El Papa llama a “suplicar la humildad y la verdad que nos pone frente a nuestra pobreza”
“No
codiciarás los bienes de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo”
(21
nov. 2018).- “Bienaventurados los pobres de espíritu; aquellos
que, no fiándose de sus propias fuerzas, se abandonan en Dios, que
con su misericordia cura sus faltas y les da una vida nueva”.
Así
ha concluido el Papa Francisco su reflexión en español, pronunciada
en la audiencia general, que ha dedicado al último mandamiento:
“No codiciarás los bienes de tu prójimo, ni la mujer de tu
prójimo”q, este miércoles, 21 de noviembre de 2018, en la plaza
de San Pedro.
“No
codiciarás”
El
Pontífice ha observado que a simple vista parece coincidir con los
mandamientos: “No cometerás adulterio” o “no robarás”. Sin
embargo –ha aclarado– hay una diferencia.
En
este epílogo –ha indicado Francisco– el Señor “nos propone
llegar al fondo del sentido del decálogo” y evitar que “pensemos
que basta un cumplimiento nominal y farisaico” para conseguir la
salvación.
La
diferencia estriba en el verbo empleado: “no codiciarás”; con
este verbo se subraya que, en el corazón del hombre –como dice
Jesús en el evangelio–, “nace la impureza y los deseos malvados
que rompen nuestra relación con Dios y con los hombres”, ha
matizado el Santo Padre en su reflexión.
Catequesis
del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Nuestros
encuentros sobre el Decálogo nos llevan hoy al último mandamiento.
Lo escuchamos al principio. Estas no son solo las últimas palabras
del texto, sino mucho más: son el cumplimiento del viaje a través
del Decálogo, que llegan al fondo de todo lo que encierra. En
efecto, a simple vista, no agregan un nuevo contenido: las palabras
«no codiciarás la mujer de tu prójimo […], ni los bienes de
tu prójimo » están al menos latentes en los mandamientos
sobre el adulterio y el robo. ¿Cuál es entonces la función
de estas palabras? ¿Es un resumen? ¿Es algo más?
Tengamos
muy en cuenta que todos los mandamientos tienen la tarea de indicar
el límite de la vida, el límite más allá del cual el hombre se
destruye y destruye a su prójimo, estropeando su relación con Dios.
Si vas más allá, te destruyes, también destruyes la relación con
Dios y la relación con los demás. Los mandamientos señalan esto.
Con esta última palabra, se destaca el hecho de que todas las
transgresiones surgen de una raíz interna común: los
deseos malvados. Todos
los pecados nacen de un deseo malvado. Todos. Allí empieza a moverse
el corazón, y uno entra en esa onda, y acaba en una transgresión.
Pero no en una transgresión formal, legal: en una transgresión que
hiere a uno mismo y a los demás.
En
el Evangelio, el Señor Jesús dice explícitamente: “Porque de
dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas:
fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades,
fraudes, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas
estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre”.”(Mc
7,21-23).
Entendemos
así que todo el itinerario del Decálogo no tendría ninguna
utilidad si no llegase a tocar este nivel, el corazón del
hombre. ¿De dónde nacen todas estas cosas feas? El
Decálogo se muestra lúcido y profundo en este aspecto: el punto de
llegada –el último mandamiento- de este viaje es el corazón, y si
éste, si el corazón, no se libera, el resto sirve de poco. Este es
el reto: liberar el corazón de todas estas cosas malvadas y feas.
Los preceptos de Dios pueden reducirse a ser solo la hermosa fachada
de una vida que sigue siendo una existencia de esclavos y no de
hijos. A menudo, detrás de la máscara farisaica de la sofocante
corrección, se esconde algo feo y sin resolver.
En
cambio, debemos dejarnos desenmascarar por estos mandatos sobre el
deseo, porque nos muestran nuestra pobreza, para llevarnos a una
santa humillación. Cada uno de nosotros puede preguntarse: Pero ¿qué
deseos feos siento a menudo? ¿La envidia, la codicia, el chismorreo?
Todas estas cosas vienen desde dentro. Cada uno puede preguntárselo
y le sentará bien. El hombre necesita esta bendita humillación, esa
por la que descubre que no puede liberarse por sí mismo, esa por la
que clama a Dios para que lo salve. San Pablo lo explica de una
manera insuperable, refiriéndose al mandamiento de no
desear (cf.
Rom 7: 7-24).
Es
vano pensar en poder corregirse sin el don del Espíritu Santo. Es
vano pensar en purificar nuestro corazón solo con un esfuerzo
titánico de nuestra voluntad: eso no es posible. Debemos abrirnos a
la relación con Dios, en verdad y en libertad: solo de esta manera
nuestras fatigas pueden dar frutos, porque es el Espíritu Santo el
que nos lleva adelante.
La
tarea de la Ley Bíblica no es la engañar al hombre con que una
obediencia literal lo lleve a una salvación amañada y,
además, inalcanzable. La tarea de la Ley es llevar al hombre a su
verdad, es decir, a su pobreza, que se convierte en apertura
auténtica, en apertura personal a la misericordia de Dios, que nos
transforma y nos renueva. Dios es el único capaz de renovar nuestro
corazón, a condición de que le abramos el corazón: es la única
condición; Él lo hace todo; pero tenemos que abrirle el corazón.
Las
últimas palabras del Decálogo educan a todos a reconocerse
como mendigos; nos ayudan a enfrentar el desorden de
nuestro corazón, para dejar de vivir egoístamente y volvernos
pobres de espíritu, auténticos ante la presencia del Padre,
dejándonos redimir por el Hijo y enseñar por el Espíritu Santo. El
Espíritu Santo es el maestro que nos enseña. Somos mendigos,
pidamos esta gracia.
“Bienaventurados
los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”
(Mt 5, 3). Sí, benditos aquellos que dejan de engañarse
creyendo que pueden salvarse de su debilidad sin la misericordia de
Dios, que es la sola que puede sanar el corazón. Solo la
misericordia del Señor sana el corazón. Bienaventurados los
que reconocen sus malos deseos y con un corazón arrepentido y
humilde, no se presentan ante Dios y ante los hombres como justos,
sino como pecadores. Es hermoso lo que Pedro le dijo al Señor:
“Aléjate de mí, Señor, que soy un pecador”. Hermosa oración
ésta: “Aléjate de mí, Señor, que soy un pecador”.
Estos
son los que saben tener compasión, los que saben tener misericordia
de los demás, porque la experimentan en ellos mismos.
22.11.18
Declaración conjunta del Gran Rabinato de Israel y la Santa Sede
Para
las Relaciones Religiosas con el Judaísmo
Del
18 al 20 de noviembre de 2018 tuvo lugar en Roma la decimosexta
reunión de la Comisión bilateral de las delegaciones del Gran
Rabinato de Israel y de la Comisión de la Santa Sede para las
Relaciones Religiosas con el Judaísmo cuyo tema ha sido: La
dignidad del ser humano. Enseñanzas del judaísmo y del catolicismo
sobre los niños.
Publicamos
a continuación el texto de la declaración conjunta firmada por
ambas partes que fueron recibidas en la tarde del 19 de noviembre
por el Santo Padre Francisco.
Declaración
conjunta
1.
El cardenal Peter Turkson, como presidente de la delegación
católica, dio la bienvenida a Roma a los delegados judíos
invocando la bendición divina sobre la reunión. El rabino
Rasson Arusi respondió expresando el gozo y la satisfacción de la
delegación judía de reunirse en esta santa tarea común citando las
palabras del Salmo 90:17: “La dulzura del Señor sea con nosotros/
Confirma tú la acción de nuestras manos”.
2.
La Comisión Bilateral se reunió con motivo del Día Universal del
Niño convocada por las Naciones Unidas y consecuentemente dedicó
sus deliberaciones al tema de la dignidad humana, con especial
referencia a los niños.
3.
La Comisión apreció el progreso significativo en la sociedad
moderna en relación con el tema de los derechos humanos, tal como se
evidencia en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y, en
particular, en la Convención de 1989 sobre los Derechos del Niño.
Estos principios de la inviolabilidad de la vida humana y de la
inalienable dignidad humana de la persona encuentran su plena
expresión en las relaciones entre el individuo y lo Divino y entre
el individuo y su prójimo, que implica la responsabilidad de hacer
efectiva esa relación en la dimensión social. Tenemos una
obligación especial para con los miembros más vulnerables de
nuestras comunidades y, en particular, con los niños, garantes
de la posteridad, que todavía no pueden expresar su pleno potencial
y defenderse solos
4.
Se discutió en profundidad la importancia de aclarar el fundamento
ético de esto principios, señalando que estos ideales ya están
arraigados con valor trascendente en nuestro patrimonio bíblico
común que declara que el ser humano está creado a imagen de Dios
(cf. Gen 1: 26-27; 5: 1-2).
5.
El respeto por la dignidad personal de los niños también debe
expresarse con la oferta de una amplia gama de estímulos e
instrumentos para desarrollar sus capacidades de reflexión y de
acción. No solo es necesario que los niños se sientan objeto de una
atención adecuada y amorosa, sino también que se involucren
activamente para que se desarrollen sus capacidades cognitivas y
prácticas. Para que eso suceda en consonancia con los principios
antes mencionados, es necesario fomentar relaciones de amor
auténtico y estable, y proporcionar la nutrición, atención
médica y protección adecuadas, así como la educación religiosa y
escolarización necesarias, el aprendizaje informal y el cultivo de
la creatividad.
6.
La sociedad en su conjunto, pero en particular los padres, los
maestros y guías religiosos, tienen una responsabilidad especial en
el crecimiento moral y espiritual de los niños. En sus
deliberaciones sobre los derechos de los niños a la autonomía y a
la libertad, los miembros de la Comisión Bilateral destacaron la
tensión entre el esfuerzo por garantizar la máxima libertad de
elección y el de asegurar la protección y la orientación prudente.
Todo esto exige que nos abstengamos de cualquier instrumentalización
de la otra persona, cuya dignidad siempre debe considerarse como
un fin en sí mismo.
7.
Los miembros de la Comisión Bilateral fueron recibidos en una
audiencia privada por el Papa Francisco que afirmó su compromiso
personal en este ámbito y en el progreso de las relaciones
entre católicos y judíos con las palabras: “Somos hermanos e
hijos de un sólo Dios, y debemos trabajar juntos por la paz, mano en
mano”. En este encuentro, el Papa recibió con satisfacción la
noticia de la preparación de un documento interreligioso sobre las
cuestiones relacionadas con el final de la vida, con especial
referencia al peligro de legalizar la eutanasia y el suicidio
asistido por un médico en lugar de garantizar los cuidados
paliativos y el máximo respeto por la vida que es un don de Dios.
8.
Al concluir sus deliberaciones, los miembros de la Comisión
Bilateral dieron gracias al Altísimo por sus bendiciones sobre sus
vidas y trabajo; y por sus dones, entre los que se incluyen los
niños, así descritos en el Salmo 127: 3, “La herencia de Dios son
los hijos/ recompensa el fruto de las entrañas”. Para garantizar
su sano desarrollo
espiritual
es particularmente importante familiarizarlos con el patrimonio
bíblico que comparten judíos y católicos.
9.
Además, la Comisión insta a que estos textos de las Sagradas
Escrituras se estudien en sus respectivas comunidades. Asimismo, la
enseñanza de Nostra aetate(n. 4) y los documentos
subsiguientes relativos a las relaciones judeo-cristianas, deberían
ser ampliamente conocidos y difundidos en ambas comunidades, lo cual
proporcionará un impulso creciente a la bendita reconciliación
y cooperación entre judíos y católicos, en beneficio de sus fieles
y de la entera sociedad.
Roma,
20 de noviembre de 2018 – 12 de Kislev, 5779
20 de noviembre de 2018 – 12 de Kislev, 5779
Rabino
Rasson Arusi Cardenal Peter Turkson
(Presidente de la delegación judía) (Presidente de la delegación católica)
(Presidente de la delegación judía) (Presidente de la delegación católica)
Rabino
David Rosen Arzobispo Pierbattista Pizzaballa O.F.M.
Rabino
Prof. Daniel S Arzobispo Bruno Forte
Rabino
Prof. Avraham Steinberg Obispo
Giacinto-Boulos Marcuzzo
Mr.
Oded Wiener Mons. Pier Francesco Fumagalli
P.
Norbert J. Hofmann S.D.B.
23.11.18
Giorgio La Pira: Testigo entusiasta del Evangelio y profeta de los tiempos modernos
Discurso
del Papa a los miembros de la Fundación ‘Giorgio La Pira’
(23
nov. 2018).- El Santo Padre ha destacado de la figura de Giorgio
La Pira que fue un “testigo entusiasta del Evangelio y un profeta
de los tiempos modernos”; su actitud estuvo siempre inspirada por
una perspectiva cristiana, mientras que su acción a menudo se
adelantaba a sus tiempos.
Esta
mañana, a las 12:15 horas, en la Sala Clementina del Palacio
Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco ha recibido en
audiencia a los miembros de la Fundación “Giorgio La Pira”, con
motivo de su V Congreso nacional, en curso en Roma, Villa Aurelia,
del 22 al 23 de noviembre de 2018.
Discurso
del Papa Francisco
Queridos
hermanos y hermanas,
Recibo
con alegría a todos los que participáis en el congreso
nacional de asociaciones y grupos dedicados al Venerable
Giorgio La Pira. Saludo a cada uno y agradezco las palabras del
Presidente de la Fundación Giorgio La Pira. Espero que vuestra
reunión de estudio y reflexión contribuya a que el compromiso con
el desarrollo integral de las personas crezca en las comunidades y
regiones italianas de las que formáis parte.
En
un momento en que la complejidad de la vida política italiana e
internacional necesita fieles laicos y estadistas
de gran calidad humana y cristiana para el servicio del bien común,
es importante redescubrir a Giorgio La Pira, una figura ejemplar para
la Iglesia y para el mundo contemporáneo. Fue un testigo entusiasta
del Evangelio y un profeta de los tiempos modernos; su actitud estuvo
siempre inspirada por una perspectiva cristiana, mientras que su
acción a menudo se adelantaba a sus tiempos.
Su
actividad como profesor universitario fue variada y multiforme,
especialmente en Florencia, pero también en Siena y Pisa. Junto a
ella dio vida a varias obras de caridad, como la “Misa del Pobre”
en San Procolo y la Conferencia de San Vicente “Beato Angélico”.
Desde 1936 vivió en el convento de San Marco, donde estudió la
patrística, ocupándose también la publicación de la
revista Principi, en la que no faltaban las críticas al
fascismo. Buscado por la policía de ese régimen, se refugió en el
Vaticano, donde durante un período permaneció en la casa del
Sustituto Mons. Montini, que lo estimaba mucho. En 1946 fue elegido
en la Asamblea Constituyente, donde contribuyó a la redacción de la
Constitución de la República Italiana.
Pero
su misión al servicio del bien común encontró su cumbre en el
período en que fue alcalde de Florencia en los años cincuenta. La
Pira tomó una línea política abierta a las necesidades del
catolicismo social y siempre al lado de los últimos y de los
sectores más frágiles de la población.
También
emprendió un importante programa para promover la paz social e
internacional, con la organización de conferencias internacionales
“por la paz y la civilización cristiana” y con fuertes
llamamientos contra la guerra nuclear. Por el mismo motivo hizo un
viaje histórico a Moscú en agosto de 1959. Su compromiso
político-diplomático se hacía cada vez más incisivo: en 1965
convocó un simposio por la paz en Vietnam en Florencia, y yendo
luego personalmente a Hanói donde se encontró con Ho Chi Min y Phan
Van Dong.
Queridos
amigos, os animo a que mantengáis vivo y difundáis el patrimonio de
acción eclesial y social del Venerable Giorgio La Pira; en
particular, su testimonio integral de fe, el amor por los pobres y
marginados, el trabajo por la paz, la puesta en práctica del mensaje
social de la Iglesia y la gran fidelidad a las enseñanzas católicas.
Todos estos son elementos que constituyen un mensaje válido para la
Iglesia y la sociedad actual, respaldados por la ejemplaridad de sus
gestos y de sus palabras.
Su
ejemplo es inapreciable, especialmente para aquellos que trabajan en
el sector público, que están llamados a estar alerta frente a esas
situaciones negativas que San Juan Pablo II definió como
“estructuras de pecado” (ver Carta Encíclica Sollicitudo
rei socialis, 36). Se trata de la suma de factores que
actúan en dirección opuesta a la realización del bien común y del
respeto por la dignidad de la persona. Se cede a esas tentaciones
cuando, por ejemplo, se busca exclusivamente el beneficio personal o
de un grupo en lugar del interés de todos; cuando el clientelismo
prevalece sobre la justicia; cuando el apego excesivo al poder
bloquea de hecho el recambio generacional y el acceso a los jóvenes.
Como decía Giorgio La Pira: “la política es un compromiso de
humanidad y de santidad”. Por lo tanto, es un camino
exigente de servicio y responsabilidadpara los fieles laicos,
llamados a actuar cristianamente en las realidades temporales
como enseña el Concilio Vaticano II (cf. Decreto sobre el apostolado
de los laicos Apostolicam actuositatem, 4).
Hermanos
y hermanas, el legado de La Pira, que conserváis en vuestras
diversas experiencias asociativas, constituye para vosotros como
un “puñado” de talentos que el Señor os pide que hagáis
fructificar. Os exhorto, pues, a resaltar las virtudes humanas y
cristianas que forman parte del patrimonio ideal y también
espiritual del Venerable Giorgio La Pira. Así podréis, en los
territorios en los que vivís, ser operadores de paz, artífices de
justicia, testigos de solidaridad y caridad; ser levadura de valores
evangélicos en la sociedad, especialmente en el ámbito de la
cultura y de la política; podréis renovar el entusiasmo de
entregaros a los demás, dándoles alegría y esperanza. En su
discurso vuestro presidente ha repetido dos veces la palabra
“primavera”: hoy hace falta una “primavera”. Hoy hacen
falta profetas de esperanza, profetas de santidad que no tengan miedo
de ensuciarse las manos, para trabajar, para salir adelante. Hoy
hacen falta “golondrinas”: sedlo vosotros.
Con
estos deseos, que confío a la intercesión de la Virgen María, os
bendigo de todo corazón así como a vuestros seres queridos y
a vuestras iniciativas. Y os pido, por favor, que os acordéis de
rezar por mí. Gracias.
24.11.18
Ángelus: Jesús “nos pide que le dejemos ser nuestro rey”
Palabras
del Papa antes de la oración mariana
(25
nov. 2018).- “Jesús nos pide hoy que le dejemos ser nuestro
rey”, dijo el Papa Francisco en el Ángelus este 25 de noviembre de
2018. “Pero, recordó, no debemos olvidar que el reino de Jesús no
es de este mundo. Puede dar un nuevo significado a nuestra vida
… solo si no seguimos la lógica del mundo y su “rey”.
Desde
una ventana del palacio apostólico que domina la Plaza de San Pedro,
el Papa meditó sobre la solemnidad de Cristo Rey del Universo,
celebrado este domingo, conclusión del año litúrgico: “La vida
de la creación no avanza por casualidad, sino que avanza hacia una
meta final: la manifestación definitiva de Cristo, Señor de la
historia y de toda la creación”.
Palabras
del Papa antes del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La
solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, que celebramos hoy, se
establece al final del año litúrgico y nos recuerda que la vida de
la creación no avanza por casualidad, sino que avanza hacia una meta
final: la manifestación definitiva de Cristo, Señor de la historia
y de toda la creación. La conclusión de la historia será su reino
eterno.
El
pasaje del Evangelio de hoy (cf. Jn 18: 33b-37) nos habla de este
reino, relatando la humillante situación en que se encontró
Jesús después de ser arrestado en Getsemaní: atado, insultado,
acusado y llevado ante las autoridades de Jerusalén. Se le presenta
al fiscal romano, como alguien que atenta contra el poder político,
para convertirse en el rey de los judíos. Pilatos luego hace su
pregunta y en un interrogatorio dramático le pregunta dos veces si
es un rey (vs. 33b.37). Jesús primero responde que su reino “no es
de este mundo” (v. 36). Luego dice: «Tú lo dices: yo soy rey»
(v.37). Es evidente que en toda su vida Jesús no tiene ambiciones
políticas.
Recordemos
que después de la multiplicación de los panes, la gente,
entusiasmada con el milagro, quiso proclamarlo rey, para derrocar el
poder romano y restaurar el reino de Israel. Pero para Jesús, el
reino es otra cosa, y ciertamente no se logra con la revuelta, la
violencia y la fuerza de las armas. Por lo tanto, se había retirado
solo en la montaña para orar (cf. Jn 6, 5-15).
Ahora,
respondiendo a Pilato, señala que sus discípulos no lucharon para
defenderlo. Él dice: “Si mi reino fuera de este mundo, mis
sirvientes habrían luchado para que yo no fuera entregado a los
judíos” (v.36). Jesús quiere dejar claro que por encima del poder
político hay otro mucho mayor, que no se logra por medios humanos.
Él vino a la tierra para ejercer este poder, que es el amor, dando
testimonio de la verdad (v. 37). Esta es la verdad divina que, en
última instancia, es el mensaje esencial del Evangelio: “Dios es
amor” (1 Jn 4: 8) y quiere establecer en el mundo su reino de amor,
justicia y paz. Este es el reino del cual Jesús es el rey, y que se
extiende hasta el fin de los tiempos.
La
historia enseña que los reinos fundados en el poder de las armas y
en la prevaricación son frágiles y tarde o temprano se derrumban.
Pero el reino de Dios se basa en su amor y se enraíza en los
corazones, el Reino de Dios se enraíza en los corazones concediendo
a quien lo recibe paz, libertad y plenitud de vida. Y nosotros
queremos la paz, todos nosotros queremos la libertad y queremos la
plenitud. ¿Cómo se hace esto?, deja que el amor de Dios, el reino
de Dios, el amor de Jesús se enraíce en tu corazón y tendrás,
paz, libertad y tendrás plenitud.
Jesús
hoy nos pide que le dejemos ser nuestro rey. Un rey que con su
palabra, su ejemplo y su vida inmolada en la cruz nos ha salvado de
la muerte, señala el camino al hombre perdido, da nueva luz a
nuestra existencia marcada por la duda, el miedo y las pruebas
cotidianas. Pero no debemos olvidar que el reino de Jesús no es de
este mundo. Podrá dar un nuevo significado a nuestra vida, a veces
sometido a prueba incluso por nuestros errores y nuestros pecados,
solo con la condición de que no sigamos la lógica del mundo y de
sus “reyes”.
Que
la Virgen María nos ayude a recibir a Jesús como el rey de nuestra
vida y a difundir su reino, dando testimonio de la verdad que es el
amor.
Palabras
del Papa después del Ángelus.
Queridos
hermanos y hermanas,
Ayer,
Ucrania conmemoró el aniversario del Holodomor, una terrible
hambruna causada por el régimen soviético que causó millones de
víctimas. La imagen es dolorosa. Que la inmensa herida del
pasado sea un llamado a todos para que tales tragedias no vuelvan a
suceder. Oremos por ese querido país y por la paz tan deseada.
Les
saludo a todos ustedes peregrinos que han venido de Italia y de
diferentes países: a las familias, a los grupos parroquiales, a las
asociaciones. En particular, saludo a los numerosos coros que
asistieron a su Tercer Congreso Internacional celebrado en el
Vaticano, y les agradezco su presencia y su precioso servicio a la
liturgia y a la evangelización, muchas gracias!.
Saludo
a los participantes en el Congreso sobre la fertilidad, promovido por
la Universidad Católica del Sagrado Corazón en el 50 aniversario de
la Encíclica Humanae vitae de San Pablo VI; así como también a los
universitarios de derecho de la Universidad de Roma Tres y a los
fieles de Pozzuoli, Bacoli y Bellizzi.
Saludo
a los peregrinos de Palermo, y felicitaciones porque han tenido
el valor de venir aquí con esta lluvia Les deseo a todos un buen
domingo. Y por favor, no se olviden de orar por mí. Buen almuerzo y
¡hasta pronto!.
25.11.18
Santa Marta: “El enemigo de la generosidad es el consumismo”
“La
generosidad ensancha nuestros corazones”
(26
nov. 2018).- El Papa Francisco ha exhortado en su homilía de la Misa
matutina a preguntarnos cómo podemos ser más generosos con los
pobres, incluso con “las pequeñas cosas” y ha asegurado que
“el enemigo de la generosidad es el consumismo, gastando más
de lo que necesitamos”.
El
Pontífice ha observado que muchas veces en el Evangelio Jesús hace
el contraste entre ricos y pobres: Basta pensar en el rico Epulón y
Lázaro o en el joven rico, ha propuesto, un contraste que hace que
el Señor diga: “Es muy difícil para un rico entrar en el reino de
los cielos”.
La
reflexión de hoy, lunes, 26 de noviembre de 2018, en la Residencia
de Santa Marta, ha sido en torno al Evangelio de San Lucas (21,1-4),
sobre el que Francisco ha comentado que hay un contraste entre los
ricos “que entregaban sus ofrendas al tesoro” y una viuda pobre
que entregaba dos monedas. Estos ricos son diferentes del rico
Epulón: “no son malos”, ha indicado el Papa.
“Parece
ser gente buena que va al templo y da la oferta”, ha explicado.
“Es, por lo tanto, un contraste diferente”. El Señor quiere
decirnos algo más cuando dice que la viuda tiró más que nadie
porque dio “todo lo que tenía para vivir”.
Ella
actuó así “porque confiaba en Dios, era una mujer de las
bienaventuranzas, era muy generosa”. En esta línea, el Pontífice
ha llamado a “dar todo porque el Señor es más que todo. El
mensaje de este pasaje del Evangelio es una invitación a la
generosidad”.
Generosidad
como algo cotidiano
Hay
quien puede etiquetar a Cristo como “comunista” –ha dicho el
Papa–, “pero el Señor, cuando dijo estas cosas, sabía que
detrás de las riquezas siempre estaba el mal espíritu: el señor
del mundo”. Por eso dijo una vez: “No se puede servir a dos
señores: servir a Dios y servir a las riquezas”.
El
Papa, así, hace una llamada a la generosidad: “La generosidad
ensancha el corazón y conduce a la magnanimidad”. La generosidad
es algo cotidiano –asegura– es algo en lo que debemos pensar:
“¿cómo puedo ser más generoso, con los pobres, con los
necesitados…. cómo puedo ayudar más?”.
Francisco
ha exhortado a pensar en las pequeñas cosas: “Hagamos un viaje a
nuestras habitaciones, por ejemplo, un viaje a nuestro guardarropa.
¿Cuántos pares de zapatos tengo? Uno, dos, tres, cuatro, quince,
veinte… cada uno lo puede decir. (…) ¿Cuántas prendas que no
uso o uso una vez al año? Es una manera de ser generosos, de dar lo
que tenemos, de compartir”.
Enfermedad
del consumismo
En
este contexto, el Santo Padre ha advertido contra la enfermedad del
consumismo: “Siempre comprar cosas, tener…”. Es una gran
enfermedad hoy, ha comentado. “No digo que todos hagamos esto, no.
Pero el consumismo, gastar más de lo necesario, la falta de
austeridad en la vida: es enemigo de la generosidad”.
Y
la generosidad material – pensar en los pobres, “Yo puedo dar
esto para que coman, para que se vistan” –, estas cosas tienen
otra consecuencia: ensancha el corazón y te lleva a la
magnanimidad”.
Debemos
rezar al Señor “para que nos libere” de ese mal tan peligroso
que es el consumismo, que nos hace esclavos, una dependencia del
gasto: “es una enfermedad psiquiátrica”. “Pidamos –exhortó–
por esta gracia del Señor: la generosidad, que ensancha nuestros
corazones y nos lleva a la magnanimidad”.
27.11.18
Santa Marta: “¿Cómo me gustaría que el Señor me encontrara cuando me llame?”
“Pensar
en el final nos ayuda a pensar” dice el Papa
(27
nov. 2018).- “¿Cómo será mi fin? ¿Cómo me gustaría que
el Señor me encontrara cuando me llame?” –ha reflexionado el
Papa en la homilía de esta mañana–. “Es prudente pensar en el
final, nos ayuda a avanzar, a hacer un examen de conciencia sobre qué
cosas debo corregir y cuáles llevar adelante porque son buenas”.
El
Santo Padre ha celebrado la Eucaristía, en la Capilla de la
Residencia Santa Marta, este martes, 27 de noviembre de 2018.
Hoy
el Papa ha profundizado sobre el fin del mundo y de la propia vida,
siguiendo la primera lectura de leída en la Misa, del Apocalipsis,
en la que San Juan habla del fin del mundo “con la figura de la
mies”, con Cristo y un ángel armado con una hoz.
“Cuando
llegue nuestra hora, deberemos mostrar la calidad de nuestro trigo,
la calidad de nuestras vidas”, afirmó el Pontífice. “Es
una gracia” que la Iglesia nos invita a meditar sobre esto –ha
dicho el Santo Padre– “porque no nos gusta pensar en el fin,
siempre posponemos este pensamiento para mañana”.
“Esta
es mi vida. Este es mi trigo. Esta es mi calidad de vida. ¿Me he
equivocado?” ha indicado el Papa que le diremos al Señor al final
de nuestra vida, cuando “cada uno de nosotros se encontrará
con el Señor”.
“Todos
deberemos decir esto, porque todos cometemos errores” ha aconsejado
el Pontífice, y también diremos “he hecho cosas buenas”- porque
todos hacemos cosas buenas; “y así haremos para mostrar al Señor
el grano”, puntualizó Francisco.
“Nos
hará bien esta semana pensar en el final. Si el Señor me llamara
hoy, ¿qué haría? ¿Qué le diría?” ha exhortado Francisco en la
Misa matutina, que ha presidido en la Casa de Santa Marta.
“El
pensamiento del fin nos ayuda a avanzar; no es un pensamiento
estático: es un pensamiento que avanza porque es llevado adelante
por la virtud, por la esperanza. Sí, habrá un fin, pero ese fin
será un encuentro: un encuentro con el Señor. Es verdad, será un
‘rendir cuentas’ de lo que he hecho, pero también será un
encuentro de misericordia, de alegría, de felicidad. Pensar en el
fin, el fin de la creación, el fin de la propia vida, es
sabiduría; el sabio lo hace”, afirmó el Papa.
28.11.18
Audiencia general,
Última
catequesis de los mandamientos
(
28 nov. 2018).- Esta mañana, la audiencia general se ha celebrado en
el interior del Aula Pablo VI, debido a las bajas temperaturas que se
perciben en Roma estos días. La audiencia ha comenzado a las 9:30
horas, cuando el Papa Francisco ha entrado a la sala saludando a los
peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
El
Papa ha concluido hoy el ciclo de catequesis sobre los Diez
Mandamientos, hablando del tema La
ley nueva en Cristo y los deseos según el Espíritu (Pasaje
bíblica: de la Carta
a los Gálatas de
San Pablo Apóstol, 5, 16-18, 22-23).
Catequesis
del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En
la catequesis de hoy, que concluye el itinerario de los Diez
Mandamientos, podemos usar como tema clave el de los deseos,
que nos permite volver a recorrer el camino hecho y resumir las
etapas cumplidas leyendo el texto del Decálogo, siempre a la luz de
la plena revelación en Cristo.
Habíamos
empezado con la gratitudcomo la base de la relación de
confianza y obediencia: Dios, como hemos visto, no pide nada antes de
haber dado mucho más. Nos invita a la obediencia para rescatarnos
del engaño de las idolatrías que tienen tanto poder sobre nosotros.
En efecto, intentar realizarse a través de los ídolos de este mundo
nos vacía y nos esclaviza, mientras que lo que nos da estatura
y consistencia es la relación con Aquel que, en Cristo, nos hace
hijos a partir de su paternidad (cf. Ef. 3,14).
16).
Esto
implica un proceso de bendición y de liberación, que es el descanso
verdadero, auténtico. Como dice el salmo: “En Dios solo el
descanso de mi alma; de él viene mi salvación” (Sal 62,
2).
Esta
vida liberada se convierte en aceptación de nuestra historia
personal y nos reconcilia con lo que, desde la infancia hasta el
presente, hemos vivido, haciéndonos adultos y capaces de dar el
justo peso a las realidades y las personas de nuestras vidas. Por
este camino entramos en la relación con el prójimo que, a partir
del amor que Dios muestra en Jesucristo, es una llamada a la belleza
de la fidelidad, la generosidad y
la autenticidad.
Pero
para vivir así – o sea, en la belleza de la fidelidad, de la
generosidad y de la autenticidad-necesitamos un corazón
nuevo, habitado por el Espíritu Santo (cf. Ez 11,19;
36,26). Yo me pregunto: ¿cómo se produce este “trasplante” de
corazón, del corazón viejo al corazón nuevo? A través del don de
los nuevos deseos (cf. Rom 8: 6), que se siembran en
nosotros por la gracia de Dios, especialmente a través de los Diez
Mandamientos que Jesús llevó a su cumplimento, como enseña en el
“sermón de la montaña” (cf., 17-48). De hecho, al contemplar la
vida descrita en el Decálogo, o sea una existencia agradecida,
libre, bendecidora, adulta, defensora y amante de la vida, fiel,
generosa y sincera, nos encontramos ante Cristo, casi sin darnos
cuenta de ello. El Decálogo es su “radiografía”, lo describe
como un negativo fotográfico que deja que su rostro aparezca, como
en la Sábana Santa. Y así, el Espíritu Santo fecunda nuestro
corazón poniendo en él los deseos que son un don suyo, los
deseos del Espíritu. Desear según el Espíritu, desear al
ritmo del
Espíritu, desear con la música del Espíritu.
Mirando
a Cristo vemos la belleza, el bien, la verdad. Y el Espíritu genera
una vida que, secundando estos deseos, activa en nosotros la
esperanza, la fe y el amor.
Así
descubrimos mejor lo que significa que el Señor Jesús no vino a
abolir la ley sino a cumplirla, a hacer que creciera y mientras la
ley según la carne era una serie de prescripciones y prohibiciones,
según el Espíritu esta misma ley se convierte en vida (cf. Jn.. 6,
63, Ef. 2:15), porque ya no es una norma, sino la
carne misma de Cristo, que nos ama, nos busca, nos perdona, nos
consuela y en su Cuerpo recompone la comunión con el Padre, perdida
por la desobediencia del pecado. Y así la negatividad literaria, la
negatividad en la expresión de los mandamientos- “no robarás”,
“no insultarás”, “no matarás” –ese “no” se transforma
en una actitud positiva: amar, dejar sitio a los otros en mi
corazón-, todos deseos que siembran positividad. Y esta es la
plenitud de la ley que Jesús vino a traernos.
En
Cristo, y solo en él, el Decálogo deja de ser una condena
(cf. Rom 8, 1) y se convierte en la auténtica
verdad de la vida humana, es decir, el deseo de amor -aquí nace un
deseo de bien, de hacer el bien- deseo de gozo, deseo de paz, de
magnanimidad, de benevolencia, de bondad, de fidelidad, de
mansedumbre, dominio de sí mismo. De esos “noes” se pasa a este
“sí”: la actitud positiva de un corazón que se abre con la
fuerza del Espíritu Santo.
He
aquí para lo que sirve buscar a Cristo en el Decálogo: para
fecundar nuestro corazón para que esté henchido de amor y se abra a
la obra de Dios. Cuando el hombre secunda el deseo de vivir según Cristo,
está abriendo la puerta a la salvación que no puede sino llegar,
porque Dios Padre es generoso y, como dice el Catecismo, “tiene sed
de que tengamos sed de él” (No. 2560).
Si
son los malos deseos los que arruinan al hombre (cf. Mt 15,
18-20), el Espíritu deposita en nuestros corazones sus santos
deseos, que son la semilla de una nueva vida (cf. 1 Jn 3,9). De
hecho, la nueva vida no es el esfuerzo titánico de ser coherente con
una norma, sino que la vida nueva es el mismo Espíritu de Dios
que comienza a guiarnos hacia sus frutos, en una feliz sinergia entre
nuestra alegría de ser amados y su alegría de amarnos. Se
encuentran las dos alegrías: la alegría de Dios por amarnos y
nuestra alegría de ser amados.
Esto
es lo que significa el Decálogo para nosotros, los cristianos:
contemplar a Cristo para abrirnos a recibir su corazón, para recibir
sus deseos, para recibir su Santo Espíritu.
29.11.18
Santa Marta: “Alejémonos de la paganización de la vida” invita el Papa
“Abramos
el corazón con esperanza”
(29
nov. 2018).- Llegará el día –ha dicho Francisco– en el que el
Señor dirá: “basta. Ésta es la crisis de una civilización que
se cree orgullosa, suficiente, dictatorial y termina así”.
El
Santo Padre ha reflexionado esta mañana, 29 de noviembre de
2018, sobre destrucción y confianza; sobre derrota y victoria, en la
Eucaristía celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta, en el
Vaticano.
De
la Primera Lectura, del Libro del Apocalipsis de San Juan Apóstol,
el Papa ha destacado que describe la destrucción de Babilonia, la
ciudad bella, símbolo de la mundanidad, “del lujo, de la
autosuficiencia y del poder de este mundo”.
Asimismo,
ha comentado del la Segunda Lectura, del Evangelio según San Lucas,
que “relata la devastación de Jerusalén, la Ciudad Santa”.
En
el día del juicio, la “gran prostituta” caerá –ha anunciado
el Papa– Babilonia será destruida con un grito de victoria,
condenada por el Señor y dejará ver su verdad: “Cueva de
demonios, refugio de todo espíritu impuro”. Bajo su magnificencia
mostrará la corrupción, sus fiestas se presentarán como falsa
felicidad. Su destrucción será violenta y “nadie más la
encontrará”.
Del
mismo, el Pontífice ha relatado cómo caerá Jerusalén: Verá su
ruina por otro tipo de corrupción, “la corrupción de la
infidelidad al amor; no ha sido capaz de reconocer el amor de Dios en
su Hijo”. La Ciudad Santa “será pisoteada por los paganos”,
castigada por el Señor, porque ha abierto las puertas de su corazón
a los paganos.
En
esta línea, Francisco ha meditado: “Existe la paganización de la
vida, en nuestro caso, cristiana. ¿Vivimos como cristianos? Parece
que sí. Pero en verdad, nuestra vida es pagana, cuando suceden estas
cosas, cuando entra en esta seducción de Babilonia y Jerusalén vive
como Babilonia”.
¿Tú
eres cristiano? ¿Tú eres cristiana? ¿Vives como cristiano? No se
puede mezclar el agua con el aceite. Siempre diverso. El fin de una civilización
contradictoria en sí misma que dice ser cristiana y vive como
pagana”, ha dicho en la homilía.
En
conclusión, el Santo Padre ha invitado a pensar en “las Babilonias
de nuestro tiempo”, en los tantos Imperios poderosos, por ejemplo
del siglo pasado, que se han derrumbado. “Y así terminarán
también las grandes ciudades de hoy y así terminará nuestra vida,
si seguimos por este camino de paganización”, ha prevenido a los
fieles.
“Permanecen
sólo aquellos que ponen su esperanza en el Señor. Entonces, abramos
el corazón con esperanza y alejémonos de la paganización de la
vida” ha sido el llamamiento del Papa este jueves, 28 de noviembre.
29.11.18
29.11.18
Santa Marta: La misión es un billete de ida sin vuelta
“Hacer
lo que decimos”
(
30 nov. 2018).- La misión es un billete de ida sin vuelta, dijo el
Papa Francisco en la misa de esta mañana, 30 de noviembre de 2018,
en la Casa de Santa Marta, para la fiesta del apóstol San
Andrés. Insistió en la “coherencia” de la vida: “hacer
lo que decimos”.
En
su homilía informada por Vatican News, instó a deshacerse de “todo
lo que nos impide continuar en el anuncio “de Jesús”, de esta
actitud, de pecado, de este vicio” para ser “más coherente” en
su testimonio.
El
anuncio no es “una simple noticia”, sino “la única gran buena
noticia”, dijo: “Este no es un trabajo publicitario, para
publicitar a una persona muy buena, que hizo el bien, que sanó a
muchas personas, y nos enseñó cosas hermosas. No, no es
publicidad. Tampoco es hacer proselitismo. Si alguien va a
hablar sobre Jesucristo, predica a Jesucristo para hacer
proselitismo, no, no es el anuncio de Cristo: es un trabajo …
directamente en la lógica del marketing“.
“¿Qué
es el anuncio de Cristo? preguntó el Papa. No es
proselitismo, ni publicidad o marketing: va más allá … es sobre
todo ser enviado. Y esta misión se realiza “con la condición
de poner en juego su vida, su tiempo, sus intereses, su carne”. “Este
viaje solo tiene un billete de ida, no hay vuelta. Regresar es
apostasía”.
El
Papa habló del “escándalo” de los cristianos que se llaman a sí
mismos cristianos pero viven “como paganos, como incrédulos”. Y
ha invitado a la “coherencia, entre la palabra y la vida”. El
apóstol, “es el que lleva la Palabra de Dios, es un testigo”,
quien juega su vida “hasta el final” y quien es “también un
mártir”.
Dios
mismo, observó el Papa, “para darse a conocer”, envió a su Hijo
“arriesgando su vida”, en un viaje “con un solo billete, de
ida”. “El diablo trató de convencerlo de que tomara otro
camino, y Él no quiso, hizo la voluntad del Padre hasta el final. Y
nuestro anuncio debe seguir el mismo camino: el testimonio, porque Él
ha sido testigo del Padre haciéndose carne. Y nosotros debemos
encarnarnos, es decir, convertirnos en testigos: hacer, hacer lo que
decimos”.
“Los
mártires son aquellos que [muestran] que el anuncio fue verdadero”,
dijo nuevamente el Papa Francisco. Los hombres y mujeres que
dieron sus vidas, los apóstoles dieron sus vidas por su sangre; pero
también muchos hombres y mujeres ocultos en nuestra sociedad y en
nuestras familias, que dan testimonio diariamente, en silencio, a
Jesucristo, pero a través de sus vidas, con la coherencia de hacer
lo que dicen”.
Asumir
“la misión” de proclamar a Cristo, concluyó, es vivir como
Jesús “nos enseñó a vivir”, “en armonía con lo que
predicamos”, por lo que el anuncio “será fructífero”. Vivir
al contrario “sin coherencia”, “decir una cosa y hacer lo
contrario”, hace “mucho daño al pueblo de Dios”.
Durante
la celebración, el Papa Francisco también invitó a estar “cerca
de la Iglesia de Constantinopla, de la Iglesia de Andrés”, y ha
orado “por la unidad de las iglesias”.
30.11.18
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