativas que
se están poniendo en marcha. Sin
embargo,
no bastan, urge la necesidad de seguir impulsando nuevas acciones y
financiando programas que combatan el hambre y la miseria estructural
con más eficacia y esperanzas de éxito. Pero si el objetivo es el
de favorecer una agricultura diversificada y productiva, que tenga en
cuenta las exigencias efectivas de un país, entonces no es lícito
sustraer las tierras cultivables a la población, dejando que el land
grabbing (acaparamiento de tierras) siga realizando sus intereses, a
veces con la complicidad de quien debería defender los intereses del
pueblo. Es necesario alejar la tentación de actuar en favor de
grupos reducidos de la población, como también de utilizar las
ayudas externas de modo inadecuado, favoreciendo la corrupción, o la
ausencia de legalidad.
La
Iglesia Católica, con sus instituciones, teniendo directo y concreto
conocimiento de las situaciones que se deben afrontar o de las
necesidades a satisfacer, quiere participar directamente en este
esfuerzo en virtud de su misión, que la lleva a amar a todos y le
obliga también a recordar, a cuantos tienen responsabilidad nacional
o internacional, el gran deber de afrontar las necesidades de los más
pobres.
Deseo
que cada uno descubra, en el silencio de la propia fe o de las
propias convicciones, las motivaciones, los principios y las
aportaciones para infundir en la FAO, y en las demás Instituciones
intergubernamentales, el valor de mejorar y trabajar infatigablemente
por el bien de la familia humana. Muchas gracias.
17.10.17
17.10.17
Santa Marta: “¿Yo escucho la Palabra de Dios? ¿Y la dejo entrar?”
El
Papa reflexiona sobre la “necedad” de algunos cristianos
(17
Oct. 2017).- “El necio no escucha. Él cree que escucha, pero no
escucha. Hace la suya, siempre. Y por esto la Palabra de Dios no
puede entrar en el corazón, y no hay lugar para el amor”, ha
afirmaba el Papa esta mañana.
El
papa Francisco ha celebrado la misa esta mañana, 17 de octubre de
2017, en la capilla de la Casa de Santa Marta, y ha reflexionado
sobre la “necedad”. En la Liturgia del día, hoy, tercer martes
de octubre, aparece dos veces la palabra “necios”.
El
Santo Padre ha recordado que en efecto, Jesús la dice a los fariseos
(Lc 11, 37-41); mientras San Pablo cuando se refiere a los paganos
(Rm 1, 16-25). Pero el Apóstol de los Gentiles también a los
Gálatas les había dicho “necios” porque se habían dejado
engañar por las “nuevas ideas”. Y esta palabra “más que una
condena, es una recomendación” –aclaró el Papa– porque hace
ver el camino de la necedad que conduce a la corrupción. “Estos
tres grupos de necios son corruptos”, dijo también Francisco.
Así,
el Papa ha dado a conocer que “la necedad es un no escuchar, la
incapacidad de escuchar la Palabra: cuando la Palabra no entra, no la
dejo entrar porque no la escucho. El necio no escucha. Él cree que
escucha, pero no escucha. Hace la suya, siempre. Y por esto la
Palabra de Dios no puede entrar en el corazón, y no hay lugar para
el amor. Y si entra, entra destilada, transformada por mi concepción
de la realidad. Los necios no saben escuchar. Y esta sordera los
conduce a esta corrupción. No entra la Palabra de Dios, no hay lugar
para el amor y, al final, no hay lugar para la libertad”.
El
Papa añadió que “se vuelven esclavos” porque confunden “la
verdad de Dios con la mentira” y adoran a las criaturas en lugar de
al Creador.
“No
son libres, y no escuchar, esta sordera no deja lugar al amor y ni
siquiera a la libertad: nos conduce siempre a una esclavitud. ¿Yo
escucho la Palabra de Dios? ¿Y la dejo entrar? Esta Palabra, que
hemos oído cantando el Aleluya, es la Palabra de Dios viva, es
eficaz, discierne los sentimientos y los pensamientos del corazón.
Corta, va dentro. ¿Dejo entrar esta Palabra? ¿O a esta Palabra soy
sordo? ¿Y la transformo en pertenencia, la transformo en idolatría,
hábitos idolátricos, o la transformo en ideología? Y no entra…
Ésta es la necedad de los cristianos”.
Al
terminar su reflexión, el Papa ha invitado a todos a mirar los
“iconos de los necios de hoy”: “Hay cristianos necios y también
pastores necios”. “San Agustín –recordó el Papa– los
aporrea bien, con fuerza” porque “la necedad de los pastores hace
mal al rebaño”.
En
esta línea, Francisco ha exhortado a que “junto a esta necedad
miremos al Señor que siempre está a la puerta”, llama y espera. Y
ha advertido: “Y si caemos en esta necedad, nos alejamos de Él y
Él experimenta esta nostalgia. Nostalgia de nosotros. Y Jesús con
esta nostalgia lloró, lloró por Jerusalén: era precisamente la
nostalgia de un pueblo que había elegido, había amado pero que se
había alejado por necedad, que había preferido las apariencias, los
ídolos o las ideologías”.
18.10.17
18.10.17
Audiencia general: “La muerte nos indica que el amor y el bien permanecen”
El
Papa ha hablado de la esperanza y la muerte
(18
Oct. 2017).- “La muerte nos indica que solamente el bien y el amor
que sembramos mientras vivimos permanecen “, ha dicho el Papa.
En
la audiencia general celebrada esta mañana, 18 de octubre de 2017,
en la plaza de San Pedro ante miles de peregrinos, el Papa ha
reflexionado sobre el “contraste que existe entre la esperanza
cristiana y la realidad de la muerte”, en la que ha sido la 38ª
catequesis sobre la esperanza cristiana.
El
Papa ha expresado que “La muerte es un misterio”, manifiesta la
fugacidad de la vida, nos enseña que nuestro orgullo, ira y odio,
son sólo vanidad; que no amamos lo suficiente, que no buscamos lo
esencial. “Pero –ha continuado el Papa– también nos indica que
solamente el bien y el amor que sembramos mientras vivimos
permanecen”.
Así,
el Papa ha afirmado que nuestra civilización moderna “trata de
suprimir y disimular la muerte”, hasta el punto de que cuando llega
nadie está preparado, ni tiene tampoco los medios para darle un
sentido.
Como
hemos escuchado en la lectura del evangelio –ha indicado el Papa–
“Jesús es el único capaz de iluminar el misterio de la muerte”.
Con su actuar nos enseña que sentir dolor ante la pérdida de un ser
querido “no es contrario a la esperanza”, ha explicado Francisco.
“Su
oración al Padre, Origen de la vida, nos revela que la muerte no
forma parte de su designio amoroso, y que Jesús mismo, con su
obediencia total al Padre, restaura el proyecto original de Dios y
nos otorga vida en abundancia”, ha señalado el Papa.
El
Papa ha explicado que también en el Evangelio, se muestra cómo
Jesús pide que “no se tenga miedo ante ella, sino que se
confíe en su palabra y se mantenga viva la llama de la fe”, y ha
advertido que “A la evidencia de la muerte, Jesús opone la luz de
su potencia, que también extiende sobre cada uno de nosotros,
pequeños e indefensos frente al enigma de la muerte, y Jesús nos
asegura: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí,
aunque haya muerto, vivirá»”.
Al
terminar su catequesis en español, el Papa ha mandado un saludo a
los peregrinos de esta lengua, en particular a los provenientes de
España y Latinoamérica, y les ha dicho: “El Señor Jesús, única
esperanza de la humanidad, nos conceda la gracia de mantener
encendida la llama de la fe, y en el momento de nuestra muerte nos
tome de la mano y nos diga: «¡Levántate!». Que Santa María,
Madre de Dios, interceda por todos nosotros, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Así sea”.
19.10.17
19.10.17
Santa Marta: Llamamiento del Papa a “abrir la puerta”, a nosotros y a los demás
Tercer
jueves de octubre, Evangelio de san Lucas
(19
Oct. 2017).- El papa Francisco ha exhortado en la Eucaristía
celebrada esta mañana a que seamos “personas que ayudan a abrir la
puerta, a nosotros mismos y a los demás”.
Así
lo ha dicho en la homilía de la Misa que ha celebrado en la capilla
de Santa Marta hoy, tercer jueves de octubre.
La
reflexión del Papa se ha inspirado en la lectura del Evangelio de
San Lucas, propuesto por la liturgia del día, que refiere que los
escribas y los fariseos se consideraban justos y a quienes Jesús les
demuestra que sólo Dios es justo, el Papa explicó el motivo por el
cual los Doctores de la Ley se habían “llevado el conocimiento”,
con la “consecuencia” de “no entrar en el Reino y, ni siquiera,
dejar entrar a los demás”.
Así,
Francisco ha advertido de que “Se olvida la gratuidad de la
salvación; se olvida la cercanía de Dios y se olvida la
misericordia de Dios. Y los que olvidan la gratuidad de la salvación,
la cercanía de Dios y la misericordia de Dios, se han llevado la
clave del conocimiento”.
En
este contexto, el Santo Padre ha recordado que es “la iniciativa de
Dios la que nos salva”. Y –ha continuado– en cambio, se ponen
“de parte de la Ley”. La salvación –ha asegurado– “está
allí, para ellos”, llegando de este modo “a un montón de
prescripciones” que, de hecho, se convierten en la salvación. Pero
así “no reciben la fuerza de la justicia de Dios”. La Ley, en
cambio, es siempre “una respuesta al amor gratuito de Dios”, que
tomó “la iniciativa” de salvarnos. Y “cuando se olvida la
gratuidad de la salvación, se cae, se pierde la clave de la
inteligencia de la historia de la salvación”, perdiendo “el
sentido de la cercanía de Dios”.
“Para
ellos Dios es el que hizo la Ley. Y éste no es el Dios de la
revelación. El Dios de la revelación es Dios, que ha comenzado a
caminar con nosotros desde Abraham hasta Jesucristo, el Dios que
camina con su pueblo. Y cuando se pierde esta relación cercana con
el Señor, se cae en esta mentalidad obtusa que cree en la
autosuficiencia de la salvación con el cumplimiento de la Ley. La
cercanía de Dios”, ha declarado el Papa.
El
Santo Padre ha señalado que “no se puede enseñar la Doctrina
cuando falta la cercanía de Dios, cuando falta la oración”, y ni
siquiera “hacer teología”, y menos aún “teología moral”.
Francisco reafirmó que la teología “se hace de rodillas, siempre
cerca de Dios”. Y dijo que la cercanía del Señor llega “al
punto más alto en Jesucristo crucificado”, habiendo sido nosotros
“justificados” por la sangre de Cristo, como dice San Pablo.
Por
ello, el Papa aludió a la “responsabilidad” de los pastores,
hoy, en la Iglesia. Cuando pierden o se llevan “la clave de la
inteligencia” –dijo– y nos cierran la puerta “a nosotros y a
los demás”, y ha concluido pidiendo rezar por nuestros padres:
“Rezar, para que no perdamos la clave del conocimiento y no
cerremos la puerta a nosotros y a la gente que quiere entrar”. 20.10.17
Santa Marta: “Jesús siempre nos pide que seamos verdaderos”
Reflexión
a partir del Evangelio de San Lucas propuesto hoy
(20
Oct. 2017).- “Cuando rezas, hazlo a escondidas; cuando ayunas, allí
sí, un poco maquillado, para que nadie vea en el rostro la debilidad
del ayuno; y cuando das la limosna, que tu mano izquierda no sepa lo
que hace la derecha, hazlo en lo secreto”.
A
partir del Evangelio de San Lucas, propuesto por la liturgia del día,
el Papa ha reflexionado en la Misa celebrada en Santa Marta: Jesús
nos hace comprender “otro modo de logar la justificación”,
proponiéndonos la imagen de “aquellos que se creen justos según
las apariencias”.
“La
verdad siempre ante Dios, siempre. Y esta verdad ante Dios es la que
deja espacio para que el Señor nos perdone”, ha explicado el Papa.
Son
los hipócritas –explicó Francisco– “dentro de ellos está
todo sucio”, hay “basura”, pero externamente quieren “aparecer”
justos y buenos, haciéndose ver cuando ayunan, rezan o dan la
limosna. Pero dentro de su corazón no hay nada, “no hay
sustancia”, la suya “es una vida hipócrita”, su verdad “es
nula”.
“Jesús
siempre nos pide que seamos verdaderos, pero verdaderos dentro del
corazón y que si algo aparece que aparezca esta verdad, lo que hay
dentro del corazón”.
Así,
el Papa aconsejó: Cuando rezas, hazlo a escondidas; cuando ayunas,
allí sí, un poco maquillado, para que nadie vea en el rostro la
debilidad del ayuno; y cuando das la limosna, que tu mano izquierda
no sepa lo que hace la derecha, hazlo en lo secreto”.
“Jesús
nos pide coherencia de vida, coherencia entre lo que hacemos y lo que
vivimos dentro. La falsedad hace mucho mal, la hipocresía hace tanto
mal, es un modo de vivir. En el Salmo hemos pedido la gracia de decir
la verdad ante el Señor. Es hermoso lo que hemos pedido: ‘Señor,
te he dado a conocer mi pecado, no lo he escondido, no he cubierto mi
culpa, no he maquillado mi alma’. He dicho: ‘Confesaré al Señor
mis iniquidades’, y tú has quitado mi culpa y mi pecado’, ha
explicado el Papa.
También
el Papa se ha detenido en la homilía en la Carta de San Pablo a los
Romanos, en la que el Apóstol exhorta a adherir a Dios con un acto
de fe, explicando en qué consiste el “verdadero perdón de Dios”.
“Nuestras
obras son la respuesta al amor gratuito de Dios, que nos ha
justificado y que nos perdona siempre. Y nuestra santidad es,
precisamente, recibir siempre este perdón –ha aclarado el Papa–
por eso termina citando el Salmo que hemos rezado”:
“Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas y
los pecados han sido recubiertos. Bienaventurado el hombre de quien
el Señor no tiene en cuenta su pecado”.
“Es
el Señor, Él es el que nos ha perdonado el pecado original y el que
nos perdona cada vez que vamos a Él”, declaró el Papa. Nosotros
no podemos perdonar –afirmó– nuestros pecados con nuestras
obras. “Sólo Él perdona. Nosotros podemos responder con nuestras
obras a este perdón”, ha anunciado Francisco.
21.10.17
21.10.17
Angelus: El pensamiento del Papa por los cristianos perseguidos
Angelus: “Tú perteneces a Dios”
(Ciudad
del Vaticano, 22 de octubre de 2017).- El Papa Francisco ha evocado a
los “cristianos que aún en nuestros días – y son muchos -, en
diversas partes del mundo, sufren discriminaciones y persecuciones”,
en el Angelus del 22 de octubre de 2017.
¡Queridos
hermanos y hermanas, buenos días!
El
Evangelio de este domingo (Mt 22, 15-21) nos presenta un nuevo cara a
cara entre Jesús y sus oponentes. El tema afrontado es el del
tributo al César: una pregunta “espinosa”, sobre el carácter
lícito o no de pagar el tributo al emperador de Roma, al cual estaba
sujeta Palestina en tiempos de Jesús. Había diversas posiciones.
Como consecuencia la pregunta dirigida por los fariseos: “Está
permitido, sí o no, pagar el impuesto al César, el emperador? “(v.
17) constituye una trampa para el Maestro. En efecto, según lo que
responda, sería acusado de estar a favor o en contra de Roma.
Pero
Jesús, en este caso también, responde con calma y se aprovecha de
la pregunta maliciosa para dar una enseñanza importante,
levantándose por encima de la polémica y de los enfrentamientos
opuestos. Dice a los fariseos: “Enséñame la moneda de los
impuestos”. Ellos le presentan una moneda de un denario, y Jesús,
observando la moneda, pregunta: “Esta imagen y esta inscripción,
de quién son?” Los fariseos no sabían qué responder: “De
César”. Entonces Jesús concluye: “Dad al César lo que es del
César, y a Dios lo que es de Dios”. (cf. Vv. 19-21). Por una
parte, incitando a dar al emperador lo que le pertenece, Jesús
declara que pagar el impuesto no es un acto de idolatría, sino de un
acto debido a la autoridad terrestre; por otra parte – y es aquí
donde Jesús da el” golpe de gracia” – recordando la primacía
de Dios, pide de darle aquello que le retorna en tanto que es el
Señor de la vida, del hombre y de la historia.
La
referencia a la imagen del César, grabada en la moneda, dice que es
justo sentirse en pleno título – con los derechos y deberes –
ciudadano del Estado; pero simbólicamente esto hace pensar a la otra
imagen que está impresa en todo hombre: la imagen de Dios. Él es el
Señor de todo, y nosotros, que hemos sido creados “a su imagen”,
pertenecemos primeramente a Él. Jesús saca de esta pregunta, que le
ha sido hecha por los fariseos, una interrogación más radical y
vital para cada uno de nosotros, una pregunta que podemos hacernos:
¿a quién pertenezco? ¿A la familia, a la ciudad, a los amigos, a
la escuela, al trabajo, a la política, al Estado? Sí, ciertamente.
Pero ante todo – nos recuerda Jesús – tú perteneces a Dios. Es
la pertenencia fundamental. Es él quién te ha dado todo lo que eres
y todo lo que tienes. Por lo tanto nuestra vida, día tras día,
podemos y debemos vivirla en el reconocimiento de nuestra pertenencia
fundamental y en el reconocimiento del corazón hacía nuestro Dios,
que crea a cada uno de nosotros individualmente, único, pero siempre
a imagen de su Hijo amado, Jesús. Es un magnífico misterio.
El
cristiano está llamado a comprometerse concretamente en las
realidades humanas y sociales sin oponer “Dios” y “César”;
oponer Dios y César sería una actitud fundamentalista. El cristiano
está llamado a comprometerse concretamente en las realidades
terrestres, pero iluminándolas con la luz que viene de Dios. La
confianza prioritaria en Dios y l esperanza en Él no comportan una
huida de la realidad, sino más bien de darle activamente a Dios lo
que le pertenece. Por eso el creyente mira la realidad futura, la de
Dios, para vivir la vida terrestre en plenitud, y responder con
valentía a sus desafíos.
Que
la virgen María nos ayude a vivir siempre en conformidad a la imagen
de Dios que llevamos en nosotros, en nuestro interior, dando así
nuestra contribución a la construcción de la ciudad terrestre.
Palabras
después del ángelus
Después
de la oración mariana con alrededor de 35.000 personas en la plaza
San Pedro, el Papa ha saludado la beatificación, la víspera, de 109
mártires españoles, de la Congregación de las Hijas del Corazón
Inmaculado de María, muertos por su fe en la guerra civil española,
entre 1936 y 1937. Ha deseado que su ejemplo sostenga a los
cristianos discriminados y perseguidos.
Queridos
hermanos y hermanas,
Ayer
en Barcelona, Mateo Casals, Teófilo Casajús, Ferrán Saperas y 106
compañeros mártires, pertenecientes a la Congregación religiosa de
los Claretianos y muertos por el odio de la fe durante la guerra
civil española, han sido beatificados. Que su ejemplo heroico y su
intercesión sostengan a los cristianos que aún en nuestros días –
y son muchos -, en diversas partes del mundo, sufren discriminaciones
y persecuciones.
Hoy
celebramos la Jornada mundial de las misiones, con el tema “La
misión en el corazón de la Iglesia”. Os Exhorto a todos a vivir
la alegría de la misión dando testimonio del Evangelio en los
medios donde vive y trabaja cada uno de vosotros. Al mismo tiempo,
estamos llamados a sostener a los misioneros que han ido para
anunciar a Cristo a aquellos que no le conocen todavía, por el
cariño, la ayuda concreta y la oración. Os recuerdo que mi
intención es la de promover un Mes Misionero Extraordinario en
octubre de 2019, para alimentar el ardor de la actividad
evangelizadora de la Iglesia ad gentes. El día en el cuál se
celebre la memoria de litúrgica de San Juan Pablo II, Papa
misionero, confiemos a su intercesión la misión de la Iglesia en el
mundo.
Os
pido que os unáis a mi oración por la paz en el mundo. En estos
días, estoy particularmente atento a Kenia, que visité en el 2015,
y por quien oro para que todo el país sepa afrontar sus dificultades
actuales en un clima de diálogo constructivo, teniendo en el corazón
la búsqueda del bien común.
Y
ahora os saludo a todos, peregrinos provenientes de Italia y de
diferentes países. En particular, a los fieles de Luxemburgo y a los
de Ibiza, al Movimiento Familiar del Corazón Inmaculado de María de
Brasil, las hermanas de la Santa Madre de los Dolores. Saludo y
bendigo con afección a la comunidad peruana de Roma, aquí reunidos
con la imagen del Señor de los Milagros.
Saludo
a los grupos de fieles de tantas parroquias italianas, y les animo a
continuar su camino de fe con alegría.
Y
a todos, os deseo un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de
rezar por mí. Buen apetito y hasta luego!.
23.10.17
23.10.17
El Papa a Teófilo III: Firme rechazo a cualquier tipo de violencia
Encuentro
con el Patriarca Greco Ortodoxo de Jerusalén
(3
Oct. 2017).- El Papa invita a un rechazo “con firmeza” a
cualquier tipo de violencia, a cualquier tipo de discriminación y a
todas las manifestaciones de intolerancia “contra las personas o
lugares de culto judíos, cristianos y musulmanes”.
Así
lo ha dicho a Teófilo III, Patriarca greco ortodoxo de Jerusalén, a
quien ha recibido esta mañana en audiencia a las 10 horas a, junto a
su delegación, en visita a Roma, del 22 al 25 de octubre.
“Que
todos sean uno… para que el mundo crea”, el Papa ha recordado
esta cita del Evangelio de Juan, con la que ha querido “reiterar el
deseo sincero y el compromiso” de avanzar en el camino hacia la
plena unidad entre nosotros, ha indicado.
El
Papa ha dirigido unas palabras a las comunidades cristianas de Tierra
Santa, a quienes desea que “siempre sean reconocidos como parte
integrante de la sociedad”.
El
Patriarca Teófilo III estaba acompañado por el arzobispo
Aristarchos, Jefe de la Secretaría del Patriarcado, por el arcediano
Markos y por los Sres. Rami Moghrabi y Nader Elias Moghrabi. Después,
Teófilo III ha encontrado al cardenal Pietro Parolin, Secretario de
Estado, y a Mons. Paul Gallagher, Secretario para las Relaciones con
los Estados.
A
continuación, el Patriarca y su delegación han tenido un coloquio
con el cardenal Kurt Koch, Presidente del Consejo Pontificio para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos, y con el cardenal
Jean-Louis Tauran, Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo
Interreligioso.
Sigue
el discurso pronunciado por el Santo Padre durante la audiencia:
Discurso
del Santo Padre
Beatitud,
Queridos hermanos,
Queridos hermanos,
Con
gran alegría le doy la bienvenida a Roma. Tengo el placer de
corresponder con gratitud y afecto fraterno a la calurosa acogida que
Su Beatitud me ofreció durante mi visita a Jerusalén. Guardo vivo
en la memoria la cortés atención con que me acompañó junto con el
Patriarca Ecuménico Bartolomé a la basílica que alberga los
lugares donde el Señor fue crucificado y sepultado y donde resucitó.
Recuerdo con emoción la parada de oración en el Edículo del
sepulcro vacío. En este sentido renuevo mi agradecimiento por la
restauración de este lugar santísimo: no se trata simplemente de
salvaguardar la integridad de un monumento del pasado, sino que
también se ha trabajado para que siga resonando en el futuro el
testimonio que proviene de ese sepulcro vacío. “Ha resucitado, no
está aquí. Ved el lugar donde le pusieron” (Mc 16,6). Celebro el
hecho de que el Patriarcado Ortodoxo Griego de Jerusalén, el
Patriarcado Armenio de Jerusalén y la Custodia Franciscana de Tierra
Santa hayan trabajado juntos con óptimo entendimiento, así como en
la basílica de la Natividad en Belén, para lograr este hito, y
agradezco vivamente el esfuerzo de Su Beatitud.
Este
encuentro me ofrece la oportunidad de expresar una vez más mi
cercanía a todos aquellos que sufren por los conflictos que azotan
desde hace décadas la Tierra Santa. La incertidumbre de la situación
y la falta de entendimiento entre las partes siguen causando
inseguridad, restricción de los derechos fundamentales y abandono de
la propia tierra por parte de muchos. Por eso invoco la ayuda de Dios
y pido a todos los sujetos involucrados que redoblen sus esfuerzos
para crear las condiciones de una paz estable basada en la justicia y
el reconocimiento de los derechos de todos. Con este fin, se debe
rechazar con firmeza el recurso a cualquier tipo de violencia, a
cualquier tipo de discriminación y a todas las manifestaciones de
intolerancia contra las personas o lugares de culto judíos,
cristianos y musulmanes. La Ciudad Santa, cuyo ‘status quo’ debe
ser defendido y preservado, debería ser un lugar donde todos
pudieran vivir juntos pacíficamente; de lo contrario, la espiral del
sufrimiento continuará para todos y sin fin.
Deseo
dirigir una palabra especial a todos los miembros de las diversas
comunidades cristianas de Tierra Santa. Espero que siempre sean
reconocidos como parte integrante de la sociedad y que, como
ciudadanos y creyentes de pleno derecho, sean incansables en su
contribución al bien común y a la construcción de la paz,
comprometiéndose a ser artífices de la reconciliación y la
armonía. Esta contribución será más eficaz en la medida en que se
logre una sintonía cada vez mayor entre las diferentes Iglesias de
la región. Sería particularmente importante una cooperación
creciente para sostener a las familias y a los jóvenes cristianos de
modo que no se vean obligados a tener que dejar su tierra. Trabajando
juntos en este ámbito tan delicado, los fieles de varias confesiones
también podrán conocerse mejor y desarrollar relaciones cada vez
más fraternales.
Por
lo tanto, en obediencia a la sentida oración de Jesús por los suyos
en el Cenáculo: “Que todos sean uno… para que el mundo crea”
(Jn 17,21), quiero reiterar el deseo sincero y el compromiso de
avanzar en el camino hacia la plena unidad entre nosotros. Sé que
algunas de las heridas del pasado siguen dejando señales en la
memoria de tantos. No se puede cambiar la historia, pero sin olvidar
las graves carencias de caridad durante siglos, volvamos juntos los
ojos a un futuro de reconciliación plena y de comunión fraterna y
esforcémonos ahora, como quiere el Señor. No hacerlo sería la
culpa más grave de hoy, sería no tener en cuenta la urgente
invitación de Cristo y los signos de los tiempos que el Espíritu
siembra en el camino de la Iglesia. Animados por el mismo Espíritu,
no dejemos que los recuerdos de épocas caracterizadas por el
silencio recíproco o el intercambio mutuo de acusaciones, las
dificultades del presente y un futuro incierto nos impidan caminar
juntos hacia la unidad visible, rezar juntos y trabajar juntos para
anunciar el Evangelio y servir a los necesitados. También el diálogo
teológico entre católicos y ortodoxos, que continúa, y en el que
el Patriarcado greco ortodoxo de Jerusalén participa activa y
constructivamente es, en este sentido, un signo de esperanza, que nos
conforta a lo largo del camino. Qué hermoso sería decir de los
católicos y los ortodoxos que viven en Jerusalén lo que el
Evangelista Lucas dijo de la primera comunidad cristiana: “Todos
los creyentes vivían unidos […] un solo corazón y una sola alma”
(Hechos 2:44; 4 , 32).
Beatitud,
gracias de corazón por su visita y la de los distinguidos miembros
de su séquito. Deseo reafirmar mi cercanía a los hermanos
cristianos en Tierra Santa y mi afecto por los amigos de las otras
grandes religiones de la región, esperando y rezando para que llegue
pronto para todos el día de una paz estable y duradera. “Pedid la
paz para Jerusalén: en calma estén tus tiendas […] por amor de
mis hermanos y de mis amigos quiero decir: “¡La paz sea
contigo!”(Sal 122, 6-8).
Por
eso me gustaría que rezásemos juntos con las palabras del Padre
nuestro.
24.10.17
24.10.17
Santa Marta: Meditar el Via Crucis, “centro del misterio de Cristo”
El
Papa reflexiona con la Carta a los Romanos de S. Pablo
(24
Oct. 2017).- El Papa sugirió meditar sobre la Pasión de Jesucristo
en el Via Crucis. El Papa ha indicado que el “centro del misterio
de Jesucristo” es que “me amó” y “se entregó a sí mismo”
a la muerte, por mí.
El
Santo Padre comenzó su homilía en la misa celebrada esta mañana en
Santa Marta con una reflexión a partir de la Primera Lectura tomada
de la Carta a los Romanos, en la que San Pablo usa contraposiciones –
pecado, desobediencia; gracia, perdón – para tratar de “llevarnos
a comprender algo”. Se siente “impotente” para “explicar”
lo que quiere decir.
“Detrás
de todo esto está la historia de la salvación” –ha aclarado el
Papa– Pablo “va más allá”, nos arroja, para que “caigamos
en el misterio” de Cristo. Y añadió que estas contraposiciones
son sólo pasos en el camino para sumergirnos en el misterio de
Cristo, que no es fácil de entender, porque es “tan
sobreabundante”, “tan generoso”, que no se puede comprender con
argumentaciones porque éstas llevan hasta cierto punto.
“Está
bien ir a Misa, rezar, ser buenos cristianos –dijo Francisco–
pero la pregunta central es si hemos entrado en el misterio de
Jesucristo” y explicó que “Entrar en el misterio de Jesucristo
es dejarse caer en aquel abismo de misericordia donde no hay
palabras: sólo el abrazo del amor.
El
amor que lo condujo a la muerte por nosotros. Cuando nosotros vamos a
confesarnos porque tenemos pecados – ‘sí, debo quitarme los
pecados’, decimos; o ‘que Dios me perdone los pecados’ –
decimos los pecados al confesor y estamos tranquilos y contentos. Si
hacemos así, no hemos entrado en el misterio de Jesucristo. Si yo
voy, voy a encontrar a Jesucristo, a entrar en el misterio de
Jesucristo, a entrar en aquel abrazo de perdón del que habla Pablo;
de aquella gratuidad del perdón”.
Por
ello, el Pontífice ha invitado a realizar un ejercicio de piedad que
ayuda: el Vía Crucis, que consiste en caminar con Jesús en el
momento en que nos da “el abrazo del perdón y de la paz”.
“Es
bello hacer el Vía Crucis. Hacerlo en casa, pensando en los momentos
de la Pasión del Señor. También los grandes Santos aconsejaban
siempre comenzar la vida espiritual con este encuentro con el
misterio de Jesús Crucificado. Santa Teresa aconsejaba a sus monjas:
para llegar a la oración de contemplación, la alta oración que
ella tenía, comenzar con la meditación de la Pasión del Señor. La
Cruz con Cristo. Cristo en la Cruz. Comenzar y pensar. Y así tratar
de comprender con el corazón que me amó a mí y que se entregó por
mí, se dio a sí mismo a la muerte por mí”.
Así,
la invitación conclusiva del Papa fue precisamente a mirar al
Crucificado, “icono del mayor misterio de la creación, de todo”:
“Cristo crucificado, centro de la historia, centro de mi vida”.
25.10.17
25.10.17
Audiencia general: “No existe ninguna persona a la que Dios niegue su gracia”
El
Papa ha ofrecido su última catequesis sobre la esperanza
(25
Oct. 2017).- El papa Francisco ha dicho que no existe ninguna
persona, por muy mala que haya sido en su vida, a la que “Dios le
niegue su gracia si se arrepiente”.
Esta
mañana, 25 de octubre de 2017, miles de peregrinos han esperado la
llegada del Papa en la plaza de San Pedro, que bajo un sol radiante
pasaba con el papa móvil saludando a los visitantes provenientes de
diferentes países.
El
Papa ha asegurado que “No existe ninguna persona, por muy mala que
haya sido en su vida, a la que Dios le niegue su gracia si se
arrepiente” y ha declarado que ante Dios nos encontramos todos con
las manos vacías, pero “esperando en su misericordia”.
A
lo largo de este año litúrgico, el Santo Padre ha dedicado sus
catequesis de la Audiencia general a meditar sobre la esperanza
cristiana y la de hoy ha sido la en torno a este tema, que ha
profundizado sobre “el paraíso como meta de nuestra esperanza”.
El
Papa ha explicado que la palabra «paraíso» es una de las últimas
palabras pronunciadas por Jesús en la cruz y está dirigida al buen
ladrón. “Ante su muerte inminente le hace una petición humilde a
Jesús: «Acuérdate de mí cuando entres en tu Reino»”. No tiene
obras buenas para ofrecerle pero se confía a él –ha apuntado el
Papa–. Esa palabra de “humilde arrepentimiento” ha sido
suficiente para tocar el corazón de Jesús.
Asimismo,
el Obispo de Roma ha señalado que el buen ladrón nos recuerda
“nuestra verdadera condición ante Dios: que somos sus hijos y que
él viene a nuestro encuentro, teniendo compasión de nosotros”.
Francisco
ha terminado su catequesis en lengua española saludando a los
peregrinos de esta lengua, en particular a los venidos de España y
Latinoamérica y les ha animado a “poner siempre la confianza en el
Señor, pidiendo que en el último momento de nuestra vida también
se acuerde de nosotros y abra para nosotros las puertas del Paraíso”.
26.10.17
26.10.17
Santa Marta: “No existen los cristianos tranquilos, que no luchan”
El
Papa exhorta a “luchar contra las enfermedades espirituales”
(26
Oct. 2017).- “No existen los cristianos tranquilos, que no luchan
–dijo el Papa– “esos no son cristianos, son unos ‘tibios’”.
Reflexión
del Papa Francisco en la homilía de la Misa celebrada hoy, 26 de
octubre de 2017, en la capilla de Santa Marta.
“No
existen los cristianos tranquilos, que no luchan –dijo el Papa–
“esos no son cristianos, son unos ‘tibios’”. Y añadió:
“También puedes encontrar la tranquilidad para dormir en una
pastilla”, pero “no hay pastillas para la paz interior”.
Por
ello, afirma el Papa que “sólo el Espíritu Santo” puede
producir “esa paz en el alma que da la fortaleza a los cristianos”,
y “nosotros debemos ayudar al Espíritu Santo haciéndole espacio
en nuestro corazón”.
El
Papa ha exhortado a hacer “el examen de conciencia de todos los
días”, para “luchar contra las enfermedades espirituales, esas
que siembra el enemigo y que son enfermedades de la mundanidad”.
“Jesús
nos llama a cambiar de vida, a cambiar de camino, nos llama a la
conversión”. Y esto comporta luchar contra el mal, también en
nuestro corazón, “una lucha que no te da tranquilidad, pero que te
da la paz”.
Francisco
se ha inspirado en el Evangelio del día que indica que éste es “el
fuego” que Jesús trae a la tierra, un fuego que pide el cambio.
Así,
ha señalado el Papa: “Cambiar el modo de pensar, cambiar el modo
de sentir. Tu corazón que era mundano, pagano, se vuelve ahora
cristiano con la fuerza de Cristo: cambiar, ésta es la conversión.
Y cambiar en el modo de obrar: tus obras deben cambiar”.
Una
“conversión –subrayó Francisco– que implica todo: cuerpo y
alma, todo”.
“Es
un cambio, pero no es un cambio que se hace con ardid: es un cambio
que hace el Espíritu Santo, por dentro. Y yo debo colaborar para que
el Espíritu Santo pueda obrar. ¡Y esto significa lucha, luchar!”.
La
lucha que ha iniciado Jesús contra el diablo, contra el mal, “no
es una cosa antigua, sino sumamente moderna”, ha señalado el
Obispo de Roma, “es cosa de hoy –dijo– de todos los días”,
porque “aquel fuego que Jesús vino a traernos está en nuestro
corazón”. Por esta razón debemos dejarlo entrar, y preguntarnos
cada día: “¿Cómo he pasado de la mundanidad, del pecado, a la
gracia?; ¿he dejado espacio al Espíritu Santo para que Él pudiera
obrar?”
“Las
dificultades en nuestra vida no se resuelven diluyendo la verdad. La
verdad es ésta: Jesús ha traído fuego y lucha. ¿Y yo qué hago?”.
El
Papa Francisco concluyó su homilía afirmando que para la conversión
es necesario tener “un corazón generoso y fiel”. “Generosidad
–dijo– que proviene siempre del amor”. Y fidelidad, es decir,
“fidelidad a la Palabra de Dios”.
27.10.17
27.10.17
Iglesia de Inglaterra: El Papa Francisco recibe al arzobispo de Canterbury
Justin
Welby ha ido acompañado de su esposa y su séquito
(27
Oct. 2017).- El Papa Francisco ha recibido esta mañana en el
Vaticano a Justin Welby, arzobispo de Canterbury, con su esposa y su
séquito.
El
Papa recibió al arzobispo de Canterbury el 14 de junio de 2013.
El primado anglicano tomó posesión en una solemne ceremonia como
nuevo arzobispo de Canterbury el 21 de marzo de ese mismo año, tan
sólo dos días después de la misa de inicio del pontificado de
Francisco.
El
arzobispo de Canterbury es el primado de la Iglesia de Inglaterra y
líder espiritual de la Comunión anglicana; se le considera ‘Primus
inter pares’ (‘Primero entre iguales’) y de este modo su
posición jerárquica es meramente simbólica y nominal.
Como
primado de toda Inglaterra, es la primera personalidad religiosa de
la Iglesia de Inglaterra. Ocupa un papel importante en las ceremonias
religiosas, como las coronaciones. Sin embargo, el monarca inglés es
oficialmente “gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra”.
Como
jefe espiritual de la Comunión anglicana, es reconocido como ‘Primus
inter pares’ (el Primero entre Iguales) de todos los primados del
anglicanismo. Esto no es equivalente a lo que en la Iglesia católica
es el papa. El arzobispo de Canterbury no tiene potestad de régimen
en las otras treinta y siete provincias de la Comunión anglicana.
28.10.17
28.10.17
Ángelus: “Sin amor, la vida como la fe permanecen estériles”
Comentario
del Evangelio del domingo
(Roma,
29 de octubre de 2017) “El amor da impulso y fecundidad a la vida y
al camino de fe: sin amor, la vida como la fe permanecen estériles”,
explica el Papa Francisco.
El
Papa ha comentado el Evangelio de este día, como el “mandamiento
más grande”, antes de la oración del ángelus, este domingo 29 de
octubre de 2017, desde el despacho del palacio apostólico que da a
la plaza San Pedro, en presencia de unos 30.000 visitantes.
“Hemos
sido creados ciertamente para amar y para ser amados, ha insistido el
Papa. Dios que es amor, nos ha creado para hacernos participar de su
vida, para ser amados por Él y para amarle, y para amar como Él a
las demás personas. Este es el “sueño” de Dios para el hombre”.
El
Papa ha añadido que en la Eucaristía, el bautizado recibe de Dios
esta “capacidad” de amar.
Esta
es nuestra traducción, rápida, de trabajo, de la alocución
pronunciada por el Papa Francisco antes de la oración del ángelus.
Palabras
del Papa antes del ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, buenos días!
Este
domingo, la liturgia nos presenta un pasaje evangélico breve, pero
muy importante. (cf. Mt 22, 34-40).
El
evangelista Mateo cuenta que los fariseos se reúnen para poner a
Jesús a prueba. Uno de ellos, un doctor de la Ley de Moisés, le
pregunta: “Maestro, ¿en la ley, cuál es el mandamiento mayor? (v.
36). Es una pregunta insidiosa, porque en la Ley de Moisés, se
mencionan más de 600 preceptos. ¿Cómo distinguir entre ellos el
más grande mandamiento?.
Pero
Jesús no duda y responde: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente” y añade: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo” (vv. 37.39).
Esta
respuesta De Jesús no es evidente por que en los múltiples efectos
de la ley judía, los más importantes eran los Diez mandamientos,
comunicados directamente por Dios a Moisés, como condición de pacto
de Alianza con el pueblo.
Pero
Jesús quiere hacer comprender que sin el amor de Dios y del prójimo,
no hay verdadera fidelidad a esta Alianza con el Señor. Puedes hacer
muchas buenas cosas, observar muchos preceptos, pero si no
tienes amor no sirve para nada.
Otro
texto del Libro del Éxodo, llamado “Código de la Alianza”, lo
confirma. Dice que no podemos estar en Alianza con el Señor y
maltratar a quienes gozan de su protección. Y ¿Quiénes son
aquellos que gozan de su protección?. La Biblia lo dice: la viuda,
el huérfano, el extranjero, es decir las personas más solas y sin
defensa (cf. Ex 22, 20-21).
Respondiendo
a los fariseos que le habían interrogado, busca ayudarles a poner su
religiosidad en orden, a restablecer aquello que cuenta
verdaderamente y lo que es menos importante. Jesús dice: “De estos
dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas” (Mt 22, 40),
estos son los más importantes y los otros dependen de ellos.
Y
Jesús ha vivido su vida justamente así: predicando y haciendo lo
que verdaderamente cuenta y que es esencial, es decir el amor. El
amor da impulso y fecundidad a la vida y al camino de fe: sin el
amor, la vida como la fe son estériles.
Lo
que Jesús propone en esta página evangélica es un ideal
maravilloso, que corresponde al deseo más auténtico de nuestro
corazón. Hemos sido creados para amar y para ser amados. Dios, que
es Amor, nos ha creado para hacernos participar de su vida, para ser
amados por Él y para amarle y para amar como Él a las demás
personas. He aquí el “sueño” de Dios para el hombre.
Y
para realizarlo, tenemos necesidad de su gracia, tenemos necesidad de
recibir en nosotros la capacidad de amar que viene de Dios mismo.
Jesús se ofrece en nosotros en la eucaristía justamente para esto.
En ella, recibimos a Jesús en la expresión máxima de su amor,
cuando se ofrece al Padre para nuestra salvación.
Que
la Santísima Virgen nos ayude a acoger en nuestra vida el “gran
mandamiento” del amor de Dios y del prójimo. En efecto aunque le
conozcamos desde pequeños, nunca hemos terminado de convertirnos a
esto y de ponerlo en práctica en las diferentes situaciones en las
cuales nos encontremos.
30.10.17
30.10.17
Santa Marta: “Un buen pastor no se avergüenza de tocar la carne herida”
Homilía
del Papa en la Eucaristía esta mañana
(30
Oct. 2017).- “Un buen pastor se acerca a los descartados, es capaz
de conmoverse y no se avergüenza de tocar la carne herida. En
cambio, quien sigue el camino del clericalismo, se acerca siempre o
al poder de turno o al dinero”.
Esta
fue la reflexión que hizo el Papa Francisco esta mañana, en la
homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa
Marta, comentando el episodio evangélico de la curación de la mujer
que narra el Evangelio de San Lucas.
El
Papa narró –según informa Radio Vaticano– que Jesús, un sábado
en la sinagoga, un sábado, se encontró con una mujer que no lograba
estar derecha. “Una enfermedad de la columna –señaló– que
desde hacía años la tenía así”, y explicó que el evangelista
usa cinco verbos para describir lo que hace Jesús: “La vio, la
llamó, le dijo, “impuso las manos sobre ella y la curó”.
Cinco
verbos de cercanía –subrayó Francisco– porque “un buen pastor
está siempre cerca”. En la parábola del buen pastor, está cerca
de aquella oveja perdida, deja a las demás y va a buscarla: “No
puede estar lejos de su pueblo”. En cambio los clérigos, los
Doctores de la Ley, los fariseos, los saduceos, los ilustres, vivían
separados del pueblo, reprochándole continuamente, “estos no eran
buenos pastores, pues “no estaban cerca de la gente”, indicó el
Santo Padre.
Francisco
ha expresado en la homilía que “un buen pastor se acerca y tiene
capacidad de conmoverse”. Y yo diría –ha continuado– que el
tercer rasgo de un buen pastor es no avergonzarse de la carne, “tocar
la carne herida”, como hizo Jesús con esta mujer: ‘tocó’,
‘impuso las manos’, tocó a los leprosos, tocó a los pecadores.
El
Papa ha concluido diciendo que “Es una gracia para el pueblo de
Dios tener buenos pastores, pastores como Jesús, que no se
avergüenzan de tocar la carne herida, que saben que sobre esto –no
sólo ellos, también todos nosotros– seremos juzgados: estuve
hambriento, estuve en la cárcel, estuve enfermo… Los criterios del
protocolo final son los criterios de la cercanía, los criterios de
esta cercanía total, para tocar, compartir la situación del
pueblo de Dios. No olvidemos esto: el buen pastor está siempre cerca
de la gente, siempre, como Dios nuestro Padre se hizo cercano a
nosotros en Jesucristo hecho carne”, señala Radio Vaticano.
31.10.17
31.10.17
Santa Marta: “Ensuciarse las manos” para anunciar el Reino de Dios
El
Papa ha reflexionado sobre el pasaje evangélico de San Lucas
(31
Oct. 2017).- “Ay de aquellos que predican el Reino de Dios con la
ilusión de no ensuciarse las manos”, ha observado el Papa
Francisco esta mañana en Santa Marta.
Homilía
del Papa Francisco en la Misa celebrada esta mañana, 31 de octubre
de 2017,en la capilla de la Casa de Santa Marta, inspirándose en el
episodio evangélico de San Lucas en el que Jesús compara el Reino
de Dios con el granito de mostaza y la levadura.
Francisco
ha exhortado a “ensuciarse las manos”: Es verdad que si se echa
la semilla, se la pierde, y que si se mezcla la levadura, “me
ensucio las manos”, porque “siempre hay alguna pérdida al
sembrar el Reino de Dios”.
El
Santo Padre afirmó que el granito de mostaza y la levadura son
elementos pequeños, y sin embargo, “tienen dentro un poder” que
los hace crecer. Así sucede con el Reino de Dios: su poder viene
desde dentro.
Asimismo,
el Papa reflexionó a partir de la Carta de San Pablo a los Romanos,
propuesta en la Primera Lectura, que pone de manifiesto las tensiones
existentes en la vida: sufrimiento que –como dijo el Papa– “no
son comparables a la gloria que nos espera”.
De
manera –continuó Francisco– que se trata “de una tensión
entre sufrimiento y gloria”. Y en estas tensiones hay “una
expectativa ardiente” hacia una “revelación grandiosa del Reino
de Dios”. Una expectativa que no es sólo nuestra, sino también de
la creación, sometida a la caducidad “como nosotros” y “tendente
hacia la revelación de los hijos de Dios”. A la vez que la fuerza
interna que “nos conduce con esperanza hacia la plenitud del Reino
de Dios”, es la del Espíritu Santo.
“Es
precisamente la esperanza la que nos lleva a la plenitud. La
esperanza de salir de esta cárcel, de esta limitación, de esta
esclavitud, de esta corrupción, y llegar a la gloria: un camino de
esperanza. Y la esperanza es un don del Espíritu. Es precisamente el
Espíritu Santo que está dentro de nosotros y conduce a esto: a una
cosa grandiosa, a una liberación, a una gran gloria. Por esta razón
Jesús dice: ‘Dentro de la semilla de mostaza, de aquel grano
pequeñísimo, hay una fuerza que desencadena un crecimiento
inimaginable’”.
El
Papa, como de costumbre hace, ha invitado a hacerse algunas
preguntas, en este caso, ha animado a los presentes a “interrogarnos,
hoy, si creemos que allí, en la esperanza, está el Espíritu Santo
con quien hablar”. 01.11.17
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