Francisco pide rezar por los derechos de las comunidades cristianas perseguidas
Video del Papa, marzo de 2019
(5 marzo 2019).- El Papa propone este mes de marzo “rezar por las comunidades cristianas perseguidas, para que sientan la cercanía de Cristo y vean sus derechos reconocidos”, en el video que difunde cada mes la Red Mundial de Oración del Santo Padre.
El Santo Padre Francisco pide a los fieles rezar por los cristianos perseguidos, allí donde la libertad religiosa y derechos humanos no están garantizados.
“Quizás nos cueste creerlo, pero hoy hay más mártires que en los primeros siglos”, anuncia Francisco en su mensaje. “Son perseguidos porque a esta sociedad, le dicen la verdad y anuncian a Jesucristo. Esto sucede especialmente allí donde la libertad religiosa todavía no está garantizada”.
06.03.19
Miércoles de Ceniza: “La Cuaresma es una llamada a detenerse”, un “despertador para el alma”
Homilía del Papa, inicio de la Cuaresma
( 6 marzo 2019).- “La Cuaresma es una llamada a detenerse, a ir a lo esencial, a ayunar de aquello que es superfluo y nos distrae. Es un despertador para el alma”, es el llamamiento del Papa Francisco este Miércoles de Ceniza, 6 de marzo de 2019.
Para dar comienzo al Tiempo de Cuaresma, el Papa ha celebrado las Estaciones romanas, un antiguo rito romano. Ha rezado durante unos minutos, a las 16:30 horas, en la Iglesia de San Anselmo en el Monte Aventino, acompañado por varios cardenales, arzobispos y obispos, monjes benedictinos de San Anselmo y padres dominicos de Santa Sabina.
Homilía del Papa Francisco
«Tocad la trompeta, proclamad un ayuno santo» (Jl2,15), dice el profeta en la primera lectura. La Cuaresma se abre con un sonido estridente, el de una trompeta que no acaricia los oídos, sino que anuncia un ayuno. Es un sonido fuerte, que quiere ralentizar nuestra vida que siempre va a toda prisa, pero a menudo no sabe hacia dónde. Es una llamada a detenerse, a ir a lo esencial, a ayunar de aquello que es superfluo y nos distrae. Es un despertador para el alma.
El sonido de este despertador está acompañado por el mensaje que el Señor transmite a través de la boca del profeta, un mensaje breve y apremiante: «Convertíos a mí» (v. 12). Convertíos. Si tenemos que regresar, significa que nos hemos ido por otra parte. La Cuaresma es el tiempo para redescubrir la ruta de la vida. Porque en el camino de la vida, como en todo viaje, lo que realmente importa es no perder de vista la meta. Sin embargo, cuando estás de viaje, si lo que te interesa es mirar el paisaje o pararte a comer, no vas muy lejos. Cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿en el camino de la vida, busco la ruta? ¿O me conformo con vivir el día, pensando solo en sentirme bien, en resolver algún problema y en divertirme un poco? ¿Cuál es la ruta? ¿Tal vez la búsqueda de la salud, que muchos dicen que es hoy lo más importante, pero que pasará tarde o temprano? ¿Quizás los bienes y el bienestar? Sin embargo no estamos en el mundo para esto. Convertíos a mí, dice el Señor. A mí. El Señor es la meta de nuestro peregrinaje en el mundo. La ruta se traza en relación a él.
Para encontrar de nuevo la ruta, hoy se nos ofrece un signo: ceniza en la cabeza. Es un signo que nos hace pensar en lo que tenemos en la mente. Nuestros pensamientos persiguen a menudo cosas transitorias, que van y vienen. La ligera capa de ceniza que recibiremos es para decirnos, con delicadeza y sinceridad: de tantas cosas que tienes en la mente, detrás de las que corres y te preocupas cada día, nada quedará. Por mucho que te afanes, no te llevarás ninguna riqueza de la vida. Las realidades terrenales se desvanecen, como el polvo en el viento. Los bienes son pasajeros, el poder pasa, el éxito termina. La cultura de la apariencia, hoy dominante, que nos lleva a vivir por las cosas que pasan, es un gran engaño. Porque es como una llamarada: una vez terminada, quedan solo las cenizas. La Cuaresma es el momento para liberarnos de la ilusión de vivir persiguiendo el polvo. La Cuaresma es volver a descubrir que estamos hechos para el fuego que siempre arde, no para las cenizas que se apagan de inmediato; por Dios, no por el mundo; por la eternidad del cielo, no por el engaño de la tierra; por la libertad de los hijos, no por la esclavitud de las cosas. Podemos preguntarnos hoy: ¿De qué parte estoy? ¿Vivo para el fuego o para la ceniza?
En este viaje de regreso a lo esencial, que es la Cuaresma, el Evangelio propone tres etapas, que el Señor nos pide de recorrer sin hipocresía, sin engaños: la limosna, la oración, el ayuno. ¿Para qué sirven? La limosna, la oración y el ayuno nos devuelven a las tres únicas realidades que no pasan. La oración nos une de nuevo con Dios; la caridad con el prójimo; el ayuno con nosotros mismos. Dios, los hermanos, mi vida: estas son las realidades que no acaban en la nada, y en las que debemos invertir. Ahí es hacia donde nos invita a mirar la Cuaresma: hacia lo Alto, con la oración, que nos libra de una vida horizontal y plana, en la que encontramos tiempo para el yo, pero olvidamos a Dios. Y después hacia el otro, con caridad, que nos libra de la vanidad del tener, del pensar que las cosas son buenas si lo son para mí. Finalmente, nos invita a mirar dentro de nosotros mismos con el ayuno, que nos libra del apego a las cosas, de la mundanidad que anestesia el corazón. Oración, caridad, ayuno: tres inversiones para un tesoro que no se acaba.
Jesús dijo: «Donde está tu tesoro, allí está tu corazón» (Mt6,21). Nuestro corazón siempre apunta en alguna dirección: es como una brújula en busca de orientación. Podemos incluso compararlo con un imán: necesita adherirse a algo. Pero si solo se adhiere a las cosas terrenales, se convierte antes o después en esclavo de ellas: las cosas que están a nuestro servicio acaban convirtiéndose en cosas a las que servir. La apariencia exterior, el dinero, la carrera, los pasatiempos: si vivimos para ellos, se convertirán en ídolos que nos utilizarán, sirenas que nos encantarán y luego nos enviarán a la deriva. En cambio, si el corazón se adhiere a lo que no pasa, nos encontramos a nosotros mismos y seremos libres. La Cuaresma es un tiempo de gracia para liberar el corazón de las vanidades. Es hora de recuperarnos de las adicciones que nos seducen. Es hora de fijar la mirada en lo que permanece.
¿Dónde podemos fijar nuestra mirada a lo largo del camino de la Cuaresma? En el crucifijo. Jesús en la cruz es la brújula de la vida, que nos orienta al cielo. La pobreza del madero, el silencio del Señor, su desprendimiento por amor nos muestran la necesidad de una vida más sencilla, libre de tantas preocupaciones por las cosas. Jesús desde la cruz nos enseña la renuncia llena de valentía. Pues nunca avanzaremos si estamos cargados de pesos que estorban. Necesitamos liberarnos de los tentáculos del consumismo y de las trampas del egoísmo, de querer cada vez más, de no estar nunca satisfechos, del corazón cerrado a las necesidades de los pobres. Jesús, que arde con amor en el leño de la cruz, nos llama a una vida encendida en su fuego, que no se pierde en las cenizas del mundo; una vida que arde de caridad y no se apaga en la mediocridad. ¿Es difícil vivir como él nos pide? Sí, pero lleva a la meta. La Cuaresma nos lo muestra. Comienza con la ceniza, pero al final nos lleva al fuego de la noche de Pascua; a descubrir que, en el sepulcro, la carne de Jesús no se convierte en ceniza, sino que resucita gloriosamente. También se aplica a nosotros, que somos polvo: si regresamos al Señor con nuestra fragilidad, si tomamos el camino del amor, abrazaremos la vida que no conoce ocaso. Y viviremos en la alegría.
Audiencia general, 6 de marzo de 2019 – Catequesis del Papa
“¡Venga a nosotros tu Reino!”
( 6 marzo 2019).- Reflexionando sobre la oración del ‘Padre Nuestro’, el Santo Padre ha indicado que “¡Venga a nosotros tu Reino!” es como decir: “¡Padre, te necesitamos!, ¡Jesús te necesitamos! ¡Necesitamos que en todas partes y para siempre seas Señor entre nosotros!”. “Venga a nosotros tu Reino, ven en medio de nosotros”.
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Cuando rezamos el “Padre nuestro”, la segunda invocación con la que nos dirigimos a Dios es “venga a nosotros tu Reino” (Mt 6, 10). Después de rezar para que su nombre sea santificado, el creyente expresa el deseo de que se acelere la venida de su Reino. Este deseo brotó, por así decirlo, desde el corazón mismo de Cristo, que comenzó su predicación en Galilea proclamando: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva “(Mc 1,15). Estas palabras no son en absoluto una amenaza, al contrario, son un anuncio feliz, un mensaje de alegría. Jesús no quiere empujar a la gente a que se convierta sembrando el temor del juicio inminente de Dios o el sentimiento de culpa por el mal cometido. Jesús no hace proselitismo: simplemente anuncia.
Al contrario, lo que Él trae es la Buena Nueva de la salvación, y a partir de ella llama a convertirse. Todos están invitados a creer en el“evangelio”: el señorío de Dios se ha acercado a sus hijos. Esto es el Evangelio: el señorío de Dios se ha acercado a sus hijos. Y Jesús anuncia esta maravilla, esta gracia: Dios, el Padre, nos ama, está cerca de nosotros y nos enseña a caminar por el camino de la santidad.
Los signos de la venida de este Reino son múltiples, y todos son positivos. Jesús comienza su ministerio cuidando a los enfermos, tanto en el cuerpo como en el espíritu, de aquellos que vivían una exclusión social, -por ejemplo, los leprosos- de los pecadores mirados con desprecio por todos, también por los que eran más pecadores que ellos, pero se hacían pasar por justos. Y Jesús ¿cómo les llama? “Hipócritas”. El mismo Jesús indica estos signos, los signos del Reino de Dios: “Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y se anuncia a los pobres la Buena Nueva ” (Mt 11, 5).
“¡Venga a nosotros tu Reino!”, repite con insistencia el cristiano cuando reza el “Padre nuestro”. Jesús ha venido. Pero el mundo todavía está marcado por el pecado, poblado por tanta gente que sufre, por personas que no se reconcilian y no perdonan, por guerras y por tantas formas de explotación; pensemos en la trata de niños, por ejemplo.
Todos estos hechos son una prueba de que la victoria de Cristo aún no se actuado completamente: muchos hombres y mujeres todavía viven con el corazón cerrado. Es sobre todo en estas situaciones que la segunda invocación del “Padre Nuestro” brota de los labios del cristiano: “¡Venga a nosotros tu Reino!”. Que es como decir: “¡Padre, te necesitamos!, ¡Jesús te necesitamos! ¡Necesitamos que en todas partes y para siempre seas Señor entre nosotros!”. “Venga a nosotros tu Reino, ven en medio de nosotros”.
A veces nos preguntamos: ¿por qué este Reino se instaura tan lentamente? Jesús ama hablar de su victoria con el lenguaje de las parábolas. Por ejemplo, dice que el Reino de Dios se asemeja a un campo donde el trigo bueno y la cizaña crecen juntos: el peor error sería querer intervenir inmediatamente extirpando del mundo las que nos parecen malas hierbas. Dios no es como nosotros, Dios tiene paciencia. El Reino de Dios no se instaura en el mundo con la violencia: su estilo de propagación es la mansedumbre (cf. Mt 13, 24-30).
El Reino de Dios es ciertamente una gran fuerza, la más grande que existe, pero no de acuerdo con los criterios del mundo. Por eso nunca parece tener mayoría absoluta. Es como la levadura que se amasa en la harina: aparentemente desaparece, pero es precisamente la que fermenta la masa (cf. Mt 13, 33). O es como un grano de mostaza, tan pequeño, casi invisible, pero lleva dentro la fuerza explosiva de la naturaleza, y una vez que crece, se convierte en el más grande de todos los árboles del jardín (cf. Mt 13, 31-32).
En este “destino” del Reino de Dios podemos intuir la trama de la vida de Jesús: él también era un signo débil para sus contemporáneos, un evento casi desconocido para los historiadores oficiales de la época. El mismo se definió como un “grano de trigo” que muere en la tierra, pero solo de esta manera puede dar “mucho fruto” (cf. Jn 12,24). El símbolo de la semilla es elocuente: un día el campesino la hunde en la tierra (un gesto que parece un entierro), y luego, “duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él mismo sepa cómo “(Mc 4:27). Una semilla que brota es más obra de Dios que del hombre que la ha sembrado (cf. Mc 4,
27). Dios siempre nos precede, Dios siempre nos sorprende. Gracias a él después de la noche del Viernes Santo, hay un alba de Resurrección capaz de iluminar de esperanza al mundo entero.
“¡Venga a nosotros tu Reino!”. Sembremos esta palabra en medio de nuestros pecados y fracasos. Regalémosla a las personas que están derrotadas y dobladas por la vida, a los que han saboreado más odio que amor, a los que han vivido días inútiles sin haber entendido nunca por qué. Regalémosla a los que han luchado por la justicia, a todos los mártires de la historia, a los que han llegado a la conclusión de que han luchado por nada y de que el mal domina este mundo. Escucharemos entonces la oración del “Padre Nuestro” que responde. Repetirá por enésima vez esas palabras de esperanza, las mismas que el Espíritu ha puesto como sello de todas las Sagradas Escrituras: “¡Sí, vengo pronto!”. Amén. Ven, Señor Jesús. Que la gracia del Señor Jesús sea con todos “(Ap 22:20).
07.03.19Santa Marta: El Papa llama a comenzar la Cuaresma pidiendo “la gracia de la memoria”
2º día de la Cuaresma
(7 marzo 2019).- Francisco ha instado esta mañana a comenzar la Cuaresma pidiendo “la gracia de la memoria”. El Santo Padre ha explicado que “un corazón toma el camino equivocado cuando no escucha, cuando se deja llevar, traído por los dioses, cuando se vuelve idólatra”.
Esta mañana, jueves, 7 de marzo de 2019, en la capilla de la Residencia Santa Marta, el Santo Padre ha comentado la Primera lectura tomada del Libro de Deuteronomio (Dt 30: 15-20), en concreto se ha centrado en el discurso que Moisés hace al pueblo para prepararlo para ingresar a la Tierra Prometida, colocándolo frente a un desafío que es también la elección entre la vida y la muerte.
“La Cuaresma nos ayuda a ir por este camino”, ha dicho, recordando que “no escuchar al Señor” y las promesas que nos hizo, es perder nuestra memoria: es cuando perdemos “la memoria de las grandes cosas que el Señor hizo en nuestra vida, lo que hizo en su Iglesia, en su pueblo, y nos acostumbramos a ir con nuestra fuerza”.
Así, el Pontífice ha advertido de perder la ruta y dejar nuestro corazón “sin brújula”. “Cuando el corazón da marcha atrás, cuando toma un camino que no es el correcto – ya sea hacia atrás como otro camino, pero no sigue el camino correcto – pierde la orientación, pierde la brújula, con la que debe avanzar. Y un corazón sin brújula es un peligro público: es un peligro para la persona y para los demás”, ha indicado.
“Sordos en el alma”
“Es un llamado a nuestra libertad”, ha señalado el Papa, centrándose en particular en tres palabras clave de Moisés: si “tu corazón da marcha atrás”, “si no escuchas” y “si te dejas arrastrar hacia postrarte ante otros dioses”.
En este sentido, el Santo Padre ha insistido en que debemos aprender a escuchar, y ha señalado que hay “sordos en el alma”: “Incluso nosotros en algún momento nos quedamos sordos en el alma, no escuchamos al Señor”, ha reiterado, advirtiendo de los “fuegos artificiales” que nos llaman, “de los dioses falsos” que llaman a la idolatría. Este es el peligro en el camino, “a la tierra que nos ha sido prometida a todos: la tierra del encuentro con Cristo resucitado”.
Comienzo de la Cuaresma
La idolatría “es una actitud del corazón”, ha asegurado el Papa. “Cuando preferimos algo porque es más cómodo para nosotros y no para el Señor porque nos hemos olvidado del Señor”.
Por ello, ha aconsejado: “Al comienzo de la Cuaresma, nos hará bien a todos pedir la gracia de conservar nuestra memoria, preservar la memoria de todo el Señor, de todo lo que el Señor ha hecho en mi vida: cómo me ha querido, cómo me ha amado. Y a partir de ese recuerdo, seguir adelante”.
También nos hará bien, ha añadido el Papa, repetir continuamente el consejo de Pablo a Timoteo, su amado discípulo: “Recuerda a Jesucristo resucitado de entre los muertos”. Repito: “Recuerda a Jesucristo resucitado”, recuerda a Jesús, Jesús que me ha acompañado hasta ahora y que me acompañará hasta el momento en que debo comparecer ante él glorioso. Que el Señor nos dé esta gracia para conservar la memoria”.
08.03.19Santa Marta: Coherencia entre “lo formal y lo real”, entre “la realidad y las apariencias”
Francisco insiste en el aspecto de la hipocresía
(8 marzo 2019).-En este tiempo de Cuaresma, el Papa Francisco invita a todos a redescubrir la belleza de la sencillez, de la realidad que “debe estar unida a la apariencia”....
Este viernes, 8 de marzo de 2019, en la Misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa comentado la primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías (Is 58,1-9a).
“No te maquilles el alma, porque si maquillas tu alma, el Señor no te reconocerá”, ha advertido el Papa. “Pidamos al Señor la gracia de ser coherentes, de no ser vanidosos, de no parecer más dignos de lo que somos. Pidamos esta gracia, en esta Cuaresma: la coherencia entre lo formal y lo real, entre la realidad y las apariencias”.
“Lo formal es una expresión de lo real”, pero deben proceder “juntos”, de lo contrario se termina por vivir una existencia de “apariencias”, una vida “sin verdad” en el “corazón” ha observado el Pontífice en la homilía de la Misa, a partir de un pasaje del libro del profeta Isaías.
Francisco insiste en el aspecto de la hipocresía: “Cada individuo es tentado por la hipocresía y el tiempo que nos lleva a la Pascua puede ser una oportunidad para reconocer las propias incoherencias, para identificar las capas de maquillaje aplicadas para ‘ocultar la realidad’ “.
Explotar a los trabajadores
En este sentido, el Sucesor de Pedro ha hecho un llamamiento a los cristianos, también católicos, que se llaman a sí mismos católicos practicantes, pero que luego “¡cómo explotan a la gente! ¡Cómo explotan a los trabajadores!”, ha advertido.
“Cómo los envían a casa al principio del verano para retomarlos al final, así no tienen derecho a una pensión, no tienen derecho a seguir adelante. Y muchos de ellos se llaman a sí mismos católicos: van a misa los domingos…. pero hacen esto. ¡Y esto es un pecado mortal! Cuántos humillan a sus trabajadores”, ha comentado.
Ángelus : “Con el diablo no se dialoga, solo se le responde con la Palabra de Dios”
Desea a todos que la cuaresma sea “rica en frutos”
( 10 marzo 2019).-El Papa Francisco presidió la oración del Ángelus este domingo 10 de marzo de 2019, desde la ventana del despacho del Palacio Apostólico Vaticano, que da a la Plaza de San Pedro.
En este primer domingo de cuaresma el Papa nos dice “con el diablo no se dialoga, solo se le responde con la Palabra de Dios” y nos invita a que sea un tiempo que “dé fruto”.
Palabras del Papa antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este primer domingo de Cuaresma (cf. Lc 4, 1-13) narra la experiencia de las tentaciones de Jesús en el desierto. Después de ayunar por cuarenta días, Jesús es tentado tres veces por el diablo. Primero lo invita a convertir una piedra en pan (v. 3); luego le muestra los reinos de la tierra desde arriba y promete convertirse en un mesías poderoso y glorioso (v. 5-6); finalmente, lo lleva al punto más alto del templo en Jerusalén y lo invita a que se arroje, a manifestar su poder divino de una manera espectacular (v. 9-11).
Las tres tentaciones indican tres caminos que el mundo siempre propone prometiendo grandes éxitos: la avidez de posesión, tener, tener y tener, la gloria humana y la instrumentalización de Dios. Son tres caminos que nos harán perder.
La primera, el camino de la avidez de posesión. Esta es siempre la lógica insidiosa del diablo. Comienza con la necesidad natural y legítima de alimentarse, de vivir, de realizarse, de ser feliz, para empujarnos a creer que todo esto es posible sin Dios, incluso contra Él. Pero Jesús se opone diciendo: “Está escrito:” “No solo de pan vivirá el hombre” (v. 4). Al recordar el largo viaje del pueblo elegido a través del desierto, Jesús afirma que quiere abandonarse con plena confianza a la providencia del Padre, que siempre cuida de sus hijos.
Segunda tentación: el camino de la gloria humana. El diablo dice: “Si tu te arrodillas delante de mi, todo será tuyo” (v. 7). Uno puede perder toda dignidad personal, dejarse corromper por los ídolos del dinero, del éxito y el poder, solo para alcanzar la propia autoafirmación. Y uno se complace en la emoción de una alegría vacía que pronto se desvanece y esto nos lleva a pavonearse, la vanidad y esto se desvanece. Por eso Jesús responde: “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto” (v. 8).
Tercera tentación: instrumentalizar a Dios para su propio beneficio. Al diablo que, invocando las Escrituras, lo invita a buscar de Dios un milagro sorprendente, Jesús nuevamente se opone a la firme decisión de permanecer humilde y confiado ante el Padre: “Se ha dicho:” No tentarás al Señor tu Dios ” (v. 12). Y así Jesús rechaza la tentación, tal vez más sutil: la de querer “poner a Dios de nuestro lado”, pidiéndole gracias que realmente sirvan para satisfacer nuestro orgullo. Estos son los caminos que se nos presentan, con la ilusión de poder alcanzar de esta manera el éxito y la felicidad. Pero, en realidad, son completamente ajenos a la manera de actuar de Dios; más bien, de hecho, nos separan de Él, porque son obra de Satanás. Jesús, enfrentando estas pruebas en primera persona, supera tres veces la tentación para adherirse completamente al proyecto del Padre. Y nos muestra los remedios: la vida interior, la fe en Dios, la certeza de su amor. La certeza que Dios nos ama, que es Padre y con esta certeza venceremos toda tentación. Pero hay algo sobre la cual quisiera llamar la atención, interesante, Jesús en el responder al tentador no entra en diálogo, sino que responde a los desafíos solamente con la Palabra de Dios. Esto nos enseña que con el Diablo no se dialoga, no se debe dialogar, solamente se le responde con la Palabra de Dios.
Por lo tanto, aprovechemos la Cuaresma, como un momento privilegiado para purificarnos, para experimentar la presencia consoladora de Dios en nuestras vidas. La intercesión materna de la Virgen María, ícono de la fidelidad a Dios, nos sostiene en nuestro camino, ayudándonos siempre a rechazar el mal y a acoger el bien.
11.03.19
Retiro de Cuaresma: “La vida es Él, la esperanza es Él, el futuro es Él”, reflexiona el P. Gianni
Primera meditación, domingo 10 de marzo
( 11 marzo 2019).- “La vida es Él, la esperanza es Él, el futuro es Él”, señaló el religioso Bernardo Francesco Maria Gianni, en la primera meditación del retiro de Cuaresma de la Curia Romana. “La vida consagrada es esta visión profética en la Iglesia, es la mirada que ve a Dios presente en el mundo, aunque muchos no se den cuenta”.
El abad de San Miniato al Monte, cerca de Florencia, ofreció la primera predicación al Santo Padre y a los sacerdotes de la Curia el domingo 10 de marzo de 2019, a partir de las 18 horas, que tienen lugar en la Casa del Divino Maestro, cerca de Ariccia, con el tema La ciudad de los deseos ardientes. Para miradas y gestos pascuales en la vida del mundo.
El Papa Francisco, sentado en cuarta fila, escuchaba las palabras del religioso, el predicador invitó a ver “el rostro de Jesús muerto y resucitado que recompone nuestra humanidad, incluso aquella fragmentada por las labores de la vida o marcada por el pecado”, como imagen de la misericordiae vultus.
Entre otros conceptos, el monje benedictino reflexionó que en su misión, las personas consagradas, están llamadas a “una vida sencilla y profética en su sencillez, en la que se tiene al Señor ante los ojos y en las manos”, sin que sirva nada más.
Meditaciones
De lunes a jueves el predicador propondrá dos meditaciones diarias que comenzarán, respectivamente, a las 10 y a las 16:30 horas. Mientras el viernes 15 de marzo, el Abad Bernardo Francesco Maria Gianni ofrecerá sólo la matutina, después de lo cual el Papa y la Curia Romana regresarán a la Ciudad del Vaticano. Este retiro comienza cada día con la celebración de la Misa y se concluye con las Vísperas y la Adoración Eucarística.
12.03.19
En
aquest grup més actual tindríem les fake
news (notícies
falses), que tot i que han existit des de sempre sembla que en
l’actualitat han adquirit una especial rellevància. Aquestes són
les notícies i informacions que alguns mitjans de comunicació
publiquen sense cap mena de vergonya, sabent que l’única veritat
del que publiquen és que no és veritat. Altra fal·làcia moderna
són les estadístiques: estadístiques polítiques, econòmiques,
socials, morals. Aquestes notícies percentuals i numèriques, que
surten amb freqüència als mitjans, estan confeccionades a partir
d’informació facilitada per exemplars de la raça humana. Quin
crèdit pot tenir una informació generada precisament per l’única
criatura del nostre món capaç de mentir? També podríem parlar
dels programes electorals. Si alguna cosa fan bé els nostres
polítics és que ja han après a no enrogir quan anuncien els seus
programes, tot i que saben perfectament que mai els compliran.
Es
menteix als jutjats, a la feina, a la política, al mercat i al
carrer. Es menteix arreu, tothora i de totes les maneres possible i
imaginables fins al punt que l’art de mentir té els seus
especialistes, que es guanyen la vida de manera sobrada utilitzant
aquest art tant vell com la humanitat.
Al
cap i a la fi… qui pot assegurar que aquest article no sigui un
seguit de mentides?
Retiro de Cuaresma: Las ciudades, “lugares ardientes de amor, de paz y de justicia”
Tercera
jornada de ejercicios
(12
marzo 2019).- Este martes, 12 de marzo de 2019, ha tenido lugar la
tercera jornada del retiro de Cuaresma que realizan el Papa Francisco
y los sacerdotes de la Curia Romana en la Casa del Divino
Maestro de Ariccia, predicados por el abad benedictino Bernardo
Francesco Maria Gianni.
Los
ejercicios espirituales comienzan cada día con la celebración de la
Santa Misa y concluye con las Vísperas y la Adoración Eucarística.
Ayer, lunes, 11 de marzo, por la tarde, el religioso italiano
reflexionó en torno a la propuesta: “Estamos aquí para
reavivar las brasas con nuestro aliento”.
El
religioso ha predicado en este tercer día dos meditaciones, la
matutina y la vespertina, sobre los temas “El presente de la
infamia, la sangre, la indiferencia” y “¿Recuerdas?”.
El
abad de San Miniato al Monte en Florencia está proponiendo en sus
meditaciones “conceptos entretejidos con citas” y “llamadas
como suave soplo a las brasas de la esperanza y de la confianza”,
señaló.
El
predicador orientó sus reflexiones hacia una mirada evangélica
sobre las ciudades, a fin de que se conviertan en “lugares
ardientes de amor, de paz y de justicia”, citando al famoso
político italiano católico Giorgio La Pira, incansable
constructor de la paz, y evocando la poesía de Mario
Luzi, uno de los poetas italianos más prestigiosos del
Siglo XX, haciéndose eco también del pensamiento del sacerdote,
escritor y académico italiano muy conocido por el mismo Papa
Francisco, Romano Guardini.
Reavivar
el fuego
“Reavivar
el fuego para contemplarlo con esperanza es lo que Mario Luzi nos
hace cantar. La ciudad que fue el sueño de Giorgio La Pira, es una
ciudad en la que reavivar el fuego, para que la humanidad vuelva a
contemplarlo con renovada esperanza, reconociéndolo, como a menudo
tratamos de decir, como “un lugar por donde pasa el Señor, un
lugar visitado por el Señor”, comentó el abad.
El
benedictino recordó a los presentes que este tiempo de conversión
nos permite reavivar el fuego que se ha vuelto menos ardiente “a
causa de la resignación, la costumbre y la tibieza”, que
justamente reprochan algunas páginas importantes del mismo
Apocalipsis.
El
Abad Gianni también advirtió ante la presunción de no tener
“necesidad de nada”, con la que “nos consideramos
verdaderamente dispensados de tener que tomar en serio y cuidar este
inmenso don que el Señor nos ha dado”, “con una vida de oración,
de escucha de su Palabra, alimentándonos con la santa y divina
Eucaristía, viviendo una fraternidad radical que brota de la escucha
de la Palabra y de la conformación con la lógica eucarística con
la que la vida divina se hace camino en nosotros”. Y “se abre
paso de verdad”, señaló, “místicamente, con la fuerza del
Espíritu Santo”.
Renacer
Haciendo
referencia a las palabras de Giorgio La Pira, “profeta de la
esperanza”, el monje afirmó que un hombre puede “nacer cuando es
viejo” y señaló que esto sucede “si nos sentimos necesitados de
la necesidad y deseosos del deseo”.
Así,
el predicador de los ejercicios de Cuaresma afirmó que se trata
pues de “redescubrir que nuestra interioridad tiene una sinfonía,
tiene una polifonía en el espíritu mucho más rica y articulada que
la que el tiempo mecánico de nuestros relojes nos parece
sugerirnos”.
San
Pablo, en su Segunda Carta a los Corintios –ha reflexionado el
padre Gianni– usa palabras de extraordinaria fuerza evocativa y de
gran verdad espiritual y antropológica: “Por eso no nos
desanimamos, pero incluso si nuestro hombre exterior va
deshaciéndose, el interior se renueva día a día”.
13.03.19
El Papa celebra en oración el aniversario de su elección
Silencio
y meditación en el retiro de Cuaresma
13
de marzo de 2019. El Papa Francisco celebra en oración el sexto
aniversario de su elección en la sede de Pedro (2013): de hecho, se
encuentra en la Casa del Maestro Divino en Ariccia, al sur de Roma,
para el retiro anual de Cuaresma de la Curia Romana.
Sus
audiencias están suspendidas, incluida la audiencia general del
miércoles por la mañana que no tuvo lugar. El Papa se encuentra
lejos del centro de atención, fuera del Vaticano hasta el 15 de
marzo, y sus días son cantados por la misa, la oración, la
adoración y dos meditaciones diarias del benedictino olivetano
Bernardo Francesco Maria Gianni, abad de San Miniato Monte,
Florencia.
Al
concluir su meditación en la mañana, el predicador expresó un
pensamiento de gratitud por el pontificado de Francisco: “Creo”,
dijo, “que nuestro Papa realmente nos enseña a cruzar las
fronteras; que le recuerda al hombre y la mujer de nuestro tiempo que
tienen, es cierto, fronteras, pero especialmente que están invitados
por la fuerza del Espíritu Santo, a superar estas fronteras porque
el corazón del hombre no tiene fronteras. Y nos lo recuerda todos
los días con una fidelidad intrépida al Evangelio”.
Si
bien en el retiro también se dan “momentos de reunión y
convivencia”, como las comidas, es sin embargo el “silencio” lo
que marca este encuentro, dice Vatican
News.
La Biblia y el rosario en la mano, el Papa se recoge en los bancos de
la capilla, donde su silueta blanca se perfila en medio de los
participantes.
En
el Vaticano, sin embargo, los deseos de los jefes de estado, las
autoridades civiles y eclesiales y los fieles siguen llamando la
atención del primer papa latinoamericano.
14.03.19
Jornada de Oración por las Vocaciones: ‘La valentía de arriesgar por la promesa de Dios’
Mensaje
del Papa Francisco
(
14 marzo 2019).- El 12 de mayo de 2019, IV domingo de Pascua, se
celebra la LVI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones cuyo
tema es La valentía de arriesgar por la promesa de Dios.
El
Pontífice, recordando sus palabras en la Jornada Mundial de la
Juventud de Panamá, reflexiona en esta Jornada Mundial de Oración
por las Vocaciones sobre cómo la llamada del Señor “nos
hace portadores de una promesa y, al mismo tiempo,
nos pide la valentía de arriesgarnos con él y por
él”.
Francisco
señala que lo explicará a través de estos dos aspectos, la
“promesa” y el “riesgo”, contemplando con vosotros la escena
evangélica de la llamada de los primeros discípulos en el lago de
Galilea.
Mensaje
del Papa Francisco
La
valentía de arriesgar por la promesa de Dios
Queridos
hermanos y hermanas:
Después
de haber vivido, el pasado octubre, la vivaz y fructífera
experiencia del Sínodo dedicado a los jóvenes, hemos celebrado
recientemente la 34ª Jornada Mundial de la Juventud en Panamá. Dos
grandes eventos, que han ayudado a que la Iglesia prestase más
atención a la voz del Espíritu y también a la vida de los jóvenes,
a sus interrogantes, al cansancio que los sobrecarga y a las
esperanzas que albergan.
Quisiera
retomar lo que compartí con los jóvenes en Panamá, para
reflexionar en esta Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones
sobre cómo la llamada del Señor nos hace portadores de una
promesa y, al mismo tiempo, nos pide la valentía de
arriesgarnos con él y por él. Me gustaría considerar
brevemente estos dos aspectos, la promesa y el riesgo, contemplando
con vosotros la escena evangélica de la llamada de los primeros
discípulos en el lago de Galilea (Mc 1,16-20).
Dos
parejas de hermanos –Simón y Andrés junto a Santiago y Juan–,
están haciendo su trabajo diario como pescadores. En este trabajo
arduo aprendieron las leyes de la naturaleza y, a veces, tuvieron que
desafiarlas cuando los vientos eran contrarios y las olas sacudían
las barcas. En ciertos días, la pesca abundante recompensaba el duro
esfuerzo, pero otras veces, el trabajo de toda una noche no era
suficiente para llenar las redes y regresaban a la orilla cansados y
decepcionados.
Estas
son las situaciones ordinarias de la vida, en las que cada uno de
nosotros ha de confrontarse con los deseos que lleva en su corazón,
se esfuerza en actividades que confía en que sean fructíferas,
avanza en el “mar” de muchas posibilidades en busca de la ruta
adecuada que pueda satisfacer su sed de felicidad. A veces se obtiene
una buena pesca, otras veces, en cambio, hay que armarse de valor
para pilotar una barca golpeada por las olas, o hay que lidiar con la
frustración de verse con las redes vacías
Como
en la historia de toda llamada, también en este caso se produce un
encuentro. Jesús camina, ve a esos pescadores y se acerca… Así
sucedió con la persona con la que elegimos compartir la vida en el
matrimonio, o cuando sentimos la fascinación de la vida consagrada:
experimentamos la sorpresa de un encuentro y, en aquel momento,
percibimos la promesa de una alegría capaz de llenar nuestras vidas.
Así, aquel día, junto al lago de Galilea, Jesús fue al encuentro
de aquellos pescadores, rompiendo la «parálisis de la normalidad»
(Homilía en la 22ª Jornada Mundial de la Vida Consagrada, 2
febrero 2018). E inmediatamente les hizo una promesa: «Os haré
pescadores de hombres» (Mc 1,17).
La
llamada del Señor, por tanto, no es una intromisión de Dios en
nuestra libertad; no es una “jaula” o un peso que se nos carga
encima. Por el contrario, es la iniciativa amorosa con la que Dios
viene a nuestro encuentro y nos invita a entrar en un gran proyecto,
del que quiere que participemos, mostrándonos en el horizonte un mar
más amplio y una pesca sobreabundante.
El
deseo de Dios es que nuestra vida no acabe siendo prisionera de lo
obvio, que no se vea arrastrada por la inercia de los hábitos
diarios y no quede inerte frente a esas elecciones que podrían darle
sentido. El Señor no quiere que nos resignemos a vivir la jornada
pensando que, a fin de cuentas, no hay nada por lo que valga la pena
comprometerse con pasión y extinguiendo la inquietud interna de
buscar nuevas rutas para nuestra navegación. Si alguna vez nos hace
experimentar una “pesca milagrosa”, es porque quiere que
descubramos que cada uno de nosotros está llamado –de diferentes
maneras–, a algo grande, y que la vida no debe quedar atrapada en
las redes de lo absurdo y de lo que anestesia el corazón. En
definitiva, la vocación es una invitación a no quedarnos en la
orilla con las redes en la mano, sino a seguir a Jesús por el camino
que ha pensado para nosotros, para nuestra felicidad y para el bien
de los que nos rodean.
Por
supuesto, abrazar esta promesa requiere el valor de arriesgarse a
decidir. Los primeros discípulos, sintiéndose llamados por él a
participar en un sueño más grande, «inmediatamente dejaron sus
redes y lo siguieron» (Mc 1,18). Esto significa que para
seguir la llamada del Señor debemos implicarnos con todo nuestro ser
y correr el riesgo de enfrentarnos a un desafío desconocido; debemos
dejar todo lo que nos puede mantener amarrados a nuestra pequeña
barca, impidiéndonos tomar una decisión definitiva; se nos pide esa
audacia que nos impulse con fuerza a descubrir el proyecto que Dios
tiene para nuestra vida. En definitiva, cuando estamos ante el vasto
mar de la vocación, no podemos quedarnos a reparar nuestras redes,
en la barca que nos da seguridad, sino que debemos fiarnos de la
promesa del Señor.
Me
refiero sobre todo a la llamada a la vida cristiana, que todos
recibimos con el bautismo y que nos recuerda que nuestra vida no es
fruto del azar, sino el don de ser hijos amados por el Señor,
reunidos en la gran familia de la Iglesia. Precisamente en la
comunidad eclesial, la existencia cristiana nace y se desarrolla,
sobre todo gracias a la liturgia, que nos introduce en la escucha de
la Palabra de Dios y en la gracia de los sacramentos; aquí es donde
desde la infancia somos iniciados en el arte de la oración y del
compartir fraterno. La Iglesia es nuestra madre, precisamente porque
nos engendra a una nueva vida y nos lleva a Cristo; por lo tanto,
también debemos amarla cuando descubramos en su rostro las arrugas
de la fragilidad y del pecado, y debemos contribuir a que sea siempre
más hermosa y luminosa, para que pueda ser en el mundo testigo del
amor de Dios.
La
vida cristiana se expresa también en esas elecciones que, al mismo
tiempo que dan una dirección precisa a nuestra navegación,
contribuyen al crecimiento del Reino de Dios en la sociedad. Me
refiero a la decisión de casarse en Cristo y formar una familia, así
como a otras vocaciones vinculadas al mundo del trabajo y de las
profesiones, al compromiso en el campo de la caridad y de la
solidaridad, a las responsabilidades sociales y políticas, etc. Son
vocaciones que nos hacen portadores de una promesa de bien, de amor y
de justicia no solo para nosotros, sino también para los ambientes
sociales y culturales en los que vivimos, y que necesitan cristianos
valientes y testigos auténticos del Reino de Dios.
En
el encuentro con el Señor, alguno puede sentir la fascinación de la
llamada a la vida consagrada o al sacerdocio ordenado. Es un
descubrimiento que entusiasma y al mismo tiempo asusta, cuando uno se
siente llamado a convertirse en “pescador de hombres” en la barca
de la Iglesia a través de la donación total de sí mismo y
empeñándose en un servicio fiel al Evangelio y a los hermanos. Esta
elección implica el riesgo de dejar todo para seguir al Señor y
consagrarse completamente a él, para convertirse en colaboradores de
su obra. Muchas resistencias interiores pueden obstaculizar una
decisión semejante, así como en ciertos ambientes muy
secularizados, en los que parece que ya no hay espacio para Dios y
para el Evangelio, se puede caer en el desaliento y en el «cansancio
de la esperanza» (Homilía en la Misa con sacerdotes, personas
consagradas y movimientos laicos, Panamá, 26 enero 2019).
Y,
sin embargo, no hay mayor gozo que arriesgar la vida por el Señor.
En particular a vosotros, jóvenes, me gustaría deciros: No seáis
sordos a la llamada del Señor. Si él os llama por este camino no
recojáis los remos en la barca y confiad en él. No os dejéis
contagiar por el miedo, que nos paraliza ante las altas cumbres que
el Señor nos propone. Recordad siempre que, a los que dejan las
redes y la barca para seguir al Señor, él les promete la alegría
de una vida nueva, que llena el corazón y anima el camino.
Queridos
amigos, no siempre es fácil discernir la propia vocación y orientar
la vida de la manera correcta. Por este motivo, es necesario un
compromiso renovado por parte de toda la Iglesia –sacerdotes,
religiosos, animadores pastorales, educadores– para que se les
ofrezcan, especialmente a los jóvenes, posibilidades de escucha y de
discernimiento. Se necesita una pastoral juvenil y vocacional que
ayude al descubrimiento del plan de Dios, especialmente a través de
la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la adoración
eucarística y el acompañamiento espiritual.
Como
se ha hablado varias veces durante la Jornada Mundial de la Juventud
en Panamá, debemos mirar a María. Incluso en la historia de esta
joven, la vocación fue al mismo tiempo una promesa y un riesgo. Su
misión no fue fácil, sin embargo no permitió que el miedo se
apoderara de ella. Su sí «fue el “sí” de quien quiere
comprometerse y el que quiere arriesgar, de quien quiere apostarlo
todo, sin más seguridad que la certeza de saber que era portadora de
una promesa. Y yo les pregunto a cada uno de ustedes. ¿Se sienten
portadores de una promesa? ¿Qué promesa tengo en el corazón para
llevar adelante? María tendría, sin dudas, una misión difícil,
pero las dificultades no eran una razón para decir “no”. Seguro
que tendría complicaciones, pero no serían las mismas
complicaciones que se producen cuando la cobardía nos paraliza por
no tener todo claro o asegurado de antemano» (Vigilia con los
jóvenes, Panamá, 26 enero 2019).
En
esta Jornada, nos unimos en oración pidiéndole al Señor que nos
descubra su proyecto de amor para nuestra vida y que nos dé el valor
para arriesgarnos en el camino que él ha pensado para nosotros desde
la eternidad.
Vaticano,
31 de enero de 2019, Memoria de san Juan Bosco.
15.03.19
Atentados en Nueva Zelanda: Solidaridad del Papa con la comunidad musulmana
Pésame
por la muerte de 40 personas
(15
marzo 2019).- El Papa Franciscoasegura a todos los neozelandeses, y
en particular a la comunidad musulmana, “su solidaridad de todo
corazón frente estos atentados”, escribe el Secretario de Estado
del Vaticano en el telegrama emitido este viernes, 15 de marzo de
2019.
El
cardenal Pietro Parolin señala que el Santo Padre “se ha
entristecido profundamente” al tener noticia de los más de 50
heridos y al menos 40 muertos (señalan los medios locales), causados
por los insensatos actos de violencia en dos mezquitas en
Christchurch.
“Consciente
de los esfuerzos del personal de seguridad y emergencias en esta
difícil situación”, el Pontífice “reza por la curación de los
heridos”, el “consuelo de quienes sufren la pérdida de sus seres
queridos” y “por todos los afectados” por esta tragedia,
asegura Parolin.
Encomendando
a los que “han muerto a la misericordia amorosa” de Dios
Todopoderoso, el Papa Francisco invoca las “bendiciones divinas de
consuelo y fortaleza sobre la nación”, concluye el mensaje.
Atacante
“supremacista blanco”
En
doble ataque, sucedido el viernes, 15 de marzo de 2019, a las 13 hora
local, actuó un solo comando de 4 personas armadas con
ametralladoras. El atacante que filmó el atentado, entró primero en
la mezquita, asesinó a algunas personas, luego salió a buscar
nuevas municiones en su coche y siguió disparando a los fieles.
Después tuvo lugar el ataque a la segunda mezquita.
El
video fue filmado por uno de los atacantes, que se define un
“supremacista blanco” y que decidió atacar Nueva Zelanda para
demostrar cómo también en las partes más remotas del mundo hay
inmigración de masa, indica Vatican
News en
español.
Pésame
de los Obispos de Nueva Zelanda
“Estamos
profundamente entristecidos por las personas asesinadas y heridas, y
nuestros corazones están con ellos, con sus familias y con la
comunidad en general. Paz, Salaam”.
Justo
después de los trágicos atentados, los obispos católicos de Nueva
Zelanda enviaron un mensaje dirigido a los “queridos miembros de la
comunidad musulmana” del país en Christchurch, para expresar su
solidaridad frente a tal violencia y asegurar sus oraciones.
“Somos
profundamente conscientes de las buenas relaciones que tenemos con
los musulmanes en esta tierra”, indican en su nota, “y estamos
particularmente sorprendidos por el hecho de que esto haya ocurrido
en un lugar y en un momento de oración”.
16.03.19
Ángelus: “Jesús nos muestra la gloria que nos espera”
En
esta cuaresma: Demos espacio a la oración y a la Palabra de Dios
(17
marzo 2019).- El Papa Francisco presidió la oración del Ángelus
este domingo 17 de marzo de 2019, desde la ventana del despacho del
Palacio Apostólico Vaticano, que da a la Plaza de San Pedro.
En
este segundo domingo de cuaresma el Papa nos invita a permanecer
algún momento en recogimiento cada día fijando la mirada interior
en el rostro de Jesús y dejando que su luz penetre e irradie en
nuestra vida.
El
evangelista Lucas insiste en el hecho de que Jesús se transfiguraba
mientras oraba.
Palabras
del Papa antes del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En
este segundo domingo de Cuaresma, la liturgia nos permite contemplar
el evento de la Transfiguración, en el que Jesús otorga a los
discípulos Pedro, Santiago y Juan un anticipo de la gloria de la
Resurrección: una parte del cielo en la tierra. El evangelista Lucas
(ver 9,28-36) nos muestra a Jesús transfigurado en la montaña, que
es el lugar de la luz, un símbolo fascinante de la experiencia única
reservada para los tres discípulos.
Suben
con el Maestro a la montaña, lo ven sumergiéndose en la oración, y
en cierto momento “su rostro cambió de apariencia” (v. 29).
Acostumbrados a verlo a diario en la simple apariencia de su
humanidad, frente a ese nuevo esplendor, que también envuelve a toda
su persona, quedan sorprendidos. Y junto a Jesús aparecen Moisés y
Elías, quienes hablan con él sobre su próximo “éxodo”, es
decir, de la Pascua de muerte y resurrección, una anticipación de
la Pascua. Entonces Pedro exclama: “Maestro, es bueno para nosotros
estar aquí” (v. 33). ¡Quisiera que ese momento de gracia no
terminara nunca!.
La
Transfiguración tiene lugar en un momento muy preciso en la misión
de Cristo, es decir, después de que Él les confió a los discípulos
que debía “sufrir mucho, […] ser asesinado y resucitar al tercer
día” (v. 21). Jesús sabe que no aceptan esta realidad, la
realidad de la cruz, la realidad de la muerte y por eso quiere
prepararlos para soportar el escándalo de la pasión y muerte de
cruz, para que sepan que este es el camino a través del cual el
Padre celestial hará alcanzar la gloria a su Hijo elegido
resucitándolo de los muertos. Y este también será el camino de los
discípulos: nadie viene a la vida eterna, sino siguiendo a Jesús,
llevando su propia cruz en la vida terrenal.
Cada
uno de nosotros tiene su propia cruz, el Señor nos hace ver el final
de este recorrido que es la resurreción, la belleza, por lo tanto
hay que llevar la propia cruz.
Por
lo tanto, la Transfiguración de Cristo nos muestra la perspectiva
cristiana del sufrimiento: no es un sadomasoquismo el sufrimiento, es
un pasaje necesario pero transitorio. El punto de llegada al que
estamos llamados es luminoso, como el rostro de Cristo transfigurado:
en él está la salvación, la felicidad, la luz, el amor de Dios sin
límites. Al mostrar así su gloria, Jesús nos asegura que la cruz,
las pruebas, las dificultades en las que luchamos tienen su solución
y su superación en la Pascua.
Por
lo tanto, en esta Cuaresma, nosotros también subamos la montaña con
Jesús, ¿de qué modo?, con la oración. Subamos a la montaña con
la oración, la oración silenciosa, la oración del corazón, la
oración siempre buscando al Señor.
Permanezcamos
algún momento en recogimiento, cada día un momento, fijemos la
mirada interior en el rostro de Jesús y dejemos que su luz penetre e
irradie en nuestra vida. De hecho, el evangelista Lucas insiste en el
hecho de que Jesús se transfiguraba”mientras oraba” (v. 29).
Sumergido en una conversación íntima con el Padre, en la que
también resonaban la Ley y los Profetas, Moisés y Elías, y
mientras se adhería con todo su ser a la voluntad del Padre,
incluida la cruz, la gloria de Dios lo
invadió
transfigurando también el exterior. Esto es así: la oración en
Cristo y en el Espíritu Santo transforma a la persona desde dentro y
puede iluminar también a los demás y al mundo que nos rodea.
Cuantas veces hemos encontrado a personas que iluminan, que sale la
luz de los ojos, que tienen esa mirada luminosa y oran y la oración
hace esto, nos hace resplandecer con la luz del Espíritu Santo.
Continuemos
nuestro viaje de Cuaresma con alegría. Demos espacio a la oración y
a la Palabra de Dios, que la liturgia nos ofrece abundantemente en
estos días.
Que
la Virgen María nos enseñe a permanecer con Jesús incluso cuando
no lo entendamos y no lo comprendamos, porque solo permaneciendo con
Él veremos su gloria.
18.03.19
Misa del Papa en Santa Marta: “No juzguen a los demás, no condenen y perdonen”
Exhortación
a vivir la “misericordia”
(18
marzo 2019).-“La misericordia de Dios es tan grande, tan grande. No
olvidemos esto. Cuántas personas dicen: “He hecho cosas tan malas.
He comprado mi lugar en el infierno, no puedo volver atrás. Pero
¿piensa en la misericordia de Dios?”.
Así
ha hablado el Papa Francisco esta mañana, 18 de marzo de 2019, en su
homilía de la Eucaristía celebrada en la capilla de Santa Marta,
tras estar varios días retirado en Ariccia, de ejercicios
espirituales, con sus hermanos sacerdotes de la Curia Romana.
“No
juzguen a los demás, no condenen y perdonen: así se imita la
misericordia del Padre”. Francisco ha exhortado a “imitar a Dios”
para “no equivocarse en la vida”, y “caminar ante los ojos del
Padre”. Partiendo del Evangelio de Lucas (Lc 6, 36-38), el
Pontífice habla ante todo de la misericordia de Dios, capaz de
perdonar las acciones más “feas”, reporta Vatican
News en
español.
El
cura de Ars, en sus numerosas confesiones, hablaba de la misericordia
de Dios, tal y como ha narrado el Papa: “Recordemos la historia de
la pobre viuda que fue a confesarse con el cura de Ars (su marido se
había suicidado; había saltado del puente al río. Y lloraba. Y
dijo: ‘Yo soy una pecadora, pobrecilla. ¡Pero, pobre mi marido!
¡Está en el infierno! Se suicidó y el suicidio es un pecado
mortal. Está en el infierno’. Y el cura de Ars dijo: ‘Deténgase,
señora, porque entre el puente y el río está la misericordia de
Dios’. Hasta el final, hasta el final, está la misericordia de
Dios”.
No
juzgar
El
Santo Padre ha dado a los fieles unos consejos prácticos para actuar
con misericordia: no juzgar y perdonar.
El
primero de todos es “no juzgar”. Esta es una “mala costumbre”,
dice el Papa, de la que abstenerse, sobre todo en este tiempo de
Cuaresma.
En
este sentido, Francisco ha comentado: “También, hay una
costumbre que se mezcla en nuestras vidas incluso sin que nos demos
cuenta. ¡Siempre! Hasta para iniciar una conversación: ‘¿Has
visto aquel lo que ha hecho?’. El juicio al otro. Pensemos en
cuántas veces al día juzgamos. ¡Por favor! Parecemos todos jueces
fallidos ¡no! Todos Siempre para empezar una conversación, un
comentario sobre otro: ‘Pero mirá, ¡se hizo cirugía estética!
Es más fea que antes'”.
Finalmente
–ha dicho el Papa– hay que “perdonar”, aunque sea “tan
difícil”, porque nuestras acciones dan “la medida a Dios de lo
que debe hacer con nosotros”.
19.03.19
Scholas Occurrentes: El Papa Francisco lanzará el proyecto ‘Programando por la Paz’
E inaugurará el ‘Hub
Tecnológico de Scholas’
Ciudad
del Vaticano, 19 marzo 2019. El
próximo jueves 21 de marzo a las 16 horas (hora de Roma), el Papa
Francisco hará el primer clic al proyecto internacional Programando
por la paz,
en el marco de la inauguración del Hub
Tecnológico Scholas.
Este
evento -en el que Francisco participará vía videoconferencia desde
la sede de Scholas Global, en el Palacio de San Calixto, Vaticano- da
inicio a una serie de proyectos internacionales de base tecnológica
que contará con el apoyo de los máximos referentes en desarrollo
tecnológico a nivel mundial.
Durante
la videoconferencia el Papa también se conectará y dará la
bienvenida a las nuevas sedes de Scholas a nivel global, y recibirá
a jóvenes de distintas nacionalidades, participantes de los
proyectos que la Fundación Scholas realiza en los campos del
deporte, el arte y la tecnología, como Scholas Ciudadanía, FutVal
(fútbol con valores), Scholas Arte, entre otros Programas.
“Programando
por la paz”
La
programación en informática se fundamenta en buena medida en la
búsqueda de resolución de conflictos, en la persistencia a pesar de
las dificultades, y en el trabajo colaborativo, principios que se
aplican muy bien al espíritu de Scholas. Con el proyecto Programando
por la paz se
espera que durante este año miles de niños y jóvenes se inicien en
el aprendizaje de la programación desde una mirada ética y en la
búsqueda de la paz; el primer “bloque” de este proyecto será
programado “literalmente” por el pontífice.
20.03.19
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