Santa Marta: Rezar “en presencia de Jesús, con Jesús”, recomienda el Papa
“Jesús
es nuestro coraje, nuestra seguridad”
(4
abril 2019).- “Que el Señor nos dé gracia para aprender a
interceder”, ha pedido el Papa Francisco. “Y cuando alguien nos
pide que oremos… hágalo seriamente, en presencia de Jesús, con
Jesús, que intercede por todos nosotros ante el Padr El Pontífice
advierte contra la oración “tibia”, especialmente cuando uno ora
“por alguien”: esto es lo que dijo en la homilía que se dio en
la misa en la capilla de la Casa Santa Marta en el Vaticano el jueves
por la mañana, 4 de abril de 2019, dice Vatican
News en
italiano.
El
presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, participó
esta mañana en la Misa presidida por el Santo Padre en la capilla de
la Domus
Sanctae Marthae,
ha anunciado Alessandro Gisotti, director de la Oficina de Prensa de
la Santa Sede.
“La
verdadera oración está allí: con el Señor”, dice el Papa.
“Cuando hacemos una valiente oración de intercesión… lo hacemos
con Jesús: Jesús es nuestro valor, Jesús es nuestra seguridad,
quien intercede por nosotros en ese momento”.
“Cuando
oro”, continúa el Papa, es Cristo “quien toma mi oración y la
presenta al Padre. Y Jesús no necesita hablar delante del Padre: le
muestra las heridas. El Padre ve las heridas y da gracias. Cuando
oramos, pensemos que lo hacemos con Jesús”.
Hay
muchos ejemplos de oraciones de intercesión en la Biblia, dice el
Papa Francisco, y “se necesita valor para orar así”. El Papa
cita el ejemplo de Moisés (primera lectura) que intercede ante Dios
por su gente que se apartó de Dios al adorar a un becerro de
oro. Moisés le ruega a Dios que no “inflame” su “ira”
contra ellos, y le habla “como maestro a su discípulo”, es
decir, como si le dijera:” Pero, Señor, vas a causar una mala
impresión”.
El
Papa también evoca las historias de Abraham, Ana y la de Caná.
Abraham intercede para salvar a su sobrino que vive en Sodoma. Anne,
la madre de Samuel, que “en silencio, tartamudeando en voz baja,
reza, reza y reza otra vez, moviendo los labios, hasta el punto de
que el sacerdote que estaba allí piensa que está borracha”. Ella
oró para tener un hijo. Es “la angustia de una mujer” quien
intercede ante Dios.
05.04.19
Exhortación apostólica a los jóvenes: “Dios te ama”, “Cristo te salva”, y “¡Él vive!”
El
Papa proponer 3 verdades en el 4 capítulo
Capítulo
cuarto: “El gran anuncio para todos los jóvenes”
(ZENIT
– 5 abril 2019).- El Papa Francisco propone tres verdades en el
cuarto capitulo de la Exhortación Apostólica Christus vivit: Dios
te ama, Cristo
te salva,
y ¡Él
vive!Dios te ama, Cristo te salva, y ¡Él vive!.
La
exhortación post-sinodal se presentó en la Santa Sede el pasado 2
de abril de 2019, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, después
de que el Papa firmara el documento original en el Santuario de
Loreto, en Italia, el 25 de marzo de 2019, encomendándoselo a la
Virgen.
El
Papa anuncia a todos los jóvenes tres grandes verdades. La primera:
“Dios que es amor” y por tanto “Dios te ama, no lo
dudes nunca”. (112) y puedes “arrojarte con seguridad en
los brazos de tu Padre divino” (113). Francisco afirma que la
memoria del Padre “no es un “disco duro” que registra y archiva
todos nuestros datos, su memoria es un tierno corazón de compasión,
que se alegra de borrar definitivamente todo rastro de nuestro
mal….”. Porque él te ama. Trata de permanecer un momento
de silencio dejándote querer por Él” (115). Y su amor es
el que “sabe más de ascensos que de caídas, de reconciliación
que, de prohibición, de dar nuevas oportunidades que, de condenar,
del futuro que del pasado” (116).
La
segunda verdad es que “Cristo te salva”. “Nunca
olvides que Él perdona setenta veces siete. Vuelve a llevarnos sobre
sus hombros una y otra vez” (119). Jesús nos ama y nos salva
porque “sólo lo que amamos puede salvarse”. Sólo
lo que abrazamos puede ser transformado.
El
amor del Señor es mayor que todas nuestras contradicciones, todas
nuestras debilidades y todas nuestras mezquindades” (120). Y
“su perdón y salvación no son algo que hayamos comprado o
debamos adquirir a través de nuestras obras o esfuerzos. Él nos
perdona y nos libera libremente” (121). La tercera verdad es
que “¡Él vive! “Debemos recordar esto…. porque
corremos el riesgo de tomar a Jesucristo sólo como un buen ejemplo
del pasado, como un recuerdo, como alguien que nos salvó hace dos
mil años. Esto no nos haría ningún bien, nos dejaría como antes,
no nos liberaría” (124). Si “Él vive, esto es una
garantía de que el bien puede entrar en nuestras vidas…”.
Entonces podemos dejar de quejarnos y mirar hacia adelante, porque
con Él siempre podemos mirar hacia adelante” (127).
En
estas verdades aparece el Padre y aparece Jesús. Y donde están,
también está el Espíritu Santo. “Cada día invocas al
Espíritu Santo… No pierdes nada y Él puede cambiar tu vida,
iluminarla y darle una mejor dirección. No te mutila, no te quita
nada, al contrario, te ayuda a encontrar lo que necesitas de la mejor
manera” (131).
06.04.19
Ángelus: Tercer centenario de San Juan Bautista de La Salle
“Sean
valientes testigos de Jesús y del Evangelio”
(7
abril 2019).- Después del Ángelus de este domingo, 7 de abril de
2019, el Papa Francisco saludó a los estudiantes italianos que han
venido a la Plaza San Pedro con la bandera del 300 aniversario del
“nacimiento en el cielo” del fundador de los hermanos de las
Escuelas Cristianas San Juan Bautista de La Salle, nacido en Reims,
el 30 de abril de 1651 y fallecido en Ruán en el Manoir de
Saint-Yon, el 7 de abril de 1719.
Este
santo francés dedicó su vida a la educación de los niños pobres y
a la pedagogía. San Juan Pablo II lo elogió como un
“genio pedagógico” y Benedicto XVI un “maestro
espiritual” para los maestros. El Papa Pío XII lo
había convertido en el “patrón de todos los
educadores”.
Fue
proclamado bienaventurado en 1888 y canonizado en 1900 por
León XIII . Su fiesta se ha fijado para el 7 de
abril. En 1937, sus reliquias fueron trasladadas a Roma.
Una
misa del tricentenario ha sido celebrada en la catedral de Notre-Dame
de Rouen con motivo de este aniversario.
Los Hermanos
de las Escuelas Cristianas son religiosos no sacerdotes, que
viven en comunidad y dedican sus vidas a Dios a través de la
educación de los jóvenes. Hoy los Hermanos trabajan en 77
países, con un millón de jóvenes en los cinco continentes.
Luego,
el Papa alentó a los muchos jóvenes presentes en el Ángelus a ser
“testigos valientes de Jesús y del Evangelio”.
Y
les pide que piensen en orar por él: “Les deseo a todos un buen
domingo. Por favor, no os olvidéis de orar por mí. Buen
almuerzo y adiós!”.
Alrededor
de las 16:00 h, se espera que el Papa Francisco visite la parroquia
de San Giulio en el distrito de Monteverde de Roma, al sur del
Vaticano: esta será la 19a visita del obispo de Roma a una
parroquia en su diócesis.
AB
Después
del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas,
Los
saludo cordialmente a todos ustedes presentes aquí, fieles de Roma y
del mundo entero.
Hoy
están presentes muchos escolares!
Saludo
a los estudiantes españoles de A Coruña y Albacete; Los de
Telfs (Austria) y Colmar (Francia).
Saludo
a los estudiantes de Bolonia, Nicosia y Génova, así como a los de
las escuelas lasalianas de Turín y Vercelli, que recuerdan el tercer
centenario de la muerte de San Juan Bautista de la Salle.
Dirijo
un pensamiento especial a los Confirmandos de Settignano, Scandicci y
a los de la diócesis de Saluzzo, acompañados por su obispo, Mons.
Cristiano Bodo. ¡Sean valientes testigos de Jesús y del
Evangelio! ¡Sean valientes testigos de Jesús y del Evangelio!,
con la confirmación debemos crecer siempre en el coraje, sean
valerosos.
Saludo
a los niños de 14 años del decanato “Romana Vittoria” de Milán,
a los fieles de Pescara, Nápoles y Terni.
Les
deseo a todos un buen domingo. Por favor, no se olviden orar por
mí. Gracias. ¡Buen almuerzo y adiós!
07.04.19
Francisco en San Giulio: “El Señor se hace escuchar. No tengáis miedo de las dudas”
Visita
pastoral al barrio romano Monteverde
(8
abril 2019).- En la tarde del pasado domingo, 7 de abril de 2019, el
Obispo de Roma hizo una visita pastoral a la parroquia de San
Giulio en Monteverde, en el sector oeste de la diócesis, una vez
concluidas las obras de consolidación, después de que la comunidad
parroquial pasara tres años en una arquitectura textil debido
al derrumbe de un solar.
Antes
de llegar a la parroquia de San Giulio, el Papa saludó a algunos
invitados de la cercana residencia de ancianos Città
di Roma que
se habían reunido para saludarle mientras pasaba en automóvil.
A
su llegada a la parroquia romana fue recibido por el cardenal vicario
Angelo De Donatis, por el obispo auxiliar del sector Oeste, Mons.
Paolo Selvadagi, por el párroco, padre Darío Frattini y por
el padre Rinaldo Guarisco, Superior General de los Canónigos
Regulares de la Inmaculada Concepción que están a cargo de la
parroquia.
Antes
de la Santa Misa, el Papa encontró a los enfermos y a los ancianos
en una sala en la planta baja y, después, en la rectoría, saludó a
los que habían contribuido a la realización del Nacimiento
Viviente, obra de los fieles de San Giulio en Porta Asinaria
con el objetivo de recaudar fondos para las obras.
Posteriormente,
el Santo Padre encontró a los recién casados y a los que
asisten a los cursos de preparación para el matrimonio; luego saludó
a los voluntarios y a las personas asistidas por Caritas: entre
ellos, algunas personas sin domicilio fijo que la parroquia ha
albergado durante los días más crudos del invierno.
Grupos
de niños y jóvenes
Inmediatamente
después, en el oratorio, el Papa saludó a los miembros de la
Oficina de construcción de culto del Vicariato de Roma junto con los
de la empresa que ha efectuado las obras de reconstrucción y
consolidación y con todos los trabajadores.
Asimismo,
el Santo Padre luego se dirigió a la arquitectura textil que
albergaba a los fieles durante las obras, donde lo esperaban los
niños y jóvenes que se preparan para la Comunión y la
Confirmación, junto con
las familias de los que han recibido o están a punto de recibir el
bautismo.
El
Papa respondió a unas preguntas que le dirigieron los chicos y
chicas de la parroquia, saludó a los sacerdotes de la comunidad y
administró el sacramento de la Reconciliación a tres jóvenes y una
madre.
Misa
y dedicación del altar
A
las 17:40 horas presidió la celebración de la Santa Misa en la
iglesia parroquial renovada, con el ritual de dedicación del altar.
Antes de la bendición final, el párroco, el padre Darío Frattini,
dirigió unas palabras de agradecimiento al Santo Padre por su
visita. Después el Santo Padre volvió al Vaticano.
Hablando
con los enfermos y ancianos, que le habían dedicado una poesía y le
habían dicho que estaban contentos porque había ido a verles
“Pedro”, el Papa dijo que intentaba hacer lo que Jesús había
pedido al apóstol, “confirmar”: “Confirmar a los hermanos en
la fe, en la esperanza, en la caridad. Y deciros que sí, que existe
la vejez, que existen las enfermedades, que hay tantos problemas,
pero está Jesús. Y Jesús no defrauda nunca…”.
Y
Jesús dice “Yo también sé que es el sufrimiento”. “Todas las
quejas que podamos hacer a Jesús, Él las transforma en plegaria y
las presenta al Padre porque ha pasado por todo esto antes que
nosotros”.
Las
dudas del Papa
Entre
las preguntas que le hicieron después los chicos y chicas de la
parroquia estuvo la de si él también había tenido dudas en su
itinerario de fe y de ser así, cómo las había resuelto. “Todos
los hombres, todas las mujeres, todos los niños –respondió- en
algún momento tienen dudas; dudar forma parte de la vida. Y dudar es
un poco poner a Dios a prueba: si es verdad que
es
fiel, si es verdad que nos escucha. –’Señor ¿por qué?’–.
En momentos como esos tenemos que apostar por una cosa: la fidelidad
de Jesús, Jesús es fiel, totalmente fiel. La suya es una fidelidad
que no defrauda nunca, antes o después el Señor se hace escuchar.
No tengáis miedo de las dudas”.
Yo
he tenido dudas, tantas. Ante las calamidades, pero también con
cosas que me habían pasado en la vida. Cómo logré salir… Creo
que no salí solo, nunca puedes salir de la duda por ti mismo. Se
necesita la compañía de alguien que te ayude a avanzar, por eso es
importante estar siempre en un grupo, juntos, con amigos. Tú
solo nunca puedes… También nos ayuda hablar de nuestras dudas con
los padres o los amigos o con un catequista … pero siempre hablar
con alguien. Y luego hablar de las dudas con Jesús. A veces he oído
a alguno decir: ‘Yo no hablo con Jesús porque me ha destrozado la
vida. Estoy enfadado con Jesús…’ Pero incluso enfadarse
con Jesús puede ser una forma de rezar; es decirle a Jesús: ‘Mira
esto, me enfada…’. A Jesús le gusta ver la verdad de nuestro
corazón. No finjáis ante Jesús”.
Al
grupo del Nacimiento Viviente el Papa reveló que le había gustado
mucho un libro del obispo de Chieti, Italia, titulado “El
Nacimiento, el Evangelio viviente”. “Pensad –destacó- que San
Francisco también evangelizaba solamente con esto: ver a Jesús,
imitar a Jesús, imitar a la Virgen, imitar a San José, imitar la
sencillez de los pastores, no imitar a Herodes… Seguid así.
Gracias”.
A
este propósito el Santo Padre dio la noticia de que este año con el
Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización se llevará a cabo
una jornada o una semana del Nacimiento, para impulsar a las personas
a que sigan esta tradición en sus casas o en las plazas.
Preparación
al matrimonio, un “catecumenado”
En
su encuentro con los recién casados, subrayó la importancia
de la preparación al matrimonio que es “un camino, un
catecumenado”.
“Cuando
los adultos quieren bautizarse –explicó- deben aprender la
doctrina, deben hacer un itinerario con la comunidad. El matrimonio
es lo mismo, es un catecumenado. La preparación previa no es solo
saber algo sobre el matrimonio, sino vivir con la comunidad, es
escuchar las experiencias de otras personas, compartir dudas. Y luego
el catecumenado no termina ahí. Es muy importante que continúe
después de la boda y que acompañe los primeros años de
matrimonio”.
Sólo
diría dos cosas. La primera: Para la vida matrimonial hay tres
palabras clave, tal vez las sepáis pero debéis aprenderlas con la
mente y el corazón: ‘¿Puedo?’, ‘Gracias’, ‘Perdona’.
‘¿Puedo?’. Pedir siempre permiso al esposo o a la esposa, no ser
intrusivo, somos dos…. Agradecer, dar las gracias, siempre. Y
‘perdona’. Tener la humildad de decir: Sí, me he equivocado,
perdóname. Punto y termina la historia. Si no se dice esta tercera
palabra la historia sigue y va mal… Y la segunda cosa: En los
matrimonios normales se riñe. No hay que tener miedo de reñir….
Pero hay algo muy importante: No terminar el día sin haber hecho las
paces …Porque la guerra fría del día siguiente es la polilla que
empieza a corroer un matrimonio”.
Voluntarios
de Cáritas
Por
último, el Santo Padre departió con los voluntarios de Cáritas que
le pusieron al corriente de sus iniciativas, entre las cuales, además
de la acogida a las personas sin techo, la donación de sangre y la
ayuda a las futuras madres con dificultades, se encuentra el proyecto
de albergar a los familiares de los niños ingresados en el
departamento de Oncología del cercano hospital, Bambin Gesú. “Con
esta lista –dijo el representante de la parroquia- esperamos no
haberle dado la impresión de un “supermercado de la caridad”,
una frase que empleó el director de Cáritas diocesana cuando vino
para que entendiéramos que la parroquia no es el sitio donde cada
uno entra, elige algo y se va”.
“El
cotilleo es una enfermedad muy grave”
“Yo
diría que hay tres señales que demuestras si una parroquia funciona
–contestó el Papa- La primera es la oración, cuando la gente
reza: una parroquia que reza, la gente viene a rezar y reza también
en casa. Esta es la primera señal… y es una de las cosas que
evitan que se caiga en ese “supermercado” del que hemos hablado.
La segunda es la caridad de los hechos: hacerse cargo de las
necesidades de los hermanos… de las familias. También de las
necesidades ocultas, que no se muestran por vergüenza, pero las hay
y tantas. Esa es la segunda señal. Y la tercera es la caridad
pasiva. ¿Qué quiere decir caridad pasiva? Que os queráis y no os
critiquéis entre vosotros. El cotilleo es una enfermedad muy grave y
cuando lo hay en una parroquia, esa parroquia no funciona”.
09.04.19
Santa Marta: El Papa advierte sobre el apego al fracaso y la insatisfacción
“Que
el Señor nos libere de esta enfermedad”
(9
abril 2019).-“Estamos
más apegados a la insatisfacción, al cansancio, al fracaso. Que el
Señor nos libere de esta enfermedad” ha
pedido el Papa en su homilía diaria.
Hoy,
9 de abril, el Santo Padre ha contado con la participación de Mons.
Celestino Aós, nuevo administrador apostólico en Santiago de Chile
desde el 23 de marzo, en la Misa en Santa Marta.
Según Vatican
News,
el Pontífice ha hecho referencia a la lectura del libro de los
Números (Nm 21,
4-9) para hablar sobre el “cansancio” y la caída en la
“desolación”. Durante la huida de la esclavitud, el pueblo de
Dios “no soportó el viaje”, perdió el entusiasmo y la
esperanza, y esto le lleva a la murmurar en contra de Moisés.
“Y
nosotros, cuando estamos en la desolación, no soportamos el viaje y
buscamos refugio en los ídolos o en la murmuración, o en tantas
cosas… Este es un modelo para nosotros. Y este espíritu del
cansancio en nosotros, los cristianos, también nos lleva a un modo
de vivir insatisfecho: el espíritu de la insatisfacción”, dice el
Papa.
El
Santo Padre también comentó que las personas estamos inclinadas a
dicha insatisfacción, al cansancio y al fracaso y tenemos miedo a
las caricias del Señor, a la esperanza, facilitándole el camino a
la siembra del diablo: “Esta es la vida de muchos cristianos. Viven
quejándose, viven criticando, viven murmurando y viven
insatisfechos”.
Al
final de su homilía, el Papa Francisco pidió “Que el Señor nos
libere de esta enfermedad”.
10.04.19
“Perdona nuestras ofensas”- Catequesis del Papa en la Audiencia general
La
soberbia, actitud peligrosa
(10
abril 2019).- En la Audiencia general de este miércoles 10 de abril
de 2019, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha
dedicado la catequesis a la petición del Padre
Nuestro que
dice: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden”.
Catequesis
del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días! No hace buen día, pero ¡buenos
días, lo mismo!
Después
de pedir a Dios el pan de cada día, la oración del “Padre
Nuestro” entra en el campo de nuestras relaciones con los demás.
Jesús nos enseña a pedirle al Padre: “Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mt 6,12).
Lo mismo que necesitamos el pan, así necesitamos el perdón. Y esto
cada día.
El
cristiano que reza pide a Dios ante todo que le perdone sus ofensas,
es decir, sus pecados, el mal que hace. Esta es la primera verdad de
cada oración: aunque fuéramos personas perfectas, aunque fuéramos
santos cristalinos que no se desvían nunca de una vida de bien,
somos siempre hijos que le deben todo al Padre. La actitud más
peligrosa de toda vida cristiana ¿cuál es? Es la soberbia. Es la
actitud de quien se coloca ante Dios pensando que siempre tiene las
cuentas en orden con Él: el soberbio cree que hace todo bien. Como
ese fariseo de la parábola, que en el templo cree que está rezando
pero que, en realidad, se elogia ante Dios “Te doy gracias, Señor,
porque no soy como los demás”. Es la gente que se siente perfecta,
la gente que critica a los demás, es gente soberbia. Ninguno de
nosotros es perfecto, ninguno. Por el contrario, el publicano, que
estaba detrás, en el templo, un pecador despreciado por todos, se
detiene en el umbral
del templo y no se siente digno de entrar y se confía a la
misericordia de Dios. Y Jesús comenta: “Este, a diferencia del
otro, regresó a su casa justificado” (Pc 18, 14), o sea,
perdonado, salvado. ¿Por qué? Porque no era soberbio, porque
reconocía sus limitaciones y sus pecados.
Hay
pecados que se ven y pecados que no se ven. Hay pecados flagrantes
que hacen ruido, pero también hay pecados tortuosos, que se anidan
en el corazón sin que nos demos cuenta. El peor es la soberbia que
también puede contagiar a las personas que viven una vida religiosa
intensa. Había una vez un convento de monjas, en el año 1600-
1700, famoso, en la época del jansenismo: eran perfectísimas y se
decía de ellas que eran purísimas, como los ángeles, pero
soberbias como los demonios. Es algo muy feo. El pecado divide la
fraternidad, el pecado nos hace suponer que somos mejores que los
demás, el pecado nos hace creer que somos similares a Dios.
Y,
en cambio, ante Dios, todos somos pecadores, y tenemos razones para
darnos golpes de pecho -¡todos!- como el publican en el templo. San
Juan, en su Primera Carta, escribe: “Si decimos no tenemos pecado,
nos engañamos y la verdad no está en nosotros” (1 Jon 1: 8). Si
quieres engañarte, di que no tienes pecados: así te engañas.
Somos
deudores sobre todo porque en esta vida hemos recibido mucho: la
existencia, un padre y una madre, la amistad, las maravillas de la
creación … Incluso si a todos nos toca pasar días difíciles,
siempre debemos recordar que la vida es una gracia, es el milagro que
Dios ha sacado de la nada.
En
segundo lugar, somos deudores porque, aunque consigamos amar,
ninguno de nosotros puede hacerlo solamente con sus propias fuerzas.
El amor verdadero es cuando podemos amar, pero con la gracia de Dios.
Ninguno de nosotros brilla con luz propia. Es lo que los antiguos
teólogos llamaban un “mysterium
lunae”
no solo en la identidad de la Iglesia, sino también en la historia
de cada uno de nosotros. ¿Qué significa este mysterium
lunae“?
Que es como la luna, que no tiene luz propia: refleja la luz del
sol. Tampoco nosotros tenemos luz propia: nuestra luz es un reflejo
de la gracia de Dios, de la luz de Dios. Si amas es porque alguien,
que no eras tú, te sonrió cuando eras un niño, enseñándote a
responder con una sonrisa. Si amas es porque alguien
a tu lado te despertó al amor, haciendo que entendieras que en él
reside el sentido de la existencia.
Tratemos
de escuchar la historia de una persona que ha cometido un error: un
prisionero, un convicto, un drogadicto… conocemos a tanta gente que
se equivoca en la vida. Sin perjuicio de la responsabilidad, que
siempre es personal, a veces te preguntas a quién se debe culpar por
sus errores, si sea solamente su conciencia, o la historia de odio y
abandono que algunos llevan tras de sí.
Y
este es el misterio de la luna: amamos, ante todo, porque hemos
sido amados, perdonamos porque hemos sido perdonados. Y si alguien no
ha sido iluminado por la luz solar, se vuelve tan frío como la
tierra en invierno.
¿Cómo
podemos dejar de reconocer, en la cadena de amor que nos precede
también la presencia providente del amor de Dios? Ninguno de
nosotros ama tanto a Dios como Él nos ha amado. Basta ponerse ante
un crucifijo para comprender la desproporción: Él nos ha amado y
nos ama siempre a nosotros primero.
Recemos,
pues: Señor, incluso el más santo de nosotros no deja de ser deudor
tuyo. Oh Padre, ¡ten piedad de todos nosotros!
Al
final de la catequesis el Papa ha saludado, entre otros, a los
peregrinos de lengua española provenientes de España y de América
Latina. “Acercándonos cada vez más a las fiestas de Pascua, -ha
dicho- los animo a no dejar de mirar a Cristo en la cruz, para que su
amor purifique todas nuestras vidas y nos libre del orgullo de pensar
que somos autosuficientes. Que la gracia de la resurrección de
Cristo transforme totalmente nuestra vida. ¡Qué Dios los bendiga!
11.04.19
El Papa denuncia “la mercantilización de la sociedad”
Discurso
en la Conferencia internacional sobre la trata de personas
(11
de abril 2019).- El Papa Francisco ha recibido hoy a las 12 de la
mañana del 11 de abril de 2019 en el Aula Nueva del Sínodo a los
participantes de la Conferencia Internacional sobre la trata de seres
humanos, organizada por la Sección Migrantes y Refugiados del
Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Discurso
del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Gracias
por haberme invitado al final de vuestro congreso dedicado a la
actuación de las Orientaciones pastorales sobre la trata de
seres humanos, publicadas por la Sección de Migrantes y
Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano
Integral, por mí aprobadas. Doy las gracias al P. Michael Czerny por
las palabras que me ha dirigido en nombre de todos los participantes.
“Yo
he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn
10:10). En esta frase del Evangelio de Juan se resume la misión de
Jesucristo: ofrecer a todos los hombres y mujeres de todas las edades
la vida en plenitud, de acuerdo con el plan del Padre. El Hijo de
Dios se hizo hombre para indicar a todos los seres humanos el camino
de la realización de su humanidad, de conformidad con el carácter
único e irrepetible de cada uno.
Desafortunadamente,
el mundo actual se caracteriza tristemente por situaciones que
dificultan el cumplimiento de esta misión. Como demuestran
las Orientaciones pastorales sobre la trata de seres
humanos, “nuestra época ha sido testigo de un incremento
del individualismo y el egocentrismo, actitudes que tienden a
considerar a los demás desde una perspectiva puramente utilitaria,
atribuyéndoles un valor que se determina según criterios de
conveniencia y beneficio personal»(n. 17).
Se
trata esencialmente de esa tendencia a la mercantilización del otro,
que he denunciado repetidamente. (1) La trata de seres humanos es una
de las manifestaciones más dramáticas de esta mercantilización. En
sus múltiples formas, constituye una llaga “en el cuerpo de la
humanidad contemporánea”(2), una llaga profunda en la humanidad de
quienes la padecen y de quienes la llevan a cabo. La trata, en
efecto, desfigura la humanidad de la víctima, ofendiendo su
libertad y su dignidad. Pero, al mismo tiempo, deshumaniza a
quienes la llevan a cabo, negándoles el acceso a la “vida en
abundancia”. La trata, en fin, daña gravemente a la humanidad en
su conjunto, destrozando a la familia humana y al Cuerpo de Cristo.
La
trata, como decíamos, constituye una violación injustificable de la
libertad y la dignidad de las víctimas, dimensiones constitutivas
del ser humano deseado y creado por Dios, por lo que debe
considerarse un crimen de lesa humanidad.(3) Y esto sin duda.
La misma gravedad, por analogía, debe atribuirse a todos los
vilipendios de la libertad y la dignidad de todo ser humano, ya
sea un compatriota o un extranjero.
Los que se manchan de este crimen causan daños no solo a los demás, sino también a ellos mismos. Efectivamente, cada uno de nosotros está creado para amar y cuidar a los demás, y esto llega al culmen en el don de sí: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15, 13). En la relación que establecemos con los demás, nos jugamos nuestra humanidad, acercándonos o alejándonos del modelo de ser humano deseado por Dios Padre y revelado en el Hijo encarnado. Por lo tanto, toda elección contraria a la realización del proyecto de Dios sobre nosotros es una traición a nuestra humanidad y una renuncia a la “vida en abundancia” ofrecida por Jesucristo. Es bajar los peldaños de la escalera, volverse animales.
Los que se manchan de este crimen causan daños no solo a los demás, sino también a ellos mismos. Efectivamente, cada uno de nosotros está creado para amar y cuidar a los demás, y esto llega al culmen en el don de sí: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15, 13). En la relación que establecemos con los demás, nos jugamos nuestra humanidad, acercándonos o alejándonos del modelo de ser humano deseado por Dios Padre y revelado en el Hijo encarnado. Por lo tanto, toda elección contraria a la realización del proyecto de Dios sobre nosotros es una traición a nuestra humanidad y una renuncia a la “vida en abundancia” ofrecida por Jesucristo. Es bajar los peldaños de la escalera, volverse animales.
Todas
las acciones que se proponen restaurar y promover nuestra humanidad y
la de los demás están en línea con la misión de la Iglesia, como
una continuación de la misión salvadora de Jesucristo. Y esta
valencia misionera es evidente en la lucha contra todas las formas de
trata y en el compromiso encaminado a la redención de los
sobrevivientes; una lucha y un compromiso que también tienen efectos
beneficiosos en nuestra propia humanidad, abriendo el camino a la
plenitud de la vida, el fin último de nuestra existencia.
Vuestra
presencia, queridos hermanos y hermanas, es un signo tangible del
compromiso que muchas iglesias locales han asumido generosamente en
este campo pastoral. Son dignas de admiración las numerosas
iniciativas que desempeñáis en la línea del frente para
prevenir el tráfico, proteger a los sobrevivientes y perseguir a los
culpables. Siento que debo expresar un agradecimiento especial a las
numerosas congregaciones religiosas que obran y continúan
obrando, -también en red, entre ellas- como “vanguardias”
de la acción misionera de la Iglesia contra todas las formas de
trata.
Mucho
se ha hecho y se está haciendo, pero queda mucho por hacer. Ante un
fenómeno tan complejo como oscuro, como la trata de seres humanos,
es esencial asegurar la coordinación de las diversas iniciativas
pastorales, tanto a nivel local como internacional. Las estructuras
de las Iglesias locales, las congregaciones religiosas y las
organizaciones católicas están llamadas a compartir experiencias y
conocimientos y a unir sus fuerzas en una acción sinérgica que
concierna a los países de origen, tránsito y destino de las
personas objeto de trata.
Para
que vuestra acción sea más adecuada y eficaz la Iglesia debe saber
cómo recurrir a la ayuda de otros actores políticos y sociales. La
estipulación de colaboraciones estructuradas con instituciones y
otras organizaciones de la sociedad civil garantizará resultados más
incisivos y duraderos.
Os
agradezco de todo corazón lo que hacéis en nombre de muchos de
nuestros hermanos y hermanas, víctimas inocentes de la
mercantilización de la persona humana, digamos la palabra sin
vergüenza, “mercantilización de la persona humana”. Tenemos que
decirla y subrayarla porque es la verdad. Os animo a perseverar en
esta misión, a menudo arriesgada y anónima. Arriesgada también
para los laicos, tanto, pero también para los religiosos. ¡Es
arriesgada dentro de la congregación porque te miran mal! Las monjas
dicen que sí. Es arriesgada, pero hay que seguir adelante. Es
anónima pero precisamente por eso, prueba irrefutable de vuestra
gratuidad
A
través de la intercesión de Santa Josefina Bakhita, reducida a la
esclavitud de niña, vendida y comprada, pero luego liberada y
“florecida” en plenitud como hija de Dios, rezo por vosotros,
invoco abundantes bendiciones para todos vosotros y para
aquellos que están comprometidos en la lucha contra la trata. Os
aseguro mi recuerdo en la oración. Rezo por vosotros Y por favor,
vosotros, no os olvidéis de rezar por mí.
12.04.19
Viernes de la Misericordia: Francisco visita a las personas con Alzheimer de ‘Villaggio Emanuele’
A
las afueras de Roma
(12
abril 2019).- Continuando con sus emotivas visitas en el ámbito de
los Viernes de la Misericordia, el Obispo de Roma ha visitado esta
tarde, viernes, 12 de abril de 2019, una institución destinada a
personas con Alzheimer llamada el Villaggio Emanuele, en
las afueras de Roma, ha informado la Oficina de Prensa del Vaticano.
Este
último viernes de Cuaresma, el Pontífice se ha trasladado
al Villaggio
Emanuele acompañado
de Mons. Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la
Nueva Evangelización, con la intención de “evidenciar el interés
por la condición de exclusión social y de soledad que una
enfermedad como el Alzheimer puede generar en las personas que la
padecen así como de desorientación, malestar y sufrimiento en sus
familiares”, señala la Santa Sede.
La
llegada inesperada del Papa en coche al patio del pueblo, fue motivo
de sorpresa y alegría para los residentes, con los que el Santo
Padre, -acompañado por el profesor honorario de la Fundación Roma,
Emanuel, y por el presidente actual Franco Parasassi- departió y a
algunos de los cuales visitó en sus habitaciones.
Villaggio
Emanuele
El
“villaggio” (pueblo en italiano) está realmente organizado como
un pueblo y sus habitantes pueden vivir en condiciones normales,
prosiguiendo muchos aspectos de su vida diaria, necesarios para
aquellos que viven esta patología difícil, creando y manteniendo
así un puente de comunicación con el exterior.
El
pueblo lleva el nombre de su fundador, el profesor Emanuele F.M.
Emanuele, presidente honorario de la Fundación Roma, y un innovador
en la atención domiciliaria de las personas con Alzheimer. es único
en Italia y obedece a la constatación de que esa enfermedad, también
debido al aumento de la expectativa de vida, se ha convertido en una
prioridad social y necesita, por lo tanto, un modelo de asistencia
que garantice una vida lo más normal y respetuosa posible.
Identidad
propia
El Villaggio
Emanuele está formado por 14 casas, cada una de las cuales
con capacidad para seis personas. También hay un mini supermercado,
bar, restaurante y salón de belleza. Los residentes pueden comprar
en el supermercado, ayudar en la cocina, ocuparse de las tareas
cotidianas conservando así el sentido de la realidad y su identidad
propia.
Cada
apartamento está amueblado de la forma más parecida al domicilio en
que vivía el residente y no hay una “jornada típica”, ya que
cada persona puede decidir cómo quiere pasar su día. En la
estructura hay médicos, psicólogos, fisioterapeutas y diverso
personal sanitario y la asistencia es completamente gratuita.
La
iniciativa de los Viernes de la Misericordia se trata de una
actividad pastoral que Francisco comenzó durante el Jubileo de la
Misericordia, y que ha llevado al Santo Padre a hospitales, clínicas,
casas de acogida o de rehabilitación para drogo dependientes, entre
otras instituciones caritativas.
13.04.19
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