23 de nov. 2012

EL DOLOR









El dolor 

Em sembla que és a un llibre de Murakami que vaig llegir que el dolor és inevitable, però el patiment és opcional. És veritat. El dolor el portem sovint amagat en els plecs de la nostra ànima, com un amic massa fidel que ens acompanya.
El patiment, però, ve quan ens recolzem en aquest dolor i el fem la causa principal dels nostres dies. Quan el dolor passa a ser el leit-motiv de les nostres vides. Perquè podem escollir no donar-li ales. No patir. Acceptar el dolor, com qui accepta el fred de l'hivern, saps que ve, que molesta, però saps que marxarà. No deixar (i se que és difícil, en molts moments) que tot giri al voltant d'allò que ens fa mal, d'allò que no tenim, d'allò que hem perdut, d'aquell dolor, en definitiva.
Però quan aquest dolor és a causa de l'amor, molt sovint volem, a més, patir. Una mica per donar-nos la raó, perquè si no patim sembla que no hàgim estimat prou. Davant un desengany amorós, la incredulitat fa que ens agafem al dolor, com a prova que tot allò no ens ho vam inventar, que realment vam estimar. 
Fa dies vaig llegir una frase que deia que és normal trobar-se pedres pel camí, però és dolent encarinyar-nos d'aquestes pedres. A tots ens ha passat. Potser les pel·lícules romàntiques ens han fet massa mal. 
Pedro Salinas, un dels meus poetes favorits, va parlar d'aquest sentiment molt millor del que jo us podria parlar. Us deixo, doncs, amb les lletres del poeta, del llibre "la voz a ti debida" 

No quiero que te vayas,

Dolor, última forma
De amar, me estoy sintiendo
Vivir cuando me dueles
No en ti, ni aquí, más lejos;
En la tierra, en el año
De donde vienes tú,
En el amor con ella
Y todo lo que fue.
En esa realidad
Hundida que se niega
A sí misma y se empeña
En que nunca ha existido,
Que sólo fue un pretexto
Mío para vivir.
Si tú, dolor, no me quedaras
Dolor irrefutable
Yo me creería;
Pero me quedas tú.
Tu verdad me asegura
Que nada fue mentira.
Y mientras yo te sienta,
Tú me serás, dolor,
La prueba, a lo lejos,
De que existió, que existe,
De que me quiso, sí,
De que aún la estoy queriendo


Principio del formulario
















Otoño florido… preñado de vida eterna


OTOÑO FLORIDO… PREÑADO DE VIDA ETERNA
JOSÉ MORENO LOSADA, sacerdote capellan de la UEx y consiliario de Acción Católica, jose.moreno.losada@gmail.com
BADAJOZ.
ECLESALIA, 27/11/12.- Otoño florido…mañana de sábado, hoy con la alegría de bautizar a mediodía a una niña que se llamará “Celia”  y de celebrar con la comunidad parroquial a la tarde, me da tiempo para acercarme en paseo otoñal al centro de la ciudad, para mirar algún libro y hacerme de la agenda nueva. En el paseo, bruma y niebla regalada por el Guadiana, pero en la cabeza del puente el jazmín enorme y  siempre florido, a pie de calle para ser de todos sin ser de nadie en un edificio municipal – aunque siempre regado por la mano anónima-, donde solo nos separa de él una valla cruzada, y dando continuamente color y olor de primavera… y  pienso en el otoño florido… en el que necesitamos sembrar para que no se olvide la primavera y podamos recoger frutos en verano… en este tiempo de bruma y niebla de crisis y sufrimiento, del que escribo en una carta al Director en el diario “HOY”…
Le voy dando vueltas en mi cabeza a estas ideas, y entro en la librería –a la que le seguimos otorgando el calificativo de “diocesana”- miro la estantería tentadora de las novedades y allí me encuentro libros que me hacen sentir que en la Iglesia tampoco faltan flores de esperanza en su otoño, con los ojos fijos en Jesús y la mirada hacia la vida eterna…ese otoño eclesial que quiere ser de siembra en la nueva evangelización, que mira al Concilio con la nostalgia de que otra iglesia es posible para otro mundo que también es posible, pero que aún no ha dado con el discurso original de Cristo entendible para el hombre de hoy, que ha de tener como siempre las claves de la compasión y la misericordia con el que sufre, y alimento de esperanza para todos… algunos parecen que lo intuyen, aunque tengan que sufrir por ello.
Y en este paseo otoñal, sabatino, orante, vuelvo a casa por el puente viejo, dedicado a los peatones, con mis libros para el calor del hogar, en la mesa camilla con brasero, para el espíritu, y  la agenda nueva para un año preñado de esperanza florida. Un año de regalo del Padre, que cuenta con nosotros para que avance el Reino de Dios… y por qué no decirlo, para que luchemos contra toda situación infernal que se da en este mundo; cada vez que nos enfrentamos a la muerte que produce sufrimiento y dolor, causados por la injusticia y la indiferencia, estamos construyendo el Reino del amor y la justicia, y a nosotros los cristianos en ellos nos va la vida, porque tenemos los ojos fijos en El, creemos en sus sentimientos, y estamos enamorados de la vida eterna que se no ha prometido. Vida que  olemos en cada rendija de cada día y de cada rostro humano al que nos acercamos… y respiro profundo y agradecido de poder andar en estos pensamientos y sentimientos, y mirar el jazmín florido, con la esperanza de una Iglesia en la que siempre algo nuevo está brotando, y en un mundo donde el grito por lo justo y lo humano está creciendo día a día. Y siento que es imparable dibujar un horizonte de fraternidad, de vida y eternidad en el amor pleno. Por eso,  desde esta agenda para estrenar de lo diario y lo cotidiano, yo también creo en la Vida Eterna, y lo hago desde este jazmín florido, preñado de luz y color, en las entrañas del otoño. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).





















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