28 de juny 2018

PAPA ROMA


Francisco a los cardenales: “Ninguno de nosotros debe sentirse ‘superior’ a nadie”

Homilía del Papa

(28 junio 2018).-El Señor nos recuerda una y otra vez –ha dicho el Papa en su homilía– que la única autoridad creíble es la que nace de “ponerse a los pies de los otros para servir a Cristo”, ha dicho el Papa en su homilía.
Este jueves, 28 de junio de 2018, el Papa Francisco ha consagrado a 14 nuevos cardenales en un Consistorio Ordinario Público, celebrado en la Basílica Vaticana a las 16 horas.
La Iglesia Católica cuenta ya con 226 cardenales. De ellos, 125 tienen menos de 80 años, son “papables” y ya no serán una mayoría de europeos (72 son extraeuropeos).
Discurso del Papa Francisco
«Estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén y Jesús iba delante de ellos» (Mc 10,32).[1] 
El comienzo de este paradigmático pasaje en Marcos siempre nos ayuda a ver cómo el Señor cuida de su pueblo con una pedagogía sin igual. De camino a Jerusalén, Jesús no deja de primerear a los suyos. 
Jerusalén es la hora de las grandes determinaciones y decisiones. Todos sabemos que los momentos importantes y cruciales en la vida dejan hablar al corazón y muestran las intenciones y las tensiones que nos habitan. Tales encrucijadas de la existencia nos interpelan y logran sacar a la luz búsquedas y deseos no siempre transparentes del corazón humano. Así lo revela, con toda simplicidad y realismo, el pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar. Frente al tercer y más cruel anuncio de la pasión, el evangelista no teme desvelar ciertos secretos del corazón de los discípulos: búsqueda de los primeros puestos, celos, envidias, intrigas, arreglos y acomodos; una lógica que no solo carcome y corroe desde dentro las relaciones entre ellos, sino que además los encierra y enreda en discusiones inútiles y poco relevantes. Pero Jesús no se detiene en ello, sino que se adelanta, los primerea y enfáticamente les dice: «No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor» (Mc 10,43). Con esa actitud, el Señor busca recentrar la mirada y el corazón de sus discípulos, no permitiendo que las discusiones estériles y autorreferenciales ganen espacio en el seno de la comunidad. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se está corroído por dentro? ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se vive atrapado en intrigas asfixiantes que secan y vuelven estéril el corazón y la misión? En esta situación —como alguien hacía notar— se podrían vislumbrar ya las intrigas palaciegas, también en las curias eclesiásticas. 

«No será así entre vosotros», respuesta del Señor que, en primer lugar, es una invitación y una apuesta a recuperar lo mejor que hay en los discípulos y así no dejarse derrotar y encerrar por lógicas mundanas que desvían la mirada de lo importante. «No será así entre vosotros» es la voz del Señor que salva a la comunidad de mirarse demasiado a sí misma en lugar de poner la mirada, los recursos, las expectativas y el corazón en lo importante: la misión. 
Y así Jesús nos enseña que la conversión, la transformación del corazón y la reforma de la Iglesia siempre es y será en clave misionera, pues supone dejar de ver y velar por los propios intereses para mirar y velar por los intereses del Padre. La conversión de nuestros pecados, de nuestros egoísmos no es ni será nunca un fin en sí misma, sino que apunta principalmente a crecer en fidelidad y disponibilidad para abrazar la misión. Y esto de modo que, a la horade la verdad, especialmente en los momentos difíciles de nuestros hermanos, estemos bien dispuestos y disponibles para acompañar y recibir a todos y a cada uno, y no nos vayamos convirtiendo en exquisitos expulsivos o por cuestiones de estrechez de miradas[2] o, lo que sería peor, por estar discutiendo y pensando entre nosotros quién será el más importante. Cuando nos olvidamos de la misión, cuando perdemos de vista el rostro concreto de nuestros hermanos, nuestra vida se clausura en la búsqueda de los propios intereses y seguridades. Así comienza a crecer el resentimiento, la tristeza y la desazón. Poco a poco queda menos espacio para los demás, para la comunidad eclesial, para los pobres, para escuchar la voz del Señor. Así se pierde la alegría, y se termina secando el corazón (cf. Exhort. Ap. Evangelii Gaudium, 2). 
No será así entre vosotros —nos dice el Señor—, […] el que quiera ser primero, sea esclavo de todos» (Mc 10,43-44). Es la bienaventuranza y el magníficat que cada día estamos invitados a entonar. Es la invitación que el Señor nos hace para no olvidarnos que la autoridad en la Iglesia crece en esa capacidad de dignificar, de ungir al otro, para sanar sus heridas y su esperanza tantas veces dañada. Es recordar que estamos aquí porque hemos sido enviados a «evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4,18-19). 
Queridos hermanos Cardenales y neo-Cardenales: Mientras vamos de camino a Jerusalén, el Señor se nos adelanta para recordarnos una y otra vez que la única autoridad creíble es la que nace de ponerse a los pies de los otros para servir a Cristo. Es la que surge de no olvidarse que Jesús, antes de inclinar su cabeza en la cruz, no tuvo miedo ni reparo de inclinarse ante sus discípulos y lavarles los pies. Esa es la mayor condecoración que podemos obtener, la mayor promoción que se nos puede otorgar: servir a Cristo en el pueblo fiel de Dios, en el hambriento, en el olvidado, en el encarcelado, en el enfermo, en el tóxico-dependiente, en el abandonado, en personas concretas con sus historias y esperanzas, con sus ilusiones y desilusiones, sus dolores y heridas. Solo así, la autoridad del pastor tendrá sabor a Evangelio, y no será como «un metal que resuena o un címbalo que aturde» (1 Co 13,1). Ninguno de nosotros debe sentirse “superior” a nadie. Ningunos de nosotros debe mirar a los demás por sobre el hombro, desde arriba. Únicamente nos es lícito mirar a una persona desde arriba hacia abajo, cuando la ayudamos a levantarse. 
Quisiera recordar con vosotros parte del testamento espiritual de san Juan XXIII que adelantándose en el camino pudo decir: «Nacido pobre, pero de honrada y humilde familia, estoy particularmente contento de morir pobre, habiendo distribuido según las diversas exigencias de mi vida sencilla y modesta, al servicio de los pobres y de la santa Iglesia que me ha alimentado, cuanto he tenido entre las manos —poca cosa por otra parte— durante los años de mi sacerdocio y de mi episcopado. Aparentes opulencias ocultaron con frecuencia espinas escondidas de dolorosa pobreza y me impidieron dar siempre con largueza lo que hubiera deseado. Doy gracias a Dios por esta gracia de la pobreza de la que hice voto en mi juventud, como sacerdote del Sagrado Corazón, pobreza de espíritu y pobreza real; que me ayudó a no pedir nunca nada, ni puestos, ni dinero, ni favores, nunca, ni para mí ni para mis parientes o amigos» (29 junio 1954).    
29.06.18





Ángelus: La Iglesia peregrina “va a las raíces de su fe”

Fiesta de San Pedro y San Pablo

(29 junio 2018).- En la fiesta de San Pedro y San Pablo, Patronos de Roma, la Iglesia peregrina  “va a las raíces de su fe”, ha señalado el Pontífice Francisco en su alocución previa a la oración mariana del Ángelus:
Como marca la tradición de la solemnidad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, tras haber celebrado la Santa Misa en la Plaza de San Pedro, con la bendición de los palios para los nuevos arzobispos Metropolitanos, el Santo Padre ha rezado el Ángelus este viernes, 29 de junio de 2018, desde el balcón del Palacio Apostólico, junto a los fieles llegados de todo el mundo a la plaza de San Pedro, indica ‘Vatican News’ en español.
Sus restos mortales, custodiados en las dos Basílicas a ellos dedicadas, son tan queridos por los romanos y por los numerosos peregrinos que vienen de cada parte del mundo a venerarlos”, ha indicado el Papa.
Abrirse a su misterio”
¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre?”; “¿Quién dicen que soy Yo?”: el Papa explicó que con estas dos preguntas Jesús “parece decir” que “una cosa es seguir la opinión corriente, y otra es encontrarlo a Él y abrirse a su misterio”, en donde se descubre “la Verdad”, ha reflexionado el Santo Padre a partir del Evangelio, Mateo 16, versículos 13 al 19, que narra el diálogo en el que Jesús interroga a los discípulos acerca de su propia identidad.
La opinión común –ha matizado el Papa– contiene una respuesta verdadera, pero parcial. Pedro, y con él la Iglesia de ayer, hoy y siempre, responde, por la gracia de Dios, la verdad: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (v. 16)”.
Tú eres el Cristo”
Así, Francisco ha explicado que a lo largo de los siglos, el mundo ha definido a Jesús de diferentes maneras: “un gran profeta de la justicia y el amor; un sabio maestro de vida; un revolucionario; un soñador de los sueños de Dios”… Y afirmó que se destaca aun hoy, simple y neta, la confesión de Simón, llamado Pedro, un hombre humilde y lleno de fe: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
Jesús es el Hijo de Dios”, ha recordado Francisco: por ello “Él está perennemente vivo como eternamente vivo está su Padre. Esta es la novedad que la gracia enciende en el corazón de quien se abre al misterio de Jesús: la certeza no matemática, pero aún más fuerte, interior, de haber encontrado la Fuente de la Vida, la Vida misma hecha carne, visible y tangible en medio de nosotros”.
Esta es la experiencia del cristiano –ha añadido el Papa–  y no es mérito suyo: nosotros cristianos, no es mérito nuestro, sino que proviene de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todo ello está contenido en ‘germen’ en la respuesta de Pedro: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente’”.       
30.06.18






Ángelus: Para Dios nadie es un “intruso”


¡Levántate, ánimo, levántate!



(1 julio 2018).- “Todos están admitidos en el camino del Señor: nadie debe sentirse un intruso, un abusador o un ilegítimo”, dijo el Papa Francisco en el Ángelus de este 1 de julio de 2018: “para tener acceso a su corazón, al corazón de Jesús, solo hay una condición: sentir que tenemos necesidad de una curación y confiar en Él”.
El Papa también repitió “esta palabra de Jesús dirigida a cada uno de nosotros:” ¡Te digo, levántate! “Ve. Levántate, coraje, levántate!”
Palabras del Papa antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este domingo (cf. Mc 5,21-43) presenta dos prodigios realizados por Jesús, describiéndolos casi como una especie de marcha triunfal hacia la vida.
Primero, el evangelista habla de cierto Jairo, uno de los jefes de la sinagoga, que acude a Jesús y le ruega que vaya a su casa porque su hija de doce años está muriendo. Jesús acepta y va con él; pero, a lo largo del camino, llega la noticia de que la niña está muerta. Podemos imaginar la reacción de aquel papá. Pero Jesús le dice: “¡No tengas miedo, solo ten fe!” (V. 36). Llegado a la casa de Jairo, Jesús saca a la gente que lloraba, entra a la habitación solo con los padres y tres discípulos, y al dirigirse a la difunta dice: “Muchacha, yo te digo: ¡levántate!” (V.41). Inmediatamente, la niña se levanta, como si despertara de un sueño profundo (v. 42).
Dentro de la historia de este milagro, Marcos inserta otra: la curación de una mujer que sufría de hemorragia y fue sanada tan pronto como tocó el manto de Jesús (v. 27). Aquí es sorprendente que la fe de esta mujer atraiga el poder salvador divino que existe en Cristo, quien, sintiendo que una fuerza “había salido de él”, trata de entender quién era. Y cuando la mujer avergonzada se acerca y confiesa todo, Él le dice: “Hija, tu fe te ha salvado” (v. 34).
Estas son dos historias entrelazadas, con un solo centro: la fe; y muestran a Jesús como la fuente de vida, como Aquel que restaura la vida a aquellos que confían plenamente en Él. Los dos protagonistas, es decir, el padre de la niña y la mujer enferma, no son discípulos de Jesús, sin embargo son escuchados por su fe. Tienen fe en este hombre. De esto entendemos que todos están admitidos en el camino del Señor: nadie debe sentirse como un intruso, una persona abusiva o alguien que no tiene ningún derecho. Para tener acceso a su corazón, al corazón de Jesús, solo hay un requisito: sentirse necesitados de curación y confiar en Él. Les pregunto, si tienes necesidad de curar alguna cosa, algún pecado, algún problema. Y si siente esto, ¿tiene fe en Jesús?. Estas son las dos condiciones para ser sanados, para tener acceso al corazón, sentir que tiene necesidad de curación  y confiarse a Él. Jesús va a descubrir a estas personas entre la multitud y los aleja del anonimato, los libera del miedo a vivir. Lo hace con una mirada y con una palabra que los pone en el camino después de tanto sufrimiento y humillación. Nosotros también estamos llamados a aprender e imitar estas palabras que liberan y estas miradas que devuelven, a los que no lo tienen, el deseo de vivir.
En esta página del Evangelio, los temas de la fe y de la nueva vida que Jesús vino a ofrecer se entrelazan. Al entrar en la casa donde la niña yace muerta, Él expulsa a aquellos que se están agitando y lamentándose (v. 40) y dice: “La niña no está muerta, sino que duerme” (v. 39). Jesús es el Señor, y ante Él la muerte física es como un sueño: no hay razón para desesperarse. Otra es la muerte a la cual tener miedo: ¡la del corazón endurecido por el mal! de eso sí debemos tener miedo. Cuando sentimos que nuestros corazones están endurecidos, nuestros corazones se endurecen y me permito la palabra, el corazón momificado, debemos tener miedo a esto,. Esta es la muerte del corazón. Pero incluso el pecado, incluso el corazón momificado para Jesús, nunca es la última palabra, porque nos ha traído la infinita misericordia del Padre. E incluso si hemos caído tan bajo, su voz tierna y fuerte nos alcanza: “Yo te digo: ¡levántate!”. Es bello escuchar esta palabra de Jesús dirigida a cada uno de nosotros: “yo te digo, ¡levántate!” Vamos, ¡levántate!, ánimo, ¡levántate!. Y Jesús devuelve la vida a la joven y devuelve la vida también a la mujer curada: vida y fe juntas.
Le pedimos a la Virgen María que acompañe nuestro camino de fe y amor concreto, especialmente hacia los necesitados. E invoquemos su intercesión materna por nuestros hermanos que sufren en el cuerpo y en el espíritu.  
 02.07.18



Francisco celebró con los pobres la creación de cardenales

Organizado por el Cardenal Konrad Krajewski

(2 julio 2018).- El Papa Francisco apareció por sorpresa el pasado jueves, 28 de junio, en la cena especial con 280 pobres, refugiados y expresidiarios que celebró en el Vaticano Mons. Konrad Krajewski, Limosnero Pontificio, tras haber sido consagrado Cardenal en el Consistorio presidido por el Santo Padre ese mismo día.
El nuevo cardenal Konrad Krajewski celebró así “la púrpura” recibida en el Consistorio Ordinario Público del 28 de junio de 2018 con una cena especial en el Vaticano junto a 280 pobres, refugiados y expresidiarios, informa el medio del Vaticano ‘Vatican News’.
La cena tuvo lugar el viernes, 29 de junio de 2018, en la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo: Los participantes se sentaron a la mesa en una sala grande, donde fueron servidos y asistidos por 80 voluntarios, entre ellos diáconos permanentes y las Misioneras de la Caridad, que colaboran con la Limosnería apostólica distribuyendo comida a quienes viven en dificultades o no tienen casa en las estaciones ferroviarias romanas.
Sorpresa del Papa
La fiesta fue preparada por el cardenal Konrad Krajewski, en la solemnidad de los Patronos de Roma, después de que éste concelebrara la Misa junto al Pontífice, los otros nuevos cardenales y los 28 arzobispos metropolitanos que recibieron el palio.
El Papa Francisco sorprendió a todos con su llegada alrededor de las 18:30 horas –señala ‘Vatican News’– deseoso de unirse a la celebración y compartir mesa con todos los allí presentes, incluidos los familiares del neo purpurado, popularmente conocido como “don Corrado”, oriundo de Polonia.
Mira, don Corrado, que no he venido por ti ¡sino por todos ellos!”, dijo el Obispo de Roma bromeando antes de sentarse y permanecer allí unas dos horas, hablando con todos y escuchando sus historias, a menudo cargadas de sufrimientos pero también de tantas esperanzas.
Bendición a una niña siria
Entre las numerosas conversaciones que Francisco mantuvo a lo largo de la cena con los refugiados, destacó la presencia de una niña siria nacida en Roma, que recibió ese mismo día el sacramento del Bautismo. El Papa la bendijo y manifestó su conmoción sobre la cuestión de los niños migrantes, que están siendo separados de sus madres en las zonas de la frontera entre Estados Unidos y México.
Asimismo, el Papa estuvo con los voluntarios de la comunidad de San Egidio, que colaboran con la Limosnería apostólica del Vaticano y trabajan por acoger a migrantes y refugiados.
Anécdotas 
El ambiente de familiaridad y fraternidad marcaron la velada, en la que muchos testimonios de diferentes personas “tocaron el corazón de Francisco”, indica el medio de comunicación vaticano.

Hubo también espacio para las fotos en grupo y momentos de risas, como el que surgió cuando uno de los participantes de la cena, con una larga barba blanca (véase en la foto del artículo), tomó el solideo rojo del cardenal Konrad Krajewski y se lo colocó para “posar en el retrato”, señala ‘Vatican News’.    
03.07.18



Julio: El Papa Francisco no celebrará la audiencia general este mes

Ni la Misa matutina en Santa Marta


(ZENIT – 3 julio 2018).- Como suele ser costumbre en verano, se suspenden las audiencias generales del miércoles durante todo el mes de julio, si bien se reanudarán en el mes de agosto en el Aula Pablo VI, ha informado la Santa Sede esta mañana en un comunicado de prensa.
La única cita pública con el Papa Francisco seguirá siendo el Ángelus del domingo, añaden en el comunicado de prensa, emitido este martes, 3 de julio de 2018.
Misa en Santa Marta
Asimismo, las misas matutinas del Papa con grupos de fieles en Santa Marta se suspenden durante los meses de julio y de agosto, y se reanudarán en septiembre.
04.07.18

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