15 de nov. 2017

PAPA, AUDIÈNCIES...

Audiencia general: “Rezar es ante todo un diálogo, una relación personal”

2ª catequesis del Papa Francisco sobre la Santa Misa

(15 Nov. 2017).- “Rezar es ante todo un diálogo, una relación personal”. En la catequesis de hoy, el Papa Francisco ha reflexionado sobre otro aspecto de la Misa, la oración.
Resumen de la catequesis en español, ofrecida por el Santo Padre en la audiencia general de esta mañana, 15 de noviembre de 2017, en la plaza de San Pedro.
El Papa ha señalado que el hombre “fue creado para este encuentro con Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, relación perfecta de amor y unidad” y ha recordado que la Eucaristía es un “momento privilegiado de unión con Dios y los hermanos”.
Francisco ha indicado que Jesús enseña a sus discípulos a rezar con la oración del “Padre nuestro” y con ella nos introduce en el diálogo sincero y sencillo con Dios, animándolos a ir creando en ellos una conciencia filial, sabiendo decir “Padre”.
Así, el Santo Padre ha dicho que “vivir” en esa presencia supone dialogar en silencio, y para ello debemos tener la humildad de reconocernos pequeños, “como el niño en brazos de su padre, confiando que todo lo recibimos de sus manos amorosas”.
El Papa ha expresado que se necesita esa “capacidad de asombro”, como la tienen los más pequeños –ha dicho– para reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas, que nos llena de alegría y esperanza para comenzar de nuevo: “Dios nos ama a pesar de nuestras debilidades, nos invita al banquete nupcial en el que el Esposo encuentra nuestra fragilidad y la sana, para devolvernos a la unidad originaria de lo que somos: hijos de Dios”.
El Papa ha saludado a los peregrinos de habla española, en especial, a los procedentes de España y de América Latina, y les ha animado a “acercarse a la Eucaristía para estar con el Señor, para sentarse a su lado y compartir con Él nuestra vida, escuchando su Palabra que hace arder nuestro corazón”.
A la audiencia de hoy han asistido miles de peregrinos de Italia y de otros países. En concreto, de España han participado la tripulación del buque Cantabria, que presta su servicio en el Mediterráneo en favor de los inmigrantes, y peregrinos de Jerez de la Frontera, Provenzana (Cataluña), Torremolinos, Valencia, y Cenicero (La Rioja).
Asimismo, han asistido a la audiencia visitantes de Argentina y de México, en particular de Mazatlán, Guadalajara y Oaxaca.
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!
Continuamos con las catequesis sobre la santa misa. Para entender la belleza de la celebración eucarística me gustaría comenzar con un aspecto muy simple: La misa es oración, de hecho, es la oración por excelencia, la más alta, la más sublime, y al mismo tiempo la más “concreta”. Porque es el encuentro de amor con Dios a través de su Palabra y del Cuerpo y la Sangre de Jesús. Es un encuentro con el Señor.
Pero, primero, tenemos que responder una pregunta. ¿Qué es la oración realmente? En primer lugar es ante todo diálogo, relación personal con Dios. Y el hombre ha sido creado como un ser en relación personal con Dios que halla su relación plena  únicamente en el encuentro con su Creador. El camino de la vida es hacia el encuentro definitivo con el Señor.
El Libro de Génesis afirma que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, que es Padre Hijo y Espíritu Santo, una relación perfecta de amor que es unidad. De esto podemos entender que todos nosotros hemos sido creados para entrar en una relación perfecta de amor, en un entregarse y recibirse continuo para encontrar así la plenitud de nuestro ser.
Cuando Moisés, frente a la zarza ardiente, recibe la llamada de Dios, le pregunta cuál es su nombre, y ¿Qué responde Dios? : “Yo soy el que soy” (Éxodo 3:14). Esta expresión, en su sentido original, expresa mpresencia y favor, y, de hecho, inmediatamente después  Dios añade: “El Señor, el Dios de vuestros padres, Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob” (v. 15). Así también Cristo cuando llama a sus discípulos, los llama para que estén con Él .Esta es, pues, la gracia más grande: poder experimentar que la misa, la eucaristía es el momento privilegiado para estar con Jesús, y a través de Él, con Dios y con los hermanos.
Rezar, como cualquier diálogo verdadero, es también saber permanecer en silencio, -en los diálogos hay momentos de silencio-, en silencio con Jesús. Y cuando vamos a misa, a lo mejor llegamos cinco minutos antes y empezamos a charlar con el que está al lado. Pero no es el momento de charlar: es el momento del silencio para prepararse al diálogo. Es el momento de recogerse en el corazón para prepararse al encuentro con Jesús. ¡El silencio es tan importante! Acordaos de lo que dije la semana pasada: no vamos a un espectáculo, vamos al encuentro con el Señor y el silencio nos prepara y nos acompaña. Permanecer en silencio junto con Jesús. Y del silencio misterioso de Dios brota su Palabra que resuena en nuestro corazón. Jesús mismo nos enseña cómo es realmente posible “estar” con el Padre y nos lo demuestra con su oración. Los Evangelios nos muestran a Jesús que se retira en lugares apartados para orar; los discípulos, al ver esta relación íntima con el Padre, sienten el deseo de participar y le preguntan: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11, 1). Lo hemos escuchado en la lectura antes del principio de la audiencia. Jesús responde que lo primero que se necesita para orar es saber decir “Padre”. Prestemos atención: si yo no soy capaz de decir “Padre” a Dios, no soy capaz de rezar. Tenemos que aprender a decir “Padre”, es decir, a ponernos en su presencia con una confianza filial. Pero para aprender, debemos reconocer humildemente que necesitamos que nos instruyan y decir con sencillez: Señor, enséñame a rezar.
Este es el primer punto: ser humilde, reconocerse hijo, reposar en el Padre, fiarse de Él. Para entrar en el Reino de los Cielos, es necesario hacerse pequeños como niños. En el sentido de que los niños saben fiarse, saben que alguien se preocupará de ellos, de lo que comerán, de lo que se pondrán, etc. (ver Mt 6: 25-32). Esta es la primera actitud: fiarse y confiar, como el niño con sus padres; saber que Dios se acuerda de ti, te cuida, a ti, a mí, a todos. La segunda predisposición, que también es propia de los niños, es dejarse sorprender. El niño siempre hace mil preguntas porque quiere descubrir el mundo; y se maravilla incluso de las cosas pequeñas porque todo es nuevo para él. Para entrar en el Reino de los Cielos, hay que dejarse sorprender. En nuestra relación con el Señor, en la oración, -pregunto- ,¿Nos dejamos maravillar o pensamos que la oración es hablar con Dios como hacen los loros? No; es fiarse, es abrir el corazón para dejarse maravillar. ¿Nos dejamos sorprender por Dios que es siempre el Dios de las sorpresas? Porque el encuentro con el Señor es siempre un encuentro vivo, no es un encuentro de museo. Es un encuentro vivo y nosotros vamos a misa, no a un museo. Vamos a un encuentro vivo con el Señor.
En el Evangelio se habla de un tal Nicodemo (Jn 3, 1-2), un hombre anciano, una autoridad en Israel, que va donde Jesús para conocerlo; y el Señor le habla de la necesidad de “nacer de lo alto” (véase vers. 3). Pero, ¿qué significa? ¿Se puede “renacer”? Volver a tener el gusto, la alegría, la maravilla de la vida, ¿es posible incluso frente a tantas tragedias? Esta es una pregunta fundamental de nuestra fe y este es el deseo de todo verdadero creyente: el deseo de renacer, la alegría de comenzar de nuevo. ¿Tenemos este deseo? ¿Cada uno de nosotros quiere renacer siempre para encontrar al Señor? ¿Vosotros tenéis este deseo? Efectivamente, se puede perder fácilmente porque, debido a tantas actividades, a tantos proyectos que realizar , al final nos queda poco tiempo y perdemos de vista lo que es fundamental: nuestra vida del corazón, nuestra vida espiritual, nuestra vida que es encuentro con el Señor en la oración.

En verdad, el Señor nos sorprende mostrándonos que Él también nos ama en nuestras debilidades. “Jesucristo […] es víctima de propiciación por nuestros pecados; no solo por los nuestros sino también por los del mundo entero (1 Jn 2: 2). Este don, fuente de verdadero consuelo, -pero el Señor siempre nos perdona- esto consuela, es un verdadero consuelo, es un don que se nos da a través de la Eucaristía, ese banquete nupcial donde el Esposo se encuentra con nuestra fragilidad, ¿Puedo decir que cuando comulgo en misa, el Señor se encuentra con mi fragilidad? Sí; ¡podemos decirlo porque es verdad! El Señor se encuentra con nuestra fragilidad para llevarnos de vuelta a la primera llamada:. La de ser a imagen y semejanza de Dios Este es el ambiente de la Eucaristía, esta es la oración.
16.11.17




Santa Marta: “El Reino de Dios está en medio de ustedes”

Reflexión del Evangelio de San Lucas

(16 Nov. 2017).- “El Reino de Dios está en medio de ustedes: es la respuesta de Jesús”, ha anunciado el Papa Francisco.
A partir del Evangelio de San Lucas, el Papa ha reflexionado en la Misa celebrada en Santa Marta esta mañana, tercer jueves de noviembre, en torno a la pregunta que los fariseos le dirigen a Jesús: “¿Cuándo vendrá el Reino de Dios?”.
El Reino de Dios está en medio de ustedes: es la respuesta de Jesús”, ha aclarado el Papa. Aquel “feliz anuncio” en la sinagoga de Nazaret, cuando Jesús –después de haber leído un pasaje de Isaías– dice que aquella Escritura se ha cumplido “hoy” en medio de ellos.
El Santo Padre ha señalado que el Reino de Dios no es un espectáculo, ni “un carnaval”, “no ama la publicidad”. El Espíritu Santo lo hace crecer, no “los planes pastorales”.
El Pontífice ha comprado el Reino con una “semilla que, tras ser sembrada, crece desde dentro”: Del mismo modo el Reino de Dios crece “a escondidas en medio de nosotros” –reafirmó el Santo Padre– o sea que se encuentra escondido como “la gema o el tesoro”, y “siempre en la humildad”.
¿Quién hace crecer aquella semilla, quién la hace germinar?” ha planteado Francisco durante la homilía. “Dios, el Espíritu Santo que está en nosotros” ha sido su respuesta: “Y el Espíritu Santo es espíritu de mansedumbre, espíritu de humildad, es espíritu de obediencia, espíritu de sencillez. Es Él quien hace crecer desde dentro el Reino de Dios; no son los planes pastorales, las grandes cosas… No. Es el Espíritu, a escondidas. Lo hace crecer y llega el momento en que aparece el fruto”.
Jesús también explica –ha continuado el Papa– que el Reino de Dios no viene atrayendo la atención sobre sí mismo, de modo que nadie puede decir: “Está aquí, o está allá”. “No es un espectáculo, o peor aún, aunque tantas veces se piensa, “un carnaval”, reafirmó el Papa Bergoglio.
El Reino de Dios no se deja ver con la soberbia, con el orgullo, no ama la publicidad: es humilde, está escondido y así crece”, ha dicho Su Santidad.
Por último, Francisco ha exhortado a pedir al Espíritu Santo la gracia de hacer germinar “en nosotros y en la Iglesia, con fuerza, la semilla del Reino de Dios, para que llegue a ser grande, dé refugio a tanta gente y dé frutos de santidad”.
17.11.17



Santa Marta: “Detente, párate, no todos los días serán así”

Reflexión sobre el fin del mundo y la muerte

(17 Nov. 2017).- “Detente, párate, no todos los días serán así. No te acostumbres como si esto fuera la eternidad”, aconseja el Papa Francisco.
El Papa Francisco ha reflexionado esta mañana la Eucaristía en la Capilla de Santa Marta a partir del pasaje del Evangelio de San Lucas (17, 26-37) propuesto por la liturgia del día, 17 de noviembre de 2017.
Reflexionar sobre el fin del mundo y también sobre el fin de cada uno de nosotros” es la invitación que la Iglesia hace a través del pasaje del Evangelio.
El Papa lo ha explicado así: “Hoy la Iglesia, hoy el Señor, con esa bondad que tiene, nos dice a cada uno de nosotros: “Detente, párate, no todos los días serán así. No te acostumbres como si esto fuera la eternidad. Llegará el día en que serás quitado, el otro permanecerá, tú serás quitada, tú serás quitado”. Es ir con el Señor, pensar que nuestra vida tendrá un fin. Y esto hace bien”.
La Iglesia, que es madre –ha dicho el Papa– quiere que cada uno de nosotros piense en la propia muerte. Todos nosotros estamos acostumbrados a la normalidad de la vida: horarios, obligaciones, trabajo, momentos de descanso… Y pensamos que será siempre así. Pero un día –prosiguió diciendo el Santo Padre– llegará la llamada de Jesús que nos dirá: “¡Ven!”.
Para algunos esta llamada será inesperada, para otros después de una larga enfermedad, no lo sabemos. “¡Pero la llamada llegará!”. Y será una sorpresa. Y después vendrá la otra sorpresa del Señor: la vida eterna. Por esta razón “la Iglesia en estos días nos dice: detente un poco, párate a pensar en la muerte”, aconsejó el Santo Padre.
Pensar en la muerte no es una fantasía mala, es una realidad. Si es mala o no es mala depende de mí, de cómo pienso yo. Pero que llegará, llegará. Y ahí se producirá el encuentro con el Señor. Esto será lo hermoso de la muerte”, explicó Francisco.
Ante la llamada del Señor ya no habrá tiempo para arreglar nuestras cosas”, indicó el Papa, y narró una historia que le contó recientemente un sacerdote:
El otro día he encontrado a un sacerdote, de 65 años más o menos, y tenía algo malo, no se sentía bien… Fue a ver al doctor y me dijo: ‘Mire – después de la visita – usted tiene esto, ésta es una cosa mala, pero quizá estemos a tiempo de pararla, haremos esto, si no se detiene haremos esto otro… y si no se detiene… comenzaremos a caminar y yo lo acompañaré hasta el final’. ¡Bueno aquel médico, con cuánta dulzura dijo la verdad”!
Del mismo modo también nosotros –exhortó el Papa al concluir– acompañémonos en este camino, hagamos todo, pero siempre mirando hacia allá, al día en que “el Señor vendrá a buscarme para ir con Él”.                                   
18.11.17






Ángelus: Dios no es un maestro intolerante, sino un padre lleno de amor

No al miedo que “paraliza”

(19 nov. 2017),- “Dios no es un maestro severo e intolerante, sino un padre lleno de amor, de ternura, de bondad”, ha afirmado el Papa Francisco en el ángelus del 19 de noviembre de 2017. “Debemos tener una inmensa confianza en Él”, dijo, advirtiendo contra el miedo que “paraliza” y hace tomar “malas decisiones”.
En presencia de 25.000 personas, desde una ventana del palacio apostólico que da a la Plaza San Pedro, el Papa ha invitado a “reflexionar para descubrir cuál es verdaderamente nuestra idea de Dios”: “No debemos pensar que es un maestro malo, duro y severo que nos quiere castigar. Si en nosotros hay esta falsa imagen de Dios, entonces nuestra vida no puede ser fecunda, porque viviremos en el miedo y no nos llevará a nada constructivo”.
Dios al contrario, tiene “un interés para que no  desperdiciemos nuestra vida inútilmente” Dios tiene una gran estima por nosotros”, ha asegurado el Papa.
Esta es nuestra traducción completa de las palabras que ha pronunciado al introducir la oración mariana.
Palabras del Papa antes del ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este penúltimo domingo del año litúrgico, el Evangelio nos presenta la parábola de los talentos (cf. Mt 25, 14-30). Un hombre, antes de partir de viaje, confía a sus servidores talentos, que en ese tiempo eran monedas de un valor considerable: cinco talentos a un servidor, a otro dos, y uno a otro, según las capacidades de cada uno. El servidor que ha recibido cinco talentos es emprendedor y los hace crecer ganando otros cinco. El servidor que ha recibido dos actúa de la misma manera procurándose otros dos. En revancha, el servidor que ha recibido uno excava un hoyo en el suelo y esconde la moneda de su amo.
Es este mismo sirviente que explica al maestro, a su vuelta, el motivo de su gesto, diciendo: “Señor, yo sabía que tú eres un hombre duro: que siegas donde no sembraste, que recoges donde no has esparcido el grano. He tenido miedo, y fui a ocultar tu talento en la tierra” (vv. 24-25). Este servidor no tiene con su maestro una relación de confianza, sino miedo de él, y esto le bloquea. El miedo inmoviliza siempre y a menudo hace tomar malas decisiones. El miedo desanima a tomar iniciativas, lleva a refugiarse en soluciones seguras y garantías, y así se termina por no hacer nada de bueno. Para avanzar y crecer en el camino de la vida, es necesario no tener miedo sino confianza.
Esta parábola nos hace comprender que es importante tener una verdadera idea de Dios. No debemos pensar que es un maestro malo, duro y severo que nos castiga. Si en nosotros hay esta imagen errónea de Dios, nuestra vida no puede ser fecunda porque vivimos en el miedo y este no nos lleva a nada constructivo. Al contrario, el miedo nos paraliza, nos autodestruye. Estamos llamados a reflexionar para descubrir cuál es la verdadera idea que tenemos de Dios. Ya en el Antiguo Testamento, se revela como “Dios tierno y misericordioso, lento a la cólera y lleno de amor y de verdad” (Ex 34, 6). Y Jesús nos ha mostrado siempre que Dios no es un maestro severo e intolerante, sino un padre lleno de amor, de ternura, de bondad. Por consecuencia podemos y debemos tener una inmensa confianza en Él.
Jesús nos muestra la generosidad y la atención del Padre de tantas maneras: por su palabrapor sus gestos, por su acogida de todos, especialmente de los pecadores, de los pequeños y de los pobres – como nos lo recuerda hoy la 1ª jornada mundial de los pobres-; también por sus advertencias, que revelan su interés para que no arruinemos nuestra vida innecesariamente. De hecho, es una señal de que Dios nos tiene en gran estima: esta conciencia nos ayuda a ser personas responsables en todas nuestras acciones. Por lo tanto la parábola de los talentos nos llama a una responsabilidad personal y a una fidelidad que nos da la capacidad de llevarnos a nuevos caminos, sin “enterrar el talento”, es decir los dones que Dios nos ha confiado, y de los que nos pide cuentas.
Que la Santísima Virgen interceda por nosotros, para que seamos fieles a la voluntad de Dios haciendo fructificar los talentos que nos ha dado. Así seremos útiles para los demás y, en el último día, seremos acogidos por el Señor, que nos invitará a formar parte de su alegría.         20.11.17



Policía de Carreteras y Ferroviaria: El Papa les propone un “estilo de misericordia”

Discurso del Papa Francisco en la audiencia

(20 Nov. 2017). “Os sugiero un estilo de misericordia en el cumplimiento de vuestras funciones. La misericordia no es sinónimo de debilidad, ni requiere la renuncia al uso de la fuerza”.
A las 12:15 de esta mañana, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre ha recibido en audiencia a los dirigentes y al personal de la Dirección Central de la Policía de Carreteras y Ferroviaria y les dirigió el discurso que publicamos a continuación.
El Papa ha agradecido su visita a los dirigentes y personal de la Policía y les ha recordado que “es importante confiar en el uso de una fuerza que nunca degenere en violencia, tanto en la actividad de control como en la de represión”.
La misericordia –ha explicado el Papa– significa en cambio ser capaces de no identificar al culpable con el delito cometido, terminando por hacerle daño y generar un sentimiento de revancha; también significa hacer el esfuerzo de comprender las necesidades y las razones de las personas que encontráis en vuestro trabajo.
Un trabajo que requiere de vosotros el uso de la misericordia también en las innumerables situaciones de debilidad y dolor que enfrentáis a diario, no solo en el caso de siniestros de diversa índole, sino también “en el encuentro con personas necesitadas o desfavorecidas”.
Sigue el texto completo del discurso pronunciado por el Santo Padre.
Discurso del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas:
Me alegra encontraros hoy y dialogar con vosotros, dirigentes y agentes de la Policía de Carreteras y de la Policía Ferroviaria. Agradezco al Jefe de la Policía sus amables palabras de presentación.
Todos los ciudadanos deben sentirse agradecidos por el trabajo que realizáis en nombre del Estado y de la colectividad con el objetivo de garantizar, a través de una multiplicidad de funciones, la seguridad de quienes viajan por las carreteras y en los trenes. En nuestro mundo los viajes se multiplican, de ahí que una movilidad eficiente y segura se haya convertido en un requisito primordial e indispensable para una sociedad que quiere seguir el ritmo del desarrollo y garantizar el bienestar de sus miembros.
En las carreteras, la tarea de detectar infracciones, regular el tráfico, prevenir, socorrer y  dar cuenta de los accidentes, tiene que ver con una realidad –la de las carreteras- cada vez más compleja y tumultuosa. Junto a las carencias del sistema de tráfico, que requiere  inversiones sustanciales en modernización y seguridad, es importante tener en cuenta el escaso sentido  de responsabilidad de muchos conductores, que a menudo ni siquiera se dan cuenta de las graves consecuencias de su desatención  (por ejemplo, con el uso indebido de teléfonos celulares) o de su desaprensión.
Las causas son la prisa y  la competencia asumidas como estilo de vida que hace de los  otros conductores obstáculos u oponentes a superar, transformando las carreteras en pistas de “Fórmula 1” y el cruce de semáforos en la  línea de salida de un gran premio. En ese contexto, las sanciones no son suficientes para aumentar la seguridad, sino que se necesita una acción educativa que permita una mayor toma de  conciencia de la responsabilidad que se tiene con los  que viajan a nuestro lado .
Esta acción de sensibilización e incremento del sentido cívico, tanto en la carretera como en el sector ferroviario, debería aprovechar lo más posible  la experiencia que vosotros, hombres y mujeres policías, acumuláis  día tras día en las carreteras y los ferrocarriles, en vuestro contacto directo con las  personas y las problemáticas. La línea directa entre el personal de servicio  y las centrales  permite llevar a cabo un trabajo de monitoreo continuo en todo el territorio, en el  cual es esencial vuestra tarea de dirigentes con la que aseguráis la coordinación, la comunicación de los resultados y la interacción.
También el sector ferroviario es un ámbito fundamental en la vida del país, que  necesita igualmente mantenimiento e inversiones estructurales, cuya insuficiencia causa  cada día malestar a millones de trabajadores pendulares y viajeros y  no pocas veces, como las noticias recientes enseñan, accidentes mortales. El que encontráis todos los días en el ferrocarril es como un microcosmos, atravesado por las realidades más  diferentes y  con el que viajáis para proporcionar seguridad, prevención y represión de los delitos.
En el ámbito de los ferrocarriles, como en el de  las carreteras, la acción policial requiere un alto profesionalismo y especialización, y por lo tanto una actualización continua del conocimiento de las leyes y del uso de la instrumentación y la tecnología. El contacto constante con las personas significa que vuestro profesionalismo  no se mida solamente por la elevada capacidad que se os requiere, sino también por una profunda rectitud, -que no lleve nunca a aprovechar del poder que poseéis-  y por un alto grado de humanidad.
Tanto en la actividad de control como en la de represión, es importante confiar en el uso de una fuerza que nunca degenere en violencia. Para ello se necesitan gran sabiduría y autocontrol, especialmente cuando el policía es visto con desconfianza o casi como un enemigo, en lugar de como el guardián del bien común. Esto último, lamentablemente, es un mal extendido  que en determinadas zonas  llega a la contraposición entre el tejido social y el Estado, junto con aquellos que lo representan.
También a vosotros, como hice con toda la Iglesia y la sociedad durante el Año Jubilar de 2015, os sugiero un estilo de  misericordia en el cumplimiento de vuestras funciones. La misericordia no es sinónimo de debilidad, ni requiere la renuncia al uso de la fuerza; significa en cambio ser capaces de no  identificar al culpable con el delito cometido, terminando por hacerle daño y generar un sentimiento de revancha; también significa hacer el esfuerzo de comprender las necesidades y las razones de las personas que encontráis en vuestro trabajo. Un trabajo que requiere de vosotros  el uso de la misericordia también en las  innumerables situaciones  de debilidad y dolor que enfrentáis a diario, no solo en el caso de siniestros de diversa índole, sino también en el encuentro con personas necesitadas o desfavorecidas.
Para concluir, me refiero a vuestro patrón ,San Miguel Arcángel, descrito en el libro bíblico del Apocalipsis mientras lucha contra Satanás, en defensa de la mujer que ha dado  a luz al Salvador (véase 12: 1-6). Esta imagen bíblica nos hace reflexionar sobre la lucha continua entre el bien y el mal, de la cual nunca podemos sentirnos excluidos . En la perspectiva bíblica, los protagonistas de este enfrentamiento son, ante todo,  Dios y Satanás, uno representa la plenitud del bien y de lo que es favorable al hombre, el otro encarna el mal y se opone al éxito de la existencia humana .
Incluso prescindiendo de  una óptica de fe, es importante reconocer la realidad de este enfrentamiento, entre el bien y el mal, que se lleva a cabo en nuestro mundo e incluso dentro de nosotros. Conscientes de este desafío decisivo, sería una locura consentir con el mal o incluso pretender ser neutrales. Por el contrario, a cada uno se le pide que asuma la  parte de responsabilidad que le toca. empleando todas sus energías  para contrarrestar el egoísmo, la injusticia y la indiferencia.
Todos tenemos que hacerlo, pero vosotros estáis en la vanguardia del enfrentamiento con todo lo que ofende al hombre, crea desorden y fomenta la ilegalidad, obstaculizando la felicidad y el crecimiento de las personas, especialmente de las más jóvenes. Vuestro servicio, a menudo no estimado adecuadamente, os pone en el corazón de la sociedad y, por su gran valor, no dudo en definirlo como una misión que debe realizarse con honor y profundo sentido del deber, al servicio del hombre y del bien común.
Invoco de Dios su bendición paternal y su protección para vosotros y vuestras familias, y os pido que recéis por mí.                                                        
21.11.17

Santa Marta: La colonización cultural no tolera las diferencias

Reflexión a partir del martirio de Eleazar

(21 Nov. 2017).- “La colonización cultural e ideológica no tolera las diferencias y hace todo igual terminando por perseguir a los creyentes”.
Esto afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa celebrada esta mañana, 21 de noviembre de 2017, en la capilla de la Casa de Santa Marta.
El Papa ha revelado en su homilía que “las colonizaciones ideológicas y culturales sólo ven el presente, reniegan el pasado y no ven el futuro. Viven en el momento, no en el tiempo, y por esto no pueden prometernos nada”.
Y con esta actitud de que todos sean iguales y borrar las diferencias cometen el pecado malísimo de la blasfemia contra Dios creador”, ha explicado. “Cada vez que se produce una colonización cultural e ideológica se peca contra Dios creador porque se quiere cambiar la Creación como la ha hecho Él”.
El Pontífice basó su reflexión en el martirio de Eleazar, que narra el Libro de los Macabeos propuesto por la Primera Lectura (6,18-31).
Persecución
Francisco indicó que existen tres tipos principales de persecuciones: una persecución sólo religiosa; otra político-religiosa como por ejemplo la “Guerra de los treinta años” o la “noche de San Bartolomé”; y una tercera persecución puramente “cultural”, es decir, cuando llega “una nueva cultura que quiere hacer todo nuevo y barre con todas las tradiciones, la historia, e incluso la religión de un pueblo”. Así, señaló que este último tipo de persecuciones es la que encuentra Eleazar, condenado a morir por fidelidad a Dios.
Todo nuevo”, la “modernidad” es una verdadera colonización ideológica –subrayó el Papa– que quiere imponer al pueblo de Israel “esta costumbre única”, en base a la cual todo se hace así y hay libertad para otras cosas. Y algunos aceptaron porque les parecía una cosa buena, para ser como los demás, y así se eliminan las tradiciones y el pueblo comienza a vivir de un modo diverso, explicó Francisco.
Para defender las “verdaderas tradiciones” del pueblo, nacen algunas resistencias, como la de Eleazar, hombre digno, muy respetado, aclaró el Obispo de Roma, y apuntó que en el Libro de los Macabeos se relata la historia de estos mártires, de estos héroes.
Una persecución nacida a partir de una colonización ideológica y siempre va adelante así: destruye, “hace todo igual, no es capaz de tolerar las diferencias”, señaló el Papa.
Francisco concluyó la homilía deseando que el ejemplo de Eleazar “nos ayude en los momentos, tal vez, de confusión, ante las colonizaciones culturales y espirituales que se nos proponen”.                                                                    
22.11.17


Audiencia general, 22 de noviembre




La misa es el memorial del misterio pascual de Cristo”

(22 Nov. 2017).- “La participación en la Eucaristía nos adentra en el misterio pascual de Cristo, haciéndonos pasar con Él de la muerte a la vida, es decir, allí en el calvario. La misa es rehacer el calvario, no un espectáculo”, ha dicho el Papa Francisco.
Esta mañana, 22 de noviembre de 2017, se ha celebrado a las 9:25 horas la audiencia general, en la Plaza de San Pedro, donde el Santo Padre Francisco ha encontrado a los grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todos los lugares del mundo.
El Papa ha continuado su nuevo ciclo de catequesis dedicada a la santa misa, cuyo tema ha sido esta vez: “La misa es el memorial del misterio pascual de Cristo”.
El Papa ha reflexionado: “Cuando vamos a misa es como si fuéramos al calvario, lo mismo. Pero pensad: Si en el momento de la misa vamos al calvario- imaginadlo- y sabemos que el hombre que está allí es Jesús: ¿Nos pondríamos a hablar, a sacar fotografías, a hacer un espectáculo? ¡No! ¡Porque es Jesús! De seguro estaríamos en silencio, en llanto y también con la alegría de ser salvados”.
Tras resumir su catequesis en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes. La audiencia general ha terminado con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!
Continuando con la catequesis sobre la misa, podemos preguntarnos: ¿Qué es esencialmente la misa? La misa es el memorial del misterio pascual de Cristo. Nos hace partícipes de su victoria sobre el pecado y la muerte, y da un significado pleno a nuestra vida.
Por eso, para comprender el valor de la misa, debemos entender ante todo el significado bíblico del “memorial”. No es “solamente el recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino la proclamación de las maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres (cf Ex13,3). En la celebración litúrgica, estos acontecimientos se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. De esta manera Israel entiende su liberación de Egipto: cada vez que es celebrada la pascua, los acontecimientos del Éxodo se hacen presentes a la memoria de los creyentes a fin de que conformen su vida a estos acontecimientos”. “(Catecismo de la Iglesia Católica, 1363). Jesucristo, con su pasión, muerte, resurrección y ascensión al cielo, ha llevado a cumplimiento la Pascua. Y la misa es el memorial de su Pascua, de su “éxodo” que cumplió por nosotros, para sacarnos de la esclavitud y hacernos entrar en la tierra prometida de la vida eterna. No es solamente un recuerdo, no; es mucho más: es hacer presente lo que sucedió hace veinte siglos.
La Eucaristía nos lleva siempre a la cumbre de la acción salvífica de Dios: el Señor Jesús, haciéndose pan partido para nosotros, derrama sobre todos nosotros su misericordia y su amor, como hizo en la cruz, con el fin de renovar nuestro corazón, nuestra existencia y nuestra forma de comunicarnos con Él y con nuestros hermanos. Dice el Concilio Vaticano II:.. ” La obra de nuestra redención se efectúa cuantas veces se celebra en el altar el sacrificio de la cruz, por medio del cual «Cristo, que es nuestra Pascua, ha sido inmolado»” (Const. Dogmática Lumen Gentium, 3).
Cada celebración de la Eucaristía es un rayo de ese sol sin ocaso que es Jesús resucitado. Participar en la Misa, especialmente el domingo, significa entrar en la victoria del Resucitado, ser iluminados por su luz, calentados por su calor. A través de la celebración eucarística, el Espíritu Santo nos hace partícipes de la vida divina que es capaz de transfigurar todo nuestro ser mortal. Y en su paso de la muerte a la vida, del tiempo a la eternidad, el Señor Jesús también nos arrastra con Él para hacer Pascua. En la misa se hace Pascua. En la misa nosotros estamos con Jesús, muerto y resucitado y Él nos empuja hacia adelante, a la vida eterna. En la misa, nos unimos a Él. Más aún, Cristo vive en nosotros y nosotros vivimos en Él. “Con Cristo estoy crucificado, -dice San Pablo- y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. La vida que vivo al presente, en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí”(Gálatas 2: 19-20). Así pensaba Pablo.
En efecto, su sangre nos libera de la muerte y del miedo a la muerte. Nos libera no solo del dominio de la muerte física, sino también de la muerte espiritual, que es el mal, el pecado, que se apodera de nosotros cada vez que somos víctimas de nuestros pecados o de los pecados de los demás. Y entonces nuestra vida se contamina, pierde belleza, pierde significado, se marchita.
Cristo, en cambio, nos vuelve a dar la vida; Cristo es la plenitud de la vida, y cuando se enfrentó a la muerte la aniquiló para siempre: “Resucitando destruyó la muerte y nos dio nueva vida”. La Pascua de Cristo es la victoria definitiva sobre la muerte porque Él transformó su muerte en acto supremo de amor. ¡Murió por amor! Y en la Eucaristía quiere comunicarnos este amor pascual y victorioso. Si lo recibimos con fe, también nosotros podemos amar verdaderamente a Dios y al prójimo, podemos amar cómo Él nos amó, dando la vida.
Si el amor de Cristo está en mí, puedo entregarme plenamente al otro en la certeza interior de que si el otro me hiriera, yo no moriría; de lo contrario, debería defenderme. Los mártires han dado sus vidas por esta certeza de la victoria de Cristo sobre la muerte. Solo si experimentamos este poder de Cristo, el poder de su amor, somos verdaderamente libres de darnos sin temor. Esto es la misa: entrar en esta pasión, muerte, resurrección, ascensión de Jesús. Cuando vamos a misa es como si fuéramos al calvario, lo mismo. Pero pensad: Si en el momento de la misa vamos al calvario- imaginadlo- y sabemos que el hombre que está allí es Jesús: ¿Nos pondríamos a hablar, a sacar fotografías, a hacer un espectáculo? ¡No! ¡Porque es Jesús! De seguro estaríamos en silencio, en llanto y también con la alegría de ser salvados. Cuando entramos en una iglesia para ir a misa pensemos en esto: entro en el calvario, donde Jesús da su vida por mí. Y así se acaba el espectáculo, se acaban las charlas, los comentarios y estas cosas que nos alejan de algo tan hermoso como es la misa, el triunfo de Jesús.
Creo que está más claro ahora que la Pascua está presente y activa cada vez que celebramos la misa, es decir, el sentido del memorial. La participación en la Eucaristía nos adentra en el misterio pascual de Cristo, haciéndonos pasar con Él de la muerte a la vida, es decir, allí en el calvario. La misa es rehacer el calvario, no un espectáculo.                                            23.11.17

Santa Marta: El Papa invita a “custodiar la memoria”

Recordar los valores, recordar la Historia”

(23 Nov. 2017).- “La memoria es la que nos ayuda a vencer cada sistema educativo perverso. Recordar. Recordar los valores, recordar la Historia, recordar las cosas que hemos aprendido”, aconseja el Papa Francisco.
Reflexión del Papa en la Eucaristía matutina celebrada esta mañana, del 23 de noviembre de 2017, en la capilla de la Casa Santa Marta, inspirándose, una vez más, en las Lecturas de la semana, que narran la persecución del rey Antíoco Epífanes contra los Macabeos fieles a la ley de los Padres.
Custodiar la memoria: la memoria de la salvación, la memoria del pueblo de Dios, aquella memoria que hacía fuerte la fe de este pueblo perseguido por esta colonización ideológico-cultural. La memoria es la que nos ayuda a vencer cada sistema educativo perverso. Recordar. Recordar los valores, recordar la Historia, recordar las cosas que hemos aprendido”.
Suprimir la libertad, borrar la memoria, adoctrinar a los jóvenes: son los tres indicadores de las colonizaciones culturales e ideológicas de todos los tiempos”, ha anunciado el Papa Franciscano.
Se quita la libertad, se deshace la historia, la memoria del pueblo y se impone un sistema educativo a los jóvenes. Todos, todos hacen así. Todas, todas hacen así”, ha comentado el Papa: “Borran las diferencias, borran la historia: a partir de hoy se comienza a pensar así. El que no piensa así, es dejado de lado, e incluso perseguido”.
El Obispo de Roma explicó que esto también sucedió al pueblo de Dios, y pasa cada vez que en la tierra surge una nueva dictadura cultural o ideológica. “Piensen sin dar nombres ––dijo Francisco– en lo que hicieron las dictaduras del siglo pasado en Europa” y en las “escuelas de adoctrinamiento” que nacieron.
Los que se oponía a las dictaduras genocidas, eran perseguidos”, eran amenazados y privados de la libertad –ha indicado Francisco– lo que corresponde después “a otra forma de tortura”. Y además de la libertad, las colonizaciones ideológicas y culturales quitan la memoria, reduciéndola a “fábulas”, a “mentiras”, a “cosas de viejos”.

El Pontífice habló del papel único de la mujer en la custodia de la memoria y de las raíces históricas: Son ellas, las mamás y las mujeres, las que custodian la memoria, el dialecto, “capaces de defender la historia de un pueblo” capaces “de transmitir la fe” que “después los teólogos explicarán”.                                                                  
 24.11.17



Santa Marta: “El templo de Dios más importante es nuestro corazón”

Reflexión sobre la purificación del templo

(24 Nov. 2017).- “¿Cómo se hace para que el templo de Dios vuelva a ser puro?”, ha preguntado el Papa Francisco.
Esta mañana, 24 de noviembre de 2017, el Papa Francisco ha celebrado la misa matutina en la capilla de Santa Marta, y ha comentado las dos lecturas propuestas por la Liturgia del día: La primera del Libro de los Macabeos y la segunda del Evangelio de San Lucas, cuyo tema común se refiere a la purificación del templo.
¿Cómo se hace para que el templo de Dios vuelva a ser puro?”, ha reflexionado el Papa. “Vigilancia, servicio y gratuidad” son las tres palabras clave que ha utilizado el Santo Padre para dar respuesta a esta pregunta.
El templo de Dios más importante es nuestro corazón” –ha anunciado el Papa– porque dentro de nosotros habita el Espíritu Santo. Pero, ¿qué sucede en mi corazón? El Papa ha invitado a “vigilar dentro de mí”:
Purificar el templo interior
¿He aprendido a vigilar dentro de mí, para que el templo, en mi corazón, sea sólo para el Espíritu Santo? Purificar el templo, el templo interior y vigilar. Está atento, está atenta: ¿qué sucede en tu corazón? Quien viene, quien va… ¿Cuáles son tus sentimientos, tus ideas? ¿Hablas con el Espíritu Santo? ¿Escuchas al Espíritu Santo? Vigilar. Estar atentos a lo que sucede en nuestro templo, dentro de nosotros”.
El Obispo de Roma prosiguió explicando que Jesús “está presente, de modo especial en los enfermos, en los que sufren, en los hambrientos y en los encarcelados”.
Por lo tanto, hay que purificar el templo que son los demás. “Cuando nos acercamos a prestar un servicio –prosiguió diciendo Francisco–, para ayudar, nos asemejamos a Jesús que está allí dentro”.
El Papa Francisco ha hablado de la importancia de la “gratuidad”: “Cuántas veces con tristeza entramos en un templo; pensemos en una parroquia, un obispado, no sé…, pensemos, y no sabemos si estamos en la casa de Dios o en un supermercado. Allí hay comercio, incluso está la lista de precios para los sacramentos. Falta la gratuidad. Y Dios nos ha salvado gratuitamente, no nos hizo pagar nada”.
Así, el Papa ha exhortado a que se de la “gratuidad” y “Dios hará el resto. Dios hará lo que falta”. Que nuestras iglesias –concluyó– sean “iglesias de servicio, iglesias gratuitas”.       25.11.17



Ángelus: “Seremos juzgados sobre el amor concreto”

Comentario del Evangelio del domingo de Cristo Rey del Universo

(26 nov. 2017).- “Al final de nuestra vida, seremos juzgados sobre el amor”, “el amor concreto con el prójimo en dificultad” ha declarado el Papa Francisco que ha comentado el evangelio de este domingo, 26 de noviembre de 2017, solemnidad de Cristo Rey del Universo, antes del Ángelus del mediodía, en la plaza San Pedro, en presencia de unas 30.000 personas.
El Papa ha citado implícitamente varias veces esta famosa frase de Juan de la Cruz: “Al atardecer de nuestra vida, seremos juzgados sobre el amor” (Dichos 64).
El Papa ha explicado concretamente en qué consiste este amor: “Es decir sobre nuestro compromiso concreto de amar y de servir a Jesús en nuestros hermanos más pequeños y los que estén más necesitados”. Ha añadido en su texto, precisando, sobre la abundancia del corazón: “Ese mendigo, ese necesitado que tiende la mano es Jesús; ese enfermo que debo visitar es Jesús; ese hambriento es Jesús. Pensemos en esto”.
El Papa Francisco enseguida ha escrito este tweet en su cuenta: “Hoy miremos a Jesús y desde el fondo del corazón repitamos: “¡Acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino!”
Esta es nuestra traducción, rápida, de trabajo, del italiano, de las palabras pronunciadas por el Papa,
Comentario del Evangelio, solemnidad de Cristo Rey del Universo
¡Queridos hermanos y hermanas buenos días!.
En este último domingo del año litúrgico, celebramos la solemnidad de Cristo Rey del Universo. Su realeza es una realeza de guía, de servicio, y también una realeza que se afirmará, al final de los tiempos, como juicio.
Hoy tenemos delante de nosotros a Cristo como Rey, pastor y juez que muestra los criterios de pertenencia al Reino de Dios. Estos son los criterios.
La página evangélica se abre sobre una visión grandiosa. Jesús se dirige a sus discípulos y dice: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y con él todos los ángeles, se sentará en su trono de gloria” (Mt 25,31).
Se trata de la introducción solemne del texto del juicio universal. Después de haber vivido la existencia terrestre en humildad y pobreza, Jesús se presenta ahora en la gloria divina que le pertenece rodeado por un coro angélico. La humanidad entera es convocada ante él y él ejerce su autoridad separando a unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras.
A los que ha emplazado a su derecha, les dice: “Venid, benditos de mi Padre, recibid en herencia el Reino preparado para vosotros después de la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me distéis de comer; tuve sed y me distéis de beber; era extranjero, y me acogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; estuve enfermo y me visitasteis; estuve en prisión, y vinisteis a verme!” (vv. 34-36).
Los justos se sorprendieron porque no recordaban haber encontrado nunca a Jesús, y menos aún haberle ayudado en lo que sea. Pero él declara:
Cada vez que lo habéis hecho a uno de los mas pequeños de mis hermanos, a mi me lo habéis hecho”. (v. 40).
Esta palabra no acaba nunca de sorprendernos; porque nos revela hasta dónde llega el amor de Dios; hasta identificarse con nosotros, no solo cuando vamos bien cuando tenemos buena salud y estamos alegres, no, sino cuando tenemos necesidad.
Y, de esta manera oculta, se deja encontrar, nos tiende la mano cuando mendigamos. Jesús revela así el criterio decisivo de su juicio, es decir el amor concreto hacia el prójimo en dificultad. Y así es como se revela el poder del amor, de la Realeza de Dios: solidario con el que sufre para suscitar por todas partes actitudes y obras de misericordia.
La palabra del juicio continúa presentando al rey que aleja de el a aquellos que, durante su vida, no se han preocupado de las necesidades de sus hermanos. En ese caso ellos también están sorprendidos y preguntan:
Señor, cuando te hemos visto tener hambre, tener sed, estar desnudo, extranjero, enfermo o en prisión, sin ponernos a tu servicio”? (v.44).
Se sobreentiende: “que si te hubiéramos visto, seguramente, te habríamos ayudado”! Pero el rey responderá: “Cada vez que no lo habéis hecho a ninguno de los más pequeños, a mi no me lo habéis hecho” (v.45).
Al final de nuestra vida, seremos juzgados sobre el amor, es decir sobre nuestro compromiso concreto de amar y de servir a Jesús en nuestros hermanos mas pequeños y necesitados. Ese mendigo, ese que tiende la mano es Jesús ; ese enfermo que debo visitar es Jesús; ese prisionero es Jesús; ese hambriento es Jesús. Pensemos esto.
Jesús vendrá al final de los tiempos para juzgar a todas las naciones, pero él viene a nosotros todos los días, de muchas maneras y nos pide que le acojamos.
Que la Virgen María nos ayude a encontrarle y a recibirle en su Palabra y en la Eucaristía, y al mismo tiempo en nuestros hermanos y hermanas que sufren el hambre, la enfermedad, la opresión, la injusticia. Que nuestros corazones puedan acogerle en el hoy de nuestra vida, para que seamos acogidos por el en la eternidad de su Reino de luz y de paz.                 27.11.17




Myanmar: El Papa se ha reunido con el jefe del ejército

Gran responsabilidad” de las autoridades del país

(27 Nov. 2017).- El Papa Francisco ha recibido la visita de cortesía del general Min Aung Hlaing, jefe del ejército de Myanmar, a las 17:55 horas (12:25 horas en Roma).
El encuentro ha empezado a las 17:55 horas (hora local) y ha terminado a las 18:10 horas. La reunión que estaba programada para el 30 de noviembre fue, sin embargo, anticipada hoy, informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Greg Burke, director de la sala de prensa, ha señalado que en la reunión se ha hablado de la “gran responsabilidad de las autoridades” del país en este momento de transición.
Asimismo, estaban presentes en la reunión el Teniente General Tun Tun Naung, Comandante nº 1 de la Oficina de Operaciones Especiales; el Teniente General Than Tun Oo, Comandante nº 2 de la Oficina de Operaciones Especiales; el Teniente General Soe Htut, Comandante nº 6 de la Oficina de Operaciones Especiales; y el Teniente Coronel Aung Zaw Lin, tomador de notas.
También participó en la reunión un traductor de la Iglesia de Myanmar que apoyó al Santo Padre para todo el evento.
Fue el cardenal Charles Bo, el arzobispo de Yangon, quien propuso esta reunión al reunirse con el Papa Francisco el 18 de noviembre. El propósito, explicó, es “no promover lo que (el general) ha hecho, sino dialogar con él … Tal vez podría suavizar su corazón y tal vez podría ser el primer paso hacia la paz”.
Medalla del viaje apostólico
La visita se terminó con el intercambio de regalos. El Santo Padre le dio al General la medalla del viaje apostólico, mientras que el General le dio al Papa un arpa en forma de barco y un cuenco de arroz decorado, indica la Oficina de Prensa del Vaticano.
La medalla que ha regalado el Santo Padre lleva el escudo del Papa Francisco y sus alrededores, pone “FRANCISCVS P.M.”
En el reverso de la medalla, se ven las líneas del ‘National Memorial Architectural’ en Savar (Bangladesh), que se combinan con las líneas prospectivas de la Catedral de Santa María de Yangon, lo que refuerza la mirada hacia arriba de la mirada.
A los lados del Memorial hay dos nenúfares, la flor nacional de Bangladesh. Finalmente, la palabra latina. Está hecha por la artista Daniela Longo.                  
28.11.17




El Papa llama al respeto por “cada grupo étnico y su identidad”

Discurso ante las autoridades y la sociedad civil

(28 Nov. 2017).- “El futuro de Myanmar debe ser la paz”, ha asegurado el Papa Francisco, “una paz basada en el respeto por cada grupo étnico y su identidad”.
El Papa Francisco ha pronunciado un discurso a las 17:15 horas (11:45 horas en Roma) ante las autoridades, la sociedad civil y los miembros del Cuerpo Diplomático de Myanmar, en el Centro Internacional de Convenciones de Myanmar, en la ciudad de Nay Pyi Taw, capital administrativa del país.
El futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad” –ha subrayado el Papa Francisco– “en el respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo —sin excluir a nadie— ofrecer su contribución legítima al bien común”.
El Santo Padre ha aclarado que el difícil proceso de construir la paz y la reconciliación nacional “sólo puede avanzar a través del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos”.
El Papa ha explicado que ha viajado a Myanmar especialmente para rezar con la pequeña pero ferviente comunidad católica” de la nación, “para confirmarla en la fe y alentarla a seguir contribuyendo al bien del País”, pero también –ha añadido– para “llegar a toda la población de Myanmar y ofrecer una palabra de aliento a todos aquellos que están trabajando para construir un orden social justo, reconciliado e inclusivo”.
A su llegada, el Santo Padre Francisco ha sido recibido por Aung San Suu Kyi, Consejera de Estado y Ministra de Asuntos Exteriores, y por algunos niños con trajes típicos pertenecientes a diferentes grupos étnicos. Después de la intervención de la Consejera de Estado, el Papa ha pronunciado un discurso.
Al final del encuentro el Santo Padre se ha desplazado en automóvil al aeropuerto internacional de Nay Pyi Taw, donde ha sido saludado por un ministro delegado del Presidente. Luego, a bordo de un MAI (Myanmar Airways International) B737, ha emprendido el regreso a Yangon. Después de aterrizar, se ha trasladado en automóvil al arzobispado.

Discurso del Papa Francisco
Señora Consejera de Estado,
excelentísimos miembros del Gobierno y otras Autoridades,
señor Cardenal, venerados Hermanos en el Episcopado,
distinguidos miembros del Cuerpo Diplomático,
señoras y señores:
Deseo expresar mi viva gratitud por la amable invitación para visitar Myanmar y agradezco a la Señora Consejera de Estado sus cordiales palabras.
Doy las gracias de corazón a todos aquellos que han trabajado incansablemente para hacer posible esta visita. He venido especialmente para rezar con la pequeña pero ferviente comunidad católica de esta nación, para confirmarla en la fe y alentarla a seguir contribuyendo al bien del País. Estoy muy contento de que mi visita se realice tras el establecimiento de relaciones diplomáticas formales entre Myanmar y la Santa Sede. Quiero ver esta decisión como una señal del compromiso de la nación para continuar buscando el diálogo y la cooperación constructiva dentro de la comunidad internacional, así como también para seguir esforzándose en renovar el tejido de la sociedad civil.
Quisiera además en esta visita llegar a toda la población de Myanmar y ofrecer una palabra de aliento a todos aquellos que están trabajando para construir un orden social justo, reconciliado e inclusivo. Myanmar ha sido bendecido con el don de una belleza 
extraordinaria y de numerosos recursos naturales, pero su mayor tesoro es sin duda su gente, que ha sufrido y sigue sufriendo a causa de los conflictos civiles y de las hostilidades que durante demasiado tiempo han creado profundas divisiones. Ahora que la nación está trabajando por restaurar la paz, la curación de estas heridas ha de ser una prioridad política y espiritual fundamental. Quiero expresar mi agradecimiento al Gobierno por los esfuerzos para afrontar este desafío, de modo particular a través de la Conferencia de Paz de Panglong, que reúne a representantes de los diversos grupos con el objetivo de poner fin a la violencia, generar confianza y garantizar el respeto de los derechos de quienes consideran esta tierra como su hogar.
En efecto, el difícil proceso de construir la paz y la reconciliación nacional sólo puede avanzar a través del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos. La sabiduría de los antiguos ha definido la justicia como la voluntad de reconocer a cada uno lo que le es debido, mientras que los antiguos profetas la consideraban como la base de una paz verdadera y duradera. Estas intuiciones, confirmadas por la trágica experiencia de dos guerras mundiales, condujeron a la creación de las Naciones Unidas y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos como fundamento de los esfuerzos de la comunidad internacional para promover la justicia, la paz y el desarrollo humano en todo el mundo y para resolver los conflictos ya no con el uso de la fuerza, sino a través del diálogo. En este sentido, la presencia del Cuerpo Diplomático entre nosotros testimonia no sólo el lugar que ocupa Myanmar entre las naciones, sino también el compromiso del país por mantener y aplicar estos principios fundamentales. El futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad, en el respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo —sin excluir a nadie— ofrecer su contribución legítima al bien común.
En la gran tarea de reconciliación e integración nacional, las comunidades religiosas de Myanmar tienen un papel privilegiado que desempeñar. Las diferencias religiosas no deben ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad, el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación. Las religiones pueden jugar un papel importante en la cicatrización de heridas emocionales, espirituales y psicológicas de todos los que han sufrido en estos años de conflicto. Inspirándose en esos valores profundamente arraigados, pueden contribuir también a erradicar las causas del conflicto, a construir puentes de diálogo, a buscar la justicia y ser una voz profética en favor de los que sufren. Es un gran signo de esperanza el que los líderes de las diversas tradiciones religiosas de este país, con espíritu de armonía y de respeto mutuo, se esfuercen en trabajar juntos en favor de la paz, para ayudar a los pobres y educar en los auténticos valores humanos y religiosos. Al tratar de construir una cultura del encuentro y la solidaridad, contribuyen al bien común y sientan las bases morales indispensables en vistas de un futuro de esperanza y prosperidad para las generaciones futuras.
Ese futuro está todavía en manos de los jóvenes de la nación. Ellos son un regalo que hay que apreciar y alentar, una inversión que producirá un fruto abundante si se les ofrecen oportunidades reales de empleo y una educación de calidad. Esta es una exigencia urgente de justicia intergeneracional. El futuro de Myanmar, en un mundo interconectado y en rápida evolución, dependerá de la formación de sus jóvenes, no sólo en el campo de la técnica, sino sobre todo en los valores éticos de la honestidad, la integridad y la solidaridad humana, que aseguran la consolidación de la democracia y el aumento de la unidad y la paz en todos los niveles de la sociedad. La justicia intergeneracional también exige que las generaciones futuras reciban en herencia un entorno natural que no esté contaminado por la codicia y la rapacería humana. Es esencial que no se les robe a nuestros jóvenes la esperanza y la posibilidad de emplear su idealismo y su talento en remodelar el futuro de su país, es más, de toda la familia humana.
Señora Consejera de Estado, queridos amigos.
En estos días, me gustaría alentar a mis hermanos y hermanas católicos a perseverar en su fe y a seguir anunciando su mensaje de reconciliación y fraternidad a través de obras de caridad y humanitarias, que beneficien a toda la sociedad en su conjunto. Espero que, en cooperación respetuosa con los seguidores de otras religiones y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, contribuyan a abrir una nueva era de concordia y progreso para los pueblos de esta querida nación. Larga vida a Myanmar. Les agradezco su atención y, con los mejores deseos por su servicio al bien común, invoco sobre ustedes los dones celestiales de sabiduría, fortaleza y paz.
Gracias
29.11.17


Misa en Myanmar: “Tenemos una brújula segura: el Señor crucificado”

Homilía del Papa Francisco

(29 Nov. 2017).- “Tenemos ante nosotros una brújula segura: el Señor crucificado”, ha dicho el Papa Francisco.
Esta mañana, desde el Arzobispado de Yangon, el Papa Francisco se ha trasladado en coche al llano de Kyaikkasan. A su llegada, después de una vuelta en el papamóvil entre los fieles, a las 8:30 hora local (3 horas en Roma), el Papa ha celebrado la Santa Misa, en la XXXIV semana del Tiempo Ordinario.
Nadie puede detener el “amor revelado en la cruz” de Jesucristo. “Es como un GPS espiritualque nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios y el corazón de nuestro prójimo”, ha dicho el Papa.
El camino de la venganza no es el camino de Jesús” –ha anunciado el Santo Padre–. “El camino de Jesús es radicalmente diferente. Cuando el odio y el rechazo lo condujeron a la pasión y a la muerte, él respondió con perdón y compasión”.
Asimismo, Francisco ha alentado a los católicos de Myanmar: “Soy testigo de que la Iglesia aquí está viva, que Cristo está vivo y está aquí con vosotros y con vuestros hermanos y hermanas de otras comunidades cristianas. Os animo a seguir compartiendo con los demás la valiosa sabiduría que habéis recibido, el amor de Dios que brota del corazón de Jesús”.
Publicamos de seguido la homilía que el Santo Padre ha pronunciado en italiano después de la proclamación del Evangelio, que ha sido traducida en birmano simultáneamente por un sacerdote.
Homilía del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas:
Desde antes de venir a este país, he estado esperando que llegara este momento. Muchos de vosotros habéis venido de lejanas y remotas tierras montañosas, algunos incluso a pie. Vengo como peregrino para escuchar y aprender de vosotros, y para ofreceros algunas palabras de esperanza y consuelo.
La primera lectura de hoy, tomada del libro de Daniel, nos ayuda a ver lo limitada que era la sabiduría del rey Baltasar y sus videntes. Ellos sabían cómo alabar «a sus dioses de oro y plata, de bronce y de hierro, de madera y de piedra» (Dn 5,4), pero no poseían la sabiduría para alabar a Dios, en cuyas manos está nuestra vida y nuestro aliento. Daniel, sin embargo, tenía la sabiduría del Señor y fue capaz de interpretar sus grandes misterios.
El intérprete definitivo de los misterios de Dios es Jesús. Él es la sabiduría de Dios en persona (cf.1 Co 1,24). Jesús no nos enseñó su sabiduría con largos discursos o grandes demostraciones de poder político o terreno, sino entregando su vida en la cruz. A veces podemos caer en la trampa de confiar en nuestra propia sabiduría, pero la verdad es que podemos fácilmente desorientarnos. En esos momentos, debemos recordar que tenemos ante nosotros una brújula segura: el Señor crucificado. En la cruz, encontramos la sabiduría que puede guiar nuestras vidas con la luz que proviene de Dios.
Desde la cruz también nos llega la curación. Allí, Jesús ofreció sus heridas al Padre por nosotros, las heridas que nos han curado (cf. 1 Pe 2,4). Que siempre tengamos la sabiduría de encontrar en las heridas de Cristo la fuente de toda curación. Sé que muchos en Myanmar llevan las heridas de la violencia, heridas visibles e invisibles. Existe la tentación de responder a estas heridas con una sabiduría mundana que, como la del rey en la primera lectura, está profundamente equivocada. Pensamos que la curación pueda venir de la ira y de la venganza. Sin embargo, el camino de la venganza no es el camino de Jesús.
El camino de Jesús es radicalmente diferente. Cuando el odio y el rechazo lo condujeron a la pasión y a la muerte, él respondió con perdón y compasión. En el Evangelio de hoy, el Señor nos dice que, al igual que él, también nosotros podemos encontrar rechazo y obstáculos, sin embargo él nos dará una sabiduría a la que nadie puede resistir (cf. Lc 21,15). Está hablando del Espíritu Santo, gracias al cual el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (Rm 5, 5). Con el don de su Espíritu, Jesús nos hace capaces de ser signos de su sabiduría, que vence a la sabiduría de este mundo, y de su misericordia, que alivia incluso las heridas más dolorosas.
En la víspera de su pasión, Jesús se entregó a sus apóstoles bajo los signos del pan y del vino. En el don de la Eucaristía, no sólo reconocemos, con los ojos de la fe, el don de su cuerpo y de su sangre, sino que también aprendemos cómo encontrar descanso en sus heridas, y a ser purificados allí de todos nuestros pecados y de nuestros caminos errados. Queridos hermanos y hermanas, que encontrando refugio en las heridas de Cristo, podáis saborear el bálsamo saludable de la misericordia del Padre y encontrar la fuerza para llevarlo a los demás, para ungir cada herida y recuerdo doloroso. De esta manera, seréis testigos fieles de la reconciliación y la paz, que Dios quiere que reine en todos los corazones de los hombres y en todas las comunidades.
Sé que la Iglesia en Myanmar ya está haciendo mucho para llevar a otros el bálsamo saludable de la misericordia de Dios, especialmente a los más necesitados. Hay muestras claras de que, incluso con medios muy limitados, muchas comunidades anuncian el Evangelio a otras minorías tribales, sin forzar ni coaccionar, sino siempre invitando y acogiendo. En medio de tanta pobreza y dificultades, muchos de vosotros ofrecéis ayuda práctica y solidaridad a los pobres y a los que sufren. Con el servicio diario de vuestros obispos, sacerdotes, religiosos y catequistas, y en particular a través de la encomiable labor de la Catholic Karuna Myanmar y de la generosa asistencia proporcionada por las Obras Misionales Pontificias, la Iglesia en este país está ayudando a un gran número de hombres, mujeres y niños, sin distinción de religión u origen étnico. Soy testigo de que la Iglesia aquí está viva, que Cristo está vivo y está aquí con vosotros y con vuestros hermanos y hermanas de otras comunidades cristianas. Os animo a seguir compartiendo con los demás la valiosa sabiduría que habéis recibido, el amor de Dios que brota del corazón de Jesús.
Jesús quiere dar esta sabiduría en abundancia. Él recompensará ciertamente vuestra labor de sembrar semillas de curación y reconciliación en vuestras familias, comunidades y en toda la sociedad de esta nación. ¿No nos dijo él que nadie se puede resistir a su sabiduría (cf. Lc 21,15)? Su mensaje de perdón y misericordia se sirve de una lógica que no todos querrán comprender y que encontrará obstáculos. Sin embargo, su amor revelado en la cruz, en definitiva, nadie lo puede detener. Es como un GPS espiritual que nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios y el corazón de nuestro prójimo.
La Santísima Virgen María siguió a su Hijo hasta la oscura montaña del Calvario y nos acompaña en cada paso de nuestro viaje terrenal. Que ella nos obtenga la gracia de ser mensajeros de la verdadera sabiduría, profundamente misericordiosos con los necesitados, con la alegría que proviene de encontrar descanso en las heridas de Jesús, que nos amó hasta el final.
Que Dios os bendiga a todos. Que Dios bendiga a la Iglesia en Myanmar. Que él bendiga a esta tierra con su paz. Que Dios bendiga a Myanmar.                                            30.11.17


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