18 d’oct. 2020

PAPA OCTUBRE 4

 


Ángelus 18 Octubre 2020 (C) Vatican Media

Ángelus: La misión de la Iglesia, hablar de Dios y testimoniarlo

Palabras antes del Ángelus

(18 octubre 2020).- Pagar impuestos y dar testimonio de Dios: el Papa Francisco, como es tradición, ha comentado el Evangelio de este domingo 18 de octubre de 2020, antes de la oración del Ángelus al mediodía en la Plaza de San Pedro.

Bajo el sol radiante de los días de octubre en Roma, el Papa recordó que ciertamente debemos pagar nuestros impuestos, pero al mismo tiempo devolver a Dios “lo que es de Dios”.

Palabras antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (cfr. Mt 22,15-21) nos muestra a Jesús afrontando la hipocresía de sus adversarios. Ellos le hacen muchos cumplidos al principio, muchos cumplidos, pero a continuación le plantean una pregunta insidiosa para ponerlo en una situación difícil y desacreditarlo ante el pueblo.

Le preguntan: ”¿Es lícito pagar tributo -es decir pagar los impuestos- al César, o no?” (v. 17). En aquel tiempo, en Palestina, el dominio del imperio romano era mal tolerado -y se comprende, ¡eran invasores! -, también por motivos religiosos. Para la población, el culto al emperador, subrayado incluso por su imagen en las monedas, era una injuria al Dios de Israel. Los interlocutores de Jesús están convencidos de que no existen más respuestas a su pregunta: o “sí” o “no”. Estaban esperando, precisamente porque con esta pregunta estaban seguros de acorralar a Jesús y hacerlo caer en su trampa. Pero Él conoce su malicia y se libra de la trampa. Les pide que le muestren la moneda del tributo -la moneda de los impuestos-, la toma en sus manos y pregunta de quién es la imagen impresa. Ellos responden que es del César, es decir, del emperador. Entonces Jesús replica: “Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” (v. 21).

Y con esta respuesta, Jesús se sitúa por encima de la polémica. Jesús siempre más allá. Por una parte, reconoce que se debe pagar el tributo al César -también nosotros: hay que pagar los impuestos-, porque la imagen sobre la moneda es la suya; pero, sobre todo, recuerda que cada persona lleva en sí otra imagen -la llevamos en el corazón, en el alma-, la de Dios, y por tanto es a Él, y solo a Él, a quien cada uno debe la propia existencia, la propia vida.

En esta sentencia de Jesús no solo se encuentra el criterio para la distinción entre la esfera política y la religiosa, sino que de ella también emergen orientaciones claras para la misión de los creyentes de todos los tiempos, incluidos nosotros hoy. Pagar los impuestos es un deber de los ciudadanos, así como cumplir las leyes justas del Estado. Al mismo tiempo, es necesario afirmar la primacía de Dios en la vida humana y en la historia, respetando el derecho de Dios sobre todo lo que le pertenece.

De aquí deriva la misión de la Iglesia y de los cristianos: hablar de Dios y testimoniarlo a los hombres y a las mujeres del propio tiempo. Cada uno de nosotros, por el Bautismo, está llamado a ser presencia viva en la sociedad, animándola con el Evangelio y con la savia vital del Espíritu Santo. Se trata de esforzarse con humildad y con valor, dando la propia contribución a la edificación de la civilización del amor, en la que reinan la justicia y la fraternidad.

Que María Santísima nos ayude a todos a huir de cualquier hipocresía y a ser ciudadanos honestos y constructivos. Y que nos sostenga a nosotros, discípulos de Cristo, en la misión de testimoniar que Dios es el centro y el sentido de la vida.

Palabras después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

hoy celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, que tiene como tema: “¡Aquí estoy, mándame! (Is 6,8) Tejedores de fraternidad”. Es hermosa esta palabra, “tejedores”. Todos los cristianos están llamados a ser tejedores de fraternidad. Lo son, de modo especial, los misioneros y misioneras -sacerdotes, consagrados y laicos- que siembran el Evangelio en el gran campo del mundo. Recemos por ellos y démosles nuestro apoyo concreto.

En este contexto, deseo dar gracias a Dios por la tan esperada liberación del padre Pier Luigi Maccalli -lo saludamos con este aplauso-, que había sido secuestrado hace dos años en el Níger. Nos alegramos también porque con él han sido liberados otros tres rehenes. Sigamos rezando por los misioneros y los catequistas, y también por cuantos son perseguidos o secuestrados en diversas partes del mundo.

Deseo dirigir una palabra de ánimo y apoyo a los pescadores detenidos desde hace más de un mes en Libia, y a sus familiares. Que encomendándose a María, estrella del mar, mantengan viva la esperanza de poder abrazar pronto a sus seres queridos.

Rezo también por los diversos coloquios en curso a nivel internacional, para que sean significativos para el futuro de Libia. Hermanos y hermanas, ha llegado la hora de detener cualquier forma de hostilidad, favoreciendo un diálogo que lleve a la paz, a la estabilidad y a la unidad del país. Oremos juntos por los pescadores y por Libia, en silencio.

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de varios países. En especial, saludo y bendigo con afecto a la comunidad peruana de Roma, reunida aquí con la venerada imagen del Señor de los Milagros. Un aplauso para la comunidad peruana. Saludo también a los voluntarios del Ente Italiano Tutela de los Animales y Legalidad.

Y os deseo a todos un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto¡¡




Papa Francisco a los Carabineros

Papa Francisco a los Carabineros: Sed “promotores de una ciudadanía responsable”

Discurso del Santo Padre

zenit – 19 oct. 2020).- El Papa Francisco recibió en audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano a los Carabineros de la Compañía Roma San Pedro el pasado sábado, 17 de octubre de 2020.

“Os animo a ser en todas partes promotores de una ciudadanía responsable, a ayudar a la gente a ser buenos ciudadanos, a ser custodios del derecho a la vida, a través de vuestro esfuerzo por la seguridad y la incolumidad de las personas”, dijo el Santo Padre en su discurso.

Discurso del Santo Padre

Me alegra recibiros y daros a cada uno de vosotros mi más cordial bienvenida. Saludo al Comandante General del Arma de Carabineros, a quien agradezco sus palabras, al Comandante de la Compañía “San Pedro”, a los demás Comandantes y Oficiales y a todos vosotros, aquí presentes.

Deseo expresaros mi gratitud por el servicio que prestáis a la Santa Sede, colaborando con las demás fuerzas italianas y vaticanas para la seguridad y el orden público. Vuestra apreciada labor en los alrededores de la Ciudad del Vaticano favorece el desarrollo tranquilo de los eventos que, a lo largo del año, atraen a peregrinos y turistas de todo el mundo. Es una actividad que requiere, por un lado, la necesidad de que se respeten las instrucciones que se imparten y, por otro, una disponibilidad paciente a las solicitudes de las personas. Esa paciencia que tenéis con todos los que os preguntan algo, también con los curas. Gracias por ello.

El profesionalismo y el sentido de responsabilidad, del que dais testimonio en el territorio expresan y fortalecen el sentido de solidaridad dentro de la comunidad social. En vuestro trabajo, alrededor del Vaticano como en otras zonas de la ciudad, estáis llamados a prestar especial atención a las personas frágiles y desvalidas, sobre todo a los ancianos, que son la raíz de nuestra cultura, la memoria viva de nuestra cultura. Esto se ve facilitado por la relación de confianza y dedicación al bien común que suele establecerse entre los carabineros y la gente. Es curioso, esto, es verdad. Cuando una persona se encuentra con un carabinero, es consciente de que puede contar con su ayuda. Y es más meritorio cuando sucede sin que nadie se entere, a través de esos pequeños pero significativos gestos de vuestro servicio diario. Si tampoco vuestros superiores ven estas acciones escondidas, sabéis que Dios las ve y no las olvida.

Vuestra misión se traduce en la dedicación al prójimo y os compromete cada día a corresponder a la confianza y a la estima que la gente deposita en vosotros. Esto requiere disponibilidad constante, prudencia, espíritu de sacrificio y sentido del deber. Os animo a ser en todas partes promotores de una ciudadanía responsable, a ayudar a la gente a ser buenos ciudadanos, a ser custodios del derecho a la vida, a través de vuestro esfuerzo por la seguridad y la incolumidad de las personas. En el ejercicio de vuestra profesión tened siempre presente que cada persona es amada por Dios, es su criatura y como tal merece respeto. Que la gracia del Señor alimente día a día el espíritu con el que os dedicáis a vuestro trabajo, animándoos a vivirlo todavía con más atención y dedicación.

Renuevo a todos vosotros mi gratitud por la presencia vigilante y discreta alrededor del Vaticano. ¡Que el Señor os lo pague! Cada mañana cuando llego a mi estudio en la Biblioteca, rezo a la Virgen y luego me asomo a la ventana para mirar la Plaza, para mirar la ciudad, y allí al final de la Plaza, os veo. Todas las mañanas os saludo de corazón y os doy las gracias. Espero que vuestra fe, la tradición de fidelidad y generosidad de la que sois herederos, los ideales del Arma, os ayuden a encontrar en vuestro servicio siempre nuevos motivos de realización. Que cada uno de vosotros viva experiencias positivas para su vida profesional, personal y familiar.

Invoco sobre vosotros y sobre vuestro trabajo diario los dones del Espíritu Santo. Os confío a la protección maternal de Nuestra Señora, a la que veneráis con el título de Virgo fidelis. Acudid a ella con confianza, sobre todo en los momentos de cansancio y dificultad, seguros de que, como Madre tiernísima, sabrá presentar vuestras necesidades y expectativas a su Hijo Jesús. Ella es madre y como todas las madres sabe cómo guardar, como cubrir, como ayudar. De todo corazón os bendigo, junto con vuestras familias. Y os pido por favor que recéis por mí. ¡Gracias!

19.10.20



Encuentro De Oración Por La Paz © Vatican Media

Encuentro de Oración por la Paz en el Espíritu de Asís: “Nadie se salva solo”

Oración y firma de llamamiento

zenit – 19 oct. 2020)-. El Papa Francisco ha participado en el Encuentro de Oración por la Paz en el espíritu de Asís titulado “Nadie se salva solo – Paz y fraternidad”, promovido por la Comunidad de San Egidio de Roma hoy, 20 de octubre de 2020.

Este encuentro recuerda cada año la histórica Jornada de Oración por la Paz convocada en Asís por el Papa Juan Pablo II en 1986, con representantes de todas las religiones del mundo.

Momento de oración

En torno a las 16 horas de la tarde en Roma, los líderes religiosos rezaron en lugares separados. El Santo Padre Francisco y cristianos de otras confesiones rezaron junto con el patriarca de Constantinopla Bartolomé I y los representantes de las diversas iglesias ortodoxas y protestantes.

Los judíos oraron en la Sinagoga, los musulmanes en los locales de los Museos Capitolinos, así como los budistas y los representantes de las religiones orientales.


Homilía del Papa

El Papa pronunció una homilía en la que subrayó que en el Calvario tuvo lugar “el gran duelo entre Dios que vino a salvarnos y el hombre que quiere salvarse a sí mismo; entre la fe en Dios y el culto al yo; entre el hombre que culpa y Dios que perdona”.

De la cruz, “brota el perdón, renace la fraternidad: ‘La cruz nos hace hermanos’”, aclaró, y los brazos de Jesús, abiertos en la cruz, “marcan un punto de inflexión, porque Dios no señala con el dedo a nadie, sino que abraza a todos”.

En este acto se encendieron velas leyendo los nombres de los países del mundo por los cuales se invoca el don de la paz (Siria, Afganistán, Bielorrusia, Burundi, Colombia, Burkina Faso, Irak, Libano, México, Nigeria…).

Ceremonia final

Después de presidir dicho momento de oración, Francisco acudió a la ceremonia final con los representantes de las grandes religiones del mundo en la plaza del Capitolio.

A lo largo del acto, se sucedieron los discursos de Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, del presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, y de los líderes religiosos presentes.

“Necesitamos la paz”

Por último, el Pontífice pronunció su discurso. En él, subrayó que “¡Necesitamos la paz! ¡Más paz!”, “no podemos permanecer indiferentes” y que “poner fin a la guerra es el deber impostergable de todos los líderes políticos ante Dios” y que “la paz es la prioridad de cualquier política”.

Asimismo, el Sucesor de Pedro sostiene que “ningún pueblo, ningún grupo social puede por sí solo lograr la paz, el bien, la seguridad y la felicidad. Ninguno” y que la fraternidad, que nace de la conciencia de ser una sola humanidad, “debe penetrar en la vida de los pueblos, en las comunidades, entre los gobernantes, en los foros internacionales”.

Llamamiento por la Paz

A continuación, tras visionar un video sobre los dolores del mundo, tuvo lugar un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la pandemia y de todas las guerras. Inmediatamente después se leyó el Llamamiento por la Paz Roma 2020.

Los líderes religiosos entregaron a un grupo de niños, que representaban a los diferentes pueblos y culturas del mundo, el texto del llamamiento. Los pequeños, a su vez, brindaron el documento a los embajadores y representantes de la política nacional e internacional situados en las primeras filas

Francisco en la edición 2016

El Papa Francisco participó en la edición 2016 de la Oración por la Paz, que tuvo lugar en Asís con motivo del 30º aniversario de la primera reunión.

“Que se abra en definitiva una nueva época, en la que el mundo globalizado llegue a ser una familia de pueblos” fue el llamamiento del Pontífice por la paz en esa ocasión.

20.10.20


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