San Jorge: El día de su santo, el Papa regala 6.000 rosarios a los jóvenes de Milán
Y
chocolate a los pobres de Caritas
(23
abril 2019).- En el día de su onomástico, San Jorge mártir,
celebrado hoy 23 de abril de 2019, el Papa Francisco ha donado, a
través de la Limosnería Apostólica, seis mil rosarios a los
jóvenes de la archidiócesis de Milán, ha informado en un
comunicado Alessandro Gisotti, Director “ad interim” de la
Oficina de Prensa de la Santa Sede
Mediante
este gesto, el Papa ha querido pedir a los jóvenes que recen por él,
encomendándolo especialmente a María, ya que faltan escasos días
para que comience mayo, el mes de la Virgen.
Este
grupo de jóvenes ha participado hoy en la Basílica de San
Pedro en la misa presidida por el arzobispo de Milán, Mario Delpini.
Mañana miércoles por la mañana, estos chicos milaneses estarán
presentes también en la Audiencia General del Papa en la Plaza de
San Pedro.
Chocolate
para los pobres
Según
ha comunicado después Alessandro Gissoti en su cuenta de Twitter, el
Papa Francisco –a través de la Limosnería Apostólica del
Vaticano– ha donado también un huevo de 20 kilos de chocolate a
los pobres atendidos por el comedor de Caritas Roma en la Estación
de Termini.
San
Jorge, mártir
Se
cree que fue un soldado nacido en Capadocia –en la Turquía actual–
que murió en Nicomedia a comienzos del siglo IV, probablemente en la
persecución de Diocleciano. Se desconocen datos concretos y fiables
sobre su vida porque las múltiples y variantes referencias están
plagadas de fábulas y ficciones.
La
iconografía lo representa frecuentemente con caballo, lanza, espada,
casco y armadura, enfrentándose y venciendo al dragón que asolaba
la ciudad pagana de Silene, en Libia. Haciendo la señal de la cruz y
en nombre del Señor Jesús, mató a la bestia y catequizó a este
pueblo, que comenzó una vida nueva.
La
leyenda de san Jorge constituye un símbolo. El dragón representa a
las fuerzas del Mal que pretenden devastar a la comunidad de
creyentes y Jorge es el medio a través del que el pueblo es
conducido a la vida con Jesucristo, el único salvador y capaz
de vencerlas.
En
Oriente se le llama el «Gran Mártir», aunque no se tienen datos
fehacientes sobre cómo sucedió dicho martirio. En Lydda
(Palestina), donde se dice que sufrió martirio, se construyó un
templo dedicado al santo.
Ricardo
Corazón de León lo nombró patrono de los cruzados, que fueron
quienes se encargaron de extender su devoción y culto en Occidente.
San Jorge ha llegado a ser patrón de Inglaterra, Portugal,
Génova y de la Autonomía Catalana, que conserva en el edificio de
la Diputación las reliquias del santo donadas a Felipe II por su
embajador en Alemania. También es patrono de los Boy Scouts.
24.04.19
“Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”- Catequesis del Papa Francisco
El
perdón, el don más precioso
(24
abril 2019).- En la catequesis de hoy, miércoles 24 de abril de
2019, el Papa Francisco ha indicado que Dios le da a cada cristiano
la gracia de escribir “una historia de bien en la vida de sus
hermanos”. Y ha añadido: “Con una palabra, un abrazo, una
sonrisa, podemos transmitir a los demás lo más precioso que hemos
recibido”, el perdón.
Catequesis
del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy
completamos la catequesis sobre la quinta petición del “Padre
Nuestro”, deteniéndonos en la expresión ” como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden” (Mt. 6:12). Hemos visto que es
propio del hombre ser deudor ante Dios: de Él hemos recibido todo,
en términos de naturaleza y gracia. Nuestra vida no solo fue
deseada, sino amada por Dios. Realmente no hay espacio para la
presunción cuando unimos las manos para orar. No existen self
made men en la Iglesia, hombres que se han hecho a sí
mismos. Todos estamos en deuda con Dios y con muchas personas que nos
han dado condiciones de vida favorables. Nuestra identidad se
construye a partir del bien recibido. El primero es la vida.
El
que reza aprende a decir “gracias”. Y nosotros muchas veces nos
olvidamos de decir “gracias”, somos egoístas. El que reza
aprende a decir “gracias” y le pide a Dios que sea benévolo con
él o con ella. Por mucho que nos esforcemos, siempre hay una deuda
inagotable con Dios, que nunca podremos pagar: Él nos ama
infinitamente más de lo que nosotros lo amamos. Y luego, por mucho
que nos comprometamos a vivir de acuerdo con las enseñanzas
cristianas, en nuestras vidas siempre habrá algo por lo que pedir
perdón: pensemos en los días pasados perezosamente, en los
momentos en que el rencor ha ocupado nuestro corazón y así
sucesivamente… Son experiencias desafortunadamente, no escasas, las
que nos hace implorar: “Señor, Padre, perdona nuestras ofensas”.
Así pedimos perdón a Dios.
Pensándolo
bien, la invocación también podría limitarse a esta primera
parte, sería bonita. En cambio, Jesús la suelda con una segunda
expresión que es una con la primera. La relación de benevolencia
vertical de parte de Dios se refracta y está llamada a traducirse en
una nueva relación que vivimos con nuestros hermanos: una relación
horizontal. El Dios bueno nos invita a ser todos buenos. Las dos
partes de la invocación están unidas por una conjunción
inapelable: le pedimos al Señor que perdone nuestras deudas,
nuestros pecados, “como” nosotros perdonamos a
nuestros amigos, a la gente que vive con nosotros, a nuestros
vecinos, a las personas que nos han hecho algo que no era agradable.
Todo
cristiano sabe que para él existe el perdón de los pecados, todos
lo sabemos: Dios lo perdona todo y perdona siempre. Cuando Jesús
dibuja ante sus discípulos el rostro de Dios, lo describe con
expresiones de tierna misericordia. Él dice que hay más alegría en
el cielo por un pecador que se arrepiente, que por una multitud
de justos que no necesitan conversión (ver Lc 15.7.10). Nada en los
Evangelios sugiere que Dios no perdona los pecados de aquellos que
están bien dispuestos y pide que se le vuelva a abrazar.
Pero
la gracia abundante de Dios siempre es un reto. Aquellos que han
recibido tanto deben aprender a dar tanto y no retener solo para
ellos mismos lo que han recibido. Los que han recibido tanto deben
aprender a dar tanto. No es una coincidencia que el Evangelio de
Mateo, inmediatamente después del texto del “Padre Nuestro”
entre las siete expresiones utilizadas, enfatice precisamente la del
perdón fraterno: “Si vosotros, perdonáis a los hombres sus
ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre
celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre
perdonará vuestras ofensas” (Mt 6,14-15). ¡Pero esto es fuerte!
Pienso: a veces he escuchado gente que decía: “¡Nunca perdonaré
a esa persona! ¡Nunca perdonaré lo que me hicieron! “Pero si no
perdonas, Dios no te perdonará. Tú cierras la puerta. Pensemos, si
somos capaces de perdonar o si no perdonamos. Un sacerdote, cuando
estaba en la otra diócesis, me contó angustiado que había ido a
dar los últimos sacramentos a una anciana que estaba a punto de
morir. La pobre señora no podía hablar. Y el sacerdote le dice:
“Señora, ¿se arrepiente de
sus pecados?” La señora dijo que sí; No pudo confesarlos pero
dijo que sí. Es suficiente Y luego otra vez: “¿Perdona a los
demás?” Y la señora, en su lecho de muerte, dijo: “No”. El
cura estaba angustiado. Si no perdonamos, Dios no te perdonará.
Pensémoslo, nosotros que estamos aquí, si perdonamos o somos
capaces de perdonar. “Padre, no puedo hacerlo, porque esa gente me
ha hecho tantas cosas”. Pero si no puedes hacerlo, pídele al Señor
que te dé la fuerza para hacerlo: Señor, ayúdame a perdonar. Aquí
encontramos el vínculo entre el amor a Dios y el amor al prójimo.
El amor llama al amor, el perdón llama al perdón. Nuevamente en
Mateo encontramos una parábola muy intensa dedicada al perdón
fraterno (ver 18,21-35). Vamos a escucharla.
Había
un siervo que tenía una gran deuda con su rey: ¡diez mil talentos!
Una suma imposible de devolver; no sé cuánto sería hoy, pero
cientos de millones. Pero el milagro sucede, y ese siervo no recibe
un aplazamiento del pago, sino todo el condono. ¡Una gracia
inesperada! Pero he aquí que ese mismo siervo, inmediatamente
después, se enfurece contra uno de sus hermanos, que le debe cien
denarios, -muy poco-, y, aunque sea una cifra accesible, no acepta
excusas ni súplicas. Por lo tanto, al final, el amo lo llama y lo
condena. Porque si no te esfuerzas por perdonar, no serás perdonado;
si no tratas de amar, tampoco serás amado.
Jesús inserta el poder del perdón en las relaciones humanas. En la vida, no todo se resuelve con la justicia. No. Especialmente donde debemos poner una barrera al mal, alguien debe amar más de lo necesario, para comenzar una historia de gracia nuevamente. El mal conoce sus venganzas, y si no se interrumpe, corre el riesgo de propagarse y sofocar al mundo entero.
Jesús inserta el poder del perdón en las relaciones humanas. En la vida, no todo se resuelve con la justicia. No. Especialmente donde debemos poner una barrera al mal, alguien debe amar más de lo necesario, para comenzar una historia de gracia nuevamente. El mal conoce sus venganzas, y si no se interrumpe, corre el riesgo de propagarse y sofocar al mundo entero.
La
ley del talión: lo que me hiciste, te lo devuelvo, Jesús la
sustituye con la ley de amor: lo que Dios me ha hecho,
¡te lo devuelvo! Pensemos hoy, en esta hermosa semana de Pascua, si
puedo perdonar. Y si no me siento capaz, tengo que pedirle al Señor
que me dé la gracia de perdonar, porque saber perdonar es una
gracia.
Dios
le da a cada cristiano la gracia de escribir una historia de bien en
la vida de sus hermanos, especialmente de aquellos que han hecho algo
desagradable e incorrecto. Con una palabra, un abrazo, una sonrisa,
podemos transmitir a los demás lo más precioso que hemos recibido
¿Qué es lo más precioso que hemos recibido? El perdón, que
debemos ser capaces de dar a los demás.
25.04.19
El Papa a los jóvenes franceses: “Cuento con vosotros”
Participantes
en las Jornadas de la Juventud de las Landas
(25
abril 2019).- “¡La Iglesia necesita vuestro ímpetu, vuestras
intuiciones, vuestra fe y vuestro valor!”. Así ha concluido hoy el
Papa Francisco sus palabras a los jóvenes franceses con los que ha
compartido audiencia, recordándoles que la Iglesia cuenta con ellos.
El
Papa Francisco ha recibido hoy, 25 de abril de 2019, a los
participantes en las Jornadas de la Juventud de las Landas,
organizadas por la diócesis francesa de Aire et Dax.
Reavivar
la fe
El
Santo Padre ha manifestado a los jóvenes que es consciente de que
muchas personas piensan que hoy “es más difícil llamarse
cristianos y vivir la fe en Cristo”. Reconociendo que el contexto
actual no es el ideal para los creyentes, Francisco les ha insistido
en que ahora no es más difícil que en otros momentos de la historia
de la Iglesia, solo distinto. Por eso, les ha pedido que aprovecharan
su peregrinación a Roma para reavivar el don de la fe y asimilar que
la Iglesia, tal y como señala la Exhortación Apostólica Christus
vivit, “camina
desde hace dos mil años, compartiendo las alegrías y las
esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres. Y camina
así como es, sin recurrir a ninguna cirugía estética”.
Ser
puentes entre las personas
Haciendo
un símil con el pino de las Landas, el Obispo de Roma ha pedido a
los chicos franceses que se enraícen en el amor de Dios para
“asegurar que allí donde viváis la Iglesia sea amada”. El
Pontífice les ha animado a ser siempre “constructores de puentes
entre personas, tratando de desarrollar una cultura del encuentro y
del diálogo, para contribuir al advenimiento de una auténtica
fraternidad humana”.
Igualmente,
les ha recordado que con la atención a los más pequeños y más
pobres pueden “encender estrellas en la noche” de las personas
que se encuentran atravesando problemas y que, a través de gestos y
palabras, pueden ser capaces de revelar que, como se define en
Exhortación Apostólica Gaudete
et exsultate,
“Dios es siempre novedad”.
26.04.19
50 aniversario de la Federación Bíblica: “La Palabra infunde el calor del Señor en el corazón”
Audiencia con el Santo Padre
(26
abril 2019).- Esta mañana se ha clausurado en el Vaticano
el Congreso Bíblico Internacional en Roma, organizado por la
Federación Bíblica Católica con motivo del 50 aniversario de su
fundación y dedicado al tema: “La Biblia y la vida: la inspiración
bíblica de toda la vida pastoral y la misión de la
Iglesia-Experiencias y retos”.
Discurso
del Santo Padre
Eminencias,
queridos hermanos en el episcopado, hermanos y hermanas,
Con
las palabras del apóstol Pablo, doy la bienvenida, a quienes están
“en Roma, amados por Dios”, deseándoos “gracia y paz” (Rom
1: 7). Doy las gracias al cardenal Tagle por el saludo que me ha
dirigido en nombre vuestro. Os habéis reunido con motivo del
quincuagésimo aniversario de la Federación Bíblica Católica. Este
jubileo os dará la oportunidad de hacer balance de vuestro servicio
eclesial y de confirmaros mutuamente en el compromiso de difundir la
Palabra de Dios.
Vuestra
reflexión se ha desarrollado en torno a dos palabras: Biblia
y vida.
Yo también quisiera deciros algo sobre este binomio inseparable. “La
palabra de Dios es viva” (Heb 4:12): no muere ni envejece,
permanece para siempre (ver 1 Ped. 1:25). Permanece joven en
presencia de todo lo que pasa (ver Mt 24:35) y defiende a quienes la
ponen en práctica del envejecimiento interior. Es viva y da vida. Es
importante recordar que el Espíritu Santo, el Dador de vida, ama
obrar a través de las Escrituras. La Palabra lleva el aliento de
Dios al mundo, infunde el calor del Señor en el corazón. Todas las
contribuciones académicas, los volúmenes que se publican están y
no pueden sino estar al servicio de ello. Son como la leña que,
cuidadosamente recogida y ensamblada, se usa para calentar. Pero así
como la leña no produce calor por sí misma, tampoco lo producen los
mejores estudios; sirve el fuego, se necesita el Espíritu para que
la Biblia arda en el corazón y se convierta en vida. Entonces la
buena leña puede ser útil para alimentar este fuego. Pero la Biblia
no es una hermosa colección de libros sagrados que estudiar,
es Palabra
de vida que
sembrar, un don que el Resucitado nos pide que recibamos y
distribuyamos para que haya vida en su En la Iglesia, la Palabra
es una inyección
insustituible de vida.
Por eso las homilías son fundamentales. La predicación no es un
ejercicio de retórica y tampoco un conjunto de sabias nociones
humanas: así solo sería leña. Es, en cambio, un compartir
del Espíritu (ver 1 Corintios 2: 4) de la Palabra divina que ha
tocado el corazón del predicador, que comunica ese calor, esa
unción. Tantas palabras acuden diariamente a nuestros oídos,
transmiten información y dan múltiples inputs; muchos, tal vez
demasiados, hasta el punto de superar a menudo nuestra capacidad de
recibirlas. Pero no podemos renunciar a la Palabra de Jesús, la
única Palabra de vida eterna (ver Jn 6:68), que necesitamos todos
los días. Sería hermoso que floreciera ” una nueva etapa de mayor
amor a la Sagrada Escritura por parte de todos los miembros del
Pueblo de Dios, de manera que… se profundice la relación con la
persona misma de Jesús» (Exhortación Apostólica Verbum
Domini,
72) . Sería bueno que la Palabra de Dios se convirtiera en “el
corazón de toda actividad eclesial” (Exhortación
Apostólica Evangelii
Gaudium,
174); corazón que late, que vitaliza las extremidades del cuerpo. Es
deseo del Espíritu plasmarnos como Iglesia en “formato
-Palabra”: una Iglesia que no habla de sí misma o por sí misma,
sino que lleva en su corazón y en sus labios al Señor, que
diariamente recurre a su Palabra. En cambio, la tentación es
siempre la de anunciarnos y de hablar sobre nuestras dinámicas,
pero así la vida no se transmite al mundo.
La
Palabra da vida a cada creyente enseñando a renunciar a
uno mismo para anunciar al Señor. En este sentido, actúa como una
espada afilada que, entrando en profundidad, discierne los
pensamientos y los sentimientos, revela la verdad, hiere para sanear
(vea Heb. 4, 12; Job 5.18). La Palabra conduce a vivir de forma
pascual: como semilla que muriendo da vida, como uva que da vino a
través de la prensa, como aceitunas que dan aceite después de pasar
por el molino. Así, causando dones radicales de vida, la
Palabra vivifica. No deja tranquilo, interpela. Una Iglesia que vive
a la escucha de la Palabra nunca se contenta de las propias
seguridades. Es dócil a la impredecible novedad del espíritu. Nunca
se cansa de anunciar, no cede a la desilusión, no se rinde en
promover la comunión en todos los niveles, porque la Palabra llama a
la unidad e invita a cada uno a escuchar al otro, superando sus
particularismos.
La
Iglesia que se alimenta de la Palabra, por lo tanto, vive
para anunciar la Palabra. No habla de sí, sino que
baja a los caminos del mundo: no porque le gusten o sean fáciles,
sino porque son los lugares del anuncio. Una Iglesia fiel a la
Palabra no escatima en proclamar el kerygma y no espera ser
apreciada. La Palabra divina, que proviene del Padre y se derrama en
el mundo, la empuja hasta los confines de la tierra. La Biblia es su
mejor vacuna contra el cierre y la autoconservación. Es Palabra de
Dios, no nuestra, y nos aleja de estar en el centro, guardándonos de
la autosuficiencia y del triunfalismo, y nos llama constantemente a
salir de nosotros mismos. La Palabra de Dios posee una fuerza
centrífuga, no centrípeta: no lleva al repliegue interior, sino que
empuja hacia el exterior, hacia aquellos a los que aún no ha
llegado. No asegura tibios consuelos, porque es fuego y viento: es el
Espíritu el que incendia el corazón y desplaza los horizontes,
dilatándolos con su creatividad.
Biblia
y vida: comprometámonos a abrazar estas dos palabras, para que
una nunca pueda estar sin la otra. Quisiera concluir como empecé,
con una frase del apóstol Pablo, que hacia el final de una
carta escribe: “Finalmente, hermanos, orad”. Como él, yo también
os pido que oréis. Pero San Pablo especifica la razón de la
oración: “para que corra la palabra del Señor” (2 Tes. 3: 3).
Recemos y actuemos para que la Biblia no se quede en la biblioteca
entre los muchos libros que hablan de ella, sino que corra por las
calles del mundo y ponga su tienda donde vive la gente. Os deseo que
seáis buenos portadores de la Palabra, con el mismo
entusiasmo que leemos en estos días en los relatos de Pascua, donde
todos corren: las mujeres, Pedro, Juan, los dos de Emaús… Corren
para encontrar y anunciar la Palabra viva. Os lo deseo de todo
corazón y os agradezco todo lo que hacéis.
27.04.19
Regina Caeli: Jesús se aparece trayendo tres dones: la paz, la alegría y la misión apostólica
Palabras del
Papa antes del Regina Caeli
(28
abril 2018).- En este segundo domingo de Pascua o de la Divina
Misericordia, el Papa Francisco se asoma a la ventana de su estudio
del Palacio Apostólico del Vaticano para dirigirse a los fieles y
peregrinos reunidos en la Plaza San Pedro para rezar el Regina Caeli.
Palabras
del Papa antes del Regina Caeli
Queridos
hermanos y hermanas, ¡Buenos días!
El
evangelio de hoy (Juan 20: 19-31) nos dice que en el día de Pascua
Jesús se aparece a sus discípulos en el Cenáculo, trayendo tres
dones: la
paz, la alegría y la misión apostólica.
Las
primeras palabras que dice son: “La
paz sea contigo”
(v. 21). El Señor Resucitado trae auténtica paz, porque a través
de su sacrificio en la cruz ha logrado la reconciliación entre Dios
y la humanidad y ha vencido el pecado y la muerte, esta es la paz.
Sus discípulos eran los primeros que necesitaban esta paz, porque
después de la captura y la sentencia de muerte contra el Maestro,
habían caído en el desconcierto y el miedo. Jesús se aparece vivo
entre ellos y mostrando sus heridas en el cuerpo glorioso, da la paz
como fruto de su victoria. Pero esa tarde el apóstol Tomás no
estuvo presente. Informado de este evento extraordinario, él,
incrédulo ante el testimonio de los otros apóstoles, pretende
verificar personalmente la verdad de lo que ellos afirman. Ocho días
después, como hoy, se repite la aparición: Jesús se encuentra con
la incredulidad de Tomás y le invita a tocar sus heridas. Son la
fuente de la paz, porque son el signo del inmenso amor de Jesús,
quien derrotó a las fuerzas hostiles del hombre, es decir, el
pecado, el mal y la muerte. Invita a tocar las heridas, es una
enseñanza para nosotros, como si Jesús nos dijera a cada uno de
nosotros: “Si tu no estás en paz, toca mis heridas”.
Tocar
las heridas de Jesús, que están en los problemas, en las
dificultades, en las persecuciones, en las enfermedades, en tanta
gente que sufre. ¿Tu no estás en paz?, Ve, ve a visitar a alguien
que es símbolo de la herida de Jesús, toca la herida de Jesús. De
esas heridas sale la misericordia. Por eso hoy es el domingo de la
misericordia. Un santo decía que el cuerpo de Jesús crucificado es
como un saco de misericordia, que a través de las heridas venía
hacia todos nosotros. Todos nosotros necesitamos de la misericordia,
lo sabemos. acerquémonos a Jesús y toquemos sus heridas, en
nuestros hermanos que sufren. Las heridas de Jesús son un tesoro: de
ahí surge la misericordia. seamos valerosos y toquemos las heridas
de Jesús. Con estas heridas Él está delante del Padre y nos hace
ver al Padre, como si dijera. “Padre, este es el precio, estas
heridas son lo que yo he pagado por mis hermanos”. Con las heridas
Jesús intercede ante el Padre. Nos da la misericordia y nos acerca e
intercede por nosotros. No olviden nunca las heridas de Jesús.
El
segundo don que Jesús resucitado trae a los discípulos es
la alegría.
El evangelista informa que los discípulos se regocijaron al ver al
Señor “(v. 20). Hay un versículo que dice que “no podían creer
por la alegría que tenían”, no lo podían creer. A nosotros
cuando nos pasa algo increíble demasiado bello, nos viene de dentro
decir: “¡No lo podemos creer, que esto no es verdad!” y así
decían los discípulos, no lo podían creer por tanta alegría que
sentían. Y esa es la alegría que nos da Jesús. Si tu estás
triste, si no estás en paz, mira a Jesús crucificado a Jesús
resucitado, mira sus heridas y recibe su alegría.
Y
además de la paz y la alegría, Jesús da a sus discípulos una
nueva misión:
“Así como el Padre me envió, yo también os envío” (v. 21). y
La resurrección de Jesús es el inicio de un nuevo dinamismo
de amor capaz de transformar el mundo con la presencia del Espíritu
Santo.
En
este segundo domingo de Pascua, estamos invitados a acercarnos a
Cristo con fe, abriendo nuestros corazones a la paz, la alegría y la
misión, pero no nos olvidemos las heridas de Jesús, que de ahí
surge la paz, la alegría y la fuerza par la misión.
Confiamos
esto a la intercesión de materna de la Virgen María, Reina del
Cielo y de la Tierra.
28.04.19
Regina Caeli: El Papa agradece a todos los que le enviaron sus saludos de Pascua
Palabras
después de la oración mariana
(
28 abril 2019).- Este domingo de la octava de Pascua, el Papa
Francisco agradeció a todos los que le enviaron saludos: “Les
devuelvo de todo corazón invocando lo mejor para cada familia”,
aseguró desde la Plaza de San Pedro donde celebró la Regina Caeli.
Después
de la oración mariana de la temporada de Pascua, el Papa hizo varias
llamadas para la evacuación de los refugiados en Libia por las
víctimas de las inundaciones en Sudáfrica. También deseó paz
y alegría a las iglesias orientales, católicas y ortodoxas, que
celebran la Pascua según el calendario juliano.
Esta
nuestra traducción de las palabras que pronunció el Papa.
Las
palabras del Papa después del Regina Caeli.
Queridos
hermanos y hermanas,
Ayer,
en La Rioja, Argentina, el Obispo Enrique Angel Angelelli, Carlos de
Dios Murias, Franciscano conventual, Gabriel Longueville,
sacerdote fidei donum, y Wenceslao Pedernera,
catequista, padre de familia, fueron proclamados beatos. Estos
mártires de la fe fueron perseguidos por la justicia y la caridad
evangélica. Que su ejemplo y su intercesión apoyen
especialmente a quienes trabajan por una sociedad más justa y más
inclusiva. Uno de ellos era francés, fue a la Argentina como
misionero. Los otros tres, argentinos. ¡Aplaudamos a todos
los nuevos beatos!
Los
invito a unirse a mi oración por los refugiados que se encuentran en
centros de detención en Libia, cuya situación, que ya es muy grave,
se vuelve aún más peligrosa debido al conflicto en curso. Solicito
la evacuación urgente de mujeres, niños y enfermos lo antes posible
a través de los corredores humanitarios.
Y
oremos por aquellos que perdieron la vida o sufrieron graves daños a
causa de las recientes inundaciones en Sudáfrica. Que nuestra
solidaridad y el apoyo concreto de la comunidad internacional no le
falle a nuestros hermanos.
Los
saludo a todos, fieles romanos y peregrinos de Italia y tantos
países, especialmente los fieles de Tlalnepantla (México), los
jóvenes de Valencia, los estudiantes de Tricase, los adolescentes de
Arcore y los de Carugo; Los fieles de Modugno y Génova. Un
saludo especial a la peregrinación diocesana de las familias de la
Arquidiócesis de Trani-Barletta-Bisceglie, así como a los devotos
de la Divina Misericordia reunidos hoy en la iglesia de Santo Spirito
en Sassia.
A
mis hermanos y hermanas de las Iglesias orientales que hoy celebran
la Pascua santa según el calendario juliano, extiendo mis cordiales
deseos. ¡Que el Señor resucitado les dé gozo y paz! Y un
aplauso también para todos los católicos orientales y ortodoxos,
para decirles: “¡Feliz Pascua!”
Finalmente,
agradezco a todos los que en este período me enviaron un saludo para
la Pascua. Los devuelvo incondicionalmente invocando lo mejor
para cada familia.
Buen
domingo a todos ! Y, por favor, no os olvidéis orar por mí.
Buen almuerzo y adiós.
29.04.1
Santa Marta: El Papa ruega por la unidad de la Iglesia a Santa Catalina de Siena
En el día de su fiesta
(29
abril 2019).- Al principio de la Santa Misa, celebrada hoy 29 de
abril de 2019, en la capilla de Santa Marta, el Papa Francisco ha
pedido la intercesión de Santa
Catalina de Siena “para
que ayude a la unidad de la Iglesia, para que ayude a Italia en este
momento difícil y para que ayude a la unidad de Europa”, según
indica Vatican News.
En
el día de la fiesta de Santa Catalina de Siena, el santo Padre ha
recordado que esta Doctora de la Iglesia “oraba bastante” y
trabajó por la unidad de la Iglesia. Además, la santa es
patrona de Italia y de Europa. Por todo ello, el Pontífice ha
recurrido a su mediación para pedir por la Iglesia, el país
italiano y el viejo continente.
30.04.19
Santa Marta: “No se puede caminar en una vida cristiana sin el Espíritu Santo”
“Compañero
en el camino”
(30
abril 2019).- “No se puede caminar en una vida cristiana sin el
Espíritu Santo”, ha señalado el Papa Francisco, y ha añadido que
pidamos al Señor la gracia de entender dicho mensaje, pues, “Nuestro
compañero en el camino es el Espíritu Santo”.
Estas
palabras las ha pronunciado hoy, 30 de abril de 2019, el Santo Padre
durante la homilía en la capilla de la Casa de Santa Marta, según
reporta Vatican News.
El
Papa ha recordado también que solo podemos renacer de “nuestra
existencia pecaminosa” con la fuerza de Dios, motivo por el cual
“el Señor nos envió el Espíritu ya que no podemos hacerlo solos.
Renacer
desde arriba
La
homilía de Santa Marta sobre el Evangelio de hoy (Jn 3, 7-15), ha
girado en torno a la respuesta de Jesús a Nicodemo. Jesús habla de
“renacer desde arriba” y el Papa Francisco ha relacionado el
mensaje de la Pascua con estas palabras del Evangelio según san
Juan.
La
Resurrección del Señor presenta como mensaje “este don del
Espíritu Santo”, señala el Papa y remite a la primera aparición
de Jesús a los apóstoles en el Domingo de Resurrección en la que
este les dice: “Recibid el Espíritu Santo”. Para el Santo Padre,
el Espíritu es la fuerza, sin ella no podemos hacer nada: el
Espíritu “nos hace resucitar de nuestros límites, de nuestros
muertos, porque tenemos tantas, tantas necrosis en nuestra vida, en
nuestra alma”. Por tanto, es preciso hacerle
sitio en nuestra existencia.
Espíritu
Santo protagonista
Además,
el Papa subrayó que una vida cristiana que no reserva espacio para
el Espíritu Santo ni se deja guiar por Él “es una vida
pagana, disfrazada de cristiana. El Espíritu es el protagonista de
la vida cristiana, el Espíritu -el Espíritu Santo- que está con
nosotros, nos acompaña, nos transforma, nos vence”.
El
Obispo de Roma ha pedido a Dios que nos haga conscientes “de que no
podemos ser cristianos sin caminar con el Espíritu Santo, sin actuar
con el Espíritu Santo, sin dejar que el Espíritu Santo sea el
protagonista de nuestras vidas”.
01.05.19
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