9 de nov. 2020

PAPA - NOVEMBRE 2

 


El Papa recibe al padre Pierluigi Maccalli


El Papa Francisco recibe al padre Maccalli, misionero italiano

Secuestrado durante dos años

( 9 nov. 2020).- El Papa Francisco ha recibido a el padre Pierluigi Maccalli, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas, originario de Madignano, en la provincia de Cremona y liberado el pasado 8 de octubre después de dos años de prisión entre Níger y Mali.

En declaraciones a Vatican News, el sacerdote compartió que este ha sido “un encuentro muy, muy agradable”. “Me emocioné, sobre todo diciéndole al Papa lo que viví y también confiando a su oración, especialmente a las comunidades a las que iba y que ahora están sin presencia misionera y sin sacerdote desde hace más de dos años”. Asimismo, el misionero le pidió a Francisco “que tenga presente a la Iglesia de Níger en su oración”.

También le dio las gracias “por haber rezado por mí, junto con la Iglesia, y luego en el Ángelus del Día Mundial de los Misioneros cuando quiso este aplauso de la plaza por mi liberación”. El Pontífice le respondió: “Nosotros te apoyamos a ti, pero tú apoyaste a la Iglesia”.

Para el sacerdote italiano, este gesto del Pontífice “fue el abrazo de un padre, este padre que llevo en la oración todos los días”.

“Nunca hubiera pensado que un misionero que va a las afueras del mundo pudiera encontrarse un día ante el propio Papa, que apoya a la Iglesia universal. Son emociones difíciles de expresar… Yo continué diciendo, gracias, gracias, gracias, gracias”, concluye.

2 años de secuestro

El padre Maccalli fue raptado por milicianos yihadistas en Níger, en la frontera con Burkina Faso. Trabajaba en la parroquia de Bomoanga, diócesis de Niamey.

El sacerdote fue liberado junto con otro rehén italiano, Nicola Chiacchio, un joven que desapareció en el norte de Mali en febrero de 2019 mientras viajaba en bicicleta, según indican los medios de comunicación italianos.

La liberación del padre Pier Luigi Maccalli en Mali constit “un gran signo de esperanza para todos nosotros, para África y para la Iglesia universal”, expresó Mons. Protase Rugambwa, arzobispo secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos de Tanzania, al comentar la noticia de la liberación del misionero italiano.

09.11.20



audiencia general oración perseverante


Audiencia general: Catequesis completaoración perseverante”

“El cristiano que reza no teme nada”

Catequesis – 14. La oración perseverante

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Seguimos con las catequesis sobre la oración. Alguien me ha dicho: “Usted habla demasiado sobre la oración. No es necesario”. Sí, es necesario. Porque si nosotros no rezamos, no tendremos la fuerza para ir adelante en la vida. La oración es como el oxígeno de la vida. La oración es atraer sobre nosotros la presencia del Espíritu Santo que nos lleva siempre adelante. Por esto yo hablo tanto de la oración.

Jesús ha dado ejemplo de una oración continua, practicada con perseverancia. El diálogo constante con el Padre, en el silencio y en el recogimiento, es el fundamento de toda su misión. Los Evangelios nos cuentan también de sus exhortaciones a los discípulos, para que recen con insistencia, sin cansarse. El Catecismo recuerda las tres parábolas contenidas en el Evangelio de Lucas que subrayan esta característica de la oración (cfr. CCE, 2613) de Jesús.

La oración debe ser sobre todo tenaz: como el personaje de la parábola que, teniendo que acoger un huésped que llega de improviso, en mitad de la noche va a llamar a un amigo y le pide pan. El amigo responde: “¡no!”, porque ya está en la cama, pero él insiste e insiste hasta que no le obliga a alzarse y a darle el pan (cfr. Lc 11,5-8). Una petición tenaz. Pero Dios es más paciente que nosotros, y quien llama con fe y perseverancia a la puerta de su corazón no queda decepcionado. Dios siempre responde. Siempre. Nuestro Padre sabe bien qué necesitamos; la insistencia no sirve para informarle o convencerle, sino para alimentar en nosotros el deseo y la espera.

La segunda parábola es la de la viuda que se dirige al juez para que la ayude a obtener justicia. Este juez es corrupto, es un hombre sin escrúpulos, pero al final, exasperado por la insistencia de la viuda, decide complacerla (cfr. Lc 18,1-8). Y piensa: “Es mejor que le resuelva el problema y me la quito de encima, y así no viene continuamente a quejarse delante de mí”. Esta parábola nos hace entender que la fe no es el impulso de un momento, sino una disposición valiente a invocar a Dios, también a “discutir” con Él, sin resignarse delante del mal y la injusticia.


La tercera parábola presenta un fariseo y un publicano que van al Templo a rezar. El primero se dirige a Dios presumiendo de sus méritos; el otro se siente indigno incluso solo por entrar en el santuario. Pero Dios no escucha la oración del primero, es decir, de los soberbios, mientras escucha la de los humildes (cfr. Lc 18,9-14). No hay verdadera oración sin espíritu de La enseñanza del Evangelio es clara: se debe rezar siempre, también cuando todo parece vano, cuando Dios parece sordo y mudo y nos parece que perdemos el tiempo. Incluso si el cielo se ofusca, el cristiano no deja de rezar. Su oración va a la par que la fe. Y la fe, en muchos días de nuestra vida, puede parecer una ilusión, un cansancio estéril. Hay momentos oscuros, en nuestra vida y en esos momentos la fe parece una ilusión.

Pero practicar la oración significa también aceptar este cansancio. “Padre, yo voy a rezar y no siento nada… me siento así, con el corazón seco, con el corazón árido”. Pero tenemos que ir adelante, con este cansancio de los momentos malos, de los momentos que no sentimos nada. Muchos santos y santas han experimentado la noche de la fe y el silencio de Dios —cuando . Es precisamente la humildad la que nos lleva a pedir en la oración.nosotros llamamos y Dios no responde— y estos santos han sido perseverantes.

En estas noches de la fe, quien reza nunca está solo. Jesús de hecho no es solo testigo y maestro de oración, es más. Él nos acoge en su oración, para que nosotros podamos rezar en Él y a través de Él. Y esto es obra del Espíritu Santo.


Es por esta razón que el Evangelio nos invita a rezar al Padre en el nombre de Jesús. San Juan escribe estas palabras del Señor: “Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo” (14,13). Y el Catecismo explica que “la certeza de ser escuchados en nuestras peticiones se funda en la oración de Jesús” (n. 2614). Esta dona las alas que la oración del hombre siempre ha deseado poseer.


audiencia general oración perseverante

Cómo no recordar aquí las palabras del salmo 91, cargadas de confianza, que nacen de un corazón que espera todo de Dios: “Te cubrirá con su plumaje, un refugio hallarás bajo sus alas. Escudo y adarga es su lealtad. No temerás el terror de la noche, ni la saeta que de día vuela, ni la peste que avanza en las tinieblas, ni el azote que devasta a mediodía” (vv. 4-7). Es en Cristo que se cumple esta maravillosa oración, es en Él que encuentra su plena verdad.

Sin Jesús, nuestras oraciones correrían el riesgo de reducirse a los esfuerzos humanos, destinados la mayor parte de las veces al fracaso. Pero Él ha tomado sobre sí cada grito, cada lamento, cada júbilo, cada súplica… cada oración humana. Y no . Pero Él ha tomado sobre sí cada grito, cada lamento, cada júbilo, cada súplica… cada oración humana. Y no olvidemos el Espíritu Santo que reza en nosotros; es Aquel que nos lleva a rezar, nos lleva a Jesús. Es el don que el Padre y el Hijo nos han dado para proceder al encuentro de Dios. Y el Espíritu Santo, cuando nosotros rezamos, es el Espíritu Santo que reza en nuestros corazones.

Cristo es todo para nosotros, también en nuestra vida de oración. Lo decía San Agustín con una expresión iluminante, que encontramos también en el Catecismo: Jesús “ora por nosotros como sacerdote nuestro; ora en nosotros como cabeza nuestra; a Él se dirige nuestra oración como a Dios nuestro. Reconozcamos, por tanto, en Él nuestras voces; y la voz de Él, en nosotros” (n. 2616).

Es por esto que el cristiano que reza no teme nada, se encomienda al Espíritu Santo, que se nos ha dado como don y que reza en nosotros, suscitando la oración. Que sea el mismo Espíritu Santo, Maestro de oración,quien nos enseñe el camino de la oración.

11.11.20



PAPA FRANCISCOpapa misa pobres

El Papa En Pentecostés © Vatican Media


El Papa presidirá la Misa de la IV Jornada Mundial de los Pobres

A las 10 de la mañana



papa misa pobresa

El Papa presidirá la Misa de la IV Jornada Mundial de los Pobres

(13 nov. 2020).- El próximo domingo, 15 de noviembre de 2020, a las 10 horas, el Papa Francisco presidirá la Santa Misa dominical en la basílica de San Pedro con motivo de la IV Jornada Mundial de los Pobres.

La Eucaristía será transmitida en vivo con comentarios en español por la página de Facebook de zeniten el portal de Vatican News y en el canal de YouTube del medio vaticano.

Representación simbólica

Ayer, jueves 12 de noviembre, tuvo lugar la conferencia de prensa de presentación de la IV Jornada Mundial de los Pobres, cuyo tema es “Tiende tu mano al pobre”.

En ella monseñor Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización anunció que participarán “solo 100 personas” en la Misa dominical, como representación simbólica de todos los pobres del mundo que “necesitan especialmente la atención y la solidaridad de la comunidad cristiana, además de los voluntarios y benefactores”.

13.11.20


Ángelus, 16 Agosto 2020 (C) Vatican Media

Ángelus: El Señor encomienda a cada uno un capital de acuerdo con sus capacidades.

Palabras antes del Ángelus

(15 nov. 2020).- A las 12 del mediodía de hoy, 15 de noviembre de 2020, el Santo Padre Francisco se asomó a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.

A continuación, siguen las palabras de Francisco, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

***

Palabras antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este penúltimo domingo del año litúrgico, el Evangelio nos presenta la famosa parábola de los talentos (cf. Mt 25, 14-30). Forma parte del discurso de Jesús sobre los últimos tiempos, que precede inmediatamente a su pasión, muerte y resurrección. La parábola —la hemos escuchado— cuenta de un rico señor que debe partir y, previendo una larga ausencia, encomienda sus bienes a tres de sus siervos: al primero le encomienda cinco talentos, al segundo dos, al tercero uno. Jesús especifica que la distribución se hace “según la capacidad de cada uno” (v. 15). Así hace el Señor con todos nosotros: nos conoce bien, sabe que no somos iguales y no quiere privilegiar a nadie en detrimento de otros, sino que encomienda a cada uno un capital de acuerdo con sus capacidades.

Durante la ausencia del amo, los dos primeros siervos se esforzaron hasta el punto de duplicar la suma que se les había encomendado. No así el tercer siervo, que esconde su talento en un hoyo: para evitar peligros, lo deja allí, a salvo de los ladrones, pero sin hacerlo fructífero. Llega el momento del regreso del amo, que pide cuentas a sus siervos. Los dos primeros presentan el buen fruto de sus esfuerzos; han trabajado, y el amo los elogia, los recompensa y los invita a participar en su fiesta, en su alegría. El tercero, sin embargo, al darse cuenta de que está en falta, inmediatamente empieza a justificarse diciendo: «Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste, por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento bajo tierra; aquí tienes lo que es tuyo» (vv. 24-25). Se defiende de su pereza acusando a su amo de ser “duro”. Esta es una costumbre que también nosotros tenemos: muchas veces nos defendemos acusando a los demás. Pero ellos no tienen la culpa, la culpa es nuestra, el defecto es nuestro. Y este siervo acusa a los demás, acusa al amo, para justificarse. A menudo también nosotros hacemos lo mismo. Entonces el amo le recrimina: le llama siervo “malo y perezoso” (v. 26); hace que le quiten su talento y lo echen de su casa.  

Esta parábola vale para todos, pero, como siempre, especialmente para los cristianos. También hoy es muy actual, hoy que es la Jornada de los Pobres, en la que la Iglesia nos dice a los cristianos: “Tiende la mano al pobre, tiende tu mano al pobre”. No estás solo en la vida, hay gente que te necesita; no seas egoísta, tiende la mano al pobre.

Todos hemos recibido de Dios un “patrimonio” como seres humanos, una riqueza humana, del tipo que sea. Y como discípulos de Cristo, también hemos recibido la fe, el Evangelio, el Espíritu Santo, los sacramentos, y tantas otras cosas. Estos dones hay que emplearlos para hacer el bien, el bien en esta vida, como servicio a Dios y a los hermanos. Y hoy la Iglesia te dice, nos dice: “Utiliza lo que te ha dado Dios y mira a los pobres. Mira, hay muchos, también en nuestras ciudades, en el centro de nuestra ciudad, hay muchos. ¡Haz el bien!”.

A veces pensamos que ser cristianos es no hacer el mal. Y no hacer el mal es bueno. Pero no hacer el bien no es bueno. Tenemos que hacer el bien, salir de nosotros mismos y mirar, mirar a quienes tienen más necesidad. Hay mucha hambre, incluso en el corazón de nuestras ciudades, y tantas veces entramos en esa lógica de la indiferencia: el pobre está ahí y miramos para el otro lado. Tiende tu mano al pobre: es Cristo. Sí, algunos dicen: “Estos sacerdotes, estos obispos que hablan de los pobres, de los pobres… ¡Nosotros queremos que nos hablen de la vida eterna!”. Escuchad, hermano y hermana, los pobres están en el centro del Evangelio. Es Jesús quien nos ha enseñado a hablar a los pobres, es Jesús quien ha venido por los pobres. Tiende tu mano al pobre. Has recibido muchas cosas, ¿y dejas que tu hermano, tu hermana, muera de hambre?

Queridos hermanos y hermanas, que cada uno diga en su corazón esto que Jesús nos dice hoy, que repita en su corazón: “Tiende tu mano al pobre”. Y Jesús nos dice otra cosa: “Sabes, el pobre soy yo”. Jesús nos dice esto: “El pobre soy yo”.

La Virgen María recibió un gran don: Jesús; pero no se lo guardó para sí misma sino que se lo dio al mundo, a su pueblo. Aprendamos de ella a tender la mano a los pobres.

Palabras después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Con la oración, estoy cerca de las poblaciones de las Filipinas, que sufren a causa de la destrucción y, sobre todo, de las inundaciones provocadas por un fuerte tifón. Expreso mi solidaridad a las familias más pobres y expuestas a estas calamidades, y mi apoyo a cuantos se esfuerzan por socorrerlas.

Mi pensamiento se dirige a continuación a Costa de Marfil, que celebra hoy la Jornada Nacional de la Paz, en un contexto de tensiones sociales y políticas que, lamentablemente, han provocado numerosas víctimas. Me uno a la oración para obtener del Señor el don de la concordia nacional, y exhorto a todos los hijos e hijas de ese querido país a colaborar responsablemente en la reconciliación y en una convivencia serena. Animo, especialmente, a los diversos actores políticos a que restablezcan un clima de confianza recíproca y diálogo en la búsqueda de soluciones justas que tutelen y promuevan el bien común.

Ayer, en una estructura hospitalaria de Rumanía en la que estaban ingresados varios pacientes afectados por el coronavirus, estalló un incendio que provocó varias víctimas. Expreso mi cercanía y rezo por ellas. Oremos por ellas.

Os saludo a todos vosotros, fieles de Roma y peregrinos procedentes de diversos países. No os olvidéis, que suene hoy en nuestro corazón esta voz de la Iglesia: “Tiende tu mano al pobre. Porque, sabes, el pobre es Cristo”.

Me alegro en especial por la presencia del Coro de Voces Blancas de Hösel (Alemania). ¡Gracias por vuestros cantos!

Os deseo a todos un buen domingo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!

15.11.20





papa congreso de la misiónn

Francia: Audiencia del Papa al “Congreso de la Misión

Francia: Audiencia del Papa al “Congreso de la Misión”

Una voz laica en la misión

 16 nov. 2020).- Dos representantes del Congreso de la Misión, Francia, fueron recibidos por el Papa Francisco al final de la mañana del pasado sábado 14 de noviembre de 2020. El Santo Padre habló pero sobre todo hizo muchas preguntas sobre la misión llevada a cabo por los laicos, según informó Rafael Cornu-Thénard, contactado por teléfono por zenit al final de la audiencia papal.

El Congreso de la Misión nació por iniciativa de Raphael Cornu-Thénard en asociación con varios movimientos y comunidades.

Una voz laica en la misión

“Queríamos encontrarnos con el Papa Francisco para darle cuenta del impulso misionero que vemos en Francia con motivo del Congreso de la Misión y de nuestra experiencia”, señala el arquitecto.

“Nos emocionó mucho encontrarnos con él, fue muy amable y luego nos animó a continuar el trabajo”, prosigue, “tuvimos unos intercambios muy simples en torno a la cuestión de la evangelización propiamente dicha, como se propone, una evangelización explícita, el hecho de dedicar tiempo a salir al encuentro de la gente, la Iglesia ‘a la salida’. Fue un momento muy hermoso”.

Por primera vez en 2021, el Congreso de la Misión tendrá lugar fuera de París en una decena de ciudades de Francia, del 1 al 3 de octubre, punto puesto en común con el Pontífice.

Francisco insistió en “la urgencia y la importancia de un diálogo fructífero” que solo puede tener lugar si conocemos “nuestra identidad”, desde el momento en que sabemos “quiénes somos”. Es una “dificultad” actual en la que existe una “crisis de fe”, una crisis del vínculo con Dios.

Raphaël Cornu-Thénard percibió que el Papa estaba “feliz de escuchar una voz laica sobre la cuestión de la misión de la Iglesia, de la misión en la Francia de hoy”. “Le gusta, sentimos que tiene un conocimiento directo del campo. Así que nos hizo muchas preguntas. Hablaba un poco, pero sobre todo quería preguntar, saber qué estábamos viviendo. Fue muy alentador”.

Una feria evangelística nacional

Raphaël Cornu-Thénard y Anne-Geneviève Montagne han deseado “utilizar la experiencia del Congreso de la Misión” para informar al Papa e intercambiar con el una conversación sobre la “dinámica misionera en Francia hoy en día”.

También citaron este pasaje de la bendición del Santo Padre en el Congreso de la Misión: “La proclamación del Evangelio debe ser una prioridad absoluta, y a todo el Pueblo de Dios se le ha confiado esta tarea. Todos somos discípulos misioneros”.

Para Raphaël Cornu-Thénard, “el Congreso de la Misión representa una especie de ‘exposición nacional’ de la evangelización. En el transcurso de un fin de semana, los cristianos, en toda su inmensa diversidad, se reúnen para responder a una pregunta siempre nueva: ¿Cómo se puede proponer la fe en la sociedad actual?”.

Desde 2015, el congreso ha reunido cada año a los cristianos de Francia: han participado 11.000 personas diferentes, entre ellas 600 sacerdotes y 20 obispos. Y han destacado unas 500 iniciativas misioneras.

Su vocación es, de hecho, “despertar un gran entusiasmo por la misión. Dar las claves de la misión sin ninguna idea de una receta milagrosa pero poniéndonos en la escuela de cada uno. Y para crear una gran red misionera”.

A través de este enlace es posible descubrir el vídeo de los fundadores del Congreso de la Misión. En 2018, trabajaron en un texto para proclamar las grandes intuiciones que puede ser descargado aquí. Y también es posible conocer toda la información sobre el manifiesto.

16.11.20




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