Participantes Del Proyecto Europeo "Snapshots From The Borders" (C) Vatican Media
El Papa recibe a los participantes en un proyecto europeo sobre migración
“Voces y experiencias de las fronteras”
enit – 10 septiembre 2020).- El Papa Francisco ha recibido en el Vaticano a una delegación de participantes del proyecto europeo sobre migración “Snapshots From The Borders” (“Voces y experiencias de las fronteras”), acompañados por el alcalde de Lampedusa y Linosa.
Específicamente, la iniciativa “tiene por objeto fortalecer una nueva red horizontal y activa entre las ciudades que se enfrentan directamente a las corrientes migratorias en las fronteras de la Unión Europea (UE), como forma de promover una coherencia normativa más eficaz a todos los niveles (europeo, nacional, local)”.
Un escenario complejo
En sus palabras, el Santo Padre ha resaltado que “el escenario actual de la migración es complejo y a menudo tiene consecuencias dramáticas” y que “los retos son muchos e interpelan a todos. “Ninguno puede permanecer indiferente ante las tragedias humanas que se consuman en las diferentes regiones del mundo”, como las que ocurren en el Mediterráneo, donde muchos huyen de la guerra.
Frente a los desafíos en este campo, Francisco resalta que “es evidente que la solidaridad concreta y la responsabilidad compartida, tanto a nivel nacional como internacional, son indispensables” e insistió en que “debemos actuar juntos, no solos”.
Discurso del Santo Padre
Queridas hermanas y hermanos,
Doy la bienvenida a los que os habéis unido al proyecto “Snapshots from the borders”. Agradezco al Sr. Salvatore Martello, alcalde de Lampedusa y Linosa, las palabras que me ha dirigido en nombre de todos. Y os doy las gracias también por esta bella cruz, tan significativa, que habéis traído. Gracias.
El vuestro es un proyecto con visión de futuro. Su objetivo es promover una comprensión más profunda de la migración para permitir a las sociedades europeas dar una respuesta más humana y coordinada a los retos de las migraciones contemporáneas. La red de autoridades locales y organizaciones de la sociedad civil que surgió de este proyecto aspira a contribuir positivamente al desarrollo de políticas de migración que respondan a este propósito.
El escenario actual de la migración es complejo y a menudo tiene consecuencias dramáticas. Es necesario estudiar y comprender mejor las interdependencias mundiales que determinan las corrientes migratorias. Los retos son muchos e interpelan a todos. Ninguno puede permanecer indiferente ante las tragedias humanas que se consuman en las diferentes regiones del mundo. Entre ellas, nos interpelan con frecuencia las que tienen como teatro al Mediterráneo, un mar de frontera, pero también de encuentro de culturas.
Frente a estos desafíos, es evidente que la solidaridad concreta y la responsabilidad compartida, tanto a nivel nacional como internacional, son indispensables. “La pandemia actual ha puesto de relieve nuestra interdependencia: todos estamos vinculados, los unos con los otros, tanto en el bien como en el mal”. (Audiencia General, 2 de septiembre de 2020). Debemos actuar juntos, no solos.
También es fundamental cambiar la forma de ver y de contar la migración: se trata de poner en el centro a las personas, los rostros y las historias. De ahí la importancia de los proyectos como el vuestro, que tratan de proponer planteamientos diversos inspirados en la cultura del encuentro que es el camino hacia un nuevo humanismo. Y cuando digo “nuevo humanismo” no lo digo solo como una filosofía de vida, sino también como una espiritualidad, como un estilo de comportamiento.
Los habitantes de las ciudades y de los territorios de frontera – las sociedades, las comunidades, las Iglesias – están llamados a ser los primeros actores de este cambio de rumbo, gracias a las continuas oportunidades de encuentro que les ofrece la historia. Las fronteras, que siempre se han considerado como barreras de división, pueden convertirse, en cambio, en “ventanas”, espacios de conocimiento mutuo, de enriquecimiento recíproco, de comunión en la diversidad; pueden convertirse en lugares en los que se experimentan modelos para superar las dificultades que los nuevos arribos suponen para las comunidades autóctonas. Os animo a seguir trabajando juntos por la cultura del encuentro y la solidaridad. Que el Señor bendiga vuestros esfuerzos y que la Virgen os proteja así como a las personas para las que trabajáis. Rezo por vosotros, y vosotros, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Que el Señor os bendiga a todos, a vuestro trabajo y vuestros esfuerzos para ir adelante en este sentido. Gracias.
El Papa Saluda A Mujeres Atendidas Por La Asociación De Ginecología Oncológica (C) Vatican Media
Palabras del Papa a profesionales de Ginecología Oncológica
Audiencia en el Aula Pablo VI
(11 sept. 2020).- El Papa Francisco ha anunciado a un grupo de profesionales de Ginecología Oncológica que “la condición de la enfermedad recuerda esa actitud decisiva para el ser humano que es confiarse: confiarse”.
En audiencia con ellos esta mañana, viernes, 11 de septiembre de 2020, en el Aula Pablo VI, con motivo de la reunión anual de la International Gynecologic Cancer Society, el Pontífice ha agradecido el compromiso de la Asociación a favor de las mujeres que se enfrentan a enfermedades tan difíciles y complejas.
En este marco, el Santo Padre ha destacado el valor de “confiarse al otro hermano y hermana, y al Otro con mayúscula que es nuestro Padre celestial” y lo ha concretado en una expresión utilizada ya en otras ocasiones: “¡Cuánto, cuánto cura una caricia en el momento oportuno!”.
Francisco ha advertido que “No hay que permitir que la economía entre en el mundo de la sanidad de forma tan contundente como para penalizar aspectos esenciales como la relación con los enfermos”.
Discurso del Santo Padre
Os doy mi más cordial bienvenida y os agradezco esta visita con motivo de la reunión anual de la International Gynecologic Cancer Society. Me brinda la oportunidad de conocer y apreciar el compromiso de vuestra Asociación a favor de las mujeres que se enfrentan a enfermedades tan difíciles y complejas. Agradezco el saludo de vuestro Presidente, el Prof. Roberto Angioli, que ha promovido esta iniciativa.
Me alegra recibir a las representantes de diversas asociaciones, especialmente entre las antiguas pacientes, que favorecen el intercambio y el apoyo mutuo. En vuestro valioso servicio, sois muy conscientes de la importancia de crear lazos de solidaridad entre los pacientes con patologías graves, involucrando a los familiares y a los operadores sanitarios en una relación de ayuda mutua. Esto se vuelve aún más valioso cuando se enfrentan enfermedades que pueden poner en grave peligro, o perjudicar, la fertilidad y la maternidad. En estas situaciones, que repercuten profundamente en la vida de la mujer, es indispensable preocuparse, con gran sensibilidad y respeto, de la condición -psicológica, relacional y espiritual- de cada paciente.
Por eso, no puedo sino alentar vuestro esfuerzo por valorar estas dimensiones dentro de una atención integral, incluso en los casos en los que el tratamiento es esencialmente paliativo. En esta perspectiva, resulta muy útil involucrar a personas que sean capaces de compartir el camino de la cura, dando una contribución de confianza, de esperanza y de amor. Todos sabemos – y también se ha demostrado – que vivir buenas relaciones ayuda y sostiene a los enfermos a lo largo del camino de la cura, reavivando o aumentando la esperanza en ellos. Es la cercanía del amor, precisamente, que abre las puertas a la esperanza. Y también a la curación.
La persona enferma es siempre y mucho más que el protocolo -¡mucho más! en el que se enmarca clínicamente y que se debe efectuar. Prueba de ello es el hecho de que cuando el enfermo ve reconocida su singularidad – vuestra experiencia puede confirmarlo – crece aún más la confianza en el equipo médico y en un horizonte positivo.
Sin embargo, en términos concretos, ¿cómo desarrollar esta gran necesidad dentro de la organización de los hospitales, que está fuertemente condicionada por los requisitos funcionales? Permitidme que exprese mi tristeza y preocupación por el riesgo, bastante generalizado, de dejar la dimensión humana del cuidado de las personas enfermas a la “buena voluntad” del médico individual, en lugar de considerarla -como es- una parte integral de la actividad de las curas ofrecidas por las estructuras sanitarias.
No hay que permitir que la economía entre en el mundo de la sanidad de forma tan contundente como para penalizar aspectos esenciales como la relación con los enfermos. En este sentido, son dignas de elogio las diversas asociaciones sin fines de lucro que colocan a los pacientes en el centro, respaldando sus necesidades y sus preguntas legítimas y dando también voz a quienes, debido a la fragilidad de su condición personal, económica y social, no pueden hacerse oír.
Ciertamente, la investigación requiere un fuerte componente económico; es verdad. Sin embargo, creo que se puede encontrar un equilibrio entre los diversos factores. Sin embargo, hay que dar el primer lugar a las personas, en este caso a las mujeres enfermas, pero también -no lo olvidemos- al personal que trabaja en estrecha colaboración con ellas a diario, para que pueda trabajar en condiciones adecuadas. También para que pueda tomarse el tiempo de descanso para recobrar las fuerzas y poder seguir adelante.
Os animo a que difundáis en el mundo los valiosos resultados de vuestros estudios e investigaciones, en favor de las mujeres a las que prestáis atención. Ellas, a pesar de sus dificultades, nos recuerdan aspectos de la vida que a veces olvidamos, como la precariedad de nuestra existencia, la necesidad de los demás, la insensatez de vivir concentrados sólo en nosotros mismos, la realidad de la muerte como parte de la vida misma. La condición de la enfermedad recuerda esa actitud decisiva para el ser humano que es confiarse: confiarse. Confiarse al otro hermano y hermana, y al Otro con mayúscula que es nuestro Padre celestial. Y recuerda también el valor de la cercanía, del hacerse prójimo, como nos enseña Jesús en la parábola del buen samaritano (cf. Lc 10,25-37). ¡Cuánto, cuánto cura una caricia en el momento oportuno! Vosotros lo sabéis mejor que yo…
Queridos amigos, os deseo todo lo mejor para vuestro trabajo. Sobre vosotros y sobre vuestras familias, sobre vuestros asociados y sobre aquellas a las que cuidáis, invoco la bendición de Dios; os bendigo a todos vosotros: a todos, cada uno con su propia fe, con su propia tradición religiosa. Pero Dios es el Único para todos. Os bendigo a todos. Invoco la bendición de Dios, fuente de esperanza, fortaleza y de paz interior. Os aseguro mi oración y – dicen que los curas piden siempre ¿no?- yo termino pidiéndoos que recéis por mí porque lo necesito. Gracias.
11.09.20
Ángelus 23 Agosto 2020 (C) Vatican Media
“Estamos llamados a perdonar siempre” recuerda el Papa en el rezo del Ángelus
Palabras antes de la oración
zenit – 13 sept. 2020).- “Estamos llamados a perdonar siempre” así lo ha recordado el Papa Francisco en este domingo, 13 de septiembre de 2020, en el rezo del Ángelus, dirigiéndose a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro.
“Es necesario aplicar el amor misericordioso en todas las relaciones humanas: entre los esposos, entre padres e hijos, dentro de nuestras comunidades, en la Iglesia, y también en la sociedad y en la política”, ha especificado.
Palabras del Papa antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En la parábola que leemos en el Evangelio de hoy, la del rey misericordioso (cf. Mt 18,21-35), encontramos dos veces esta súplica: “Ten paciencia conmigo que todo te los devolveré” (vv. 26.29). La primera vez la pronuncia el siervo que le debe a su amo diez mil talentos, una suma enorme. La segunda vez la repite otro criado del mismo amo. Él también tiene deudas, no con su amo, sino con el siervo que tiene esa enorme deuda. Y su deuda es muy pequeña, –tal vez como el sueldo de una semana– comparada con la de su compañero.
El centro de la parábola es la indulgencia que el amo muestra hacia el siervo más endeudado. El evangelista subraya que “movido a compasión el señor de aquel siervo le dejó marchar y le perdonó la deuda” (v. 27). ¡Una deuda enorme, por tanto, una condonación enorme! Pero ese criado, inmediatamente después, se muestra despiadado con su compañero, que le debe una modesta suma. No lo escucha, le insulta y lo hace encarcelar, hasta que haya pagado la deuda (cf. v. 30). El amo se entera de esto y, enojado, llama al siervo malvado y lo condena (cf. vv. 32-34).
Vemos en esta parábola dos actitudes diferentes: la de Dios, representado por el rey, que perdona todo, porque Dios siempre perdona, y la del hombre. En la actitud divina, la justicia está impregnada de misericordia, mientras que la actitud humana se limita a la justicia. Jesús nos exhorta a abrirnos valientemente al poder del perdón, porque no todo en la vida se resuelve con la justicia. Es necesario ese amor misericordioso, que también es la base de la respuesta del Señor a la pregunta de Pedro que precede a la parábola: “Señor, dime, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano?” (v. 21). Y Jesús le respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (v. 22). En el lenguaje simbólico de la Biblia, esto significa que estamos llamados a perdonar siempre.
¡Cuánto sufrimiento, cuántas divisiones, cuántas guerras podrían evitarse, si el perdón y la misericordia fueran el estilo de nuestra vida! También en las familias… cuantas familias desunidas, que no saben perdonar, cuantos hermanos y hermanas que tienen este rencor dentro. Es necesario aplicar el amor misericordioso en todas las relaciones humanas: entre los esposos, entre padres e hijos, dentro de nuestras comunidades, en la Iglesia, y también en la sociedad y en la política.
Hoy durante la mañana, mientras celebraba la Misa, me sorprendió una frase de la Primera Lectura, del Libro del Eclesiástico. La frase dice así: “Recuerda el final y deja de odiar”. Es hermosa esta frase. Piensa en el fin, que estarás en un ataúd al final, y te llevarás el odio ahí, piensa que al final… deja de odiar, deja de tener rencor. Pensemos en esta frase, acuérdate del fin y deja de odiar.
Y no es fácil perdonar porque en los momentos tranquilos uno dice este o estos me pusieron de todos los colores pero yo también hice tantas… mejor perdonar para ser perdonado, pero después el rencor vuelve como una mosca fastidiosa del verano que vuelve y vuelve. Perdonar no es algo de un momento, es algo continuo contra este rencor, con este odio que vuelve. Pensemos en el final y dejemos de odiar.
La parábola de hoy nos ayuda a comprender plenamente el significado de esa frase que recitamos en la oración del Padre nuestro: “Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mt 6, 12). Estas palabras contienen una verdad decisiva. No podemos pretender para nosotros el perdón de Dios, si nosotros, a nuestra vez, no concedemos el perdón a nuestro prójimo. Echemos el rencor como la mosca fastidiosa que vuelve, vuelve y vuelve. Si no nos esforzamos por perdonar y amar, tampoco seremos perdonados ni amados.
Encomendémonos a la maternal intercesión de la Madre de Dios: que Ella nos ayude a darnos cuenta de cuánto estamos en deuda con Dios, y a recordarlo siempre, para tener el corazón abierto a la misericordia y a la bondad.
Saludo Del Papa, 29 Diciembre 2019 © Vatican Media
Ángelus: Cercanía del Papa a las víctimas de los incendios de Lesbos
Saludos al terminar la oración
enit – 13 sept. 2020).- Este domingo, tras el rezo del Ángelus, el Papa ha expresado su “cercanía” a las víctimas de los incendios de Lesbos, que han perdido su refugio: “Expreso mi solidaridad y cercanía a todas las víctimas de estos dramáticos acontecimientos”.
Este 13 de septiembre de 2020, víspera de la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, el Santo Padre ha recordado que se celebra la colecta por los santos lugares en Tierra Santa y ha invitado a participar en ella y a peregrinar allí “en espíritu, con imaginación, con el corazón, a Jerusalén, donde, como dice el Salmo, están nuestras fuentes”.
Palabras del Papa después del Ángelus
¡Queridos hermanos y hermanas!
En los días pasados, una serie de incendios ha devastado el campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos, dejando miles de personas sin refugio, a pesar de que fuera precario.
Está siempre vivo en mí el recuerdo de la visita realizada allí y del llamamiento hecho junto al patriarca ecuménico Bartolomé y al arzobispo Jerónimo de Atenas, para asegurar “una acogida humana y digna para las mujeres y hombres migrantes, a los refugiados y a quienes buscan asilo en Europa” (16 abril 2016). Expreso mi solidaridad y cercanía a todas las víctimas de estos dramáticos acontecimientos.
Además, en estas semanas asisten en todo el mundo –en tantas partes—a numerosas manifestaciones populares de protesta, que expresan el creciente malestar de la sociedad civil ante situaciones políticas y sociales especialmente críticas.
Mientras exhorto a los manifestantes a presentar sus demandas de manera pacífica, sin ceder a la tentación de la agresividad y a la violencia, hago un llamamiento a todos aquellos que tienen responsabilidades públicas y gubernamentales para que escuchen la voz de sus conciudadanos y satisfagan sus justas aspiraciones, garantizando el pleno respeto de los derechos humanos y las libertades civiles.
Invito finalmente a las comunidades eclesiales que viven en tales contextos, bajo la guía de sus pastores, a trabajar por el diálogo, siempre a favor del diálogo, y a favor de la reconciliación, hoy hemos hablado de perdón, de reconciliación.
A causa de la situación de la pandemia, este año la tradicional colecta por Tierra Santa se trasladó del Viernes Santo a hoy, víspera de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. En el contexto actual, esta colecta es todavía un signo de esperanza y solidaridad con los cristianos que viven en la Tierra donde Dios se hizo carne y murió y resucitó por nosotros. Hoy, realicemos una peregrinación espiritual, en espíritu, con imaginación, con el corazón, a Jerusalén, donde, como dice el Salmo, están nuestras fuentes (cf. Sal 87,7), y hagamos un gesto de generosidad para esas comunidades.
Les saludo a todos vosotros, fieles romanos y peregrinos de diferentes países. En particular, saludo a los ciclistas afectados por la enfermedad de Parkinson que recorrieron la Via Francigena desde Pavia hasta Roma. ¡Han sido muy valientes! Gracias por este testimonio.
Saludo a la Cofradía Madonna Addolorata (Virgen de la Dolorosa) de Monte Castello di Vibio. Veo que también hay un sí de la Comunidad Laudato si’: gracias por todo lo que hacen; y gracias por el encuentro de ayer aquí, con “Carlin” Petrini y todos los líderes que van adelante en esta lucha por la custodia de la creación.
Les saludo a todos ustedes, a todos, en modo especial a las familias italianas que en el mes de agosto han dedicado a la hospitalidad de los peregrinos. ¡Son tantas! A todos les deseo un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y adiós!
Encuentro Del Papa Con Consagrados En Mozambique © Vatican Media
Exaltación de la Cruz: El crucifijo, “gran libro del amor de Dios”
‘Tweet’ del Santo Padre
(14 sept. 2020).- “La revelación del amor de Dios por nosotros parece una locura. Cada vez que miramos el Crucifijo encontramos este amor. El Crucifijo es el gran libro del amor de Dios”. Este es el tweet del Papa Francisco publicado el 14 de septiembre de 2020, la Fiesta de la Exaltación de la Cruz.
Mientras celebraba la Misa el pasado 22 de abril en Santa Marta, el Papa dijo que el Crucifijo es “verdaderamente el gran libro del amor de Dios. No es un objeto para ser colocado aquí o allá”. E invitó: “Miren el crucifijo en silencio, miren las heridas, miren el corazón de Jesús, miren el conjunto: Cristo crucificado, el Hijo de Dios, aniquilado, humillado… por amor. (…) Está toda la ciencia, todo el amor de Dios, toda la sabiduría cristiana”.
Igualmente, durante la audiencia general del 28 de septiembre de 2016, animó: “A los que están prostrados en una cama de hospital, a los que viven encerrados en una prisión, a los que están atrapados por las guerras, les digo: mirad el Crucifijo, Dios está con vosotros, permanece con vosotros en la cruz y se ofrece como Salvador a todos nosotros, a todos nosotros. A ti que sufres tanto, te digo: Jesús está crucificado por ti, por nosotros, por todos nosotros”.
E insistió “Jesús nos salvó quedándose en la cruz. Todos sabemos que no es fácil ‘quedarse en la cruz’, en nuestras pequeñas cruces cotidianas. Él, en esta gran cruz, en este gran sufrimiento, permaneció así y allí nos salvó… Al morir en la cruz, inocente entre dos criminales, testifica que la salvación de Dios puede llegar a cualquier hombre en cualquier condición, incluso la más negativa y dolorosa”.
14.09.20
Italia: Peregrinación a Pompeya y Loreto, saludo del Papa a las familias
(14 sept. 2020)-. El Papa Francisco envió su saludo y aliento a los participantes en la XIII Peregrinación Nacional de las Familias a Pompeya y Loreto, en Italia, que concluyó en la noche del pasado 12 de septiembre en el santuario de la Santa Casa de Loreto.
El cardenal secretario de Estado Pietro Parolin firmó un mensaje en nombre del Papa Francisco al secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, Mons. Stefano Russo y a los participantes en ella.
Testimonio de fe y solidaridad
Francisco felicita a los promotores y colaboradores de la iniciativa porque, “en este tiempo en que las familias sufren particularmente las dificultades debidas a la pandemia, han querido brindar este testimonio de fe y solidaridad, para que cada uno pueda encontrar en la oración y en la comunión fraterna la esperanza y la fuerza para seguir adelante”.
En particular, el Papa espera “que la reanudación del año escolar sea vivida por todos con gran sentido de responsabilidad, en la perspectiva de un renovado pacto educativo, que vea a las familias como protagonistas y ponga en el centro a las personas de los niños y las niñas: su crecimiento sano, bien formado y sociable es una condición para un futuro pacífico y próspero para toda la sociedad”.
Finalmente, el Pontífice se une a los peregrinos para invocar la intercesión de la Virgen María, “para que las familias cristianas, en Italia, en Europa y en el mundo, sigan formando ese gran río que derrama la vida, la fe, la esperanza y el amor en el pueblo de dios y en toda la sociedad”.
15.09.20
El Papa Francisco En El Parlamento Europeo (C) Vatican News
Día Internacional de la Democracia: ¿Qué dice el Papa?
Instituido por las Naciones Unidas
(15 sept. 2020).- El 15 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Democracia, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 8 de noviembre de 2007. El Papa Francisco asegura que “no hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza”.
Este año, concretamente se enmarca en un crisis mundial sin precedentes causada por la pandemia ha generado importantes desafíos sociales, políticos y legales a nivel mundial. De ahí, la importancia de que los estados, a medida que adoptan medidas de emergencia para abordar la crisis, “sigan defendiendo el estado de derecho, protegiendo y respetando las normas internacionales y los principios básicos de legalidad, así como el derecho a acceder a la justicia, los recursos y los procesos en curso”.
Así lo ratificó el Secretario General de la ONU, António Guterres, en unas declaraciones en las que instaba a los gobiernos a ser transparentes, receptivos y responsables en su respuesta a la COVID-19 para garantizar que cualquier medida de emergencia fuera legal, proporcionada, necesaria y no discriminatoria.
“La mejor respuesta es aquella que responde proporcionalmente a las amenazas inmediatas mientras protege los derechos humanos y el estado de derecho”, explicó hace unos meses coincidiento con la publicación de un informe de la ONU sobre los Derechos Humanos durante la COVID-19.
¿Qué dice el Papa de la democracia?
El Papa Francisco afirmó el 4 de junio de 2019 que “no hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia en la inequidad”, durante un discurso que ofreció con motivo de la clausura de la Cumbre Panamericana de Jueces sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana, celebrada en el Vaticano.
“Un sistema político-económico, para su sano desarrollo, necesita garantizar que la democracia no sea sólo nominal, sino que pueda verse plasmada en acciones concretas que velen por la dignidad de todos sus habitantes bajo la lógica del bien común, en un llamado a la solidaridad y una opción preferencial por los pobres”, argumentó Jorge Bergoglio.
Ello exige los esfuerzos de las máximas autoridades, y por cierto del poder judicial, para reducir la distancia entre el reconocimiento jurídico y la práctica del mismo”, añadió.
16.09.20
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada