Audiencia general: “Rezar es ante todo un diálogo, una relación personal”
2ª
catequesis del Papa Francisco sobre la Santa Misa
(15
Nov. 2017).- “Rezar es ante todo un diálogo, una relación
personal”. En la catequesis de hoy, el Papa Francisco ha
reflexionado sobre otro aspecto de la Misa, la oración.
Resumen
de la catequesis en español, ofrecida por el Santo Padre en la
audiencia general de esta mañana, 15 de noviembre de 2017, en la
plaza de San Pedro.
El
Papa ha señalado que el hombre “fue creado para este encuentro con
Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, relación perfecta de amor
y unidad” y ha recordado que la Eucaristía es un “momento
privilegiado de unión con Dios y los hermanos”.
Francisco
ha indicado que Jesús enseña a sus discípulos a rezar con la
oración del “Padre nuestro” y con ella nos introduce en el
diálogo sincero y sencillo con Dios, animándolos a ir creando en
ellos una conciencia filial, sabiendo decir “Padre”.
Así,
el Santo Padre ha dicho que “vivir” en esa presencia supone
dialogar en silencio, y para ello debemos tener la humildad de
reconocernos pequeños, “como el niño en brazos de su padre,
confiando que todo lo recibimos de sus manos amorosas”.
El
Papa ha expresado que se necesita esa “capacidad de asombro”,
como la tienen los más pequeños –ha dicho– para reconocer la
presencia de Dios en nuestras vidas, que nos llena de alegría y
esperanza para comenzar de nuevo: “Dios nos ama a pesar de nuestras
debilidades, nos invita al banquete nupcial en el que el Esposo
encuentra nuestra fragilidad y la sana, para devolvernos a la unidad
originaria de lo que somos: hijos de Dios”.
El
Papa ha saludado a los peregrinos de habla española, en especial, a
los procedentes de España y de América Latina, y les ha animado a
“acercarse a la Eucaristía para estar con el Señor, para sentarse
a su lado y compartir con Él nuestra vida, escuchando su Palabra que
hace arder nuestro corazón”.
A
la audiencia de hoy han asistido miles de peregrinos de Italia y de
otros países. En concreto, de España han participado la tripulación
del buque Cantabria, que presta su servicio en el Mediterráneo en
favor de los inmigrantes, y peregrinos de Jerez de la Frontera,
Provenzana (Cataluña), Torremolinos, Valencia, y Cenicero (La
Rioja).
Asimismo,
han asistido a la audiencia visitantes de Argentina y de México, en
particular de Mazatlán, Guadalajara y Oaxaca.
Catequesis
del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas: ¡buenos días!
Continuamos
con las catequesis sobre la santa misa. Para entender la belleza de
la celebración eucarística me gustaría comenzar con un aspecto muy
simple: La misa es oración, de hecho, es la oración por excelencia,
la más alta, la más sublime, y al mismo tiempo la más “concreta”.
Porque es el encuentro de amor con Dios a través de su Palabra y del
Cuerpo y la Sangre de Jesús. Es un encuentro con el Señor.
Pero,
primero, tenemos que responder una pregunta. ¿Qué es la oración
realmente? En primer lugar es ante todo diálogo, relación personal
con Dios. Y el hombre ha sido creado como un ser en relación
personal con Dios que halla su relación plena únicamente en
el encuentro con su Creador. El camino de la vida es hacia el
encuentro definitivo con el Señor.
El
Libro de Génesis afirma que el hombre fue creado a imagen y
semejanza de Dios, que es Padre Hijo y Espíritu Santo, una relación
perfecta de amor que es unidad. De esto podemos entender que todos
nosotros hemos sido creados para entrar en una relación perfecta de
amor, en un entregarse y recibirse continuo para encontrar así la
plenitud de nuestro ser.
Cuando
Moisés, frente a la zarza ardiente, recibe la llamada de Dios, le
pregunta cuál es su nombre, y ¿Qué responde Dios? : “Yo soy el
que soy” (Éxodo 3:14). Esta expresión, en su sentido original,
expresa mpresencia
y favor,
y, de hecho, inmediatamente después Dios añade: “El Señor,
el Dios de vuestros padres, Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob”
(v. 15). Así también Cristo cuando llama a sus discípulos, los
llama para que estén con
Él
.Esta
es, pues, la gracia más grande: poder experimentar que la misa, la
eucaristía es el momento privilegiado para estar con Jesús, y a
través de Él, con Dios y con los hermanos.
Rezar,
como cualquier diálogo verdadero, es también saber permanecer en
silencio, -en los diálogos hay momentos de silencio-, en silencio
con Jesús. Y cuando vamos a misa, a lo mejor llegamos cinco minutos
antes y empezamos a charlar con el que está al lado. Pero no es el
momento de charlar: es el momento del silencio para prepararse al
diálogo. Es el momento de recogerse en el corazón para prepararse
al encuentro con Jesús. ¡El silencio es tan importante! Acordaos de
lo que dije la semana pasada: no vamos a un espectáculo, vamos al
encuentro con el Señor y el silencio nos prepara y nos acompaña.
Permanecer en silencio junto con Jesús. Y del silencio misterioso de
Dios brota su Palabra que resuena en nuestro corazón. Jesús mismo
nos enseña cómo es realmente posible “estar” con el Padre y nos
lo demuestra con su oración. Los Evangelios nos muestran a Jesús
que se retira en lugares apartados para orar; los discípulos, al ver
esta relación íntima con el Padre, sienten el deseo de participar
y le preguntan: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11, 1). Lo hemos
escuchado en la lectura antes del principio de la audiencia. Jesús
responde que lo primero que se necesita para orar es saber decir
“Padre”. Prestemos atención: si yo no soy capaz de decir “Padre”
a Dios, no soy capaz de rezar. Tenemos que aprender a decir “Padre”,
es decir, a ponernos en su presencia con una confianza filial. Pero
para aprender, debemos reconocer humildemente que necesitamos que nos
instruyan y decir con sencillez: Señor, enséñame a rezar.
Este es el primer punto: ser humilde, reconocerse hijo, reposar en el Padre, fiarse de Él. Para entrar en el Reino de los Cielos, es necesario hacerse pequeños como niños. En el sentido de que los niños saben fiarse, saben que alguien se preocupará de ellos, de lo que comerán, de lo que se pondrán, etc. (ver Mt 6: 25-32). Esta es la primera actitud: fiarse y confiar, como el niño con sus padres; saber que Dios se acuerda de ti, te cuida, a ti, a mí, a todos. La segunda predisposición, que también es propia de los niños, es dejarse sorprender. El niño siempre hace mil preguntas porque quiere descubrir el mundo; y se maravilla incluso de las cosas pequeñas porque todo es nuevo para él. Para entrar en el Reino de los Cielos, hay que dejarse sorprender. En nuestra relación con el Señor, en la oración, -pregunto- ,¿Nos dejamos maravillar o pensamos que la oración es hablar con Dios como hacen los loros? No; es fiarse, es abrir el corazón para dejarse maravillar. ¿Nos dejamos sorprender por Dios que es siempre el Dios de las sorpresas? Porque el encuentro con el Señor es siempre un encuentro vivo, no es un encuentro de museo. Es un encuentro vivo y nosotros vamos a misa, no a un museo. Vamos a un encuentro vivo con el Señor.
Este es el primer punto: ser humilde, reconocerse hijo, reposar en el Padre, fiarse de Él. Para entrar en el Reino de los Cielos, es necesario hacerse pequeños como niños. En el sentido de que los niños saben fiarse, saben que alguien se preocupará de ellos, de lo que comerán, de lo que se pondrán, etc. (ver Mt 6: 25-32). Esta es la primera actitud: fiarse y confiar, como el niño con sus padres; saber que Dios se acuerda de ti, te cuida, a ti, a mí, a todos. La segunda predisposición, que también es propia de los niños, es dejarse sorprender. El niño siempre hace mil preguntas porque quiere descubrir el mundo; y se maravilla incluso de las cosas pequeñas porque todo es nuevo para él. Para entrar en el Reino de los Cielos, hay que dejarse sorprender. En nuestra relación con el Señor, en la oración, -pregunto- ,¿Nos dejamos maravillar o pensamos que la oración es hablar con Dios como hacen los loros? No; es fiarse, es abrir el corazón para dejarse maravillar. ¿Nos dejamos sorprender por Dios que es siempre el Dios de las sorpresas? Porque el encuentro con el Señor es siempre un encuentro vivo, no es un encuentro de museo. Es un encuentro vivo y nosotros vamos a misa, no a un museo. Vamos a un encuentro vivo con el Señor.
En
el Evangelio se habla de un tal Nicodemo (Jn 3, 1-2), un hombre
anciano, una autoridad en Israel, que va donde Jesús para conocerlo;
y el Señor le habla de la necesidad de “nacer de lo alto” (véase
vers. 3). Pero, ¿qué significa? ¿Se puede “renacer”? Volver a
tener el gusto, la alegría, la maravilla de la vida, ¿es posible
incluso frente a tantas tragedias? Esta es una pregunta fundamental
de nuestra fe y este es el deseo de todo verdadero creyente: el deseo
de renacer, la alegría de comenzar de nuevo. ¿Tenemos este deseo?
¿Cada uno de nosotros quiere renacer siempre para encontrar al
Señor? ¿Vosotros tenéis este deseo? Efectivamente, se puede perder
fácilmente porque, debido a tantas actividades, a tantos proyectos
que realizar , al final nos queda poco tiempo y perdemos de vista lo
que es fundamental: nuestra vida del corazón, nuestra vida
espiritual, nuestra vida que es encuentro con el Señor en la
oración.
En
verdad, el Señor nos sorprende mostrándonos que Él también nos
ama en nuestras debilidades. “Jesucristo […] es víctima de
propiciación por nuestros pecados; no solo por los nuestros sino
también por los del mundo entero (1 Jn 2: 2). Este don, fuente de
verdadero consuelo, -pero el Señor siempre nos perdona- esto
consuela, es un verdadero consuelo, es un don que se nos da a través
de la Eucaristía, ese banquete nupcial donde el Esposo se encuentra
con nuestra fragilidad, ¿Puedo decir que cuando comulgo en misa, el
Señor se encuentra con mi fragilidad? Sí; ¡podemos decirlo porque
es verdad! El Señor se encuentra con nuestra fragilidad para
llevarnos de vuelta a la primera llamada:. La de ser a imagen y
semejanza de Dios Este es el ambiente de la Eucaristía, esta es la
oración.
16.11.17
Santa Marta: “El Reino de Dios está en medio de ustedes”
Reflexión
del Evangelio de San Lucas
(16
Nov. 2017).- “El Reino de Dios está en medio de ustedes: es la
respuesta de Jesús”, ha anunciado el Papa Francisco.
A
partir del Evangelio de San Lucas, el Papa ha reflexionado en la Misa
celebrada en Santa Marta esta mañana, tercer jueves de noviembre, en
torno a la pregunta que los fariseos le dirigen a Jesús: “¿Cuándo
vendrá el Reino de Dios?”.
“El
Reino de Dios está en medio de ustedes: es la respuesta de Jesús”,
ha aclarado el Papa. Aquel “feliz anuncio” en la sinagoga de
Nazaret, cuando Jesús –después de haber leído un pasaje de
Isaías– dice que aquella Escritura se ha cumplido “hoy” en
medio de ellos.
El
Santo Padre ha señalado que el Reino de Dios no es un espectáculo,
ni “un carnaval”, “no ama la publicidad”. El Espíritu Santo
lo hace crecer, no “los planes pastorales”.
El
Pontífice ha comprado el Reino con una “semilla que, tras ser
sembrada, crece desde dentro”: Del mismo modo el Reino de Dios
crece “a escondidas en medio de nosotros” –reafirmó el Santo
Padre– o sea que se encuentra escondido como “la gema o el
tesoro”, y “siempre en la humildad”.
“¿Quién
hace crecer aquella semilla, quién la hace germinar?” ha planteado
Francisco durante la homilía. “Dios, el Espíritu Santo que está
en nosotros” ha sido su respuesta: “Y el Espíritu Santo es
espíritu de mansedumbre, espíritu de humildad, es espíritu de
obediencia, espíritu de sencillez. Es Él quien hace crecer
desde dentro el Reino de Dios; no son los planes pastorales, las
grandes cosas… No. Es el Espíritu, a escondidas. Lo hace crecer y
llega el momento en que aparece el fruto”.
Jesús
también explica –ha continuado el Papa– que el Reino de Dios no
viene atrayendo la atención sobre sí mismo, de modo que nadie puede
decir: “Está aquí, o está allá”. “No es un espectáculo, o
peor aún, aunque tantas veces se piensa, “un carnaval”, reafirmó
el Papa Bergoglio.
“El
Reino de Dios no se deja ver con la soberbia, con el orgullo, no ama
la publicidad: es humilde, está escondido y así crece”, ha dicho
Su Santidad.
Por
último, Francisco ha exhortado a pedir al Espíritu Santo la gracia
de hacer germinar “en nosotros y en la Iglesia, con fuerza, la
semilla del Reino de Dios, para que llegue a ser grande, dé refugio
a tanta gente y dé frutos de santidad”.
17.11.17
17.11.17
Santa Marta: “Detente, párate, no todos los días serán así”
Reflexión
sobre el fin del mundo y la muerte
(17
Nov. 2017).- “Detente, párate, no todos los días serán así. No
te acostumbres como si esto fuera la eternidad”, aconseja el Papa
Francisco.
El
Papa Francisco ha reflexionado esta mañana la Eucaristía en la
Capilla de Santa Marta a partir del pasaje del Evangelio de San Lucas
(17, 26-37) propuesto por la liturgia del día, 17 de noviembre de
2017.
“Reflexionar
sobre el fin del mundo y también sobre el fin de cada uno de
nosotros” es la invitación que la Iglesia hace a través del
pasaje del Evangelio.
El
Papa lo ha explicado así: “Hoy la Iglesia, hoy el Señor, con esa
bondad que tiene, nos dice a cada uno de nosotros: “Detente,
párate, no todos los días serán así. No te acostumbres como si
esto fuera la eternidad. Llegará el día en que serás quitado, el
otro permanecerá, tú serás quitada, tú serás quitado”. Es ir
con el Señor, pensar que nuestra vida tendrá un fin. Y esto hace
bien”.
La
Iglesia, que es madre –ha dicho el Papa– quiere que cada uno de
nosotros piense en la propia muerte. Todos nosotros estamos
acostumbrados a la normalidad de la vida: horarios, obligaciones,
trabajo, momentos de descanso… Y pensamos que será siempre así.
Pero un día –prosiguió diciendo el Santo Padre– llegará la
llamada de Jesús que nos dirá: “¡Ven!”.
Para
algunos esta llamada será inesperada, para otros después de una
larga enfermedad, no lo sabemos. “¡Pero la llamada llegará!”. Y
será una sorpresa. Y después vendrá la otra sorpresa del Señor:
la vida eterna. Por esta razón “la Iglesia en estos días nos
dice: detente un poco, párate a pensar en la muerte”, aconsejó el
Santo Padre.
“Pensar
en la muerte no es una fantasía mala, es una realidad. Si es mala o
no es mala depende de mí, de cómo pienso yo. Pero que llegará,
llegará. Y ahí se producirá el encuentro con el Señor. Esto será
lo hermoso de la muerte”, explicó Francisco.
“Ante
la llamada del Señor ya no habrá tiempo para arreglar nuestras
cosas”, indicó el Papa, y narró una historia que le contó
recientemente un sacerdote:
“El
otro día he encontrado a un sacerdote, de 65 años más o menos, y
tenía algo malo, no se sentía bien… Fue a ver al doctor y me
dijo: ‘Mire – después de la visita – usted tiene esto, ésta
es una cosa mala, pero quizá estemos a tiempo de pararla, haremos
esto, si no se detiene haremos esto otro… y si no se detiene…
comenzaremos a caminar y yo lo acompañaré hasta el final’. ¡Bueno
aquel médico, con cuánta dulzura dijo la verdad”!
Del
mismo modo también nosotros –exhortó el Papa al concluir–
acompañémonos en este camino, hagamos todo, pero siempre mirando
hacia allá, al día en que “el Señor vendrá a buscarme para ir
con Él”.
18.11.17
18.11.17
Ángelus: Dios no es un maestro intolerante, sino un padre lleno de amor
No
al miedo que “paraliza”
(19
nov. 2017),- “Dios no es un maestro severo e intolerante, sino un
padre lleno de amor, de ternura, de bondad”, ha afirmado el Papa
Francisco en el ángelus del 19 de noviembre de 2017. “Debemos
tener una inmensa confianza en Él”, dijo, advirtiendo contra el
miedo que “paraliza” y hace tomar “malas decisiones”.
En
presencia de 25.000 personas, desde una ventana del palacio
apostólico que da a la Plaza San Pedro, el Papa ha invitado a
“reflexionar para descubrir cuál es verdaderamente nuestra idea de
Dios”: “No debemos pensar que es un maestro malo, duro y severo
que nos quiere castigar. Si en nosotros hay esta falsa imagen de
Dios, entonces nuestra vida no puede ser fecunda, porque viviremos en
el miedo y no nos llevará a nada constructivo”.
Dios
al contrario, tiene “un interés para que no desperdiciemos
nuestra vida inútilmente” Dios tiene una gran estima por
nosotros”, ha asegurado el Papa.
Esta
es nuestra traducción completa de las palabras que ha pronunciado al
introducir la oración mariana.
Palabras
del Papa antes del ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En
este penúltimo domingo del año litúrgico, el Evangelio nos
presenta la parábola de los talentos (cf. Mt 25, 14-30). Un hombre,
antes de partir de viaje, confía a sus servidores talentos, que en
ese tiempo eran monedas de un valor considerable: cinco talentos a un
servidor, a otro dos, y uno a otro, según las capacidades de cada
uno. El servidor que ha recibido cinco talentos es emprendedor y los
hace crecer ganando otros cinco. El servidor que ha recibido dos
actúa de la misma manera procurándose otros dos. En revancha, el
servidor que ha recibido uno excava un hoyo en el suelo y esconde la
moneda de su amo.
Es
este mismo sirviente que explica al maestro, a su vuelta, el motivo
de su gesto, diciendo: “Señor, yo sabía que tú eres un hombre
duro: que siegas donde no sembraste, que recoges donde no has
esparcido el grano. He tenido miedo, y fui a ocultar tu talento en la
tierra” (vv. 24-25). Este servidor no tiene con su maestro una
relación de confianza, sino miedo de él, y esto le bloquea. El
miedo inmoviliza siempre y a menudo hace tomar malas decisiones. El
miedo desanima a tomar iniciativas, lleva a refugiarse en soluciones
seguras y garantías, y así se termina por no hacer nada de bueno.
Para avanzar y crecer en el camino de la vida, es necesario no tener
miedo sino confianza.
Esta
parábola nos hace comprender que es importante tener una verdadera
idea de Dios. No debemos pensar que es un maestro malo, duro y severo
que nos castiga. Si en nosotros hay esta imagen errónea de Dios,
nuestra vida no puede ser fecunda porque vivimos en el miedo y este
no nos lleva a nada constructivo. Al contrario, el miedo nos
paraliza, nos autodestruye. Estamos llamados a reflexionar para
descubrir cuál es la verdadera idea que tenemos de Dios. Ya en el
Antiguo Testamento, se revela como “Dios tierno y misericordioso,
lento a la cólera y lleno de amor y de verdad” (Ex 34, 6). Y Jesús
nos ha mostrado siempre que Dios no es un maestro severo e
intolerante, sino un padre lleno de amor, de ternura, de bondad. Por
consecuencia podemos y debemos tener una inmensa confianza en Él.
Jesús
nos muestra la generosidad y la atención del Padre de tantas
maneras: por su palabrapor sus gestos, por su acogida de todos,
especialmente de los pecadores, de los pequeños y de los pobres –
como nos lo recuerda hoy la 1ª jornada mundial de los pobres-;
también por sus advertencias, que revelan su interés para que no
arruinemos nuestra vida innecesariamente. De hecho, es una señal de
que Dios nos tiene en gran estima: esta conciencia nos ayuda a ser
personas responsables en todas nuestras acciones. Por lo tanto la
parábola de los talentos nos llama a una responsabilidad personal y
a una fidelidad que nos da la capacidad de llevarnos a nuevos
caminos, sin “enterrar el talento”, es decir los dones que Dios
nos ha confiado, y de los que nos pide cuentas.
Que
la Santísima Virgen interceda por nosotros, para que seamos fieles a
la voluntad de Dios haciendo fructificar los talentos que nos ha
dado. Así seremos útiles para los demás y, en el último día,
seremos acogidos por el Señor, que nos invitará a formar parte de
su alegría. 20.11.17
Policía de Carreteras y Ferroviaria: El Papa les propone un “estilo de misericordia”
Discurso
del Papa Francisco en la audiencia
(20
Nov. 2017). “Os sugiero un estilo de misericordia en el
cumplimiento de vuestras funciones. La misericordia no es sinónimo
de debilidad, ni requiere la renuncia al uso de la fuerza”.
A
las 12:15 de esta mañana, en la Sala Clementina del Palacio
Apostólico, el Santo Padre ha recibido en audiencia a los dirigentes
y al personal de la Dirección Central de la Policía de Carreteras y
Ferroviaria y les dirigió el discurso que publicamos a continuación.
El
Papa ha agradecido su visita a los dirigentes y personal de la
Policía y les ha recordado que “es importante confiar en el uso de
una fuerza que nunca degenere en violencia, tanto en la actividad de
control como en la de represión”.
La
misericordia –ha explicado el Papa– significa en cambio ser
capaces de no identificar al culpable con el delito cometido,
terminando por hacerle daño y generar un sentimiento de revancha;
también significa hacer el esfuerzo de comprender las necesidades y
las razones de las personas que encontráis en vuestro trabajo.
Un
trabajo que requiere de vosotros el uso de la misericordia también
en las innumerables situaciones de debilidad y dolor que enfrentáis
a diario, no solo en el caso de siniestros de diversa índole, sino
también “en el encuentro con personas necesitadas o
desfavorecidas”.
Sigue
el texto completo del discurso pronunciado por el Santo Padre.
Discurso
del Papa Francisco
Queridos
hermanos y hermanas:
Me
alegra encontraros hoy y dialogar con vosotros, dirigentes y agentes
de la Policía de Carreteras y de la Policía Ferroviaria. Agradezco
al Jefe de la Policía sus amables palabras de presentación.
Todos
los ciudadanos deben sentirse agradecidos por el trabajo que
realizáis en nombre del Estado y de la colectividad con el objetivo
de garantizar, a través de una multiplicidad de funciones, la
seguridad de quienes viajan por las carreteras y en los trenes. En
nuestro mundo los viajes se multiplican, de ahí que una movilidad
eficiente y segura se haya convertido en un requisito primordial e
indispensable para una sociedad que quiere seguir el ritmo del
desarrollo y garantizar el bienestar de sus miembros.
En
las carreteras, la tarea de detectar infracciones, regular el
tráfico, prevenir, socorrer y dar cuenta de los accidentes,
tiene que ver con una realidad –la de las carreteras- cada vez más
compleja y tumultuosa. Junto a las carencias del sistema de tráfico,
que requiere inversiones sustanciales en modernización y
seguridad, es importante tener en cuenta el escaso sentido de
responsabilidad de muchos conductores, que a menudo ni siquiera se
dan cuenta de las graves consecuencias de su desatención (por
ejemplo, con el uso indebido de teléfonos celulares) o de su
desaprensión.
Las
causas son la prisa y la competencia asumidas como estilo de
vida que hace de los otros conductores obstáculos u oponentes
a superar, transformando las carreteras en pistas de “Fórmula 1”
y el cruce de semáforos en la línea de salida de un gran
premio. En ese contexto, las sanciones no son suficientes para
aumentar la seguridad, sino que se necesita una acción educativa que
permita una mayor toma de conciencia de la responsabilidad que
se tiene con los que viajan a nuestro lado .
Esta acción de sensibilización e incremento del sentido cívico, tanto en la carretera como en el sector ferroviario, debería aprovechar lo más posible la experiencia que vosotros, hombres y mujeres policías, acumuláis día tras día en las carreteras y los ferrocarriles, en vuestro contacto directo con las personas y las problemáticas. La línea directa entre el personal de servicio y las centrales permite llevar a cabo un trabajo de monitoreo continuo en todo el territorio, en el cual es esencial vuestra tarea de dirigentes con la que aseguráis la coordinación, la comunicación de los resultados y la interacción.
Esta acción de sensibilización e incremento del sentido cívico, tanto en la carretera como en el sector ferroviario, debería aprovechar lo más posible la experiencia que vosotros, hombres y mujeres policías, acumuláis día tras día en las carreteras y los ferrocarriles, en vuestro contacto directo con las personas y las problemáticas. La línea directa entre el personal de servicio y las centrales permite llevar a cabo un trabajo de monitoreo continuo en todo el territorio, en el cual es esencial vuestra tarea de dirigentes con la que aseguráis la coordinación, la comunicación de los resultados y la interacción.
También
el sector ferroviario es un ámbito fundamental en la vida del país,
que necesita igualmente mantenimiento e inversiones
estructurales, cuya insuficiencia causa cada día malestar a
millones de trabajadores pendulares y viajeros y no pocas
veces, como las noticias recientes enseñan, accidentes mortales. El
que encontráis todos los días en el ferrocarril es como un
microcosmos, atravesado por las realidades más diferentes y
con el que viajáis para proporcionar seguridad, prevención y
represión de los delitos.
En
el ámbito de los ferrocarriles, como en el de las carreteras,
la acción policial requiere un alto profesionalismo y
especialización, y por lo tanto una actualización continua del
conocimiento de las leyes y del uso de la instrumentación y la
tecnología. El contacto constante con las personas significa que
vuestro profesionalismo no se mida solamente por la elevada
capacidad que se os requiere, sino también por una profunda
rectitud, -que no lleve nunca a aprovechar del poder que poseéis- y
por un alto grado de humanidad.
Tanto
en la actividad de control como en la de represión, es importante
confiar en el uso de una fuerza que nunca degenere en violencia. Para
ello se necesitan gran sabiduría y autocontrol, especialmente cuando
el policía es visto con desconfianza o casi como un enemigo, en
lugar de como el guardián del bien común. Esto último,
lamentablemente, es un mal extendido que en determinadas zonas
llega a la contraposición entre el tejido social y el Estado, junto
con aquellos que lo representan.
También
a vosotros, como hice con toda la Iglesia y la sociedad durante el
Año Jubilar de 2015, os sugiero un estilo de misericordia en
el cumplimiento de vuestras funciones. La misericordia no es sinónimo
de debilidad, ni requiere la renuncia al uso de la fuerza; significa
en cambio ser capaces de no identificar al culpable con el
delito cometido, terminando por hacerle daño y generar un
sentimiento de revancha; también significa hacer el esfuerzo de
comprender las necesidades y las razones de las personas que
encontráis en vuestro trabajo. Un trabajo que requiere de vosotros
el uso de la misericordia también en las innumerables
situaciones de debilidad y dolor que enfrentáis a diario, no
solo en el caso de siniestros de diversa índole, sino también en el
encuentro con personas necesitadas o desfavorecidas.
Para
concluir, me refiero a vuestro patrón ,San Miguel Arcángel,
descrito en el libro bíblico del Apocalipsis mientras lucha contra
Satanás, en defensa de la mujer que ha dado a luz al Salvador
(véase 12: 1-6). Esta imagen bíblica nos hace reflexionar sobre la
lucha continua entre el bien y el mal, de la cual nunca podemos
sentirnos excluidos . En la perspectiva bíblica, los protagonistas
de este enfrentamiento son, ante todo, Dios y Satanás, uno
representa la plenitud del bien y de lo que es favorable al hombre,
el otro encarna el mal y se opone al éxito de la existencia humana .
Incluso
prescindiendo de una óptica de fe, es importante reconocer la
realidad de este enfrentamiento, entre el bien y el mal, que se lleva
a cabo en nuestro mundo e incluso dentro de nosotros. Conscientes de
este desafío decisivo, sería una locura consentir con el mal o
incluso pretender ser neutrales. Por el contrario, a cada uno se le
pide que asuma la parte de responsabilidad que le toca.
empleando todas sus energías para contrarrestar el egoísmo,
la injusticia y la indiferencia.
Todos
tenemos que hacerlo, pero vosotros estáis en la vanguardia del
enfrentamiento con todo lo que ofende al hombre, crea desorden y
fomenta la ilegalidad, obstaculizando la felicidad y el crecimiento
de las personas, especialmente de las más jóvenes. Vuestro
servicio, a menudo no estimado adecuadamente, os pone en el corazón
de la sociedad y, por su gran valor, no dudo en definirlo como una
misión que debe realizarse con honor y profundo sentido del deber,
al servicio del hombre y del bien común.
Invoco
de Dios su bendición paternal y su protección para vosotros y
vuestras familias, y os pido que recéis por mí.
21.11.17
21.11.17
Santa Marta: La colonización cultural no tolera las diferencias
Reflexión
a partir del martirio de Eleazar
(21
Nov. 2017).- “La colonización cultural e ideológica no tolera las
diferencias y hace todo igual terminando por perseguir a los
creyentes”.
Esto
afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa celebrada esta
mañana, 21 de noviembre de 2017, en la capilla de la Casa de Santa
Marta.
El
Papa ha revelado en su homilía que “las colonizaciones ideológicas
y culturales sólo ven el presente, reniegan el pasado y no ven el
futuro. Viven en el momento, no en el tiempo, y por esto no pueden
prometernos nada”.
“Y
con esta actitud de que todos sean iguales y borrar las diferencias
cometen el pecado malísimo de la blasfemia contra Dios creador”,
ha explicado. “Cada vez que se produce una colonización cultural e
ideológica se peca contra Dios creador porque se quiere cambiar la
Creación como la ha hecho Él”.
El
Pontífice basó su reflexión en el martirio de Eleazar, que narra
el Libro de los Macabeos propuesto por la Primera Lectura (6,18-31).
Persecución
Francisco
indicó que existen tres tipos principales de persecuciones: una
persecución sólo religiosa; otra político-religiosa como por
ejemplo la “Guerra de los treinta años” o la “noche de San
Bartolomé”; y una tercera persecución puramente “cultural”,
es decir, cuando llega “una nueva cultura que quiere hacer todo
nuevo y barre con todas las tradiciones, la historia, e incluso la
religión de un pueblo”. Así, señaló que este último tipo de
persecuciones es la que encuentra Eleazar, condenado a morir por
fidelidad a Dios.
“Todo
nuevo”, la “modernidad” es una verdadera colonización
ideológica –subrayó el Papa– que quiere imponer al pueblo de
Israel “esta costumbre única”, en base a la cual todo se hace
así y hay libertad para otras cosas. Y algunos aceptaron porque les
parecía una cosa buena, para ser como los demás, y así se eliminan
las tradiciones y el pueblo comienza a vivir de un modo diverso,
explicó Francisco.
Para
defender las “verdaderas tradiciones” del pueblo, nacen algunas
resistencias, como la de Eleazar, hombre digno, muy respetado, aclaró
el Obispo de Roma, y apuntó que en el Libro de los Macabeos se
relata la historia de estos mártires, de estos héroes.
Una
persecución nacida a partir de una colonización ideológica y
siempre va adelante así: destruye, “hace todo igual, no es capaz
de tolerar las diferencias”, señaló el Papa.
Francisco
concluyó la homilía deseando que el ejemplo de Eleazar “nos ayude
en los momentos, tal vez, de confusión, ante las colonizaciones
culturales y espirituales que se nos proponen”.
22.11.17
22.11.17
Audiencia general, 22 de noviembre
“La
misa es el memorial del misterio pascual de Cristo”
(22
Nov. 2017).- “La participación en la Eucaristía nos adentra en el
misterio pascual de Cristo, haciéndonos pasar con Él de la muerte a
la vida, es decir, allí en el calvario. La misa es rehacer el
calvario, no un espectáculo”, ha dicho el Papa Francisco.
Esta
mañana, 22 de noviembre de 2017, se ha celebrado a las 9:25 horas la
audiencia general, en la Plaza de San Pedro, donde el Santo Padre
Francisco ha encontrado a los grupos de peregrinos y fieles
procedentes de Italia y de todos los lugares del mundo.
El
Papa ha continuado su nuevo ciclo de catequesis dedicada a la santa
misa, cuyo tema ha sido esta vez:
“La
misa es el memorial del misterio pascual de Cristo”.
El
Papa ha reflexionado: “Cuando vamos a misa es como si fuéramos al
calvario, lo mismo. Pero pensad: Si en el momento de la misa vamos al
calvario- imaginadlo- y sabemos que el hombre que está allí es
Jesús: ¿Nos pondríamos a hablar, a sacar fotografías, a hacer un
espectáculo? ¡No! ¡Porque es Jesús! De seguro estaríamos en
silencio, en llanto y también con la alegría de ser salvados”.
Tras
resumir su catequesis en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado
en particular a los grupos de fieles presentes. La audiencia general
ha terminado con el canto del Pater Noster y la bendición
apostólica.
Catequesis
del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas: ¡buenos días!
Continuando
con la catequesis sobre la misa, podemos preguntarnos: ¿Qué es
esencialmente la misa? La misa es el memorial del misterio pascual
de Cristo. Nos hace partícipes de su victoria sobre el pecado y
la muerte, y da un significado pleno a nuestra vida.
Por
eso, para comprender el valor de la misa, debemos entender ante todo
el significado bíblico del “memorial”. No es “solamente el
recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino la proclamación de
las maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres (cf
Ex13,3). En la celebración litúrgica, estos acontecimientos
se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. De esta manera
Israel entiende su liberación de Egipto: cada vez que es celebrada
la pascua, los acontecimientos del Éxodo se hacen presentes a la
memoria de los creyentes a fin de que conformen su vida a estos
acontecimientos”. “(Catecismo de la Iglesia Católica, 1363).
Jesucristo, con su pasión, muerte, resurrección y ascensión al
cielo, ha llevado a cumplimiento la Pascua. Y la misa es el memorial
de su Pascua, de su “éxodo” que cumplió por
nosotros, para sacarnos de la esclavitud y hacernos entrar en la
tierra prometida de la vida eterna. No es solamente un recuerdo, no;
es mucho más: es hacer presente lo que sucedió hace veinte siglos.
La
Eucaristía nos lleva siempre a la cumbre de la acción salvífica de
Dios: el Señor Jesús, haciéndose pan partido para nosotros,
derrama sobre todos nosotros su misericordia y su amor, como hizo en
la cruz, con el fin de renovar nuestro corazón, nuestra existencia y
nuestra forma de comunicarnos con Él y con nuestros hermanos. Dice
el Concilio Vaticano II:.. ” La obra de nuestra redención se
efectúa cuantas veces se celebra en el altar el sacrificio de la
cruz, por medio del cual «Cristo, que es nuestra Pascua, ha sido
inmolado»” (Const. Dogmática Lumen Gentium, 3).
Cada
celebración de la Eucaristía es un rayo de ese sol sin ocaso que es
Jesús resucitado. Participar en la Misa, especialmente el domingo,
significa entrar en la victoria del Resucitado, ser iluminados por su
luz, calentados por su calor. A través de la celebración
eucarística, el Espíritu Santo nos hace partícipes de la vida
divina que es capaz de transfigurar todo nuestro ser mortal. Y en su
paso de la muerte a la vida, del tiempo a la eternidad, el Señor
Jesús también nos arrastra con Él para hacer Pascua. En la misa se
hace Pascua. En la misa nosotros estamos con Jesús, muerto y
resucitado y Él nos empuja hacia adelante, a la vida eterna. En la
misa, nos unimos a Él. Más aún, Cristo vive en nosotros y nosotros
vivimos en Él. “Con Cristo estoy crucificado, -dice San Pablo- y
no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. La vida que vivo al
presente, en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó
y se entregó por mí”(Gálatas 2: 19-20). Así pensaba
Pablo.
En
efecto, su sangre nos libera de la muerte y del miedo a la muerte.
Nos libera no solo del dominio de la muerte física, sino también de
la muerte espiritual, que es el mal, el pecado, que se apodera de
nosotros cada vez que somos víctimas de nuestros pecados o de los
pecados de los demás. Y entonces nuestra vida se contamina, pierde
belleza, pierde significado, se marchita.
Cristo,
en cambio, nos vuelve a dar la vida; Cristo es la plenitud de la
vida, y cuando se enfrentó a la muerte la aniquiló para siempre:
“Resucitando destruyó la muerte y nos dio nueva vida”. La
Pascua de Cristo es la victoria definitiva sobre la muerte porque Él
transformó su muerte en acto supremo de amor. ¡Murió por amor! Y
en la Eucaristía quiere comunicarnos este amor pascual y victorioso.
Si lo recibimos con fe, también nosotros podemos amar verdaderamente
a Dios y al prójimo, podemos amar cómo Él nos
amó, dando la vida.
Si
el amor de Cristo está en mí, puedo entregarme plenamente al otro
en la certeza interior de que si el otro me hiriera, yo no moriría;
de lo contrario, debería defenderme. Los mártires han dado sus
vidas por esta certeza de la victoria de Cristo sobre la muerte. Solo
si experimentamos este poder de Cristo, el poder de su amor, somos
verdaderamente libres de darnos sin temor. Esto es la misa: entrar en
esta pasión, muerte, resurrección, ascensión de Jesús. Cuando
vamos a misa es como si fuéramos al calvario, lo mismo. Pero pensad:
Si en el momento de la misa vamos al calvario- imaginadlo- y sabemos
que el hombre que está allí es Jesús: ¿Nos pondríamos a hablar,
a sacar fotografías, a hacer un espectáculo? ¡No! ¡Porque es
Jesús! De seguro estaríamos en silencio, en llanto y también con
la alegría de ser salvados. Cuando entramos en una iglesia para ir a
misa pensemos en esto: entro en el calvario, donde Jesús da su vida
por mí. Y así se acaba el espectáculo, se acaban las charlas, los
comentarios y estas cosas que nos alejan de algo tan hermoso como es
la misa, el triunfo de Jesús.
Creo
que está más claro ahora que la Pascua está presente y activa cada
vez que celebramos la misa, es decir, el sentido del memorial.
La participación en la Eucaristía nos adentra en el misterio
pascual de Cristo, haciéndonos pasar con Él de la muerte a la vida,
es decir, allí en el calvario. La misa es rehacer el calvario, no un
espectáculo. 23.11.17
Santa Marta: El Papa invita a “custodiar la memoria”
“Recordar
los valores, recordar la Historia”
(23
Nov. 2017).- “La memoria es la que nos ayuda a vencer cada sistema
educativo perverso. Recordar. Recordar los valores, recordar la
Historia, recordar las cosas que hemos aprendido”, aconseja el Papa
Francisco.
Reflexión
del Papa en la Eucaristía matutina celebrada esta mañana, del 23 de
noviembre de 2017, en la capilla de la Casa Santa Marta,
inspirándose, una vez más, en las Lecturas de la semana, que narran
la persecución del rey Antíoco Epífanes contra los Macabeos fieles
a la ley de los Padres.
“Custodiar
la memoria: la memoria de la salvación, la memoria del pueblo de
Dios, aquella memoria que hacía fuerte la fe de este pueblo
perseguido por esta colonización ideológico-cultural. La memoria es
la que nos ayuda a vencer cada sistema educativo perverso. Recordar.
Recordar los valores, recordar la Historia, recordar las cosas que
hemos aprendido”.
“Suprimir
la libertad, borrar la memoria, adoctrinar a los jóvenes: son los
tres indicadores de las colonizaciones culturales e ideológicas de
todos los tiempos”, ha anunciado el Papa Franciscano.
“Se
quita la libertad, se deshace la historia, la memoria del pueblo y se
impone un sistema educativo a los jóvenes. Todos, todos hacen así.
Todas, todas hacen así”, ha comentado el Papa: “Borran las
diferencias, borran la historia: a partir de hoy se comienza a pensar
así. El que no piensa así, es dejado de lado, e incluso
perseguido”.
El
Obispo de Roma explicó que esto también sucedió al pueblo de Dios,
y pasa cada vez que en la tierra surge una nueva dictadura cultural o
ideológica. “Piensen sin dar nombres ––dijo Francisco– en lo
que hicieron las dictaduras del siglo pasado en Europa” y en las
“escuelas de adoctrinamiento” que nacieron.
“Los
que se oponía a las dictaduras genocidas, eran perseguidos”, eran
amenazados y privados de la libertad –ha indicado Francisco– lo
que corresponde después “a otra forma de tortura”. Y además de
la libertad, las colonizaciones ideológicas y culturales quitan la
memoria, reduciéndola a “fábulas”, a “mentiras”, a “cosas
de viejos”.
El
Pontífice habló del papel único de la mujer en la custodia de la
memoria y de las raíces históricas: Son ellas, las mamás y las
mujeres, las que custodian la memoria, el dialecto, “capaces de
defender la historia de un pueblo” capaces “de transmitir la fe”
que “después los teólogos explicarán”.
24.11.17
24.11.17
Santa Marta: “El templo de Dios más importante es nuestro corazón”
Reflexión
sobre la purificación del templo
(24
Nov. 2017).- “¿Cómo se hace para que el templo de Dios vuelva a
ser puro?”, ha preguntado el Papa Francisco.
Esta
mañana, 24 de noviembre de 2017, el Papa Francisco ha celebrado la
misa matutina en la capilla de Santa Marta, y ha comentado las dos
lecturas propuestas por la Liturgia del día: La primera del Libro de
los Macabeos y la segunda del Evangelio de San Lucas, cuyo tema común
se refiere a la purificación del templo.
“¿Cómo
se hace para que el templo de Dios vuelva a ser puro?”, ha
reflexionado el Papa. “Vigilancia, servicio y gratuidad” son las
tres palabras clave que ha utilizado el Santo Padre para dar
respuesta a esta pregunta.
“El
templo de Dios más importante es nuestro corazón” –ha anunciado
el Papa– porque dentro de nosotros habita el Espíritu Santo. Pero,
¿qué sucede en mi corazón? El Papa ha invitado a “vigilar dentro
de mí”:
Purificar
el templo interior
“¿He
aprendido a vigilar dentro de mí, para que el templo, en mi corazón,
sea sólo para el Espíritu Santo? Purificar el templo, el templo
interior y vigilar. Está atento, está atenta: ¿qué sucede en tu
corazón? Quien viene, quien va… ¿Cuáles son tus sentimientos,
tus ideas? ¿Hablas con el Espíritu Santo? ¿Escuchas al Espíritu
Santo? Vigilar. Estar atentos a lo que sucede en nuestro templo,
dentro de nosotros”.
El
Obispo de Roma prosiguió explicando que Jesús “está presente, de
modo especial en los enfermos, en los que sufren, en los hambrientos
y en los encarcelados”.
Por
lo tanto, hay que purificar el templo que son los demás. “Cuando
nos acercamos a prestar un servicio –prosiguió diciendo
Francisco–, para ayudar, nos asemejamos a Jesús que está allí
dentro”.
El
Papa Francisco ha hablado de la importancia de la “gratuidad”:
“Cuántas veces con tristeza entramos en un templo; pensemos en una
parroquia, un obispado, no sé…, pensemos, y no sabemos si estamos
en la casa de Dios o en un supermercado. Allí hay comercio, incluso
está la lista de precios para los sacramentos. Falta la gratuidad. Y
Dios nos ha salvado gratuitamente, no nos hizo pagar nada”.
Así,
el Papa ha exhortado a que se de la “gratuidad” y “Dios hará
el resto. Dios hará lo que falta”. Que nuestras iglesias
–concluyó– sean “iglesias de servicio, iglesias gratuitas”. 25.11.17
Ángelus: “Seremos juzgados sobre el amor concreto”
Comentario
del Evangelio del domingo de Cristo Rey del Universo
(26
nov. 2017).- “Al final de nuestra vida, seremos juzgados sobre el
amor”, “el amor concreto con el prójimo en dificultad” ha
declarado el Papa Francisco que ha comentado el evangelio de este
domingo, 26 de noviembre de 2017, solemnidad de Cristo Rey del
Universo, antes del Ángelus del mediodía, en la plaza San Pedro, en
presencia de unas 30.000 personas.
El
Papa ha citado implícitamente varias veces esta famosa frase de Juan
de la Cruz: “Al atardecer de nuestra vida, seremos juzgados sobre
el amor” (Dichos 64).
El
Papa ha explicado concretamente en qué consiste este amor: “Es
decir sobre nuestro compromiso concreto de amar y de servir a Jesús
en nuestros hermanos más pequeños y los que estén más
necesitados”. Ha añadido en su texto, precisando, sobre la
abundancia del corazón: “Ese mendigo, ese necesitado que tiende la
mano es Jesús; ese enfermo que debo visitar es Jesús; ese
hambriento es Jesús. Pensemos en esto”.
El
Papa Francisco enseguida ha escrito este tweet en su cuenta: “Hoy
miremos a Jesús y desde el fondo del corazón repitamos: “¡Acuérdate
de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino!”
Esta
es nuestra traducción, rápida, de trabajo, del italiano, de las
palabras pronunciadas por el Papa,
Comentario
del Evangelio, solemnidad de Cristo Rey del Universo
¡Queridos
hermanos y hermanas buenos días!.
En
este último domingo del año litúrgico, celebramos la solemnidad de
Cristo Rey del Universo. Su realeza es una realeza de guía, de
servicio, y también una realeza que se afirmará, al final de los
tiempos, como juicio.
Hoy
tenemos delante de nosotros a Cristo como Rey, pastor y juez que
muestra los criterios de pertenencia al Reino de Dios. Estos son los
criterios.
La
página evangélica se abre sobre una visión grandiosa. Jesús se
dirige a sus discípulos y dice: “Cuando el Hijo del hombre venga
en su gloria, y con él todos los ángeles, se sentará en su trono
de gloria” (Mt 25,31).
Se
trata de la introducción solemne del texto del juicio universal.
Después de haber vivido la existencia terrestre en humildad y
pobreza, Jesús se presenta ahora en la gloria divina que le
pertenece rodeado por un coro angélico. La humanidad entera es
convocada ante él y él ejerce su autoridad separando a unos de los
otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras.
A
los que ha emplazado a su derecha, les dice: “Venid, benditos de mi
Padre, recibid en herencia el Reino preparado para vosotros después
de la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me distéis de
comer; tuve sed y me distéis de beber; era extranjero, y me
acogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; estuve enfermo y me
visitasteis; estuve en prisión, y vinisteis a verme!” (vv. 34-36).
Los
justos se sorprendieron porque no recordaban haber encontrado nunca a
Jesús, y menos aún haberle ayudado en lo que sea. Pero él declara:
“Cada
vez que lo habéis hecho a uno de los mas pequeños de mis hermanos,
a mi me lo habéis hecho”. (v. 40).
Esta
palabra no acaba nunca de sorprendernos; porque nos revela hasta
dónde llega el amor de Dios; hasta identificarse con nosotros, no
solo cuando vamos bien cuando tenemos buena salud y estamos alegres,
no, sino cuando tenemos necesidad.
Y,
de esta manera oculta, se deja encontrar, nos tiende la mano cuando
mendigamos. Jesús revela así el criterio decisivo de su juicio, es
decir el amor concreto hacia el prójimo en dificultad. Y así es
como se revela el poder del amor, de la Realeza de Dios: solidario
con el que sufre para suscitar por todas partes actitudes y obras de
misericordia.
La
palabra del juicio continúa presentando al rey que aleja de el a
aquellos que, durante su vida, no se han preocupado de las
necesidades de sus hermanos. En ese caso ellos también están
sorprendidos y preguntan:
“Señor,
cuando te hemos visto tener hambre, tener sed, estar desnudo,
extranjero, enfermo o en prisión, sin ponernos a tu servicio”?
(v.44).
Se
sobreentiende: “que si te hubiéramos visto, seguramente, te
habríamos ayudado”! Pero el rey responderá: “Cada vez que no lo
habéis hecho a ninguno de los más pequeños, a mi no me lo habéis
hecho” (v.45).
Al
final de nuestra vida, seremos juzgados sobre el amor, es decir sobre
nuestro compromiso concreto de amar y de servir a Jesús en nuestros
hermanos mas pequeños y necesitados. Ese mendigo, ese que tiende la
mano es Jesús ; ese enfermo que debo visitar es Jesús; ese
prisionero es Jesús; ese hambriento es Jesús. Pensemos esto.
Jesús
vendrá al final de los tiempos para juzgar a todas las naciones,
pero él viene a nosotros todos los días, de muchas maneras y nos
pide que le acojamos.
Que
la Virgen María nos ayude a encontrarle y a recibirle en su Palabra
y en la Eucaristía, y al mismo tiempo en nuestros hermanos y
hermanas que sufren el hambre, la enfermedad, la opresión, la
injusticia. Que nuestros corazones puedan acogerle en el hoy de
nuestra vida, para que seamos acogidos por el en la eternidad de su
Reino de luz y de paz. 27.11.17
Myanmar: El Papa se ha reunido con el jefe del ejército
“Gran
responsabilidad” de las autoridades del país
(27
Nov. 2017).- El Papa Francisco ha recibido la visita de cortesía del
general Min Aung Hlaing, jefe del ejército de Myanmar, a las 17:55
horas (12:25 horas en Roma).
El
encuentro ha empezado a las 17:55 horas (hora local) y ha terminado a
las 18:10 horas. La reunión que estaba programada para el 30 de
noviembre fue, sin embargo, anticipada hoy, informa la Oficina de
Prensa de la Santa Sede.
Greg
Burke, director de la sala de prensa, ha señalado que en la reunión
se ha hablado de la “gran responsabilidad de las autoridades” del
país en este momento de transición.
Asimismo,
estaban presentes en la reunión el Teniente General Tun Tun Naung,
Comandante nº 1 de la Oficina de Operaciones Especiales; el Teniente
General Than Tun Oo, Comandante nº 2 de la Oficina de Operaciones
Especiales; el Teniente General Soe Htut, Comandante nº 6 de la
Oficina de Operaciones Especiales; y el Teniente Coronel Aung Zaw
Lin, tomador de notas.
También
participó en la reunión un traductor de la Iglesia de Myanmar que
apoyó al Santo Padre para todo el evento.
Fue
el cardenal Charles Bo, el arzobispo de Yangon, quien propuso esta
reunión al reunirse con el Papa Francisco el 18 de noviembre. El
propósito, explicó, es “no promover lo que (el general) ha hecho,
sino dialogar con él … Tal vez podría suavizar su corazón y tal
vez podría ser el primer paso hacia la paz”.
Medalla
del viaje apostólico
La
visita se terminó con el intercambio de regalos. El Santo Padre le
dio al General la medalla del viaje apostólico, mientras que el
General le dio al Papa un arpa en forma de barco y un cuenco de arroz
decorado, indica la Oficina de Prensa del Vaticano.
La
medalla que ha regalado el Santo Padre lleva el escudo del Papa
Francisco y sus alrededores, pone “FRANCISCVS P.M.”
En
el reverso de la medalla, se ven las líneas del ‘National Memorial
Architectural’ en Savar (Bangladesh), que se combinan con las
líneas prospectivas de la Catedral de Santa María de Yangon, lo que
refuerza la mirada hacia arriba de la mirada.
A
los lados del Memorial hay dos nenúfares, la flor nacional de
Bangladesh. Finalmente, la palabra latina. Está hecha por la artista
Daniela Longo.
28.11.17
28.11.17
El Papa llama al respeto por “cada grupo étnico y su identidad”
Discurso
ante las autoridades y la sociedad civil
(28
Nov. 2017).- “El futuro de Myanmar debe ser la paz”, ha asegurado
el Papa Francisco, “una paz basada en el respeto por cada grupo
étnico y su identidad”.
El
Papa Francisco ha pronunciado un discurso a las 17:15 horas (11:45
horas en Roma) ante las autoridades, la sociedad civil y los miembros
del Cuerpo Diplomático de Myanmar, en el Centro Internacional de
Convenciones de Myanmar, en la ciudad de Nay Pyi Taw, capital
administrativa del país.
“El
futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la
dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el
respeto por cada grupo étnico y su identidad” –ha subrayado el
Papa Francisco– “en el respeto por el estado de derecho y un
orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo —sin
excluir a nadie— ofrecer su contribución legítima al bien común”.
El
Santo Padre ha aclarado que el difícil proceso de construir la paz y
la reconciliación nacional “sólo puede avanzar a través del
compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos”.
El
Papa ha explicado que ha viajado a Myanmar “especialmente
para rezar con la pequeña pero ferviente comunidad católica” de
la nación, “para confirmarla en la fe y alentarla a seguir
contribuyendo al bien del País”, pero también –ha añadido–
para “llegar a toda la población de Myanmar y ofrecer una palabra
de aliento a todos aquellos que están trabajando para construir un
orden social justo, reconciliado e inclusivo”.
A
su llegada, el Santo Padre Francisco ha sido recibido por Aung San
Suu Kyi, Consejera de Estado y Ministra de Asuntos Exteriores, y por
algunos niños con trajes típicos pertenecientes a diferentes grupos
étnicos. Después de la intervención de la Consejera de
Estado, el Papa ha pronunciado un discurso.
Al
final del encuentro el Santo Padre se ha desplazado en automóvil al
aeropuerto internacional de Nay Pyi Taw, donde ha sido saludado por
un ministro delegado del Presidente. Luego, a bordo de un MAI
(Myanmar Airways International) B737, ha emprendido el regreso a
Yangon. Después de aterrizar, se ha trasladado en automóvil al
arzobispado.
Discurso
del Papa Francisco
Señora
Consejera de Estado,
excelentísimos miembros del Gobierno y otras Autoridades,
señor Cardenal, venerados Hermanos en el Episcopado,
distinguidos miembros del Cuerpo Diplomático,
señoras y señores:
excelentísimos miembros del Gobierno y otras Autoridades,
señor Cardenal, venerados Hermanos en el Episcopado,
distinguidos miembros del Cuerpo Diplomático,
señoras y señores:
Deseo
expresar mi viva gratitud por la amable invitación para visitar
Myanmar y agradezco a la Señora Consejera de Estado sus cordiales
palabras.
Doy las
gracias de corazón a todos aquellos que han trabajado
incansablemente para hacer posible esta visita. He venido
especialmente para rezar con la pequeña pero ferviente comunidad
católica de esta nación, para confirmarla en la fe y alentarla a
seguir contribuyendo al bien del País. Estoy muy contento de que mi
visita se realice tras el establecimiento de relaciones diplomáticas
formales entre Myanmar y la Santa Sede. Quiero ver esta decisión
como una señal del compromiso de la nación para continuar buscando
el diálogo y la cooperación constructiva dentro de la comunidad
internacional, así como también para seguir esforzándose en
renovar el tejido de la sociedad civil.
Quisiera
además en esta visita llegar a toda la población de Myanmar y
ofrecer una palabra de aliento a todos aquellos que están trabajando
para construir un orden social justo, reconciliado e inclusivo.
Myanmar ha sido bendecido con el don de una belleza
extraordinaria
y de numerosos recursos naturales, pero su mayor tesoro es sin duda
su gente, que ha sufrido y sigue sufriendo a causa de los conflictos
civiles y de las hostilidades que durante demasiado tiempo han creado
profundas divisiones. Ahora que la nación está trabajando por
restaurar la paz, la curación de estas heridas ha de ser una
prioridad política y espiritual fundamental. Quiero expresar mi
agradecimiento al Gobierno por los esfuerzos para afrontar este
desafío, de modo particular a través de la Conferencia de Paz de
Panglong, que reúne a representantes de los diversos grupos con el
objetivo de poner fin a la violencia, generar confianza y garantizar
el respeto de los derechos de quienes consideran esta tierra como su
hogar.
En
efecto, el difícil proceso de construir la paz y la reconciliación
nacional sólo puede avanzar a través del compromiso con la justicia
y el respeto de los derechos humanos. La sabiduría de los antiguos
ha definido la justicia como la voluntad de reconocer a cada uno lo
que le es debido, mientras que los antiguos profetas la consideraban
como la base de una paz verdadera y duradera. Estas intuiciones,
confirmadas por la trágica experiencia de dos guerras mundiales,
condujeron a la creación de las Naciones Unidas y a la Declaración
Universal de los Derechos Humanos como fundamento de los esfuerzos de
la comunidad internacional para promover la justicia, la paz y el
desarrollo humano en todo el mundo y para resolver los conflictos ya
no con el uso de la fuerza, sino a través del diálogo. En este
sentido, la presencia del Cuerpo Diplomático entre nosotros
testimonia no sólo el lugar que ocupa Myanmar entre las naciones,
sino también el compromiso del país por mantener y aplicar estos
principios fundamentales. El futuro de Myanmar debe ser la paz, una
paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada
miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su
identidad, en el respeto por el estado de derecho
y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo
—sin excluir a nadie— ofrecer su contribución legítima al bien
común.
En la
gran tarea de reconciliación e integración nacional, las
comunidades religiosas de Myanmar tienen un papel privilegiado que
desempeñar. Las diferencias religiosas no deben ser una fuente de
división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad,
el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación.
Las religiones pueden jugar un papel importante en la cicatrización
de heridas emocionales, espirituales y psicológicas de todos los que
han sufrido en estos años de conflicto. Inspirándose en esos
valores profundamente arraigados, pueden contribuir también a
erradicar las causas del conflicto, a construir puentes de diálogo,
a buscar la justicia y ser una
voz profética en favor de los que sufren. Es un gran signo de
esperanza el que los líderes de las diversas tradiciones religiosas
de este país, con espíritu de armonía y de respeto mutuo, se
esfuercen en trabajar juntos en favor de la paz, para ayudar a los
pobres y educar en los auténticos valores humanos y religiosos. Al
tratar de construir una cultura del encuentro y la solidaridad,
contribuyen al bien común y sientan las bases morales indispensables
en vistas de un futuro de esperanza y prosperidad para las
generaciones futuras.
Ese
futuro está todavía en manos de los jóvenes de la nación. Ellos
son un regalo que hay que apreciar y alentar, una inversión que
producirá un fruto abundante si se les ofrecen oportunidades reales
de empleo y una educación de calidad. Esta es una exigencia urgente
de justicia intergeneracional. El futuro de Myanmar, en un mundo
interconectado y en rápida evolución, dependerá de la formación
de sus jóvenes, no sólo en el campo de la técnica, sino sobre todo
en los valores éticos de la honestidad, la integridad y la
solidaridad humana, que aseguran la consolidación de la democracia y
el aumento de la unidad y la paz en todos los niveles de la sociedad.
La justicia intergeneracional también exige que las generaciones
futuras reciban en herencia un entorno natural
que no esté contaminado por la codicia y la rapacería humana. Es
esencial que no se les robe a nuestros jóvenes la esperanza y la
posibilidad de emplear su idealismo y su talento en remodelar el
futuro de su país, es más, de toda la familia humana.
Señora
Consejera de Estado, queridos amigos.
En estos
días, me gustaría alentar a mis hermanos y hermanas católicos a
perseverar en su fe y a seguir anunciando su mensaje de
reconciliación y fraternidad a través de obras de caridad y
humanitarias, que beneficien a toda la sociedad en su conjunto.
Espero que, en cooperación respetuosa con los seguidores de otras
religiones y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad,
contribuyan a abrir una nueva era de concordia y progreso para los
pueblos de esta querida nación. Larga vida a Myanmar. Les agradezco
su atención y, con los mejores deseos por su servicio al bien común,
invoco sobre ustedes los dones celestiales de sabiduría, fortaleza y
paz.
Gracias
29.11.17
29.11.17
Misa en Myanmar: “Tenemos una brújula segura: el Señor crucificado”
Homilía
del Papa Francisco
(29
Nov. 2017).- “Tenemos ante nosotros una brújula segura: el Señor
crucificado”, ha dicho el Papa Francisco.
Esta
mañana, desde el Arzobispado de Yangon, el Papa Francisco se ha
trasladado en coche al llano de Kyaikkasan. A su llegada,
después de una vuelta en el papamóvil entre los fieles, a las 8:30
hora local (3 horas en Roma), el Papa ha celebrado la Santa Misa, en
la XXXIV semana del Tiempo Ordinario.
Nadie
puede detener el “amor revelado en la cruz” de Jesucristo.
“Es como un GPS
espiritualque
nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios y el
corazón de nuestro prójimo”, ha dicho el Papa.
“El
camino de la venganza no es el camino de Jesús” –ha anunciado el
Santo Padre–. “El camino de Jesús es radicalmente diferente.
Cuando el odio y el rechazo lo condujeron a la pasión y a la muerte,
él respondió con perdón y compasión”.
Asimismo,
Francisco ha alentado a los católicos de Myanmar: “Soy testigo de
que la Iglesia aquí está viva, que Cristo está vivo y está aquí
con vosotros y con vuestros hermanos y hermanas de otras comunidades
cristianas. Os animo a seguir compartiendo con los demás la valiosa
sabiduría que habéis recibido, el amor de Dios que brota del
corazón de Jesús”.
Publicamos
de seguido la homilía que el Santo Padre ha pronunciado en italiano
después de la proclamación del Evangelio, que ha sido traducida en
birmano simultáneamente por un sacerdote.
Homilía
del Papa Francisco
Queridos
hermanos y hermanas:
Desde
antes de venir a este país, he estado esperando que llegara este
momento. Muchos de vosotros habéis venido de lejanas y remotas
tierras montañosas, algunos incluso a pie. Vengo como peregrino para
escuchar y aprender de vosotros, y para ofreceros algunas palabras de
esperanza y consuelo.
La
primera lectura de hoy, tomada del libro de Daniel, nos ayuda a ver
lo limitada que era la sabiduría del rey Baltasar y sus videntes.
Ellos sabían cómo alabar «a sus dioses de oro y plata, de bronce y
de hierro, de madera y de piedra» (Dn 5,4), pero no poseían la
sabiduría para alabar a Dios, en cuyas manos está nuestra vida y
nuestro aliento. Daniel, sin embargo, tenía la sabiduría del Señor
y fue capaz de interpretar sus grandes misterios.
El
intérprete definitivo de los misterios de Dios es Jesús. Él es la
sabiduría de Dios en persona (cf.1 Co 1,24). Jesús no nos enseñó
su sabiduría con largos discursos o grandes demostraciones de poder
político o terreno, sino entregando su vida en la cruz. A veces
podemos caer en la trampa de confiar en nuestra propia sabiduría,
pero la verdad es que podemos fácilmente desorientarnos. En esos
momentos, debemos recordar que tenemos ante nosotros una brújula
segura: el Señor crucificado. En la cruz, encontramos la sabiduría
que puede guiar nuestras vidas con la luz que proviene de Dios.
Desde la
cruz también nos llega la curación. Allí, Jesús ofreció sus
heridas al Padre por nosotros, las heridas que nos han curado (cf. 1
Pe 2,4). Que siempre tengamos la sabiduría de encontrar en las
heridas de Cristo la fuente de toda curación. Sé que muchos en
Myanmar llevan las heridas de la violencia, heridas visibles e
invisibles. Existe la tentación de responder a estas heridas con una
sabiduría mundana que, como la del rey en la primera lectura, está
profundamente equivocada. Pensamos que la curación pueda venir de la
ira y de la venganza. Sin embargo, el camino de la venganza no es el
camino de Jesús.
El
camino de Jesús es radicalmente diferente. Cuando el odio y el
rechazo lo condujeron a la pasión y a la muerte, él respondió con
perdón y compasión. En el Evangelio de hoy, el Señor nos dice que,
al igual que él, también nosotros podemos encontrar rechazo y
obstáculos, sin embargo él nos dará una sabiduría a la que nadie
puede resistir (cf. Lc 21,15). Está hablando del Espíritu Santo,
gracias al cual el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones (Rm 5, 5). Con el don de su Espíritu, Jesús nos hace
capaces de ser signos de
su sabiduría, que vence a la sabiduría de este mundo, y de su
misericordia, que alivia incluso las heridas más dolorosas.
En la
víspera de su pasión, Jesús se entregó a sus apóstoles bajo los
signos del pan y del vino. En el don de la Eucaristía, no sólo
reconocemos, con los ojos de la fe, el don de su cuerpo y de su
sangre, sino que también aprendemos cómo encontrar descanso en sus
heridas, y a ser purificados allí de todos nuestros pecados y de
nuestros caminos errados. Queridos hermanos y hermanas, que
encontrando refugio en las heridas de Cristo, podáis saborear el
bálsamo saludable de la misericordia del Padre y encontrar la fuerza
para llevarlo a los demás, para ungir cada herida y recuerdo
doloroso. De esta manera, seréis testigos fieles de la
reconciliación y la paz, que Dios quiere que reine en todos los
corazones de los hombres y en todas las comunidades.
Sé que
la Iglesia en Myanmar ya está haciendo mucho para llevar a otros el
bálsamo saludable de la misericordia de Dios, especialmente a los
más necesitados. Hay muestras claras de que, incluso con medios muy
limitados, muchas comunidades anuncian el Evangelio a otras minorías
tribales, sin forzar ni coaccionar, sino siempre invitando y
acogiendo. En medio de tanta pobreza y dificultades, muchos de
vosotros ofrecéis ayuda práctica y solidaridad a los pobres y a los
que sufren. Con el servicio diario de vuestros obispos, sacerdotes,
religiosos y catequistas, y en particular a través de la encomiable
labor de la Catholic Karuna Myanmar y de la generosa asistencia
proporcionada por las Obras Misionales Pontificias, la Iglesia en
este país está ayudando a un gran número de hombres, mujeres y
niños, sin distinción de religión u origen étnico. Soy testigo de
que la Iglesia aquí está viva, que Cristo está vivo y está aquí
con vosotros y con vuestros hermanos y hermanas de otras comunidades
cristianas. Os animo a seguir compartiendo con los demás la valiosa
sabiduría que habéis recibido, el amor de Dios que brota del
corazón de Jesús.
Jesús
quiere dar esta sabiduría en abundancia. Él recompensará
ciertamente vuestra labor de sembrar semillas de curación y
reconciliación en vuestras familias, comunidades y en toda la
sociedad de esta nación. ¿No nos dijo él que nadie se puede
resistir a su sabiduría (cf. Lc 21,15)? Su mensaje de perdón y
misericordia se sirve de una lógica que no todos querrán comprender
y que encontrará obstáculos. Sin embargo, su amor revelado en la
cruz, en definitiva, nadie lo puede detener. Es como un GPS
espiritual que
nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios y el
corazón de nuestro prójimo.
La
Santísima Virgen María siguió a su Hijo hasta la oscura montaña
del Calvario y nos acompaña en cada paso de nuestro viaje terrenal.
Que ella nos obtenga la gracia de ser mensajeros de la verdadera
sabiduría, profundamente misericordiosos con los necesitados, con la
alegría que proviene de encontrar descanso en las heridas de Jesús,
que nos amó hasta el final.
Que
Dios os bendiga a todos. Que Dios bendiga a la Iglesia en Myanmar.
Que él bendiga a esta tierra con su paz. Que Dios bendiga a Myanmar. 30.11.17
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