21 de nov. 2018

PAPA AUDIÈNCIES


El Papa llama a “suplicar la humildad y la verdad que nos pone frente a nuestra pobreza”

No codiciarás los bienes de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo”

(21 nov. 2018).- “Bienaventurados los pobres de espíritu; aquellos que, no fiándose de sus propias fuerzas, se abandonan en Dios, que con su misericordia cura sus faltas y les da una vida nueva”.
Así ha concluido el Papa Francisco su reflexión en español, pronunciada en la audiencia general, que ha dedicado al último mandamiento: “No codiciarás los bienes de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo”q, este miércoles, 21 de noviembre de 2018, en la plaza de San Pedro.
No codiciarás”
El Pontífice ha observado que a simple vista parece coincidir con los mandamientos: “No cometerás adulterio” o “no robarás”. Sin embargo –ha aclarado– hay una diferencia.
En este epílogo –ha indicado Francisco– el Señor “nos propone llegar al fondo del sentido del decálogo” y evitar que “pensemos que basta un cumplimiento nominal y farisaico” para conseguir la salvación.
La diferencia estriba en el verbo empleado: “no codiciarás”; con este verbo se subraya que, en el corazón del hombre –como dice Jesús en el evangelio–, “nace la impureza y los deseos malvados que rompen nuestra relación con Dios y con los hombres”, ha matizado el Santo Padre en su reflexión.
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Nuestros encuentros sobre el Decálogo nos llevan hoy al último mandamiento. Lo escuchamos al principio. Estas no son solo las últimas palabras del texto, sino mucho más: son el cumplimiento del viaje a través del Decálogo, que llegan al fondo de todo lo que encierra. En efecto, a simple vista, no agregan un nuevo contenido: las palabras «no codiciarás la mujer de tu prójimo […], ni los bienes de tu prójimo » están al menos latentes en los mandamientos sobre el adulterio y el  robo. ¿Cuál es entonces la función de estas palabras? ¿Es un resumen? ¿Es algo más?
Tengamos muy en cuenta que todos los mandamientos tienen la tarea de indicar el límite de la vida, el límite más allá del cual el hombre se destruye y destruye a su prójimo, estropeando su relación con Dios. Si vas más allá, te destruyes, también destruyes la relación con Dios y la relación con los demás. Los mandamientos señalan esto. Con esta última palabra, se destaca el hecho de que todas las transgresiones surgen de una raíz interna común: los deseos malvados. Todos los pecados nacen de un deseo malvado. Todos. Allí empieza a moverse el corazón, y uno entra en esa onda, y acaba en una transgresión. Pero no en una transgresión formal, legal: en una transgresión que hiere a uno mismo y a los demás.
En el Evangelio, el Señor Jesús dice explícitamente: “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraudes, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre”.”(Mc 7,21-23).
Entendemos así que todo el itinerario del Decálogo no tendría ninguna utilidad si no llegase a tocar este nivel, el corazón del hombre. ¿De dónde nacen todas estas cosas feas? El Decálogo se muestra lúcido y profundo en este aspecto: el punto de llegada –el último mandamiento- de este viaje es el corazón, y si éste, si el corazón, no se libera, el resto sirve de poco. Este es el reto: liberar el corazón de todas estas cosas malvadas y feas. Los preceptos de Dios pueden reducirse a ser solo la hermosa fachada de una vida que sigue siendo una existencia de esclavos y no de hijos. A menudo, detrás de la máscara farisaica de la sofocante corrección, se esconde algo feo y sin resolver.
En cambio, debemos dejarnos desenmascarar por estos mandatos sobre el deseo, porque nos muestran nuestra pobreza, para llevarnos a una santa humillación. Cada uno de nosotros puede preguntarse: Pero ¿qué deseos feos siento a menudo? ¿La envidia, la codicia, el chismorreo? Todas estas cosas vienen desde dentro. Cada uno puede preguntárselo y le sentará bien. El hombre necesita esta bendita humillación, esa por la que descubre que no puede liberarse por sí mismo, esa por la que clama a Dios para que lo salve. San Pablo lo explica de una manera insuperable, refiriéndose al mandamiento de no desear (cf. Rom 7: 7-24).
Es vano pensar en poder corregirse sin el don del Espíritu Santo. Es vano pensar en purificar nuestro corazón solo con  un esfuerzo titánico de nuestra voluntad: eso no es posible. Debemos abrirnos a la relación con Dios, en verdad y en libertad: solo de esta manera nuestras fatigas pueden dar frutos, porque es el Espíritu Santo el que nos lleva adelante.
La tarea de la Ley Bíblica no es la engañar al hombre con que  una obediencia literal lo lleve a una salvación amañada  y, además, inalcanzable. La tarea de la Ley es llevar al hombre a su verdad, es decir, a su pobreza, que se convierte en apertura auténtica, en apertura personal a la misericordia de Dios, que nos transforma y nos renueva. Dios es el único capaz de renovar nuestro corazón, a condición de que le abramos el corazón: es la única condición; Él lo hace todo; pero tenemos que abrirle el corazón.
Las últimas palabras del Decálogo educan a todos a reconocerse como mendigos; nos ayudan a enfrentar el desorden de nuestro corazón, para dejar de vivir egoístamente y volvernos pobres de espíritu, auténticos ante la presencia del Padre, dejándonos redimir por el Hijo y enseñar por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el maestro que nos enseña. Somos mendigos, pidamos esta gracia.
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5, 3). Sí, benditos  aquellos que dejan de engañarse creyendo que pueden salvarse de su debilidad sin la misericordia de Dios, que es la sola que  puede sanar el corazón. Solo la misericordia del Señor sana el corazón.  Bienaventurados los que reconocen sus malos deseos y con un corazón arrepentido y humilde, no se presentan ante Dios y ante los hombres como justos, sino como pecadores. Es hermoso lo que Pedro le dijo al Señor: “Aléjate de mí, Señor, que soy un pecador”. Hermosa oración ésta: “Aléjate de mí, Señor, que soy un pecador”.
Estos son los que saben tener compasión, los que saben tener misericordia de los demás, porque la experimentan en ellos mismos.
22.11.18




Declaración conjunta del Gran Rabinato de Israel y la Santa Sede

Para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo

Del 18 al 20 de noviembre de 2018  tuvo lugar en Roma la decimosexta reunión de la Comisión bilateral de las delegaciones del Gran Rabinato de Israel y de la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo cuyo tema ha sido: La dignidad del ser humano. Enseñanzas del judaísmo y del catolicismo sobre los niños.
Publicamos a continuación el texto de la declaración conjunta firmada por ambas partes que fueron recibidas en la tarde del 19 de  noviembre por el Santo Padre Francisco.
Declaración conjunta
1. El cardenal Peter Turkson, como presidente de la delegación católica, dio la bienvenida a Roma  a los delegados judíos invocando la bendición divina  sobre la reunión. El rabino Rasson Arusi respondió expresando el gozo y la satisfacción de la delegación judía de reunirse en esta santa tarea común citando las palabras del Salmo 90:17: “La dulzura del Señor sea con nosotros/ Confirma tú la acción de nuestras manos”.
2. La Comisión Bilateral se reunió con motivo del Día Universal del Niño convocada por las Naciones Unidas y consecuentemente dedicó sus deliberaciones al tema de la dignidad humana, con especial referencia a los niños.
3. La Comisión apreció el progreso significativo en la sociedad moderna en relación con el tema de los derechos humanos, tal como se evidencia en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y, en particular, en la Convención de 1989 sobre los Derechos del Niño. Estos principios de la inviolabilidad de la vida humana y de la inalienable  dignidad humana de la persona encuentran su plena expresión en las relaciones entre el individuo y lo Divino y entre el individuo y su prójimo, que implica la responsabilidad de hacer efectiva esa relación en la dimensión social. Tenemos una obligación especial para con los miembros más vulnerables de nuestras comunidades y, en particular, con los niños,  garantes de la posteridad, que todavía no pueden expresar su pleno potencial y defenderse solos
4. Se discutió en profundidad la importancia de aclarar el fundamento ético de esto principios, señalando que estos ideales ya están arraigados con valor trascendente en nuestro patrimonio bíblico común que declara que el ser humano está creado a imagen de Dios (cf. Gen 1: 26-27; 5: 1-2).
5. El respeto por la dignidad personal de los niños también debe expresarse con la oferta de una  amplia gama de estímulos e instrumentos para desarrollar sus capacidades de reflexión y de acción. No solo es necesario que los niños se sientan objeto de una atención adecuada y amorosa, sino también que se involucren activamente para que se desarrollen sus capacidades cognitivas y prácticas. Para que eso suceda en consonancia con los principios antes mencionados, es necesario fomentar relaciones de amor auténtico y estable, y proporcionar  la nutrición, atención médica y protección adecuadas, así como la educación religiosa y escolarización necesarias, el aprendizaje informal y el cultivo de la creatividad.
6. La sociedad en su conjunto, pero en particular los padres, los maestros y guías religiosos, tienen una responsabilidad especial en el crecimiento moral y espiritual de los niños. En sus deliberaciones sobre los derechos de los niños a la autonomía y a la libertad, los miembros de la Comisión Bilateral destacaron la tensión entre el esfuerzo por garantizar la máxima libertad de elección y el de asegurar la protección y la orientación prudente. Todo esto exige que nos abstengamos de cualquier instrumentalización de la otra persona, cuya dignidad siempre debe considerarse  como un fin en sí mismo.
7. Los miembros de la Comisión Bilateral fueron recibidos en una audiencia privada por el Papa Francisco que afirmó su compromiso personal en este ámbito y  en el progreso de las relaciones entre católicos y judíos con las palabras: “Somos hermanos e hijos de un sólo Dios, y debemos trabajar juntos por la paz, mano en mano”. En este encuentro, el Papa recibió con satisfacción la noticia de la preparación de un documento interreligioso sobre las cuestiones relacionadas con el final de la vida, con especial referencia al peligro de legalizar la eutanasia y el suicidio asistido por un médico en lugar de garantizar los cuidados paliativos y el máximo respeto por la vida que es un don de Dios.
8. Al concluir sus deliberaciones, los miembros de la Comisión Bilateral dieron gracias al Altísimo por sus bendiciones sobre sus vidas y trabajo; y por sus dones, entre los que se incluyen  los niños, así descritos en el Salmo 127: 3, “La herencia de Dios son los hijos/ recompensa el fruto de las entrañas”. Para garantizar su sano desarrollo
espiritual es particularmente importante familiarizarlos con el patrimonio bíblico que comparten judíos y católicos.
9. Además, la Comisión insta a que estos textos de las Sagradas Escrituras se estudien en sus respectivas comunidades. Asimismo, la enseñanza de Nostra aetate(n. 4) y los documentos subsiguientes relativos a las relaciones judeo-cristianas, deberían ser ampliamente conocidos y difundidos en ambas comunidades, lo cual proporcionará un impulso creciente a la  bendita reconciliación y cooperación entre judíos y católicos, en beneficio de sus fieles y de la entera sociedad.
Roma,
20 de noviembre de 2018 – 12 de Kislev, 5779
Rabino Rasson Arusi                                          Cardenal Peter Turkson
(Presidente de la delegación judía)                   (Presidente de la delegación católica)
Rabino David Rosen                                          Arzobispo Pierbattista Pizzaballa O.F.M.
Rabino Prof. Daniel S                                        Arzobispo Bruno Forte
Rabino Prof. Avraham Steinberg                       Obispo Giacinto-Boulos Marcuzzo
Mr. Oded Wiener                                                Mons. Pier Francesco Fumagalli
P. Norbert J. Hofmann S.D.B.
23.11.18







Giorgio La Pira: Testigo entusiasta del Evangelio y profeta de los tiempos modernos

Discurso del Papa a los miembros de la Fundación ‘Giorgio La Pira’

(23 nov. 2018).- El Santo Padre ha destacado de la figura de Giorgio La Pira que fue un “testigo entusiasta del Evangelio y un profeta de los tiempos modernos”; su actitud estuvo siempre inspirada por una perspectiva cristiana, mientras que su acción a menudo se adelantaba a sus tiempos.
Esta mañana, a las 12:15 horas, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los miembros de la Fundación “Giorgio La Pira”, con motivo de su V Congreso nacional, en curso en Roma, Villa Aurelia, del 22 al 23 de noviembre de 2018.
Discurso del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas,
Recibo con alegría a todos los que participáis  en el congreso  nacional de asociaciones y grupos dedicados al Venerable Giorgio La Pira. Saludo a cada uno y agradezco las palabras del Presidente de la Fundación Giorgio La Pira. Espero que vuestra reunión de estudio y reflexión contribuya a que el compromiso con el desarrollo integral de las personas crezca en las comunidades y regiones italianas de las que formáis parte.

En un momento en que la complejidad de la vida política italiana e internacional necesita fieles laicos y estadistas de gran calidad humana y cristiana para el servicio del bien común, es importante redescubrir a Giorgio La Pira, una figura ejemplar para la Iglesia y para el mundo contemporáneo. Fue un testigo entusiasta del Evangelio y un profeta de los tiempos modernos; su actitud estuvo siempre inspirada por una perspectiva cristiana, mientras que su acción a menudo se adelantaba a sus tiempos.
Su actividad como profesor universitario fue variada y multiforme, especialmente en Florencia, pero también en Siena y Pisa. Junto a ella dio vida a varias obras de caridad, como la “Misa del Pobre” en San Procolo y la Conferencia de San Vicente “Beato Angélico”. Desde 1936 vivió en el convento de San Marco, donde estudió la patrística, ocupándose también la publicación de la revista Principi, en la que no faltaban las críticas al fascismo. Buscado por la policía de ese régimen, se refugió en el Vaticano, donde durante un período permaneció en la casa del Sustituto Mons. Montini, que lo estimaba mucho. En 1946 fue elegido en la Asamblea Constituyente, donde contribuyó a la redacción de la Constitución de la República Italiana.
Pero su misión al servicio del bien común encontró su cumbre en el período en que fue alcalde de Florencia en los años cincuenta. La Pira tomó una línea política abierta a las necesidades del catolicismo social y siempre al lado de los últimos y de los sectores más frágiles de la población.
También emprendió un importante programa para promover la paz social e internacional, con la organización de conferencias internacionales “por la paz y la civilización cristiana” y con fuertes llamamientos contra la guerra nuclear. Por el mismo motivo hizo un viaje histórico a Moscú en agosto de 1959. Su compromiso político-diplomático se hacía cada vez más incisivo: en 1965 convocó un simposio por la paz en Vietnam en Florencia, y yendo luego personalmente a Hanói donde se encontró con Ho Chi Min y Phan Van Dong.
Queridos amigos, os animo a que mantengáis vivo y difundáis el patrimonio de acción eclesial y social del Venerable Giorgio La Pira; en particular, su testimonio integral de fe, el amor por los pobres y marginados, el trabajo por la paz, la puesta en práctica del mensaje social de la Iglesia y la gran fidelidad a las enseñanzas católicas. Todos estos son elementos que constituyen un mensaje válido para la Iglesia y la sociedad actual, respaldados por la ejemplaridad de sus gestos y de sus palabras.

Su ejemplo es inapreciable, especialmente para aquellos que trabajan en el sector público, que están llamados a estar alerta frente a esas  situaciones negativas que San Juan Pablo II definió como “estructuras de pecado” (ver Carta Encíclica Sollicitudo rei socialis, 36). Se trata de  la suma de factores que actúan en dirección opuesta a la realización del bien común y del respeto por la dignidad de la persona. Se cede a esas tentaciones cuando, por ejemplo, se busca exclusivamente el beneficio personal o de un grupo en lugar del interés de todos; cuando el clientelismo prevalece sobre la justicia; cuando el apego excesivo al poder bloquea de hecho el recambio generacional y el acceso a los jóvenes. Como decía Giorgio La Pira: “la política es un compromiso de humanidad y de santidad”. Por lo tanto, es un camino exigente de servicio y responsabilidadpara los fieles laicos, llamados a actuar cristianamente en las  realidades temporales como enseña el Concilio Vaticano II (cf. Decreto sobre el apostolado de los laicos Apostolicam actuositatem, 4).
Hermanos y hermanas, el legado de La Pira, que conserváis en vuestras diversas experiencias asociativas, constituye para vosotros como   un “puñado” de talentos que el Señor os pide que hagáis fructificar. Os exhorto, pues, a resaltar las virtudes humanas y cristianas que forman parte del patrimonio ideal y  también espiritual del Venerable Giorgio La Pira. Así podréis, en los territorios en los que vivís, ser operadores de paz, artífices de justicia, testigos de solidaridad y caridad; ser levadura de valores evangélicos en la sociedad, especialmente en el ámbito de la cultura y de  la política; podréis renovar el entusiasmo de entregaros a los demás, dándoles alegría y esperanza. En su discurso vuestro presidente ha repetido dos veces la palabra “primavera”: hoy hace falta una  “primavera”. Hoy hacen falta profetas de esperanza, profetas de santidad que no tengan miedo de ensuciarse las manos, para trabajar, para salir adelante. Hoy hacen falta “golondrinas”: sedlo vosotros.
Con estos deseos, que confío a la intercesión de la Virgen María, os bendigo de todo corazón así como a vuestros  seres queridos y a vuestras iniciativas. Y os pido, por favor, que os acordéis de rezar por mí. Gracias.
24.11.18






Ángelus: Jesús “nos pide que le dejemos ser nuestro rey”

Palabras del Papa antes de la oración mariana 
  
(25 nov. 2018).- “Jesús nos pide hoy que le dejemos ser nuestro rey”, dijo el Papa Francisco en el Ángelus este 25 de noviembre de 2018. “Pero, recordó, no debemos olvidar que el reino de Jesús no es de este mundo. Puede dar un nuevo significado a nuestra vida … solo si no seguimos la lógica del mundo y su “rey”.
Desde una ventana del palacio apostólico que domina la Plaza de San Pedro, el Papa meditó sobre la solemnidad de Cristo Rey del Universo, celebrado este domingo, conclusión del año litúrgico: “La vida de la creación no avanza por casualidad, sino que avanza hacia una meta final: la manifestación definitiva de Cristo, Señor de la historia y de toda la creación”.
Palabras del Papa antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, que celebramos hoy, se establece al final del año litúrgico y nos recuerda que la vida de la creación no avanza por casualidad, sino que avanza hacia una meta final: la manifestación definitiva de Cristo, Señor de la historia y de toda la creación. La conclusión de la historia será su reino eterno.
El pasaje del Evangelio de hoy (cf. Jn 18: 33b-37) nos habla de este reino, relatando la humillante situación en que se encontró  Jesús después de ser arrestado en Getsemaní: atado, insultado, acusado y llevado ante las autoridades de Jerusalén. Se le presenta al fiscal romano, como alguien que atenta contra el poder político, para convertirse en el rey de los judíos. Pilatos luego hace su pregunta y en un interrogatorio dramático le pregunta dos veces si es un rey (vs. 33b.37). Jesús primero responde que su reino “no es de este mundo” (v. 36). Luego dice: «Tú lo dices: yo soy rey» (v.37). Es evidente que en toda su vida Jesús no tiene ambiciones políticas.
Recordemos que después de la multiplicación de los panes, la gente, entusiasmada con el milagro, quiso proclamarlo rey, para derrocar el poder romano y restaurar el reino de Israel. Pero para Jesús, el reino es otra cosa, y ciertamente no se logra con la revuelta, la violencia y la fuerza de las armas. Por lo tanto, se había retirado solo en la montaña para orar (cf. Jn 6, 5-15).
Ahora, respondiendo a Pilato, señala que sus discípulos no lucharon para defenderlo. Él dice: “Si mi reino fuera de este mundo, mis sirvientes habrían luchado para que yo no fuera entregado a los judíos” (v.36). Jesús quiere dejar claro que por encima del poder político hay otro mucho mayor, que no se logra por medios humanos. Él vino a la tierra para ejercer este poder, que es el amor, dando testimonio de la verdad (v. 37). Esta es la verdad divina que, en última instancia, es el mensaje esencial del Evangelio: “Dios es amor” (1 Jn 4: 8) y quiere establecer en el mundo su reino de amor, justicia y paz. Este es el reino del cual Jesús es el rey, y que se extiende hasta el fin de los tiempos.
La historia enseña que los reinos fundados en el poder de las armas y en la prevaricación son frágiles y tarde o temprano se derrumban. Pero el reino de Dios se basa en su amor y se enraíza en los corazones, el Reino de Dios se enraíza en los corazones concediendo a quien lo recibe paz, libertad y plenitud de vida. Y nosotros queremos la paz, todos nosotros queremos la libertad y queremos la plenitud. ¿Cómo se hace esto?, deja que el amor de Dios, el reino de Dios, el amor de Jesús se enraíce en tu corazón y tendrás, paz, libertad y tendrás plenitud.
Jesús hoy nos pide que le dejemos ser nuestro rey. Un rey que con su palabra, su ejemplo y su vida inmolada en la cruz nos ha salvado de la muerte, señala el camino al hombre perdido, da nueva luz a nuestra existencia marcada por la duda, el miedo y las pruebas cotidianas. Pero no debemos olvidar que el reino de Jesús no es de este mundo. Podrá dar un nuevo significado a nuestra vida, a veces sometido a prueba incluso por nuestros errores y nuestros pecados, solo con la condición de que no sigamos la lógica del mundo y de sus “reyes”.
Que la Virgen María nos ayude a recibir a Jesús como el rey de nuestra vida y a difundir su reino, dando testimonio de la verdad que es el amor.
Palabras del Papa después del Ángelus.

Queridos hermanos y hermanas,
Ayer, Ucrania conmemoró el aniversario del Holodomor, una terrible hambruna causada por el régimen soviético que causó millones de víctimas. La imagen es dolorosa. Que la inmensa herida del pasado sea un llamado a todos para que tales tragedias no vuelvan a suceder. Oremos por ese querido país y por la paz tan deseada.
Les saludo a todos ustedes peregrinos que han venido de Italia y de diferentes países: a las familias, a los grupos parroquiales, a las asociaciones. En particular, saludo a los numerosos coros que asistieron a su Tercer Congreso Internacional celebrado en el Vaticano, y les agradezco su presencia y su precioso servicio a la liturgia y a la evangelización, muchas gracias!.
Saludo a los participantes en el Congreso sobre la fertilidad, promovido por la Universidad Católica del Sagrado Corazón en el 50 aniversario de la Encíclica Humanae vitae de San Pablo VI; así como también a los universitarios de derecho de la Universidad de Roma Tres y a los fieles de Pozzuoli, Bacoli y Bellizzi.
Saludo a los peregrinos de Palermo,  y felicitaciones porque han tenido el valor de venir aquí con esta lluvia Les deseo a todos un buen domingo. Y por favor, no se olviden de orar por mí. Buen almuerzo y ¡hasta pronto!.
25.11.18



Santa Marta: “El enemigo de la generosidad es el consumismo”

La generosidad ensancha nuestros corazones”

(26 nov. 2018).- El Papa Francisco ha exhortado en su homilía de la Misa matutina a preguntarnos cómo podemos ser más generosos con los pobres, incluso con “las pequeñas cosas” y ha asegurado que “el enemigo de la generosidad es el consumismo, gastando más de lo que necesitamos”.
El Pontífice ha observado que muchas veces en el Evangelio Jesús hace el contraste entre ricos y pobres: Basta pensar en el rico Epulón y Lázaro o en el joven rico, ha propuesto, un contraste que hace que el Señor diga: “Es muy difícil para un rico entrar en el reino de los cielos”.
La reflexión de hoy, lunes, 26 de noviembre de 2018, en la Residencia de Santa Marta, ha sido en torno al Evangelio de San Lucas (21,1-4), sobre el que Francisco ha comentado que hay un contraste entre los ricos “que entregaban sus ofrendas al tesoro” y una viuda pobre que entregaba dos monedas. Estos ricos son diferentes del rico Epulón: “no son malos”, ha indicado el Papa.
Parece ser gente buena que va al templo y da la oferta”, ha explicado. “Es, por lo tanto, un contraste diferente”. El Señor quiere decirnos algo más cuando dice que la viuda tiró más que nadie porque dio “todo lo que tenía para vivir”.
Ella actuó así “porque confiaba en Dios, era una mujer de las bienaventuranzas, era muy generosa”. En esta línea, el Pontífice ha llamado a “dar todo porque el Señor es más que todo. El mensaje de este pasaje del Evangelio es una invitación a la generosidad”.
Generosidad como algo cotidiano 
Hay quien puede etiquetar a Cristo como “comunista” –ha dicho el Papa–, “pero el Señor, cuando dijo estas cosas, sabía que detrás de las riquezas siempre estaba el mal espíritu: el señor del mundo”. Por eso dijo una vez: “No se puede servir a dos señores: servir a Dios y servir a las riquezas”.
El Papa, así, hace una llamada a la generosidad: “La generosidad ensancha el corazón y conduce a la magnanimidad”. La generosidad es algo cotidiano –asegura– es algo en lo que debemos pensar: “¿cómo puedo ser más generoso, con los pobres, con los necesitados…. cómo puedo ayudar más?”.
Francisco ha exhortado a pensar en las pequeñas cosas: “Hagamos un viaje a nuestras habitaciones, por ejemplo, un viaje a nuestro guardarropa. ¿Cuántos pares de zapatos tengo? Uno, dos, tres, cuatro, quince, veinte… cada uno lo puede decir. (…) ¿Cuántas prendas que no uso o uso una vez al año? Es una manera de ser generosos, de dar lo que tenemos, de compartir”.
Enfermedad del consumismo
En este contexto, el Santo Padre ha advertido contra la enfermedad del consumismo: “Siempre comprar cosas, tener…”. Es una gran enfermedad hoy, ha comentado. “No digo que todos hagamos esto, no. Pero el consumismo, gastar más de lo necesario, la falta de austeridad en la vida: es enemigo de la generosidad”.
Y la generosidad material – pensar en los pobres, “Yo puedo dar esto para que coman, para que se vistan” –, estas cosas tienen otra consecuencia: ensancha el corazón y te lleva a la magnanimidad”.
Debemos rezar al Señor “para que nos libere” de ese mal tan peligroso que es el consumismo, que nos hace esclavos, una dependencia del gasto: “es una enfermedad psiquiátrica”. “Pidamos –exhortó– por esta gracia del Señor: la generosidad, que ensancha nuestros corazones y nos lleva a la magnanimidad”.
27.11.18




Santa Marta: “¿Cómo me gustaría que el Señor me encontrara cuando me llame?”

  Pensar en el final nos ayuda a pensar” dice el Papa    

(27 nov. 2018).- “¿Cómo será mi fin? ¿Cómo me gustaría que el Señor me encontrara cuando me llame?” –ha reflexionado el Papa en la homilía de esta mañana–. “Es prudente pensar en el final, nos ayuda a avanzar, a hacer un examen de conciencia sobre qué cosas debo corregir y cuáles llevar adelante porque son buenas”.
El Santo Padre ha celebrado la Eucaristía, en la Capilla de la Residencia Santa Marta, este martes, 27 de noviembre de 2018.
Hoy el Papa ha profundizado sobre el fin del mundo y de la propia vida, siguiendo la primera lectura de leída en la Misa, del Apocalipsis, en la que San Juan habla del fin del mundo “con la figura de la mies”, con Cristo y un ángel armado con una hoz.
Cuando llegue nuestra hora, deberemos mostrar la calidad de nuestro trigo, la calidad de nuestras vidas”, afirmó el Pontífice. “Es una gracia” que la Iglesia nos invita a meditar sobre esto –ha dicho el Santo Padre– “porque no nos gusta pensar en el fin, siempre posponemos este pensamiento para mañana”.
Esta es mi vida. Este es mi trigo. Esta es mi calidad de vida. ¿Me he equivocado?” ha indicado el Papa que le diremos al Señor al final de nuestra vida, cuando “cada uno de nosotros se encontrará con el Señor”.
Todos deberemos decir esto, porque todos cometemos errores” ha aconsejado el Pontífice, y también diremos “he hecho cosas buenas”- porque todos hacemos cosas buenas; “y así haremos para mostrar al Señor el grano”, puntualizó Francisco.
Nos hará bien esta semana pensar en el final. Si el Señor me llamara hoy, ¿qué haría? ¿Qué le diría?” ha exhortado Francisco en la Misa matutina, que ha presidido en la Casa de Santa Marta.
El pensamiento del fin nos ayuda a avanzar; no es un pensamiento estático: es un pensamiento que avanza porque es llevado adelante por la virtud, por la esperanza. Sí, habrá un fin, pero ese fin será un encuentro: un encuentro con el Señor. Es verdad, será un ‘rendir cuentas’ de lo que he hecho, pero también será un encuentro de misericordia, de alegría, de felicidad. Pensar en el fin, el fin de la creación, el fin de la propia vida, es sabiduría; el sabio lo hace”, afirmó el Papa.
28.11.18




Audiencia general,

Última catequesis de los mandamientos

( 28 nov. 2018).- Esta mañana, la audiencia general se ha celebrado en el interior del Aula Pablo VI, debido a las bajas temperaturas que se perciben en Roma estos días. La audiencia ha comenzado a las 9:30 horas, cuando el Papa Francisco ha entrado a la sala saludando a los peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
El Papa ha concluido hoy el ciclo de catequesis sobre los Diez Mandamientos, hablando del tema La ley nueva en Cristo y los deseos según el Espíritu (Pasaje bíblica: de la Carta a los Gálatas de San Pablo Apóstol, 5, 16-18, 22-23).
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En la catequesis de hoy, que concluye el itinerario de los Diez Mandamientos, podemos usar como tema clave el de los deseos, que nos permite volver a recorrer el camino hecho y resumir las etapas cumplidas leyendo el texto del Decálogo, siempre a la luz de la plena revelación en Cristo.
Habíamos empezado con la gratitudcomo la base de la relación de confianza y obediencia: Dios, como hemos visto, no pide nada antes de haber dado mucho más. Nos invita a la obediencia para rescatarnos del engaño de las idolatrías que tienen tanto poder sobre nosotros. En efecto, intentar realizarse a través de los ídolos de este mundo nos vacía y nos esclaviza, mientras que lo que nos da estatura y consistencia es la relación con Aquel que, en Cristo, nos hace hijos a partir  de su paternidad (cf. Ef. 3,14). 16).
Esto implica un proceso de bendición y de liberación, que es el descanso verdadero, auténtico. Como dice el salmo: “En Dios solo el descanso de mi alma; de él viene mi salvación” (Sa62, 2).
Esta vida liberada se convierte en aceptación de nuestra historia personal y nos reconcilia con lo que, desde la infancia hasta el presente, hemos vivido, haciéndonos adultos y capaces de dar el justo peso a las realidades y las personas de nuestras vidas. Por este camino entramos en la relación con el prójimo que, a partir del amor que Dios muestra en Jesucristo, es una llamada a la belleza de la fidelidad, la generosidad y la autenticidad.

Pero para vivir así – o sea, en la belleza de la fidelidad, de la generosidad y de la autenticidad-necesitamos un corazón nuevo, habitado por el Espíritu Santo (cf. Ez 11,19; 36,26). Yo me pregunto: ¿cómo se produce este “trasplante” de corazón, del corazón viejo al corazón nuevo? A través del don de los nuevos deseos (cf. Rom 8: 6), que se siembran en nosotros por la gracia de Dios, especialmente a través de los Diez Mandamientos que Jesús llevó a su cumplimento, como enseña en el “sermón de la montaña” (cf., 17-48). De hecho, al contemplar la vida descrita en el Decálogo, o sea una existencia agradecida, libre, bendecidora, adulta, defensora y amante de la vida, fiel, generosa y sincera, nos encontramos ante Cristo, casi sin darnos cuenta de ello. El Decálogo es su “radiografía”, lo describe como un negativo fotográfico que deja que su rostro aparezca, como en la Sábana Santa. Y así, el Espíritu Santo fecunda nuestro corazón poniendo en él los deseos que son un don suyo, los deseos del Espíritu. Desear según el Espíritu, desear al ritmo del Espíritu, desear con la música del Espíritu.
Mirando a Cristo vemos la belleza, el bien, la verdad. Y el Espíritu genera una vida que, secundando estos deseos, activa en nosotros la esperanza, la fe y el amor.
Así descubrimos mejor lo que significa que el Señor Jesús no vino a abolir la ley sino a cumplirla, a hacer que creciera y mientras la ley según la carne era una serie de prescripciones y prohibiciones, según el Espíritu esta misma ley se convierte en vida (cf. Jn.. 6, 63, Ef. 2:15), porque ya no es una norma, sino la carne misma de Cristo, que nos ama, nos busca, nos perdona, nos consuela y en su Cuerpo recompone la comunión con el Padre, perdida por la desobediencia del pecado. Y así la negatividad literaria, la negatividad en la expresión de los mandamientos- “no robarás”, “no insultarás”, “no matarás” –ese “no” se transforma en una actitud positiva: amar, dejar sitio a los otros en mi corazón-, todos deseos que siembran positividad. Y esta es la plenitud de la ley que Jesús vino a traernos.
En Cristo, y solo en él, el Decálogo deja de ser una condena (cf. Rom 8, 1) y se convierte en la auténtica verdad de la vida humana, es decir, el deseo de amor -aquí nace un deseo de bien, de hacer el bien- deseo de gozo, deseo de paz, de magnanimidad, de benevolencia, de bondad, de fidelidad, de mansedumbre, dominio de sí mismo. De esos “noes” se pasa a este “sí”: la actitud positiva de un corazón que se abre con la fuerza del Espíritu Santo.
He aquí para lo que sirve buscar a Cristo en el Decálogo: para fecundar nuestro corazón para que esté henchido de amor y se abra a la obra de Dios. Cuando el hombre secunda el deseo de vivir según Cristo, está abriendo la puerta a la salvación que no puede sino llegar, porque Dios Padre es generoso y, como dice el Catecismo, “tiene sed de que tengamos sed de él” (No. 2560).
Si son los malos deseos los que arruinan al hombre (cf. Mt 15, 18-20), el Espíritu deposita en nuestros corazones sus santos deseos, que son la semilla de una nueva vida (cf. 1 Jn 3,9). De hecho, la nueva vida no es el esfuerzo titánico de ser coherente con una norma, sino que la vida nueva es  el mismo Espíritu de Dios que comienza a guiarnos hacia sus frutos, en una feliz sinergia entre nuestra alegría de ser amados y su alegría de amarnos. Se encuentran las dos alegrías: la alegría de Dios por amarnos y nuestra alegría de ser amados.
Esto es  lo que significa el Decálogo para nosotros, los cristianos: contemplar a Cristo para abrirnos a recibir su corazón, para recibir sus deseos, para recibir su Santo Espíritu.
29.11.18





Santa Marta: “Alejémonos de la paganización de la vida” invita el Papa

Abramos el corazón con esperanza”  

(29 nov. 2018).- Llegará el día –ha dicho Francisco– en el que el Señor dirá: “basta. Ésta es la crisis de una civilización que se cree orgullosa, suficiente, dictatorial y termina así”.
El Santo Padre ha reflexionado esta mañana, 29 de noviembre de 2018, sobre destrucción y confianza; sobre derrota y victoria, en la Eucaristía celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta, en el Vaticano.
De la Primera Lectura, del Libro del Apocalipsis de San Juan Apóstol, el Papa ha destacado que describe la destrucción de Babilonia, la ciudad bella, símbolo de la mundanidad, “del lujo, de la autosuficiencia y del poder de este mundo”.
Asimismo, ha comentado del la Segunda Lectura, del Evangelio según San Lucas, que “relata la devastación de Jerusalén, la Ciudad Santa”.
En el día del juicio, la “gran prostituta” caerá –ha anunciado el Papa– Babilonia será destruida con un grito de victoria, condenada por el Señor y dejará ver su verdad: “Cueva de demonios, refugio de todo espíritu impuro”. Bajo su magnificencia mostrará la corrupción, sus fiestas se presentarán como falsa felicidad. Su destrucción será violenta y “nadie más la encontrará”.
Del mismo, el Pontífice ha relatado cómo caerá Jerusalén: Verá su ruina por otro tipo de corrupción, “la corrupción de la infidelidad al amor; no ha sido capaz de reconocer el amor de Dios en su Hijo”. La Ciudad Santa “será pisoteada por los paganos”, castigada por el Señor, porque ha abierto las puertas de su corazón a los paganos.
En esta línea, Francisco ha meditado: “Existe la paganización de la vida, en nuestro caso, cristiana. ¿Vivimos como cristianos? Parece que sí. Pero en verdad, nuestra vida es pagana, cuando suceden estas cosas, cuando entra en esta seducción de Babilonia y Jerusalén vive como Babilonia”.

¿Tú eres cristiano? ¿Tú eres cristiana? ¿Vives como cristiano? No se puede mezclar el agua con el aceite. Siempre diverso. El fin de una civilización contradictoria en sí misma que dice ser cristiana y vive como pagana”, ha dicho en la homilía.
En conclusión, el Santo Padre ha invitado a pensar en “las Babilonias de nuestro tiempo”, en los tantos Imperios poderosos, por ejemplo del siglo pasado, que se han derrumbado. “Y así terminarán también las grandes ciudades de hoy y así terminará nuestra vida, si seguimos por este camino de paganización”, ha prevenido a los fieles.
Permanecen sólo aquellos que ponen su esperanza en el Señor. Entonces, abramos el corazón con esperanza y alejémonos de la paganización de la vida” ha sido el llamamiento del Papa este jueves, 28 de noviembre.


29.11.18


Santa Marta: La misión es un billete de ida sin vuelta

Hacer lo que decimos”

( 30 nov. 2018).- La misión es un billete de ida sin vuelta, dijo el Papa Francisco en la misa de esta mañana, 30 de noviembre de 2018, en la Casa de Santa Marta, para la fiesta del apóstol San Andrés. Insistió en la “coherencia” de la vida: “hacer lo que decimos”.
En su homilía informada por Vatican News, instó a deshacerse de “todo lo que nos impide continuar en el anuncio “de Jesús”, de esta actitud, de pecado, de este vicio” para ser “más coherente” en su testimonio.
El anuncio no es “una simple noticia”, sino “la única gran buena noticia”, dijo: “Este no es un trabajo publicitario, para publicitar a una persona muy buena, que hizo el bien, que sanó a muchas personas, y nos enseñó cosas hermosas. No, no es publicidad. Tampoco es hacer proselitismo. Si alguien va a hablar sobre Jesucristo, predica a Jesucristo para hacer proselitismo, no, no es el anuncio de Cristo: es un trabajo … directamente en la lógica del marketing“.
¿Qué es el anuncio de Cristo? preguntó el Papa. No es proselitismo, ni publicidad o marketing: va más allá … es sobre todo ser enviado. Y esta misión se realiza “con la condición de poner en juego su vida, su tiempo, sus intereses, su carne”. “Este viaje solo tiene un billete de ida, no hay vuelta. Regresar es apostasía”.
El Papa habló del “escándalo” de los cristianos que se llaman a sí mismos cristianos pero viven “como paganos, como incrédulos”. Y ha invitado a la “coherencia, entre la palabra y la vida”. El apóstol, “es el que lleva la Palabra de Dios, es un testigo”, quien juega su vida “hasta el final” y quien es “también un mártir”.
Dios mismo, observó el Papa, “para darse a conocer”, envió a su Hijo “arriesgando su vida”, en un viaje “con un solo billete, de ida”. “El diablo trató de convencerlo de que tomara otro camino, y Él no quiso, hizo la voluntad del Padre hasta el final. Y nuestro anuncio debe seguir el mismo camino: el testimonio, porque Él ha sido testigo del Padre haciéndose carne. Y nosotros debemos encarnarnos, es decir, convertirnos en testigos: hacer, hacer lo que decimos”.
Los mártires son aquellos que [muestran] que el anuncio fue verdadero”, dijo nuevamente el Papa Francisco. Los hombres y mujeres que dieron sus vidas, los apóstoles dieron sus vidas por su sangre; pero también muchos hombres y mujeres ocultos en nuestra sociedad y en nuestras familias, que dan testimonio diariamente, en silencio, a Jesucristo, pero a través de sus vidas, con la coherencia de hacer lo que dicen”.
Asumir “la misión” de proclamar a Cristo, concluyó, es vivir como Jesús “nos enseñó a vivir”, “en armonía con lo que predicamos”, por lo que el anuncio “será fructífero”. Vivir al contrario “sin coherencia”, “decir una cosa y hacer lo contrario”, hace “mucho daño al pueblo de Dios”.
Durante la celebración, el Papa Francisco también invitó a estar “cerca de la Iglesia de Constantinopla, de la Iglesia de Andrés”, y ha orado “por la unidad de las iglesias”.

30.11.18




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